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FORO: CAMINOS DE UTOPÍA
PERSPECTIVA ENTRE LOS PENSAMIENTOS DE EMMANUEL LÉVINA, MARTÍN BUBER Y
ERNST BLOCH
Doris Leonisa Lopera Arango
Juan Carlos Mizzar Almanza
1. ¿ES EL PENSAMIENTO UTÓPICO UNA RESPUESTA A LA NECESIDAD ANTROPOLÓGICA
VITAL?
El filósofo marxista Ernst Bloch (1885-1977) plantea que las más complejas y diversas
situaciones vitales son iluminadas bajo su aspecto de insatisfacción, de irresolución, de
realidad interminada, a medio hacer. Se refiere que hasta la misma infancia es incluida, los
deseos del niño, sus aspiraciones y esperanzas. Toda existencia humana aparece en estas
consideraciones como algo inconcluso. El hombre nunca tiene suficiente, siempre desea
tener más: tal es el punto de partida de esta filosofía. De modo que el hombre para Bloch
es primeramente un ser deficiente, pero que no cesa de superarse así mismo superando
su deficiencia. Ya el niño recién nacido busca instintivamente el pecho materno para
remediar su indigencia: “Que algo nos falta, esto es lo primero que aparece, todos los
demás impulsos tienen su raíz en el hambre; por hambre anda todo apetito buscando de
acá para allá algo adecuado a él, exterior a él, que pueda saciarle. Lo cual significa que
todo viviente tiene que andar a la busca de algo, tiene que moverse y encaminarse hacia
algo”. El apetito es, pues, el que impulsa al hombre hacia a delante. Pero también la
necesidad que aguza el ingenio y la que ha enseñado al hombre a pensar, a fabricar
instrumentos, a descubrir el fuego, a construir chozas (Han, 1979).
Las utopías, antes que un sueño o que un proyecto, son una expresión de realidades
sociales y políticas en un período históricamente determinado. El contexto histórico en
que se inscriben los pensamientos utópicos marca de manera profunda sus significados,
sus contenidos y sus posibilidades. Las utopías no sólo pueden tener una orientación
práctica, sino que, desde el principio, surgen de la práctica o, al menos, de la crítica de la
práctica. En este contexto es vital porque las utopías no sólo responden a necesidades de
orden político, sino también de orden personal, en cuanto responden a una necesidad
antropológica fundamental, la expresión de deseos y necesidades se realiza en el ámbito
individual y en el social. Es precisamente, en esta disposición a esperar, donde surgen las
posibilidades de la utopía como principio de acción. La utopía representa el umbral del
porvenir, la anticipación no sólo de lo que puede ser, sino también de lo que debe ser. En
la esperanza se reflejan no sólo las posibilidades, sino también las aspiraciones o los
ideales de los seres humanos.
Existe una utopía que puede empeñarse en trascender la realidad inmediata a partir de la
transformación de dicha realidad. Esta utopía no es una utopía abstracta, sino una utopía
concreta. Se trata de esos sueños que nos mueven hacia un destino que se quiere alcanzar
y por el cual se pueden tomar muchos caminos, quizá largos, sinuosos y con paisajes
inesperados.
La dimensión utópica parte de la premisa de que la realidad humana no permanece
inmóvil, que cambia en tanto existencia abierta que aún no acaba: se mueve, rápida o
lentamente, melancólica o confiadamente, desencantada o esperanzadamente. La
existencia humana puede permanecer o puede echarse a andar, teme o se arriesga, quizá
hasta se decida a recorrer caminos de utopía (Mondragón, 1995).
El nexo que une realidad y utopía se expresa en dos sentidos: en términos sociales, como
la necesidad de justicia la utopía crítica y corrige la realidad con sus contenidos éticos; y,
en términos individuales, como esperanza es una disposición subjetiva que abre el
porvenir; a su vez ambas confluyen en la práctica concreta como respuesta a la necesidad
de transformación de la realidad inmediata. Es por tanto que el ser humano necesita del
otro para reconocerse, para afirmar su propia subjetividad: ¿Qué significado puede tener
estar feliz o estar triste si uno no puede ver reflejada esa felicidad o esa tristeza en los ojos
del otro?Desde esta pregunta las utopías no sólo llaman a los seres humanos a actuar en
la transformación de su realidad inmediata, sino que se presentan también como
posibilidad de su propia realización. Por medio de los deseos que van unidos a las utopías,
los seres humanos expresan, no sólo lo que son, sino lo que pueden y deben ser. Las
acciones, e incluso simplemente las expectativas creadas a partir de estos deseos, abren
una disposición vital de esperanza que le da sentido a la vida. El ser humano construye
utopías, y las utopías permiten la construcción del ser humano mismo. En Bloch se
manifiestan, al mismo tiempo,“una lógica de la utopía como construcción de lo humano” y
una “intuición de la utopíacomo modo de ser y manifestarse, como forma de lo humano”.
En suma, el pensamiento utópico responde a pensar en la cultura y pedagogía de los
Derechos Humanos aunque para muchos sea una utopía, una esperanza que hay que
proyectarla en todas las mentes desde la infancia para satisfacer el hambre de equidad e
igualdad.
2. ¿QUÉ ES LA ESPERANZA EN UN PENSAMIENTO COMO EL DE EMMANUEL LÉVINAS,
MARTÍN BUBER Y ERNST BLOCH?
Para Ernst Bloch ante el miedo y la invasión de la Nada, presenta la esperanza como
respuesta del ser humano a un nihilismo que invade el ánimo de la humanidad y tiende a
generalizarse como la condición de nuestro tiempo. La esperanza es la disposición
subjetiva ante la cual se abre al ser humano un vasto horizonte sobre el cual actuar. Así,
“Donde hay esperanza hay religión”, la religión es para Bloch manifestación de la
esperanza. En este sentido, la esperanza es la disposición básica de la utopía en el ser
humano; agrega, es la disposición subjetiva de apertura al porvenir, representa para el ser
humano una dimensión indispensable en su constitución antropológica. Considera la
esperanza como disposición antropológica que le abre al ser humano su temporalidad al
porvenir. El ser humano no se encuentra acabado, es un ser siendo, existiendo en el
mundo, con posibilidades y, por lo tanto, por ser todavía. El ser y la realidad de la
existencia humana no se encuentran simplemente determinados por un pasado o atados
a un presente; sino que se desbordan a sí mismos en posibilidades, tienden al porvenir,
están ligados a untiempo aún-no-presente,con las cualidades de lo real preñadas de
futuro. La esperanza es la misma existencia, es un salirse de sí, un ir de viaje, un éxodo,
exilio, diáspora. En otras palabras, el ser humano es el único que es capaz de trascender
las circunstancias actuales, de ir más allá de las condiciones que le dicta el mero presente.
