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Silvia Giménez Rodríguez - 150 -
años en los que las capturas de cocaína habían aumentado 100 veces. Además el uso
recreativo de los nitritos data de los años 60, alcanzando grandes proporciones en los
años 70. Entre 1979 y 1980 más de 5 millones de personas en Estados Unidos tomaron
nitritos inhalables al menos una vez a la semana, unos 250 millones de dosis al año. El
AZT se viene recetando desde 1987, junto con otros antirretrovirales como ddc y ddi.
2. Solapamiento entre las estadísticas de consumo de drogas y de SIDA
El CDC reconoce que no pueden diferenciar, hasta qué punto la tendencia creciente en
las tasas de muerte por abuso de drogas refleja tendencias en el uso de drogas ilícitas
independientes de la epidemia de VIH.
i. Los usuarios de drogas intravenosas producen un tercio de todos los
pacientes de SIDA. Son el 75% de todos los casos heterosexuales de
SIDA en Estados Unidos y alrededor del 70% de los de Europa. El 71% de
mujeres con SIDA americanas, y el 57% de las europeas. Más del 10% de
los homosexuales varones estadounidenses y el 5% de los europeos. El
10% de los hemofílicos estadounidenses con SIDA. También el 70% de
los niños de Estados Unidos con SIDA, incluyendo el 50% de madres
consumidoras de drogas. El 80-85% de los niños europeos con SIDA
nacidos de madres adictas a las drogas. El 90% de las mujeres que
ejercían la prostitución de Florida, Seattle, Nueva York y San Francisco,
con VIH habían sido consumidoras de drogas intravenosas. Así, el 70% de
los casos de SIDA neonatal aparece en hijos de consumidoras de drogas.
Por lo que estos estudios en Estados Unidos y Europa indican que
prácticamente la incidencia de VIH en prostitutas es fundamentalmente en
consumidoras de drogas. (Rosenberg y Weiner, 1988)
ii. Los consumidores homosexuales de drogas afrodisíacas generan el 60%
de los pacientes con SIDA. Diferentes investigaciones muestran como la
mayor parte de los varones homosexuales con SIDA han consumido
Silvia Giménez Rodríguez - 151 -
drogas. La mayor de la investigaciones en este terreno señalaba que el
83% de 3916 homosexuales americanos autoidentificados en 1990 habían
tomado una y un 60% dos o más drogas junto con actividades sexuales en
los últimos 6 meses y lo mismo ocurría con los homosexuales europeos
con riesgo de SIDA. Un estudio de 359 varones homosexuales de San
Francisco seleccionado al azar de una lista de voluntarios para ser
investigados por su hepatitis B, evidenció en 1987 que el 84% había
usado cocaína, el 82% nitritos, el 64% anfetaminas, el 51% quaaludes, el
41% barbitúricos y el 20% drogas inyectadas, y el 13% agujas
compartidas. El uso de nitritos es mucho más frecuente entre los
homosexuales que entre los heterosexuales, correlacionando entre un 69-
100% su uso con Sarccoma de Kaposi y neumonía según indica el
Nacional Institute on Drug Abuse. (Duesberg, 1992)
iii. Los consumidores asintomáticos de AZT generan un porcentaje
desconocido de pacientes de SIDA. El AZT desde 1987 se ha utilizado
como tratamiento contra el SIDA y en 1990 como prevención contra el
SIDA para portadores del VIH asintomáticos.
3. SIDA a partir de las drogas
i. El Sida entre seropositivos depende del uso prolongado de drogas. Un
estudio con 65 seropostivos y consumidores de drogas de Nueva York,
mostró cómo en 9 meses se reducían las células T en un 35%, en
proporción a la inyección de drogas (des Jarlais et. al., 1987). Entre los
varones homosexuales se dice que el riesgo de infección es casi el doble
entre los receptores de sexo anal que entre los miembros activos de la
relación, algo que no ocurre en la transmisión de ninguna de las demás
enfermedades de transmisión sexual, porque ningún microbio se transmite
unidireccionalmente, todos los microbios venéreos son bitransitivos
(Haverkos, 1988). El motivo probable de ese mayor riesgo para los
Silvia Giménez Rodríguez - 152 -
receptores de sexo anal podría estar en el mayor uso por parte de éstos
de nitritos inhalantes y de otras drogas afrodisíacas de 8 a 2.
ii. AZT. Duesberg lo denomina SIDA por prescripción. Fue desarrollado
originalmente en los años 60 como quimioterapia contra el cáncer, para
matar células humanas mediante la destrucción de la síntesis del ADN.
