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TEMA 10 NIETZSCHE 3ª EVALUACIÓN
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Se me estará agradecido si condenso un conocimiento tan esencial, tan nuevo, en cuatro tesis: así facilito la comprensión, así provoco la
contradicción.
Primera tesis. Las razones por las que "este" mundo ha sido calificado de aparente fundamentan, antes bien, su realidad, -otra especie
distinta de realidad es absolutamente indemostrable.
Segunda tesis. Los signos distintivos que han sido asignados al "ser verdadero" de las cosas son los signos distintivos del no-ser, de la nada,
-a base de ponerlo en contradicción con el mundo real es como se ha construido el "mundo verdadero": un mundo aparente de hecho, en
cuanto es meramente una ilusión óptico-moral.
Tercera tesis. Inventar fábulas acerca de "otro" mundo distinto de éste no tiene sentido, presuponiendo que no domine en nosotros un instinto
de calumnia, de empequeñecimiento, de recelo frente a la vida: en este último caso tomamos venganza de la vida con la fantasmagoría de
"otra" vida distinta de esta, "mejor" que ésta.
Cuarta tesis. Dividir el mundo en un mundo "verdadero" y en un mundo aparente", ya sea al modo del cristianismo, ya sea al modo de Kant
(en última instancia, un cristiano alevoso), es únicamente una sugestión de la decadence, -un síntoma de la vida descendente... El hecho de
que el artista estime más a la apariencia que la realidad no constituye una objeción contra esta tesis. Pues a la "apariencia" significa aquí la
realidad una vez más, sólo que seleccionada, reforzada, corregida... El artista trágico no es un pesimista, - dice precisamente sí incluso a todo
lo problemático y terrible, es dionisíaco... NIETZSCHE, El crepúsculo de los ídolos, capítulo “La „razón‟ en la filosofía”, apartados 1, 4 y 6 (trad.
A. Sánchez Pascual, Madrid, Alianza, 1998, pp. 51, 53-54 y 55-56).
RESUMEN DEL TEXTO:
¿Cuál es el tema del texto? (1 punto) ________________________________________________________________________
Señala las ideas más importantes (1 punto):
1ª) _____________________________________________________________________________________________________
2ª) _____________________________________________________________________________________________________
3ª)_____________________________________________________________________________________________________
4ª) _____________________________________________________________________________________________________
Explicación de las ideas (1 punto)
1ª) El mundo aparente se sustenta en razones que fundamentan su realidad. La división platónica de mundo sensible y mundo
inteligible carece de fundamento. Sólo hay una realidad: el mundo sensible. El mundo inteligible o suprasensible es la clave de
bóveda de la metafísica. Pero con Hume, primero y después con Kant vimos que la metafísica no es posible como ciencia. De
modo que, Nietzsche hubiera apoyado la tesis humeana de arrojar los libros de metafísica y teología a la hoguera. Este
presupuesto exige una genealogía de la moral y la transvaloración (revaluación de todos los valores). El mundo “verdadero”
platónico y cristiano es una ficción. No hay más realidad que esta. El bisturí que emplea es la psicología del desenmascaramiento.
2ª) El mundo real es una ilusión óptico-moral del mundo verdadero. Contra el Ser de Parménides, inmóvil, homogéneo, compacto,
lleno, perfecto, equidistante como los radios de una esfera, Nietzsche reclama la realidad del devenir, el todo fluye de Heráclito.
Recordad: “nadie baja dos veces a bañarse al mismo río”. El río de Heráclito es una metáfora de la vida. La concepción dinámica
de Nietzsche contrasta con el inmovilismo y el estatismo de las Ideas platónicas y la eternidad cristiana. Dioniso contra Apolo. La
metafísica cartesiana, de nuevo, es derribada: Dios, Alma, Mundo no son presupuestos morales sino inmorales de una realidad
que Nietzsche repudia. La ilusión óptico-moral es la ilusión trascendental. “Bueno” y “malo” no son sino engaños. Nietzsche reduce
los problemas ontológicos a problemas axiológicos, tales son: la moral, la política, el conocimiento, la ciencia, el arte. Los valores
son condiciones de la voluntad de poder. Nietzsche distingue entre morales activas expresión de la vida ascendente y morales
reactivas que son indicio de la decadencia y la debilidad. Con Hume, Nietzsche detesta las virtudes cristianas de fe, esperanza y
caridad, así como las virtudes monacales como el ayuno, la abstinencia, el celibato, el silencio, la negación de uno mismo.
