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André Barbaulf
TRATADO
PRACTICO DE
ASTROLOGIA
Andre B•11bault. quince años vicepresidente del Centro Internacional ele
Astrologfa en Fr.ancia, ha moclurado duranrn largo tiempo este tratl.ldo. P rofesio-
nal de la AsHofogia desde hace cuatenta y cinco años y Iras hal¡er estudiado m•·
les de 1amas, pliblicos y ¡lrlvados, redactarlo nume•osos estud os y au101 de una
treintena Ua obras, ha llegado a un grado de conocimiento que ha querid.o expre·
sar en esta obra
Este libro puede ser leido. en primer l1.19th, por un principiante, fll cual
aprendera con él a abordar un ;ema, 11 rnane¡ar :ius claves-s;gnos, sectore:s. plane-
tas v aspectos, a interpretarlos según la 11·adición Los ejernplos están Cionstll ui
dos por temas hlS1órlcos. desde Catalina de Médicls a Oe Gaulle, pasando ~or
Napolecm
El profano, el escéptico, el odverSario mismo, encontrarán en él mei:llo da
aOtar sus armas, Et n~t1ólogo m adelanta a elfos y les faclHta numerosas objecio·
nes. a las que re lt.1ta con calrna. desapasionndamencc:. '' No hay que esperar de la
Astrología más de lo t¡Ue Glla puede ofrecer", dice André Bnrbault, que quiere
únicamente mostrar d6nd• est a es trremplalable, dónde debe cullar y dónde
debe juzgársela ··sobre el terreno".
Aaalmenta, existan numerosos elementos ..l ibra'' EH~ eJ tema p crsoníil
de André Garbaulr. Amigo, pues, de los mo1ices, el astrólogo no es en este caso
un peligroso dogmál1co, si!'lo uri honihrc que trans:mi1e modestan1unte una ira·
d ición y una experiencia s1Het'las a qulOf"IOS quieren escµcharlo.
TRATADO PRACTICO
DE
ASTROLOGIA
"ANDRE BARBAULT
TRATADO PRACTICO
DE
ASTROLOGIA
COLECCION ASTROLOGIA Y ALQUIMIA·
Título original: Traité pratique d'Astrologie
Traducción de Guiomar Eguillor
Portada de Estudio Symbol
© Editions du Seuil
© de la versión española, VISION LIBROS, S. A., 1980
Edita: VISION LIBROS, S. A.
e/. Las Torres, 77-79
Barcelona-33
I.S.B.N.: 84-85456-20-3
Depósito Legal: B-17551.-1980
Impreso en Gráficas Porvenir. Lisboa, 13
Barberá del Vallés (Barcelona)
Impreso en Españ.a - Printed in Spain
ALGUNAS OPINIONES SOBRE LA ASTROLOGIA
ARISTOTELES: "Este mundo se encuentra relacionado ne-
cesariamente con los movimientos del mundo superior.
Todo poder en nuestro mundo está gobernado por estos
movimientos". (Tratado sobre el Cielo.)
SAN JERONIMO: "Sin mencionar a los filósofo~, astróno-
mos y astrólogos cuya ciencia, de gran utilidad para los
hombres, se basa en el dogma, se explica por su método y
se justifica por la experiencia". (Prefacios, encabezamien-
to de la Biblia de San Jerónimo.)
SANTO TOMAS DE AQUINO: "Los cuerpos celestes son la
causa de todo lo que se produce en este mundo sublunar,
ellos actúan indirectamente sobre las acciones humanas,
aunque todos los efectos que producen no son inevita-
bles". (Summa, quest. XV, art. 5 y vol. III, p. 2-29.)
DANTE: "Los astros son verdaderamente la causa primera de
vuestras acciones, pero habéis recibido una luz que os
permite distinguir el bien del mal, y una voluntad libre
que, tras haber empezado a luchar contra los astros, triun-
fa de todo si está bien dirigida". (Purgatori"o, XVI, 73.)
TYCHO-BRAHE: "El hombre encierra en sí una influencia
mucho más grande que la de los astros. Superará estas in-
fluencias si vive según la justicia, pero si sigue sus ciegos
instintos, si desciende al nivel de los animales viviendo
como ellos, el rey de la Naturaleza ya no dirige más, sino
que es dirigido por la Naturaleza". ·
7
KEPLER: "Veinte años de estudios prácticos han convencido
a mi espíritu rebelde de la realidad de la astrología".
GOETHE: "Yo vine al mundo en Francfort-sur-le-Main, el 28
de agosto de 1749, durante la 12ª campanada del medio-
día. La constelación era propicia·, el Sol se encontraba en
el signo de Virgo; Júpiter y Venus estaban en buen aspec-
to con él; Mercurio no era desfavorable, Saturno y Marte
eran neutros; únicamente la Luna, llena aquel día, desple-
gaba la fuerza de su reverberación tanto más poderosa-
mente cuanto que su hora planetaria había empezado.
Ella se opuso, pues, a mi nacimiento _hasta que esta hora
hubo pasado. Estos buenos aspectos, altamente aprecia-
dos más tarde por los astrólogos, fueron sin duda la razón
por la que permanecí en vida, ya que por torpeza de la
partera, creyeron que había venido muerto al mundo, y
sólo tras numerosos esfuerzos vi la luz". (Poesía y Verdad,
cap. I.)
BALZAC: "La astrología es una ciencia inmensa que ha rei-
nado sobre las más grandes inteligencias".
ROMAIN ROLLAND: "He ido madurando lentamente la
convicción de que todas las leyes evolutivas propias de los
pueblos, naciones, clases y sus combates se encuentran
subordinados a leyes cósmicas mayores que rigen la evolu- .
ción general de la Humanidad".
C. G. JUNG: "Si gente cuya instrucción deja que desear han
creído poder, hasta estos últimos tiempos, burlarse de la
astrología, considerándola como una pseudociencia liqui-
dada desde hace largo tiempo, esta misma astrología, re-
moptando desde las profundidades del alma popular, se
presenta de nuevo hoy día a las puertas de nuestras Uni-
versidades que abandonó desde hace tres siglos". (Seelen-
probleme der Gegenwart, p. 241.)
EMMANUEL MOUNIER: "Es notable que ni la ciencia de
Kepler ni la fe de Santo Tomás hayan creído necesario
8
rechazar en princ1p10 las afirmaciones de la astrología.
Estos creían en la influencia de los astros, y algunos sa-
bios empiezan hoy día a levantar gráficas estadísticas, a
fin de ver si se desprenden de ellas correlaciones psico-
cósmicas. Este es el único medio científico de abordar el
problema. La solidaridad que el Universo hace patente
por doquier deja más bien suponer que los resultados se-
rán positivos y permitirán, como ya lo han hecho la Qui-
rología, la Grafología y la Fisionomía, apartar de la astro-
logía las habladurías de los charlatanes (...). Si uno se
vuelve hacia las antiguas clasificaciones astrológicas de los
caracteres, no puede más que asombrarse de su concor-
dancia aproximada con más de un resultado de la morfo-
logía y fisionomía contemporáneas(...). Las primeras sín-
tesis que esbozan los tipos astrológicos se encuentran ya
en todo caso más cerca de una caracteriología verdadera
que la Psicología caracteriológica que, durante el siglo pa-
sado, ha obstaculizado el conocimiento concreto del
hombre co'n sus sistemas de facultades míticas..." (Trata-
do del Carácter, p. 124-126.)
GABRIEL MARCEL: "Añadiré gustosamente, aun a riesgo
de escandalizar, que la astrología, aunque en último análi-
sis haga pemar sobre sus métodos y los resultados a los
que da lugar de hecho, ha presentado... el gran interés de
atraer la atención sobre la idea de una figura, de una con-
figuración del destino individual". (Du refus al'lnvoca-
tion, p. 125.)
"Aunque en ese campo yo no posea experiencia personal,
me han sido aportados demasiados hechos concretos y
que concuerdan para no estar persuadido de que existe en
la astrología un fondo de verdad. Me niego categórica-
mente a creer que todo esto es charlatanería. Y sin duda
no hay en ello nada de fatalismo. Según la frase latina, los
astros inclinan pero no determinan". (Nouvelles Littérai-
res del 6 de julio de 1950.}
LE R. P. RIQUET: "Yo soy como Santo Tomás.
9
Para responder a esta cuestión, habría en primer lugar que
precisar lo que se entiende por astrología. Si, por ella, se
pretende leer en los astros todo lo que debe suceder,
como si todo, aquí abajo, se encontrara completamente
determinado por la acción de éstos, sin que la libertad del
hombre pueda cambiar nada, tal pretensión contradice la
concepción cristiana del libre arbitrio humano. Pero pue-
de admitirse, como lo han hecho ilustres doctores de la
Iglesia, tales como Santo Tomás de Aquino, que los astros
ejercen una cierta influencia sobre el temperamento, la
complexión de los hombres y, por tanto, sobre su com-
portamiento. De ahí, una posibilidad de prever las ten-
dencias que probablemente manifestarán pero no infali-
blemente, porque el hombre, creemos, puede dominar,
orientar y doblegar las tendencias que son en él resultado
de todas las influencias cósmicas o astrales que se ejercen
sobre su organismo.
Pero, una vez dicho esto, conviene ser reservado en cuan-
to al valor de los pronósticos que pretenden extraerse de
una ciencia tan conjetural sobre las influencias astrales en
el comportamiento humano. Muy imprudente sería el que
se fiara ciegamente". (Elle, n° del 11 de agosto de 1952.)
JULIEN GREEN: "Es un tema muy amplio que me interesa
y atrae. Goethe, al principio de Poes{a y Verdad, ha seña-
lado la conjunción de astros a su nacimiento. El creía
firmemente en la astrología. Yo estoy tentado a hacerlo".
(Nouvelles Littéraires del 6 de julio de 1950.)
ANDRE BRETON: "(La astrología) es a mi parecer una gran
dama, muy bella y venida de tan lejos que no puede dejar
de encantarme. En el mundo puramente físico, no veo
adornos que puedan rivalizar con los suyos. Me parece,
además, que ella detenta uno de los más profundos secre-
tos del mundo. Lástima que hoy día -al menos para el
vulgo- reine en su lugar una prostituta". (Astrologie Mo-
derne, n° 12, octubre de 1954.)
RENE HUYGHE: "Para mí, la astrología es extraordinaria-
10
mente interesante dentro del mundo de los signos y el
simbolismo, porque es exactamente un simbolismo de la
psicología colectiva... Mientras que el peligro y la grande-
za de la astrología es el manejar símbolos, cuyo alcance
aplasta a menudo a los astrólogos y los ahoga. Pero la
suerte de la astrología estriba en reposar sobre un simbo-
lismo colectivo, que posee, pues, una amplitud extraor-
dinaria". Uanus, n° 8.)
MAX-PAUL FOUCHET: "... creo que en la medida en que
pueda restablecerse en el hombre el sentimiento cósmico,
en un mundo que hoy en día se empobrece y pierde justa-
mente ese sentimiento, se hace una labor extraordinaria-
mente útil... Después de todo, la astrología puede ser un
método de detectar la autenticidad o realidad de una obra
plástica". Uanus, n° 8.)
CLAUDE LEVI-STRAUSS: "Los antiguos construyeron un
sistema, y este sistema, a partir del momento en que fue
construido, se ha mostrado operante y fecundo. En el
fondo, todo sistema es operante y fecundo porque el hom-
bre no puede pensar más que con sistemas. La astrología
ha sido un gran sistema, pues ha ayudado al hombre a
pensar durante milenios". (L 'Astrologue, n° 9.)
LUCIEN MALAVARD, Prof. de Ciencias en La Sorbona,
Miembro de la Academia de Ciencias: "Creo que los anti-
guos hicieron, de alguna forma, literalmente ciencias hu-
manas a través de la astrología: construyeron así una cla-
sificación de los seres, una forma de ver más clara en el
comportamiento humano. Por mi parte, siento la tenta-
ción de situar la astrología al lado de las ciencias humanas
o un poco más allá..." (L 'Astrologue, n° 15.)
HENRY MILLER: "... (la astrología) habla del hombre en su
integridad y estimo que ello es lo esencial: lo considera
como un ser completo (...). Y demuestra que existen rit-
mos en la Naturaleza y que cada ser participa de estos
ritmos". (L 'Astrologue, no 16.)
11
PIERRE SCHAEFFER: "Me parece que la astrología puede,
a su manera, por medio de las configuraciones que estu-
dia, descubrir las relaciones más secretas de la vida inte-
rior del ser humano". (L'Astrologue, n° 17.)
12
INTRODUCCION
Un Tratado de astrología en el siglo XX es realmente una
osadía por no decir una enojosa aventura... que, sin embargo,
me gustaría justificar en unas pocas palabras.
Para una mente racional que la juzgue desde el exterior,
las afirmaciones de la astrología clásica no pueden en absolu-
to encajar dentro de nuestro pensamiento científico. Induda-
blemente, se conoce la acción de la gravitación y radiación
del Sol (estaciones) y de la Luna (mareas), e incluso se conci-
be una cierta influencia de la actividad solar, al acompañarse
la aparición de manchas en nuestro astro diurno de perturba-
ciones terrestres. Pero no es cuestión de situar al mismo nivel
que estas influencias generales, universalmente admitidas, las
influencias "especiales", por individualizadas,. de estas lumi-
narias, y con más razón de planetas como Marte y Saturno.
Y, sin embargo, la astrología es esto, es decir, todo lo que se
encuentra al margen de las influencias generales reconocidas.
Es, dice un crítico, "el resto" y, a decir verdad, iesto es, ha-
blando con propiedad, absurdo/
He aquí la evidencia, el credo actual. Pero, en lo que a mí
respecta, me atrevo a afirmar que se trata de una falsa eviden-
cia, como existen muchas otras en numerosos campos, y ésta
no va a ser una de las sorpresas más "sensacionales" que está
a punto de revelarnos el desarrollo actual de las investigacio-
nes científicas.
Como ha declarado, a propósito de la astrología, el críti-
co citado con anterioridad, Jean Port, Administrador del
Instituto Nacional de Estadística y Agregado del .C.N.R.S.:
... Absurdos o no, los hechos son hechos y, aunque la ciencia
de una época no sepa integ'rarlos, todo espíritu científico
13
debe reconocer su existencia a la espera de poder explicarlos.1
Ahora ·bien, el problema principal estrzºb'a precisamente en
saber si· los "hechos" astrológicos -a saber, las relaciones que
la astrología pretende descubrir y establecer entre los zºndicios
celestes y los fenómenos humanos y terrestres- son realmen-
te· hechos. Precisamente, esta "falsa evidencia", que quiere
hac.er de la astrología una quimera, parte de que este proble-
ma esencial nunca ha sido prácticamente planteado por la
ciencia oficial, que se contenta con un juicio a priori. Efecti-
vamente, hay que saber que jamás la astrología ha sido some-
tida a un verdadero control científico por el sistema oficial.
Desde la revolución copernicana se ha creído que sus funda-
mentos eran falsos porque reposaban sobre una concepción
astronómica errónea que sitúa a la Tierra en el centro del
mundo; ello a pesar de la defensa de Copérnico, Kepler y Ga-
Hleo.2 En nuestros días -hay en ello una evolución- el argu"
mento heliocéntrico, que fue la razón de su rechazo, ya no es
utilz"zado por nadie. Pero, desde el siglo XVII al XX, la edifi-
cación de la ·ciencia no ha hecho más que alejar el espírzºtu
racional del pensamiento astrológico, hasta el punto de que
ha parecido perfectamente inútil iniciar investigaciones para
verificar este conocimiento: había cosas mejores que hacer...
Despu~s de las primeras verificaciones, imperfectas y, de
todas fonnas, impregnadas o.suspectas de parcialidad, de los
propzºos astrólogos, desde el renovador Paul Choisnard -veri-
ficaciones basadas en las estadístz"cas y e.Z cálculo de probabili-
dades-, un adversario de la astrología se tomó finalmente la
molestia de afrontar seriamente estos famosos "hechos". Así,
un estadista -haremos en esta obra el indispensable balance
1. Prefacio de Méthodes pour étudier la répartition desastres dans le mouve-
ment diurne de F.M. GAUQUELIN, París, 1957.
2. No sería en vano recordar aquí que -contrariamente a lo admitido- la
obra de Copémico: De revolutionibus orbium coelestium, nació bajo la influencia
de las doctrinas astrológicas, fue impreso bajo la dirección de Rhaeticus, astrólogo
amigo del científico polaco, y dedicado al papa Pablo 111, protector de los astrólo-
gos. En la segunda mitad del siglo XVI, cuando la teoría copemicana es reehazada
por las universidades, son en su mayoría astrólogos los que, prescindiendo de las
burlas del mundo científico y de las sentencias de- excomunión ¡ironunciadas por
los teólogos, defendieron valientemente la nueva doctrina. Puede consultarse so-
bre este punto a WILHELM KNAPPICH, "Copernic et l'Astrologie", n° 4 de La
Tour Saint-Jacques.
de su resultado- pudo, para su propia sorpresa, aportar una
prueba, a partir de ahora irrefatable, de la existencia de· una
"influencia astral" de tipo astrológi,co. A partir de este día,
ha quedado abierta una f!-mplia brecha en las murallas del a
priori de un racionalismo demasiado sistemáticamente hostil
a la astrología: Aunque ésta todavía no esté más que en parte
''probada", posee hoy el apoyo de un estatuto estadístico
que se basa en un conjunto global de veinticz'nco mil fechas
de nacimiento. Pueden seguirse burlando de la astrología: la
verdad no dejará de abrirse camino. Después de todo, ésta no
será ni· la primera ni· la última en derribar z·deas preconcebidas;
la historia de la ciencia está llena de revoluciones que destru-
yen Una lógica conservadora o un espíritu rutinarz·o...
Czºertamente, como decía nuestro honrado _crítico, no es
posible, en nuestra sociedad, abordar, sin prejuicios, el pro-
blema de la zºnfiuencia de los astros sobre la vida humana:
"Quien quzºera conservar una actitud científica, ante este pro-
blema debe Hbrarse de pretender que lo examina 'sz·n prejui-
cios': engañaría a sus lectores o se engañaría a sí mz'smo.
Debe, más bien, zºntentar tomar conciencia de sus prejuicios y
reconocerlos públicamente, intentando a contzºnuación poner-
los de alguna forma 'entre paréntesis' durante un cierto
tiempo".
De este modo, debo reconocer que, al abordar la astrolo-
gía, mi prejuicio ha sido favorable, prejuicio que indina, segu-
ramente, a una cierta tolerancia de espírzºtu, así como el pre-
juz.cio inverso zºncita a su condena. ¿pero existe alguna expe-
riencia o conoámiento humano que pueda ser sanamente
comprendzao sz·n el crédito de una simpatía previa? Con más
razón respecto a un conocimiento que se encuentra más pró-
ximo a un arte que a una ciencia. En vez de juzgarla superfz"-
cialmente, ¿no es más razonable intentar una paciente inves-
tigación en su zºnterior para tratar de captar su verdad profun-
da o para discernir su vanidad? Habiendo consagrado ya más
de veinte años a esta aventura, deambulando mz· curiosidad
sobre miles de horóscopos, me creo capacitado para hablar
con conocimiento de causa, al poseer de este conocimiento
15
una idea frente a la cual la que puede hacerse un crítico
apresurado, por. muy brillante que sea, no es más que una
caricatura. Así mz'srno, como profesz'onal escrupuloso, he z'n-
tentato desprenderme progresz'vamente de aquello que, frente
a la prueba de la verificacz'ón empírica, no merecía ser conser-
vado, a fin de que este libro de buena fe aporte una enseñan-
za asequz'ble, que conduzca a una sana práctica de la astro-
logía.
Una enseñanza tal no puede concebz'rse sin aplicacz'ones:
para hacerla vz'lfa y tambz'én para aportar una especz'e de de-
mostradón, convenz'a z'lustrarla con ejemplos hz'stóricos, per-
sonajes susceptz'bles de ser, en parte, con,ocz'dos por la mayo-
ría. Ahora bien, aquí se presentaba una dzfz'cultad: ¿Qué
elección hacer entre los miles de casos cuyos elementos po-
seo: políticos, artz'stas, sabz'os, escrz'tores... ? Tomando ejem-
plos entre estos grupos, inevitablemente hubz'era sz'do sospe-
choso de haber elegido "casos que encajaban", sin poder
justifz'car mis opciones. Entonces, para evitar tamaño repro-
che, no había más que consz'derar una colección entera, to-
mando la serie de casos que impone sin dz'scusión. En este
orden de ideas, no he encontrado nada mejor que dz'rz'gz'rme a
la colecdón de Reyes de Franáa, desde el pn'mero del que se
conoce la hora de su nadmz'ento hasta el últz'mo. La ventaja
de tal elección es que no pueden discuti'rse los datos de naci-
miento y que, respecto a algunos de ellos, los momentos de
éste son conoádos casi' al mz'nuto. Sz'n embargo, he z'ntentado
completar esta serz'e demasiado escuálz'da, por estar lz'mitada
a dz'eánueve casos, incluyendo los únicos personajes impor-
tantes de la Histori·a de Franáa de los que poseemos la hora
de nacimz'ento: Catalz'na de Médz'cz's, Rz'chelz'eu, Mazarz'n, Col-
bert, Maria-Antonieta, Robespierre, Napoleón 1 y Napoleón
III. Nadz'e, con seguridad, tendrá nada que objetar...
Comprender una mecánz'ca es desmontar sus engranajes;
estudz'arlos pieza a pieza y volver a recomponer el todo. Aun-
que sea z'rremplazable, este método cartesiano no deja de
tener objecz'ones. El astrólogo ;'pura sangre" pretenderá que
no se trata de "z'nfluenáas aisladas" y que un tema astrológz'co
16
es un todo sintético, que no habla más que en función del
conjunto que representa. Se estará de acuerdo, efectivamente,
en que todo fenómeno secundario se encuentra orientado por
el fenómeno que le es superior. A esto podrá añadirse una ob-
jeción más grave: es tan artificial como difícil aislar una ac-
ción partfrular y apartar cada uno de los numerosos factores
puestos en juego por la variedad de elementos del tema. Y, sin
embargo, üómo escapar a este proceso analítico? No existe
ningún método que pueda, válidamente, sustituirlo; todo lo
más que puede hacerse es tomar todas las precauciones nece-
sari·as mostrando rigor en el análz"sis. Pues no veo muy bi"en
cómo puede comprenderse una configuración, incluso simple,
si· no se conoce, previamente, la naturaleza del astro, la del
signo que ocupa y la del aspecto que forma, y esto aunque
consi"dere el método global como la mejor enseñanza. Toda
síntesi·s no es posible más que a condición de un mi·nucioso
análisis previ·o. Por tanto, no hay que asombrarse si los temas
de la colección que me si·rven de ejemplos son, a lo largo de
este tratado, dislocados, explicados a trozos, ensartados; sólo
a través de este método me ha sido finalmente posible presen-
tarlos a nivel de stt síntesis más expresi·va.
Este tratado no tiene, en absoluto, la pretensión de pre-
sentar toda la astrología práctz"ca, empezando por la A y ter-
mi"nando por la Z; todo lo más, aporta una visi"ón general, por
lo demás bastante dentro de los límites de un conocimiento
si'empre en marcha. Este es un medio de prevenir al lector
contra dos reacciones malsanas:
Este libro es tan peligroso como puede serlo un tratado
de medicina en manos de una naturaleza desasosegada, i·nclz"-
nada a reconocerse en todas las enfermedades a la mera lectu-
ra de su descripción. Ante la constatación de una constela-
ción, aunque sea poco problemátfra en su cielo natal, este
mismo espírz"tu inquieto no podrá, con segurz"dad, más que ver
lo peor y hacerse mucho daño. Es un hecho conocido que el
estudi"ante de astrología carga demasi"ado las ti"ntas; espera
siempre demasiado de los aspectos armónicos y rechaza no
menos excesivamente el efecto de las disonancias, pero pronto
17
se da cuenta que la vi.da no posee la dramaticidad que le su-
gieren sus configuradones; con la práctfra, adquiere ese senti-
do de la proporción que ajusta su juicio a la relati.vidad de la
condi.ción humana. No puedo, pues, más que poner en guar-
dia al lector contra esta forma de ver en un tema natal lo
peor o lo mejor, que se arriesga a no existir más que en su
imaginadón.
Tampoco hay que correr el peligro de pedir demasiado a
la astrología, esperar de ella más de lo que puede dar. Puesto
que ésta trata sobre el ser últz"mo, su naturaleza y su des'tino,
el hombre posee, en general, frente a ella una actz.tud impreg-
nada de mentalidad mágica: con la astrología no se tiene
derecho a engañarse y se tiene el deber de saberlo todo... In-
cluso sus adversari·os tz"enen esta actz"tud zrradonal. Ahora
bien, si· actualmente éste es ún conocimi·ento que se está for-
mando, que se perfecdona, que obtz"ene resultados aprecia-
bles, es todavía un conocimi·ento en marcha; que se plantea
mil problemas, que comporta mil oscuridades: un conoci-
miento muy imperfecto, en una palabra, y que no puede, de
ninguna forma, tener la pretensión de satisfacer la avi·dez del
saber humano en su terreno mismo. Es como los demás cono·
éimi·entos humanos: psicología, medicina... -y menos avanza-
da que éstos- que todavía tz"enen mucho por descubrir. Hay,
pues, que aceptar la si·tuación tal cual es. Pero, en su estado
actual, ésta nos aporta resultados ciertos: basta con poner la
enseñanza de este tratado a prueba y juzgarla sobre el terreno.
