Dih Uoshan 3 Pigs - Los cerdos oceánicos y otros relatos raizales
074 documento espantos del bicentenario ie fundadores girardot cundinamarca
2. ESPANTOS DEL BICENTENARIO
EXPLORADORES DEL GUACACAYO
INSTITUCIÓN EDUCATIVA FUNDADORES
PROGRAMA HISTORIA HOY APRENDIENDO CON EL BICENTENARIO
PROGRAMA ONDAS CUNDINAMARCA
GIRARDOT
2010
3. ESPANTOS DEL BICENTENARIO
EXPLORADORES DEL GUACACAYO
INSTITUCIÓN EDUCATIVA FUNDADORES
Docentes
LIC. EDISSON OSORNO BUITRAGO
ESP. ANA CELMIRA TOVAR ARIAS
LIC. CARMENZA GARCIA BARCO
Estudiantes
ANGIE TATIANA CASTELLANOS T.
MICHELL DAHIANA PEÑA B.
JESSICA TATIANA CUBILLOS G.
MARÍA CAMILA GALLO AMAYA
LINA FERNANDA NAVARRO E.
JUAN DAVID TINJACÁ OLAYA
KEVIN DUVÁN FONTALVO L.
JASBLEYDY YUREY CUBILLOS G.
ANGIE KATHERINE CARREÑO MUÑOZ
BIBY MARCELA HERNÁNDEZ M.
Asesora de línea
LUISA CANTOR
PROGRAMA HISTORIA HOY APRENDIENDO CON EL BICENTENARIO
PROGRAMA ONDAS CUNDINAMARCA
GIRARDOT
2010
4. INTRODUCCIÓN
Este hermoso proceso de investigación que ahora describimos, es el producto del
esfuerzo mancomunado de un grupo de niños, niñas y jóvenes, quienes con sus
docentes de diferentes áreas, manifestaron un interés grande por conocer la
historia, aprender con el Bicentenario y saber mucho más de la metodología de la
investigación, de la cual tenían un concepto muy bueno, pero a la vez se sentían
muy lejanos a una oportunidad dentro de ella.
Para dar inicio, tenemos como referente inmediato que nuestro contexto
educativo, la Institución Educativa Fundadores Ramón Bueno y José Triana, del
municipio de Girardot Cundinamarca, participó con éxito a la primera etapa del
concurso nacional Historia Hoy, aprendiendo con el bicentenario, entregando
una de las doscientas preguntas seleccionadas, hecho que despertó un
importante movimiento en torno al tema del Bicentenario y la investigación entre la
comunidad educativa, pero especialmente entre los estudiantes.
Este creciente interés al interior de
la institución, nos llevó a
presentarnos a este segundo
momento, en el cual nuestro grupo
de investigación EXPLORADORES
DEL GUACACAYO, integrado a
partir de la inquietud por la
investigación social y la historia, se
dio a la tarea de responder una de
estas doscientas preguntas, en el
marco de la investigación en
ciencias sociales y a partir del
trabajo sobre el tema del
Bicentenario elaborado por las
diferentes áreas del conocimiento.
Teniendo en cuenta las particularidades e intereses de los miembros del grupo de
investigación, hicimos la selección de la pregunta: Si ahora los colombianos
creemos en mitos y leyendas como la patasola, el patetarro, el mohán y la
Madremonte, ¿en qué mitos y leyendas creían los colombianos en ese entonces?,
presentada por Abraham García Sierra, Grado 8, Medellín, Antioquia. Ella ha sido
punto de partida para la respuesta de investigación que ahora planteamos y con
la que esperamos satisfacer el creciente interés sobre tradición oral dentro de
5. nuestra institución educativa, nuestra región y en general dentro del contexto
colombiano.
Al respecto debemos señalar que la investigación cuenta con tres elementos
fundamentales a desarrollar en el presente documento: el primero, el rastro de
estos mitos y leyendas en la historia del Bicentenario, es decir, conocer de forma
concreta la respuesta a la pregunta seleccionada. Como segundo elemento está
el uso que se les dio a estos mitos y leyendas en este tiempo, por parte de los
diferentes sectores de la población; y como tercer elemento, la importancia que
ellos tenían en el ayer, en forma comparada con el hoy.
Del proceso adelantamos que se trató de una tarea ardua, donde todas y todos
los miembros del grupo nos comprometimos con la búsqueda de las fuentes, el
trabajo de constatación de datos, el análisis de las diferentes posibilidades y
evidencias, así como el cumplimiento de los parámetros dispuestos por el
Ministerio de Educación Nacional y su programa Historia Hoy. Como resultado
entregamos una muy buena compilación de evidencias que de manera muy clara
muestran una respuesta lógica y coherente a las hipótesis formuladas.
De allí que le invitemos a conocer en detalle este proceso, anticipando que dentro
de él se encuentran consignados importantes elementos de nuestro legado
cultural, nuestra tradición oral, y nuestro creciente interés por reconocer el pasado
para valorar el presente y proyectar el futuro.
