La mano diestra del capitalismo, de Leo Strauss al movimiento neoconservador (V)
1. LA MANO DIESTRA DEL CAPITALISMO, DE LEO STRAUSS AL
MOVIMIENTO NEOCONSERVADOR (V).
El regreso al poder de los neoconservadores: la presidencia de
G. W. Bush.
Francisco Jose Fernández-Cruz Sequera
Diciembre 2013.
Publicado en: http://lagranpartida.blogspot.com.es
G. W. Bush llegó a la Casa Blanca tras unas polémicas elecciones en
las que se hallaron irregularidades en las papeletas que se usaron en
ciertas zonas de Florida, el Estado que decidiría las elecciones en el
que su hermano Jeff era Gobernador. Tras varios recuentos de los
votos, el Tribunal Supremo detuvo el recuento manual ordenado por
la Corte Suprema del Estado de Florida y sumando los 25 de Florida,
dictaminó que el vencedor había sido Bush con 271 votos electorales,
1
2. frente a los 266 de Al Gore. Y aunque éste ganó en número de votos
de los ciudadanos, Bush había sido el vencedor en votos electorales
en 31 de los 50 Estados. Juró la presidencia el 20 de Enero de 2001.
En la campaña que lo llevó a la Casa Blanca una de sus principales
asesoras en política exterior fue Condoleezza Rice, que se había
formado en la escuela realista clásica de Kissinger y que había crecido
de la mano de Bren Scowcroft.
Rice fue nombrada
Secretario
de
Estado de la nueva
administración
Bush. Los objetivos
de política exterior
que
se
había
marcado, los había
dejado escritos a
comienzos del año
2000 en un artículo
escrito
para
“Foreign Affairs”1,
en
donde
argumentaba que
los Estados Unidos
debían
llevar
adelante su interés
nacional
de
manera acertada y
con
responsable,
citando
como
interlocutores
a
tener en cuenta a
China y a Rusia.
Guardando silencio
sobre la cuestión
del terrorismo internacional, a pesar de que en el año 2000 los
EE.UU. habían sido el objetivo de atentados terroristas. Sin embargo
el famoso periodista de investigación del periódico “The Washington
Post” Bob Woodward2, que destapó el mítico “caso Watergate” que
llevó a Nixon fuera de la presidencia, sostiene que el grupo conocido
como “Los Vulcanos” al que pertenecía ya Rice cuando publicó el
artículo citado, tenía preparado un plan de ataque contra Irak y el
propósito de reconfigurar el mapa de Medio Oriente desde mucho
antes de la llegada de Bush al poder3.
2
3. Durante
la
campaña
electoral y los primeros
meses de la Administración
de George W. Bush, los
planes
de
los
neoconservadores
no
recibieron un fuerte apoyo
del
presidente.
Aunque
cuando
llegó
a
la
presidencia había nombrado
a neoconservadores como
Paul Wolfowitz y a sus
aliados
como
Donald
Rumsfeld o Dick Cheney en
su
Administración
para
importantes
cargos
políticos, apostó por una
política exterior “realista” en
manos de Rice que como ya
hemos dicho anteriormente
pertenecía a esta escuela,
oponiéndose así a la idea
neoconservadora de ”nation
4
building” sobre bases straussianas y a la confrontación política con
China y Rusia. De hecho, en estos primeros meses recibió críticas a
su política exterior de varios críticos neoconservadores. La inicial
inclinación de Bush por una política realista se había visto reforzada
cuando en enero de 2001 tras jurar la presidencia, el director de la
CIA George Tenet le informó que las principales amenazas para la
seguridad de EE.UU., eran en primer lugar Al Qaeda y, en segundo
lugar, la proliferación de armas nucleares, biológicas o bacteriológicas
y químicas sin mencionar en relación con estas armas a Irak.
La “War on Terror”.
Cuando G. W. Bush llegó a la presidencia, existían dos obstáculos
principales que impedían a los neoconservadores del PNAC, llevar
adelante su programa para alcanzar la hegemonía mundial y
reconfigurar el orden internacional: Por un lado estaba la falta de
legitimidad del presidente Bush debida a su fraudulenta elección; Por
el otro, en el mundo unipolar de la posguerra fría, los Estados Unidos
carecían de un enemigo claramente definido que justificara el
despliegue de medios militares y el presupuesto necesario para
mantenerlo, que el programa neoconservador requería.
Los atentados nunca aclarados definitivamente del 11-S, les
ofrecieron a los neoconservadores el “nuevo Pearl Harbour” que
necesitaban para remover ambos obstáculos de un solo golpe, e
3
4. hizcieron que la política exterior de la Administración Bush cambiara
radicalmente, ante la necesidad de articular una respuesta
contundente a los ataques terroristas. Esa respuesta se encontró en
el programa neoconservador que parecía una diseñado a la altura de
unos atentados, que habían demostrado la existencia de una
amenaza y la vulnerabilidad de los Estados Unidos ante la misma.
