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CUADRO SINÓPTICO DE EL TESTAMENTO DEL DR. MABUSE<br />TÍTULOEl Testamento del Dr. MabuseDIRECCIÓNFritz LangPAÍSAlemaniaAÑO1933DURACIÓN121 min.GÉNEROThrillerREPARTORudolph Klein-Rogge (Dr. Mabuse), Oscar Beregi (Dr. Baum), Karl Meixner (Hofmeister), Theodor Loos (Dr. Kramm), Otto Wernicke (Inspector Lohmann), Klaus Pohl (Müller), Wera Liessen (Lilly), Gustav Diesl (Kent), Camilla Spira (Juwelen-Anna), Rudolf Schündler (Hardy).GUIÓNFritz Lang y Thea von Harbou basado en el personaje de Norbert Jacques.PRODUCTORANero Film (AG)PRODUCTOR EJECUTIVOSeymour NebenzalMONTAJELothar Wolff y Conrad Von MoloFOTOGRAFÍAFritz Arno Wagner y Karl VashMÚSICAHans ErdmannDIRECCIÓN ARTÍSTICAEmil Hasler y Karl Vollbrecht<br />ARGUMENTOHofmeister un exagente de policía se ha infiltrado en una imprenta dedicada a la falsificación de billetes. En la primera escena de la película el ruido de los motores de la imprenta se confunde con el sonido de su corazón, pues Hofmeister, que teme por su vida, está escondido detrás de una gran caja de madera en la buhardilla del inmueble, alerta ante el peligro que se avecina. La cámara realiza un recorrido por todo el espacio. El agente se seca el sudor con un pañuelo que extrae del bolsillo de la chaqueta. La expectación es total. Se abre la puerta. Entran dos individuos. Se dirigen a la gran caja de madera detrás de la cual se haya escondido nuestro sujeto. La abren. Al levantar la cubierta Hofmeister se estremece y mueve instintivamente la pierna haciendo un pequeño ruido. Imprudentemente asoma el pie por uno de los lados sin advertirlo. Los dos individuos que han escuchado el ruido, lo observan. El más fuerte con aspecto de “gorila” decide sacar una porra de goma para golpearle, pero su colega lo detiene. Le echarán el guante más tarde. Hofmeister agazapado no se percata de que lo han descubierto. Los otros dos sacan unos fajos de papel del interior de la caja, dejan la cubierta abierta y se largan. En la salida. El exagente, pistola en mano se dirige a la puerta, detrás los otros dos, con el oído pegado, atentos a cualquier movimiento. Hofmeister confiado cree que está a salvo. Por la ventana de la buhardilla, no podrá escapar. La única escapatoria es la puerta. Guarda la pistola, toma unas aspirinas, echa un trago. Se dispone a salir. Cuando sale, no encuentra a nadie. En la entrada del edificio, un camión cargado con bidones arranca. La salida está despejada. El policía sale confiado pero alguien le arroja unos escombros desde los pisos superiores. Hofmeister se siente descubierto y huye. De repente, se detiene, al final de la calle le esperan tres individuos en actitud poco recomendable. Ahora corre en sentido opuesto. Desde este lado, otros dos, sobre el camión que acaba de retirarse le arrojan uno de aquellos bidones que suponemos contienen una carga explosiva. Nuestro agente logra sortear estos peligros. Poco después cuando intenta contactar con el comisario Lohmann para revelarle quién anda detrás de todo este asunto, cae presa de un shock mental que le conduce a la locura. Lohmann localiza la llamada y decide investigar el asunto.<br />EL TEMALa cinta es una metáfora de la ascensión del nazismo al poder. Una crítica al nacionalsocialismo y a los métodos de las SA. Un film premonitorio sobre el futuro de Alemania y los trece años de terror de Hitler en el poder: la vampirización de un Estado, la supresión de la disidencia política, el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial. Una reflexión, igualmente, de la locura y el poder por la extorsión y el miedo y una lectura en clave actual sobre las modernas formas de terrorismo internacional pues la amenaza de Mabuse ya no es tangible. No es alguien a quien se pueda atacar porque no existe. Mabuse es el terrorista definitivo. La intangibilidad de Mabuse, que se mueve a través de otros y deja su voz grabada en fonógrafos, es el terrorismo global de Ben Laden que deja mensajes en la red de alcance planetario. En 1943, cuando la película llega al público de Nueva York, Lang escribió un prólogo donde explicaba sus intereses originales: “Esta película está hecha como una alegoría para mostrar los procedimientos terroristas de Hitler. Los slogans y doctrinas del Tercer Reich han sido puestos en boca de criminales. De esta manera, yo esperaba denunciar la encubierta teoría nazi de la necesidad de destruir deliberadamente todo lo que es precioso para un pueblo… Luego, cuando todos sintieran el colapso y quedaran hundidos en la mayor desesperación, tratarían de buscar ayuda en el ‘nuevo orden’”.<br />RESCATE DE LA CINTA<br />El testamento del Dr. Mabuse fue estrenada el 21 de abril de 1933 en Budapest. La proyección de esta película de 3341 m. fue prohibida en Alemania y el estreno en este país no tuvo lugar hasta el 24 de agosto de 1951 en una versión reducida de 2998 m. El negativo original de la versión reducida se halla en el Instituto del Cine Alemán DIF (Deutschen Filminstitut) en un estado de conservación muy precario, por este motivo, el material usado para la restauración procede de un duplicado de 1951 de la colección del DIF. Las escenas adicionales reproducen material del Archivo Federal del Cine de Alemania, el Museo del Cine de Münich, Kirch Media y los canales de televisión ZDF/Arte.<br />EL EXPRESIONISMO<br />El Expresionismo, como dijimos en la película anterior, se origina en una crisis de identidad que se evidencia en la popularidad de los dobles (el doble del Dr. Mabuse es el Dr. Baum, el doble de María en Metrópolis es el robot androide, recordemos también la doble personalidad de Hans Becket en M, el vampiro de Düsseldorf), el afán por vivir al máximo los deseos inconfesables, en la pintura de la tenebrosidad, el claroscuro, los planos picados, contrapicados y oblicuos; el expresionismo, según José Amícola en su artículo “Fritz Lang, Alfred Döblin y Roberto Arlt”, patentiza la disociación de la conciencia moderna, así como la creencia en la potencialidad de un nuevo renacimiento humano. Es la atracción del síndrome de Frankenstein de Mary Shelley de 1818. Por ello, se habla de un poder visionario, de una ruptura de las viejas formas y de hacer añicos la realidad. La locura y la alucinación aparecen como motivos expresionistas.<br />EL DOCTOR MABUSE<br />En 1922, Dr. Mabuse, der Spieler, Fritz Lang ha filmado un folletín al gusto de la época aparecido en la Berliner Illustrierte Zeitung del año anterior, firmado por Norbert Jacques, quién era un folletinista exitoso. Fritz Lang y Thea von Harbou adaptan ese texto con la pasión por reproducir el clima de los años de la inflación, poblando la pantalla con falsificadores de dinero, prostitutas y charlatanes sociales a partir del personaje emblemático y dostoievskiano del jugador. Las salas de juego pasan a ser el símbolo de una sociedad que vive detrás de las máscaras elegantes cuya estabilidad es un castillo de naipes. El Doctor Baum hace un retrato del Dr. Mabuse en nuestra cinta de la siguiente forma: “Bajo la influencia del miedo y del terror aparece toda una gama de trastornos mentales. El ejemplo más interesante sea el caso del Doctor Mabuse. Intentemos hacer una reconstrucción de los hechos. El paciente llevaba una auténtica doble vida. Era un famoso médico con una importante consulta privada y respaldado por una mente prácticamente sobrehumana sacaba partido de sus profundos conocimientos en el campo de la hipnosis para realizar todo tipo de actos criminales hasta entonces impensables. Durante meses, la policía sigue los pasos del cerebro capaz de planear tales actos. Del hombre que está detrás de la cortina. Finalmente, da con su pista. Pero Mabuse decide no escapar sin oponer resistencia armada a la policía y se atrinchera con su gente más fiel en su propia casa. Responde a la orden de rendición de las fuerzas del Estado diciendo: ‘El Estado soy yo’ y una ráfaga de disparos hace retroceder a los agentes de la policía. Los militares acaban por acallar la resistencia con granadas. Dos