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Ensayo metodológico
La evaluación conductual en diferentes ámbitos.
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
FES Iztacala SUAyED
EDITH GONZÁLEZ SANTIAGO 411119610
INTRODUCCIÓN
El ser humano es un ente gregario que busca vivir en núcleos grandes o pequeños para conseguir
un fin común, eso no evita la tensión que significa convivir y negociar tan de cerca con otros seres
humanos dentro de una relación, ya sea filial, laboral, de pareja o sexual, el constante intercambio de
concesiones es lo que hará o no, más sólida la relación. La relación más cercana e íntima que
consigue establecer un ser humano es la establecida con una pareja compañera de vida, en las
sociedades que hasta ahora se han formado a lo largo de la historia del hombre, a esta unión se le
ha llamado matrimonio, pero se debe aclarar que hay uniones que no acontecen bajo ningún rito ni
trámite legal y que se llegan a consolidar durante años e incluso hasta la muerte.
Entendemos que existen relaciones que fácilmente se pueden disolver sin grandes
repercusiones como en un contrato laboral, una amistad desgastada en donde ya no se comparten
los mismos intereses pero, las relaciones de pareja son muy distintas por el nivel de intimidad y
compromiso que éstas conllevan.
El Dr. Beck (1988) declara que en la mayoría de las parejas hay una continua crisis y que
entre el 40 y 55% de los matrimonios terminan en un divorcio o separación. Los problemas que
desencadenan la separación aparentemente no son visibles hasta el momento en que ya son
insoportables, pareciera que de repente se filtran en la relación, que de la noche a la mañana la
situación se hace insostenible, el Dr. Beck lo describe así:
“Los recién casados, en la cúspide del amor y el romance, no desean otra cosa, que un
matrimonio feliz. Creen a menudo – por lo menos en los inicios – que su relación es “diferente” y
que su profundo amor y optimismo la sostendrá. Tarde o temprano, empero, los problemas y
conflictos que se acumulan en forma paulatina toman desprevenidas a muchas parejas. Estas se
vuelven conscientes de los malestares, frustraciones y daños que se producen, sin saber a
menudo dónde radica el problema.”
(Con el amor no basta. Aaron Beck, 1988)

Beck propone que la ayuda que se debe proporcionar a la pareja en problemas debe ir
encaminada a corregir las interpretaciones erróneas, apoyar a establecer, depurar o desarrollar vías
de comunicación entre los miembros de la pareja, afinar la capacidad de ver y oír de forma asertiva
las señales del otro, que la pareja aprenda la dinámica de la relación, hacer planes conjuntos y tomar
decisiones compartidas. El primer paso lo dará la pareja al reconocer que existe un problema y que
tiene la firme intención de buscar soluciones y renegociar la relación, sus prioridades darán las
pautas y el profesional, a partir de su perspectiva, emprenderá el proceso de evaluación.
A continuación describiré la propuesta de Costa & Serrat (1998) en lo que se refiere al
proceso de evaluación conductual de los problemas de pareja en cuanto a conflictos maritales para
después hacer una breve descripción de lo que Labrador, Puente y Crespo (1995) proponen en
cuanto a la evaluación de las disfunciones sexuales que también afectan la vida en pareja.
LA EVALUACIÓN CONDUCTUAL EN PROBLEMAS DE PAREJA
La evaluación es un proceso que requiere continuidad y constancia, en el caso de los
problemas de pareja Costa & Serrat (1998) explican que la evaluación conductual en este ámbito
tiene relativamente poco tiempo, sin embargo; exponen la metodología que hasta el momento se
lleva a cabo en la atención de problemas maritales. El proceso de evaluación, según señalan, es un
proceso que permite la elaboración de una hipótesis de tratamiento y de objetivos de intervención,
además de poder medir la eficacia de intervenciones y del proceso terapéutico llevado a cabo lo que
facilita la revisión de hipótesis (confirmadas o refutadas) para reelaborar otras estrategias.

Estos mismos autores establecen dos etapas en las que se identifican objetivos, una de esas
etapas es la Identificación del problema, en este primer punto del proceso de evaluación conductual
los objetivos son conocer el problema específico de la pareja y diseñar un tratamiento acorde al
problema identificado. La hipótesis en los casos de problemas maritales generalmente hacen
referencia a la existencia de un déficit del intercambio conductual entre la pareja y el objeto de
evaluación lo definirán varios factores que se asocian a ese déficit, Costa & Serrat (1998) los enlistan
como patrones de influencia conductual recíproca, cambios conductuales que cada miembro de
pareja desea en el otro, procedimientos usados para promover esos cambios (amenazas,
discusiones, infidelidad, etc.), factores que mantienen las conductas indeseadas, recursos y
reforzadores potenciales de cada miembro de la pareja y que puedan usarse para modificar la
conducta del otro y problemas personales específicos de cada miembro de la pareja que estén
contribuyendo a un déficit del intercambio conductual. Hasta aquí, el proceso terapéutico se pensará
en función de modificar las variables relacionadas de manera funcional con la problemática de la
pareja.Los objetivos de evaluación se modificarán en la etapa denominada Evaluación del proceso
terapéutico, aquí serán dirigidos a verificar si las estrategias y recursos técnicos utilizados en la
intervención perfilan como accesibles a los objetivos establecidos en la primera etapa.

El Proceso de Evaluación Conductual
En el texto de Costa & Serrat (1998) se describen cuatro niveles en el proceso de evaluación
de problemas de pareja, la Tabla 1 nos da una vista general de esa descripción.
Tabla 1. Herramientas e instrumentos metodológicos en evaluación de problemas de pareja.

NIVEL
Identificación del problema
Medida y Análisis funcional

Evaluación del proceso terapéutico

Evaluación de los resultados

HERRAMIENTAS E INSTRUMENTOS
METODOLÓGICOS
Entrevista inicial
Cuestionarios
Observaciones
Expresión de sentimientos
Descripciones del problema
Habilidades de comunicación
Consecuencias
Autorregistros
Comparación de índices iniciales y presentes del
fenómeno de objeto de evaluación con
entrevistas, autorregistros, cuestionarios,
observaciones, ensayo conductual, interacciones
espontáneas de la pareja.
Comparación de índices de cuestionarios,
escalas y objetivos planteados.

Analizaremos cada etapa de forma más detallada ya que cada una de ellas es descrita en el
texto de forma detallada por Costa & Serrat (1998).
Identificación del problema.En esta etapa es importante delimitar el conflicto marital, se
debe establecer si es un problema primario o secundario, en el caso del segundo, el conflicto se
debe a problemas personales de uno de los miembros de la pareja y se recomienda realizar una
evaluación y tratamiento individual previo o paralelo al de pareja. Las herramientas metodológicas en
esta etapa la constituyen básicamente la entrevista inicial y posteriormente los cuestionarios, en la
entrevista se realizan por separado y conjuntamente como una forma de recabar información que
pueda ser ocultada en presencia del otro miembro de la pareja o para situaciones que resulten
incómodas o dolorosas de platicar delante del otro.

En el texto, Costa & Serrat (1998) hacen mención del esquema que Peterson propuso en
1977 y lo recomiendan como una guía eficaz para recolectar datos importantes en la entrevista, los
puntos descritos son los siguientes (Tabla 2.):
Tabla 2. Esquema de Peterson para guía de entrevista inicial.

1. Cómo empezó la relación.

10. Sentimientos de descontento y de satisfacción.

2. Cambios importantes durante el curso de la 11. Actividades placenteras que comparten.
relación.
3. Entendimiento afectivo.

12. Problemas con los hijos.

4. Relación autoritarismo/dependencia.

13. Relación sexual actual. Nivel de satisfacción.
Problemas específicos.
5. Los problemas principales durante el curso de la 14. Experiencias sexuales fuera de la pareja.
relación.
6. Áreas de compatibilidad/incompatibilidad con la 15. Compañero ideal en relación al sexo, trabajo,
pareja.

comportamiento con los hijos.

7. Secuencias frecuentes en la actualidad, de 16. Problemas individuales que influyen en relación
interacción problemática.

de pareja.

8. Tiempo libre de conflicto.

17. Objetivos del tratamiento y expectativas hacia el
mismo.

9. Pensamientos positivos y negativos sobre el otro.

El esquema que nos presentan establece puntos importantes en la exploración de la
problemática marital y se hace un énfasis en el punto número 1, la información recabada a partir de
esa pregunta nos podrá dar elementos positivos para que la pareja identifique aquéllos atributos que
dieron inicio a la atracción mutua y partir de ahí, se podrá identificar la situación actual mediante un
análisis funcional que nos proporcione posibles estímulos para reinstaurar aquellos aspectos que
resultaban gratificantes para los miembros de la pareja, en ocasiones, la reimplantación de estas
conductas reforzantes es uno de los objetivos terapéuticos a tener en cuenta en la intervención
(Costa & Serrat, 1998). Otro punto importante es la función del refuerzo mutuo, generalmente las
parejas con problemas han tenido un deterioro de conductas reforzantes, también hay que observar
el cambio en prioridades o filosofía de vida. El entrevistador debe apoyar en cuanto sea posible a
que la pareja se exprese de forma específica y precisa.