La respuesta de la administración Bush a los ataques a las torres
gemelas, se fue configurando en las semanas siguientes. Wolfowitz
propuso atacar de forma inmediata a Irak sin éxito, Powell como
miembro de la escuela realista se opuso firmemente, pero ello no
evito que los neoconservadores encontraran en los atentados, el
elemento movilizador de la sociedad que les permitiría en lo sucesivo
definir y dirigir la política exterior de la Administración Bush,
desarrollando así sus planes bélicos de reordenación del mundo
conforme a los intereses unilaterales de Washington.
Bush formó un pequeño gabinete de crisis encabezado por Donald
Rumsfeld y Paul Wolfowitz, junto con el vicepresidente Dick Cheney y
Richard Perle, como asesor del Pentágono. La última vez que estos
hombres trabajaron juntos había sido en la administración Reagan
veinte años atrás. Entonces, tuvieron como objetivo al “Imperio del
Mal”: La Unión Soviética. Ahora, comenzaron a moldear la respuesta
a los ataques del 11-S en los mismos términos épicos en los que
intervinieron al lado de Reagan.
4
5. La primera intervención de G. W. Bush exponiendo una concepción
straussiana de los atentados, un retorno a la era Reagan, tuvo lugar
el 14 de Septiembre de 2001, tres días después de los atentados, en
la Catedral Nacional de Washington, en donde habló de "una lucha
colosal entre el Bien y el Mal (en la cual) nuestra responsabilidad ante
la historia es clara: responder a estos ataques y quitar el mal del
mundo". Una visión religiosa de los ataques del 11-S, que encajaba a
la percepción con su condición de cristiano “renacido” y por lo tanto
cristiano sionista. Criticando el este sentido mesiánico y religioso del
discurso político de Bush, el ex candidato demócrata a la presidencia
George McGovern, sostuvo: “El presidente afirma con frecuencia que
lo está guiando la mano de Dios. Pero si Dios lo guió a invadir a Irak,
Dios envió otro mensaje al Papa, a las Conferencias Episcopales
católicas, al Consejo Nacional de Iglesias y a muchos rabinos muy
distinguidos, que creen todos que la invasión y bombardeo de Irak
iba
contra
la
voluntad de Dios.
Con todo respeto,
sospecho que Karl
Rove, Richard Perle,
Paul
Wolfowitz,
Donald Rumsfeld y
Condoleezza Rice...
son los dioses (o
diosas) a quienes
escuchaba
el
presidente”.
La
segunda
intervención oficial
de Bush tras los
atentados,
se
produjo el 20 de
Septiembre en el
discurso dirigido al
Congreso, en el que
dijo: “Cada nación,
en
cada
región,
ahora
tiene
que
tomar una decisión.
O ustedes están con
nosotros o están con los terroristas. De hoy en adelante, cualquier
nación que dé refugio o apoyo al terrorismo será mirada por Estados
Unidos como un régimen hostil”. De nuevo Bush establecía un criterio
schmittiano en política que había recibido a través de los discípulos
de Strauss. La dialéctica amigo-enemigo establecida en términos
absolutos de “buenos” y “malos”.
5
6. La tercera intervención de Bush inmediatamente después de los
atentados, tuvo lugar el 30 de Septiembre de 2001, en la
“Quadrennial Defense Review”. En su intervención, Bush asumió
públicamente la idea de “ataque preventivo”, incluyendo entre los
objetivos de Estados Unidos el “cambio de régimen de un Estado
adversario”, y la ocupación de “territorio extranjero hasta que los
objetivos estratégicos de los Estados Unidos hayan sido cumplidos”.
El 29 de Enero de 2002 tuvo lugar el “Discurso sobre el Estado de la
Nación”. El encargado de redactar el discurso había sido el
comentarista judío canadiense David Frum5, quien propuso
inicialmente el término “Eje
del
Odio”,
con
claras
connotaciones
con
las
potencias del Eje de la
Segunda Guerra Mundial. Esta
expresión
tenía
su
antecedente en un artículo
publicado en Agosto de 1992
por el politólogo israelí y
norteamericano
Yossef
Bodansky, titulado "Teherán,
Bagdad y Damasco: El Nuevo
Pacto del Eje" siendo Director
del “Grupo de Trabajo del
Congreso sobre El terrorismo
y la guerra no convencional”
de
la
Cámara
de
Representantes de EE.UU. La
esencia del argumento de
Bodansky era que Irán, Irak y
Siria habían formado un
"pacto tripartito" a raíz de la
David Frum
Primera Guerra del Golfo, y
que esta alianza suponía una amenaza inminente a la que sólo podía
hacerse frente con una segunda invasión y el derrocamiento Saddam
Hussein. A iniciativa del Vicepresidente Dick Cheney, se sustituyó la
palabra “Odio” por la de “Mal”, buscando una referencia religiosa que
resultara más impactante entre el público no sólo norteamericano
sino mundial. Esta nueva frase nos devolvía a la acuñada en su
momento por Reagan, cuando nombró a la Unión Soviética como el
“Imperio del Mal”. Al parecer, en el borrador del discurso redactado
por Frum, se incluía solo a Irak, pero Condolezza Rice y el Consejero
de Seguridad Nacional Stephen Hadley, consideraban que personificar
solo a Irak como malvado, implicaría una inminente invasión de este
país por los Estados Unidos. De ahí que ambos propusieran ampliar la
personificación del Eje del Mal a Irán y Corea del Norte6, sin más
razones que las simplemente cosméticas para con sus verdaderas
6
7. intenciones. La redacción definitiva del discurso utilizó por primera
vez la expresión “Eje del Mal” para referirse a los gobiernos de Irán,
Irak y Corea del Norte a los que acusó de ayudar al terrorismo y de
obtener armas de destrucción masiva, diciendo: “Estados como éstos
y sus aliados terroristas constituyen un eje del mal, armándose para
amenazar la paz del mundo".
