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Cuentos




 La ratita
enamoraDa
LA RATITA ENAMORADA


Una ratita colgaba de la cuerda de un gran navío, esta ratita era
aventurera, le gustaban los viajes y las grandes emociones.
Un día subiendo la cuerda que daba al muelle, pues había bajado a
tierra, comenzó a dudar si viajar o no.
Subía dos pasos más y luego se detenía y nuevamente pensaba ¿iré? O
¿me quedaré? ¿Qué hago?
Dio un gran suspiro y decidió volver a tierra, mientras se decía mañana
zarparé.
Dicho esto retornó a su hogar
Al día siguiente, nuevamente pensó en zarpar, pues ya se sentía inquieta
en tierra.
Mientras en la cueva de al lado, llegaba un nuevo vecino, al oír tanto
ruido, la ratita sale de su hogar y se asoma viendo con sorpresa que
tiene un nuevo vecino, guapo, alto, rubio, de hermosos bigotes y orejas.


La ratita lo saluda, ¿Hola, que tal?
Bien, bien, le dice el nuevo vecino, me llamo Rodolfo
Mucho gusto, yo me llamo Cristina
Que bien le dice Rodolfo, como soy nuevo en el vecindario, la invito a
cenar esta noche.
Oh, lo siento le dice Cristina, hoy zarpo, será en otra ocasión
Que pena le dice Rodolfo, pero debo insistir
Halagada Cristina, nuevamente lo rechaza, pues tiene en mente zarpar
Nuevamente se excusa y le dice que debe zarpar a su nueva aventura.




                                       2
Rodolfo le dice, ¿y no puedo ser yo tu nueva aventura?
Cristina abre los ojos de la sorpresa, pues Rodolfo le gusta mucho, pero
encuentra que es audaz.
Pero ella insiste en zarpar esa noche
Entonces Rodolfo le dice, bien en otra oportunidad será.
Apenada la ratita, por la poca insistencia de Rodolfo, se retira a su
hogar y frustrada y apenada prepara su maleta y se va al muelle, sube la
cuerda con suspiros y pesar, pues se acordaba mucho de Rodolfo, le
había impactado a primera vista, en esta ocasión le costaba mucho más
subir la cuerda y ya estaba sintiendo que no quería zarpar, que estaba
cansada de tanto viajar y que iba a sentar cabeza, ya había viajado y
conocido muchos lugares.
Entonces antes de llegar a cubierta se detiene y piensa ¿Por qué me
pongo tantas trabas para zarpar y tomar una decisión?
¿Estaré realmente cansada de viajar?
Su mente se queda en blanco, mientras su corazón recuerda a Rodolfo
Y de pronto, se da cuenta que se ha enamorado,
¡Va! Dice, ridículo, yo no me enamoro
Nuevamente el corazón palpita acelerado, al recordar a Rodolfo
No, dice ella, es estúpido, yo jamás me enamorare, soy una ratita errante
he tenido miles de aventuras, en cada puerto un amor y este último, no
será quien me atrape.
Dicho esto se dio fuerza y ánimo, tomo su maleta y subió a cubierta.
Arriba en cubierta, estaban los otros ratoncitos, que todos vestidos como
marineros jugaban a ser la tripulación, mientras un ratón más viejo
daba las órdenes.




                                    3
Ella que primera vez que veía esto, le llamo la atención y les pregunto
¿qué hacen?
Somos la tripulación ratonil del barco, que más, le dijo el más viejo
Si, les dijo la ratita, pero por que están uniformados
¡Ah! por que este es un barco de guerra y aquí todos usamos uniformes,
incluso los humanos
Que bien, dice la ratita y ¿yo puedo usar uniforme?
No lo sabemos, le dice el viejo ratón y no sabemos si aceptan ratitas,
deberás esperar al capitán y dicho esto, todos se fueron a sus labores
ratoniles.
Mientras la ratita se sentó y un gran suspiro dio, pues se había
equivocado de barco, a ella le gustaban los cruceros y esta era de
guerra, todos eran ratones macho y ella la única hembra y además se
acordaba mucho de Rodolfo.
Bueno, se dijo ya estoy aquí y deberé aceptarlo si quiero zarpar hoy,
esperare al capitán.
Mientras cada vez suspiraba más y más por Rodolfo y se preguntaba si
la extrañaría, pues intuía que ella le había gustada a él como a ella.
Paso mucho tiempo, cuando abruptamente fue despertada por el viejo
ratón, que le dice,
Ya llegó el capitán, sígueme para saber si te quedas o te lanzamos por la
borda, por ser un polizón que viaja sin permiso.
La ratita, le sigue sin entusiasmo, pues no le interesa trabajar en el
barco, ni menos usar uniforme de ratón.
El viejo ratón la lleva por un laberinto de cañerías hasta que llegan a un
lugar que parecía oficina y la hace pasar.




