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PROYECTO REGIONAL PNUD
“POBLACIÓN AFRODESCENDIENTE DE AMÉRICA LATINA II”

Sistematización de la información sobre la situación de las mujeres
afrolatinoamericanas en los ámbitos socioeconómico, político, educativo, laboral,
de salud y cultural

Consultora: Marta Palomares

1
Curriculum vitae de la autora

Marta Palomares es licenciada en sociología de la Universidad de Buenos Aires. Se especializa en
cooperación internacional y coordinación y evaluación de proyectos. Se desempeñó como Coordinadora
Técnica de proyectos de apoyo a la población afrodescendientes en Argentina, con financiamiento de la
AECID.
Realizó evaluación de postulaciones y visita de campo de proyectos, dentro del Programa Premio a la
Innovación Social de CEPAL-Fundación Kellog.
Trabajó durante 25 años en la Dirección General de Cooperación del Ministerio de Relaciones Exteriores,
Comercio Internacional y Culto de Argentina y realizó consultorías para diversos organismos
internacionales.

2
ÍNDICE
I.

Introducción

1. Características demográficas de la población afrodescendiente
2. La situación socioeconómica de las mujeres afrodescendientes
2.1. Los indicadores de pobreza
2.2. Los niveles de educación de las mujeres afrodescendientes
2.3. Las mujeres afrodescendientes y el mercado de trabajo
2.4. Características de la vivienda, servicios básicos y acceso a la salud de las mujeres
afrodescendientes
3. La contribución de las mujeres afrodescendientes a la cultura latinoamericana
4. Participación política de las mujeres afrodescendientes
5. Conclusiones

El uso de un lenguaje que no discrimine ni marque diferencias entre hombres y mujeres es una de las
preocupaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). En este sentido
corresponde aclarar que, con el fin de evitar la sobrecarga textual que supondría utilizar en castellano las
desinencias “o” y “a” para hacer referencia a ambos sexos, en este trabajo se ha optado por utilizar el
clásico masculino genérico, en el bien entendido de que todas las menciones en tal género representan
siempre a todas y todos, mujeres y hombres.

3
I.

Introducción

El objetivo de esta consultoría es extraer, recopilar, ordenar temáticamente y sistematizar información
sobre la situación de las mujeres afrolatinomericanas en los ámbitos económico, educativo, laboral, de
salud, cultural, y de participación política, según los datos obrantes en las publicaciones y estudios
llevados a cabo y publicados por el proyecto regional PNUD “Población afrodescendiente de América
Latina” en sus dos fases, PAAL1 y PAAL2;1 también se han analizado otras tres publicaciones,
consideradas de interés. Nos limitaremos a las publicaciones mencionadas aun sabiendo que también
hay otras, igualmente valiosas.
El análisis de los estudios llevados a cabo por el PAAL, en sus dos fases, brinda información valiosa sobre
la situación de las mujeres afrolatinoamericanas en seis países (Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador,
Perú y Uruguay) en relación con las siguientes variables: características demográficas, situación en el
mercado de trabajo, salud y educación, fundamentalmente, con las limitaciones mencionada por los
autores sobre la disponibilidad y calidad de la información. En estos estudios el énfasis está puesto en la
comparación de la situación de la población afrolatinoamericana con la población no
afrolatinoamericana y las desigualdades existentes por razón de género.
De acuerdo con el objetivo de la consultoría, se sistematizará la información proporcionada por el
proyecto con el objeto de destacar la situación de las mujeres afrolatinoamericanas dentro de la
sociedad en general y en comparación con los hombres afrolatinoamericanos y las mujeres no
afrolatinoamericanas, y se verá cómo se presenta esta situación en los seis países seleccionados.
Si bien la comparabilidad de estos datos no es metodológicamente adecuada, entre otras razones,
porque las fuentes de información son diferentes y están relevadas en momentos diversos, de todos
modos se puede contar con una caracterización preliminar que marca una clara tendencia, como se verá
a lo largo del informe.
Con respecto a las publicaciones que no provienen de ninguna de las dos fases del PAAL, como se
anunció en el primer párrafo ut supra, se analizarán los resultados de estudios recientes,
lamentablemente escasos todavía, sobre la participación política de las mujeres afrolatinoamericanas.2

1

Paixao, M., “Implementación de los pactos y convenios internacionales relacionados con los derechos civiles, culturales
económicos, políticos y sociales de la población afrodescendiente de Brasil: un abordaje basado en los indicadores sociales
recientes, en PNUD, Derechos de la Población afrodescediente de América Latina: Desafíos para su implementación, PAAL1,
2010
Cruces G. et al., Situación socioeconómica de la población afroecuatoriana en el marco de los Objetivos de Desarrollo del
Milenio, PAAL, 2010 (1).
Cruces G. et al., Situación socioeconómica de la población afrocolombiana en el marco de los Objetivos de Desarrollo del
Milenio, PAAL, 2010 (2).
Díaz, R. y O. Madalengoitía, Análisis de la situación socioeconómica de la población afroperuana y de la población
afrocostarricense, PAAL, 2012.
CCIMO - Costa Rica, “Situación socioeconómica de la población afrocostarricense según datos del X Censo Nacional de Población
y VI Censo de Vivienda del año 2011”, PAAL, Informe preliminar, en prensa, 2013.
CIESU, Análisis socioeconómico de la población afrodescendiente de Uruguay. PAAL-2012. Informe preliminar, en prensa, 2013.
Cruces et al., Visibilidad estadística. Datos sobre población afrodescendiente en censos y encuestas de hogares de América
Latina, PAAL2, 2012.
López Ruiz,L. A., Evaluación metodológica de la pregunta étnico-racial del censo 2011 de Costa Rica, PAAL2, 2012.
2
Htun, Mala, Desventaja interseccional e inclusión política: cómo lograr que un mayor número de mujeres afrodescendientes
ocupe cargos de elección popular en América Latina, BID, 2012.

4
1. Características demográficas de la población afrodescendiente
Según los censos y las encuestas de hogares de los países analizados, la cantidad de población
afrodescendiente en los países considerados es la siguiente:3
Cuadro Nº1: Población afrodescendiente según sexo e índice de masculinidad por país
Població
n/
Países

Mujeres
afrodescendientes

Total
afrodescendientes

Porcentaje
población
afrodescendiente
sobre población
total

Índice
de
mascu
linida
d4

48.588.683

48.582.931

97.171.614

50,9

100,1

2.091.997

2.194.882

4.286.879

10,9

95,3

36.478

36.306

72.784

1,9

100,5

173.035

161.402

334.437

7,8

107,2

s/d

s/d

604.009

4,1

S/D

Perú

463.000

463.000

926.000

3,1

100

Uruguay

124.642

130.431

255.073

8,0

105

Brasil

Colombia
Costa
Rica
2000*
Costa
Rica
2011
Ecuador

Hombres
afrodescendientes

Fuente: Elaboración propia en base a: Censo Demográfico 2010, Brasil. Censo General de Población y Vivienda 2005. DANE,
Colombia. IX Censo Nacional de Población 2000, Costa Rica. X Censo de Población y VI de Vivienda de Costa Rica, 2011. Censo de
Población y Vivienda 2001, Ecuador. Estimaciones en base la Encuesta Nacional de Hogares 2010, Perú. Censo Nacional de
Población 2011 y Encuesta Nacional de Hogares Ampliada 2006, Uruguay.

Campbell Barr, Epsy, Liderazgo y participación política para las mujeres afrodescendientes, BID, 2007.

“Encuentro y Conferencia regional de mujeres afrodescendientes: poder y participación política”
http://www.americalatinagenera.org/es/index.php?option=com_content&view=article&id=2148&Itemid=410, 0206- 2013.
Zemeño Núñez, F y Moisés Domínguez P., Género y diversidad en las iniciativas legislativas de los Parlamentos de América
Latina y el Caribe, PNUD, 2010.
3

Para tener información completa sobre cantidad de población afrodescendiente de todos los países de América
Latina, porcentaje de población, origen de los datos y otros, véase: Cruces et al., op. cit., 2012.
4

Índice de masculinidad: cantidad de varones por cada 100 mujeres (100x Hombres/Mujeres).

5
*Se registra la información de los dos Censos de Costa Rica (2000 y 2011) debido a la notable diferencia de los
5
resultados en razón de la modificación de la pregunta efectuada. Esta modificación incluye la autoidentificación de
la población afrocostarricense en dos categorías, “negros/as” y “mulatos/as”.

Como señalan Díaz y Madalengoitía con respecto a cuatro de los seis países considerados (Colombia,
Costa Rica, Ecuador y Perú),6 estos países “difieren en lo que respecta a su extensión geográfica, el
tamaño de su población total y la proporción de población afrodescendiente que habita en cada uno de
ellos”. También varía la relación hombres/mujeres: en Costa Rica la cantidad de hombres
afrodescendientes supera levemente a la cantidad de mujeres, de acuerdo con los datos del Censo de
2000, pero esta relación aumenta en el registro censal de 2011 (107,5 hombres cada 100 mujeres).
Ocurre lo mismo en Uruguay pero no en Colombia donde la relación es inversa. La información
correspondiente a Perú refleja una total paridad, aunque hay que señalar que son estimaciones con un
índice de confianza del 95%. En Brasil también la relación entre hombres y mujeres es semejante (uno a
uno).
Consideremos la información desagregada por género acerca de la residencia urbana y rural
correspondiente a Brasil, Perú y Costa Rica.
Cuadro Nº2: Porcentaje de mujeres afrodescendientes según lugar de residencia-urbano/rural- por país

Brasil
Colombia
Costa Rica 2011
Ecuador
Perú
Uruguay

LUGAR DE
RESIDENCIA
Rural
17,6
s/d
23,5
s/d
29,5
s/d

Urbana
82,4
s/d
76,5
s/d
70,5
s/d

Fuente: Elaboración propia en base a: Censo Demográfico 2010, Brasil. Censo General de Población y Vivienda 2005. DANE,
Colombia. IX Censo Nacional de Población 2000, Costa Rica. X Censo de Población y VI de Vivienda de Costa Rica, 2011. Censo de
Población y Vivienda 2001, Ecuador. Estimaciones en base la Encuesta Nacional de Hogares 2010, Perú. Censo Nacional de
Población 2011 y Encuesta Nacional de Hogares Ampliada 2006, Uruguay.

Si bien en las publicaciones del PAAL no hay información desagregada por sexo para Colombia y Ecuador,
puede inferirse que las mujeres afrodescendientes en estos países siguen la pauta residencial del total de
la población afrodescendiente. En Colombia, el 84,4 % vive en zonas urbanas y en Ecuador la residencia
urbana de los afrodescendientes llega al 74,9%. En Perú, el porcentaje de mujeres que viven en zonas
rurales es superior al resto de los países (casi 3 de cada 10) en tanto que en Costa Rica este porcentaje es
23,5. En Uruguay, a diferencia de los países analizados hasta ahora, el porcentaje de población habitante
en zonas rurales es mucho más bajo (menos de 15%).
Si bien la prevalencia de residencia de las mujeres y de los hombres afrodescendientes es
predominantemente urbana, los estudios analizados muestran que en las zonas rurales las condiciones
socioeconómicas son más desventajosas; esto afecta tanto a las mujeres como a los hombres
afrodescendientes y también, pero en menor medida, a los no afrodescendientes en general.
5
6

Ver López Ruiz, L. A., op. cit., 2012.
Op. cit., pág.18.

6
Otro indicador relevante de la situación de las mujeres en los países analizados es la cantidad de hijos
que tienen las mujeres afrodescendientes.

Cuadro Nº3: Cantidad promedio de hijos de mujeres afrodescendientes y no afrodescendientes en
relación con el total del país
Cantidad promedio de hijos
Brasil
Colombia
Costa Rica
Ecuador
Perú
Uruguay

Mujeres
afrodescendientes
2,25
1,2
2,17
1,08
s/d
3

Mujeres no
afrodescendientes
1,88
1,1
2,35
1,06
s/d
2,5

Población total
2,06
1,1
2,08
1,06
2,23
2,5

Fuente: Elaboración propia en base a: Base de microdatos PNAD, 2006, Brasil. Censo General de Población y Vivienda 2005.
DANE, Colombia. IX Censo Nacional de Población 2000, Costa Rica. X Censo de Población y VI de Vivienda de Costa Rica, 2011.
Censo de Población y Vivienda 2001, Ecuador. Estimaciones en base la Encuesta Nacional de Hogares 2010, Perú. Censo
Nacional de Población 2011 y Encuesta Nacional de Hogares Ampliada 2006, Uruguay.

En Colombia y Ecuador, el promedio de hijos de las mujeres afrodescendientes es superior a la media del
país, aunque esta diferencia, así como la diferencia con las mujeres no afrodescendientes, es mínima.
También en Brasil y Uruguay se observa esta misma relación, pero con una diferencia algo superior entre
mujeres afrodescendientes y no afrodescendientes. En Costa Rica, las mujeres afrodescendientes tienen
en promedio menor cantidad de hijos que las mujeres no afrodescendientes; en este caso se revierte la
tendencia señalada en el resto de los países.
Una de las características que predomina en la distribución de edades de la población afrodescendientes
en los países considerados -reflejada en la pirámide de población- y en particular de las mujeres en
comparación con las mujeres no afrodescendientes, donde predominan estructuras más envejecidas
(ensanchamiento relativo en la cumbre), es que se trata de poblaciones más jóvenes, con mayor
cantidad de niños y adolescentes en la base de la pirámide, aún cuando en los últimos años hayan
adoptados pautas de natalidad más cercanas a la media del país, tal como refleja la cantidad promedio
de hijos.

2. La situación socioeconómica de las mujeres afrodescendientes
2.1 Los indicadores de pobreza
Los informes analizados destacan que las condiciones de vida de la población afrodescendiente en los
seis países considerados -medida a través del ingreso per capita, la ocupación, el acceso a servicios y el
tipo de vivienda- son diferentes en cada uno de ellos. No obstante, en todos ellos las mujeres
afrodescendientes se ubican en las escalas más bajas en lo relativo a pobreza e indigencia, son más
pobres que los hombres y aún más que las mujeres no afrodescendientes (con excepción de la población
indígena).

7
Si bien los estudios analizados revelan que la población afrodescendiente se encuentra entre los sectores
más pobres de la sociedad, esta situación es diferente en cada país debido a que la desigualdad, medida
por el coeficiente de Gini,7 no es similar en ellos. Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Costa Rica y Uruguay,
en orden descendente, presentan diferentes niveles de desigualdad. Cabe señalar que, para medir el
nivel de pobreza, cada país de los analizados ha tomado en cuenta un indicador distinto; no obstante,
esto nos permite, con la salvedad del caso, tener una idea aproximada del porcentaje de población de
cada uno de los países considerados a la que se considera en situación de pobreza y situación de
indigencia o pobreza extrema.
Se cuenta con datos sobre pobreza de las mujeres afrouruguayas.8 De acuerdo con la línea de pobreza
establecida por el Instituto Nacional de Estadística (INE) de Uruguay para diciembre de 2011, el 28,1% de
los afrodescendientes son pobres, superando significativamente la tasa de pobreza de la población no
afrodescendiente (12,2%). También es diferencial la pobreza entre varones y mujeres afrodescendientes,
27,3% y 28,8%, respectivamente; esto significa que hay 1,5% más de mujeres afrouruguayas pobres que
hombres afrouruguayos pobres. La brecha con las mujeres no afrouruguayas es de 16,3 puntos (28,8% y
12,3% respectivamente).
En Brasil, “en el año 2006, el 8% de la población blanca y el 18,8% de la población prieta y parda se
encontraba debajo de la línea de indigencia (…) y el 43,6 de los individuos prietos y pardos y el 21,6% de
los individuos blancos se encontraba debajo de la línea de pobreza”. 9
En Colombia, el informe considerado indica que el 38,3% de los hogares compuestos por población
afrodescendiente percibe un ingreso per capita menor a U$S 2,5 diarios, mientras que esa cifra es de
37,8% en el caso de los hogares no afrodescendientes. La brecha es más amplia si se desagregan los
datos por área de residencia: el porcentaje de hogares afrocolombianas pobres en zona rural es 46,9 y
en el área urbana 35,4.
En Costa Rica, la pobreza medida por medio de indicadores de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI)10
estima que la pobreza de los hogares afrocostarricenses es de 21,3%, en tanto que la pobreza en hogares
correspondientes a blancos/mestizos es de 16,5%, con una marcada diferencia entre hogares
afrodescendientes rurales (30,0%) y urbanos (18,3).11

7

Índice de Gini: Normalmente se utiliza para medir la desigualdad en los ingresos, dentro de un país, pero puede utilizarse para
medir cualquier forma de distribución desigual. El coeficiente de Gini es un número entre 0 y 1, en donde 0 se corresponde con
la perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y donde el valor 1 se corresponde con la perfecta desigualdad (una
persona tiene todos los ingresos y los demás ninguno). Wikipedia, 20-04-2013.
8
CIESU, op. cit., pag. 26.
9
“La línea de indigencia o de pobreza absoluta se define como el valor monetario necesario para adquirir una canasta de
alimentos que contenga la cantidad calórica mínima necesaria para la supervivencia de un individuo. (..) La línea de pobreza
resulta de sumar al valor de la línea de indigencia la cantidad de dinero necesaria para la adquisición de una serie de bienes y
servicios básicos (transporte, vestimenta, vivienda, etc.) indispensables en el marco de los patrones de consumo vigentes en la
sociedad contemporánea”. Ver. Paixao, op. cit., pág. 232.
10
El índice de NBI está construido en base a cuatro dimensiones: acceso a albergue digno, acceso a vida saludable, acceso al
conocimiento y acceso a bienes y servicios. Ver: Cruces G. et al., op. cit., 2010.
11
CCIMO- Costa Rica, op. cit., pag. 42.

8
En Ecuador, utilizando la metodología oficial para medir la pobreza,12 el porcentaje de afrodescendientes
pobres era de 52,1, en tanto que el de los no afrodescendientes pobres era de 36,9. También había una
brecha significativa entre la pobreza de la población afrodescendiente rural (62,1%) y urbana (39,9%).
En Perú, los datos correspondientes a la ENAHO de 2010 revelan que el 34% de los hogares
afrodescendientes tenían NBI.13 Un aporte interesante de esta Encuesta es que incluye preguntas sobre
autopercepción, donde el 37% y el 39% de los afrodescendientes se consideraban pobres y definían su
calidad de vida como mala, respectivamente.
2.2 La educación de las mujeres afrodescendientes
En los países de América Latina se han dado en los últimos 20 años mejoras importantes en el nivel
educativo de sus habitantes en general, aunque estos logros no se distribuyen uniformemente entre
hombres y mujeres, ni entre las mujeres de diferentes etnias.
Cuadro Nº4. Distribución de la población adulta según ascendencia étnica, sexo y nivel de alfabetización
por país (en %)
BRASIL
COLOMBIA
COSTA RICA
ECUADOR
PERU
URUGUAY
Mujeres
Hombres Mujeres No Mujeres
Hombres Mujeres No Mujeres
Hombres Mujeres No Mujeres
Hombres Mujeres No Mujeres
Hombres Mujeres No Mujeres
Hombres Mujeres No
NIVEL DE
ALFABETIZ afrodescen Afrodesce afrodescen afrodescen Afrodescen afrodescen Afrodescen Afrodescen afrodescen Afrodescen Afrodescen afrodescen Afrodescen Afrodescen afrodescen Afrodescen Afrodescen afrodescen
dientes
ndientes dientes
dientes
dientes dientes
dientes
dientes dientes
di entes
dientes dientes
dientes
di entes dientes
dientes
dientes dientes
ACION
Alfabetiza
dos
No
alfabetiza
dos

84.9

85.9

93.3

87.0

92.9

86.8

96.1

96.2

97.2

89.1

90.0

90.2

88.1

94.8

93.2

97.9

96.7

98.9

15.1

14.1

6.7

13.0

7.1

13.2

3.9

3.8

2.8

10.9

10.0

9.8

11.9

5.2

6.8

2.1

3.3

1.1

Fuente: Elaboración propia en base a: Base de microdatos PNAD, 2006, Brasil. Censo General de Población y Vivienda 2005.
DANE, Colombia. IX Censo Nacional de Población 2000, Costa Rica. X Censo de Población y VI de Vivienda de Costa Rica, 2011.
Censo de Población y Vivienda 2001, Ecuador. Estimaciones en base la Encuesta Nacional de Hogares 2010, Perú. Censo
Nacional de Población 2011 y Encuesta Nacional de Hogares Ampliada 2006, Uruguay.

Así, observamos en los países analizados que, si bien tienen altas tasas de alfabetización, los hombres
afrodescendientes superan en alfabetización a las mujeres afrodescendientes en Colombia, Ecuador y
Perú. En Costa Rica el nivel de alfabetización es prácticamente similar para ambos. Aunque en Uruguay
las mujeres afrodescendientes superan en alfabetización a los hombres afrodescendientes, son
superadas por las mujeres no afrodescendientes. En todos los países considerados, las mujeres no
afrodescendientes muestran mejores niveles de alfabetización que las mujeres afrodescendientes.
El registro de años de educación alcanzado por la población adulta se presenta de manera diferente
según los países analizados. Comparemos dos de los países seleccionados, Colombia y Ecuador.

12

La proporción de personas pobres (incidencia de la pobreza) indica el total de individuos que perciben un ingreso per capita
menor al costo de una canasta básica de bienes y servicios necesaria para garantizar los requerimientos de una persona en un
período de tiempo determinado. Estos valores son calculados por el INEC- Ecuador, 2006. Ver: Cruces G. et al., op. cit. 2010.
13
Definida en el caso peruano a partir de 5 indicadores: condiciones de vivienda, el acceso a servicios de agua y desagüe, el nivel
de hacinamiento, la cantidad de menores en edad escolar que no asisten a la escuela y dependencia económica del hogar
respecto de los ingresos de uno o pocos miembros del hogar en relación con el tamaño del mismo. Ver: Díaz, R. y O.
Madalengoitía, op.cit.

9
Cuadro Nº 5. Distribución de la población adulta según ascendencia étnica, sexo y años de educación
para Colombia y Ecuador (en %)

COLOMBIA

ECUADOR

Mujeres
Hombres Mujeres no Mujeres
Hombres Mujeres no
afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen
dientes
dientes dientes
dientes
dientes dientes
Hasta 5 años
39.7
41.8
42.3
61.8
64.8
53.4
Entre 6 y 11 años
43.1
41.7
39.0
27.4
26.0
27.1
12 o más años
17.2
16.4
18.6
10.8
9.2
19.5

AÑOS DE
EDUCACIÓN

Fuente: Elaboración propia en base a: Censo General de Población y Vivienda 2005. DANE, Colombia. IX Censo Nacional de
Población 2000, Costa Rica. X Censo de Población y VI de Vivienda de Costa Rica, 2011. Censo de Población y Vivienda 2001,
Ecuador. Estimaciones en base la Encuesta Nacional de Hogares 2010, Perú. Censo Nacional de Población 2011 y Encuesta
Nacional de Hogares Ampliada 2006, Uruguay.

