1. LA
TERMOGRAFIA
COMO
MEDIO
DE
PREVENCIÓN,
RECUPERACIÓN
Y
SEGUIMIENTO
DE
LESIONES
EN
FUTBOLISTAS
INTRODUCCIÓN
La
termografía
infrarroja,
es
una
técnica
que
permite,
a
distancia
y
sin
ningún
contacto,
medir
y
visualizar
temperaturas
de
superficie
con
precisión,
es
decir,
es
una
técnica
para
detectar
y
registrar
las
áreas
calientes
y
frías
del
cuerpo
sobre
una
película
o
sensor
por
medio
de
un
detector
infrarrojo,
ya
que
la
disipación
del
calor
(energía
térmica)
corporal,
en
gran
parte,
se
hace
por
radiación
infrarroja
dependiente
del
flujo
y
volumen
sanguíneo
circulatorio
subcutáneo
y
de
la
actividad
metabólica
muscular.
Los
ojos
humanos
no
son
sensibles
a
la
radiación
infrarroja
emitida
por
un
objeto,
pero
las
cámaras
termográficas,
o
de
termovisión,
son
capaces
de
medir
la
energía
con
sensores
infrarrojos,
capacitados
para
“ver”
en
estas
longitudes
de
onda.
Esto
nos
permite
medir
la
energía
radiante
emitida
por
objetos
y,
por
consiguiente,
determinar
la
temperatura
de
la
superficie
a
distancia,
en
tiempo
real
y
sin
contacto.
La
radiación
infrarroja
es
la
señal
de
entrada
que
la
cámara
termográfica
necesita
para
generar
una
imagen
de
un
espectro
de
colores,
en
el
que
cada
uno
de
los
colores,
según
una
escala
determinada,
significa
una
temperatura
distinta,
de
manera
que
la
temperatura
medida
más
elevada
aparece
registrada
en
color
blanco
y
la
más
baja
en
color
azul
oscuro
o
negro.
Su
aplicación
se
fundamenta
en
la
fisiología
térmica
humana
y
en
las
bases
fisio-‐patológicas
de
termorregulación
cutánea.
Éste
es
un
método
único
por
su
capacidad
para
mostrar
procesos
fisiológicos
y
metabólicos,
como
es
la
sensación
de
dolor,
al
revelar
el
efecto
combinado
del
sistema
nervioso
autónomo
y
el
sistema
vascular
sobre
la
temperatura.
Por
lo
que
la
utilizaremos
para
la
localización
de
patologías
en
el
aparato
locomotor
(sistema
oseoarticular
y
sistema
muscular).
2. APLICACIONES
DE
LA
TERMOGRAFIA
EN
EL
AMBITO
DEL
FÚTBOL
La
principal
aplicación
que
encontramos
estará
relacionada
con
la
prevención
de
lesiones,
principalmente
de
tipo
muscular,
ya
que
hemos
encontrado,
que
existe
una
alta
correlación
entre
la
temperatura
muscular
y
el
dolor
muscular,
siendo
mayor
este
a
mayor
temperatura.
Este
aumento
de
temperatura
se
debe
a
una
mayor
demanda
sanguínea
en
las
zonas
musculares
dañadas,
teniendo
la
finalidad
de
favorecer
la
regeneración
de
este
tejido
blando.
Debemos
añadir
que
la
temperatura
se
deberá
registrar
de
manera
individual
para
cada
jugador,
diferenciando
además
entre
las
distintas
zonas
corporales,
ya
que
la
temperatura
normal
varía
en
función
de
la
localización.
Otra
aplicación
relacionada
con
la
prevención
de
lesiones,
es
la
identificación
de
desequilibrios
bilaterales.
La
reducción
de
estos
desequilibrios
será
fundamental,
por
ejemplo,
para
evitar
lesiones
relacionadas
con
la
zona
lumbo-‐pélvica.
El
seguimiento
y
evolución
de
las
lesiones
deportivas
puede
ser
otra
interesante
aplicación
de
la
cámara
termográfica.
El
hecho
de
que
tengamos
información
a
tiempo
real
de
cómo
evoluciona
la
lesión
de
nuestro
jugador,
de
cómo
está
respondiendo
a
la
carga
de
entrenamiento,
de
si
le
estamos
sobrecargando
o
de
si
pierde
calor
la
zona
lesionada,
hace
que
podamos
tomar
decisiones
de
forma
más
segura
y
objetiva
sobre
la
recuperación
de
nuestro
jugador.