malhechores son muertos y otros dos son detenidos pero el Doctor Mabuse ha desaparecido. Uno de los detenidos revela el refugio del Doctor. Una fábrica de moneda falsa desde donde se estaba planeando un golpe a la moneda alemana. La policía consigue entrar y le encuentra pero se ha vuelto completamente loco. Por las palabras que balbucea durante aquella noche se le presentan los fantasmas de todas sus víctimas y el pánico ante semejantes visiones sacude su cerebro extraordinario que siempre ha estado en la finísima frontera entre el genio y la locura y, en el sentido más estricto del término, lo disloca. Mabuse es internado en un centro psiquiátrico y se sumió en la postración, en absoluto silencio e inmóvil tal y como le ven en la imagen. El paciente se recluyó por completo en sí mismo sin permitir que nadie penetrase en su mundo interior. Pero este cuadro cambió hace tiempo. Pudimos observar que la mano de Mabuse intentaba escribir en el aire, en las paredes y en la colcha de su cama de una manera constante. Le dimos lápiz y papel y al principio llenaba las hojas de garabatos sin sentido. Sin embargo, hace dos años entre los garabatos, empezaron a surgir palabras sueltas. Luego aparecieron coherentes y lógicas de tal modo que pudimos observar la inteligencia única y fenomenal de su mente. Hoy sus pensamientos se mueven todavía en el ámbito criminal de su horrendo pasado. Todo cuanto Mabuse escribe constituye un decálogo basado en la lógica más aplastante para cometer los crímenes más perversos precisándolos hasta el último detalle”.<br />LOHMANN Y EL DOCTOR BAUM<br />La película tiene un punto de inflexión cuando Mabuse deja de escribir. El primer plano de la mirada de Mabuse en el minuto 46:15, poseída por el terror, el afán de venganza, la ira, la cólera, es antológico. Forma parte de nuestro inconsciente colectivo. Poco después Mabuse muere. Las pistas han llevado a Lohmann hasta el Doctor Mabuse. En el anatómico-forense del hospital psiquiátrico del Doctor Baum, Lohmann, a quién conocemos por M, y el Doctor Baum se presentan en pleno sentido. Lohmann pregunta si no hay ninguna duda sobre la identidad del Doctor Mabuse. “Por desgracia quien yace ante nosotros es el Doctor Mabuse. O lo fue. Lástima” –indica el Doctor Baum. “Esta idealización del difunto… me parece un poco exagerada dado que el tal Mabuse no era un ejemplo de moralidad sino un indeseable y un criminal que consiguió escapar de la horca porque fue internado en un psiquiátrico. De modo que un criminal menos en el mundo” –afirma el inspector Lohmann. “Cállese. Es incapaz de entenderlo. Nadie en este mundo sabe la mente fenomenal y sobrehumana que hemos perdido con el fallecimiento de Mabuse. Este cerebro podría haber destruido nuestra degenerada sociedad. Este mundo sin rumbo. Carente de principios y de justicia. Basado no sólo en el egoísmo, la bajeza y el odio. Este cerebro podría haber destruido una humanidad que tan sólo conoce la maldad y la destrucción. Una humanidad a la que él ayudó a través del miedo y del terror” –reconoce exaltado el Doctor Baum. “¿Mabuse el criminal?” –replica Lohmann. “¡Mabuse el genio! El legado espiritual de Mabuse podría volver loca a toda la policía” –se le escapa al Doctor Baum. “¿El legado de Mabuse? ¿Está hablando de un testamento de Mabuse?” –pregunta Lohmann. “No. Sí. Por supuesto, no es un testamento en sentido estricto. Los escritos de Mabuse tan sólo tienen interés para los científicos. No para usted”. “Creo, profesor, que no está al corriente del gran número de cosas que me interesan. Hay un caso que me interesa especialmente. Esta mañana ha ingresado un hombre llamado Hofmeister en su hospital, ¿cree que podría hablar con él?” –pregunta Lohmann. “Lo lamento comisario. Ese hombre parece sufrir los efectos de un shock que le hunde en un estado de terror cada vez que se le acerca una persona y se pone a cantar como el niño que canta cuando le rodea la oscuridad. Y ahora, si me lo permite, me debo a mis enfermos y tendría que retirarme” –se despide Baum. El comisario Lohmann es la antítesis de Mabuse, un modelo para futuros detectives, Philippe Marlowe (Raymnond Chandler), Sam Spade (Dashiell Hammet), Hércules Poirot (Agatha Christie), el detective Colombo y tantos otros. Se guía por su ingenio y goza de los placeres más simples de la vida. Para Daniel G. Rojo representa la República de Weimar, el pueblo alemán que se resiste a ser aplastado por el nazismo. Pero sus esfuerzos serán en vano como veremos al final. El Doctor Baum representa la continuidad de la política del terror, suplanta a Mabuse y ocupa su lugar. Hay una confidencialidad entre el comisario Lohmann y Thomas Kent, el otro antihéroe de la historia que enlazaría con futuros proyectos de Fritz Lang (nuevas aventuras) y el Doctor Mabuse encarnado ahora por el Doctor Baum. Claro pero esto es teoría y pura suposición. Con Baum, el círculo se cierra pero el mal ¿podrá contenerse entre las paredes del manicomio?<br />EL MANIFIESTO DEL DOCTOR MABUSE: EL IMPERIO DEL CRIMEN<br />El Doctor Baum examina los apuntes del Doctor Mabuse: del 15 de febrero al 31 de marzo. La cámara recorre todo el inmueble examinando los objetos que la decoran: caretas, cráneos, máscaras religiosas africanas, esculturas pseudoreligiosas, estatuillas en poses grotescas, todo un pandemónium. El Doctor se detiene en una página que pone: “El imperio del crimen” y a continuación lee: “El alma del ser humano debe ser intimidada en toda su profundidad a través de crímenes inescrutables y aparentemente insensatos. Crímenes que no sean provechosos para nadie y cuya única meta sea extender el miedo y el terror”. Ahora Baum sufre una alucinación. El espectro de Mabuse está sentado delante continuando la lectura: “Porque la única finalidad del crimen es conseguir que se imponga el dominio ilimitado del terror. Un estado de completa inseguridad y anarquía que se base en los ideales destructivos de un mundo condenado a la decadencia. Cuando los hombres estén dominados por el terror del crimen sumidos en el miedo y en el horror, el mundo débil e indefenso se hundirá en el caos y entonces habrá llegado la hora del imperio del crimen”. El espectro del Doctor Mabuse ocupa el cuerpo del Doctor Baum. El Doctor Baum es el Doctor Mabuse. En otra página, podemos leer: “Atentados a líneas ferroviarias, gasómetros y fábricas químicas”. El Doctor Mabuse ha definido muy bien lo que será el crimen de las SA, y las SS, el clima de miedo, terror, delincuencia patrocinado por el poder que conducirá a la Solución Final y el exterminio de las razas consideradas inferiores por el nacionalsocialismo. Los nazis creían que el Tercer Reich duraría 6000 años. Un nuevo orden para una nueva humanidad basada en la extorsión, el miedo y el asesinato. “El alma del ser humano debe ser intimidada en toda su profundidad a través del crimen absurdo”.