1. El antecesor común de los mamíferos placentarios, entre los que se encuentra el ser humano, fue un
diminuto insectívoro que se diversificó después de la extinción de los dinosaurios hace 65 millones
de años, en contra de lo que afirman las teorías más recientes.
Un equipo internacional de científicos, que ha reconstruido el aspecto que tendría este antepasado,
llegó a esta conclusión tras estudiar durante seis años miles de características morfológicas y
genéticas tanto de mamíferos vivos como fósiles, con la ayuda de la base de datos Morphobank, que
puede consultarse libremente por Internet. Los resultados de su estudio se publican hoy en la revista
científica Science.
"Especies como los roedores y los primates no compartieron la Tierra con los dinosaurios no
aviarios, sino que surgieron de un antecesor común, -un pequeño y veloz animal que se alimentaba
de insectos-, poco después de la desaparición de los dinosaurios" en el periodo del Cretáceo-
Paleogénico, afirma Maureen O'Leary, de la Universidad estadounidense de StonyBrook.
Aunque no hay registros fósiles del antepasado en la base de datos que analizaron los científicos, sí
pudieron deducir su existencia y apariencia. Los investigadores están convencidos de que esta
criatura existió, que vivía trepado a los árboles, comía insectos y pesaba hasta 245 gramos (8.64
onzas) y que su cuerpo era peludo y calloso. Tenía una larga cola, daba a luz a una sola cría, y tenía
un cerebro complejo con un gran lóbulo que le permitía interpretar los olores.
"Los animales peludos en realidad no se diversificaron o alcanzaron un gran tamaño hasta que los
predadores reptiles desaparecieron y el ecosistema se había recuperado", señala O'Leary. El período
posterior a la extinción de los dinosaurios fue para estos científicos el "bigbang" de los mamíferos
como este animalito.
Más de 5.000 especies existen en la actualidad, desde el murciélago abejorro de 0,05 gramos a la
ballena azul de 170 toneladas. Todos ellos tendrían como antepasado a este mamífero parecido
similar a una musaraña.
O'Leary y sus colegas reconstruyeron el árbol genealógico de los mamíferos placentarios con una
base de datos que incluyó más de 4.500 características de 86 especies. Eligieron criaturas que
representan a los principales grupos de mamíferos placentarios, que varían en características tales
como tamaño, color de piel, y otros aspectos de la anatomía y la fisiología, incluyendo el número y
la disposición de los huesos y los dientes. También compararon 27 genes diferentes comunes a
todos los mamíferos placentarios.
"Se trata de un extraordinario conjunto de datos", dijo AnneYoder, una bióloga evolutiva de la
Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte, que no participó en el trabajo.
"Estas bases de datos se están volviendo más y más útiles y anuncian una nueva era en las
reconstrucciones paleontológicas de los árboles genealógicos", agregó.
Los resultados sugieren que el ancestro de todos los mamíferos placentarios evolucionó unos
400.000 años después de la extinción masiva de los dinosaurios.
Desde la década de 1990, estudios basados sólo en la diversidad genética han sugerido que los
linajes de mamíferos eran mucho más antiguos y que su diversificación estaba relacionada con la
separación de los continentes antes del fin del Cretáceo.