6. CAPÍTULO 1: LO QUE IMPLICA HABLAR DE ESPANTOS
Hablar y estudiar la historia es hablar y estudiar la vida de un pueblo; lo que le ha
permitido trascender desde su origen y como ha llegado a ser una estructura
social organizada. Cuando a esta labor se le agregan estudios sobre elementos
tan valiosos como la tradición y la cultura, ella trasciende aún más, hasta
consolidarse como eje fundamental en el conocimiento, valores y principios
fundamentales de las comunidades. De allí que este trabajo cobra gran valor y se
convierte en elemento transformador de la realidad.
Es por ello que al permitirnos investigar la historia de la cultura y la tradición,
podemos estar seguros de estar abriéndonos paso en un contexto donde todo lo
que se desarrolla es ganancioso, y en donde cualquier esfuerzo, por pequeño que
parezca, se convierte en relevante en el marco de la formación integral de la
persona. De allí que adelantar esta labor en un equipo de trabajo, tan diverso y
complejo como Exploradores del Guacacayo dentro del programa Historia Hoy,
resulta una experiencia de doble satisfacción, una por poder conocer la historia de
nuestra cultura y nuestras tradiciones, y dos, por aprender y enseñar un poco de
cada uno de nosotros durante el proceso.
Para entender de lo que hablamos, es necesario tener como punto de partida los
elementos que motivaron esta tarea, los cuales inician con nuestra participación
en la construcción de las preguntas; la inclusión de una de nuestras preguntas
entre las doscientas seleccionadas; el auge del Bicentenario, muy bien
direccionado en su estrategia comunicativa; el interés creciente por saber qué es
investigación y como se conforma un semillero. Así mismo, motiva el
acompañamiento durante el proceso; el creciente interés por el tema de la historia
y por las temáticas seleccionadas; la difusión de las etapas del concurso; y
nuestro interés de llegar al Foro Nacional luego del esfuerzo en una comunidad
educativa sin trayectoria, ni antecedentes en el campo de la investigación
Ha motivado también la oportunidad de transformar mentes normalmente alejadas
de la investigación y de la historia misma; la necesidad de mantener unido un
grupo de niños, niñas y jóvenes con intereses muy variados y con diversas
limitantes que en ocasiones dificultan la labor investigativa. De allí que el
elemento fundamental de dicha motivación haya sido la selección del ámbito, el
tema y la pregunta, con miras a que la experiencia se enriqueciera en la práctica y
lograra salir del normal complejo de la investigación en ciencias sociales.
Luego de esta descripción, señalamos que la temática seleccionada por nuestro
grupo de investigación es, en un principio, la tradición oral. Es pertinente
entender que su documentación es compleja, y que de acuerdo al tema central
del estudio del Bicentenario, las fuentes primarias no abundan y por el contrario
7. requieren de un extenuante trabajo de consulta, la inferencia dentro de la consulta
y la creatividad para situar dichas fuentes, de tal manera que permitieran llegar a
información valiosa para el análisis del problema de investigación planteado.
De forma específica, indicamos que dicha tradición oral, motivada por la pregunta
número 52 acerca de las creencias sobre mitos y leyendas en la época del
Bicentenario, nos lleva precisamente a pensar en cuales eran esos mitos y esas
leyendas predominantes en 1810, sí los había, sí son los mismos que hoy
conocemos o han variado, sí hay evidencias de ellos, cuál era el uso que se le
daba a ellos en este momento histórico, su importancia y si este uso y esta
importancia son las mismas de ahora.
Desde luego la reflexión del grupo de investigación ha abordado la importancia de
los mitos; la cual es documentada por Dumezil1, quien dice que "El país que no
tenga leyendas, dice el poeta, está condenado a morir de frío. Es muy posible.
Pero el pueblo que no tenga mitos está ya muerto. La función de la clase
particular de leyendas que son los mitos es, en efecto, expresar dramáticamente
la ideología de que vive la sociedad, mantener ante su conciencia no solamente
los valores que reconoce y los ideales que persigue de generación en generación,
sino ante todo su ser y estructura mismos, los elementos, los vínculos, las
tensiones que la constituyen; justificar, en fin, las reglas y prácticas tradicionales
sin las cuales todo lo suyo se dispersaría."
Ello visto desde la relación con la historia y las ciencias sociales, trasciende de la
simple creencia por demás histórica de las personas, sobre personajes fantásticos
horripilantes, hacia un reconocimiento de lo mítico y legendario como base que
dota de identidad a una comunidad de personas. Su estudio entonces, es un
aporte sumamente valioso para la comprensión histórica de las creencias y de la
idiosincrasia que prevalece y prevalecerá por mucho tiempo.
Por ello esta labor de identificación y valoración de los mitos y leyendas del
Bicentenario luce un trabajo bastante complejo, más aún si se tiene en cuenta que
no abunda bibliografía al respecto y que al contrario las fuentes primarias pueden
ser analizadas e inferidas en los relatos que como tradición oral, han sido traídos
como legado de generación en generación.
Así pues, presentamos a continuación el resultado de esta investigación, que
como experiencia pedagógica realizada por estudiantes y docentes de secundaria
de la Institución Educativa Fundadores del municipio de Girardot, nos resulta
motivo de gran orgullo, toda vez que consideramos, hemos construido para estas
preguntas, una respuesta coherente.
