libro para colorear de Peppa pig, ideal para educación inicial
Memoria formaciones (Curso 2010-11)
1. MEMORIA DE
FORMACIONES
VEGETALES DEL GLOBO
Realizada por:
Agoney Lorenzo Gómez
Yaiza Mora Hernández
William Hernández Ramos Formaciones Vegetales del Globo. 4º de Geografía
2. 0.- Índice 0
1.- Características generales del paisaje vegetal 1
1.1.- Introducción y metodología 1
1.1.1.- Introducción 1
1.1.2.- Metodología 2
1.2.- Objetivos e hipótesis 4
1.2.1.- Objetivos 4
1.2.2.- Hipótesis 4
2.- Factores condicionantes de las formaciones vegetales 5
2.1.- Factor clima como agente natural de primer orden 5
2.2.- El sustrato, responsable de las discontinuidades vegetales 6
2.3.- Vulcanismo como modificador del paisaje y como recurso antrópico 7
2.4.- Factor antrópico, paisaje actual como herencia humana 7
3.- Principales formaciones vegetales y especies minoritarias 9
3.1.- Pinar 9
3.2.- Sotobosque 9
4.- Cartografía 11
4.1.- Mapa general de la zona 11
4.2.- Mapa de pinos antiguos y recientes 12
4.3.- Mapa de discontinuidades espaciales 12
4.4.- Mapa de 1910 13
4.4.1.- Explicación 13
4.4.2.- Argumentación 14
5.- Conclusión 20
5.1.- Argumentación 20
6.2.- Cronología y dinámica del paisaje 20
6.3.- Síntesis 22
6.- Bibliografía, recursos electrónicos y agradecimientos 22
6.1.-Bibliografía y recursos electrónicos 22
6.2.- Agradecimientos 23
3. Memoria de Formaciones vegetales del globo
1.- CARACTERISTICAS GENERALES DEL PAISAJE VEGETAL
1.1.- Introducción y metodología
1.1.1.- Introducción
La salida de campo realizada el pasado 5 de noviembre nos llevó desde la
Universidad de La Laguna hasta la Reserva Natural Especial del Chinyero, situada al
oeste de la Isla de Tenerife, en la dorsal de Abeque. Esta dorsal se caracteriza por ser un
entramado de volcanes que unen el macizo volcánico antiguo de Teno con el edificio
central Teide-Pico Viejo. Precisamente en la dorsal de Abeque y más concretamente en
el volcán Chinyero, se produjo la última erupción en Tenerife, en el año 1909, junto a la
erupción su histórica de Montaña Reventada, paisajes por los que tuvimos que discurrir.
Foto1. Erupción del volcán Chinyero en 1909
Esta dorsal es un paisaje predominantemente volcánico jalonado de una gran
masa forestal. Sin embargo lo que más destaca a mayor altura es la presencia física de
los restos de las erupciones que han salpicado esta zona de la Isla de Tenerife, hoy día
la más activa volcánicamente hablando. Es uno de los ámbitos donde se da mayor
número de volcanes monogénicas basálticos formando un sistema poligénico. En la tesis
de Javier Dóniz Páez “Volcanes basálticos monogénicas de Tenerife” se hace un
recuento de estas estructuras de toda la Isla y se enumeran gran parte de los que se
sitúan en la dorsal Abeque-Bilma tales como Montaña de Las Maretas, Montaña del
Estrecho, Montaña Aguda, Montaña Boca Cangrejo, Montaña Abejera, Montaña Guirres,
Montaña de Las Cuevitas, Montaña Abeque, entre otras muchas.
Figura 1. Campo de volcanes de la dorsal Abeque-Bilma. Fuente: www.Idecan.org
1
4. Memoria de Formaciones vegetales del globo
Este campo de volcanes sigue una directriz principal de Canarias que ordenan el
supuesto caos de la localización de los volcanes, es decir, una dirección noroeste-
sureste y noreste-suroeste, en este caso, la directriz del campo de volcanes de Abeque-
Bilma es la noroeste-sureste como bien muestra la siguiente imagen.
Figura 2. Directrices de la dorsal Abeque-Bilma. Fuente: Tésis Volcanes basálticos monogénicas de Tenerife de Javier
Dóniz Páez
1.1.2.- Metodología
La salida de campo así como el análisis e investigación de la zona se basa en la
realización de un recorrido que comienza en el km 14,5 aproximadamente de la carretera
TF-38 – Boca Tauce-Chío que abarca el área comprendida entre las coladas históricas y
subhistóricas de Chinyero y Montaña Reventada, las cuales se sitúan detrás de la masa
forestal y que más adelante caracterizaremos. “In situ”, la metodología consistió en un
recorrido pedagógico cuyo objeto se basó en la observación desde una perspectiva
deductiva del paisaje vegetal y de los elementos que podrían incidir sobre la disposición
del mismo, acumulando información y datos acerca de los rasgos principales del entorno
vegetal. En este proceso contamos con el apoyo instructivo de la profesora en la
identificación y explicación de los hechos observados. Aunque nuestro recorrido
transcurrió dentro de la Reserva Natural Especial del Chinyero, la investigación y
observación anduvo en áreas alejadas de dicho cono volcánico. Ello lo podemos
constatar en la representación que se aprecia en la figura 3 que adjuntamos a
continuación. Nuestro ámbito de actuación se situó entre la masa forestal anexa a la
pista que parte de la carretera TF-38 hasta las coladas históricas y subhistóricas de
Chinyero y Montaña Reventada, respectivamente. Así pues, el trayecto comenzó en
dicha pista, la cual abandonaríamos antes de llegar al citado volcán, para realizar una
travesía a “pico macho” en dirección suroeste hacia La Montaña del Trigo (1909), hoy
rebautizada como Montaña del Centeno.
Volcán
Chinyero
Montaña del Centeno o
de la Cebada
Figura 3. Vista de la zona objeto de estudio. En rojo la ruta que realizamos el pasado 5 de noviembre. Fuente: Google Earth. Elaboración
propia (W.H.).
2
5. Memoria de Formaciones vegetales del globo
Dejando de lado el trabajo de campo, para la elaboración de esta memoria
hemos utilizado diversos recursos, desde fotos antiguas sacadas de Internet o libros,
pasando por páginas webs específicas como las del Gobierno de Canarias (IDECAN,
Grafcan). Otras herramientas como Google Maps nos han dado una visión espacial del
territorio, observándolo a diversas escalas. También contamos con mapas del Instituto
Geográfico Nacional y para la elaboración del mapa histórico de hace un siglo recurrimos
a ortofotos de los años 60, y sobre todo partimos de un compendio de hipótesis.