Nietzsche distingue entre una moral de señores: aristócratas, nobles, guerreros y una moral de esclavos, el cristianismo y el
socialismo. La moral noble es creadora; la moral vulgar asimila los valores con los que se encuentra. El guerrero tiene las virtudes
del cuerpo, el sacerdote inventa el espíritu. En el origen de la conciencia moral está la perversión de los instintos, en particular,
está el instinto de crueldad.
3ª) No hay más mundo que éste. No existe una realidad trascendental o una Ciudad de Dios. Toda la cultura occidental se basa en
la metafísica, en la afirmación de la realidad del mundo suprasensible, como la condición de su existencia. En Platón el Bien se
manifiesta con caracteres divinos. Los primeros teólogos reconocieron en la Idea de Bien a Dios. El problema del Ser y del Valor
permanecerá unido al problema de Dios pero Dios ha muerto. “Bien”, “Verdad”, “Belleza” se hundieron junto con el tesoro de la
fragata Mercedes. ¿Dónde está el caza tesoros que lo recuperará? ¿Dónde está la Odyssey metafísica?
4º) Ni cristianismo ni kantismo, dos etapas de la fábula del mundo. Al final de todo: Zaratustra. Con Nietzsche asistimos a una
ontología en negativo. La labor de zapa comienza con la idea de “sujeto” y de “sustancia”. Todo empieza por lo que él denomina la
ficción del yo. Donde no hay yo, no puede haber sustancia. Las consecuencias son incalculables, por la misma razón tampoco hay
“ni espíritu, ni razón, ni conciencia, ni voluntad: todos son ficciones inútiles”. El mundo de la metafísica en su totalidad se hunde en
la nada y con él se hunde también el mundo categorial de Kant y de la conciencia moderna: causalidad, determinismo, teleología,
materialidad, son nociones que hemos inventado a imagen del sujeto. Parménides dijo: “no se piensa lo que no es”. Nosotros
decimos: “lo que puede ser pensado tiene que ser con seguridad una ficción”.
2º) EXPLICACIÓN DE DOS NOCIONES PRESENTES EN EL FRAGMENTO (4 puntos)
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EL CONCEPTO DE DIOS
“Dios ha muerto”, el pórtico de entrada a esta filosofía se encuentra en el fragmento 125 “El insensato” de La gaya ciencia (1882)
en el que por primera vez Nietzsche introduce el tema de la muerte de Dios: “¿No oísteis hablar de aquel loco que en pleno día
corría por la plaza pública con una linterna encendida gritando sin cesar: „¡Busco a Dios! ¡Busco a Dios!‟? Cómo estaban
presentes muchos que no creían en Dios, su gritos provocaron risa. „¿Se te ha extraviado?‟ –decía uno. „¿Se ha perdido como un
niño?‟ –preguntaba otro. (…) El loco se encaró con ellos y clavándoles la mirada, exclamó: „¿Dónde está Dios? Os lo voy a decir.
