El documento presenta una historia del tango, comenzando con sus orígenes a mediados del siglo XIX en Buenos Aires como fusión de estilos musicales de inmigrantes, esclavos y pueblos originarios. Explica la evolución del tango como género musical y baile, así como los principales exponentes a lo largo de las épocas como Carlos Gardel. Resalta las letras basadas en lunfardo y las formaciones instrumentales características del tango.
2. El Tango
El tango es un género musical tradicional de Argentina y Uruguay, nacido de la fusión
cultural entre descendientes de esclavos africanos, nativos de la región del Río de la
Plata y los inmigrantes europeos, principalmente españoles e italianos.
Musicalmente suele tener forma binaria (tema y estribillo) o ternaria (dos partes a las que
se agrega un trío). En esencia, es una expresión artística de fusión, de naturaleza
netamente urbana y raíz suburbana (arrabalero), que responde al proceso histórico
concreto del mestizaje biológico y cultural de la población rioplatense pre-inmigración y a
la inmigración masiva, mayoritariamente europea, que reconstituyó completamente las
sociedades rioplatenses, a partir de las últimas décadas del siglo XIX.
Su interpretación puede llevarse a cabo mediante una amplia variedad de formaciones
instrumentales, siendo las más características el cuarteto de guitarras, el dúo de guitarra
y bandoneón, el trío de bandoneón, piano y contrabajo, así como la orquesta típica o el
sexteto.
Muchas de las letras de sus canciones están compuestas basándose en un argot local
llamado “lunfardo”, letras que suelen expresar las tristezas, especialmente “en las cosas
del amor”, que sienten los hombres y las mujeres de pueblo,
El tango es más que un género musical: es una experiencia de sentido, una forma de
construcción valorativa y un modelo de identidad.
3. Los Inicios
Se estima que el tango se nutrió de otros estilos musicales como la payada, la milonga
campera, el candombe afro-rioplatense Uruguay y Buenos Aires, y posteriormente de la
habanera cubana.
En 1876, en Buenos Aires se hizo muy popular un tango-candombe llamado
“El Merenguengué”, que se convirtió en éxito en los carnavales afro-argentinos que se
celebraron en febrero de ese año. Se interpretaba con guitarra, violín y flauta, además de
los tambores de candombe.
La primera partitura de la que existe registro (aunque sin autor) es “La Canguela” (1889) y
se encuentra en el Museo de la Partitura de la Ciudad de Rosario. Por otro lado, del
primer tango que se tiene registro (con autor registrado) es “El Entrerriano”, estrenado en
1896 e impreso en 1898, del afro-argentino Rosendo Mendizábal.
Entre 1870 y 1900 en el Gran Buenos Aires ya sonaban tangos tales como:
El Queco (autor anónimo, 1874);
Señora casera (anónimo, 1880);
Andate a la recoleta (anónimo, 1880);
El Porteñito (Gabriel Díez, 1880);
Tango No.1 (José Machado, 1883);
Dame la Lata (Juan Pérez, 1883);
Qué polvo con tanto viento (Pedro M. Quijano, 1890);
No me tires con la tapa de la olla (anónimo, 1893);
El talar (Prudencio Aragón, 1895)
5. La Guardia Nueva
También llamada la “Guardia Decareana”, se considera que va desde 1923 hasta el
inicio de los años cuarenta.
Carlos Gardel (1890-1935), quien se inició como payador alrededor de 1910, es el más
recordado cantante de tango de los años veinte y treinta. Muchos de los temas que
interpretaba los compuso él mismo y encargó sus letras a su inseparable compañero, el
poeta Alfredo Le Pera.
A esta época pertenecen los siguientes tangos:
Canción Año Música Letra
Mano a Mano 1923 Carlos Gardel
José Razzano
Celedonio Flores
A Media Luz 1924 Edgardo Donato Carlos Lenzi
La Cumparsita (Letra)
“Si supieras”
1924 Gerardo Matos Rodríguez Pascual Contursi
Enrique Maroni.