Punto y aparte en esta memoria, como decíamos, ha sido la elaboración del
mapa hipotético de los 100 años para demostrar que existe un legado cultural dentro de
la actual Reserva Natural donde se estiman los valores naturales y geológicos sobre los
culturales que había entonces. Para realizar el mapa hemos partido de dos bases, los
mapas del IDECAN del año 1964, fotos de la erupción del Chinyero y por otra parte el
mapa “Plano de la erupción volcánica del Chinyero” de Antonio Ponte y Cólogan
rescatado por el historiador Juan Tous Melián. De este último historiador también
buscamos mapas del siglo XIX en el libro “Tenerife a través de su cartografía”.
Sin embargo lo que ha tenido especial importancia ha sido la información oral,
las fotografías de hace más de cien años, los documentos institucionales y las revistas.
En esos libros, como en el de Lucas Fernández Navarro “Erupción volcánica del
Chinyero” o las revistas del Chinyero que publica el área de Cultura del Excelentísimo
Ayuntamiento de Santiago del Teide, en el que se pueden recoger testimonios orales de
la erupción del volcán monogénico en el que se puede inferir y deducir el uso que se
daba en esta zona así como la vegetación existente.
Figura 4. Grabado hecho por Antonio Ponte y Cólogan rescatado por Juan Tous Melián. En detalle hemos hecho un zoom sobre
parte de nuestro ámbito de estudio. Fuente: Área de Cultura del Ayuntamiento de Santiago del Teide. Elaboración Propia (W.H.)
3
6. Memoria de Formaciones vegetales del globo
1.2.- Objetivos e hipótesis
1.2.1.- Objetivos
Nos centramos en varios objetivos. En primer lugar en el reconocimiento del
mosaico vegetal, es decir, en identificar aquellas especies más representativas del
entorno, reconociendo las formaciones vegetales principales que articulan la distribución
del paisaje vegetal. Por otro lado centramos nuestra atención en la caracterización de las
especies vegetales observadas, así como los tipos de composición florística, sus
fisonomías y la distinción y delimitación de las comunidades vegetales que hay en el
territorio, teniendo en cuenta la escala a la que nos aproximamos en la salida de campo.
Asimismo debemos distinguir el mosaico vegetal con sus diferentes componentes, tanto
en su disposición espacial como desde una perspectiva historicista, planteando su
evolución.
En último lugar, y desde una óptica más general, destacamos como objetivo la
iniciación al trabajo de campo en el estudio de la vegetación desde nuestro enfoque
geográfico y a una gran escala, teniendo en cuenta la complejidad hallada debido a los
continuos cambios espaciales se que nos presentan en el territorio. No debemos obviar
los condicionantes que injieren o controlan las discontinuidades vegetales que se dan en
el espacio analizado.
1.2.2.- Hipótesis
Las primeras cuestiones que nos planteamos, obviamente tienen que ver con la
vegetación, deseando resolver primeramente las variables primordiales que inciden en la
distribución de la vegetación -cuáles y en qué medida influye en el mosaico vegetal- .
Para ello apelamos a la observación de dicho mosaico para establecer su tipología.
¿Cuál es o ha sido la dinámica vegetal de esta área? Nos planteamos a lo largo del
recorrido si existen o no discontinuidades y el por qué, es decir, si las manchas de pinar
son más o menos densas, si todos los pinos encontrados son o no de la misma
generación con el fin de argumentar coherentemente la situación que hallemos.
Asimismo nos planteamos cuestiones relacionadas por los matices locales de vegetación
y cómo se presenta el sustrato en el que se asientan las diferentes formaciones
vegetales de la zona. Teniendo en cuenta la altitud acusada del lugar, llegando a
alcanzar casi los 1.500 metros de altitud, inquirimos en un interrogante: ¿Qué tipo de
sotobosque nos encontramos?
En otro sentido, aspiramos a ir más allá de lo meramente natural y establecimos
una serie de cuestiones familiarizadas con el factor humano y el papel que éste ha
efectuado en el pasado y en el presente, volviendo nuevamente a un enfoque diacrónico
en nuestro análisis hipotético. Asimismo disertaremos sobre la protección del territorio y
sus políticas de conservación, embarcándonos en cuestiones que atañen al paisaje
actual sin perder la referencia histórica del mismo. En este sentido, ¿Es un paisaje
olvidado? ¿Qué protegemos, sólo lo que concierne a lo estrictamente natural o también
los valores culturales? ¿Qué papel han jugado los volcanes en el aprovechamiento del
ser humano en un territorio oficialmente tiene la catalogación de Reserva Natural
Especial?
A todas estas hipótesis daremos luz a continuación, sin diluirnos únicamente en
la descripción de los condicionantes que inciden en la disposición del mosaico vegetal.
Con esta memoria deseamos ir más allá de la frialdad de la observación y descripción del
paisaje, para inmiscuirnos intensamente en un análisis más profundo y diacrónico de la
4
7. Memoria de Formaciones vegetales del globo
evolución de un paisaje “natural” como el analizado, y no sólo desde una perspectiva
vegetal, sino teniendo en cuenta otros factores que son o han sido actores principales de
la conformación del paisaje, y cómo éste ha sido capaz de otorgar recursos para el
desarrollo de actividades antrópicas.
2.- FACTORES CONDICIONANTES DE LAS FORMACIONES
VEGETALES
Nuestro método de análisis va a cimentarse en lo factores físicos o naturales así
como en los condicionantes humanos. Con respecto a los primeros hay que destacar
variables como las condiciones climáticas, la altitud, los suelos, la orografía, etc. Por otro
lado la actividad humana también ha tenido un protagonismo notorio en la conformación
del paisaje actual, destacando los usos del suelo, las actividades relacionadas con la
reforestación y también las políticas de conservación y protección que se han
desarrollado sobre nuestro ámbito de estudio. Sobre esta base interactiva de variables
naturales y antrópicas desplegaremos nuestro análisis, sin disipar la perspectiva
diacrónica, es decir, teniendo siguiendo la evolución histórica del conjunto de actividades
y factores que injieren sobre dicho espacio.
2.1.- Factor clima como agente natural de primer orden.
Dentro del análisis de formaciones vegetales es sin duda el clima el factor más
incidente sobre el paisaje. El resto de factores incurren indirectamente a través del clima,
es decir, la altitud, la vertiente, la orografía, la localización latitudinal, actúan y alteran las
condiciones climáticas, y son éstas las que permiten o no la formación de unas u otras
especies vegetales. Únicamente las condiciones edáficas logran alcanzar un grado de
independencia respecto al clima, agregando matices y rasgos de génesis geológica,
aunque por descontado, también posee una elevada filiación del entorno biótico y las
condiciones climáticas.
El entorno del Chinyero está situado a una altitud media de 1470 metros, con
carácter panorámico y en una planicie orientada hacia la vertiente noroeste de la Isla,
cuya pendiente es muy escasa, con un 86% de la superficie menor del 30%. Posee un
cierto componente continental, pues no le afecta en demasía la principal masa de aire
que existe en Canarias, el régimen de Alisios, debido a su elevada altitud y a una
orografía poco accidentada, la cual no permite el estancamiento de nubes y un aporte de
humedad más substancial. La altitud pues, repercute en una acusada oscilación térmica,
seleccionando aún más la capacidad de desarrollo de las especies vegetales.
