1. Cronología de la Guerra del Pacífico
1879
14 de febrero: Las tropas chilenas ocupan Antofagasta.
1º de marzo: Bolivia le declara la guerra a Chile.
Marzo: elecciones parlamentarias en Chile.
1º de abril: Chile decide declarar la guerra a Perú y Bolivia.
12 de abril: Primer combate naval entre la cañonera Magallanes y las naves peruanas
Unión y Pilcomayo.
21 de mayo: Combate Naval de Iquique.
8 de octubre: Combate de Angamos, donde se rinde el Huáscar.
5 de noviembre: Las tropas chilenas se toman Pisagua y Junín.
19 de noviembre: Batalla de Dolores.
26 de noviembre: Batalla de Tarapacá.
Noviembre: Golpes militares en Perú y Bolivia.
1880
Abril: infructuoso bloqueo de El Callao, que duró un año.
7 de junio: tropas chilenas toman el Morro de Arica.
25 de diciembre: ofensiva contra Lima.
1881
13 de enero: Batalla San Juan Chorrillos.
15 de enero: Batalla de Miraflores.
18 de enero: Ocupación de Lima.
22 de febrero: Una asamblea de 150 notables designa un nuevo Presidente de Perú.
5 de julio: Domingo Santa María es elegido Presidente de Chile.
1882
26 de marzo: Elecciones parlamentarias en Chile.
10 de julio: Batalla de La Concepción.
1883
10 de julio: Batalla de Huamachuco.
20 de octubre: Tratado de Ancón.
24 de octubre: Rendición de Arequipa.
1884
4 de abril: Se firma la paz con Bolivia.
Explicaciones para un hecho histórico
2. Cada año, el 21 de mayo, recordamos el Combate Naval
de Iquique, la batalla más conocida de la Guerra del
Pacífico. Para comprender en su real dimensión este
combate, es conveniente estudiarlo en su contexto y no
como un hecho aislado. Solo así tendremos una clara
visión del período en que sucedió.
La Guerra del Pacífico ocurrió entre los años 1879 y 1883,
fue provocada por motivos económicos y problemas
limítrofes entre nuestro país y sus vecinos: Perú y Bolivia.
En esa época, el salitre-nitrato usado como fertilizante- era
un recurso natural muy deseado por estas tres naciones
ya que tenía un gran valor económico. Era de suma
importancia poseer la propiedad de ese mineral, su
explotación y comercialización.
El Uti Possidetis
Cuando los pueblos americanos se emanciparon de
España, establecieron sus límites de acuerdo con el
principio del Uti Possidetis, es decir, las nuevas
Repúblicas tendrían como territorios los mismos que
poseían al momento de separarse de España.
Sin embargo, la Corona española no se había preocupado de fijar con precisión los
límites entre sus colonias, por esta razón, una vez lograda la Independencia y
concluida la etapa de la Organización se produjeron litigios entre los países
americanos.
¿Dónde estaba el límite?
Desde la época colonial se consideraba que Chile se iniciaba en el despoblado
de Atacama, sin precisar si este límite estaba al comienzo o al término del
desierto.
Cuando se creó la República de Bolivia en 1825, sus autoridades sostenían que la
frontera era el Valle de Copiapó, mientras que Chile afirmaba que era la
desembocadura del río Loa.
Los problemas comenzaron tan pronto se descubrió el valor económico del desierto.
Nuestro país pretendía como límite el paralelo 23° latitud sur, al norte de Mejillones,
en tanto que Bolivia reclamaba su extensión hasta el paralelo 25° latitud sur.
La riqueza salitrera que cubría el suelo antofagastino era explotada principalmente
por capitales chilenos. Luego de diversos incidentes entre los pioneros chilenos y las
autoridades bolivianas -además de algunas reclamaciones de las cancillerías- ambas
naciones resolvieron firmar un tratado en 1866.
El gobierno de José Joaquín Pérez suscribió, con el dictador boliviano Mariano
Malgarejo, un tratado que estableció como límite el paralelo 24° latitud sur y que los
dos países se repartirían por mitades los derechos de exportación del guano y de los
metales extraídos entre los paralelos 23° y 25° latitud sur.
La situación era confusa e impracticable, por lo que en 1874 se acordó firmar un
nuevo tratado. Este ratificó como límite el paralelo 24° latitud sur y eliminó la
medianería en el reparto de los impuestos. Asimismo, prohibió a Bolivia imponer
nuevas contribuciones o alzar las existentes por un lapso de 25 años, a las empresas
El salitre - nitrato
usado como
fertilizante- era un
recurso natural muy
deseado por Chile,
Bolivia y Perú.
3. chilenas que operaban entre los paralelos 23° y 24° de latitud sur.
1879: una guerra por el salitre
Las causas que llevaron al enfrentamiento de
Chile con Perú y Bolivia, no sólo radicaron en
problemas de límites, sino también de tipo
económico, ya que esta fue una guerra por el
salitre.
A comienzos de la década de 1870, el Perú
atravesaba una crisis económica por la
decadencia en la explotación del guano, que era
la principal riqueza del Estado. Para superar la
crisis, se quiso extender al salitre el régimen que
se aplicaba al guano, es decir, monopolizarlo,
pero esta medida se veía entorpecida por la
existencia de salitreras chilenas en Antofagasta.
Perú entonces trató de llegar a un acuerdo con
Bolivia, que a su vez estaba interesada en
celebrar una alianza con ese país para recuperar la soberanía de los territorios en
conflicto con Chile.
Perú y Bolivia se unen
Perú y Bolivia firmaron un Tratado Secreto en 1873, mediante el cual se comprometieron
a apoyarse mutuamente en caso de guerra. En 1878 el dictador boliviano Hilarión Daza,
desconociendo el tratado con Chile de 1874, ordenó el cobro de un impuesto a la
Compañía de Salitres de Antofagasta de 10 centavos por quintal de nitrato que exportase.
Como la Compañía se negó a pagar, se dispuso el remate de sus propiedades para el día
14 de febrero de 1879.
La cancillería chilena reclamó por la ilegalidad del acto, pero Bolivia mantuvo su decisión.
