2. La capacidad del profesor, después de los factores familiares, es el más
influyente en el éxito de los estudiantes, con independencia de su nivel
socioeconómico, es por ello importante que conozcamos sus funciones. El profesor va
a tener una doble competencia, la de docente y la de investigador, es por ello que se le
exige una preparación para adquirir y actualizar conocimientos, así como para
desarrollar nuevas habilidades y destrezas tecnológicas, pues gracias a ellas se mejoran
los procesos de enseñanza y aprendizaje, necesarias en una sociedad que está en
permanente cambio, con nuevas necesidades y valores.
Lo cierto es que las nuevas tecnologías están transformando el aula y las
funciones docentes, y estos cambios están produciendo un cambio sistemático en las
teorías y en las prácticas didácticas.
Anteriormente, al profesor se le otorgaban unos papeles básicos, como el de
técnico, donde el profesor sería un ingeniero de la instrucción; el ético y socializador,
actuando como juez evaluador, desempeñando una función fundamental de control
social; y finalmente el del profesor como preceptor y terapeuta.
Pero, actualmente, no podemos seguir considerando a los docentes como
almacenes del saber y dispensadores omnipotentes del conocimiento, pues la
cantidad de información existente sobre cualquier tema es enorme, y es importante la
ayuda que nos proporcionan los medios electrónicos para acudir a otras fuentes
informativas, con los que el profesor no puede ni debe competir, sino convertirse en
elemento aglutinador y analizador de las mismas. Ahora no basta con saber el
contenido de la materia para enseñar bien, sino que el profesor debe ser un
conocedor de su materia, pero además ha de aprender a ser un experto gestor de
información sobre la misma, un buen administrador de los medios a su alcance, y
desde esta orientación, dinamizar el aprendizaje de sus alumnos. El profesor adopta
una función más de gestor del aprendizaje de sus alumnos que de transmisor de
conocimiento
Basándome en todo lo anterior, deduzco que el profesor deberá poseer
además de las competencias básicas: dominio de la materia que imparte
(competencia cultural), cualidades pedagógicas (habilidades didácticas, tutoría,
técnicas de investigación, conocimientos psicológicos y sociales…), habilidades
instrumentales y conocimiento de nuevos lenguajes y características personales
(madurez, seguridad, autoestima, equilibrio emocional, empatía…); deberá realizar
otras funciones como: la de planificar cursos; diseñar estrategias de enseñanza y
aprendizaje; buscar y preparar recursos y materiales didácticos; proporcionar
información y gestionar el desarrollo de las clases manteniendo el orden; motivar al
alumnado; hacer participar a los estudiantes; facilitar la comprensión de los contenidos
básicos; ser ejemplo de actuación y portador de valores; asesorar en el uso de
recursos; orientar la realización de actividades; tutoría (presencial y telemática);
realizar trabajos con los alumnos); evaluar (evaluación formativa y sumativa,
fomentando la autoevaluación de los estudiantes y de las intervenciones docentes);
fomentar actitudes necesarias en la «sociedad de la información»; trabajos de gestión;
3. formación continua; contacto con el entorno (conocer la realidad del mundo laboral al
que accederán los alumnos).
En mi opinión, es la sociedad, en la que nos ha tocado vivir, la que está
demandando un modelo de profesor con unos rasgos definidos, como son el
considerar al docente como el educador que forma a la persona para vivir en sociedad,
desarrollando una educación integral que incluye la formación de conocimientos,
procedimientos y actitudes; que oriente a los alumnos simultáneamente a la
realización de sus tareas de enseñanza; que sea una educador democrático, abierto a
la participación, justo en sus actuaciones, tolerante; motivador capaz de despertar en
los alumnos el interés por el saber y por desarrollarse como personas; que esté
capacitado para aprender de la reflexión sobre su propia experiencia.; y finalmente
que se implique con su profesión, vocacional, que busca contribuir a la mejora de la
situación social a través de su ejercicio profesional.
Los profesores del siglo XXI deberemos preparar a las nuevas generaciones
para convivir con los medios, desde una formación que promueva la participación y
reflexión crítica en su uso e interpretación. Es por ello, que no se puede seguir
enseñando con las herramientas que formaron parte de nuestro pasado. Además, el
objetivo prioritario del profesor debe ser obtener un mejor aprendizaje del alumnado,
y con él un mayor rendimiento académico y personal, aunque ello implique el utilizar y
realizar todos los cambios demandados, en base a la evolución social y tecnológica.