Tras consultar datos del régimen térmico de la zona se puede concluir que la
distribución espacial de las temperaturas es bastante homogénea, con unas medias de
12 ºC a una altitud de 1500 metros, con gran oscilación térmica anual y diaria. A nivel
más local hay que hacer hincapié en la variabilidad de las temperaturas con respecto a
las condiciones litológicas de la superficie, siendo más elevadas en las áreas de coladas
oscuras, donde la radiación solar es más incidente, ya que el color negro absorbe más el
calor (albedo). Sin embargo, en los depósitos pumíticos más claros, el calentamiento
será menor. En este sentido, se explican las discontinuidades de las manchas de
vegetación que se reflejan sobre el terreno, siguiendo las condiciones litológicas más
favorables, las cuales desglosaremos posteriormente. Habrá que considerar también el
microclima existente en las zonas cubiertas por la propia vegetación, muy distinto de las
zonas más expuestas, habiendo en éstas últimas un régimen más atenuado.
5
8. Memoria de Formaciones vegetales del globo
En cuanto a las precipitaciones, los valores medios varían de acuerdo con la
orientación de cada sector del entorno del Chinyero, con unas medias anuales de 400
mm en las zonas de sotavento. Este estrés ambiental, unido a la altitud, la orografía del
paisaje y las condiciones litológicas restringen la población vegetal a formaciones con
una importante capacidad de adaptación y resistencia. En este sentido el pinar es la
formación vegetal más predominante, existiendo sotobosque, aunque su diversidad es
escasa y nada de representativa del paisaje en los niveles de análisis que pulsamos.
Dichos rasgos paisajísticos descartan la aparición de otras unidades de vegetación que
se desarrollan en otros espacios de la Isla, como los bosques de lauráceas o Monteverde
de Anaga o Teno.
2.2.- El sustrato, responsable de las discontinuidades vegetales.
El sustrato es otro factor clave para la explicación de las formaciones vegetales y
para establecer la escasa biodiversidad del paisaje vegetal. Estamos sobre un terreno
donde predominan las coladas de lava, tanto las históricas como las subhistóricas, con la
presencia de coladas que ya se encuentran en un punto de transformación lo
suficientemente grande como para que se desarrolle la vida vegetal.
Foto 2. Sustrato y pinar de la Reserva Natural del Chinyero. Yaiza Mora Hernández
Dentro de nuestro ámbito destacamos el área de Montaña Cebada, siendo un
territorio más o menos llano, de suelos poco fértiles, en la que predominan las coladas de
lava aa y algunas pahoehoe. La acumulación de finos está allí donde la acción y erosión
fruto de las aguas ha propiciado una evolución del suelo y que por tanto exista una
mayor riqueza florística. Eso se ve sobre todo en la vertiente situada Nornoroeste, en la
fachada que se sitúa hacia Santiago del Teide.
La alternancia de coladas volcánicas recientes con otras más antiguas marca las
discontinuidades espaciales de la vegetación, de modo que allí donde confluyen las
coladas de Montaña Reventada, Chinyero o Boca Cangrejo, entre otras, hacen que
existan interrupciones en el mosaico vegetal, ya que esos suelos sobre coladas recientes
no están lo suficientemente alteradas como para que exista colonización vegetal ni tan
siquiera primicolonizadores, pues al sustrato pobre y sin finos hay que añadirle el rigor
térmico propio de esta altitud.
6
9. Memoria de Formaciones vegetales del globo
Sin embargo allí donde el sustrato está más o menos evolucionado se desarrolla
el pinar, en este caso repoblado, y donde el sotobosque, muy pobre -propio de zona de
cumbre por encima del mar de nubes- puede establecerse de forma puntual. La
existencia de un material más transformado y más fino es producto también de a la
acción antrópica, la cual propició incluso la extinción de plantaciones agrícolas. En este
sentido retomamos el carácter ambivalente del sustrato, por un lado rocoso, poco
evolucionado y pobre donde puede existir un pino mayoritariamente repoblado, y por
otro, un suelo trabajado por la acción erosiva de las aguas y el trabajo antrópico de cara
a la utilización agraria y ganadera (forraje).
2.3.- Vulcanismo como modificador del paisaje y como recurso antrópico.
El espacio analizado tiene desde el punto de vista geológico un gran interés,
dado que en ella se encuentra el conjunto volcánico histórico y subhistórico de mayor
importancia de Tenerife. Se trata de la dorsal de Abeque, con numerosos edificios
monogénicos que siguen una directriz Noreste-Suroeste. Así, siguiendo esta línea, de
naturaleza fundamentalmente basáltica se produce una gran concentración de conos
volcánicos, algunos de ellos recientes. Destaca asimismo la presencia de materiales de
proyección aérea junto con series estratigráficas más antiguas, en contacto éstas con
coladas que han conformado malpaíses de formación más reciente, como el Chinyero,
que se remonta a principios del siglo XX. De ahí la presencia de discontinuidades en el
mosaico paisajístico, marcando sin duda la distribución de las formaciones vegetales
predominantes, en este caso, de los pinares esencialmente.
No conviene perder de vista otras erupciones como la de Garachico, Montaña
Reventada o Boca cangrejo que junto a la erupción de las Narices del Teide da una
impronta predominante de un paisaje en el que predominan las formas volcánicas
recientes, no un paisaje de erosión. Esto hace que desde el punto de vista edáfico sean
suelos pobres en los que como mucho están comenzando a ser colonizados por líquenes
o musgos allí donde la humedad es suficiente como para comenzar a transformar las
coladas de lava aa, las predominantes sin perder de vista las pahoehoe que se
encuentran, por ejemplo, en el punto de inicio de la erupción de las Narices del Teide.
Sólo allí donde ha habido intervención humana ha logrado salvar el obstáculo del
vulcanismo reciente. El desarrollo de actividades agrarias y ganaderas de antaño o las
repoblaciones de pinares, así como la intercalación de suelos de diferente antigüedad y
morfología, han impulsado la aparición de suelos más desarrollados.
El paisaje volcánico y sus consecuentes rasgos ambientales es el que domina en
esta zona, sin embargo existe un anacronismo entre la herencia de esa actividad
volcánica del pasado reciente y de las actividades más contemporáneas que coexisten
en un paisaje en el que se puede hacer perfectamente un análisis geográfico regional
con una cronología que ya expondremos al final de esta memoria para demostrar como
el volcanismo es otro factor que concatenado con otros, expresa una importancia capital,
al igual que el clima, en las intermitencias de la vegetación, tanto del bosque como sobre
todo del sotobosque.
