2. Salí a por un gato, cogí el primero
que vi por mi calle y me lo llevé a
casa.
3. Luego lo encerré en un cuarto
oscuro para que al soltarlo la luz
lo
desorientase.
4. Al cabo de un día, lo saqué a un
patio interior que tengo, para que
no
pudiese escapar y estuvo
correteando por el patio un buen
rato.
5. Como veía que iba para largo, le
empecé a clavar unas agujas de
coser en
el lomo... a ver si las heridas
conseguían pausarlo.
6. El caso es que sí, se empezó a
cansar, está claro que esas
heridas y la
pérdida de sangre cansan a
cualquiera...
7. Así que antes de que muriera y
cuando vi que su agonía era la
justa como para no enterarse de
quién
estaba cerca, cogí un hierro
afilado y ¡¡¡zassss!!! lo atravesé.
8. Seguramente le destrocé el hígado
y los pulmones porque murió
ahogado en
su propio vómito de sangre.
9. Finalmente le corté las orejas y el
rabo y ahora lo estoy arrastrando
atado a una cuerda hasta el
basurero de la esquina.
10. ¡¡¡Me siento muy orgulloso de mi
trabajo, me divertí muchísimo!!!
11. Antes de nada lee lo siguiente:
Si cambias GATO por TORO, en
vez de un hijo de puta maltratador
de
animales sin sentimientos ni
escrúpulos, ¿qué sería?, ¿un
maestro?, ¿me
sacarías a hombros como un
héroe?
12. Nuestro país dedica al año 564
millones DE NUESTROS
IMPUESTOS para pagar esta
tortura y otras similares.
13. Si esto te mueve, infórmate y
quéjate, puedes hacerlo con la
ayuda de páginas como
www.stopourshame.com
o www.antitauromaquia.com
14. Si el toreo es arte, el
canibalismo es
gastronomía...
No llamemos arte a la
tortura.