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9° Festival de Cine Colombiano de Medellín
                                                                                                                                           Agosto 22 al 26 de 2011




                                                                   Sobre una época del cine nacional
                                                                    LOS MEDIOMETRAJES DE FOCINE
Estos apartes del libro de Patricia Restrepo, publicado en 1985, aparecieron en la edición número 35 de la revista Kinetoscopio (Centro Colombo
     Americano de Medellín, enero-febrero de 1996). Conservamos incluso la interesante entradilla con que la redacción de la revista saluda las
                                                                                                                               ideas de Restrepo.

                                                                                                                                         Patricia Restrepo
                      Realizadora, crítica y docente. Vinculada a dos importantes momentos del devenir cinematográfico de Colombia: Caliwood y Cine Mujer.




                                                                                Para ella, se trataba de un proyecto cultural de mucha importancia. Al
                                                                                parecer, para Focine no. De los mediometrajes que se produjeron
                                                                                entonces para televisión, casi todos son películas desaparecidas hoy. El
                                                                                negativo de todos se extravió, así como el de muchas otras de las que
                                                                                produjo Focine, entre cortos y largos. Es estremecedor leer el libro Los
                                                                                mediometrajes de Focine, de Patricia Restrepo, si sabe uno que lo que
                                                                                permaneció de todo aquel trabajo fue un libro y no las películas. Una
                                                                                experiencia también, para todos, algo que ella, en su afán de sacar
                                                                                provecho de todo lo que llena la vida, quiso evaluar minuciosamente,
                                                                                para que los errores no se volvieran a cometer y para que los logros
                                                                                pudieran desarrollarse en un futuro mejor. El resultado fue ese libro que
                                                                                publicó el Cine Club de la Universidad Central, dirigido por ella misma,
                                                                                cuando cumplió sus diez años, en el cual hay artículos suyos y de otros
                                                                                críticos sobre el cine colombiano contemporáneo, sobre largometrajes
                                                                                como Canaguaro, Cóndores no entierran todos los días, Pura sangre,
                                                                                Carne de tu carne y Caín; diálogos con y entre directores, reflexiones
                                                                                sobre las políticas de producción de Focine y sobre la dramaturgia —un
                                                                                aspecto que siempre ha apasionado a Patricia Restrepo—. El escrito de
                                                                                mayor extensión, el que da nombre al libro, es “Los mediometrajes de
                                                                                Focine”, un análisis pormenorizado de un momento que fue
                                                                                apasionante en la historia de nuestro cine y de nuestra televisión,
                                                                                abarcándolo desde la era del sobreprecio, y que cobra una singular
                                                                                relevancia ahora, cuando su referente físico ha desaparecido, mas no su
                                                                                legado profesional, sus herencias y sus taras, de las que, de un modo u
                                                                                otro, descendemos. Reproducimos aquí algunos fragmentos, para
                                                                                recordar y evolucionar, si es posible.

                                                                                INTRODUCCIÓN
                                                                                Los cineastas colombianos acabamos de entregar al público
                                                                                televidente, a los intelectuales, a los profesionales, a las amas de casa
                                                                                y a la opinión pública en general un proyecto de diecinueve películas
                                                                                de mediometraje financiadas en su totalidad por la Compañía de
                                                                                Fomento Cinematográfico —Focine —. Cultural y
                                                                                cinematográficamente hablando éste es un proyecto importante
                                                                                para el país. Las enormes dificultades de producción, la parálisis en la
                                                                                que estaba sumido el cine, venían desde muchos años atrás. Los
                                                                                primeros seis meses de este año (1985) —un período
                                                                                dramáticamente corto—, fueron beneficiosos de verdad para el cine
                                                                                nacional.
                                                                                Alrededor de nuestro cine hay una imagen de desprestigio, hay
                                                                                también intereses en su contra, hay sectores de la misma industria
                                                                                que preferirían no verlo nacer nunca puesto que es contrario a su
                                                                                rentabilidad. La prensa publica constantemente diatribas que



                                                                                                                                                             81
9° Festival de Cine Colombiano de Medellín
                                                                                                                                           Agosto 22 al 26 de 2011




     refuerzan su mala imagen. Párrafos como el que transcribo a                 películas con costos mínimos o las compran a quienes son capaces
     continuación son los que se dan a conocer al público (la referencia         de hacerlas por la mitad de su valor sacrificando calidad y
     que se hace es a los cortometrajes exhibidos en los teatros antes de la     posibilidades estéticas. Y sí fue un gran negocio puesto que en
     película): “(...) Se suponía que tales cortos obligatorios servirían para   determinado momento se pudo comprobar que las entradas que les
     el fomento del cine nacional y que los mismos cortos a fuerza de            producían los "pésimos cortos” superaban las de la dulcería y las de la
     hacerse y de darse mejorarían de calidad. Han pasado diez años, los         película de largometraje. La dulcería había sido su fuerte.
     cortos colombianos son cada vez más mediocres y el cine nacional no         Y en esa época estaban en silencio. Los señores distribuidores y
     se ve por parte alguna”. Más adelante continúa: “(...) Los cortos han       exhibidores saturaron al público repitiendo siempre los mismos
     matado a los largos y los cinematografistas y la Empresa de Fomento         malos cortos pues nunca respetaron, tampoco, el tiempo de
     Cinematográfico [Sic] tendrán que hacer juiciosos replanteamientos          duración en pantalla exigido por la ley, para ellos resultaba más
     a ver si al fin le salen con algo al público y si éste, más adelante, le    rentable exhibirlo hasta la saciedad sin pensar en la reacción de los
     toma gusto al cine nacional”.                                               espectadores y sin sentir el menor respeto hacia ellos.
                                                                                 Los cortometrajes colombianos que se exhiben en los teatros no son
                                                                                 hechos, en su mayoría, por cineastas. Que esto quede claro. Y si en
                                                                                 alguna parte hay responsabilidad del desprestigio del cine nacional
                                                                                 es, justamente, en los hombros de los señores distribuidores y
                                                                                 exhibidores que ahora, cuando "el cine nacional no se ve por ninguna
                                                                                 parte” —claro, si los cineastas están muy lejos de ahí—, salen a
                                                                                 inculparles.
                                                                                 En resumen, una buena ley, que fomentaba el cine y la industria
                                                                                 privada al mismo tiempo, fue destruida y aniquilada por la ambición
                                                                                 de un sector del gremio cinematográfico. Películas de cortometraje,
                                                                                 premiadas en Colombia y en el exterior, películas que fueron buenos
                                                                                 intentos hacia un cine de calidad, no fueron ni siquiera exhibidas.
                                                                                 Distribuidores y exhibidores ofrecían la tercera parte de su costo.
                                                                                 Ejemplo de ello son: Los cuentos del capitán, de Jorge Nieto, El huacán,
                                                                                 de Mady Samper, Y su mamá qué hace, de Eulalia Carrizosa, Donde hay
                                                                                 payasos, de Magdalena de Massonnat, para citar unos pocos.
                                                                                 Este largo paréntesis apunta a pedirle a la opinión pública que se
                                                                                 acerque a su cine con cariño. Los cineastas necesitamos de la
                                                                                 retroalimentación de los espectadores; una crítica es absolutamente
                                                                                 necesaria pero a condición de que sea constructiva y constructiva no
                                                                                 quiere decir débil o condescendiente. Lo que molesta es la actitud de
     Patricia Restrepo en plena movida cinematográfica de los años ochenta
                                                                                 desdén por parte de grandes sectores de la opinión pública que no
     Son los señores distribuidores y exhibidores hablando; estos señores        permite, en muchos casos, ni siquiera ver las películas, y en otros, su
     tan serios y respetables, tienen absoluta razón al emitir su juicio sobre   acercamiento es de indiferencia o menosprecio. Esa actitud no le
     la calidad de los cortos; nada más cercano a la realidad que la pésima      hace bien a nadie, nosotros queremos comentarios agudos, certeros,
     calidad de esas películas en las cuales el cine, ciertamente, brilla por    inflexibles; los necesitamos pero queremos que estén animados por
     su ausencia. Y son certeros también cuando afirman que los cortos           una actitud positiva y cariñosa. Las exigencias hacia el cine
     tienen sobre sí la gran responsabilidad (o por lo menos una buena           colombiano suelen ser mucho más drásticas que hacia otras
     parte de ella) del desprestigio del cine nacional ante el público. Pero     cinematografías, se tiene el preconcepto —muy alimentado, como
     lo que se les olvida a estos señores, lo que no cuentan a la opinión        dijimos antes, por el desprestigio de los cortometrajes— de que si es
     pública, es el manejo que ellos hicieron de los cortometrajes y de la       colombiano es malo, y se le niegan caminos al cine nacional.
     ley que les daba derecho a su existencia. Y allí sí que hay                 Dejemos el desdén y la mala atmósfera alrededor de una industria y
     responsabilidad.                                                            un arte porque ya sabemos que si sale adelante será en beneficio de
     Distribuidores y exhibidores saturaron el mercado de cortometrajes          todo el país. No olvidemos que aunque el proyecto de Focine
     malos y mal realizados; nunca respetaron la ley que concedía el 50 %        significó un respaldo estatal muy positivo, solamente duró cinco o
     de las entradas al productor; establecieron la compra a precio fijo y       seis meses y en ese período no hay nada —mucho menos un
     fijaron los precios que ellos quisieron, obligaron así a reducir la         lenguaje, un arte, una identidad cultural— que se pueda consolidar.
     calidad de cada película puesto que los precios que pagaron nunca           Seamos estrictos pero no esperemos resultados óptimos.
     cubrían, ni siquiera, los costos de realización. Los cineastas fueron,
     poco a poco, retirándose de esta posibilidad profesional que les
     había brindado el Gobierno y fueron quedando una vez más sin                 Los cineastas necesitamos de la
     empleo. El negocio quedó en manos de los distribuidores y
     exhibidores, quienes en la mayoría de los casos encargan sus propias
                                                                                  retroalimentación de los espectadores; una crítica
                                                                                  es absolutamente necesaria pero a condición de
                                                                                  que sea constructiva y constructiva no quiere
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9° Festival de Cine Colombiano de Medellín
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LOS MEDIOMETRAJES DE FOCINE                                                  contradicciones: muchas posibilidades pero también serias
La Empresa de Fomento Cinematográfico —Focine— [Sic] puso en                 limitantes. Las limitantes empezaron a verse durante la experiencia
marcha, a finales del año pasado (1984), su proyecto más ambicioso y         de la realización y solo pudieron palparse una vez finalizados los
coherente. El objetivo principal era la realización de 38 películas de       trabajos.
media hora, con temática libre y para ser emitidas por televisión. Para
la realización se llevó a cabo una convocatoria pública, con una serie       LAS POSIBILIDADES
de requisitos, como guion totalmente elaborado, ficha técnica (hoja          Fue la primera vez que el cine nacional tuvo un apoyo de esta
de vida) del grupo realizador, presupuesto detallado y ajustado a la         naturaleza. Se trataba de un apoyo económico total con el cual los
suma propuesta por Focine, actores, plan de rodaje, guion técnico,           cineastas podían demostrar la calidad de su trabajo y sus
etc.                                                                         capacidades creadoras. Era el apoyo que el gremio esperaba desde
Después de pasar por el filtro de un jurado especializado, es decir,         varios años atrás para poder salir de la inmovilidad a la que estaba
cuando cada uno de los proyectos pasó por concurso, se adjudicaron           reducido, en parte por el manejo que distribuidores y exhibidores
diecinueve películas entre argumentales y documentales. Un poco              hacen del mercado, en parte por la mala calidad de sus películas, en
más adelante, en el mes de marzo del 85, se llevó a cabo la segunda          parte por la inercia que vivió el propio Focine durante cuatro años, en
convocatoria en donde se aprobaron otras diecinueve. Estas últimas           parte por la distorsión de las leyes (como la de la cuota de pantalla o la
están todavía en sus procesos finales.                                       del sobreprecio para cortometrajes), en parte por el bajo costo de la
El presente trabajo se propone hacer un balance de este proyecto en          boleta, en fin, por todos los factores que han intervenido para hacer
su totalidad. Pretende mirar detenidamente la forma de producción            que esta (mil veces) naciente industria venga sufriendo una larga
planteada por Focine a los cineastas colombianos, quienes debieron           crisis.
ajustarse a algunas normas precisas para sacar adelante sus películas,       La propuesta de Focine activó el gremio; fue también la primera vez
y, de otro lado, analizar la respuesta de los cineastas frente a este        en muchísimos años que se vio a la gente del cine —camarógrafos,
apoyo estatal sin precedentes. Queremos ver los logros y los errores         luminotécnicos, sonidistas, anotadoras, guionistas, actores,
cometidos de parte y parte para extraer de allí experiencia que              tramoyistas, etc., etc.— trabajando como cualquier otro profesional
alimente las producciones posteriores. Nuestro ánimo es un ánimo             de nuestro país. Había empleo; los equipos existentes en el país como
cariñoso y positivo y es el amor al cine el que nos impulsa a correr el      moviolas, consolas para mezclas, laboratorios, etc., se movilizaron.
riesgo de dejar impresas opiniones sobre un proyecto cultural que            Hubo vida en el mundo del cine; se buscaron formas de producción,
consideramos importante. No queremos que por amistad se                      se establecieron grupos de trabajo. Muchos realizadores jóvenes
entienda solamente el mutuo elogio y la aprobación; la amistad y el          tuvieron la oportunidad de hacer su película.
cariño incluyen también la capacidad de señalar errores y                    Se tuvo en cuenta al cine como parte de la cultura de este país y se
equivocaciones. Queremos hacer un análisis constructivo y                    reconoció que para hacer cine en Colombia se necesita del fomento
enriquecedor para alimentar la reflexión y la autocrítica;                   del Estado mientras el cine madura, mientras el público aprende a
consideramos que es la forma de entrar en la madurez del cine                querer sus películas, mientras se encuentra con ellas; mientras la
colombiano. Tendremos muy en cuenta los valores y hallazgos de               empresa privada aprende a correr riesgos de inversión. Mientras
cada una de las películas, sentimos la necesidad de recuperar cada           todos aprendemos la compleja realidad de un arte industrial.
elemento positivo de estas cintas porque es imperioso hacerlo                Se entendió la necesidad de hacer películas a bajo costo, cortas, en 16
cuando se trata de una labor tan ardua como el cine en un país tan           mm, en donde los retos estéticos fueran los mismos que los de una
árido culturalmente como el nuestro. Pero también queremos ser               película de largometraje. Cada uno de los equipos realizadores
inflexibles frente a las deficiencias, frente a la mediocridad, frente al    estaba enfrentándose a la búsqueda de soluciones administrativas,
descuido, frente a la falta de rigor, en una palabra, frente al desamor al   económicas, artísticas, actorales, etc., y en este sentido estaban
cine. Si queremos que nuestro cine exista no podemos ser                     haciendo escuela para sus futuros largometrajes sin el costo que
complacientes.                                                               implica una película de hora y media. Antes de entrar a mirar los
                                                                             resultados de estas cintas veamos en dónde estuvieron los cuellos de
LA PROPUESTA DE FOCINE                                                       botella, los momentos difíciles y las limitaciones que el proyecto
El planteamiento que Focine hizo a los cineastas para la forma de            abrigaba puesto que ellas inciden, de todas maneras, en su calidad.
producción fue el siguiente: las películas se realizarían en 16 mm, con
un duración de veinticinco minutos, cada una tendría un valor de tres
millones de pesos y deberían realizarse totalmente en 75 días, es            La propuesta de Focine activó el gremio; fue también
decir, existía un tiempo de dos meses y medio para preproducción,            la primera vez en muchísimos años que se vio a la
rodaje, montaje y posproducción. Los tres millones significaban el           gente del cine —camarógrafos, luminotécnicos,
costo total de la película, por lo tanto Focine era dueño de ellas. Los
cineastas debían acreditar hoja de vida y un guion aprobado por el           sonidistas, anotadoras, guionistas, actores,
jurado además de lo que enumeramos anteriormente. Se                         tramoyistas, etc., etc.— trabajando como cualquier
comprometían a entregar la copia final. Focine entregaba el dinero           otro profesional de nuestro país.
en tres desembolsos (cosa que, por otra parte, no ocurrió casi nunca a
tiempo). Esta propuesta tenía, como casi todo en la vida, sus propias