Para Bloch, la utopía no se basa en la programación sino en el deseo. Desde el principio, el
ser humano aparece como “deseante”, como “buscador de algo”, como
“carente”(Mondragón, 1995).
Argumentando en el mismo tópico desde el pensamiento de Emmanuel Lévinas (1906-
1995) dota vital importancia, no sólo al contraponer su propuesta al camino totalizante
que ha preponderado en la filosofía occidental, sino también al significar una respuesta
llena de valor y coraje al relativismo y al nihilismo de la posmodernidad misma, pues
Lévinas, al constituir a la ética como filosofía primera representa una esperanza ante el
nihilismo y una salida ante la ausencia de propuestas que caracteriza el pensamiento
filosófico en el contexto de la posmodernidad en reacción contra el humanismo
ilustrado.Para Lévinas “la esperanza solo puede venirme del otro y no de mi acción de
anticipar el futuro” en tanto “no defino al otro por medio del futuro, sino que defino al
futuro por medio del otro” (Campana, 2007).
El filósofo Martin Buber (1878-1965) escribe: “Nuestra esperanza es demasiado nueva y
demasiado vieja: / No sé qué quedaría de nosotros/ si el amor no fuera fuerza iluminada; /
y la fuerza no fuera amor errado”. En estos versos, un del yo y del tú, y, por tanto, del
nosotros, contribuyeron de manera decisiva a la apertura de nuevos horizontes en la
filosofía personalista. Creía en la antigua idea cabalística, cercana al jasidim, según la cual
a cada individuo se le ha asignado su tarea de reparación de la oscuridad mediante la
liberación de las chispas de su luz (Díaz, 2004).
3. ¿PUEDE LA ESPERANZA SER FRUSTRADA?
Ante esta pregunta,el profesor Ernst Bloch en la Universidad de Tubinga respondió:
“también la esperanza podrá ser frustrada y será frustrada. Es más: tiene que ser frustrada
por su honor propio, si no, no sería esperanza” Con esto sintetiza parte de las posibilidades
que nos abren las utopías: llenar de matices y de murmullos la existencia, quizá
desconocidos e inesperados y precisamente por eso nuevos; se trata de una invitación
para asumir la vida como una aventura: “el experimento al que se somete el hombre es el
de supropia vida” (Mondragón, 1995).
De acuerdo con Ernst Bloch, estamos llamados a recorrer una y otra vez el camino que
perfilan nuestros sueños. La aventura del existir nos sitúa en el aún-no-lugar de la
conciencia utópica, en la esperanza de que sólo en la búsqueda de la humanidad plena y
en la verdad se encontrará el sendero que lleva a “la única tierra para la que el hombre
existe, pero en la cual, no puede aún –noch nich-tentrar”. Enfatiza en recuperar la
importancia de una esperanza que pueda abrir nuestra existencia en el porvenir se vuelve
tarea indispensable cuando la acción y el sentir se encuentran atrapados en el aquí y en el
ahora.
4. ¿DESDE SU EXPERIENCIA DE VIDA, COMO PROFESIONAL Y SUS CONOCIMIENTOS ES EL
PENSAMIENTO DE ERNST BLOCH, EMMANUEL LÉVINAS Y MARTINBUBER UNA
RESPUESTA UTÓPICA VÁLIDA Y VIABLE PARA NUESTROS TIEMPOS?
Partiendo de que la gran contribución de Ernst Bloch es haber hallado la utopía como
componente de toda la realidad, el haberla situado como el factor dinámico que da
sentido a un mundo en permanente cambio, y el hombre un ser abierto al porvenir, se
podría decir un ser siendo, un ser aún-no-determinado es aceptable una repuesta utópica
válida y viable. Expresa su crítica a la sociedad moderna en dos sentidos fundamentales.
En primer lugar, y sustentada por su pensamiento marxista y su actividad política
socialista, que presentan como una crítica a las relaciones sociales capitalistas que se
concretan como relaciones de opresión y, por lo tanto, de injusticia. En este sentido, la
búsqueda de poder reside en el capitalismo económico que diferencia entre débiles y
fuertes, ricos y pobres, líder y esclavo. En segundo lugar, Ernst Bloch manifiesta una
crítica/recuperación de la tradición filosófica occidental. En la forma de pensar, considera
se encuentra ya limitada la forma de actuar, de situarse en el mundo y de ponerse límites
para transformarlo. El transcender del hombre es el gran tema del pensamiento de Bloch:
superar fronteras, rebasar barreras, una filosofía del todavía no(Hans, 1979).
En la esperanza no sólo se reflejan las aspiraciones o los ideales, sino también las
potencialidades de los seres humanos. A los ojos de Ernst Bloch, el ser humano y su
mundo no se limitan a la inmediatez de una realidad que se agota en sí misma, esta
noción sólo nos describe una realidad triste y limitada que no coincide con la riqueza del
existir humano: abierto, por construirse, por conocerse, por encontrarse a sí mismo.
Esta respuesta debe concebir el ser humano, según Bloch, ante todo, un misterio, y su
disposición a esperar y su apertura a la temporalidad, se presentan como fundamento de
su cualidad humana. Es precisamente en esta disposición a esperar, donde surgen las
posibilidades de la utopía como principio de acción.De acuerdo a Ernst Bloch, hay una
coincidencia entre ser y existencia. Se hace una crítica a la idea del ser como algo fijo,
inmutable, sin posibilidades de cambio, hacia una idea de ser abierto, a una posibilidad
que, latente en los deseos y en la voluntad, son susceptibles no sólo de expresarse, sino
también de concretarse en la acción del ser en un mundo que también existe en el
cambio, en el constante devenir(Mondragón, 1995).