Los cuestionarios forman parte de la segunda fase dentro de la Identificación del problema,
son una herramienta muy útil para ayudar a la pareja a describir sus problemas de una forma
operante y también pueden proporcionar al entrevistador información que en la entrevista no
emergió. Existen cuestionarios específicos (Tabla 3), el entrevistador elegirá los que considere
adecuados a la problemática de la pareja.
Tabla 3. Tipos de cuestionarios en la evaluación conductual de problemas de pareja.

TIPOS DE CUESTIONARIOS
NOMBRE

AUTOR

Cuestionario de áreas de
compatibilidad/incompatibilidad.

Carmen Serrat, 1980

OBJETIVO DE EVALUACIÓN
Identificar nivel actual de satisfacción en la relación.
Detectar áreas problema (finanzas y economía,
educación de los hijos, trabajo, etc.) y la
habilidad/inhabilidad de la pareja para la resolución
del problema.
Cuestionario de intercambio de
conductas en la pareja.

Carmen Serrat, 1980

Definir qué intercambios conductuales agradables o
aversivos existen o no en la relación de pareja.

Cuestionario de actividades de
ocio en la pareja.

Carmen Serrat, 1980

Definir qué actividades de ocio pueden ser placenteras
para la pareja.
Definir en qué medida desean verlas incrementadas o
disminuidas con su pareja, solo o con otros.

Diferencial semántico.

Osgood, 1957

Definir qué connotaciones o percepciones tiene cada
uno de los miembros de la pareja sobre sus respectivos
comportamientos y de la relación que mantienen.

Escala de Ajuste Marital.

Locke – Wallace, 1959

Identificar la satisfacción marital expresada por cada
uno de los cónyuges.

Marital Precounseling Inventory.

Stuart & Stuart, 1972

Evaluar objetivos del tratamiento concretados en
cambios de conducta, grado de entendimiento marital,
distribución del poder, efectividad de la comunicación,
satisfacción sexual, acuerdo sobre cuidado y educación
de los hijos y satisfacción marital en general.

Area of Change Scale.

Weiss, Hops and
Patterson, 1973

Describir conductas de cada miembro de la pareja.

Potential Problem Area Checklist .

Weiss, Hops and
Patterson, 1973

Explorar 26 áreas potenciales de conflicto referentes a
la vida de pareja y familia (economía, tareas
domésticas, cuidado de los hijos, celos, salud, filosofía
de la vida, relación con familiares, etc.

Marital Activities Inventory.

Weiss, Hops and
Patterson, 1973

Identificar actividades recreativas que la pareja
encuentre divertidas.

Medida y Análisis funcional. Después de la entrevista inicial y de la aplicación de cuestionarios el paso
siguiente es seleccionar áreas específicas para una evaluación más detallada y precisa. Las herramientas
metodológicas utilizadas en esta fase son básicamente las observaciones y autorregistros.
Observación. Para llevar a cabo la observación, es necesario entrenar a la pareja para que observen
su propia conducta que podrá ser registrada mediante dispositivos de audio o en registros estructurados. Otra
opción es la de reproducir alguna situación o problemática basada en la entrevista inicial para observar la
interacción entre la pareja para la resolución del problema mientras el observador toma anotaciones o registra
audio/vídeo. Para la observación controlada se hace uso de una sala de observación, esta consta de una sala
de entrenamiento y de una cabina de registros que se encuentran intercomunicadas para enviar mensajes y
separadas por un espejo unidireccional de observación desde donde el terapeuta registra el intercambio
conductual posibilitando el conocimiento de éstas a la pareja.
Expresión de sentimientos. Es importante evaluar en la observación la expresión de sentimientos o
emociones ya que forman parte estructural del intercambio interpersonal de la pareja, debe haber coincidencia
entre la expresión verbal y no verbal al expresar un sentimiento, de esa forma el mensaje llega completo de
un miembro de la pareja al otro. El tono acusativo, amenazante, irónico, etc., puede ser causa de conflicto.
Descripción del problema. Según Costa & Serrat (1998), la forma en que las parejas describen su
problema es la que determina si se llega o no a una solución, cuando la descripción no es concreta o tiene un
sentido ambiguo, un objetivo a considerar es enseñar a las parejas a expresarse de forma asertiva para evitar
interpretaciones erróneas.
Análisis y solución del problema. Aquí se determinan las explicaciones que los miembros de la pareja
dan con respecto a su problema, generalmente son hipótesis terminantes como las nombran Costa & Serrat
(1998) “(…) ofrecen una explicación de la conducta de un modo que no da información acerca de cómo se
puede cambiar la situación”. En este punto se debe entrenar a la pareja para que formule hipótesis
instrumentales, es decir; que indiquen conducta, sentimientos y lo qué se puede realizar para cambiar
(resultados deseados, compromisos y acuerdos, soluciones alternativas, etc.).
Habilidades de comunicación. La observación del patrón de comunicación en la pareja es muy
importante para poder reducir o eliminar las conductas inadecuadas e incrementar las positivas para lograr
una comunicación asertiva y eficaz en la resolución de sus problemas. Se deben observar tanto las conductas
verbales como las no verbales ya que en ocasiones el impacto de los indicadores no verbales (gestos,
posturas, miradas, etc.) pueden anular el discurso verbal. Otro aspecto a observar es la lista que Costa &
Serrat (1998) añaden donde se agrupan los errores más frecuentes en la comunicación marital.
Consecuencias. “(…) las conductas de ambos miembros de la pareja actúan como consecuencias de
la conducta del otro. (…) según se utilicen, pueden contribuir al aprendizaje de conductas efectivas empleadas
en las fases previas de la resolución de problemas (expresión, descripción…) o pueden fomentar conductas
inadecuadas (…) y ocasionar la agravación del conflicto(Costa & Serrat, 1998). En este aspecto, es
importante introducir el refuerzo positivo a fin de incrementar las conductas deseadas.
Autorregistros. Es una forma fácil de registrar tasas y tipos de intercambio conductual dentro de la
pareja. Se le pide a cada miembro que registren las conductas tanto agradables como desagradables del otro,
de sí mismo y/o de las conductas que preceden o proceden a ciertas conductas.

Evaluación del proceso terapéutico. Esta etapa del proceso de evaluación nos proporcionará la
posibilidad de comparar índices iniciales y presentes relacionados al problema de pareja. Los resultados en
esta etapa nos permiten revisar la comprobación o refutación de la hipótesis inicial, saber si es necesaria o no
una estrategia alternativa más eficaz o económica. Para evaluar el proceso terapéutico es necesario
considerar la validez de los datos, adecuación de las opciones y objetivos y el tiempo de experimentación, de
esta forma podremos hacer un análisis sobre las causas del fracaso (de existir) de la terapia.
Evaluación de los resultados. Es la etapa final y se realiza teniendo como base los cuestionarios,
escalas y objetivos planteados, esto se compara con los índices finales y sobre todo, los objetivos
conseguidos.

Hasta aquí, aunque poco desarrollada, la metodología de la evaluación conductual en los problemas
de pareja no difiere mucho en el proceso conductual en general, pero en la pareja también existe un ámbito
más íntimo y privado, precisamente la que hace diferente a la relación de pareja de otro tipo de relaciones.
La sexualidad, es un aspecto del ser humano que se comparte de forma selectiva idealmente y que se
desarrolla en la privacidad, de forma no pública ¿cómo evaluar entonces un área que incluso entre los
miembros de una pareja resulta un tanto difícil de discutir?

EL PROCESO DE EVALUACIÓN DE LAS DISFUNCIONES SEXUALES
En el texto de Labrador, Puente y Crespo (1995) Evaluación de las disfunciones sexuales se define a
las disfunciones sexuales como un “conjunto de problemas de diversa índole que impiden o dificultan a la
persona a disfrutar de una forma satisfactoria de la sexualidad”.Los autores subrayan el hecho de que la
evaluación de este tipo de problemas es complejo debido a las múltiples variables involucradas y porque al
parecer, la mayoría de estos padecimientos son de origen psicosocial. Otro aspecto que hace compleja la
evaluación es la calidad de los datos ya que resulta difícil que los clientes aporten datos fiables sobre sus
conductas sexuales, además de que registrar y cuantificar la conducta sexual depende de las respuestas
fisiológicas y de aspectos complicados de cuantificar como el deseo sexual, las expectativas y actitudes hacia
el sexo, etc.

El proceso de evaluación en las disfunciones sexuales, no difiere mucho en cuanto a la propuesta de
Costa & Serrat (1998), primeramente se expone la descripción de la respuesta sexual humana clasificada en 4
etapas que comparten dos procesos fisiológicos básicos y determinantes: la vaso dilatación y la contracción
de los músculos genitales y de todo el cuerpo. Podemos observar el proceso conjunto en el siguiente gráfico
Fase de excitación
(Rubor, incremento en la tasa cardíaca y aumento de la presión arterial.)
Lubricación, dilatación de la parte superior de la vagina.
Aumenta tamaño clítoris y senos por vasocongestión.