1
Dimezil G, citado por Carreño Beatriz, artículo tomado de
http://www.monografias.com/trabajos15/mitos-cosmogonicos/mitos-cosmogonicos.shtml
8. CAPÍTULO 2: DE LA EXISTENCIA DE LOS MITOS Y LAS LEYENDAS EN EL
PERIODO DE LA INDEPENDENCIA.
Empecemos anotando que la pregunta inicial del joven Antioqueño, afirma la
existencia de personajes míticos y legendarios en la vida de nuestro territorio
hace 200 años. Si analizamos el contexto general encontramos que estas
creencias son comunes en todos los rincones del país y ello es un punto de
partida muy claro para lo que buscamos.
En ese orden de ideas, resulta importante para nuestra respuesta la información
que tenemos de estos personajes que hacen parte del legado cultural del pueblo
colombiano. A este grupo de personajes míticos y legendarios, les hemos llamado
cariñosa y respetuosamente los ESPANTOS DEL BICENTENARIO y en el
presente capítulo queremos identificarlos.
Para el desarrollo de este propósito de investigación, ha sido necesario el manejo
de una serie de fuentes primarias y secundarias, las cuales han entregado tanto
rastros puntuales, como dispersos. El grupo se ha ocupado de la clasificación de
los rastros desde los más evidentes, hasta aquellos que han requerido un análisis,
que desde lo histórico, permitiera ubicarles en el tiempo de la independencia. De
este proceso vale rescatar el interés de los estudiantes por la lectura de la
literatura de la época, básicamente de las crónicas, las novelas y la poesía. Así
mismo ha sido importante el papel de historiadores locales, obras de recopilación
histórica, pinturas y desde luego, las historias recogidas durante el trabajo de
campo por medio de entrevistas.
Por ello, podemos empezar respondiendo que para
identificar los Espantos del Bicentenario, debemos
remontarnos a la organización social de la colonia,
especialmente a la que se refiere al inicio de la
fundación de las ciudades y pueblos de la Nueva
Granada, y al resultado de esta organización en el
tiempo inmediatamente anterior al 20 de Julio de
1810. Es de dominio popular el conocimiento de por
lo menos tres tipos de población dentro del primer
momento que mencionamos, los indígenas
sobrevivientes de la férrea conquista; los negros
provenientes del África con el rótulo único de
esclavos; y los españoles.
9. Teniendo en cuenta algunos estudios presentados por el equipo de Hispanoteca2,
esta población varía bastante para el segundo momento referenciado, pues al
final del periodo colonial, esta sociedad era complementada por mestizos, mulatos
y zambos; ello sin contar a los extranjeros diferentes a los españoles, quienes en
suma configuraron todo un amasijo de diversidad cultural.
Por ello para identificar en primera instancia, cuáles eran los “Espantos del
Bicentenario”, nos resulta necesario reconocer que en este marco de diversidad,
podríamos mencionar por lo menos tres grandes grupos de creencias y así mismo
tres líneas en la herencia de tradición oral de este momentos histórico. Por ello
mencionamos a continuación los nombres de los espantos de los cuales se
cuenta con documentación, clasificados por nosotros de acuerdo a su origen.
GRUPO 1: De los espantos de origen indígena
En este grupo, encontramos una de las principales herencias culturales de
nuestro país; muchos de los espantos que se encuentran dentro de él no son muy
conocidos en la tradición oral colombiana, pero cobran validez en algunas
regiones, especialmente en los territorios indígenas que han sobrevivido. Cabe
agregar que la antigüedad de estos personajes data de mucho antes de la
Colonia e incluso de la misma Conquista. Así como es importante resaltar que su
reconocimiento en el hoy, con contadas excepciones, no es de dominio popular.
Teniendo en cuenta que se trata de un número mayor a cien, destacamos los
principales:
Chiminigagua: en el centro del país se le reconocía como el supremo
creador de todas las cosas, quien con el aliento de grandes aves
negras dio la iluminación al cosmos3. Actualmente se le relaciona con
Bachué, la madre de la humanidad, sin que ello sea del todo cierto4.
Madre Mar5: en la Sierra Nevada de Santa Martha, los indígenas Kogis
la han considerado la madre de la vida. Este personaje aún mantiene su
vigencia.
2
Estructura social de la Colonia Americana, fragmento de artículo tomado de :
http://culturitalia.uibk.ac.at/hispanoteca/landeskunde-
la/Organizaci%C3%B3n%20pol%C3%ADtica%20y%20estructura%20social%20de%20la%20colonia.htm
3
Ocampo Javier, Mitos colombianos, Ed. Punto de Lectura, segunda edición, 2008. P. 40
4
La afirmación acerca de la contradicción se da por la aparición de una nota en la obra San Dionisio de los
Caballeros de Tocaima, referida por el historiador Miguel Ángel Rico. (ver Anexo 4)
5
Ocampo Javier, Mitos colombianos, Ed. Punto de Lectura, segunda edición, 2008. Pp. 40-41
10. Tarzitzetze y Carabagí: padre e hijo, dios de dioses y dios de la tierra
respectivamente, quienes lucharon a muerte por la supremacía del
planeta con triunfo de Carabagí, todo ello de acuerdo con la cultura
Catía de Antioquia y Chocó. Estos personajes se mantienen dentro de
las creencias de estas poblaciones indígenas, así como Euandama,
cuerpo del sol, con quien se explica el origen de las razas6.