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     LAS LIMITANTES                                                              La estrechez del presupuesto reduce también, en algunos casos, la
     Dos son las serias cortapisas que hemos destacado para la buena             calidad técnica del mediometraje. Según las necesidades de cada
     marcha de este proyecto. La primera sería el tiempo límite de 75 días       proyecto había que eliminar gastos de laboratorio, efectos de sonido,
     impuesto por Focine a los cineastas. Un tiempo extremadamente               disolvencias, etc., o también durante la preproducción o en
     corto para hacer una película de media hora, sobre todo si se tienen        ocasiones ocurría que las limitaciones aparecían en la ambientación,
     en cuenta algunas cosas: la parálisis del gremio que implicaba todo         en el vestuario, etc. y como se sabe estos sacrificios que a veces
     un despertar de una infraestructura, en el mejor de los casos,              parecen puramente técnicos influyen en la claridad de la narración,
     paquidérmica y, en la mayoría, inexistente. Había problemas por falta       en la construcción de los personajes, en el estilo formal y desmejoran
     de gente: escasearon los sonidistas; por ejemplo, los camarógrafos          la calidad total de la obra. La forma de producción no está, entonces,
     tampoco abundaban, esto detenía los rodajes. Algunos                        aislada de la capacidad creadora del director ni de la de todo el grupo
     implementos necesarios no se conseguían en el país, por ejemplo el          técnico, al contrario, incide sobre ella enriqueciéndola o limitándola.
     material que se requiere para editar el negativo, la película virgen, el    Durante la realización de los mediometrajes de Focine ocurrieron
     magnético para hacer las bandas del sonido. Esto también demoraba           ambas cosas. Sin tenerlo presente no podríamos dar opiniones justas
     el avance normal de la realización. Los laboratorios de sonido              sobre las películas.
     saturaron sus cupos. Imposible producir mediometrajes en 75 días
     en Colombia, al menos por ahora mientras la misma producción                LAS PELÍCULAS
     genera los recursos para satisfacer las necesidades.                        Vimos veintiún películas todas muy distintas. Fue muy satisfactorio
     La otra dificultad aparecería en el presupuesto. Si bien es cierto que      ver la enorme cantidad de posibilidades, en todos los sentidos, que
     para algunos sectores del país la suma de tres millones de pesos            posee una cinematografía naciente para ir encontrando su
     suena bastante elevada para una película de media hora, la verdad es        personalidad. Nos pareció apasionante ver cómo los temas, los
     que resulta bastante estrecha. Pensemos que un largometraje oscila          estilos, las intenciones, las intensidades más diversas van, poco a
     entre los veinte y treinta millones de pesos y démonos cuenta de            poco, confluyendo hacia un mismo fin: el de buscar a nuestro país.
     cómo estas cintas deberían tener un presupuesto equivalente a la            Esa intención temática es común a la mayoría de los mediometrajes y
     tercera parte; esto es entre siete y diez millones de pesos. Sin            los caminos para su búsqueda son ricos, diferentes y variados. Vamos
     embargo una vez aceptado el hecho de que había que producir con             viendo algo de nuestro universo propio, de nuestra Colombia. Es
     este dinero o no hacer nada, podemos ver claramente cómo el                 cierto que más que encuentros, en los medios lo que hay es
     presupuesto estaba determinando el tipo de película y poniendo              búsquedas, pero ahí están. Pudimos observar algo del mundo
     barreras a la creación. El estilo de guion ajustado a dicho presupuesto     llanero, del caleño, del antioqueño. Y también del costeño. Los temas
     era el de una historia con un interés dramático fuerte y una solución       elegidos cuentan algo de nuestra idiosincrasia, hay intenciones de
     rápida, con pocos actores, con pocas locaciones y, ojalá, con pocos o       contar nuestra manera de ser.
     ningún cambio de ciudad. Esto quiere decir que la forma de                  Todo esto es un reconocimiento que hay que hacerle a nuestro cine
     producción elegida definía en gran medida la dramaturgia y la               de mediometraje; es muy importante que esas intenciones de
     creación en general.                                                        buscarnos, de valorarnos, de ir detectando lo que somos y querernos
                                                                                 así, lleguen a la pantalla de televisión y entren a los hogares
                                                                                 colombianos tan adormecidos por los malos enlatados gringos y las
                                                                                 peores telenovelas nacionales. En ese sentido, el proyecto de Focine
                                                                                 ya puede considerarse un proyecto cultural de gran interés. Porque
                                                                                 nos reconocemos como somos, aprendemos a aceptarnos y vamos
                                                                                 reconociendo nuestra verdadera identidad. El público televidente se
                                                                                 ve allí y se identifica en cambio de tener que hacerlo con El Hombre
                                                                                 Nuclear o con el Señor Carrington ante el cual tiene que negarse o
                                                                                 frustrarse. Este es un primer paso en el encuentro de la autenticidad.
                                                                                 Es primitivo y precario pero importante. La bondad de los temas
                                                                                 queda registrada en las calles, en los lugares, en las casas con sus
                                                                                 espacios y mobiliarios claramente colombianos, en los bares, en el
                                                                                 suelo de tierra pisada, en el color de las paredes, en los tendidos de las
                                                                                 camas. También en las personas, en su apariencia física, su manera de
                                                                                 hablar, sus ropas. Los mediometrajes tienen una imagen colombiana,
                                                                                 es una imagen que reconocemos y que nos representa. Pero ocurre
                                                                                 que estas temáticas no llegan nunca, o casi nunca, a convertirse en un
                                                                                 buen guion. Lo cineastas colombianos no somos todavía cuenta-
                                                                                 historias. No manejamos el arte maestro de entretener e interesar
                                                                                 con lo que contamos. El cine colombiano está en la edad de una
                                                                                 imagen con identidad propia, pero aún aburrimos a nuestro público.
         El locutor Alonso Arcila, protagonista de Los habitantes de la noche.   Nos atreveríamos a decir que en las veintiuna películas que vimos no
                                                                                 hay ningún tema malo.


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           ¿Qué es lo que pasa entonces? Que lo que importa no es el qué se                  En lo que a puesta en escena se refiere, estas veintiún películas tienen
           cuente (a condición de que posea autenticidad) sino cómo se cuente.               todas buena factura y buen nivel de hacer comprensible lo que se
           Pero a ese nivel no llegamos todavía, tenemos mucho que                           quiere comunicar. Son películas bien hechas que cuentan lo que se
           aprenderle a nuestros narradores porque nuestros argumentos no                    proponen, pero son tímidas, tal vez temerosas en sus propuestas
           convencen, así la temática posea gran interés.                                    narrativas. Mejor dicho, carecen de ellas, no hay caminos personales
                                                                                             en este sentido. Podríamos afirmar que nuestros realizadores
                                                                                             deciden sus posiciones y movimientos de cámara como quien ha
                                                                                             aprendido algunas normas y las repite con cuidado para no caer en el
    Nos pareció apasionante ver cómo los temas, los                                          error, y eso está bien, solo que no hay audacia, no tenemos autores
    estilos, las intenciones, las intensidades más diversas                                  cinematográficamente hablando. Creemos que las películas, en la
    van, poco a poco, confluyendo hacia un mismo fin: el                                     mayoría de sus momentos no poseen todavía un estilo personal. No
                                                                                             hay un director detrás de ellas. Víctor Manuel Gaviria y Carlos Mayolo
    de buscar a nuestro país.                                                                son las excepciones más logradas a esta opinión. Gaviria en Los
                                                                                             habitantes de la noche nos entrega propuestas narrativas y
                                                                                             soluciones visuales o de puesta en escena, originales y con fuerte
           Lisandro Duque Naranjo en Póngale color (guion escrito por él,                    expresión personal. Mayolo, tal vez en menor medida, porque en
           película dirigida por Camila Loboquerrero) aborda un tema                         Aquel 19 estuvo un poco descuidado, consigue también buenos
           extraordinario: el día de la madre para una mamá de clase media                   momentos expresados con vigor y personalidad. En estos dos casos
           bogotana; bello tema por su valor humano, su valor social, su valor               nos llega desde atrás de la cámara una persona que comenta y que
           comercial, sus implicaciones emocionales. Ocurre que al armar el                  opina, que se expresa legítimamente. Ellos dos son directores y
           guion, el pretexto del equívoco es demasiado previsible y el público              prometen buenas cosas para nuestro cine.
           no mantiene el interés. Oí decir frases como: “Pero si yo siempre supe            Alguna vez Glauber Rocha hablando de Godard decía: “Lo
           que iban a llegar con dos neveras”, o: "¡Valiente gracia! ¿Y para eso me          importante no es contar una historia sino elaborar un universo vivo,
           tuvo aquí media hora?”, o: "Yo me aburrí porque ya sabía qué iba a                un mundo en torno y con determinados personajes del presente o
           pasar”. Ponemos este ejemplo porque los guiones de Lisandro suelen                del pasado. Personajes con ideas propias, con su propia moral y su
           ser los más coherentes y mejor armados. No tienen desviaciones con                propia actitud frente a la vida”. En ese sentido nuestras películas tal
           respecto a la línea narrativa o al personaje central, los personajes son          vez han pecado un poco de ocuparse de la buena construcción de la
           coherentes, existen a lo largo de la historia o el pretexto de la historia        historia y de los asuntos de la dramaturgia (cosa que nuestro cine
           otro tanto pero es la historia o el pretexto de la historia el que no             descubrió hace más bien poco) y han olvidado a sus personajes o,
           funciona. La debilidad del conflicto central. Los mediometrajes dejan             aclarando un poco, la misma historia los ha dejado de lado o no les ha
           ver, pues, el dolor de cabeza del cine nacional: la forma de contar las           permitido ser. Sin embargo ya vemos personajes en estas películas,
           historias. No tenemos guionistas.                                                 un poco incipientes y en ocasiones truncos, pero ahí están. Viven,
                                                                                             sienten, sufren, dudan; son. No están en todos los mediometrajes
                                                                            Carlos Mayolo.
                                                                                             que vimos puesto que no todos se lo proponían; algunos de los
                                                                                             medios marcharon por el camino de la comedia donde más importan
                                                                                             las situaciones que los personajes. Buen ejemplo de un personaje
                                                                                             elaborado es la prostituta protagonista de Semana de pasión y tal vez
                                                                                             Rosita, la niña de Momentos de un domingo (qué pena decir esto)1.
                                                                                             De este balance podemos deducir que, muy al contrario de la idea
                                                                                             generalizada entre los artistas, sobre todo entre los cineastas,
                                                                                             Colombia es un país con una gran riqueza (en intensidad y en
                                                                                             variedad) de identidad cultural. Las historias, las anécdotas, los
                                                                                             mundos, los universos, están allí. Y es de allí de donde hay que
                                                                                             tomarlos. Un cineasta atento y sensible podrá encontrar el filón que
                                                                                             le falta a nuestro cine. Si en nuestro cine todavía no está representada
                                                                                             Colombia no es porque ella no tenga mucho qué ofrecernos, es por el
                                                                                             descuido, la desorientación y en algunos casos la pretensión de los
                                                                                             cineastas. Ya es hora de que las búsquedas de nuestro cine dejen de
                                                                                             serlo y se conviertan, de una vez por todas, en logros y hallazgos. Es
                                                                                             hora también sobre todo a partir de la opción que tuvimos con este
                                                                                             proyecto de Focine, de que pasemos de tener buenos momentos, de
                                                                                             tener elementos positivos a entregar películas concebidas y
                                                                                             realizadas intensamente, con pasión, con rigor y con despliegue de
Habitantes de la noche                                                                       talento. Los cineastas tenemos esa obligación con el público.
           1
           Patricia Restrepo es directora y coguionista de esta película.




                                                                                                                                                                        85
9° Festival de Cine Colombiano de Medellín
                                                                                                                                        Agosto 22 al 26 de 2011




     En estas veintiuna películas existen grandes desigualdades de             la medida de la bondad y de las recompensas futuras; San Antonio,
     calidad. Y lo que es peor es que los cineastas con quienes se debe ser    vida cotidiana desde abajo, de Andrés Agudelo, pretendidamente
     más exigente puesto que de ellos es de quienes más se espera, o sea,      ingeniosa y fantástica) y hay también algunas que despertaron
     aquellos quienes ya hicieron largometraje, son quienes entregaron         nuestro entusiasmo o que cuentan con elementos dignos de ser
     trabajos más descuidados, más feos en sus imágenes. En fin, son los       resaltados: Semana de pasión, de Julio Luzardo, una película
     trabajos de menor interés, débiles en su concepción como es el caso       redondita, con una puesta en escena concisa, clara y sobria; Camiones
     de El amor de Milena, de Fernando Laverde; pretensiosas y vacuas          de polvo, de Fernando Reyes, visual y atmosféricamente hermosa,
     como El domador de la llanura, de Luis Alfredo Sánchez, quien             colombiana; Aroma de muerte, de Heriberto Fiorillo, con fuerza
     realmente anuló un excelente tema y la preciosa oportunidad de            también en sus imágenes, original y auténticamente costeña —con
     sondear ese otro país que son los Llanos Orientales; descuidada y de      el serio problema de que todo el mundo habla cachaco—.
     verdad sorprendente por la ligereza y falta de interés con que se hizo,
     pobre y fea, Un ascensor de película, de Lisandro Duque Naranjo; El       CONCLUSIONES Y PROPUESTAS
     doble, de José María Arzuaga, interesante por esa manera de Arzuaga       Para los cineastas es absolutamente necesaria la continuidad. La
     de construir sus personajes, rezagos de sus buenos intentos               desigualdad en las opciones que Focine entrega a los cineastas, su
     (recordados con tanto cariño por nosotros los cinéfilos) Raíces de        absoluta desarticulación en las políticas, desorientan y mutilan las
     piedra y Pasado el meridiano; pero de verdad a Arzuaga no se le puede     capacidades creadoras de guionistas y directores. No es lo mismo
     recibir de buen grado su exceso en el desinterés por la técnica y por     resolver los asuntos estéticos y dramatúrgicos de un mediometraje
     una factura medianamente decorosa. La época del cine imperfecto           que de un largometraje. Focine impulsa con fuerza el mediometraje y
     ya pasó y no tenemos porqué seguir descuidando tanto su                   cuando la mayoría de los cineastas han hecho uno (después de una
     apariencia. Otra gran expectativa era, obviamente, el trabajo que         parálisis de cuatro años) y se han iniciado en su ritmo, posibilidades,
     realizara Pepe Sánchez; nada, desilusión, un argumento que no             etc., Focine frena en seco el proyecto y los cineastas vuelven a su
     conservaba nuestro interés, un manejo cinematográfico                     acostumbrada posición de brazos cruzados.
     desaprovechado, todo muy lejano, distante, con deficiencias               Sin continuidad de trabajo, sin políticas coherentes, las exigencias
     narrativas, dos horas de cine (cuatro episodios) en planos americanos     que se hacen al cine colombiano no podrán ser nunca una realidad. El
     y planos generales.                                                       cine colombiano solamente va a nacer con apoyo estatal, como nació
     Además de estas películas hay algunas desilusionantes también y no        en Venezuela, o en España... en Francia, en México. O en Cuba.
     necesariamente de directores con la trayectoria de largos (El papá de     Es importante no agotar los proyectos antes de que germinen, no hay
     Simón, de Bella Mitriotti, en la que el problema es de concepción del     que malograrlos sin antes haber confiado en ellos. ¿Qué sería del cine
     mundo, del cine y sus propósitos: una película nociva y alienante para    colombiano si durante los diez años de ley del sobreprecio a los
     un público de televisión, en la que el sufrimiento y la abnegación son    cortometrajes, los cineastas hubieran podido hacer sus películas
                                                                               como lo disponía la ley? Otras serían imagen y realidad del cine si el
                                                                               Estado hiciera cumplir sus leyes o si dejara marchar sus buenas ideas.
                                                                               Pero en este país las buenas intenciones son solo eso y siempre están
                                                                               truncas.
                                                                               El camino más apropiado para seguir con respecto al proyecto Cine
                                                                               en Televisión sería continuarlo sin término fijo y hacer adjudicaciones
                                                                               rigurosas y absolutamente exigentes en calidad. El trabajo en 16 mm
                                                                               y con una duración de veinticinco minutos permite una excelente
                                                                               preparación para el largometraje. Este proyecto demostró que con
                                                                               continuidad en la producción y con un buen filtro en la selección de
                                                                               guiones, el cine se depurará.
                                                                               Ahora, mientras María Emma Mejía, nuestra directora de
                                                                               cinematografía y la Junta Directiva de Focine, se toman el tiempo
                                                                               para una prudente reflexión, queda en pie poner a andar la ley del
                                                                               sobreprecio para los cortometrajes. Con esta ley en marcha Focine
                                                                               puede hacer préstamos a los productores sobre dinero seguro. Ya
                                                                               está demostrado que el mercado de los cortometrajes, manejado
                                                                               como es debido, alcanza a ser rentable para exhibidores y
                                                                               distribuidores, y para productores.
                                                                               Dos son, pues, nuestras propuestas: continuar con el proyecto de 16
                                                                               mm para televisión y hacer préstamos para cortometrajes de
                                                                               sobreprecio. Son proyectos realizables, que generan empleo,
                                                                               movilizan una industria y permiten construir una estética propia.
                                                             Julio Luzardo