Comienza erección, aumenta tensión en escroto y se elevan los testículos.
Contracciones irregulares del recto.

Fase de meseta o mantenimiento
(Continua el rubor, aumento de tasa cardíaca y presión arterial, comienza a acelerarse la respiración.)
Contracción de las paredes vaginales formando la plataforma orgásmica.
Clítoris se retira hacia el interior, útero aumenta de tamaño y labios menores se
oscurecen, contracciones involuntarias del recto.

El pene alcanza su nivel másximo de erección, testículos aumentan de tamaño y
alcanzan su máxima elevación. Aparecen gotas de fluído en la punta del pene y
continuan contracciones del recto.

Fase orgásmica
(Continua incremento de parámetros iniciados en fases anteriores hasta la "descarga explosiva de tensión neuromuscular".)
Plataforma orgásmica se contrae a intervalos de 0,8 seg. entre 5-12 veces
produciendo contracciones involuntarias de esfínter anal y de otros grupos
musculares.

Contracciones de la uretra y de músculos pélvicos provocan contracciones del
pene desencadenando la eyaculación del fluído seminal. Contracciones del recto.

Fase de resolución
(El cuerpo vuelve al estado de reposo en un lapso de tiempo que va de los 15 a 30 minutos.)
No entra en periodo refractario por lo que es capaz de experimentar orgasmos
múltiples y repetidos en un periodo de tiempo más corto.

Entra en periodo refractario durante el cual es difícil alcanzar nuevamente una
erección y/u otro orgasmo.

La clasificación que se usa para el diagnóstico de disfunciones sexuales es la que se encuentra en el
Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM por sus siglas en inglés y en su versión IIIR), son consideradas 10 disfunciones clasificadas en 4 tipos de trastorno: Trastornos del deseo sexual (Deseo
sexual inhibido o hipoactivo, Trastorno por aversión al sexo.), Trastornos de la excitación sexual (Trastorno de
la excitación sexual en la mujer, Trastorno de la erección en el hombre.), Trastornos del orgasmo (Disfunción
orgásmica femenina, Disfunción orgásmica masculina, Eyaculación precoz.) y Trastornos sexuales por dolor
(Dispareunia, Vaginismo.).

Tenemos entonces dos parámetros para la descripción de una disfunción sexual: la definición y la
clasificación, pero nos faltan aún otros dos: momento de la aparición y la extensión del problema y en base a
estos últimos aspectos, Labrador, Puente & Crespo (1995) nos aclaran lo siguiente:
Disfunción primaria. Problemas que aparecieron desde la aparición de la actividad sexual.
Disfunción secundaria. Problemas que aparecieron tras un periodo de actividad sexual satisfactoria.
Disfunción total o general. Problema que se presenta en todas las situaciones o actividades sexuales.
Disfunciones situacionales. Problemas que aparecen en ciertas circunstancias pero no en otras.
Sobre la epidemiología de este tipo de trastornos el texto de Labrador, Puente & Crespo (1995) no nos
dice mucho, pero nos muestra las investigaciones que Masters & Johnson realizaron en 1970 en donde afirma
que el 50% de parejas heterosexuales padecen algún tipo de disfunción sexual y estos resultados son
comparados por los del DSM-III-R donde se afirma que en un estudio realizado en Europa y Estados Unidos
el 8% de hombres presentan problemas de erección y un 30% de eyaculación precoz, en cuanto a la
frecuencia, este mismo texto nos indica que a pesar de las diferentes cifras que se manejan, los trastornos de
deseo sexual inhibido y disfunción orgásmica es el que más se presenta en mujeres mientras que en los
hombres son los problemas de erección y eyaculación precoz. A pesar de estos datos, un porcentaje muy
pequeño de personas con algún tipo de disfunción sexual acuden a un especialista en busca de ayuda y
todavía un porcentaje menor se somete a tratamiento.

Técnicas e instrumentos de evaluación de las disfunciones sexuales

En una evaluación de las disfunciones sexuales, el primer objetivo que plantea Labrador, Puente &
Crespo (1995) es la identificación de la naturaleza del problema y al igual que Costa & Serrat (1998) plantea la
importancia de delimitar en un inicio el origen del problema, es decir; si es un problema secundario o personal
en uno o en ambos miembros de la pareja, recomendando una entrevista inicial previa con cuestionarios de
forma individual o paralelo. La evaluación tiene como finalidad orientar y planificar el tratamiento.

En el texto de Labrador, Puente & Crespo (1995) se recomienda para la etapa inicial de identificación
del problema el mismo esquema que Costa & Serrat (1998) expusieron, el de Peterson, que se sugiere para la
entrevista inicial y que expusimos en un cuadro anterior.

Con respecto a los objetivos iniciales, éstos deben ir encaminados a definir la naturaleza del problema
sexual y los cambios que el cliente desea, obtener información que permita la formulación de una hipótesis
explicativa, evaluar el tipo de intervención terapéutica adecuada y proporcionar al cliente la explicación sobre
las causas de su problema, es precisamente esta explicación lo que dará inicio al proceso terapéutico
(Labrador, Puente & Crespo, 1995)
Para la identificación primaria del problema se recomienda la exploración de cuatro áreas que son
fundamentales en la evaluación de este tipo de trastornos:
Área médica. Su objetivo es descartar posibles causas orgánicas. Se debe primero identificar si es una
disfunción general o situacional para descartar algún tipo de enfermedad o problema fisiológico.
Área psicológica. Su objetivo es descartar algún síntoma de un trastorno mayor de origen psicológico
como hipocondría, obsesión, depresión, fobia, etc.
Área sexual. Su objetivo es identificar y aclarar los aspectos que intervienen en la sexualidad y a la
disfunción así como establecer relaciones entre síntomas y posibles causas (se recaba información
sobre la historia sexual, educación y actitudes relacionadas, primeras respuestas sexuales, etc.).
Área de la pareja. Su objetivo es investigar la relación de pareja para delimitar el origen de la
disfunción (se recaba información de datos sobre la estabilidad de pareja, relación entre interacción de
la pareja y estabilidad de la pareja, la disposición del otro miembro para el proceso de intervención).

Sobre algunas recomendaciones, Labrador, Puente & Crespo (1995) aconsejan que en esta primera
entrevista se recabe información por separado, es decir; a cada miembro de la pareja, es una forma de
permitir el cliente pueda dar datos directos de forma cómoda, posteriormente se entrevistará a la pareja junta
para observar la interacción entre los miembros. Aunque existen varias propuestas de entrevista inicial, todas
tienen coincidencias estructurales, una de ellas es que la entrevista elegida proporcione datos sobre la
disfunción o disfunciones específicas, sobre las posibles causas, sobre los factores que mantienen la
disfunción, descartar factores orgánicos como causa de la disfunción, descartar la necesidad de información
adecuada, descartar la existencia de problemas de pareja como causas de la disfunción, descartar la
presencia de padecimientos psicológicos y establecer la relevancia de la terapia sexual y la disposición de
llevarla a cabo. Otra recomendación es que durante la entrevista se utilice un lenguaje sencillo y se tenga una
sensibilidad atenta a la incomodidad que pueda representar para el cliente hablar sobre su propia sexualidad.

Como instrumentos de apoyo, es muy recurrente el uso de los autorregistros ya que pueden proporcionar
información relevante y específica sobre algunos déficits, conductas, informaciones, trastornos subyacentes,
etc., como lo menciona el texto, no proveen de información específica de los síntomas ni sobre la etiología del
problema y tampoco brindan apoyo psicométrico pero tomando en cuenta estas limitaciones, sirven de apoyo
al momento de recabar información en la entrevista inicial. Algunos ejemplos de estos autorregistros son:
The Derogatis Sexual Functioning Inventory (DSFI, Derogatis, 1978). Explora el funcionamiento y
conducta sexual del sujeto
The Sexual Interaction Inventory (SII, LoPiccolo and Steger, 1974). Diseñado para parejas y evalúa la
frecuencia real como la ideal de conductas sexuales específicas.
The Sexual Arousability Inventory (SAI, Hoon y Wincze 1976). Mide la excitación de las mujeres ante
determinadas situaciones y actividades y permite discriminar entre mujeres que necesitan terapia sexual y las
que no.
The Golombok – Rust Inventory of Sexual Satisfaction (GRISS, Golombok & Rush, 1985). Evalúa la
presencia o no de disfunciones sexuales, este cuestionario igual es adecuado como medida de prevención y
también para evaluar el cambio terapéutico.
The Sexual Experience Scales (SES, Frenken y Vennix, 1987). Evalúa mediante 4 escalas que exploran la
moralidad sexual, la estimulación psicosexual, la motivación sexual y la atracción hacia la pareja.