Debido a la constantes transgresiones de la ley en Colombia, la vulneración de los
Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario es pertinente para el rescate
ético: un ser abierto a la posibilidad y a la crítica de lo existente, capaz de reconocer la
perfectibilidad del mundo íntimamente ligada a la justicia, a la resolución de problemas
que impiden que la existencia sea efectivamente humana.
Es por tanto que Ernst Bloch se identifica con la utopía concreta, aquella que tiende a la
transformación de la realidad, a la verdadera vivencia de la vida, a la existencia auténtica
de un ser abierto al futuro. El problema de las utopías, a juicio de Ernst Bloch, radicaba
fundamentalmente en su carácter abstracto, en la incapacidad de vincular la crítica de la
realidad con una propuesta de transformación que tomara en cuenta los límites y las
posibilidades concretas contenidas en la historia. Para él, las utopías no sólo llaman a los
seres humanos a actuar en la transformación de su realidad inmediata, sino que se
presentan también como posibilidad de su propia realización. Por medio de los deseos
que van unidos a las utopías, los seres humanos expresan, no sólo lo que son, sino lo que
pueden y deben ser. Las acciones, e incluso simplemente las expectativas creadas a partir
de estos deseos, abren una disposición vital de esperanza que le da sentido a la vida. El ser
humano construye utopías de paz, convivencia social, equidad e igualdad y éstas
permiten la construcción del ser humano mismo.
En Ernst Bloch se manifiestan, al mismo tiempo, “una lógica de la utopía como
construcción de lo humano” y una “intuición de la utopía como modo de ser y
manifestarse, como forma de lo humano”. Esta propuesta es viable porque sostiene que la
realidad humana no permanece inmóvil, que cambia en tanto existencia abierta que aún
no acaba: se mueve, rápida o lentamente, melancólica o confiadamente, desencantada o
esperanzadamente. La existencia humana puede permanecer o puede echarse a andar,
teme o se arriesga, quizá hasta se decida a recorrer caminos de utopía. (Mondragón,
1995).
Recuperar la importancia de una esperanza que pueda abrir nuestra existencia en el
porvenir se vuelve tarea indispensable cuando la acción y el sentir se encuentran
atrapados en el aquí y en el ahora.
La invitación básica de Emmanuel Lévinas es a reaprender en la conciencia, en la
mismidad del sujeto, pues en su esquema de argumentación queda claro que sólo si se
accede a nuevos paradigmas y a nuevos contenidos se podrán generar nuevas conductas y
con ellas se facilitará el protagonismo que requieren los pueblos para abrir paso a las
transformaciones que se están gestando de cara a un nuevo humanismo en el cual desde
la inspiración de lo Infinito, o de la Utopía es posible impulsar cambios históricos en los
que quede muy claro que lo que prima es el bienestar del otro y de la otra, y no sólo la
ventaja individual que en el esquema individual liberalista se produce en la actualidad, y
que está arrasando a su paso pueblos, biodiversidades y Derechos Humanos no sólo de la
actual generación sino también de las futuras generaciones de seres humanos.
En este mismo sentido, es oportuno señalar que Lévinas destaca que: “El respeto al otro y
a la otra, al negro igual que al blanco, al pobre como al rico, al minusválido o al cero
positivo, como al que cumple los requisitos de la normalidad –terrible palabra que
vertebra y ordena nuestras sociedades-, es también un hábito que se adquiere, como
todos los hábitos por repetición de actos, por la insistencia en comportamientos dirigidos
a desterrar cualquier forma de separación del diferente por el simple hecho de ser
distinto. La escuela y los centros educativos –también por supuesto, la familia- son los
espacios idóneos para la formación de tales hábitos.” La formación del sujeto en el
hombre, y la del sujeto según las exigencias individuales y colectivas del universo
personal, comienza desde el nacimiento. Se ha podido decir de nuestra educación que es
en gran medida una masacre de inocentes, desconociendo al sujeto del niño en tanto que
tal, imponiéndole un concentrado de las perspectivas del adulto y las desigualdades
sociales forjadas por los adultos, reemplazando el discernimiento de los caracteres y las
vocaciones por el autoritarismo del saber (Serna).
5. ¿QUÉ PROPONDRÍA DESDE LA EDUCACIÓN PARA GESTAR OTRO MUNDO POSIBLE?
Paulo Reglus Neves Freire hace propuestas en el seno de sus planteamientos: “Nadie
educa a nadie, los hombres se educan entre sí mediatizados por su trabajo diario.” Leer el
mundo, escribir su propia palabra, y contar el que, de hecho, cuenta para la vida, no son
aprendizajes fáciles: exigen explicaciones apasionadas por la inteligencia humana y con el
consentimiento del mundo. Estas también son características del Foro Social Mundial
(FSM) y que impulsarán la construcción del Foro Mundial De La Educación (FME) con la
conciencia de que la educación no cambia el mundo: puede y debe cambiar a las
personas, y estas sí cambian el mundo (Toledo, 2005).
Su pedagogía liberadora en especial, que la libertad es un sueño que la educación hará
realidad. Una política educativa sustentada en la libertad y un enfoque crítico que valora
el diálogo y el consenso, lo cual presupone efectuar normatividades surgidas de la
participación de varios grupos representativos de las clases sociales, sin discriminación
alguna. Desde esta perspectiva se debe orientar una sociedad abierta en aras de una
educación de los seres humanos libres (el sueño de todos los pueblos). La práctica
docente debe ser coherente con el discurso democrático. Lo fundamental es formar un
hombre crítico. La base de la construcción de una nueva filosofía política reside en el
diálogo que permite el encuentro entre las personas y de éstas con el mundo.
Otras ideas detonadoras apuntan a una educación democrática la cual debe concebirse en
sentido horizontal. Es este sentido, la educación debe provocar: colaboración,
participación, poder de decisión y responsabilidad.La falta de equidad y justicia va en
detrimento a las condiciones mínimas de educabilidad de un niño, niña o joven
latinoamericano, pues la pobreza y el hambre influyen en la salud, la calidad de vida y el
logro de las metas educativas.