Esto significaba la ruptura del Tratado de 1874; Chile, por lo tanto, podría hacer valer sus
antiguas reclamaciones territoriales.
El día dispuesto para el remate, las tropas chilenas desembarcaron en Antofagasta al
mando del coronel Emilio Sotomayor y ocuparon la ciudad, habitada casi totalmente por
chilenos. Así comenzó la primera campaña de la guerra, con su posterior avance hacia
Calama.
El presidente del Perú, Mariano Ignacio Prado en marzo de 1879 dio a conocer el Tratado
Secreto que su país había suscrito con Bolivia, indicando que no podía mantenerse
neutral como le había solicitado el gobierno chileno. Entonces, el Presidente de Chile,
Aníbal Pinto, declaró la guerra a los dos países el día 5 de abril de 1879.
Razones de una celebración
El 21 de mayo es una fiesta para el pueblo de Chile.
Ese día conmemoramos el Combate Naval de
Iquique, desarrollado en uno de los principales
escenarios de la Guerra del Pacífico (1879-1883): el
mar.
Esta era la vía fundamental para el traslado de víveres
y tropas, y para la continuación del comercio regular
entre Chile, Perú y Bolivia, los países en conflicto.
Oficina salitrera abandonada
4. Fue el día en que los hombres de la frágil Esmeralda, comandados por Arturo Prat,
dieron su vida por una causa que les parecía justa y necesaria, en un combate muy
desigual contra la tripulación del poderoso Huáscar. A su heroísmo, se unió el triunfo de
la astucia y habilidad de los marinos de la Covadonga -acertadamente comandada por
Carlos Condell-, que permitió inutilizar uno de los dos acorazados peruanos, la
Independencia.
El bloqueo de Iquique
La guerra iniciada en 1879 movilizó a la escuadra chilena
ante la necesidad de ganar el predominio en el mar. Prat
zarpó con destino a Antofagasta en el vapor Bolivia en
marzo de ese año. Dejaba atrás a su esposa y a los dos
niños enfermos.
Acompañaba en este viaje al ministro Rafael Sotomayor El
2 de abril se embarcaron en Antofagasta con rumbo a
Iquique, entonces peruana, a bordo del Blanco para notificar
a esa ciudad del conflicto bélico y del bloqueo. Así, el día 5
de abril, Santiago era testigo de la declaración por bando
de la guerra contra Perú y Bolivia, al tiempo que el Blanco
llegaba a Iquique.
El encargado de la notificación fue Prat. Iquique tenía 24 horas para poner en seguridad a
las personas indefensas, lo que hizo temer el bombardeo. Muchos civiles iquiqueños de
nacionalidad peruana y chilena abandonaron rápidamente la ciudad.
El bloqueo de Iquique tenía por intención evitar que esta ciudad se fortificara y asfixiar a
Perú. Ello, porque Iquique era el puerto de salida para el guano y el salitre, los
principales recursos económicos de ese país. Por lo mismo, la Armada peruana tendría
que salir de El Callao y pelear en descubierto.
Prat durante el 21 de mayo: "La contienda es desigual..."
"Si viene el Huáscar, lo abordo", afirmó con convicción el capitán de la Esmeralda,
días antes del combate con
los marinos peruanos.
En abril de 1879, Arturo Prat
fue nombrado comandante de
La Covadonga y en
Valparaíso la preparó para la
guerra.
La Abtao y la Covadonga
zarparon el 2 de mayo desde
ese puerto y llegaron a
Iquique tras 8 días de
navegación. Allí se
encontraba ya toda la
escuadra chilena.
Mientras tanto, el Almirante
Williams había decidido
atacar el Callao con toda la
escuadra y dejar sólo dos
pequeñas naves bloqueando
Iquique, a cargo de Arturo
Iquique a fines del siglo
XIX
Combate Naval de Iquique, óleo de Álvaro Casanova
5. Prat y Carlos Condell.
El grado y la carrera de Prat lo convertían en el superior y por ello debía comandar
la nave teóricamente más importante: la Esmeralda.
Carlos Condell quedó en la Covadonga. Este último barco fue vetado del ataque al
Callao por las fallas en su maquinaria y en las calderas. En la misma precaria situación
estaba la Esmeralda.
La escuadra abandonó Iquique el 16 y 17 de mayo en distintas direcciones, y con
intervalos para engañar al enemigo. Cuando partía, Prat se despidió del Almirante
Williams diciéndole: "Si viene el Huáscar, lo abordo."
Un cruce inadvertido
Ese mismo día, el grueso de la escuadra peruana zarpaba de El Callao al sur con
intención de atacar. Se cruzaron en un neblinoso 19 de mayo, a la altura de Pisco, a 31
millas de distancia, mar adentro. La escuadra chilena, se encontraba pegada a la costa
peruana y no se vieron.
En Arica, el presidente del Perú, Mariano Ignacio Prado, se enteró de que en Iquique
sólo estaban la Covadonga y la Esmeralda. Dispuso así que el Huáscar y la
Independencia llegaran a Iquique el 21 de mayo, alzaran el bloqueo y que después
interceptaran el transporte de 1.500 soldados chilenos que venían de Valparaíso a
Antofagasta. Posteriormente deberían inutilizar la máquina resacadora de agua de
Antofagasta y avanzar hacia el sur, bombardeando los puertos chilenos.
Ataque peruano
El Lamar, un transporte que estaba en la rada, emprendió la fuga al sur. La Esmeralda
optó por acercarse a la playa para obligar al Huáscar a disparar por elevación para no
dañar al pueblo de Iquique. En esta maniobra, al levantar la presión del vapor del viejo
buque, reventaron sus calderas dejándolo prácticamente inmóvil. Mientras tanto la
Covadonga salió del puerto pegada a la playa y una bala del Huáscar le atravesó el
casco, matando al cirujano Videla, a un contramaestre y a un marinero.
Grau ordenó a la Independencia que la persiguiera, mientras él batía a la Esmeralda. El
Huáscar se detuvo a 500 o 600 metros del buque chileno por temor a los torpedos que,
según una información errada, tenía la corbeta. Desde esa distancia comenzó a disparar
sus grandes cañones de 300, pero sus tiros pasaban por alto. La Esmeralda contestaba
con sus cañones lisos de 40, cuyos proyectiles rebotaban en el blindaje del monitor
peruano "como pedradas en un muro de granitos", y con fuego de fusilería.