Como se mencionó anteriormente, el examen físico (médico) servirá para descartar alguna anomalía
orgánica que pueda ser causa de la disfunción sexual, en el texto de Labrador, Puente & Crespo (1995) se
cita el trabajo que Carnath y Miller realizaron en 1986 y que señala que el examen médico se indica en los
casos en los que existan síntomas persistentes diferentes a los de la disfunción, cuando exista dolor o
incomodidad durante la actividad sexual, cuando haya disminución del deseo sexual sin una causa aparente,
cuando haya ausencia de erección, en el caso de hombres de más de 50 años y mujeres pre menopáusicas u
menopáusicas, cuando exista la presencia de menstruaciones irregulares, cuando haya historial de problemas
en la pubertad y de tipo endocrino, si existe ansiedad ante la propia imagen y si se está convencido de la
existencia de una base física para los problemas.
La evaluación psicofisiológica también nos proporcionará datos importantes ya que “permite establecer
relaciones entre variables psicológicas y respuestas fisiológicas” (Labrador, Puente & Crespo, 1995), las
técnicas usadas corresponden a las comunes en la evaluación del sistema nervioso, los parámetros que se
evalúan en el contexto sexual son los que nos darán información sobre la actividad general del sistema
nervioso central, autónomo y somático, no debemos perder de vista que los índices de estos parámetros
están influidos por otros componentes que nada tienen que ver con la actividad sexual y que al interpretarlos
debemos recordar esta situación. También se pueden evaluar los componentes endocrinos y bioquímicos
relacionados a la respuesta sexual. Otras técnicas de medición en lo que respecta a las disfunciones sexuales
son las utilizadas para evaluar directamente los cambios genitales y que mostramos en la siguiente tabla
(Tabla 4) basada en lo que Labrador, Puente & Crespo (1995) exponen.
Tabla 4. Métodos de registro psicofisiológica de la respuesta sexual.
MÉTODOS DE REGISTRO
HOMBRES
Centrados en la respuesta de la erección buscando
información sobre los cambios de tamaño, longitud y
diámetro del pene en función de las situaciones físicas o
imaginarias a los que se ve sometido.
Pletismógrafos
Volumétricos miden cambio de longitud y
diámetro.
Circunferenciales
mide
cambios
en
la
circunferencia.
Transductores fotopletismográficos y de presión
insertados en la cavidad anal para registrar datos
durante la actividad coital.

MUJERES
Existe mayor diversidad de métodos

Procedimientos para identificar presión que miden
el
tono
muscular
vaginal
o
músculos
pubocoxígeos.
Fotopletismógrafos vaginales para medir la
vasocongestión vaginal o de afluencia de sangre a
la vagina.
Células
foto-eléctricas
o
de
galgas
extensiométricas para medir cambios volumétricos
del clítoris.
Recolección y análisis de los fluídos vaginales
para medir lubricación vaginal.
Transductores fotopletismográficos y de presión
insertados en la cavidad anal para registrar datos
durante la actividad coital.

En el registro de las respuestas psicofisiológicas sexuales se puede emplear estimulación
externa o fantasías libres/estructuradas que dependerán del problema a evaluar y de las
preferencias de cada sujeto, conviene tomar una línea base de registro durante lapsos no menores a
10 min. y esperar a que el sujeto deje de reaccionar al estímulo previo antes de presentar el
siguiente, este tipo de registro se puede complementar con información subjetiva del propio sujeto
sobre grado de excitación, tensión, etc. (Labrador, Puente & Crespo, 1995).

Otra herramienta útil es la observación directa, pero ésta es muy limitada en la evaluación de
las disfunciones sexuales debido a la reacción de las personas observadas y de los problemas éticos
que esto conlleva, por este motivo, se puede utilizar a uno de los miembros como observador directo,
sin embargo; “la utilización de uno de los miembros de la pareja como observador, pero esta
posibilidad, no está exenta de dificultades, ya que el que una persona sea a la vez partícipe y
observador de la interacción sexual suele conllevar alteraciones bien de la observación, bien de la
interacción.” (Labrador, Puente & Crespo, 1995, pág. 19). Se pueden utilizar registros de audio/vídeo
para que posteriormente el terapeuta pueda observar y registrar los posibles problemas en la
interacción y existe la posibilidad de observar mediante el role-playing situaciones creadas donde la
pareja pueda reproducir conductas sentisexuales y el terapeuta pueda observar si la pareja ha
entendido las instrucciones del proceso terapéutico y/o la existencia de otras conductas como
inhibiciones sociales, pautas de comunicación e interacción, etc.

Si es necesario medir ciertos aspectos precisos como la frecuencia, conductas previas y
posteriores será necesario el uso de autorregistros diarios, esta es la forma más fácil y ética de
conseguir una línea base y para darle un seguimiento cercano al proceso terapéutico para registrarlo
en gráficas. Como Labrador, Puente & Crespo (1995) lo indican “los autorregistros exigen altos
niveles de motivación y cooperación por parte del sujeto, por lo que se recomienda no proponerle al
cliente registros excesivamente complicados, siendo necesario buscar un equilibrio entre cantidad de
información y nivel de dificultad.”
Para la formulación del problema, el texto nos indica que se debe organizar la información
dirigiéndose a establecer la hipótesis de trabajo y el diseño de intervención y citan las
recomendaciones que Hawton planteó en 1985 para adaptar la evaluación conductual a la
evaluación de las disfunciones sexuales:

Facilitar a la pareja un mejor entendimiento de sus dificultades: explicación simple del problema y de los
factores que contribuyen a su presencia y mantenimiento. Facilitar la motivación.
Inducir sensación de optimismo respecto a los resultados de la terapia: explicar sobre todo qué se puede
y cómo se puede hacer.
Proporcionar una base racional para el abordaje terapéutico (por ejemplo, el efecto de la ansiedad y la
importancia de no realizar el coito en un cierto tiempo). Organizar la secuencia de intervención.
Permitir al terapeuta comprobar que la información obtenida en la evaluación se ha interpretado
correctamente. Animar a participar más activamente a la pareja.
(Evaluación de las disfunciones sexuales. Labrador, Puente & Crespo, 1995)
La metodología de Labrador indica que una vez que se tiene la hipótesis explicativa, ésta se
debe exponer al cliente o clientes para obtener su cooperación para diseñar y llevar a cabo la
intervención. La explicación recomendada debe ser breve, precisa y clara para describir el problema
e identificar y analizar los factores involucrados en el. El terapeuta debe conseguir el compromiso de
ambos miembros de la pareja una vez explicadas las directrices del proceso terapéutico, se debe
estar abierto a comentarios, preguntas o sugerencias para discutir el programa de intervención.
El proceso de evaluación es descrito hasta aquí con las modificaciones pertinentes que se
sugieren en la evaluación conductual general, para la evaluación del proceso terapéutico y de
resultados se siguen los mismos lineamientos que Costa & Serrat (1998) exponen en Terapia de
parejas.

CONCLUSIONES

La metodología expuesta en ambos textos no difiere en cuanto al proceso de evaluación
conductual se refiere, en el caso de las disfunciones sexuales se realizaron algunas adaptaciones
por el contexto íntimo en que se da la conducta sexual, pero los autores tienen más coincidencias
que discrepancias en cuanto a método, objetivos y herramientas metodológicas. Costa & Serrat
(1998) hacen una detallada descripción de la metodología de la evaluación conductual retomando las
propuestas de varios investigadores anteriores para al final proporcionar uno estructurado con las
coincidencias de todas sus fuentes mientras que en el texto de Labrador, Puente & Crespo (1995) se
emplea la base teórica de Masters & Johnson quienes fueron los primeros en analizar la respuesta
sexual humana en 1966, el trabajo en ambos textos fue del todo objetivo ya que los autores no
filtraron puntos de vista u opiniones subjetivas, se basaron únicamente en la descripción del proceso
aportando los datos necesarios para poder entender las bases teóricas en las cuales se basaron.

Como conclusión personal, considero que la evaluación conductual en parejas es compleja ya
que se va a evaluar a dos sujetos de forma individual y a la vez una entidad formada por ambos (la
pareja en sí), en el caso de problemas de comunicación, de interacción, de convivencia, etc., la
evaluación resulta relativamente común en lo que a metodología se refiere pero el tema de las
disfunciones sexuales requiere de un tratamiento más cuidadoso por el tipo de datos que se
manejarán, se discutirán, se narrarán y se expondrán. A pesar de vivir en pleno siglo XXI, siguen
existiendo tabúes sobre la sexualidad humana que obstaculiza incluso, que las parejas con
problemas de ese tipo acudan a solicitar la ayuda de un profesional, hay poca información y una
educación que inhibe la sexualidad plena. Otro aspecto que me parece relevante exponer, es el caso
cada vez más numeroso, de parejas del mismo sexo ¿Cómo se vive la sexualidad en pareja en estos
casos? ¿Qué problemas son los más recurrentes? Este tipo de parejas no está exenta a la
problemática normal de las parejas tanto en la convivencia diaria como en lo sexual, pero tienen un
elemento extra: la presión que todavía la sociedad representa para ellos. El estigma social es un
factor que en algunas (o muchas) ocasiones provoca problemas en el seno de la pareja, modelos de
comportamiento sexual “ideal” de la mujer y el hombre impiden el ejercicio pleno de la sexualidad y
seguramente en las parejas del mismo sexo afecte de igual manera.Considero importante que la
investigación ahonde en ese tipo de parejas, como psicólogos debemos estar preparados para
cuando una pareja de esa conformación toque a nuestra puerta a solicitar ayuda porque esa es
nuestra labor.

