En 1955, Vicente Botella Altube, director de la entonces Caja de Ahorros Municipal de Vitoria, impulsó la fundación de la Institución Sancho el Sabio, dirigida en sus primeras décadas de vida por Jesús Olaizola. Desde el comienzo de su andadura, la Institución, estimulada por la influencia de un grupo de investigadores vascos, promovió la creación de una publicación seriada, en la que estos y otros investigadores pudieran publicar sus trabajos. Dicha iniciativa se materializó a partir de 1957 en la creación del Boletín de la Institución Sancho el Sabio, que
contó con el apoyo económico de la citada Caja de Ahorros. Nacía así lo que hoy, tras un paréntesis de diez años y una profunda renovación en
1991, es la revista de investigación y cultura vasca Sancho el Sabio.
El PROGRAMA DE TUTORÍAS PARA EL APRENDIZAJE Y LA FORMACIÓN INTEGRAL PTA/F
Edificio.transparente. Sancho el Sabio: historia de una revista al servicio de la cultura vasca
1. Sancho el Sabio:
historia de una revista al servicio
de la cultura vasca
Santiago de Pablo – Virginia López de Maturana
2.
3. Sancho el Sabio: historia de una revista al servicio de la cultura vasca
Santiago de Pablo – Virginia López de Maturana
Sancho el Sabio: historia de una revista
al servicio de la cultura vasca
1. Introducción
En 1955, Vicente Botella Altube, director de la entonces Caja de
Ahorros Municipal de Vitoria, impulsó la fundación de la Institución
Sancho el Sabio, dirigida en sus primeras décadas de vida por Jesús
Olaizola. Desde el comienzo de su andadura, la Institución, estimulada
por la influencia de un grupo de investigadores vascos, promovió la crea-
ción de una publicación seriada, en la que estos y otros investigadores
pudieran publicar sus trabajos. Dicha iniciativa se materializó a partir de
1957 en la creación del Boletín de la Institución Sancho el Sabio, que
contó con el apoyo económico de la citada Caja de Ahorros. Nacía así lo
que hoy, tras un paréntesis de diez años y una profunda renovación en
1991, es la revista de investigación y cultura vasca Sancho el Sabio.
El Boletín no fue el primer esfuerzo editorial de la Caja. Le habían
precedido algunas publicaciones promovidas por la Caja de Ahorros de
Vitoria, entre las que se encontraba la colección “Temas, pueblos y tierras
de Álava”, cuyo primer tomo había sido publicado en 1951 y que se com-
pletó con un total del veintidós volúmenes en 1984. Además, en 1967
comenzó a publicarse el Catálogo monumental de la Diócesis de Vitoria,
obra en varios volúmenes dirigida por Micaela Portilla, en la que se reco-
pila y estudia todo el patrimonio artístico de la diócesis alavesa.
Posteriormente surgieron otro tipo de publicaciones, como la colección de
223
4. SANCHO EL SABIO
temas alaveses “Luis de Ajuria”, nacida en 1971, que contó con veinti-
cinco números y que fue suspendida en 1980. Ese mismo año apareció un
Cancionero de música popular alavesa. A todas estas obras hay que aña-
dir la edición de los premios literarios “Ciudad de Vitoria-Gasteiz”, publi-
cados por la Caja y por Sancho el Sabio. De esta forma, como parte de la
obra cultural de la Caja de Ahorros de Vitoria, la entonces denominada
Institución Sancho el Sabio llevó a cabo desde sus inicios una labor no
sólo de recopilación y archivo de la cultura vasca, por medio de su biblio-
teca, sino también de difusión de esa cultura, por medio de sus publica-
ciones, centradas en los estudios alaveses.
2. El Boletín de la Institución Sancho el Sabio
En este marco de difusión cultural, tal y como ya hemos indicado,
en 1957 vio la luz el número 1 del Boletín de la Institución Sancho el
Sabio. Sus principales objetivos fueron, por un lado, reforzar la labor
investigadora en Álava y en todo el País Vasco, y, por otro lado, ser el
medio de expresión de la Institución y de la Caja. De hecho, el primer
número coincidió con el centenario de la fundación de la Caja de Ahorros
de Vitoria, lo que se reflejó en distintos artículos, como el de M. Allué
sobre la labor cultural de las cajas de ahorros, o los escritos por Vicente
Botella y Ángel Loza sobre la historia de la Obra Cultural de la Caja de
Ahorros de Vitoria.
Entre 1957 y 1968 el Boletín estuvo dirigido por Domingo
Fernández Medrano, que posteriormente fue nombrado director del
Museo de Arqueología de Álava. Por ello, durante esos años el Boletín
destacó por su notoria orientación arqueológica, incluyendo artículos
escritos por el propio Fernández Medrano y por José Miguel de
Barandiarán, Juan Maluquer de Motes, Jesús Altuna, Armando Llanos,
Jaime Fariña, Adolfo Eraso, Juan María Apellániz, José Antonio Agorreta
y Pedro Palol, entre otros. Completaban los numerosos textos sobre
arqueología –incluso en algún caso no referidos al País Vasco, como suce-
dió en el número 11 (1966), dedicado al mundo paleocristiano hispánico–,
algunos textos sobre ciencias naturales.