El presidente Bush terminó lanzando su declaración de “War on
Terror” (”Guerra contra el Terror”) diciendo: “Nuestra guerra contra
el terror comienza con Al Qaeda, pero no acabará allí. No terminará
hasta que cada grupo terrorista de ambiciones globales haya sido
encontrado, frenado y derrotado.”
En el siguiente mes de Abril del año 2002, el presidente se refirió por
primera vez a un “cambio de régimen” en Irak, como un objetivo
militar a conseguir, y en Junio del mismo año, en su discurso de
graduación de los cadetes de West Point manifestó que la doctrina de
disuasión, contención y equilibrio de poder postulada por la escuela
realista ya no era adecuada. En su lugar abogó por la “Doctrina
Wolfowitz” del “ataque preventivo” y la intervención unilateral.
Esta “Doctrina de Guerra Preventiva” fue finalmente anunciada como
la “Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de
América” el 20 de Septiembre de 2002, diciendo: “de ahora en
adelante, debemos llevar la batalla al campo enemigo, desarticular
7
8. sus planes y confrontar las peores amenazas antes de que ellas
emerjan”, dando un giro impresionante en la historia de los conceptos
y de las doctrinas estratégicas en la historia de los EE.UU. en la
definición de las nuevas amenazas, al plantear el uso de la fuerza
militar con carácter preventivo frente a ataques que se juzgaran
inminentes, contra las organizaciones terroristas o contra los Estados
que apoyasen a éstos, o actuaran con la intención de conseguir
armas de destrucción masiva para su utilización.
Las ideas que se hicieron con el poder: la “Doctrina Bush”.
La nueva política exterior conocida como ”Doctrina Bush”, se basaba
en tres pilares fundamentales: el unilateralismo; la “Guerra contra el
Terror” como guerra sin límites y la utilización de mitos como la
división maniquea entre Bien y Mal entre naciones.
El unilateralismo, era una necesidad derivada del ejercicio de la
hegemonía global benevolente ejercida por los EE.UU. para garantizar
la seguridad de la nación. Lógicamente, conlleva la relativización del
respeto
por
el
Derecho
Internacional y el desprecio de
la soberanía de los Estados
menos
poderosos,
que
conduce a una disolución de
las soberanías nacionales, que
corre en paralelo a los
intereses supranacionales de
las
corporaciones
multinacionales en debilitar el
poder de los Estados en su
propio
beneficio.
Este
desprecio por las soberanías
empujó a los EE.UU. a un
debilitamiento
del
sometimiento a las reglas del
Derecho Internacional y de los
tratados en los que los EE.UU.
eran parte, como por ejemplo
ocurrió con la participación de
los Estados Unidos en el
Tribunal Penal Internacional,
Dick Cheney
en el Consejo de Seguridad de
la ONU o en la creación de un espacio en el que el Derecho está
ausente, un limbo jurídico, un espacio sin Ley, como es el campo de
concentración de Guantánamo en Cuba. Este unilateralismo lo
justificó Dick Cheney en 2003 diciendo: “No podemos dejar nuestros
intereses únicamente en manos de mecanismos internacionales que
puedan ser bloqueados por Estados cuyos intereses pueden ser
8
9. diferentes de los nuestros, por tanto hay veces que no tenemos
necesidad de recurrir ni al Tribunal Penal Internacional o al Consejo
de Seguridad para proteger nuestros intereses internacionales". Un
rechazo del multilateralismo, que consideraban contrario al orden
natural y propio de las correlaciones de poder existentes en las
relaciones internacionales.