Habi·endo tomado plenamente conciencia de la condición
terrestre del hombre, el espíritu contemporáneo olvz.da singu-
larmente que el hombre es tambi.én celeste, ínft"ma parcela de
este planeta que es la Tierra, ligada a e.lla en su destino cósmi·-
co. Es ti"empo de abrir los ojos a un conodmiento como la
astrología, si se quz"ere llegar a la síntesis de todas las discipH-
nas que intentan devolver al hombre un lugar, no solamente
sobre la Tz"erra, si.no en la totalz"dad del Universo.
A.B.
18
PR™ERAPARTE
LOS ELEMENTOS
l. EL MAPA ASTRAL
La práctica astrológica reposa en la interpretación del
mapa astral del momento del nacimiento del individuo. Es
importante, pues, para empezar, tener unos conocimientos de
cosmografía, a fin de saber levantar este tema natal y poder
responder a los problemas que no dejarán de plantearse.
Esfera terrestre y esfera celeste
Si se imagina al cielo como un teatro de operaciones en el
que tiene lugar una serie de fenómenos identificables, es nece-
sario fijarle un marco preciso. Para el astrónomo, esta bóveda
estrellada que se ofrece a la mirada del espectador terrícola,
es, en primer lugar, una esfera que rodea a la Tierra con un
radio infinito. Las distancias reales que separan a los astros
entre sí y que los aleja de nuestro planeta no cuentan; queda
como sobrentendido que todos los astros: luminarias {Sol y
Luna), planetas y estrellas se encuentran repartidos en una
esfera ideal de radio indeterminado, cúyo centro es el lugar
de observación (lugar de nacimiento en la horoscopía); esto
es lo que se llama esfera celeste.
Todo el mundo sabe que la Tierra gira regularmente sobre
ella misma, de Oeste a Este, a una velocidad constante, efec-
luando una vuelta completa en 24 horas siderales. Esta gira
1·11 torno a un eje ideal que pasa por su centro. Los puntos en
que este eje atraviesa la superficie terrestre son llamados po-
los, y este eje es denominado eje polar, distinguiéndose el
/1(1lo norte (N) y el polo sur (S).
Si, por el centro de la Tierra, se traza un plano perpen-
21
dicular a este eje de los polos, la esfera terrestre queda dividi-
da en dos mitades: la que contiene el polo norte es llamada
hemisferio norte por oposición al hemisferio sur, que contie-
ne al polo sur. La circunferencia del gran círculo que separa
estas dos mitades terrestres es llamada Ecuador.
Las primeras coordenadas de la esfera celeste no son más
que la réplica agrandada de las de la esfera terrestre, no sien-
do la primera más que una prolongación de la segunda. En
efecto, debido a la rotación terrestre, la esfera celeste parece
girar en sentido inverso a esta rotación, en tomo a un eje que
pasa por el lugar terrestre de observación. Este eje se confun-
de prácticamente con el eje de la rotación diurna, así como el
centro O de la Tierra se convierte en el centro de la esfera
celeste.
...
El polo norte celeste (N') corresponde,
pues, al polo norte terrestre (N), ya que
es su prolongación indefinida; así como
el ·polo sur celeste (S') corresponde al
polo terrestre del mismo nombre. Al
Ecuador terrestre corresponde el Ecua-
dor celeste (Eq'): éste es el gran círculo
de la esfera celeste cuyo plano, en el
centro de ésta, es perpendicular al eje de
los polos llamado eje del mundo.
LAS COORDENADAS TERRESTRES
Toda posición geográfica se sitúa en relación a dos ejes de
referencia o coordenadas esenciales que constituyen las medi-
das terrestres de un lugar dado:
1) La longitud, que resulta de la intersección con el ecua-
dor de un círculo meridiano o plano que pasa por el lugar y
los dos polos, y que corta la superficie de la Tierra siguiendo
un gran círculo.
2) La latitud, que depende del ar<:o de círculo paralelo al
Ecuador que pasa por el lugar, y situado entre aquél y uno de
los dos polos.
Las longitudes se fijan a través de un sistema internacional
22
basado en los meridianos. El globo terráqueo ha sido divi-
dido en 24 husos separados de 15° en 15°, correspondiendo
cada uno a 1 hora; 1° de longitud son 4 minutos de tiempo
medio. El meridiano de origen es el de Greenwich (Londres).
La hora de este meridiano central O, que sirve de eje al
huso, constituye la hora legal para todos los países compren-
didos en este huso. Así, para Europa, la hora de Greenwich
se aplica al mismo tiempo en Bélgica, España, Francia, Gran
Bretaña, Luxemburgo y Portugal. Los husos están nume-
rados de O a 23, yendo hacia el Este y siempre a partir
del de Greenwich; el número ordinal del huso indica, pues,
la hora legal del huso cuando es O horas en Greenwich.1
Así, cuando son las 2 horas en Greenwich un día determi-
nado, son lás 3 horas (2 + 1) en el huso de Europa Central
(hora de Gorlitz); son las 4 horas (2 + 2) en el huso de
Europa Oriental (hora de Leningrado). Por el contrario, es
la 1 hora (2 - 1) en el huso 23 situado al Oeste de Green-
wich; Ohoras (2 - 2) en el huso 22, las 23 horas (24 + 2 - 3)
del día anterior en el huso 21, etcétera... Cada lugar se en-
cuentra situado en longitud por relación al meridiano de
pertenencia. Así Bruselas se <;;ncuentra (por relación a Green-
wich) a 17 m 26 s Este, Madrid a 14 m 45 s Oeste, París a
9 m 21 s Este... (ver mapa, página 27-28).
Las latitudes, perpendiculares a las longitudes que si-
túan a los países de Este a Oeste, fijan la posición de Norte
a Sur. Divididas en grados, oscilan entre 0°, que es la latitud
del Ecuador, y 90°, que es la del polo. En el hemisferio
norte, el arco de círculo meridiano de 52° pasa cerca de
las ciudades de Londres, La Haya, Utrecht, Berlín y Varso-
via; todos ellos puntos geográficos situados a la misma
distancia respectiva del Ecuador y del polo norte. La la-
titud de Bruselas es de 50° 48 ', Londres 51° 31 ', París
48° 50'. La latitud es denominada Norte o Boreal según
que el lugar geográfico se encuentre situado entre el Ecuador
y el polo norte (Berna: 46° 57' Norte); y se llama Sur o Aus-
tral en el caso contrario.2
1. La hora, tiempo medio de Greenwich, se indica mediante la abreviación
(;.M.T. (Greenwich mean time).
2. Tablas, bastante conocidas, ofrecen las longitudes y latitudes de las prin-
cipales ciudades del mundo.
23
Al levantarse siempre un mapa astral para un lugar de-
terminado (el de nacimiento), éste se encuentra, pues, si-
tuado por el cruce de la longitud y la latitud de dicho lu-
gar.
24
LAS COORDENADAS CELESTES
Al ser la mecánica de nuestro universo astronómico un
poco compleja, no puede bastar un solo sistema de referen-
cias para situar los cuerpos celestes en la esfera celeste; hay
que recurrir a tres tipos de coordenadas:
Coordenadas ecuatoriales: declinación y ascensión recta
No existen diferencias de principio entre estas primeras
coordenadas y las que acabamos de fijar sobre el mapamundi.
En esta figura, N y S representan los polos de la esfera ce-
leste, el eje de la rotación del movimiento diurno; el gran
círculo E E' es el Ecuador celeste. En el centro se encuentra
la Tierra T.
Pongamos un astro A. Sus coordenadas ecuatoriales son::
1) Su declinación, determinada por el ángulo A Ta;
2) Su ascensión recta (AR), determinada por el ángulo Y
T a, medido sobre el Ecuador celeste. El origen de las medi-
das es el punto vernal o punto Gamma Y que definiremos
más tarde.
N
s
La declinación de un astro es, pues,
la altura angular de ese astro por
encima y por debajo del Ecuador
celeste; se cuenta a partir de éste en
dirección de uno de los polos, de 0°
E' a 90°.
Su ascensión recta (AR) es, así, el
ángulo que forma sobre el Ecuador
celeste el círculo horario (N A a S)
de un astro ccn el punto :vernal. Se
25
cuenta sobre el Ecuador a partir del punto vernal en sentido
directo (en el sentido de la flecha) de 0° a 360°.
Coordenadas eclípticas: latitud y longitud
Al mismo tiempo que gira sobre sí misma, la Tierra se
desplaza en torno al Sol y, para el observador terrestre, resul-
ta de ello un segundo movimiento aparente solar, cuyo pe-
ríodo es de un año.
De este modo, el Sol describe un gran círculo sobre la es-
fera celeste (ocupando la Tierra siempre el centro de este cír- ·
culo). Esta trayectoria solar, a través de las constelaciones fi-
jas, es llamada Eclíptica (Ec).
El plano de la Eclíptica forma
con el del Ecuador un ángulo (incli-
nación de la Eclíptica) cuyo valor
• medio es de 23° 27'. Esto hace que
cada día del año, con su ascensión
recta, la declinación del Sol varíe, si-
guiendo una curva sinuosa. El Ecua-
dor celeste y la Eclíptica se cortan en
dos puntos. Uno de estos puntos es
el punto vernal (por encima de la fle-
cha que marca el sentido de la pro-
N
s
gresión del Sol y de los planetas): corresponde en el año al
equin0<;:cio de primavera. En el lado opuesto, el otro encuen-
tro Eclíptica-Ecuador produce el equinoccio de invierno. Per-
pendiculartnente, aparecen en el máximo de declinación Nor-
te el solsticio de verano, en el máximo de declinación Sur el
solsticio de invierno.
En relación con este plano de la Eclíptica, las posiciones
son definidas en latitud y longitud.·
La latitud de un astro es el ángulo que éste hace perpen-
dicularmente al plano de la Eclíptica (0° de latitud), siendo
la latitud Norte o Sur según el astro se encuentre del lado
Norte o Sur de la Eclíptica.
La longitud de un astro se mide sobre la Eclíptica; ésta
corresponde al ángulo formado por la distancia del punto ver-
nal al punto ocupado por este astro; se cuenta desde 0° (pun-
to vernal) a 360° (vüelta ·a este punto) en el sentido del reco-
rrido del Sol.
26
La longitud y la latitud constituyen las medidas del Zo-
díaco, del que la Eclíptica traza su línea media. El Zodíaco
es, por tanto, una banda circular del cielo, a lo largo de la
cual caminan los astros de nuestro sistema planetario, una es-
pecie de pista sobre la que efectúan su eterna ronda. La franja
zodiacal es de 17° de ancho; ésta comprende, pues, en torno
al recorrido solar que es la Eclíptica, 8° 1/2 de latitud Norte
y 8° 1/2 de latitud Sur, campo reservado a la sinuosidad de
las trayectorias lunar y planetaria.
Se representa al Zodíaco sobre una superficie plana a
través de un círculo de 360°. Desde tiempos inmemoriales,
éste se encuentra dividido en doce partes iguales que repre-
sentan a los doce signos zodiacales. Cada uno de ellos posee,
pues, una extensión que corresponde a 30° de longitud con-
tados sobre la eclíptica. Existen también subdivisiones (deca-
natos, términos) sin gran interés. El Sol avanza más o menos
un grado por día; por tanto, tarda aproximadamente un mes
en atravesar cada signo, lo que nos lleva al siguiente cuadro:
SIGNOS SIMBOLOS LONGITUDES FECHAS (APROXIMADAS)
Aries "!" Oa 30° 21 de marzo a 20 de abril
Tauro ~ 30 a 60º 21 de abril a 20 de mayo
Géminis JI 60 a 90° 21 de mayo.a 21 de junio
Cáncer e;. 90 a 120º 22 de junio a 22 de julio
Leo cl1 120 a 150° 23 de julio a 22 agosto
Virgo Tll( 150 a 180° 23 agosto á 22 setiembre
Libra ~· 180 a 210º 23 setiembre a 22 octubre
Escorpio m 210 a 240° 23 octubre a 21 noviembre
Sagitario ~ 240 a 270º 22 noviembre a 22 diciembre
Capricornio M 270 a 300º 21 diciembre a 19 enero
Acuario ""' 300 a 330º 20 enero a 18 febrero
"""Piscis ~ 330 a 360° 19 febrero a 20 marzo
Los astros, cuyo curso seguimos en el Zodíaco, son los
del sistema solar:
. REVOLUCION EN EL
DESPLAZAMIENTO ZODIACO DESDE EL
COTIDIANO PUNTO DE VISTA
NOMBRES SIMBOLOS (MEDIO) GEOCENTRICO
Snl
l.una
1 año
27 días
27
PLANISPHERE DES FUSEAUX HORAIRES
Planetas inferiores (entre la Tierra y el Sol)
Mercurio
Venus
1 año
1 año
Planetas superiores (órbita exterior a la de la Tierra)
Marte a 1/2º 2 años
Júpiter ll algunos minutos 12 años
Saturno f2 29 años
Urano Ii;l 84 años
Neptuno w 164 años
Plutón '>J.. 250 años más o menos
No hay que confundir los signos del Zodíaco con las cons-
telaciones que llevan el mismo nombre. Hubo un tiempo en
que unos y otras se encontraban superpuestos. Pero, a conse-
cuencia del movimiento llamado de precesz'ón de los equz'noc-
ci"os, el punto vernal se desplaza de una manera continua (al-
rededor de 1° cada 72 años) por las doce constelaciones zo-
diacales (en sentido contrario al orden de los signos) y pasa
actualmente de Pz'scis a Acuario. La coincidencia entre signos
y constelaciones no se reproduce más que cada 26.000 años
más o menos. La astrología se interesa, exclusivamente, por
los signos, dejando de lado las constelaciones.
Coordenadas horizontales: altura y azimut
Hasta el presente, por medio de las coordenadas ecuato-
riales y eclípticas, hemos situado .al cielo en relación al con-
junto de la Tierra; valiendo este cielo para todos los lugares
de nuestro globo. Efectivamente, éste está supuestamente
visto desde una Tierra infinitamente pequeña, reducida, por
así decirlo, a un punto en el espacio. Esta representación
geocéntrica (en la que la Tierra es considerada como centro
del universo) del cielo es, sin emb~argo, insuficiente: hay que
llegar a· una verdadera representación "antropocéntrica" del
cielo, en la que el observador -en este caso el individuo a su
nacimiento- constituya el centro del Universo. Así pues, si
consideramos ahora al observador situado en un punto dado
del globo, en su marco terrestre, hay que utilizar un sistema
de coordenadas angulares en el que los puntos se fijan en rela-
ción al suelo.
30
Para este observador local, el punto Z, que es la vertical
del lugar de observación, es el Cenit y su opuesto, N, es el
Nadir. El gran círculo de la esfera celeste H H', perpendicular
al eje Cenit-Nadir (C N), es el horizonte del lugar.
Si un astro se encuentra en B, las coordenadas horizon-
tales que le caracterizan son:
1) Su altura, determinada por el ángulo B O b (figura
adjunta), constituy~ndo O el lugar de observación.
2) Su azz'mut, determinado por el ángulo A O b sobre el
horizonte, representando el gran círcu-
lo Z A N la vertical de origen de las z
medidas del azimut.
Estas coordenadas permiten locali-
zar, en un momento y lugar dados, la
posición de un astro en relación al
cenit y al horizonte de este lugar,
conduciéndonos al estudio de un nue-
vo capítulo que trata sobre la esfera
local.
La esfera local
N
Al cabo de un tiempo aproximado de 24 horas, cada astro
describe una circunferencia siguiendo su declinación propia
y la latitud del lugar de observación; y, sobre un círculo para-
lelo al Ecuador celeste, realiza una revolución completa en
tomo al eje polar.
A lo largo de este movimiento, atraviesa el horizonte en
dos puntos que constituyen el levantamiento y el ocaso de
este _astro. El intervalo entre el levantamiento y el ocaso cons-
tituye su arco diurno, y el punto más elevado de su trayecto-
ria -punto que en el Sol corresponde a su posición del me-
diodía- se llama la culminadón del astro. Esta culminación
divide al arco diurno en dos semiarcos. El intervalo entre su
levantamiento y su ocaso constituye, al mismo tiempo, su
arco nocturno, igualmente en dos semiarcos, separados por el
punto opuesto a la culminación; punto correspondiente en
el Sol a su paso de medianoche. En un lugar de observación
dado, la culminación de todos los astros de declinación posi-
31
tiva o negativa tiene lugar a lo largo de un gran círculo, per-
pendicular al horizonte, que pasa por el cenit y por los polos:
el meridiano del lugar.
Véase la figura presente, con sus coordenadas horizonta-
les: plano del horizonte, Cenit y Nadir.
Sobre esta esfera local se superpone la esfera celeste con
el eje polar Norte-Sur y el Ecuador celeste Eq, y con la Eclíp-
tica Ec. Puede verse igualmente un círculo paralelo al Ecua-
dor que representa el movimiento diurno de un astro: abe re-
presenta el arco diurno de este astro y
cda su arco nocturno. El horizonte del
lugar corta a este círculo en a y e: a
representa el levantamiento del astro y
e su ocaso; b, que se encuentra situado
sobre el meridiano del lugar, muestra
el punto de su culminación (meridiano
superior) y d el punto opuesto (paso
al meridiano inferior).
N La astrología, que no tiene práctica-
,mente en cuenta más que los astros del sistema solar, consi-
dera dos puntos del movimiento diurno como privilegiados:
el Ascendente y el Medio Cielo.
El Ascendente (AS) corresponde a la intersección de la
Eclíptica con el horizonte oriental: representa el punto zodia-
cal de la Eclíptica que se levanta (de ahí el término). En el
punto opuesto se encuentra el Descendiente (DS): es el punto
en el que se pone el Sol. El Medio Cielo (Medium Coeli) (MC)
es el punto en el que el meridiano del lugar se encuentra con
la Eclíptica: es el punto de la Eclíptica en el que se encuentra
el Sol cuando es mediodía real en este meridiano. El mismo
meridiano se encuentra con la Eclíptica en un segundo punto,
diametralmente opuesto, que se llama el Fondo del Cielo
(FC).1
Al igual que el cielo se encuentra dividido por la Eclíptica
l. En la misma figura adjunta, nos hemos permitido colocar un pequeño
círculo paralelo al Ecuador que representa el movimiento diurno de un astro y la
posición fija del Zodíaco. Evidentemente, el Sol y Jos planetas que se agrupan en
torno a la línea eclíptica efectúan, en su movimiento diurno, como el astro en
cuestión, círculos igualmente paralelos al Ecuador.
32
(gran círculo de base de los desplazamientos planetarios) que
constituye el círculo de equipartición de los doce signos zo-
diacales, la esfera focal ha sido dividida tomando al Ecuador
(gran círculo de base del movimiento diurno) como círculo
de equipartición de doce sectores llamados Casas. Esta par-
tición en Casas consiste en una división proporcional del
movimiento diurno, es decir, de los ar-
cos que los astros recorren de un ángulo
al otro. La medida de cada Casa es igual
a la tercera parte de su semiarco y com-
prende, invariablemente, un arco de
Ecuador de 30°, correspondiente a 2
horas planetarias. Los astros ocupan las
12 Casas en el orden inverso a su nume-
ración. La Casa XII contiene los astros
durante las 2 primeras horas diurnas, la
Casa XI durante las 2 siguientes, ...hasta la Casa VII para las
dos últimas horas diurnas. La Casa VI contiene los astros du-
rante las 2 primeras horas nocturnas y, así, hasta la Casa 1
que corresponde a las 2 últimas horas de la noche. El Ascen-
diente constituye el principio (al que se llama ''punta" o
"cúspide") de la Casa 1, el Medio Cielo la punta de la Casa X,
el Descendiente de la Casa VII y el Fondo del Cielo la cúspide
de la Casa IV. Se considera, pues, desde las Casas XII a la VII,
ambas comprendidas, como a Casas diurnas y de las Casas VI
a 1 como Casas nocturnas. Contadas sobre el Ecuador celeste,
las Casas son iguales (30° como los signos) al Ecuador terres-
tre; pero, mientras mayor sea la latitud del lugar de observa-
ción, más desigual es la extensión de las Casas sobre la Eclíp-
tica.
Esta es la "domificación" del cielo, según, al menos, la
concepción clásica de Ptolomeo y expuesta por Plácido de
Tito, monje de Perugia y astrólogo del siglo XVII. Sin embar-
go, existen otros sistemas de domificación, siendo los más
conocidos el de Regiomontanus (el gran astrónomo Iván Mü-
llcr) y Campanus, geómetra italiano del siglo XIII, habiendo
éstos procedido a una división geométrica del espacio, mien-
tras que el sistema de Plácido presenta un carácter horario
conforme a la naturaleza del movimiento diurno. Entre estos
33
diferentes sistemas, sólo varían' las pos1cwnes de las puntas
de las Casas intercaladas, siendo la posición de los cuatro
ángulos (AS, MC, DS y FC) el mismo en todos los sistemas.1
A continuación podremos ya levantar el mapa del cielo o
tema astrológico.
EL CALCULO DEL TEMA NATAL
Este cálculo se efectúa partiendo de la fecha y la hora (re-
gistrada en la partida de nacimiento; se considera el momento
en que el niño da el primer grito que le confiere su autono-
mía fisiológica) y el lugar de nacimiento del individuo, y
utilizando una lista de las posiciones planetarias (efemérides
astronómicas) y una tabla de Casas.
La primera operación consiste en señalar la longitud y la
latitud del lugar de nacimiento y, a continuación, en conver-
tir la hora de nacimiento en tiempo local y en tiempo civil de
Greenwich.
El problema de la hora
Si existe alguna dificultad en levantar un tema, está me-
nos en el cálculo de este tema que en la solución del proble-
ma horario. Conviene, pues, empezar por una serie de defini-
ciones:
La hora local es la hora del meridiano del lugar de naci-
miento. Como esta hora local varía forzosamente según la
longitud, no siendo válida más que para los países situados en
esta longitud, se ha empleado en toda la extensión de un mis-
mo país una hora única, llamada hora legal, pues está definida
a través de una ley; esta hora es la que marcan los relojes
públicos y que transmite, en Francia, el reloj parlante del
Observatorio de París.* En cuanto a la hora de Greenwich,
l. A quienes interese esta cuestión podrán leer con provecho: H. SELVA,
La Domification ou construction du theme céleste en Astrologie, Vigot, 1917.
* En. España la hora oficial es transmitida por el reloí de la Plaza del Sol en
Madrid. (N. del T.)
34
ésta corresponde a la hora del meridiano de Greenwich.
Una vez aportadas estas precisiones, podemos ahora in-
tentar abordar el sistema horario de Francia.
Antes de la ley del 14 de marzo de 1891 no existía hora
legal. Cada ciudad importante poseía la hora de su meridiano,
adoptando los pueblos y ciudades pequeños de los alrededo-
res esta hora. Todos los nacimientos franceses de antes del 14
de marzo de 1891 se encuentran, pues, declarados en hora
local.
La ley del 14 de marzo de 1891 impuso, hasta el 9 de
marzo de 1911 como hora legal la hora local -tiempo me-
dio-1 de París. Todos los relojes de Francia y de Argelia
marcaban, entonces, "la hora de París".
A partir del 9 de marzo de 1911 entró en vigor una nueva
ley que adoptaba la hora del meridiano de Greenwich, siendo,
pues, la hora legal la hora local de Greenwich. Todos los paí-
ses de Europa Occidental se han adherido, por lo demás, en
fechas distintas, a este uso horario.*
Hay que añadir a todo esto la complicación del horan:o de
verano** en vigor desde 1916. Durante los períodos anuales en
que se aplica éste, los relojes se encuentran una hora adelanta-
dos sobre la hora de Greenwich. En los nacimientos ocurridos
durante el período de la hora de verarro, hay que quitar esta
hora. Durante la ocupación alemana, la hora legal era la del
meridiano de Europa Central; de este modo, durante los pe-
ríodos de horario de verano entre 1940 y 1945, la hora en
vigor estuvo adelantada dos horas respecto al meridiano de
Greenwich.
Hay que señalar, además, las diferencias horarias entre la
zona libre y la zona ocupada de 1940 a 1942. Así. en zona
1. Por el hecho de que la duración del día solar real (paso en 24 horas del Sol
por el meridiano superior de un lugar) varía ligeramente de un día a otro, los astrólo-
gos han concebido un Sol ficti.ció, llamado Sol medio, cuya revolución se efectúa
regularmente a través de un movimiento uniforme en un año, como el Sol real. Su
ángulo horario determina el tiempo medio (el día medio es el intervalo de dos pa-
sos del Sol medio por el Medio Cielo).
* En Espllña se adopta la hon de Greenwich a partir de las Ohoras del 1O
de enero de 1901. El meridiano deGreenwich pasa en España porHuesca. (N. del T.)