Fuentes:
Beck, A. (1994). Con el amor no basta. Madrid: Paidós
Costa, M. & Serrat, C. (1998). Terapia de parejas. Madrid: Alianza Editorial. Pp. 46-71, 172-195.
Labrador, F., Puente, M. de la & Crespo, M. (1995). Evaluación de las disfunciones sexuales. En: A.
Roa. Evaluación en psicología clínica y de la salud. Madrid: CEPE. Cap. 8.

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  • 1. Ensayo metodológico La evaluación conductual en diferentes ámbitos. UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FES Iztacala SUAyED EDITH GONZÁLEZ SANTIAGO 411119610
  • 2. INTRODUCCIÓN El ser humano es un ente gregario que busca vivir en núcleos grandes o pequeños para conseguir un fin común, eso no evita la tensión que significa convivir y negociar tan de cerca con otros seres humanos dentro de una relación, ya sea filial, laboral, de pareja o sexual, el constante intercambio de concesiones es lo que hará o no, más sólida la relación. La relación más cercana e íntima que consigue establecer un ser humano es la establecida con una pareja compañera de vida, en las sociedades que hasta ahora se han formado a lo largo de la historia del hombre, a esta unión se le ha llamado matrimonio, pero se debe aclarar que hay uniones que no acontecen bajo ningún rito ni trámite legal y que se llegan a consolidar durante años e incluso hasta la muerte. Entendemos que existen relaciones que fácilmente se pueden disolver sin grandes repercusiones como en un contrato laboral, una amistad desgastada en donde ya no se comparten los mismos intereses pero, las relaciones de pareja son muy distintas por el nivel de intimidad y compromiso que éstas conllevan. El Dr. Beck (1988) declara que en la mayoría de las parejas hay una continua crisis y que entre el 40 y 55% de los matrimonios terminan en un divorcio o separación. Los problemas que desencadenan la separación aparentemente no son visibles hasta el momento en que ya son insoportables, pareciera que de repente se filtran en la relación, que de la noche a la mañana la situación se hace insostenible, el Dr. Beck lo describe así: “Los recién casados, en la cúspide del amor y el romance, no desean otra cosa, que un matrimonio feliz. Creen a menudo – por lo menos en los inicios – que su relación es “diferente” y que su profundo amor y optimismo la sostendrá. Tarde o temprano, empero, los problemas y conflictos que se acumulan en forma paulatina toman desprevenidas a muchas parejas. Estas se vuelven conscientes de los malestares, frustraciones y daños que se producen, sin saber a menudo dónde radica el problema.” (Con el amor no basta. Aaron Beck, 1988) Beck propone que la ayuda que se debe proporcionar a la pareja en problemas debe ir encaminada a corregir las interpretaciones erróneas, apoyar a establecer, depurar o desarrollar vías de comunicación entre los miembros de la pareja, afinar la capacidad de ver y oír de forma asertiva las señales del otro, que la pareja aprenda la dinámica de la relación, hacer planes conjuntos y tomar decisiones compartidas. El primer paso lo dará la pareja al reconocer que existe un problema y que tiene la firme intención de buscar soluciones y renegociar la relación, sus prioridades darán las pautas y el profesional, a partir de su perspectiva, emprenderá el proceso de evaluación. A continuación describiré la propuesta de Costa & Serrat (1998) en lo que se refiere al proceso de evaluación conductual de los problemas de pareja en cuanto a conflictos maritales para después hacer una breve descripción de lo que Labrador, Puente y Crespo (1995) proponen en cuanto a la evaluación de las disfunciones sexuales que también afectan la vida en pareja.
  • 3. LA EVALUACIÓN CONDUCTUAL EN PROBLEMAS DE PAREJA La evaluación es un proceso que requiere continuidad y constancia, en el caso de los problemas de pareja Costa & Serrat (1998) explican que la evaluación conductual en este ámbito tiene relativamente poco tiempo, sin embargo; exponen la metodología que hasta el momento se lleva a cabo en la atención de problemas maritales. El proceso de evaluación, según señalan, es un proceso que permite la elaboración de una hipótesis de tratamiento y de objetivos de intervención, además de poder medir la eficacia de intervenciones y del proceso terapéutico llevado a cabo lo que facilita la revisión de hipótesis (confirmadas o refutadas) para reelaborar otras estrategias. Estos mismos autores establecen dos etapas en las que se identifican objetivos, una de esas etapas es la Identificación del problema, en este primer punto del proceso de evaluación conductual los objetivos son conocer el problema específico de la pareja y diseñar un tratamiento acorde al problema identificado. La hipótesis en los casos de problemas maritales generalmente hacen referencia a la existencia de un déficit del intercambio conductual entre la pareja y el objeto de evaluación lo definirán varios factores que se asocian a ese déficit, Costa & Serrat (1998) los enlistan como patrones de influencia conductual recíproca, cambios conductuales que cada miembro de pareja desea en el otro, procedimientos usados para promover esos cambios (amenazas, discusiones, infidelidad, etc.), factores que mantienen las conductas indeseadas, recursos y reforzadores potenciales de cada miembro de la pareja y que puedan usarse para modificar la conducta del otro y problemas personales específicos de cada miembro de la pareja que estén contribuyendo a un déficit del intercambio conductual. Hasta aquí, el proceso terapéutico se pensará en función de modificar las variables relacionadas de manera funcional con la problemática de la pareja.Los objetivos de evaluación se modificarán en la etapa denominada Evaluación del proceso terapéutico, aquí serán dirigidos a verificar si las estrategias y recursos técnicos utilizados en la intervención perfilan como accesibles a los objetivos establecidos en la primera etapa. El Proceso de Evaluación Conductual En el texto de Costa & Serrat (1998) se describen cuatro niveles en el proceso de evaluación de problemas de pareja, la Tabla 1 nos da una vista general de esa descripción.
  • 4. Tabla 1. Herramientas e instrumentos metodológicos en evaluación de problemas de pareja. NIVEL Identificación del problema Medida y Análisis funcional Evaluación del proceso terapéutico Evaluación de los resultados HERRAMIENTAS E INSTRUMENTOS METODOLÓGICOS Entrevista inicial Cuestionarios Observaciones Expresión de sentimientos Descripciones del problema Habilidades de comunicación Consecuencias Autorregistros Comparación de índices iniciales y presentes del fenómeno de objeto de evaluación con entrevistas, autorregistros, cuestionarios, observaciones, ensayo conductual, interacciones espontáneas de la pareja. Comparación de índices de cuestionarios, escalas y objetivos planteados. Analizaremos cada etapa de forma más detallada ya que cada una de ellas es descrita en el texto de forma detallada por Costa & Serrat (1998). Identificación del problema.En esta etapa es importante delimitar el conflicto marital, se debe establecer si es un problema primario o secundario, en el caso del segundo, el conflicto se debe a problemas personales de uno de los miembros de la pareja y se recomienda realizar una evaluación y tratamiento individual previo o paralelo al de pareja. Las herramientas metodológicas en esta etapa la constituyen básicamente la entrevista inicial y posteriormente los cuestionarios, en la entrevista se realizan por separado y conjuntamente como una forma de recabar información que pueda ser ocultada en presencia del otro miembro de la pareja o para situaciones que resulten incómodas o dolorosas de platicar delante del otro. En el texto, Costa & Serrat (1998) hacen mención del esquema que Peterson propuso en 1977 y lo recomiendan como una guía eficaz para recolectar datos importantes en la entrevista, los puntos descritos son los siguientes (Tabla 2.): Tabla 2. Esquema de Peterson para guía de entrevista inicial. 1. Cómo empezó la relación. 10. Sentimientos de descontento y de satisfacción. 2. Cambios importantes durante el curso de la 11. Actividades placenteras que comparten. relación. 3. Entendimiento afectivo. 12. Problemas con los hijos. 4. Relación autoritarismo/dependencia. 13. Relación sexual actual. Nivel de satisfacción. Problemas específicos.
  • 5. 5. Los problemas principales durante el curso de la 14. Experiencias sexuales fuera de la pareja. relación. 6. Áreas de compatibilidad/incompatibilidad con la 15. Compañero ideal en relación al sexo, trabajo, pareja. comportamiento con los hijos. 7. Secuencias frecuentes en la actualidad, de 16. Problemas individuales que influyen en relación interacción problemática. de pareja. 8. Tiempo libre de conflicto. 17. Objetivos del tratamiento y expectativas hacia el mismo. 9. Pensamientos positivos y negativos sobre el otro. El esquema que nos presentan establece puntos importantes en la exploración de la problemática marital y se hace un énfasis en el punto número 1, la información recabada a partir de esa pregunta nos podrá dar elementos positivos para que la pareja identifique aquéllos atributos que dieron inicio a la atracción mutua y partir de ahí, se podrá identificar la situación actual mediante un análisis funcional que nos proporcione posibles estímulos para reinstaurar aquellos aspectos que resultaban gratificantes para los miembros de la pareja, en ocasiones, la reimplantación de estas conductas reforzantes es uno de los objetivos terapéuticos a tener en cuenta en la intervención (Costa & Serrat, 1998). Otro punto importante es la función del refuerzo mutuo, generalmente las parejas con problemas han tenido un deterioro de conductas reforzantes, también hay que observar el cambio en prioridades o filosofía de vida. El entrevistador debe apoyar en cuanto sea posible a que la pareja se exprese de forma específica y precisa. Los cuestionarios forman parte de la segunda fase dentro de la Identificación del problema, son una herramienta muy útil para ayudar a la pareja a describir sus problemas de una forma operante y también pueden proporcionar al entrevistador información que en la entrevista no emergió. Existen cuestionarios específicos (Tabla 3), el entrevistador elegirá los que considere adecuados a la problemática de la pareja. Tabla 3. Tipos de cuestionarios en la evaluación conductual de problemas de pareja. TIPOS DE CUESTIONARIOS NOMBRE AUTOR Cuestionario de áreas de compatibilidad/incompatibilidad. Carmen Serrat, 1980 OBJETIVO DE EVALUACIÓN Identificar nivel actual de satisfacción en la relación. Detectar áreas problema (finanzas y economía, educación de los hijos, trabajo, etc.) y la habilidad/inhabilidad de la pareja para la resolución del problema.