Cuanta violencia y trasgresión de los Derechos Humanos ha existido y existe en los países
de América Latina y estas acciones se reproducen en el contexto escolar, pues el niño o
niña aprende por imitación y se va formando una interacción intersubjetiva coercitiva,
coactiva, alienante y autoritaria mediada por la amenaza y la persecución.
Si la política educativa se orientara en la valoración de la educación igualitaria, equitativa,
donde se mejoren las condiciones de vida de los aprendientes desde la apertura de
condiciones para que todo ser humano tenga por lo menos la satisfacción de sus
necesidades básicas y la economía inflacionaria no afectara tanto a las clases trabajadoras.
El mejoramiento de la calidad de vida va de la mano de la calidad educativa y esto se hace
luchando para que “muchos no tengan poco y pocos no tengan mucho”.
La perspectiva de La Pedagogía Crítica valora la crítica a las estructuras sociales que
afectan la vida de la escuela, particularmente situaciones relacionadas con la cotidianidad
escolar y la estructura del poder. Además, se interesa por el desarrollo de habilidades de
pensamiento crítico-reflexivo con el fin de transformar la sociedad.
Desde la filosofía personalista donde de alguna manera se puede encuadrar mirar hacia el
futuro y hablar de esperanza, ésta fundamentada en los sólidos cimientos del verdadero
amor a la persona humana; mirada que implica un compromiso con el otro en la creación
de un nuevo modelo de sociedad, de civilización de justicia y amor. Sólo cuando yo-tú nos
dediquemos a vivir la ayuda, el servicio, la compresión, la aceptación, el respeto para con
todos crearemos ámbitos de convivencia; esta convivencia se hará en la ética del amor;
ética liberadora y constructora de esta nueva comunidad humana, porque amor y persona
van unidos intrínsecamente. El que hace que el tú sea fuente y no un límite del yo; el otro
ya no es un infierno para mí. El yo que ama y quiere ante todo el desarrollo del tú. Y así
constituimos el nosotros que supera al nosotros de utilidad y similitud. “Si acertamos a
comprenderlo como el ser en cuya dialógica, en cuyo “estar-dos-en-reciproca-presencia”
se realiza y se reconoce cada vez el encuentro del “uno” con el “otro.” (Rodríguez)
De lo que se trata con la intervención educativa es de aportar al sujeto elementos para el
descubrimiento de sí mismo, el deseo de conocerse, y de socavarse. Hay que promover un
ejercicio pedagógico como el que el artista y el santo pero también el filósofo –una
especie de híbrido entre los dos- se revelan como héroes que se convierten a su vez en
ideales humanos de conducta para los hombres y las mujeres más nobles.
Así que la educación es un proceso de formación y de acceso al pensamiento y al saber,
más que un sistema de transmisión de un saber ya adquirido, o un sistema de producción
de fuerza de trabajo calificada para una demanda existente en el mercado. He aquí una
óptica según la cual: “la ignorancia no es una carencia, sino por el contrario un exceso de
opiniones en las que tenemos confianza loca” (Vargas, 2012).
Lo primero que tiene que hacer una institución educativa es la apuesta por la formación y
el fortalecimiento de la alteridad del sujeto personal; entendiendo que de lo que se trata
es de improntar a sus vivencias con dinamismos que en lo particular y lo colectivo se
identifiquen por la aceptación de lo otro como algo tan legítimo como lo propio e incluso
como la posibilidad concreta de pagar la deuda que señala Lévinas se contrae con el otro y
con lo otro desde antes del momento mismo de la identificación de sí como sujeto
personal. El que se reconozca la condición de la diversidad, es un aspecto clave en la
propuesta de cultivo educativo en la óptica de la responsabilidad más que del respeto de
lo otro y del otro, comenzando por la comunicación en casa, en el aula en internet o en el
diálogo intercultural.
La escuela entonces ha de recibir hoy el encargo de ir más allá de lo puramente formativo
de ciudadanos y trabajadores para entrar a generar dispositivos pedagógicos que faciliten
el aumento de la capacidad de los individuos para ser sujetos autónomos con conciencia
de la heteronomía de su propia individualidad. Se trata de abordar una serie de
conceptos, conocimientos, normas e imaginarios, centrados en la formación de una
personalidad centrada en la ética de la alteridad. Esto presupone deconstruir incluso la
misma institución educativa para intentar un proyecto de refundación de la institución
educativa, desde la salvaguardia de la autonomía y de la heteronomía que da el saber en
el espacio y el tiempo de la escuela.
En otro libro, Pedagogía de la Indignación, se encuentra algunos de esos pasajes bellísimos
sobre sueño y utopía: “Sin sueño y sin utopía, sin denuncia y sin anuncio, lo único que
queda es el entrenamiento técnico al que la educación es reducida” (Freire, 2000, p.124,
como se citó enGadotti, 2007, p.13) “El sueño de un mundo mejor nace de las entrañas de
su contrario. Por eso corremos el riesgo tanto de idealizarnos un mundo mejor,
desligándonos del nuestro real, como de quedar demasiado ‘adheridos’ al mundo real,
sumergiéndonos en el inmovilismo fatalista”. Para Paulo Freire “una de las tareas más
importantes de la practica educativo-crítica consiste en propiciar las condiciones para que
los estudiantes ensayen la experiencia profunda de asumirse en el marco de sus
relaciones comunes con otros estudiantes y maestros.
