7. Los pensamientos de Ayla estaban muy lejos de la búsqueda de un compañero. Tenia bastantes dificultades par hacer acopio de valor para enfrentarse a la congregación de gente curiosa y suspicaz que estaba fuera de la cueva. Estaba decidida a ignorar la curiosidad que la rodeaba; era mujer del Clan y tenía tanto derecho a estar allí como cualquier otra. Cada uno de los miembros de cada uno de los clanes había encontrado algún pretexto para hallarse cerca de la cueva esperando a que saliera la extraña mujer, Algunos trataban de mostrarse discretos, pero muchos olvidaban la cortesía más elemental y se quedaban mirándola con la boca abierta de asombro. Cambió la postura de Durc, su hijo, como excusa para mirarlo a él y no a la multitud de rostros Vueltos hacia ella. Su acción enfocó la atención en Durc, que había pasado por alto ante el primer impacto de la presencia de la joven madre. Si se hubiera parecido a ella, podrían haberlo aceptado mejor. Pero Durc era un bebé toscamente deformado que no debería haber sido autorizado a sobrevivir.