Como se puede observar en el cuadro precedente, las afrocolombianas mayoritariamente tienen entre 6
y 11 años de educación y con ello superan a los hombres afrodescendientes, pero están en desventaja si
se las compara con las mujeres no afrodescendientes que tienen, relativamente, más de 12 años de
educación.
En Ecuador, la mayoría de los hombres y las mujeres afrodescendientes y, en menor medida, las mujeres
no afrodescendientes, tienen hasta 5 años promedio de educación. Pero, asimismo, 2 de cada 10
mujeres no afrodescendientes registra 12 años o más de educación, en tanto que en el caso de los
hombres afrodescendientes, esta proporción apenas llega a uno de cada 10.
En Brasil, el estudio consultado revela que en 2006 el promedio de años de estudio de los afrobrasileños
era de 6,2 años, en tanto que los no afrodescendientes tenían un promedio de 8 años de estudio. Si bien
en el estudio considerado no hay información sobre esta temática discriminada por sexos, el autor
destaca que “el promedio de escolaridad de prietos y pardos no llegaba al nivel fundamental completo.”
Y, aunque ha habido un aumento paulatino en el promedio de años de estudio de ambos grupos
poblacionales desde 1995 a 2006, con una tendencia a reducir la diferencia entre ambos, “la disminución
de la diferencia entre los dos grupos ha avanzado a paso muy lento.”14
En el informe sobre Costa Rica,15 se ha tomado el promedio de años de escolaridad de la población
adulta afrocostarricense que revela que las mujeres y los hombres afrodescendientes tienen
prácticamente similar cantidad de años promedio de escolaridad (7.8 y 7.6 respectivamente) en tanto
que las mujeres no afrodescendientes tienen 8.7 años. Un análisis que toma en cuenta las nuevas
categorías censales de registro de la población afrodescendiente (“negros/as” y “mulatos/as”) y el lugar
de residencia (rural-urbano) destaca que las mujeres “negras urbanas” tienen el mayor promedio de
escolaridad de toda la población adulta: 10.2 años.16
En el informe sobre Perú, se ha relacionado el número promedio de años de educación con la
participación laboral en ramas de actividad para hombres y mujeres (afroperuanos, mestizos e
indígenas). Tomando los datos de 2010, observamos que en el sector “Manufactura, agua, electricidad y
14

Paixao, M., op. cit, págs. 192-193.
CCIMO- Costa Rica, op. cit., pág. 21.
16
CCIMO- Costa Rica, op. cit.,22.
15

10
gas” y en el sector “Servicios” predominan los mayores promedios de educación para los hombres (más
de 10 años de educación), para las tres poblaciones consideradas. El promedio de años de educación de
las mujeres en los mismos sectores es algo menor, 8.5 y 9 años respectivamente para las afroperuanas;
las mujeres mestizas presentan promedios de años de educación levemente superiores en los mismos
sectores (9,4 y 10.9 respectivamente).17
En Uruguay, el informe considerado ha tomado el promedio de años de estudio de los miembros del
hogar; en los hogares con jefes de hogar “hombres afrodescendientes” el promedio de años de
educación alcanzado es 8,28, en tanto que en los hogares con “mujeres afrodescendientes” jefas de
hogar, este promedio es levemente superior, 8,46 años, aunque es inferior al de los hogares donde las
jefas de hogar son mujeres no afrodescendientes, 9,56 años.18 Según los autores del informe, todos estos
hogares tienen clima educativo bajo y medio.
El nivel de educación alcanzado en cada país analizado da cuenta más detallada del nivel educativo de
sus habitantes. En este caso, se equipararon las categorías educativas para facilitar la comparación entre
los países.
Cuadro Nº 6. Distribución de la población según ascendencia étnica, sexo y nivel de educación alcanzado
por país (en %)
COLOMBIA

NIVEL DE
EDUCACION
Sin instrucción
Primaria
incompleta
Primaria
completa
Secundaria
incompleta
Secundria
completa
Superior
incompleta
Superior
completa

COSTA RICA

ECUADOR

URUGUAY

Mujeres
Hombres Mujeres no Mujeres
Hombres Mujeres no Mujeres
Hombres Mujeres no Mujeres
Hombres Mujeres no
afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen
dientes
dientes dientes
dientes
dientes dientes
dientes
dientes dientes
dientes
dientes dientes
6.3

6.9

6.7

7.8

17.8

17.9

19.1

15.0

17.0

6.3

24.1

20.4

19.6

19.5

19.9

19.5

5.5

6.6

5.7

18.3

17.3

11.7

11.3

13.1

10.1

8.5

50.3

22.1

20.8

14.8

29.8

26.5

20.7

20.0

14.5

14.0

47.9

23.9

8.2

24.1

23.7

7.3

12.7

16.3

19.8

7.1

6.

10.5

16.2

4.2

3.4

9.3

19.5

44.4

8

7

6

42

46

36

43

43

45

9

4

13

Fuente: Elaboración propia en base a: Censo Demográfico 2010, Brasil. Censo General de Población y Vivienda 2005. DANE,
Colombia. IX Censo Nacional de Población 2000, Costa Rica. X Censo de Población y VI d en la 5tae Vivienda de Costa Rica, 2011.
Censo de Población y Vivienda 2001, Ecuador. Estimaciones en base la Encuesta Nacional de Hogares 2010, Perú. Censo
Nacional de Población 2011 y Encuesta Nacional de Hogares Ampliada 2006, Uruguay.

Colombia y Ecuador, que comparten las mismas categorías educativas, permiten observar algunas
diferencias: en Colombia, el 24,1% de la mujeres afrodescendientes alcanzaron el nivel secundario
incompleto mientras que el 20,4% de los afrocolombianos llegaron a ese nivel; ese porcentaje es menor
en el caso de las mujeres no afrodescendientes (19.6). Sin embargo es prácticamente similar el
porcentaje de colombianos (independientemente de sexo y de etnia) que tienen secundario completo.
En los informes considerados referidos a Brasil y Costa Rica, la información está presentada de manera
similar, lo cual nos permite hacer algunas comparaciones: mientras que en Brasil, los afrodescendientes
(tanto mujeres como hombres) se concentran en el nivel más bajo de educación (sin educación/primaria
17
18

Díaz, R. y O. Madalengoitía, op. cit., págs. 38 y 130.
CIESU, op. cit., pág. 52.

11
incompleta), en Costa Rica éstos predominan en el nivel medio bajo (primaria completa/secundaria
incompleta). En Brasil, las mujeres afrodescendientes superan a los hombres afrodescendientes en los
niveles medios bajo y medio alto. Es interesante notar que cuatro de cada diez mujeres afrobrasileñas
han alcanzado un nivel educativo medio alto (secundaria completa/superior incompleto), aunque son
superadas por las mujeres no afrodescendientes en el nivel medio alto y en el superior completo de
manera significativa.
En Ecuador, la mayoría de los afroecuatorianos tienen primaria completa, superando en más de 3 puntos
porcentuales a las mujeres no afrodescendientes y en más de 5 puntos porcentuales a las
afroecuatorianas.
Con respecto al nivel superior completo (universitario generalmente), las mujeres no afrodescendientes
superan a los afrocolombianos y a las afrocolombianas. En Ecuador y Brasil se observa esta misma
relación en los estudios superiores, pero más acentuada ya que las mujeres no afrodescendientes más
que duplican a hombres y mujeres afrodescendientes. También en Costa Rica las mujeres no
afrodescendientes superan a las mujeres afrodescendientes en 6 puntos porcentuales y duplican a los
hombres afrodescendientes en el nivel de estudios superiores. No obstante, cabe destacar que las
mujeres afrodescendientes en todos los países analizados registran porcentajes de estudios superiores
más elevados que los hombres afrodescendientes, excepto en Perú.
La adopción de políticas afirmativas en la educación superior en Brasil había tenido, hasta 2006,
resultados lentos: “A pesar del crecimiento relativo de prietos y pardos en las universidades privadas y
en menor grado en las públicas, la composición de color o raza que estas instituciones presentan todavía
dista mucho de representar el peso relativo de la población prieta y parda en la población brasileña”.19
En Perú, “en lo que respecta al acceso a la educación superior, la tasa de acceso es del 29% para los
hombres afroperuanos, 14 puntos por debajo de aquella correspondiente a los hombres mestizos. En el
caso de las mujeres, la diferencia en el acceso a la educación superior es mucho mayor en ambos grupos
étnicos, pues las mujeres afrodescendientes registran un acceso del 23% frente a una tasa del 44% para
las mujeres mestizas. Asimismo se observa una diferencia importante entre los hombres y las mujeres en
cuanto al acceso a la educación superior en el grupo de los afroperuanos. La brecha en este caso
asciende a 6%, mientras que es casi nula en el caso de los mestizos”.20
Los estudios consultados especifican los siguientes aspectos en relación con el acceso a la educación de
las mujeres afrodescendientes:
En Brasil, la implementación de políticas públicas en el área educativa contribuye a reducir las
desigualdades de color o raza, aunque “los indicadores educativos de prietos y pardos evolucionaron
positivamente en los últimos años, y a un ritmo más acelerado que el que presentaron los indicadores de
la población blanca, por otro lado hay que considerar que esa evolución se dio en un contexto en el cual
el punto de partida de los prietos y pardeo fue francamente inferior al de los blancos”.21
En Colombia, “[D]e acuerdo con la GHIE22 de 2006 y el censo de 2005, en materia educativa se observa
que la tasa de alfabetización es levemente superior entre las mujeres independientemente de su origen
étnico (…). Al considerar los años de educación alcanzados, también se observa una mayor escolarización
19

Paixao, M., op. cit., pág. 206.
Díaz, R. y O. Madalengoitía, op.cit., pags.v41 y 42.
21
Paixao, M. op cit, pags. 256-257.
22
Gran Encuesta Integrada de Hogares del año 2006 realizada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas
DANE, de Colombia.
20

12
de las mujeres para ambos grupos (…). Por último, tanto entre la población afrocolombiana como entre
los no afrodescendientes es mayor el porcentaje de hombres sin instrucción, a la vez que hay más
mujeres que completaron el nivel secundario y el nivel superior”.23
En Costa Rica, “[E]s posible observar que los afrocostarricenses presentan ventajas en varios indicadores:
este grupo de población muestra mayores porcentajes de mujeres alfabetizadas en ámbitos urbanos, de
asistencia de niños a la escuela y de mujeres con educación superior”.24
También el estudio realizado por CCIMO, destaca la diferencia significativa a favor de las mujeres
afrocostarricenses en cuanto a nivel de escolaridad, sobre todo entre quienes llegaron a concluir sus
estudios superiores: “el 23% de las mujeres “negras urbanas” de 25 años y más concluyeron una carrera
universitaria, cifra cuatro veces superior en comparación con las “negras residentes en zonas rurales”;
sin embargo, estos valores son muy superiores en comparación con sus homólogos varones, pues solo el
15,2% de los “negros urbanos” de 25 años y más y 4,5% entre los rurales lograron concluir una carrera
universitaria. Entre los “mulatos” las cifras son aún menores: solo el 9,4% y el 4,3% de las “mulatas”
urbanas y rurales, en ese orden, concluyeron la universidad; mientras que en el caso de los “mulatos”,
las cifras apenas representan al 9,3% y 3,3% de quienes residen en ámbitos urbanos y rurales,
respectivamente.25
En Ecuador, el informe consultado destaca que “existen importantes desigualdades basadas en el sexo
en materia educativa.”…”La población femenina adulta no alfabetizada es 3 puntos porcentuales mayor
que la masculina (9,9% frente a 6,9%). El grupo de mujeres afroecuatorianas, por su parte, posee niveles
de analfabetismo más elevado (10,9%)” “Esa misma tendencia se expresa en la información sobre la
distribución de la población por nivel educativo. La proporción de población incluida en las dos
categorías más bajas (sin instrucción y con primaria incompleta) cuenta con mayor presencia de mujeres
que de hombres. A su vez, las mujeres de origen afrodescendientes presentan un nivel educativo más
bajo en relación con sus pares no afrodescendientes. Asimismo, si bien la proporción de mujeres
afroecuatorianas con educación superior (completa e incompleta) es mayor que la de los hombres del
mismo grupo, ambas son sustancialmente menores que las que presentan las mujeres y los hombres no
afrodescendientes”.26
En Perú, el informe señala que “[E]n lo referido a educación, las mujeres registran una situación de
desventaja respecto de los hombres en todos los grupos étnicos. Las brechas en las tasas de
analfabetismo entre hombres y mujeres son importantes en los tres grupos poblacionales considerados.
En el caso de los afroperuanos, la tasa de analfabetismo de las mujeres duplica a las de los hombres.”(…)
”A su vez, el porcentaje de mujeres entre 5 y 17 años con educación básica incompleta, que es bastante
similar en los tres grupos poblacionales analizados, es alto para las mujeres afrodescendientes: alcanza
alrededor de 15%, porcentaje mayor al registrado en 2001, lo cual podría deberse a una entrada
temprana de las mujeres en el mercado laboral. Además, las mujeres presentan, en promedio, menos
años de educación que los hombres en todos los grupos étnicos. Finalmente, cabe mencionar que las
tasas de compleción de la educación primaria y secundaria, así como el acceso a la educación superior,
son siempre más bajos para las mujeres”.27

23

Cruces G. et al., op cit., 2010, (2), pág. 33.
Díaz, R. y O. Madalengoitía, op. cit., pág.73.
25
CCIMO, op. cit., págs. 25 y 26.
26
Cruces G. et al., 2010 (1), op. cit., págs. 35 y 36.
27
Díaz, R. y O. Madalengoitía, op. cit., págs. 53 y 54.
24

13
En Uruguay, la tasa de analfabetismo es del 1,5 %. El porcentaje de mujeres, tanto afrouruguayas como
no afrouruguayas, que saben leer y escribir es levemente mayor que el de los hombres pero, en la
población femenina, la tasa de alfabetización de las mujeres no afrouruguayas supera en un 1 % a la
correspondiente a las mujeres afrodescendiente. “El 2% de la población tanto femenina como masculina
afrodescendiente en Uruguay nunca asistió a establecimientos educativos.” (…) ”El mayor nivel
educativo alcanzado por la población afrouruguaya corresponde a la primaria común (40%) siendo
mayor el número de hombres (41%) que ha alcanzado esos estudios que el de mujeres (38%).”(...)”Los
valores obtenidos en los niveles educativos superiores son sensiblemente más bajos en los
afrouruguayos, aunque se presentan en mayor medida en las mujeres que en los hombres”.28
2.3 Las mujeres afrodescendientes en el mercado de trabajo
El general, las mujeres tiene una menor participación en el mercado de trabajo en comparación con los
hombres, independientemente de su ascendencia étnica. Aunque la actividad laboral de las mujeres va
aumentando paulatinamente, el acceso al mercado laboral no es igual para todas; a la discriminación por
género se suma la discriminación étnica.
Las tasas de participación29 no son similares entre los países analizados. Estas diferencias obedecen a la
composición etárea de la población del país considerado, pero también a las decisiones, algunas veces
forzadas, de las mujeres de permanecer inactivas en el mercado de trabajo oficial por diferentes razones:
atención de niños y adultos mayores, priorizar las actividades domésticas y los estudios, entre otras.
Excepto en Ecuador y en la zona urbana de Perú, las tasas de participación de las mujeres
afrodescendientes son mayores que las de las mujeres no afrodescendientes. En cierto modo esto revela
una mayor disposición y/o necesidad de trabajar.
Cuadro Nº 7. Tasas de actividad, ocupación y desempleo de mujeres y hombres afrodescendientes y de
mujeres no afrodescendientes según país (en %)
Tasa de actividad

Países
Brasil
Colombia
Costa Rica
Ecuador
Perú
Uruguay

Tasa de ocupación

Tasa de desempleo

Hombres Mujeres no Mujeres
Hombres Mujeres no Mujeres
Hombres Mujeres no
Mujeres
afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen
dientes
dientes dientes
dientes
dientes dientes
dientes
dientes dientes
s/d
55.9
37.2
57.9
71-58
55

s/d
74.1
75.0
86.2
95-84
70

s/d
46.6
36.1
59.8
70-61
51

s/d
44.5
35.6
45.4
97
52

s/d
64.8
72.0
79.6
96
72

s/d
39.9
35.0
50.7
95
47

12,8
20.4
1.5
21.6
s/d
12

7,3
12.6
3.1
7.6
s/d
5

9,9
14.4
1.1
15.2
s/d
8

Fuente: Elaboración propia en base a: Base de microdatos PNAD, 2006, Brasil. Censo General de Población y Vivienda 2005.
DANE, Colombia. IX Censo Nacional de Población 2000, Costa Rica. X Censo de Población y VI de Vivienda de Costa Rica, 2011.
Censo de Población y Vivienda 2001, Ecuador. Estimaciones en base la Encuesta Nacional de Hogares 2010, Perú. Censo
Nacional de Población 2011 y Encuesta Nacional de Hogares Ampliada 2006, Uruguay.

Las afrobrasileñas son las más afectadas por la desocupación. Entre 1995-2006 la población femenina
representó la mayor contribución al desempleo en este período, aunque el incremento del desempleo
entre las mujeres afrodescendientes supero en 5 veces al de los hombres no afrodescendientes. Esto
revela que en un contexto de dificultades económica, las mujeres son más vulnerables y más aún las
28

CIESU, op. cit., págs. 66 y 67.
Tasa de participación es la relación entre la población de más de 14 años (12 años en algunos países) que está en condiciones
de trabajar y los que están ocupados o están buscando empleo activamente- PEA/PET.
29

14
afrodescendientes.30 En Colombia, el estudio consultado31 señala que aun cuando “las mujeres
afrodescendientes cuentan con un mayor nivel de escolaridad, en todos los niveles educativos (…) esto
no se refleja en una inserción más igualitaria en el mercado de trabajo ni en su capacidad de generar
ingreso.”
Tanto en Colombia como en Ecuador, las mujeres afrodescendientes presentan una mayor tasa de
desempleo, en comparación con los hombres afroecuatorianos y con las mujeres no afrodescendientes.
También para estos dos países, los autores analizaron la relación de ingreso promedio entre mujeres y
hombres afrodescendientes, concluyendo que en Ecuador la brecha de ingresos per capita entre hogares
con jefe de hogar afrodescendiente y aquellos con jefa de hogar afrodescendiente es de alrededor del
37%, mientras que en el caso de hogares no afrodescendientes la brecha es mucho menor (menos del
1%).32 En Colombia, esta brecha de ingresos per capita entre hogares con jefe de hogar afrodescendiente
y aquellos con jefa de hogar afrodescendiente es de alrededor del 6,8%.33
En Costa Rica, los afrodescendientes sufren mayores niveles de desempleo abierto en el país; en el caso
de los afrocostarricenses éste es superior al 3%, duplicando el desempleo de las afrocostarricenses, 1,5%
aun cuando las tasas de desempleo de este país son las más bajas de cinco (Brasil, Colombia, Costa Rica,
Ecuador y Uruguay) de los seis países considerados en este estudio.
En cambio, en Uruguay las mujeres afrodescendientes superan tanto a los hombres afrodescendientes y,
en menor medida, a las mujeres no afrodescendientes en desempleo abierto. “Las cifras señalan que las
desigualdades asociadas al mercado de trabajo se agudizan entre las mujeres afrodescendientes como
resultado de la doble discriminación a la cual están sometidas: racial y de género”.34
Un aspecto importante de señalar son las altas tasas de participación y de ocupación en Perú en el año
2010, tanto para las mujeres como para los hombres, independientemente del origen étnico y del
género. Al respecto los autores del estudio consultado35 señalan las posibles hipótesis:
La tasa de ocupación en Perú es bastante alta; ello es así porque la ocupación es alta en Perú pero,
además, seguramente se añade a ello el hecho de que el cuestionario de la ENAHO-2010 permite captar
cualquier actividad que posibilite generar un ingreso. Asimismo, la alta participación de las afroperuanas
en el mercado de trabajo y la alta ocupación para los afroperuanos de ambos sexos podría interpretarse
como indicadores de que este grupo “se benefició del crecimiento económico experimentado en el país
en la última década. Sin embargo, estos datos también podrían señalar la necesidad de la población
afrodescendiente de mejorar sus niveles de ingresos, ocupándose en cualquier tipo de actividad. En
efecto, los datos disponibles sobre ingresos sugieren que la mejora de los indicadores mencionados
responde principalmente a la necesidad de los afrodescendientes de aumentar sus ingresos”. Se
tomaron las tasas de participación rural y urbana en el mismo casillero (mujeres afrodescendientes: 71 –
58; hombres afrodescendientes: 95 – 84; mujeres no afrodescendientes: 70 – 61) debido a que no se
contó con una tasa promedio; como se aprecia en el Cuadro Nº7, la tasa correspondiente a la población
rural (la primera en la casilla) es siempre superior a la urbana.

30

Paixao, M., op. cit, pág. 225.
Cruces G. et al, op cit., 2010 (2), pág. 34.
32
Cruces G. et al, op cit., 2010 (1), pág. 56.
33
Cruces G. et al, op cit., 2010 (2), pág. 48.
34
CIESU, op. cit., pág. 90.
35
Díaz, R. y O. Madalengoitía, op.cit., pág.45.
31

15
La relación laboral predominante en las mujeres y los hombres afrodescendientes es la de “asalariado” y,
en especial, en el sector privado (Cuadro Nº 8). Al contar con la información discriminada por asalariados
del sector público y privado para Costa Rica y Uruguay, se observa que en Costa Rica la diferencia es casi
de 15 puntos porcentuales a favor de los hombres afrodescendientes en relación tanto con las mujeres
afro como no afro en el sector asalariado privado.36 En este sector en Brasil, hay una distribución
bastante similar entre mujeres y hombres no afrodescendientes. En tanto que en Uruguay la
participación de las mujeres afrodescendientes como asalariadas en el sector privado supera levemente
a la de los hombres afrodescendientes y en casi 8 puntos porcentuales a las mujeres no
afrodescendientes.
La información diferenciada para Costa Rica muestra, además, que las mujeres, tanto afrodescendientes
como no afrodescendientes, predominan como empleadas en el sector público. En tanto que en
Uruguay, a las mujeres no afrodescendientes les siguen los hombres afrodescendientes en esta posición
laboral, superando en el primer caso por más de 6 puntos y en el segundo por 1.4 puntos a las mujeres
afrodescendientes. No obstante, los estudios analizados revelan que en el sector público de Uruguay
“hay un notorio diferencial salarial que favorece a los hombres no afrouruguayos y perjudica a las
mujeres afrouruguayas, debido sin duda a que la población afrodescendiente, particularmente las
mujeres de este grupo étnico, desempeña trabajos de menor cualificación y remuneración”.37
En Brasil, encontramos que en el sector público, hay más empleadas mujeres no afrobrasileñas que
mujeres afrobrasileñas y que hombres afrobrasileños.
Cuadro Nº 8. Distribución de la población de más de 14 años por posición en el trabajo y por país (en %)
BRASIL
POSICION EN EL

TRABAJO

Mujeres
afrodes cen
di entes

Patrón o empresario
Asalariado sector privado
Asalariado sector público
Cuenta propia
Familiar no remunerado

0.6
64.2
5.4
21.4
8.3

COLOMBIA

Hombres Mujeres no
a frodes cen a frodes cen
di entes
di entes

1.0
65.7
4.0
28.3
1.2

Mujeres
a frodes cen
di entes

2.2
66.7
7.8
20.8
2.4

Hombres
a frodes cen
di entes

1,2

2,9

COSTA RICA
Mujeres no
a frodes cen
di entes

2,8

POSICION EN EL

TRABAJO
Patrón o empresario

3,7

Mujeres no
a frodes cen
di entes

4,5

6,0

5,0

60,5

46,0

56,1

58,4

53,0

17,6

9,6

22,7

37,9

36,8

37,9

14,5

22,3

14,1

4,8

1,9

6,3

1,0

0.8

1,1

URUGUAY

Hombres Mujeres no
afrodes cen a frodes cen
di entes
di entes

4,1

3,6

Mujeres
afrodes cen
di entes

Hombres
a frodes cen
di entes

Mujeres no
a frodes cen
di entes

43,8

21,2

22,0

20,3

64,0

Asalariado sector privado
Asalariado sector público

Hombres
a frodes cen
di entes

46,9

ECUADOR
Mujeres
afrodes cen
di entes

Mujeres
a frodes cen
di entes

62,1

56,7

11,2

12,4

17,2

52,9

62,2

Cuenta propia

32,0

27,7

31,2

0,8

2,5

3,5

Familiar no remunerado

11,4

6,0

21,3

2,4

0,8

2,1

Fuente: Elaboración propia en base a: Censo Demográfico 2010, Brasil. Censo General de Población y Vivienda 2005. DANE,
Colombia. IX Censo Nacional de Población 2000, Costa Rica. X Censo de Población y VI de Vivienda de Costa Rica, 2011. Censo de
Población y Vivienda 2001, Ecuador. Estimaciones en base la Encuesta Nacional de Hogares 2010, Perú. Censo Nacional de
Población 2011 y Encuesta Nacional de Hogares Ampliada 2006, Uruguay.