Junto a la arqueología, destacaban los artículos sobre historia del
arte y de la arquitectura medieval y moderna, así como las biografías de
224
5. Sancho el Sabio: historia de una revista al servicio de la cultura vasca
1 2
1, 2 y 3. Cambios en el diseño: del
Boletín de la Institución Sancho el
Sabio a Sancho el Sabio. Revista de
investigación y cultura vasca.
3
225
6. SANCHO EL SABIO
diversos personajes conocidos por su vinculación histórica a Álava. En lo
referente a arte y arquitectura, los autores más prolíficos fueron Micaela
Portilla, Gerardo López de Guereñu o Emilio Enciso, que centraron sus
artículos en el análisis de diversas construcciones, tanto religiosas como
civiles, ubicadas en pueblos de Álava.
En cuanto a biografías de personajes relacionados con la historia de
la provincia, Emilio Apraiz escribió en el primer número del Boletín sobre
el propio Sancho el Sabio, rey navarro que daba nombre a la Institución y
estrechamente vinculado a la historia vitoriana, en su papel de fundador
de la originaria villa de Vitoria en 1181. En el segundo número del Boletín
(1958) destacaban dos textos sobre el marqués de Santillana, escritos por
Pablo Bilbao Arístegui y Juan José Pérez Ormazábal. El número de 1960
estaba dedicado por completo a Adriano de Utrecht, cardenal que fue ele-
gido Papa con el nombre de Adriano VI, cuando se encontraba en Vitoria
en 1522, hecho por el que ha quedado vinculado a la memoria y al calle-
jero local de la capital alavesa. En este Boletín monográfico escribieron
Carmelo Sáenz de Santamaría, Emilio Apraiz, Micaela Portilla y Enrique
Suárez Alba. Venancio del Val, por su parte, colaboró en el tercer número
del Boletín (1958) con un texto biográfico sobre la relación con la capital
alavesa del político monárquico conservador Eduardo Dato e Iradier. En
los siguientes números fueron apareciendo artículos sobre otras persona-
lidades alavesas, como Ignacio Aldecoa, Valentín de Foronda, Martín de
Salinas, Ramiro de Maeztu, etc.
Los contenidos del Boletín no estaban estructurados en apartados
temáticos, sino que los artículos se sucedían de forma secuencial. En
cuanto a su formato externo, el diseño del Boletín era clásico y sencillo,
tal y como sucedía con la mayor parte de las revistas culturales de la
época, como el Boletín de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del
País, con cuya presentación externa tenía cierto parecido. La revista de la
Institución Sancho el Sabio estaba encuadernada en rústica, con cartulina
beige, sobre la que destacaba la imagen del rey de Navarra Sancho VI el
Sabio. Se trataba de la reproducción del cuadro original, pintado sobre
tabla, obra de Enrique Suárez Alba, que adornaba la entrada de la sede de
la Institución, en la Plaza de la Provincia.
226
7. Sancho el Sabio: historia de una revista al servicio de la cultura vasca
4
5
4 y 5. Juan Maluquer de Motes y Micaela Portilla –en las imágenes, impartiendo sendas conferen-
cias en Vitoria– fueron algunos de los colaboradores del Boletín de la Institución Sancho el Sabio.
Años 1956 y 1960. Fototeca Caja Vital Kutxa
227
8. SANCHO EL SABIO
Los esfuerzos para lograr una publicación estable se vieron recom-
pensados, puesto que, en general, el Boletín logró acudir puntualmente a
su encuentro anual con los lectores. Incluso en el año 1958, por motivos
que desconocemos, la Institución publicó, en vez de uno, dos números del
Boletín. Otro caso especial fue el número de 1968, que fue un monográ-
fico, compuesto por un solo artículo dedicado a Labastida, escrito por
Francisco Armentia. Por el contrario, en 1970 el Boletín no se publicó, sin
que sepamos los motivos de esa ausencia. No obstante, la revista había
logrado un recorrido vital suficientemente importante como para que en
1976 Julio César Santoyo elaborara un índice general de los artículos
publicados en el Boletín de la Institución Sancho el Sabio. Este índice –en
un momento en que las posibilidades de los índices y bases de datos en
Internet eran aún inimaginables– era un instrumento especialmente útil
para los investigadores. Todavía hoy, aunque todos los índices están ya en
Internet, este índice impreso facilita un acercamiento panorámico a lo que
en aquellos primeros años de vida supuso el Boletín para la cultura alave-
sa y vasca de la época.