                                     4
El capitán que estaba de espaldas le dice, ¿Ahora si me aceptas la
invitación?, y la ratita que no sabe quien es, le dice
¿Qué invitación?
El capitán se da vuelta y la mira sonriente, la invitación a comer para
esta noche ¿la aceptas?
Y la ratita que no puede de su sorpresa, mueve sus bigotes nerviosa, y le
dice ¿Tú eres el capitán, Rodolfo?,
Sí Cristina….. Yo soy el capitán




                                      fin




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  • 2. LA RATITA ENAMORADA Una ratita colgaba de la cuerda de un gran navío, esta ratita era aventurera, le gustaban los viajes y las grandes emociones. Un día subiendo la cuerda que daba al muelle, pues había bajado a tierra, comenzó a dudar si viajar o no. Subía dos pasos más y luego se detenía y nuevamente pensaba ¿iré? O ¿me quedaré? ¿Qué hago? Dio un gran suspiro y decidió volver a tierra, mientras se decía mañana zarparé. Dicho esto retornó a su hogar Al día siguiente, nuevamente pensó en zarpar, pues ya se sentía inquieta en tierra. Mientras en la cueva de al lado, llegaba un nuevo vecino, al oír tanto ruido, la ratita sale de su hogar y se asoma viendo con sorpresa que tiene un nuevo vecino, guapo, alto, rubio, de hermosos bigotes y orejas. La ratita lo saluda, ¿Hola, que tal? Bien, bien, le dice el nuevo vecino, me llamo Rodolfo Mucho gusto, yo me llamo Cristina Que bien le dice Rodolfo, como soy nuevo en el vecindario, la invito a cenar esta noche. Oh, lo siento le dice Cristina, hoy zarpo, será en otra ocasión Que pena le dice Rodolfo, pero debo insistir Halagada Cristina, nuevamente lo rechaza, pues tiene en mente zarpar Nuevamente se excusa y le dice que debe zarpar a su nueva aventura. 2
  • 3. Rodolfo le dice, ¿y no puedo ser yo tu nueva aventura? Cristina abre los ojos de la sorpresa, pues Rodolfo le gusta mucho, pero encuentra que es audaz. Pero ella insiste en zarpar esa noche Entonces Rodolfo le dice, bien en otra oportunidad será. Apenada la ratita, por la poca insistencia de Rodolfo, se retira a su hogar y frustrada y apenada prepara su maleta y se va al muelle, sube la cuerda con suspiros y pesar, pues se acordaba mucho de Rodolfo, le había impactado a primera vista, en esta ocasión le costaba mucho más subir la cuerda y ya estaba sintiendo que no quería zarpar, que estaba cansada de tanto viajar y que iba a sentar cabeza, ya había viajado y conocido muchos lugares. Entonces antes de llegar a cubierta se detiene y piensa ¿Por qué me pongo tantas trabas para zarpar y tomar una decisión? ¿Estaré realmente cansada de viajar? Su mente se queda en blanco, mientras su corazón recuerda a Rodolfo Y de pronto, se da cuenta que se ha enamorado, ¡Va! Dice, ridículo, yo no me enamoro Nuevamente el corazón palpita acelerado, al recordar a Rodolfo No, dice ella, es estúpido, yo jamás me enamorare, soy una ratita errante he tenido miles de aventuras, en cada puerto un amor y este último, no será quien me atrape. Dicho esto se dio fuerza y ánimo, tomo su maleta y subió a cubierta. Arriba en cubierta, estaban los otros ratoncitos, que todos vestidos como marineros jugaban a ser la tripulación, mientras un ratón más viejo daba las órdenes. 3
  • 4. Ella que primera vez que veía esto, le llamo la atención y les pregunto ¿qué hacen? Somos la tripulación ratonil del barco, que más, le dijo el más viejo Si, les dijo la ratita, pero por que están uniformados ¡Ah! por que este es un barco de guerra y aquí todos usamos uniformes, incluso los humanos Que bien, dice la ratita y ¿yo puedo usar uniforme? No lo sabemos, le dice el viejo ratón y no sabemos si aceptan ratitas, deberás esperar al capitán y dicho esto, todos se fueron a sus labores ratoniles. Mientras la ratita se sentó y un gran suspiro dio, pues se había equivocado de barco, a ella le gustaban los cruceros y esta era de guerra, todos eran ratones macho y ella la única hembra y además se acordaba mucho de Rodolfo. Bueno, se dijo ya estoy aquí y deberé aceptarlo si quiero zarpar hoy, esperare al capitán. Mientras cada vez suspiraba más y más por Rodolfo y se preguntaba si la extrañaría, pues intuía que ella le había gustada a él como a ella. Paso mucho tiempo, cuando abruptamente fue despertada por el viejo ratón, que le dice, Ya llegó el capitán, sígueme para saber si te quedas o te lanzamos por la borda, por ser un polizón que viaja sin permiso. La ratita, le sigue sin entusiasmo, pues no le interesa trabajar en el barco, ni menos usar uniforme de ratón. El viejo ratón la lleva por un laberinto de cañerías hasta que llegan a un lugar que parecía oficina y la hace pasar. 4
  • 5. El capitán que estaba de espaldas le dice, ¿Ahora si me aceptas la invitación?, y la ratita que no sabe quien es, le dice ¿Qué invitación? El capitán se da vuelta y la mira sonriente, la invitación a comer para esta noche ¿la aceptas? Y la ratita que no puede de su sorpresa, mueve sus bigotes nerviosa, y le dice ¿Tú eres el capitán, Rodolfo?, Sí Cristina….. Yo soy el capitán fin 5