Mareiwa: personaje principal de la existencia entre los indios guajiros,
creador del mundo y padre de los indios7.
Fusiñamuy, Husiniamui y Taife: principales personajes de la creación,
el sol y el mal respectivamente, dentro de la cultura de los Huitotos8.
Fura y tena: dioses indígenas de la cultura de los Muzos en la zona
esmeraldífera de Boyacá. Padres de la tierra, la agricultura y las piedras
preciosas9.
Puru: dios creador del mundo de los indígenas de los Llanos Orientales
relacionado con la actividad social del río Orinoco.10
Locomboo y Nacuco: Creador de las cosas y creador del mundo
respectivamente, personajes vivos en las creencias de los Pijaos en la
región del Tolima y Huila11.
Bochica y Yurupary: grandes nombres de la mitología colombiana,
vigentes y muy reconocidos como personajes de las culturas del centro
y sur del país. Los dos civilizadores, el primero, un hombre viejo de
barba blanca, y el segundo ilustrado por Stradelli (1888) como el hijo de
la fruta o de la bruja.12
Dentro de los personajes restantes se destaca una gran cantidad de espantos es
forma de animal, de lo cual señalamos un predominio de la serpiente, el pez de
6
Vélez Vélez Luis Francisco, Relatos tradicionales de la cultura Catía, Medellín, Secretaría de Desarrollo de
la Comunidad, 1982, Pp. 23-40. 143-144
7
Gutierrez Virginia, Organización Social De Los Guajiros, Ed. Tercer mundo, 1963. P. 91
8
Ocampo Javier, Mitos colombianos, Ed. Punto de Lectura, segunda edición, 2008. Pp. 45-54-55
9
Ocampo Javier, op. Cit; P. 47
10
Padre Fabo, citado por Ocampo Javier, op. Cit; P. 46
11
Ocampo Javier, op. Cit; P. 47
12
Ocampo Javier, op. Cit; Pp. 63-64
11. los ríos y algunos animales salvajes propios de la región, quienes no adquieren
calidad de Espanto, pero sí de historia mítica, de acuerdo con los estudios
anteriormente referenciados.
Del mismo modo es importante destacar la tendencia a la protección y el respeto
por los accidentes geográficos y los fenómenos naturales, la cosmología y el
carácter aterrador de la mayoría de estos personajes, cuya historia por lo general
destaca poderes extraordinarios de adivinación, sanación, sabiduría,
acompañados de mucha crueldad
GRUPO 2: De los espantos de origen hispánico
Desde luego al hablar del periodo de Independencia, es necesario reconocer la
gran presencia de influencia hispánica en lo que hoy es nuestro territorio.
Básicamente su mitología y sus espantos, guardan relación con la influencia
histórica de las grandes civilizaciones clásicas europeas. Estos personajes de
mitos y leyendas traídos del continente europeo tienen un origen muy similar al de
los indígenas, aunque en la práctica se puede suponer lo contrario.
De ellos se destacan los espantos de la cosmología, de la brujería, algunos
animales salvajes y otros de rasgos de poder. Sin duda la influencia de la cultura
griega se refleja en ellos, pero alimentada por el inmenso ego propio de una
nación conquistadora y colonizadora. Por su poca vigencia, escasas fuentes que
permitan precisar al detalle y su lejana relación con la mitología actual, solamente
destacamos:
Duendes y gnomos: espantos de características muy propias del
Medioevo, se trata de pequeños hombrecillos guardianes de secretos y
tesoros de las familias y poblaciones europeas. Se trata además de
seres traviesos que aparecen en los pueblos y ciudades
repentinamente. Sin duda los duendes son la principal herencia
mitológica hispánica que se puede reconocer aún en nuestro tiempo, no
solamente en Colombia, sino en la mayor parte de las antiguas colonias
españolas.13
Las Amazonas: estas mujeres gigantescas que vivían en un territorio
sin hombres y que obedecían a un monstruo enorme que representaba
el sol, siempre estuvieron relacionadas con las creencias de los
13
Comentarios tomados de Los Gnomos, artículo en: es.wikipedia.org/wiki/Gnomo
12. expedicionarios españoles. Estos espantos aún son reconocidos en
culturas del sur del país y en países vecinos.14
Otros de los Espantos que se pueden acercar a este
estudio, tienen que ver con las creencias en árboles
sagrados, elixires de la juventud, espacios
geográficos como el Dorado, personajes como
caníbales y pueblos inexplicablemente salvajes. Ha
señalado Ocampo1, que la idea de poder encontrar
este tipo de personajes, parajes y poderes, motivó
enormemente en su tiempo a los conquistadores y a
la exploración geográfica de nuestro territorio.