<br />CULTURA DE WEIMAR<br />Al finalizar la Primera Guerra Mundial se formó una Comisión de Reparaciones para evaluar los gastos que debía pagar Alemania, que según las primeras estimaciones podrían ascender a 120.000 millones de dólares, estas condiciones supusieron la dimisión de Scheidemann el 19 de junio de 1919, dejando al país con la amenaza de un golpe de Estado por parte de los militares. Las condiciones del armisticio quedan definitivamente consagradas con la firma del Tratado de Versalles el 28 de junio de 1919. El 11 de agosto se promulga la Constitución y el 28 Ebert jura su cargo como Presidente de la República. La joven República de Weimar pasa por tres etapas según C. Klein en su libro De los espartaquistas al nazismo, la República de Weimar: a) Los años de agitación y de la crisis (1919-1923); b) La pseudoestabilidad (1924-1929); c) La vuelta progresiva al caos y la muerte de la República (1929-1933). Los años de crisis: “Crisis política, crisis económica, financiera y monetaria, tentativas de putsch (tanto a la derecha como a la izquierda), separatismos tanto renano como bávaro, sacudirán la joven República hasta 1923. Los acontecimientos se suceden a un ritmo de locura y frecuentemente son inextricablemente complicados”. Este es el contexto de la primera película Doctor Mabuse, el jugador (1922). La crisis económica interna agravada por las pérdidas territoriales, las reparaciones, la devaluación de la moneda, la elevación de los precios y el problema de las divisas, todo potenciado por la desigual repercusión de la inflación. Crisis social con la extensión del paro, proliferación de las tensiones sociales, huelgas, manifestaciones, y enfrentamientos, más la agravación de la vida de las clases medias y trabajadoras aumentadas con la licencia de las tropas. Crisis política por la aceptación, repulsa o reducción de las indemnizaciones, la financiación de las fronteras y demás gastos de ocupación, las relaciones franco-alemanas y ruso-alemanas. Si a principios de 1922 un dólar correspondía a 200 marcos, a principios de 1923 valía 18.000 y a fines de Enero alcanzaba 50.000. En junio, 150.000 y más tarde rebasa la inimaginable cifra de varios billones. Como pura anécdota, téngase en cuenta que un sello de correos de circulación normal llegó a costar varios miles de millones. La consolidación de la República se lleva a cabo de 1924, tras el putsch de Münich y 1929. Los años 1927-28, pueden ser considerados años de prosperidad. Son los años de Metrópolis y Spione (Los espías). Se firma el Tratado de Locarno el 16 de octubre de 1925 entre Alemania, Gran Bretaña, Italia, Francia, Bélgica, Polonia y Checoslovaquia, Stresemann había sido su artífice. Locarno se convierte no sólo en sede de una conferencia internacional sino en un espíritu: el de la reconciliación franco-alemana y la vuelta a unas relaciones internacionales de normalidad. Alemania ingresa en la Sociedad de Naciones. El último paso de esta etapa fue el pacto de renuncia a la guerra, el pacto Briand-Kellog, en agosto de 1928. Stresemann moría en octubre de 1929. A partir de 1929 la crisis de octubre iniciada en Nueva York supuso el caos y el desastre para todos los países adscritos al sistema capitalista. En Alemania se traduce en retirada de capitales, cierre de mercados y caída de las exportaciones, quiebra de bancos y paralización de la actividad industrial. Ante la desintegración económica se intentan medidas deflacionarias que sostengan la moneda, pero se genera, en consecuencia, un desempleo creciente. Tampoco logró resultado la moratoria de Hoover de 1931. El paro obrero se había precipitado antes: sólo 500.000 en 1927; 2,3 millones en abril de 1929; 3,5 millones en 1930; 5 millones en 1931, y 6 millones en 1932. Estamos en el contexto de M, el vampiro de Düsseldorf y El Testamento del Dr. Mabuse. La manifestación prohibida del 1 de mayo de 1929, que costó 25 muertos, es parte de esta radicalización y del normal funcionamiento político. A partir de 1930 quedó marginado el parlamento, anulada la iniciativa política de los partidos, inutilizadas y repetidas las elecciones, en una palabra, la degradación e incapacidad del sistema en medio del cansancio y desilusión de las masas. Separados de la vida parlamentaria, los gobiernos no representan ni siquiera formalmente al pueblo, sino intereses y maniobras de grupos de presión, siempre al margen de la actividad parlamentaria o sirviéndose de la misma en vez de servirla. Es el principio del fin. O como Klein prefiere: “la vuelta al caos”.<br />THOMAS KENT Y LILLY<br />Thomas Kent y Lilly representan también, junto al comisario Lohmann, el pueblo alemán que intenta sobrevivir en medio del caos. Kent entra con Lilly en un café, El primero quiere celebrar algo. Le refresca la memoria. Hace un año en la oficina de empleo, Kent se había enfurecido con un funcionario, después de tres meses de paro. Se justificó diciendo que “la única solución es ponerse a robar”. Thomas Kent es un ingeniero que ha pasado cuatro años y medio de reclusión y los últimos meses en libertad por buena conducta. Mató a su novia y a su amante. Literalmente fue eso lo que hizo, se puso a trabajar en una fábrica de moneda falsa, a la organización le venía bien un expresidiario que además es ingeniero. Aquella vez en la oficina de empleo Lilly corre tras él y le ofrece 20 marcos “Quizás le ayuden a salir adelante”. Tom los acepta con la condición de devolvérselos. Lilly encarna la inocencia en un mundo que la ha perdido. Significa la esperanza de un mundo mejor. Si el comisario Lohmann representa la racionalidad, Lilly es el corazón, capaz de perdonar a Tom todo su pasado. Detrás de las palabras de Tom hay un corazón desesperado, como desesperado estaba el pueblo alemán “necesitas creer otra vez en ti mismo”. <br />LA MORAL DEL GANG<br />Albert Camus en El hombre rebelde adopta este título para referirse a las revoluciones fascistas del siglo XX. “El sueño profético de Marx y las potentes anticipaciones de Hegel o de Nietzsche terminaron suscitando, después de ser arrasada la ciudad de Dios, un Estado racional o irracional, pero en ambos casos terrorista. A decir verdad, las revoluciones fascistas del siglo XX no merecen el título de revolución. Les ha faltado la ambición universal. Mussolini y Hitler trataron sin duda de crear un imperio y los ideólogos nacional-socialistas pensaron, explícitamente, en el imperio mundial. Su diferencia con el movimiento revolucionario clásico consiste en que siendo herederos del nihilismo, prefirieron deificar lo irracional, y sólo ello, en vez de divinizar la razón. Con ello renunciaban a lo universal. Ello no impide que Mussolini se declarase heredero de Hegel y Hitler de Nietzsche. Desde 1914 Mussolini anunciaba la “santa religión der la anarquía” y se declaraba enemigo de todos los cristianos. En cuanto a Hitler, su religión confesada yuxtaponía sin vacilación Dios-providencia y el Walhalla. Su dios era, en verdad, un argumento de mitin y una manera de elevar el debate al final de sus discursos. La Alemania de 1933, se decidió por lo tanto, a adoptar los valores degradados de algunos hombres solamente y trató de imponerlos a toda una civilización. A falta de la moral de Goethe, eligió y sufrió la moral de la pandilla de gánsteres. La moral del gang es triunfo y venganza, derrota y resentimiento, inagotablemente. Cuando Mussolini exaltaba “las fuerzas elementales del individuo” anunciaba la exaltación de las potencias oscuras de la sangre y del instinto, la justificación biológica de lo peor que produce el instinto de dominación. En el proceso de Nüremberg, Subrayó Hans Frank “El odio a la forma” que animaba a Hitler. Sólo la acción le mantenía en pie. Por eso Hitler no podía prescindir de enemigos. El judío, los francmasones, las plutocracias, los anglosajones, el eslavo bestial se han sucedido en la propaganda y en la historia para levantar cada vez a una altura un poco mayor, la fuerza ciega que marchaba hacia su término. El combate permanente exigía excitantes perpetuos. Hitler era la historia en estado puro. Así Alfred Rosenberg hablaba pomposamente de la vida: ‘El estilo de una columna en marcha, y poco importa hacia qué destino y hacia qué fin esta columna esté en marcha’. Después de esto, la columna sembraría la historia de ruinas y devastará su propio país, pero por lo menos habrá vivido. La verdadera lógica de este dinamismo es la derrota total, o bien, de conquista en conquista, de enemigo en enemigo, el establecimiento del imperio de la sangre y de la acción. Es poco probable que Hitler haya concebido, por lo menos primitivamente, este imperio. Ernst Jünger tuvo la visión de un “imperio mundial” y “técnico” de una “religión de la técnica anticristiana”, cuyos fieles y soldados fueran los obreros mismos. El imperio, como se ve, es al mismo tiempo la fábrica y el cuartel mundiales, donde reina como esclavo el soldado obrero de Hegel. Rauschning en su Revolución del nihilismo dice que no es ya liberación, justicia y desarrollo del espíritu, sino “la muerte de la libertad, el dominio de la violencia y la esclavitud del espíritu”. El fascismo es, efectivamente, el desprecio. A la inversa, toda forma