2.4.- Factor antrópico, paisaje actual como herencia humana
Sin duda nuestro ámbito de estudio ha estado marcado por un claro acento
antrópico a lo largo del siglo pasado. Aunque esto no es lo que se ve a simple vista al
entrar en la Reserva Natural Especial del Chinyero, en nuestra observación hemos
7
10. Memoria de Formaciones vegetales del globo
apreciado huellas del pasado que reflejan las actividades humanas -agrícolas y
ganaderas concretamente- que se desarrollaron a principios del siglo XX. Restos de
muros que parcelaban las extensiones agrícolas, así como elementos para la labor del
campo como por ejemplo una era para procesar el cereal. Tales indicios pueden
escaparse, como hemos dicho, ante la percepción común, pero con la agudeza de
nuestro apoyo docente, logramos apreciar esos “paisajes olvidados” de un pasado de
actividad humana, y por un instante extrapolarnos a las condiciones en las cuales los
antiguos pobladores de la zona lograban subsistir, aprovechando los recursos que el
medio y el volcán habían ofrecido.
Desde una perspectiva diacrónica, teniendo en cuenta la evolución del paisaje en
el último siglo y retomando el papel significativo del hombre en su disposición y rasgos
más representativos, hay que destacar varios aspectos en cuanto a la distribución de las
unidades de vegetación. El hecho más evidente son los procesos de reforestación a los
que ha sido sometido dicho espacio, los cuales ocupan prácticamente la totalidad del
mosaico vegetal, existiendo manchas de vegetación “naturales” muy puntuales y poco
representativas en general. Es necesario hacer hincapié en los usos del suelo acaecidos
en el último siglo, reflejadas a través de las huellas sobre el terreno de antiguas
actividades agrarias citadas anteriormente. Las relaciones socio-económicas de antaño
pudieron influir en la ocupación de estos espacios para el aprovechamiento de sus
recursos por algunos sectores de la población. Esos paisajes olvidados que se fusionan
entre los pinares nacidos de la reforestación nos reflejan una realidad que predominó
hace tiempo y que se aleja del paisaje que nos podemos encontrar hoy en día.
Por tanto, la evolución del paisaje ha estado marcada por una notoria presencia
de lo “humano”, e incluso en la actualidad se nos presentan formas de actuación o
intervención sobre él como son las figuras de protección y conservación, las cuales de
una manera “intangible” injieren sobre el espacio observado y repercuten en su
disposición, induciendo la evolución del paisaje a un modelo predeterminado y
restringiendo el desarrollo de actividades ajenas a la propia dinámica natural del medio.
Foto 3. Testimonio del pasado cultura, una era. Yaiza Mora Hernández
8
11. Memoria de Formaciones vegetales del globo
3.- PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES Y ESPECIES
MINORITARIAS
3.1.- Pinar
El pinar es la principal formación vegetal que se da cita la zona que es objeto de
estudio. El pino canario (Pinus canariensis) copa todo el paisaje que vimos a nuestro
alrededor con ciertos matices que veremos más adelante en esta memoria. Las
discontinuidades, como ya hemos dicho están marcadas por diversos factores. No
obstante, en el mosaico vegetal que tuvimos delante de nosotros pudimos comprobar los
matices y las diferencias del pinar, pasando desde un pinar más fino, pequeño y
agrupado (fruto de las repoblaciones), hasta un pinar con copa alta, tronco hueso y más
disperso (pino natural o antiguo). Este pinar actual a estas cotas es fruto de un proceso
que se explicará en su debido contexto más adelante.
Pino Canario – Pinus canariensis
Foto 4. El paisaje del pinar, tanto el joven (en sus flancos), como el viejo (el del centro de la imagen). Yaiza Mora
Hernández
3.2.- Sotobosque
Debido a los cambios de pendiente, orientación, sustrato y los demás factores
explicados antes, existe en la zona un sotobosque algo cambiante, que en líneas
generales es homogéneo, pero con ciertas particularidades a una escala muy concreta.
En la mayoría de los casos, en la zona casi llana aledaña a Montaña Centeno, el
sotobosque es muy pobre, prácticamente nulo salvo la excepción de la comunidad de
líquenes (talófitos), producto de una colonización con características climáticas muy
puntuales. Estos líquenes aparecen adosados a las formaciones rocosas sin llegar a
hacer paisaje por si solas.
9
12. Memoria de Formaciones vegetales del globo
Foto 5. Imagen representativa de la pobreza del sotobosque en algunas zonas. Yaiza Mora Hernández
Sobre todo al este de la zona es donde encontramos más diferencias en el
sotobosque gracias a la aparición de especies como el corazoncillo (Lotus
campulocladus), el poleo de monte (Bystropogon canariensis), la fistulera (Scrophularia
glabrata) e incluso en codeo de cumbre (Adenocarpus viscosus). Junto a estas especies
puede a aparecer ejemplares de rosalito de cumbre (Pterocephalus lasiospermus). Por
separado y haciendo un paisaje por si mismo encontramos restos quemados de
escobones (Chamaecytisus proliferus) y tanto en estribaciones como en la propia
Montaña Centeno, puede aparecer un mosaico de todas las anteriores a la que se le
suma la Malpica (Carlina xerantemoides). A continuación daremos explicación de de las
características de cada una de estas plantas que conforman el sotobosque de la zona.
- Líquenes (talófitos) síntoma de colonización, coloración terrosa de la colada.
- Corazoncillo (Lotus campulocladus). Planta herbácea perenne de la familia de
las leguminosas, tallo con base leñosa, hojas estrechas lanceoladas y flores en racimo
de 3 a 6 flores. Es una especie frecuente, incluso abundante en las cumbres, de 1.500 a
3.000 m, pero puede vivir en ocasiones hasta los 500 m, aunque variando de largo el
tallo y el tamaño de las hojas. Es un endemismo canario, común en los pinares
descubiertos, y campos de lava de las Cañadas. Tiene una coloración muy vivaz cuando
florece en la primavera, si es abundante monopoliza el paisaje del sotobosque con una
coloración amarilla.
- Poleo de monte (Bystropogon canariensis). Endemismo canario, sus flores se
disponen en verticilastros glomerulares y el cáliz de las flores posee dientes cortos.
-Fistulera (Scrophularia glabrata Escofluraia). Es un endemismo de las zonas
altas de Tenerife y La Palma. Se trata de una planta arbustiva, que se diferencia del resto
de especies del género en las islas por sus tallos subglabros, sus hojas enteras y por sus
10
13. Memoria de Formaciones vegetales del globo
inflorescencias, que poseen ramas axilares y flores con corola pequeña, de color rojo
oscuro a morado. Las cápsulas son ovoides.
- Codeso de cumbre (Adenocarpus viscosus). Es otro endemismo canario, sus
flores poseen un cáliz con glándulas y el pétalo estandarte es subglabro. Las legumbres
también poseen papilas glandulares.