36
37

CCIMO, op.cit., pág. 34.
CIESU, op. cit., pág. 93.

16
En Colombia y Ecuador, los hombres y las mujeres afrodescendientes superan a las mujeres no
afrodescendientes en la posición ocupacional de “asalariados” y, cuando se compara mujeres con
hombres afrodescendientes, se observa una leve diferencia a favor de los hombres. En Colombia, las
afrocolombianas asalariadas (56,1%) superan en un 3% a las no afrocolombianas (53,0%); en Ecuador
esta diferencia es de más de 9 puntos porcentuales (afroecuatorianas asalariadas: 52,9% y no
afroecuatorianas asalariadas: 43,8%).
Con respecto a la categoría de “cuentapropista”, las mujeres afrodescendientes y no afrodescendientes
superan en número a los hombres afrodescendientes en Colombia y Ecuador, siendo la segunda posición
en importancia de la población trabajadora en estos países. En la misma categoría de “cuentapropista”,
Brasil los hombres afrodescendientes superan a las mujeres afrodescendientes en 7 puntos y a las
mujeres no afrodescendientes en casi 8 puntos; también en este caso es la segunda posición ocupacional
para los trabajadores y las trabajadoras. En Costa Rica, el 22,5% de los hombres afrodescendientes son
cuentapropistas, 8% más que las mujeres afrodescendientes y no afrodescendientes. En Uruguay, el
“cuentapropismo” pareciera ser una actividad de poca relevancia con predominio de las mujeres no
afrodescendientes.
En Uruguay los patrones o empresarios son la segunda posición laboral en importancia, donde las
mujeres afrodescendientes son levemente menos que los hombres afrodescendientes, pero también
levemente superiores a las mujeres no afrodescendientes.
En Colombia y en Costa Rica, hay mayor cantidad de hombres afrodescendientes que ocupan posiciones
de “patrones/empresarios” que mujeres afrodescendientes y no afrodescendientes. En Colombia, los
hombres afrodescendientes y las mujeres no afrodescendientes duplican en número a las mujeres
afrocolombianas en la categoría de “patrón/empresario”. En Costa Rica, hay más cantidad de hombres y
mujeres afrocostarricenses en esa categoría ocupacional que mujeres no afrodescendientes. Lo mismo
se observa en Ecuador.
El sector predominante de ocupación de los hombres afrodescendientes en Brasil, Colombia, Costa Rica y
Ecuador es la actividad primaria (agricultura, ganadería y pesca). En los países mencionados, su presencia
supera a las mujeres afrodescendientes y a las no afrodescendientes en porcentajes significativos,
excepto en Ecuador, donde al parecer la participación de las mujeres, particularmente las no
afrodescendientes, es importante en el sector de agricultura, ganadería y pesca (27.3%).
En la rama del “Comercio, hoteles y restaurantes”, en los países considerados, las mujeres
afrodescendientes superan en número, por leves porcentajes, a las mujeres no afrodescendientes y en
mayor medida (alrededor de 10 puntos porcentuales) a los hombres afrodescendientes, excepto en
Brasil, donde en ese sector hay ocupadas más mujeres no afrodescendientes.
Otra área de predominio femenino es “enseñanza, salud y atención social”, en el que hay más empleadas
mujeres afrodescendientes que no afrodescendientes en Colombia y Ecuador. En Brasil y Costa Rica, hay
aproximadamente un 5% más de mujeres no afrodescendientes que mujeres afrodescendientes que
trabajan en este sector.
El “servicio doméstico” también es una actividad en el que predominan las mujeres, particularmente las
Afrodescendientes. En Brasil constituye la primera rama de actividad para las afrobrasileñas; es el tercer
tipo de actividad en cuanto a número para las mujeres afrodescendientes en Colombia y Costa Rica y el
cuarto en Ecuador, superado solo por la actividad primaria.

17
Cuadro Nº 9. Distribución de la población ocupada según ascendencia étnica, sexo y sector de actividad
por país (en %)
BRASIL

RAMA DE
ACTIVIDAD
Agricultura,
ganadería pesca
Industria
muanufacturera
Construcción
Comercio, hoteles,
restaurantes
Finanzas,bancos,
seguros,servicios
profesionales
Transporte y
comunicación
Administración
pública
Enseñanzas, salud
y atención social
Servicio doméstico
Servicios
comunitarios y
personales

Mujeres
afrodes cen
die nte s

Hombre s
afrodes cen
di entes

17.8

26.3

11.0

COLOMBIA
Muje res no
a frodes cen
dientes

Muje res
afrode sce n
di entes

Hombres
a frodes cen
dientes

10.5

2.4

20.9

15.1

13.9

10.6

0.3

13.2

0.6

19.5

20.4

4.5

COSTA RICA
Mujeres no
a frodes cen
dientes

Mujere s
afrodes cen
di entes

Hombres
afrodes cen
dientes

6.5

4.8

19.5

13.0

14.6

10.5

0.2

10.2

0.6

22.2

34.7

26.0

6.3

8.3

3.6

1.1

6.5

1.7

4.1

5.1

14.1

ECUADOR
Mujere s no
afrodes cen
die ntes

Mujeres
a frodes cen
dientes

Hombres
afrodes cen
die nte s

Mujeres no
afrode sce n
di ente s

3.6

17.0

36.6

27.3

16.4

10.9

8.6

10.5

10.0

0.9

11.6

0.8

0.3

11.5

0.4

29.5

29.3

21.5

25.8

32.7

20.5

30.4

6.9

6.2

10.0

9.7

12.0

1.6

3.9

3.6

3.0

10.3

3.7

2.9

8.8

3.4

1.2

7.0

1.9

5.0

2.0

2.5

2.9

3.5

3.6

4.7

2.2

3.5

2.0

2.8

18.9

23.4

9.4

22.5

17.9

4.4

22.7

18.8

5.7

16.5

21.8

1.1

12.9

20.1

0.7

13.3

15.5

0.8

11.0

16.7

0.6

7.9

5.8

2.8

6.1

5.6

3.6

5.1

Fuente: Elaboración propia en base a: Base de microdatos PNAD, 2006, Brasil. Censo General de Población y Vivienda 2005.
DANE, Colombia. IX Censo Nacional de Población 2000, Costa Rica. X Censo de Población y VI de Vivienda de Costa Rica, 2011.
Censo de Población y Vivienda 2001, Ecuador. Estimaciones en base la Encuesta Nacional de Hogares 2010, Perú. Censo
Nacional de Población 2011 y Encuesta Nacional de Hogares Ampliada 2006, Uruguay.

Con respecto a la inserción de las mujeres afrodescendientes en el mercado laboral, los estudios
analizados concluyen lo siguiente:
En Brasil, el trabajo asalariado “sin cartera assinada”, es decir informal o al margen de la legislación que
protege las relaciones laborales, afectaba al 40,1% de los hombres afrodescendientes y al 32,5% de las
mujeres afrodescendientes. Este porcentaje se elevaba al 58,2% en el caso de las mujeres
afrodescendientes que se desempeñan en el servicio doméstico.38
En Colombia: “Desde mediados de 1980, en los países de América Latina tuvo lugar un notorio
incremento de la presencia de la población femenina en la fuerza de trabajo. (…) Respecto de la
participación de las mujeres en el mercado de trabajo, tanto en la GEIH como en el Censos registran
tasas de actividad y de ocupación femenina significativamente inferiores a las de la población masculina,
cualquiera sea su ascendencia étnica. (…) Según los datos consultados, en Colombia la población
femenina cuenta con un mayor nivel de escolaridad en todos los niveles educativos, por lo que se estaría
logrando parcialmente el ODM. Sin embargo, esto aún no se refleja en una inserción más igualitaria de la
mujer en el mercado de trabajo ni en su capacidad de generar ingresos. En este sentido, existirán
condiciones desiguales que están relacionadas tanto con el género como con la ascendencia étnica. Esto
se traduce, en primer lugar, en tasas de desempleo mayores para la población femenina, en especial
para las mujeres afrodescendientes.”39
En Costa Rica: “Lamentablemente, la situación socioeconómica en la que viven miles de personas
afrodescendientes en Costa Rica muestra evidentes signos de rezago en comparación con el resto de la
38
39

Paixao, M., op. cit, pág. 220-221.
Cruces G. et al, op cit. ,2010 (2), págs. 33,34.

18
población. (…) Esta situación repercute en las formas bajo las cuales la población afrodescendiente se
incorpora al mercado laboral. Las dificultades de acceso a la educación siempre van acompañadas de
empleos de baja calificación y poco remunerados.” (…) En el caso de población afrodescendiente las
barreras son mayores, puesto que también debe superar los prejuicios sociales vinculados a su condición
étnica y de género cuando se habla de las mujeres”.40 Díaz y Madalengoitía, también sobre Costa Rica,
sostienen: “Al analizar otras fuentes de información diferentes del censo, se comprueba que existe una
brecha entre las tasas de desempleo de los hombres y las mujeres, y es probable que es brecha se
mantenga para los mujeres afrocostarricenses”.41
En Ecuador: “Respecto de los indicadores de inserción en el mercado de trabajo, se observa que las
mujeres se encuentran en general en una situación menos favorable, y estas desventajas son aún más
marcadas entre las mujeres de origen afrodescendientes. Las mujeres afroecuatorianas presentan la
tasa de desempleo más elevada (21,6%), la cual es cuatro veces superior a la tasa de los hombres no
Afrodescendientes.” (…) ”En particular, la población femenina presenta mayores tasas de desempleo y
menores tasas de actividad en comparación con los hombres, y estas desigualdades se ven exacerbadas
en el caso de las mujeres afrodescendientes”.42
En Perú: “En lo que respecta en particular al grupo de población afrodescendiente, los datos disponibles
muestran no solo que la población afroperuana no se benefició del período de crecimiento económico
registrado entre 2001 y 2010 en Perú, sin que las mujeres afroperuanas enfrentan una situación más
desventajosa que los hombres de su grupo en casi todos los aspectos considerados”.43
En Uruguay: “Si se incorpora la variable de género, las diferencia entre trabajadores y trabajadoras es
notable.” (…) ”Estas diferencias se acentúan al incorporar al análisis la variable de ascendencia racial: en
promedio, el ingreso de la ocupación principal de los hombres afrouruguayos es entre un 10 % y un 36 %
inferior al de los hombres no afrouruguayos, y el de las mujeres afrouruguayas es entre un 15 % y un 46
% inferior al de las no afrouruguayas %”.44
2.4 Características de la viviendas, servicios básicos y acceso a la salud de las mujeres
afrodescendientes
La información disponible en las publicaciones consultadas sobre vivienda, servicios básicos y acceso a la
salud no es similar si se comparan cada uno de los países considerados, ya que en los censos y las
encuestas de hogares no se registra la misma información ni se lo hace de la misma forma; si se ha
registrado la información, no está presentada de una manera homogénea que permita la comparación.
En este sentido, aquí veremos en cada caso en particular cuáles son las condiciones que
mayoritariamente afectan o sitúan a las mujeres afrodescendientes, si es posible en comparación con los
hombres afrodescendientes y con las mujeres no afrodescendientes, con respecto a vivienda, servicios
básicos y salud.
En los informes analizados sobre Colombia y Ecuador, hay información sobre condiciones de vivienda y
servicios básicos para la población afrodescendiente en general, sin especificación de sexo. No obstante,
es posible inferir que, al menos, la mayoría de las mujeres afrodescendientes comparten la situación del
colectivo en lo relativo a características de la vivienda y el acceso a servicios básicos.
40

CCIMO, op.cit., pág. 50.
Díaz, R. y O. Madalengoitía, op. cit., pág. 81.
42
Cruces G. et al, op cit., 2010 (1), págs. 36,37.
43
Díaz, R. y O. Madalengoitía, op. cit., pág. 53.
44
CIESU, op. cit., pág. 106.
41

19
En Colombia, el informe sintetiza al respecto “…independientemente del área de residencia, los hogares
afrocolombianos presentan peores condiciones de vivienda y acceso a los servicios básicos en relación
con el resto de la población, siendo estas diferencias más marcadas en la zonas urbanas”.45 Como
ilustración señalan que en zonas urbanas la relación es de 1 a 3 en viviendas con materiales precarios, es
decir, por cada hogar no afrodescendiente con una vivienda construida con materiales precarios hay 3
hogares afrodescendientes en la misma situación. En las zonas rurales, esta relación es 1 a 1.4,
respectivamente.
Con relación con la población afroecuatoriana, los autores concluyen que “enfrenta peores condiciones
relativas en lo relativo a vivienda y acceso a servicios en relación con la población no afrodescendiente, a
la vez que existen fuertes diferencias entre las condiciones que se observan en el área rural y urbanas”.46
A título de ejemplo, el 61% de las viviendas rurales de los afroecuatorianos tenía algún tipo de material
precario, mientras que en las viviendas urbanas de los afroecuatorianos este porcentaje se reduciría a
20,4.
En Costa Rica, en el censo de 2010 se relevó como indicadores de salud de la población, la condición de
aseguramiento y la presencia de alguna discapacidad o limitación física en los individuos, en ambos casos
diferenciados por sexo. Pero en el informe consultado, no hay información sobre características de las
viviendas y de los servicios básicos.
En la modalidad de aseguramiento, el 17% de las mujeres afrocostarricenses no tiene seguro social, en
tanto que en los hombres afrocostarricenses este porcentaje asciende al 20%. La población
afrodescendientes de Costa Rica tiene en menor medida que los no afrodescendientes algún tipo de
seguro; el 12,1% de las mujeres no afrodescendientes no tiene seguro social. Entre los que cuentan con
algún tipo de seguro, ellos tienen distintas modalidades de seguro: el 30% de los hombres
afrocostarricenses tiene el seguro por su condición de asalariados, en tanto que el 46,9% de las mujeres
afrocostarricenses acceden al seguro por medio de un familiar. Son muy pocos los que tienen seguro por
ser laboralmente “cuenta propia”: el 10% de los hombres afrodescendientes y el 6% de mujeres
afrodescendientes.
Si bien “[E]n términos generales los resultados muestran que no hay diferencias significativas entre los
distintos grupos étnicos-raciales, en cuanto al porcentaje de personas que tiene alguna discapacidad o
limitación física en particular … [U]na de cada diez personas del país tiene al menos una discapacidad.”
(…) “Hilando muy fino se pueden hallar diferencias a lo interno de la población afrodescendiente. Así
pues, entre las mujeres negras hay un porcentaje de alrededor del 10% que tiene problemas con la vista
(aunque se usen lentes) y de alrededor de 8% en el caso de los varones. Estos valores son superiores en
cerca de 3 puntos porcentuales con respecto a las y los mulatos, así como con los demás grupos raciales.
De igual forma, los y las negras del país (de ámbitos urbanos y rurales) son quienes mayor porcentaje
declararon de tener al menos una discapacidad o limitación física (13% entre quienes viven en las
ciudades y 14,3% entre las personas negras residentes en las zonas rurales)”.47
En el Censo del año 2000 de Costa Rica, “los datos muestran que los afrodescendientes presentan una
menor proporción que reside en viviendas adecuadas, aunque la diferencia en porcentajes de ambos
grupos de población (afros y no afros) no supera los 3 puntos porcentuales para los hombres
afrocostarricenses (64%) y es de dos puntos porcentuales para el caso de las mujeres afrocostarricenses

45

Cruces G. et al, op. cit., 2010 (2), págs. 28 y 29.
Cruces G. et al, op. cit., 2010 (1), págs. 29 y 30.
47
CCIMO, op. cit., págs. 45 y46.
46

20
(67%)”.48 Es decir que la cantidad de mujeres afrocostarricenses que vive en viviendas adecuadas supera
levemente a la de los afrocostarricenses, pero es menor, también levemente, a la de las mujeres no
afrodescendientes que viven en viviendas adecuadas (69%).
En Perú, los datos de la ENAHE 2010 no proporcionan información detallada por sexo sobre acceso a
servicios. No obstante, en la comparación con la población no afroperuana, en general, los afroperuanos
muestran un menor acceso a los servicios de desagüe y de agua, ambos en red púbica. En este último, el
67% de los afroperuanos tiene acceso a agua potable por red pública, mientras que el resto de la
población alcanza al 75%. Con respecto a alcantarillado o desagüe la diferencia es menor (62% y 65%
respectivamente).49
Con respecto a la salud de los afroperuanos, “la información que la ENAHO proporciona sobre la salud de
la población es limitada”:50 prevalencia de las enfermedades crónicas (sin especificar cuáles) y el acceso a
algún tipo de seguro de salud (también sin especificar qué tipo) con discriminación de la información
relativa a hombres y a mujeres. El 31% de las afroperuanas no posee seguro de salud, en tanto que este
porcentaje asciende al 35% de los afroperuanos; también es 35% la cantidad de mujeres no
afrodescendientes que no cuentan con un seguro de salud. Cabe destacar para todos los grupos
poblacionales considerados que hubo una mejoría en la situación con respecto a 2001, pues en ese año
más del 50% de la población estaba sin seguro de salud.
Hay una alta incidencia de enfermedades crónicas en la población peruana, independiente del grupo
étnico; alrededor de 3 de cada 10 personas padece alguna de esas enfermedades. “Asimismo, dentro de
cada grupo étnico, las mujeres presentan una mayor prevalencia de enfermedades crónicas”.51 En el caso
de las afroperuanas este porcentaje asciende al 37%, mientras que el 27% de los afroperuanos declara
alguna enfermedad crónica. También en las mujeres mestizas este porcentaje es significativo: 38%.
El análisis cruzado de padecer una enfermedad crónica y no poseer seguro de salud revela que el 32% de
las afroperuanas y el 38% de los afroperuanos que padecen una enfermedad crónica no cuentan con
seguro de salud.
En Uruguay, la clasificación de las viviendas en buenas, regulares y malas, permite observar que, si bien
más de la mitad de los afrouruguayos vive en viviendas calificadas como regulares o malas, en el caso de
los no afrodescendientes este porcentaje se sitúa alrededor del 40%. Asimismo, es levemente superior el
porcentaje de jefas de hogar afrodescendientes que poseen viviendas calificadas como buenas (45,7%)
en comparación con hogares con jefes de hogar afrodescendientes (41,7%), pero sustancialmente
inferior a los hogares con jefas de hogar no afrodescendientes (61,7%). Los responsables del informe
sobre este país infieren que “[L]a calidad de la vivienda es un indicador comúnmente del nivel de
ingresos de la población, por lo que no es de sorprender que se comporten de igual manera”.52
Con respecto a la salud, el 51% de las afrouruguayas recibe atención médica en instituciones de salud
pública; los afrouruguayos que recurren a este sistema son algo menos (42%) y mucho menor es la
cantidad de mujeres no afrodescendientes (33%) que se atiende en el sistema público de salud. Cabe
señalar que en la población no afrouruguaya el sistema que predomina es el sistema privado de salud

48

Díaz, R. y O. Madalengoitía, op. cit., pág.65.
Díaz, R. y O. Madalengoitía, op. cit., págs.50 y 51.
50
Díaz, R. y O. Madalengoitía, op. cit., pág.34.
51
Díaz, R. y O. Madalengoitía, op. cit., pág. 35.
52
CIESU, op. cit., pág. 44.
49

21
(Instituciones de Asistencia Médica Colectiva-IAMC), tanto en Montevideo -66% recurre a este tipo de
sistema- como en el interior -52% se atiende en el sistema privado.53
3. La contribución de las mujeres afrodescendientes la cultura latinoamericana
El seminario regional “Las mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y
desarrollo”, realizado en Montevideo, Uruguay, del 27 al 29 de noviembre de 2009,54 dentro del marco
del Proyecto PAAL1, tuvo por objeto brindar un escenario amplio para la exposición de las
contribuciones de las mujeres afrodescendientes a la cultura latinoamericana desde un enfoque
antropológico de la cultura, entendiendo por tal todas las manifestaciones creadas por las personas -el
lenguaje, la literatura, el arte culinario, la música, la danza, las formas de organización comunitaria, entre
otras.
En el ámbito de los estudios lingüísticos, cabe mencionar los referidos a la lengua palenquera,55 hablada
ancestralmente por los habitantes de San Basilio y otras zonas de Cartagena, Colombia, considerada un
símbolo de identidad que han asumido los palenqueros. También en Ecuador, los afrochoteños tienen
en su habla vocablos y expresiones de raíz africana. El relevamiento a través de la tradición oral56 es una
manera de recuperar la memoria colectiva y tiene por objeto favorecer el diálogo etnoeducativo como
una herramienta para la interculturalidad. De manera similar, los aportes africanos están integrados al
portugués de Brasil;57 las mujeres afrobrasileñas tuvieron un rol socializador lingüístico importante en el
seno de la familiar colonial brasileña oficiando como madres negras, amas de leche y damas de
compañía, al incorporar vocablos de las lenguas africanas en la vida cotidiana.
Los rasgos africanos en la literatura latinoamericana fueron destacados por varias expositoras. Una de las
formas que asume esta contribución es mediante el relevamiento de historias de mujeres
afrodescendientes en el Perú58 como una manera de recuperar el pasado como herramienta de
desarrollo de la identidad, así como instrumento generador de nuevos conceptos de educación y de
diálogo intercultural e intergeneracional.
Una crónica de una escritora peruana59 sobre su propia experiencia personal le permite reflexionar sobre
el racismo y el sujeto racista en Perú y proponer la utilización del arte como metodología de
transformación con efectos tanto en quienes sufren discriminación como en aquellos que discriminan.
También sobre la función social del arte y, en particular, sobre la palabra escrita, otra expositora, Shirley
Campbel Barr,60 sostiene que la palabra escrita es un arma muy poderosa ya que da voz a los que no
53

CIESU, op cit., pág. 40.
PNUD, Seminario regional: Las mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010.
55
Simarra Obeso, R. “La lengua de Palenque: contexto lingüístico, histórico y comunicativo”, en PNUD, Seminario Regional: Las
mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, págs. 45-52.
56
Maldonado, O. “Estudio cultural de los vocablos y expresiones que hacen particular el habla de los afrochoteños: punto de
vista como profesora de inglés”, en PNUD, Seminario Regional: Las mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana:
identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, págs. 53-60.
57
Pessoa de Castro, Y. “Las lenguas africanas en la constitución del portugués brasileño: la participación de la mujer negra”, en
PNUD, Seminario Regional: Las mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010,
págs. 61-65.
58
Charún Illescas, L. “Afrohistóricas. Detrás de la memoria. Apuntes y perspectivas de la mujer afrodescendiente en
Latinoamérica” en PNUD, Seminario Regional: Las mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y
desarrollo, PAAL1, 2010, págs. 24-27.
59
Carrillo Zegarra, M. “Una crónica real de arte, resistencia, feminismo y poder”, en PNUD, Seminario Regional: Las mujeres
afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, págs. 31-35.
60
Campbell Barr, S. “Asumiendo responsabilidad por la palabra”, en PNUD, Seminario Regional: Las mujeres afrodescendientes
y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, págs.36-40.
54

22
tienen voz en un contexto que discrimina y margina y coloca a los afrodescendientes en la base de la
sociedad. En tal sentido, convoca a repensar la posición histórica y la responsabilidad de las escritoras
afrodescendientes como sujetos de cambio para la causa de los pueblos negros.
El arte gastronómico de los afrodescendientes fue uno de los tópicos desarrollados por mujeres
especialistas de Panamá,61 Brasil62 y Ecuador63. Destacaron que la transmisión oral fue el vehículo que
permitió la persistencia de la cultura culinaria. Las recetas que combinan ingredientes autóctonos de
América con los traídos de África, así como los nombres de productos y de platos están vigorosamente
incorporados a la cultura gastronómica latinoamericana.
La música, los ritmos y las danzas de raíz africana, así como los instrumentos que las acompañan, tienen
fuerte presencia tanto en el Caribe como en el resto de América Latina. Por ejemplo, el Palo de Mayo,64
tiene, en ciertas interpretaciones, algunas expresiones rituales religiosas africanas, mientras que en
otras, es una burla o forma de protesta de las clases populares y de los esclavos para ridiculizar a los
ricos y a sus danzas.
Las mujeres afrodescendientes de América Latina, a través de la creación de sus organizaciones de base,
están contribuyendo a posicionar el tema de la diversidad social y cultural en el debate en los
movimientos de mujeres de América Latina.65 Buscan rescatar una identidad que reconozca la diversidad
étnico-racial y la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, revalorizando los aportes, las prácticas
y las representaciones que prevalecen en la cultura y la sociedad y que son propias de la herencia
africana.
Un hecho importante a destacar es la constitución de la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas,
Afrocaribeñas y de la Diáspora en 1992, para enfrentar el racismo, la discriminación y la situación de
miseria particular en que viven buena parte de las mujeres afrodescendientes.66 En tres encuentros y
una asamblea, las mujeres de la Red definieron los valores y los principios organizadores de la Red, así
como la misión y los objetivos que impulsan su acción. Ellas dijeron desde un comienzo que no se
desalentarían ante las dificultades y que sólo verían consolidada su lucha cuando todas las mujeres
afrodescendientes hubieran superado su situación de marginalidad y pobreza.
En síntesis, algunas de las propuestas surgidas del debate de las participantes revelaron el estado de la
tema en la región:67
“-Es necesario la creación de una nueva teoría política de la diversidad.