  • 6. Cuestionario de intercambio de conductas en la pareja. Carmen Serrat, 1980 Definir qué intercambios conductuales agradables o aversivos existen o no en la relación de pareja. Cuestionario de actividades de ocio en la pareja. Carmen Serrat, 1980 Definir qué actividades de ocio pueden ser placenteras para la pareja. Definir en qué medida desean verlas incrementadas o disminuidas con su pareja, solo o con otros. Diferencial semántico. Osgood, 1957 Definir qué connotaciones o percepciones tiene cada uno de los miembros de la pareja sobre sus respectivos comportamientos y de la relación que mantienen. Escala de Ajuste Marital. Locke – Wallace, 1959 Identificar la satisfacción marital expresada por cada uno de los cónyuges. Marital Precounseling Inventory. Stuart & Stuart, 1972 Evaluar objetivos del tratamiento concretados en cambios de conducta, grado de entendimiento marital, distribución del poder, efectividad de la comunicación, satisfacción sexual, acuerdo sobre cuidado y educación de los hijos y satisfacción marital en general. Area of Change Scale. Weiss, Hops and Patterson, 1973 Describir conductas de cada miembro de la pareja. Potential Problem Area Checklist . Weiss, Hops and Patterson, 1973 Explorar 26 áreas potenciales de conflicto referentes a la vida de pareja y familia (economía, tareas domésticas, cuidado de los hijos, celos, salud, filosofía de la vida, relación con familiares, etc. Marital Activities Inventory. Weiss, Hops and Patterson, 1973 Identificar actividades recreativas que la pareja encuentre divertidas. Medida y Análisis funcional. Después de la entrevista inicial y de la aplicación de cuestionarios el paso siguiente es seleccionar áreas específicas para una evaluación más detallada y precisa. Las herramientas metodológicas utilizadas en esta fase son básicamente las observaciones y autorregistros. Observación. Para llevar a cabo la observación, es necesario entrenar a la pareja para que observen su propia conducta que podrá ser registrada mediante dispositivos de audio o en registros estructurados. Otra opción es la de reproducir alguna situación o problemática basada en la entrevista inicial para observar la interacción entre la pareja para la resolución del problema mientras el observador toma anotaciones o registra audio/vídeo. Para la observación controlada se hace uso de una sala de observación, esta consta de una sala
  • 7. de entrenamiento y de una cabina de registros que se encuentran intercomunicadas para enviar mensajes y separadas por un espejo unidireccional de observación desde donde el terapeuta registra el intercambio conductual posibilitando el conocimiento de éstas a la pareja. Expresión de sentimientos. Es importante evaluar en la observación la expresión de sentimientos o emociones ya que forman parte estructural del intercambio interpersonal de la pareja, debe haber coincidencia entre la expresión verbal y no verbal al expresar un sentimiento, de esa forma el mensaje llega completo de un miembro de la pareja al otro. El tono acusativo, amenazante, irónico, etc., puede ser causa de conflicto. Descripción del problema. Según Costa & Serrat (1998), la forma en que las parejas describen su problema es la que determina si se llega o no a una solución, cuando la descripción no es concreta o tiene un sentido ambiguo, un objetivo a considerar es enseñar a las parejas a expresarse de forma asertiva para evitar interpretaciones erróneas. Análisis y solución del problema. Aquí se determinan las explicaciones que los miembros de la pareja dan con respecto a su problema, generalmente son hipótesis terminantes como las nombran Costa & Serrat (1998) “(…) ofrecen una explicación de la conducta de un modo que no da información acerca de cómo se puede cambiar la situación”. En este punto se debe entrenar a la pareja para que formule hipótesis instrumentales, es decir; que indiquen conducta, sentimientos y lo qué se puede realizar para cambiar (resultados deseados, compromisos y acuerdos, soluciones alternativas, etc.). Habilidades de comunicación. La observación del patrón de comunicación en la pareja es muy importante para poder reducir o eliminar las conductas inadecuadas e incrementar las positivas para lograr una comunicación asertiva y eficaz en la resolución de sus problemas. Se deben observar tanto las conductas verbales como las no verbales ya que en ocasiones el impacto de los indicadores no verbales (gestos, posturas, miradas, etc.) pueden anular el discurso verbal. Otro aspecto a observar es la lista que Costa & Serrat (1998) añaden donde se agrupan los errores más frecuentes en la comunicación marital. Consecuencias. “(…) las conductas de ambos miembros de la pareja actúan como consecuencias de la conducta del otro. (…) según se utilicen, pueden contribuir al aprendizaje de conductas efectivas empleadas en las fases previas de la resolución de problemas (expresión, descripción…) o pueden fomentar conductas inadecuadas (…) y ocasionar la agravación del conflicto(Costa & Serrat, 1998). En este aspecto, es importante introducir el refuerzo positivo a fin de incrementar las conductas deseadas. Autorregistros. Es una forma fácil de registrar tasas y tipos de intercambio conductual dentro de la pareja. Se le pide a cada miembro que registren las conductas tanto agradables como desagradables del otro, de sí mismo y/o de las conductas que preceden o proceden a ciertas conductas. Evaluación del proceso terapéutico. Esta etapa del proceso de evaluación nos proporcionará la posibilidad de comparar índices iniciales y presentes relacionados al problema de pareja. Los resultados en esta etapa nos permiten revisar la comprobación o refutación de la hipótesis inicial, saber si es necesaria o no una estrategia alternativa más eficaz o económica. Para evaluar el proceso terapéutico es necesario considerar la validez de los datos, adecuación de las opciones y objetivos y el tiempo de experimentación, de esta forma podremos hacer un análisis sobre las causas del fracaso (de existir) de la terapia.
  • 8. Evaluación de los resultados. Es la etapa final y se realiza teniendo como base los cuestionarios, escalas y objetivos planteados, esto se compara con los índices finales y sobre todo, los objetivos conseguidos. Hasta aquí, aunque poco desarrollada, la metodología de la evaluación conductual en los problemas de pareja no difiere mucho en el proceso conductual en general, pero en la pareja también existe un ámbito más íntimo y privado, precisamente la que hace diferente a la relación de pareja de otro tipo de relaciones. La sexualidad, es un aspecto del ser humano que se comparte de forma selectiva idealmente y que se desarrolla en la privacidad, de forma no pública ¿cómo evaluar entonces un área que incluso entre los miembros de una pareja resulta un tanto difícil de discutir? EL PROCESO DE EVALUACIÓN DE LAS DISFUNCIONES SEXUALES En el texto de Labrador, Puente y Crespo (1995) Evaluación de las disfunciones sexuales se define a las disfunciones sexuales como un “conjunto de problemas de diversa índole que impiden o dificultan a la persona a disfrutar de una forma satisfactoria de la sexualidad”.Los autores subrayan el hecho de que la evaluación de este tipo de problemas es complejo debido a las múltiples variables involucradas y porque al parecer, la mayoría de estos padecimientos son de origen psicosocial. Otro aspecto que hace compleja la evaluación es la calidad de los datos ya que resulta difícil que los clientes aporten datos fiables sobre sus conductas sexuales, además de que registrar y cuantificar la conducta sexual depende de las respuestas fisiológicas y de aspectos complicados de cuantificar como el deseo sexual, las expectativas y actitudes hacia el sexo, etc. El proceso de evaluación en las disfunciones sexuales, no difiere mucho en cuanto a la propuesta de Costa & Serrat (1998), primeramente se expone la descripción de la respuesta sexual humana clasificada en 4 etapas que comparten dos procesos fisiológicos básicos y determinantes: la vaso dilatación y la contracción de los músculos genitales y de todo el cuerpo. Podemos observar el proceso conjunto en el siguiente gráfico