86
9° Festival de Cine Colombiano de Medellín
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                                                                   LA IMAGEN DEL CINE COLOMBIANO
                                                                                                                                                 Jerónimo Rivera
                  Profesor de cine e investigador. Jefe del Área de Comunicación Audiovisual y editor de la revista Palabra Clave de la Universidad de La Sabana.
                                                                                                                                         www.jeronimorivera.com



                                                                                    El cine colombiano no está hecho para vender nuestro país al
                                                     El Colombian Dream
                                                                                    exterior, sino para contar nuestras historias, aquellas a las que ni la
                                                                                    fuerte maquinaria de Hollywood puede tener acceso: las que
                                                                                    tenemos más cercanas. En este Festival es pertinente hacer una gran
                                                                                    pregunta de la que probablemente nadie tiene una respuesta: más
                                                                                    allá de la procedencia de las películas, ¿qué es realmente el cine
                                                                                    colombiano?
                                                                                    Durante muchos años se ha hablado de cine colombiano como si
                                                                                    fuera un género en sí mismo, aquel que se aprovecha un poco de la
                                                                                    difícil situación del país para vender una imagen llena de sicarios,
                                                                                    narcotráfico, malas palabras y folclorismo. Esta impresión puede
                                                                                    estar motivada por películas que han abordado esta temática, pero
                                                                                    es injusto caracterizarlo así, ante la gran cantidad de largometrajes
                                                                                    que no tratan estos temas y aquellos que, incluyéndolos, lo hacen de
                                                                                    forma estética y con un planteamiento más allá de la denominada
                                                                                    “pornomiseria”.


                                                                                    El cine colombiano no está hecho para vender nuestro
                                                                                    país al exterior, sino para contar nuestras historias,
                                                                                    aquellas a las que ni la fuerte maquinaria de Hollywood
                                                                                    puede tener acceso: las que tenemos más cercanas.

Al pensar en el cine colombiano, muchos compatriotas quizás solo
traen a su memoria escenas violentas, palabras vulgares y algunas de                EN BUSCA DE TEMAS, GÉNEROS Y AUTOR
esas imágenes que dicen que afectan al país al “vender” una mala                    Las primeras películas colombianas de ficción del siglo XX trataron
imagen de Colombia. Nunca he entendido esa obsesión de algunas                      de contar en las pantallas el ser y el sentir de los colombianos por
personas por proteger la imagen antes que intentar cambiar la                       medio de historias que reflejan la vida de la época, en medio de
realidad, pero lo cierto es que la idea que asocia al cine colombiano               paisajes rurales, tramas sencillas y melancólicas, y en muchas
con la violencia tiene bases reales pero parte del prejuicio y del poco             ocasiones partiendo de la literatura denominada “costumbrista”.
conocimiento que, en general, tenemos frente a nuestro cine.                        Lamentablemente, muchas de estas imágenes llegan a nuestros días
La responsabilidad de esta situación no es solo de los espectadores,                solo por referencia de reseñas periodísticas, críticas de la época y un
sino también de quienes históricamente han promovido y exhibido                     par de libros fundamentales de historia del cine nacional.
cierto tipo de cine colombiano que es el que más consume porque,                    Luego, y particularmente durante el período conocido como el
en un eterno círculo vicioso, es el que el público conoce.                          “sobreprecio”, el cine colombiano tuvo una mayor variedad y
Culpar al cine colombiano de los males del país es absurdo si                       también se contaron historias de las que algunos dicen extrañar en
partimos de que el cine es representación y creación. Aun el cine que               las pantallas: aquellas que sí hablan de lo bello que es Colombia y
se basa en la realidad, no la sustituye ni representa de manera exacta,             que, por lo tanto, son tremendamente aburridas. El “género” turístico
pues muchos espejos también modifican la realidad haciéndola                        institucional hizo carrera entre los años cincuenta y ochenta, con
diferente. Sin embargo, el cine no es solo representación, pues algo                algunos títulos que intentaron “vender” nuestro país ignorando la
que nos encanta es su gran poder de creación, que le permite                        regla de la narrativa de que toda buena historia debe tener
construir mundos y situaciones tan maravillosas y fantásticas que a                 personajes, acciones y conflictos.
veces motivan el avance de la ciencia y la sociedad. Los cineastas                  En las décadas del setenta y ochenta, la influencia de otros países
colombianos, sin embargo, han sido tímidos muchas veces al                          latinoamericanos (principalmente México) fue determinante para el
intentar transitar los caminos del cine de autor o de experimentación,              estreno de una buena cantidad de películas que algunos clasifican
como si sobre ellos recayera una pesada carga que los obligara a                    peyorativamente como “cine popular” y que en muchos casos podría
hablar de la realidad del país, sacrificando la poesía y la expresión.              considerarse como “populachero”. Se trata de historias sencillas,



                                                                                                                                                                    87
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     desarrolladas en barrios pobres, con personajes estereotipados y el       Casi diez años después del “destape” del fenómeno del narcotráfico
     humor como su principal característica. Estas historias a menudo          en el país, a comienzos de la década de 1980, comienza la producción
     bordean la frágil frontera entre la comedia y el ridículo. Sin entrar a   de películas basadas en esta temática. El narcotráfico es un
     mencionar nombres, podríamos coincidir en que hay herederos               fenómeno interesante, los narcotraficantes personajes complejos, y
     directos de ese tipo de películas que hoy optan por el camino fácil de    sus historias llenas de conflicto tienen un gran potencial narrativo, lo
     la comedia televisiva para hacer del cine un negocio rentable. Por        que los ha hecho protagonistas de las pantallas de todo el mundo.
     supuesto, algo completamente legítimo.                                    Películas que abordan este tema como El Rey (Antonio Dorado, 2004),
                                                                               Sumas y restas (Víctor Gaviria, 2004), La Virgen de los Sicarios (Barbet
                                                                               Schroeder, 2000) y Rosario Tijeras (Emilio Maillé, 2005) son algunas de
                                                                               las cintas nacionales (a pesar de que las dos últimas son dirigidas por
                                                                               extranjeros) más recordadas por el público.
                                                                               De lo anteriormente expuesto, se infiere que el cine colombiano no
                                                                               ha estado necesariamente marcado por historias violentas ni se ha
                                                                               limitado a contar las historias sangrientas y casi épicas del
                                                                               narcotráfico. Aunque se presume que se han hecho más de
                                                                               seiscientos largometrajes en el país, solo se tiene datos de,
                                                                               aproximadamente, 280. De estas 280 películas solo el dieciocho por
                                                                               ciento tiene una temática violenta como principal hilo conductor. Sin
                                                                               embargo, entre las treinta películas más taquilleras del cine nacional,
                                                                               catorce tienen una historia basada en el narcotráfico o el conflicto
                                                                               armado colombiano. ¿Será que todo el cine colombiano es violento o
                                                                               solo que este ingrediente es el que mejor se vende?
                                                                                  Rosario Tijeras




Confesión a Laura



     Ya desde los años sesenta se hacía también ese otro tipo de cine que
     apunta al conflicto en el país, que en unos casos cuenta historias
     sobre la violencia de todo tipo como denuncia de las situaciones
     injustas que ocurren a diario y en otros es solo una simple forma
     sensacionalista de sacar provecho de la realidad. Sin pretensiones
     sociológicas se hace en Colombia desde entonces un cine que
     cuenta historias enmarcadas en el tema del conflicto armado, la
     mayor parte de las veces centradas en la anécdota más que en la
     reflexión. Títulos como El río de las tumbas (Julio Luzardo, 1965),
     Canaguaro (Dunav Kuzmanich, 1981) y Cóndores no entierran todos
     los días (Francisco Norden, 1984) hacen parte de esa filmografía          DESPUÉS DE LA LEY DEL CINE
     indispensable para quienes quieran acercarse un poco al drama que         Después de la puesta en marcha de la Ley 814 de 2003 (Ley del Cine),
     ha vivido Colombia en los últimos sesenta años.                           muchos dieron el peligroso giro de 180 grados del escepticismo y
     Con las historias del conflicto llegaron también las películas            rechazo a la euforia y triunfalismo frente a lo que sería el “nuevo cine
     militantes, hechas por una generación de cineastas educados en            colombiano”. El aumento en la producción de largometrajes en
     escuelas de cine europeas, con una alta influencia de movimientos         nuestro país, realizando por año casi el mismo número de películas
     como el neorrealismo italiano y de ideologías de izquierda, que           que en toda la década del noventa, ha sido, por supuesto, un nuevo
     vieron en el cine un importante instrumento de denuncia. Su               aire para el cine que con la diversidad apunta a la búsqueda hacia el
     radiografía del país significó un importante equilibrio con respecto a    cine de género o de autor y con la cantidad contribuye a la
     la historia oficial, aunque a menudo se descuidó la forma por el          cualificación del personal técnico y profesional y a la creación de
     interés hacia el contenido, generalmente político, de sus historias.      industria.




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  Si algo puede valorarse de nuestro cine hoy, aparte del evidente                                                      comedia es el ingrediente principal de las películas de los últimos
  avance técnico en las películas, es precisamente la variedad de temas                                                 años. En algunos casos se trata de historias que se afilian a este
  que se abordan y algunos esfuerzos por hacer cine de género o                                                         género, como las producidas por Dago García, pero en otros aparece
  acercarse al cine de autor. La discusión sobre las características del                                                mezclado con géneros como el thriller o el cine bélico, como en Bluff
  cine de autor es extensa y no podría ser abordada en poco espacio,                                                    (Felipe Martínez, 2007), El Colombian Dream (Felipe Aljure, 2006) o
  pero es importante señalar que algunos de nuestros mejores                                                            Soñar no cuesta nada (Rodrigo Triana, 2006).
  realizadores presentan marcas de estilo destacadas y reconocidas en                                                   Como muchas de las películas parten de historias que ocurren todos
  el ámbito internacional y que algunos se han arriesgado también a                                                     los días en nuestro país (en una investigación mencionábamos que
  contar historias poco convencionales, expresivas y experimentales.                                                    se trata de un cine de anécdotas), el thriller es quizás el género con
  Algunas investigaciones sobre el cine colombiano como las                                                             mayor fuerza en el reciente cine colombiano. De las películas
  realizadas por Gabriel AlbaI, Maritza CeballosII, Carlos Jáuregui y                                                   exhibidas en el período, más del 35% tienen presente en su narración
  Juana SuárezIII, y Luisa AcostaIV, y algunos proyectos en los que he                                                  alguna de las marcas reconocidas de este género: crimen,
  estado involucradoV, sugieren que algunas características del cine                                                    investigador, pistas, suspenso, etc.
  colombiano se relacionan con que está basado en anécdotas, sus                                                        A pesar de la supremacía de estos dos géneros junto con el drama
  personajes han sido pobremente construidos y adolece de serios                                                        (que para muchos es un ingrediente que está presente en todas las
  problemas de guión relacionados con la ausencia de una estructura                                                     películas, como el suspenso), hemos tenido coqueteos de mayor o
  narrativa clara en las películas y la mezcla de varios géneros a lo largo                                             menor éxito con géneros comerciales como el terror (Al final del
  de la narración.                                                                                                      espectro, Juan Felipe Orozco, 2006), el drama histórico (Del amor y
  Gabriel Alba, por ejemplo, indica que una de las características del                                                  otros demonios, Hilda Hidalgo, 2010), el drama erótico (Entre sábanas,
  cine de ficción colombiano es la hibridación narrativa que lleva a que                                                Gustavo Nieto Roa, 2008) y la comedia romántica (Lecciones para un
  muchas películas mezclen en la narración características de distintos                                                 beso, Juan Pablo Bustamante, 2011), entre otros. Es de resaltar, sin
  géneros narrativos. Elegir un género no es garantía para el éxito                                                     embargo, que muchas de las películas que cada año se estrenan
  comercial o artístico de una película, pero las historias que no lo                                                   conservan una mayor afinidad con géneros y formatos propios de la
  tienen (o los mezclan) a menudo presentan baches en la narración.                                                     televisión, por lo que, por lo menos desde el lenguaje, podríamos
  En una investigación sobre cine colombiano en la que participé                                                        decir que estamos viendo historias hechas realmente para la pantalla
  también descubrimos que, en el período que analizamos (1990-                                                          chica.
  2005), las películas privilegian la anécdota detonante sobre la                                                       Durante muchos años se dijo que el cine nacional estaba en pañales,
  caracterización de personajes y locaciones.                                                                           desconociendo quizás el aporte de los buenos cineastas que se
                                                                                                                        arriesgaron a contar historias en una época en la que hacer cine era
                                                                                                                        sinónimo de locura. Hoy podríamos decir que el cine colombiano ha
Si algo puede valorarse de nuestro cine hoy, aparte del                                                                 arribado por fin a su adolescencia, el período propicio para
evidente avance técnico en las películas, es                                                                            experimentar, para intentar innovar, para afianzar las fortalezas sin
                                                                                                                        perder el candor de la niñez y uno que otro asomo de madurez. Si en
precisamente la variedad de temas que se abordan y                                                                      noventa años de cine vamos en la adolescencia, es de esperar que la
algunos esfuerzos por hacer cine de género o                                                                            adultez aún se demore unos cuantos años en llegar.
acercarse al cine de autor.

  Después de 2004, en Colombia se han estrenado 77 largometrajes
  nacionales de ficción (cifra alentadora, si tenemos en cuenta que en
  toda la década del noventa se estrenaron diecinueve). Historias muy
  diversas han propiciado que poco a poco se vaya superando la idea
  de un supuesto cine nacional uniformado por la violencia. La
  influencia del cine de Hollywood, la televisión, la publicidad y el
  videoclip han llevado a que nuestras películas asuman algunas
  marcas de género que las pueden hacer más accesibles al público.
  Los géneros proporcionan a los espectadores un repertorio de
  recursos más o menos identificables que establecen ritmos, tonos y
  atmósferas en las películas. En nuestro caso, podríamos decir que la                                                       Los colores de la montaña


  I
   Proyecto de investigación Alba, G. y M. Ceballos (2002). La narración en el cine colombiano de ficción 1950-2000. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana
  II
    Ceballos, M. (2006) Las pasiones: interacción y retórica, en Revista Signo y Pensamiento Vol. 25, No. 49. Bogotá: Universidad Javeriana y (2006-2) Historias y argumentos. 50 años de hibridación narrativa en
  http://www.javeriana.edu.co/redicom/documents/.
  III
     jáuregui, C. y J. Suárez (2002). Profilaxis, traducción y ética: La humanidad desechable en Rodrigo D. No futuro, La vendedora de rosas y La Virgen de los Sicarios. Revista Iberoamericana # 199.
  IV
      Acosta, L. (2008). “De aficionados a cibernautas”, en Cuadernos de cine colombiano 13. 2008 nueva etapa. Bogotá: Cinemateca Distrital.
  V
    personajes, acciones y escenarios en el cine colombiano de 1990-2005. Rivera, J. y E. Correa (investigadores principales). Proyecto de investigación de la Universidad de Medellín, 2006 y Narrativas del conflicto armado en
  el cine colombiano. Rivera, J. y S. Ruiz (investigadores principales). Proyecto de investigación de la Universidad de La Sabana, 2009.