El enfrentamiento
Al amanecer del 21 de mayo, desde la Covadonga se avistaron los humos de las naves
peruanas. Prat se preocupó de que sus hombres se alimentaran, y cerca de las 8 de la
mañana comenzaron los ritos del combate. Gaspar Cabrales, el tambor y corneta de diez
o doce años, tocó la orden de atención y Prat se dirigió a su gente:
"¡Muchachos: la contienda es desigual! Nunca nuestra bandera se ha arriado ante el
enemigo, espero pues que no sea ésta la ocasión de hacerlo. Mientras yo esté vivo,
esa bandera flameará en su lugar, y os aseguro que si muero, mis oficiales sabrán
cumplir con su deber. ¡Viva Chile!"
Cuatro horas después, a las 12.10 se hundía la Esmeralda. El combate había terminado.
La Covadonga
Mientras esto ocurría entre el Huáscar y la Esmeralda, la Covadonga se alejaba
rápidamente, siendo perseguida por la Independencia. Condell tuvo una idea muy astuta:
6. hizo que la Covadonga llegara a una parte donde el mar era poco profundo, y como la
Independencia era un barco muy grande, por perseguir a la nave chilena, quedó
atascada. Condell pudo atacarla y los peruanos se rindieron.
El Combate Naval de Iquique no fue un gran triunfo para el ejército chileno. Sin embargo,
hoy lo recordamos como uno de los ejemplos de valor y amor a la patria más destacados
de nuestra historia.
El Huáscar ataca otra vez
El Huáscar repitió el ataque, dando un segundo espolonazo, que abrió una vía de agua,
inundando la Santa Bárbara y las máquinas, lo que dejó a la corbeta chilena sin gobierno
y sin más municiones que las que había en cubierta. En este segundo espolonazo, saltó
el teniente Ignacio Serrano con 10 o 12 marineros que comenzaron a batirse en la
cubierta del monitor peruano. Todo el destacamento chileno cayó, recibiendo Serrano una
bala de ametralladora en el bajo vientre. La Esmeralda, cubierta de banderas, continuaba
a flote y el corneta seguía tocando. Veinte minutos después, el Huáscar embistió por
tercera vez y ahora la Esmeralda se inclinó de proa y, a las 12.10, se hundió en el mar
con su bandera al tope.
Al hundirse sonó un último disparo, que parece haber sido hecho por el guardiamarina
Riquelme. Los botes del Huáscar salvaron a ocho oficiales y a 49 marineros, o sea, a la
cuarta parte de los que entraron en combate. Los cadáveres de Prat y de los demás
chilenos fueron colocados en la vereda de la calle que hay entre el muelle y el edificio de
la Aduana. Un ciudadano español, Eduardo Llanos, ayudado por otro compatriota,
Benigno Posadas, tomaron la iniciativa de enterrarlos.
Los diarios peruanos escribieron...
"Era preciso que se diera fin a un drama que no conoce ejemplo en la Historia del
mundo... Después de la catástrofe... siguió el estupor y el silencio en todos. La
impresión que en los habitantes de Iquique produjo el hundimiento del buque, pudo más
que la alegría y la apagó.
¡Tremendos misterios del corazón humano!Lo último que desaparece en las aguas es el
pabellón chileno; no se oye más el leve grito ni clamor alguno de socorro; ni siquiera
resuenan vítores... a todos nos tiene anonadados el horror de aquella tremenda
escena."
Las consecuencias: un ejemplo fundamental
Como la Guerra del Pacífico se inició en territorio
equidistante de Santiago y Lima, desde el comienzo se supo
que el dominio del mar sería fundamental para asegurar el
transporte de las tropas que darían las batallas finales.
El entonces Presidente de Chile, Aníbal Pinto, lo había
dicho claramente: "Venceremos nosotros en el mar y el
campo de batalla será Perú."
De esta manera, al comenzar el conflicto, las dos armadas
que habrían de enfrentarse contaban con fuerzas disímiles.
Perú tenía los acorazados, el Huáscar y la Independencia; el Manco Capac, y el
Atahualpa y la Unión; la corbeta Pilcomayo y tres transportes. Su marina no tenía mucha
preparación.
Chile tenía los acorazados Almirante Cochrane y Blanco Encalada; las corbetas O´Higgins
y la Chacabuco -más nuevas- y la Abtao y la Esmeralda, -más pequeñas y más antiguas-;
El Huáscar
7. la Magallanes, la cañonera Covadonga, además de vapores y transportes de mineral. La
marina chilena estaba bien preparada y era disciplinada.
En este contexto, se podría suponer que el enfrentamiento de dos embarcaciones de
madera, viejas y en mal estado con los dos acorazados peruanos, hecho ocurrido el 21 de
mayo de 1879, sería un desastre para Chile. Sin embargo, la disposición de los jóvenes
tripulantes y oficiales a dar su vida en una batalla imposible de ganar -en el caso de la
Esmeralda-, junto a la astucia, habilidad y decisión para usar al máximo los elementos
anticuados de la Covadonga y acabar con la Independencia, dejando solitario al Huáscar,
escribieron otra historia.
De esta manera, el triunfo de Iquique es tal porque Chile perdió sólo una de sus dos
corbetas e inutilizó el acorazado peruano Independencia. El Huáscar y la Independencia
no pudieron seguir hacia el sur y detener las tropas ni tampoco pudieron bombardear los
puertos chilenos. Las noticias de Iquique, del heroísmo y la gloria de sus compatriotas,
elevaron la moral chilena.
Como dice Villalobos: "El ejemplo de Prat y sus hombres sacudió al país y electrizó a los
que marchaban al frente de lucha. Hasta entonces había habido una gran incertidumbre y
ansiedad; pero, los hechos de Iquique, a poco más de un mes de iniciada la guerra,
trajeron la seguridad e hicieron vislumbrar el desenlace del conflicto".