** V. "Anexo-!".
35
ocupada, el adelanto era de 2 horas a partir del 15 de junio
de 1940 (siguiendo el adelanto alemán) hasta el 2 de noviem-
bre de 1942, y de 1 hora (GMT) en zona libre, manteniéndo-
se el adelanto de 1 hora desde el 25 de febrero de 1940 al 4
de mayo de 1941, convirtiéndose las 23 horas (GMT), el 5 de
mayo, en 1 hora legal. Entonces se pasó al régimen horario
alemán (adelanto de 2 horas) para volver a la hora de invierno
(adelanto de ~ hora) el 5 de octubre de 1941, convirtiéndose
las 22 horas (GMT) en las 5'23 hora legal. Esta zona volvió al
adelanto de 2 horas el 8 de marzo de 1942, convirtiéndose
las 23 horas (GMT), el día 9, en 1 hora legal, hasta el 2 de no-
viembre de 1942 en que la 1 hora (GMT) se convirtió, el día
2, en 2 horas legal, de vuelta a la hora de invierno. A partir de
esta fecha, el régimen horario ha sido el mismo para las dos
zonas (ver el cuadro adjunto) hasta el 16 de setiembre de
1941, convirtiéndose, el día 16, la 1 hora (GMT) en 2 horas
legal manteniéndose esta hora hasta hoy día (adelanto de 1
hora). La línea de demarcación que delimitaba las doz zonas
pasaba por los departamentos siguientes: Alta-Savoya, Jura,
Saone-et-Loire, Allier, Cher, Loir-et-Cher, Indre-et-Loire,
Vienne, Charente, Dord.ogne, Gironde, Landes y Pirineos-At-
lánticos. Hay también que pensar que, hasta la guerra de
1914-1918, la hora alemana (meridiano de Europa Central) se
encontraba en vigor en Alsacia y Lorena. He aquí el cuadro
de las horas de verano en Francia:
PRINCIPIO FIN
1916 14 junio a 23 h 1 octubre a 24 h
1917 24 " a 23 h 7 " a 24 h
1918 9 " a 23 h 6 " a 24 h
1919 1 " a 23 h · 5 " a 24h
1920 14 feb. a 23 h 25 " a 24 h
1921 14 marzo a 23 h 25 " a 24h
1922 25 " a 23 h 7 " a 24h
1923 26 mayo a 23 h 6 " a 24h
1924 29 marzo a 23 h 4 " a 24h
1925 4 abril a 23 h 3 " a 24 h
1926 17 " a 23 h 2 " a 23 h
36
PRINCIPIO
1927 9 abril a 23 h
1928 17 " a 23 h
1929 20 " a 23 h
1930 12 " a 23 h
1931 18 " a 23 h
1932 2 " a 23 h
1933 25 marzoa 23 h
1934 7 abril a 23 h
1935 30 marzoa 23 h
1936 18 abril a 23 h
1937 3 " a 23 h
1938 26 marzoa 23 h
1939 15 abril a 23 h
1940 24 feb. a 23 h
ver párrafo de abajo
1941 ver párrafo de abajo
1942 ver párrafo de abajo
2 nov. a 3 h
1943 29 marzoa 3 h
4 oct. a 3 h
1944 3 abril a 2 h
8 oct. a Oh
1945 2 abril a 2 h
16 sept. a 3 h
1946 ) sin
ª .e~te cambios
día
La hora local
FIN
1 octubre a 24 h
6 " a 24 h
5 " a 24h
4 " a 24 h
3 " a 24h
1 " a 24 h
7 " a 24 h
6 " a 24 h
5 " a 24 h
3 " a 24h
2 " a 24 h
1 " a 24 h
18 nov. a 24 h
avance 1 h
avance 1 h
" 2 h
" 1 h
" 2 h
" 1 h
" 2 h
" 1 h
" 1 h
La hora local debe calcularse para "domificar" el tema, es
decir, para colocar las 12 Casas.
Para obtener esta hora local, hay que considerar la longi-
tud del lugar de nacimiento y añadir a la hora legal esta lon-
gitud (contada en minutos y segundos) si la localidad de naci-
miento se encuentra al Este del meridiano que determina la
37
hora legal. Por el contrario, hay que sustraer esta longitud si
la localidad se encuentra al Oeste de este meridiano.*
Respecto a Francia pueden presentarse tres casos:
1) En un nacimiento de antes del 14 de marzo de 1891, al
estar en uso la hora local, no hay que efectuar ninguna co-
rrección: la hora natal dada es local.
2) En un nacimiento situado entre el 14 de marzo de
1891 y el 9 de marzo de 1911, siendo la hora legal en vigor la
del meridiano de París, hay, pues, que efectuar la operación
que se acaba de mencionar en relación a este meridiano. El
mapa de la página 41 da las diferencias entre el Tiempo legal
y el Tiempo local, en relación al Tiempo medio de París.
Así, Brest se encuentra a 27 m 18 sal Oeste de París. En
un nacimiento a las 15 h 3.0 m, la hora local es de: 15 h 30
m - 27 m 18 s = 15 h 2 m 42 s. Estrasburgo está a 21 m 44 s
al Este de París. La hora legal para el mismo nacimiento es
de: 15 h 30 m + 21m44s=15 h 51 m 44 s.
3) En un nacimiento situado después del 9 de marzo de
1911, siendo la hora legal en uso la misma del meridiano de
Greenwich, hay que efectuar la misma operación que prece-
dentemente, pero en relación a este meridiano.
Así, Brest está a 17 m 57 s al Oeste de Greenwich. En un
nacimiento que tenga lugar a las 9 h 20 m, la hora local es de:
9 h 20 m - 17 m 57 s = 9 h 2 m 3 s. Estrasburgo se encuentra
a 31 m 05 sal Este de Greenwich; en el mismo nacimiento, la
hora local es de: 9 h 20 m + 31 m 05 s = 9 h 51 m 05 s.
La hora de Greenwich
La hora de Greenwich debe establecerse para el cálculo de
los emplazamientos de los astros, ofreciendo las tablas o efemé-
rides astronómicas sus posiciones respecto a este meridiano.
La conversión de la hora natal en hora de Greenwich se
* Así, en España, Barcelona se encuentra a 8 m al Este de Greenwich. En
un nacimiento que tenga Jugar a las 10 h 15 m P.M., la hora local es 10 h 15 m +
8 m == 10 h 23 m. Madrid se encuentra a 15 mal Oeste de Greenwich; en el mismo
nacimiento, la hora local es: 10 h 15 m - 15m==10 h. (N. del T.)
38
efectúa por medio de una operación inversa a la que permite
obtener la hora local. Es decir que se añade la diferencia de
longitud si el lugar se encuentra al Oeste mientras que se dis-
minuye si se encuentra al Este de este meridiano.*
l)Antes del 15 de marzo de 1891, bastaba con remitirse
al último cuadro. Así, Burdeos está a 2 .m 50 s al Oeste de
Greenwich. Esta fracción horaria hay que sumarla a la hora
natal. Lyon está a 19 m 16 sal Este de Greenwich; hay, pues,
que restar esta diferencia de la hora del nacimiento.
2)Del 15 de marzo de 1891al9 de marzo de i911, ·como
la hora legal es la de París, situado a 9 m 21 s al Este de
Greenwich, hay -en todos los nacimientos- que restar, pues,
estos 9 m 21 s a la hora natal. Por tanto, se produzca el naci-
miento en Brest, Burdeos, Lyon o Estrasburgo..., si se produ-
ce, por ejemplo, a las 12 h 15 m, la hora de Greenwich es
de: 12 h 15 m - 9 m 21s=12 h 5 m 39 s. ·
3) A partfr del 9 de marzo de 1911, si no hay que quitar
una hora, es decir la hora de verano, al ser la hora legal la de
Greenwich, no hay que efectuar corrección alguna.
En los países extranjeros
No es cuestión aquí de dar los demasiado numerosos
elementos horarios de todos los países del mundo.1 Nos con-
tentaremos con tomar en consideración los países de lengua
francesa:**
BELGICA
Antes del 1° de mayo de 1892, Bélgica vivía bajo el régi-
men de la hma del maridiano de Bruselas, situado a 17 m 26 s
* Resp_ecto li España, véase el siguiente apartado 3, excepto que en España.
la hora legal de Gre¡iriwich se adopta a partir de Ohoras del 1 de enero de 1901.
(N. del T.)
1 Las Ephemeridens 1890-1950 (Verlag Max S. Metz Ag. Zurich), contie-
nen tablas de interpolación, las longitudes y latitudes de varios cientos de ciuda-
des repartidas por el mundo, así como las cuestiones de calendario y de hora res-
pecto a todos los países.
Asimismo, véase Régimes horaires pour l'Europe et l'Afrique (Editions Tradi-
tionelles, París).
** En la traducción a lengua castellana, añadimos la información respecto a
las principales ciudades de España y Sudamérica. Véase Anexo II. (N. del T.)
39
-25' -20' .,.15' -IO' +15' +20' +25'
DIFERENCIAS ENTRE LA HORA LEGAL Y LA LOCAL CON RELACION A
LA HORA MEDIA DE PARIS
16 12 8 o 4 8 16 20 24 2s a2m
DIFERENCIAS ENTRE LA HORA LEGAL Y LA LOCAL CON RELACION A
LA HORA MEDIA DE GREENWICH
Este de Greenwich. Para obtener las horas locales y de Green-
wich, hay, pues, que hacer como en la fórmula 2 de Francia,
tomando no ya el meridiano de París sino el de Bruselas.
A partir del 1º de mayo de 1892, al ser la hora legal la de
Greenwich, basta con guiarse con la fórmula 3 de Francia.
Durante la ocupación alemana de agosto de 1914 a octu-
bre de 1918, el país vivió según la hora de -Europa Central
(+ 1 h) y también se tuvo el horario de verano alemán (ade-
lanto de 2 h) desde el 30 de abril al 1° de octubre de 1916,
del 16 de abril al 17 de setiembre de 1917 y del 15 de abril
al 16 de setiembre de 1918. A partir de octubre de 1918, Bél-
gica volvió a la hora de Greenwich. Por otra parte, las fechas
de su horario de verano son las siguientes:
1919 Del 1 de marzo 23 h al 4 de octubre 24h
1920 " 14 de febrero 23 h " 23 de octubre 24 h
1921 " 14 de marzo 23 h " 25 de octubre 24h
1922 " 25 de marzo 23 h " 7 de octubre 24h
1923 " 21 de abril 23 h " 6 de octubre 24h
1924 " 29 de marzo 23 h " 4 de octubre 24 h
1925 " 4 de abril 23 h " 3 de octubre 24h
1926 " 17 de abril 23 h " 2 de octubre 24h
1927 " 9 de abril 23 h " 1 de octubre 3h
1928 " 14 de abril 23 h " 7 de octubre 3h
1929 " 21 de abril 2h " 6 de octubre 3h
1930 " 13 de abril 2h " 5 de octubre 3h
1931 " 19 de abril 2h " 4 de octubre 3h
1932 " 17 de abril 2h " 2 de octubre 3h
1933 " 26 de marzo 2h " 8 de octubre 3h
1934 " 8 de abril 2h " 7 de octubre 3h
1935 " 31 de marzo 2h
,,
6 de octubre 2h
1936 " 19 de abril 2h " 4 de octubre 2h
1937 " 4 de abril 2h
,,
3 de octubre 2h
1938 " 27 de marzo 2h
,,
2 de octubre 2h
1939 " 16 de abril 2h
,,
18 de nov. 24h
A partir del 19 de mayo de 1940, Bélgica adoptó el hora-
rio de verano alemán (adelanto de 2 h) hasta el 2 de noviem-
bre de 1942, en que vuelve ala horade Europa Central(+ 1 h).
42
Este horario de verano alemán (unas 2 h) estuvo en vigor del
29 de marzo al 4 de octubre de 1943, del 3 de abril al 17 de
setiembre de 1944, del 2 de abril al 16 de setiembre de 1945
y del 19 de mayo al 7 de octubre de 1946. A partir de 1947,
Bélgica se adhiere a la hora de Europa Central(+ 1 h) sin ho-
rario de verano.
CANADA:
Dada la gran extensión de este país, el sistema horario en
vigor varía según las regiones. Véase a continuación los índi-
ces de las provincias:
DIF. HORARIA
PROVINCIAS A PARTIR DEL AÑO CON GREENWICH
Alberta 1906 7h
Colombia Británica 8h
Manitoha 6h
Nueva Brunswick 1883 5h
1902 4h
Tierra del Noroeste 1905 (68º -89º long) 5h
1905 (899 -103º) 6h
Nueva Escocia 1902 4h
Ontario bis 82º 1/2 1895 5h
Islandia 1902 4h
Quebec 5h
Saskatchewan 1920 7h
Yukon 1900 9h
Para un nacimiento en Quebec, situado a 46° 48' de lati-
tud Norte y a 4 h 45 m de longitud Oeste (Greenwich), hay
que añadir 15 m (5 h del meridiano - 4 h 45 m) ala hora natal
para obtener la hora local; y hay que añadir 5 h a la mis-
ma hora natal para obtener la hora de Greenwich. Respecto a
Ottawa (45° 23' Norte y 5 h 03 m Oeste), la hora local se
obtiene quitando 3' y la hora de Greenwich añadiendo 5 h.
Pero, además, hay que considerar el problema, infinita-
mente complejo, de los sistemas horarios, extraordinariamen-
te variables (que van de una hora a hora y media) de una
43
reg10n a otra, teniendo cada ciudad su propia hora legal. Se
necesitarían muchas páginas para aportar todos estos datos.
Ll.JXEMBURGO
Pasó de la hora local a. la de Europa Central (+ 1 h) el 1
de abril de 1892. Ha tenido horario de verano entre 1919 y
1939 y, a partir del 10 de mayo de 1940, conoce el sistema
horario de ocupación, el mismo que el nuestro durante la
última Guerra. A partir de entonces vive respecto a la hora de
Europa Central (+1 h).
SUIZA
Vivió bajo el sistema de Berna hasta el 1 de junio de 1894
y, a partir de entonces, se encuentra bajo el del meridiano de
Europa Central con una hora de diferencia sobre Greenwich.
Antes del 1 de junio de 1894 hay, pues, que tomar como mo-
delo la fórmula 2, debiéndose tomar las referencias a partir de
la longitud de 29 m 44 s Este de Greenwich. A partir de esta
fecha, el sistema de cálculo se basa en el uso horario. Para la
hora de Greenwich, hay que llevar sistemáticamente la hora
declarada a la hora precedente; y, para la hora local, basta
con quitar de la hora declarada la diferencia entre la longitud
del lugar y la hora del meridiano; así, Ginebra está a 24 m
32 s Este de Greenwich; hay que restar de la hora declarada
(1 h - 24 m 32 s) 35 m 28 s; Zurich está a 34 m 12 s Este de
Greenwich: hay que restar (1 h - 34 m 12 s) 25 m 48 s.
Hay que señalar que el horario de verano de Suiza ha sido:
Del 5 de mayo de 1941al6 de octubre de 1941,
del 4 de mayo de 1942 al 5 de·octubre de 1942.
Durañte este período, hay que quitar 1 h para volver a la
hora dd meridiano de Europa Central.
Una vez resueltos los problemas horarios, pasemos al le-
vantamiento del tema. En primer' lugar, hay que trazar uno
mismo un Zodíaco o procurarse uno ya hecho. Aconsejamos
el modelo menos complicado, es decir el más claro: un círculo
44
dividido en 12 sectores, cada uno ocupado por el símbolo
gráfico del signo, trazado éste más bien en relación al punto
central del círculo que en una dirección dada, pudiendo estar
orientado este Zodíaco en todos los sentidos que se quiera,
cada sector geográfico subdividido de gr~do en grado o, si no,
de 5 en 5 grádos, de modo que los emplazamientos que se
hagan en el Zodíaco puedan ser correctamente hechos.
Ahora vamos a abordar las tres siguientes operaciones:
domificación, posición de los planetas y trazado de los as-
pectos.
La Domificación
En las efemérides astronómicas, en general calculadas
para el mediodía, se encuentra, en una primera columna y
para cada día del año, el valor del Tiempo sideral al mediodz'a
medio. Este tiempo sideral corresponde a la ascensión recta
del meridiano al mediodía medio. Ahora bien, debemos bus-
car el Tiempo sideral (T.S.) del nacimiento (ARMC). Este es
el producto de una simple suma de este tiempo sideral del día
del nacimiento y de la hora local del nacimiento.
En un nacimiento por la mañana se suma el T.S. del me-
diodía· del mismo día a la hora local, y se añaden o quitan
12 horas, según que el T.S. de este día sea inferior o superior
a 12 horas. En un nacimiento por la tarde, se suma el T.S. a la
hora local del nacimiento, contado a partir del mediodía (o
sea 2 horas si el nacimiento tiene lugar a 14 h; 6 si tiene lugar
al8h ...).
Hay que proceder a una corrección de 10 s por hora (o;
sea aproximadamente de 1 minuto cada 6 horas) para trans-
formar el tiempo medio en tiempo sideral. En un nacimiento
a las 6 h de la mañana, se quita, pues, 1', mientras que esºte
minuto se añade si el nacimiento tiene lugar a las 18 h. Efecti-
vamente, se señalará, que el tiempo sideral avanza, aproxima-
damente, a 4' por día y esta progresión hay que contarla a
medida que los nacimientos se suceden durante el día.
Tomemos un ejemplo: el nacimiento del general Charles
De Gaulle, en Lille, el 22 de noviembre de 1890 a las 4 h, se-
gún la partida de nacimiento.
45
Lille: Longitud 12 m 15 s Este - Latitud 50° 38 'Norte.
En 1890, al ser la hora en vigor la hora local, no hay que
efectuar ninguna corrección para obtener ésta:
Abriendo la página de las Efemérides alemanas de noviem-
bre de 1890 (ver página 49), constatamos, mirando frente a la
cifra 22 de la primera columna, que es la de los días del mes,
que el Tiempo sideral al mediodía de este día, dado en la
columna siguiente, es de 16 h 5 m 42 s. El Tiempo sideral
del nacimiento es, pues: 16 h 5 m 42 s +4 h - 12 h - 1 m =
8h4m42s.l
Una vez en posesión de este Tiempo sideral del nacimiento,
se abre una Tabla de Casas en la 13ágina 47 que trae las posi-
ciones de las Casas para la latitud del lugar de nacimiento o
para la latitud más cercana. Basta con dirigirse a la columna
correspondiente al Tiempo sideral natal para encontrar las
posiciones buscadas.
En el caso que estudiamos, estando Lille.a 50° 38' de lati-
tud Norte, he aquí un extracto de las Tablas de Raphael que
permite ver "en directo" la operación que conviene ~fectuar
(se trata de una domificación sistema Plácido; que es la que
utilizaremos en todos nuestros temas):
Tomamos la página en la que la latitud se acerca más a
50° 38'. Es la de las posiciones para 50° 5'. En cada uno de
los apartados que componen la página, la primera columna
concierne al Tiempo sideral. Basta con tomar las posiciones
que se encuentran en relación con el nacimiento. Para el T.S.
de 8 h 4 m 42 s (abajo de la tabla a la izquierda), no hay
más que registrar las posiciones que corresponden a 8 h 4 m
35 s. Entonces leemos, siguiendo cada columna, qué la cús-
pide de la Casa X (MC) está a 29º de Cáncer, la Casa XI a
3° de Virgo, la XII a 1° de Libra. A continuación, el Ascen-
dente, cúspide de la I, cae a 22º 18' {y algo más, pues el T.S.
natal se encuentra un poco por encima del T.S. utilizado en la
Tabla), la II a 19° de Escorpio y la III a 22° de Sagitario. Zo-
díaco en mano, se orienta éste de forma que el MC se encuen-
l. En razón de 10" por hora, deberíamos restar 10" por!'! h (12 - 4 h) o sea l'
20" en lugar de l '. Pero estas precisiones son inútiles ya que el minuto mismo de
nacimiento es algo muy poco seguro en la declaración de nacimiento.
46
TABLES OF BOUSES FOB. PJLAGUE, /.dl'11tW rH f/ N.
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8 8 4 1:!021 )!!..112'!.111 ¿u lb,ll ~I 1~ O U:tslll ~~¿~
tre arriba de la figura y el AS a la izquierda, y se sitúan unas
tras otras las demás cúspides de estas seis Casas. Se obtienen
las otras seis Casas situándolas en posición a las precedentes:
Cúspide de IV {F.) a 29º de Capricornio, cúspide de V a 3°
de Piscis, cúspide de VI a 1° de Aries, ...hasta la cúspide de
IX a 22º de Géminis. Y obtenemos la figura siguiente: ·
!1
fíe
Las posiciones planetarias
Se recomienda resaltar,
con trazos largos y gruesos,
los s;uatro ángulos, AS y MC
principalmente. Por el con-
trario, hay que contentarse
con un punto o .un trazo
corto para fijar la posición
de las Casas intermedias,
acompañadas del grado de
posición de la cúspide y del
nº de la Casa en cifras ro-
manas; esto si se quiere ob-
tener un horóscopo claro y
legible.1
Una vez acabada la domificación, abandonamos la Tabla
de Casas para volver a las Efemérides. En efecto, habiendo
situado las 12 Casas en el Zodíaco, hay que colocar ahora los
planetas. En las tablas corrientes, las posiciones planetarias
están dadas para todos los días al mediodía del tiempo medio
de Greenwich {algunas veces a las O horas). Así, pues, es res-
l. La domificación respecto a un lugar de latitud Sur se obtiene aumentan-
do en 12 h el T.S. obtenido. A continuación se acude a la tabla de Casas de latitud
Norte para hallar las cúspides de las Casas para la hora sideral encontrada, y se
toma como cúspides de las Casas del tema las longitudes opuestas a las encontra-
das en la tabla.
Así, pongamos al General De Gaulle nacido a 50º de latitud Sur. Partimos de
un T.S. de B h 4 m + 12 h = 20 h 4 m. Para este T.S. se obtiene: MC 29º Capri-
cornio, XI 23º Acuario, XII 20 Aries, AS 29º Tauro, 11 22º Géminis y III 10º
Cáncer. Ello da como resultado: MC 29º Cáncer, XI 23º Leo, XII 2º Libra, AS
29º Escorpio, 11 22º Sagitario y III 10º Capricornio.
48
pecto a la hora de Greenwich como debe efectuarse el cálculo
de las posiciones natales. Respecto a nuestro nacimiento en
Lille el 22 de noviembre de 1890 a las 4 horas, las operacio-
nes deben hacerse en base a 3 h 42 m.
He aquí la página para noviembre de 1890 de Die Duts-
che Ephemeride (Otto Wilhelm Barth, Verlag München):
Como puede verse, cada astro del sistema solar posee su
columna de cifras que sitúan su posición en longitud cada día
del mes al mediodía. Si el nacimiento tiene lugar al mediodía
de Greenwich, basta con tomar todas las. posiciones de los
astros de ese día. Sin embargo, se impone un cálculo elemen-
tal si éste se produce a otra hora: a menos de utilizar una ta-
bla de interpolación, se procede a una regla de tres, tomando
las posiciones del mediodía que preceden a las del mediodía
que sigue al nacimiento; la diferencia entre estas dos posicio-
nes constituye el movimiento cotidiano, el "paso" del astro.
La operación consiste en sumar a la posición del mediodía
, ,..... 0.11111
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1
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49
que precede el avance del astro desde este mediodía hasta el
momento del nacimiento; y, si nosotros llamamos a esta dis-
tancia horaria "diferencia del nacimiento", tenemos la siguien-
te ecuación: ·
Paso del astro x diferencia del nacimiento
24 horas
Volvamos a nuestro ejemplo: El 22 de noviembre de
1890, a las 3 h 48 m. Tenemos que tomar las posiciones del
21 y del 22. La diferencia del nacimiento es, del 21 al medio-
día al 22 a 3 h 48 m, de 15 h 48 m.
Posición del Sol:
el 22 al mediodía
el 21 al mediodía
Paso
30° 10' '34"
29° 9' 56"
1° O' 38"
Sabiendo que el Sol recorre 1° O' 38" en 24 h, efectúa
2' 32" en 1 h; tenemos pues la siguiente posición:
Posición del 21 al mediodía : 29° 9' 56"
Avance en 15 h 37' 54"
Avance en 48 m 2'
Sol natal 24° 49' 50" Escorpio
Posición de la Luna:
Paso diario: 14° 2'
Posición del 21 al mediodía : 25° 3' Piscis
Avance en 15 h 8º 46'
Avance en 48 m 27'
Luna Natal 34° 16' O sea
40 16' Aries
Este cálculo se hace a vista de ojo a partir de Marte o, al
menos, de Júpiter, al no avanzar estos planetas más que algu-
nos minutos. Por lo demás, puede contentarse uno con una
posición aproximada, redondeada al grado, lo que dispensa de
50
todo cálculo, salvo respecto a la Luna que se desplaza rápida-
mente; sin embargo, es preferible la precisión, y necesaria si
se hacen las Direcciones (ver dicho Capítulo).
~ucede, a veces, que los planetas retroceden en lugar de
avanzar en el Zodíaco; así, el 13 de noviembre de 1890, Ve-
nus se encuentra estacionan'a y adopta una marcha retrógrada
para ir de 18°26'a18° 06' de Sagitario entre el 21 al medio-
día y el 22 al mediodía; en este caso, se acompaña al símbolo
planetario de la letra R.
En el tema que establecemos, registramos las posiciones
siguientes:
Mercurio a 2º 39' Sagitario
Venus a 18° 13' Sagitario R',
Marte a 11º 28' Acuario,
Júpiter a 6º 53' Acuario,
Saturno a 16° OS' Virgo,
Urano a 29° 03' Libra,
Neptuno a 50 34' Géminis R.
Otra tabla nos dice que Plutón, el último planeta descu-
bierto, se encuentra a 6° 58' de Géminis R.
