Novena de Pentecostés con textos de san Juan Eudes
A. introducción
1. Introducción
El proyecto neoliberal que han impulsado los cuatro últimos gobiernos federales del
PRI y el PAN, no ha cumplido las promesas de llevar a México al primer mundo, lograr
un crecimiento económico sostenido y durable, garantizar el bienestar para todos los
mexicanos y erradicar la pobreza, entre otras muchas que sus propagandistas nos
hicieron. El neoliberalismo ha mostrado, en cambio, que no tiene nada bueno que
ofrecer a la sociedad mexicana.
México se debate hoy en el estancamiento y la creciente subordinación
económica, el atraso y la dependencia tecnológica, el desempleo y la generalización de
la informalidad, la creciente pobreza, la carencia de la infraestructura y los servicios
públicos esenciales para el crecimiento económico y el desarrollo social, la ausencia de
estado de derecho, la violación de los derechos humanos y sociales, la violencia
asfixiante, la corrupción, la impunidad, y los escándalos políticos. Los ciudadanos
desconfíala de los partidos políticos, los órganos legislativos y judiciales y los
gobiernos, y lo demuestran con la cotidiana protesta social y el abstencionismo
electoral, entre otras muchas manifestaciones.
Cientos de miles de mexicanos tienen que atravesar Ilegalmente la frontera con
Estados Unidos y sufrir vejaciones, exclusión, represión y aun el riesgo de perder la
vida, para buscar en el vecino país los empleos e ingresos que no pueden obtener en
México para su propia supervivencia y la de sus familias. Paradójicamente, las remesas
de estos emigrantes se han convertido en la mayor fuente de divisas del país y la
condición de subsistencia de millones de mexicanos pobres.
México es objeto de una ofensiva de los sectores más reaccionarios que lograron
ya desmantelar una parte de las capacidades económicas, neoliberal, inserto en una
globalización excluyente e inequitativa, y buscan ahora privatizar nuevas áreas del
patrimonio público, desconocer derechos legítimamente ganados por los trabajadores,
atacar la memoria histórica, y debilitar aún más la soberanía e identidad nacionales.
Sin ningún sustento objetivo, el gobierno de Vicente Fox insiste en que sus
propuestas de reforma estructural -energética, laboral y fiscal, antipopulares,
privatizadoras y desnacionalizadoras del patrimonio de la nación, son condición
necesaria y suficiente del crecimiento económico y el desarrollo social. Su única meta
2. es profundizar el proyecto neoliberal de inserción subordinada en una globalización
inequitativa y polarizada, contraria a la soberanía nacional y a los intereses del pueblo
mexicano. El contexto internacional de este empeño globalizador se manifiesta en las
evidencias del fracaso del modelo: la fragmentación y creciente desigualdad entre las
naciones; el hambre y la pobreza extrema en los países atrasados; el terrorismo y las
guerras focalizadas; la exacerbación del poder mundial unipolar y de su
intervensionismo; y, como respuesta necesaria, la emergencia de nuevos movimientos
políticos y sociales que postulan que un mundo diferente es posible.
Concientes de estas realidades, proponemos a las organizaciones políticas y
sociales, a los empresarios y trabajadores del campo y la ciudad, a los intelectuales y
técnicos, y a los ciudadanos democráticos y progresistas, este proyecto para la nación,
que postula un nuevo rumbo para el México del futuro, para que el diálogo plural, la
formación de consensos, el logro de acuerdos y la acción concertada lo conviertan en el
programa que sirva de referente para la formación de una nueva mayoría política
nacional, y que oriente la lucha de los mexicanos por satisfacer sus reivindicaciones
históricas y construir una sociedad equitativa, justa, incluyente y sustentable para las
generaciones presentes y futuras.
La visión del México futuro a la que se orienta esta propuesta supone construir
en el mediano y largo plazos una sociedad diferente a la actual.
Un país soberano que participe en igualdad de condiciones y con oportunidades
equivalentes en una globalización equitativa e incluyente, en un orden mundial dotado
de instituciones democráticas e igualitarias, donde impere la resolución pacífica de los
conflictos y se erradiquen el terrorismo y la guerra; donde la integración económica,
social y política sean factores de equilibrio y solidaridad en una Comunidad de
Naciones de América Latina y el Caribe.
Un México donde los derechos a la libre determinación y la autonomía de los
pueblos indios que forman parte de su identidad-histórica y de su composición
pluriétnica y pluricultural, sean reconocidos constitucionalmente en los términos
asentados en los Acuerdos de San Andrés.
Una sociedad igualitaria, incluyente y sin pobreza, donde el Estado
socialmente responsable garantice el respeto y ejercicio pleno de las garantías
individuales y sociales a todos los mexicanos, donde todos los trabajadores rurales y
urbanos sean sujetos activos del derecho laboral, la justicia social y la solidaridad.
3. Un patrón de desarrollo económico distinto al neoliberal que garantice el
crecimiento sostenido y sustentable de la economía productiva, lo mismo la rural que la
urbana; que dote a esta economía de un núcleo endógeno de adaptación e innovación
científica y tecnológica; que impulse la reconstrucción de las economías regionales y
locales; que ofrezca oportunidades de trabajo digno e ingreso suficiente a todos; que
promueva al mercado interno y a la economía popular, e integre al sector informal; que
cuente con finanzas públicas sanas y suficientes para promover el crecimiento
económico y sustentar el desarrollo social, y que distribuya equitativamente sus
beneficios.