Le hemos matado; vosotros y yo, todos nosotros somos sus asesinos. Pero ¿Cómo hemos podido hacerlo?‟. (…) Se añade que el
loco penetró el mismo día en muchas iglesias y entonó el Réquiem aeternam Deo. Expulsado y preguntado por qué lo hacía,
contestaba siempre lo mismo: „¿De qué sirven estas iglesias, si son los sepulcros y los monumentos de Dios‟?” El insensato es,
sin duda, un símbolo del propio Nietzsche. No se trata de un loco cualquiera sino como decía Unamuno de D. Quijote: “Un hombre
sesudo y cuerdo que enloquece de pura madurez de espíritu”. La escena recuerda también la imagen de Diógenes, paseando en
pleno día por el centro de Atenas con una linterna encendida y gritando: “¡Busco a un hombre!” Los pasajes de La Gaya Ciencia
pasan a ser completados por Así habló Zaratustra (1883-85), el viejo santo del bosque observa que: “¡Será posible! ¡Este viejo
santo del bosque no se ha enterado todavía que Dios ha muerto!” Nietzsche quiere dar a entender que la “muerte de Dios” es la
situación fundamental de su nuevo héroe: Zaratustra. “Dios ha muerto” no es una proposición teórica o especulativa sino una
proposición parabólica o dramática. Lógicamente, Dios puede existir o no existir pero no puede morir. Lo que ha muerto es la fe
del hombre en Dios pero ¿Quién es ese Dios de quien Nietzsche anuncia su muerte? Se trata del Dios cristiano. “La fe en Dios
cristiano se ha vuelto increíble”. Pero Dios no es sólo es dogma de ciertos creyentes sino la clave de bóveda del mundo
suprasensible o metafísico. Es en este sentido como hay que entender la muerte de Dios, a la luz de la inversión de la metafísica.
El mundo metafísico se ha desmoronado. El ateísmo de Nietzsche no es el ateísmo de Marx o Feuerbach, poner otras cosas en
lugar de Dios: la humanidad, la futura ciudad socialista, ni de sustituir el ideal perdido por los nuevos valores laicos: razón,
progreso, la civilización, la ciencia, el bienestar general, la moral humanitaria, el utilitarismo. Dios significa aquí el “lugar”, Dios ha
sido suprimido como lugar. Su ateísmo contiene tres motivos: 1º) La oposición a la moral. Kant representa un teísmo postulatorio.
La moral exige a Dios y la inmortalidad como condición de posibilidad. Nietzsche no propugna la inmoralidad sino un nuevo tipo de
moral aristocrática, creadora, la moralidad del hombre fuerte que no conoce ni normas ni prohibiciones. Ese nuevo hombre estaría
de acuerdo con la sentencia de aquel personaje de Dostoievski: “Si Dios ha muerto, todo está permitido”. Nietzsche está pensando
en Dioniso. 2º) Un motivo humanista. Nietzsche concibe al hombre como creador de valores. La creatividad así entendida lleva
consigo la exclusión de Dios. Si hay Dios, no hay nada que crear, ya que “crear” y “hay” esexcluyente. 3º) El tercer motivo es
teológico. En el fondo está la vieja sentencia: “seréis como Dios”. Nietzsche sabe que el hombre jamás puede convertirse en Dios
pero, al menos, puede ser un hombre nuevo, superior. Todos lo caminos conducen al ultrahombre. Por eso, espera Nietzsche que
la “muerte de Dios” sea el comienzo de una nueva etapa de la historia. La muerte de Dios es una verdad amarga.
EL ETERNO RETORNO
El eterno retorno es el principio de superación del nihilismo. Si es verdad que Dios ha muerto, entonces no hay otro mundo que
este mundo ni otra vida que esta vida que esta vida y este mundo y esta vida pasan. ¿Cómo conceder peso de eternidad a algo
que es en sí pasajero? Nietzsche acude a un viejo mito religioso. En los Vedas hindúes y en la antigua tradición germana se
encuentra el mito indo-ario del eterno retorno. El miso pasó por influjo oriental a los presocráticos y al pitagorismo primitivo y se
concretó en la idea del “gran año cósmico” en el que todo lo que ha ocurrido volvía exactamente a ocurrir en el mismo orden de
sucesión temporal. Como escribe Mircea Eliade, el mito del eterno retorno es “un intento extremo de solidificar el devenir, de
anular la irrevocabilidad del tiempo”.