El héroe de Iquique
Agustín Arturo Prat Chacón: 1848-1879
Nació el 3 de abril de 1848 en la hacienda San Agustín de Puñual
en Ninhue, cerca de Chillán. Sus padres fueron Pedro Agustín Prat
y María del Rosario Chacón Barrios.
La familia se trasladó a Santiago en 1849 a una propiedad del
abuelo materno, ubicada en la actual comuna de Providencia, en
donde vivieron durante cinco años. En 1854 los Prat Chacón se
cambiaron nuevamente de domicilio, a una casa en la calle Nueva
San Diego, hoy calle Arturo Prat.
Arturo inició sus estudios en 1856 en la Escuela Superior de Instrucción Primaria. A los 10
años ingresó a la Escuela Naval, el 28 de agosto de 1858; esta sería su hogar en
adelante. El niño fue parte del primer curso de guardiamarinas, conocido como "el curso
de los héroes", con compañeros como Carlos Condell, Luis Uribe, Juan José Latorre y
Jorge Montt.
Entre 1859 y 1864 realizó su primer adiestramiento marítimo por las costas de Chile,
primero en el vapor Independencia, y luego en la corbeta Esmeralda. De este período,
destacan las "estaciones" a bordo de esta en 1864, frente al puerto de Mejillones. Allí la
Escuadra chilena fondeaba para amparar los intereses nacionales, frente a las
autoridades bolivianas.
La guerra contra España
La guerra contra España entre 1865 y 1866, significó la primera experiencia de Prat en un
enfrentamiento bélico. Participó en el Combate Naval de Papudo en noviembre de 1865 -
que significó la captura de la corbeta Covadonga- y en el Combate de Abtao, en febrero
de 1866, contra una flota hispana más numerosa. En este conflicto demostró sus
8. aptitudes navales en guerra; fue ascendido a teniente segundo después de la captura de
la Covadonga.
Profesor de la Escuela Naval
Tras la guerra contra España, Prat realizó numerosos viajes dentro y fuera del país, en la
corbeta de instrucción de la Escuela Naval, Esmeralda, a bordo de la cual estaba
encargado de la tripulación, además de ser profesor de los nuevos guardiamarinas. En
este período le correspondió también ser subdirector y director interino de la Escuela
Naval en 1872 y 1875, respectivamente, cargos desde los cuales promovió la educación
moderna de la Marina.
Se titula como abogado
En el mismo período, realizó estudios de Leyes como alumno libre, titulándose en 1875
cuando tenía 28 años. Los estudios de abogacía y el encontrarse estacionado frente a
Mejillones al mando de la Esmerald, le valieron el grado de capitán de corbeta. Contrajo
matrimonio con Carmela Carvajal con la que tuvo dos hijos.
Prat fue designado ayudante del auditor de la Armada a finales de 1876, cargo en el que
estuvo hasta fines de 1878, y en el cual se preocuparía de los aspectos jurídicos de los
reglamentos de la institución.
Sus ideas y personalidad
Prat era liberal moderado y católico por tradición. Era una persona con sentido ético;
estricta y sistemática en llevar un registro de sus ingresos y gastos. Como padre de
familia y esposo, actuó con gran preocupación y amor por los suyos; preocupación que
alcanzaba también a su madre y parientes cercanos.
¡ Entre sus particularidades como persona se recuerdan su ironía con sus amigos a través
de las cartas; y su afición a una literatura variada, a tocar piano, al teatro lírico, a los
boletos de lotería y a los naipes.
No se refería a los problemas políticos de la sociedad chilena en público, sino con
familiares. Sin embargo, a pesar de su indiferencia hacia los temas obreros, le
preocupaban los problemas que la cesantía pudiera provocar en el orden público.
Participó en la educación popular, desempeñándose como profesor en la escuela gratuita
Franklin, que en Valparaíso abrieron jóvenes liberales, donde enseñaba los ramos de
Moral, Astronomía y Botánica a trabajadores.
Se involucra en la Guerra del Pacífico
En noviembre de 1878, Arturo Prat cumplió una misión en Montevideo, Uruguay,
encargada por el gobierno de Federico Errázuriz Zañartu, con el fin de recabar
información sobre la capacidad del Ejército y Marina argentina, y sus preparativos de
posible guerra con Chile.
Regresó a Valparaíso en febrero DE 1879, y a su llegada lo sorprendieron las noticias de
una inminente guerra con Bolivia, y de que la Marina ya había zarpado hacia el puerto de
Antofagasta.
Su inacción terminó cuando el ministro Rafael Sotomayor lo designó secretario del viaje
que realizaría al norte, a entrevistarse con el almirante Williams.
Prat dejó Valparaíso el 29 de marzo y desembarcó en una Antofagasta ocupada por las
tropas chilenas el 2 de abril. En la madrugada del día 4 embarcó nuevamente hacia
Iquique, en el blindado Blanco. Él mismo fue el encargado de comunicar a las autoridades
peruanas la declaración de guerra, y de que se bloquearía el puerto.
9. Se le asigna la Esmeralda
El 14 de abril, Williams lo nombró comandante de la Covadonga, corbeta que estaba en
reparación en Valparaíso, ante lo cual partió el día 19 hacia ese puerto. Fueron los últimos
días de Prat con su familia. El resto del tiempo, hasta principios de mayo, lo ocupó en
supervisar los arreglos a las máquinas de la Covadonga, volviendo a Iquique el 10 de
mayo de 1879 e integrándose después al resto de la Escuadra.
A su llegada, Prat se enteró de la decisión de Williams de atacar El Callao, y de los
cambios que había dispuesto en relación al mando de las naves que quedarían
manteniendo el bloqueo en Iquique: Carlos Condell pasó a la Covadonga, mientras que él
a la Esmeralda. El bloqueo debía mantenerse para no despertar sospechas entre los
peruanos; la Covadonga no participaba en el ataque por estar dañada en sus máquinas,
al igual que la Esmeralda, la más antigua corbeta de la flota.
El día decisivo se acerca
El mismo día en que la Escuadra chilena salía hacia El Callao, el Presidente del Perú,
Mariano Ignacio Prado, ordenó a la peruana zarpar rumbo al sur. Las naves salieron
pegadas a la costa, por lo cual no se encontraron con las chilenas que iba mar adentro.