Caminito 1926 Juan de Dios Filiberto Gabino Coria Peñaloza
Adiós Muchachos 1927 Julio César Sanders César Vedani
Cuesta Abajo 1934 Carlos Gardel Alfredo Le Pera
Cambalache 1934 Enrique Santos Discépolo Enrique Santos Discépolo
Volver 1935 Carlos Gardel Alfredo Le Pera
Por una cabeza 1935 Carlos Gardel Alfredo Le Pera
El Día Que Me Quieras 1935 Carlos Gardel Alfredo Le Pera
6. La Edad de Oro
Se le llama así a la época que comienza a principios de los años cuarenta y termina a
finales de los cincuenta.
Fueron años de brillo para el tango. Fue la época de la poesía de Discépolo, Manzi y
Expósito, de escuchar cantar a Casal, Berón y Marín y de las orquestas de Aníbal Troilo,
Osvaldo Pugliese, Alfredo de Angelis y Francini-Pontier, que tenían sus propios
seguidores.
Fueron los fulgores tangueros de los 40s y 50s, los que imprimieron las páginas más
inspiradas de los 50 mil tangos escritos.
A esta época pertenecen los siguientes tangos:
Canción Año Música Letra
Uno 1943 Mariano Mores Enrique Santos Discépolo
Sombras nada más 1943 Francisco Lomuto José María Contursi
El Choclo (letra) 1947 Ángel Villoldo (1903) Enrique Santos Discepolo
Juan Carlos Marambio Catán
7. La Edad Contemporánea
El superlativo exponente de esta época es Ástor Piazzolla.
Piazzolla alternaba entre las tardes de música clásica en el Teatro Colón y su pasión por
Ígor Stravinski y Béla Bartók, con las noches de tango, y su desempeño como
bandoneonista y arreglador musical de la orquesta de Aníbal Troilo (1914-1975).
Fusionando creativamente las influencias más diversas, Piazzolla introdujo en el tango
armonías disonantes y bases rítmicas intensas y nerviosas que produjeron una
transformación radical del género.
El poeta uruguayo Horacio Ferrer, fue el letrista preferido de Piazzola, juntos realizaron
grandes obras de amplia difusión popular como “Balada para un Loco” (1969), el
valsecito tanguero “Chiquilín de Bachín” (1968) y la ópera-tango “María de Buenos Aires”
(1967), que incluye la bella Fuga y misterio.
En esta época aparecieron también otros importantes autores e intérpretes como:
Eladia Blázquez, Cacho Castaña, Chico Novarro, El Sexteto Tango, El Octeto Coral
Buenos Aires 8, Osvaldo Berlingieri, Ernesto Baffa, Susana Rinaldi, Leopoldo Federico,
Atilio Stampone y Rodolfo Mederos.
Uno
8. Historia del Tango
A mediados del 1800, los conocidos conventillos de la pujante ciudad de Buenos Aires
se llenaban de paisanos del interior, "gringos" recién bajados del barco y varios porteños
de pocos recursos que, quizás para diferenciarse o para generar arraigo, marcaron con
impulso propio las nuevas expresiones populares.
Mezcla de códigos cerrados y con lenguaje particular, el tango germinaba en las casas
de baile, orillaba el Riachuelo, los boliches de carreros y cuarteadores, los conventillos
del barrio sur. Por esos años, muchos de los inmigrantes venían solos y las pocas
mujeres que venían se encontraban en las academias o en las casas de citas.
La Buenos Aires de los '80 poco a poco se descubría en las academias y en los teatros.
En las comedias, zarzuelas y otras obras, los actores empezaron a cantar y bailar tango.
Las academias, también llamadas peringundines, funcionaban sólo bajo autorización en
los suburbios o barrios alejados del centro y, si bien en principio eran sólo para hombres,
después incorporaron mujeres contratadas para bailar.
Los guapos, compadritos y malevos se encontraban en el Café Sabatino, el Almacén de
la Milonga y el Viejo Bailetín del Palomar.