LA CRÍTICA A LOS FILÓSOFOS
La consecuencia de la muerte de Dios es el nihilismo. Son el mismo acontecimiento. ¿Qué entiende Nietzsche por nihilismo?
Desvalorización de todos los valores. “Nada” significa ausencia de Dios y del mundo suprasensible y, en consecuencia, ausencia
de origen y meta de toda realidad. Falta el fin, falta la respuesta al por qué. Para el hombre nihilista, todo es vano. Nietzsche tiene
conciencia de que el nihilismo es una actitud que se autodestruye como los mensajes del agente secreto 007. ¿Tiene sentido
negar el valor de la vida y seguir viviendo? El nihilismo pasivo, teórico, se ve empujado hacia el nihilismo activo, práctico. Al final
del camino aparece el suicidio. Es preciso abandonar el nihilismo ¿en qué dirección? En el Crepúsculo de los ídolosencontramos
“Cómo el mundo verdadero acabó convirtiéndose en una fábula”, esto es, la Historia de un error. Por “verdadero mundo” entiende
Nietzsche el mundo suprasensible de la metafísica en contraposición al mundo sensible, el cual, de rechazo, se convierte en el
“mundo aparente”. Esta contraposición es una ilusión y la historia de la metafísica no es más que la historia de un error. Nietzsche
nos invita a seguir paso a paso sus etapas más relevantes: platonismo, cristianismo, kantismo, positivismo, nihilismo. Falta el final.
El error más largo ha tocado a su fin. Nietzsche expresa la sensación de claridad y plenitud que le embriaga con la imagen del
mediodía, instante de la sombra más corta (alusión al Mito de la caverna). Lo sensible no es ya mera sombra del mundo inteligible.
Es la auténtica realidad. Una nueva historia puede comenzar: Incipit Zaratustra.
ZARATUSTRA
Así habló Zaratustra. Un libro para todos y para ninguno. Las cuatro partes de la obra aparecieron por separado entre 1883 y
1885. El superhombre, la voluntad de poder y el eterno retorno son los temas más importantes del escrito. Zaratustra como el
insensato es un doble del propio Nietzsche. Después de la muerte de Dios, sólo son posibles dos revoluciones: el superhombre,
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anunciado por él o el “último hombre”, mediocre e incapaz de pensar. ¿Quién es Zaratustra? El nombre Zaratustra proviene de
Zoroastro, el sabio persa autor del Zend-Avesta. Aunque la doctrina dualista del bien y del mal está en las antípodas de la de
Nietzsche, éste se apropia de su figura como encarnación de su propio pensamiento. En adelante, Zaratustra será el pensador del
devenir y como pensador del devenir una contrafigura de la metafísica del ser eleática.
EL ULTRAHOMBRE
¿Quién es el ultrahombre? El ultrahombre es un tipo de tipo de hombre que se hace cargo del nihilismo y de su superación. En
cualquier caso el ultrahombre está por venir. Nietzsche lo anuncia como una promesa de futuro. Hay que entender el ultrahombre
desdela transvaloración de todos los valores. En este sentido hay que entender el texto “De las tres transformaciones”: El camello
representa el “tú debes”, debe transformarse en león que representa al hombre que se libera de Dios y de la ley moral. El león
sustituye el “tú debes” por el “yo quiero”. Su voluntad es ley. Es una libertad de pero no una libertad para. Por eso, el león debe
transformarse en niño. El niño dice sí. Dicta nuevos valores. “El niño es la inocencia y olvido, es un nuevo comienzo, un juego, una
rueda que gira por sí misma, un primer movimiento, un santo decir sí. Si hermanos míos, se precisa un santo decir sí para el juego
de crear”.