Por lo tanto resulta tóxico para todas las células implicadas en la síntesis
del ADN. La toxicidad varía en cada persona dependiendo de las
características de su metabolismo celular.
Un estudio controlado financiado por la Burroughs-Wellcome, fabricante
del AZT, investigó a 289 pacientes con pérdida de peso, fiebre,
candidiasis oral, sudor nocturno, herpes zoster y diarrea, para obtener la
licencia. El estudio planificado para 6 meses se interrumpió a los cuatro al
observarse que eran mayores los beneficios que los perjuicios: después
de 4 meses había muerto una persona de las 145 tratadas con AZT frente
a 19 de las 137 del grupo de control; Las células T aumentaban la
primeras 8 semanas y después descendían a los 4 meses al número
previo; descendían los T CD4 en más del 50% en el 34% de los
receptores de AZT y sólo en el 6% del grupo control; 66 del grupo tratado
con AZT sufrieron náuseas graves, frente a 25 del grupo control; se
observó atrofia muscular en 11 receptores de AZT frente a 3 del grupo
control. El único beneficio de lo expuesto parecía ser la menor mortalidad
en quien lo ingería, y fue suficiente para no cumplirse el protocolo habitual
para aprobarse un medicamento. Se considera que la distribución rápida
del AZT fue un éxito de los activistas que se movilizaban ejerciendo gran
presión en las autoridades, tanta que consiguieron superar los controles
científicos. Este descenso de la mortalidad es discutible, si se considera
que 30 de aquellos 145 tratados con AZT, recibían múltiples transfusiones
para sobrevivir a la anemia, y sólo las recibían 5 del grupo control. Lo que
pone en duda tal descenso de la mortalidad alegado, si estas 30 personas
Silvia Giménez Rodríguez - 153 -
sin transfusión hubieran muerto. Una vez aprobado el medicamento, no se
aceptan estudios posteriores por considerarse poco éticos. Por otra parte,
los estudios de seguimiento existieron, y nunca sostuvieron esos
beneficios de supervivencia, que tras los primeros cuatro meses
descendían de nuevo. Así, hacia los 18 meses habrían muerto el 32% del
grupo tratado frente al 35% del grupo control. Diferencias escasas como
para interrumpir el ensayo por razones éticas para aprobar cuanto antes el
medicamento.
Como parecía tan eficiente el medicamento, fue sometido a prueba
para obtener una licencia como prevención de SIDA. Se trató en este caso
a homosexuales varones consumidores de drogas inyectadas de 25 a 45
años, seropositivos asintomáticos, con menos de 500 T CD4, unos con
placebo y otros con AZT. El riesgo de SIDA para este perfil, sin AZT, es
del 4% al 6% anual. Se comunicaron enfermedades del SIDA en 11 de los
453 que tomaban 500mg/día de AZT, 14 de los 457 que tomaban 1500
mg/día y 33 de los 428 con placebo. Por lo que parecía que el progreso
era mejor en los pacientes tratados con AZT que con placebo. Sin
embargo, lo que desarrollaban estos pacientes eran muchos casos de
anemias, lo que demostraba los efectos citotóxicos del AZT en los
intestinos. Aunque las enfermedades de SIDA eran menos, la anemia era
más y ésta genera inmunodeficiencia. Contabilizando estos casos se
triplicaría el riesgo de enfermedad en relación a los que no tomaban AZT.