                                                                                                                                                                                                                                    89
9° Festival de Cine Colombiano de Medellín
                                                                                                                                         Agosto 22 al 26 de 2011




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                             Emisora Cultural
                             Universidad de Antioquia
                             Sistema de Radio Educativa
9° Festival de Cine Colombiano de Medellín
                                                                                                                                                     Agosto 22 al 26 de 2011




                         REALISMO IMPURO EN UN CINE DE CIRCUNSTANCIAS
                                                                                                                                             Lucía Victoria Torres
                                        Comunicadora Social Periodista, escritora e investigadora de cine. Docente titular de la Universidad Pontificia Bolivariana.



   El cine colombiano de hoy, a pesar de su inquietante idiosincrasia                 ya que el género rechaza lo sentimental, no regala finales felices ni
   que a veces roza lo kafkiano, me gusta. Ver nuestras películas es algo             historias de amor eterno pues su gran preocupación es mostrar la
   significativo. Ellas ofrecen lo que somos como país, como sociedad y               realidad individual y social en el marco del devenir histórico.
   como cultura, incluso como individuos, y eso no se encuentra en los                Por lo anterior, el cine colombiano, como espejo de una realidad
   otros medios masivos de comunicación donde el tema recurrente                      donde por lo general los afectados por el conflicto no logran un buen
   también es la problemática nacional, pero entregado con menos                      destino, pierde consistencia y credibilidad en la construcción de
   inteligencia, escasa sensibilidad y muy poca estética.                             personajes cuando redime la lucha de éstos con desenlaces
   Del cine colombiano no me avergüenza ni me molesta la reiteración                  positivos. Y cuando opta por dar protagonismo al amor, éste no se
   temática sobre nuestra injusta sociedad en conflicto; la temática es               impone a la desesperanza, como puede ocurrir en la vida real por ser
   inescapable: es lo que más hemos tenido y tenemos, por lo tanto ya                 efectivamente la fuerza más poderosa; a cambio, el amor aparece
   es parte de lo que somos. En este cine, más que historias de amor                  enrarecido por las circunstancias, infiel, traicionado, frustrado,
   hacen falta personajes entrañables y desenlaces más                                prohibido e incluso como generador de más conflictos, así éstos
   esperanzadores y conclusivos; sobran hechos, óperas primas y                       permanezcan en la intimidad de los personajes. Buenos ejemplos los
   algunas miradas tan subjetivas de los autores, y serían deseables                  han proporcionado El arriero (Guillermo Calle, 2009), García (José Luis
   menos espectadores ahuyentados de las salas.                                       Rugeles, 2010) y Esto huele mal (Jorge Alí Triana, 2007). Con Locos
   Celebro el impulso y la expansión que ha habido en los últimos años                (Harold Trompetero, 2011) se nos plantea el amor como asunto de
   para películas realizadas con talento y con dinero colombiano, aun                 desquiciados, por lo tanto en forma inverosímil y grotesca.
   con la inmadurez, imperfecciones o falsas pretensiones que puedan
   notarse en algunos creadores. Es un trabajo loable desde todos los
   ángulos: el de los directores y guionistas, por la voluntad para hacer
   bien su obra y por la decisión de exhibir en ella su espíritu; el de los
   productores, por su confianza y apoyos financieros; el de los
   distribuidores y exhibidores, por su apuesta; el del Estado por dar a
   luz una Ley de Cine madura que asimiló las lecciones aprendidas de
   experiencias anteriores y por aceptar la expresión de los creadores; el
   de los actores por prestarse para la aventura de directores novatos, y
   el de los equipos técnicos y de producción por las ganas para
   integrarse como pieza clave en el cometido de realizar un
   largometraje de ficción en Colombia.


En este cine, más que historias de amor hacen falta
                                                                                        Esto huele mal
personajes entrañables y desenlaces más
esperanzadores y conclusivos; sobran hechos, óperas                                   Pero más que la manera de abordar las tramas, en las películas
primas y algunas miradas tan subjetivas de los                                        colombianas desconcierta la reacción del público ante un cine
autores, y serían deseables menos espectadores                                        cercano en el tiempo y en el espacio que asume problemas próximos
                                                                                      y cotidianos de nuestra sociedad de hoy, esa misma sociedad que
ahuyentados de las salas.                                                             podría verse a través del periodismo si su mirada sobre el país fuera
                                                                                      como la del cine que tenemos: realista y sincera, sin ser
   Ver cine colombiano en salas colombianas tiene su nivel de riesgo.                 necesariamente etnográfica.
   Genera inquietud la reacción de los espectadores ante una historia                 Es explicable la reacción de nuestros inmaduros espectadores,
   no reconfortante, sus preguntas sin respuesta, sus caras de                        afectados por una formación audiovisual telenovelera que no
   decepción o su perplejidad por el final inesperado, trágico, absurdo o             aguanta la reflexión sino que prefiere la exhibición, que no gusta
   simplemente indescifrable de la película. O duele la soledad de tres o             mucho de lo sutil y prefiere el grito al susurro, que ha acostumbrado a
   cuatro espectadores íngrimos en la sala, situación recurrente en las               la estridencia, lo hiperbólico y la evidencia; desarmados para leer los
   exhibiciones nacionales.                                                           lenguajes y gestos sugeridos en el cine actual, el grueso de los
   La ausencia de resoluciones que premien a personajes y                             espectadores no capta lo que los directores dicen sobre Colombia y
   espectadores es coherente en un cine que se enmarca en el Realismo,                sobre el ser humano colombiano; se disgusta por la evidente y



                                                                                                                                                                       91
9° Festival de Cine Colombiano de Medellín
                                                                                                                                         Agosto 22 al 26 de 2011




     frecuente mención en las películas a la actualidad predominante,          Si los temas son grandilocuentes es porque nuestra realidad es
     aquella condicionada por la lucha entre grupos armados ilegales y el      grandilocuente, pero se muestra sin escenografías aparatosas, a
     Estado y sus consecuencias para la población civil.                       través de escenas cotidianas y un estilo en algunos casos sencillo,
     Con intención o no, desde la ficción cinematográfica se documenta el      sobrio y preciso que resulta muy agradable, caso. Lo habitual se
     momento histórico y se produce por lo tanto un cine histórico sin         mezcla con lo exótico porque lo cotidiano colombiano a su vez es
     acudir a la recreación de épocas pasadas. Esa mirada del cine             exótico y en ese mimetismo se desdibuja la frontera de lo que es el
     colombiano sobre nuestra realidad conformaría una especie de              Realismo puro.
     corriente que puede denominarse como Realismo impuro, en tanto            No siempre este Realismo parte de la intención expresa o primigenia
     que su pretensión o intención manifiesta no es la reproducción            de exponer nuestras problemáticas políticas, sociales y de relaciones
     exacta y completa del ambiente social y de la época en que vivimos, y     humanas. Pero aún sin ser propiamente un cine con orientación o
     porque la manera como se hace el abordaje de la realidad no es la         intención de denuncia social, es capaz de representar los efectos de
     más sencilla posible para que todos lo comprendan; por el contrario,      un conflicto en una sociedad en conflicto y proponer una reflexión
     admite cabos sueltos puesto que no trata de explicarlo todo.              sobre los sentimientos de frustración, desconcierto y desesperación
     Este Realismo, distinto a cine de realidad, se presenta de manera         a raíz de la situación de seguridad del país.
     espontánea, como surgido del azar y consignado de manera fortuita.        Es de esperar que al inscribirse en el Realismo, el cine colombiano
     En nuestras películas se incluye y se muestra con naturalidad el          tenga en cuenta también el contexto del medio cinematográfico, la
     contexto en el que transcurre la cotidianidad de los colombianos, un      realidad de una industria naciente como la nacional, los costos de
     contexto determinado por el caos. Así, las historias se desarrollan en    producción, a los inversionistas que intentan sacar adelante una
     medio de circunstancias caóticas y éstas se imponen como parte de         industria, a los exhibidores que tienen la angustiosa conciencia de la
     la puesta en escena, dando la falsa impresión de que el cine              taquilla y de los espectadores.
     colombiano es predominantemente sobre violencia.
     Algunos referentes indirectos hacen visible y fuerte ese contexto. En
                                                                                 La sangre y la lluvia
     el caso del narcotráfico, su representación supone armas y crímenes,
     pero su presencia e influencia se percibe también en usos y
     costumbres de la vida diaria mostrados en las películas, como el
     hecho de que los personajes consuman droga como si se tomaran
     una copa de vino o se fumaran un cigarrillo, situación que queda bien
     retratada en el ambiente en el que transcurren Sumas y restas (Víctor
     Gaviria, 2004) y Te amo, Ana Elisa (Antonio Dorado y Róbinson Días,
     2009), por ejemplo.




                                                                               Sin embargo, en el momento histórico que vivimos es más necesario
                                                                               el desahogo, la elaboración de un trauma colectivo, algo que tal vez
                                                                               ponga al cine de espaldas a los productores y el público pero de cara
                                                                               al país, y justifique el que los directores se sientan más presionados
                                                                               por su necesidad de expresión que por los apoyos estatales recibidos.
                                                                               En el universo de óperas primas del panorama cinematográfico
                                                                               colombiano de los últimos años, los directores se inclinan más por
                                                                               centrarse en sí mismos que en poner su interés en describir
                                                            Te amo Ana Elisa   objetivamente los problemas sociales valiéndose de sus películas. En
                                                                               esa intención de dejar constancia de una voz particular, la de su autor,
     El no ceder a la tentación de volver glamorosos los escenarios            nuestro cine muestra una subjetividad que contradice su inherente
     verdaderos en los que se hacen los rodajes es otro aspecto de nuestro     realismo, pero en él al mismo tiempo se expresa una sociedad que
     Realismo, así como la presencia de actores no profesionales, tanto        necesita hacer catarsis, una sociedad traumatizada como puede
     entre los personajes secundarios como entre los protagónicos; es lo       palparse en La sombra del caminante (Ciro Guerra, 2005), Retratos en
     que explica la existencia de cintas como La Sociedad del Semáforo         un mar de mentiras (Carlos Gaviria, 2010) y La sangre y la lluvia (Jorge
     (Rubén Mendoza, 2010).                                                    Navas, 2009).



92
9° Festival de Cine Colombiano de Medellín
                                                                                                                                   Agosto 22 al 26 de 2011




Por otro lado, si bien no se defienden posturas ideológicas o políticas   No es extraño que nuestros cineastas se inspiren o basen sus historias
en general, en algunos autores es deducible una mirada                    en hechos e individuos reales, busquen en la prensa y en los expertos
comprometida y hasta progresista, que salva los errores de                los datos necesarios para conseguir la exactitud ambiental o
comprensión del conflicto que eventualmente se escapan en otros           sicológica de sus historias, se documenten rigurosamente sobre el
autores, cuya ambigüedad se evidencia en sus posturas éticas o los        terreno, observen el ambiente, las gentes, sus modos de hablar, de
lleva a caer en el costumbrismo. En este último caso, la visión           relacionarse, de reaccionar y comportarse, sus manifestaciones
comercial que guía las producciones distorsiona la mirada y lleva al      culturales y hasta su indumentaria. Es lo que dejan ver La primera
populismo y el estereotipo, degenera el realismo y lo iguala con lo       noche (Luis Alberto Restrepo, 2003), PVC-1 (Spiros Stathoulopoulos,
pintoresco, lo folclórico y hasta lo vulgar, en un cine, ahí sí,          2007), Satanás (Andy Báiz, 2007), Perro come perro (Carlos Moreno,
grandilocuente pero de bajo contenido, con personajes                     2008) y Los viajes del viento (Ciro Guerra, 2009).
extravagantes, tópicos insólitos, exageración hasta en el decorado y
chistes sobre situaciones que no los admiten. Aquí el ejemplo más          Los viajes del viento
ilustrativo sabemos que lo constituye la “saga” de películas obra de
Dago García.
De esta manera, se pierde la posibilidad de que el cine colombiano,
dividido entre comercial y no comercial, se vea unido por el Realismo
y su construcción de la historia del país, aunque hay que reconocer
que, cada uno por su lado, ha dado lugar a obras que son fieles
testimonios de la Colombia de nuestra época, pasando por lo crudo,
lo burdo, lo tierno, lo delicado, por el buen y el mal gusto, por el
sentimiento y el sentimentalismo, por el hecho cotidiano y el suceso
extraordinario macondiano real que rompe la rutina.
                                                                            La sangre y la lluvia
En medio de la diversidad que los caracteriza como grupo, las
coincidencias de nuestros cineastas no se explican en un propósito
colectivo consciente de ellos por consignar el momento presente, lo
cual los aparta de un Realismo puro. Sin embargo, es interesante que,
sin pretenderlo, estén haciendo del arte cinematográfico nacional un
documento valioso sobre lo que somos hoy y del cual podrán
disponer generaciones futuras; hayan o no tenido la intención, los
males que aquejan a Colombia quedan reproducidos, analizados y
denunciados en las películas realizadas.
Lo anterior llena de mayor sentido un cine de autor al que se le tacha
de no estar al servicio del mercado o de los espectadores, que podría
ser más provocador y hacernos ruborizar por lo que somos, más que
avergonzarnos, si es verdad que nos habla de nosotros mismos como
país. Un cine donde los creadores no tengan que cuidarse por
enmascarar sus temas en escenas menos perturbadoras o más                 Dicho método da una contundente verosimilitud y un poder de
tranquilizadoras, que no tenga que evitar confrontar al espectador        identificación que paradójicamente lleva al rechazo por parte de
distanciándose de la denuncia social que debe estar presente.             espectadores que buscan en una película la evasión y no la
                                                                          interpretación de la realidad; al rechazo porque en Colombia el
 Perro come perro                                                         espejo de lo que somos es incapaz de mostrar una imagen distinta de
                                                                          lo que vemos desde hace más de medio siglo, y porque medios como
                                                                          la televisión han acostumbrado a matizar, “humorizar” y despojar de
                                                                          significado situaciones trascendentales y trágicas de nuestra historia
                                                                          A nuestro Realismo, que prefiere la gente común y corriente, también
                                                                          debería corresponder una gama más amplia de personajes para
                                                                          completar el cuadro social, incluyendo la representación de los
                                                                          protagonistas pertenecientes a otros estratos. Aunque la mayoría de
                                                                          los habitantes de Colombia, por lo tanto más afectada por nuestra
                                                                          problemática, la constituyen la clase media y baja, falta ahondar más
                                                                          en la alta burguesía, la clase política y dirigente, actores relevantes
                                                                          que explican en buena parte las causas de ese mismo conflicto y que
                                                                          son precariamente perfilados en La ministra inmoral (Julio Luzardo,
                                                                          Celmira Zuluaga, 2007) y After Party. The Movie (Julio César Luna,
                                                                          Guillermo Rincón, 2002).