9. En los boliches de la calle Necochea de La Boca, empezaba a escucharse esta música
alegre, juvenil y pícara que, bajo el ritmo del dos por cuatro, ejecutaban Rosendo
Mendizábal, Eduardo Arolas, Angel Villoldo y otros autodidactas que componían sin
conocer las partituras.
El tango dejaba de ser exclusivo del arrabal para internarse poco a poco en el centro de
la ciudad. Los organitos callejeros lo difundían por los barrios donde era común ver
parejas de hombres bailando en las calles.
Esencialmente porteño, muchos escritores consideran que el tango de finales del '80
combinaba varios estilos de música. En él estaría involucrada la coreografía de la
milonga, el ritmo del candombe y la línea melódica, emotiva y sentimental de la
habanera. Pero también recibió influencia del tango andaluz, del chotis y del cuplé, a los
que se agregan las payadas puebleras y las milongas criollas.
Se cree que el primer compositor de tango fue Juan Pérez, autor del tango “Dame la
Lata”. Sin embargo, es muy probable que hayan existido otros autores y canciones
anteriores. Además de la obra de Pérez, las primeras composiciones fueron “El Tero” y
“Andate a la Recoleta”.
Cuesta Abajo
10. La Danza
La danza surgió de modo improvisado, pero desde sus comienzos fue decisiva para el
tango. Es un baile muy personal y sugerente que se apoya en el ritmo, a diferencia de la
música que se basa en la melodía. Otro rasgo singular es que, cuando se baila tango,
mientras las piernas dibujan figuras en el piso, el torso marca un movimiento diferente.
En sus comienzos emulaba algunos pasos del candombe y las parejas, en lugar de
acercarse, se distanciaban al compás.
El compás del tango es cuatro por ocho y para bailarlo sólo basta con caminar este
núcleo básico de cuatro pasos al compás. Después se le pueden agregar figuras, pero lo
principal para ser un buen bailarín es "caminar el tango" y eso significa dentro del
compás. El tango es de suave ondulación, con ritmo acompasado y atrevido. No se baila
a voluntad y con rigidez.
Al poco tiempo de ser conocido, los compadritos lo llevaron al barrio de Corrales viejos y
el tango irrumpió en los piringundines donde ya se bailaba la tradicional milonga. Ahí se
armaban las verdaderas fiestas.
Se aprendía a bailar tango a puro ensayo y error y se practicaban los pasos para mostrar
en público. Después, el aprendizaje pasó a la familia y, por los años sesenta, los padres
enseñaban a sus hijos, los hermanos mayores a los menores y se ejercitaban entre
primos o tíos.
11. En 1904, Casimiro Ain y su mujer se lucieron en el teatro Ópera como bailarines de
tango. Le siguieron eximios bailarines como Ricardo Güiraldes, Florencio Parravicini,
Jorge Newbery, Benito Bianquet y Tito Lusiardo, entre los más antiguos.
El que fomentó el paso del tango de los pies a la voz fue Carlos Gardel cuando, en 1917,
entonó el primer tango canción "Mi noche triste".
Los Conjuntos Musicales
En el principio, los primeros conjuntos fueron tríos de flauta, violín y guitarra, y recién
a finales del siglo XIX se incorporó el bandoneón. Sin embargo, la realidad se imponía y
se improvisaba con los músicos e instrumentos que se podían encontrar y mantener.
Así, arpistas, "mandolinistas" o "pistonistas" se unían a las agrupaciones que cambiaban
continuamente.
Hacia el 1900 empezaron a surgir los cuartetos y los quintetos, los dúos no
desaparecieron y con el tiempo, se reagruparon formando las orquestas típicas, estas
agrupaciones causaron verdadero furor en los pueblos.
A Media Luz
12. El inicio del nombre de Orquesta Típica, se le atribuye a Vicente Greco, director de uno
de los conjuntos más famosos de los primeros años. Por el 1911, la casa Tagini contrató
a Greco para realizar algunas grabaciones y difundir así la incipiente industria
fonográfica. Para distinguirla de las formaciones que, además de tango, también
interpretaban pasodobles, tarantelas, mazurcas, polcas y valses, Greco decidió bautizar
a su conjunto "Orquesta Típica Criolla".