En Arica, los peruanos se enteraron de que Iquique estaba bloqueado solo por la
Esmeralda y la Covadonga, por lo que se dispuso que el monitor blindado Huáscar y la
Independencia saliesen inmediatamente con destino a Iquique a capturarlas. En Iquique,
Prat dirigió las últimas cartas a su familia, y comenzó los preparativos de la defensa de su
posición en la bahía, viendo la posibilidad de utilizar torpedos o minas navales para
diseminar dentro de la bahía, y prácticas de abordaje como alternativas de combate.
El 21 de mayo
El 21 de mayo de 1879, al conocer cuáles eran los barcos enemigos, Prat supo que el
destino era resistir, no rendirse ni entregar la nave, como se reflejó en su hoy histórica
arenga: "¡Muchachos: la contienda es desigual! Nunca nuestra bandera se ha
arriado ante el enemigo, espero que no sea esta la ocasión de hacerlo. Mientras yo
esté vivo, esa bandera flameará en su lugar, y os aseguro que si muero, mis
oficiales sabrán cumplir con su deber. ¡Viva Chile!".
A las 11:30 de la mañana, cuando la Covadonga ya había iniciado su salida hacia el sur
donde se enfrentaría a la Independencia en Punta Gruesa, vino el primer choque del
Huáscar con su espolón. Al momento del impacto por babor, Prat tomó la decisión de
abordar la nave peruana, y al mismo tiempo gritaba que le siguiesen en su acción. Sin
embargo, el ruido del choque, sumado a los gritos de la tripulación, ahogaron su llamado,
siendo solo escuchado por un marinero y el sargento Juan de Dios Aldea.
El momento de su muerte
Los tres chilenos saltaron hacia la cubierta del Huáscar: el marinero cayó de espaldas al
mar, y Aldea y Prat quedaron solos, dirigiéndose hacia la torre de mando, cayendo el
primero y luego Prat, ante el fuego de rifles peruanos. El capitán de la Esmeralda aún con
la espada en la mano, hincó la rodilla en la cubierta, y un marinero le disparó hacia la
cabeza, dándole muerte definitiva.
Después de un segundo y tercer impacto del Huáscar sobre la Esmeralda, a las 12 con 10
minutos la corbeta se hundió con la bandera al tope, tal como Prat había ordenado horas
antes.
Los sobrevivientes chilenos vieron el cadáver de Arturo Prat, a bordo del Huáscar al
momento de ser rescatados; ya en la noche, cuando fueron desembarcados en la playa
de Iquique, uno de los oficiales pudo apreciar de nuevo el cadáver de Prat y la herida
ancha y profunda en su cabeza.
10. Su cadáver y el de Ignacio Serrano fueron sepultados más dignamente, gracias a la
preocupación de un ciudadano español de nombre Eduardo Llanos, quien recogió los
cuerpos del hospital y les enterró el 22 de mayo en la tarde en el cementerio de la ciudad
de Iquique.
Nace el mártir
La hazaña, como se calificó desde un principio a la acción de Prat, pronto opacó en
publicidad a la de Condell. Desde los periódicos peruanos, los europeos supieron los
pormenores del hecho, e incluso los argentinos, que habían conocido a Prat como espía
años atrás. Todo esto y los informes que dio a conocer Miguel Grau del combate,
brindaron un tributo de admiración, convirtiendo el enfrentamiento naval en una epopeya
militar, y a Arturo Prat en un mártir, héroe nacional, y otros calificativos que comenzaban a
construir toda una leyenda.
Sus restos a Valparaíso
El Combate Naval de Iquique adquirió así una trascendencia de fiesta patriótica nacional,
y un volumen literario y poético, para intelectuales hasta poetas populares en todo el país.
No obstante, no sería sino hasta nueve años más tarde que los restos de Prat y los
demás tripulantes de la Esmeralda fallecidos, tuvieran una sepultura con todos los
honores. Durante la década de 1880 se escogió el sitio ubicado frente a la Intendencia de
Valparaíso para el descanso definitivo de los héroes. Las obras estuvieron concluidas en
1886, y solo recién el 21 de mayo de 1888 fueron sepultados finalmente.
Almirante y explorador
Juan Williams Rebolledo: 1825-1910
Nació en Curacaví en 1825. Fue hijo de Juan Williams y Gertrudis Micaela Rebolledo,
quienes tuvieron además a Horacio Luis y Lavinia.
Siguiendo los pasos de su padre, iniciado su carrera de marino al ingresar a la Escuela de
Guardiamarinas en 1844. Entre sus primeras tareas —embarcado en la fragata Chile y
después en el bergantín Meteoro— estuvieron las exploraciones realizadas a la laguna
Nahuelhuapi y al lago Llanquihue, del cual levantó un plano.
Williams Rebolledo contrajo matrimonio con Clara Noeglé, con quien tuvo a sus hijos Juan
y Héctor.
Durante la Revolución de 1851, participó en la pacificación del Norte sublevado, con el
rango de comandante de la fragata Chile. Al año siguiente se encontraba en el Extremo
Sur del país, al mando de la barcaza Infatigable, encargado de llevar el orden a la colonia
magallánica y buscando a Bernardo Philippi, quien había sido capturado por aborígenes
de la zona.
Diversas misiones
En 1855, Williams se encontraba nuevamente en el Norte, con el cargo de comandante de
arsenales y gobernador marítimo de Atacama. Ese mismo año viajó a Inglaterra, con la
misión de traer a Chile a la corbeta Esmeralda, construida en astilleros ingleses.
En la década de 1860, Juan Williams realizó diversas tareas, entre las que se pueden
destacar las exploraciones al Norte de Chile en compañía de Rodulfo Philippi, el
desarrollo de interesantes estudios hidrográficos en las islas de San Félix, y su
nombramiento como comisionado para establecer los límites con Bolivia, en 1863.
11. Guerra con España en 1865 y captura de la Covadonga
La flota comandada por Juan Williams incluía solo dos navíos: la Esmeralda y el Maipo,
mientras que los españoles contaban con cinco fragatas, dos goletas y otras naves
menores, todas capaces de batir a las fuerzas chilenas.