Leo Strauss defendía que el estado natural del hombre es la guerra,
la lucha por la supervivencia, y que por tanto, la “guerra perpetua”, y
no la “paz perpetua”, era el destino inexorable de las naciones. En el
discurso de 29 de Enero de 2002, Bush enunció por primera vez el
concepto de “Guerra contra el Terror”, al que se refirió como una
misión nacional, como el destino sin fin de la nación americana,
recogiendo la idea del destino de los EE.UU. que formuló Michael
Ledeen “Creo que luchar es el destino de América porque América
siempre estará amenazada por
tiranías. Por tanto creo que la
única incógnita aquí es si
vamos a ganar o a perder,
dónde vamos a luchar o bajo
qué circunstancias, porque
que vamos a luchar está claro,
porque van a venir a por
nosotros”. Esta “Guerra contra
el
Terror”,
es
una
reinterpretación del concepto
straussiano
de
guerra
perpetua, en tanto en cuanto
la abstracción de la amenaza y
la duración indefinida de sus
objetivos conducen a un
estado de conflicto sin límites
temporales,
espaciales,
teleológicos o materiales. En
este
documento
de
planificación estratégica, se
introdujo la noción del ataque
preventivo como una nueva
línea de actuación de la política exterior estadounidense. Básicamente
consistía en que Estados Unidos se reservaba el derecho de ejercer
preventivamente el uso de la fuerza contra otro Estado en el caso de
que creyera que existían indicios de que ese Estado podía ser una
amenaza contra Estados Unidos. Los neoconservadores celebraron
esta nueva estrategia ya que les permitía llevar a la práctica sus
ideas sobre la intervención en otros países para expandir la
democracia, sin importarles que fuera ilegal y contraria al artículo 51
de la Carta de las Naciones Unidas, según el cual el uso de la fuerza
9
10. es ilegal como legítima defensa en tanto un Estado no haya sido
objeto de una agresión previa.
El mito de la lucha entre el Bien y el Mal, era una idea ya sostenida
por la administración Reagan al final de la Guerra Fría”, que Richard
Perle y G. W. Bush recuperaron para la ocasión, estableciendo un
paralelismo con la “War on Terror”. Perle decía: “La lucha contra el
totalitarismo soviético fue una lucha entre valores morales
fundamentales, al igual que la Guerra contra el Terror, y en ese
sentido esto es una batalla entre el Bien y el Mal”; Por su parte, Bush
explicaba que: “La Guerra contra el Terror es como la Guerra Fría. Es
una batalla ideológica con un enemigo que desprecia la libertad y
abraza el totalitarismo. Vamos a derrotar a ese enemigo y a extender
la libertad”. La idea de unos EE.UU. enfrentados a las naciones que
forman el “Eje del Mal”, obedece a la creación de un mito al modo
straussiano, lanzado por las élites dirigentes en los EE.UU. para
cohesionar a la sociedad norteamericana, en torno a un proyecto que
se refuerza por medio de la definición de una amenaza difusa y
absoluta: “El Terror”. Su mensaje es claro y simple, se mueve en el
terreno de lo maniqueo, es fácilmente comprensible, sintetiza el Mal
sin mezcla alguna de Bien y el hecho de su falsedad se torna
irrelevante ante su utilidad para la consecución de la política que las
élites pretenden ejecutar.
La identificación que la administración Bush alcanzó con el
movimiento neoconservador con la publicación de la “Estrategia de
Seguridad Nacional de los Estados Unidos de América” en Septiembre
de 2002 fue plena, como puede apreciarse en la opinión que a Bill
Kristol le mereció este documento: “El mundo es un desastre. Y creo
10
11. que es un gran mérito que Bush se haya puesto serio al respecto. El
peligro no es que hagamos mucho, sino que hagamos demasiado
poco”.
Las mentiras de la guerra.
El 7 de Octubre de 2001 se dio el primer paso en el camino de la
guerra con la invasión de Afganistán bajo el nombre operativo de
“Libertad Duradera”. Un conflicto que no suscitó ningún género de
dudas entre la opinión pública internacional, dado el carácter del
régimen islámico que gobernaba el país, y la certeza pública que se
tenía, de que ofrecía amparo a los terroristas responsables del ataque
del 11-S.
Lo cierto es que ya en
Enero de 2001, Richard A.
Clarke,
presidente
del
Grupo
de
Seguridad
Antiterrorista
en
la
administración Clinton, y
más tarde miembro de la
administración
Bush,
presentó
un
plan
a
Condoleezza
Rice
que
involucraba una acción
encubierta en Afganistán
para impedir que Al Qaeda
tuviese un refugio seguro
en el país asiático. Al
parecer, el plan implicaba
el apoyo encubierto a la
Alianza del Norte, ataques
aéreos, y la introducción de fuerzas de operaciones especiales en
Afganistán. El 10 de septiembre de 2001, la administración Bush
acordó un plan para derrocar al régimen afgano por la fuerza si se
negaba a entregar a Osama Bin Laden, proporcionando ayuda militar
encubierta a los grupos enemigos de los talibanes. Y si no lo lograban
tratarían de derrocar al régimen talibán mediante una acción directa.
No llegó a aplicarse. Las hostilidades comenzaron con la intervención
de equipos de la División de Actividades Especiales de la CIA a las
que se unieron las Fuerzas Especiales del Ejército del 5º Grupo de
Fuerzas Especiales y otras unidades del Mando de Operaciones
Especiales. El Reino Unido, Canadá y Australia también desplegaron
fuerzas y varios países más proporcionaron permiso de
establecimiento, acceso y sobrevuelo, dando lugar al comienzo de las
campañas de bombardeo. Así comenzó un conflicto que a finales de
2013 no ha concluido.