De hecho, el contenido de la revista se había hecho temáticamente
más heterogéneo a partir de que, en 1968, Manuel Ibarrondo, posterior-
mente nombrado director de Publicaciones de la Diputación Foral de
Álava, sustituyera a Fernández Medrano al frente del Boletín. Con el
nuevo director, no sólo la publicación adquirió un carácter pluridiscipli-
nar, sino que se abrió la posibilidad de colaboración de investigadores
más jóvenes, como por ejemplo Julio César Santoyo, Henrike Knörr, José
Ángel Ascunce, César González Mínguez, Francisco Rodríguez de Coro,
José Extramiana o Juan Vidal Abarca. Sin abandonar por completo los
estudios arqueológicos, se comenzaba así a escribir sobre toponimia, lite-
ratura, etnografía, arte, historia de los siglos XVIII y XIX e incluso algún
artículo aislado sobre la evolución histórica alavesa en el siglo XX.
Esta última etapa del Boletín presentó además la novedad de acoger
en mayor número a investigadores vinculados al mundo universitario (y
en concreto a la embrionaria universidad pública en el País Vasco), frente
a lo sucedido en los primeros números. En éstos habían predominado más
bien los eruditos o representantes de la cultura local (Venancio del Val,
Vicente Botella, Ángel Loza, Enrique Suárez Alba, Gerardo López de
228
9. Sancho el Sabio: historia de una revista al servicio de la cultura vasca
Guereñu, Emilio de Apraiz, Fernando de Amárica, Joaquín Jiménez,
Carlos Pérez Echevarría, Manuel Ibarrondo, Pablo Julián Olabarría) o los
arqueólogos profesionales (Armando Llanos o Jesús Altuna, que sólo en
1980 se incorporó a la Escuela de Magisterio de la Universidad del País
Vasco, aunque en 1960-1961 había sido ayudante de prácticas en Madrid).
No obstante, entre los autores de los primeros años, sí había varios
profesores de la Universidad de Deusto (como Juan María Apellániz),
además de Micaela Portilla, profesora en la Escuela de Magisterio de la
Universidad Complutense; Juan Maluquer de Motes, catedrático de
Arqueología de la Universidad de Barcelona; Fernando Chueca Goitia,
catedrático de Historia del Arte en la Escuela de Arquitectura en Madrid;
Pedro de Palol, catedrático de Arqueología en las Universidades de
Valladolid y Barcelona, o Justo Gárate, profesor de la Universidad de
Mendoza (Argentina).
Por el contrario, en los últimos años del Boletín colaboraron entre
otros Julio César Santoyo, en aquellos momentos en la Universidad del
País Vasco y en la actualidad catedrático de la Universidad de León; los
catedráticos de la Universidad del País Vasco Federico Eguíluz, Henrike
Knörr y César González Mínguez (los dos primeros ya fallecidos); José
Ángel Ascunce, profesor en el Campus de Donostia-San Sebastián de la
Universidad de Deusto; José Ignacio Homobono, profesor de Sociología
en la Facultad de Ciencias Sociales y Comunicación de la Universidad del
País Vasco, o José Extramiana, profesor de la Université de Pau et des
Pays de l’Adour y también fallecido.
El paso entre ambas épocas, dentro del primitivo Boletín de la
Institución Sancho el Sabio, es significativo, pues refleja el ambiente cul-
tural en el que nació la Institución y los cambios producidos hasta la cre-
ación de la Fundación, más de treinta años después. Así, visto desde la
actualidad puede sorprender que en una revista de investigación fueran
relativamente pocos los autores que pertenecían a los cuerpos docentes
universitarios, así como la repetición casi constante de los mismos auto-
res en diversos números del Boletín. Sin duda, todo ello tiene que ver con
las dificultades de la cultura vasca en el ecuador de la dictadura franquis-
ta (momento en que nació la Institución) y con la ausencia de una cultura
229
10. SANCHO EL SABIO
universitaria en Álava e incluso, si nos referimos a la universidad pública,
en el conjunto del País Vasco, hasta fechas relativamente recientes.
Así, en 1957, cuando inició su andadura el Boletín, Álava no conta-
ba con ningún centro de enseñanza superior, puesto que la Escuela de
Magisterio no estaba todavía incluida en la estructura universitaria.