- Rosalito de cumbre (Pterocephalus lasiospermus). Pertenece al grupo de
especies arbustivas, diferenciándose del resto de especies por las inflorescencias, que
generalmente poseen una sola flor de color rosa pálido. Es una especie endémica de
Tenerife, característica de la zona subalpina de Las Cañadas del Teide, donde por si sola
hace paisaje junto con sus sempiternas compañeras de fatigas, la retama y la hierba
pajonera.
- Malpica (Carlina xerantemoides). Planta con aspecto de cardo, de hasta 50 cm,
muy ramificado. Las hojas son lineares, enteras, algodonosas por ambas caras y con
largas espinas en los bordes, mecanismo adaptativo frente a la intensa insolación. Las
flores, de color amarillo, están agrupadas en inflorescencias con largos pedúnculos. Su
nombre vulgar se debe a la presencia de brácteas espinosas. Especie xerófila propia de
los pedregales y rocas de la región subalpina de las Cañadas, sobre piedra pómez y
lava. Es un endemismo tinerfeño.
- Escobones (Chamaecytisus proliferus). Es un endemismo canario, arbusto con
hojas trifoliadas, con foliolos con bordes enteros, lanceolados y grandes y flores de color
blanco. Se conoce también como “ tagasaste". Planta muy apreciada en el pasado y que
en la actualidad vive duras condiciones debido a los recientes incendios que la han
dejado muy mermada.
4.- CARTOGRAFÍA
4.1.- Mapa general de la zona
A continuación vemos una panorámica del entorno donde se circunscribe la zona
que hemos estudiado. Está dentro de la Reserva Natural Especial del Chinyero y como
observamos en la foto, nuestro ámbito es el límite sureste de la mencionada reserva.
Mapa 1. Ortofotos con la Reserva del Chinyero (izda) y la zona que hemos estudiado (dcha). Fuente: IDECAN. Elaboración
propia. Yaiza Mora Hernández.
11
14. Memoria de Formaciones vegetales del globo
4.2.- Mapa de pinos antiguos y recientes
En este mapa se refleja la existencia de pinos a los que denominaremos
“antiguos” (de más de 40 años) y pinos “recientes” (de menos de 40 años). Hemos
propuesto esta clasificación ya que nuestro análisis se desarrolla bajo una visión
comparativa sobre la cartografía actual y la ortofoto de 1964 (Grafcan). Para la
realización de este mapa se ha superpuesto la ortofoto de 1964 a la actual y se ha
representado los pinos más antiguos y los que no aparecen en la ortofoto de 1964 pero
ya aparecen en la ortofoto actual. Los pinos “antiguos” aparecen en el mapa
representado con un color verde claro, y los pinos “recientes” aparecen representados
con un color verde más oscuro. Podemos observar que los pinos más recientes se sitúan
en/y alrededor de una colada.
Mapa 2. Comparación de los pinos viejos con los pinos jóvenes. Fuente: IDECAN. Elaboración propia: Yaiza Mora
4.3.- Mapa de discontinuidades espaciales
El mapa de discontinuidad espacial se ha constituido a partir de la superposición
del mapa geológico y el mapa de vegetación de la zona analizada. Podemos observar
que en la parte superior del mapa (que aparece con un color rojo muy suavizado) no hay
vegetación visible, debido a que es un malpaís, en la leyenda del Grafcan sale
denominado como “coladas basálticas” y “líquenes de malpaís”, mientras que lo que es la
colada inferior aparece un pinar bastante extenso que corresponde con plantaciones de
Pinus Canariensis. Debajo de esta colada aparece una agrupación de pinos más
diversificada, que corresponde a los pinos más antiguos que han crecido de forma
natural (sin ser replantados).
Mapa 3. Mapa de las discontinuidades espaciales de la vegetación. Fuente: IDECAN. Elaboración propia: Yaiza Mora
12
15. Memoria de Formaciones vegetales del globo
4.4.- Mapa de 1910
Mapa 4. Mapa hipotético de la zona en el año 1910. Fuentes: IDECAN, fuentes orales y fotos de la época. Elaboración propia
(W.H.)
4.4.1.- Explicación
El mapa anterior es hipotético a partir de las diferentes fuentes recabadas a lo
largo de la elaboración de esta memoria. Nuestra ambición era intentar reconstruir el
paisaje que existía hace cien años, en 1910 posterior a la erupción de la erupción del
volcán Chinyero. En el mapa como se puede observar que hemos representado los usos
del suelo de la actual Reserva Natural Especial pero retrotrayéndonos a la época en la
que no tenía tal catalogación. Hemos dividido la zona que estudiamos en “Usos
naturales”, en los que el hombre no ha tenido relevancia o si la ha tenido ha sido puntual.
Se trata en este caso de los pinos canarios de gran longevidad, situados en esta zona
mucho antes de la colonización humana, de varios cientos de años. Por otra parte hemos
reconocido a través de la documentación empleada que existían pinos naturales que ya
fuera por anemocoria o pirocoria, salían nuevos brotes de forma azarosa. Por último,
establecemos los matorrales varios, pero nos centramos sobre todo en los escobones y
los codesos de cumbre, muchos de forma natural, pero algunos forzados por la acción
humana para fomentar el forraje del ganado, algo que demostraremos. En cuanto a los
“Usos culturales”, están referidos a las huellas que en ese momento existían fruto de la
actividad antrópica centrada en la agricultura fundamentalmente de cebada, centeno y
algo de trigo en bancales aledaños a la Montaña que otrora era llamada “Cebada”
precisamente por el uso que se le daba y que actualmente tiene el topónimo de “Montaña
Centeno” debido al cambio de uso. Como comprobamos en la salida de campo, en el
cráter existía una zona de suelo mucho más evolucionado, con materiales arcillosos y
con plantas bio indicadoras de que había habido algún cultivo que no tenía que ver con
el cereal. Después de muchas indagaciones y pesquisas resolvimos que esa zona
estaría cultivada por almendros, algo que también demostraremos después. Tenemos
también bancales en la zona más o menos llana que está al este del cráter antropizado,
bancales dispersos y que en algunas ocasiones salvaban pequeñas pendientes de un
13
16. Memoria de Formaciones vegetales del globo
terreno semiplano. Por último, en la zona existía una era que se aprovechaba para
separar la paja del grano en la época en la que se recogía la cosecha y como vimos en la
salida de campo, tenía una superficie natural, ya que se veían los arcos de empuje y la
morfología de coladas pahoehoe en una semi planicie.
4.4.2.- Argumentación
En una de las revistas “Chinyero”, del colectivo Arguayo se hicieron entrevistas a
personajes que de alguna forma vivieron el acontecimiento de la erupción. En sus relatos
orales encontramos un tesoro para nuestra indagación de lo que existía hace cien años.