Asumirse como ser social e histórico, como ser pensante, comunicador, transformador,
creador, realizador de sueños, capaz de sentir rabia porque también es capaz de amar”
(Freire, 1997, p. 46, como se citó en Gadotti, 2007, p. 16). El educador es un “realizador de
sueños”, para él, el pensamiento utópico va muy ligado a la reflexión pedagógica en la
medida en que el educador, al reflexionar sobre como su accionar produce cambios, a
través de su acción hace realidad, en efecto, una utopía. La educación como un
instrumento eficaz de transformación es, en esencia, utópica.Ana María Araujo Freire
compiló un libro con diferentes escritos de Paulo Freire, titulado Pedagogía de la
tolerancia. En este libro Freire habla de la “tolerancia auténtica” como la capacidad de
convivir con aquellos que difieren de nosotros: “concibo la tolerancia como virtud de la
convivencia humana. Por ese mismo motivo, pienso que la cualidad básica que debemos
forjar se aprende por la asunción de su significado ético – la cualidad de convivir con el
otro. Con el otro – no con el inferior (…). Lo que la tolerancia auténtica me exige es que
respete al otro, sus sueños, sus ideas, sus opciones, sus gustos, que no lo niegue sólo
porque piensa diferente. La tolerancia legítima termina por enseñarme que, al
experimentarla, aprendo junto al otro” (Freire, 2004, p. 24, como se citó en Gadotti, 2007,
p. 24). Tolerancia y solidaridad no son una cualidad del ser humano; es inherente a su
naturaleza. Es lo que lo distingue de los otros animales.
Referencias
Campana, S. (2007). “El lenguaje de la esperanza.” Ponencia presentada en las III Jornadas
Diálogos entre Literatura, Estética y Teología: Lenguajes de Dios para el siglo XXI, Facultad
de Filosofía y Letras. Buenos Aires: Universidad Católica Argentina. Recuperado de
http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/ponencias/ellenguaje- de-la-esperanza.pdf.
Díaz, C. (2004). El Humanismo Hebreo De Martin Buber.
Madrid:Fundación Emmanuel Mounier. Recuperado de
http://www.alfayomega.es/estatico/anteriores/alfayomega394/desdelafe/libros.html.
Gadotti, M. (2007). La Escuela y el Maestro Paulo Freire y la pasión de enseñar. (1a. Ed.)
São Paulo: Publisher Brasil. Recuperado de
http://www.google.es/#hl=es419&output=search&sclient=psy.2.EhlubQ9Aykk&pbx=1&ba
v=on.2,or.r_gc.r_pw.r_qf.&fp=597498b9b2c995c2&bpcl=37189454&biw=1280&bih=611.
Hans, K. (1979). ¿Existe Dios? Madrid: Cristiandad. Recuperado de
http://es.scribd.com/doc/50330360/H-Kung-Si-a-Dios-Alternativa-al-ateismo.
Mondragón González, A. (1995). Ernst Bloch: El peregrino de la esperanza. Revista
Estudios Políticos, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Recuperado de
http://www.accessmylibrary.com/article-1G1-155284366/ernst-bloch-el-peregrino.html.
Rodríguez, I. Martin Buber: El Filósofo Del Diálogo. Recuperado de
http://www.uv.es/~tyrum/artpersonalismo3.htm.
Serna Sánchez, J. Emmanuel Lévinas: Una Propuesta Educativa Válida Para El Mundo
Contemporáneo.
Toledo, L. (2005). Otra Educación Posible Para Un Mundo Distinto. Pueblos. Revista de
Información y Debate. Recuperado de
http://www.revistapueblos.org/spip.php?article1168.
Vargas, A. (2012). Estanislao Zuleta - Educación y Filosofía. Recuperado de
http://es.scribd.com/doc/79622258/Estanislao-Zuleta.
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Camino de utopia

  • 1. FORO: CAMINOS DE UTOPÍA PERSPECTIVA ENTRE LOS PENSAMIENTOS DE EMMANUEL LÉVINA, MARTÍN BUBER Y ERNST BLOCH Doris Leonisa Lopera Arango Juan Carlos Mizzar Almanza 1. ¿ES EL PENSAMIENTO UTÓPICO UNA RESPUESTA A LA NECESIDAD ANTROPOLÓGICA VITAL? El filósofo marxista Ernst Bloch (1885-1977) plantea que las más complejas y diversas situaciones vitales son iluminadas bajo su aspecto de insatisfacción, de irresolución, de realidad interminada, a medio hacer. Se refiere que hasta la misma infancia es incluida, los deseos del niño, sus aspiraciones y esperanzas. Toda existencia humana aparece en estas consideraciones como algo inconcluso. El hombre nunca tiene suficiente, siempre desea tener más: tal es el punto de partida de esta filosofía. De modo que el hombre para Bloch es primeramente un ser deficiente, pero que no cesa de superarse así mismo superando su deficiencia. Ya el niño recién nacido busca instintivamente el pecho materno para remediar su indigencia: “Que algo nos falta, esto es lo primero que aparece, todos los demás impulsos tienen su raíz en el hambre; por hambre anda todo apetito buscando de acá para allá algo adecuado a él, exterior a él, que pueda saciarle. Lo cual significa que todo viviente tiene que andar a la busca de algo, tiene que moverse y encaminarse hacia algo”. El apetito es, pues, el que impulsa al hombre hacia a delante. Pero también la necesidad que aguza el ingenio y la que ha enseñado al hombre a pensar, a fabricar instrumentos, a descubrir el fuego, a construir chozas (Han, 1979). Las utopías, antes que un sueño o que un proyecto, son una expresión de realidades sociales y políticas en un período históricamente determinado. El contexto histórico en que se inscriben los pensamientos utópicos marca de manera profunda sus significados, sus contenidos y sus posibilidades. Las utopías no sólo pueden tener una orientación práctica, sino que, desde el principio, surgen de la práctica o, al menos, de la crítica de la práctica. En este contexto es vital porque las utopías no sólo responden a necesidades de orden político, sino también de orden personal, en cuanto responden a una necesidad antropológica fundamental, la expresión de deseos y necesidades se realiza en el ámbito individual y en el social. Es precisamente, en esta disposición a esperar, donde surgen las posibilidades de la utopía como principio de acción. La utopía representa el umbral del porvenir, la anticipación no sólo de lo que puede ser, sino también de lo que debe ser. En la esperanza se reflejan no sólo las posibilidades, sino también las aspiraciones o los ideales de los seres humanos.