GRUPO 3: De los espantos de origen africano
Aunque en menor proporción, los africanos traídos abruptamente a nuestro
territorio, también tenían un compendio de creencias en espantos. Lo habitual
podría ser que se tratase de mitos muy lejanos a nuestra realidad; sin embargo, la
descripción de algunos de ellos nos aclarará la cercanía enorme a muchos de los
espantos que conocemos hoy en día:
Olurú, Shuku, Mawu y Nyame: personajes de diversas culturas asentadas
en nuestro territorio, cuya particularidad es la calidad de creadores de los
diferentes pueblos africanos. Su vigencia en el hoy es evidente entre las
comunidades más relacionadas con los zambos y las minorías de origen
netamente africano presentes en el país. Se trata en su mayoría de
enormes hombres de fuerza y sabiduría extrema; benévolos con su pueblo
y arduos trabajadores. 15
Faro y Pemba: estos son los dioses de la organización y la tierra
respectivamente. Amma es un famoso dios de la creación en los pueblos
del sur de África, de amplio reconocimiento en las culturas afro-
descendientes en toda América Latina.16
14
Ocampo Javier, op. Cit; P. 200
15
Deschamps Hubert, las religiones del África Negra, Buenos Aires, Ed. Universitaria, 1962, Pp. 33-52
16
Ocampo Javier, op. Cit; P. 224
13. Woklos-u: equivalentes a los duendes, son hombrecillos que merodean las
vecindades y roban alimentos. La diferencia es que son seres negros de
cabeza muy grande. 17
De acuerdo con Ocampo18, estos espantos nos señalan una enorme influencia de
los afroamericanos en la tradición oral de Colombia, principalmente en regiones
como la Costa Atlántica, Costa Pacífica, Valles del Magdalena, Cauca, Atrato y
Patía.
Dentro de la observación realizada en el proceso de investigación, se identifican
como espantos de mayor trascendencia dentro de estos nombres los duendes, las
amazonas, Bochica, Yurupary, Chiminigagua y Amma. A esta altura del ejercicio,
se puede asegurar que estos son algunos de los mitos y leyendas conocidas en el
tiempo de la Independencia, de los cuales algunos se reconocen en el hoy de
forma hasta cierto punto popular.
Sin embargo, quisimos indagar acerca de los Espantos de ahora, si ellos también
existían o si por el contrario se trata de Espantos nuevos nacidos de nuestra
propia idiosincrasia y creatividad. Los resultados de esta búsqueda nos pusieron
frente a algunas fuentes muy valiosas y el análisis de dicho trabajo lo
presentamos a continuación.
17
Ocampo Javier, op. Cit; P. 227
18
Ocampo Javier, op. Cit; P. 228
14. CAPÍTULO 3: DE LOS RASTROS DE NUESTROS ESPANTOS ACTUALES EN
ELTIEMPO DE LA INDEPENDENCIA
Si bien se ha recopilado hasta el momento una información muy valiosa sobre los
espantos que tienen un rastro que les ubica en el tiempo de la Independencia, la
pregunta que circula en el entorno del grupo de investigación tiene que ver con si
los mitos y leyendas “clásicos de nuestra tradición oral”, por darles un nombre.
Esos que son de dominio popular y se tienen en el imaginario de las comunidades
en las diferentes regiones del país; esos que han sido recopilados en volúmenes
junto con sus habilidades, características e iconografía; tienen igualmente un
rastro que nos pueda asegurar su presencia en este mismo momento histórico.
Por ello buscamos otras fuentes y si bien no
logramos ubicar el momento exacto del nacimiento
del espanto como tal, logramos establecer algunos
rastros dejados por ellos en documentos de orden
histórico y literario; así como en el contexto de la
tradición oral de diferentes regiones, con especial
énfasis en el centro del país.
De estos espantos “clásicos” queremos mostrar su huella en la historia a partir de
por lo menos una de dos condiciones que les dan valor dentro de los propósitos
de la investigación: la primera por supuesto tiene que ver con que el espanto
cuente con una documentación suficiente de su presencia en el tiempo de la
independencia; y segundo si tiene una huella en el compendio cultural trascendido
de generación en generación y encontrado o inferido en la exploración de campo
sobre la tradición oral. Así pues, nos permitimos mostrar lo encontrado.
El Mohán: este espanto propio de nuestra región y de todas las zonas
rivereñas del río Magdalena, ha dejado por lo menos tres rastros en la
historia que permiten ubicarlo por lo menos 200 años atrás. El primer
rastro fue encontrado en la narración de don Marco Antonio Suaza de
74 años, pescador de la rivera del río Magdalena durante toda su vida.
Él señala que su abuelo Marco Antonio, manifestaba permanentemente
que una de las historias familiares más valiosas fue la captura de su
abuelo José Antonio Suaza por parte del MOHAN, en una noche de
Octubre, mientras se dedicaba a la pesca.
15. Cuenta la historia que don José de 68 años estaba listo para retirarse a
descansar en una noche de muy buena pesca, cuando de una moya
(remolino) del río brotó una balsita pequeña y llena de huecos que
inexplicablemente se mantenía a flote. Relata cómo este hombre peludo
y desnudo saltó repentinamente sobre la humanidad de don José y lo
hundió con toda su pesca hacia el fondo del río donde lo retuvo por lo
menos el resto de la noche. Narra cómo logró escapar de sus garras
perdiendo toda la pesca; y como desde ese día no volvió a pescar en
las horas de la noche.
Si bien la historia no habla del periodo de la independencia, es válida si
se cuenta con los 74 años del pescador, la edad del abuelo, más los 68
años del bisabuelo, que en suma se pueden resultar más de 200 años
de antigüedad. Como dato importante se menciona que el nombre
Mohán no era utilizado por el bisabuelo y si por el abuelo, lo que puede
hacer pensar que este nombre es relativamente nuevo para un espanto
antiguo. Otros relatos del río y los pescadores no logran apoyar la
precisión sobre el tiempo, pero si las características del espanto.