Otra
posible
aplicación
podría
ser
la
cuantificación
de
la
carga
del
entrenamiento,
ya
que
a
través
de
las
cámaras
termográficas,
podríamos
sumar
la
temperatura
total
de
las
diferentes
zonas
corporales
de
un
jugador,
por
lo
que
podríamos
saber
el
estado
general
de
carga
del
aparato
musculo-‐esquelético.
Si
sumamos
los
diferentes
jugadores
de
la
plantilla
obtendremos
un
dato
objetivo,
que
nos
podrá
indicar
el
estado
de
nuestro
equipo,
y
nos
podrá
ayudar
en
nuestra
planificación.
Esta
información
como
anteriormente
hemos
mencionado
lo
podremos
realizar
de
manera
diaria,
lo
que
nos
podría
ayudar
a
ajustar
la
carga
incluso
dentro
del
microciclo,
debido
a
la
inmediatez
de
la
información.
También
proponemos
esta
técnica
como
un
instrumento
más
que
se
podría
utilizar
en
los
reconocimiento
médico
de
los
jugadores,
ya
que
nos
permite
detectar
posibles
lesiones
principalmente
de
tipo
articular,
a
la
hora
de
incorporar
un
jugador
en
nuestra
plantilla.
3. EXAMEN
TERMOGRÁFICO
El
examen
termográfico
consiste
en
la
captura
de
imágenes
(semejante
a
una
fotografía)
por
una
cámara
con
capacidad
de
barrer
toda
la
superficie
corporal
o
sus
segmentos
y
captar
(con
detectores
especiales,
en
el
rango
de
3-‐5,
o
8-‐13
micrómetros)
la
radiación
infrarroja
emitida,
y
así
medir
de
modo
remoto
las
diferencias
más
leves
en
la
temperatura
del
tejido
blando
en
el
cuerpo.
La
sensibilidad
de
las
cámaras
actuales
es
capaz
de
identificar
variaciones
de
una
décima
de
grado
Celsius
de
la
temperatura
corporal.
El
gran
valor
de
este
examen
reside
en
el
hecho
de
que
las
imágenes
son
funcionales
y
dinámicas.
Además,
recordamos
que
es
un
método
sin
contacto,
no
invasivo
y
que
los
resultados
son
a
tiempo
real.
El
examen
debe
ser
realizado
en
salas
climatizadas
con
temperaturas
estabilizadas
alrededor
de
18.5
grados
Celsius
para
exámenes
vasculares
y
alrededor
de
22
a
25
grados
para
los
exámenes
del
aparato
locomotor
y
sistema
nervioso
periférico
y
simpático.
ESTUDIO
ACTUAL:
TERMOGRAFIA
COMO
MEDIO
PARA
REDUCIR
LA
INCIDENCIA
LESIONAL
EN
FÚTBOL.
El
objeto
de
nuestra
investigación
pasa
por
conocer
si
la
utilización
de
cámaras
termográficas
en
el
ámbito
deportivo
puede
ayudar
al
diagnóstico,
prevención
y
seguimiento
de
las
lesiones,
y,
con
ello,
a
reducir
la
incidencia
lesional
en
el
ámbito
del
fútbol
profesional.
El
protocolo
de
la
investigación
consiste
en
realizar
dos
fotografías
termográficas
a
cada
uno
de
los
jugadores:
una
de
la
cara
anterior
de
los
miembros
inferiores
y
región
abdominal,
y
la
otra,
de
la
cara
posterior
y
región
lumbar,
antes
de
entrenar,
diariamente
y
durante
un
periodo
de
tiempo
de
tres
meses.
Posteriormente,
se
tratan
las
dos
fotografías
de
cada
jugador
con
el
software
“ThermaCAM
Reporter”
y
se
registran
las
temperaturas
corporales
de
cada
una
de
las
zonas
musculares
y
articulares
seleccionadas
(ver
Imagen
1).
4. Además,
todos
los
días
se
le
entrego
al
jugador
una
ficha
con
las
diferentes
regiones
musculares
y
articulares
de
sus
miembros
inferiores
para
que
éste
las
valorara
en
una
escala
ordinal
del
1
al
10,
en
función
de
su
molestia
(ver
Figura
1).
Figura
1.
Escala
de
valoración
para
cada
una
de
las
zonas
corporales.
Las
zonas
musculares
y
articulares
a
las
que
nos
referimos
son
las
siguientes:
Por
un
lado,
nuestro
estudio
pretendió
describir
la
relación
existente
entre
la
temperatura
de
las
zonas
corporales
con
las
puntuaciones
de
las
mismas,
dadas
por
el
jugador.