Lo cierto es que la prueba salió adelante, lo que anulaba por poco éticos,
estudios posteriores. Estudios existentes que no constataban lo
beneficios. (Duesberg, 1993:185-189;196-198)
iii. Los períodos largos necesarios para que el virus haga estragos, serían
desde la hipótesis que no relaciona el VIH con el SIDA, el tiempo que
determinadas drogas necesitan para acumular toxinas. Así, las drogas
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Solapamiento entre drogas y SIDA

  • 1. Silvia Giménez Rodríguez - 150 - años en los que las capturas de cocaína habían aumentado 100 veces. Además el uso recreativo de los nitritos data de los años 60, alcanzando grandes proporciones en los años 70. Entre 1979 y 1980 más de 5 millones de personas en Estados Unidos tomaron nitritos inhalables al menos una vez a la semana, unos 250 millones de dosis al año. El AZT se viene recetando desde 1987, junto con otros antirretrovirales como ddc y ddi. 2. Solapamiento entre las estadísticas de consumo de drogas y de SIDA El CDC reconoce que no pueden diferenciar, hasta qué punto la tendencia creciente en las tasas de muerte por abuso de drogas refleja tendencias en el uso de drogas ilícitas independientes de la epidemia de VIH. i. Los usuarios de drogas intravenosas producen un tercio de todos los pacientes de SIDA. Son el 75% de todos los casos heterosexuales de SIDA en Estados Unidos y alrededor del 70% de los de Europa. El 71% de mujeres con SIDA americanas, y el 57% de las europeas. Más del 10% de los homosexuales varones estadounidenses y el 5% de los europeos. El 10% de los hemofílicos estadounidenses con SIDA. También el 70% de los niños de Estados Unidos con SIDA, incluyendo el 50% de madres consumidoras de drogas. El 80-85% de los niños europeos con SIDA nacidos de madres adictas a las drogas. El 90% de las mujeres que ejercían la prostitución de Florida, Seattle, Nueva York y San Francisco, con VIH habían sido consumidoras de drogas intravenosas. Así, el 70% de los casos de SIDA neonatal aparece en hijos de consumidoras de drogas. Por lo que estos estudios en Estados Unidos y Europa indican que prácticamente la incidencia de VIH en prostitutas es fundamentalmente en consumidoras de drogas. (Rosenberg y Weiner, 1988) ii. Los consumidores homosexuales de drogas afrodisíacas generan el 60% de los pacientes con SIDA. Diferentes investigaciones muestran como la mayor parte de los varones homosexuales con SIDA han consumido
  • 2. Silvia Giménez Rodríguez - 151 - drogas. La mayor de la investigaciones en este terreno señalaba que el 83% de 3916 homosexuales americanos autoidentificados en 1990 habían tomado una y un 60% dos o más drogas junto con actividades sexuales en los últimos 6 meses y lo mismo ocurría con los homosexuales europeos con riesgo de SIDA. Un estudio de 359 varones homosexuales de San Francisco seleccionado al azar de una lista de voluntarios para ser investigados por su hepatitis B, evidenció en 1987 que el 84% había usado cocaína, el 82% nitritos, el 64% anfetaminas, el 51% quaaludes, el 41% barbitúricos y el 20% drogas inyectadas, y el 13% agujas compartidas. El uso de nitritos es mucho más frecuente entre los homosexuales que entre los heterosexuales, correlacionando entre un 69- 100% su uso con Sarccoma de Kaposi y neumonía según indica el Nacional Institute on Drug Abuse. (Duesberg, 1992) iii. Los consumidores asintomáticos de AZT generan un porcentaje desconocido de pacientes de SIDA. El AZT desde 1987 se ha utilizado como tratamiento contra el SIDA y en 1990 como prevención contra el SIDA para portadores del VIH asintomáticos. 3. SIDA a partir de las drogas i. El Sida entre seropositivos depende del uso prolongado de drogas. Un estudio con 65 seropostivos y consumidores de drogas de Nueva York, mostró cómo en 9 meses se reducían las células T en un 35%, en proporción a la inyección de drogas (des Jarlais et. al., 1987). Entre los varones homosexuales se dice que el riesgo de infección es casi el doble entre los receptores de sexo anal que entre los miembros activos de la relación, algo que no ocurre en la transmisión de ninguna de las demás enfermedades de transmisión sexual, porque ningún microbio se transmite unidireccionalmente, todos los microbios venéreos son bitransitivos (Haverkos, 1988). El motivo probable de ese mayor riesgo para los