de desprecio, si interviene en política, prepara o instaura el fascismo. Jünger deducía de sus propios principios que más vale ser un criminal que un burgués. Es indiferente ser lo uno o lo otro. “El hecho es todo”, decía Mussolini. Y Hitler: “Cuando la raza corre el peligro de  que la opriman… La cuestión de la legalidad no desempeña sino un papel secundario”. De Mein Kampf a las cámara de gas de Maidanek hay una línea de continuidad. Un verdugo de Dachau llora en su prisión: “No he hecho sino ejecutar las órdenes. Sólo el Führer y el Reichsführer han traído todo esto y luego se han ido. Gluecks recibió órdenes de Kaltenbrunner y, finalmente, yo recibí la orden de fusilar. Me cargaron con todo porque yo no era más que un pequeño Hauptscharführer y no podía transmitirlo más abajo en la fila. Ahora dicen que yo soy el asesino”. Los crímenes nazis entre ellos la matanza de judíos, no tienen equivalentes en la historia, porque la historia no contiene ejemplo alguno de que una doctrina de destrucción tan total haya podido nunca apoderarse de las palancas de mando de una nación civilizada. La destrucción de Lídice demuestra este aspecto: “No sólo fueron incendiadas las casas, fusilados los ciento sesenta y cuatro hombres de la aldea, deportadas la doscientas tres mujeres y trasladados los ciento tres niños para educarlos en la religión de Hitler, sino que además, equipos especiales emplearon meses de trabajo para nivelar el terreno con dinamita, hacer desaparecer las piedras, cegar el estanque de la aldea y, por fin, desviar la carretera y el río. Lídice, después de eso, no era ya verdaderamente nada, sino un porvenir puro, según la lógica del movimiento. Para mayor seguridad, se vació el cementerio de sus muertos que recordaban todavía que había existido algo en aquel lugar”. Hitler, Goering, que quería ver sus huesos en un féretro de mármol, Goebbels, Himmler, Ley, se matan en subterráneos o celdas. Estas muertes consagran la sangrienta vanidad del nihilismo. “Se creían libres. No saben que uno no se libera de hitlerismo” –grita histéricamente Hans Frank. Hannah Arendt en su libro Los orígenes del totalitarismo escribe: “La semejanza de este tipo de terror y el simple gansterismo son demasiado obvias como para que valga la pena señalarlas. Esto no significa que el nazismo fuese gansterismo, como a veces se ha deducido, sino sólo que los nazis, sin reconocerlo, aprendieron tanto de las organizaciones gansteriles americanas como su propaganda, reconocidamente, aprendió de la publicidad comercial americana”. <br />FRITZ LANG ABANDONA ALEMANIA<br />Es el propio Lang quien escribe: “Fui convocado ante Goebbels, no para dar explicaciones, como temía, a propósito de este film (El Testamento del Doctor Mabuse que acababa de ser prohibido por la censura), sino para informarme de que, para mi sorpresa, Hitler había ordenado al ministro de Propaganda del III Reich ofrecerme la dirección del cine alemán: “El Führer ha visto su film Metrópolis y ha dicho: ‘éste es el hombre que creará el cine nacional-socialista’. Esa misma tarde yo abandonaba Alemania”. Fritz Lang redactó estas líneas para que Lotte Eisner, que las reprodujo, sin ponerlas en duda en su monografía sobre el cineasta. Hoy sabemos que la realidad poco tiene que ver con esta fábula. Fritz Lang dice que fue recibido en el mes de abril der 1933. En su oficina Goebbels se muestra encantador, casi se disculpa por haber tenido que censurar El testamento del Doctor Mabuse y formula la propuesta de convertir a Lang en una especie de director del cine. El director protesta, recuerda su ascendencia judía. Goebbels desecha toda objeción: se le puede convertir en “ario honorario” y no se obligará a Lang a rodar filmes de propaganda. Añade: “Herr Lang, nosotros decidimos quién es judío y quién no lo es”. Lang nervioso, mira su reloj, ha tomado la decisión de abandonar Alemania. ¿Tendrá tiempo de pasar por el banco antes de subir a un tren nocturno a París? La leyenda sostiene que no. Mas prosaicamente, aquella cita no tuvo lugar (o en todo caso, no de esa manera). Como sostiene Aurelien Ferenczi en Cahiers du Cinema: “Lang parece haber adoptado su seductora mentira durante la promoción de Los verdugos también mueren, cuando era de buen tono en pleno esfuerzo de guerra, mostrar una oposición visceral al régimen nazi. Los múltiples detalles añadidos en cada ocasión que cuenta la historia –una pelea con Lily Laté en la estación, el paso de la frontera en estado de embriaguez, etc.- da la impresión de pertenecer a los relatos de espionaje que le gustan. Y la presencia obsesiva de ese reloj, símbolo último del suspense, que Lang fija obstinadamente esperando que su interlocutor lo libere al fin, parece directamente sacada de una de sus películas… Probablemente Lang tuvo ocasión de cruzarse con Goebbels, pero sin duda no durante mucho tiempo, ni cara a cara. El examen de su pasaporte muestra que realiza muchos viajes de ida y vuelta entre Berlín y París durante la primavera y el verano de 1933. Aunque no puede transferir lo esencial de sus bienes –Thea von Harbou conservará, por ejemplo, ciertas obras de arte de su apartamento berlinés-, se activa para que Lily Latté y diversos correos (como su amigo Conrad von Molo) le lleven dinero. Fritz Lang es un emigrante de lujo y, sobre todo, un formidable inventor de fábulas (contadas o filmadas).<br />CONCLUSIÓN<br />El Testamento del Doctor Mabuse es el segundo film sonoro de Fritz Lang, atesora muchos méritos, entre ellos, el ser el primer thriller sobrenatural de la historia del cine. Como señala Daniel G. Rojo en Miradas de cine nº46, “por encima de la intriga policíaca, de las obvias comparaciones entre la red criminal de Mabuse y el alzamiento del partido Nazi en Alemania y de los logros en el campo de la edición de sonido, la imagen más potente del film, la que resume su esencia, es su poder para intranquilizar al espectador moderno que ya lo ha visto todo”. La actualidad de Mabuse radica en su radical propuesta y su estremecedora visión. El cine alemán produce una renovación tecnológica que exportará a EEUU y muchos otros directores seguirán. Fritz Lang hace una aportación al cine inestimable. Todos hemos incorporado a nuestro imaginario el robot androide de Metrópolis, la canción que silba Hans Becket en M El vampiro de Düsseldorf, o la mirada presa del cólera y el terror del Doctor Mabuse a punto de morir. El que fue cineasta estrella de la UFA dejará Alemania y se instalará en EEUU. No abandonará sus temas como la delgada línea que separa el bien y el mal, el ámbito de lo legal y lo ilegal, la lucha contra alguna organización mafiosa, sociedad política o sindicato del crimen como tampoco su exploración sobre la naturaleza humana para el que el hombre es un lobo para el hombre, recordemos a Spencer Tracy en Furia. El Doctor Mabuse será el tema de su última película, como vemos, los viejos fantasmas que vuelven, del año 1961. El Doctor Mabuse todavía vivo utiliza las técnicas más modernas para robar a los clientes de un hotel de lujo, Los mil ojos del Doctor Mabuse. Sin duda, Mabuse es su alter ego, su lado oscuro, el crimen y la culpa, el castigo y la redención, la víctima y el verdugo, traumas no superados por universales de modo que os invito a visualizar algunas de sus pelis, personalmente, la etapa que más me gusta es la primera, la alemana, la etapa de la UFA, pero sin duda, su periplo americano es igual de interesante con más o menos logros. Muere el 2 de agosto de 1976 a la edad de 85 años. Lily Laté le sobrevivirá ocho años. Furioso por el olvido en el que lo había sumido Alemania, en 1973 recibe la Director´s Guild of América, el “sindicato de cineastas”, otro sindicato. Esa noche lee un discurso: “Todos mis films alemanes y buena parte de mis mejores filme americanos hablan del destino. Hoy no creo en el destino. Cada uno construye el suyo propio. No hay un poder misterioso, no hay un dios que os atribuya un destino. Vosotros mismos forjáis el vuestro”.<br />
El testamento del dr. Mabuse