  • 9. Fase de excitación (Rubor, incremento en la tasa cardíaca y aumento de la presión arterial.) Lubricación, dilatación de la parte superior de la vagina. Aumenta tamaño clítoris y senos por vasocongestión. Comienza erección, aumenta tensión en escroto y se elevan los testículos. Contracciones irregulares del recto. Fase de meseta o mantenimiento (Continua el rubor, aumento de tasa cardíaca y presión arterial, comienza a acelerarse la respiración.) Contracción de las paredes vaginales formando la plataforma orgásmica. Clítoris se retira hacia el interior, útero aumenta de tamaño y labios menores se oscurecen, contracciones involuntarias del recto. El pene alcanza su nivel másximo de erección, testículos aumentan de tamaño y alcanzan su máxima elevación. Aparecen gotas de fluído en la punta del pene y continuan contracciones del recto. Fase orgásmica (Continua incremento de parámetros iniciados en fases anteriores hasta la "descarga explosiva de tensión neuromuscular".) Plataforma orgásmica se contrae a intervalos de 0,8 seg. entre 5-12 veces produciendo contracciones involuntarias de esfínter anal y de otros grupos musculares. Contracciones de la uretra y de músculos pélvicos provocan contracciones del pene desencadenando la eyaculación del fluído seminal. Contracciones del recto. Fase de resolución (El cuerpo vuelve al estado de reposo en un lapso de tiempo que va de los 15 a 30 minutos.) No entra en periodo refractario por lo que es capaz de experimentar orgasmos múltiples y repetidos en un periodo de tiempo más corto. Entra en periodo refractario durante el cual es difícil alcanzar nuevamente una erección y/u otro orgasmo. La clasificación que se usa para el diagnóstico de disfunciones sexuales es la que se encuentra en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM por sus siglas en inglés y en su versión IIIR), son consideradas 10 disfunciones clasificadas en 4 tipos de trastorno: Trastornos del deseo sexual (Deseo sexual inhibido o hipoactivo, Trastorno por aversión al sexo.), Trastornos de la excitación sexual (Trastorno de la excitación sexual en la mujer, Trastorno de la erección en el hombre.), Trastornos del orgasmo (Disfunción orgásmica femenina, Disfunción orgásmica masculina, Eyaculación precoz.) y Trastornos sexuales por dolor (Dispareunia, Vaginismo.). Tenemos entonces dos parámetros para la descripción de una disfunción sexual: la definición y la clasificación, pero nos faltan aún otros dos: momento de la aparición y la extensión del problema y en base a estos últimos aspectos, Labrador, Puente & Crespo (1995) nos aclaran lo siguiente: Disfunción primaria. Problemas que aparecieron desde la aparición de la actividad sexual. Disfunción secundaria. Problemas que aparecieron tras un periodo de actividad sexual satisfactoria. Disfunción total o general. Problema que se presenta en todas las situaciones o actividades sexuales. Disfunciones situacionales. Problemas que aparecen en ciertas circunstancias pero no en otras.
  • 10. Sobre la epidemiología de este tipo de trastornos el texto de Labrador, Puente & Crespo (1995) no nos dice mucho, pero nos muestra las investigaciones que Masters & Johnson realizaron en 1970 en donde afirma que el 50% de parejas heterosexuales padecen algún tipo de disfunción sexual y estos resultados son comparados por los del DSM-III-R donde se afirma que en un estudio realizado en Europa y Estados Unidos el 8% de hombres presentan problemas de erección y un 30% de eyaculación precoz, en cuanto a la frecuencia, este mismo texto nos indica que a pesar de las diferentes cifras que se manejan, los trastornos de deseo sexual inhibido y disfunción orgásmica es el que más se presenta en mujeres mientras que en los hombres son los problemas de erección y eyaculación precoz. A pesar de estos datos, un porcentaje muy pequeño de personas con algún tipo de disfunción sexual acuden a un especialista en busca de ayuda y todavía un porcentaje menor se somete a tratamiento. Técnicas e instrumentos de evaluación de las disfunciones sexuales En una evaluación de las disfunciones sexuales, el primer objetivo que plantea Labrador, Puente & Crespo (1995) es la identificación de la naturaleza del problema y al igual que Costa & Serrat (1998) plantea la importancia de delimitar en un inicio el origen del problema, es decir; si es un problema secundario o personal en uno o en ambos miembros de la pareja, recomendando una entrevista inicial previa con cuestionarios de forma individual o paralelo. La evaluación tiene como finalidad orientar y planificar el tratamiento. En el texto de Labrador, Puente & Crespo (1995) se recomienda para la etapa inicial de identificación del problema el mismo esquema que Costa & Serrat (1998) expusieron, el de Peterson, que se sugiere para la entrevista inicial y que expusimos en un cuadro anterior. Con respecto a los objetivos iniciales, éstos deben ir encaminados a definir la naturaleza del problema sexual y los cambios que el cliente desea, obtener información que permita la formulación de una hipótesis explicativa, evaluar el tipo de intervención terapéutica adecuada y proporcionar al cliente la explicación sobre las causas de su problema, es precisamente esta explicación lo que dará inicio al proceso terapéutico (Labrador, Puente & Crespo, 1995) Para la identificación primaria del problema se recomienda la exploración de cuatro áreas que son fundamentales en la evaluación de este tipo de trastornos: Área médica. Su objetivo es descartar posibles causas orgánicas. Se debe primero identificar si es una disfunción general o situacional para descartar algún tipo de enfermedad o problema fisiológico. Área psicológica. Su objetivo es descartar algún síntoma de un trastorno mayor de origen psicológico como hipocondría, obsesión, depresión, fobia, etc. Área sexual. Su objetivo es identificar y aclarar los aspectos que intervienen en la sexualidad y a la disfunción así como establecer relaciones entre síntomas y posibles causas (se recaba información sobre la historia sexual, educación y actitudes relacionadas, primeras respuestas sexuales, etc.).
  • 11. Área de la pareja. Su objetivo es investigar la relación de pareja para delimitar el origen de la disfunción (se recaba información de datos sobre la estabilidad de pareja, relación entre interacción de la pareja y estabilidad de la pareja, la disposición del otro miembro para el proceso de intervención). Sobre algunas recomendaciones, Labrador, Puente & Crespo (1995) aconsejan que en esta primera entrevista se recabe información por separado, es decir; a cada miembro de la pareja, es una forma de permitir el cliente pueda dar datos directos de forma cómoda, posteriormente se entrevistará a la pareja junta para observar la interacción entre los miembros. Aunque existen varias propuestas de entrevista inicial, todas tienen coincidencias estructurales, una de ellas es que la entrevista elegida proporcione datos sobre la disfunción o disfunciones específicas, sobre las posibles causas, sobre los factores que mantienen la disfunción, descartar factores orgánicos como causa de la disfunción, descartar la necesidad de información adecuada, descartar la existencia de problemas de pareja como causas de la disfunción, descartar la presencia de padecimientos psicológicos y establecer la relevancia de la terapia sexual y la disposición de llevarla a cabo. Otra recomendación es que durante la entrevista se utilice un lenguaje sencillo y se tenga una sensibilidad atenta a la incomodidad que pueda representar para el cliente hablar sobre su propia sexualidad. Como instrumentos de apoyo, es muy recurrente el uso de los autorregistros ya que pueden proporcionar información relevante y específica sobre algunos déficits, conductas, informaciones, trastornos subyacentes, etc., como lo menciona el texto, no proveen de información específica de los síntomas ni sobre la etiología del problema y tampoco brindan apoyo psicométrico pero tomando en cuenta estas limitaciones, sirven de apoyo al momento de recabar información en la entrevista inicial. Algunos ejemplos de estos autorregistros son: The Derogatis Sexual Functioning Inventory (DSFI, Derogatis, 1978). Explora el funcionamiento y conducta sexual del sujeto The Sexual Interaction Inventory (SII, LoPiccolo and Steger, 1974). Diseñado para parejas y evalúa la frecuencia real como la ideal de conductas sexuales específicas. The Sexual Arousability Inventory (SAI, Hoon y Wincze 1976). Mide la excitación de las mujeres ante determinadas situaciones y actividades y permite discriminar entre mujeres que necesitan terapia sexual y las que no. The Golombok – Rust Inventory of Sexual Satisfaction (GRISS, Golombok & Rush, 1985). Evalúa la presencia o no de disfunciones sexuales, este cuestionario igual es adecuado como medida de prevención y también para evaluar el cambio terapéutico. The Sexual Experience Scales (SES, Frenken y Vennix, 1987). Evalúa mediante 4 escalas que exploran la moralidad sexual, la estimulación psicosexual, la motivación sexual y la atracción hacia la pareja. Como se mencionó anteriormente, el examen físico (médico) servirá para descartar alguna anomalía orgánica que pueda ser causa de la disfunción sexual, en el texto de Labrador, Puente & Crespo (1995) se cita el trabajo que Carnath y Miller realizaron en 1986 y que señala que el examen médico se indica en los casos en los que existan síntomas persistentes diferentes a los de la disfunción, cuando exista dolor o