                                                                                                                                                    93
9° Festival de Cine Colombiano de Medellín
                                                                                                                                               Agosto 22 al 26 de 2011




          En el abordaje de personajes, nuestro Realismo cumple con                 Las nuevas generaciones de realizadores están dando un cine
          proponernos unos protagonistas complejos, que evolucionan e               inquietante, algo perturbador, que ojalá fuera más revolucionario. A
          interactúan influyendo en otros; en mostrarnos una relación mediata       ellas solamente habría que reclamarles la capacidad para realizar más
          entre las personas y su entorno económico y social a través de sus        filmes y superar sus impactantes óperas primas, con la conciencia de
          oficios, por ejemplo, con lo cual se vuelven exponentes de una época.     las escasas posibilidades de sobrevivencia del cine de autor por su
          En un cine naciente parece lógico que se dé el Realismo. El nuestro es    carga conceptual que en el mercado y los espectadores de hoy
          un Realismo en evolución que, sin agotarse en sus presupuestos,           parece no tener mucha cabida “gracias” a la tecnología que ha
          porque no los ha tenido conscientemente, empieza a                        desacostumbrado a las reflexiones existenciales fundamentales del
          descomponerse, o acaso a recomponerse en corrientes diversas, y           ser humano y de la sociedad. Es totalmente válido y natural que en
          que no se agota en la descripción de los entornos, pero sí en la de las   estos directores jóvenes persista la espiritualidad, su insistencia en el
          circunstancias. Puede, para no agotarse, empezar a interesarse por la     individuo, algo esencial para hacer buenas películas.
          sicología de los personajes, centrándose más en su mundo interior,        Hay que esperar que los espectadores descubran también esas voces,
          como por ejemplo lo hace Karen llora en un bus (Gabriel Rojas Vera,       adecuadas para renovar la mirada sobre nuestra realidad, unas voces
          2011), en su momento lo hizo La vendedora de rosas (Víctor Gaviria,       que dejan como resultado la autenticidad e impresiones sólidas y
          1998), y más atrás Confesión a Laura (Jaime Osorio, 1990). O ampliar el   duraderas en la memoria colectiva.
          universo a otros grupos como los niños, protagonistas ausentes de la
          pantalla que en Los colores de la montaña (Carlos César Arbeláez,
          2011) logran ser el centro de la historia, calar en los espectadores y    Las nuevas generaciones de realizadores están
          dar lugar a una película memorable.                                       dando un cine inquietante, algo perturbador, que
          Estamos viendo un cine por madurar en una industria naciente,             ojalá fuera más revolucionario.
          inclasificable en los géneros tradicionales, pero cuya temática,
          discurso y narrativa lo vuelven un género en sí mismo: el del Realismo
          impuro.


                                                                                           La pasión de Gabriel




Karen llora en un bus                                                                                             Sumas y restas




     94
Análisis de los mediometrajes de FOCINE en la década de 1980
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Análisis de los mediometrajes de FOCINE en la década de 1980