  • 2. Existe una utopía que puede empeñarse en trascender la realidad inmediata a partir de la transformación de dicha realidad. Esta utopía no es una utopía abstracta, sino una utopía concreta. Se trata de esos sueños que nos mueven hacia un destino que se quiere alcanzar y por el cual se pueden tomar muchos caminos, quizá largos, sinuosos y con paisajes inesperados. La dimensión utópica parte de la premisa de que la realidad humana no permanece inmóvil, que cambia en tanto existencia abierta que aún no acaba: se mueve, rápida o lentamente, melancólica o confiadamente, desencantada o esperanzadamente. La existencia humana puede permanecer o puede echarse a andar, teme o se arriesga, quizá hasta se decida a recorrer caminos de utopía (Mondragón, 1995). El nexo que une realidad y utopía se expresa en dos sentidos: en términos sociales, como la necesidad de justicia la utopía crítica y corrige la realidad con sus contenidos éticos; y, en términos individuales, como esperanza es una disposición subjetiva que abre el porvenir; a su vez ambas confluyen en la práctica concreta como respuesta a la necesidad de transformación de la realidad inmediata. Es por tanto que el ser humano necesita del otro para reconocerse, para afirmar su propia subjetividad: ¿Qué significado puede tener estar feliz o estar triste si uno no puede ver reflejada esa felicidad o esa tristeza en los ojos del otro?Desde esta pregunta las utopías no sólo llaman a los seres humanos a actuar en la transformación de su realidad inmediata, sino que se presentan también como posibilidad de su propia realización. Por medio de los deseos que van unidos a las utopías, los seres humanos expresan, no sólo lo que son, sino lo que pueden y deben ser. Las acciones, e incluso simplemente las expectativas creadas a partir de estos deseos, abren una disposición vital de esperanza que le da sentido a la vida. El ser humano construye utopías, y las utopías permiten la construcción del ser humano mismo. En Bloch se manifiestan, al mismo tiempo,“una lógica de la utopía como construcción de lo humano” y una “intuición de la utopíacomo modo de ser y manifestarse, como forma de lo humano”. En suma, el pensamiento utópico responde a pensar en la cultura y pedagogía de los Derechos Humanos aunque para muchos sea una utopía, una esperanza que hay que proyectarla en todas las mentes desde la infancia para satisfacer el hambre de equidad e igualdad. 2. ¿QUÉ ES LA ESPERANZA EN UN PENSAMIENTO COMO EL DE EMMANUEL LÉVINAS, MARTÍN BUBER Y ERNST BLOCH? Para Ernst Bloch ante el miedo y la invasión de la Nada, presenta la esperanza como respuesta del ser humano a un nihilismo que invade el ánimo de la humanidad y tiende a generalizarse como la condición de nuestro tiempo. La esperanza es la disposición subjetiva ante la cual se abre al ser humano un vasto horizonte sobre el cual actuar. Así,
  • 3. “Donde hay esperanza hay religión”, la religión es para Bloch manifestación de la esperanza. En este sentido, la esperanza es la disposición básica de la utopía en el ser humano; agrega, es la disposición subjetiva de apertura al porvenir, representa para el ser humano una dimensión indispensable en su constitución antropológica. Considera la esperanza como disposición antropológica que le abre al ser humano su temporalidad al porvenir. El ser humano no se encuentra acabado, es un ser siendo, existiendo en el mundo, con posibilidades y, por lo tanto, por ser todavía. El ser y la realidad de la existencia humana no se encuentran simplemente determinados por un pasado o atados a un presente; sino que se desbordan a sí mismos en posibilidades, tienden al porvenir, están ligados a untiempo aún-no-presente,con las cualidades de lo real preñadas de futuro. La esperanza es la misma existencia, es un salirse de sí, un ir de viaje, un éxodo, exilio, diáspora. En otras palabras, el ser humano es el único que es capaz de trascender las circunstancias actuales, de ir más allá de las condiciones que le dicta el mero presente. Para Bloch, la utopía no se basa en la programación sino en el deseo. Desde el principio, el ser humano aparece como “deseante”, como “buscador de algo”, como “carente”(Mondragón, 1995). Argumentando en el mismo tópico desde el pensamiento de Emmanuel Lévinas (1906- 1995) dota vital importancia, no sólo al contraponer su propuesta al camino totalizante que ha preponderado en la filosofía occidental, sino también al significar una respuesta llena de valor y coraje al relativismo y al nihilismo de la posmodernidad misma, pues Lévinas, al constituir a la ética como filosofía primera representa una esperanza ante el nihilismo y una salida ante la ausencia de propuestas que caracteriza el pensamiento filosófico en el contexto de la posmodernidad en reacción contra el humanismo ilustrado.Para Lévinas “la esperanza solo puede venirme del otro y no de mi acción de anticipar el futuro” en tanto “no defino al otro por medio del futuro, sino que defino al futuro por medio del otro” (Campana, 2007). El filósofo Martin Buber (1878-1965) escribe: “Nuestra esperanza es demasiado nueva y demasiado vieja: / No sé qué quedaría de nosotros/ si el amor no fuera fuerza iluminada; / y la fuerza no fuera amor errado”. En estos versos, un del yo y del tú, y, por tanto, del nosotros, contribuyeron de manera decisiva a la apertura de nuevos horizontes en la filosofía personalista. Creía en la antigua idea cabalística, cercana al jasidim, según la cual a cada individuo se le ha asignado su tarea de reparación de la oscuridad mediante la liberación de las chispas de su luz (Díaz, 2004). 3. ¿PUEDE LA ESPERANZA SER FRUSTRADA?
