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Silvia Giménez Rodríguez - 146 -
NO HAY PRUEBAS CIENTÍFICAS DE QUE EL VIH CAUSE EL SIDA
Dr. KARY B. MULLIS Premio Nobel de Química 1993 por inventar la técnica PCR.
En 1988 trabajaba como consultor en Specialty Labs, en Santa Mónica, realizando análisis del
Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Sabía bastante de análisis de cualquier cosa con
ácido nucleico, porque había inventado la Reacción en Cadena de la Poliomerasa (Polymerase
Chain Reaction: PCR). Por eso me contrataron.
Por otra parte, el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) era algo de lo que no sabía
demasiado. De este modo, cuando me encontré escribiendo un informe sobre nuestros
progresos y objetivos para el proyecto patrocinado por los National Institutes of Health, me dí
cuenta de que no conocía la referencia científica para apoyar la declaración que acaba de
escribir: «El VIH es la probable causa del SIDA».
Así que me volví al virólogo de la mesa de al lado, un tipo serio y competente, y le pregunté por
esa referencia. Dijo que no necesitaba ninguna. Yo no estuve de acuerdo. Pese a que es verdad
que ciertos descubrimientos o técnicas científicas están tan bien establecidas que sus fuentes ya
no se aluden en la literatura contemporánea, ése no parecía ser el caso de la conexión
VIH/SIDA. Para mí, era muy notable que el individuo que había descubierto la causa de una
enfermedad mortal y hasta ahora incurable, no fuese continuamente aludido en las publicaciones
científicas hasta que la enfermedad estuviese curada y olvidada. Pero, como pronto aprendería,
el nombre del individuo -que sería seguro materia de Premio Nobel- no estaba en boca de nadie.
Por supuesto, esta simple referencia debía estar en alguna parte ahí fuera. De lo contrario,
decenas de miles de funcionarios y reconocidos científicos de diversas procedencias, que
intentan aclarar las trágicas muertes de un considerable número de homosexuales y/o
consumidores de drogas intravenosas de edades comprendidas entre los 25 y los 40 años, no
habrían permitido que su investigación se limitase a una estrecha vía de estudio. No todo el
mundo pescaría en la misma charca a menos que estuviese completamente verificado que el
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resto de charcas estaban vacías. Tenía que haber un informe publicado, o quizás varios, que
juntos indicasen que el VIH es la posible causa del SIDA. Tenía que haberlo.
Hice indagaciones con el ordenador, pero no encontré nada. Por supuesto, puedes perderte
información importante con las búsquedas por ordenador sólo con no introducir las palabras
clave concretas. Para estar seguro de una conclusión científica, lo mejor es preguntar a otros
científicos directamente. Esa es una de las cosas para las que sirven esos congresos en lugares
lejanos con bonitas playas.
Como parte de mi trabajo, iba a muchos encuentros y congresos, adquirí el hábito de acercarme
a cualquiera que diese una charla sobre SIDA y preguntarle qué referencias debía citar para esa
cada vez más polémica declaración: «el VIH es la probable causa del SIDA». Después de 10 ó
15 encuentros en un par de años, empecé a preocuparme cuando vi que nadie podía citarme la
referencia. No me gustaba la fea conclusión que se estaba formando en mi mente: la campaña
entera contra la enfermedad considerada con creces como la peste negra del siglo XX, estaba
basada en una hipótesis cuyos orígenes nadie podía recordar. Eso desafiaba tanto al sentido
científico como al común.
Finalmente, tuve la oportunidad de interrogar a uno de los gigantes de la investigación del VIH y
del SIDA, el doctor Luc Montagnier, del Instituto Pasteur, cuando dio una charla en San Diego.
Esta sería la última vez en que sería capaz de realizar mi pregunta sin mostrar cólera. Me figuré
que Montagnier conocería la respuesta. Así que se la planteé.
Con una mirada de perplejidad condescendiente, Montagnier dijo: «¿Por qué no cita el informe
de los Centers for Disease Control (CDC, Centros para el Control de Enfermedades)?».
Yo contesté: «No se refiere realmente al tema de si el VIH es o no la probable causa del SIDA,
¿O sí?».