Con este nombre, Greco identificaba la música nativa y hasta el día de hoy se utiliza la
denominación de orquesta típica para aquellos conjuntos que sólo interpretan tangos.
Los Cantores y las Orquestas
La figura del cantor con orquesta tuvo a grandes como Ignacio Corsini y a Agustín
Magaldi, y a Tita Merello, Azucena Maizani, Ada Falcón, Rosita Quiroga y Nelly Omar,
entre las mujeres.
Luego de la crisis del 30, que arrastró también al tango, el éxito de la orquesta de Juan
D'Arienzo comenzó a devolverle su lugar a finales de la década.
Los 40 fueron años de brillo para el tango. Fue la época de la poesía de Discépolo,
Manzi y Expósito, de escuchar cantar a Casal, Berón y Marín y de las orquestas de
Aníbal Troilo, Osvaldo Pugliese, Alfredo de Angelis y Francini-Pontier, que tenían sus
propios seguidores. Fueron los fulgores tangueros de los 40 los que imprimieron las
páginas más inspiradas de los 50 mil tangos escritos.
13. Carlos Gardel
Podríamos afirmar que Carlos Gardel nació, según dicen, el 11 de diciembre de 1890 en
la ciudad francesa de Toulouse, y que a los tres años de edad arribó a la Argentina. En
1915, conoció a Pascual Contursi, en una velada del cabaret Royal de Montevideo.
Contursi escribió los cuatro primeros tangos que grabó Gardel: "Mi noche triste", "Flor de
fango", "De vuelta al bulín" e "Ivette".
Carlos Gardel a su vez fue autor de muchos tangos famosos junto a Alfredo Le Pera y
sólo en París llegó a vender 110 mil discos en un año. Protagonizó 11 películas en
Estados Unidos. Y cuando lo sorprendió la muerte a los 35 años de edad, en un
accidente aéreo en Medellín (Colombia), Gardel ya había grabado cerca de 800 temas.
Este breve relato se acercaría a una historia casi "oficial" de su vida. Pero Gardel es un
enigma. Parafraseando el tango, todavía es materia de discusión su nacimiento; un
verdadero don su prodigiosa voz y, por sobre todo, su memoria viva en las ciudades por
las que transitó.
Como reflexionó Ernesto Sábato, Gardel es "el Hombre de Buenos Aires". El porteño
que trata de descubrir su auténtica identidad, el protagonista central del tango, que es la
expresión popular más auténtica de la soledad del hombre de la ciudad."
Su prodigiosa voz se tornaba lírica y engolada cuando cantaba "El día que me quieras",
muy distinta de la que se escuchaba en sus primeros discos.
Mano a Mano
14. El escritor Julio Cortázar prefiere "Mano a mano" para sintetizar la impronta gardeliana.
"Si sus canciones tocaron todos los registros de la sentimentalidad popular, desde el
encono irremisible hasta la alegría del canto por el canto, el justo medio en que se
inscribe para siempre su arte es el de este tango casi contemplativo, de una serenidad
que se diría hemos perdido sin rescate”.
Más allá de las preferencias, para todos los estudiosos, Gardel es el tango mismo.
Pero paradójicamente como dice el ensayista argentino Ricardo Ostuni, ni Gardel inició
su carrera artística con el tango, ni el tango nació con Gardel.
El Bandoneón
Su llegada al Río de la Plata también fue controvertida. El bandoneón es la historia de
un fracaso que nació en Alemania y terminó en los arrabales porteños.
Fue creado por Hermann Ulgh en 1835, con el objetivo de difundir la música sacra en
lugares abiertos y para reemplazar a los órganos.
Pero no resultó. Después de décadas, un fabricante vendió estos instrumentos con las
iniciales AA, que más tarde pasaron a ser armados en el taller Band-Union. Este taller
dio origen a sus sucesivos nombres: bandunion, bandonion y finalmente bandoneón.