11
12. Pero sería en 2003 con la invasión de Irak, cuando comenzaron a
surgir dificultades para construir el mito del enemigo exterior, que la
“Guerra contra el Terror” y el “Eje del Mal” precisaban. El consenso
público a la guerra de Irak se basaba en una campaña de mentiras
lanzadas por los neoconservadores sobre la amenaza que suponía
este país hacia Estados Unidos, debido a su supuesta posesión de
armas de destrucción masiva y a una ficticia e inédita alianza entre Al
Qaeda y Sadam Hussein. Estas razones para la invasión de Irak se
utilizaban indistintamente, dependiendo del público al que se dirigía
el mensaje. La amenaza de las armas de destrucción masiva fue
enfatizada para el público británico, la conexión entre Saddam y Al
Qaeda lo fue para los
americanos, dos tercios
de los cuales pensaron
en algún momento que
dicha relación existía, y
en España se utilizó no
sólo la mentira de las
armas de destrucción
masiva, sino también la
liberación “democrática”
del pueblo iraquí.
Pero como ya pasara
con el “Team B” y la
“Red del Terror”, las
mentiras
de
la
propaganda,
entraban
en contradicción con la
realidad que ofrecían los
informes de inteligencia
de la CIA. Se reprodujo
el enfrentamiento que
El “trio de las Azores”: Blair, Bush y Aznar
décadas
atrás
había
tenido lugar, pero esta vez los contendientes eran por un lado los
“idealistas” neoconservadores de Rumsfeld, que controlaban el
Pentágono y la DIA (Agencia de Inteligencia de la Defensa); y por el
otro los “realistas” de Colin Powell, que estaba al frente del
Departamento de Estado y de la CIA. Para vencer en esta batalla,
Wolfowitz, Douglas Feith y Donald Rumsfeld, crearon en Septiembre
de 2002 su propia agencia de inteligencia en el Pentágono llamada
“Oficina de Planes Especiales” (OSP), a la que también se referían
como “Cabal”, con el objetivo de puentear a la CIA y “encontrar” las
evidencias que demostraran que Saddam Hussein estaba aliado con
Al Qaeda al tiempo que escondía armas de destrucción masiva, lo que
lo convertía en una amenaza para Estados Unidos y para la paz
mundial. Al frente de la misma situaron a Abraham N. Shulsky7, que
se había destacado en el desarrollo de la política diseñada desde el
12
13. PNAC. Shulsky es un antiguo alumno judío de Strauss bajo cuya
dirección se doctoró en 1972, que proporcionó a Bush las pruebas
falsas mostradas a sus aliados, para justificar el ataque contra Irak
frente a la opinión pública. A este se unió en dicha labor el
especialista
del
WINEP
sobre
formas
de
subversión
y
desestabilización, también judío, Michael Rubin.
En paralelo a los preparativos para invadir Irak, continuó la
propaganda para invadir Irán y otros países. Michael Ledeen en una
conferencia pronunciada en el JINSA el 30 de abril del 2003 afirmó
que el régimen persa estaba a punto de derrumbarse y que sólo
necesitaba un empujón “y deberíamos dárselo”. También dijo que:
"se acaba el tiempo para la diplomacia; es tiempo de un Irán libre,
una Siria libre y un Líbano libre". Los planificadores del Comité Sesor
de la Junta Política de Defensa mencionaron también Pakistán, Libia,
Somalia y Sudán. Incluso lanzaron un globo sonda para ver la
reacción pública frente a una iniciativa contra Arabia Saudí. Antes de
abandonar la presidencia del Comité Asesor de la Junta de Política de
Defensa en 2003, Richard Perle convocó una reunión informativa a
cargo de un partidario de atacar Arabia Saudí. Laurent Murawiec, que
describió Arabia Saudí como "la raíz del mal, el primer móvil, el
oponente más peligroso" de Estados Unidos en Oriente Medio. Por su
parte, la revista neoconservadora "The Weekly Standard" propiedad
del magnate judío de los medios de comunicación Rupert Murdoch,
publicó casi al mismo tiempo que la reunión un artículo titulado "El
próximo enfrentamiento saudí", y ese mensaje fue retomado por la
revista del Comité Judío Estadounidense, "Commentary", con un
artículo aún más explícito titulado "Nuestros enemigos, los saudíes".
De todos modos, en parte quizá porque la familia Bush e importantes
apoyos empresariales del Gobierno Bush tienen ahí una gran
implicación en Arabia Saudí, este país fue abandonado como objetivo.
Como vemos, la lista de países seleccionados no se acababa en Irák.
13
14. Si se aportaban pruebas de que Saddam Hussein seguía disponiendo
de armas de destrucción masiva, en violación de las resoluciones del
Consejo de Seguridad de la ONU, y mantenía contactos con Al Qaeda,
la invasión estaría justificada. De las relaciones de Saddam con Bin
Laden no había pruebas, pero que seguía conservando armas
químicas y biológicas parecía indudable. Pero que inventaron las
pruebas es un dato indiscutible, como prueba Woodward8 en su libro
ya citado, que demuestra que la administración Bush nunca tuvo
datos fehacientes acerca de las supuestas armas de Saddam. Pero
aprovecharon que la CIA no había evitado los ataques del 11-S y
carecía de informadores en el interior de Iraq, para concluir que la
ausencia de pruebas no demostraba la inexistencia de las armas.