Las órdenes de Williams eran abandonar el puerto de Valparaíso, donde había llegado
Pareja, y trasladarse a Chiloé.
Tras su estadía por algún tiempo en Ancud, Williams inició el camino hacia el Norte para
llegar a Coquimbo, donde la goleta hispana Covadonga y el buque Matías Cousiño —
capturado por los españoles— sostenían el bloqueo de esa ciudad. El 26 de noviembre,
sorprendida la tripulación de la Covadonga, Williams asaltó la embarcación y tomó
prisionera a la tripulación, en solo 30 minutos de contienda. La Covadonga pasó a integrar
la exigua flota nacional.
La hazaña de Williams fue un doble fracaso para Pareja, quien años antes había tenido
que sentir la muerte de su padre en estas mismas costas. Enterado de la derrota, el
español decidió suicidarse.
Comandante en jefe de la Escuadra aliada
Durante la guerra con España, se firmó una alianza entre Chile, Perú, Bolivia y Ecuador, y
Williams fue nombrado comandante en jefe de las fuerzas aliadas en el mar. Debió asumir
la fortificación de las costas, fundamentalmente del apostadero de Abtao, en Chiloé, que
se convirtió así en una zona inexpugnable para los cañones de las naves españolas.
Guerra del Pacífico
Cuando se inició el conflicto con Perú y Bolivia en 1879, el reconocimiento todavía
acompañaba al exitoso marino, quien había sido ratificado como comandante en jefe de la
Escuadra nacional (1878).
Williams Rebolledo se dirigió inmediatamente hacia el norte, logrando tomar las ciudades
de Tocopilla y Cobija, sin sufrir resistencia, el 27 de marzo de 1879.
Campaña marítima
Su personalidad acerada con la experiencia bélica, no tardó en ser fértil campo de
polémica. A diferencia del gobierno, Williams pensaba que la mejor opción era buscar la
batalla decisiva en Iquique, con el fin de bloquear este puerto, —base de la economía
salitrera del Perú— y obligar el enfrentamiento con la Escuadra peruana.
El gobierno decidió llevar adelante el plan de Williams, quien el 4 de
abril, zarpó rumbo a Iquique al mando de 5 naves: el Blanco
Encalada, el Cochrane, la O’Higgins, la Esmeralda y la Magallanes.
El día 12, mientras la Magallanes debió batirse frente a Chipana,
Williams se encargaba de bombardear Iquique, con el objeto de
forzar el ataque peruano, lo que finalmente consiguió.
Prat y el ocaso del almirante
La protesta pública por la inacción chilena, impulsó a Williams a
llevar el ataque más al norte. Después de algunas operaciones sin
12. éxito, se partió rumbo al Callao el 16 de mayo, con las dos terceras partes de la Escuadra,
mientras el Presidente Prado del Perú ordenaba a la flota de su país navegar rumbo al
sur. Las naves se cruzaron en el camino.
El posterior Combate Naval de Iquique y la hazaña de Condell —con la posterior
inmortalización de los héroes de aquella jornada—, significaron el fracaso de Williams. Lo
anterior, sumado a las fallas en la organización de los suministros y a su precario estado
de salud, diezmaron su figura heroica.
Williams Rebolledo decidió renunciar a la comandancia en jefe de la Escuadra.
En tierra, otras funciones
Además de su extensa carrera militar, Juan Williams desempeñó otras tareas. Fue
diputado, intendente y comandante general de Armas y de Marina de Valparaíso. Escribió
y publicó el libro Contienda de Chile y el Perú contra España (1865-1866).
Durante la Revolución de 1891, solidarizó con el Presidente Balmaceda. Luego fue
miembro del Partido Liberal Democrático; aspiró sin éxito a un sillón del senado. Ya
alejado del servicio activo, fue ascendido por una ley de febrero de 1908 al rango de
vicealmirante en servicio, honor que mantuvo hasta su muerte, acaecida el 24 de junio de
1910.
El almirante de la Escuadra
Juan José Francisco Latorre Benavente: 1846-1912
Nació en Santiago el 24 de marzo de 1846. Fue hijo de Elías de La Torre -de origen
peruano, pero representante en Chile de la República de Bolivia- y de la dama chilena
Nicomedes Benavente Valenzuela.
A la muerte del padre en 1855, la familia se dispersó. Sus hermanos Elías y Fernando
Adolfo se quedaron Lima y su hermana Laura se casó con un diplomático brasileño.
Juan José contrajo matrimonio con Julia del Carmen Moreno Zuleta, hija del explorador y
minero del cobre nortino José Antonio Moreno, el 6 de mayo de 1882, con la cual tuvo 3
hijas y 2 hijos.
Estudió en el Colegio Inglés de Valparaíso, donde fue compañero de curso de Carlos
Condell y se destacó por su buen rendimiento. Su gran interés por el mar lo llevó a
ingresar en mayo de 1858 a la Escuela Naval, donde participó del llamado curso de los
héroes, con compañeros como Condell, Jorge Montt, Arturo Prat, Ignacio Serrano,
Luis Uribe y Juan Manuel Simpson.
En julio de 1861 concluyó su formación teórica en la Escuela Naval y se incorporó a la
Esmeralda, donde se especializó en trabajos hidrográficos, logrando ser guardiamarina
examinado en mayo de 1865. Fue ascendido a teniente 2º en noviembre del mismo año.
Primeras acciones militares
Al momento de declararse la guerra con España en 1865, Latorre prestaba servicios en la
Esmeralda. Por esto, su primera participación en la lucha fue como artillero en la captura
de la nave española Covadonga y en el Combate de Abtao en 1866.
Como capitán de corbeta efectivo, en 1876 le correspondió -a bordo de la cañonera
Magallanes- capturar al barco francés Jeanne Amelie, que cargaba guano en la Patagonia
al sur del río Santa Cruz.
En 1877, como capitán de fragata graduado, efectuó exploraciones hidrográficas llevando
al naturalista Enrique Ibar por los mares del Estrecho de Magallanes y por la región
austral de la Patagonia. Inspirado en estos viajes, publicó en 1878 Estudios sobre las
13. Aguas del Skyring y la Paret Austral de la Patagonia por el Comandante y Oficiales de la
Corbeta Magallanes.