Es costumbre, también, señalar el eje de los nodos de la
Luna (aunque su "influencia" constituya, todavía, una inte- ·
rrogación). El nodo lunar norte o ascendiente figura abajo y a
la derecha de la página de 1-as
efemérides: el 22 de noviem-
bre, está a 15° 18' de Gémi-
nis. El nodo lunar sur o des-
cendiente se encuentra en el
punto opuesto, a 15° 18' de
Sagitario. Esta línea de los
nodos lunares marca los dos
puntos de intersección de la
Eclíptica (órbita solar) y de
la órbita lunar. Cuando una
luna nueva (conjunción Sol-
Luna) se produce en proximi-
dad de los nodos lunares, hay
51
un eclipse de Sol; hay un eclipse de Luna cuando una Luna-
llena (oposición Sol-Luna) se produce cerca de estos nodos.
Una vez calculadas todas las posiciones, no hay más que
situar el planeta trazando una línea sobre el punto zodiacal
correspondiente a su posición, y anotando el símbolo del as-
tro junto con la cifra de su longitud.
.Casas y planetas ya están situados; no queda más que tra-
zar los aspectos.
Los aspectos
La astrología no cuenta solamente los planetas en sus po-
siciones por signo y Casa, sino que registra también las interac-
ciones de estos planetas entre sí y con el Ascendente y el Medio
Cielo. Se llaman precisamente aspectos a ciertas distancias an-
gulares especiales, contándose su longitud sobre la Eclíptica,
cuando éstas se dan entre dos planetas o un planeta y un ángulo.
52
He aquí la lista de aspectos: ·
DISTANCIA NOMBRE
Conjunción
Semi-sexilºº30°
45°
60°
90°
120°
135°
150°
180°
Semi-cuadratura
Séxtil
Cuadratura
Trígono
Sesqui-cuadratura
Quincucio
Oposl.ción
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SIMBOLOS
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7
cP
Todos estos aspectos no poseen un valor igual. En primer
lugar, existen los más importantes, los aspectos mayores; és- •
tos son, por orden de importancia decreciente: La conjunción,
la oposición, el trígono, la cuadratura y el sextil. Los otros,
llamados menores, no poseen más que un valor secundario,
pero sin carecer por ello de importancia. No deben ser nunca
olvidados cuando van en pareja; así, cuando dos planetas for-
man una cuadratura, si un tercero se encuentra equidistante
de los dos primeros, forma con ellos dos semicuadraturas o
dos sesquicuadraturas; o también, cuando hay dos planetas
en oposición, un tercero puede hacer simultáneamente una
semicuadratura con uno y una sesquicuadratura con el otro.
Algunos aspectos son armónicos (trígono, sextil, semisex-
til). A éstos se les traza en el horóscopo con una línea seguida
o una línea azul; los otros son disonantes (oposición, cuadra-
tura, semicuadratura y sesquicuadratura); se señalan por me-
dio de puntitos o con trazo rojo.
Existe otra categoría de aspectos que deriva del alejamien-
to del astro respecto al plano del Ecuador. Estos aspectos en
declinación son de dos clases: los antiscios, simetría de un
punto de la Eclíptica respecto al eje de los solsticios (0° Cán-
cer -Oº Capricornio) y los contraantiscios, simetría respecto al
eje de los equinoccios (0° Aries-Oº Libra). Así, un astr<;> a
15° de Géminis y otro a 15° de Cáncer forman un antiscio; al
igual que un astro a 25° de Leo y otro a 5° de Escorpión
(35° a una parte y otra de 0° de Libra) forman un contran-
tfscz'o. Además, dos astros se encuentran en paralelo cuando
poseen la misma declinación: describen el mismo arco como
consecuencia del movimiento diurno. El contraparalelo es el
aspecto formado por dos astros de la misma declinación pero
de signos contrarios: los arcos diurnos de uno son iguales a
los arcos nocturnos del otro y viceversa. Antiscios y paralelos
son equivalentes a la conjunción; contraantiscios y contrapa-
ralelos, equivalentes a la oposición. Esta segunda categoría de
aspectos, enseñada por la tradición, es poco utilizada en nues-
tros días; sin embargo en las investigaciones hay que tenerla
en consideración.
Con un poco de práctica, los aspectos se leen a simple
. vista; la conjunción y la oposición se ven inmediatamente y se
53
perciben bastante deprisa los demás aspectos que forman po-
lígonos dentro del círculo: el triángulo, el cuadrado, el hexá-
gono.
Finalmente se acepta una cierta extensión del aspecto
sobre varios grados. Esta zona de influencia que precede y
sigue a la distancia teórica del aspecto constituye su orbe. Su
valor no se encuentra determinado de una forma absoluta,
pues es difícil determinar con
2r precisión el límite a partir del
~· cual el , aspecto se rompe. En
~cgs"34' términos generales, aconsejamos
personalmente los orbes siguien-
tes:
10º para la conjunción
90 para la oposición
llº para el trígono
6° para la cuadratura
4o para el sextil
20 para los aspectos menores y
1o parii el paralelo de declinación
Volviendo a nuestro tema de ejemplo, vemos, en primer
lugar, las cuatro conjunciones: Urano-Ascendente (7° de
orbe), Sol-Mercurio (3°), Marte-Júpiter (5°) y Neptuno-Plu-
tón (1°); luego las oposiciones formadas por el Sol por una
parte y Mercurio por otra con Neptuno y Plutón respectiva-
mente. Los trígonos: Sol-MC, Luna-MC, Mercurio~MC, Luna-
Sol, Luna-Mercurio. Júpiter/Marte-Neptuno/Plutón. Las cua-
draturas Venus-Saturno y Urano-MC. Los sextiles Luna-Nep-
tuno/Plutón, Luna-Júpiter y Mercurio-Júpiter. Finalmente,
las semicuadraturas Saturno-MC y Saturno-Urano.
La representación del tema
Existen diferentes modos de reproducir el tema. Los anti-
guos adoptaron el sistema en cuadrado, como testimonía este
tema de Richelieu, levantado por Morin, en el que el cielo
está representado dentro del marco terrestre de las 12 Casas
54
de fom1a triangular. Los astrólogos ingleses han conservado
esta fórmula que consiste en repartir los elementos celestes
en los casilleros fijos e iguales de las 12 Casas, dentro de una
representación circular. El mapa adjunto de la rezºna Isabel JI
de Inglaterra es un ejemplo de ella.
MAPA DE RICHELIEU
TRAZADO POR MORIN
MAPA DE ISABEL 11
DE INGLATERRA
Finalmente, la fórmula que ha prevalecido es la que parte
del círculo zodiacal en el que se inscriben todas las p,osicio-
nes. Pero existen algunas variantes, unos ponen el Zodíaco
por fuera y por dentro la situación de los planetas y de las
Casas, lo que concuerda con -la realidad astronómica; y otros
-como nosotros- preferimos colocar en el exterior del círcu-
lo zodiacal todas las posiciones, con el fin de poder confron-
tarlas más cómodamente por dentro, a través del trazado de
los aspectos, que contribuye mucho a la representación ·sinté-
tica deseada.
El renovador de la astrología de principios de este siglo,
Paul Choisnard, ha lanzado la fórmula del tema invariable-
mente orientado con el punto vernal a la izquierda, lo que da
por resultado el que el AS y el MC vayan en todos sentidos.
Si este procedimiento es el más apropiado para efectuar com-
paraciones de temas y estadísticas, desfigura, sin embargo, la
figura original y específica de un tema natal, el cual debe ser
55
colocado "de pie" (con el meridiano haciá ia vertical y el
horizonte hacia la horizontal, el AS a la izquierda y el MC
arriba) si se quiere dar el máximo de condiciones para desci-
frarlo bien.
La representación esquemática del tema que utilizamos es
suficiente para nuestro uso. Queda por decir que los antiguos
daban una representación matemática exacta utilizando el
astrolabio. Esta fórmula ha sido retomada por D. Néroman
con el Domígrafo que da una figuración gráfica del tema, tal
como se encuentra presentado aquí el del general De Gaulle.
Este gráfico, hecho por Jean du Sourel, es una proyección
DOl'llGRAPHE-CAF
51~
56
estereográfica de la esfera celeste proyectada desde el polo
del Ecuador. Se compone esencialmente de dos partes: la pro-
yección de la Eclíptica y de los signos (en puntitos} y la del
sistema de Casas {aquí para la latitud de 51° Norte}. El movi-
miento diurno se realiza por la rotación de la franja eclíptica
sobre la franja de las Casas. Su realizador considera que cada
planeta situado en longitud y en latitud envía once reflejos
situados de 30° en 30° de longitud y en latitud en el pfano
definido por la Tierra y el vector velocidad del planeta.1
l. D. NEROMAN, Traité d'Astrologie rationnelle, Edit. sous le Ciel, París,
1943.
57
II. VERIFICACIONES Y PRUEBAS
Acabamos de tener unas nociones de cosmografía y sabe-
mos lo que es el mapa astral. Hasta ahora, no hay reparos. El
"problema" de la astrología se plantea a partir del momento
en que queremos interpretar este mapa astral que representa
el nacimiento de un individuo.
Inmediatamente un cierto reparo nos detiene: antes de
lanzarse a la enseñanza de todo un conocimiento oficialmente
rechazado, es indispensable fundamentar nuestra pretensión
sobre la interpretación en cuestión: ¿Qué crédito hay que
acordar a ésta y qué prueba objetiva la astrología puede pre-
sentar en su favor?
Si uno se limita a dar oídos a las "opiniones autorizadas"
no tendríamos más que volver la hoja sobre la vanidad de
nuestra empresa. Tres juicios bastarían para dicha prueba:
1) La Astronomzsche Gesellschaft (una de las principales
sociedades astronómicas del mundo) tras su congreso de
Bonn en 1949 declara: "En nuestros días, lo que se titula
Astrología, Cosmobiología, etcétera; no es más que una mez-
cla dé superstición, charlatanismo y comercio".
2) M. Marce! Boll que, después de haber citado las in-
fluencias solares y lunares clásicas, concluye perentoriamen-
te: "No existen otras influencias".1
3) Y Paul Couderc, ca-director del Observatorio de Pa-
rís: "...Se ha dado el nombre de Marte a un guijarro y se le
considera a continuación como autor de guerras, así como
que confiere una naturaleza marcial a sus individuos. Pero, si
el guijarro se llama]úpiter, da una naturalezajovial, etcétera..."
l. L'Occultisme devant la Science, P.U.F.
59
(...) "Concluyamos: el balance de la astrología científica
es igual a cero."1
Esta conclusión, el eminente astrónomo la justificaba así:
"La astrología que se llama científica ¿propone leyes verifica-
bles? Y los científicos ¿pueden verificarlas? Desde hace tiem-
po, una Comisión científica permanente, fundada por laAso-
ciaci"ón Amerfrana de Sociedades Científicas, se encarga de
estudiar las leyes astrológicas que le proponen. Hasta ahora
los resultados han sido por completo negativos: ninguna de
las influencias alegadas por los astrólogos llamados serios se
verifica".
Un juicio de este tipo no puede emitirse más que a partir
de la constatación, positiva o negativa, de una corresponden-
cia entre un determinado indicio celeste y un determinado
hecho humano, correspondencia cuyo criterio es el de una
"ley de relación": una diferencia de frecuencias, leyimperso-
nal y reproducible, sin hipótesis preconcebida. Se trata de
saber si tal configuración, correspondiente a tal tendencia hu-
mana, se encuentra más frecuentemente en los cielos de naci-
miento de aquéllos que poseen esta tendencia en común que
en los cielos de nacimiento de las demás personas. La verifica-
ción de este "hecho astrológi_co" se funda, pues, en su princi-
pio, sobre el cálculo de probabilidades basado en estadísticas
bien hechas, caracterizadas por la imparcialidad en la elección,
la homogeneidad de casos y la multiplicidad en el número.
Hasta 1955, fuera de algunos ensayos imperfectos e in-
completos efectuados por algunos astrólogos, entre ellos Paul
Choisnard, el renovador de la astrología a principios de siglo,
no existía ninguna obra de verificación general y sistemática.
Pero, durante este año, un joven investigador publicaba un
primer balance estadístico impresionante. En su Influence des
Astres; Etude critzºque et expérzºmentale (Editions du Dau-
phin), Michel Gauquelin presentaba, en una primera parte,
una serie de resultados negativos respecto a las tesis astrológi-
cas, poseyendo, sin embargo, el original de la obra una segun-
da parte con resultados impresionantes.
Con una crítica no menos hostil que los Boll y Couderc,
J. L 'Astrologie, Que sais-je? 1951.
60
el autor expresaba en su Introducción: "Reconozcámoslo:
estábamos sinceramente persuadidos de que este libro no ex-
pondría más que la crítica a la doctrina astrológica contenida
en la primera parte de la obra. Pero, a lo largo de nuestros
trabajos, nos hemos encontrado en presencia de resultados
tan importantes que el rigor científico nos ha obligado a pro-
. seguir y extender las experiencias en este sentido". Algunos
años antes se acababa de fundar -con la participación de
Couderc y Boll- una comisión científica europea, análoga a
la comisión americana citada.anteriormente: El Comz"té Belga
para la Investigación científica de losfenómenos consz'dera-
dos paranormales. M. Gauquelin transmitió, pues, dichos re-
sultados, tan insólitos, a posteriori a los interesados, con el
fin de someterlos al control prometido en principio. No reci-
biría ninguna respuesta de Couderc, hostigado en varias oca-
siones, a pesar de ser el primer interesado por su reputación
de crítico oficial de la astrología. De Boll, por el contrario,
recibiría una larga carta aunque corta de ideas, que se resu-
mía en sustancia en un:
"Usted ha encontrado una susodicha influencia de Júpiter
en los diputados franceses; encontrará una susodicha influen-
cia de Saturno en los diputados belgas, una susodicha influen-
cia de Marte en-los diputados alemanes... Y sacará deduccio-
nes invocando el 'temperamento nacional'. Finalmente, la
respuesta más bonita le llegó directamente del 'Comité Bel-
ga...' del 'especialista de la Casa', Sylvain Arend, astrónomo
del Observatorio de Bruselas: 'Los astrónomos han estudiado
el problema a prz'ori; para ellos, los destinos humanos depen-
den de factores humanos y no astrales'. Reacciones tan nega-
tivas como éstas, que atrasan la evolución del conocimiento,
explican por qué la verdad no ha brillado aún sobre la astro-
logía; pero éstas no podrán impedir que la luz se haga."
Un rechazo tan sistemático1 no podía más que incitar a
Gauquelin -cuya posición se encuentra actualmente a medio
l. La única crítica positiva a este trabajo procedió de Jean Porte, adminis-
trador del Instituto Nacional de Estadística y agregado del C.N.R.S. El no 4 de La
Tour Saint-Jacques consagrado a Ja Astrología publicó Ja polémica. Esta fecunda
discusión ha permitido a Gauquelin disipar toda duda sobre el manejo complejo
de Jos métodos estadísticos, de forma que han sido tomadas todas las precaucio-
nes necesarias en este terreno.
61
camino entre los adversarios y los partidarios de la astrono-
mía- a ir más lejos. Habiendo prácticamente agotado los
diccionarios biográficos de médicos, militares, deportistas...
franceses, emprendió estadísticas similares en aquellos países
europeos en los que el acceso a los registros civiles le era po-
sible, llegando a reunir i25.000 fechas de nacimiento! El resul-
tado de este sondeo nos lo ha ofrecido en su nueva obra Les
Hommes et les Astres; col. "La Tour Saint-Jacques", edit.
Denoel.
Los siguientes gráficos reproducen la repartición de l~s
planetas en el movimiento diurno:
a) Posición de Marte en la casa
de 3.142 militares (mariscales
generales, almirantes, oficiales)'.
Culminación
c) Posición de júpiter en la
casa de 993 políticos Qefes de
Estado, ministros, diputados).
62
Culminación
b) Posición de Saturno en la
casa de .3.3~5 sabios (académi-
cos de c1enc1as y de medicina).
Culminación
100
100
d) Posición de Marte en la casa
de 1.845 campeones deportivos.
e) Posición de Júpiter en la
casa de 1.2 70 actores (vedetes).
Lo que asombra en todas estas estadísticas es la anómala
concentración de planetas en torno a los cuatro ángulos de la
domificación, particularmente en torno al Ascendente y Me-
dio Cielo. Desde el punto de vista del cálculo de probabilida-
des, estas concentraciones superan 5 veces la distancia proba-
ble, teniendo en cuenta, naturalmente, las reparticiones irre-
gulares resultantes de las irregularidades astronómicas y de-
mográficas. Ya no puede decirse que un resultado tal pueda
deberse al azar. ~
Gauquelin formula sobre ello precisamente una primera
constatación general: "Existe una relación cierta entre las
posiciones de los astros del sistema solar en el momento del
nacimiento y una determinada actividad de la vida huma-
na".1 Primera constatación de un hecho astrológico; ihecho
"absurdo" -según definición del racionalismo crítico- ya
que concierne a una "influencia" de planetas!
Para nosotros, astrólogos, estos resultados estadísticos
confirman los fundamentos mismos de la astrología, o al me-
nos dos de las más importantes bases de este conocimiento:
1) El valor de los puntos privilegiados de la domificación.
Desde la antigüedad, ha sido admitido que los planetas po-
seen una influencia mayor cuando pasan por los ángulos del
cielo y, especialmente, cuando dichos astros pasan por el
Ascendente (levantamiento) y el Medio Cz"elo (culminación).
Ahora, veamos las conclusiones mismas de Gauquelin:
Este ha visto manifestarse "las di~tancias más improbables
l. L 'injluence des Astres, p. 207.
63
en los mismos sectores del Cielo, correspondiendo a zonas
astronómicamente privilegiadas (levantamiento, culminación
del planeta y puntos opuestos)". Y sobre este punto, "grupos
parecidos han dado resultados parecidos, grupos opuestos, re-
sultados opuestos" (los deportistas, sean franceses, belgas,
alemanes o italianos... se encuentran marcados por el paso de
Marte, los diputados por el de Júpiter y la Luna, los científi-
cos por el de Saturno...). Por otra parte, "dentro de los
grupos, los resultados varían en función del valor de los indi-
viduos que los componen" (así, Marte surge más claramente
en los ángulos en los campeones deportivos que en los depor-
tistas de segundo orden, Júpiter en los Jefes de Estado y mi-
nistros que en los simples y oscuros diputados...). Y Gauque-
lin presenta como un hecho científicamente cierto: "Cuando
un planeta (por lo menos Marte, Júpiter, Saturno) arrastrado
por el movimiento diurno pasa en su levantamiento, culmina-
ción y oposición por estos dos puntos, ejerce una influencia
tal que existe una relación entre sus posiciones concretas y el
nacimiento de ciertos individuos de características bien deter-
minadas".1
2) El valor simbólico de los planetas. La tradición astro-
lógica considera que cada planeta posee una gama especial de
tendencias, es decir un simbolismo que le es propio y que
determina propiedades psicológicas concretas y, en conse-
cuencia, tendencias en la vida.
Ahora bien, ¿no es a una constatación de este tipo a la
que llega Gauquelin? Marte presenta una posición privilegiada
en los militares, los deportistas y médicos; Júpiter en los di-
putados, actores y Uefes) militares; Saturno en los científicos
y sacerdotes.
Frente a estos resultados estadísticos, he aquí, resumido,
el simbolismo de estos tres planetas en una de las mejores
obras clásicas de astrología (a la que nos referiremos a lo lar-
go de este tratado), la de Morin de Villefranch (siglo XVII):
Astrología Gallz"ca MDCLXI (traducción de Selva, 1902, p.
210-211):
l. Op. cit. a continuación, p. 209.
64
CARGOS Y PROFESIONES
SATURNO. En buen estado celeste: En general los cien-
tíficos e investigadores, teólogos, filósofos, matemáticos,
tesoreros, escultores, arquitectos, ingenieros de minas. En
estado celeste mediocre: agricultores(...), monjes, ermitaños,
etcétera.
JUPITER. En buen estado celeste: Dirigentes políticos,
estadistas, gobernadores de provincia, consejeros, presidentes,
cancilleres, diplomáticos, políticos, magistrados, prefectos, al-
caldes. Grandes dignatarios de la Iglesia: Papas, cardenales,
arzobispos y obispos, abades, generales de órdenes religiosas.
Dignatarios de la Corte.
MARTE. En buen estado celeste: Guerreros, cazadores,
abogados, médicos, fundidores.
Y, para completar la clasificación de este mismo planeta, no
siendo el deporte en el siglo XVII una función social, veamos
lo que dice uno de los manuales al uso, Ce que disent les
Astres de J. G. Verdier (Edit. Stock, 1940): MARTE (p. 50):
Energía, combatividad, impulso, constitución atlética, la
policía, el ejército... el deporte, la cirugía, la medicina.
En presencia de estos textos clásicos ¿podían haberse ob-
tenido mejores conclusiones que las que el mismo Gauquelin
ha llegado a extraer de sus resultados estadísticos?
MARTE: Energía, lucha, actividad concreta (deportistas,
militares y médicos).
JUPITER: El gusto por la representación, el espíritu diri-
gido hacia el aspecto exterior y público de las cosas1 (actores,
diputados, militares2 ).
l. En Jupiter et Saturne, publicación del Centre Intemational d'Astrologie
(1951), hemos mostrado hasta qué punto Júpiter es introvertido y Saturno extro-
vertido.
2. Júpiter se une a Marte en la medida en que son jefes.
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Luisa de Marillac: cuidado de los enfermos pobres
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Barbault andré. tratado práctico de astrología

  • 2. Andre B•11bault. quince años vicepresidente del Centro Internacional ele Astrologfa en Fr.ancia, ha moclurado duranrn largo tiempo este tratl.ldo. P rofesio- nal de la AsHofogia desde hace cuatenta y cinco años y Iras hal¡er estudiado m•· les de 1amas, pliblicos y ¡lrlvados, redactarlo nume•osos estud os y au101 de una treintena Ua obras, ha llegado a un grado de conocimiento que ha querid.o expre· sar en esta obra Este libro puede ser leido. en primer l1.19th, por un principiante, fll cual aprendera con él a abordar un ;ema, 11 rnane¡ar :ius claves-s;gnos, sectore:s. plane- tas v aspectos, a interpretarlos según la 11·adición Los ejernplos están Cionstll ui dos por temas hlS1órlcos. desde Catalina de Médicls a Oe Gaulle, pasando ~or Napolecm El profano, el escéptico, el odverSario mismo, encontrarán en él mei:llo da aOtar sus armas, Et n~t1ólogo m adelanta a elfos y les faclHta numerosas objecio· nes. a las que re lt.1ta con calrna. desapasionndamencc:. '' No hay que esperar de la Astrología más de lo t¡Ue Glla puede ofrecer", dice André Bnrbault, que quiere únicamente mostrar d6nd• est a es trremplalable, dónde debe cullar y dónde debe juzgársela ··sobre el terreno". Aaalmenta, existan numerosos elementos ..l ibra'' EH~ eJ tema p crsoníil de André Garbaulr. Amigo, pues, de los mo1ices, el astrólogo no es en este caso un peligroso dogmál1co, si!'lo uri honihrc que trans:mi1e modestan1unte una ira· d ición y una experiencia s1Het'las a qulOf"IOS quieren escµcharlo.
  • 4.