EL ARTE TRÁGICO Y EL ARTE DIONISÍACO
En El nacimiento de la tragedia desde el espíritu de la música (1872), su primera obra, Nietzsche establece una distinción que se
da entre “las artes plásticas, las apolíneas y el arte no figurativo de la música, el de Dioniso”. Detrás de ambos géneros se
encuentran dos impulsos opuestos de la naturaleza en el arte, los cuales se expresan en el sueño o en la embriaguez. Es
dionisíaco el temprano conocimiento y sentimiento griego de los “horrores y monstruosidades de la existencia”; eso se expresa en
la sabiduría del Sileno cuando afirma que lo mejor es no haber nacido y lo segundo mejor es morir pronto. Apolo y, según él, todos
los dioses olímpicos son la bella apariencia alegre, en la que el griego busca la redención de su visión pesimista. Con la
contraposición entre el mundo de la apariencia, el velo de Maya y Dioniso, el uno originario, Nietzsche se apropia de forma
caprichosa de la distinción de Schopenhauer entre voluntad y representación. En los capítulos 7-10 muestra como en la tragedia lo
apolíneo y lo dionisíaco se funden en una unidad, la acción trágica es sólo una visión apolínea del embriagado coro dionisíaco. En
el fondo, el héroe trágico es Dioniso. Esto tiene validez sólo para Esquilo y Sófocles. Con Eurípides comienza el ocaso de la
tragedia. Con Eurípides, se impone en el escenario la tendencia racionalista, psicológica y con Sócrates el hombre teórico vence
sobre la concepción trágica del mundo, el optimismo científico se alza con la victoria sobre el pesimismo trágico. Sócrates es un
punto de viraje. En su tiempo se abre paso un movimiento contrario. Con Schopenhauer y con Kant ha comenzado ya un
conocimiento trágico, tendente a disolver la ciencia y su optimismosocrático-alejandrino. Y, a su juicio, este conocimiento necesita
un consuelo metafísico que sólo pude concederle el arte trágico. En los dramas de Wagner, la tragedia renace desde la música.
No habíamos llegado al Caso Wagner (primavera de 1888) donde realiza un ajuste de cuentas con el compositor.
EL VITALISMO
En los esbozos de una obra que Nietzsche dejó inacabada y que sus primeros editores, su hermana Elisabeth y su amigo Peter
Gast, presentaron como su obra fundamental, aparece un nuevo tema que se escogió como título: La voluntad de poder (1886,
1906). “¿Qué es la vida? Se precisa aquí un concepto nuevo y más exacto de vida. Mi fórmula dice así: la vida es voluntad de
poder”. El término voluntad no se refiere a una actividad o facultad del espíritu cuyo carácter básico se haya en una tendencia.
Voluntad significa más bien la esencia oculta de todo lo real, el carácter global de la existencia. No tanto voluntad de poder como
voluntad como poder, poder de poder llegar a ser cada vez más poderosa. ¿Cómo llega Nietzsche a esta idea? “Dondequiera que
he encontrado algo viviente, enseña ya Zaratustra, he encontrado voluntad de poder. Incluso en la voluntad de quien sirve, he
encontrado voluntad de ser amo”. Schopenhauer había visto en la voluntad la realidad auténtica –como la cosa en sí de Kant- que
se escondía tras las apariencias del mundo. Schopenhauer caracterizó esta voluntad ciega e irracional como voluntad de vivir.