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El testamento del dr. Mabuse

  • 1. CUADRO SINÓPTICO DE EL TESTAMENTO DEL DR. MABUSE<br />TÍTULOEl Testamento del Dr. MabuseDIRECCIÓNFritz LangPAÍSAlemaniaAÑO1933DURACIÓN121 min.GÉNEROThrillerREPARTORudolph Klein-Rogge (Dr. Mabuse), Oscar Beregi (Dr. Baum), Karl Meixner (Hofmeister), Theodor Loos (Dr. Kramm), Otto Wernicke (Inspector Lohmann), Klaus Pohl (Müller), Wera Liessen (Lilly), Gustav Diesl (Kent), Camilla Spira (Juwelen-Anna), Rudolf Schündler (Hardy).GUIÓNFritz Lang y Thea von Harbou basado en el personaje de Norbert Jacques.PRODUCTORANero Film (AG)PRODUCTOR EJECUTIVOSeymour NebenzalMONTAJELothar Wolff y Conrad Von MoloFOTOGRAFÍAFritz Arno Wagner y Karl VashMÚSICAHans ErdmannDIRECCIÓN ARTÍSTICAEmil Hasler y Karl Vollbrecht<br />ARGUMENTOHofmeister un exagente de policía se ha infiltrado en una imprenta dedicada a la falsificación de billetes. En la primera escena de la película el ruido de los motores de la imprenta se confunde con el sonido de su corazón, pues Hofmeister, que teme por su vida, está escondido detrás de una gran caja de madera en la buhardilla del inmueble, alerta ante el peligro que se avecina. La cámara realiza un recorrido por todo el espacio. El agente se seca el sudor con un pañuelo que extrae del bolsillo de la chaqueta. La expectación es total. Se abre la puerta. Entran dos individuos. Se dirigen a la gran caja de madera detrás de la cual se haya escondido nuestro sujeto. La abren. Al levantar la cubierta Hofmeister se estremece y mueve instintivamente la pierna haciendo un pequeño ruido. Imprudentemente asoma el pie por uno de los lados sin advertirlo. Los dos individuos que han escuchado el ruido, lo observan. El más fuerte con aspecto de “gorila” decide sacar una porra de goma para golpearle, pero su colega lo detiene. Le echarán el guante más tarde. Hofmeister agazapado no se percata de que lo han descubierto. Los otros dos sacan unos fajos de papel del interior de la caja, dejan la cubierta abierta y se largan. En la salida. El exagente, pistola en mano se dirige a la puerta, detrás los otros dos, con el oído pegado, atentos a cualquier movimiento. Hofmeister confiado cree que está a salvo. Por la ventana de la buhardilla, no podrá escapar. La única escapatoria es la puerta. Guarda la pistola, toma unas aspirinas, echa un trago. Se dispone a salir. Cuando sale, no encuentra a nadie. En la entrada del edificio, un camión cargado con bidones arranca. La salida está despejada. El policía sale confiado pero alguien le arroja unos escombros desde los pisos superiores. Hofmeister se siente descubierto y huye. De repente, se detiene, al final de la calle le esperan tres individuos en actitud poco recomendable. Ahora corre en sentido opuesto. Desde este lado, otros dos, sobre el camión que acaba de retirarse le arrojan uno de aquellos bidones que suponemos contienen una carga explosiva. Nuestro agente logra sortear estos peligros. Poco después cuando intenta contactar con el comisario Lohmann para revelarle quién anda detrás de todo este asunto, cae presa de un shock mental que le conduce a la locura. Lohmann localiza la llamada y decide investigar el asunto.<br />EL TEMALa cinta es una metáfora de la ascensión del nazismo al poder. Una crítica al nacionalsocialismo y a los métodos de las SA. Un film premonitorio sobre el futuro de Alemania y los trece años de terror de Hitler en el poder: la vampirización de un Estado, la supresión de la disidencia política, el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial. Una reflexión, igualmente, de la locura y el poder por la extorsión y el miedo y una lectura en clave actual sobre las modernas formas de terrorismo internacional pues la amenaza de Mabuse ya no es tangible. No es alguien a quien se pueda atacar porque no existe. Mabuse es el terrorista definitivo. La intangibilidad de Mabuse, que se mueve a través de otros y deja su voz grabada en fonógrafos, es el terrorismo global de Ben Laden que deja mensajes en la red de alcance planetario. En 1943, cuando la película llega al público de Nueva York, Lang escribió un prólogo donde explicaba sus intereses originales: “Esta película está hecha como una alegoría para mostrar los procedimientos terroristas de Hitler. Los slogans y doctrinas del Tercer Reich han sido puestos en boca de criminales. De esta manera, yo esperaba denunciar la encubierta teoría nazi de la necesidad de destruir deliberadamente todo lo que es precioso para un pueblo… Luego, cuando todos sintieran el colapso y quedaran hundidos en la mayor desesperación, tratarían de buscar ayuda en el ‘nuevo orden’”.<br />RESCATE DE LA CINTA<br />El testamento del Dr. Mabuse fue estrenada el 21 de abril de 1933 en Budapest. La proyección de esta película de 3341 m. fue prohibida en Alemania y el estreno en este país no tuvo lugar hasta el 24 de agosto de 1951 en una versión reducida de 2998 m. El negativo original de la versión reducida se halla en el Instituto del Cine Alemán DIF (Deutschen Filminstitut) en un estado de conservación muy precario, por este motivo, el material usado para la restauración procede de un duplicado de 1951 de la colección del DIF. Las escenas adicionales reproducen material del Archivo Federal del Cine de Alemania, el Museo del Cine de Münich, Kirch Media y los canales de televisión ZDF/Arte.<br />EL EXPRESIONISMO<br />El Expresionismo, como dijimos en la película anterior, se origina en una crisis de identidad que se evidencia en la popularidad de los dobles (el doble del Dr. Mabuse es el Dr. Baum, el doble de María en Metrópolis es el robot androide, recordemos también la doble personalidad de Hans Becket en M, el vampiro de Düsseldorf), el afán por vivir al máximo los deseos inconfesables, en la pintura de la tenebrosidad, el claroscuro, los planos picados, contrapicados y oblicuos; el expresionismo, según José Amícola en su artículo “Fritz Lang, Alfred Döblin y Roberto Arlt”, patentiza la disociación de la conciencia moderna, así como la creencia en la potencialidad de un nuevo renacimiento humano. Es la atracción del síndrome de Frankenstein de Mary Shelley de 1818. Por ello, se habla de un poder visionario, de una ruptura de las viejas formas y de hacer añicos la realidad. La locura y la alucinación aparecen como motivos expresionistas.<br />EL DOCTOR MABUSE<br />En 1922, Dr. Mabuse, der Spieler, Fritz Lang ha filmado un folletín al gusto de la época aparecido en la Berliner Illustrierte Zeitung del año anterior, firmado por Norbert Jacques, quién era un folletinista exitoso. Fritz Lang y Thea von Harbou adaptan ese texto con la pasión por reproducir el clima de los años de la inflación, poblando la pantalla con falsificadores de dinero, prostitutas y charlatanes sociales a partir del personaje emblemático y dostoievskiano del jugador. Las salas de juego pasan a ser el símbolo de una sociedad que vive detrás de las máscaras elegantes cuya estabilidad es un castillo de naipes. El Doctor Baum hace un retrato del Dr. Mabuse en nuestra cinta de la siguiente forma: “Bajo la influencia del miedo y del terror aparece toda una gama de trastornos mentales. El ejemplo más interesante sea el caso del Doctor Mabuse. Intentemos hacer una reconstrucción de los hechos. El paciente llevaba una auténtica doble vida. Era un famoso médico con una importante consulta privada y respaldado por una mente prácticamente sobrehumana sacaba partido de sus profundos conocimientos en el campo de la hipnosis para realizar todo tipo de actos criminales hasta entonces impensables. Durante meses, la policía sigue los pasos del cerebro capaz de planear tales actos. Del hombre que está detrás de la cortina. Finalmente, da con su pista. Pero Mabuse decide no escapar sin oponer resistencia armada a la policía y se atrinchera con su gente más fiel en su propia casa. Responde a la orden de rendición de las fuerzas del Estado diciendo: ‘El Estado soy yo’ y una ráfaga de disparos hace retroceder a los agentes de la policía. Los militares acaban por acallar