  • 6. COLECCION ASTROLOGIA Y ALQUIMIA· Título original: Traité pratique d'Astrologie Traducción de Guiomar Eguillor Portada de Estudio Symbol © Editions du Seuil © de la versión española, VISION LIBROS, S. A., 1980 Edita: VISION LIBROS, S. A. e/. Las Torres, 77-79 Barcelona-33 I.S.B.N.: 84-85456-20-3 Depósito Legal: B-17551.-1980 Impreso en Gráficas Porvenir. Lisboa, 13 Barberá del Vallés (Barcelona) Impreso en Españ.a - Printed in Spain
  • 7. ALGUNAS OPINIONES SOBRE LA ASTROLOGIA ARISTOTELES: "Este mundo se encuentra relacionado ne- cesariamente con los movimientos del mundo superior. Todo poder en nuestro mundo está gobernado por estos movimientos". (Tratado sobre el Cielo.) SAN JERONIMO: "Sin mencionar a los filósofo~, astróno- mos y astrólogos cuya ciencia, de gran utilidad para los hombres, se basa en el dogma, se explica por su método y se justifica por la experiencia". (Prefacios, encabezamien- to de la Biblia de San Jerónimo.) SANTO TOMAS DE AQUINO: "Los cuerpos celestes son la causa de todo lo que se produce en este mundo sublunar, ellos actúan indirectamente sobre las acciones humanas, aunque todos los efectos que producen no son inevita- bles". (Summa, quest. XV, art. 5 y vol. III, p. 2-29.) DANTE: "Los astros son verdaderamente la causa primera de vuestras acciones, pero habéis recibido una luz que os permite distinguir el bien del mal, y una voluntad libre que, tras haber empezado a luchar contra los astros, triun- fa de todo si está bien dirigida". (Purgatori"o, XVI, 73.) TYCHO-BRAHE: "El hombre encierra en sí una influencia mucho más grande que la de los astros. Superará estas in- fluencias si vive según la justicia, pero si sigue sus ciegos instintos, si desciende al nivel de los animales viviendo como ellos, el rey de la Naturaleza ya no dirige más, sino que es dirigido por la Naturaleza". · 7
  • 8. KEPLER: "Veinte años de estudios prácticos han convencido a mi espíritu rebelde de la realidad de la astrología". GOETHE: "Yo vine al mundo en Francfort-sur-le-Main, el 28 de agosto de 1749, durante la 12ª campanada del medio- día. La constelación era propicia·, el Sol se encontraba en el signo de Virgo; Júpiter y Venus estaban en buen aspec- to con él; Mercurio no era desfavorable, Saturno y Marte eran neutros; únicamente la Luna, llena aquel día, desple- gaba la fuerza de su reverberación tanto más poderosa- mente cuanto que su hora planetaria había empezado. Ella se opuso, pues, a mi nacimiento _hasta que esta hora hubo pasado. Estos buenos aspectos, altamente aprecia- dos más tarde por los astrólogos, fueron sin duda la razón por la que permanecí en vida, ya que por torpeza de la partera, creyeron que había venido muerto al mundo, y sólo tras numerosos esfuerzos vi la luz". (Poesía y Verdad, cap. I.) BALZAC: "La astrología es una ciencia inmensa que ha rei- nado sobre las más grandes inteligencias". ROMAIN ROLLAND: "He ido madurando lentamente la convicción de que todas las leyes evolutivas propias de los pueblos, naciones, clases y sus combates se encuentran subordinados a leyes cósmicas mayores que rigen la evolu- . ción general de la Humanidad". C. G. JUNG: "Si gente cuya instrucción deja que desear han creído poder, hasta estos últimos tiempos, burlarse de la astrología, considerándola como una pseudociencia liqui- dada desde hace largo tiempo, esta misma astrología, re- moptando desde las profundidades del alma popular, se presenta de nuevo hoy día a las puertas de nuestras Uni- versidades que abandonó desde hace tres siglos". (Seelen- probleme der Gegenwart, p. 241.) EMMANUEL MOUNIER: "Es notable que ni la ciencia de Kepler ni la fe de Santo Tomás hayan creído necesario 8
  • 9. rechazar en princ1p10 las afirmaciones de la astrología. Estos creían en la influencia de los astros, y algunos sa- bios empiezan hoy día a levantar gráficas estadísticas, a fin de ver si se desprenden de ellas correlaciones psico- cósmicas. Este es el único medio científico de abordar el problema. La solidaridad que el Universo hace patente por doquier deja más bien suponer que los resultados se- rán positivos y permitirán, como ya lo han hecho la Qui- rología, la Grafología y la Fisionomía, apartar de la astro- logía las habladurías de los charlatanes (...). Si uno se vuelve hacia las antiguas clasificaciones astrológicas de los caracteres, no puede más que asombrarse de su concor- dancia aproximada con más de un resultado de la morfo- logía y fisionomía contemporáneas(...). Las primeras sín- tesis que esbozan los tipos astrológicos se encuentran ya en todo caso más cerca de una caracteriología verdadera que la Psicología caracteriológica que, durante el siglo pa- sado, ha obstaculizado el conocimiento concreto del hombre co'n sus sistemas de facultades míticas..." (Trata- do del Carácter, p. 124-126.) GABRIEL MARCEL: "Añadiré gustosamente, aun a riesgo de escandalizar, que la astrología, aunque en último análi- sis haga pemar sobre sus métodos y los resultados a los que da lugar de hecho, ha presentado... el gran interés de atraer la atención sobre la idea de una figura, de una con- figuración del destino individual". (Du refus al'lnvoca- tion, p. 125.) "Aunque en ese campo yo no posea experiencia personal, me han sido aportados demasiados hechos concretos y que concuerdan para no estar persuadido de que existe en la astrología un fondo de verdad. Me niego categórica- mente a creer que todo esto es charlatanería. Y sin duda no hay en ello nada de fatalismo. Según la frase latina, los astros inclinan pero no determinan". (Nouvelles Littérai- res del 6 de julio de 1950.} LE R. P. RIQUET: "Yo soy como Santo Tomás. 9
  • 10. Para responder a esta cuestión, habría en primer lugar que precisar lo que se entiende por astrología. Si, por ella, se pretende leer en los astros todo lo que debe suceder, como si todo, aquí abajo, se encontrara completamente determinado por la acción de éstos, sin que la libertad del hombre pueda cambiar nada, tal pretensión contradice la concepción cristiana del libre arbitrio humano. Pero pue- de admitirse, como lo han hecho ilustres doctores de la Iglesia, tales como Santo Tomás de Aquino, que los astros ejercen una cierta influencia sobre el temperamento, la complexión de los hombres y, por tanto, sobre su com- portamiento. De ahí, una posibilidad de prever las ten- dencias que probablemente manifestarán pero no infali- blemente, porque el hombre, creemos, puede dominar, orientar y doblegar las tendencias que son en él resultado de todas las influencias cósmicas o astrales que se ejercen sobre su organismo. Pero, una vez dicho esto, conviene ser reservado en cuan- to al valor de los pronósticos que pretenden extraerse de una ciencia tan conjetural sobre las influencias astrales en el comportamiento humano. Muy imprudente sería el que se fiara ciegamente". (Elle, n° del 11 de agosto de 1952.) JULIEN GREEN: "Es un tema muy amplio que me interesa y atrae. Goethe, al principio de Poes{a y Verdad, ha seña- lado la conjunción de astros a su nacimiento. El creía firmemente en la astrología. Yo estoy tentado a hacerlo". (Nouvelles Littéraires del 6 de julio de 1950.) ANDRE BRETON: "(La astrología) es a mi parecer una gran dama, muy bella y venida de tan lejos que no puede dejar de encantarme. En el mundo puramente físico, no veo adornos que puedan rivalizar con los suyos. Me parece, además, que ella detenta uno de los más profundos secre- tos del mundo. Lástima que hoy día -al menos para el vulgo- reine en su lugar una prostituta". (Astrologie Mo- derne, n° 12, octubre de 1954.) RENE HUYGHE: "Para mí, la astrología es extraordinaria- 10
  • 11. mente interesante dentro del mundo de los signos y el simbolismo, porque es exactamente un simbolismo de la psicología colectiva... Mientras que el peligro y la grande- za de la astrología es el manejar símbolos, cuyo alcance aplasta a menudo a los astrólogos y los ahoga. Pero la suerte de la astrología estriba en reposar sobre un simbo- lismo colectivo, que posee, pues, una amplitud extraor- dinaria". Uanus, n° 8.) MAX-PAUL FOUCHET: "... creo que en la medida en que pueda restablecerse en el hombre el sentimiento cósmico, en un mundo que hoy en día se empobrece y pierde justa- mente ese sentimiento, se hace una labor extraordinaria- mente útil... Después de todo, la astrología puede ser un método de detectar la autenticidad o realidad de una obra plástica". Uanus, n° 8.) CLAUDE LEVI-STRAUSS: "Los antiguos construyeron un sistema, y este sistema, a partir del momento en que fue construido, se ha mostrado operante y fecundo. En el fondo, todo sistema es operante y fecundo porque el hom- bre no puede pensar más que con sistemas. La astrología ha sido un gran sistema, pues ha ayudado al hombre a pensar durante milenios". (L 'Astrologue, n° 9.) LUCIEN MALAVARD, Prof. de Ciencias en La Sorbona, Miembro de la Academia de Ciencias: "Creo que los anti- guos hicieron, de alguna forma, literalmente ciencias hu- manas a través de la astrología: construyeron así una cla- sificación de los seres, una forma de ver más clara en el comportamiento humano. Por mi parte, siento la tenta- ción de situar la astrología al lado de las ciencias humanas o un poco más allá..." (L 'Astrologue, n° 15.) HENRY MILLER: "... (la astrología) habla del hombre en su integridad y estimo que ello es lo esencial: lo considera como un ser completo (...). Y demuestra que existen rit- mos en la Naturaleza y que cada ser participa de estos ritmos". (L 'Astrologue, no 16.) 11
  • 12. PIERRE SCHAEFFER: "Me parece que la astrología puede, a su manera, por medio de las configuraciones que estu- dia, descubrir las relaciones más secretas de la vida inte- rior del ser humano". (L'Astrologue, n° 17.) 12
  • 13. INTRODUCCION Un Tratado de astrología en el siglo XX es realmente una osadía por no decir una enojosa aventura... que, sin embargo, me gustaría justificar en unas pocas palabras. Para una mente racional que la juzgue desde el exterior, las afirmaciones de la astrología clásica no pueden en absolu- to encajar dentro de nuestro pensamiento científico. Induda- blemente, se conoce la acción de la gravitación y radiación del Sol (estaciones) y de la Luna (mareas), e incluso se conci- be una cierta influencia de la actividad solar, al acompañarse la aparición de manchas en nuestro astro diurno de perturba- ciones terrestres. Pero no es cuestión de situar al mismo nivel que estas influencias generales, universalmente admitidas, las influencias "especiales", por individualizadas,. de estas lumi- narias, y con más razón de planetas como Marte y Saturno. Y, sin embargo, la astrología es esto, es decir, todo lo que se encuentra al margen de las influencias generales reconocidas. Es, dice un crítico, "el resto" y, a decir verdad, iesto es, ha- blando con propiedad, absurdo/ He aquí la evidencia, el credo actual. Pero, en lo que a mí respecta, me atrevo a afirmar que se trata de una falsa eviden- cia, como existen muchas otras en numerosos campos, y ésta no va a ser una de las sorpresas más "sensacionales" que está a punto de revelarnos el desarrollo actual de las investigacio- nes científicas. Como ha declarado, a propósito de la astrología, el críti- co citado con anterioridad, Jean Port, Administrador del Instituto Nacional de Estadística y Agregado del .C.N.R.S.: ... Absurdos o no, los hechos son hechos y, aunque la ciencia de una época no sepa integ'rarlos, todo espíritu científico 13
  • 14. debe reconocer su existencia a la espera de poder explicarlos.1 Ahora ·bien, el problema principal estrzºb'a precisamente en saber si· los "hechos" astrológicos -a saber, las relaciones que la astrología pretende descubrir y establecer entre los zºndicios celestes y los fenómenos humanos y terrestres- son realmen- te· hechos. Precisamente, esta "falsa evidencia", que quiere hac.er de la astrología una quimera, parte de que este proble- ma esencial nunca ha sido prácticamente planteado por la ciencia oficial, que se contenta con un juicio a priori. Efecti- vamente, hay que saber que jamás la astrología ha sido some- tida a un verdadero control científico por el sistema oficial. Desde la revolución copernicana se ha creído que sus funda- mentos eran falsos porque reposaban sobre una concepción astronómica errónea que sitúa a la Tierra en el centro del mundo; ello a pesar de la defensa de Copérnico, Kepler y Ga- Hleo.2 En nuestros días -hay en ello una evolución- el argu" mento heliocéntrico, que fue la razón de su rechazo, ya no es utilz"zado por nadie. Pero, desde el siglo XVII al XX, la edifi- cación de la ·ciencia no ha hecho más que alejar el espírzºtu racional del pensamiento astrológico, hasta el punto de que ha parecido perfectamente inútil iniciar investigaciones para verificar este conocimiento: había cosas mejores que hacer... Despu~s de las primeras verificaciones, imperfectas y, de todas fonnas, impregnadas o.suspectas de parcialidad, de los propzºos astrólogos, desde el renovador Paul Choisnard -veri- ficaciones basadas en las estadístz"cas y e.Z cálculo de probabili- dades-, un adversario de la astrología se tomó finalmente la molestia de afrontar seriamente estos famosos "hechos". Así, un estadista -haremos en esta obra el indispensable balance 1. Prefacio de Méthodes pour étudier la répartition desastres dans le mouve- ment diurne de F.M. GAUQUELIN, París, 1957. 2. No sería en vano recordar aquí que -contrariamente a lo admitido- la obra de Copémico: De revolutionibus orbium coelestium, nació bajo la influencia de las doctrinas astrológicas, fue impreso bajo la dirección de Rhaeticus, astrólogo amigo del científico polaco, y dedicado al papa Pablo 111, protector de los astrólo- gos. En la segunda mitad del siglo XVI, cuando la teoría copemicana es reehazada por las universidades, son en su mayoría astrólogos los que, prescindiendo de las burlas del mundo científico y de las sentencias de- excomunión ¡ironunciadas por los teólogos, defendieron valientemente la nueva doctrina. Puede consultarse so- bre este punto a WILHELM KNAPPICH, "Copernic et l'Astrologie", n° 4 de La Tour Saint-Jacques.
  • 15. de su resultado- pudo, para su propia sorpresa, aportar una prueba, a partir de ahora irrefatable, de la existencia de· una "influencia astral" de tipo astrológi,co. A partir de este día, ha quedado abierta una f!-mplia brecha en las murallas del a priori de un racionalismo demasiado sistemáticamente hostil a la astrología: Aunque ésta todavía no esté más que en parte ''probada", posee hoy el apoyo de un estatuto estadístico que se basa en un conjunto global de veinticz'nco mil fechas de nacimiento. Pueden seguirse burlando de la astrología: la verdad no dejará de abrirse camino. Después de todo, ésta no será ni· la primera ni· la última en derribar z·deas preconcebidas; la historia de la ciencia está llena de revoluciones que destru- yen Una lógica conservadora o un espíritu rutinarz·o... Czºertamente, como decía nuestro honrado _crítico, no es posible, en nuestra sociedad, abordar, sin prejuicios, el pro- blema de la zºnfiuencia de los astros sobre la vida humana: "Quien quzºera conservar una actitud científica, ante este pro- blema debe Hbrarse de pretender que lo examina 'sz·n prejui- cios': engañaría a sus lectores o se engañaría a sí mz'smo. Debe, más bien, zºntentar tomar conciencia de sus prejuicios y reconocerlos públicamente, intentando a contzºnuación poner- los de alguna forma 'entre paréntesis' durante un cierto tiempo". De este modo, debo reconocer que, al abordar la astrolo- gía, mi prejuicio ha sido favorable, prejuicio que indina, segu- ramente, a una cierta tolerancia de espírzºtu, así como el pre- juz.cio inverso zºncita a su condena. ¿pero existe alguna expe- riencia o conoámiento humano que pueda ser sanamente comprendzao sz·n el crédito de una simpatía previa? Con más razón respecto a un conocimiento que se encuentra más pró- ximo a un arte que a una ciencia. En vez de juzgarla superfz"- cialmente, ¿no es más razonable intentar una paciente inves- tigación en su zºnterior para tratar de captar su verdad profun- da o para discernir su vanidad? Habiendo consagrado ya más de veinte años a esta aventura, deambulando mz· curiosidad sobre miles de horóscopos, me creo capacitado para hablar con conocimiento de causa, al poseer de este conocimiento 15
  • 16. una idea frente a la cual la que puede hacerse un crítico apresurado, por. muy brillante que sea, no es más que una caricatura. Así mz'srno, como profesz'onal escrupuloso, he z'n- tentato desprenderme progresz'vamente de aquello que, frente a la prueba de la verificacz'ón empírica, no merecía ser conser- vado, a fin de que este libro de buena fe aporte una enseñan- za asequz'ble, que conduzca a una sana práctica de la astro- logía. Una enseñanza tal no puede concebz'rse sin aplicacz'ones: para hacerla vz'lfa y tambz'én para aportar una especz'e de de- mostradón, convenz'a z'lustrarla con ejemplos hz'stóricos, per- sonajes susceptz'bles de ser, en parte, con,ocz'dos por la mayo- ría. Ahora bien, aquí se presentaba una dzfz'cultad: ¿Qué elección hacer entre los miles de casos cuyos elementos po- seo: políticos, artz'stas, sabz'os, escrz'tores... ? Tomando ejem- plos entre estos grupos, inevitablemente hubz'era sz'do sospe- choso de haber elegido "casos que encajaban", sin poder justifz'car mis opciones. Entonces, para evitar tamaño repro- che, no había más que consz'derar una colección entera, to- mando la serie de casos que impone sin dz'scusión. En este orden de ideas, no he encontrado nada mejor que dz'rz'gz'rme a la colecdón de Reyes de Franáa, desde el pn'mero del que se conoce la hora de su nadmz'ento hasta el últz'mo. La ventaja de tal elección es que no pueden discuti'rse los datos de naci- miento y que, respecto a algunos de ellos, los momentos de éste son conoádos casi' al mz'nuto. Sz'n embargo, he z'ntentado completar esta serz'e demasiado escuálz'da, por estar lz'mitada a dz'eánueve casos, incluyendo los únicos personajes impor- tantes de la Histori·a de Franáa de los que poseemos la hora de nacimz'ento: Catalz'na de Médz'cz's, Rz'chelz'eu, Mazarz'n, Col- bert, Maria-Antonieta, Robespierre, Napoleón 1 y Napoleón III. Nadz'e, con seguridad, tendrá nada que objetar... Comprender una mecánz'ca es desmontar sus engranajes; estudz'arlos pieza a pieza y volver a recomponer el todo. Aun- que sea z'rremplazable, este método cartesiano no deja de tener objecz'ones. El astrólogo ;'pura sangre" pretenderá que no se trata de "z'nfluenáas aisladas" y que un tema astrológz'co 16
  • 17. es un todo sintético, que no habla más que en función del conjunto que representa. Se estará de acuerdo, efectivamente, en que todo fenómeno secundario se encuentra orientado por el fenómeno que le es superior. A esto podrá añadirse una ob- jeción más grave: es tan artificial como difícil aislar una ac- ción partfrular y apartar cada uno de los numerosos factores puestos en juego por la variedad de elementos del tema. Y, sin embargo, üómo escapar a este proceso analítico? No existe ningún método que pueda, válidamente, sustituirlo; todo lo más que puede hacerse es tomar todas las precauciones nece- sari·as mostrando rigor en el análz"sis. Pues no veo muy bi"en cómo puede comprenderse una configuración, incluso simple, si· no se conoce, previamente, la naturaleza del astro, la del signo que ocupa y la del aspecto que forma, y esto aunque consi"dere el método global como la mejor enseñanza. Toda síntesi·s no es posible más que a condición de un mi·nucioso análisis previ·o. Por tanto, no hay que asombrarse si los temas de la colección que me si·rven de ejemplos son, a lo largo de este tratado, dislocados, explicados a trozos, ensartados; sólo a través de este método me ha sido finalmente posible presen- tarlos a nivel de stt síntesis más expresi·va. Este tratado no tiene, en absoluto, la pretensión de pre- sentar toda la astrología práctz"ca, empezando por la A y ter- mi"nando por la Z; todo lo más, aporta una visi"ón general, por lo demás bastante dentro de los límites de un conocimiento si'empre en marcha. Este es un medio de prevenir al lector contra dos reacciones malsanas: Este libro es tan peligroso como puede serlo un tratado de medicina en manos de una naturaleza desasosegada, i·nclz"- nada a reconocerse en todas las enfermedades a la mera lectu- ra de su descripción. Ante la constatación de una constela- ción, aunque sea poco problemátfra en su cielo natal, este mismo espírz"tu inquieto no podrá, con segurz"dad, más que ver lo peor y hacerse mucho daño. Es un hecho conocido que el estudi"ante de astrología carga demasi"ado las ti"ntas; espera siempre demasiado de los aspectos armónicos y rechaza no menos excesivamente el efecto de las disonancias, pero pronto 17
  • 18. se da cuenta que la vi.da no posee la dramaticidad que le su- gieren sus configuradones; con la práctfra, adquiere ese senti- do de la proporción que ajusta su juicio a la relati.vidad de la condi.ción humana. No puedo, pues, más que poner en guar- dia al lector contra esta forma de ver en un tema natal lo peor o lo mejor, que se arriesga a no existir más que en su imaginadón. Tampoco hay que correr el peligro de pedir demasiado a la astrología, esperar de ella más de lo que puede dar. Puesto que ésta trata sobre el ser últz"mo, su naturaleza y su des'tino, el hombre posee, en general, frente a ella una actz.tud impreg- nada de mentalidad mágica: con la astrología no se tiene derecho a engañarse y se tiene el deber de saberlo todo... In- cluso sus adversari·os tz"enen esta actz"tud zrradonal. Ahora bien, si· actualmente éste es ún conocimi·ento que se está for- mando, que se perfecdona, que obtz"ene resultados aprecia- bles, es todavía un conocimi·ento en marcha; que se plantea mil problemas, que comporta mil oscuridades: un conoci- miento muy imperfecto, en una palabra, y que no puede, de ninguna forma, tener la pretensión de satisfacer la avi·dez del saber humano en su terreno mismo. Es como los demás cono· éimi·entos humanos: psicología, medicina... -y menos avanza- da que éstos- que todavía tz"enen mucho por descubrir. Hay, pues, que aceptar la si·tuación tal cual es. Pero, en su estado actual, ésta nos aporta resultados ciertos: basta con poner la enseñanza de este tratado a prueba y juzgarla sobre el terreno. Habi·endo tomado plenamente conciencia de la condición terrestre del hombre, el espíritu contemporáneo olvz.da singu- larmente que el hombre es tambi.én celeste, ínft"ma parcela de este planeta que es la Tierra, ligada a e.lla en su destino cósmi·- co. Es ti"empo de abrir los ojos a un conodmiento como la astrología, si se quz"ere llegar a la síntesis de todas las discipH- nas que intentan devolver al hombre un lugar, no solamente sobre la Tz"erra, si.no en la totalz"dad del Universo. A.B. 18
  • 20.