Una sociedad donde impere la igualdad de género y se respeten y garanticen
los derechos de la mujer, en particular los de procreación y acceso a la salud
reproductiva, se erradique la violencia de género, y se apliquen políticas y presupuestos
públicos con visión de equidad de género; una sociedad que incluya a los
adolescentes y jóvenes, les ofrezca oportunidades y opciones de realización y
desarrollo respetando su diversidad e intereses propios, les garantice el derecho a la
salud y los eduque en la prevención, y cree las condiciones para que se formen hoy
como el futuro de la nación.
Una educación integral, democrática, plural y de calidad para todos los
mexicanos, como pilar del desarrollo humano, social y económico, articulada a una
cultura que integre, difunda y proteja las múltiples formas de la identidad nacional y
promueva la apropiación social de lo mejor de la cultura universal.
Un sistema integrado de salud pública, descentralizado en el ámbito estatal y
local, que garantice a todos los mexicanos el derecho a la salud y a la asistencia social
de calidad, fácilmente accesible a todos los habitantes del país; y un sistema de
pensiones, actividades y apoyos que garantice una vida segura, digna y plena a las
personas de la tercera edad.
Una democracia participativa basada en el estricto respeto al derecho, dotada
de una constitucionalidad renovada, sustentada en un Estado socialmente responsable,
promotor y regulador del desarrollo, donde no tengan cabida la corrupción ni la
impunidad; con procesos electorales transparentes y creíbles, y un sistema democrático
de partidos políticos arraigados en la sociedad, que le rindan cuentas, cuyo instrumento
de competencia sea la propuesta de alternativas de solución a los problemas nacionales.
Un federalismo equitativo sustentado en el municipio libre, que distribuya
equitativamente las responsabilidades, funciones y recursos entre las entidades, que
4. facilite la asociación para el desarrollo y promueva activamente la reversión de las
desigualdades y desequilibrios regionales.
Un territorio integrado en su diversidad, ordenado y ambientalmente
sustentable con ciudades incluyentes y habitables para las generaciones de hoy y
mañana; que incorporen viviendas suficientes y dignas para los mexicanos del campo
y la ciudad, que estén al alcance de su capacidad económica y respondan a sus
necesidades de espacio y calidad.
Una sociedad segura, con justicia y sin corrupción sustentada en una
administración pública honesta y sometida a la ley; la vigencia plena del estado de
derecho, una justicia equitativa, autónoma, sin orientación partidista, eficaz para todos
los mexicanos, y el combate frontal contra la delincuencia organizada y el narcotráfico.
Una comunicación democrática que extienda el conocimiento y la utilización
de la tecnología de la información a todas las actividades, en todo el territorio, en los
distintos ámbitos de gobierno y a todos los habitantes; que se desarrolle para que fluya
información abierta y veraz a través de espacios mediáticos diversos y plurales,
alineados con el interés público y accesibles a todos los mexicanos; que difunda la
cultura y la identidad nacionales, impulse la solidaridad de los pueblos, promueva la
participación ciudadana y sea instrumento de la educación y el desarrollo humano y
social.
Una nueva constitucionalidad, resultado de una revisión democrática e integral
de la Constitución vigente, que preserve las conquistas sociales consagradas en la Carta
Magna de 1917, revierta los cambios contrarios al interés nacional y popular
introducidos en ella durante las últimas dos décadas, integre las nuevas garantías
individuales y derechos sociales reclamados por los ciudadanos, y enfrente los nuevos
problemas planteados por el desarrollo económico, social y político, y por la
construcción de este proyecto de nación.
En síntesis, proponemos construir un país de iguales, con justicia, libertad y
soberanía.
México cuenta con las fuerzas sociales necesarias y suficientes para dar
contenido, hacer viable y construir este proyecto alternativo para la nación. Múltiples y
persistentes movimientos gremiales y sociales, de trabajadores del campo y de la ciudad
en diversos lugares y ámbitos de la vida nacional, de mujeres, jóvenes, colonos pobres o
5. ecologistas, han criticado el actual proyecto neoliberal; han puesto en evidencia sus
contradicciones e injusticias; han demandado cambios y propuesto alternativas. Muchos
intelectuales, académicos, profesionales y técnicos han participado en esta crítica
prepositiva y son un enorme recurso del conocimiento para el cambio. La juventud,
calladamente o a gritos, exige oportunidades y clama por un México diferente que le
permita construir su futuro desde hoy.
En los partidos políticos, no obstante estar sumidos en una profunda crisis
interna, de credibilidad y de planteamientos, existen sectores, corrientes y militantes que
postulan diferentes caminos para el cambio social y político y están dispuestos a trabajar
por él.
El movimiento altermundista internacional junta, aún en forma inorgánica y
heterogénea, las voces nacionales e internacionales de la protesta y la propuesta contra
el neoliberalismo y su globalización. Paso a paso, por la vía electoral y la protesta
social, surgen gobiernos nacionales y locales en América Latina que se oponen a los
efectos más nocivos del patrón de crecimiento vigente en el mundo y de su inequitativa
globalización, proponen caminos distintos de acción y políticas diversas para el
desarrollo de sus naciones. Estas experiencias emergentes entrañan un enorme potencial
para fortalecer la tendencia al cambio en México y la capacidad de negociación
conjunta frente a los países desarrollados y los organismos internacionales.
Estas son las fuerzas del cambio cuya acción, democráticamente concertada,
puede transformar a la nación mexicana.