15. El que introdujo al país este sacro instrumento en 1862 fue Sebastián Ramos Mejía, un
negro que guiaba una yunta de caballos en la Transwald y que se enganchaba a tocar
en cafetines de mala muerte.
Será por eso que el bandoneón le imprime al tango algo de liturgia y de su clima severo.
Es tan particular que sus posibilidades expresivas permiten de la tonalidad alta del
clarinete hasta el clavicordio.
Curiosamente, la mayoría de los arregladores de tango han sido bandoneonistas. Los
que en un principio menos sabían del género pasaron a ser los más conocedores,
quizás porque el bandonéon encierra una pequeña orquesta en sí mismo.
Oscar Zucchi, autor de una obra sobre la evolución del tango a través de sus grandes
bandoneones, considera que de los maestros, el más virtuoso fue Roberto Di Filippo,
además de destacar a Eduardo Arolas, Pedro Maffia, Pedro Laurenz, Aníbal Troilo,
Leopoldo Federico, como otros eximios creadores.
También sorprendieron como solistas Federico Scorticati, Armando Blasco y Gabriel
Clausi. Y no deja de mencionar a Astor Piazolla, que marcó su singular impronta en la
historia del bandoneón como instrumento del tango.
Por una Cabeza
16. La Edad de oro
A esta época pertenecieron grandes músicos como: Juan Carlos Cobián, Pascual
Contursi, Juan D´Arienzo, Julio De Caro, Osvaldo Fresedo, cantantes como Sofía
Bozán, Ignacio Corsini, Enrique Maciel, Agustín Magaldi y Rosa Quiroga.
Entre ellos, muchos fueron los descendientes de inmigrantes italianos, como Osvaldo
Pugliese (apodado “el Santo del Tango”), y Alfredo de Angelis, hijo del violinista Virgilio
de Angelis.
La del cuarenta fue una década dorada para el género, que se interpretaba ya en locales
nocturnos de lujo, cuyos ambientes alimentaron a su vez a los letristas, que en sus
versos contraponían los temas de cabaret y los desbordes de la vida nocturna a la
infancia en el arrabal, paisaje que adquirió entonces ribetes míticos de paraíso perdido.
Grandes orquestas, como las de Juan D’Arienzo, Carlos Di Sarli, Osvaldo Pugliese,
Aníbal Troilo, Horacio Salgán, Ángel d’Agostino o Miguel Caló actuaban a la vez en los
cabarés del centro y en salones barriales, y, con ellos, creció enormemente la industria
discográfica en la Argentina.
Aparecieron letristas de gran vuelo como: Enrique Cadícamo, Cátulo Castillo, Enrique
Santos Discépolo y Homero Manzi, que dieron al tango composiciones inolvidables,
signadas por la amarga crítica de costumbres, el matiz elegíaco y las metáforas
inspiradas en grandes poetas y la recurrente pintura de ambientes sofisticados con
resonancias del poeta modernista Rubén Darío.
17. Otros notables cantantes de la época fueron el Polaco Goyeneche, Edmundo Rivero,
Ángel Vargas, Francisco Fiorentino, Héctor Mauré y Alberto Podestá. Por su parte,
Homero Expósito y José María Contursi también escribieron las letras de varios tangos.
La Edad Contemporánea
Ástor Piazzolla alternaba entre las tardes de música clásica en el Teatro Colón y su
pasión por Ígor Stravinski y Béla Bartók, con las noches de tango, y su desempeño como
bandoneonista y arreglador musical de la orquesta de Aníbal Troilo (1914-1975).
Fusionando creativamente las influencias más diversas, Piazzolla introdujo en el tango
armonías disonantes y bases rítmicas intensas que produjeron una transformación
radical del género.
En 1969, participando en el “Festival de la Canción de Buenos Aires”, Ástor Piazzolla y
el uruguayo Horacio Ferrer presentaron el tango “Balada para un loco”, interpretado por
Amelita Baltar y aunque no ganó el festival, el nuevo tango-canción, ganó la adhesión
popular, especialmente entre los jóvenes y se volvió un éxito de ventas como hacía años
que el tango no tenía.