la resistencia con granadas. Dos malhechores son muertos y otros dos son detenidos pero el Doctor Mabuse ha desaparecido. Uno de los detenidos revela el refugio del Doctor. Una fábrica de moneda falsa desde donde se estaba planeando un golpe a la moneda alemana. La policía consigue entrar y le encuentra pero se ha vuelto completamente loco. Por las palabras que balbucea durante aquella noche se le presentan los fantasmas de todas sus víctimas y el pánico ante semejantes visiones sacude su cerebro extraordinario que siempre ha estado en la finísima frontera entre el genio y la locura y, en el sentido más estricto del término, lo disloca. Mabuse es internado en un centro psiquiátrico y se sumió en la postración, en absoluto silencio e inmóvil tal y como le ven en la imagen. El paciente se recluyó por completo en sí mismo sin permitir que nadie penetrase en su mundo interior. Pero este cuadro cambió hace tiempo. Pudimos observar que la mano de Mabuse intentaba escribir en el aire, en las paredes y en la colcha de su cama de una manera constante. Le dimos lápiz y papel y al principio llenaba las hojas de garabatos sin sentido. Sin embargo, hace dos años entre los garabatos, empezaron a surgir palabras sueltas. Luego aparecieron coherentes y lógicas de tal modo que pudimos observar la inteligencia única y fenomenal de su mente. Hoy sus pensamientos se mueven todavía en el ámbito criminal de su horrendo pasado. Todo cuanto Mabuse escribe constituye un decálogo basado en la lógica más aplastante para cometer los crímenes más perversos precisándolos hasta el último detalle”.<br />LOHMANN Y EL DOCTOR BAUM<br />La película tiene un punto de inflexión cuando Mabuse deja de escribir. El primer plano de la mirada de Mabuse en el minuto 46:15, poseída por el terror, el afán de venganza, la ira, la cólera, es antológico. Forma parte de nuestro inconsciente colectivo. Poco después Mabuse muere. Las pistas han llevado a Lohmann hasta el Doctor Mabuse. En el anatómico-forense del hospital psiquiátrico del Doctor Baum, Lohmann, a quién conocemos por M, y el Doctor Baum se presentan en pleno sentido. Lohmann pregunta si no hay ninguna duda sobre la identidad del Doctor Mabuse. “Por desgracia quien yace ante nosotros es el Doctor Mabuse. O lo fue. Lástima” –indica el Doctor Baum. “Esta idealización del difunto… me parece un poco exagerada dado que el tal Mabuse no era un ejemplo de moralidad sino un indeseable y un criminal que consiguió escapar de la horca porque fue internado en un psiquiátrico. De modo que un criminal menos en el mundo” –afirma el inspector Lohmann. “Cállese. Es incapaz de entenderlo. Nadie en este mundo sabe la mente fenomenal y sobrehumana que hemos perdido con el fallecimiento de Mabuse. Este cerebro podría haber destruido nuestra degenerada sociedad. Este mundo sin rumbo. Carente de principios y de justicia. Basado no sólo en el egoísmo, la bajeza y el odio. Este cerebro podría haber destruido una humanidad que tan sólo conoce la maldad y la destrucción. Una humanidad a la que él ayudó a través del miedo y del terror” –reconoce exaltado el Doctor Baum. “¿Mabuse el criminal?” –replica Lohmann. “¡Mabuse el genio! El legado espiritual de Mabuse podría volver loca a toda la policía” –se le escapa al Doctor Baum. “¿El legado de Mabuse? ¿Está hablando de un testamento de Mabuse?” –pregunta Lohmann. “No. Sí. Por supuesto, no es un testamento en sentido estricto. Los escritos de Mabuse tan sólo tienen interés para los científicos. No para usted”. “Creo, profesor, que no está al corriente del gran número de cosas que me interesan. Hay un caso que me interesa especialmente. Esta mañana ha ingresado un hombre llamado Hofmeister en su hospital, ¿cree que podría hablar con él?” –pregunta Lohmann. “Lo lamento comisario. Ese hombre parece sufrir los efectos de un shock que le hunde en un estado de terror cada vez que se le acerca una persona y se pone a cantar como el niño que canta cuando le rodea la oscuridad. Y ahora, si me lo permite, me debo a mis enfermos y tendría que retirarme” –se despide Baum. El comisario Lohmann es la antítesis de Mabuse, un modelo para futuros detectives, Philippe Marlowe (Raymnond Chandler), Sam Spade (Dashiell Hammet), Hércules Poirot (Agatha Christie), el detective Colombo y tantos otros. Se guía por su ingenio y goza de los placeres más simples de la vida. Para Daniel G. Rojo representa la República de Weimar, el pueblo alemán que se resiste a ser aplastado por el nazismo. Pero sus esfuerzos serán en vano como veremos al final. El Doctor Baum representa la continuidad de la política del terror, suplanta a Mabuse y ocupa su lugar. Hay una confidencialidad entre el comisario Lohmann y Thomas Kent, el otro antihéroe de la historia que enlazaría con futuros proyectos de Fritz Lang (nuevas aventuras) y el Doctor Mabuse encarnado ahora por el Doctor Baum. Claro pero esto es teoría y pura suposición. Con Baum, el círculo se cierra pero el mal ¿podrá contenerse entre las paredes del manicomio?<br />EL MANIFIESTO DEL DOCTOR MABUSE: EL IMPERIO DEL CRIMEN<br />El Doctor Baum examina los apuntes del Doctor Mabuse: del 15 de febrero al 31 de marzo. La cámara recorre todo el inmueble examinando los objetos que la decoran: caretas, cráneos, máscaras religiosas africanas, esculturas pseudoreligiosas, estatuillas en poses grotescas, todo un pandemónium. El Doctor se detiene en una página que pone: “El imperio del crimen” y a continuación lee: “El alma del ser humano debe ser intimidada en toda su profundidad a través de crímenes inescrutables y aparentemente insensatos. Crímenes que no sean provechosos para nadie y cuya única meta sea extender el miedo y el terror”. Ahora Baum sufre una alucinación. El espectro de Mabuse está sentado delante continuando la lectura: “Porque la única finalidad del crimen es conseguir que se imponga el dominio ilimitado del terror. Un estado de completa inseguridad y anarquía que se base en los ideales destructivos de un mundo condenado a la decadencia. Cuando los hombres estén dominados por el terror del crimen sumidos en el miedo y en el horror, el mundo débil e indefenso se hundirá en el caos y entonces habrá llegado la hora del imperio del crimen”. El espectro del Doctor Mabuse ocupa el cuerpo del Doctor Baum. El Doctor Baum es el Doctor Mabuse. En otra página, podemos leer: “Atentados a líneas ferroviarias, gasómetros y fábricas químicas”. El Doctor Mabuse ha definido muy bien lo que será el crimen de las SA, y las SS, el clima de miedo, terror, delincuencia patrocinado por el poder que conducirá a la Solución Final y el exterminio de las razas consideradas inferiores por el nacionalsocialismo. Los nazis creían que el Tercer Reich duraría 6000 años. Un nuevo orden para una nueva humanidad basada en la extorsión, el miedo y el asesinato. “El alma del ser humano debe ser intimidada en toda su profundidad a través del crimen absurdo”.