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«No», admitió, sin duda preguntándose cuánto tardaría en marcharme. Buscó ayuda en el
pequeño círculo de personas a su alrededor, pero todos estaban, como yo, esperando una
respuesta más concluyente.
«¿Por qué no cita el trabajo sobre el VIS (Virus de la Inmunodeficiencia Simia)?», ofreció el buen
doctor.
«También he leído eso, doctor Montagnier», contesté. «Lo que les pasó a esos monos no me
recuerda al SIDA. Además, ese informe fue publicado sólo hace un par de meses. Estoy
buscando el informe original con el que alguien demostró que el VIH causa el SIDA».
Esta vez, como respuesta, el doctor Montagnier se dirigió hacia el otro lado de la habitación para
saludar a un conocido.
No hemos podido encontrar ninguna buena razón por la cual la mayoría de la gente sobre la
tierra cree que el SIDA es una enfermedad causada por un virus llamado VIH. Simplemente no
hay evidencia científica alguna que demuestre que eso es cierto. Tampoco hemos sido capaces
de descubrir por qué los médicos recetan una droga tóxica llamada AZT (Zidovudina-Retrovir) a
personas que no tienen otro mal que la presencia de anticuerpos al VIH en su cuerpo. De hecho,
no podemos entender por qué ningún ser humano debería tomar esa droga cualquiera que fuese
la razón que se adujese.
Ni Duesberg ni yo podemos entender cómo ha surgido esta locura, y habiendo vivido ambos en
Berkeley hemos visto algunas cosas muy extrañas. Sabemos que errar es humano, pero la
hipótesis VIH/SIDA es un error diabólico.
Digo esto bastante alto como advertencia. Duesberg lo ha estado diciendo durante mucho
tiempo.
Fuente: Prefacio al libro del Dr. Peter H. Duesberg «Inventing the AIDS virus».
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3.1.4.3 ¿Qué causa el SIDA?
Si bien es cierto que existen posiciones encontradas entre los científicos que postulan la
hipótesis no vírica del SIDA en relación a la existencia o no del VIH, en lo que coinciden es en la
evidencia de no responsabilidad de este virus como causa del SIDA. Ni se comparte la correlación, ni por
supuesto la causalidad. Asimismo, también se coincide de manera general en considerar que el SIDA es
un Síndrome tóxico nutricional (Giraldo, 2002). Duesberg considera que el papel de las drogas es
decisivo en el debilitamiento del sistema inmunológico:
“Tengo una hipótesis alternativa: en todos los americanos y europeos con SIDA que no
tienen problemas clínicos congénitos, como los hemofílicos, o problemas clínicos adquiridos,
como la gente que está enferma y necesita transfusiones, son las drogas y fármacos de una
y otra forma los causantes. Prácticamente todos los heterosexuales con SIDA son
consumidores a largo plazo de cocaína o heroína. Y las drogas de consumo oral que
incluyen en algún grado a la cocaína, pero principalmente las que usan los gays como
afrodisíacos, o para facilitar las relaciones anales, los nitritos inhalados, y las drogas de
síntesis que están utilizando”. (Medicinas Complementarias, 1994:49)6
a. Hipótesis de las drogas y el SIDA. Peter Duesberg
Algunos científicos consideran que las drogas entre las que se encuentra el AZT, pueden
causar SIDA. (Lauritsen y Wilson, 1986; Haverkos, 1988b, 1990;Papadopulos- Eleopulos, 1988;
Duesberg, 1990ª, 1991ª, 1992c, f; Lauritsen, 1990; Pillai y col., 1991; Giraldo, 2002). A
continuación se presenta la argumentación de Duesberg (1993:178-228) al respecto:
1. Coincidencia cronológica entre las epidemias de drogas y Sida
La aparición masiva del SIDA en Estados Unidos en 1981 siguió a la escalada de
drogas. Si en 1974 eran 5,4 millones de estadounidenses los que habían tomado
drogas alguna vez en su vida, en 1985 hablamos de 22,2 millones. Entre 1981 y 1990
las urgencias hospitalarias relacionadas con la cocaína aumentaron 24 veces en los
6 Extracto de una entrevista realizada por Bob Guccione, Jr. Director de la revista SPIN a Peter Deusberg, traducida
y publicada en Medicinas Complementarias (1994): Repensar el SIDA, pp. 33-62.