Piazzola y Ferrer realizaron otras obras de amplia difusión popular como el valsecito
tanguero “Chiquilín de Bachín” (1968) o la ópera-tango “María de Buenos Aires” (1967),
que incluye la bella Fuga y misterio.
La Cumparsita
18. Piazzolla aportaría composiciones fundamentales como sus Cuatro estaciones porteñas
(Verano porteño, Otoño porteño, Invierno porteño y Primavera porteña), la serie del
ángel (entre ellas Milonga del ángel y La muerte del ángel), Libertango, Decarísimo y por
sobre todas Adiós Nonino, a la muerte de su padre.
Piazzolla también aportó decisivamente a la renovación instrumental del tango con su
octeto, que incluía instrumentos hasta entonces absolutamente ajenos al tango, como
los eléctricos (guitarra, bajo, teclados, sintetizador), la batería y el saxo.
Piazzolla también realizó una audaz fusión tango-jazz con el saxofonista estadounidense
Gerry Mulligan en 1974 (registrado en el álbum Reunión cumbre) e influyó
considerablemente en el subgénero conocido como rock nacional argentino,
desarrollado a partir de la segunda mitad de los años 1960.
En esas dos décadas de renovación surgieron también otros autores e intérpretes de
gran importancia como:
Eladia Blázquez, Cacho Castaña, Chico Novarro, El Sexteto Tango, El Octeto Coral
Buenos Aires 8, Osvaldo Berlingieri, Ernesto Baffa, Susana Rinaldi, Leopoldo Federico,
Atilio Stampone y Rodolfo Mederos.
19. Lenguaje del tango
El de la calle y los suburbios. “Lunfardo”, jerga carcelaria. Significante de la valentía y el
coraje de los tiempos en que las fiestas solían terminar con sangre en la punta.
Pintoresco y cínico, desentrañar sus voces es bucear en la esencia del tango.
Arrabal: barrio fuera del recinto de la población a que pertenece.
Bacán: hombre que mantiene a una mujer. Persona que se da buena vida; oligarca,
elegante, refinado.
Bulín: cotorro. Cuarto de soltero para citas amorosas, lugar donde se duerme o vive.
Burdel: lugar desordenado, prostíbulo.
Cachafaz: bribón, descarado, insolente, atrevido, desfachatado, pillo, pícaro,
desvergonzado. Holgazán, ocioso.
Compadre: Afectado, engreído, jactancioso, altanero. Valentón, pendenciero,
desafiante, astuto, ladino, vil. Individuo de elegancia afectada.
Compadrear: hacer ostentación de riquezas, buenas relaciones. Hacerse el compadre.
Compadrito: hombre del bajo pueblo, vano, engreído y fachendoso. Individuo del
suburbio porteño que imitó al compadre.
20. Conventillo: casa de inquilinato o de vecindad, con muchos moradores.
Cotorro: habitación de soltero; habitación para citas amorosas.
Cusifai: persona innominada, fulano, sujeto.
Fueye: Igual que fuelle. Acordeón, bandoneón.// Pulmón, bronquios.// Soplón.
Gringo: extranjero cuya lengua nativa no es la castellana. Persona muy blanca o rubia.
Guapo: bien parecido.
Malandra: delincuente.
Malevo: persona de malos antecedentes, provocador, pendenciero.
Milonguero: cantor de milongas. Que concurre a los bailes populares.
Orillero: del arrabal. Residente de los suburbios. Persona de mal vivir.
Peringundín: igual que piringundín. Lugar de baile de gente baja, de dudosa moralidad.
Taura: bravucón. Animoso, muy valiente. Astuto.
Tugurio: habitación, vivienda o establecimiento pequeño y mezquino.
Diccionario del Lunfardo Lexicon – 12.500 Voces y locuciones lunfardas, populares,
jergales y extranjeras por Adolfo Enrique Rodríguez.
21. F I N
AVM 01.06.2013
Referencias:
http://es.wikipedia.org/wiki/Tango
http://www.welcomeargentina.com/tango/