Nietzsche la convertirá en voluntad de poder. La voluntad de poder se suma al viejo concepto físico de fuerza como principio
interno de determinación. La fuerza dice siempre en relación a otra fuerza. Nietzsche aspira a su contraposición. La voluntad de
poder es el principio inscrito internamente en la misma fuerza de que dependen la cualidad y la tensión. El mundo como lo concibe
Nietzsche consiste en una combinación de fuerzas que luchan por el poder: unas dominan y otras son dominadas, pero todas
quieren el poder. Sí hay una ley en la naturaleza: voluntad de poder. El tema de la voluntad de poder con su nota heraclitiana e
inmoralista encaja a la perfección con el pensamiento de Nietzsche. La noche estrellada de Vincent van Gogh representa como
ninguna otra el dinamismo cósmico que inspira la filosofía de Nietzsche. Con diez años de diferencia, ambos sufrieron destinos
idénticos. El crepúsculo de los ídolos se puso a la venta el mes de enero de 1889, el 25 de ese mes, Nietzsche tiene los primeros
ejemplares de la obra. Inmediatamente después sufre su definitivo derrumbamiento mental. Envió a Jacob Buckhardt la llamada
“cédula de locura”. Seguidamente fue ingresado en la clínica de enfermedades nerviosas de Basilea y una semana más tarde en
el manicomio de Jena. En una creciente demencia, Nietzsche pasó los últimos años de su vida, primero bajo el cuidado de su
madre en Naumburgo y, desde 1897, con su hermana Elisabeth-Förster-Nietzsche en Weimar. El 27 de Julio de 1890, Vincent van
Gogh se da un pistoletazo en el pecho en un campo de trigo de Auvers-Sur-Oise. Muere el 29 a la una y media de la mañana, su
último cuadro Trigal con cuervos.
3º) CONTEXTUALIZACIÓN (1 punto)
Con Nietzsche el hombre moderno llega a una encrucijada. El terror se apodera del espíritu cartesiano cuando entra en el universo
de Nietzsche. Entre Marx y Nietzsche no encontramos la continuidad que existe entre Feuerbach y Marx. El hilo se ha roto y
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estamos ante un nuevo comienzo. Si hay alguna relación entre ambos es de oposición. Aunque Nietzsche no salde expresamente
sus cuentas con Marx como lo hizo con Kant y con Hegel, no reserva críticas al socialismo. Lo mira con desprecio como un
síntoma de la decadencia europea. El socialismo es para él cosa del rebaño, de la plebe, de pobres gentes que quieren calentarse
mutuamente. Nietzsche restablece apasionadamente con su hermano gemelo y enemigo Kierkegaard, el principio del individuo.
Sólo en lo que se refiere al ateísmo, Nietzsche toma el relevo de Marx. Es sintomática a este respecto, la coincidencia de fechas.
Marx moría en Londres en 1883. Un año antes Nietzsche daba la última mano en Génova a una de sus obras más radiantes La
gaya ciencia. En ella anuncia la “muerte de Dios”. Nietzsche coincide con Marx de que está empezando una nueva etapa de la
historia, una etapa no tanto atea como post atea. Pero, de nuevo, ahí empiezan las diferencias. En opinión de Nietzsche, toda la
filosofía alemana estaba infectada de teología. Hegel no es ninguna excepción. Éste último es el responsable del retraso de la
victoria del ateísmo. La historia juega en Hegel el papel de Dios: juzga absolutamente y exige obediencia absoluta. Marx sigue a
Hegel, cree en un sentido de la historia. Esta concepción teleológica de la historia es para Nietzsche una concepción teológica.
Presupone un sentido de la historia sin poder demostrarlo. Parece como si Marx no supiera que, donde no hay Dios, tampoco
puede haber sentido. Ahí radica la novedad de Nietzsche. Dios ha muerto y con él también la razón y el sentido. Estamos ante un
nuevo ateísmo. A su lado, los ateísmos de Marx y Feuerbach son un juego de niños. Sin embargo, ese gran ateísmo es un
ateísmo trágico. Nietzsche sabe que no puede sustituir a Dios por otra cosa. Pero su desesperanza le lleva a hacerlo. Y lo hace en
forma de “simulacros”, es decir, de creaciones de verdad y de valor, de las que uno conoce el carácter voluntario y ficticio. Pero
Nietzsche también avanza a Freud. Su teoría de la cultura viene a ser una especie de psicoanálisis corrosivo. Sus armas son las
mismas de Freud: la genealogía, la psicología del resentimiento y la sospecha. Él mismo habla significativamente de “filosofar con
el martillo”. Nietzsche no busca tanto demostrar, contraponer argumentos, razones a razones cuanto hacer tabla rasa del viejo
árbol de la religión, de la metafísica y la moral. En una palabra, Nietzsche pretende desmontar el discurso moral y metafísico
buceando en sus resortes ocultos. No sin razón lo ha denominado H. Lefevre el “gran descodificador” del mundo occidental.