  • 21. l. EL MAPA ASTRAL La práctica astrológica reposa en la interpretación del mapa astral del momento del nacimiento del individuo. Es importante, pues, para empezar, tener unos conocimientos de cosmografía, a fin de saber levantar este tema natal y poder responder a los problemas que no dejarán de plantearse. Esfera terrestre y esfera celeste Si se imagina al cielo como un teatro de operaciones en el que tiene lugar una serie de fenómenos identificables, es nece- sario fijarle un marco preciso. Para el astrónomo, esta bóveda estrellada que se ofrece a la mirada del espectador terrícola, es, en primer lugar, una esfera que rodea a la Tierra con un radio infinito. Las distancias reales que separan a los astros entre sí y que los aleja de nuestro planeta no cuentan; queda como sobrentendido que todos los astros: luminarias {Sol y Luna), planetas y estrellas se encuentran repartidos en una esfera ideal de radio indeterminado, cúyo centro es el lugar de observación (lugar de nacimiento en la horoscopía); esto es lo que se llama esfera celeste. Todo el mundo sabe que la Tierra gira regularmente sobre ella misma, de Oeste a Este, a una velocidad constante, efec- luando una vuelta completa en 24 horas siderales. Esta gira 1·11 torno a un eje ideal que pasa por su centro. Los puntos en que este eje atraviesa la superficie terrestre son llamados po- los, y este eje es denominado eje polar, distinguiéndose el /1(1lo norte (N) y el polo sur (S). Si, por el centro de la Tierra, se traza un plano perpen- 21
  • 22. dicular a este eje de los polos, la esfera terrestre queda dividi- da en dos mitades: la que contiene el polo norte es llamada hemisferio norte por oposición al hemisferio sur, que contie- ne al polo sur. La circunferencia del gran círculo que separa estas dos mitades terrestres es llamada Ecuador. Las primeras coordenadas de la esfera celeste no son más que la réplica agrandada de las de la esfera terrestre, no sien- do la primera más que una prolongación de la segunda. En efecto, debido a la rotación terrestre, la esfera celeste parece girar en sentido inverso a esta rotación, en tomo a un eje que pasa por el lugar terrestre de observación. Este eje se confun- de prácticamente con el eje de la rotación diurna, así como el centro O de la Tierra se convierte en el centro de la esfera celeste. ... El polo norte celeste (N') corresponde, pues, al polo norte terrestre (N), ya que es su prolongación indefinida; así como el ·polo sur celeste (S') corresponde al polo terrestre del mismo nombre. Al Ecuador terrestre corresponde el Ecua- dor celeste (Eq'): éste es el gran círculo de la esfera celeste cuyo plano, en el centro de ésta, es perpendicular al eje de los polos llamado eje del mundo. LAS COORDENADAS TERRESTRES Toda posición geográfica se sitúa en relación a dos ejes de referencia o coordenadas esenciales que constituyen las medi- das terrestres de un lugar dado: 1) La longitud, que resulta de la intersección con el ecua- dor de un círculo meridiano o plano que pasa por el lugar y los dos polos, y que corta la superficie de la Tierra siguiendo un gran círculo. 2) La latitud, que depende del ar<:o de círculo paralelo al Ecuador que pasa por el lugar, y situado entre aquél y uno de los dos polos. Las longitudes se fijan a través de un sistema internacional 22
  • 23. basado en los meridianos. El globo terráqueo ha sido divi- dido en 24 husos separados de 15° en 15°, correspondiendo cada uno a 1 hora; 1° de longitud son 4 minutos de tiempo medio. El meridiano de origen es el de Greenwich (Londres). La hora de este meridiano central O, que sirve de eje al huso, constituye la hora legal para todos los países compren- didos en este huso. Así, para Europa, la hora de Greenwich se aplica al mismo tiempo en Bélgica, España, Francia, Gran Bretaña, Luxemburgo y Portugal. Los husos están nume- rados de O a 23, yendo hacia el Este y siempre a partir del de Greenwich; el número ordinal del huso indica, pues, la hora legal del huso cuando es O horas en Greenwich.1 Así, cuando son las 2 horas en Greenwich un día determi- nado, son lás 3 horas (2 + 1) en el huso de Europa Central (hora de Gorlitz); son las 4 horas (2 + 2) en el huso de Europa Oriental (hora de Leningrado). Por el contrario, es la 1 hora (2 - 1) en el huso 23 situado al Oeste de Green- wich; Ohoras (2 - 2) en el huso 22, las 23 horas (24 + 2 - 3) del día anterior en el huso 21, etcétera... Cada lugar se en- cuentra situado en longitud por relación al meridiano de pertenencia. Así Bruselas se <;;ncuentra (por relación a Green- wich) a 17 m 26 s Este, Madrid a 14 m 45 s Oeste, París a 9 m 21 s Este... (ver mapa, página 27-28). Las latitudes, perpendiculares a las longitudes que si- túan a los países de Este a Oeste, fijan la posición de Norte a Sur. Divididas en grados, oscilan entre 0°, que es la latitud del Ecuador, y 90°, que es la del polo. En el hemisferio norte, el arco de círculo meridiano de 52° pasa cerca de las ciudades de Londres, La Haya, Utrecht, Berlín y Varso- via; todos ellos puntos geográficos situados a la misma distancia respectiva del Ecuador y del polo norte. La la- titud de Bruselas es de 50° 48 ', Londres 51° 31 ', París 48° 50'. La latitud es denominada Norte o Boreal según que el lugar geográfico se encuentre situado entre el Ecuador y el polo norte (Berna: 46° 57' Norte); y se llama Sur o Aus- tral en el caso contrario.2 1. La hora, tiempo medio de Greenwich, se indica mediante la abreviación (;.M.T. (Greenwich mean time). 2. Tablas, bastante conocidas, ofrecen las longitudes y latitudes de las prin- cipales ciudades del mundo. 23
  • 24. Al levantarse siempre un mapa astral para un lugar de- terminado (el de nacimiento), éste se encuentra, pues, si- tuado por el cruce de la longitud y la latitud de dicho lu- gar. 24
  • 25. LAS COORDENADAS CELESTES Al ser la mecánica de nuestro universo astronómico un poco compleja, no puede bastar un solo sistema de referen- cias para situar los cuerpos celestes en la esfera celeste; hay que recurrir a tres tipos de coordenadas: Coordenadas ecuatoriales: declinación y ascensión recta No existen diferencias de principio entre estas primeras coordenadas y las que acabamos de fijar sobre el mapamundi. En esta figura, N y S representan los polos de la esfera ce- leste, el eje de la rotación del movimiento diurno; el gran círculo E E' es el Ecuador celeste. En el centro se encuentra la Tierra T. Pongamos un astro A. Sus coordenadas ecuatoriales son:: 1) Su declinación, determinada por el ángulo A Ta; 2) Su ascensión recta (AR), determinada por el ángulo Y T a, medido sobre el Ecuador celeste. El origen de las medi- das es el punto vernal o punto Gamma Y que definiremos más tarde. N s La declinación de un astro es, pues, la altura angular de ese astro por encima y por debajo del Ecuador celeste; se cuenta a partir de éste en dirección de uno de los polos, de 0° E' a 90°. Su ascensión recta (AR) es, así, el ángulo que forma sobre el Ecuador celeste el círculo horario (N A a S) de un astro ccn el punto :vernal. Se 25
  • 26. cuenta sobre el Ecuador a partir del punto vernal en sentido directo (en el sentido de la flecha) de 0° a 360°. Coordenadas eclípticas: latitud y longitud Al mismo tiempo que gira sobre sí misma, la Tierra se desplaza en torno al Sol y, para el observador terrestre, resul- ta de ello un segundo movimiento aparente solar, cuyo pe- ríodo es de un año. De este modo, el Sol describe un gran círculo sobre la es- fera celeste (ocupando la Tierra siempre el centro de este cír- · culo). Esta trayectoria solar, a través de las constelaciones fi- jas, es llamada Eclíptica (Ec). El plano de la Eclíptica forma con el del Ecuador un ángulo (incli- nación de la Eclíptica) cuyo valor • medio es de 23° 27'. Esto hace que cada día del año, con su ascensión recta, la declinación del Sol varíe, si- guiendo una curva sinuosa. El Ecua- dor celeste y la Eclíptica se cortan en dos puntos. Uno de estos puntos es el punto vernal (por encima de la fle- cha que marca el sentido de la pro- N s gresión del Sol y de los planetas): corresponde en el año al equin0<;:cio de primavera. En el lado opuesto, el otro encuen- tro Eclíptica-Ecuador produce el equinoccio de invierno. Per- pendiculartnente, aparecen en el máximo de declinación Nor- te el solsticio de verano, en el máximo de declinación Sur el solsticio de invierno. En relación con este plano de la Eclíptica, las posiciones son definidas en latitud y longitud.· La latitud de un astro es el ángulo que éste hace perpen- dicularmente al plano de la Eclíptica (0° de latitud), siendo la latitud Norte o Sur según el astro se encuentre del lado Norte o Sur de la Eclíptica. La longitud de un astro se mide sobre la Eclíptica; ésta corresponde al ángulo formado por la distancia del punto ver- nal al punto ocupado por este astro; se cuenta desde 0° (pun- to vernal) a 360° (vüelta ·a este punto) en el sentido del reco- rrido del Sol. 26
  • 27. La longitud y la latitud constituyen las medidas del Zo- díaco, del que la Eclíptica traza su línea media. El Zodíaco es, por tanto, una banda circular del cielo, a lo largo de la cual caminan los astros de nuestro sistema planetario, una es- pecie de pista sobre la que efectúan su eterna ronda. La franja zodiacal es de 17° de ancho; ésta comprende, pues, en torno al recorrido solar que es la Eclíptica, 8° 1/2 de latitud Norte y 8° 1/2 de latitud Sur, campo reservado a la sinuosidad de las trayectorias lunar y planetaria. Se representa al Zodíaco sobre una superficie plana a través de un círculo de 360°. Desde tiempos inmemoriales, éste se encuentra dividido en doce partes iguales que repre- sentan a los doce signos zodiacales. Cada uno de ellos posee, pues, una extensión que corresponde a 30° de longitud con- tados sobre la eclíptica. Existen también subdivisiones (deca- natos, términos) sin gran interés. El Sol avanza más o menos un grado por día; por tanto, tarda aproximadamente un mes en atravesar cada signo, lo que nos lleva al siguiente cuadro: SIGNOS SIMBOLOS LONGITUDES FECHAS (APROXIMADAS) Aries "!" Oa 30° 21 de marzo a 20 de abril Tauro ~ 30 a 60º 21 de abril a 20 de mayo Géminis JI 60 a 90° 21 de mayo.a 21 de junio Cáncer e;. 90 a 120º 22 de junio a 22 de julio Leo cl1 120 a 150° 23 de julio a 22 agosto Virgo Tll( 150 a 180° 23 agosto á 22 setiembre Libra ~· 180 a 210º 23 setiembre a 22 octubre Escorpio m 210 a 240° 23 octubre a 21 noviembre Sagitario ~ 240 a 270º 22 noviembre a 22 diciembre Capricornio M 270 a 300º 21 diciembre a 19 enero Acuario ""' 300 a 330º 20 enero a 18 febrero """Piscis ~ 330 a 360° 19 febrero a 20 marzo Los astros, cuyo curso seguimos en el Zodíaco, son los del sistema solar: . REVOLUCION EN EL DESPLAZAMIENTO ZODIACO DESDE EL COTIDIANO PUNTO DE VISTA NOMBRES SIMBOLOS (MEDIO) GEOCENTRICO Snl l.una 1 año 27 días 27
  • 29.
  • 30. Planetas inferiores (entre la Tierra y el Sol) Mercurio Venus 1 año 1 año Planetas superiores (órbita exterior a la de la Tierra) Marte a 1/2º 2 años Júpiter ll algunos minutos 12 años Saturno f2 29 años Urano Ii;l 84 años Neptuno w 164 años Plutón '>J.. 250 años más o menos No hay que confundir los signos del Zodíaco con las cons- telaciones que llevan el mismo nombre. Hubo un tiempo en que unos y otras se encontraban superpuestos. Pero, a conse- cuencia del movimiento llamado de precesz'ón de los equz'noc- ci"os, el punto vernal se desplaza de una manera continua (al- rededor de 1° cada 72 años) por las doce constelaciones zo- diacales (en sentido contrario al orden de los signos) y pasa actualmente de Pz'scis a Acuario. La coincidencia entre signos y constelaciones no se reproduce más que cada 26.000 años más o menos. La astrología se interesa, exclusivamente, por los signos, dejando de lado las constelaciones. Coordenadas horizontales: altura y azimut Hasta el presente, por medio de las coordenadas ecuato- riales y eclípticas, hemos situado .al cielo en relación al con- junto de la Tierra; valiendo este cielo para todos los lugares de nuestro globo. Efectivamente, éste está supuestamente visto desde una Tierra infinitamente pequeña, reducida, por así decirlo, a un punto en el espacio. Esta representación geocéntrica (en la que la Tierra es considerada como centro del universo) del cielo es, sin emb~argo, insuficiente: hay que llegar a· una verdadera representación "antropocéntrica" del cielo, en la que el observador -en este caso el individuo a su nacimiento- constituya el centro del Universo. Así pues, si consideramos ahora al observador situado en un punto dado del globo, en su marco terrestre, hay que utilizar un sistema de coordenadas angulares en el que los puntos se fijan en rela- ción al suelo. 30
  • 31. Para este observador local, el punto Z, que es la vertical del lugar de observación, es el Cenit y su opuesto, N, es el Nadir. El gran círculo de la esfera celeste H H', perpendicular al eje Cenit-Nadir (C N), es el horizonte del lugar. Si un astro se encuentra en B, las coordenadas horizon- tales que le caracterizan son: 1) Su altura, determinada por el ángulo B O b (figura adjunta), constituy~ndo O el lugar de observación. 2) Su azz'mut, determinado por el ángulo A O b sobre el horizonte, representando el gran círcu- lo Z A N la vertical de origen de las z medidas del azimut. Estas coordenadas permiten locali- zar, en un momento y lugar dados, la posición de un astro en relación al cenit y al horizonte de este lugar, conduciéndonos al estudio de un nue- vo capítulo que trata sobre la esfera local. La esfera local N Al cabo de un tiempo aproximado de 24 horas, cada astro describe una circunferencia siguiendo su declinación propia y la latitud del lugar de observación; y, sobre un círculo para- lelo al Ecuador celeste, realiza una revolución completa en tomo al eje polar. A lo largo de este movimiento, atraviesa el horizonte en dos puntos que constituyen el levantamiento y el ocaso de este _astro. El intervalo entre el levantamiento y el ocaso cons- tituye su arco diurno, y el punto más elevado de su trayecto- ria -punto que en el Sol corresponde a su posición del me- diodía- se llama la culminadón del astro. Esta culminación divide al arco diurno en dos semiarcos. El intervalo entre su levantamiento y su ocaso constituye, al mismo tiempo, su arco nocturno, igualmente en dos semiarcos, separados por el punto opuesto a la culminación; punto correspondiente en el Sol a su paso de medianoche. En un lugar de observación dado, la culminación de todos los astros de declinación posi- 31
  • 32. tiva o negativa tiene lugar a lo largo de un gran círculo, per- pendicular al horizonte, que pasa por el cenit y por los polos: el meridiano del lugar. Véase la figura presente, con sus coordenadas horizonta- les: plano del horizonte, Cenit y Nadir. Sobre esta esfera local se superpone la esfera celeste con el eje polar Norte-Sur y el Ecuador celeste Eq, y con la Eclíp- tica Ec. Puede verse igualmente un círculo paralelo al Ecua- dor que representa el movimiento diurno de un astro: abe re- presenta el arco diurno de este astro y cda su arco nocturno. El horizonte del lugar corta a este círculo en a y e: a representa el levantamiento del astro y e su ocaso; b, que se encuentra situado sobre el meridiano del lugar, muestra el punto de su culminación (meridiano superior) y d el punto opuesto (paso al meridiano inferior). N La astrología, que no tiene práctica- ,mente en cuenta más que los astros del sistema solar, consi- dera dos puntos del movimiento diurno como privilegiados: el Ascendente y el Medio Cielo. El Ascendente (AS) corresponde a la intersección de la Eclíptica con el horizonte oriental: representa el punto zodia- cal de la Eclíptica que se levanta (de ahí el término). En el punto opuesto se encuentra el Descendiente (DS): es el punto en el que se pone el Sol. El Medio Cielo (Medium Coeli) (MC) es el punto en el que el meridiano del lugar se encuentra con la Eclíptica: es el punto de la Eclíptica en el que se encuentra el Sol cuando es mediodía real en este meridiano. El mismo meridiano se encuentra con la Eclíptica en un segundo punto, diametralmente opuesto, que se llama el Fondo del Cielo (FC).1 Al igual que el cielo se encuentra dividido por la Eclíptica l. En la misma figura adjunta, nos hemos permitido colocar un pequeño círculo paralelo al Ecuador que representa el movimiento diurno de un astro y la posición fija del Zodíaco. Evidentemente, el Sol y Jos planetas que se agrupan en torno a la línea eclíptica efectúan, en su movimiento diurno, como el astro en cuestión, círculos igualmente paralelos al Ecuador. 32
  • 33. (gran círculo de base de los desplazamientos planetarios) que constituye el círculo de equipartición de los doce signos zo- diacales, la esfera focal ha sido dividida tomando al Ecuador (gran círculo de base del movimiento diurno) como círculo de equipartición de doce sectores llamados Casas. Esta par- tición en Casas consiste en una división proporcional del movimiento diurno, es decir, de los ar- cos que los astros recorren de un ángulo al otro. La medida de cada Casa es igual a la tercera parte de su semiarco y com- prende, invariablemente, un arco de Ecuador de 30°, correspondiente a 2 horas planetarias. Los astros ocupan las 12 Casas en el orden inverso a su nume- ración. La Casa XII contiene los astros durante las 2 primeras horas diurnas, la Casa XI durante las 2 siguientes, ...hasta la Casa VII para las dos últimas horas diurnas. La Casa VI contiene los astros du- rante las 2 primeras horas nocturnas y, así, hasta la Casa 1 que corresponde a las 2 últimas horas de la noche. El Ascen- diente constituye el principio (al que se llama ''punta" o "cúspide") de la Casa 1, el Medio Cielo la punta de la Casa X, el Descendiente de la Casa VII y el Fondo del Cielo la cúspide de la Casa IV. Se considera, pues, desde las Casas XII a la VII, ambas comprendidas, como a Casas diurnas y de las Casas VI a 1 como Casas nocturnas. Contadas sobre el Ecuador celeste, las Casas son iguales (30° como los signos) al Ecuador terres- tre; pero, mientras mayor sea la latitud del lugar de observa- ción, más desigual es la extensión de las Casas sobre la Eclíp- tica. Esta es la "domificación" del cielo, según, al menos, la concepción clásica de Ptolomeo y expuesta por Plácido de Tito, monje de Perugia y astrólogo del siglo XVII. Sin embar- go, existen otros sistemas de domificación, siendo los más conocidos el de Regiomontanus (el gran astrónomo Iván Mü- llcr) y Campanus, geómetra italiano del siglo XIII, habiendo éstos procedido a una división geométrica del espacio, mien- tras que el sistema de Plácido presenta un carácter horario conforme a la naturaleza del movimiento diurno. Entre estos 33
  • 34. diferentes sistemas, sólo varían' las pos1cwnes de las puntas de las Casas intercaladas, siendo la posición de los cuatro ángulos (AS, MC, DS y FC) el mismo en todos los sistemas.1 A continuación podremos ya levantar el mapa del cielo o tema astrológico. EL CALCULO DEL TEMA NATAL Este cálculo se efectúa partiendo de la fecha y la hora (re- gistrada en la partida de nacimiento; se considera el momento en que el niño da el primer grito que le confiere su autono- mía fisiológica) y el lugar de nacimiento del individuo, y utilizando una lista de las posiciones planetarias (efemérides astronómicas) y una tabla de Casas. La primera operación consiste en señalar la longitud y la latitud del lugar de nacimiento y, a continuación, en conver- tir la hora de nacimiento en tiempo local y en tiempo civil de Greenwich. El problema de la hora Si existe alguna dificultad en levantar un tema, está me- nos en el cálculo de este tema que en la solución del proble- ma horario. Conviene, pues, empezar por una serie de defini- ciones: La hora local es la hora del meridiano del lugar de naci- miento. Como esta hora local varía forzosamente según la longitud, no siendo válida más que para los países situados en esta longitud, se ha empleado en toda la extensión de un mis- mo país una hora única, llamada hora legal, pues está definida a través de una ley; esta hora es la que marcan los relojes públicos y que transmite, en Francia, el reloj parlante del Observatorio de París.* En cuanto a la hora de Greenwich, l. A quienes interese esta cuestión podrán leer con provecho: H. SELVA, La Domification ou construction du theme céleste en Astrologie, Vigot, 1917. * En. España la hora oficial es transmitida por el reloí de la Plaza del Sol en Madrid. (N. del T.) 34
  • 35. ésta corresponde a la hora del meridiano de Greenwich. Una vez aportadas estas precisiones, podemos ahora in- tentar abordar el sistema horario de Francia. Antes de la ley del 14 de marzo de 1891 no existía hora legal. Cada ciudad importante poseía la hora de su meridiano, adoptando los pueblos y ciudades pequeños de los alrededo- res esta hora. Todos los nacimientos franceses de antes del 14 de marzo de 1891 se encuentran, pues, declarados en hora local. La ley del 14 de marzo de 1891 impuso, hasta el 9 de marzo de 1911 como hora legal la hora local -tiempo me- dio-1 de París. Todos los relojes de Francia y de Argelia marcaban, entonces, "la hora de París". A partir del 9 de marzo de 1911 entró en vigor una nueva ley que adoptaba la hora del meridiano de Greenwich, siendo, pues, la hora legal la hora local de Greenwich. Todos los paí- ses de Europa Occidental se han adherido, por lo demás, en fechas distintas, a este uso horario.* Hay que añadir a todo esto la complicación del horan:o de verano** en vigor desde 1916. Durante los períodos anuales en que se aplica éste, los relojes se encuentran una hora adelanta- dos sobre la hora de Greenwich. En los nacimientos ocurridos durante el período de la hora de verarro, hay que quitar esta hora. Durante la ocupación alemana, la hora legal era la del meridiano de Europa Central; de este modo, durante los pe- ríodos de horario de verano entre 1940 y 1945, la hora en vigor estuvo adelantada dos horas respecto al meridiano de Greenwich. Hay que señalar, además, las diferencias horarias entre la zona libre y la zona ocupada de 1940 a 1942. Así. en zona 1. Por el hecho de que la duración del día solar real (paso en 24 horas del Sol por el meridiano superior de un lugar) varía ligeramente de un día a otro, los astrólo- gos han concebido un Sol ficti.ció, llamado Sol medio, cuya revolución se efectúa regularmente a través de un movimiento uniforme en un año, como el Sol real. Su ángulo horario determina el tiempo medio (el día medio es el intervalo de dos pa- sos del Sol medio por el Medio Cielo). * En Espllña se adopta la hon de Greenwich a partir de las Ohoras del 1O de enero de 1901. El meridiano deGreenwich pasa en España porHuesca. (N. del T.) ** V. "Anexo-!". 35
  • 36. ocupada, el adelanto era de 2 horas a partir del 15 de junio de 1940 (siguiendo el adelanto alemán) hasta el 2 de noviem- bre de 1942, y de 1 hora (GMT) en zona libre, manteniéndo- se el adelanto de 1 hora desde el 25 de febrero de 1940 al 4 de mayo de 1941, convirtiéndose las 23 horas (GMT), el 5 de mayo, en 1 hora legal. Entonces se pasó al régimen horario alemán (adelanto de 2 horas) para volver a la hora de invierno (adelanto de ~ hora) el 5 de octubre de 1941, convirtiéndose las 22 horas (GMT) en las 5'23 hora legal. Esta zona volvió al adelanto de 2 horas el 8 de marzo de 1942, convirtiéndose las 23 horas (GMT), el día 9, en 1 hora legal, hasta el 2 de no- viembre de 1942 en que la 1 hora (GMT) se convirtió, el día 2, en 2 horas legal, de vuelta a la hora de invierno. A partir de esta fecha, el régimen horario ha sido el mismo para las dos zonas (ver el cuadro adjunto) hasta el 16 de setiembre de 1941, convirtiéndose, el día 16, la 1 hora (GMT) en 2 horas legal manteniéndose esta hora hasta hoy día (adelanto de 1 hora). La línea de demarcación que delimitaba las doz zonas pasaba por los departamentos siguientes: Alta-Savoya, Jura, Saone-et-Loire, Allier, Cher, Loir-et-Cher, Indre-et-Loire, Vienne, Charente, Dord.ogne, Gironde, Landes y Pirineos-At- lánticos. Hay también que pensar que, hasta la guerra de 1914-1918, la hora alemana (meridiano de Europa Central) se encontraba en vigor en Alsacia y Lorena. He aquí el cuadro de las horas de verano en Francia: PRINCIPIO FIN 1916 14 junio a 23 h 1 octubre a 24 h 1917 24 " a 23 h 7 " a 24 h 1918 9 " a 23 h 6 " a 24 h 1919 1 " a 23 h · 5 " a 24h 1920 14 feb. a 23 h 25 " a 24 h 1921 14 marzo a 23 h 25 " a 24h 1922 25 " a 23 h 7 " a 24h 1923 26 mayo a 23 h 6 " a 24h 1924 29 marzo a 23 h 4 " a 24h 1925 4 abril a 23 h 3 " a 24 h 1926 17 " a 23 h 2 " a 23 h 36