<br />CULTURA DE WEIMAR<br />Al finalizar la Primera Guerra Mundial se formó una Comisión de Reparaciones para evaluar los gastos que debía pagar Alemania, que según las primeras estimaciones podrían ascender a 120.000 millones de dólares, estas condiciones supusieron la dimisión de Scheidemann el 19 de junio de 1919, dejando al país con la amenaza de un golpe de Estado por parte de los militares. Las condiciones del armisticio quedan definitivamente consagradas con la firma del Tratado de Versalles el 28 de junio de 1919. El 11 de agosto se promulga la Constitución y el 28 Ebert jura su cargo como Presidente de la República. La joven República de Weimar pasa por tres etapas según C. Klein en su libro De los espartaquistas al nazismo, la República de Weimar: a) Los años de agitación y de la crisis (1919-1923); b) La pseudoestabilidad (1924-1929); c) La vuelta progresiva al caos y la muerte de la República (1929-1933). Los años de crisis: “Crisis política, crisis económica, financiera y monetaria, tentativas de putsch (tanto a la derecha como a la izquierda), separatismos tanto renano como bávaro, sacudirán la joven República hasta 1923. Los acontecimientos se suceden a un ritmo de locura y frecuentemente son inextricablemente complicados”. Este es el contexto de la primera película Doctor Mabuse, el jugador (1922). La crisis económica interna agravada por las pérdidas territoriales, las reparaciones, la devaluación de la moneda, la elevación de los precios y el problema de las divisas, todo potenciado por la desigual repercusión de la inflación. Crisis social con la extensión del paro, proliferación de las tensiones sociales, huelgas, manifestaciones, y enfrentamientos, más la agravación de la vida de las clases medias y trabajadoras aumentadas con la licencia de las tropas. Crisis política por la aceptación, repulsa o reducción de las indemnizaciones, la financiación de las fronteras y demás gastos de ocupación, las relaciones franco-alemanas y ruso-alemanas. Si a principios de 1922 un dólar correspondía a 200 marcos, a principios de 1923 valía 18.000 y a fines de Enero alcanzaba 50.000. En junio, 150.000 y más tarde rebasa la inimaginable cifra de varios billones. Como pura anécdota, téngase en cuenta que un sello de correos de circulación normal llegó a costar varios miles de millones. La consolidación de la República se lleva a cabo de 1924, tras el putsch de Münich y 1929. Los años 1927-28, pueden ser considerados años de prosperidad. Son los años de Metrópolis y Spione (Los espías). Se firma el Tratado de Locarno el 16 de octubre de 1925 entre Alemania, Gran Bretaña, Italia, Francia, Bélgica, Polonia y Checoslovaquia, Stresemann había sido su artífice. Locarno se convierte no sólo en sede de una conferencia internacional sino en un espíritu: el de la reconciliación franco-alemana y la vuelta a unas relaciones internacionales de normalidad. Alemania ingresa en la Sociedad de Naciones. El último paso de esta etapa fue el pacto de renuncia a la guerra, el pacto Briand-Kellog, en agosto de 1928. Stresemann moría en octubre de 1929. A partir de 1929 la crisis de octubre iniciada en Nueva York supuso el caos y el desastre para todos los países adscritos al sistema capitalista. En Alemania se traduce en retirada de capitales, cierre de mercados y caída de las exportaciones, quiebra de bancos y paralización de la actividad industrial. Ante la desintegración económica se intentan medidas deflacionarias que sostengan la moneda, pero se genera, en consecuencia, un desempleo creciente. Tampoco logró resultado la moratoria de Hoover de 1931. El paro obrero se había precipitado antes: sólo 500.000 en 1927; 2,3 millones en abril de 1929; 3,5 millones en 1930; 5 millones en 1931, y 6 millones en 1932. Estamos en el contexto de M, el vampiro de Düsseldorf y El Testamento del Dr. Mabuse. La manifestación prohibida del 1 de mayo de 1929, que costó 25 muertos, es parte de esta radicalización y del normal funcionamiento político. A partir de 1930 quedó marginado el parlamento, anulada la iniciativa política de los partidos, inutilizadas y repetidas las elecciones, en una palabra, la degradación e incapacidad del sistema en medio del cansancio y desilusión de las masas. Separados de la vida parlamentaria, los gobiernos no representan ni siquiera formalmente al pueblo, sino intereses y maniobras de grupos de presión, siempre al margen de la actividad parlamentaria o sirviéndose de la misma en vez de servirla. Es el principio del fin. O como Klein prefiere: “la vuelta al caos”.<br />THOMAS KENT Y LILLY<br />Thomas Kent y Lilly representan también, junto al comisario Lohmann, el pueblo alemán que intenta sobrevivir en medio del caos. Kent entra con Lilly en un café, El primero quiere celebrar algo. Le refresca la memoria. Hace un año en la oficina de empleo, Kent se había enfurecido con un funcionario, después de tres meses de paro. Se justificó diciendo que “la única solución es ponerse a robar”. Thomas Kent es un ingeniero que ha pasado cuatro años y medio de reclusión y los últimos meses en libertad por buena conducta. Mató a su novia y a su amante. Literalmente fue eso lo que hizo, se puso a trabajar en una fábrica de moneda falsa, a la organización le venía bien un expresidiario que además es ingeniero. Aquella vez en la oficina de empleo Lilly corre tras él y le ofrece 20 marcos “Quizás le ayuden a salir adelante”. Tom los acepta con la condición de devolvérselos. Lilly encarna la inocencia en un mundo que la ha perdido. Significa la esperanza de un mundo mejor. Si el comisario Lohmann representa la racionalidad, Lilly es el corazón, capaz de perdonar a Tom todo su pasado. Detrás de las palabras de Tom hay un corazón desesperado, como desesperado estaba el pueblo alemán “necesitas creer otra vez en ti mismo”. <br />LA MORAL DEL GANG<br />Albert Camus en El hombre rebelde adopta este título para referirse a las revoluciones fascistas del siglo XX. “El sueño profético de Marx y las potentes anticipaciones de Hegel o de Nietzsche terminaron suscitando, después de ser arrasada la ciudad de Dios, un Estado racional o irracional, pero en ambos casos terrorista. A decir verdad, las revoluciones fascistas del siglo XX no merecen el título de revolución. Les ha faltado la ambición universal. Mussolini y Hitler trataron sin duda de crear un imperio y los ideólogos nacional-socialistas pensaron, explícitamente, en el imperio mundial. Su diferencia con el movimiento revolucionario clásico consiste en que siendo herederos del nihilismo, prefirieron deificar lo irracional, y sólo ello, en vez de divinizar la razón. Con ello renunciaban a lo universal. Ello no impide que Mussolini se declarase heredero de Hegel y Hitler de Nietzsche. Desde 1914 Mussolini anunciaba la “santa religión der la anarquía” y se declaraba enemigo de todos los cristianos. En cuanto a Hitler, su religión confesada yuxtaponía sin vacilación Dios-providencia y el Walhalla. Su dios era, en verdad, un argumento de mitin y una manera de elevar el debate al final de sus discursos. La Alemania de 1933, se decidió por lo tanto, a adoptar los valores degradados de algunos hombres solamente y trató de imponerlos a toda una civilización. A falta de la moral de Goethe, eligió y sufrió la moral de la pandilla de gánsteres. La moral del gang es triunfo y venganza, derrota y resentimiento, inagotablemente. Cuando Mussolini exaltaba “las fuerzas elementales del individuo” anunciaba la exaltación de las potencias oscuras de la sangre y del instinto, la justificación biológica de lo peor que produce el instinto de dominación. En el proceso de Nüremberg, Subrayó Hans Frank “El odio a la forma” que animaba a Hitler. Sólo la acción le mantenía en pie. Por eso Hitler no podía prescindir de enemigos. El judío, los francmasones, las plutocracias, los anglosajones, el eslavo bestial se han sucedido en la propaganda y en la historia para levantar cada vez a una altura un poco mayor, la fuerza ciega que marchaba hacia su término. El combate permanente exigía excitantes perpetuos. Hitler era la historia en estado puro. Así Alfred Rosenberg hablaba pomposamente de la vida: ‘El estilo de una columna en marcha, y poco importa hacia qué destino y hacia qué fin esta columna esté en marcha’. Después de esto, la columna sembraría la historia de ruinas y devastará su propio país, pero por lo menos habrá vivido. La verdadera lógica de este dinamismo es la derrota total, o bien, de conquista en conquista, de enemigo en enemigo, el establecimiento del imperio de la sangre y de la acción. Es poco probable que Hitler haya concebido, por lo menos primitivamente, este imperio. Ernst Jünger tuvo la visión de un “imperio mundial” y “técnico” de una “religión de la técnica anticristiana”, cuyos fieles y soldados fueran los obreros mismos. El imperio, como se ve, es al mismo tiempo la fábrica y el cuartel mundiales, donde reina como esclavo el soldado obrero de Hegel. Rauschning en su Revolución del nihilismo dice que no es ya liberación, justicia y desarrollo del espíritu, sino “la muerte de la libertad, el dominio de la violencia y la esclavitud del espíritu”. El fascismo es, efectivamente, el