  • 1. 9° Festival de Cine Colombiano de Medellín Agosto 22 al 26 de 2011 Sobre una época del cine nacional LOS MEDIOMETRAJES DE FOCINE Estos apartes del libro de Patricia Restrepo, publicado en 1985, aparecieron en la edición número 35 de la revista Kinetoscopio (Centro Colombo Americano de Medellín, enero-febrero de 1996). Conservamos incluso la interesante entradilla con que la redacción de la revista saluda las ideas de Restrepo. Patricia Restrepo Realizadora, crítica y docente. Vinculada a dos importantes momentos del devenir cinematográfico de Colombia: Caliwood y Cine Mujer. Para ella, se trataba de un proyecto cultural de mucha importancia. Al parecer, para Focine no. De los mediometrajes que se produjeron entonces para televisión, casi todos son películas desaparecidas hoy. El negativo de todos se extravió, así como el de muchas otras de las que produjo Focine, entre cortos y largos. Es estremecedor leer el libro Los mediometrajes de Focine, de Patricia Restrepo, si sabe uno que lo que permaneció de todo aquel trabajo fue un libro y no las películas. Una experiencia también, para todos, algo que ella, en su afán de sacar provecho de todo lo que llena la vida, quiso evaluar minuciosamente, para que los errores no se volvieran a cometer y para que los logros pudieran desarrollarse en un futuro mejor. El resultado fue ese libro que publicó el Cine Club de la Universidad Central, dirigido por ella misma, cuando cumplió sus diez años, en el cual hay artículos suyos y de otros críticos sobre el cine colombiano contemporáneo, sobre largometrajes como Canaguaro, Cóndores no entierran todos los días, Pura sangre, Carne de tu carne y Caín; diálogos con y entre directores, reflexiones sobre las políticas de producción de Focine y sobre la dramaturgia —un aspecto que siempre ha apasionado a Patricia Restrepo—. El escrito de mayor extensión, el que da nombre al libro, es “Los mediometrajes de Focine”, un análisis pormenorizado de un momento que fue apasionante en la historia de nuestro cine y de nuestra televisión, abarcándolo desde la era del sobreprecio, y que cobra una singular relevancia ahora, cuando su referente físico ha desaparecido, mas no su legado profesional, sus herencias y sus taras, de las que, de un modo u otro, descendemos. Reproducimos aquí algunos fragmentos, para recordar y evolucionar, si es posible. INTRODUCCIÓN Los cineastas colombianos acabamos de entregar al público televidente, a los intelectuales, a los profesionales, a las amas de casa y a la opinión pública en general un proyecto de diecinueve películas de mediometraje financiadas en su totalidad por la Compañía de Fomento Cinematográfico —Focine —. Cultural y cinematográficamente hablando éste es un proyecto importante para el país. Las enormes dificultades de producción, la parálisis en la que estaba sumido el cine, venían desde muchos años atrás. Los primeros seis meses de este año (1985) —un período dramáticamente corto—, fueron beneficiosos de verdad para el cine nacional. Alrededor de nuestro cine hay una imagen de desprestigio, hay también intereses en su contra, hay sectores de la misma industria que preferirían no verlo nacer nunca puesto que es contrario a su rentabilidad. La prensa publica constantemente diatribas que 81
  • 2. 9° Festival de Cine Colombiano de Medellín Agosto 22 al 26 de 2011 refuerzan su mala imagen. Párrafos como el que transcribo a películas con costos mínimos o las compran a quienes son capaces continuación son los que se dan a conocer al público (la referencia de hacerlas por la mitad de su valor sacrificando calidad y que se hace es a los cortometrajes exhibidos en los teatros antes de la posibilidades estéticas. Y sí fue un gran negocio puesto que en película): “(...) Se suponía que tales cortos obligatorios servirían para determinado momento se pudo comprobar que las entradas que les el fomento del cine nacional y que los mismos cortos a fuerza de producían los "pésimos cortos” superaban las de la dulcería y las de la hacerse y de darse mejorarían de calidad. Han pasado diez años, los película de largometraje. La dulcería había sido su fuerte. cortos colombianos son cada vez más mediocres y el cine nacional no Y en esa época estaban en silencio. Los señores distribuidores y se ve por parte alguna”. Más adelante continúa: “(...) Los cortos han exhibidores saturaron al público repitiendo siempre los mismos matado a los largos y los cinematografistas y la Empresa de Fomento malos cortos pues nunca respetaron, tampoco, el tiempo de Cinematográfico [Sic] tendrán que hacer juiciosos replanteamientos duración en pantalla exigido por la ley, para ellos resultaba más a ver si al fin le salen con algo al público y si éste, más adelante, le rentable exhibirlo hasta la saciedad sin pensar en la reacción de los toma gusto al cine nacional”. espectadores y sin sentir el menor respeto hacia ellos. Los cortometrajes colombianos que se exhiben en los teatros no son hechos, en su mayoría, por cineastas. Que esto quede claro. Y si en alguna parte hay responsabilidad del desprestigio del cine nacional es, justamente, en los hombros de los señores distribuidores y exhibidores que ahora, cuando "el cine nacional no se ve por ninguna parte” —claro, si los cineastas están muy lejos de ahí—, salen a inculparles. En resumen, una buena ley, que fomentaba el cine y la industria privada al mismo tiempo, fue destruida y aniquilada por la ambición de un sector del gremio cinematográfico. Películas de cortometraje, premiadas en Colombia y en el exterior, películas que fueron buenos intentos hacia un cine de calidad, no fueron ni siquiera exhibidas. Distribuidores y exhibidores ofrecían la tercera parte de su costo. Ejemplo de ello son: Los cuentos del capitán, de Jorge Nieto, El huacán, de Mady Samper, Y su mamá qué hace, de Eulalia Carrizosa, Donde hay payasos, de Magdalena de Massonnat, para citar unos pocos. Este largo paréntesis apunta a pedirle a la opinión pública que se acerque a su cine con cariño. Los cineastas necesitamos de la retroalimentación de los espectadores; una crítica es absolutamente necesaria pero a condición de que sea constructiva y constructiva no quiere decir débil o condescendiente. Lo que molesta es la actitud de Patricia Restrepo en plena movida cinematográfica de los años ochenta desdén por parte de grandes sectores de la opinión pública que no Son los señores distribuidores y exhibidores hablando; estos señores permite, en muchos casos, ni siquiera ver las películas, y en otros, su tan serios y respetables, tienen absoluta razón al emitir su juicio sobre acercamiento es de indiferencia o menosprecio. Esa actitud no le la calidad de los cortos; nada más cercano a la realidad que la pésima hace bien a nadie, nosotros queremos comentarios agudos, certeros, calidad de esas películas en las cuales el cine, ciertamente, brilla por inflexibles; los necesitamos pero queremos que estén animados por su ausencia. Y son certeros también cuando afirman que los cortos una actitud positiva y cariñosa. Las exigencias hacia el cine tienen sobre sí la gran responsabilidad (o por lo menos una buena colombiano suelen ser mucho más drásticas que hacia otras parte de ella) del desprestigio del cine nacional ante el público. Pero cinematografías, se tiene el preconcepto —muy alimentado, como lo que se les olvida a estos señores, lo que no cuentan a la opinión dijimos antes, por el desprestigio de los cortometrajes— de que si es pública, es el manejo que ellos hicieron de los cortometrajes y de la colombiano es malo, y se le niegan caminos al cine nacional. ley que les daba derecho a su existencia. Y allí sí que hay Dejemos el desdén y la mala atmósfera alrededor de una industria y responsabilidad. un arte porque ya sabemos que si sale adelante será en beneficio de Distribuidores y exhibidores saturaron el mercado de cortometrajes todo el país. No olvidemos que aunque el proyecto de Focine malos y mal realizados; nunca respetaron la ley que concedía el 50 % significó un respaldo estatal muy positivo, solamente duró cinco o de las entradas al productor; establecieron la compra a precio fijo y seis meses y en ese período no hay nada —mucho menos un fijaron los precios que ellos quisieron, obligaron así a reducir la lenguaje, un arte, una identidad cultural— que se pueda consolidar. calidad de cada película puesto que los precios que pagaron nunca Seamos estrictos pero no esperemos resultados óptimos. cubrían, ni siquiera, los costos de realización. Los cineastas fueron, poco a poco, retirándose de esta posibilidad profesional que les había brindado el Gobierno y fueron quedando una vez más sin Los cineastas necesitamos de la empleo. El negocio quedó en manos de los distribuidores y exhibidores, quienes en la mayoría de los casos encargan sus propias retroalimentación de los espectadores; una crítica es absolutamente necesaria pero a condición de que sea constructiva y constructiva no quiere 82 decir débil o condescendiente.
  • 3. 9° Festival de Cine Colombiano de Medellín Agosto 22 al 26 de 2011 LOS MEDIOMETRAJES DE FOCINE contradicciones: muchas posibilidades pero también serias La Empresa de Fomento Cinematográfico —Focine— [Sic] puso en limitantes. Las limitantes empezaron a verse durante la experiencia marcha, a finales del año pasado (1984), su proyecto más ambicioso y de la realización y solo pudieron palparse una vez finalizados los coherente. El objetivo principal era la realización de 38 películas de trabajos. media hora, con temática libre y para ser emitidas por televisión. Para la realización se llevó a cabo una convocatoria pública, con una serie LAS POSIBILIDADES de requisitos, como guion totalmente elaborado, ficha técnica (hoja Fue la primera vez que el cine nacional tuvo un apoyo de esta de vida) del grupo realizador, presupuesto detallado y ajustado a la naturaleza. Se trataba de un apoyo económico total con el cual los suma propuesta por Focine, actores, plan de rodaje, guion técnico, cineastas podían demostrar la calidad de su trabajo y sus etc. capacidades creadoras. Era el apoyo que el gremio esperaba desde Después de pasar por el filtro de un jurado especializado, es decir, varios años atrás para poder salir de la inmovilidad a la que estaba cuando cada uno de los proyectos pasó por concurso, se adjudicaron reducido, en parte por el manejo que distribuidores y exhibidores diecinueve películas entre argumentales y documentales. Un poco hacen del mercado, en parte por la mala calidad de sus películas, en más adelante, en el mes de marzo del 85, se llevó a cabo la segunda parte por la inercia que vivió el propio Focine durante cuatro años, en convocatoria en donde se aprobaron otras diecinueve. Estas últimas parte por la distorsión de las leyes (como la de la cuota de pantalla o la están todavía en sus procesos finales. del sobreprecio para cortometrajes), en parte por el bajo costo de la El presente trabajo se propone hacer un balance de este proyecto en boleta, en fin, por todos los factores que han intervenido para hacer su totalidad. Pretende mirar detenidamente la forma de producción que esta (mil veces) naciente industria venga sufriendo una larga planteada por Focine a los cineastas colombianos, quienes debieron crisis. ajustarse a algunas normas precisas para sacar adelante sus películas, La propuesta de Focine activó el gremio; fue también la primera vez y, de otro lado, analizar la respuesta de los cineastas frente a este en muchísimos años que se vio a la gente del cine —camarógrafos, apoyo estatal sin precedentes. Queremos ver los logros y los errores luminotécnicos, sonidistas, anotadoras, guionistas, actores, cometidos de parte y parte para extraer de allí experiencia que tramoyistas, etc., etc.— trabajando como cualquier otro profesional alimente las producciones posteriores. Nuestro ánimo es un ánimo de nuestro país. Había empleo; los equipos existentes en el país como cariñoso y positivo y es el amor al cine el que nos impulsa a correr el moviolas, consolas para mezclas, laboratorios, etc., se movilizaron. riesgo de dejar impresas opiniones sobre un proyecto cultural que Hubo vida en el mundo del cine; se buscaron formas de producción, consideramos importante. No queremos que por amistad se se establecieron grupos de trabajo. Muchos realizadores jóvenes entienda solamente el mutuo elogio y la aprobación; la amistad y el tuvieron la oportunidad de hacer su película. cariño incluyen también la capacidad de señalar errores y Se tuvo en cuenta al cine como parte de la cultura de este país y se equivocaciones. Queremos hacer un análisis constructivo y reconoció que para hacer cine en Colombia se necesita del fomento enriquecedor para alimentar la reflexión y la autocrítica; del Estado mientras el cine madura, mientras el público aprende a consideramos que es la forma de entrar en la madurez del cine querer sus películas, mientras se encuentra con ellas; mientras la colombiano. Tendremos muy en cuenta los valores y hallazgos de empresa privada aprende a correr riesgos de inversión. Mientras cada una de las películas, sentimos la necesidad de recuperar cada todos aprendemos la compleja realidad de un arte industrial. elemento positivo de estas cintas porque es imperioso hacerlo Se entendió la necesidad de hacer películas a bajo costo, cortas, en 16 cuando se trata de una labor tan ardua como el cine en un país tan mm, en donde los retos estéticos fueran los mismos que los de una árido culturalmente como el nuestro. Pero también queremos ser película de largometraje. Cada uno de los equipos realizadores inflexibles frente a las deficiencias, frente a la mediocridad, frente al estaba enfrentándose a la búsqueda de soluciones administrativas, descuido, frente a la falta de rigor, en una palabra, frente al desamor al económicas, artísticas, actorales, etc., y en este sentido estaban cine. Si queremos que nuestro cine exista no podemos ser haciendo escuela para sus futuros largometrajes sin el costo que complacientes. implica una película de hora y media. Antes de entrar a mirar los resultados de estas cintas veamos en dónde estuvieron los cuellos de LA PROPUESTA DE FOCINE botella, los momentos difíciles y las limitaciones que el proyecto El planteamiento que Focine hizo a los cineastas para la forma de abrigaba puesto que ellas inciden, de todas maneras, en su calidad. producción fue el siguiente: las películas se realizarían en 16 mm, con un duración de veinticinco minutos, cada una tendría un valor de tres millones de pesos y deberían realizarse totalmente en 75 días, es La propuesta de Focine activó el gremio; fue también decir, existía un tiempo de dos meses y medio para preproducción, la primera vez en muchísimos años que se vio a la rodaje, montaje y posproducción. Los tres millones significaban el gente del cine —camarógrafos, luminotécnicos, costo total de la película, por lo tanto Focine era dueño de ellas. Los cineastas debían acreditar hoja de vida y un guion aprobado por el sonidistas, anotadoras, guionistas, actores, jurado además de lo que enumeramos anteriormente. Se tramoyistas, etc., etc.— trabajando como cualquier comprometían a entregar la copia final. Focine entregaba el dinero otro profesional de nuestro país. en tres desembolsos (cosa que, por otra parte, no ocurrió casi nunca a tiempo). Esta propuesta tenía, como casi todo en la vida, sus propias 83
  • 4. 9° Festival de Cine Colombiano de Medellín Agosto 22 al 26 de 2011 LAS LIMITANTES La estrechez del presupuesto reduce también, en algunos casos, la Dos son las serias cortapisas que hemos destacado para la buena calidad técnica del mediometraje. Según las necesidades de cada marcha de este proyecto. La primera sería el tiempo límite de 75 días proyecto había que eliminar gastos de laboratorio, efectos de sonido, impuesto por Focine a los cineastas. Un tiempo extremadamente disolvencias, etc., o también durante la preproducción o en corto para hacer una película de media hora, sobre todo si se tienen ocasiones ocurría que las limitaciones aparecían en la ambientación, en cuenta algunas cosas: la parálisis del gremio que implicaba todo en el vestuario, etc. y como se sabe estos sacrificios que a veces un despertar de una infraestructura, en el mejor de los casos, parecen puramente técnicos influyen en la claridad de la narración, paquidérmica y, en la mayoría, inexistente. Había problemas por falta en la construcción de los personajes, en el estilo formal y desmejoran de gente: escasearon los sonidistas; por ejemplo, los camarógrafos la calidad total de la obra. La forma de producción no está, entonces, tampoco abundaban, esto detenía los rodajes. Algunos aislada de la capacidad creadora del director ni de la de todo el grupo implementos necesarios no se conseguían en el país, por ejemplo el técnico, al contrario, incide sobre ella enriqueciéndola o limitándola. material que se requiere para editar el negativo, la película virgen, el Durante la realización de los mediometrajes de Focine ocurrieron magnético para hacer las bandas del sonido. Esto también demoraba ambas cosas. Sin tenerlo presente no podríamos dar opiniones justas el avance normal de la realización. Los laboratorios de sonido sobre las películas. saturaron sus cupos. Imposible producir mediometrajes en 75 días en Colombia, al menos por ahora mientras la misma producción LAS PELÍCULAS genera los recursos para satisfacer las necesidades. Vimos veintiún películas todas muy distintas. Fue muy satisfactorio La otra dificultad aparecería en el presupuesto. Si bien es cierto que ver la enorme cantidad de posibilidades, en todos los sentidos, que para algunos sectores del país la suma de tres millones de pesos posee una cinematografía naciente para ir encontrando su suena bastante elevada para una película de media hora, la verdad es personalidad. Nos pareció apasionante ver cómo los temas, los que resulta bastante estrecha. Pensemos que un largometraje oscila estilos, las intenciones, las intensidades más diversas van, poco a entre los veinte y treinta millones de pesos y démonos cuenta de poco, confluyendo hacia un mismo fin: el de buscar a nuestro país. cómo estas cintas deberían tener un presupuesto equivalente a la Esa intención temática es común a la mayoría de los mediometrajes y tercera parte; esto es entre siete y diez millones de pesos. Sin los caminos para su búsqueda son ricos, diferentes y variados. Vamos embargo una vez aceptado el hecho de que había que producir con viendo algo de nuestro universo propio, de nuestra Colombia. Es este dinero o no hacer nada, podemos ver claramente cómo el cierto que más que encuentros, en los medios lo que hay es presupuesto estaba determinando el tipo de película y poniendo búsquedas, pero ahí están. Pudimos observar algo del mundo barreras a la creación. El estilo de guion ajustado a dicho presupuesto llanero, del caleño, del antioqueño. Y también del costeño. Los temas era el de una historia con un interés dramático fuerte y una solución elegidos cuentan algo de nuestra idiosincrasia, hay intenciones de rápida, con pocos actores, con pocas locaciones y, ojalá, con pocos o contar nuestra manera de ser. ningún cambio de ciudad. Esto quiere decir que la forma de Todo esto es un reconocimiento que hay que hacerle a nuestro cine producción elegida definía en gran medida la dramaturgia y la de mediometraje; es muy importante que esas intenciones de creación en general. buscarnos, de valorarnos, de ir detectando lo que somos y querernos así, lleguen a la pantalla de televisión y entren a los hogares colombianos tan adormecidos por los malos enlatados gringos y las peores telenovelas nacionales. En ese sentido, el proyecto de Focine ya puede considerarse un proyecto cultural de gran interés. Porque nos reconocemos como somos, aprendemos a aceptarnos y vamos reconociendo nuestra verdadera identidad. El público televidente se ve allí y se identifica en cambio de tener que hacerlo con El Hombre Nuclear o con el Señor Carrington ante el cual tiene que negarse o frustrarse. Este es un primer paso en el encuentro de la autenticidad. Es primitivo y precario pero importante. La bondad de los temas queda registrada en las calles, en los lugares, en las casas con sus espacios y mobiliarios claramente colombianos, en los bares, en el suelo de tierra pisada, en el color de las paredes, en los tendidos de las camas. También en las personas, en su apariencia física, su manera de hablar, sus ropas. Los mediometrajes tienen una imagen colombiana, es una imagen que reconocemos y que nos representa. Pero ocurre que estas temáticas no llegan nunca, o casi nunca, a convertirse en un buen guion. Lo cineastas colombianos no somos todavía cuenta- historias. No manejamos el arte maestro de entretener e interesar con lo que contamos. El cine colombiano está en la edad de una imagen con identidad propia, pero aún aburrimos a nuestro público. El locutor Alonso Arcila, protagonista de Los habitantes de la noche. Nos atreveríamos a decir que en las veintiuna películas que vimos no hay ningún tema malo. 84