Un ejemplo es Ángela Pérez Trujillo, su padre, Ceferino Pérez y un vecino suyo, Antonio
Trujillo se encontraban en la cima del Chinyero vigilando su rebaño de cabras, lo cual ya
nos indica el sistema pastoril que dominaba en la zona. En la revista del Chinyero
continúa el relato argumentando que don Ceferino intentó disuadir a su amigo Antonio
Trujillo para irse de allí cuando el Chinyero comenzó a temblar. Según relata la revista
“cerca de allí había gente cortando un trozo de pino para hacer un trillo (...). Cuando
llegaron a la Montaña de Las Flores vieron saltar por los aires piedras y trozos de
codesos”. Esto nos indica que en la zona, evidentemente, si existía un ganado de cabras,
habría que ver plantas forrajeras para el mismo como los codesos.
En otra de las revistas Chinyero publicada por el Colectivo Arguayo en
colaboración por la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Santiago del Teide se
puede leer lo siguiente: “Zona de montes, (situada en la cota superior a los 900 metros).
Nuestros pastores tendrían que ir a ella en los meses de mayor calor, como pueden ser
de julio a septiembre, dirigiéndose fundamental en dirección al Llano de la Santidad y
Pico Viejo, en los cuáles se encontraban leguminosas forrajeras vitales para la
supervivencia de los rebaños, como son las retamas, los escobones y los codesos”.
Aunque en nuestra zona de estudio no encontramos rastros de retamas, ya podemos
establecer que en efecto, el escobón y el codeso eran dos plantas importantes allá donde
las cotas superaban los 900 metros como en Montaña de la Cebada.
Evidencia de los
cultivos que se daban
en esta zona a
principios del siglo
XX.
Foto 6. Erupción del Chinyero de 1909.
Recurrimos al libro de Lucas Fernández Navarro “Erupción volcánica del
Chinyero en noviembre de 1909” publicado en el año 1911. En un pasaje de su libro nos
da pie a nuestra argumentación: “todos los daños producidos por estos materiales se han
reducido a descortezar algunos codesos y escobones, cubrir un antiguo malpaís de
zahorra y secar algunos pinos”. En efecto, parece ser que en la zona la vegetación
predominante eran los escobones, los codesos y pinares. La crónica del catedrático no
14
17. Memoria de Formaciones vegetales del globo
puede ser más exacta al describir lo siguiente: “En cuanto a las lavas, cuyos daños se
limitan siempre a la porción de suelo que cubren (...) tampoco han destruido arbolado,
pues todo se redujo a algunos escobones, planta que dan como forraje a las bestias
cuando no disponen de cosa mejor. Los pinos destruidos pueden contarse con los
dedos”. Nuestro mapa elaborado sobre hipótesis, fotos y testimonios como éste se
justifica. Ahora queremos demostrar que los pinares existentes hoy día en su momento
no estaban o que sólo estaban aquellos de más edad. Buena cuenta de ello es la historia
de los pinares que se puede comprobar cronológicamente en el libro “Análisis histórico
de las plantaciones de pinos” del año 1989 publicado por la Dirección General de Medio
Ambiente y conservación de la naturaleza. En esta publicación habla de cuatro etapas en
la historia del pinar; la primera, hasta 1492 en la que dice textualmente que “todos los
cronistas de la época coinciden en que al terminar la conquista se hallaban las Islas
cubiertas de arbolado alto en las medianías y en las cumbres”.
Mapa 5. Formaciones vegetales de Tenerife en 1896 cartografiado por Hans Mayer. Fuente: “Tenerife a
través de su cartografía” Juan Tous Melián. Elaboración propia (W.H.)
Según el mismo libro, en la tercera fase, desde el siglo XIX hasta 1940 existe un
vestigio de grandes daños en los pinares. Como se dice en la publicación de la Dirección
General de Medio Ambiente y conservación de la naturaleza, “esta época de reposo para
los bosques se acaba en 1940, cuando se crea el Patrimonio Forestal del Estado (...) se
encarga de las tareas de repoblación”. De este libro se habla de la última etapa, desde
1940 hasta 1987 donde destaca que se producen las mayores repoblaciones de pinares
15
18. Memoria de Formaciones vegetales del globo
y refleja que el aumento de la masa forestal. Las repoblaciones según este documento
“se realizaron atendiendo más a un criterio práctico y económico que ecológico o
científico”. Es entre 1961 y 1970 cuando en nuestro ámbito de estudio se producen las
repoblaciones, algo que más tarde confirmaremos en otros documentos reales.
Como se puede
apreciar en la figura,
la zona que
estudiamos, fue
repoblada por pinus
canariensis en los
períodos 1961-1970 y
1971-1980. Ni antes
de estas fechas, ni a
posteriori, se ha
repoblado nada.
Figura 7. Evolución de las repoblaciones en Tenerife desde 1940 hasta finales de los 80. Pinus radiata (en negro), Pinus
canariensis (rayado vertical), plantaciones con dominancia de otros pinos (en blanco). Fuente: Análisis histórico de las plantaciones
de pinos. Elaboración propia (W.H.)
Figura 8. Progresión de la superficie de pinares desde el año 1950. Fuente: Análisis histórico de
las plantaciones de pinos. Elaboración propia. (W.H.)
Entre estas dos etapas, Díaz del Corral, en su “Anteproyecto, conservación y
aprovechamiento de la provincia de Tenerife”, publicado en julio de 1929 ya hacía
estimaciones de las superficies a repoblar en los municipios tinerfeños. Sin embargo no
estuvo clara la superficie a repoblar. Las incongruencias se pueden ver en el libro de
16
19. Memoria de Formaciones vegetales del globo
Francisco Ortuño del año 1950, “Patrimonio forestal del Estado”, aunque Ortuño aclara
que las cifras de repoblaciones se deben considerar como “aproximadas”.
Pero las pruebas definitivas de cuándo se produjeron las repoblaciones en
nuestra área, Montaña de la Cebada, se encuentran en los siguientes documentos
conseguidos gracias a la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de Tenerife. Los
documentos a continuación expuestos son del “Expediente del Consorcio del Monte TF
3035 – Baldíos y Cabezadas. Expediente de Patrimonio forestal del Estado” de 1963.
Hoja 1 del Expediente del Consorcio del Monte TF 3035 – Baldíos y Cabezadas. Expediente de Patrimonio forestal del
Estado de 1963. Fuente: Consejería de Medio Ambiente del Cabildo Insular de Tenerife
De esta primera hoja del documento podemos extraer información muy relevante,
analiza la zona, la superficie total y la superficie a consorciar, así como un estudio natural
del zona “más bien llano, de origen volcánico (...) sin erosión”.