  • 4. Ante esta pregunta,el profesor Ernst Bloch en la Universidad de Tubinga respondió: “también la esperanza podrá ser frustrada y será frustrada. Es más: tiene que ser frustrada por su honor propio, si no, no sería esperanza” Con esto sintetiza parte de las posibilidades que nos abren las utopías: llenar de matices y de murmullos la existencia, quizá desconocidos e inesperados y precisamente por eso nuevos; se trata de una invitación para asumir la vida como una aventura: “el experimento al que se somete el hombre es el de supropia vida” (Mondragón, 1995). De acuerdo con Ernst Bloch, estamos llamados a recorrer una y otra vez el camino que perfilan nuestros sueños. La aventura del existir nos sitúa en el aún-no-lugar de la conciencia utópica, en la esperanza de que sólo en la búsqueda de la humanidad plena y en la verdad se encontrará el sendero que lleva a “la única tierra para la que el hombre existe, pero en la cual, no puede aún –noch nich-tentrar”. Enfatiza en recuperar la importancia de una esperanza que pueda abrir nuestra existencia en el porvenir se vuelve tarea indispensable cuando la acción y el sentir se encuentran atrapados en el aquí y en el ahora. 4. ¿DESDE SU EXPERIENCIA DE VIDA, COMO PROFESIONAL Y SUS CONOCIMIENTOS ES EL PENSAMIENTO DE ERNST BLOCH, EMMANUEL LÉVINAS Y MARTINBUBER UNA RESPUESTA UTÓPICA VÁLIDA Y VIABLE PARA NUESTROS TIEMPOS? Partiendo de que la gran contribución de Ernst Bloch es haber hallado la utopía como componente de toda la realidad, el haberla situado como el factor dinámico que da sentido a un mundo en permanente cambio, y el hombre un ser abierto al porvenir, se podría decir un ser siendo, un ser aún-no-determinado es aceptable una repuesta utópica válida y viable. Expresa su crítica a la sociedad moderna en dos sentidos fundamentales. En primer lugar, y sustentada por su pensamiento marxista y su actividad política socialista, que presentan como una crítica a las relaciones sociales capitalistas que se concretan como relaciones de opresión y, por lo tanto, de injusticia. En este sentido, la búsqueda de poder reside en el capitalismo económico que diferencia entre débiles y fuertes, ricos y pobres, líder y esclavo. En segundo lugar, Ernst Bloch manifiesta una crítica/recuperación de la tradición filosófica occidental. En la forma de pensar, considera se encuentra ya limitada la forma de actuar, de situarse en el mundo y de ponerse límites para transformarlo. El transcender del hombre es el gran tema del pensamiento de Bloch: superar fronteras, rebasar barreras, una filosofía del todavía no(Hans, 1979). En la esperanza no sólo se reflejan las aspiraciones o los ideales, sino también las potencialidades de los seres humanos. A los ojos de Ernst Bloch, el ser humano y su mundo no se limitan a la inmediatez de una realidad que se agota en sí misma, esta
  • 5. noción sólo nos describe una realidad triste y limitada que no coincide con la riqueza del existir humano: abierto, por construirse, por conocerse, por encontrarse a sí mismo. Esta respuesta debe concebir el ser humano, según Bloch, ante todo, un misterio, y su disposición a esperar y su apertura a la temporalidad, se presentan como fundamento de su cualidad humana. Es precisamente en esta disposición a esperar, donde surgen las posibilidades de la utopía como principio de acción.De acuerdo a Ernst Bloch, hay una coincidencia entre ser y existencia. Se hace una crítica a la idea del ser como algo fijo, inmutable, sin posibilidades de cambio, hacia una idea de ser abierto, a una posibilidad que, latente en los deseos y en la voluntad, son susceptibles no sólo de expresarse, sino también de concretarse en la acción del ser en un mundo que también existe en el cambio, en el constante devenir(Mondragón, 1995). Debido a la constantes transgresiones de la ley en Colombia, la vulneración de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario es pertinente para el rescate ético: un ser abierto a la posibilidad y a la crítica de lo existente, capaz de reconocer la perfectibilidad del mundo íntimamente ligada a la justicia, a la resolución de problemas que impiden que la existencia sea efectivamente humana. Es por tanto que Ernst Bloch se identifica con la utopía concreta, aquella que tiende a la transformación de la realidad, a la verdadera vivencia de la vida, a la existencia auténtica de un ser abierto al futuro. El problema de las utopías, a juicio de Ernst Bloch, radicaba fundamentalmente en su carácter abstracto, en la incapacidad de vincular la crítica de la realidad con una propuesta de transformación que tomara en cuenta los límites y las posibilidades concretas contenidas en la historia. Para él, las utopías no sólo llaman a los seres humanos a actuar en la transformación de su realidad inmediata, sino que se presentan también como posibilidad de su propia realización. Por medio de los deseos que van unidos a las utopías, los seres humanos expresan, no sólo lo que son, sino lo que pueden y deben ser. Las acciones, e incluso simplemente las expectativas creadas a partir de estos deseos, abren una disposición vital de esperanza que le da sentido a la vida. El ser humano construye utopías de paz, convivencia social, equidad e igualdad y éstas permiten la construcción del ser humano mismo. En Ernst Bloch se manifiestan, al mismo tiempo, “una lógica de la utopía como construcción de lo humano” y una “intuición de la utopía como modo de ser y manifestarse, como forma de lo humano”. Esta propuesta es viable porque sostiene que la realidad humana no permanece inmóvil, que cambia en tanto existencia abierta que aún no acaba: se mueve, rápida o lentamente, melancólica o confiadamente, desencantada o esperanzadamente. La existencia humana puede permanecer o puede echarse a andar,
  • 6. teme o se arriesga, quizá hasta se decida a recorrer caminos de utopía. (Mondragón, 1995). Recuperar la importancia de una esperanza que pueda abrir nuestra existencia en el porvenir se vuelve tarea indispensable cuando la acción y el sentir se encuentran atrapados en el aquí y en el ahora. La invitación básica de Emmanuel Lévinas es a reaprender en la conciencia, en la mismidad del sujeto, pues en su esquema de argumentación queda claro que sólo si se accede a nuevos paradigmas y a nuevos contenidos se podrán generar nuevas conductas y con ellas se facilitará el protagonismo que requieren los pueblos para abrir paso a las transformaciones que se están gestando de cara a un nuevo humanismo en el cual desde la inspiración de lo Infinito, o de la Utopía es posible impulsar cambios históricos en los que quede muy claro que lo que prima es el bienestar del otro y de la otra, y no sólo la ventaja individual que en el esquema individual liberalista se produce en la actualidad, y que está arrasando a su paso