  • 37. PRINCIPIO 1927 9 abril a 23 h 1928 17 " a 23 h 1929 20 " a 23 h 1930 12 " a 23 h 1931 18 " a 23 h 1932 2 " a 23 h 1933 25 marzoa 23 h 1934 7 abril a 23 h 1935 30 marzoa 23 h 1936 18 abril a 23 h 1937 3 " a 23 h 1938 26 marzoa 23 h 1939 15 abril a 23 h 1940 24 feb. a 23 h ver párrafo de abajo 1941 ver párrafo de abajo 1942 ver párrafo de abajo 2 nov. a 3 h 1943 29 marzoa 3 h 4 oct. a 3 h 1944 3 abril a 2 h 8 oct. a Oh 1945 2 abril a 2 h 16 sept. a 3 h 1946 ) sin ª .e~te cambios día La hora local FIN 1 octubre a 24 h 6 " a 24 h 5 " a 24h 4 " a 24 h 3 " a 24h 1 " a 24 h 7 " a 24 h 6 " a 24 h 5 " a 24 h 3 " a 24h 2 " a 24 h 1 " a 24 h 18 nov. a 24 h avance 1 h avance 1 h " 2 h " 1 h " 2 h " 1 h " 2 h " 1 h " 1 h La hora local debe calcularse para "domificar" el tema, es decir, para colocar las 12 Casas. Para obtener esta hora local, hay que considerar la longi- tud del lugar de nacimiento y añadir a la hora legal esta lon- gitud (contada en minutos y segundos) si la localidad de naci- miento se encuentra al Este del meridiano que determina la 37
  • 38. hora legal. Por el contrario, hay que sustraer esta longitud si la localidad se encuentra al Oeste de este meridiano.* Respecto a Francia pueden presentarse tres casos: 1) En un nacimiento de antes del 14 de marzo de 1891, al estar en uso la hora local, no hay que efectuar ninguna co- rrección: la hora natal dada es local. 2) En un nacimiento situado entre el 14 de marzo de 1891 y el 9 de marzo de 1911, siendo la hora legal en vigor la del meridiano de París, hay, pues, que efectuar la operación que se acaba de mencionar en relación a este meridiano. El mapa de la página 41 da las diferencias entre el Tiempo legal y el Tiempo local, en relación al Tiempo medio de París. Así, Brest se encuentra a 27 m 18 sal Oeste de París. En un nacimiento a las 15 h 3.0 m, la hora local es de: 15 h 30 m - 27 m 18 s = 15 h 2 m 42 s. Estrasburgo está a 21 m 44 s al Este de París. La hora legal para el mismo nacimiento es de: 15 h 30 m + 21m44s=15 h 51 m 44 s. 3) En un nacimiento situado después del 9 de marzo de 1911, siendo la hora legal en uso la misma del meridiano de Greenwich, hay que efectuar la misma operación que prece- dentemente, pero en relación a este meridiano. Así, Brest está a 17 m 57 s al Oeste de Greenwich. En un nacimiento que tenga lugar a las 9 h 20 m, la hora local es de: 9 h 20 m - 17 m 57 s = 9 h 2 m 3 s. Estrasburgo se encuentra a 31 m 05 sal Este de Greenwich; en el mismo nacimiento, la hora local es de: 9 h 20 m + 31 m 05 s = 9 h 51 m 05 s. La hora de Greenwich La hora de Greenwich debe establecerse para el cálculo de los emplazamientos de los astros, ofreciendo las tablas o efemé- rides astronómicas sus posiciones respecto a este meridiano. La conversión de la hora natal en hora de Greenwich se * Así, en España, Barcelona se encuentra a 8 m al Este de Greenwich. En un nacimiento que tenga Jugar a las 10 h 15 m P.M., la hora local es 10 h 15 m + 8 m == 10 h 23 m. Madrid se encuentra a 15 mal Oeste de Greenwich; en el mismo nacimiento, la hora local es: 10 h 15 m - 15m==10 h. (N. del T.) 38
  • 39. efectúa por medio de una operación inversa a la que permite obtener la hora local. Es decir que se añade la diferencia de longitud si el lugar se encuentra al Oeste mientras que se dis- minuye si se encuentra al Este de este meridiano.* l)Antes del 15 de marzo de 1891, bastaba con remitirse al último cuadro. Así, Burdeos está a 2 .m 50 s al Oeste de Greenwich. Esta fracción horaria hay que sumarla a la hora natal. Lyon está a 19 m 16 sal Este de Greenwich; hay, pues, que restar esta diferencia de la hora del nacimiento. 2)Del 15 de marzo de 1891al9 de marzo de i911, ·como la hora legal es la de París, situado a 9 m 21 s al Este de Greenwich, hay -en todos los nacimientos- que restar, pues, estos 9 m 21 s a la hora natal. Por tanto, se produzca el naci- miento en Brest, Burdeos, Lyon o Estrasburgo..., si se produ- ce, por ejemplo, a las 12 h 15 m, la hora de Greenwich es de: 12 h 15 m - 9 m 21s=12 h 5 m 39 s. · 3) A partfr del 9 de marzo de 1911, si no hay que quitar una hora, es decir la hora de verano, al ser la hora legal la de Greenwich, no hay que efectuar corrección alguna. En los países extranjeros No es cuestión aquí de dar los demasiado numerosos elementos horarios de todos los países del mundo.1 Nos con- tentaremos con tomar en consideración los países de lengua francesa:** BELGICA Antes del 1° de mayo de 1892, Bélgica vivía bajo el régi- men de la hma del maridiano de Bruselas, situado a 17 m 26 s * Resp_ecto li España, véase el siguiente apartado 3, excepto que en España. la hora legal de Gre¡iriwich se adopta a partir de Ohoras del 1 de enero de 1901. (N. del T.) 1 Las Ephemeridens 1890-1950 (Verlag Max S. Metz Ag. Zurich), contie- nen tablas de interpolación, las longitudes y latitudes de varios cientos de ciuda- des repartidas por el mundo, así como las cuestiones de calendario y de hora res- pecto a todos los países. Asimismo, véase Régimes horaires pour l'Europe et l'Afrique (Editions Tradi- tionelles, París). ** En la traducción a lengua castellana, añadimos la información respecto a las principales ciudades de España y Sudamérica. Véase Anexo II. (N. del T.) 39
  • 40. -25' -20' .,.15' -IO' +15' +20' +25' DIFERENCIAS ENTRE LA HORA LEGAL Y LA LOCAL CON RELACION A LA HORA MEDIA DE PARIS
  • 41. 16 12 8 o 4 8 16 20 24 2s a2m DIFERENCIAS ENTRE LA HORA LEGAL Y LA LOCAL CON RELACION A LA HORA MEDIA DE GREENWICH
  • 42. Este de Greenwich. Para obtener las horas locales y de Green- wich, hay, pues, que hacer como en la fórmula 2 de Francia, tomando no ya el meridiano de París sino el de Bruselas. A partir del 1º de mayo de 1892, al ser la hora legal la de Greenwich, basta con guiarse con la fórmula 3 de Francia. Durante la ocupación alemana de agosto de 1914 a octu- bre de 1918, el país vivió según la hora de -Europa Central (+ 1 h) y también se tuvo el horario de verano alemán (ade- lanto de 2 h) desde el 30 de abril al 1° de octubre de 1916, del 16 de abril al 17 de setiembre de 1917 y del 15 de abril al 16 de setiembre de 1918. A partir de octubre de 1918, Bél- gica volvió a la hora de Greenwich. Por otra parte, las fechas de su horario de verano son las siguientes: 1919 Del 1 de marzo 23 h al 4 de octubre 24h 1920 " 14 de febrero 23 h " 23 de octubre 24 h 1921 " 14 de marzo 23 h " 25 de octubre 24h 1922 " 25 de marzo 23 h " 7 de octubre 24h 1923 " 21 de abril 23 h " 6 de octubre 24h 1924 " 29 de marzo 23 h " 4 de octubre 24 h 1925 " 4 de abril 23 h " 3 de octubre 24h 1926 " 17 de abril 23 h " 2 de octubre 24h 1927 " 9 de abril 23 h " 1 de octubre 3h 1928 " 14 de abril 23 h " 7 de octubre 3h 1929 " 21 de abril 2h " 6 de octubre 3h 1930 " 13 de abril 2h " 5 de octubre 3h 1931 " 19 de abril 2h " 4 de octubre 3h 1932 " 17 de abril 2h " 2 de octubre 3h 1933 " 26 de marzo 2h " 8 de octubre 3h 1934 " 8 de abril 2h " 7 de octubre 3h 1935 " 31 de marzo 2h ,, 6 de octubre 2h 1936 " 19 de abril 2h " 4 de octubre 2h 1937 " 4 de abril 2h ,, 3 de octubre 2h 1938 " 27 de marzo 2h ,, 2 de octubre 2h 1939 " 16 de abril 2h ,, 18 de nov. 24h A partir del 19 de mayo de 1940, Bélgica adoptó el hora- rio de verano alemán (adelanto de 2 h) hasta el 2 de noviem- bre de 1942, en que vuelve ala horade Europa Central(+ 1 h). 42
  • 43. Este horario de verano alemán (unas 2 h) estuvo en vigor del 29 de marzo al 4 de octubre de 1943, del 3 de abril al 17 de setiembre de 1944, del 2 de abril al 16 de setiembre de 1945 y del 19 de mayo al 7 de octubre de 1946. A partir de 1947, Bélgica se adhiere a la hora de Europa Central(+ 1 h) sin ho- rario de verano. CANADA: Dada la gran extensión de este país, el sistema horario en vigor varía según las regiones. Véase a continuación los índi- ces de las provincias: DIF. HORARIA PROVINCIAS A PARTIR DEL AÑO CON GREENWICH Alberta 1906 7h Colombia Británica 8h Manitoha 6h Nueva Brunswick 1883 5h 1902 4h Tierra del Noroeste 1905 (68º -89º long) 5h 1905 (899 -103º) 6h Nueva Escocia 1902 4h Ontario bis 82º 1/2 1895 5h Islandia 1902 4h Quebec 5h Saskatchewan 1920 7h Yukon 1900 9h Para un nacimiento en Quebec, situado a 46° 48' de lati- tud Norte y a 4 h 45 m de longitud Oeste (Greenwich), hay que añadir 15 m (5 h del meridiano - 4 h 45 m) ala hora natal para obtener la hora local; y hay que añadir 5 h a la mis- ma hora natal para obtener la hora de Greenwich. Respecto a Ottawa (45° 23' Norte y 5 h 03 m Oeste), la hora local se obtiene quitando 3' y la hora de Greenwich añadiendo 5 h. Pero, además, hay que considerar el problema, infinita- mente complejo, de los sistemas horarios, extraordinariamen- te variables (que van de una hora a hora y media) de una 43
  • 44. reg10n a otra, teniendo cada ciudad su propia hora legal. Se necesitarían muchas páginas para aportar todos estos datos. Ll.JXEMBURGO Pasó de la hora local a. la de Europa Central (+ 1 h) el 1 de abril de 1892. Ha tenido horario de verano entre 1919 y 1939 y, a partir del 10 de mayo de 1940, conoce el sistema horario de ocupación, el mismo que el nuestro durante la última Guerra. A partir de entonces vive respecto a la hora de Europa Central (+1 h). SUIZA Vivió bajo el sistema de Berna hasta el 1 de junio de 1894 y, a partir de entonces, se encuentra bajo el del meridiano de Europa Central con una hora de diferencia sobre Greenwich. Antes del 1 de junio de 1894 hay, pues, que tomar como mo- delo la fórmula 2, debiéndose tomar las referencias a partir de la longitud de 29 m 44 s Este de Greenwich. A partir de esta fecha, el sistema de cálculo se basa en el uso horario. Para la hora de Greenwich, hay que llevar sistemáticamente la hora declarada a la hora precedente; y, para la hora local, basta con quitar de la hora declarada la diferencia entre la longitud del lugar y la hora del meridiano; así, Ginebra está a 24 m 32 s Este de Greenwich; hay que restar de la hora declarada (1 h - 24 m 32 s) 35 m 28 s; Zurich está a 34 m 12 s Este de Greenwich: hay que restar (1 h - 34 m 12 s) 25 m 48 s. Hay que señalar que el horario de verano de Suiza ha sido: Del 5 de mayo de 1941al6 de octubre de 1941, del 4 de mayo de 1942 al 5 de·octubre de 1942. Durañte este período, hay que quitar 1 h para volver a la hora dd meridiano de Europa Central. Una vez resueltos los problemas horarios, pasemos al le- vantamiento del tema. En primer' lugar, hay que trazar uno mismo un Zodíaco o procurarse uno ya hecho. Aconsejamos el modelo menos complicado, es decir el más claro: un círculo 44
  • 45. dividido en 12 sectores, cada uno ocupado por el símbolo gráfico del signo, trazado éste más bien en relación al punto central del círculo que en una dirección dada, pudiendo estar orientado este Zodíaco en todos los sentidos que se quiera, cada sector geográfico subdividido de gr~do en grado o, si no, de 5 en 5 grádos, de modo que los emplazamientos que se hagan en el Zodíaco puedan ser correctamente hechos. Ahora vamos a abordar las tres siguientes operaciones: domificación, posición de los planetas y trazado de los as- pectos. La Domificación En las efemérides astronómicas, en general calculadas para el mediodía, se encuentra, en una primera columna y para cada día del año, el valor del Tiempo sideral al mediodz'a medio. Este tiempo sideral corresponde a la ascensión recta del meridiano al mediodía medio. Ahora bien, debemos bus- car el Tiempo sideral (T.S.) del nacimiento (ARMC). Este es el producto de una simple suma de este tiempo sideral del día del nacimiento y de la hora local del nacimiento. En un nacimiento por la mañana se suma el T.S. del me- diodía· del mismo día a la hora local, y se añaden o quitan 12 horas, según que el T.S. de este día sea inferior o superior a 12 horas. En un nacimiento por la tarde, se suma el T.S. a la hora local del nacimiento, contado a partir del mediodía (o sea 2 horas si el nacimiento tiene lugar a 14 h; 6 si tiene lugar al8h ...). Hay que proceder a una corrección de 10 s por hora (o; sea aproximadamente de 1 minuto cada 6 horas) para trans- formar el tiempo medio en tiempo sideral. En un nacimiento a las 6 h de la mañana, se quita, pues, 1', mientras que esºte minuto se añade si el nacimiento tiene lugar a las 18 h. Efecti- vamente, se señalará, que el tiempo sideral avanza, aproxima- damente, a 4' por día y esta progresión hay que contarla a medida que los nacimientos se suceden durante el día. Tomemos un ejemplo: el nacimiento del general Charles De Gaulle, en Lille, el 22 de noviembre de 1890 a las 4 h, se- gún la partida de nacimiento. 45
  • 46. Lille: Longitud 12 m 15 s Este - Latitud 50° 38 'Norte. En 1890, al ser la hora en vigor la hora local, no hay que efectuar ninguna corrección para obtener ésta: Abriendo la página de las Efemérides alemanas de noviem- bre de 1890 (ver página 49), constatamos, mirando frente a la cifra 22 de la primera columna, que es la de los días del mes, que el Tiempo sideral al mediodía de este día, dado en la columna siguiente, es de 16 h 5 m 42 s. El Tiempo sideral del nacimiento es, pues: 16 h 5 m 42 s +4 h - 12 h - 1 m = 8h4m42s.l Una vez en posesión de este Tiempo sideral del nacimiento, se abre una Tabla de Casas en la 13ágina 47 que trae las posi- ciones de las Casas para la latitud del lugar de nacimiento o para la latitud más cercana. Basta con dirigirse a la columna correspondiente al Tiempo sideral natal para encontrar las posiciones buscadas. En el caso que estudiamos, estando Lille.a 50° 38' de lati- tud Norte, he aquí un extracto de las Tablas de Raphael que permite ver "en directo" la operación que conviene ~fectuar (se trata de una domificación sistema Plácido; que es la que utilizaremos en todos nuestros temas): Tomamos la página en la que la latitud se acerca más a 50° 38'. Es la de las posiciones para 50° 5'. En cada uno de los apartados que componen la página, la primera columna concierne al Tiempo sideral. Basta con tomar las posiciones que se encuentran en relación con el nacimiento. Para el T.S. de 8 h 4 m 42 s (abajo de la tabla a la izquierda), no hay más que registrar las posiciones que corresponden a 8 h 4 m 35 s. Entonces leemos, siguiendo cada columna, qué la cús- pide de la Casa X (MC) está a 29º de Cáncer, la Casa XI a 3° de Virgo, la XII a 1° de Libra. A continuación, el Ascen- dente, cúspide de la I, cae a 22º 18' {y algo más, pues el T.S. natal se encuentra un poco por encima del T.S. utilizado en la Tabla), la II a 19° de Escorpio y la III a 22° de Sagitario. Zo- díaco en mano, se orienta éste de forma que el MC se encuen- l. En razón de 10" por hora, deberíamos restar 10" por!'! h (12 - 4 h) o sea l' 20" en lugar de l '. Pero estas precisiones son inútiles ya que el minuto mismo de nacimiento es algo muy poco seguro en la declaración de nacimiento. 46
  • 47. TABLES OF BOUSES FOB. PJLAGUE, /.dl'11tW rH f/ N. r14-1110inllllAeeen 1 s s1aerea1111~1Aeeen¡~ stdmial~l! nu~- • sTime. ITlll a oz¡¡ n "» Time. " o '!D n 111>,,,. Time. a~ Q "' 1 111.a.1---..- - - - - ______ . _ __ •· K. •· ·of º º • , º º •· •· •· • º • • , º º •· •· .... • • • • , •• o o ·e ol &31 35 28 12 ! l 61 S7 o16 15 •2 4 28 3 61 15 ~ 11< o 67 !8 28 O S ~ 1 ll !2:10 8 13 8 1 65 'J:1 11017 10 :t:I 629 S 55 26 1 8 11 7 '2 ZU7 . o 1 210 3328 M 13 ' 1 40 l• 2 !11s 17 s a~ s w 36 s ll 12 1 za1~• O 11 3lli3U7 M 1' 6 :t 3 8 8121017 "6 l 4 8 '8 31013 O U l~ o 1' o .L~e!8 l~16 o a o 6ll '13 111 1s :za 7 2 ' e u11~ 11 6811211 O 18 21 ~lf(21J8 lllfl~ 8 ll 10 611 ~l~illl 81 ~·2 '13 ª3 ~1~1~10 '2 ~11o 22 2 6 1~2G !11 8!:11 7 . s u 4i 1621 10 '° o 3 ' 15 lSli 11 'J:1 l O 26 42 7 1 27 OQ13 l7 8 1 18 87 7 l 21 %0. 20 1 4 ' l!O 71 1 11 U 1 O 211 %3 17 28 O 113 IG O 2 D 31 8 l !311 10 l 1 4 U 65 8 16 1711 18 I º· ll3 18 1 33 18 10 2 llO 26 18 ~l 62 11 6 ' 29' l ul 1811 "' ' ::~~~mu~1:~;~10¡~~ : : ~1!~:¡;~g ~~3~ ~ : ~ ~'2~~~~11::r~ nO " 8 l 11 ll S M 21 13 1 38 18 12 31 26 23 68 1 O ' '1 60 1 111 18 l 8 7 O 4'7 IU 2 11 1'21113 1 43 10 !3 22127 H IUO el 411 l 1 20 118 '7 i 8 O 61 321l 23 3 t 6' • 14 1 46 6 1 23127 Z6 23 16 11 t IO 1 21 17 88 10 11 o65 1~:5·~ ~ 11 3"l'IDu 1 60 -~11sl2:1ll!lll2ª ~10,11 , " ~1¡·23j1ª 20 1 1!!1ºO 68 117iC 25 li C !ú :<t.10 2 H 7 16 ~4 :!ll 2G '8 17 13 ' 1111 1 18 22 2"'111 812 11 l 140171• O 65,2<11~17 2 68. 7 li ~¡;Ju~7 l!O 1713 6 3 2ü 17 Zll2519 62 Ulll 1 8 23118 rT 'I 7 M !6 18 3 1 ll lb 26 >l 28 13 18 14 1 7 l~ 24 2&j20 19 H 13 1 10 nu 28 7 a l6¡Z 18 s o olt 27 128 ID 11 ' J:a u1 ;u¡ ~'O 21 1616 H 1 13 6~.1:!1 IZI ID. 8 ~27,19 s 10 12120%812129 so 2016 1 18 ~112'1 ~,i7,21 u.u161 17 as 21 u P o ~!7 20 8 a 16 21 20 a o.,.uln!11 6 20 21 i7 :rs ~1 68;10• 1 .10 l 21 ~ 22 l 1 1 10 17,·28 21 S 18 JV 22 '• 4 l G~¡J8 6 26 92% ~ ~ :!8 461717 1 16 23 2 11 lO 67 20•22 8 22 23 23 1 6 1 40 22;111 6 211 80 23 :!11 O) H 11111818 1 211 6 ::ii 811 u sesol2s a 20 20,~ ·2 &1 : 33 :zo 1ss112.J Q 121 11.111111 1 n Sti :~ u211a ~sli. a ao sua a el s 17 2' 1 21 • 8ll 111~ l uu ~z<uo1 ae 1r... uu1 1111 1 2' 1 u •1 20 • 1 ' l zu2 11 •1 8'1.0 1 1 2 211 u1~ 21 140 U i 81~13 UI ll ll8 411~7 6 B 6 6U623 1 60 IS~ U7 "'' 11 1 '4 ~ t! 7 15 lt 20 S 2G S O 67 28 8 D 6 Z8 t7 U 6 61 17 :!! 4 4 21 2UI 16''8:111°116 l Z7 lH,7 6:1117 O O 132726 16618 1 1211 l !328 1 61 17 ii: 11 11 62 21i 1 6l 16 :10 8101 O 6i :!til26 O O O; 1 1 :IO =2j H lldenalf¡u 12Alcen¡S Bldenall~1111 "'-,.1 Sideral fºl¡;·hcea~1~'lime. ~ Q 1111 o 11 i'ime. •t 'll .o. o 11 t '.l'ime. llJi a. 11 1 --- _,___ --- ----•• •• le • O • et / O • •• lfe ... O e O O ~ / O O •• •• 8. U O O O / O O a o o < • o 02 2• a e'" • 4 228 a lo 111a o 2 H l u i 8 ' 12 1 7 : O '7 2 26 1 l» 61 l 1 1 23 '7 11 :13 10 11 11 1 1 1' H 8 8 e¡ Z 1 1 l U 28 1 17 8 l C a:U. 82 21 H lll 11 u Z7 16 16 a 1a 6 a 1 1 2 21 n '!.1 11 z1 n : 7 421 u1 ni" " " " , l,,.,"""'o11 %1! ' " e a 82 28 • 26 1u j 1 6 211 6U :!3 tu lll l!:I :1;; O:.!G 11 117116 1Zl 611 ~lili 166~'11,Zií 1Zll m·U~28 '3!:HZ7 lo »7 ~ 6tiau17 ~·l¡¡::¡oe:zs 1 11 u t 42lz11 I 1 88 31 o111 727 znus 10 lll 8 1 7 "lila =¡¡11121 a so ao nn:s 1 ~"' 1 e 11 a; 7 11 e 21 u %6 zo 10 H M 7 11 1 111 u11 za O U ~1 13 1 8 lG 1 1 1 '1 61 8 lX 11 :18 6' XO ·11 111 ad !'; t i t lll "3 :ID :lll 13~11 Cl 1 '1 2 . . . . &lll llll ll<~'f 1 1uu ... 11~ 330 HU• 11 6:1 31~0¡l&U 1 ~ ~ ' 1 "' 611 l( 14 111 O•t¡l~I 1 lo 60 1 l( 1~ l¡:Zl +ft 18176li!ll JI 8 81141 lllMUIHl l 110 .. 1:11111 631CUI1 e 62 1i 1i11~1i; o 11 • • 17 IUZ i~ ~! 1 f/1 t ' 111 ... !':1!13 ~u ~123 •1 18 3: -~'1~!7 10 7 1 l U 1117 I• 1 6 lQ 6' ""' la UI :91 6 ~4 6 '1 o61•1'.4!19Ji11 10 li 11 • 11 u 17 11 3 12 l o 11 l 1 1'1 33 d6 26 6 7 6 : lb.:l 11 ll ~l~ 8 1 11 : 11111~ 1 ~ 1 7 l1 ' • lil~ 7~ ~~21 G'1 11 lG 2li21 121 '!!l 8 9 t 11 1 IG 16 6 87 1 7 U 8 1 1 18 8126 O27 1 7 111 17; :1118 11 10 11 l7 l 'ª 1 1t ' u 11 11 1 17 0!!6 :l3 () f lll llS ;¡.¡·l2i 11 60 1 11 1 11 t 1 1 IG O Z 1 1 ll 11 IU l 810 11 7 D ti iii ~ i21 Jt ~11111 O ll6 6 l U 17 O 4 6 10 U 19 ~ 11118107 7 · 10 7 211 .. •:u:; ~111 11~1i1a !I 211 1~=~~· 7 llll t u l1 a 91•11 1111 l~7vr~l7 ID 11 :11 ti 2 18 17 12 lt 11 13 1 1t 1 8 8 7 I~ 11 11 tllll U :!8 1"1 l 7 • 1 125 11 17 2 181• 11 17 2U 11 6f 7 18 11 IU 8if:I: lzl 12~ 7 i l8 7 • ¡z¡¡. u l'1 ' 1 10 o ,1 ll3 :l:U6 ~ u 31 '1• Jl " lb(:I: ~ 13 :!O 116 f • ~ 14~ d1~ ~:11617 U 6oi 1 H~.2!_!~~.!_6 1.1~,!!~ 4~. T7f 1'11'11.1·28111 ldlr.j18 11411 UX62¡:.!~•11> CoUlllG ll oU ~:!r.:Ult 1 U 18 7 U l :!11 !O '!G 111 O t.;J l :!U ~'lo :.!3 11 3G 11 17 11 U lU ~ ~H6 1 &• 617 7 llU:n 2211i·o 401~211 o 611 G: i7~J;.¡.1!1~ 1011!1~ 11 ~:• ··~;;.¡6111: au 1111 11 O 2o21 8'1 ti 10 Ot:::lliL'=•1~ G71:,1u 116~ ..··• ::Gli ~ 11 7~ • ' ¡ l 11 18 1022 111 'a;¡1111 l :!LllJ 3• 1;1 ;.¡,. 11 60 :u e =n• :t ·~ i a 8 8 4 1:!021 )!!..112'!.111 ¿u lb,ll ~I 1~ O U:tslll ~~¿~
  • 48. tre arriba de la figura y el AS a la izquierda, y se sitúan unas tras otras las demás cúspides de estas seis Casas. Se obtienen las otras seis Casas situándolas en posición a las precedentes: Cúspide de IV {F.) a 29º de Capricornio, cúspide de V a 3° de Piscis, cúspide de VI a 1° de Aries, ...hasta la cúspide de IX a 22º de Géminis. Y obtenemos la figura siguiente: · !1 fíe Las posiciones planetarias Se recomienda resaltar, con trazos largos y gruesos, los s;uatro ángulos, AS y MC principalmente. Por el con- trario, hay que contentarse con un punto o .un trazo corto para fijar la posición de las Casas intermedias, acompañadas del grado de posición de la cúspide y del nº de la Casa en cifras ro- manas; esto si se quiere ob- tener un horóscopo claro y legible.1 Una vez acabada la domificación, abandonamos la Tabla de Casas para volver a las Efemérides. En efecto, habiendo situado las 12 Casas en el Zodíaco, hay que colocar ahora los planetas. En las tablas corrientes, las posiciones planetarias están dadas para todos los días al mediodía del tiempo medio de Greenwich {algunas veces a las O horas). Así, pues, es res- l. La domificación respecto a un lugar de latitud Sur se obtiene aumentan- do en 12 h el T.S. obtenido. A continuación se acude a la tabla de Casas de latitud Norte para hallar las cúspides de las Casas para la hora sideral encontrada, y se toma como cúspides de las Casas del tema las longitudes opuestas a las encontra- das en la tabla. Así, pongamos al General De Gaulle nacido a 50º de latitud Sur. Partimos de un T.S. de B h 4 m + 12 h = 20 h 4 m. Para este T.S. se obtiene: MC 29º Capri- cornio, XI 23º Acuario, XII 20 Aries, AS 29º Tauro, 11 22º Géminis y III 10º Cáncer. Ello da como resultado: MC 29º Cáncer, XI 23º Leo, XII 2º Libra, AS 29º Escorpio, 11 22º Sagitario y III 10º Capricornio. 48
  • 49. pecto a la hora de Greenwich como debe efectuarse el cálculo de las posiciones natales. Respecto a nuestro nacimiento en Lille el 22 de noviembre de 1890 a las 4 horas, las operacio- nes deben hacerse en base a 3 h 42 m. He aquí la página para noviembre de 1890 de Die Duts- che Ephemeride (Otto Wilhelm Barth, Verlag München): Como puede verse, cada astro del sistema solar posee su columna de cifras que sitúan su posición en longitud cada día del mes al mediodía. Si el nacimiento tiene lugar al mediodía de Greenwich, basta con tomar todas las. posiciones de los astros de ese día. Sin embargo, se impone un cálculo elemen- tal si éste se produce a otra hora: a menos de utilizar una ta- bla de interpolación, se procede a una regla de tres, tomando las posiciones del mediodía que preceden a las del mediodía que sigue al nacimiento; la diferencia entre estas dos posicio- nes constituye el movimiento cotidiano, el "paso" del astro. La operación consiste en sumar a la posición del mediodía , ,..... 0.11111 . ' .1r• .._ .._ ..._ •...""! 1 u"!' ,...,z --o 1 •n H tl fJ'AIO 14'"8 f•IO •11s 1111"'11 JtUUS e1 1 • S lf 11 14 M t 17 17 ' lf U 1lfl 1 lli : : : : 'i :: :: ! =: :! :: 4: : ~ - -1 ~ ~: : ::--:: i--i! ~ }: : -r-:: • ~: ~= :::: '!::; r:::: ~¡1: :: •O ~ M • UI 11 t 1 1 t l2 11 11 11 ID • 10 S 53 n !S 15 H 6 14 1 U 11 11 14 T TI ~ ¡¡--~ ial• lii -.-. 1"91i ¡¡--¡¡ 12 s 60 28 30 11 U 1 11 • P 11 G 17 10 :~ ~ : : :; :: Dt :: : .~ !:"~ : :¡U 5 " 18 61 11 i7 1 H 1 16 lt 17 U 1 í6 ~ ¡¡--¡¡ ia-ií .--a 7Tt ie-ii a-.. 17 ;j 4J JI ti 11 ~ ~ ll 1 J UI U ta 11 11 :, 4iP 18 11 11 49 1 ID 1 47 11' 11 ft M 19 i1 11 21 M 11 6t1 1 • 1 11 19 Q • • 20 • • • 1111167.1910 !$11 ... o.... lT TU ill í8' e~ ¡o-,u ¡;·-te -ra :; : ~ : :!: : ; 'i :~ ;: :; .: : :: :: ~ :=!! ~= :: ; ~: :: ~~ :! ~: : :H J"i9 ¡¡¡-¡¡ ilfli ·y-;¡ 1i ¡¡ 11U Ti:' r7 ~ l.i 19 11 11 11 7 4.1 IS llG 16 U 11 1 :l8 ~ ·~ n h 11 16 ' 06 11 IO ¡¡ n 11 S• tu , 11 • • 11 • • 1 11 •:. l& ti .. • 10 .to• 1111 ll 1 1117 lllt 1111 tl • • • • • • • • • • • • j 1 11• nu1 1111 nea 1•11 tllT 11U11 4lllDIOI 1• 11 IUllltll 1 a 11 ll 411 1 r. •o o1111 1111 e 101 ti ll lit IOrf 110 1711 tDll ta J.!! 1 M IO ti t ·1t ~ IT O 1 l7 • 11 .•T 1,. 1ií iifl ili 11- .e orn ¡¡-¡¡ 1111 111IT11171 .... tlO U• 1111 a D 1 M 11 tT 1 '11 • 11 O M 11 to H 11 ••••• 11t1un11aa'71 • ...,., ............. 49