17
20. Memoria de Formaciones vegetales del globo
Hoja 2 del Expediente del Consorcio del Monte TF 3035 – Baldíos y Cabezadas. Expediente de Patrimonio forestal del
Estado de 1963. Fuente: Consejería de Medio Ambiente del Cabildo Insular de Tenerife
La hoja número dos es aún más valiosa por los datos concretos que aporta al
final del documento: “Existen pequeñas parcelas de cultivo de cereales por vecinos. El
pueblo de Santiago que se respetarán. Igualmente de árboles frutales que se respetarán
no pudiendo sembrarse pinos o cualquier otro árbol sino a cincuenta metros de la
arboleda actual”.
18
21. Memoria de Formaciones vegetales del globo
Hoja 3 del Expediente del Consorcio del Monte TF 3035 – Baldíos y Cabezadas. Expediente de Patrimonio forestal del
Estado de 1963. Fuente: Consejería de Medio Ambiente del Cabildo Insular de Tenerife
Valórese en especial cada uno de los datos. Estos documentos son la prueba
definitiva de cuándo comenzaron las repoblaciones de pino canario (pinus canariensis).
Documentos oficiales que además tienen un apéndice o anexo en el que se añade que
“la vegetación previa son algunos sembrados de cereal y frutales que pretenden
respetarse”. Algo parecido ya se dijo en la hoja número dos al aseverar que pese a las
repoblaciones, en la zona que hemos estudiado, en la Montaña de Centeno y aledaños
afirma que “Existen pequeñas parcelas de cultivo de cereales por vecinos. El pueblo de
Santiago que se respetarán. Igualmente de árboles frutales que se respetarán no
pudiendo sembrarse pinos o cualquier otro árbol sino a cincuenta metros de la arboleda
19
22. Memoria de Formaciones vegetales del globo
actual”. Como se aprecia actualmente, dicha aseveración no se cumplió ya que la zona
por donde anduvimos está llena de pinos repoblados en su gran mayoría sin que quede
vestigio alguno de ese “respeto” institucional hacia las parcelas. Un paisaje de
palimpsesto donde se puede apreciar, pese a esa falta de respeto, los restos del dominio
cultural o antrópico de un paisaje que con estas pruebas hemos tratado de confrontar la
realidad actual con la pasada y refutar las pruebas de nuestro mapa. En las conclusiones
finales de esta memoria haremos la valoración de todo lo comentado en este apartado.
5.- CONCLUSIÓN
5.1.- Argumentación
El estudio realizado nos ha permitido percibir de una manera más juiciosa un
paisaje natural, desarrollando nuestra agudeza a la hora de detectar esos indicios o
factores que han podido incidir sobre la disposición de un paisaje, siempre desde una
perspectiva de evolución, de historicismo, puesto que el espacio es dinámico y está en
continuo cambio, y son los factores y variables que articulan esa evolución las cuestiones
fundamentales para explicar la dinámica de un territorio. En un espacio aparentemente
natural hemos logrado ir más allá de una visión ambientalista, y mediante la observación
y documentación, hemos podido constatar la presencia de condicionantes antrópicos en
una gran medida, y cómo un paisaje se puede vertebrar a través de una perspectiva de
aprovechamiento de los recursos para actividades socioeconómicas en simbiosis con el
respeto por el medio.
En este sentido, también hemos entendido que una buena política de
conservación y protección de una paisaje eminentemente vegetal, no está exento de la
permanencia de actividades humanas, más si existe un valor socio-cultural ligado a los
valores naturales del espacio. La buena praxis de conservación radica en una correcta
convivencia de lo humano y lo natural, en la medida en que se correspondan
recíprocamente y no se intervenga sobre el medio con desmesura. En una sociedad
actual donde la evolución antrópica todo lo condiciona y acapara, se hace necesario más
que nunca adecuar medidas de protección y conservación de nuestro paisaje natural de
una manera integrada, teniendo en cuenta por supuesto los valores ambientales y
también los valores humanos, para que dentro de un mismo paisaje podamos cohabitar
en “avenencia” mutua.
5.2.- Cronología y dinámica del paisaje estudiado
Como hemos venido citando los procesos de transformación de un paisaje
dependen de un conglomerado de variables que se interrelación en función de múltiples
factores, tanto físicos como humanos. Esta concepción no resulta ajena a nuestro ámbito
analizado, y como bien hemos explicado a lo largo de la memoria, el paisaje estudiado
ha sufrido diversos cambios durante el siglo pasado. Nuestras indagaciones e
investigaciones nos han permitido realizar una aproximación cronológica del proceso
evolutivo, la dinámica de la zona, unas veces constatadas con hechos, y otras tantas
llevando a cabo un acercamiento hipotético de los hechos geográficos.
20
23. Memoria de Formaciones vegetales del globo
Figura 9. Cronología de los mapas estudiados. Fuente: Grafcan. Elaboración propia. Agoney Lorenzo Gómez
En primer lugar, diremos que ya antes del siglo pasado se atisbaba la presencia
humana en la susodicha zona, ya que por ella discurría un de los principales senderos o
rutas de comunicación de la isla, hecho que se constata aún en la actualidad. Previa a la
erupción histórica del Chinyero existían ya usos primarios en el entorno como bien
hemos podido apreciar en alguna de las ilustraciones de la memoria y en el primer mapa
de nuestra figura cronológica. Montaña Centeno y Montaña Cebada fueron espacios
donde se desarrollaron actividades agrarias y ganaderas. Retomando el hecho eruptivo
del Chinyero, mencionar la destacada importancia que supuso desde el punto de vista
del desarrollo del paisaje, ya que ocasionó muchas de las discontinuidades vegetales
que nos encontramos en nuestro ámbito. Por tanto, tenemos injerencias humanas y
físicas como hemos comentado. A mediados del siglo pasado de nuevo cotejamos
intervenciones de relativa importancia sobre el espacio como son las reforestaciones de
pino canario llevadas a cabo por todo el entorno analizado. En este sentido, destacar el
cambio tanto visual como ecológico que supuso este tipo de actuaciones, las cuales son
el germen del paisaje que actualmente nos encontramos. Podemos observar este
proceso evolutivo fijándonos en el segundo y tercer mapa de nuestra figura cronológica.
Sólo una perspectiva geográfica e investigadora puede constatar dichos procesos
evolutivos siguiendo un método de análisis historicista que nos permita entender el
paisaje como un hecho eminentemente dinámico, en continuo cambio, y como un “todo”
donde se disponen muchos agentes y factores, con una actitud asociativa o de
interrelación, y por supuesto, insertando la figura antrópica como un hecho claramente
modificador del paisaje, unas veces actuando de forma negativa sobre el equilibrio
ecosistémico, y otras veces como un “actor” más del conglomerado que mantiene la
armonía de un territorio. Desde nuestra percepción, deseamos alejar las tesis
21
24. Memoria de Formaciones vegetales del globo
extremadamente ecologistas que diluyen la presencia humana a meros “virus” del
ecosistema. En numerosas ocasiones nos encontramos sociedades que han sabido
convivir con su entorno natural y han aprovecha sus recursos de una manera sensible, y
referente al caso que nos atañe hemos de decir que nuestra investigaciones nos han
llevado a dilucidar una realidad histórica de la acción de los pobladores de la zona en
consonancia y “buena lid” con su hábitat. Quizás otras intervenciones nacidas desde el
seno gubernamental como las reforestaciones no han estado a la misma altura.