  • 5. 9° Festival de Cine Colombiano de Medellín Agosto 22 al 26 de 2011 ¿Qué es lo que pasa entonces? Que lo que importa no es el qué se En lo que a puesta en escena se refiere, estas veintiún películas tienen cuente (a condición de que posea autenticidad) sino cómo se cuente. todas buena factura y buen nivel de hacer comprensible lo que se Pero a ese nivel no llegamos todavía, tenemos mucho que quiere comunicar. Son películas bien hechas que cuentan lo que se aprenderle a nuestros narradores porque nuestros argumentos no proponen, pero son tímidas, tal vez temerosas en sus propuestas convencen, así la temática posea gran interés. narrativas. Mejor dicho, carecen de ellas, no hay caminos personales en este sentido. Podríamos afirmar que nuestros realizadores deciden sus posiciones y movimientos de cámara como quien ha aprendido algunas normas y las repite con cuidado para no caer en el Nos pareció apasionante ver cómo los temas, los error, y eso está bien, solo que no hay audacia, no tenemos autores estilos, las intenciones, las intensidades más diversas cinematográficamente hablando. Creemos que las películas, en la van, poco a poco, confluyendo hacia un mismo fin: el mayoría de sus momentos no poseen todavía un estilo personal. No hay un director detrás de ellas. Víctor Manuel Gaviria y Carlos Mayolo de buscar a nuestro país. son las excepciones más logradas a esta opinión. Gaviria en Los habitantes de la noche nos entrega propuestas narrativas y soluciones visuales o de puesta en escena, originales y con fuerte Lisandro Duque Naranjo en Póngale color (guion escrito por él, expresión personal. Mayolo, tal vez en menor medida, porque en película dirigida por Camila Loboquerrero) aborda un tema Aquel 19 estuvo un poco descuidado, consigue también buenos extraordinario: el día de la madre para una mamá de clase media momentos expresados con vigor y personalidad. En estos dos casos bogotana; bello tema por su valor humano, su valor social, su valor nos llega desde atrás de la cámara una persona que comenta y que comercial, sus implicaciones emocionales. Ocurre que al armar el opina, que se expresa legítimamente. Ellos dos son directores y guion, el pretexto del equívoco es demasiado previsible y el público prometen buenas cosas para nuestro cine. no mantiene el interés. Oí decir frases como: “Pero si yo siempre supe Alguna vez Glauber Rocha hablando de Godard decía: “Lo que iban a llegar con dos neveras”, o: "¡Valiente gracia! ¿Y para eso me importante no es contar una historia sino elaborar un universo vivo, tuvo aquí media hora?”, o: "Yo me aburrí porque ya sabía qué iba a un mundo en torno y con determinados personajes del presente o pasar”. Ponemos este ejemplo porque los guiones de Lisandro suelen del pasado. Personajes con ideas propias, con su propia moral y su ser los más coherentes y mejor armados. No tienen desviaciones con propia actitud frente a la vida”. En ese sentido nuestras películas tal respecto a la línea narrativa o al personaje central, los personajes son vez han pecado un poco de ocuparse de la buena construcción de la coherentes, existen a lo largo de la historia o el pretexto de la historia historia y de los asuntos de la dramaturgia (cosa que nuestro cine otro tanto pero es la historia o el pretexto de la historia el que no descubrió hace más bien poco) y han olvidado a sus personajes o, funciona. La debilidad del conflicto central. Los mediometrajes dejan aclarando un poco, la misma historia los ha dejado de lado o no les ha ver, pues, el dolor de cabeza del cine nacional: la forma de contar las permitido ser. Sin embargo ya vemos personajes en estas películas, historias. No tenemos guionistas. un poco incipientes y en ocasiones truncos, pero ahí están. Viven, sienten, sufren, dudan; son. No están en todos los mediometrajes Carlos Mayolo. que vimos puesto que no todos se lo proponían; algunos de los medios marcharon por el camino de la comedia donde más importan las situaciones que los personajes. Buen ejemplo de un personaje elaborado es la prostituta protagonista de Semana de pasión y tal vez Rosita, la niña de Momentos de un domingo (qué pena decir esto)1. De este balance podemos deducir que, muy al contrario de la idea generalizada entre los artistas, sobre todo entre los cineastas, Colombia es un país con una gran riqueza (en intensidad y en variedad) de identidad cultural. Las historias, las anécdotas, los mundos, los universos, están allí. Y es de allí de donde hay que tomarlos. Un cineasta atento y sensible podrá encontrar el filón que le falta a nuestro cine. Si en nuestro cine todavía no está representada Colombia no es porque ella no tenga mucho qué ofrecernos, es por el descuido, la desorientación y en algunos casos la pretensión de los cineastas. Ya es hora de que las búsquedas de nuestro cine dejen de serlo y se conviertan, de una vez por todas, en logros y hallazgos. Es hora también sobre todo a partir de la opción que tuvimos con este proyecto de Focine, de que pasemos de tener buenos momentos, de tener elementos positivos a entregar películas concebidas y realizadas intensamente, con pasión, con rigor y con despliegue de Habitantes de la noche talento. Los cineastas tenemos esa obligación con el público. 1 Patricia Restrepo es directora y coguionista de esta película. 85
  • 6. 9° Festival de Cine Colombiano de Medellín Agosto 22 al 26 de 2011 En estas veintiuna películas existen grandes desigualdades de la medida de la bondad y de las recompensas futuras; San Antonio, calidad. Y lo que es peor es que los cineastas con quienes se debe ser vida cotidiana desde abajo, de Andrés Agudelo, pretendidamente más exigente puesto que de ellos es de quienes más se espera, o sea, ingeniosa y fantástica) y hay también algunas que despertaron aquellos quienes ya hicieron largometraje, son quienes entregaron nuestro entusiasmo o que cuentan con elementos dignos de ser trabajos más descuidados, más feos en sus imágenes. En fin, son los resaltados: Semana de pasión, de Julio Luzardo, una película trabajos de menor interés, débiles en su concepción como es el caso redondita, con una puesta en escena concisa, clara y sobria; Camiones de El amor de Milena, de Fernando Laverde; pretensiosas y vacuas de polvo, de Fernando Reyes, visual y atmosféricamente hermosa, como El domador de la llanura, de Luis Alfredo Sánchez, quien colombiana; Aroma de muerte, de Heriberto Fiorillo, con fuerza realmente anuló un excelente tema y la preciosa oportunidad de también en sus imágenes, original y auténticamente costeña —con sondear ese otro país que son los Llanos Orientales; descuidada y de el serio problema de que todo el mundo habla cachaco—. verdad sorprendente por la ligereza y falta de interés con que se hizo, pobre y fea, Un ascensor de película, de Lisandro Duque Naranjo; El CONCLUSIONES Y PROPUESTAS doble, de José María Arzuaga, interesante por esa manera de Arzuaga Para los cineastas es absolutamente necesaria la continuidad. La de construir sus personajes, rezagos de sus buenos intentos desigualdad en las opciones que Focine entrega a los cineastas, su (recordados con tanto cariño por nosotros los cinéfilos) Raíces de absoluta desarticulación en las políticas, desorientan y mutilan las piedra y Pasado el meridiano; pero de verdad a Arzuaga no se le puede capacidades creadoras de guionistas y directores. No es lo mismo recibir de buen grado su exceso en el desinterés por la técnica y por resolver los asuntos estéticos y dramatúrgicos de un mediometraje una factura medianamente decorosa. La época del cine imperfecto que de un largometraje. Focine impulsa con fuerza el mediometraje y ya pasó y no tenemos porqué seguir descuidando tanto su cuando la mayoría de los cineastas han hecho uno (después de una apariencia. Otra gran expectativa era, obviamente, el trabajo que parálisis de cuatro años) y se han iniciado en su ritmo, posibilidades, realizara Pepe Sánchez; nada, desilusión, un argumento que no etc., Focine frena en seco el proyecto y los cineastas vuelven a su conservaba nuestro interés, un manejo cinematográfico acostumbrada posición de brazos cruzados. desaprovechado, todo muy lejano, distante, con deficiencias Sin continuidad de trabajo, sin políticas coherentes, las exigencias narrativas, dos horas de cine (cuatro episodios) en planos americanos que se hacen al cine colombiano no podrán ser nunca una realidad. El y planos generales. cine colombiano solamente va a nacer con apoyo estatal, como nació Además de estas películas hay algunas desilusionantes también y no en Venezuela, o en España... en Francia, en México. O en Cuba. necesariamente de directores con la trayectoria de largos (El papá de Es importante no agotar los proyectos antes de que germinen, no hay Simón, de Bella Mitriotti, en la que el problema es de concepción del que malograrlos sin antes haber confiado en ellos. ¿Qué sería del cine mundo, del cine y sus propósitos: una película nociva y alienante para colombiano si durante los diez años de ley del sobreprecio a los un público de televisión, en la que el sufrimiento y la abnegación son cortometrajes, los cineastas hubieran podido hacer sus películas como lo disponía la ley? Otras serían imagen y realidad del cine si el Estado hiciera cumplir sus leyes o si dejara marchar sus buenas ideas. Pero en este país las buenas intenciones son solo eso y siempre están truncas. El camino más apropiado para seguir con respecto al proyecto Cine en Televisión sería continuarlo sin término fijo y hacer adjudicaciones rigurosas y absolutamente exigentes en calidad. El trabajo en 16 mm y con una duración de veinticinco minutos permite una excelente preparación para el largometraje. Este proyecto demostró que con continuidad en la producción y con un buen filtro en la selección de guiones, el cine se depurará. Ahora, mientras María Emma Mejía, nuestra directora de cinematografía y la Junta Directiva de Focine, se toman el tiempo para una prudente reflexión, queda en pie poner a andar la ley del sobreprecio para los cortometrajes. Con esta ley en marcha Focine puede hacer préstamos a los productores sobre dinero seguro. Ya está demostrado que el mercado de los cortometrajes, manejado como es debido, alcanza a ser rentable para exhibidores y distribuidores, y para productores. Dos son, pues, nuestras propuestas: continuar con el proyecto de 16 mm para televisión y hacer préstamos para cortometrajes de sobreprecio. Son proyectos realizables, que generan empleo, movilizan una industria y permiten construir una estética propia. Julio Luzardo 86
  • 7. 9° Festival de Cine Colombiano de Medellín Agosto 22 al 26 de 2011 LA IMAGEN DEL CINE COLOMBIANO Jerónimo Rivera Profesor de cine e investigador. Jefe del Área de Comunicación Audiovisual y editor de la revista Palabra Clave de la Universidad de La Sabana. www.jeronimorivera.com El cine colombiano no está hecho para vender nuestro país al El Colombian Dream exterior, sino para contar nuestras historias, aquellas a las que ni la fuerte maquinaria de Hollywood puede tener acceso: las que tenemos más cercanas. En este Festival es pertinente hacer una gran pregunta de la que probablemente nadie tiene una respuesta: más allá de la procedencia de las películas, ¿qué es realmente el cine colombiano? Durante muchos años se ha hablado de cine colombiano como si fuera un género en sí mismo, aquel que se aprovecha un poco de la difícil situación del país para vender una imagen llena de sicarios, narcotráfico, malas palabras y folclorismo. Esta impresión puede estar motivada por películas que han abordado esta temática, pero es injusto caracterizarlo así, ante la gran cantidad de largometrajes que no tratan estos temas y aquellos que, incluyéndolos, lo hacen de forma estética y con un planteamiento más allá de la denominada “pornomiseria”. El cine colombiano no está hecho para vender nuestro país al exterior, sino para contar nuestras historias, aquellas a las que ni la fuerte maquinaria de Hollywood puede tener acceso: las que tenemos más cercanas. Al pensar en el cine colombiano, muchos compatriotas quizás solo traen a su memoria escenas violentas, palabras vulgares y algunas de EN BUSCA DE TEMAS, GÉNEROS Y AUTOR esas imágenes que dicen que afectan al país al “vender” una mala Las primeras películas colombianas de ficción del siglo XX trataron imagen de Colombia. Nunca he entendido esa obsesión de algunas de contar en las pantallas el ser y el sentir de los colombianos por personas por proteger la imagen antes que intentar cambiar la medio de historias que reflejan la vida de la época, en medio de realidad, pero lo cierto es que la idea que asocia al cine colombiano paisajes rurales, tramas sencillas y melancólicas, y en muchas con la violencia tiene bases reales pero parte del prejuicio y del poco ocasiones partiendo de la literatura denominada “costumbrista”. conocimiento que, en general, tenemos frente a nuestro cine. Lamentablemente, muchas de estas imágenes llegan a nuestros días La responsabilidad de esta situación no es solo de los espectadores, solo por referencia de reseñas periodísticas, críticas de la época y un sino también de quienes históricamente han promovido y exhibido par de libros fundamentales de historia del cine nacional. cierto tipo de cine colombiano que es el que más consume porque, Luego, y particularmente durante el período conocido como el en un eterno círculo vicioso, es el que el público conoce. “sobreprecio”, el cine colombiano tuvo una mayor variedad y Culpar al cine colombiano de los males del país es absurdo si también se contaron historias de las que algunos dicen extrañar en partimos de que el cine es representación y creación. Aun el cine que las pantallas: aquellas que sí hablan de lo bello que es Colombia y se basa en la realidad, no la sustituye ni representa de manera exacta, que, por lo tanto, son tremendamente aburridas. El “género” turístico pues muchos espejos también modifican la realidad haciéndola institucional hizo carrera entre los años cincuenta y ochenta, con diferente. Sin embargo, el cine no es solo representación, pues algo algunos títulos que intentaron “vender” nuestro país ignorando la que nos encanta es su gran poder de creación, que le permite regla de la narrativa de que toda buena historia debe tener construir mundos y situaciones tan maravillosas y fantásticas que a personajes, acciones y conflictos. veces motivan el avance de la ciencia y la sociedad. Los cineastas En las décadas del setenta y ochenta, la influencia de otros países colombianos, sin embargo, han sido tímidos muchas veces al latinoamericanos (principalmente México) fue determinante para el intentar transitar los caminos del cine de autor o de experimentación, estreno de una buena cantidad de películas que algunos clasifican como si sobre ellos recayera una pesada carga que los obligara a peyorativamente como “cine popular” y que en muchos casos podría hablar de la realidad del país, sacrificando la poesía y la expresión. considerarse como “populachero”. Se trata de historias sencillas, 87
  • 8. 9° Festival de Cine Colombiano de Medellín Agosto 22 al 26 de 2011 desarrolladas en barrios pobres, con personajes estereotipados y el Casi diez años después del “destape” del fenómeno del narcotráfico humor como su principal característica. Estas historias a menudo en el país, a comienzos de la década de 1980, comienza la producción bordean la frágil frontera entre la comedia y el ridículo. Sin entrar a de películas basadas en esta temática. El narcotráfico es un mencionar nombres, podríamos coincidir en que hay herederos fenómeno interesante, los narcotraficantes personajes complejos, y directos de ese tipo de películas que hoy optan por el camino fácil de sus historias llenas de conflicto tienen un gran potencial narrativo, lo la comedia televisiva para hacer del cine un negocio rentable. Por que los ha hecho protagonistas de las pantallas de todo el mundo. supuesto, algo completamente legítimo. Películas que abordan este tema como El Rey (Antonio Dorado, 2004), Sumas y restas (Víctor Gaviria, 2004), La Virgen de los Sicarios (Barbet Schroeder, 2000) y Rosario Tijeras (Emilio Maillé, 2005) son algunas de las cintas nacionales (a pesar de que las dos últimas son dirigidas por extranjeros) más recordadas por el público. De lo anteriormente expuesto, se infiere que el cine colombiano no ha estado necesariamente marcado por historias violentas ni se ha limitado a contar las historias sangrientas y casi épicas del narcotráfico. Aunque se presume que se han hecho más de seiscientos largometrajes en el país, solo se tiene datos de, aproximadamente, 280. De estas 280 películas solo el dieciocho por ciento tiene una temática violenta como principal hilo conductor. Sin embargo, entre las treinta películas más taquilleras del cine nacional, catorce tienen una historia basada en el narcotráfico o el conflicto armado colombiano. ¿Será que todo el cine colombiano es violento o solo que este ingrediente es el que mejor se vende? Rosario Tijeras Confesión a Laura Ya desde los años sesenta se hacía también ese otro tipo de cine que apunta al conflicto en el país, que en unos casos cuenta historias sobre la violencia de todo tipo como denuncia de las situaciones injustas que ocurren a diario y en otros es solo una simple forma sensacionalista de sacar provecho de la realidad. Sin pretensiones sociológicas se hace en Colombia desde entonces un cine que cuenta historias enmarcadas en el tema del conflicto armado, la mayor parte de las veces centradas en la anécdota más que en la reflexión. Títulos como El río de las tumbas (Julio Luzardo, 1965), Canaguaro (Dunav Kuzmanich, 1981) y Cóndores no entierran todos los días (Francisco Norden, 1984) hacen parte de esa filmografía DESPUÉS DE LA LEY DEL CINE indispensable para quienes quieran acercarse un poco al drama que Después de la puesta en marcha de la Ley 814 de 2003 (Ley del Cine), ha vivido Colombia en los últimos sesenta años. muchos dieron el peligroso giro de 180 grados del escepticismo y Con las historias del conflicto llegaron también las películas rechazo a la euforia y triunfalismo frente a lo que sería el “nuevo cine militantes, hechas por una generación de cineastas educados en colombiano”. El aumento en la producción de largometrajes en escuelas de cine europeas, con una alta influencia de movimientos nuestro país, realizando por año casi el mismo número de películas como el neorrealismo italiano y de ideologías de izquierda, que que en toda la década del noventa, ha sido, por supuesto, un nuevo vieron en el cine un importante instrumento de denuncia. Su aire para el cine que con la diversidad apunta a la búsqueda hacia el radiografía del país significó un importante equilibrio con respecto a cine de género o de autor y con la cantidad contribuye a la la historia oficial, aunque a menudo se descuidó la forma por el cualificación del personal técnico y profesional y a la creación de interés hacia el contenido, generalmente político, de sus historias. industria. 88
  • 9. 9° Festival de Cine Colombiano de Medellín Agosto 22 al 26 de 2011 Si algo puede valorarse de nuestro cine hoy, aparte del evidente comedia es el ingrediente principal de las películas de los últimos avance técnico en las películas, es precisamente la variedad de temas años. En algunos casos se trata de historias que se afilian a este que se abordan y algunos esfuerzos por hacer cine de género o género, como las producidas por Dago García, pero en otros aparece acercarse al cine de autor. La discusión sobre las características del mezclado con géneros como el thriller o el cine bélico, como en Bluff cine de autor es extensa y no podría ser abordada en poco espacio, (Felipe Martínez, 2007), El Colombian Dream (Felipe Aljure, 2006) o pero es importante señalar que algunos de nuestros mejores Soñar no cuesta nada (Rodrigo Triana, 2006). realizadores presentan marcas de estilo destacadas y reconocidas en Como muchas de las películas parten de historias que ocurren todos el ámbito internacional y que algunos se han arriesgado también a los días en nuestro país (en una investigación mencionábamos que contar historias poco convencionales, expresivas y experimentales. se trata de un cine de anécdotas), el thriller es quizás el género con Algunas investigaciones sobre el cine colombiano como las mayor fuerza en el reciente cine colombiano. De las películas realizadas por Gabriel AlbaI, Maritza CeballosII, Carlos Jáuregui y exhibidas en el período, más del 35% tienen presente en su narración Juana SuárezIII, y Luisa AcostaIV, y algunos proyectos en los que he alguna de las marcas reconocidas de este género: crimen, estado involucradoV, sugieren que algunas características del cine investigador, pistas, suspenso, etc. colombiano se relacionan con que está basado en anécdotas, sus A pesar de la supremacía de estos dos géneros junto con el drama personajes han sido pobremente construidos y adolece de serios (que para muchos es un ingrediente que está presente en todas las problemas de guión relacionados con la ausencia de una estructura películas, como el suspenso), hemos tenido coqueteos de mayor o narrativa clara en las películas y la mezcla de varios géneros a lo largo menor éxito con géneros comerciales como el terror (Al final del de la narración. espectro, Juan Felipe Orozco, 2006), el drama histórico (Del amor y Gabriel Alba, por ejemplo, indica que una de las características del otros demonios, Hilda Hidalgo, 2010), el drama erótico (Entre sábanas, cine de ficción colombiano es la hibridación narrativa que lleva a que Gustavo Nieto Roa, 2008) y la comedia romántica (Lecciones para un muchas películas mezclen en la narración características de distintos beso, Juan Pablo Bustamante, 2011), entre otros. Es de resaltar, sin géneros narrativos. Elegir un género no es garantía para el éxito embargo, que muchas de las películas que cada año se estrenan comercial o artístico de una película, pero las historias que no lo conservan una mayor afinidad con géneros y formatos propios de la tienen (o los mezclan) a menudo presentan baches en la narración. televisión, por lo que, por lo menos desde el lenguaje, podríamos En una investigación sobre cine colombiano en la que participé decir que estamos viendo historias hechas realmente para la pantalla también descubrimos que, en el período que analizamos (1990- chica. 2005), las películas privilegian la anécdota detonante sobre la Durante muchos años se dijo que el cine nacional estaba en pañales, caracterización de personajes y locaciones. desconociendo quizás el aporte de los buenos cineastas que se arriesgaron a contar historias en una época en la que hacer cine era sinónimo de locura. Hoy podríamos decir que el cine colombiano ha Si algo puede valorarse de nuestro cine hoy, aparte del arribado por fin a su adolescencia, el período propicio para evidente avance técnico en las películas, es experimentar, para intentar innovar, para afianzar las fortalezas sin perder el candor de la niñez y uno que otro asomo de madurez. Si en precisamente la variedad de temas que se abordan y noventa años de cine vamos en la adolescencia, es de esperar que la algunos esfuerzos por hacer cine de género o adultez aún se demore unos cuantos años en llegar. acercarse al cine de autor. Después de 2004, en Colombia se han estrenado 77 largometrajes nacionales de ficción (cifra alentadora, si tenemos en cuenta que en toda la década del noventa se estrenaron diecinueve). Historias muy diversas han propiciado que poco a poco se vaya superando la idea de un supuesto cine nacional uniformado por la violencia. La influencia del cine de Hollywood, la televisión, la publicidad y el videoclip han llevado a que nuestras películas asuman algunas marcas de género que las pueden hacer más accesibles al público. Los géneros proporcionan a los espectadores un repertorio de recursos más o menos identificables que establecen ritmos, tonos y atmósferas en las películas. En nuestro caso, podríamos decir que la Los colores de la montaña I Proyecto de investigación Alba, G. y M. Ceballos (2002). La narración en el cine colombiano de ficción 1950-2000. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana II Ceballos, M. (2006) Las pasiones: interacción y retórica, en Revista Signo y Pensamiento Vol. 25, No. 49. Bogotá: Universidad Javeriana y (2006-2) Historias y argumentos. 50 años de hibridación narrativa en http://www.javeriana.edu.co/redicom/documents/. III jáuregui, C. y J. Suárez (2002). Profilaxis, traducción y ética: La humanidad desechable en Rodrigo D. No futuro, La vendedora de rosas y La Virgen de los Sicarios. Revista Iberoamericana # 199. IV Acosta, L. (2008). “De aficionados a cibernautas”, en Cuadernos de cine colombiano 13. 2008 nueva etapa. Bogotá: Cinemateca Distrital. V personajes, acciones y escenarios en el cine colombiano de 1990-2005. Rivera, J. y E. Correa (investigadores principales). Proyecto de investigación de la Universidad de Medellín, 2006 y Narrativas del conflicto armado en el cine colombiano. Rivera, J. y S. Ruiz (investigadores principales). Proyecto de investigación de la Universidad de La Sabana, 2009. 89
