2. UNAS POCAS COSAS A TENER EN CUENTA PARA
DEFENDER LA PRESENCIA DE LA FILOSOFÍA EN
LA ENSEÑANZA SECUNDARIA
“La filosofía debe guardarse mucho de ser edificante”
G.W.Hegel, Fenomenología del Espíritu
3. 1. DEFENDER LA ENSEÑANZA DE LA FILOSOFÍA
NO ES (PRINCIPALMENTE) HACER FILOSOFÍA
2. AL DEFENDER LA ENSEÑANZA DE LA
FILOSOFÍA DEBEMOS EVITAR (SOBRE TODO)
HACER MALA FILOSOFÍA
3. HACIA UNA DEFENSA AUTOCRÍTICA DE LA
FILOSOFÍA
4. 1. DEFENDER LA ENSEÑANZA DE LA FILOSOFÍA
NO ES (PRINCIPALMENTE) HACER FILOSOFÍA
P.ej., defender la enseñanza de las matemáticas o
de la música no es lo mismo que hacer música
o matemáticas, ni que hacer filosofía de las
matemáticas o de la música
Defender la presencia de una materia en los planes
de estudio es, en realidad:
- Hacer ciencia social (en el mejor de los casos)
- Una negociación pura y dura (en el peor)
- Hacer política (que es de lo que se trata)
5. ¿Hacer ciencia social?
Lo que estamos intentando hacer es demostrar
que establecer una cierta norma X llevará a un
cierto resultado social Y (o que no establecerla
llevará a otro resultado Z)
Eso es una predicción empírica, que sólo será
razonable aceptar según la fuerza de la
evidencia empírica
Otra cosa es justificar por qué Y es preferible a Z
(lo que tampoco se suele hacer, sino que se da
por obvio)
6. La mayoría de las “defensas” de la filosofía en la
enseñanza media (entre otros lugares) se limitan
a presentar argumentos filosóficos sobre la
naturaleza de la filosofía, y su importancia para
una cierta clase de sociedad
Pero lo que se necesitarían serían, más bien,
pruebas empíricas de que incluir la filosofía en
los currículos lleva efectivamente a que en la
sociedad “florezcan” esas virtudes
supuestamente encarnadas por la filosofía
Y de que eliminarla o reducirla lleva, en efecto, a
las calamidades anunciadas
7. Este modo de argumentar puede llegar más bien a
ser contraproducente para los fines de quienes
lo utilizan
Pues alguien que quisiera limitar la filosofía en la
enseñanza media podría argumentar que su
presencia durante muchas décadas no parece
haber hecho gran cosa hasta ahora por evitar
que lleguemos a una sociedad que justo padece
en gran medida los males que quienes proponen
aquellos argumentos dicen que quieren eliminar
8. Tampoco hay pruebas de que, aunque el progreso
de la sociedad haya podido deberse a la filosofía
(a través de su influencia indirecta en el derecho,
la política, la ciencia, el arte, etc.), ese progreso
haya necesitado que la población en general
estudiase filosofía
Y tampoco hay pruebas de que estudiar filosofía le
haga a uno mejor persona, o más feliz: ¡ni
siquiera los profesores de filosofía somos
especialmente ejemplares en ese sentido!
Además, para cualquier régimen social que nos
parezca condenable, también ha habido filósofos
que lo han defendido
9. “Las consecuencias formativas serán graves. Sin esa asignatura, un bachiller
desconocerá, por ejemplo, el significado de la democracia al no estudiar las
aportaciones de Locke, Rousseau, Habermas; el fundamento de la justicia, al
ignorar a Aristóteles, Stuart Mill, Rawls; el valor de la dignidad humana, al no
estudiar a Kant y a la Escuela de Frankfurt. No podrá apreciar el arte del
Renacimiento y el Barroco sin el neoplatonismo y Leibniz, respectivamente; la
belleza de la poesía romántica, sin las teorías de Schiller y Hegel; el sentido de
las vanguardias artísticas, sin Kierkegaard y Freud. Las literaturas española y
europea contemporáneas serán incomprensibles porque Schopenhauer,
Nietzsche y Sartre, serán solo nombres vacíos. Y sin Descartes, Comte o
Popper, se verá incapaz de valorar el impacto social de la ciencia. Además
¿cómo entenderá la sociedad en que vive? Marx y Russell serán espectros, y
Hannah Arendt, Simone de Beauvoir y María Zambrano jamás habrán
existido.”
Carta a El País, 3.feb.2013.
“¡Ojalá hubiera habido filosofía cuando yo fui al cole!”