La guerra con Perú y Bolivia
A comienzos de abril de 1879, habiendo Chile declarado la guerra a Perú y Bolivia, el
comandante Latorre se embarcó en la Magallanes rumbo a Iquique. Allí se enfrentó por
primera vez con los peruanos el día 12 de ese mes en el Combate de Chipana, conocido
como la primera acción naval de la guerra.
El Combate Naval de Iquique, en mayo siguiente, generó en la Armada chilena una
reacción de energía y voluntad de terminar la guerra cuanto antes, llevando a multiplicar
los enfrentamientos y persecuciones a las naves peruanas.
Al mando de la Magallanes, Latorre tuvo su primera oportunidad de enfrentarse al mejor
barco peruano, el Huáscar, en julio de 1879. Ello ocurrió en la bahía de Iquique, cuando
se trataba de salvar al transporte Matías Cousiño; sin embargo, el Huáscar escapó ante la
superioridad de número de la naves chilenas
El Combate de Angamos
En septiembre de 1879 Latorre fue nombrado comandante del blindado Almirante
Cochrane. Su más importante acción naval fue el Combate de Angamos, en octubre de
1879, donde falleció el almirante Miguel Grau y el monitor Huáscar fue capturado.
En esta acción demostró su pericia, recibiendo un reconocimiento multitudinario en
Santiago y su ascenso a capitán de navío.
Luego de la rendición de Iquique, a bordo del Cochrane Latorre se ocupó del bloqueo de
la costa peruana, siendo su labor fundamental para ayudar en la captura de Arica.
Reforzó el bloqueo del Callao y colaboró con la Escuadra en las batallas de Chorillos y
Miraflores en enero de 1881, bombardeando posiciones peruanas.
Una vez terminada la Batalla de Chorillos, se dirigió al Callao con el Cochrane para
relevar al Huáscar y a la Pilcomayo. Esta fue la última actuación de Latorre en la Guerra
del Pacífico.
El 14 de febrero de 1882 fue ascendido a comandante de la Escuadra, cuando todavía no
cumplía los 36 años de edad.
1891: fiel a la Constitución
Entre 1882 y 1884, con la paz conseguida en la guerra, Latorre se dedicó a formar una
familia.
En junio de 1884 fue ascendido a contralmirante y continuó como comandante de la
Escuadra hasta que en octubre de ese mismo año fue disuelta por el gobierno.
Entre 1884 y 1887 el gobierno de José Manuel Balmaceda lo comisionó para viajar a
Europa en dos oportunidades, con la misión de vigilar la reparación y construcción de
nuevos cruceros para Chile, ya que modernizar la Escuadra era un imperativo del
gobierno.
Asimismo, viajó a Alemania a la moderna fábrica Krupp, con el objetivo de comprar las
baterías que necesitaban las defensas portuarias de Valparaíso y Talcahuano.
Mientras se encontraba comisionado en Europa, estalló la sublevación de la Armada en
contra del Presidente Balmaceda. Su antiguo compañero de estudios, el ahora almirante
Jorge Montt, lo instó a adherirse a los amotinados. Obediente de las leyes y la
Constitución, Latorre no aceptó y tuvo que afrontar las medidas de los vencedores de la
14. guerra civil de 1891, quienes injustamente lo borraron del escalafón de la Marina,
quitándole todos sus títulos.
La restitución de su honor
Juan José Latorre regresó a Chile en 1894. Fue elegido senador por Valparaíso por
cuatro períodos, hasta 1906. En 1897 se le devolvió su grado y el Presidente Errázuriz
Echaurren lo nombró ministro de Relaciones Exteriores. Renunció al cargo en diciembre
del mismo año.
Se retiró a la vida privada y se radicó en Viña del Mar. El Presidente Pedro Montt Montt
le restituyó su honor con una ley de febrero de 1908, ascendiéndolo a vicealmirante de la
Armada y le otorgó el sueldo correspondiente a personal en servicio activo de acuerdo a
su rango.
Falleció en su hogar el 9 de julio de 1912.
Ignacio Serrano M.: 1846-1879, Juan de Dios Aldea F.: 1853-1879, Luis
Uribe O.: 1847-1914
Ignacio Serrano nació en Melipilla en 1846. Fue hijo de Juan Ramón
Serrano, pequeño agricultor, y Mercedes Montaner. Heredó el amor por el
mar de parte de su madre, ya que varios familiares de ella eran marinos.
Cuatro de los 5 hermanos Serrano Montaner vistieron el uniforme militar:
además de Ignacio, Eduardo fue oficial del buque Blanco Encalada;
Ricardo, soldado del Regimiento Tercero de Línea; y Ramón llegó a ser
capitán de fragata en 1893, profesor de Cosmografía de la Universidad de
Chile, director de la Oficina Hidrográfica de la Armada, diputado, y se destacó por sus
exploraciones hidrográficas en los canales de Chiloé.
Juan de Dios Aldea nació en Chillán en 1853. Fue hijo de José Manuel Aldea, maestro de
escuela, y Úrsula Fonseca.
Estudió en la escuela mantenida por la orden franciscana de su pueblo
natal, que dirigía su padre. Se enlistó como voluntario en el Regimiento
de Artillería de Costa. Se casó en Valparaíso con Remigia Segovia con
la cual tuvo 1 hijo. Cuando estalló la Guerra del Pacífico en abril de
1879, fue destinado con el grado de sargento 2o a la corbeta Esmeralda
que se encontraba en Iquique.
Luis Uribe Orrego nació en 1847. Fue hijo de Juan José Uribe y Rosario
Orrego, mujer de gran cultura. Fue novelista, directora de la Revista de
Valparaíso y colaboró en otras publicaciones, además de médium de las
reuniones espiritistas que tenía con Eduardo de la Barra y Jacinto
Chacón, con quien se casaría luego que enviudó.
Ignacio, teniente de la Covadonga
Ignacio Serrano Montaner realizó sus primeros estudios en el Instituto Nacional. Al igual
que muchos jóvenes, inspirados por la literatura romántica de mediados del siglo pasado,
huyó de su casa para enrolarse en el Ejército cuando estalló la guerra con España en
1865.