  • 10. 9° Festival de Cine Colombiano de Medellín Agosto 22 al 26 de 2011 Bibliografía: · Acosta, L (2008). De aficionados a cibernautas en Cuadernos de cine colombiano 13.2008 nueva etapa. Bogotá: Cinemateca Distrital. · Ceballos, M (2006) Las pasiones: interacción y retórica, en Revista Signo y Pensamiento Vol. 25, No. 49. Bogotá: Universidad Javeriana, ___________(2006-2) Historias y argumentos. 50 años de hibridación narrativa en http://www.javeriana.edu.co/redicom/documents/. · Cinemateca Distrital (1982). El cortometraje del sobreprecio (datos de 1970-1980). Bogotá: Cinemateca Distrital. · Correa, E; Rivera, J; Caminos, J; Ruiz, M (2008). Narrativas audiovisuales: Personajes, acciones y escenarios. Medellín: Universidad de Medellín. · Dunno Gottberg, L (2003). Imagen y Subalternidad: El cine de Víctor Gaviria en Objeto Visual. Cuadernos de Investigación de la Cinemateca Nacional de Venezuela. · Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano (2005). Largometrajes colombianos en cine y video 1915-2004. Bogotá: Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano. · Jáuregui, C y Suárez, J (2002). Profilaxis, traducción y ética: La humanidad desechable en “Rodrigo D No futuro”, “La vendedora de rosas” y “La virgen de los sicarios”. Revista Iberoamericana # 199. · Lopera, A (2007). Una mirada a los villanos en el cine colombiano de 1990-2005 en Anagramas Vol. 5, Nº 10. Medellín: Universidad de Medellín. · Martínez Pardo, H (1978). Historia del cine colombiano. Bogotá: Librería y Editorial América Latina. · Rivera, J y Ruiz, S (2010). Representaciones del conflicto armado en el cine colombiano en Revista Latina de Comunicación Social # 65: Tenerife (España). · Rivera, J (2006) ¿El auge del cine colombiano? en La Revista del Guión Actualidad, Barcelona: Universidad Autónoma de Barcelona (España). __________ (2007) Personajes con sello colombiano en Revista Anagramas vol. 11 # 6, Medellín: Universidad de Medellín (Colombia). __________ (2009) Una investigación sin memoria para un cine en permanente renacimiento. Revista Admira, Vol. 1 # 1: Universidad de Málaga (España) · Ruiz, S; Escallón, C; Niño, D; Romero, A; Rueda, M (2007) Conflicto armado y cine colombiano en los dos últimos gobiernos en Revista Palabra Clave Vol. 10 # 2. Bogotá: Universidad de La Sabana. · Salcedo Silva, H (1981). Crónicas del cine colombiano 1897-1950. Bogotá: Carlos Valencia Editores. · Sánchez, I (1987). El cine de la violencia. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. · Suárez, J (2008) La academia estadounidense y el cine colombiano. Miradas desde el Norte en Cuadernos de cine colombiano 13.2008 nueva etapa. Bogotá: Cinemateca Distrital · Valencia Goelkel, H (1974). Crónicas de cine. Bogotá: Cinemateca Distrital. · Vélez, JM (2007). Un cine de anécdotas en Revista Anagramas vol. 11 # 6, Universidad de Medellín. Emisora Cultural Universidad de Antioquia Sistema de Radio Educativa
  • 11. 9° Festival de Cine Colombiano de Medellín Agosto 22 al 26 de 2011 REALISMO IMPURO EN UN CINE DE CIRCUNSTANCIAS Lucía Victoria Torres Comunicadora Social Periodista, escritora e investigadora de cine. Docente titular de la Universidad Pontificia Bolivariana. El cine colombiano de hoy, a pesar de su inquietante idiosincrasia ya que el género rechaza lo sentimental, no regala finales felices ni que a veces roza lo kafkiano, me gusta. Ver nuestras películas es algo historias de amor eterno pues su gran preocupación es mostrar la significativo. Ellas ofrecen lo que somos como país, como sociedad y realidad individual y social en el marco del devenir histórico. como cultura, incluso como individuos, y eso no se encuentra en los Por lo anterior, el cine colombiano, como espejo de una realidad otros medios masivos de comunicación donde el tema recurrente donde por lo general los afectados por el conflicto no logran un buen también es la problemática nacional, pero entregado con menos destino, pierde consistencia y credibilidad en la construcción de inteligencia, escasa sensibilidad y muy poca estética. personajes cuando redime la lucha de éstos con desenlaces Del cine colombiano no me avergüenza ni me molesta la reiteración positivos. Y cuando opta por dar protagonismo al amor, éste no se temática sobre nuestra injusta sociedad en conflicto; la temática es impone a la desesperanza, como puede ocurrir en la vida real por ser inescapable: es lo que más hemos tenido y tenemos, por lo tanto ya efectivamente la fuerza más poderosa; a cambio, el amor aparece es parte de lo que somos. En este cine, más que historias de amor enrarecido por las circunstancias, infiel, traicionado, frustrado, hacen falta personajes entrañables y desenlaces más prohibido e incluso como generador de más conflictos, así éstos esperanzadores y conclusivos; sobran hechos, óperas primas y permanezcan en la intimidad de los personajes. Buenos ejemplos los algunas miradas tan subjetivas de los autores, y serían deseables han proporcionado El arriero (Guillermo Calle, 2009), García (José Luis menos espectadores ahuyentados de las salas. Rugeles, 2010) y Esto huele mal (Jorge Alí Triana, 2007). Con Locos Celebro el impulso y la expansión que ha habido en los últimos años (Harold Trompetero, 2011) se nos plantea el amor como asunto de para películas realizadas con talento y con dinero colombiano, aun desquiciados, por lo tanto en forma inverosímil y grotesca. con la inmadurez, imperfecciones o falsas pretensiones que puedan notarse en algunos creadores. Es un trabajo loable desde todos los ángulos: el de los directores y guionistas, por la voluntad para hacer bien su obra y por la decisión de exhibir en ella su espíritu; el de los productores, por su confianza y apoyos financieros; el de los distribuidores y exhibidores, por su apuesta; el del Estado por dar a luz una Ley de Cine madura que asimiló las lecciones aprendidas de experiencias anteriores y por aceptar la expresión de los creadores; el de los actores por prestarse para la aventura de directores novatos, y el de los equipos técnicos y de producción por las ganas para integrarse como pieza clave en el cometido de realizar un largometraje de ficción en Colombia. En este cine, más que historias de amor hacen falta Esto huele mal personajes entrañables y desenlaces más esperanzadores y conclusivos; sobran hechos, óperas Pero más que la manera de abordar las tramas, en las películas primas y algunas miradas tan subjetivas de los colombianas desconcierta la reacción del público ante un cine autores, y serían deseables menos espectadores cercano en el tiempo y en el espacio que asume problemas próximos y cotidianos de nuestra sociedad de hoy, esa misma sociedad que ahuyentados de las salas. podría verse a través del periodismo si su mirada sobre el país fuera como la del cine que tenemos: realista y sincera, sin ser Ver cine colombiano en salas colombianas tiene su nivel de riesgo. necesariamente etnográfica. Genera inquietud la reacción de los espectadores ante una historia Es explicable la reacción de nuestros inmaduros espectadores, no reconfortante, sus preguntas sin respuesta, sus caras de afectados por una formación audiovisual telenovelera que no decepción o su perplejidad por el final inesperado, trágico, absurdo o aguanta la reflexión sino que prefiere la exhibición, que no gusta simplemente indescifrable de la película. O duele la soledad de tres o mucho de lo sutil y prefiere el grito al susurro, que ha acostumbrado a cuatro espectadores íngrimos en la sala, situación recurrente en las la estridencia, lo hiperbólico y la evidencia; desarmados para leer los exhibiciones nacionales. lenguajes y gestos sugeridos en el cine actual, el grueso de los La ausencia de resoluciones que premien a personajes y espectadores no capta lo que los directores dicen sobre Colombia y espectadores es coherente en un cine que se enmarca en el Realismo, sobre el ser humano colombiano; se disgusta por la evidente y 91
  • 12. 9° Festival de Cine Colombiano de Medellín Agosto 22 al 26 de 2011 frecuente mención en las películas a la actualidad predominante, Si los temas son grandilocuentes es porque nuestra realidad es aquella condicionada por la lucha entre grupos armados ilegales y el grandilocuente, pero se muestra sin escenografías aparatosas, a Estado y sus consecuencias para la población civil. través de escenas cotidianas y un estilo en algunos casos sencillo, Con intención o no, desde la ficción cinematográfica se documenta el sobrio y preciso que resulta muy agradable, caso. Lo habitual se momento histórico y se produce por lo tanto un cine histórico sin mezcla con lo exótico porque lo cotidiano colombiano a su vez es acudir a la recreación de épocas pasadas. Esa mirada del cine exótico y en ese mimetismo se desdibuja la frontera de lo que es el colombiano sobre nuestra realidad conformaría una especie de Realismo puro. corriente que puede denominarse como Realismo impuro, en tanto No siempre este Realismo parte de la intención expresa o primigenia que su pretensión o intención manifiesta no es la reproducción de exponer nuestras problemáticas políticas, sociales y de relaciones exacta y completa del ambiente social y de la época en que vivimos, y humanas. Pero aún sin ser propiamente un cine con orientación o porque la manera como se hace el abordaje de la realidad no es la intención de denuncia social, es capaz de representar los efectos de más sencilla posible para que todos lo comprendan; por el contrario, un conflicto en una sociedad en conflicto y proponer una reflexión admite cabos sueltos puesto que no trata de explicarlo todo. sobre los sentimientos de frustración, desconcierto y desesperación Este Realismo, distinto a cine de realidad, se presenta de manera a raíz de la situación de seguridad del país. espontánea, como surgido del azar y consignado de manera fortuita. Es de esperar que al inscribirse en el Realismo, el cine colombiano En nuestras películas se incluye y se muestra con naturalidad el tenga en cuenta también el contexto del medio cinematográfico, la contexto en el que transcurre la cotidianidad de los colombianos, un realidad de una industria naciente como la nacional, los costos de contexto determinado por el caos. Así, las historias se desarrollan en producción, a los inversionistas que intentan sacar adelante una medio de circunstancias caóticas y éstas se imponen como parte de industria, a los exhibidores que tienen la angustiosa conciencia de la la puesta en escena, dando la falsa impresión de que el cine taquilla y de los espectadores. colombiano es predominantemente sobre violencia. Algunos referentes indirectos hacen visible y fuerte ese contexto. En La sangre y la lluvia el caso del narcotráfico, su representación supone armas y crímenes, pero su presencia e influencia se percibe también en usos y costumbres de la vida diaria mostrados en las películas, como el hecho de que los personajes consuman droga como si se tomaran una copa de vino o se fumaran un cigarrillo, situación que queda bien retratada en el ambiente en el que transcurren Sumas y restas (Víctor Gaviria, 2004) y Te amo, Ana Elisa (Antonio Dorado y Róbinson Días, 2009), por ejemplo. Sin embargo, en el momento histórico que vivimos es más necesario el desahogo, la elaboración de un trauma colectivo, algo que tal vez ponga al cine de espaldas a los productores y el público pero de cara al país, y justifique el que los directores se sientan más presionados por su necesidad de expresión que por los apoyos estatales recibidos. En el universo de óperas primas del panorama cinematográfico colombiano de los últimos años, los directores se inclinan más por centrarse en sí mismos que en poner su interés en describir Te amo Ana Elisa objetivamente los problemas sociales valiéndose de sus películas. En esa intención de dejar constancia de una voz particular, la de su autor, El no ceder a la tentación de volver glamorosos los escenarios nuestro cine muestra una subjetividad que contradice su inherente verdaderos en los que se hacen los rodajes es otro aspecto de nuestro realismo, pero en él al mismo tiempo se expresa una sociedad que Realismo, así como la presencia de actores no profesionales, tanto necesita hacer catarsis, una sociedad traumatizada como puede entre los personajes secundarios como entre los protagónicos; es lo palparse en La sombra del caminante (Ciro Guerra, 2005), Retratos en que explica la existencia de cintas como La Sociedad del Semáforo un mar de mentiras (Carlos Gaviria, 2010) y La sangre y la lluvia (Jorge (Rubén Mendoza, 2010). Navas, 2009). 92
  • 13. 9° Festival de Cine Colombiano de Medellín Agosto 22 al 26 de 2011 Por otro lado, si bien no se defienden posturas ideológicas o políticas No es extraño que nuestros cineastas se inspiren o basen sus historias en general, en algunos autores es deducible una mirada en hechos e individuos reales, busquen en la prensa y en los expertos comprometida y hasta progresista, que salva los errores de los datos necesarios para conseguir la exactitud ambiental o comprensión del conflicto que eventualmente se escapan en otros sicológica de sus historias, se documenten rigurosamente sobre el autores, cuya ambigüedad se evidencia en sus posturas éticas o los terreno, observen el ambiente, las gentes, sus modos de hablar, de lleva a caer en el costumbrismo. En este último caso, la visión relacionarse, de reaccionar y comportarse, sus manifestaciones comercial que guía las producciones distorsiona la mirada y lleva al culturales y hasta su indumentaria. Es lo que dejan ver La primera populismo y el estereotipo, degenera el realismo y lo iguala con lo noche (Luis Alberto Restrepo, 2003), PVC-1 (Spiros Stathoulopoulos, pintoresco, lo folclórico y hasta lo vulgar, en un cine, ahí sí, 2007), Satanás (Andy Báiz, 2007), Perro come perro (Carlos Moreno, grandilocuente pero de bajo contenido, con personajes 2008) y Los viajes del viento (Ciro Guerra, 2009). extravagantes, tópicos insólitos, exageración hasta en el decorado y chistes sobre situaciones que no los admiten. Aquí el ejemplo más Los viajes del viento ilustrativo sabemos que lo constituye la “saga” de películas obra de Dago García. De esta manera, se pierde la posibilidad de que el cine colombiano, dividido entre comercial y no comercial, se vea unido por el Realismo y su construcción de la historia del país, aunque hay que reconocer que, cada uno por su lado, ha dado lugar a obras que son fieles testimonios de la Colombia de nuestra época, pasando por lo crudo, lo burdo, lo tierno, lo delicado, por el buen y el mal gusto, por el sentimiento y el sentimentalismo, por el hecho cotidiano y el suceso extraordinario macondiano real que rompe la rutina. La sangre y la lluvia En medio de la diversidad que los caracteriza como grupo, las coincidencias de nuestros cineastas no se explican en un propósito colectivo consciente de ellos por consignar el momento presente, lo cual los aparta de un Realismo puro. Sin embargo, es interesante que, sin pretenderlo, estén haciendo del arte cinematográfico nacional un documento valioso sobre lo que somos hoy y del cual podrán disponer generaciones futuras; hayan o no tenido la intención, los males que aquejan a Colombia quedan reproducidos, analizados y denunciados en las películas realizadas. Lo anterior llena de mayor sentido un cine de autor al que se le tacha de no estar al servicio del mercado o de los espectadores, que podría ser más provocador y hacernos ruborizar por lo que somos, más que avergonzarnos, si es verdad que nos habla de nosotros mismos como país. Un cine donde los creadores no tengan que cuidarse por enmascarar sus temas en escenas menos perturbadoras o más Dicho método da una contundente verosimilitud y un poder de tranquilizadoras, que no tenga que evitar confrontar al espectador identificación que paradójicamente lleva al rechazo por parte de distanciándose de la denuncia social que debe estar presente. espectadores que buscan en una película la evasión y no la interpretación de la realidad; al rechazo porque en Colombia el Perro come perro espejo de lo que somos es incapaz de mostrar una imagen distinta de lo que vemos desde hace más de medio siglo, y porque medios como la televisión han acostumbrado a matizar, “humorizar” y despojar de significado situaciones trascendentales y trágicas de nuestra historia A nuestro Realismo, que prefiere la gente común y corriente, también debería corresponder una gama más amplia de personajes para completar el cuadro social, incluyendo la representación de los protagonistas pertenecientes a otros estratos. Aunque la mayoría de los habitantes de Colombia, por lo tanto más afectada por nuestra problemática, la constituyen la clase media y baja, falta ahondar más en la alta burguesía, la clase política y dirigente, actores relevantes que explican en buena parte las causas de ese mismo conflicto y que son precariamente perfilados en La ministra inmoral (Julio Luzardo, Celmira Zuluaga, 2007) y After Party. The Movie (Julio César Luna, Guillermo Rincón, 2002). 93
  • 14. 9° Festival de Cine Colombiano de Medellín Agosto 22 al 26 de 2011 En el abordaje de personajes, nuestro Realismo cumple con Las nuevas generaciones de realizadores están dando un cine proponernos unos protagonistas complejos, que evolucionan e inquietante, algo perturbador, que ojalá fuera más revolucionario. A interactúan influyendo en otros; en mostrarnos una relación mediata ellas solamente habría que reclamarles la capacidad para realizar más entre las personas y su entorno económico y social a través de sus filmes y superar sus impactantes óperas primas, con la conciencia de oficios, por ejemplo, con lo cual se vuelven exponentes de una época. las escasas posibilidades de sobrevivencia del cine de autor por su En un cine naciente parece lógico que se dé el Realismo. El nuestro es carga conceptual que en el mercado y los espectadores de hoy un Realismo en evolución que, sin agotarse en sus presupuestos, parece no tener mucha cabida “gracias” a la tecnología que ha porque no los ha tenido conscientemente, empieza a desacostumbrado a las reflexiones existenciales fundamentales del descomponerse, o acaso a recomponerse en corrientes diversas, y ser humano y de la sociedad. Es totalmente válido y natural que en que no se agota en la descripción de los entornos, pero sí en la de las estos directores jóvenes persista la espiritualidad, su insistencia en el circunstancias. Puede, para no agotarse, empezar a interesarse por la individuo, algo esencial para hacer buenas películas. sicología de los personajes, centrándose más en su mundo interior, Hay que esperar que los espectadores descubran también esas voces, como por ejemplo lo hace Karen llora en un bus (Gabriel Rojas Vera, adecuadas para renovar la mirada sobre nuestra realidad, unas voces 2011), en su momento lo hizo La vendedora de rosas (Víctor Gaviria, que dejan como resultado la autenticidad e impresiones sólidas y 1998), y más atrás Confesión a Laura (Jaime Osorio, 1990). O ampliar el duraderas en la memoria colectiva. universo a otros grupos como los niños, protagonistas ausentes de la pantalla que en Los colores de la montaña (Carlos César Arbeláez, 2011) logran ser el centro de la historia, calar en los espectadores y Las nuevas generaciones de realizadores están dar lugar a una película memorable. dando un cine inquietante, algo perturbador, que Estamos viendo un cine por madurar en una industria naciente, ojalá fuera más revolucionario. inclasificable en los géneros tradicionales, pero cuya temática, discurso y narrativa lo vuelven un género en sí mismo: el del Realismo impuro. La pasión de Gabriel Karen llora en un bus Sumas y restas 94