Durante un tiempo, funcionó una delegación de la Universidad de Deusto
en Vitoria –que precisamente comenzó dando sus clases en la sede de
Sancho el Sabio–, pero esta iniciativa no prosperó. Sólo en septiembre de
1970 se creó en Vitoria el Colegio Universitario de Álava, dependiente de
la Universidad de Valladolid, que comenzó a impartir Filosofía y Letras,
Ciencias y el selectivo de Medicina en octubre de 1971. Además, en 1975,
tras una iniciativa de la Diputación Foral, se creaba en Vitoria un Centro
Asociado de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
En 1977, las Escuelas de Ingeniería Técnica Industrial y de
Profesorado de EGB de Vitoria pasaban a formar parte de la Universidad
de Bilbao, a la que el Colegio Universitario de Álava se incorporaba tam-
bién como centro adscrito. En 1978, se creaba la Facultad de Filología y
Geografía e Historia (actual Facultad de Letras), completamente integra-
da ya en la que, desde febrero de 1980, se denominó oficialmente
Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea. Es significati-
vo que algunos de los autores del Boletín en su etapa final (Julio César
Santoyo, César González Mínguez, Federico Eguíluz, Henrike Knörr...)
fueran entonces jóvenes profesores o investigadores de la Facultad de
Filología y Geografía e Historia de Vitoria.
Teniendo en cuenta todo este contexto cultural y educativo, es nor-
mal que en sus primeros años de vida sólo algunos de los autores de los
artículos publicados en el Boletín de la Institución Sancho el Sabio estu-
vieran vinculados al mundo universitario, aunque varios de ellos
(Maluquer de Motes, Chueca Goitia, etc.) destacaban por su gran presti-
gio científico en aquella época. Igualmente, no es extraño que entre los
autores hubiera un número importante de sacerdotes y religiosos (Juan
María Apellániz, Emilio Enciso, Jesús Altuna, Francisco Rodríguez de
Coro, Saturnino Ruiz de Loizaga, Faustino Martínez, Fray Ignacio
Omaechevarría, Gonzalo Vera-Fajardo, Manuel Sotomayor, S. J., Lino
Akesolo, José Iturrate...), reflejando así la tradicional trascendencia del
230
11. Sancho el Sabio: historia de una revista al servicio de la cultura vasca
6
7
6 y 7. En el Boletín de la Institución Sancho el Sabio colaboraron tanto investigadores y profesores
universitarios (Micaela Portilla) como eruditos o representantes de la cultura local (Venancio del Val).
231
12. SANCHO EL SABIO
clero en la investigación a nivel local, especialmente importante en el País
Vasco.
Básicamente por los mismos motivos, cabe destacar que, en sus
veinticinco años de historia (1957-1981), el Boletín no publicó ningún
artículo en euskera. En este caso, no se trataba de ninguna prohibición
gubernativa, puesto que otras revistas culturales vascas, como la donos-
tiarra Egan, incluían investigaciones en lengua vasca y, en los últimos lus-
tros del franquismo, tuvo lugar una eclosión de la cultura vasquista, que
superó las reticencias de buena parte de las autoridades para llevar a cabo
una intensa labor de siembra de cultura vasca y de promoción del euske-
ra.
En el caso de Sancho el Sabio, el hecho de que no apareciera nin-
gún artículo en euskera estuvo posiblemente relacionado más con la
menor tradición euskaldun de Álava, en relación con Vizcaya y
Guipúzcoa, y con el hecho de que la inmensa mayoría de los autores no
fueran vascoparlantes o de que, incluso siéndolo, no estuvieran acostum-
brados a escribir artículos científicos en euskera. Por ejemplo, cuando
uno de los más conocidos euskaltzales alaveses del siglo XX, Andoni
Urrestarazu, publicó en el Boletín, en 1979, un artículo sobre toponimia
vasca en Álava, lo hizo en castellano y no en euskera. De hecho, el primer
director y alma máter de Sancho el Sabio, Jesús Olaizola, era euskaldun-
zarra y, desde los inicios, el Boletín mostró interés por la lengua vasca.
Por ejemplo, ya en el tercer número Carlos Pérez Echevarría dedicaba un
texto a Raimundo Olabide y su traducción de la Biblia al vascuence.
Enseguida aparecieron nuevos artículos sobre el euskera en Álava, como
los centrados en José Pablo de Ullívarri y Cardaveraz. También hay que
destacar el hecho de que ya en 1971 escribiera en el Boletín el exiliado
Justo Gárate, antiguo dirigente de Acción Nacionalista Vasca durante la
Segunda República.
Por motivos similares, en toda esta primera etapa no se publicaron
apenas investigaciones sobre la historia contemporánea más reciente del
País Vasco, sobre sociología, política, etc. La ausencia casi absoluta de
artículos sobre el siglo XX contrasta con la alta presencia de la contem-
poraneidad en la revista Sancho el Sabio, a partir de 1991, hecho habitual
en la mayoría de las revistas de investigación cultural, a nivel local y
232
13.
14. SANCHO EL SABIO
regional. Así, es significativo que uno de los pocos artículos de esta temá-
tica aparecidos en el Boletín se publicara precisamente en su último
número: en 1981, Manuel Antonio Zárate fue el autor de un número
monográfico especial dedicado a la transformación del espacio urbano de
Vitoria en su historia reciente.