Juan de Dios
Aldea Fonseca
15. En mayo de ese año ingresó a la Escuela Naval, donde se destacó en
los estudios. Se casó con Emiliana Goycolea, de familia chilota, pero no
tuvo descendencia.
En 1872 Arturo Prat —director interino de la Escuela Naval— lo nombró
para hacer clases de Cosmografía e Hidrografía en la sección de
Aprendices de Marineros. Luego pasó a enseñar Arte de Aparejar a
bordo de la Esmeralda, corbeta de instrucción para los guardiamarinas.
En 1876 fue designado subdelegado marítimo de Tomé, puerto en que
habilitó el muelle, dotó a la policía de uniformes, sondeó la bahía de
Dichato para levantar un plano, e impartió clases de Agrimensura en las
escuelas masculinas del puerto. Al estallar la Guerra del Pacífico en abril
de 1879, fue destinado a la corbeta Covadonga, con el grado de teniente
2o.
El curso de los héroes
En 1858 y con 10 años, Luis Uribe Orrego ingresó a la Escuela Naval gracias a una beca
que había creado el Presidente Manuel Montt. Fue compañero de Arturo Prat Chacón, su
pariente por parte de su padrastro Jacinto, y de los demás jóvenes del llamado curso de
los héroes, como Latorre y Condell, que egresaron en 1861 convertidos en
guardiamarinas.
En 1872 fue ascendido a teniente 1o y acompañó al contralmirante José Anacleto Goñi a
una misión a Europa que inspeccionó la construcción de varias naves encargadas por la
Armada a astilleros ingleses.
Uribe, testigo de la historia
Luis Uribe supervisó los trabajos en los astilleros de Hull en el Támesis, localidad donde
conoció a una joven viuda de apellido Morley, con la cual decidió casarse. Goñi no
accedió a autorizar el enlace ni a mandar la solicitud a la comandancia en Chile.
Uribe se casó sin licencia oficial y Goñi rompió su amistad con él, dudando públicamente
de la reputación de la dama inglesa. Uribe enfrentó cara a cara al contralmirante en
febrero de 1873, quien intentó agredirlo. Uribe se enfermó y decidió renunciar a la
Armada, pero su renuncia no le fue aceptada y por los informes de Goñi fue llevado a un
consejo de guerra. Volvió a Chile al juicio a comienzos de 1875, siendo defendido por
Arturo Prat en abril, y absuelto.
Fue rehabilitado por el Presidente Errázuriz Zañartu, y colaboró en la formación de
jóvenes marinos al escribir un manual, publicado en 1876, sobre hidrografía, y otro sobre
magnetismo y desviación de los compases, recibiendo un premio en la Exposición
Internacional de 1875.
Cuando estalló la Guerra del Pacífico, Uribe fue destinado a ser el segundo oficial a bordo
de la Esmeralda. Sobrevivió al combate de Iquique, y gracias a él existe testimonio de los
últimos momentos de Prat y del hundimiento de la Esmeralda.
La Esmeralda a merced del Huáscar
El mayo de 1879 las naves chilenas Covadonga y Esmeralda se encontraban cumpliendo
el bloqueo del puerto peruano de Iquique, debido a daños en sus máquinas. Condell
comandaba la primera, mientras que Prat la segunda. Acompañaban a Prat, Luis Uribe de
vicecomandante, Ignacio Serrano como oficial y Juan de Dios Aldea como sargento.
Después de las 6 de la mañana del 21 de mayo, el vigía de la cofa de la Covadonga dio la
alerta de la presencia de dos humos de vapores hacia el norte, identificándose al Huáscar
y ordenándose tocar la alarma general.
Luis Uribe
Orrego
16. Las naves peruanas comenzaron a atacar hacia las 9 de la mañana. Hubo intercambio de
fuego durante una hora y media, quedando paralizada la Esmeralda, a merced del
Huáscar.
Muere Prat
A las 11 y media vino el primer choque del Huáscar con su espolón, contra la Esmeralda.
Al momento del impacto por babor, se produjo el instante que Prat esperaba para abordar
la nave peruana. Al mismo tiempo gritaba a sus hombres que le siguiesen, pero el ruido
del choque y los gritos de la tripulación, ahogaron su llamado; solo fue escuchado por un
marinero y el sargento Juan de Dios Aldea.
Saltaron los tres hacia la cubierta del Huáscar, pero el marinero cayó de espaldas al mar
por la contramarcha de la nave peruana, mientras que Aldea y Prat cayeron en la cubierta
ante el fuego de rifles peruanos.
En la Esmeralda muy luego se dieron cuenta de la muerte de su comandante.
Uribe toma el mando
Tras la muerte del capitán Prat, Luis Uribe tomó el mando de la corbeta chilena y se
preparó un segundo grupo de abordaje al mando de Ignacio Serrano. El segundo impacto
del Huáscar permitió que Serrano y otros marinos abordaran la nave peruana, donde
encontraron la muerte en cubierta junto a su capitán.
A las 12 con 10 minutos la corbeta se hundió con la bandera al tope, luego de un tercer
espolonazo.
Los cadáveres de Arturo Prat e Ignacio Serrano fueron sepultados dignamente gracias a
la preocupación de un ciudadano español de nombre Eduardo Llanos, quien recogió los
cuerpos y los enterró, el 22 de mayo en la tarde, en el cementerio de la ciudad de Iquique.
Juan de Dios Aldea, quien había quedado vivo en la cubierta del Huáscar, murió en tierra
días después a causa de las heridas.
La gloria
Luis Uribe logró sobrevivir al combate y alcanzó el reconocimiento en vida. Fue hecho
prisionero por los peruanos y liberado recién en diciembre de 1879. Llegó a ser almirante
y comandó el buque que trajo los restos de Prat a Valparaíso en 1888, pero por su
adhesión a Balmaceda, en 1891, fue dado de baja de la Armada. Falleció en 1914.
Hoy los tres: Serrano, Aldea y Uribe, reposan en el Monumento a las Glorias del 21 de
Mayo en Valparaíso.
Publicado por Auberto Bustillos Osorio
Yanahuanca, 19 de julio de 2013