Nietzsche representa la inversión de la metafísica y no otro es su secreto y también su fuerza y su debilidad.
4ª) COMENTA UN FILÓSOFO DE OTRO PERÍODO: KANT (1 punto)
Kant expone su ética en la Crítica de la razón práctica (1788) pero la inicia en la Fundamentación metafísica de las costumbres
(1785). Kant hizo lo mismo que había hecho al escribir los Prolegómenos (1783) para hacer más accesible la Crítica de la razón
pura sólo que ahora su Fundamentación (es decir, los prolegómenos a la metafísica de las costumbres) había ido primero. La
cuestión que plantea Kant es ¿cómo pueden existir principios morales universales? Somos a la par organismos fenoménicos y
agentes nouménicos. Kant desea hallar aquello que es incondicionalmente bueno. La primera de las tres secciones en las que
Kant divide su Fundamentación comienza con estas palabras: “Ni en ninguna parte del mundo, ni en general, inclusive fuera de él
mundo es posible pensar algo que se pueda considerar sin restricción como bueno, excepto una buena voluntad”. “Así la buena
voluntad parece constituir la condición indispensable inclusive para que valga la pena ser feliz”. Las acciones efectuadas con
vistas a conseguir placer, o incluso para lograr un fin útil, se dirigen a algo extrínseco al acto mismo. Parece existir un único
candidato a principio incondicionado de la acción: cumplir con nuestro deber sin más propósito que el de cumplir con nuestro
deber. Esto le permite distinguir entre imperativos incondicionales e imperativos hipotéticos, los cuales expresan las reglas para la
ejecución de las acciones valoradas conforme al valor de los resultados deseados y deseables que se pretenden alcanzar. La ley
moral absoluta sólo podrá venir dada por un imperativo categórico, un principio de acción independiente de las situaciones
particulares y los motivos personales. La exposición kantiana de la naturaleza del imperativo categórico constituye uno de los
momentos estelares de la historia de la filosofía. En los escritos de Kant, el imperativo categórico adopta dos versiones. La
primera formulación se expresa así: “obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley
universal”. Kant lo denomina “principio supremo del derecho”. Nos exige respetar el derecho de cada cual a obrar conforma a la
ley moral, es decir, autónomamente, sin ningún tipo de coerción. ¿Qué es lo que convierte este imperativo en categórico, o sea, en
incondicional? Es incondicional “si la acción es representada como buena en sí, esto es, como necesaria en una voluntad
conforme en sí con la razón, como un principio de tal voluntad”. La conformidad con la razón, supone simplemente evitar la
contradicción. Las acciones moralmente incorrectas conducirán a contradicciones. La segunda formulación del imperativo
categórico suena muy diferente a la primera: “obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona
de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio”. Esta versión del imperativo categórico
define el “reino de los fines”, un orden social idealizado en el cual todas las personas son tratadas como agentes libres y
responsables: “un ser racional pertenece al reino de los fines como miembro de él, cuando forma parte de él como legislador
universal, pero también como sujeto a esas leyes. Pertenece al reino como jefe, cuando como legislador no está sometido a
ninguna voluntad de otro”. Estas dos versiones expresan la misma idea. Aquello que delimita el juicio moral respecto de cualquier
otro tipo de juicio es la atención a, y la preservación de las personas en su calidad de agentes autónomos. Resulta evidente, así
mismo, que un principio tan escueto como “adopta como leyes morales sólo aquellas máximas que respeten la autonomía de
todos los implicados” no podría servir de fuente de ninguna regla particular. Lo que convierte en moral a un juicio o regla no es su
contenido sino su forma.
5ª) Actualidad del pensamiento del autor (1 punto)
¿Qué opinas del ultrahombre, El eterno retorno, La voluntad de poder, la muerte de Dios?_____________________________.