De forma quizás paradójica, en el momento en que el inicio de una
Facultad de Letras en Vitoria podía servir de cantera principal para la
revista –puesto que la mayor parte de los artículos estaban relacionados
con esta temática–, la Institución Sancho el Sabio entró en una etapa de
crisis, que se llevó por delante el Boletín y a punto estuvo de hacerlo con
el propio centro. Así, el número 25, correspondiente a 1981 (el monográ-
fico escrito por Zárate) fue el último del Boletín de la Institución Sancho
el Sabio.
Cuando se paralizó definitivamente su edición, el Boletín, a lo largo
de sus veinticinco años de vida, había publicado un total de 312 artículos.
Buena parte de ellos (33 %) habían estado dedicados a temas de geogra-
fía e historia. Le seguían los textos relacionados con las ciencias sociales
(19,2 %), la lingüística (13,8 %), el arte (13,5 %), la religión (5,8 %), las
ciencias naturales (4,8 %) y las ciencias aplicadas (2,6 %). Dentro de las
“generalidades” (siguiendo la Clasificación Decimal Universal, utilizada
habitualmente en bibliotecas) podían incluirse veintitrés artículos, que
suponían un 7,3 % de todos ellos.
A partir de 1981, la actividad cultural de la Institución fue inte-
rrumpida casi por completo. Una serie de problemas de política cultural
pero, sobre todo, de índole económica, impedían que Sancho el Sabio
pudiera continuar adquiriendo obras y publicando el propio Boletín. Sin
embargo, gracias a diversas donaciones e intercambios y al trabajo de
Jesús Olaizola, continuó enriqueciéndose la biblioteca y la obra cultural
de la Institución, aunque no al mismo ritmo de los años anteriores. A la
vez, apareció una comisión llamada “Pro Institución Sancho el Sabio”,
constituida por un grupo de intelectuales (Henrike Knörr, Eugéne
Goyheneche, Gorka Aulestia, Juan María Lekuona, Antonio Tovar, Jon
Bilbao, Bill Douglass, José Antonio Arana Martija, etc.), que trataron de
buscar una solución a la crisis que afectaba a la Institución.
234
15. Sancho el Sabio: historia de una revista al servicio de la cultura vasca
10 11
10, 11 y 12. Varios números de la
colección Besaide, coordinados por
Francisco Rodríguez de Coro, direc-
tor de la revista Sancho el Sabio entre
1991 y 1994.
12
235
16. SANCHO EL SABIO
A partir de 1984 Sancho el Sabio comenzó a superar la profunda
crisis en la que se encontraba. Se renovó la plantilla, tratándose entonces
de un personal más especializado, y la biblioteca comenzó a adquirir nue-
vamente obras. En 1989 la Institución se reconvirtió en Fundación Sancho
el Sabio, dotándose de personalidad jurídica independiente, así como de
nuevos estatutos. La antigua sede, en la Plaza de la Provincia, se había
quedado pequeña para acoger los fondos. Por este motivo, la Fundación
se trasladó en 1991 al Palacio Zulueta, en el Paseo de la Senda, que fue
cedido por el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz a la recién creada Caja de
Ahorros de Vitoria y Álava (Caja Vital Kutxa), resultado de la fusión en
1990 de las antiguas cajas Municipal y Provincial.
3. Sancho el Sabio: Revista de Cultura e Investigación
Vasca-Euskal Kultura eta Ikerketa Aldizkaria
Al inaugurar su sede en el Paseo de la Senda –que ahora acaba de
ser abandonada para estrenar el edificio de Betoño–, la Fundación Sancho
el Sabio se planteó la idea de sacar de nuevo a la luz una publicación con
objetivos semejantes a los del Boletín: estimular la labor investigadora en
el ámbito de la cultura vasca y divulgar estos trabajos tanto a particulares
como a diferentes instituciones, a través del intercambio bibliotecario.
La nueva Sancho el Sabio: Revista de Cultura e Investigación
Vasca-Euskal Kultura eta Ikerketa Aldizkaria nació en 1991. Su primer
número fue presentado en la Biblioteca Nacional de Madrid por Juan
Pablo Fusi (Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad
Complutense, que antes había ocupado este mismo puesto en la
Universidad del País Vasco). En Vitoria hubo otra presentación, que corrió
a cargo de Miguel Artola, también catedrático de Historia
Contemporánea, académico de número de la Real Academia de la
Historia y Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales, concedi-
do aquel mismo año.