61

Gayle de Best, E. “Cultura culinaria afrodescendientes en Panamá”, en PNUD, Seminario Regional: Las mujeres
afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, págs. 98-90.
62
Santos Marques, J.M, “Las influencias de la cocina brasileña entre las culturas indígenas, portuguesas y africanas en la ciudad
de Bahía del Salvador, Brasil”, en PNUD, Seminario Regional: Las mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana:
identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, págs. 91-93.
63
Méndez Anangonó, C. “Gastronomía afroecuatoriana. Valle del Chota, provincia de Imbabura”, en PNUD, Seminario Regional:
Las mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, págs. 94-95.
64
Bacon Hdgson, G. “Palo de Mayo”, en PNUD, Seminario Regional: Las mujeres afrodescendientes y la cultura
latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, págs. 101-102.
65
Moreno Rojas, C. “Identidad y cultura afrodescendiente y organizaciones de mujeres”, en PNUD, Seminario Regional: Las
mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, págs. 75-77.
66
Wilson, D. “Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora”, en PNUD, Seminario Regional: Las
mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, págs. 83-87.
67
Garcia Savino, S. “Conclusiones” en PNUD, Seminario Regional: Las mujeres afrodescendientes y la cultura
latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, pág. 161.

23
-Las instituciones educativas formales y no formales deben dar cuenta de la presencia de los
afrodescendientes en América Latina y deben impulsar investigaciones sobre la temática.
-La creación artística es resistencia y recreación del conocimiento; para la población afrodescendiente,
las manifestaciones artísticas están íntimamente ligadas con la cotidianidad y su obra creadora es un
arma simbólica que busca dar voz a los que no la tienen.
-El castellano y el portugués han sido lenguas de la colonización; el rescate de los lenguajes palenqueros
y similares forma parte del movimiento de resistencia cultural.
-La danza es una forma de expresión de la identidad; música y danza son herramientas políticas y así
fueron usadas desde la llegada de los africanos esclavizados a América.
-Las organizaciones de la población afrodescendiente existieron desde su llegada a América; fueron
adoptando formas diversas según las regiones de proveniencia y de llegada. Las mujeres tienen sus
propias organizaciones con formas variadas.”

4. Participación política de las mujeres afrolatinoamericanas
Entre los temas de estudio reciente sobre las mujeres afrodescendientes se destacan las investigaciones
sobre su participación en la política. Revisaremos cuatro informes al respecto.
Se ha estudiado la incorporación de las mujeres afrolatinoamericanas en los parlamentos de algunos
países de la región. Una de las especialistas en el tema es Mala Htun; en su informe de 201268 analiza la
experiencia de los países que cuentan con mujeres afrodescendientes en sus parlamentos y las reformas
en los procedimientos electivos que han implementado algunos países de la región para incorporar a las
minorías étnicas.
Sostiene que solo 3 países (Bolivia, Colombia y Venezuela) aplican mecanismos para promover la
representación de grupos definidos por raza o etnicidad, aun cuando son 13 de los 19 países de América
Latina, los que cuentan con leyes de cuotas de género para promover el acceso de las mujeres a cargos
electivos. Ahora bien, el porcentaje de incorporación es variable: va del 20% en Paraguay al 50% en
Bolivia, y en el resto de los países oscila entre estas cifras.
Htun analiza la experiencia en Bolivia, Brasil, Colombia y Venezuela:
En Bolivia, desde 2009 hay 7 escaños reservados para los pueblos originarios y afrobolivianos en la
Cámara Baja. En 2011, los afrobolivianos cuentan con un representante en esa Cámara. Los partidos y los
grupos que compiten por los escaños reservados deben cumplir con la ley de paridad de género. Este
sistema se denomina de “cuota doble”. Lamentablemente este procedimiento se ha aplicado de manera
laxa, ya que las mujeres aparecen como suplentes.
En Colombia, desde 1991 hay 2 escaños reservados en el Senado para pueblos indígenas y en la Cámara
de Representantes, 2 escaños las comunidades negras y 1 escaño para pueblos indígenas. Cabe señalar
que los escaños reservados para las comunidades negras son para las que habitan las zona rural de la
Región del Pacífico; esta regla no se aplica a la totalidad de la población afrodescendiente ya que quedan
68

Htun, Mala: “Desventaja interseccional e inclusión política: Cómo lograr que un mayor número de mujeres
afrodescencidentes ocupe cargos de elección popular en América Latina”. [En línea]:
http://www.iadb.org/document.cfm?id=36954231 , 01-02-2103.

24
excluidos los raizales (residentes de las Islas de San Andrés y Providencia) y la mayoría de la población
que habita las ciudades del Caribe. En 2011 los afrodescendientes apenas si constituían el 4% de los
miembros de la Cámara de Representantes (7 de 166) y el 2% del Senado (2 de 102); ninguno de ellos era
mujer. Los afrocolombiano que llegaron a ser legisladores accedieron al cargo a través de distintos
partidos políticos, es decir, no hay un partido político específico de la población afrocolombiana.
En Venezuela, desde 1999 hay 3 escaños en el Congreso reservados para pueblos indígenas. Según
estimados aproximados, los afrovenezolanos podrían conformar cerca del 7% del Parlamento
venezolano (11 de 165). Estas cifras incluyen a 3 mujeres afrovenezolanas.
Htun hace un análisis especial de la composición de Congreso de Brasil, país en el que un poco más de la
mitad de la población se autoidentifica como afrodescendientes. En Brasil, en 2010 había un total de 44
diputados federales afrobrasileños elegidos para el período 2010-2014, de un total de 514, es decir, 9%
del total. Esta cifra incluye a siete mujeres afrobrasileñas. En 2010, seis de las siete mujeres negras
elegidas como diputadas en Brasil eran de partidos de izquierda: cuatro en representación del Partido de
los Trabajadores (PT), dos del Partido Comunista do Brasil, y una de un partido de centro.
Las conclusiones a las que llega Mala Htun son las siguientes:
“Primero, los afrodescendientes se encuentran subrepresentados en todos los países en relación con el
tamaño de su población. Si bien han aumentado en número, especialmente en Brasil, todavía se
encuentran muy lejos de reflejar la composición del país. Segundo, las mujeres afrodescendientes se
encuentran aún más subrepresentadas que su grupo étnico y que las mujeres como un todo. Las cifras
de mujeres negras en el poder —incluso en el caso más favorable de la Cámara de Diputados brasileña—
apenas representan una quinta parte de una y otra categoría. Por ejemplo, ellas ocupan apenas un 1%
de los escaños en la Cámara de Diputados en Brasil y ninguno en la Cámara de Representantes de
Colombia, a pesar de que constituyen el 25% y el 6% de la población total de sus países respectivamente.
Tercero, cuando logran acceso a los cargos de elección popular, los afrodescendientes por lo general no
provienen de un partido específico de su grupo étnico o racial”.69
No obstante, destaca que la adopción de estas políticas inclusivas es el resultado de las exigencias de los
movimientos sociales y de las acciones de los legisladores de grupos minoritarios para que haya una
mayor equidad. Asimismo, constituyen nuevas formas de asegurar la legitimidad democrática, de modo
tal de garantizar una representación lo más equiparable posible a la conformación de la sociedad.
Los movimientos feministas no han recogido históricamente las demandas de las mujeres
afrodescendientes, aunque tampoco el movimiento afrodescendiente, dominado por hombres.
Solamente a partir de la movilización colectiva de las mujeres afrodescendientes en varios países, han
logrado promover sus perspectivas específicas y crear conciencia sobre los efectos únicos que tienen la
raza, el género y otras estructuras jerárquicas en su estatus y sus oportunidades. Las feministas
afrodescendientes plantean que las mujeres no son un grupo homogéneo y sugieren que es necesario
incorporar la intersección del género con otras dimensiones diferenciadoras tales como raza, etnicidad y
clase.
Htun se pregunta qué tipo de intervenciones pueden promover la inclusión política de las mujeres
afrodescendientes en América Latina, y hace las siguientes propuestas para los Estados:

69

Htun, Mala, op. cit, págs. 16 y 27.

25
-La legislación nacional podría asignar un porcentaje fijo de escaños legislativos a personas que se
autoidentifican como afrodescendientes los que serían cubiertos por aquellos candidatos de esa etnia
que obtengan el mayor número de votos en las elecciones nacionales.
-Las experiencias comparativas sugieren que la combinación de leyes nacionales de cuotas de género con
otras disposiciones relacionadas con la representación de minorías étnicas –las llamadas “cuotas
dobles”— sería, según la autora, la mejor manera de fortalecer la presencia política de las mujeres de las
minorías étnicas.
- Los países podrían considerar reformas electorales generales que faciliten la elección de mujeres y
minorías.
Asimismo, aun cuando muchos países no han adoptado disposiciones legales en ese sentido, cuentan
con esquemas que apuntan a promover la representación de grupo minoritarios; por ejemplo, las cuotas
de género que aplican voluntariamente los partidos políticos en más de 30 países; la demarcación de
circunscripciones electorales con criterios étnicos y de raza; la exención de umbrales electorales para las
organizaciones políticas de las minorías étnicas, y la sobrerrepresentación de territorios étnicos.
“La buena noticia es que actualmente se le presta mayor atención al desafío que confrontan las mujeres
afrodescendientes –en la sociedad, en la economía, en la entidad política— que en el pasado. Los
últimos esfuerzos de los gobiernos nacionales y organizaciones internacionales encaminados a recolectar
datos han permitido reunir evidencias de exclusión y discriminación. La movilización de las
organizaciones de mujeres negras en varios países ha obligado al público en general a reconocer su
especificidad como grupo social, así como la legitimidad de sus perspectivas particulares. En lo que
respecta a la inclusión política, también cabe destacar que la gran mayoría de los países
latinoamericanos han adoptado leyes de cuotas de género para lograr mayor presencia de las mujeres en
los cargos de poder político. La mala noticia es que las intervenciones oficiales para combatir la exclusión
y la discriminación racial son apenas incipientes (cuando existen), si es que no están plagadas de
controversias y problemas conceptuales. Además, es difícil diseñar políticas y leyes encaminadas a
proteger los derechos de un grupo social –para no hablar de su aplicación y cumplimiento—cuando sus
miembros no están dispuestos a identificarse como tales y cuando existen desacuerdos considerables
sobre si la categoría es legítima. Los esfuerzos dirigidos a introducir perspectivas raciales en América
Latina —incluso por parte de ciudadanos de la región— son vistos invariablemente como producto del
imperialismo cultural o como instancias de imposición de categorías foráneas”.70
La dirigente política afrodescendiente de Costa Rica, Epsy Campbell Barr,71 en un estudio de 2007,
también manifiesta su preocupación por la escasa participación de las mujeres afrodescendientes en la
política formal, tanto en el nivel legislativo como en el ejecutivo de los países. Sostiene que “[E]studios
cualitativos y cuantitativos, evidencian que una inserción creciente y de calidad de las mujeres en la
política y en la sociedad, se relaciona directamente con el acceso a niveles crecientes de educación y al
acceso al empleo de calidad, y que como consecuencia se mejora tanto la propia calidad de vida de las
mujeres como la de sus hijos (cuando los tienen) y la de sus comunidades. Sin embargo,
paradójicamente, pero consecuente con el mantenimiento del círculo de la exclusión, las mujeres
afrodescendientes, no tienen igualdad de oportunidades para acceder a la educación de calidad y
enfrentan adicionalmente una clara discriminación racial y de género en el mercado laboral. Sin

70

Hutn, M., op. cit. pág. 51.
Campbell Barr, E., Liderazgo y participación política para las mujeres afrodescendientes, BID, Draf. Preparado para la
Conferencia Women in the Americas: Paths to political power, 28 th. March, 2007.
71

26
embargo, es evidente que la situación de las mujeres afrolatinas no ha cambiado en el mismo sentido
que para el resto de mujeres de la región”.72
Releva también, sobre la base de información proporcionada por organizaciones afrodescendientes de
los países, la escasa participación de las mujeres, tanto en el poder ejecutivo como en el legislativo, en
los siguientes países:
“Colombia por ejemplo, en donde se reconoce una población de afrodescendientes de casi 12 millones,
históricamente ha tenido no más de 7 diputadas en 13 años. Colombia tiene desde hace años una
Senadora afrodescendiente con amplia experiencia política y con un reconocimiento que le ha permitido
re-elegirse en 2 oportunidades producto de su trabajo y de su forma de enfrentar la política, pero sigue
siendo una excepción.
Países centroamericanos como Nicaragua y Honduras tienen una diputada nacional afrodescendiente y
una diputada suplente en ambos congresos. Costa Rica tiene una diputada afrodescendiente que es la
quinta mujer negra en la historia de la democracia costarricense en llegar al Parlamento. Perú cuenta
con una diputada afrodescendiente. Panamá cuenta con dos diputadas afrodescendientes. Países como
Ecuador, Venezuela y Uruguay no tienen representación de las mujeres afrodescendientes en sus
poderes legislativos”73.
La participación de las mujeres afrodescendientes en los poderes judiciales de los países de la región es
ínfima; la excepción, al momento de realizado el informe, era la Magistrada Graciela Dixon, Ex Presidenta
de la Corte de Panamá.
Solo el 20% de los 4.200 legisladores que conforman las cámaras altas y bajas de América Latina son
mujeres, con niveles que van desde el 38,8% en Costa Rica –primer país de América Latina y tercero del
mundo en cuanto a representación de mujeres- hasta el 8,2% en el Parlamento de Guatemala. Ahora
bien, la participación de los hombres afrodescendientes en el Senado y cámaras de diputados de la
mayoría de países llega sólo al 1% del total de legisladores, y la representación de las mujeres
afrodescendientes, sólo al 0.03% en total.
Esta es una preocupación generalizada en el colectivo, a lo cual Epsy Campbell propone las siguientes
acciones: acciones de política afirmativa, cuotas; colocar el tema de la inclusión social de la población
afrolatinaomericana en las acciones de política pública con un presupuesto adecuado.74 Para poder
implementar estas acciones, es imprescindible contar con datos estadísticos rigurosos y de buena calidad
para todos los países de la región, que den cuenta de la magnitud de la población afrodescendiente, sus
condiciones de vida, y en qué medida las condiciones de exclusión y discriminación se constituyen en
agravantes de la pobreza. Asimismo, para la autora es necesario realizar estudios que identifiquen a las
mujeres afrodescendientes que ocupan puestos de poder nacionales y locales para poder relevar
obstáculos y oportunidades de esa experiencia.
Con respecto a las gestiones realizadas por las legisladoras mujeres en los parlamentos a favor de la
diversidad, un estudio reciente75 analizó la actividad parlamentaria de las legisladoras y de las

72

Campbell Barr, E. op. cit., pág 3
Campbell Barr, E. op. cit., pág 6. Esta información corresponde al año 2007, año en que se realizó este estudio. El subrayado
es nuestro.
74
Campbell Barr, E., op. cit., pág. 7.
75
Zemeño Núñez, M. y Moisés Domínguez P., Género y diversidad en iniciativas legislativas de parlamentos de América Latina y
el Caribe. Estudio de caso de 13 países, PNUD, 2011.
73

27
Comisiones de Género en los Parlamentos de 13 países, durante el período comprendido entre
diciembre de 2008 y diciembre de 2009. Algunas de sus conclusiones son las siguientes:
•

Existe una relación, aunque no contundente, entre el número de legisladoras y la cantidad de
iniciativas presentadas en general, sin diferenciar por temática; cuando hay más mujeres
parlamentarias es posible que éstas presenten más iniciativas considerando todas las temáticas,
aunque esto no se da en algunos países; por ejemplo, Chile y Guatemala tienen la misma
proporción de mujeres legisladoras (13%) pero el número de iniciativas presentadas difiere
mucho: en Chile, las mujeres legisladoras presentaron 235 iniciativas y las legisladoras
guatemaltecas solo 4, en el período estudiado.

•

Del total de iniciativas presentadas por las mujeres parlamentarias, sólo el 4% se refiere a
intereses y derechos de colectivos identitarios históricamente subordinados, como los
afrodescendientes, los indígenas, la comunidad LGBTT y los jóvenes. Las legisladoras de Ecuador,
Colombia y Panamá fueron las que en mayor medida aportaron iniciativas en esta temática.

•

De total de iniciativas presentadas por las legisladoras vinculadas con colectivos identitarios, la
mayor parte se concentró en jóvenes (52%) e indígenas (43%); solo el 11% se orientó a población
afrodescendientes y el 10% a grupos LGBTT.

•

De las iniciativas dirigidas a afrodescendientes -incipientes y tendientes a lograr la visibilidad del
colectivo afrodescendiente- se privilegiaron temas como impulsar su reconocimiento, eliminar la
discriminación y garantizar sus derechos específicos; por ejemplo, dos de los proyecto de ley en
Chile y Argentina aluden a la necesidad de reconocer su existencia y su contribución a la cultura
nacional.

•

Las legisladoras, consultadas sobre las dificultades que tienen al momento de querer incorporar
de manera más contundente el enfoque de género y de diversidad en las iniciativas de ley,
aluden a que tienen que enfrentar los prejuicios discriminatorios de sus colegas (tanto hombres
como mujeres), así como el desconocimiento de ellos acerca del tema.

•

Uno de los aspectos que se rescatan como exitosos en el trabajo parlamentario de las
legisladoras fue la vinculación del trabajo legislativo con el de la sociedad civil y los movimientos
sociales, lo que posibilitó el posicionamiento del tema en la agenda legislativa y llegar a
consensos entre fuerzas políticas diferentes.

Si bien es reciente la instalación del tema de la participación política de las mujeres afrodescendientes en
la agenda pública, ya tuvo un importante ámbito de discusión y reflexión en el “Encuentro y Conferencia
regional de mujeres afrodescendientes: poder y participación política”76 que se realizó en San José, Costa
Rica, los días 26 y 27 de julio de 2011. Allí se reunieron más de 70 mujeres afrolatinoamericanas parlamentarias y ex parlamentarias, miembros de los poderes ejecutivos de sus países, alcaldesas y
representantes de la sociedad civil- con el objeto de compartir las experiencias de mujeres
afrodescendientes con trayectorias políticas importantes y elaborar una agenda común y una estrategia
de articulación para promover sus derechos económicos y su participación en los espacios públicos de
toma de decisión.

76

http://www.americalatinagenera.org/es/index.php?option=com_content&view=article&id=2148&Itemid=410,
02-06- 2013.