5.3.- Síntesis
Como planteamos en la hipótesis, podemos resolver que el mosaico vegetal está
influido como bien apuntábamos antes por factores tales como el clima, el sustrato, el
vulcanismo reciente o la acción antrópica. Son esos factores, en mayor o menor medida
como hemos explicado los que explican las discontinuidades espaciales de la
vegetación. El sotobosque encontrado es pobre, cambiante en función de la orientación
el microclima existente. También depende muchísimo del sustrato así como de la acción
o no antrópica y por último la existencia de volcanismo reciente. Allí donde se da ese
volcanismo reciente el sotobosque no existe porque el suelo no está suficiente
evolucionado. Sólo en Montaña del Centeno y sus más cercanas estribaciones
encontramos terreno suficientemente evolucionado como para encontrar cierto
sotobosque de importancia, así como en los lugares donde quedan vestigios de la
agricultura ancestral.
A la cuestión que planteábamos en la hipótesis de si es un paisaje olvidado,
creemos que es un hecho paradigmático. Desde el punto de vista gubernamental que se
traduce en las repoblaciones de pinares, obviamente es un paisaje vivo, además con una
figura de protección. Sin embargo en el seno de este espacio hay un legado cultural que
hace paisaje y que se ha olvidado. A las demás respuestas, como lo concerniente a la
protección y la relevancia de lo natural frente a lo cultural, creemos que la cronología
establecida hemos constatado que el papel gubernamental no ha estado a la altura del
legado cultura que debería haber tenido un valor al alza y destacado, cosa que como
vimos in situ, no ha sucedido así.
6.- BIBLIOGRARÍA, RECURSOS ELECTRÓNICOS Y
AGRADECIMIENTOS
6.1 Bibliografía y recursos electrónicos
-Expediente del Consorcio del Monte TF 3035 – Baldíos y Cabezadas. Expediente de Patrimonio
forestal del Estado. 1963
-Dirección General de Medio Ambiente y conservación de la naturaleza: “Análisis histórico de las
plantaciones de pinos”, 1989. Consejería de política territorial del Gobierno de Canarias.
-Ceballos L, Ortuño F.: “Estudio sobre la vegetación y la flora forestal de las Canarias
occidentales”. Ministerio de Agricultura, Dirección general de Montes, Caza y pesca fluvial. 1951
-Ortuño F.: “Patrimonio forestal del Estado. Brigada de Canarias. Plan General de la Isla de
Tenerife y Plan Especial para el quinquenio 1951-1956”.
-Díaz del Corral, R: “Anteproyecto, conservación y aprovechamiento de la zona forestal de la
provincia de Tenerife”. Julio de 1929.
-Tous Melián, J: “Las islas Canarias a través de su cartografía”
-Tous Melián, J: “Tenerife a través de su cartografía”. (1588-1899)
-Viera y Clavijo: “Noticias de la historia general de las Islas Canarias”. Tomo 3
-Ascanio y León, R: “La erupción del Chinyero”.
22
25. Memoria de Formaciones vegetales del globo
-Belda García, M. y García Pulido, D.: “Santiago del Teide, 500 años de historia”. 2003
-Luis Gorrín, V.: “Prospección, recolección y conservación de recursos filogenéticos agrícolas de
las medianías de los términos municipales de Guía de Isora y Santiago del Teide”. Trabajo de fin
de carrera. Diciembre de 2010.
-Barker Webb, P y Berthelot, S.: “Histoire Naturelle des Illes Canaries”. 1836-1850
-Pérez de Paz, M.: “Atlas cartográfico de los pinares canariOs”.
-Fernández Navarro, L.: “Erupción volcánica del Chinyero (Tenerife) en noviembre de 1909”.
Publicación de 1911.
-Romero Ruiz, C, Beltrán, E. y Tous Melián, J.: “Volcán del Chinyero: Memoria histórica-
descriptiva de esta erupción volcánica acaecida en 18 de noviembre de 1909. Antonio Ponte y
Cólogan”.
-Revista Chinyero. Número 1. Colectivo Arguayo.
-Revista Chinyero. Número 2. Colectivo Arguayo.
-Revista Chinyero. Número 3. Colectivo Arguayo.
-Revista Chinyero. Número 4. Colectivo Arguayo.
http://www.gobiernodecanarias.org/cmayot/espaciosnaturales/instrumentos/areadescarga/chinyer
o/aprobaciondefinitiva/DocumentoInformativo.pdf
http://www.aemet.es/es/eltiempo/prediccion/provincias?p=381&w=&o=pais
http://www.rjb.csic.es/jardinbotanico/ficheros/documentos/pdf/anales/1989/Anales_46(2)_437_44
4.pdf
http://es.wikipedia.org/wiki/Reserva_Natural_Especial_del_Chinyero
6.2 Agradecimientos
Esta memoria y muchos de sus apartados no habría sido posible de no haber
sido por una serie de personas que de forma desinteresada nos han ayudado y/u
orientado en nuestra “aventura” por este trabajo. En primer lugar al Área de Medio
Ambiente del Cabildo Insular de Tenerife, en concreto a su unidad de Servicio Técnico
Forestal, a su Jefe de unidad, Pascual Gil Muñoz que nos otorgó bibliografía básica sin la
que no podríamos habernos aventurado por la historia de los pinares y las repoblaciones
en nuestra zona de estudio. Agradecimientos por la deferencia en el trato, su apoyo y
aporte al historiador Daniel García Pulido. A la biblioteca pública de Santiago del Teide
en la figura de su encargada, Sonia Rodríguez que ayudó mucho con sus relatos orales
sobre el paisaje y poniéndonos en contacto con personas que nos podrían ayudar en
esta memoria con bibliografía y detalles aquí descritos. Desde luego no podríamos haber
realizado una parte de este trabajo sin la ayuda de los técnicos encargados de la
concejalía de Cultura del Excelentísimo Ayuntamiento de Santiago del Teide. Por último,
al fondo de Canarias de la Biblioteca de la Universidad de La Laguna en el campus de
Guajara por la comprensión, ayuda en los mapas, fotocopias, escáners y demás material
sin los que este trabajo hubiese estado huérfanos de mapas históricos y demás
imágenes que aquí se han expuesto. Por todas las ayudas prestadas, las horas de
tutorías, en especial a la hora de la orientación en la elaboración de esta memoria y las
molestias causadas por su escaso tiempo, agradecemos especialmente a las profesoras
del Departamento de Geografía de la Universidad de La Laguna Carmen Romero Ruiz y
Esther Beltrán Yanes.
23