Kiko Rivera
10. Posibles respuestas
- “Se habrían necesitado todavía muchas más
horas de filosofía”
(¿A costa de qué?)
- “La filosofía no se ha enseñado bien”
(¿Y por qué vamos a suponer que en el futuro
va a enseñarse sustancialmente mejor?)
- “La presencia de la filosofía en la secundaria ha
evitado que el mundo esté aún mucho peor”
(Quizá, pero, ¿cómo saberlo?)
11. Lo cierto es que en la mayoría de las cuestiones
políticas decidimos bastante a ciegas (no
tenemos “garantías” de que la medida X
conducirá al resultado Y)
De ahí el importante papel que suelen desempeñar
en esas decisiones nuestros prejuicios, nuestras
ideologías y nuestros intereses
Así que, cedamos (moderadamente) a ellos:
hagamos filosofía
12. 2. AL DEFENDER LA ENSEÑANZA DE LA
FILOSOFÍA DEBEMOS EVITAR (SOBRE TODO)
HACER MALA FILOSOFÍA
Cuanto peores argumentos que usemos, más
parecerá que sólo estamos defendiendo
nuestros salarios y puestos de trabajo
O Que la gente piense que, para ese tipo de
filosofía, mejor prescidimos de ella
Y si son argumentos filosóficamente deficientes,
pero mediáticamente biensonantes, estaremos
haciendo un flaco favor al verdadero valor de la
filosofía
13. Algunos errores filosóficos a evitar al defender la
presencia de la filosofía en la enseñanza
- Dar una visión naïf de la filosofía (identificarla,
p.ej., con un mero “preguntarse el por qué de las
cosas” o “plantear preguntas extrañas”)
- Asumir una dicotomía radical entre pensamiento
crítico-reflexión-libertad (=filosofía) /
economicismo-consumismo-tecnologicismo-
cientificismo-sumisión-alienación
- Asumir acríticamente una ideología “anti
pensamiento único” y una visión conspiranoica
de la evolución de la sociedad
14. El peor argumento es, quizá, el de que la reflexión
filosófica es “un bien (o un fin) en sí misma”, y
por tanto no debe evaluarse en función de cómo
es de útil para otras cosas
Esto es un error porque, no sólo no está claro que
filosofar sea “un bien en sí mismo”, sino que no
se trata solo de si hacemos que los alumnos
filosofen o no, sino de si hacer eso en lugar de
otras cosas (que también pueden ser “buenas en
sí mismas”)
Es decir: se cae en el error de ignorar que las cosas
“buenas en sí mismas” también necesitan
justificación, pues el tiempo que podemos
dedicarles no es infinito
15. Tampoco hay que confiar ciegamente en las
virtudes mágicas del estudio de la filosofía (p.
ej., “La Historia de la Filosofía es la mejor
vacuna contra el relativismo dominante”).
Por último, a propósito de “mala filosofía”: no
estaremos haciéndolo tan bien los profesores de
filosofía en España, cuando, pese a ser uno de
los países en los que más horas de filosofía se
estudian (entre la secundaria y la universidad),
tenemos tan poquísimos filósofos actuales de
relevancia académica mundial o influyentes en la
sociedad
16. 3. HACIA UNA DEFENSA AUTOCRÍTICA DE LA
FILOSOFÍA
Si reivindicamos la enseñanza de la filosofía por
los supuestos valores que comporta, ¿podemos
defender que permanezca integrada en un
sistema educativo que, supuestamente,
comporta los valores contrarios?
Si somos coherentes, no se trata de “reclamar
nuestro huequecito” en el sistema, sino de
reclamar un cambio profundo en la educación
Y ahí tal vez la filosofía tenga un papel, pero no
necesariamente, o no solo, como “asignatura”
17. P.ej., más que la presencia de la historia de la
filosofía en 2º de Bachillerato, o su carácter
obligatorio en las pruebas de acceso a la
universidad, me parece más urgente denunciar la
eliminación de las asignaturas de “ética cívica” o
“filosofía práctica” en el currículo general que
deben seguir todos los alumnos
No es admisible que la atención a los asuntos
morales, sociales y políticos en el horario escolar
sea gestionada en régimen de monopolio (para
determinados alumnos) por una confesión
religiosa
18. Tampoco es razonable que las muchas horas de
“éticas” que han correspondido durante décadas a
los profesores de filosofía, no nos hayan servido
para aportar masivamente a los alumnos un
“conocimiento reflexivo de los principios de la
justicia, de la democracia, etc., etc.” (“entender la
sociedad en la que se vive”) como el que se
supone que la enseñanza de la filosofía tendría que
garantizar, según muchas de sus “defensas”.