28
Una de las participantes, Epsy Campbell, considera que la participación política de las mujeres
afrodescendientes es importante porque ellas tienen “…una agenda de democracia, de democracia
sustantiva, de democracia desde la multiculturalidad que no empieza y termina con nosotras, porque
esto es una falacia, nosotros no podemos incluirnos si hay un montón que se quedan fuera”. Al ser
interrogada sobre cómo debería ser esa participación y cuál es el rol del Estado, señaló que “[E]n primer
lugar creo que debe haber un cruce de multiculturalidad en todas las medidas de acción afirmativa para
las mujeres, porque si no se hace, las mujeres afrodescendientes se quedan fuera de las mismas (…) En
segundo lugar, yo creo que se necesita invertir recursos del Estado en esa institucionalidad a favor de las
mujeres. Es necesario tener programas vigorosos para mujeres afrodescendientes e indígenas y otros
grupos de mujeres que han estado bastante rezagadas…”.
Otra de las participantes, Maureen Clarke, Presidenta Ejecutiva del Instituto Nacional de la Mujeres
(INAMU) de la República de Costa Rica, también recomendó el desarrollo de políticas universales con
acciones afirmativas: “Exactamente, eso me parece que es lo ideal porque en éste país las cuotas han
demostrado que se logra un avance mayor en las mujeres, y esta es un realidad de la que no podemos
huir, sobre todo por el avance político que supone a nivel de toma de decisiones, pero no es suficiente.
No es suficiente la participación política o el tener acceso vía cuotas, tiene que haber cambios de otro
tipo que muevan a la estructura. Para que usted empiece a ver no solo con equidad sino con diversidad,
entonces esta visión va a dar mayor equidad pero real”.
Con respecto a las medidas que se pueden implementar desde el poder judicial para favorecer la
participación política y los derechos de las mujeres afrodescendientes, Eugenia María Zamora Chavarría,
Magistrada y Vicepresidenta del Tribunal Supremo de Elecciones de Costa Rica subrayó: “… su pregunta
es válida tanto para el Poder Judicial como para el Poder Electoral en el sentido que, así como el tema de
género es transversal, el tema de la no discriminación también debe ser transversal. Es decir, si hay un
grupo discriminado en razón de raza o etnia, al igual que las mujeres que son discriminadas por razón de
sexo, definitivamente las instituciones Estado, al igual que la sociedad civil, la sociedad política, tienen
que acusar el recibo de eso, e iniciar políticas públicas, institucionales, acciones que combatan cualquier
discriminación que se detecte”.
Dos jóvenes dirigentes, Chandrai Estevez, Secretaria Ejecutiva del Círculo de Juventud Afrodescendiente
de las Américas, ex directora de Afro Alianza Dominicana y activista joven dominicana, y Sasha Castillo
Ordoñez, trabajadora del Centro de Estudios e Investigación de la Mujer Multiétnica, (CEIMM), adscrita a
la Universidad Autónoma de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense (URACAN),
aportaron su visión sobre el liderazgo de los jóvenes en el movimiento afrodescendiente y sobre cuáles
son sus necesidades y aportes: “La juventud tiene necesidades específicas, y en el movimiento
afrodescendiente es una gran debilidad el tema de juventud. No se ha debatido con profundidad el tema
de una política juvenil, desde una perspectiva no racial; no se ha debatido un proceso de transferencia
de conocimiento para los afrodescendientes. Gran parte del movimiento afrodescendiente y de su
estructura está construida no solamente desde una visión machista patriarcal, sino también desde una
visión adultocéntrica, que muchas veces no integra en medida alguna la visión de los jóvenes. Las
mujeres jóvenes tenemos el gran desafío de mantener y elevar la calidad del liderazgo de la mujer
afrodescendiente”. (…) ”Las mujeres negras jóvenes estamos hablando de participación en los gobiernos
locales, de derechos sexuales y reproductivos, de acceso a oportunidades, de involucrarse en la política
partidista y de entenderse como efectivamente es, merecedora de puestos en lugares estratégicos de
29
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Mujeres afrodescendientes y accion politica en america latina