Ello parece convalidarse con el segundo rastro encontrado sobre el
Mohán, el cual está documentado en la obra El Carnero de Juan
Rodríguez Freyle de la siguiente manera:
… en uno y otro caso, no hay que tomar en serio lo que al respecto diga
don Juan. En los sermoncillos mitad bíblicos sobre sus santos y sus
milagros; y mitad mitológicos sobre hombres de cabellos abundantes
a la orilla de los ríos, todos ellos casi siempre ejemplarizantes…19
Esta descripción corta hace entender que existía una caracterización
muy parecida a la de ahora sobre el Mohán, igualmente sin el nombre
con que hoy se conoce.
El tercer rastro del que hablamos, es el de la obra San Dionisio de los
Caballeros de Tocaima20, la cual habla sobre el descrédito que hacían
los curas y monjes de la población de Tocaima sobre la veracidad de
las historias ocurridas con el hombre negro de la orilla del río, en este
caso refiriéndose al río Bogotá.
El cura (o el monje) sin cabeza: el relato sobre la existencia de un
espanto sin cabeza es clásico en diferentes culturas. Siguiendo el rastro
de esta historia en nuestro contexto, nos encontramos con la narración
19
Rodríguez Freyle Juan, El Carnero, Capítulo “Un cautivo de la rutina colonial” , Biblioteca Ayacucho, 1962,
P. 37.
20
Nota en la obra San Dionisio de los Caballeros de Tocaima, referida por el historiador Miguel Ángel Rico.
(ver Anexo 4)
16. del historiador Miguel Ángel Rico 21, en el municipio de Tocaima
Cundinamarca, una población con más de 400 años de historia.
El relata cómo en el tiempo de la Colonia, se asentaron en Tocaima
diferentes grupos de clérigos, quienes tuvieron la idea de crear un
colegio para la formación de personas adineradas, en primeras letras y
en teología. Una de las típicas historias inventadas por estos religiosos
es la del cura sin cabeza, el cual cuentan murió dentro del recinto al
perder aparatosamente su cabeza, la cual nunca ha encontrado y en las
noches sale a buscar por la vecindad del colegio. Ello con el fin de que
los estudiantes internados no tomaran el hábito de salir en medio de la
oscuridad.
Igualmente cuenta el historiador como este relato hacía parte de las
celebraciones típicas de la época colonial. A él se le hacían rezos y
ruegos para que descansara en paz y no asolara a los jóvenes. Se le
atribuían muertes, sobre todo de personas que en vida le habían
encomendado misas y que se habían olvidado de sus compromisos y
penitencias.
Un nuevo rastro aparece en la obra de Ocampo, quien apunta que: es
un mito que viene desde la época colonial y que aparece en las horas
de la madrugada o en las noches oscuras y tenebrosas22.
La patasola: este espanto típico de los departamentos del Tolima y
Antioquia, tiene muy pocos rastros de su existencia en la época
colonial; de hecho el trabajo de campo no logra ubicarla directamente
en el tiempo de la Independencia, aunque si amplían en diferentes
connotaciones del mito, que pueden apoyar su rastreo.
Sin duda alguna la mayor aproximación la hace una alusión que a este
espanto antropomorfo hace Tomas Carrasquilla en su obra La
Marquesa de Yolombó23, la cual señala que su existencia es tan antigua
y cierta dentro de la región minera de Antioquia, que causaba igual
impacto entre los negros y los blancos, refiriéndose a estos últimos en
el marco de la ocupación europea durante la Colonia.
La Madremonte: al hablar de este espanto y su presencia en el tiempo
de la Independencia, debemos tener en cuenta que se trata de un mito
igualmente clásico y antiguo de todas las regiones y varios países de
América latina y Europa, en el afán de contar con un espanto protector
de la tierra frente a la amenaza permanente de la explotación del
hombre.
21
Entrevista Anexo 4.
22
Ocampo Javier, op. Cit; P. 286
23
Carrasquilla Tomas, La Marquesa de Yolombó, El Áncora Editores, 1988.
17. La colombiana conserva estos
rasgos y le atribuyen poderes
frente a catástrofes naturales y
fenómenos geográficos. Su rastro
se le atribuye a la narración del
maestro Augusto Servera
1
Castañeda , sobre mitos del
Tolima, quien ubica su origen en la
tradición oral de los municipios del
Espinal y Purificación de por lo
menos 10 generaciones.
La Madre de Agua: este espanto tiene por concepción misma un
origen colonial, toda vez que narra la historia del amor entre una bella
joven española y un indígena, el cual tuvo como fruto un hijo a quien los
padres de la joven ahogaron en el río frente a sus padres. La madre se
lanzó al río con el deseo de morir junto a él y se convirtió en espanto de
carácter vengativo y cruel.
La caracterización más completa de este personaje y su historia se
encuentra en la obra “por aguas y pedrejones” del escritor colombiano
Tomás Carrasquilla.