Exactamente la misma conclusión a la que se llegó décadas atrás,
respecto de la flota soviética.
La finalidad de la OSP era
difundir sus informes de
forma directa
en el
Congreso y en la Casa
Blanca. Unos informes
que
inmediatamente
llegaban a los medios de
comunicación, y servían
para
manipular
a
la
opinión
pública
y
predisponerla de forma
favorable a los planes de
los
neoconservadores.
Uno de sus trabajos más
famosos sería el informe
en el que se acusaba a
Irak de haber comprado
uranio en Níger, acusación
que
resultó
absolutamente falsa. No
obstante, tuvieron éxito y
lograron
justificar
la
invasión de Irak, que dio
comienzo el 20 de Marzo
de 2003 con el nombre
operativo de “Operación
Libertad Iraquí”.
Bush proclamando la victoria sobre Irak
En mayo de 2003, las acusaciones de falsedad de los informes de
inteligencia de la OSP, se reforzaron tras el intento de Paul Wolfowitz
de restar importancia al hecho de que no se hubieran encontrado las
armas de destrucción masiva, en declaraciones a la revista “Vanity
Fair”, manifestando que el asunto de las armas había sido enfatizado
14
15. como una justificación para la guerra por “razones burocráticas, ya
que era la única razón por la que todo el mundo estaba de acuerdo”.
El escándalo aumentó cuando un artículo de Seymour Hersh en el
“New Yorker”, descubrió que el jefe de la campaña de desinformación
de Rumsfeld era Adam Shulsky, el conservador straussiano coautor
de un artículo sobre Leo Strauss y el papel del engaño en las
operaciones de inteligencia. Al mismo tiempo, analistas de la CIA y
diplomáticos del Departamento de Estado, acusaron a la OSP de
realizar un operativo de inteligencia con la manipulación de los datos
para influenciar a la opinión pública. El desprestigio de la agencia fue
en aumento, y en junio de 2003 fue disuelta por Rumsfeld, ya que la
invasión de Irak ya había tenido lugar y había cumplido su finalidad.
El exagente de la CIA Larry C. Johnson declaró en una entrevista a la
BBC que: “La OSP es peligrosa para la Seguridad Nacional
norteamericana y una amenaza para la paz mundial. La OSP mintió y
manipuló la inteligencia para adaptarla a su agenda de eliminar a
Saddam. Son un grupo de ideólogos con nociones predeterminadas
de la verdad y la realidad. Cogen pedazos de inteligencia que apoyen
su teoría e ignoran todo lo que sea contrario. Deberían ser
eliminados”.
La OSP había supuesto la institucionalización de las ideas de Strauss
sobre la mentira y su función social, consagrando el uso del engaño y
de la mentira con fines políticos. Pese a que la OSP fue disuelta, en
2006 se creó una agencia similar en el Pentágono para gestionar la
información relacionada con Irán, llamada “Directorio Iraní”, con el
mismo objetivo que la OSP: la
preparación psicológica de la
sociedad para preparar la invasión
de Irán. Entre 2006 y 2008
mantuvo
su
actividad
de
propaganda y desinformación,
aunque los fracasos militares de
las invasiones de Afganistán e
Irak y la paulatina pérdida de
popularidad de la Administración
Bush irían debilitando poco a poco
dicha posibilidad.
El periodista Carl Bernstein
Tal y como dijo el reconocido
periodista Carl Bernstein9, en un
programa de MSNBC, la “locura”
de la guerra de Irak fue llevada a
cabo por Bush, Cheney y los
“judíos neocons que querían
rehacer el mundo”. Bernstein
justificó sus comentarios sobre la
responsabilidad de los judíos
15
16. sobre la guerra señalando que, al ser él mismo un judío, “tal vez yo
puedo decir eso”. “Esta fue una guerra demencial que nos trajo una
economía y moral muy baja”. “Fuimos a la guerra en contra de un
hombre que no tenía absolutamente nada que ver con el 9/11. ¡Era
totalmente un pretexto! Es inexplicable y hay que ir con Cheney, ir
con Bush, hay que ir con los neo-conservadores judíos que querían
rehacer el mundo. Tal vez puedo decir eso que porque soy judío. Para
traer un resultado determinado…“10
Los neoconservadores en los tiempos de Obama.
La llegada a la presidencia de los EE.UU. de Barack Hussein Obama,
forzó la salida de los neoconservadores del gobierno. En medio del
fracaso militar y de la crisis financiera tuvieron que cederle el paso a
un presidente de la “escuela realista” como Barack Obama.