¿Dónde están las multitudes de “ciudadanos
críticos” que los filósofos hemos logrado forjar
para oponerse a la explotación, a la alienación…?
19. Si la principal razón que justifica la presencia de la
filosofía es “desarrollar un pensamiento crítico,
propio e independiente y a cuestionar la sociedad
en la que vivimos”, habría que hacer un examen
riguroso e imparcial de la idoneidad de los
currículos como medios para ese fin
¿Puede lograrse eso sin una presencia mucho
mayor de conocimientos sobre la sociedad, el
lenguaje, la ciencia, etc.?
Tampoco sin mucha más atención a la filosofía
actual que la que hay en el presente currículo
20. De todas formas, viendo a qué nos dedicamos la
mayoría de los que nos dedicamos a la filosofía
como investigadores o docentes, tampoco parece
que “cuestionar la sociedad y crear sujetos
autónomos” sea el objetivo principal de nuestro
trabajo
Al menos, no en mayor medida en que puede serlo
el trabajo de cualquier otra especialidad
académica, o incluso de algunas actividades
económicas, artísticas, deportivas y profesionales
21. Pero, puesto que en el fondo se trata de política,
no hay que olvidar que la política (democrática)
consiste en llegar a acuerdos entre grupos que
defienden intereses en conflicto
No todo el mundo (ni siquiera todos los filósofos)
querrá que el estudio de la filosofía consista
fundamentalmente en “cuestionar la sociedad” (en
el sentido de “subvertirla”), o que este sea un fin
que absorba cuantos recursos fueran necesarios
¿Cómo llegamos a un acuerdo con ellos? ¿A qué
renunciamos y a cambio de qué?
22. El principal argumento para mantener y reforzar la
filosofía en la enseñanza secundaria es,
simplemente, que esa es nuestra forma de vida (la
de la sociedad europea contemporánea), y
responde a la estructura académica y universitaria
que tenemos, y que es arriesgado cambiar.
Hoy en día, la escuela puede hacer poco más que
garantizar un mínimo contacto con esa tradición
para la gran mayoría, como una semilla que
aprovechar en el futuro para enriquecer la vida
cultural de cada uno (igual que con la música, la
literatura, la historia, la ciencia, etc.), en la medida
en que lo desee
23. Es cierto que la escuela debe fomentar el
pensamiento crítico mucho más de lo que lo hace,
pero eso no es cuestión sólo del número de horas
de clase de filosofía (que también)
Sobre todo, pensando en un sistema distinto, es
importante la organización general de los
currículos y de los horarios, que deberían dejar
abundante tiempo al trabajo creativo y autónomo
de los estudiantes, e intensificar el trabajo
disciplinado y la exigencia académica en áreas
“instrumentales”
24. Sobre todo en primaria y secundaria obligatoria, en
las materias que llamaré “culturales” (frente a las
“instrumentales”), el objetivo principal es que los
estudiantes sepan en qué mundo viven y cómo
pueden vivir mejor en él
El medio privilegiado para ello serían actividades
de investigación y discusión, en las que los
docentes son guías, más que fuente principal de
conocimientos y examinadores
Los alumnos de bachillerato deberían ser capaces
de aprender la mayor parte de los contenidos
curriculares por sí mismos, y las clases ser
eminentemente prácticas
25. Por tanto, la enseñanza de la filosofía en la
enseñanza secundaria tendría que consistir sobre
todo en lograr que los estudiantes dediquen una
parte de su tiempo a filosofar
El profesor de filosofía debe ser más un Sócrates
(azuzando a los estudiantes hacia la dialéctica y la
construcción-destrucción de argumentos y de
conceptos) que un Platón (exponiendo “teorías”
que los alumnos deban “aprender”, por mucha
argumentación que haya en el proceso)
26. Para finalizar: el próximo cambio en el sistema de
acceso a la universidad debería aprovecharse para
eliminar de una vez por todas un examen de
filosofía esencialmente memorístico
Sería mejor que los alumnos tuvieran que hacer
una exposición crítica o componer un ensayo
personal (al modo del Baccalauréat francés o el
Abitur alemán)
27. Una última reflexión (medio en broma o en serio)
Si el principal objetivo de la filosofía es construir la
libertad humana, parece un contrasentido exigir
que su aprendizaje sea obligatorio.
Más bien el ideal sería que el deseo de estudiarla
surgiera espontáneamente de los propios
estudiantes.
Y ya sabemos que lo más eficaz para que los
adolescentes deseen algo, es prohibírselo
EN CONCLUSIÓN: SI QUEREMOS DEFENDER LA
FILOSOFÍA, PROHIBÁMOSLA