Entre 1991 y 1998 la revista se publicaba con una periodicidad
anual. Pero al cabo de siete años la Fundación apreció un importante
incremento en la recepción de trabajos, lo que, unido a la intención de
hacer más ligeros los tomos, animó a Sancho el Sabio a convertirla en bia-
nual. Así, desde 1998 hasta la actualidad, se publican dos números al año,
236
17. Sancho el Sabio: historia de una revista al servicio de la cultura vasca
habitualmente uno de ellos en junio y otro en diciembre. Y es que, a dife-
rencia de bastantes revistas científicas, que suelen acumular importantes
retrasos o salen con una periodicidad ficticia, desde 1991 hasta hoy
Sancho el Sabio ha acudido siempre puntualmente a la cita con sus lecto-
res, publicándose con regularidad. En parte, esto ha sido posible por no
editar números monográficos, lo que facilita cumplir con su periodicidad,
pues habitualmente no hay que esperar a recibir los artículos encargados
para cerrar el volumen. Sólo el último número publicado hasta la fecha,
el 29, correspondiente al segundo semestre de 2008, ha sido un monográ-
fico en homenaje a Henrike Knörr, con artículos variados, enviados por
los miembros del Consejo Asesor de la revista.
Como es habitual en las revistas científicas, de este Consejo Asesor
forman o han formado parte intelectuales de prestigio y profesores de
diversas Universidades e instituciones. Como es lógico, en la mayor parte
de los casos se trata de profesores de la Universidad del País Vasco
(Henrike Knörr, José Luis de la Granja, Ricardo Miralles, Antonio Rivera,
Blanca Urgell, Ernesto García Fernández, José Ramón Díaz de Durana,
Juan Santos Yanguas, Luis Castells, José María Ortiz de Ortuño, etc.).
Pero también integran o han integrado el Consejo Vicente Garmendia y
Aurelia Arkotxa (ambos de la Universidad de Burdeos), José Ángel
Ascunce, Edorta Kortadi y Ana Toledo (Universidad de Deusto), José
Miguel Delgado (Universidad de La Rioja), Ignacio Olábarri
(Universidad de Navarra), Juan María Sánchez-Prieto (Universidad
Pública de Navarra), Miguel Artola (Academia de la Historia), Juan Pablo
Fusi (Universidad Complutense), Javier Tusell (Universidad Nacional de
Educación a Distancia), Julio César Santoyo (Universidad de León),
Pablo Fernández Albaladejo (Universidad Autónoma de Madrid), etc.
También es importante la presencia en el Consejo de miembros de otras
instituciones, como Euskaltzaindia, la Academia de la Lengua Vasca (José
Antonio Arana Martija, Juan Garmendia Larrañaga, Jean Haritschelhar,
Andrés Urrutia...), el Photomuseum de Zarautz (Leopoldo Zugaza) o
Eresbil (Jon Bagüés).
Junto al Consejo Asesor, existe un Consejo de Redacción, de carác-
ter más técnico, dividido en una Secretaría (en este momento integrada
por Gurutze Arana e Inmaculada Valencia) y un Comité, formado por el
237
18. SANCHO EL SABIO
presidente de la Fundación Sancho el Sabio y de la Caja Vital (Gregorio
Rojo), un secretario (José Ignacio Besga), el director de la Fundación
Caja Vital (Rafael Gómez-Escolar), el director general de la institución de
ahorros (Joseba Barrena) y la directora técnica y el subdirector de la
Fundación Sancho el Sabio (Carmen Gómez y Jesús Zubiaga).
El primer director de la revista fue el historiador Francisco
Rodríguez de Coro, que estuvo al frente de Sancho el Sabio entre 1991 y
1994. A partir de esa fecha y hasta la actualidad comparten la dirección
Gorka Aulestia (Profesor de la Universidad de Deusto) y Santiago de
Pablo (Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad del País
Vasco).
La nueva revista debía también adaptarse a los nuevos tiempos en
relación con el diseño. De ahí que, frente al formato más clásico del
Boletín, la revista Sancho el Sabio optara por un concepto más moderno,
tanto en el exterior como en el interior. El nuevo diseño fue obra de
Antonio Ciprés y Lourdes Vicente e incluía en la cubierta una imagen
estilizada –en realidad, casi irreconocible– del cuadro del rey Sancho VI
de Navarra, obra de Suárez Alba, que había ocupado el mismo lugar en el
antiguo Boletín. En la contracubierta, destacaba un dibujo en alzado del
Palacio Zulueta, sede de la Fundación, que en el número 29, último de
2008, fue sustituido por una imagen del proyecto del nuevo edificio en
Betoño, en ese momento a punto de finalizar sus obras. Incluso en el inte-
rior se buscó huir del texto compacto y pesado, habitual en las revistas
científicas, dando un respiro a la caja del texto, por medio de amplios
márgenes, portadillas, inclusión de fotografías (en color, en el caso de los
estudios sobre pintura u otros en los que sea necesario), etc. Desde hace
unos años, cada artículo va acompañado de un resumen o abstract y de
unas palabras clave, en castellano, inglés y euskera, tal y como es pre-
ceptivo en las revistas académicas, para posibilitar su inclusión en bases
de datos científicas.