No por ello la política exterior de EE.UU. durante los años
transcurridos de la presidencia del demócrata Obama ha perdido
agresividad en la defensa de los intereses de EE.UU. e Israel en
Oriente Medio. Siria fue en 2011 la elección de los EE.UU. e Irán fue
la de 2013 ante la necesidad de alcanzar el control de las fuentes de
energía, y el temor a que el Gobierno israelí sea incapaz de imponer
sus condiciones a los palestinos, mientras este país sea una potencia
regional. Con Siria al igual que con Irán, se han alcanzado acuerdos,
evitando una invasión directa por ahora, dado el respaldo que a
ambos países ofrecen Rusia y China. Pero la agenda norteamericana
sigue abierta y su programa de hegemonía en marcha.
Los neoconservadores en su mayoría han vuelto a sus “thinks tanks”
y a sus medios de comunicación, en los que aguardan su nueva
16
17. oportunidad, tratando de mantener su influencia política. Un ejemplo
de ello es la “Brookings Institution”, el laboratorio de ideas más
influyente de Washington, en el que se ha integrado William Kristol,
desde donde no duda en reivindicarse: "Vivimos en un momento
fluido en la política americana. Pero tengo bastante confianza en que
el neoconservadurismo tiene un presente y un futuro", dijo Kristol.
Según el historiador francés Justin Vaïsse, experto en el movimiento
neoconservador y en la “Brookings Institution”, los neoconservadores
tienen futuro. "Están presentes en el debate, en cuestiones como los
derechos humanos o Irán", explica. "Evidentemente no influyen de
forma directa en la Administración, porque los que están en el poder
son de otro campo. Pero debido a la permeabilidad de las ideas y al
hecho de que mantienen una línea determinada, balizan el debate"11.
La influencia intelectual de los neoconservadores permanece, e
incorpora nuevas voces, como ocurre con los columnistas Charles
Krauthammer y David Brooks, ambos muy críticos con la política
exterior de Obama, que ha asumido una diplomacia realista, inclinada
hacía la defensa de los
intereses nacionales de
EE.UU. dentro del marco
legal internacional, lo que
contraviene en gran parte
los deseos del lobby
sionista americano, lo que
nuevamente refuerza a
los
neoconservadores,
como
una
alternativa
ideológica más vigorosa.
Pese a la percepción
generalizada de que los
neoconservadores
han
desaparecido
del
escenario
político,
la
realidad es que sólo han
perdido su perfil propio,
diluyéndose en el magma
republicano conservador,
guiado
ahora
por
la
cadena
televisiva
Fox
News y el movimiento Tea
Activistas del Tea Party
Party.
Como
dice
el
neoconservador arrepentido que hoy dice ser Francis Fukuyama: "en
su actual encarnación, el neoconservadurismo ha evolucionado hacia
el conservadurismo, o algunas de las ideas neoconservadoras se han
convertido en ideas republicanas"; "Es difícil ver la diferencia".
17
18. Y si el movimiento neoconservador se ha diluido dentro de la derecha
republicana hasta el punto de no poder distinguirse a los
conservadores tradicionales de los neoconservadores, ¿los hace esto
menos poderosos?, ¿menos peligrosos?. Nada más lejos de la
realidad. Precisamente ahora es cuando han conseguido su triunfo
absoluto, pues sus ideas políticas se han impuesto y forman parte del
acervo ideológico común a toda la derecha americana. ¿Puede decirse
entonces que el movimiento neoconservador ha muerto?. Sí, pero de
éxito.
Llegamos al final, y debemos recordar una vez más que la Historia
tiene una dimensión subterránea, cuyo desconocimiento o ignorancia
implica no comprender los procesos históricos en desarrollo. Una
dimensión subterránea que opera a modo de una infraestructura, que
determina decisivamente la orientación de las superestructuras que
sobre
ella
se
asientan. Si nos
limitamos
únicamente
a
analizar
el
desarrollo de las
superestructuras,
la superficie de la
Historia,
jamás
entenderemos las
razonas
últimas
que la mueven. Lo
cierto es que las
fuerzas que operan
en cada momento
no son estables ad
infinitum, y que
“Aquí tampoco”.
Goya, Los Desastres de la Guerra
son sustituidas por
otros núcleos de poderes sucesivos o simultáneos, y que en el tiempo
presente no sabemos cuándo va a ocurrir una nueva sucesión de
fuerzas históricas operantes, y ni siquiera sabemos si ocurrirá, ni
cómo sucederá.
Lo que sabemos es que las épocas de profunda crisis como la que
vive Occidente desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial, son
propensas a engendrar mitos políticos, dioses mortales, cuya
omnipotencia no deja ajeno a su soberbia ningún espacio de vida. Es
en momentos como este, cuando como dioses de tragedia clásica
caídos del cielo hacen acto de presencia los tiranos demagógicos, y
que la radicalidad, amoralidad, crueldad y carácter ilimitado de la
obediencia por ellos reclamada, sólo es comparable con el poder
absoluto que, en la Antigüedad, exigieron al hombre los tiranos y sus
dioses.
18
19. 1
Rice, Condolezza; “Promoviendo el Interés Nacional”; Enero/
Febrero 2000; “Foreign Affairs”.