  • 3. Silvia Giménez Rodríguez - 152 - receptores de sexo anal podría estar en el mayor uso por parte de éstos de nitritos inhalantes y de otras drogas afrodisíacas de 8 a 2. ii. AZT. Duesberg lo denomina SIDA por prescripción. Fue desarrollado originalmente en los años 60 como quimioterapia contra el cáncer, para matar células humanas mediante la destrucción de la síntesis del ADN. Por lo tanto resulta tóxico para todas las células implicadas en la síntesis del ADN. La toxicidad varía en cada persona dependiendo de las características de su metabolismo celular. Un estudio controlado financiado por la Burroughs-Wellcome, fabricante del AZT, investigó a 289 pacientes con pérdida de peso, fiebre, candidiasis oral, sudor nocturno, herpes zoster y diarrea, para obtener la licencia. El estudio planificado para 6 meses se interrumpió a los cuatro al observarse que eran mayores los beneficios que los perjuicios: después de 4 meses había muerto una persona de las 145 tratadas con AZT frente a 19 de las 137 del grupo de control; Las células T aumentaban la primeras 8 semanas y después descendían a los 4 meses al número previo; descendían los T CD4 en más del 50% en el 34% de los receptores de AZT y sólo en el 6% del grupo control; 66 del grupo tratado con AZT sufrieron náuseas graves, frente a 25 del grupo control; se observó atrofia muscular en 11 receptores de AZT frente a 3 del grupo control. El único beneficio de lo expuesto parecía ser la menor mortalidad en quien lo ingería, y fue suficiente para no cumplirse el protocolo habitual para aprobarse un medicamento. Se considera que la distribución rápida del AZT fue un éxito de los activistas que se movilizaban ejerciendo gran presión en las autoridades, tanta que consiguieron superar los controles científicos. Este descenso de la mortalidad es discutible, si se considera que 30 de aquellos 145 tratados con AZT, recibían múltiples transfusiones para sobrevivir a la anemia, y sólo las recibían 5 del grupo control. Lo que pone en duda tal descenso de la mortalidad alegado, si estas 30 personas
  • 4. Silvia Giménez Rodríguez - 153 - sin transfusión hubieran muerto. Una vez aprobado el medicamento, no se aceptan estudios posteriores por considerarse poco éticos. Por otra parte, los estudios de seguimiento existieron, y nunca sostuvieron esos beneficios de supervivencia, que tras los primeros cuatro meses descendían de nuevo. Así, hacia los 18 meses habrían muerto el 32% del grupo tratado frente al 35% del grupo control. Diferencias escasas como para interrumpir el ensayo por razones éticas para aprobar cuanto antes el medicamento. Como parecía tan eficiente el medicamento, fue sometido a prueba para obtener una licencia como prevención de SIDA. Se trató en este caso a homosexuales varones consumidores de drogas inyectadas de 25 a 45 años, seropositivos asintomáticos, con menos de 500 T CD4, unos con placebo y otros con AZT. El riesgo de SIDA para este perfil, sin AZT, es del 4% al 6% anual. Se comunicaron enfermedades del SIDA en 11 de los 453 que tomaban 500mg/día de AZT, 14 de los 457 que tomaban 1500 mg/día y 33 de los 428 con placebo. Por lo que parecía que el progreso era mejor en los pacientes tratados con AZT que con placebo. Sin embargo, lo que desarrollaban estos pacientes eran muchos casos de anemias, lo que demostraba los efectos citotóxicos del AZT en los intestinos. Aunque las enfermedades de SIDA eran menos, la anemia era más y ésta genera inmunodeficiencia. Contabilizando estos casos se triplicaría el riesgo de enfermedad en relación a los que no tomaban AZT. Lo cierto es que la prueba salió adelante, lo que anulaba por poco éticos, estudios posteriores. Estudios existentes que no constataban lo beneficios. (Duesberg, 1993:185-189;196-198) iii. Los períodos largos necesarios para que el virus haga estragos, serían desde la hipótesis que no relaciona el VIH con el SIDA, el tiempo que determinadas drogas necesitan para acumular toxinas. Así, las drogas Anterior Inicio Siguiente