  • 1. PROYECTO REGIONAL PNUD “POBLACIÓN AFRODESCENDIENTE DE AMÉRICA LATINA II” Sistematización de la información sobre la situación de las mujeres afrolatinoamericanas en los ámbitos socioeconómico, político, educativo, laboral, de salud y cultural Consultora: Marta Palomares 1
  • 2. Curriculum vitae de la autora Marta Palomares es licenciada en sociología de la Universidad de Buenos Aires. Se especializa en cooperación internacional y coordinación y evaluación de proyectos. Se desempeñó como Coordinadora Técnica de proyectos de apoyo a la población afrodescendientes en Argentina, con financiamiento de la AECID. Realizó evaluación de postulaciones y visita de campo de proyectos, dentro del Programa Premio a la Innovación Social de CEPAL-Fundación Kellog. Trabajó durante 25 años en la Dirección General de Cooperación del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de Argentina y realizó consultorías para diversos organismos internacionales. 2
  • 3. ÍNDICE I. Introducción 1. Características demográficas de la población afrodescendiente 2. La situación socioeconómica de las mujeres afrodescendientes 2.1. Los indicadores de pobreza 2.2. Los niveles de educación de las mujeres afrodescendientes 2.3. Las mujeres afrodescendientes y el mercado de trabajo 2.4. Características de la vivienda, servicios básicos y acceso a la salud de las mujeres afrodescendientes 3. La contribución de las mujeres afrodescendientes a la cultura latinoamericana 4. Participación política de las mujeres afrodescendientes 5. Conclusiones El uso de un lenguaje que no discrimine ni marque diferencias entre hombres y mujeres es una de las preocupaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). En este sentido corresponde aclarar que, con el fin de evitar la sobrecarga textual que supondría utilizar en castellano las desinencias “o” y “a” para hacer referencia a ambos sexos, en este trabajo se ha optado por utilizar el clásico masculino genérico, en el bien entendido de que todas las menciones en tal género representan siempre a todas y todos, mujeres y hombres. 3
  • 4. I. Introducción El objetivo de esta consultoría es extraer, recopilar, ordenar temáticamente y sistematizar información sobre la situación de las mujeres afrolatinomericanas en los ámbitos económico, educativo, laboral, de salud, cultural, y de participación política, según los datos obrantes en las publicaciones y estudios llevados a cabo y publicados por el proyecto regional PNUD “Población afrodescendiente de América Latina” en sus dos fases, PAAL1 y PAAL2;1 también se han analizado otras tres publicaciones, consideradas de interés. Nos limitaremos a las publicaciones mencionadas aun sabiendo que también hay otras, igualmente valiosas. El análisis de los estudios llevados a cabo por el PAAL, en sus dos fases, brinda información valiosa sobre la situación de las mujeres afrolatinoamericanas en seis países (Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú y Uruguay) en relación con las siguientes variables: características demográficas, situación en el mercado de trabajo, salud y educación, fundamentalmente, con las limitaciones mencionada por los autores sobre la disponibilidad y calidad de la información. En estos estudios el énfasis está puesto en la comparación de la situación de la población afrolatinoamericana con la población no afrolatinoamericana y las desigualdades existentes por razón de género. De acuerdo con el objetivo de la consultoría, se sistematizará la información proporcionada por el proyecto con el objeto de destacar la situación de las mujeres afrolatinoamericanas dentro de la sociedad en general y en comparación con los hombres afrolatinoamericanos y las mujeres no afrolatinoamericanas, y se verá cómo se presenta esta situación en los seis países seleccionados. Si bien la comparabilidad de estos datos no es metodológicamente adecuada, entre otras razones, porque las fuentes de información son diferentes y están relevadas en momentos diversos, de todos modos se puede contar con una caracterización preliminar que marca una clara tendencia, como se verá a lo largo del informe. Con respecto a las publicaciones que no provienen de ninguna de las dos fases del PAAL, como se anunció en el primer párrafo ut supra, se analizarán los resultados de estudios recientes, lamentablemente escasos todavía, sobre la participación política de las mujeres afrolatinoamericanas.2 1 Paixao, M., “Implementación de los pactos y convenios internacionales relacionados con los derechos civiles, culturales económicos, políticos y sociales de la población afrodescendiente de Brasil: un abordaje basado en los indicadores sociales recientes, en PNUD, Derechos de la Población afrodescediente de América Latina: Desafíos para su implementación, PAAL1, 2010 Cruces G. et al., Situación socioeconómica de la población afroecuatoriana en el marco de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, PAAL, 2010 (1). Cruces G. et al., Situación socioeconómica de la población afrocolombiana en el marco de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, PAAL, 2010 (2). Díaz, R. y O. Madalengoitía, Análisis de la situación socioeconómica de la población afroperuana y de la población afrocostarricense, PAAL, 2012. CCIMO - Costa Rica, “Situación socioeconómica de la población afrocostarricense según datos del X Censo Nacional de Población y VI Censo de Vivienda del año 2011”, PAAL, Informe preliminar, en prensa, 2013. CIESU, Análisis socioeconómico de la población afrodescendiente de Uruguay. PAAL-2012. Informe preliminar, en prensa, 2013. Cruces et al., Visibilidad estadística. Datos sobre población afrodescendiente en censos y encuestas de hogares de América Latina, PAAL2, 2012. López Ruiz,L. A., Evaluación metodológica de la pregunta étnico-racial del censo 2011 de Costa Rica, PAAL2, 2012. 2 Htun, Mala, Desventaja interseccional e inclusión política: cómo lograr que un mayor número de mujeres afrodescendientes ocupe cargos de elección popular en América Latina, BID, 2012. 4
  • 5. 1. Características demográficas de la población afrodescendiente Según los censos y las encuestas de hogares de los países analizados, la cantidad de población afrodescendiente en los países considerados es la siguiente:3 Cuadro Nº1: Población afrodescendiente según sexo e índice de masculinidad por país Població n/ Países Mujeres afrodescendientes Total afrodescendientes Porcentaje población afrodescendiente sobre población total Índice de mascu linida d4 48.588.683 48.582.931 97.171.614 50,9 100,1 2.091.997 2.194.882 4.286.879 10,9 95,3 36.478 36.306 72.784 1,9 100,5 173.035 161.402 334.437 7,8 107,2 s/d s/d 604.009 4,1 S/D Perú 463.000 463.000 926.000 3,1 100 Uruguay 124.642 130.431 255.073 8,0 105 Brasil Colombia Costa Rica 2000* Costa Rica 2011 Ecuador Hombres afrodescendientes Fuente: Elaboración propia en base a: Censo Demográfico 2010, Brasil. Censo General de Población y Vivienda 2005. DANE, Colombia. IX Censo Nacional de Población 2000, Costa Rica. X Censo de Población y VI de Vivienda de Costa Rica, 2011. Censo de Población y Vivienda 2001, Ecuador. Estimaciones en base la Encuesta Nacional de Hogares 2010, Perú. Censo Nacional de Población 2011 y Encuesta Nacional de Hogares Ampliada 2006, Uruguay. Campbell Barr, Epsy, Liderazgo y participación política para las mujeres afrodescendientes, BID, 2007. “Encuentro y Conferencia regional de mujeres afrodescendientes: poder y participación política” http://www.americalatinagenera.org/es/index.php?option=com_content&view=article&id=2148&Itemid=410, 0206- 2013. Zemeño Núñez, F y Moisés Domínguez P., Género y diversidad en las iniciativas legislativas de los Parlamentos de América Latina y el Caribe, PNUD, 2010. 3 Para tener información completa sobre cantidad de población afrodescendiente de todos los países de América Latina, porcentaje de población, origen de los datos y otros, véase: Cruces et al., op. cit., 2012. 4 Índice de masculinidad: cantidad de varones por cada 100 mujeres (100x Hombres/Mujeres). 5
  • 6. *Se registra la información de los dos Censos de Costa Rica (2000 y 2011) debido a la notable diferencia de los 5 resultados en razón de la modificación de la pregunta efectuada. Esta modificación incluye la autoidentificación de la población afrocostarricense en dos categorías, “negros/as” y “mulatos/as”. Como señalan Díaz y Madalengoitía con respecto a cuatro de los seis países considerados (Colombia, Costa Rica, Ecuador y Perú),6 estos países “difieren en lo que respecta a su extensión geográfica, el tamaño de su población total y la proporción de población afrodescendiente que habita en cada uno de ellos”. También varía la relación hombres/mujeres: en Costa Rica la cantidad de hombres afrodescendientes supera levemente a la cantidad de mujeres, de acuerdo con los datos del Censo de 2000, pero esta relación aumenta en el registro censal de 2011 (107,5 hombres cada 100 mujeres). Ocurre lo mismo en Uruguay pero no en Colombia donde la relación es inversa. La información correspondiente a Perú refleja una total paridad, aunque hay que señalar que son estimaciones con un índice de confianza del 95%. En Brasil también la relación entre hombres y mujeres es semejante (uno a uno). Consideremos la información desagregada por género acerca de la residencia urbana y rural correspondiente a Brasil, Perú y Costa Rica. Cuadro Nº2: Porcentaje de mujeres afrodescendientes según lugar de residencia-urbano/rural- por país Brasil Colombia Costa Rica 2011 Ecuador Perú Uruguay LUGAR DE RESIDENCIA Rural 17,6 s/d 23,5 s/d 29,5 s/d Urbana 82,4 s/d 76,5 s/d 70,5 s/d Fuente: Elaboración propia en base a: Censo Demográfico 2010, Brasil. Censo General de Población y Vivienda 2005. DANE, Colombia. IX Censo Nacional de Población 2000, Costa Rica. X Censo de Población y VI de Vivienda de Costa Rica, 2011. Censo de Población y Vivienda 2001, Ecuador. Estimaciones en base la Encuesta Nacional de Hogares 2010, Perú. Censo Nacional de Población 2011 y Encuesta Nacional de Hogares Ampliada 2006, Uruguay. Si bien en las publicaciones del PAAL no hay información desagregada por sexo para Colombia y Ecuador, puede inferirse que las mujeres afrodescendientes en estos países siguen la pauta residencial del total de la población afrodescendiente. En Colombia, el 84,4 % vive en zonas urbanas y en Ecuador la residencia urbana de los afrodescendientes llega al 74,9%. En Perú, el porcentaje de mujeres que viven en zonas rurales es superior al resto de los países (casi 3 de cada 10) en tanto que en Costa Rica este porcentaje es 23,5. En Uruguay, a diferencia de los países analizados hasta ahora, el porcentaje de población habitante en zonas rurales es mucho más bajo (menos de 15%). Si bien la prevalencia de residencia de las mujeres y de los hombres afrodescendientes es predominantemente urbana, los estudios analizados muestran que en las zonas rurales las condiciones socioeconómicas son más desventajosas; esto afecta tanto a las mujeres como a los hombres afrodescendientes y también, pero en menor medida, a los no afrodescendientes en general. 5 6 Ver López Ruiz, L. A., op. cit., 2012. Op. cit., pág.18. 6
  • 7. Otro indicador relevante de la situación de las mujeres en los países analizados es la cantidad de hijos que tienen las mujeres afrodescendientes. Cuadro Nº3: Cantidad promedio de hijos de mujeres afrodescendientes y no afrodescendientes en relación con el total del país Cantidad promedio de hijos Brasil Colombia Costa Rica Ecuador Perú Uruguay Mujeres afrodescendientes 2,25 1,2 2,17 1,08 s/d 3 Mujeres no afrodescendientes 1,88 1,1 2,35 1,06 s/d 2,5 Población total 2,06 1,1 2,08 1,06 2,23 2,5 Fuente: Elaboración propia en base a: Base de microdatos PNAD, 2006, Brasil. Censo General de Población y Vivienda 2005. DANE, Colombia. IX Censo Nacional de Población 2000, Costa Rica. X Censo de Población y VI de Vivienda de Costa Rica, 2011. Censo de Población y Vivienda 2001, Ecuador. Estimaciones en base la Encuesta Nacional de Hogares 2010, Perú. Censo Nacional de Población 2011 y Encuesta Nacional de Hogares Ampliada 2006, Uruguay. En Colombia y Ecuador, el promedio de hijos de las mujeres afrodescendientes es superior a la media del país, aunque esta diferencia, así como la diferencia con las mujeres no afrodescendientes, es mínima. También en Brasil y Uruguay se observa esta misma relación, pero con una diferencia algo superior entre mujeres afrodescendientes y no afrodescendientes. En Costa Rica, las mujeres afrodescendientes tienen en promedio menor cantidad de hijos que las mujeres no afrodescendientes; en este caso se revierte la tendencia señalada en el resto de los países. Una de las características que predomina en la distribución de edades de la población afrodescendientes en los países considerados -reflejada en la pirámide de población- y en particular de las mujeres en comparación con las mujeres no afrodescendientes, donde predominan estructuras más envejecidas (ensanchamiento relativo en la cumbre), es que se trata de poblaciones más jóvenes, con mayor cantidad de niños y adolescentes en la base de la pirámide, aún cuando en los últimos años hayan adoptados pautas de natalidad más cercanas a la media del país, tal como refleja la cantidad promedio de hijos. 2. La situación socioeconómica de las mujeres afrodescendientes 2.1 Los indicadores de pobreza Los informes analizados destacan que las condiciones de vida de la población afrodescendiente en los seis países considerados -medida a través del ingreso per capita, la ocupación, el acceso a servicios y el tipo de vivienda- son diferentes en cada uno de ellos. No obstante, en todos ellos las mujeres afrodescendientes se ubican en las escalas más bajas en lo relativo a pobreza e indigencia, son más pobres que los hombres y aún más que las mujeres no afrodescendientes (con excepción de la población indígena). 7
  • 8. Si bien los estudios analizados revelan que la población afrodescendiente se encuentra entre los sectores más pobres de la sociedad, esta situación es diferente en cada país debido a que la desigualdad, medida por el coeficiente de Gini,7 no es similar en ellos. Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Costa Rica y Uruguay, en orden descendente, presentan diferentes niveles de desigualdad. Cabe señalar que, para medir el nivel de pobreza, cada país de los analizados ha tomado en cuenta un indicador distinto; no obstante, esto nos permite, con la salvedad del caso, tener una idea aproximada del porcentaje de población de cada uno de los países considerados a la que se considera en situación de pobreza y situación de indigencia o pobreza extrema. Se cuenta con datos sobre pobreza de las mujeres afrouruguayas.8 De acuerdo con la línea de pobreza establecida por el Instituto Nacional de Estadística (INE) de Uruguay para diciembre de 2011, el 28,1% de los afrodescendientes son pobres, superando significativamente la tasa de pobreza de la población no afrodescendiente (12,2%). También es diferencial la pobreza entre varones y mujeres afrodescendientes, 27,3% y 28,8%, respectivamente; esto significa que hay 1,5% más de mujeres afrouruguayas pobres que hombres afrouruguayos pobres. La brecha con las mujeres no afrouruguayas es de 16,3 puntos (28,8% y 12,3% respectivamente). En Brasil, “en el año 2006, el 8% de la población blanca y el 18,8% de la población prieta y parda se encontraba debajo de la línea de indigencia (…) y el 43,6 de los individuos prietos y pardos y el 21,6% de los individuos blancos se encontraba debajo de la línea de pobreza”. 9 En Colombia, el informe considerado indica que el 38,3% de los hogares compuestos por población afrodescendiente percibe un ingreso per capita menor a U$S 2,5 diarios, mientras que esa cifra es de 37,8% en el caso de los hogares no afrodescendientes. La brecha es más amplia si se desagregan los datos por área de residencia: el porcentaje de hogares afrocolombianas pobres en zona rural es 46,9 y en el área urbana 35,4. En Costa Rica, la pobreza medida por medio de indicadores de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI)10 estima que la pobreza de los hogares afrocostarricenses es de 21,3%, en tanto que la pobreza en hogares correspondientes a blancos/mestizos es de 16,5%, con una marcada diferencia entre hogares afrodescendientes rurales (30,0%) y urbanos (18,3).11 7 Índice de Gini: Normalmente se utiliza para medir la desigualdad en los ingresos, dentro de un país, pero puede utilizarse para medir cualquier forma de distribución desigual. El coeficiente de Gini es un número entre 0 y 1, en donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y donde el valor 1 se corresponde con la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y los demás ninguno). Wikipedia, 20-04-2013. 8 CIESU, op. cit., pag. 26. 9 “La línea de indigencia o de pobreza absoluta se define como el valor monetario necesario para adquirir una canasta de alimentos que contenga la cantidad calórica mínima necesaria para la supervivencia de un individuo. (..) La línea de pobreza resulta de sumar al valor de la línea de indigencia la cantidad de dinero necesaria para la adquisición de una serie de bienes y servicios básicos (transporte, vestimenta, vivienda, etc.) indispensables en el marco de los patrones de consumo vigentes en la sociedad contemporánea”. Ver. Paixao, op. cit., pág. 232. 10 El índice de NBI está construido en base a cuatro dimensiones: acceso a albergue digno, acceso a vida saludable, acceso al conocimiento y acceso a bienes y servicios. Ver: Cruces G. et al., op. cit., 2010. 11 CCIMO- Costa Rica, op. cit., pag. 42. 8
  • 9. En Ecuador, utilizando la metodología oficial para medir la pobreza,12 el porcentaje de afrodescendientes pobres era de 52,1, en tanto que el de los no afrodescendientes pobres era de 36,9. También había una brecha significativa entre la pobreza de la población afrodescendiente rural (62,1%) y urbana (39,9%). En Perú, los datos correspondientes a la ENAHO de 2010 revelan que el 34% de los hogares afrodescendientes tenían NBI.13 Un aporte interesante de esta Encuesta es que incluye preguntas sobre autopercepción, donde el 37% y el 39% de los afrodescendientes se consideraban pobres y definían su calidad de vida como mala, respectivamente. 2.2 La educación de las mujeres afrodescendientes En los países de América Latina se han dado en los últimos 20 años mejoras importantes en el nivel educativo de sus habitantes en general, aunque estos logros no se distribuyen uniformemente entre hombres y mujeres, ni entre las mujeres de diferentes etnias. Cuadro Nº4. Distribución de la población adulta según ascendencia étnica, sexo y nivel de alfabetización por país (en %) BRASIL COLOMBIA COSTA RICA ECUADOR PERU URUGUAY Mujeres Hombres Mujeres No Mujeres Hombres Mujeres No Mujeres Hombres Mujeres No Mujeres Hombres Mujeres No Mujeres Hombres Mujeres No Mujeres Hombres Mujeres No NIVEL DE ALFABETIZ afrodescen Afrodesce afrodescen afrodescen Afrodescen afrodescen Afrodescen Afrodescen afrodescen Afrodescen Afrodescen afrodescen Afrodescen Afrodescen afrodescen Afrodescen Afrodescen afrodescen dientes ndientes dientes dientes dientes dientes dientes dientes dientes di entes dientes dientes dientes di entes dientes dientes dientes dientes ACION Alfabetiza dos No alfabetiza dos 84.9 85.9 93.3 87.0 92.9 86.8 96.1 96.2 97.2 89.1 90.0 90.2 88.1 94.8 93.2 97.9 96.7 98.9 15.1 14.1 6.7 13.0 7.1 13.2 3.9 3.8 2.8 10.9 10.0 9.8 11.9 5.2 6.8 2.1 3.3 1.1 Fuente: Elaboración propia en base a: Base de microdatos PNAD, 2006, Brasil. Censo General de Población y Vivienda 2005. DANE, Colombia. IX Censo Nacional de Población 2000, Costa Rica. X Censo de Población y VI de Vivienda de Costa Rica, 2011. Censo de Población y Vivienda 2001, Ecuador. Estimaciones en base la Encuesta Nacional de Hogares 2010, Perú. Censo Nacional de Población 2011 y Encuesta Nacional de Hogares Ampliada 2006, Uruguay. Así, observamos en los países analizados que, si bien tienen altas tasas de alfabetización, los hombres afrodescendientes superan en alfabetización a las mujeres afrodescendientes en Colombia, Ecuador y Perú. En Costa Rica el nivel de alfabetización es prácticamente similar para ambos. Aunque en Uruguay las mujeres afrodescendientes superan en alfabetización a los hombres afrodescendientes, son superadas por las mujeres no afrodescendientes. En todos los países considerados, las mujeres no afrodescendientes muestran mejores niveles de alfabetización que las mujeres afrodescendientes. El registro de años de educación alcanzado por la población adulta se presenta de manera diferente según los países analizados. Comparemos dos de los países seleccionados, Colombia y Ecuador. 12 La proporción de personas pobres (incidencia de la pobreza) indica el total de individuos que perciben un ingreso per capita menor al costo de una canasta básica de bienes y servicios necesaria para garantizar los requerimientos de una persona en un período de tiempo determinado. Estos valores son calculados por el INEC- Ecuador, 2006. Ver: Cruces G. et al., op. cit. 2010. 13 Definida en el caso peruano a partir de 5 indicadores: condiciones de vivienda, el acceso a servicios de agua y desagüe, el nivel de hacinamiento, la cantidad de menores en edad escolar que no asisten a la escuela y dependencia económica del hogar respecto de los ingresos de uno o pocos miembros del hogar en relación con el tamaño del mismo. Ver: Díaz, R. y O. Madalengoitía, op.cit. 9
  • 10. Cuadro Nº 5. Distribución de la población adulta según ascendencia étnica, sexo y años de educación para Colombia y Ecuador (en %) COLOMBIA ECUADOR Mujeres Hombres Mujeres no Mujeres Hombres Mujeres no afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen dientes dientes dientes dientes dientes dientes Hasta 5 años 39.7 41.8 42.3 61.8 64.8 53.4 Entre 6 y 11 años 43.1 41.7 39.0 27.4 26.0 27.1 12 o más años 17.2 16.4 18.6 10.8 9.2 19.5 AÑOS DE EDUCACIÓN Fuente: Elaboración propia en base a: Censo General de Población y Vivienda 2005. DANE, Colombia. IX Censo Nacional de Población 2000, Costa Rica. X Censo de Población y VI de Vivienda de Costa Rica, 2011. Censo de Población y Vivienda 2001, Ecuador. Estimaciones en base la Encuesta Nacional de Hogares 2010, Perú. Censo Nacional de Población 2011 y Encuesta Nacional de Hogares Ampliada 2006, Uruguay. Como se puede observar en el cuadro precedente, las afrocolombianas mayoritariamente tienen entre 6 y 11 años de educación y con ello superan a los hombres afrodescendientes, pero están en desventaja si se las compara con las mujeres no afrodescendientes que tienen, relativamente, más de 12 años de educación. En Ecuador, la mayoría de los hombres y las mujeres afrodescendientes y, en menor medida, las mujeres no afrodescendientes, tienen hasta 5 años promedio de educación. Pero, asimismo, 2 de cada 10 mujeres no afrodescendientes registra 12 años o más de educación, en tanto que en el caso de los hombres afrodescendientes, esta proporción apenas llega a uno de cada 10. En Brasil, el estudio consultado revela que en 2006 el promedio de años de estudio de los afrobrasileños era de 6,2 años, en tanto que los no afrodescendientes tenían un promedio de 8 años de estudio. Si bien en el estudio considerado no hay información sobre esta temática discriminada por sexos, el autor destaca que “el promedio de escolaridad de prietos y pardos no llegaba al nivel fundamental completo.” Y, aunque ha habido un aumento paulatino en el promedio de años de estudio de ambos grupos poblacionales desde 1995 a 2006, con una tendencia a reducir la diferencia entre ambos, “la disminución de la diferencia entre los dos grupos ha avanzado a paso muy lento.”14 En el informe sobre Costa Rica,15 se ha tomado el promedio de años de escolaridad de la población adulta afrocostarricense que revela que las mujeres y los hombres afrodescendientes tienen prácticamente similar cantidad de años promedio de escolaridad (7.8 y 7.6 respectivamente) en tanto que las mujeres no afrodescendientes tienen 8.7 años. Un análisis que toma en cuenta las nuevas categorías censales de registro de la población afrodescendiente (“negros/as” y “mulatos/as”) y el lugar de residencia (rural-urbano) destaca que las mujeres “negras urbanas” tienen el mayor promedio de escolaridad de toda la población adulta: 10.2 años.16 En el informe sobre Perú, se ha relacionado el número promedio de años de educación con la participación laboral en ramas de actividad para hombres y mujeres (afroperuanos, mestizos e indígenas). Tomando los datos de 2010, observamos que en el sector “Manufactura, agua, electricidad y 14 Paixao, M., op. cit, págs. 192-193. CCIMO- Costa Rica, op. cit., pág. 21. 16 CCIMO- Costa Rica, op. cit.,22. 15 10
  • 11. gas” y en el sector “Servicios” predominan los mayores promedios de educación para los hombres (más de 10 años de educación), para las tres poblaciones consideradas. El promedio de años de educación de las mujeres en los mismos sectores es algo menor, 8.5 y 9 años respectivamente para las afroperuanas; las mujeres mestizas presentan promedios de años de educación levemente superiores en los mismos sectores (9,4 y 10.9 respectivamente).17 En Uruguay, el informe considerado ha tomado el promedio de años de estudio de los miembros del hogar; en los hogares con jefes de hogar “hombres afrodescendientes” el promedio de años de educación alcanzado es 8,28, en tanto que en los hogares con “mujeres afrodescendientes” jefas de hogar, este promedio es levemente superior, 8,46 años, aunque es inferior al de los hogares donde las jefas de hogar son mujeres no afrodescendientes, 9,56 años.18 Según los autores del informe, todos estos hogares tienen clima educativo bajo y medio. El nivel de educación alcanzado en cada país analizado da cuenta más detallada del nivel educativo de sus habitantes. En este caso, se equipararon las categorías educativas para facilitar la comparación entre los países. Cuadro Nº 6. Distribución de la población según ascendencia étnica, sexo y nivel de educación alcanzado por país (en %) COLOMBIA NIVEL DE EDUCACION Sin instrucción Primaria incompleta Primaria completa Secundaria incompleta Secundria completa Superior incompleta Superior completa COSTA RICA ECUADOR URUGUAY Mujeres Hombres Mujeres no Mujeres Hombres Mujeres no Mujeres Hombres Mujeres no Mujeres Hombres Mujeres no afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen dientes dientes dientes dientes dientes dientes dientes dientes dientes dientes dientes dientes 6.3 6.9 6.7 7.8 17.8 17.9 19.1 15.0 17.0 6.3 24.1 20.4 19.6 19.5 19.9 19.5 5.5 6.6 5.7 18.3 17.3 11.7 11.3 13.1 10.1 8.5 50.3 22.1 20.8 14.8 29.8 26.5 20.7 20.0 14.5 14.0 47.9 23.9 8.2 24.1 23.7 7.3 12.7 16.3 19.8 7.1 6. 10.5 16.2 4.2 3.4 9.3 19.5 44.4 8 7 6 42 46 36 43 43 45 9 4 13 Fuente: Elaboración propia en base a: Censo Demográfico 2010, Brasil. Censo General de Población y Vivienda 2005. DANE, Colombia. IX Censo Nacional de Población 2000, Costa Rica. X Censo de Población y VI d en la 5tae Vivienda de Costa Rica, 2011. Censo de Población y Vivienda 2001, Ecuador. Estimaciones en base la Encuesta Nacional de Hogares 2010, Perú. Censo Nacional de Población 2011 y Encuesta Nacional de Hogares Ampliada 2006, Uruguay. Colombia y Ecuador, que comparten las mismas categorías educativas, permiten observar algunas diferencias: en Colombia, el 24,1% de la mujeres afrodescendientes alcanzaron el nivel secundario incompleto mientras que el 20,4% de los afrocolombianos llegaron a ese nivel; ese porcentaje es menor en el caso de las mujeres no afrodescendientes (19.6). Sin embargo es prácticamente similar el porcentaje de colombianos (independientemente de sexo y de etnia) que tienen secundario completo. En los informes considerados referidos a Brasil y Costa Rica, la información está presentada de manera similar, lo cual nos permite hacer algunas comparaciones: mientras que en Brasil, los afrodescendientes (tanto mujeres como hombres) se concentran en el nivel más bajo de educación (sin educación/primaria 17 18 Díaz, R. y O. Madalengoitía, op. cit., págs. 38 y 130. CIESU, op. cit., pág. 52. 11
  • 12. incompleta), en Costa Rica éstos predominan en el nivel medio bajo (primaria completa/secundaria incompleta). En Brasil, las mujeres afrodescendientes superan a los hombres afrodescendientes en los niveles medios bajo y medio alto. Es interesante notar que cuatro de cada diez mujeres afrobrasileñas han alcanzado un nivel educativo medio alto (secundaria completa/superior incompleto), aunque son superadas por las mujeres no afrodescendientes en el nivel medio alto y en el superior completo de manera significativa. En Ecuador, la mayoría de los afroecuatorianos tienen primaria completa, superando en más de 3 puntos porcentuales a las mujeres no afrodescendientes y en más de 5 puntos porcentuales a las afroecuatorianas. Con respecto al nivel superior completo (universitario generalmente), las mujeres no afrodescendientes superan a los afrocolombianos y a las afrocolombianas. En Ecuador y Brasil se observa esta misma relación en los estudios superiores, pero más acentuada ya que las mujeres no afrodescendientes más que duplican a hombres y mujeres afrodescendientes. También en Costa Rica las mujeres no afrodescendientes superan a las mujeres afrodescendientes en 6 puntos porcentuales y duplican a los hombres afrodescendientes en el nivel de estudios superiores. No obstante, cabe destacar que las mujeres afrodescendientes en todos los países analizados registran porcentajes de estudios superiores más elevados que los hombres afrodescendientes, excepto en Perú. La adopción de políticas afirmativas en la educación superior en Brasil había tenido, hasta 2006, resultados lentos: “A pesar del crecimiento relativo de prietos y pardos en las universidades privadas y en menor grado en las públicas, la composición de color o raza que estas instituciones presentan todavía dista mucho de representar el peso relativo de la población prieta y parda en la población brasileña”.19 En Perú, “en lo que respecta al acceso a la educación superior, la tasa de acceso es del 29% para los hombres afroperuanos, 14 puntos por debajo de aquella correspondiente a los hombres mestizos. En el caso de las mujeres, la diferencia en el acceso a la educación superior es mucho mayor en ambos grupos étnicos, pues las mujeres afrodescendientes registran un acceso del 23% frente a una tasa del 44% para las mujeres mestizas. Asimismo se observa una diferencia importante entre los hombres y las mujeres en cuanto al acceso a la educación superior en el grupo de los afroperuanos. La brecha en este caso asciende a 6%, mientras que es casi nula en el caso de los mestizos”.20 Los estudios consultados especifican los siguientes aspectos en relación con el acceso a la educación de las mujeres afrodescendientes: En Brasil, la implementación de políticas públicas en el área educativa contribuye a reducir las desigualdades de color o raza, aunque “los indicadores educativos de prietos y pardos evolucionaron positivamente en los últimos años, y a un ritmo más acelerado que el que presentaron los indicadores de la población blanca, por otro lado hay que considerar que esa evolución se dio en un contexto en el cual el punto de partida de los prietos y pardeo fue francamente inferior al de los blancos”.21 En Colombia, “[D]e acuerdo con la GHIE22 de 2006 y el censo de 2005, en materia educativa se observa que la tasa de alfabetización es levemente superior entre las mujeres independientemente de su origen étnico (…). Al considerar los años de educación alcanzados, también se observa una mayor escolarización 19 Paixao, M., op. cit., pág. 206. Díaz, R. y O. Madalengoitía, op.cit., pags.v41 y 42. 21 Paixao, M. op cit, pags. 256-257. 22 Gran Encuesta Integrada de Hogares del año 2006 realizada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas DANE, de Colombia. 20 12