Es
decir,
queríamos
ver
si
cuanto
más
alta
esta
la
temperatura
de
la
zona
corporal,
más
alta
era
la
puntuación
dada
por
el
jugador.
Con
esto
queríamos
comprobar
si
con
la
cámara
podíamos
medir
y
cuantificar
el
dolor
que
el
jugador
percibía.
Por
otro
lado,
realizamos
una
intervención
de
prevención
de
lesiones
a
lo
largo
de
la
toma
de
datos.
La
intervención
consistió
en
llevar
a
cabo
un
protocolo
de
prevención
en
aquellos
jugadores
en
los
que
veíamos
en
las
fotografías
zonas
con
temperaturas
anómalas.
El
protocolo
de
prevención
se
basó
en
tres
puntos
especiales:
1.
Se
informó
al
propio
jugador
de
la
zona
que
veíamos
más
caliente,
y
por
lo
tanto,
en
la
que
el
jugador
podría
sufrir
una
posible
lesión
por
sobrecarga.
2.
Tratamiento
fisioterapéutico:
se
facilitó
un
informe
de
los
jugadores
con
zonas
corporales
detectadas
con
riesgo
de
lesión
al
servicio
médico
del
club
para
que
fueran
tratadas.
5. 3.
Se
llevó
a
cabo
un
protocolo
individualizado
de
prevención
para
aquellas
zonas
detectadas
de
cada
jugador
como
riesgo
de
lesión,
realizado
por
el
preparador
físico
del
equipo
antes
y
después
del
entrenamiento
colectivo.
Tras
un
mes
y
medio
de
estudio
(periodo
de
pretemporada),
no
se
produjo
ninguna
lesión
musculo-‐tendinosa,
ni
articular
en
las
regiones
anatómicas
de
los
veintidós
jugadores
participantes
en
el
estudio.
Sólo
se
padecieron
dos
bajas
(fractura
de
tabique
nasal
e
inflamación
en
tobillo
por
contusión)
en
este
periodo
temporal,
ambas
sufridas
en
partidos
de
competición,
las
cuales
clasificamos
como
traumáticas
por
contacto
con
un
jugador
rival
y,
por
lo
tanto,
se
escapan
de
nuestro
ámbito
preventivo.
Si
comparamos
este
dato
con
los
encontrados
en
la
literatura
científica,
podemos
decir
que
hemos
padecido
una
incidencia
lesional
inferior
a
la
hallada
en
estos
estudios
(Engström
1990,
Junge
2002,
Walden
2005,
Hawkins
2001,
Lüthje
1996,
Woods
2002,
Ekstrand
1982,
Blaser
1992).
Estudios
como
el
de
Woods
(2002)
nos
dice
que
la
mayor
incidencia
lesional
del
año,
se
da
en
pretemporada
produciéndose
un
17%
de
las
lesiones
del
año,
siendo
el
mecanismo
de
producción
asociado
a
lesiones
sin
contacto,
como
la
carrera
o
el
golpeo
de
balón.
Si
revisamos
nuestros
resultados
podemos
ver
que
únicamente
tenemos
dos
lesiones
y
el
mecanismo
de
producción
no
es
coincidente
como
el
que
Woods
nos
muestra,
ya
que
las
lesiones
registradas
son
traumáticas.
Por
ello,
podemos
concluir
que
nuestro
método
ha
podido
contribuir
a
la
prevención
de
estas
lesiones
por
sobrecarga.
CASOS
PRÁCTICO.
6.
A
continuación,
mostramos
un
jugador
que
tiene
una
rotura
fibrilar
en
la
parte
superior
del
isquiotibial
derecho,
casi
en
la
inserción
con
el
glúteo
(Imagen
3).
Antes
de
conocer
exactamente
el
diagnóstico,
el
jugador
tenía
un
hematoma
en
la
parte
baja
del
isquiotibial
y
un
dolor
bastante
fuerte
en
esa
zona
y
el
hueco
poplíteo,
zona,
esta
última,
que
llego
a
puntuarla
con
un
8
sobre
10
de
molestia.
En
un
principio,
el
cuerpo
médico,
dada
la
sintomatología,
pensó
que
la
rotura
se
encontraba
en
el
tercio
distal
del
semitendinoso
pero
al
ser
tratado
por
el
fisioterapeuta
se
detecto
que
también
tenía
dolor
al
tacto
en
su
parte
superior.