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  • 1. Silvia Giménez Rodríguez - 146 - NO HAY PRUEBAS CIENTÍFICAS DE QUE EL VIH CAUSE EL SIDA Dr. KARY B. MULLIS Premio Nobel de Química 1993 por inventar la técnica PCR. En 1988 trabajaba como consultor en Specialty Labs, en Santa Mónica, realizando análisis del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Sabía bastante de análisis de cualquier cosa con ácido nucleico, porque había inventado la Reacción en Cadena de la Poliomerasa (Polymerase Chain Reaction: PCR). Por eso me contrataron. Por otra parte, el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) era algo de lo que no sabía demasiado. De este modo, cuando me encontré escribiendo un informe sobre nuestros progresos y objetivos para el proyecto patrocinado por los National Institutes of Health, me dí cuenta de que no conocía la referencia científica para apoyar la declaración que acaba de escribir: «El VIH es la probable causa del SIDA». Así que me volví al virólogo de la mesa de al lado, un tipo serio y competente, y le pregunté por esa referencia. Dijo que no necesitaba ninguna. Yo no estuve de acuerdo. Pese a que es verdad que ciertos descubrimientos o técnicas científicas están tan bien establecidas que sus fuentes ya no se aluden en la literatura contemporánea, ése no parecía ser el caso de la conexión VIH/SIDA. Para mí, era muy notable que el individuo que había descubierto la causa de una enfermedad mortal y hasta ahora incurable, no fuese continuamente aludido en las publicaciones científicas hasta que la enfermedad estuviese curada y olvidada. Pero, como pronto aprendería, el nombre del individuo -que sería seguro materia de Premio Nobel- no estaba en boca de nadie. Por supuesto, esta simple referencia debía estar en alguna parte ahí fuera. De lo contrario, decenas de miles de funcionarios y reconocidos científicos de diversas procedencias, que intentan aclarar las trágicas muertes de un considerable número de homosexuales y/o consumidores de drogas intravenosas de edades comprendidas entre los 25 y los 40 años, no habrían permitido que su investigación se limitase a una estrecha vía de estudio. No todo el mundo pescaría en la misma charca a menos que estuviese completamente verificado que el
  • 2. Silvia Giménez Rodríguez - 147 - resto de charcas estaban vacías. Tenía que haber un informe publicado, o quizás varios, que juntos indicasen que el VIH es la posible causa del SIDA. Tenía que haberlo. Hice indagaciones con el ordenador, pero no encontré nada. Por supuesto, puedes perderte información importante con las búsquedas por ordenador sólo con no introducir las palabras clave concretas. Para estar seguro de una conclusión científica, lo mejor es preguntar a otros científicos directamente. Esa es una de las cosas para las que sirven esos congresos en lugares lejanos con bonitas playas. Como parte de mi trabajo, iba a muchos encuentros y congresos, adquirí el hábito de acercarme a cualquiera que diese una charla sobre SIDA y preguntarle qué referencias debía citar para esa cada vez más polémica declaración: «el VIH es la probable causa del SIDA». Después de 10 ó 15 encuentros en un par de años, empecé a preocuparme cuando vi que nadie podía citarme la referencia. No me gustaba la fea conclusión que se estaba formando en mi mente: la campaña entera contra la enfermedad considerada con creces como la peste negra del siglo XX, estaba basada en una hipótesis cuyos orígenes nadie podía recordar. Eso desafiaba tanto al sentido científico como al común. Finalmente, tuve la oportunidad de interrogar a uno de los gigantes de la investigación del VIH y del SIDA, el doctor Luc Montagnier, del Instituto Pasteur, cuando dio una charla en San Diego. Esta sería la última vez en que sería capaz de realizar mi pregunta sin mostrar cólera. Me figuré que Montagnier conocería la respuesta. Así que se la planteé. Con una mirada de perplejidad condescendiente, Montagnier dijo: «¿Por qué no cita el informe de los Centers for Disease Control (CDC, Centros para el Control de Enfermedades)?». Yo contesté: «No se refiere realmente al tema de si el VIH es o no la probable causa del SIDA, ¿O sí?».