  • 13. de las mujeres para ambos grupos (…). Por último, tanto entre la población afrocolombiana como entre los no afrodescendientes es mayor el porcentaje de hombres sin instrucción, a la vez que hay más mujeres que completaron el nivel secundario y el nivel superior”.23 En Costa Rica, “[E]s posible observar que los afrocostarricenses presentan ventajas en varios indicadores: este grupo de población muestra mayores porcentajes de mujeres alfabetizadas en ámbitos urbanos, de asistencia de niños a la escuela y de mujeres con educación superior”.24 También el estudio realizado por CCIMO, destaca la diferencia significativa a favor de las mujeres afrocostarricenses en cuanto a nivel de escolaridad, sobre todo entre quienes llegaron a concluir sus estudios superiores: “el 23% de las mujeres “negras urbanas” de 25 años y más concluyeron una carrera universitaria, cifra cuatro veces superior en comparación con las “negras residentes en zonas rurales”; sin embargo, estos valores son muy superiores en comparación con sus homólogos varones, pues solo el 15,2% de los “negros urbanos” de 25 años y más y 4,5% entre los rurales lograron concluir una carrera universitaria. Entre los “mulatos” las cifras son aún menores: solo el 9,4% y el 4,3% de las “mulatas” urbanas y rurales, en ese orden, concluyeron la universidad; mientras que en el caso de los “mulatos”, las cifras apenas representan al 9,3% y 3,3% de quienes residen en ámbitos urbanos y rurales, respectivamente.25 En Ecuador, el informe consultado destaca que “existen importantes desigualdades basadas en el sexo en materia educativa.”…”La población femenina adulta no alfabetizada es 3 puntos porcentuales mayor que la masculina (9,9% frente a 6,9%). El grupo de mujeres afroecuatorianas, por su parte, posee niveles de analfabetismo más elevado (10,9%)” “Esa misma tendencia se expresa en la información sobre la distribución de la población por nivel educativo. La proporción de población incluida en las dos categorías más bajas (sin instrucción y con primaria incompleta) cuenta con mayor presencia de mujeres que de hombres. A su vez, las mujeres de origen afrodescendientes presentan un nivel educativo más bajo en relación con sus pares no afrodescendientes. Asimismo, si bien la proporción de mujeres afroecuatorianas con educación superior (completa e incompleta) es mayor que la de los hombres del mismo grupo, ambas son sustancialmente menores que las que presentan las mujeres y los hombres no afrodescendientes”.26 En Perú, el informe señala que “[E]n lo referido a educación, las mujeres registran una situación de desventaja respecto de los hombres en todos los grupos étnicos. Las brechas en las tasas de analfabetismo entre hombres y mujeres son importantes en los tres grupos poblacionales considerados. En el caso de los afroperuanos, la tasa de analfabetismo de las mujeres duplica a las de los hombres.”(…) ”A su vez, el porcentaje de mujeres entre 5 y 17 años con educación básica incompleta, que es bastante similar en los tres grupos poblacionales analizados, es alto para las mujeres afrodescendientes: alcanza alrededor de 15%, porcentaje mayor al registrado en 2001, lo cual podría deberse a una entrada temprana de las mujeres en el mercado laboral. Además, las mujeres presentan, en promedio, menos años de educación que los hombres en todos los grupos étnicos. Finalmente, cabe mencionar que las tasas de compleción de la educación primaria y secundaria, así como el acceso a la educación superior, son siempre más bajos para las mujeres”.27 23 Cruces G. et al., op cit., 2010, (2), pág. 33. Díaz, R. y O. Madalengoitía, op. cit., pág.73. 25 CCIMO, op. cit., págs. 25 y 26. 26 Cruces G. et al., 2010 (1), op. cit., págs. 35 y 36. 27 Díaz, R. y O. Madalengoitía, op. cit., págs. 53 y 54. 24 13
  • 14. En Uruguay, la tasa de analfabetismo es del 1,5 %. El porcentaje de mujeres, tanto afrouruguayas como no afrouruguayas, que saben leer y escribir es levemente mayor que el de los hombres pero, en la población femenina, la tasa de alfabetización de las mujeres no afrouruguayas supera en un 1 % a la correspondiente a las mujeres afrodescendiente. “El 2% de la población tanto femenina como masculina afrodescendiente en Uruguay nunca asistió a establecimientos educativos.” (…) ”El mayor nivel educativo alcanzado por la población afrouruguaya corresponde a la primaria común (40%) siendo mayor el número de hombres (41%) que ha alcanzado esos estudios que el de mujeres (38%).”(...)”Los valores obtenidos en los niveles educativos superiores son sensiblemente más bajos en los afrouruguayos, aunque se presentan en mayor medida en las mujeres que en los hombres”.28 2.3 Las mujeres afrodescendientes en el mercado de trabajo El general, las mujeres tiene una menor participación en el mercado de trabajo en comparación con los hombres, independientemente de su ascendencia étnica. Aunque la actividad laboral de las mujeres va aumentando paulatinamente, el acceso al mercado laboral no es igual para todas; a la discriminación por género se suma la discriminación étnica. Las tasas de participación29 no son similares entre los países analizados. Estas diferencias obedecen a la composición etárea de la población del país considerado, pero también a las decisiones, algunas veces forzadas, de las mujeres de permanecer inactivas en el mercado de trabajo oficial por diferentes razones: atención de niños y adultos mayores, priorizar las actividades domésticas y los estudios, entre otras. Excepto en Ecuador y en la zona urbana de Perú, las tasas de participación de las mujeres afrodescendientes son mayores que las de las mujeres no afrodescendientes. En cierto modo esto revela una mayor disposición y/o necesidad de trabajar. Cuadro Nº 7. Tasas de actividad, ocupación y desempleo de mujeres y hombres afrodescendientes y de mujeres no afrodescendientes según país (en %) Tasa de actividad Países Brasil Colombia Costa Rica Ecuador Perú Uruguay Tasa de ocupación Tasa de desempleo Hombres Mujeres no Mujeres Hombres Mujeres no Mujeres Hombres Mujeres no Mujeres afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen afrodescen dientes dientes dientes dientes dientes dientes dientes dientes dientes s/d 55.9 37.2 57.9 71-58 55 s/d 74.1 75.0 86.2 95-84 70 s/d 46.6 36.1 59.8 70-61 51 s/d 44.5 35.6 45.4 97 52 s/d 64.8 72.0 79.6 96 72 s/d 39.9 35.0 50.7 95 47 12,8 20.4 1.5 21.6 s/d 12 7,3 12.6 3.1 7.6 s/d 5 9,9 14.4 1.1 15.2 s/d 8 Fuente: Elaboración propia en base a: Base de microdatos PNAD, 2006, Brasil. Censo General de Población y Vivienda 2005. DANE, Colombia. IX Censo Nacional de Población 2000, Costa Rica. X Censo de Población y VI de Vivienda de Costa Rica, 2011. Censo de Población y Vivienda 2001, Ecuador. Estimaciones en base la Encuesta Nacional de Hogares 2010, Perú. Censo Nacional de Población 2011 y Encuesta Nacional de Hogares Ampliada 2006, Uruguay. Las afrobrasileñas son las más afectadas por la desocupación. Entre 1995-2006 la población femenina representó la mayor contribución al desempleo en este período, aunque el incremento del desempleo entre las mujeres afrodescendientes supero en 5 veces al de los hombres no afrodescendientes. Esto revela que en un contexto de dificultades económica, las mujeres son más vulnerables y más aún las 28 CIESU, op. cit., págs. 66 y 67. Tasa de participación es la relación entre la población de más de 14 años (12 años en algunos países) que está en condiciones de trabajar y los que están ocupados o están buscando empleo activamente- PEA/PET. 29 14
  • 15. afrodescendientes.30 En Colombia, el estudio consultado31 señala que aun cuando “las mujeres afrodescendientes cuentan con un mayor nivel de escolaridad, en todos los niveles educativos (…) esto no se refleja en una inserción más igualitaria en el mercado de trabajo ni en su capacidad de generar ingreso.” Tanto en Colombia como en Ecuador, las mujeres afrodescendientes presentan una mayor tasa de desempleo, en comparación con los hombres afroecuatorianos y con las mujeres no afrodescendientes. También para estos dos países, los autores analizaron la relación de ingreso promedio entre mujeres y hombres afrodescendientes, concluyendo que en Ecuador la brecha de ingresos per capita entre hogares con jefe de hogar afrodescendiente y aquellos con jefa de hogar afrodescendiente es de alrededor del 37%, mientras que en el caso de hogares no afrodescendientes la brecha es mucho menor (menos del 1%).32 En Colombia, esta brecha de ingresos per capita entre hogares con jefe de hogar afrodescendiente y aquellos con jefa de hogar afrodescendiente es de alrededor del 6,8%.33 En Costa Rica, los afrodescendientes sufren mayores niveles de desempleo abierto en el país; en el caso de los afrocostarricenses éste es superior al 3%, duplicando el desempleo de las afrocostarricenses, 1,5% aun cuando las tasas de desempleo de este país son las más bajas de cinco (Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador y Uruguay) de los seis países considerados en este estudio. En cambio, en Uruguay las mujeres afrodescendientes superan tanto a los hombres afrodescendientes y, en menor medida, a las mujeres no afrodescendientes en desempleo abierto. “Las cifras señalan que las desigualdades asociadas al mercado de trabajo se agudizan entre las mujeres afrodescendientes como resultado de la doble discriminación a la cual están sometidas: racial y de género”.34 Un aspecto importante de señalar son las altas tasas de participación y de ocupación en Perú en el año 2010, tanto para las mujeres como para los hombres, independientemente del origen étnico y del género. Al respecto los autores del estudio consultado35 señalan las posibles hipótesis: La tasa de ocupación en Perú es bastante alta; ello es así porque la ocupación es alta en Perú pero, además, seguramente se añade a ello el hecho de que el cuestionario de la ENAHO-2010 permite captar cualquier actividad que posibilite generar un ingreso. Asimismo, la alta participación de las afroperuanas en el mercado de trabajo y la alta ocupación para los afroperuanos de ambos sexos podría interpretarse como indicadores de que este grupo “se benefició del crecimiento económico experimentado en el país en la última década. Sin embargo, estos datos también podrían señalar la necesidad de la población afrodescendiente de mejorar sus niveles de ingresos, ocupándose en cualquier tipo de actividad. En efecto, los datos disponibles sobre ingresos sugieren que la mejora de los indicadores mencionados responde principalmente a la necesidad de los afrodescendientes de aumentar sus ingresos”. Se tomaron las tasas de participación rural y urbana en el mismo casillero (mujeres afrodescendientes: 71 – 58; hombres afrodescendientes: 95 – 84; mujeres no afrodescendientes: 70 – 61) debido a que no se contó con una tasa promedio; como se aprecia en el Cuadro Nº7, la tasa correspondiente a la población rural (la primera en la casilla) es siempre superior a la urbana. 30 Paixao, M., op. cit, pág. 225. Cruces G. et al, op cit., 2010 (2), pág. 34. 32 Cruces G. et al, op cit., 2010 (1), pág. 56. 33 Cruces G. et al, op cit., 2010 (2), pág. 48. 34 CIESU, op. cit., pág. 90. 35 Díaz, R. y O. Madalengoitía, op.cit., pág.45. 31 15
  • 16. La relación laboral predominante en las mujeres y los hombres afrodescendientes es la de “asalariado” y, en especial, en el sector privado (Cuadro Nº 8). Al contar con la información discriminada por asalariados del sector público y privado para Costa Rica y Uruguay, se observa que en Costa Rica la diferencia es casi de 15 puntos porcentuales a favor de los hombres afrodescendientes en relación tanto con las mujeres afro como no afro en el sector asalariado privado.36 En este sector en Brasil, hay una distribución bastante similar entre mujeres y hombres no afrodescendientes. En tanto que en Uruguay la participación de las mujeres afrodescendientes como asalariadas en el sector privado supera levemente a la de los hombres afrodescendientes y en casi 8 puntos porcentuales a las mujeres no afrodescendientes. La información diferenciada para Costa Rica muestra, además, que las mujeres, tanto afrodescendientes como no afrodescendientes, predominan como empleadas en el sector público. En tanto que en Uruguay, a las mujeres no afrodescendientes les siguen los hombres afrodescendientes en esta posición laboral, superando en el primer caso por más de 6 puntos y en el segundo por 1.4 puntos a las mujeres afrodescendientes. No obstante, los estudios analizados revelan que en el sector público de Uruguay “hay un notorio diferencial salarial que favorece a los hombres no afrouruguayos y perjudica a las mujeres afrouruguayas, debido sin duda a que la población afrodescendiente, particularmente las mujeres de este grupo étnico, desempeña trabajos de menor cualificación y remuneración”.37 En Brasil, encontramos que en el sector público, hay más empleadas mujeres no afrobrasileñas que mujeres afrobrasileñas y que hombres afrobrasileños. Cuadro Nº 8. Distribución de la población de más de 14 años por posición en el trabajo y por país (en %) BRASIL POSICION EN EL TRABAJO Mujeres afrodes cen di entes Patrón o empresario Asalariado sector privado Asalariado sector público Cuenta propia Familiar no remunerado 0.6 64.2 5.4 21.4 8.3 COLOMBIA Hombres Mujeres no a frodes cen a frodes cen di entes di entes 1.0 65.7 4.0 28.3 1.2 Mujeres a frodes cen di entes 2.2 66.7 7.8 20.8 2.4 Hombres a frodes cen di entes 1,2 2,9 COSTA RICA Mujeres no a frodes cen di entes 2,8 POSICION EN EL TRABAJO Patrón o empresario 3,7 Mujeres no a frodes cen di entes 4,5 6,0 5,0 60,5 46,0 56,1 58,4 53,0 17,6 9,6 22,7 37,9 36,8 37,9 14,5 22,3 14,1 4,8 1,9 6,3 1,0 0.8 1,1 URUGUAY Hombres Mujeres no afrodes cen a frodes cen di entes di entes 4,1 3,6 Mujeres afrodes cen di entes Hombres a frodes cen di entes Mujeres no a frodes cen di entes 43,8 21,2 22,0 20,3 64,0 Asalariado sector privado Asalariado sector público Hombres a frodes cen di entes 46,9 ECUADOR Mujeres afrodes cen di entes Mujeres a frodes cen di entes 62,1 56,7 11,2 12,4 17,2 52,9 62,2 Cuenta propia 32,0 27,7 31,2 0,8 2,5 3,5 Familiar no remunerado 11,4 6,0 21,3 2,4 0,8 2,1 Fuente: Elaboración propia en base a: Censo Demográfico 2010, Brasil. Censo General de Población y Vivienda 2005. DANE, Colombia. IX Censo Nacional de Población 2000, Costa Rica. X Censo de Población y VI de Vivienda de Costa Rica, 2011. Censo de Población y Vivienda 2001, Ecuador. Estimaciones en base la Encuesta Nacional de Hogares 2010, Perú. Censo Nacional de Población 2011 y Encuesta Nacional de Hogares Ampliada 2006, Uruguay. 36 37 CCIMO, op.cit., pág. 34. CIESU, op. cit., pág. 93. 16
  • 17. En Colombia y Ecuador, los hombres y las mujeres afrodescendientes superan a las mujeres no afrodescendientes en la posición ocupacional de “asalariados” y, cuando se compara mujeres con hombres afrodescendientes, se observa una leve diferencia a favor de los hombres. En Colombia, las afrocolombianas asalariadas (56,1%) superan en un 3% a las no afrocolombianas (53,0%); en Ecuador esta diferencia es de más de 9 puntos porcentuales (afroecuatorianas asalariadas: 52,9% y no afroecuatorianas asalariadas: 43,8%). Con respecto a la categoría de “cuentapropista”, las mujeres afrodescendientes y no afrodescendientes superan en número a los hombres afrodescendientes en Colombia y Ecuador, siendo la segunda posición en importancia de la población trabajadora en estos países. En la misma categoría de “cuentapropista”, Brasil los hombres afrodescendientes superan a las mujeres afrodescendientes en 7 puntos y a las mujeres no afrodescendientes en casi 8 puntos; también en este caso es la segunda posición ocupacional para los trabajadores y las trabajadoras. En Costa Rica, el 22,5% de los hombres afrodescendientes son cuentapropistas, 8% más que las mujeres afrodescendientes y no afrodescendientes. En Uruguay, el “cuentapropismo” pareciera ser una actividad de poca relevancia con predominio de las mujeres no afrodescendientes. En Uruguay los patrones o empresarios son la segunda posición laboral en importancia, donde las mujeres afrodescendientes son levemente menos que los hombres afrodescendientes, pero también levemente superiores a las mujeres no afrodescendientes. En Colombia y en Costa Rica, hay mayor cantidad de hombres afrodescendientes que ocupan posiciones de “patrones/empresarios” que mujeres afrodescendientes y no afrodescendientes. En Colombia, los hombres afrodescendientes y las mujeres no afrodescendientes duplican en número a las mujeres afrocolombianas en la categoría de “patrón/empresario”. En Costa Rica, hay más cantidad de hombres y mujeres afrocostarricenses en esa categoría ocupacional que mujeres no afrodescendientes. Lo mismo se observa en Ecuador. El sector predominante de ocupación de los hombres afrodescendientes en Brasil, Colombia, Costa Rica y Ecuador es la actividad primaria (agricultura, ganadería y pesca). En los países mencionados, su presencia supera a las mujeres afrodescendientes y a las no afrodescendientes en porcentajes significativos, excepto en Ecuador, donde al parecer la participación de las mujeres, particularmente las no afrodescendientes, es importante en el sector de agricultura, ganadería y pesca (27.3%). En la rama del “Comercio, hoteles y restaurantes”, en los países considerados, las mujeres afrodescendientes superan en número, por leves porcentajes, a las mujeres no afrodescendientes y en mayor medida (alrededor de 10 puntos porcentuales) a los hombres afrodescendientes, excepto en Brasil, donde en ese sector hay ocupadas más mujeres no afrodescendientes. Otra área de predominio femenino es “enseñanza, salud y atención social”, en el que hay más empleadas mujeres afrodescendientes que no afrodescendientes en Colombia y Ecuador. En Brasil y Costa Rica, hay aproximadamente un 5% más de mujeres no afrodescendientes que mujeres afrodescendientes que trabajan en este sector. El “servicio doméstico” también es una actividad en el que predominan las mujeres, particularmente las Afrodescendientes. En Brasil constituye la primera rama de actividad para las afrobrasileñas; es el tercer tipo de actividad en cuanto a número para las mujeres afrodescendientes en Colombia y Costa Rica y el cuarto en Ecuador, superado solo por la actividad primaria. 17
  • 18. Cuadro Nº 9. Distribución de la población ocupada según ascendencia étnica, sexo y sector de actividad por país (en %) BRASIL RAMA DE ACTIVIDAD Agricultura, ganadería pesca Industria muanufacturera Construcción Comercio, hoteles, restaurantes Finanzas,bancos, seguros,servicios profesionales Transporte y comunicación Administración pública Enseñanzas, salud y atención social Servicio doméstico Servicios comunitarios y personales Mujeres afrodes cen die nte s Hombre s afrodes cen di entes 17.8 26.3 11.0 COLOMBIA Muje res no a frodes cen dientes Muje res afrode sce n di entes Hombres a frodes cen dientes 10.5 2.4 20.9 15.1 13.9 10.6 0.3 13.2 0.6 19.5 20.4 4.5 COSTA RICA Mujeres no a frodes cen dientes Mujere s afrodes cen di entes Hombres afrodes cen dientes 6.5 4.8 19.5 13.0 14.6 10.5 0.2 10.2 0.6 22.2 34.7 26.0 6.3 8.3 3.6 1.1 6.5 1.7 4.1 5.1 14.1 ECUADOR Mujere s no afrodes cen die ntes Mujeres a frodes cen dientes Hombres afrodes cen die nte s Mujeres no afrode sce n di ente s 3.6 17.0 36.6 27.3 16.4 10.9 8.6 10.5 10.0 0.9 11.6 0.8 0.3 11.5 0.4 29.5 29.3 21.5 25.8 32.7 20.5 30.4 6.9 6.2 10.0 9.7 12.0 1.6 3.9 3.6 3.0 10.3 3.7 2.9 8.8 3.4 1.2 7.0 1.9 5.0 2.0 2.5 2.9 3.5 3.6 4.7 2.2 3.5 2.0 2.8 18.9 23.4 9.4 22.5 17.9 4.4 22.7 18.8 5.7 16.5 21.8 1.1 12.9 20.1 0.7 13.3 15.5 0.8 11.0 16.7 0.6 7.9 5.8 2.8 6.1 5.6 3.6 5.1 Fuente: Elaboración propia en base a: Base de microdatos PNAD, 2006, Brasil. Censo General de Población y Vivienda 2005. DANE, Colombia. IX Censo Nacional de Población 2000, Costa Rica. X Censo de Población y VI de Vivienda de Costa Rica, 2011. Censo de Población y Vivienda 2001, Ecuador. Estimaciones en base la Encuesta Nacional de Hogares 2010, Perú. Censo Nacional de Población 2011 y Encuesta Nacional de Hogares Ampliada 2006, Uruguay. Con respecto a la inserción de las mujeres afrodescendientes en el mercado laboral, los estudios analizados concluyen lo siguiente: En Brasil, el trabajo asalariado “sin cartera assinada”, es decir informal o al margen de la legislación que protege las relaciones laborales, afectaba al 40,1% de los hombres afrodescendientes y al 32,5% de las mujeres afrodescendientes. Este porcentaje se elevaba al 58,2% en el caso de las mujeres afrodescendientes que se desempeñan en el servicio doméstico.38 En Colombia: “Desde mediados de 1980, en los países de América Latina tuvo lugar un notorio incremento de la presencia de la población femenina en la fuerza de trabajo. (…) Respecto de la participación de las mujeres en el mercado de trabajo, tanto en la GEIH como en el Censos registran tasas de actividad y de ocupación femenina significativamente inferiores a las de la población masculina, cualquiera sea su ascendencia étnica. (…) Según los datos consultados, en Colombia la población femenina cuenta con un mayor nivel de escolaridad en todos los niveles educativos, por lo que se estaría logrando parcialmente el ODM. Sin embargo, esto aún no se refleja en una inserción más igualitaria de la mujer en el mercado de trabajo ni en su capacidad de generar ingresos. En este sentido, existirán condiciones desiguales que están relacionadas tanto con el género como con la ascendencia étnica. Esto se traduce, en primer lugar, en tasas de desempleo mayores para la población femenina, en especial para las mujeres afrodescendientes.”39 En Costa Rica: “Lamentablemente, la situación socioeconómica en la que viven miles de personas afrodescendientes en Costa Rica muestra evidentes signos de rezago en comparación con el resto de la 38 39 Paixao, M., op. cit, pág. 220-221. Cruces G. et al, op cit. ,2010 (2), págs. 33,34. 18
  • 19. población. (…) Esta situación repercute en las formas bajo las cuales la población afrodescendiente se incorpora al mercado laboral. Las dificultades de acceso a la educación siempre van acompañadas de empleos de baja calificación y poco remunerados.” (…) En el caso de población afrodescendiente las barreras son mayores, puesto que también debe superar los prejuicios sociales vinculados a su condición étnica y de género cuando se habla de las mujeres”.40 Díaz y Madalengoitía, también sobre Costa Rica, sostienen: “Al analizar otras fuentes de información diferentes del censo, se comprueba que existe una brecha entre las tasas de desempleo de los hombres y las mujeres, y es probable que es brecha se mantenga para los mujeres afrocostarricenses”.41 En Ecuador: “Respecto de los indicadores de inserción en el mercado de trabajo, se observa que las mujeres se encuentran en general en una situación menos favorable, y estas desventajas son aún más marcadas entre las mujeres de origen afrodescendientes. Las mujeres afroecuatorianas presentan la tasa de desempleo más elevada (21,6%), la cual es cuatro veces superior a la tasa de los hombres no Afrodescendientes.” (…) ”En particular, la población femenina presenta mayores tasas de desempleo y menores tasas de actividad en comparación con los hombres, y estas desigualdades se ven exacerbadas en el caso de las mujeres afrodescendientes”.42 En Perú: “En lo que respecta en particular al grupo de población afrodescendiente, los datos disponibles muestran no solo que la población afroperuana no se benefició del período de crecimiento económico registrado entre 2001 y 2010 en Perú, sin que las mujeres afroperuanas enfrentan una situación más desventajosa que los hombres de su grupo en casi todos los aspectos considerados”.43 En Uruguay: “Si se incorpora la variable de género, las diferencia entre trabajadores y trabajadoras es notable.” (…) ”Estas diferencias se acentúan al incorporar al análisis la variable de ascendencia racial: en promedio, el ingreso de la ocupación principal de los hombres afrouruguayos es entre un 10 % y un 36 % inferior al de los hombres no afrouruguayos, y el de las mujeres afrouruguayas es entre un 15 % y un 46 % inferior al de las no afrouruguayas %”.44 2.4 Características de la viviendas, servicios básicos y acceso a la salud de las mujeres afrodescendientes La información disponible en las publicaciones consultadas sobre vivienda, servicios básicos y acceso a la salud no es similar si se comparan cada uno de los países considerados, ya que en los censos y las encuestas de hogares no se registra la misma información ni se lo hace de la misma forma; si se ha registrado la información, no está presentada de una manera homogénea que permita la comparación. En este sentido, aquí veremos en cada caso en particular cuáles son las condiciones que mayoritariamente afectan o sitúan a las mujeres afrodescendientes, si es posible en comparación con los hombres afrodescendientes y con las mujeres no afrodescendientes, con respecto a vivienda, servicios básicos y salud. En los informes analizados sobre Colombia y Ecuador, hay información sobre condiciones de vivienda y servicios básicos para la población afrodescendiente en general, sin especificación de sexo. No obstante, es posible inferir que, al menos, la mayoría de las mujeres afrodescendientes comparten la situación del colectivo en lo relativo a características de la vivienda y el acceso a servicios básicos. 40 CCIMO, op.cit., pág. 50. Díaz, R. y O. Madalengoitía, op. cit., pág. 81. 42 Cruces G. et al, op cit., 2010 (1), págs. 36,37. 43 Díaz, R. y O. Madalengoitía, op. cit., pág. 53. 44 CIESU, op. cit., pág. 106. 41 19
  • 20. En Colombia, el informe sintetiza al respecto “…independientemente del área de residencia, los hogares afrocolombianos presentan peores condiciones de vivienda y acceso a los servicios básicos en relación con el resto de la población, siendo estas diferencias más marcadas en la zonas urbanas”.45 Como ilustración señalan que en zonas urbanas la relación es de 1 a 3 en viviendas con materiales precarios, es decir, por cada hogar no afrodescendiente con una vivienda construida con materiales precarios hay 3 hogares afrodescendientes en la misma situación. En las zonas rurales, esta relación es 1 a 1.4, respectivamente. Con relación con la población afroecuatoriana, los autores concluyen que “enfrenta peores condiciones relativas en lo relativo a vivienda y acceso a servicios en relación con la población no afrodescendiente, a la vez que existen fuertes diferencias entre las condiciones que se observan en el área rural y urbanas”.46 A título de ejemplo, el 61% de las viviendas rurales de los afroecuatorianos tenía algún tipo de material precario, mientras que en las viviendas urbanas de los afroecuatorianos este porcentaje se reduciría a 20,4. En Costa Rica, en el censo de 2010 se relevó como indicadores de salud de la población, la condición de aseguramiento y la presencia de alguna discapacidad o limitación física en los individuos, en ambos casos diferenciados por sexo. Pero en el informe consultado, no hay información sobre características de las viviendas y de los servicios básicos. En la modalidad de aseguramiento, el 17% de las mujeres afrocostarricenses no tiene seguro social, en tanto que en los hombres afrocostarricenses este porcentaje asciende al 20%. La población afrodescendientes de Costa Rica tiene en menor medida que los no afrodescendientes algún tipo de seguro; el 12,1% de las mujeres no afrodescendientes no tiene seguro social. Entre los que cuentan con algún tipo de seguro, ellos tienen distintas modalidades de seguro: el 30% de los hombres afrocostarricenses tiene el seguro por su condición de asalariados, en tanto que el 46,9% de las mujeres afrocostarricenses acceden al seguro por medio de un familiar. Son muy pocos los que tienen seguro por ser laboralmente “cuenta propia”: el 10% de los hombres afrodescendientes y el 6% de mujeres afrodescendientes. Si bien “[E]n términos generales los resultados muestran que no hay diferencias significativas entre los distintos grupos étnicos-raciales, en cuanto al porcentaje de personas que tiene alguna discapacidad o limitación física en particular … [U]na de cada diez personas del país tiene al menos una discapacidad.” (…) “Hilando muy fino se pueden hallar diferencias a lo interno de la población afrodescendiente. Así pues, entre las mujeres negras hay un porcentaje de alrededor del 10% que tiene problemas con la vista (aunque se usen lentes) y de alrededor de 8% en el caso de los varones. Estos valores son superiores en cerca de 3 puntos porcentuales con respecto a las y los mulatos, así como con los demás grupos raciales. De igual forma, los y las negras del país (de ámbitos urbanos y rurales) son quienes mayor porcentaje declararon de tener al menos una discapacidad o limitación física (13% entre quienes viven en las ciudades y 14,3% entre las personas negras residentes en las zonas rurales)”.47 En el Censo del año 2000 de Costa Rica, “los datos muestran que los afrodescendientes presentan una menor proporción que reside en viviendas adecuadas, aunque la diferencia en porcentajes de ambos grupos de población (afros y no afros) no supera los 3 puntos porcentuales para los hombres afrocostarricenses (64%) y es de dos puntos porcentuales para el caso de las mujeres afrocostarricenses 45 Cruces G. et al, op. cit., 2010 (2), págs. 28 y 29. Cruces G. et al, op. cit., 2010 (1), págs. 29 y 30. 47 CCIMO, op. cit., págs. 45 y46. 46 20
  • 21. (67%)”.48 Es decir que la cantidad de mujeres afrocostarricenses que vive en viviendas adecuadas supera levemente a la de los afrocostarricenses, pero es menor, también levemente, a la de las mujeres no afrodescendientes que viven en viviendas adecuadas (69%). En Perú, los datos de la ENAHE 2010 no proporcionan información detallada por sexo sobre acceso a servicios. No obstante, en la comparación con la población no afroperuana, en general, los afroperuanos muestran un menor acceso a los servicios de desagüe y de agua, ambos en red púbica. En este último, el 67% de los afroperuanos tiene acceso a agua potable por red pública, mientras que el resto de la población alcanza al 75%. Con respecto a alcantarillado o desagüe la diferencia es menor (62% y 65% respectivamente).49 Con respecto a la salud de los afroperuanos, “la información que la ENAHO proporciona sobre la salud de la población es limitada”:50 prevalencia de las enfermedades crónicas (sin especificar cuáles) y el acceso a algún tipo de seguro de salud (también sin especificar qué tipo) con discriminación de la información relativa a hombres y a mujeres. El 31% de las afroperuanas no posee seguro de salud, en tanto que este porcentaje asciende al 35% de los afroperuanos; también es 35% la cantidad de mujeres no afrodescendientes que no cuentan con un seguro de salud. Cabe destacar para todos los grupos poblacionales considerados que hubo una mejoría en la situación con respecto a 2001, pues en ese año más del 50% de la población estaba sin seguro de salud. Hay una alta incidencia de enfermedades crónicas en la población peruana, independiente del grupo étnico; alrededor de 3 de cada 10 personas padece alguna de esas enfermedades. “Asimismo, dentro de cada grupo étnico, las mujeres presentan una mayor prevalencia de enfermedades crónicas”.51 En el caso de las afroperuanas este porcentaje asciende al 37%, mientras que el 27% de los afroperuanos declara alguna enfermedad crónica. También en las mujeres mestizas este porcentaje es significativo: 38%. El análisis cruzado de padecer una enfermedad crónica y no poseer seguro de salud revela que el 32% de las afroperuanas y el 38% de los afroperuanos que padecen una enfermedad crónica no cuentan con seguro de salud. En Uruguay, la clasificación de las viviendas en buenas, regulares y malas, permite observar que, si bien más de la mitad de los afrouruguayos vive en viviendas calificadas como regulares o malas, en el caso de los no afrodescendientes este porcentaje se sitúa alrededor del 40%. Asimismo, es levemente superior el porcentaje de jefas de hogar afrodescendientes que poseen viviendas calificadas como buenas (45,7%) en comparación con hogares con jefes de hogar afrodescendientes (41,7%), pero sustancialmente inferior a los hogares con jefas de hogar no afrodescendientes (61,7%). Los responsables del informe sobre este país infieren que “[L]a calidad de la vivienda es un indicador comúnmente del nivel de ingresos de la población, por lo que no es de sorprender que se comporten de igual manera”.52 Con respecto a la salud, el 51% de las afrouruguayas recibe atención médica en instituciones de salud pública; los afrouruguayos que recurren a este sistema son algo menos (42%) y mucho menor es la cantidad de mujeres no afrodescendientes (33%) que se atiende en el sistema público de salud. Cabe señalar que en la población no afrouruguaya el sistema que predomina es el sistema privado de salud 48 Díaz, R. y O. Madalengoitía, op. cit., pág.65. Díaz, R. y O. Madalengoitía, op. cit., págs.50 y 51. 50 Díaz, R. y O. Madalengoitía, op. cit., pág.34. 51 Díaz, R. y O. Madalengoitía, op. cit., pág. 35. 52 CIESU, op. cit., pág. 44. 49 21