2
Robert Upshur "Bob" Woodward nacido en1943 en Geneva en el
Estado de Illinois, hijo de un juez se matriculó en la Universidad de
Yale con una beca para oficiales de la Reserva Naval, sirviendo como
oficial de Inteligencia naval tras graduarse en Historia y Literatura
Inglesa. Empezó a trabajar en “The Washington Post” en 1971. En
1972 se asoció con el periodista judío Carl Bernstein, de ambos,
Woodward fue quién tuvo acceso a la fuente de información conocida
como “Garganta Profunda”, que les facilitó la información que dio
lugar finalmente a la dimisión del presidente Nixon. Su historia fue
llevada al cine por Hollywood bajo el título de “Todos los hombres del
presidente” y su personaje en la ficción fue encarnado por Robert
Redford. Entrevistó en seis ocasiones al presidente G. W. Bush sobre
cuya política ha escrito cuatro libros sobre los atentados del 11-S y
las guerras en Afganistán e Irak. Woodward creyó las afirmaciones
del gobierno de Bush acerca de la existencia de armas iraquíes de
destrucción masiva antes de la guerra. Durante una aparición en
“Larry King Live”, se le preguntó en una entrevista telefónica:
"supongamos que vamos a la guerra entramos en Irak y no hay
armas de destrucción masiva"; Woodward respondió: "Creo que la
posibilidad de que eso ocurra es aproximadamente cero. Hay
demasiadas cosas allí". Más tarde admitió su error.
3
Woodward, Bob. “Plan de ataque: Cómo se decidió invadir Iraq”.
Editorial Planeta. Barcelona, 2004.
4
“Constitución o construcción de la nación”.
5
David J. Frum nació en 1960 en Canadá y es hijo de la periodista
canadiense judía Barbara Frum (nacida Rosberg). Es un comentarista
y político, que estuvo activo en la política canadiense, y después de
emigrar a los Estados Unidos se convirtió en político en la política
estadounidense. Su hermana es Linda Frum, miembro del Senado de
Canadá y del Comité Canadá-Israel. Es primo lejano del economista
Paul Krugman. Ha sido miembro del Comité Canadá-Israel y del
AIPAC, y redactor de discursos para el presidente George W. Bush.
También el autor del primer libro de "información privilegiada" sobre
la presidencia de Bush. Sus artículos periodísticos han aparecido en
una variedad de revistas y periódicos canadienses y estadounidenses,
incluyendo el “National Post”, “The Week”, “The Daily Beast” y
“Newsweek”. Es miembro de la junta directiva de la Coalición
Republicana Judía y vicepresidente y miembro asociado del “Instituto
R Street”. También ha pertenecido al “American Enterprise Institute”.
Obtuvo la nacionalidad norteamericana en 2007.
6
Woodward, Bob. “Plan de ataque: Cómo se decidió invadir Iraq”.
Pág. 107. Editorial Planeta. Barcelona, 2004.
7
Abram N. Shulsky es Senior Fellow en el Instituto Hudson. Fue
asesor del Secretario de Defensa para Política en el período 20012009, en cuestiones relacionadas con Irak y la Guerra Global contra
19
20. el Terrorismo. Ha sido consultor en asuntos de seguridad nacional en
la Corporación RAND y en la Oficina de Evaluación de la Red en la
Oficina del Secretario de Defensa (OSD); como Director de Política de
Control de Armas Estratégicas en el OSD. Ha actuado como
representante del Secretario de Defensa para las conversaciones
sobre política nuclear y espacial (Defense and Space Group) con la
antigua Unión Soviética. También ha sido Director del Comité de
Inteligencia del Senado y asistente legislativo del senador Daniel
Patrick Moynihan, con respecto a cuestiones de inteligencia y
miembro del personal de planificación política de la Oficina del
Secretario de Defensa para Política. Se graduó como especialista en
Matemáticas en la Universidad de Cornell, y en la de Chicago obtuvo
su Doctorado en Ciencias Políticas bajo la dirección e Leo Strauss, por
quien fue “iniciado” en los secretos de su doctrina. Shulsky ha sido
patrocinado por la neoconservadora “Olin Foundation”, que ha venido
subvencionando y publicando sus obras como teórico de los servicios
de inteligencia. En ellas ha propagado la doctrina straussiana el valor
de las “nobles mentiras”, ya que el engaño es la norma de la política,
por lo que los servicios de inteligencia deben concentrarse en superar
las dificultades que se oponen a sus esfuerzos en obtener y analizar
la información relevante que permita la adopción las decisiones
políticas más adecuadas en cada momento.
8
Woodward, Bob. Op. Cit.
9
Carl Bernstein es un periodista estadounidense de ascendencia judía
que, como reportero de investigación para “The Washington Post”
junto con Bob Woodward, destapó la historia del caso “Watergate”,
provocando la dimisión del presidente Richard Nixon.
10
www.youtube.com/watch?v=BbyBL3-ZOsM
11
www.lavanguardia.com/internacional/20100518/53929395423/losneocon-siguen-influyendo-en-la-politica-de-obama.html
20