12. Debemos reclamar los servicios por los
que pagamos, pero esto no debe significar
que “externalicemos” nuestra
responsabilidad o participación en la vida
que se desarrolla a nuestro alrededor
44. La vida en la ciudad depende de
nosotros, de las personas
45. Puede que seamos marionetas;
controladas por las cuerdas de la
sociedad. Pero somos marionetas
con percepción y consciencia. Y
quizás nuestra consciencia es el
primer paso para nuestra liberación
47. PARA MANTENERNOS EN CONTACTO
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Notes de l'éditeur
Añadido a esto, la vida en las ciudades, a pesar de estar rodeados por muchas personas, nos hace sentir en soledad. Se produce un curioso fenómeno de aislamiento, quizás para protegernos de la tensión diaria, que provoca que no nos sintamos parte de una comunidad, de un grupo. En la ciudad esperamos que las soluciones vengan de fuera. Pagamos para ello, es lo que pensamos.
Nos olvidamos de nuestra esencia humana, que tiende a proteger a nuestros congéneres y nos separamos emocionalmente de lo que ocurre a nuestro alrededor. Quizás habría que mirar, en primer lugar, cuando hablamos de la infelicidad que nos produce la vida en la ciudad, ¿cuál es nuestra relación con las personas que viven en ella?