  • 22. (Instituciones de Asistencia Médica Colectiva-IAMC), tanto en Montevideo -66% recurre a este tipo de sistema- como en el interior -52% se atiende en el sistema privado.53 3. La contribución de las mujeres afrodescendientes la cultura latinoamericana El seminario regional “Las mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo”, realizado en Montevideo, Uruguay, del 27 al 29 de noviembre de 2009,54 dentro del marco del Proyecto PAAL1, tuvo por objeto brindar un escenario amplio para la exposición de las contribuciones de las mujeres afrodescendientes a la cultura latinoamericana desde un enfoque antropológico de la cultura, entendiendo por tal todas las manifestaciones creadas por las personas -el lenguaje, la literatura, el arte culinario, la música, la danza, las formas de organización comunitaria, entre otras. En el ámbito de los estudios lingüísticos, cabe mencionar los referidos a la lengua palenquera,55 hablada ancestralmente por los habitantes de San Basilio y otras zonas de Cartagena, Colombia, considerada un símbolo de identidad que han asumido los palenqueros. También en Ecuador, los afrochoteños tienen en su habla vocablos y expresiones de raíz africana. El relevamiento a través de la tradición oral56 es una manera de recuperar la memoria colectiva y tiene por objeto favorecer el diálogo etnoeducativo como una herramienta para la interculturalidad. De manera similar, los aportes africanos están integrados al portugués de Brasil;57 las mujeres afrobrasileñas tuvieron un rol socializador lingüístico importante en el seno de la familiar colonial brasileña oficiando como madres negras, amas de leche y damas de compañía, al incorporar vocablos de las lenguas africanas en la vida cotidiana. Los rasgos africanos en la literatura latinoamericana fueron destacados por varias expositoras. Una de las formas que asume esta contribución es mediante el relevamiento de historias de mujeres afrodescendientes en el Perú58 como una manera de recuperar el pasado como herramienta de desarrollo de la identidad, así como instrumento generador de nuevos conceptos de educación y de diálogo intercultural e intergeneracional. Una crónica de una escritora peruana59 sobre su propia experiencia personal le permite reflexionar sobre el racismo y el sujeto racista en Perú y proponer la utilización del arte como metodología de transformación con efectos tanto en quienes sufren discriminación como en aquellos que discriminan. También sobre la función social del arte y, en particular, sobre la palabra escrita, otra expositora, Shirley Campbel Barr,60 sostiene que la palabra escrita es un arma muy poderosa ya que da voz a los que no 53 CIESU, op cit., pág. 40. PNUD, Seminario regional: Las mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010. 55 Simarra Obeso, R. “La lengua de Palenque: contexto lingüístico, histórico y comunicativo”, en PNUD, Seminario Regional: Las mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, págs. 45-52. 56 Maldonado, O. “Estudio cultural de los vocablos y expresiones que hacen particular el habla de los afrochoteños: punto de vista como profesora de inglés”, en PNUD, Seminario Regional: Las mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, págs. 53-60. 57 Pessoa de Castro, Y. “Las lenguas africanas en la constitución del portugués brasileño: la participación de la mujer negra”, en PNUD, Seminario Regional: Las mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, págs. 61-65. 58 Charún Illescas, L. “Afrohistóricas. Detrás de la memoria. Apuntes y perspectivas de la mujer afrodescendiente en Latinoamérica” en PNUD, Seminario Regional: Las mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, págs. 24-27. 59 Carrillo Zegarra, M. “Una crónica real de arte, resistencia, feminismo y poder”, en PNUD, Seminario Regional: Las mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, págs. 31-35. 60 Campbell Barr, S. “Asumiendo responsabilidad por la palabra”, en PNUD, Seminario Regional: Las mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, págs.36-40. 54 22
  • 23. tienen voz en un contexto que discrimina y margina y coloca a los afrodescendientes en la base de la sociedad. En tal sentido, convoca a repensar la posición histórica y la responsabilidad de las escritoras afrodescendientes como sujetos de cambio para la causa de los pueblos negros. El arte gastronómico de los afrodescendientes fue uno de los tópicos desarrollados por mujeres especialistas de Panamá,61 Brasil62 y Ecuador63. Destacaron que la transmisión oral fue el vehículo que permitió la persistencia de la cultura culinaria. Las recetas que combinan ingredientes autóctonos de América con los traídos de África, así como los nombres de productos y de platos están vigorosamente incorporados a la cultura gastronómica latinoamericana. La música, los ritmos y las danzas de raíz africana, así como los instrumentos que las acompañan, tienen fuerte presencia tanto en el Caribe como en el resto de América Latina. Por ejemplo, el Palo de Mayo,64 tiene, en ciertas interpretaciones, algunas expresiones rituales religiosas africanas, mientras que en otras, es una burla o forma de protesta de las clases populares y de los esclavos para ridiculizar a los ricos y a sus danzas. Las mujeres afrodescendientes de América Latina, a través de la creación de sus organizaciones de base, están contribuyendo a posicionar el tema de la diversidad social y cultural en el debate en los movimientos de mujeres de América Latina.65 Buscan rescatar una identidad que reconozca la diversidad étnico-racial y la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, revalorizando los aportes, las prácticas y las representaciones que prevalecen en la cultura y la sociedad y que son propias de la herencia africana. Un hecho importante a destacar es la constitución de la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora en 1992, para enfrentar el racismo, la discriminación y la situación de miseria particular en que viven buena parte de las mujeres afrodescendientes.66 En tres encuentros y una asamblea, las mujeres de la Red definieron los valores y los principios organizadores de la Red, así como la misión y los objetivos que impulsan su acción. Ellas dijeron desde un comienzo que no se desalentarían ante las dificultades y que sólo verían consolidada su lucha cuando todas las mujeres afrodescendientes hubieran superado su situación de marginalidad y pobreza. En síntesis, algunas de las propuestas surgidas del debate de las participantes revelaron el estado de la tema en la región:67 “-Es necesario la creación de una nueva teoría política de la diversidad. 61 Gayle de Best, E. “Cultura culinaria afrodescendientes en Panamá”, en PNUD, Seminario Regional: Las mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, págs. 98-90. 62 Santos Marques, J.M, “Las influencias de la cocina brasileña entre las culturas indígenas, portuguesas y africanas en la ciudad de Bahía del Salvador, Brasil”, en PNUD, Seminario Regional: Las mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, págs. 91-93. 63 Méndez Anangonó, C. “Gastronomía afroecuatoriana. Valle del Chota, provincia de Imbabura”, en PNUD, Seminario Regional: Las mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, págs. 94-95. 64 Bacon Hdgson, G. “Palo de Mayo”, en PNUD, Seminario Regional: Las mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, págs. 101-102. 65 Moreno Rojas, C. “Identidad y cultura afrodescendiente y organizaciones de mujeres”, en PNUD, Seminario Regional: Las mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, págs. 75-77. 66 Wilson, D. “Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora”, en PNUD, Seminario Regional: Las mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, págs. 83-87. 67 Garcia Savino, S. “Conclusiones” en PNUD, Seminario Regional: Las mujeres afrodescendientes y la cultura latinoamericana: identidad y desarrollo, PAAL1, 2010, pág. 161. 23
  • 24. -Las instituciones educativas formales y no formales deben dar cuenta de la presencia de los afrodescendientes en América Latina y deben impulsar investigaciones sobre la temática. -La creación artística es resistencia y recreación del conocimiento; para la población afrodescendiente, las manifestaciones artísticas están íntimamente ligadas con la cotidianidad y su obra creadora es un arma simbólica que busca dar voz a los que no la tienen. -El castellano y el portugués han sido lenguas de la colonización; el rescate de los lenguajes palenqueros y similares forma parte del movimiento de resistencia cultural. -La danza es una forma de expresión de la identidad; música y danza son herramientas políticas y así fueron usadas desde la llegada de los africanos esclavizados a América. -Las organizaciones de la población afrodescendiente existieron desde su llegada a América; fueron adoptando formas diversas según las regiones de proveniencia y de llegada. Las mujeres tienen sus propias organizaciones con formas variadas.” 4. Participación política de las mujeres afrolatinoamericanas Entre los temas de estudio reciente sobre las mujeres afrodescendientes se destacan las investigaciones sobre su participación en la política. Revisaremos cuatro informes al respecto. Se ha estudiado la incorporación de las mujeres afrolatinoamericanas en los parlamentos de algunos países de la región. Una de las especialistas en el tema es Mala Htun; en su informe de 201268 analiza la experiencia de los países que cuentan con mujeres afrodescendientes en sus parlamentos y las reformas en los procedimientos electivos que han implementado algunos países de la región para incorporar a las minorías étnicas. Sostiene que solo 3 países (Bolivia, Colombia y Venezuela) aplican mecanismos para promover la representación de grupos definidos por raza o etnicidad, aun cuando son 13 de los 19 países de América Latina, los que cuentan con leyes de cuotas de género para promover el acceso de las mujeres a cargos electivos. Ahora bien, el porcentaje de incorporación es variable: va del 20% en Paraguay al 50% en Bolivia, y en el resto de los países oscila entre estas cifras. Htun analiza la experiencia en Bolivia, Brasil, Colombia y Venezuela: En Bolivia, desde 2009 hay 7 escaños reservados para los pueblos originarios y afrobolivianos en la Cámara Baja. En 2011, los afrobolivianos cuentan con un representante en esa Cámara. Los partidos y los grupos que compiten por los escaños reservados deben cumplir con la ley de paridad de género. Este sistema se denomina de “cuota doble”. Lamentablemente este procedimiento se ha aplicado de manera laxa, ya que las mujeres aparecen como suplentes. En Colombia, desde 1991 hay 2 escaños reservados en el Senado para pueblos indígenas y en la Cámara de Representantes, 2 escaños las comunidades negras y 1 escaño para pueblos indígenas. Cabe señalar que los escaños reservados para las comunidades negras son para las que habitan las zona rural de la Región del Pacífico; esta regla no se aplica a la totalidad de la población afrodescendiente ya que quedan 68 Htun, Mala: “Desventaja interseccional e inclusión política: Cómo lograr que un mayor número de mujeres afrodescencidentes ocupe cargos de elección popular en América Latina”. [En línea]: http://www.iadb.org/document.cfm?id=36954231 , 01-02-2103. 24
  • 25. excluidos los raizales (residentes de las Islas de San Andrés y Providencia) y la mayoría de la población que habita las ciudades del Caribe. En 2011 los afrodescendientes apenas si constituían el 4% de los miembros de la Cámara de Representantes (7 de 166) y el 2% del Senado (2 de 102); ninguno de ellos era mujer. Los afrocolombiano que llegaron a ser legisladores accedieron al cargo a través de distintos partidos políticos, es decir, no hay un partido político específico de la población afrocolombiana. En Venezuela, desde 1999 hay 3 escaños en el Congreso reservados para pueblos indígenas. Según estimados aproximados, los afrovenezolanos podrían conformar cerca del 7% del Parlamento venezolano (11 de 165). Estas cifras incluyen a 3 mujeres afrovenezolanas. Htun hace un análisis especial de la composición de Congreso de Brasil, país en el que un poco más de la mitad de la población se autoidentifica como afrodescendientes. En Brasil, en 2010 había un total de 44 diputados federales afrobrasileños elegidos para el período 2010-2014, de un total de 514, es decir, 9% del total. Esta cifra incluye a siete mujeres afrobrasileñas. En 2010, seis de las siete mujeres negras elegidas como diputadas en Brasil eran de partidos de izquierda: cuatro en representación del Partido de los Trabajadores (PT), dos del Partido Comunista do Brasil, y una de un partido de centro. Las conclusiones a las que llega Mala Htun son las siguientes: “Primero, los afrodescendientes se encuentran subrepresentados en todos los países en relación con el tamaño de su población. Si bien han aumentado en número, especialmente en Brasil, todavía se encuentran muy lejos de reflejar la composición del país. Segundo, las mujeres afrodescendientes se encuentran aún más subrepresentadas que su grupo étnico y que las mujeres como un todo. Las cifras de mujeres negras en el poder —incluso en el caso más favorable de la Cámara de Diputados brasileña— apenas representan una quinta parte de una y otra categoría. Por ejemplo, ellas ocupan apenas un 1% de los escaños en la Cámara de Diputados en Brasil y ninguno en la Cámara de Representantes de Colombia, a pesar de que constituyen el 25% y el 6% de la población total de sus países respectivamente. Tercero, cuando logran acceso a los cargos de elección popular, los afrodescendientes por lo general no provienen de un partido específico de su grupo étnico o racial”.69 No obstante, destaca que la adopción de estas políticas inclusivas es el resultado de las exigencias de los movimientos sociales y de las acciones de los legisladores de grupos minoritarios para que haya una mayor equidad. Asimismo, constituyen nuevas formas de asegurar la legitimidad democrática, de modo tal de garantizar una representación lo más equiparable posible a la conformación de la sociedad. Los movimientos feministas no han recogido históricamente las demandas de las mujeres afrodescendientes, aunque tampoco el movimiento afrodescendiente, dominado por hombres. Solamente a partir de la movilización colectiva de las mujeres afrodescendientes en varios países, han logrado promover sus perspectivas específicas y crear conciencia sobre los efectos únicos que tienen la raza, el género y otras estructuras jerárquicas en su estatus y sus oportunidades. Las feministas afrodescendientes plantean que las mujeres no son un grupo homogéneo y sugieren que es necesario incorporar la intersección del género con otras dimensiones diferenciadoras tales como raza, etnicidad y clase. Htun se pregunta qué tipo de intervenciones pueden promover la inclusión política de las mujeres afrodescendientes en América Latina, y hace las siguientes propuestas para los Estados: 69 Htun, Mala, op. cit, págs. 16 y 27. 25
  • 26. -La legislación nacional podría asignar un porcentaje fijo de escaños legislativos a personas que se autoidentifican como afrodescendientes los que serían cubiertos por aquellos candidatos de esa etnia que obtengan el mayor número de votos en las elecciones nacionales. -Las experiencias comparativas sugieren que la combinación de leyes nacionales de cuotas de género con otras disposiciones relacionadas con la representación de minorías étnicas –las llamadas “cuotas dobles”— sería, según la autora, la mejor manera de fortalecer la presencia política de las mujeres de las minorías étnicas. - Los países podrían considerar reformas electorales generales que faciliten la elección de mujeres y minorías. Asimismo, aun cuando muchos países no han adoptado disposiciones legales en ese sentido, cuentan con esquemas que apuntan a promover la representación de grupo minoritarios; por ejemplo, las cuotas de género que aplican voluntariamente los partidos políticos en más de 30 países; la demarcación de circunscripciones electorales con criterios étnicos y de raza; la exención de umbrales electorales para las organizaciones políticas de las minorías étnicas, y la sobrerrepresentación de territorios étnicos. “La buena noticia es que actualmente se le presta mayor atención al desafío que confrontan las mujeres afrodescendientes –en la sociedad, en la economía, en la entidad política— que en el pasado. Los últimos esfuerzos de los gobiernos nacionales y organizaciones internacionales encaminados a recolectar datos han permitido reunir evidencias de exclusión y discriminación. La movilización de las organizaciones de mujeres negras en varios países ha obligado al público en general a reconocer su especificidad como grupo social, así como la legitimidad de sus perspectivas particulares. En lo que respecta a la inclusión política, también cabe destacar que la gran mayoría de los países latinoamericanos han adoptado leyes de cuotas de género para lograr mayor presencia de las mujeres en los cargos de poder político. La mala noticia es que las intervenciones oficiales para combatir la exclusión y la discriminación racial son apenas incipientes (cuando existen), si es que no están plagadas de controversias y problemas conceptuales. Además, es difícil diseñar políticas y leyes encaminadas a proteger los derechos de un grupo social –para no hablar de su aplicación y cumplimiento—cuando sus miembros no están dispuestos a identificarse como tales y cuando existen desacuerdos considerables sobre si la categoría es legítima. Los esfuerzos dirigidos a introducir perspectivas raciales en América Latina —incluso por parte de ciudadanos de la región— son vistos invariablemente como producto del imperialismo cultural o como instancias de imposición de categorías foráneas”.70 La dirigente política afrodescendiente de Costa Rica, Epsy Campbell Barr,71 en un estudio de 2007, también manifiesta su preocupación por la escasa participación de las mujeres afrodescendientes en la política formal, tanto en el nivel legislativo como en el ejecutivo de los países. Sostiene que “[E]studios cualitativos y cuantitativos, evidencian que una inserción creciente y de calidad de las mujeres en la política y en la sociedad, se relaciona directamente con el acceso a niveles crecientes de educación y al acceso al empleo de calidad, y que como consecuencia se mejora tanto la propia calidad de vida de las mujeres como la de sus hijos (cuando los tienen) y la de sus comunidades. Sin embargo, paradójicamente, pero consecuente con el mantenimiento del círculo de la exclusión, las mujeres afrodescendientes, no tienen igualdad de oportunidades para acceder a la educación de calidad y enfrentan adicionalmente una clara discriminación racial y de género en el mercado laboral. Sin 70 Hutn, M., op. cit. pág. 51. Campbell Barr, E., Liderazgo y participación política para las mujeres afrodescendientes, BID, Draf. Preparado para la Conferencia Women in the Americas: Paths to political power, 28 th. March, 2007. 71 26
  • 27. embargo, es evidente que la situación de las mujeres afrolatinas no ha cambiado en el mismo sentido que para el resto de mujeres de la región”.72 Releva también, sobre la base de información proporcionada por organizaciones afrodescendientes de los países, la escasa participación de las mujeres, tanto en el poder ejecutivo como en el legislativo, en los siguientes países: “Colombia por ejemplo, en donde se reconoce una población de afrodescendientes de casi 12 millones, históricamente ha tenido no más de 7 diputadas en 13 años. Colombia tiene desde hace años una Senadora afrodescendiente con amplia experiencia política y con un reconocimiento que le ha permitido re-elegirse en 2 oportunidades producto de su trabajo y de su forma de enfrentar la política, pero sigue siendo una excepción. Países centroamericanos como Nicaragua y Honduras tienen una diputada nacional afrodescendiente y una diputada suplente en ambos congresos. Costa Rica tiene una diputada afrodescendiente que es la quinta mujer negra en la historia de la democracia costarricense en llegar al Parlamento. Perú cuenta con una diputada afrodescendiente. Panamá cuenta con dos diputadas afrodescendientes. Países como Ecuador, Venezuela y Uruguay no tienen representación de las mujeres afrodescendientes en sus poderes legislativos”73. La participación de las mujeres afrodescendientes en los poderes judiciales de los países de la región es ínfima; la excepción, al momento de realizado el informe, era la Magistrada Graciela Dixon, Ex Presidenta de la Corte de Panamá. Solo el 20% de los 4.200 legisladores que conforman las cámaras altas y bajas de América Latina son mujeres, con niveles que van desde el 38,8% en Costa Rica –primer país de América Latina y tercero del mundo en cuanto a representación de mujeres- hasta el 8,2% en el Parlamento de Guatemala. Ahora bien, la participación de los hombres afrodescendientes en el Senado y cámaras de diputados de la mayoría de países llega sólo al 1% del total de legisladores, y la representación de las mujeres afrodescendientes, sólo al 0.03% en total. Esta es una preocupación generalizada en el colectivo, a lo cual Epsy Campbell propone las siguientes acciones: acciones de política afirmativa, cuotas; colocar el tema de la inclusión social de la población afrolatinaomericana en las acciones de política pública con un presupuesto adecuado.74 Para poder implementar estas acciones, es imprescindible contar con datos estadísticos rigurosos y de buena calidad para todos los países de la región, que den cuenta de la magnitud de la población afrodescendiente, sus condiciones de vida, y en qué medida las condiciones de exclusión y discriminación se constituyen en agravantes de la pobreza. Asimismo, para la autora es necesario realizar estudios que identifiquen a las mujeres afrodescendientes que ocupan puestos de poder nacionales y locales para poder relevar obstáculos y oportunidades de esa experiencia. Con respecto a las gestiones realizadas por las legisladoras mujeres en los parlamentos a favor de la diversidad, un estudio reciente75 analizó la actividad parlamentaria de las legisladoras y de las 72 Campbell Barr, E. op. cit., pág 3 Campbell Barr, E. op. cit., pág 6. Esta información corresponde al año 2007, año en que se realizó este estudio. El subrayado es nuestro. 74 Campbell Barr, E., op. cit., pág. 7. 75 Zemeño Núñez, M. y Moisés Domínguez P., Género y diversidad en iniciativas legislativas de parlamentos de América Latina y el Caribe. Estudio de caso de 13 países, PNUD, 2011. 73 27
  • 28. Comisiones de Género en los Parlamentos de 13 países, durante el período comprendido entre diciembre de 2008 y diciembre de 2009. Algunas de sus conclusiones son las siguientes: • Existe una relación, aunque no contundente, entre el número de legisladoras y la cantidad de iniciativas presentadas en general, sin diferenciar por temática; cuando hay más mujeres parlamentarias es posible que éstas presenten más iniciativas considerando todas las temáticas, aunque esto no se da en algunos países; por ejemplo, Chile y Guatemala tienen la misma proporción de mujeres legisladoras (13%) pero el número de iniciativas presentadas difiere mucho: en Chile, las mujeres legisladoras presentaron 235 iniciativas y las legisladoras guatemaltecas solo 4, en el período estudiado. • Del total de iniciativas presentadas por las mujeres parlamentarias, sólo el 4% se refiere a intereses y derechos de colectivos identitarios históricamente subordinados, como los afrodescendientes, los indígenas, la comunidad LGBTT y los jóvenes. Las legisladoras de Ecuador, Colombia y Panamá fueron las que en mayor medida aportaron iniciativas en esta temática. • De total de iniciativas presentadas por las legisladoras vinculadas con colectivos identitarios, la mayor parte se concentró en jóvenes (52%) e indígenas (43%); solo el 11% se orientó a población afrodescendientes y el 10% a grupos LGBTT. • De las iniciativas dirigidas a afrodescendientes -incipientes y tendientes a lograr la visibilidad del colectivo afrodescendiente- se privilegiaron temas como impulsar su reconocimiento, eliminar la discriminación y garantizar sus derechos específicos; por ejemplo, dos de los proyecto de ley en Chile y Argentina aluden a la necesidad de reconocer su existencia y su contribución a la cultura nacional. • Las legisladoras, consultadas sobre las dificultades que tienen al momento de querer incorporar de manera más contundente el enfoque de género y de diversidad en las iniciativas de ley, aluden a que tienen que enfrentar los prejuicios discriminatorios de sus colegas (tanto hombres como mujeres), así como el desconocimiento de ellos acerca del tema. • Uno de los aspectos que se rescatan como exitosos en el trabajo parlamentario de las legisladoras fue la vinculación del trabajo legislativo con el de la sociedad civil y los movimientos sociales, lo que posibilitó el posicionamiento del tema en la agenda legislativa y llegar a consensos entre fuerzas políticas diferentes. Si bien es reciente la instalación del tema de la participación política de las mujeres afrodescendientes en la agenda pública, ya tuvo un importante ámbito de discusión y reflexión en el “Encuentro y Conferencia regional de mujeres afrodescendientes: poder y participación política”76 que se realizó en San José, Costa Rica, los días 26 y 27 de julio de 2011. Allí se reunieron más de 70 mujeres afrolatinoamericanas parlamentarias y ex parlamentarias, miembros de los poderes ejecutivos de sus países, alcaldesas y representantes de la sociedad civil- con el objeto de compartir las experiencias de mujeres afrodescendientes con trayectorias políticas importantes y elaborar una agenda común y una estrategia de articulación para promover sus derechos económicos y su participación en los espacios públicos de toma de decisión. 76 http://www.americalatinagenera.org/es/index.php?option=com_content&view=article&id=2148&Itemid=410, 02-06- 2013. 28
  • 29. Una de las participantes, Epsy Campbell, considera que la participación política de las mujeres afrodescendientes es importante porque ellas tienen “…una agenda de democracia, de democracia sustantiva, de democracia desde la multiculturalidad que no empieza y termina con nosotras, porque esto es una falacia, nosotros no podemos incluirnos si hay un montón que se quedan fuera”. Al ser interrogada sobre cómo debería ser esa participación y cuál es el rol del Estado, señaló que “[E]n primer lugar creo que debe haber un cruce de multiculturalidad en todas las medidas de acción afirmativa para las mujeres, porque si no se hace, las mujeres afrodescendientes se quedan fuera de las mismas (…) En segundo lugar, yo creo que se necesita invertir recursos del Estado en esa institucionalidad a favor de las mujeres. Es necesario tener programas vigorosos para mujeres afrodescendientes e indígenas y otros grupos de mujeres que han estado bastante rezagadas…”. Otra de las participantes, Maureen Clarke, Presidenta Ejecutiva del Instituto Nacional de la Mujeres (INAMU) de la República de Costa Rica, también recomendó el desarrollo de políticas universales con acciones afirmativas: “Exactamente, eso me parece que es lo ideal porque en éste país las cuotas han demostrado que se logra un avance mayor en las mujeres, y esta es un realidad de la que no podemos huir, sobre todo por el avance político que supone a nivel de toma de decisiones, pero no es suficiente. No es suficiente la participación política o el tener acceso vía cuotas, tiene que haber cambios de otro tipo que muevan a la estructura. Para que usted empiece a ver no solo con equidad sino con diversidad, entonces esta visión va a dar mayor equidad pero real”. Con respecto a las medidas que se pueden implementar desde el poder judicial para favorecer la participación política y los derechos de las mujeres afrodescendientes, Eugenia María Zamora Chavarría, Magistrada y Vicepresidenta del Tribunal Supremo de Elecciones de Costa Rica subrayó: “… su pregunta es válida tanto para el Poder Judicial como para el Poder Electoral en el sentido que, así como el tema de género es transversal, el tema de la no discriminación también debe ser transversal. Es decir, si hay un grupo discriminado en razón de raza o etnia, al igual que las mujeres que son discriminadas por razón de sexo, definitivamente las instituciones Estado, al igual que la sociedad civil, la sociedad política, tienen que acusar el recibo de eso, e iniciar políticas públicas, institucionales, acciones que combatan cualquier discriminación que se detecte”. Dos jóvenes dirigentes, Chandrai Estevez, Secretaria Ejecutiva del Círculo de Juventud Afrodescendiente de las Américas, ex directora de Afro Alianza Dominicana y activista joven dominicana, y Sasha Castillo Ordoñez, trabajadora del Centro de Estudios e Investigación de la Mujer Multiétnica, (CEIMM), adscrita a la Universidad Autónoma de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense (URACAN), aportaron su visión sobre el liderazgo de los jóvenes en el movimiento afrodescendiente y sobre cuáles son sus necesidades y aportes: “La juventud tiene necesidades específicas, y en el movimiento afrodescendiente es una gran debilidad el tema de juventud. No se ha debatido con profundidad el tema de una política juvenil, desde una perspectiva no racial; no se ha debatido un proceso de transferencia de conocimiento para los afrodescendientes. Gran parte del movimiento afrodescendiente y de su estructura está construida no solamente desde una visión machista patriarcal, sino también desde una visión adultocéntrica, que muchas veces no integra en medida alguna la visión de los jóvenes. Las mujeres jóvenes tenemos el gran desafío de mantener y elevar la calidad del liderazgo de la mujer afrodescendiente”. (…) ”Las mujeres negras jóvenes estamos hablando de participación en los gobiernos locales, de derechos sexuales y reproductivos, de acceso a oportunidades, de involucrarse en la política partidista y de entenderse como efectivamente es, merecedora de puestos en lugares estratégicos de 29