Las brujas: estas mujeres hechiceras son tal vez los espantos más
propios de todo el pueblo colombiano. De ellas se habla y escribe
mucho, de sus poderes, de sus intereses, de su aspecto físico y por
supuesto de su omnipresencia. De ellas hay cientos de rastros. Entre
los cuales se destacan los del orden literario en la poesía y novela de la
época, en la historia de la Inquisición, en la tradición oral con múltiples
apariciones, pero entre los más puntuales, refiriéndonos directamente al
propósito de investigación nombramos cuatro:
El patio de las brujas y algunos duendes24, brujerías y hechicerías del
Nuevo Mundo25, Simón el Mago26 y Bruja Hechicera27.
24
Otero Enrique, El patio de las Brujas y algunos Duendes, en Revista de Indias, Bogotá, 1947.
25
Miramón Alberto, Brujerías y Hechicerías del Nuevo Mundo, Bogotá, Cromos, 1945.
26
Carrasquilla Tomas, Simón el Mago, en Obras completas, El Áncora Editores, 1988. P 511
27
Rodríguez María Luisa, Bruja Hechicera, en Atlas Lingüístico etnográfico de Colombia, Instituto Caro y
Cuervo, Bogotá, 1983
18. El Diablo o el Mandingas: este espanto de origen religioso, traído por
los españoles, tiene diferentes personificaciones; bien puede aparecer
con cachos y cola o puede ser que se le conozca como un hombre
sumamente horrendo que se aparece a la gente que obra mal, o a
pactar negocios con gente poderosa. El Mandingas es el mismo
personaje pero en la raza negra.
Su documentación es amplia dentro del trabajo de campo de la
investigación, al tiempo de tratarse de un espanto de conocimiento
popular. Para su origen que data de cientos de años y su manifestación
en Colombia, se destaca la obra de la junta del Carnaval del Diablo en
Riosucio28.
El Tunjo: este es uno de los espantos propios de la época colonial en
donde había un interés general por el oro y los demás metales
preciosos. La evidencia de su existencia en el tiempo de la
Independencia fue encontrada en la obra de Ocampo, donde se señala
que este es un mito de origen islámico que los españoles relacionaron
con los duendes al llegar a América29.
El Cazador: es la típica historia del espanto de la escopeta en el
campo. En nuestro territorio se representa como un hombre triste que
divaga por los campos del Tolima con un perro acompañante. Como
evidencia de su existencia colonial, Ocampo30 lo relaciona con el
cazador negro que habita los bosques de España. Igualmente lo ubica
en las celebraciones del Viernes Santo en las que era prohibida toda
actividad de cacería.
El Perro Negro: este animal espantoso se ubica en las antiguas
construcciones de la iglesia católica en Tunja. Su evidencia está
registrada en una obra de Otálora31, donde lo hace representante de la
maldad. Se trata de un animal inmenso con enormes cadenas colgadas
a su cuello.
El Ánima Sola: este último espanto encontrado dentro de la historia del
Bicentenario, aparece con la llegada de los españoles a nuestro
territorio, exactamente cuando la religión católica profesaba la
existencia de un purgatorio donde las almas penan por asuntos
28
Marulanda Octavio, Apuntes para un estudio socio cultural del Carnaval del Diablo, Revista Aleph,
Manizalez, 1979.
29
Ocampo Javier, op. Cit; P. 280
30
Ocampo Javier, op. Cit; P. 281
31
Otálora de Corsi Rosa, Ambiente Tunjano, Tunja, Imprenta departamental, 1939. P. 130-150.
19. pendientes o inconclusos en vida. De acuerdo con Ocampo32, ellas
divagaban por las casas campesinas y urbanas de la Colonia, de la
misma manera en que lo hacen ahora, buscando un descanso para su
alma, mientras indican el ocultamiento de guacas, entierros y tesoros.
Como hemos planteado con anterioridad, son muchos los espantos que se han
quedado fuera de esta compilación, debido a la imposibilidad de encontrar
evidencias claras de su presencia en la época de la Independencia. Testimonios
variados hablan de muchos rastros que les caracterizan, pero solamente se
describe el mito, las experiencias con él, pero no su origen. Tal es el caso de la
Candileja, el Patetarro, la Llorona, el Hombre Caimán, el Sombrerón, por nombrar
algunos. De ellos pareciera que su origen data de finales del siglo XIX y o
principios del siglo XX.
Ahora queremos plantear un corto análisis de cuál era
el uso que se le daba a estos espantos por parte de la
sociedad de la época, con el ánimo de entender un
poco su evolución e importancia en el hoy.
32
Ocampo Javier, op. Cit; P. 304
20. CAPÍTULO 4: DEL USO SOCIAL DE LOS ESPANTOS EN EL AYER Y EN EL
HOY
Queremos en este capítulo plantear algunos de los interrogantes más comunes
dentro del proceso de investigación, así como los proyectos de respuesta que
hemos encontrado con su desarrollo. Primero nos preguntamos cuál era su
importancia dentro de la población de la época y si ella es similar a la que tienen
hoy.
A manera de respuesta, queremos plantear que su importancia radicaba en el
hecho de que de alguna manera, en una sociedad con un bajo nivel educativo, los
espantos en los mitos y las leyendas le permitían entender o deducir los
diferentes fenómenos de su realidad, aunque de manera errada. Es válido decir
que ellos tenían un carácter aleccionador, donde se pretendía explicar las causas
y las consecuencias de las acciones del hombre y su interacción con el entorno.