  • 50. que precede el avance del astro desde este mediodía hasta el momento del nacimiento; y, si nosotros llamamos a esta dis- tancia horaria "diferencia del nacimiento", tenemos la siguien- te ecuación: · Paso del astro x diferencia del nacimiento 24 horas Volvamos a nuestro ejemplo: El 22 de noviembre de 1890, a las 3 h 48 m. Tenemos que tomar las posiciones del 21 y del 22. La diferencia del nacimiento es, del 21 al medio- día al 22 a 3 h 48 m, de 15 h 48 m. Posición del Sol: el 22 al mediodía el 21 al mediodía Paso 30° 10' '34" 29° 9' 56" 1° O' 38" Sabiendo que el Sol recorre 1° O' 38" en 24 h, efectúa 2' 32" en 1 h; tenemos pues la siguiente posición: Posición del 21 al mediodía : 29° 9' 56" Avance en 15 h 37' 54" Avance en 48 m 2' Sol natal 24° 49' 50" Escorpio Posición de la Luna: Paso diario: 14° 2' Posición del 21 al mediodía : 25° 3' Piscis Avance en 15 h 8º 46' Avance en 48 m 27' Luna Natal 34° 16' O sea 40 16' Aries Este cálculo se hace a vista de ojo a partir de Marte o, al menos, de Júpiter, al no avanzar estos planetas más que algu- nos minutos. Por lo demás, puede contentarse uno con una posición aproximada, redondeada al grado, lo que dispensa de 50
  • 51. todo cálculo, salvo respecto a la Luna que se desplaza rápida- mente; sin embargo, es preferible la precisión, y necesaria si se hacen las Direcciones (ver dicho Capítulo). ~ucede, a veces, que los planetas retroceden en lugar de avanzar en el Zodíaco; así, el 13 de noviembre de 1890, Ve- nus se encuentra estacionan'a y adopta una marcha retrógrada para ir de 18°26'a18° 06' de Sagitario entre el 21 al medio- día y el 22 al mediodía; en este caso, se acompaña al símbolo planetario de la letra R. En el tema que establecemos, registramos las posiciones siguientes: Mercurio a 2º 39' Sagitario Venus a 18° 13' Sagitario R', Marte a 11º 28' Acuario, Júpiter a 6º 53' Acuario, Saturno a 16° OS' Virgo, Urano a 29° 03' Libra, Neptuno a 50 34' Géminis R. Otra tabla nos dice que Plutón, el último planeta descu- bierto, se encuentra a 6° 58' de Géminis R. Es costumbre, también, señalar el eje de los nodos de la Luna (aunque su "influencia" constituya, todavía, una inte- · rrogación). El nodo lunar norte o ascendiente figura abajo y a la derecha de la página de 1-as efemérides: el 22 de noviem- bre, está a 15° 18' de Gémi- nis. El nodo lunar sur o des- cendiente se encuentra en el punto opuesto, a 15° 18' de Sagitario. Esta línea de los nodos lunares marca los dos puntos de intersección de la Eclíptica (órbita solar) y de la órbita lunar. Cuando una luna nueva (conjunción Sol- Luna) se produce en proximi- dad de los nodos lunares, hay 51
  • 52. un eclipse de Sol; hay un eclipse de Luna cuando una Luna- llena (oposición Sol-Luna) se produce cerca de estos nodos. Una vez calculadas todas las posiciones, no hay más que situar el planeta trazando una línea sobre el punto zodiacal correspondiente a su posición, y anotando el símbolo del as- tro junto con la cifra de su longitud. .Casas y planetas ya están situados; no queda más que tra- zar los aspectos. Los aspectos La astrología no cuenta solamente los planetas en sus po- siciones por signo y Casa, sino que registra también las interac- ciones de estos planetas entre sí y con el Ascendente y el Medio Cielo. Se llaman precisamente aspectos a ciertas distancias an- gulares especiales, contándose su longitud sobre la Eclíptica, cuando éstas se dan entre dos planetas o un planeta y un ángulo. 52 He aquí la lista de aspectos: · DISTANCIA NOMBRE Conjunción Semi-sexilºº30° 45° 60° 90° 120° 135° 150° 180° Semi-cuadratura Séxtil Cuadratura Trígono Sesqui-cuadratura Quincucio Oposl.ción ~= 075 .:?f "15 o / oX ~ ~ /~/º ,.---l!J--15 -,,,V óoY~-~~- P_ o~ . ~~~ 25- 'd~'~q·:~Gtót SIMBOLOS 6 '::J. L *o !:::. [:¡) 7 cP
  • 53. Todos estos aspectos no poseen un valor igual. En primer lugar, existen los más importantes, los aspectos mayores; és- • tos son, por orden de importancia decreciente: La conjunción, la oposición, el trígono, la cuadratura y el sextil. Los otros, llamados menores, no poseen más que un valor secundario, pero sin carecer por ello de importancia. No deben ser nunca olvidados cuando van en pareja; así, cuando dos planetas for- man una cuadratura, si un tercero se encuentra equidistante de los dos primeros, forma con ellos dos semicuadraturas o dos sesquicuadraturas; o también, cuando hay dos planetas en oposición, un tercero puede hacer simultáneamente una semicuadratura con uno y una sesquicuadratura con el otro. Algunos aspectos son armónicos (trígono, sextil, semisex- til). A éstos se les traza en el horóscopo con una línea seguida o una línea azul; los otros son disonantes (oposición, cuadra- tura, semicuadratura y sesquicuadratura); se señalan por me- dio de puntitos o con trazo rojo. Existe otra categoría de aspectos que deriva del alejamien- to del astro respecto al plano del Ecuador. Estos aspectos en declinación son de dos clases: los antiscios, simetría de un punto de la Eclíptica respecto al eje de los solsticios (0° Cán- cer -Oº Capricornio) y los contraantiscios, simetría respecto al eje de los equinoccios (0° Aries-Oº Libra). Así, un astr<;> a 15° de Géminis y otro a 15° de Cáncer forman un antiscio; al igual que un astro a 25° de Leo y otro a 5° de Escorpión (35° a una parte y otra de 0° de Libra) forman un contran- tfscz'o. Además, dos astros se encuentran en paralelo cuando poseen la misma declinación: describen el mismo arco como consecuencia del movimiento diurno. El contraparalelo es el aspecto formado por dos astros de la misma declinación pero de signos contrarios: los arcos diurnos de uno son iguales a los arcos nocturnos del otro y viceversa. Antiscios y paralelos son equivalentes a la conjunción; contraantiscios y contrapa- ralelos, equivalentes a la oposición. Esta segunda categoría de aspectos, enseñada por la tradición, es poco utilizada en nues- tros días; sin embargo en las investigaciones hay que tenerla en consideración. Con un poco de práctica, los aspectos se leen a simple . vista; la conjunción y la oposición se ven inmediatamente y se 53
  • 54. perciben bastante deprisa los demás aspectos que forman po- lígonos dentro del círculo: el triángulo, el cuadrado, el hexá- gono. Finalmente se acepta una cierta extensión del aspecto sobre varios grados. Esta zona de influencia que precede y sigue a la distancia teórica del aspecto constituye su orbe. Su valor no se encuentra determinado de una forma absoluta, pues es difícil determinar con 2r precisión el límite a partir del ~· cual el , aspecto se rompe. En ~cgs"34' términos generales, aconsejamos personalmente los orbes siguien- tes: 10º para la conjunción 90 para la oposición llº para el trígono 6° para la cuadratura 4o para el sextil 20 para los aspectos menores y 1o parii el paralelo de declinación Volviendo a nuestro tema de ejemplo, vemos, en primer lugar, las cuatro conjunciones: Urano-Ascendente (7° de orbe), Sol-Mercurio (3°), Marte-Júpiter (5°) y Neptuno-Plu- tón (1°); luego las oposiciones formadas por el Sol por una parte y Mercurio por otra con Neptuno y Plutón respectiva- mente. Los trígonos: Sol-MC, Luna-MC, Mercurio~MC, Luna- Sol, Luna-Mercurio. Júpiter/Marte-Neptuno/Plutón. Las cua- draturas Venus-Saturno y Urano-MC. Los sextiles Luna-Nep- tuno/Plutón, Luna-Júpiter y Mercurio-Júpiter. Finalmente, las semicuadraturas Saturno-MC y Saturno-Urano. La representación del tema Existen diferentes modos de reproducir el tema. Los anti- guos adoptaron el sistema en cuadrado, como testimonía este tema de Richelieu, levantado por Morin, en el que el cielo está representado dentro del marco terrestre de las 12 Casas 54
  • 55. de fom1a triangular. Los astrólogos ingleses han conservado esta fórmula que consiste en repartir los elementos celestes en los casilleros fijos e iguales de las 12 Casas, dentro de una representación circular. El mapa adjunto de la rezºna Isabel JI de Inglaterra es un ejemplo de ella. MAPA DE RICHELIEU TRAZADO POR MORIN MAPA DE ISABEL 11 DE INGLATERRA Finalmente, la fórmula que ha prevalecido es la que parte del círculo zodiacal en el que se inscriben todas las p,osicio- nes. Pero existen algunas variantes, unos ponen el Zodíaco por fuera y por dentro la situación de los planetas y de las Casas, lo que concuerda con -la realidad astronómica; y otros -como nosotros- preferimos colocar en el exterior del círcu- lo zodiacal todas las posiciones, con el fin de poder confron- tarlas más cómodamente por dentro, a través del trazado de los aspectos, que contribuye mucho a la representación ·sinté- tica deseada. El renovador de la astrología de principios de este siglo, Paul Choisnard, ha lanzado la fórmula del tema invariable- mente orientado con el punto vernal a la izquierda, lo que da por resultado el que el AS y el MC vayan en todos sentidos. Si este procedimiento es el más apropiado para efectuar com- paraciones de temas y estadísticas, desfigura, sin embargo, la figura original y específica de un tema natal, el cual debe ser 55
  • 56. colocado "de pie" (con el meridiano haciá ia vertical y el horizonte hacia la horizontal, el AS a la izquierda y el MC arriba) si se quiere dar el máximo de condiciones para desci- frarlo bien. La representación esquemática del tema que utilizamos es suficiente para nuestro uso. Queda por decir que los antiguos daban una representación matemática exacta utilizando el astrolabio. Esta fórmula ha sido retomada por D. Néroman con el Domígrafo que da una figuración gráfica del tema, tal como se encuentra presentado aquí el del general De Gaulle. Este gráfico, hecho por Jean du Sourel, es una proyección DOl'llGRAPHE-CAF 51~ 56
  • 57. estereográfica de la esfera celeste proyectada desde el polo del Ecuador. Se compone esencialmente de dos partes: la pro- yección de la Eclíptica y de los signos (en puntitos} y la del sistema de Casas {aquí para la latitud de 51° Norte}. El movi- miento diurno se realiza por la rotación de la franja eclíptica sobre la franja de las Casas. Su realizador considera que cada planeta situado en longitud y en latitud envía once reflejos situados de 30° en 30° de longitud y en latitud en el pfano definido por la Tierra y el vector velocidad del planeta.1 l. D. NEROMAN, Traité d'Astrologie rationnelle, Edit. sous le Ciel, París, 1943. 57
  • 58.
  • 59. II. VERIFICACIONES Y PRUEBAS Acabamos de tener unas nociones de cosmografía y sabe- mos lo que es el mapa astral. Hasta ahora, no hay reparos. El "problema" de la astrología se plantea a partir del momento en que queremos interpretar este mapa astral que representa el nacimiento de un individuo. Inmediatamente un cierto reparo nos detiene: antes de lanzarse a la enseñanza de todo un conocimiento oficialmente rechazado, es indispensable fundamentar nuestra pretensión sobre la interpretación en cuestión: ¿Qué crédito hay que acordar a ésta y qué prueba objetiva la astrología puede pre- sentar en su favor? Si uno se limita a dar oídos a las "opiniones autorizadas" no tendríamos más que volver la hoja sobre la vanidad de nuestra empresa. Tres juicios bastarían para dicha prueba: 1) La Astronomzsche Gesellschaft (una de las principales sociedades astronómicas del mundo) tras su congreso de Bonn en 1949 declara: "En nuestros días, lo que se titula Astrología, Cosmobiología, etcétera; no es más que una mez- cla dé superstición, charlatanismo y comercio". 2) M. Marce! Boll que, después de haber citado las in- fluencias solares y lunares clásicas, concluye perentoriamen- te: "No existen otras influencias".1 3) Y Paul Couderc, ca-director del Observatorio de Pa- rís: "...Se ha dado el nombre de Marte a un guijarro y se le considera a continuación como autor de guerras, así como que confiere una naturaleza marcial a sus individuos. Pero, si el guijarro se llama]úpiter, da una naturalezajovial, etcétera..." l. L'Occultisme devant la Science, P.U.F. 59
  • 60. (...) "Concluyamos: el balance de la astrología científica es igual a cero."1 Esta conclusión, el eminente astrónomo la justificaba así: "La astrología que se llama científica ¿propone leyes verifica- bles? Y los científicos ¿pueden verificarlas? Desde hace tiem- po, una Comisión científica permanente, fundada por laAso- ciaci"ón Amerfrana de Sociedades Científicas, se encarga de estudiar las leyes astrológicas que le proponen. Hasta ahora los resultados han sido por completo negativos: ninguna de las influencias alegadas por los astrólogos llamados serios se verifica". Un juicio de este tipo no puede emitirse más que a partir de la constatación, positiva o negativa, de una corresponden- cia entre un determinado indicio celeste y un determinado hecho humano, correspondencia cuyo criterio es el de una "ley de relación": una diferencia de frecuencias, leyimperso- nal y reproducible, sin hipótesis preconcebida. Se trata de saber si tal configuración, correspondiente a tal tendencia hu- mana, se encuentra más frecuentemente en los cielos de naci- miento de aquéllos que poseen esta tendencia en común que en los cielos de nacimiento de las demás personas. La verifica- ción de este "hecho astrológi_co" se funda, pues, en su princi- pio, sobre el cálculo de probabilidades basado en estadísticas bien hechas, caracterizadas por la imparcialidad en la elección, la homogeneidad de casos y la multiplicidad en el número. Hasta 1955, fuera de algunos ensayos imperfectos e in- completos efectuados por algunos astrólogos, entre ellos Paul Choisnard, el renovador de la astrología a principios de siglo, no existía ninguna obra de verificación general y sistemática. Pero, durante este año, un joven investigador publicaba un primer balance estadístico impresionante. En su Influence des Astres; Etude critzºque et expérzºmentale (Editions du Dau- phin), Michel Gauquelin presentaba, en una primera parte, una serie de resultados negativos respecto a las tesis astrológi- cas, poseyendo, sin embargo, el original de la obra una segun- da parte con resultados impresionantes. Con una crítica no menos hostil que los Boll y Couderc, J. L 'Astrologie, Que sais-je? 1951. 60
  • 61. el autor expresaba en su Introducción: "Reconozcámoslo: estábamos sinceramente persuadidos de que este libro no ex- pondría más que la crítica a la doctrina astrológica contenida en la primera parte de la obra. Pero, a lo largo de nuestros trabajos, nos hemos encontrado en presencia de resultados tan importantes que el rigor científico nos ha obligado a pro- . seguir y extender las experiencias en este sentido". Algunos años antes se acababa de fundar -con la participación de Couderc y Boll- una comisión científica europea, análoga a la comisión americana citada.anteriormente: El Comz"té Belga para la Investigación científica de losfenómenos consz'dera- dos paranormales. M. Gauquelin transmitió, pues, dichos re- sultados, tan insólitos, a posteriori a los interesados, con el fin de someterlos al control prometido en principio. No reci- biría ninguna respuesta de Couderc, hostigado en varias oca- siones, a pesar de ser el primer interesado por su reputación de crítico oficial de la astrología. De Boll, por el contrario, recibiría una larga carta aunque corta de ideas, que se resu- mía en sustancia en un: "Usted ha encontrado una susodicha influencia de Júpiter en los diputados franceses; encontrará una susodicha influen- cia de Saturno en los diputados belgas, una susodicha influen- cia de Marte en-los diputados alemanes... Y sacará deduccio- nes invocando el 'temperamento nacional'. Finalmente, la respuesta más bonita le llegó directamente del 'Comité Bel- ga...' del 'especialista de la Casa', Sylvain Arend, astrónomo del Observatorio de Bruselas: 'Los astrónomos han estudiado el problema a prz'ori; para ellos, los destinos humanos depen- den de factores humanos y no astrales'. Reacciones tan nega- tivas como éstas, que atrasan la evolución del conocimiento, explican por qué la verdad no ha brillado aún sobre la astro- logía; pero éstas no podrán impedir que la luz se haga." Un rechazo tan sistemático1 no podía más que incitar a Gauquelin -cuya posición se encuentra actualmente a medio l. La única crítica positiva a este trabajo procedió de Jean Porte, adminis- trador del Instituto Nacional de Estadística y agregado del C.N.R.S. El no 4 de La Tour Saint-Jacques consagrado a Ja Astrología publicó Ja polémica. Esta fecunda discusión ha permitido a Gauquelin disipar toda duda sobre el manejo complejo de Jos métodos estadísticos, de forma que han sido tomadas todas las precaucio- nes necesarias en este terreno. 61
  • 62. camino entre los adversarios y los partidarios de la astrono- mía- a ir más lejos. Habiendo prácticamente agotado los diccionarios biográficos de médicos, militares, deportistas... franceses, emprendió estadísticas similares en aquellos países europeos en los que el acceso a los registros civiles le era po- sible, llegando a reunir i25.000 fechas de nacimiento! El resul- tado de este sondeo nos lo ha ofrecido en su nueva obra Les Hommes et les Astres; col. "La Tour Saint-Jacques", edit. Denoel. Los siguientes gráficos reproducen la repartición de l~s planetas en el movimiento diurno: a) Posición de Marte en la casa de 3.142 militares (mariscales generales, almirantes, oficiales)'. Culminación c) Posición de júpiter en la casa de 993 políticos Qefes de Estado, ministros, diputados). 62 Culminación b) Posición de Saturno en la casa de .3.3~5 sabios (académi- cos de c1enc1as y de medicina). Culminación 100 100 d) Posición de Marte en la casa de 1.845 campeones deportivos.
  • 63. e) Posición de Júpiter en la casa de 1.2 70 actores (vedetes). Lo que asombra en todas estas estadísticas es la anómala concentración de planetas en torno a los cuatro ángulos de la domificación, particularmente en torno al Ascendente y Me- dio Cielo. Desde el punto de vista del cálculo de probabilida- des, estas concentraciones superan 5 veces la distancia proba- ble, teniendo en cuenta, naturalmente, las reparticiones irre- gulares resultantes de las irregularidades astronómicas y de- mográficas. Ya no puede decirse que un resultado tal pueda deberse al azar. ~ Gauquelin formula sobre ello precisamente una primera constatación general: "Existe una relación cierta entre las posiciones de los astros del sistema solar en el momento del nacimiento y una determinada actividad de la vida huma- na".1 Primera constatación de un hecho astrológico; ihecho "absurdo" -según definición del racionalismo crítico- ya que concierne a una "influencia" de planetas! Para nosotros, astrólogos, estos resultados estadísticos confirman los fundamentos mismos de la astrología, o al me- nos dos de las más importantes bases de este conocimiento: 1) El valor de los puntos privilegiados de la domificación. Desde la antigüedad, ha sido admitido que los planetas po- seen una influencia mayor cuando pasan por los ángulos del cielo y, especialmente, cuando dichos astros pasan por el Ascendente (levantamiento) y el Medio Cz"elo (culminación). Ahora, veamos las conclusiones mismas de Gauquelin: Este ha visto manifestarse "las di~tancias más improbables l. L 'injluence des Astres, p. 207. 63
  • 64. en los mismos sectores del Cielo, correspondiendo a zonas astronómicamente privilegiadas (levantamiento, culminación del planeta y puntos opuestos)". Y sobre este punto, "grupos parecidos han dado resultados parecidos, grupos opuestos, re- sultados opuestos" (los deportistas, sean franceses, belgas, alemanes o italianos... se encuentran marcados por el paso de Marte, los diputados por el de Júpiter y la Luna, los científi- cos por el de Saturno...). Por otra parte, "dentro de los grupos, los resultados varían en función del valor de los indi- viduos que los componen" (así, Marte surge más claramente en los ángulos en los campeones deportivos que en los depor- tistas de segundo orden, Júpiter en los Jefes de Estado y mi- nistros que en los simples y oscuros diputados...). Y Gauque- lin presenta como un hecho científicamente cierto: "Cuando un planeta (por lo menos Marte, Júpiter, Saturno) arrastrado por el movimiento diurno pasa en su levantamiento, culmina- ción y oposición por estos dos puntos, ejerce una influencia tal que existe una relación entre sus posiciones concretas y el nacimiento de ciertos individuos de características bien deter- minadas".1 2) El valor simbólico de los planetas. La tradición astro- lógica considera que cada planeta posee una gama especial de tendencias, es decir un simbolismo que le es propio y que determina propiedades psicológicas concretas y, en conse- cuencia, tendencias en la vida. Ahora bien, ¿no es a una constatación de este tipo a la que llega Gauquelin? Marte presenta una posición privilegiada en los militares, los deportistas y médicos; Júpiter en los di- putados, actores y Uefes) militares; Saturno en los científicos y sacerdotes. Frente a estos resultados estadísticos, he aquí, resumido, el simbolismo de estos tres planetas en una de las mejores obras clásicas de astrología (a la que nos referiremos a lo lar- go de este tratado), la de Morin de Villefranch (siglo XVII): Astrología Gallz"ca MDCLXI (traducción de Selva, 1902, p. 210-211): l. Op. cit. a continuación, p. 209. 64
  • 65. CARGOS Y PROFESIONES SATURNO. En buen estado celeste: En general los cien- tíficos e investigadores, teólogos, filósofos, matemáticos, tesoreros, escultores, arquitectos, ingenieros de minas. En estado celeste mediocre: agricultores(...), monjes, ermitaños, etcétera. JUPITER. En buen estado celeste: Dirigentes políticos, estadistas, gobernadores de provincia, consejeros, presidentes, cancilleres, diplomáticos, políticos, magistrados, prefectos, al- caldes. Grandes dignatarios de la Iglesia: Papas, cardenales, arzobispos y obispos, abades, generales de órdenes religiosas. Dignatarios de la Corte. MARTE. En buen estado celeste: Guerreros, cazadores, abogados, médicos, fundidores. Y, para completar la clasificación de este mismo planeta, no siendo el deporte en el siglo XVII una función social, veamos lo que dice uno de los manuales al uso, Ce que disent les Astres de J. G. Verdier (Edit. Stock, 1940): MARTE (p. 50): Energía, combatividad, impulso, constitución atlética, la policía, el ejército... el deporte, la cirugía, la medicina. En presencia de estos textos clásicos ¿podían haberse ob- tenido mejores conclusiones que las que el mismo Gauquelin ha llegado a extraer de sus resultados estadísticos? MARTE: Energía, lucha, actividad concreta (deportistas, militares y médicos). JUPITER: El gusto por la representación, el espíritu diri- gido hacia el aspecto exterior y público de las cosas1 (actores, diputados, militares2 ). l. En Jupiter et Saturne, publicación del Centre Intemational d'Astrologie (1951), hemos mostrado hasta qué punto Júpiter es introvertido y Saturno extro- vertido. 2. Júpiter se une a Marte en la medida en que son jefes. 65