En
ese
momento
analizamos
la
foto
termográfica
de
aquel
día,
y
comprobamos
que
la
rotura
fibrilar
era
proximal.
Seleccionamos
todo
la
zona
del
isquiotibial
en
el
programa
informático
ThermaCAM
Reporter
y
nos
señalo
el
punto
más
caliente
de
la
zona,
como
se
muestra
en
la
Imagen
2.
Este
punto
era,
en
realidad,
donde
estaba
la
rotura.
La
explicación
de
que
el
hematoma
estuviese
en
la
parte
inferior
y
del
dolor
en
esa
zona
era
por
la
acumulación
de
la
sangre
de
la
rotura
en
el
hueco
poplíteo
debido
a
la
fuerza
de
la
gravedad.
Con
esto
demostramos
como
el
método
termográfico
puede
ser
una
gran
herramienta
para
contrastar
diagnósticos
de
lesiones
deportivas.
7.
La
Imagen
4
ilustra
el
caso
de
un
jugador
con
una
pubalgia
(Molestia
en
la
inserción
del
adductor
largo
de
la
pierna
izquierda)
arrastrada
de
la
temporada
anterior.
En
su
periodo
de
readaptación,
su
pierna
“buena”
estaba
más
caliente
que
la
otra
y,
por
tanto,
mucho
más
sobrecargada.
Esto
era
debido
al
miedo
inconsciente
del
jugador
al
apoyo
de
su
pierna
izquierda
lesionada,
que
hacia
cargar
en
exceso
el
peso
en
su
pierna
derecha.
Como
se
puede
apreciar
en
las
fotografías
se
puede
ver
como
la
pierna
derecha
tiene
las
temperaturas
más
altas
(esta
más
blanca).
Esta
información
podemos
utilizarla
para
desarrollar
una
metodología
preventiva
y,
de
esta
manera,
evitar
una
nueva
lesión
como
consecuencia
de
la
lesión
previa.
8.
CONCLUSIONES
Una
vez
realizado
una
pequeña
revisión
bibliográfica
sobre
el
tema
de
estudio
y
finalizada
la
investigación
efectuada
con
el
C.D.
Toledo,
podemos
concluir
que:
1.
Hemos
encontrado
pocos
estudios
con
cámaras
termográficas
en
deportistas,
y
sobre
todo
con
futbolistas.
2.
Los
estudios
y
artículos
encontrados
son
muy
antiguos,
no
hay
casi
nada
reciente
y
lo
que
hay
está
relacionado
con
la
hípica.
3.
La
mayoría
de
los
estudios
concluyen
que
la
termografía
no
es
sólo
una
ayuda
para
el
diagnóstico,
sino
que
también
parece
ser
una
herramienta
ideal
para
controlar
la
evolución
de
la
lesión
y
la
eficacia
del
tratamiento.
(Busoni
et
al.
1988;
Devereaux
et
al.
1984;
Devereaux
et
al.
1986;
Garagiola,
U.
&
Giani,
E.
1990;
Giani
et
al.
1989;
Keyl
&
Lenhart,
1975).
4.
La
termografía
es
un
método
rápido,
seguro,
no
invasivo
y
de
bajo
coste
para
el
diagnóstico
y
seguimiento
a
tiempo
real
de
lesiones.
(Specchiulli
et
al.
1991).
5.
¿Por
qué
no
se
ha
seguido
investigando
y
“utilizando”
la
termografía
en
el
ámbito
deportivo?
Creemos
que
la
termografía
fue
sustituida
por
métodos
más
novedosos
y
objetivos
en
el
ámbito
del
diagnóstico
de
lesiones
deportivas
como,
por
ejemplo,
la
resonancia
magnética,
por
lo
que
se
dejo
de
investigar
y
de
utilizar
en
este
campo.
Nosotros
rescatamos
esta
técnica,
no
como
un
método
de
diagnóstico,
sino
que
buscamos
la
aplicación
como
método
de
prevención,
que
nos
permita
tener
información
diaria
sobre
el
estado
de
nuestros
jugadores
y
anticiparnos
a
una
posible
lesión.
6.
Actualmente
existe
en
el
ámbito
del
fútbol
un
desconocimiento
de
las
ventajas
de
este
método.
7.
Podemos
asegurar
que
la
utilización
diaria
de
la
termografía
como
medio
preventivo
ha
reducido
la
incidencia
lesional
de
un
equipo
de
futbol
profesional.
9.
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