  • 12. incomodidad durante la actividad sexual, cuando haya disminución del deseo sexual sin una causa aparente, cuando haya ausencia de erección, en el caso de hombres de más de 50 años y mujeres pre menopáusicas u menopáusicas, cuando exista la presencia de menstruaciones irregulares, cuando haya historial de problemas en la pubertad y de tipo endocrino, si existe ansiedad ante la propia imagen y si se está convencido de la existencia de una base física para los problemas. La evaluación psicofisiológica también nos proporcionará datos importantes ya que “permite establecer relaciones entre variables psicológicas y respuestas fisiológicas” (Labrador, Puente & Crespo, 1995), las técnicas usadas corresponden a las comunes en la evaluación del sistema nervioso, los parámetros que se evalúan en el contexto sexual son los que nos darán información sobre la actividad general del sistema nervioso central, autónomo y somático, no debemos perder de vista que los índices de estos parámetros están influidos por otros componentes que nada tienen que ver con la actividad sexual y que al interpretarlos debemos recordar esta situación. También se pueden evaluar los componentes endocrinos y bioquímicos relacionados a la respuesta sexual. Otras técnicas de medición en lo que respecta a las disfunciones sexuales son las utilizadas para evaluar directamente los cambios genitales y que mostramos en la siguiente tabla (Tabla 4) basada en lo que Labrador, Puente & Crespo (1995) exponen. Tabla 4. Métodos de registro psicofisiológica de la respuesta sexual. MÉTODOS DE REGISTRO HOMBRES Centrados en la respuesta de la erección buscando información sobre los cambios de tamaño, longitud y diámetro del pene en función de las situaciones físicas o imaginarias a los que se ve sometido. Pletismógrafos Volumétricos miden cambio de longitud y diámetro. Circunferenciales mide cambios en la circunferencia. Transductores fotopletismográficos y de presión insertados en la cavidad anal para registrar datos durante la actividad coital. MUJERES Existe mayor diversidad de métodos Procedimientos para identificar presión que miden el tono muscular vaginal o músculos pubocoxígeos. Fotopletismógrafos vaginales para medir la vasocongestión vaginal o de afluencia de sangre a la vagina. Células foto-eléctricas o de galgas extensiométricas para medir cambios volumétricos del clítoris. Recolección y análisis de los fluídos vaginales para medir lubricación vaginal. Transductores fotopletismográficos y de presión insertados en la cavidad anal para registrar datos durante la actividad coital. En el registro de las respuestas psicofisiológicas sexuales se puede emplear estimulación externa o fantasías libres/estructuradas que dependerán del problema a evaluar y de las preferencias de cada sujeto, conviene tomar una línea base de registro durante lapsos no menores a 10 min. y esperar a que el sujeto deje de reaccionar al estímulo previo antes de presentar el
  • 13. siguiente, este tipo de registro se puede complementar con información subjetiva del propio sujeto sobre grado de excitación, tensión, etc. (Labrador, Puente & Crespo, 1995). Otra herramienta útil es la observación directa, pero ésta es muy limitada en la evaluación de las disfunciones sexuales debido a la reacción de las personas observadas y de los problemas éticos que esto conlleva, por este motivo, se puede utilizar a uno de los miembros como observador directo, sin embargo; “la utilización de uno de los miembros de la pareja como observador, pero esta posibilidad, no está exenta de dificultades, ya que el que una persona sea a la vez partícipe y observador de la interacción sexual suele conllevar alteraciones bien de la observación, bien de la interacción.” (Labrador, Puente & Crespo, 1995, pág. 19). Se pueden utilizar registros de audio/vídeo para que posteriormente el terapeuta pueda observar y registrar los posibles problemas en la interacción y existe la posibilidad de observar mediante el role-playing situaciones creadas donde la pareja pueda reproducir conductas sentisexuales y el terapeuta pueda observar si la pareja ha entendido las instrucciones del proceso terapéutico y/o la existencia de otras conductas como inhibiciones sociales, pautas de comunicación e interacción, etc. Si es necesario medir ciertos aspectos precisos como la frecuencia, conductas previas y posteriores será necesario el uso de autorregistros diarios, esta es la forma más fácil y ética de conseguir una línea base y para darle un seguimiento cercano al proceso terapéutico para registrarlo en gráficas. Como Labrador, Puente & Crespo (1995) lo indican “los autorregistros exigen altos niveles de motivación y cooperación por parte del sujeto, por lo que se recomienda no proponerle al cliente registros excesivamente complicados, siendo necesario buscar un equilibrio entre cantidad de información y nivel de dificultad.” Para la formulación del problema, el texto nos indica que se debe organizar la información dirigiéndose a establecer la hipótesis de trabajo y el diseño de intervención y citan las recomendaciones que Hawton planteó en 1985 para adaptar la evaluación conductual a la evaluación de las disfunciones sexuales: Facilitar a la pareja un mejor entendimiento de sus dificultades: explicación simple del problema y de los factores que contribuyen a su presencia y mantenimiento. Facilitar la motivación. Inducir sensación de optimismo respecto a los resultados de la terapia: explicar sobre todo qué se puede y cómo se puede hacer. Proporcionar una base racional para el abordaje terapéutico (por ejemplo, el efecto de la ansiedad y la importancia de no realizar el coito en un cierto tiempo). Organizar la secuencia de intervención. Permitir al terapeuta comprobar que la información obtenida en la evaluación se ha interpretado correctamente. Animar a participar más activamente a la pareja. (Evaluación de las disfunciones sexuales. Labrador, Puente & Crespo, 1995)
  • 14. La metodología de Labrador indica que una vez que se tiene la hipótesis explicativa, ésta se debe exponer al cliente o clientes para obtener su cooperación para diseñar y llevar a cabo la intervención. La explicación recomendada debe ser breve, precisa y clara para describir el problema e identificar y analizar los factores involucrados en el. El terapeuta debe conseguir el compromiso de ambos miembros de la pareja una vez explicadas las directrices del proceso terapéutico, se debe estar abierto a comentarios, preguntas o sugerencias para discutir el programa de intervención. El proceso de evaluación es descrito hasta aquí con las modificaciones pertinentes que se sugieren en la evaluación conductual general, para la evaluación del proceso terapéutico y de resultados se siguen los mismos lineamientos que Costa & Serrat (1998) exponen en Terapia de parejas. CONCLUSIONES La metodología expuesta en ambos textos no difiere en cuanto al proceso de evaluación conductual se refiere, en el caso de las disfunciones sexuales se realizaron algunas adaptaciones por el contexto íntimo en que se da la conducta sexual, pero los autores tienen más coincidencias que discrepancias en cuanto a método, objetivos y herramientas metodológicas. Costa & Serrat (1998) hacen una detallada descripción de la metodología de la evaluación conductual retomando las propuestas de varios investigadores anteriores para al final proporcionar uno estructurado con las coincidencias de todas sus fuentes mientras que en el texto de Labrador, Puente & Crespo (1995) se emplea la base teórica de Masters & Johnson quienes fueron los primeros en analizar la respuesta sexual humana en 1966, el trabajo en ambos textos fue del todo objetivo ya que los autores no filtraron puntos de vista u opiniones subjetivas, se basaron únicamente en la descripción del proceso aportando los datos necesarios para poder entender las bases teóricas en las cuales se basaron. Como conclusión personal, considero que la evaluación conductual en parejas es compleja ya que se va a evaluar a dos sujetos de forma individual y a la vez una entidad formada por ambos (la pareja en sí), en el caso de problemas de comunicación, de interacción, de convivencia, etc., la evaluación resulta relativamente común en lo que a metodología se refiere pero el tema de las disfunciones sexuales requiere de un tratamiento más cuidadoso por el tipo de datos que se manejarán, se discutirán, se narrarán y se expondrán. A pesar de vivir en pleno siglo XXI, siguen existiendo tabúes sobre la sexualidad humana que obstaculiza incluso, que las parejas con problemas de ese tipo acudan a solicitar la ayuda de un profesional, hay poca información y una educación que inhibe la sexualidad plena. Otro aspecto que me parece relevante exponer, es el caso cada vez más numeroso, de parejas del mismo sexo ¿Cómo se vive la sexualidad en pareja en estos
  • 15. casos? ¿Qué problemas son los más recurrentes? Este tipo de parejas no está exenta a la problemática normal de las parejas tanto en la convivencia diaria como en lo sexual, pero tienen un elemento extra: la presión que todavía la sociedad representa para ellos. El estigma social es un factor que en algunas (o muchas) ocasiones provoca problemas en el seno de la pareja, modelos de comportamiento sexual “ideal” de la mujer y el hombre impiden el ejercicio pleno de la sexualidad y seguramente en las parejas del mismo sexo afecte de igual manera.Considero importante que la investigación ahonde en ese tipo de parejas, como psicólogos debemos estar preparados para cuando una pareja de esa conformación toque a nuestra puerta a solicitar ayuda porque esa es nuestra labor. Fuentes: Beck, A. (1994). Con el amor no basta. Madrid: Paidós Costa, M. & Serrat, C. (1998). Terapia de parejas. Madrid: Alianza Editorial. Pp. 46-71, 172-195. Labrador, F., Puente, M. de la & Crespo, M. (1995). Evaluación de las disfunciones sexuales. En: A. Roa. Evaluación en psicología clínica y de la salud. Madrid: CEPE. Cap. 8.