  • 3. Silvia Giménez Rodríguez - 148 - «No», admitió, sin duda preguntándose cuánto tardaría en marcharme. Buscó ayuda en el pequeño círculo de personas a su alrededor, pero todos estaban, como yo, esperando una respuesta más concluyente. «¿Por qué no cita el trabajo sobre el VIS (Virus de la Inmunodeficiencia Simia)?», ofreció el buen doctor. «También he leído eso, doctor Montagnier», contesté. «Lo que les pasó a esos monos no me recuerda al SIDA. Además, ese informe fue publicado sólo hace un par de meses. Estoy buscando el informe original con el que alguien demostró que el VIH causa el SIDA». Esta vez, como respuesta, el doctor Montagnier se dirigió hacia el otro lado de la habitación para saludar a un conocido. No hemos podido encontrar ninguna buena razón por la cual la mayoría de la gente sobre la tierra cree que el SIDA es una enfermedad causada por un virus llamado VIH. Simplemente no hay evidencia científica alguna que demuestre que eso es cierto. Tampoco hemos sido capaces de descubrir por qué los médicos recetan una droga tóxica llamada AZT (Zidovudina-Retrovir) a personas que no tienen otro mal que la presencia de anticuerpos al VIH en su cuerpo. De hecho, no podemos entender por qué ningún ser humano debería tomar esa droga cualquiera que fuese la razón que se adujese. Ni Duesberg ni yo podemos entender cómo ha surgido esta locura, y habiendo vivido ambos en Berkeley hemos visto algunas cosas muy extrañas. Sabemos que errar es humano, pero la hipótesis VIH/SIDA es un error diabólico. Digo esto bastante alto como advertencia. Duesberg lo ha estado diciendo durante mucho tiempo. Fuente: Prefacio al libro del Dr. Peter H. Duesberg «Inventing the AIDS virus».
  • 4. Silvia Giménez Rodríguez - 149 - 3.1.4.3 ¿Qué causa el SIDA? Si bien es cierto que existen posiciones encontradas entre los científicos que postulan la hipótesis no vírica del SIDA en relación a la existencia o no del VIH, en lo que coinciden es en la evidencia de no responsabilidad de este virus como causa del SIDA. Ni se comparte la correlación, ni por supuesto la causalidad. Asimismo, también se coincide de manera general en considerar que el SIDA es un Síndrome tóxico nutricional (Giraldo, 2002). Duesberg considera que el papel de las drogas es decisivo en el debilitamiento del sistema inmunológico: “Tengo una hipótesis alternativa: en todos los americanos y europeos con SIDA que no tienen problemas clínicos congénitos, como los hemofílicos, o problemas clínicos adquiridos, como la gente que está enferma y necesita transfusiones, son las drogas y fármacos de una y otra forma los causantes. Prácticamente todos los heterosexuales con SIDA son consumidores a largo plazo de cocaína o heroína. Y las drogas de consumo oral que incluyen en algún grado a la cocaína, pero principalmente las que usan los gays como afrodisíacos, o para facilitar las relaciones anales, los nitritos inhalados, y las drogas de síntesis que están utilizando”. (Medicinas Complementarias, 1994:49)6 a. Hipótesis de las drogas y el SIDA. Peter Duesberg Algunos científicos consideran que las drogas entre las que se encuentra el AZT, pueden causar SIDA. (Lauritsen y Wilson, 1986; Haverkos, 1988b, 1990;Papadopulos- Eleopulos, 1988; Duesberg, 1990ª, 1991ª, 1992c, f; Lauritsen, 1990; Pillai y col., 1991; Giraldo, 2002). A continuación se presenta la argumentación de Duesberg (1993:178-228) al respecto: 1. Coincidencia cronológica entre las epidemias de drogas y Sida La aparición masiva del SIDA en Estados Unidos en 1981 siguió a la escalada de drogas. Si en 1974 eran 5,4 millones de estadounidenses los que habían tomado drogas alguna vez en su vida, en 1985 hablamos de 22,2 millones. Entre 1981 y 1990 las urgencias hospitalarias relacionadas con la cocaína aumentaron 24 veces en los 6 Extracto de una entrevista realizada por Bob Guccione, Jr. Director de la revista SPIN a Peter Deusberg, traducida y publicada en Medicinas Complementarias (1994): Repensar el SIDA, pp. 33-62. Anterior Inicio Siguiente