desprecio. A la inversa, toda forma de desprecio, si interviene en política, prepara o instaura el fascismo. Jünger deducía de sus propios principios que más vale ser un criminal que un burgués. Es indiferente ser lo uno o lo otro. “El hecho es todo”, decía Mussolini. Y Hitler: “Cuando la raza corre el peligro de que la opriman… La cuestión de la legalidad no desempeña sino un papel secundario”. De Mein Kampf a las cámara de gas de Maidanek hay una línea de continuidad. Un verdugo de Dachau llora en su prisión: “No he hecho sino ejecutar las órdenes. Sólo el Führer y el Reichsführer han traído todo esto y luego se han ido. Gluecks recibió órdenes de Kaltenbrunner y, finalmente, yo recibí la orden de fusilar. Me cargaron con todo porque yo no era más que un pequeño Hauptscharführer y no podía transmitirlo más abajo en la fila. Ahora dicen que yo soy el asesino”. Los crímenes nazis entre ellos la matanza de judíos, no tienen equivalentes en la historia, porque la historia no contiene ejemplo alguno de que una doctrina de destrucción tan total haya podido nunca apoderarse de las palancas de mando de una nación civilizada. La destrucción de Lídice demuestra este aspecto: “No sólo fueron incendiadas las casas, fusilados los ciento sesenta y cuatro hombres de la aldea, deportadas la doscientas tres mujeres y trasladados los ciento tres niños para educarlos en la religión de Hitler, sino que además, equipos especiales emplearon meses de trabajo para nivelar el terreno con dinamita, hacer desaparecer las piedras, cegar el estanque de la aldea y, por fin, desviar la carretera y el río. Lídice, después de eso, no era ya verdaderamente nada, sino un porvenir puro, según la lógica del movimiento. Para mayor seguridad, se vació el cementerio de sus muertos que recordaban todavía que había existido algo en aquel lugar”. Hitler, Goering, que quería ver sus huesos en un féretro de mármol, Goebbels, Himmler, Ley, se matan en subterráneos o celdas. Estas muertes consagran la sangrienta vanidad del nihilismo. “Se creían libres. No saben que uno no se libera de hitlerismo” –grita histéricamente Hans Frank. Hannah Arendt en su libro Los orígenes del totalitarismo escribe: “La semejanza de este tipo de terror y el simple gansterismo son demasiado obvias como para que valga la pena señalarlas. Esto no significa que el nazismo fuese gansterismo, como a veces se ha deducido, sino sólo que los nazis, sin reconocerlo, aprendieron tanto de las organizaciones gansteriles americanas como su propaganda, reconocidamente, aprendió de la publicidad comercial americana”. <br />FRITZ LANG ABANDONA ALEMANIA<br />Es el propio Lang quien escribe: “Fui convocado ante Goebbels, no para dar explicaciones, como temía, a propósito de este film (El Testamento del Doctor Mabuse que acababa de ser prohibido por la censura), sino para informarme de que, para mi sorpresa, Hitler había ordenado al ministro de Propaganda del III Reich ofrecerme la dirección del cine alemán: “El Führer ha visto su film Metrópolis y ha dicho: ‘éste es el hombre que creará el cine nacional-socialista’. Esa misma tarde yo abandonaba Alemania”. Fritz Lang redactó estas líneas para que Lotte Eisner, que las reprodujo, sin ponerlas en duda en su monografía sobre el cineasta. Hoy sabemos que la realidad poco tiene que ver con esta fábula. Fritz Lang dice que fue recibido en el mes de abril der 1933. En su oficina Goebbels se muestra encantador, casi se disculpa por haber tenido que censurar El testamento del Doctor Mabuse y formula la propuesta de convertir a Lang en una especie de director del cine. El director protesta, recuerda su ascendencia judía. Goebbels desecha toda objeción: se le puede convertir en “ario honorario” y no se obligará a Lang a rodar filmes de propaganda. Añade: “Herr Lang, nosotros decidimos quién es judío y quién no lo es”. Lang nervioso, mira su reloj, ha tomado la decisión de abandonar Alemania. ¿Tendrá tiempo de pasar por el banco antes de subir a un tren nocturno a París? La leyenda sostiene que no. Mas prosaicamente, aquella cita no tuvo lugar (o en todo caso, no de esa manera). Como sostiene Aurelien Ferenczi en Cahiers du Cinema: “Lang parece haber adoptado su seductora mentira durante la promoción de Los verdugos también mueren, cuando era de buen tono en pleno esfuerzo de guerra, mostrar una oposición visceral al régimen nazi. Los múltiples detalles añadidos en cada ocasión que cuenta la historia –una pelea con Lily Laté en la estación, el paso de la frontera en estado de embriaguez, etc.- da la impresión de pertenecer a los relatos de espionaje que le gustan. Y la presencia obsesiva de ese reloj, símbolo último del suspense, que Lang fija obstinadamente esperando que su interlocutor lo libere al fin, parece directamente sacada de una de sus películas… Probablemente Lang tuvo ocasión de cruzarse con Goebbels, pero sin duda no durante mucho tiempo, ni cara a cara. El examen de su pasaporte muestra que realiza muchos viajes de ida y vuelta entre Berlín y París durante la primavera y el verano de 1933. Aunque no puede transferir lo esencial de sus bienes –Thea von Harbou conservará, por ejemplo, ciertas obras de arte de su apartamento berlinés-, se activa para que Lily Latté y diversos correos (como su amigo Conrad von Molo) le lleven dinero. Fritz Lang es un emigrante de lujo y, sobre todo, un formidable inventor de fábulas (contadas o filmadas).<br />CONCLUSIÓN<br />El Testamento del Doctor Mabuse es el segundo film sonoro de Fritz Lang, atesora muchos méritos, entre ellos, el ser el primer thriller sobrenatural de la historia del cine. Como señala Daniel G. Rojo en Miradas de cine nº46, “por encima de la intriga policíaca, de las obvias comparaciones entre la red criminal de Mabuse y el alzamiento del partido Nazi en Alemania y de los logros en el campo de la edición de sonido, la imagen más potente del film, la que resume su esencia, es su poder para intranquilizar al espectador moderno que ya lo ha visto todo”. La actualidad de Mabuse radica en su radical propuesta y su estremecedora visión. El cine alemán produce una renovación tecnológica que exportará a EEUU y muchos otros directores seguirán. Fritz Lang hace una aportación al cine inestimable. Todos hemos incorporado a nuestro imaginario el robot androide de Metrópolis, la canción que silba Hans Becket en M El vampiro de Düsseldorf, o la mirada presa del cólera y el terror del Doctor Mabuse a punto de morir. El que fue cineasta estrella de la UFA dejará Alemania y se instalará en EEUU. No abandonará sus temas como la delgada línea que separa el bien y el mal, el ámbito de lo legal y lo ilegal, la lucha contra alguna organización mafiosa, sociedad política o sindicato del crimen como tampoco su exploración sobre la naturaleza humana para el que el hombre es un lobo para el hombre, recordemos a Spencer Tracy en Furia. El Doctor Mabuse será el tema de su última película, como vemos, los viejos fantasmas que vuelven, del año 1961. El Doctor Mabuse todavía vivo utiliza las técnicas más modernas para robar a los clientes de un hotel de lujo, Los mil ojos del Doctor Mabuse. Sin duda, Mabuse es su alter ego, su lado oscuro, el crimen y la culpa, el castigo y la redención, la víctima y el verdugo, traumas no superados por universales de modo que os invito a visualizar algunas de sus pelis, personalmente, la etapa que más me gusta es la primera, la alemana, la etapa de la UFA, pero sin duda, su periplo americano es igual de interesante con más o menos logros. Muere el 2 de agosto de 1976 a la edad de 85 años. Lily Laté le sobrevivirá ocho años. Furioso por el olvido en el que lo había sumido Alemania, en 1973 recibe la Director´s Guild of América, el “sindicato de cineastas”, otro sindicato. Esa noche lee un discurso: “Todos mis films alemanes y buena parte de mis mejores filme americanos hablan del destino. Hoy no creo en el destino. Cada uno construye el suyo propio. No hay un poder misterioso, no hay un dios que os atribuya un destino. Vosotros mismos forjáis el vuestro”.<br />