A diferencia del Boletín, la revista Sancho el Sabio se divide en cua-
tro secciones diferentes, precedidas de una breve introducción o presenta-
ción, a cargo del presidente de la Fundación Sancho el Sabio. En primer
lugar, el apartado de Estudios Vascos, que contiene todos los trabajos refe-
rentes a Vasconia, a excepción de Álava. Ésta tiene una sección propia lla-
238
19. Sancho el Sabio: historia de una revista al servicio de la cultura vasca
13 14
13, 14 y 15. Algunos de los últimos
números publicados en la colección
Besaide.
15
239
20. SANCHO EL SABIO
mada Estudios Alaveses, por medio de la cual la revista quiere mantener
su vocación de servicio al territorio más próximo, sin perder de vista el
ámbito vasco. La tercera sección es la de Documentación y Bibliografía,
que comprende catálogos bibliográficos, reproducción de documentos y
otros artículos en los que la aportación de fuentes documentales de archi-
vos tiene un peso muy importante. Por último, cierran la revista el apar-
tado de Libros, que recoge reseñas de algunas obras sobre el País Vasco
publicadas recientemente, y los breves currículos de los autores que cola-
boran en ese número. Eventualmente, se publica desde hace algún tiempo
una sección especial de Noticias/Berriak, que recoge algunas novedades
relacionadas con el funcionamiento de la Fundación Sancho el Sabio o, en
algunos casos, breves necrológicas (In Memoriam) de los miembros del
Consejo Asesor fallecidos.
Frente a la orientación más alavesa del primitivo Boletín, la mayo-
ría de los artículos publicados en la revista Sancho el Sabio entre 1991 y
2008 corresponden a la sección de Estudios Vascos, lo que indica su
empeño en superar el ámbito meramente local, sin descuidar los Estudios
Alaveses. En su conjunto, tal y como suele ser habitual en este tipo de
revistas de estudios regionales, los artículos de Humanidades y Ciencias
Sociales son predominantes, destacando los relativos a Historia, Lengua,
Literatura, Arte, etc. En esta distribución influye sin duda además, el
hecho de que en Vitoria exista una Facultad de Letras, con titulaciones de
Historia, Arte, Geografía, varias Filologías, etc., así como la impronta de
los directores, especialistas en literatura y en historia del País Vasco. Sin
embargo, también tienen cabida en Sancho el Sabio estudios de Ciencias,
Medicina, Filosofía, Comunicación, etc., siempre referidos al ámbito
vasco, entendido en un sentido cultural y no político.
Dado que los artículos se publican en el idioma en el que se reciben,
la inmensa mayoría son en castellano. Sin embargo, se procura publicar al
menos uno en euskera en cada número, lo que en la mayoría de los casos
supone tener que solicitarlo previamente a un autor, ya que apenas se reci-
ben artículos en lengua vasca. Por otro lado, la revista está abierta a otros
idiomas de uso común en la comunidad científica internacional: en con-
creto, se han publicado ya artículos en inglés y en francés.
240
21.
22. SANCHO EL SABIO
La revista fue planteada desde el principio con la intención de que
colaboraran en sus páginas especialistas de todos los campos científicos
relacionados con la cultura vasca. Así, la mayoría son profesores o inves-
tigadores universitarios, pertenecientes en muchos casos a la Universidad
del País Vasco y a otras universidades de Vasconia (Deusto, Navarra y
Pública de Navarra). Pero también sigue habiendo espacio, sobre todo en
el apartado de Documentación y Bibliografía, para investigadores locales,
así como para estudiosos provenientes de universidades españolas y de
todo el mundo (Barcelona, León, Autónoma de Madrid, Brest, Nevada,
etc.).
Pero, sobre todo, se presta especial atención a impulsar artículos de
jóvenes investigadores, para ayudarles en sus primeras publicaciones,
buscando así un equilibrio entre la experiencia contrastada y la apertura a
la juventud. En este sentido, se publican anualmente en la revista los tra-
bajos ganadores del Certamen de Investigación Universitaria Fundación
Sancho el Sabio, destinado desde 1998 a premiar trabajos de investigación
de estudiantes universitarios de primer y segundo ciclo.
En los últimos años, la Fundación y la revista se han abierto a las
nuevas tecnologías, optando por aprovechar la apertura hacia un alcance
global que permite Internet. Así, ya en 2005, en un artículo publicado en
la revista Vasconia, Carmen Gómez explicaba que “toda la colección [de
Sancho el Sabio] esta vaciada, es decir se ha informatizado en la base de
datos bibliográfica los diferentes artículos e incluso para una mayor acce-
sibilidad los índices están digitalizados y se pueden consultar a través del
ordenador en intranet en nuestra sede. Los artículos están indizados tam-
bién en la base de datos disponible en Internet en la web de la Fundación
(al igual que los de la primera época), en la base de datos ISOC y en la
Universidad de la Rioja en el servicio Dialnet”.