Entonces el nivel precario de formación científica en el grueso de la población,
permitió una enorme proliferación de todas las creencias tradicionales de los tres
grupos raciales presentes en la Nueva Granada, junto con el resultado del
mestizaje. Igualmente podemos considerarles importantes para la cultura y la
identidad social, pues los espantos les hacían diversos y multiculturales al punto
de que por más que la naturaleza de estos personajes pudiera tener muchos
puntos de acuerdo, su universalidad dejó ver una inmensa riqueza en lo
tradicional.
Del mismo modo, han sido importantes para la época, ya que permitieron la
trascendencia del legado cultural de los pueblos. Ello tuvo la ayuda de una
conducta excluyente de la mayoría de los sectores de la población, especialmente
por parte de los europeos. Este legado les permitió conservar tradiciones a pesar
del atropello constante de la iglesia y la monarquía en nuestro territorio.
Frente a lo que es en suma el hoy de estos
espantos, podemos señalar que las cosas son muy
diferentes, ya que si bien, como se ha evidenciado,
la riqueza mitológica y la tradición oral aún se
conservan importantes, dicha importancia ha
dejado de ser ingenua. La exploración permanente
de la ciencia y el afán del hombre por clarificar los
fenómenos de la vida, así como el papel
preponderante del acceso a la educación han
hecho que sean parte del folclor, del acervo cultural
y de la historia.
21. Cada vez son menos las personas que creen fervientemente en alguno de estos
espantos y los que quedan suelen tener como factor común la escasa formación
académica y científica. Igualmente con la caída del auge religioso, otros
personajes mitológicos de la vida de las comunidades en el hoy, especialmente
en la ciudad, han empezado a crear y a creer en nuevos paradigmas. La ciencia
explica el origen de la vida y el mito repasa la historia de lo que otrora era
considerado como real.
Otro de los interrogantes tiene que ver con el uso que se le dio a estos espantos
en el periodo de la independencia y su diferencia con su uso actual. Al respecto
hemos entendido que la posición de la iglesia por ejemplo, era la de la
manipulación. Las comunidades religiosas utilizaron a su antojo el tema del Cura
sin cabeza, el diablo, las brujas, entre otros; para doblegar la voluntad del pueblo,
sobre todo de los más ingenuos.
Por su parte las comunidades utilizaron clandestinamente los espantos, con el
ánimo de propender por la conservación del legado cultural propio y para
mantener viva la importancia de su identidad como raza. De otra parte las familias
sin duda hicieron un uso pedagógico de estas creencias, ellas hacían parte de la
formación en el hogar, de la prevención y la idiosincrasia. Las comunidades les
hicieron tradición gracias a la oralidad y la gente del común les apropió como
elemento fundamental de su razón de ser.
Actualmente la utilización es muy del
orden pedagógico, de la escuela,
entendiéndola como elemento histórico
cultural, sin ninguna vigencia en la
explicación de fenómenos naturales,
origen del mundo, castigo por malas
conductas, etc.
Es propio de las regiones hacer grandes desfiles y fiestas en los que se evidencia
un respeto amplio por su existencia, e incluso se erigen construcciones en donde
se les identifica como parte fundamental de la vida de los pueblos. La mayor parte
de este legado cultural ya se encuentra escrito, con lo que se puede asegurar una
mayor difusión de su grandeza, y con lo que se espera evitar que el pasado
carezca de evidencias.
22. CONCLUSIONES
Para concluir empezaremos diciendo que la exploración científica de la historia
tiene hoy tanta o más importancia que la formación histórica que se orienta desde
la escuela, y que esta formación para que sea valiosa en realidad, necesita los
aportes de la investigación. Investigar es una forma de aprender más y mejor las
problemáticas que nos aquejan para buscar posibles soluciones en el marco de la
ciencia y la técnica.
Igualmente, la participación en convocatorias del orden nacional frente a temas
tan básicos como la reconstrucción de nuestra propia historia, resulta muy
importante para el impacto positivo que requiere la educación sobre los niños,
niñas y jóvenes. Motiva a la institución para que genere sus propias estrategias de
aproximación al método de las ciencias y enaltece los legados culturales de las
regiones.
Así mismo, se puede concluir que al hablar de tradición oral y todo lo que ella
encierra, se abre un espacio para la reflexión en torno a los diferentes elementos
que conforman la sociedad que hoy tenemos. El proceso nos permite analizar
elementos de la historia que luego se convierten en claves para la comprensión
de lo que somos y la visualización del porvenir. Esto es fundamental cuando se
quiere educar con calidad a una comunidad carente como nunca de identidad y
sentido de pertenencia.
Finalmente, frente al fondo y la forma de esta investigación hacia la construcción
de una respuesta, consideramos que se ha avanzado en el conocimiento y la
comprensión de los Espantos del Bicentenario de una manera muy positiva,
llegando a entender elementos fundamentales del análisis de la investigación en
ciencias sociales por parte de todos los miembros del semillero; mientras se
avanza a pasos agigantados en la consolidación de una cultura investigativa, de
una mayor apropiación de nuestro deber con la ciencia, el arte, la historia y la
educación. Por ello agradecemos enormemente la oportunidad.
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