En la actualidad, las mejoras técnicas producidas en poco más de
tres años –desde la fecha en que se escribían esas palabras– han permiti-
do incorporar nuevos avances, lo que indica la velocidad de vértigo con
que se producen los cambios en el campo de las nuevas tecnologías. Así,
desde hace unos años, todos los artículos de la revista, desde 1991 hasta
el último número, se pueden consultar a texto completo, en formato pdf,
en Internet, mediante la propia web de la Fundación o mediante Dialnet.
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23. Sancho el Sabio: historia de una revista al servicio de la cultura vasca
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19
18 y 19. Inauguración en el año 1993 de la exposición Los Inquisidores. Fototeca F.S.S.
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24. SANCHO EL SABIO
Se trata de un gran avance –compatible con el mantenimiento de la edi-
ción de la revista en papel–, que permite la consulta de la revista por parte
de investigadores de todo el mundo y del que, en el momento de escribir
estas líneas, no disponen ninguna de las más importantes revistas cientí-
ficas especializadas en el País Vasco (algunas de ellas, como Vasconia,
incluyen el texto completo de los últimos números, pero no de los publi-
cados anteriormente).
Aun con el temor a caer en un excesivo triunfalismo, es de justicia
indicar que la calidad de la revista se ha situado en un alto nivel en los
últimos años, convirtiéndose en una publicación consolidada en el pano-
rama de los estudios vascos. Por indicar sólo una referencia externa, la
revista Sancho el Sabio está calificada con 27 puntos en la base de datos
DICE-CINDOC (Difusión y Calidad Editorial de las Revistas Españolas
de Humanidades y Ciencias Sociales y Jurídicas), dependiente del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Esto la convier-
te en la novena revista más valorada, de un total de 103, en la sección de
estudios locales, que incluyen revistas especializadas en estudios regiona-
les o de comunidades autónomas (http://dice.cindoc.csic.es).
4. Otras publicaciones
La labor editorial y de promoción de la cultura vasca de la
Fundación Sancho el Sabio no se termina en la publicación anual de la
revista. Durante varios años, la línea editorial de la Fundación se comple-
tó con la colección Besaide. Se trataba de volúmenes monográficos, con
un diseño muy cuidado y gran cantidad y calidad de ilustraciones, centra-
dos en diferentes movimientos o realidades sociales, políticas y culturales
de Vasconia. Estos volúmenes iban acompañados de una exposición, que
en ocasiones fue itinerante por las diversas capitales vascas. Por ello, en
la elección de los temas, se buscaba aunar el interés científico con la capa-
cidad de las exposiciones para atraer al público.
Como en la revista, también influyó en esta selección temática la
personalidad de cada director. Así, bajo la dirección de Francisco
Rodríguez de Coro se publicaron los volúmenes de Besaide relativos a
Los carlistas (1991), Los masones (1992), Los judíos (1992), Los inquisi-
dores (1993) y Los ejércitos (1994); Gorka Aulestia dirigió Los escritores
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25. Sancho el Sabio: historia de una revista al servicio de la cultura vasca
20
20. Imagen de la exposición Los
cineastas, que en 1999 recogió la his-
toria del cine en el País Vasco.
Fototeca Caja Vital Kutxa
21. El volumen La casa de los libros
sirvió para conmemorar los cuarenta
años de la Fundación Sancho el
Sabio en 2004. 21
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26. SANCHO EL SABIO
(1996) y Santiago de Pablo Los nacionalistas (1995), Los cineastas
(1998), Los vascos y Europa (2001, en colaboración con Víctor Amado)
y Los liberales (2002, con Coro Rubio Pobes). Esta línea editorial –inte-
rrumpida en los últimos años– se completaba con la edición de los
Cuadernos Sancho el Sabio, pequeños folletos de 48 páginas, publicados
habitualmente en dos versiones (castellano y euskera), de carácter divul-
gativo y pensados para el público juvenil.
Para acompañar exposiciones de los fondos de la propia Fundación
se han publicado también los volúmenes La casa de los libros. 40 años de
la Fundación Sancho el Sabio (2004) y Afiches. Paredes con historia
(2006). Asimismo, hay que destacar el Catálogo de publicaciones seria-
das (2003), que refleja el trabajo realizado por esta sección de la
Fundación. Por último, se han editado varias monografías, escritas o coor-
dinadas por José Manuel Cerrato (Estudio postal de la primera guerra
carlista en Euskal Herria), Julio César Santoyo (La imprenta en Álava:
historia, obras, documentos) y Juan Santos Yangüas (La Rioja, el vino y
el camino de Santiago). Todo ello refleja el esfuerzo de la Fundación
Sancho el Sabio por seguir colaborando, en la medida de sus posibilida-
des, con el estudio y la difusión de la cultura vasca.
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