pueblos, biodiversidades y Derechos Humanos no sólo de la actual generación sino también de las futuras generaciones de seres humanos. En este mismo sentido, es oportuno señalar que Lévinas destaca que: “El respeto al otro y a la otra, al negro igual que al blanco, al pobre como al rico, al minusválido o al cero positivo, como al que cumple los requisitos de la normalidad –terrible palabra que vertebra y ordena nuestras sociedades-, es también un hábito que se adquiere, como todos los hábitos por repetición de actos, por la insistencia en comportamientos dirigidos a desterrar cualquier forma de separación del diferente por el simple hecho de ser distinto. La escuela y los centros educativos –también por supuesto, la familia- son los espacios idóneos para la formación de tales hábitos.” La formación del sujeto en el hombre, y la del sujeto según las exigencias individuales y colectivas del universo personal, comienza desde el nacimiento. Se ha podido decir de nuestra educación que es en gran medida una masacre de inocentes, desconociendo al sujeto del niño en tanto que tal, imponiéndole un concentrado de las perspectivas del adulto y las desigualdades sociales forjadas por los adultos, reemplazando el discernimiento de los caracteres y las vocaciones por el autoritarismo del saber (Serna). 5. ¿QUÉ PROPONDRÍA DESDE LA EDUCACIÓN PARA GESTAR OTRO MUNDO POSIBLE? Paulo Reglus Neves Freire hace propuestas en el seno de sus planteamientos: “Nadie educa a nadie, los hombres se educan entre sí mediatizados por su trabajo diario.” Leer el mundo, escribir su propia palabra, y contar el que, de hecho, cuenta para la vida, no son
  • 7. aprendizajes fáciles: exigen explicaciones apasionadas por la inteligencia humana y con el consentimiento del mundo. Estas también son características del Foro Social Mundial (FSM) y que impulsarán la construcción del Foro Mundial De La Educación (FME) con la conciencia de que la educación no cambia el mundo: puede y debe cambiar a las personas, y estas sí cambian el mundo (Toledo, 2005). Su pedagogía liberadora en especial, que la libertad es un sueño que la educación hará realidad. Una política educativa sustentada en la libertad y un enfoque crítico que valora el diálogo y el consenso, lo cual presupone efectuar normatividades surgidas de la participación de varios grupos representativos de las clases sociales, sin discriminación alguna. Desde esta perspectiva se debe orientar una sociedad abierta en aras de una educación de los seres humanos libres (el sueño de todos los pueblos). La práctica docente debe ser coherente con el discurso democrático. Lo fundamental es formar un hombre crítico. La base de la construcción de una nueva filosofía política reside en el diálogo que permite el encuentro entre las personas y de éstas con el mundo. Otras ideas detonadoras apuntan a una educación democrática la cual debe concebirse en sentido horizontal. Es este sentido, la educación debe provocar: colaboración, participación, poder de decisión y responsabilidad.La falta de equidad y justicia va en detrimento a las condiciones mínimas de educabilidad de un niño, niña o joven latinoamericano, pues la pobreza y el hambre influyen en la salud, la calidad de vida y el logro de las metas educativas. Cuanta violencia y trasgresión de los Derechos Humanos ha existido y existe en los países de América Latina y estas acciones se reproducen en el contexto escolar, pues el niño o niña aprende por imitación y se va formando una interacción intersubjetiva coercitiva, coactiva, alienante y autoritaria mediada por la amenaza y la persecución. Si la política educativa se orientara en la valoración de la educación igualitaria, equitativa, donde se mejoren las condiciones de vida de los aprendientes desde la apertura de condiciones para que todo ser humano tenga por lo menos la satisfacción de sus necesidades básicas y la economía inflacionaria no afectara tanto a las clases trabajadoras. El mejoramiento de la calidad de vida va de la mano de la calidad educativa y esto se hace luchando para que “muchos no tengan poco y pocos no tengan mucho”. La perspectiva de La Pedagogía Crítica valora la crítica a las estructuras sociales que afectan la vida de la escuela, particularmente situaciones relacionadas con la cotidianidad
  • 8. escolar y la estructura del poder. Además, se interesa por el desarrollo de habilidades de pensamiento crítico-reflexivo con el fin de transformar la sociedad. Desde la filosofía personalista donde de alguna manera se puede encuadrar mirar hacia el futuro y hablar de esperanza, ésta fundamentada en los sólidos cimientos del verdadero amor a la persona humana; mirada que implica un compromiso con el otro en la creación de un nuevo modelo de sociedad, de civilización de justicia y amor. Sólo cuando yo-tú nos dediquemos a vivir la ayuda, el servicio, la compresión, la aceptación, el respeto para con todos crearemos ámbitos de convivencia; esta convivencia se hará en la ética del amor; ética liberadora y constructora de esta nueva comunidad humana, porque amor y persona van unidos intrínsecamente. El que hace que el tú sea fuente y no un límite del yo; el otro ya no es un infierno para mí. El yo que ama y quiere ante todo el desarrollo del tú. Y así constituimos el nosotros que supera al nosotros de utilidad y similitud. “Si acertamos a comprenderlo como el ser en cuya dialógica, en cuyo “estar-dos-en-reciproca-presencia” se realiza y se reconoce cada vez el encuentro del “uno” con el “otro.” (Rodríguez) De lo que se trata con la intervención educativa es de aportar al sujeto elementos para el descubrimiento de sí mismo, el deseo de conocerse, y de socavarse. Hay que promover un ejercicio pedagógico como el que el artista y el santo pero también el filósofo –una especie de híbrido entre los dos- se revelan como héroes que se convierten a su vez en ideales humanos de conducta para los hombres y las mujeres más nobles. Así que la educación es un proceso de formación y de acceso al pensamiento y al saber, más que un sistema de transmisión de un saber ya adquirido, o un sistema de producción de fuerza de trabajo calificada para una demanda existente en el mercado. He aquí una óptica según la cual: “la ignorancia no es una carencia, sino por el contrario un exceso de opiniones en las que tenemos confianza loca” (Vargas, 2012). Lo primero que tiene que hacer una institución educativa es la apuesta por la formación y el fortalecimiento de la alteridad del sujeto personal; entendiendo que de lo que se trata es de improntar a sus vivencias con dinamismos que en lo particular y lo colectivo se identifiquen por la aceptación de lo otro como algo tan legítimo como lo propio e incluso como la posibilidad concreta de pagar la deuda que señala Lévinas se contrae con el otro y con lo otro desde antes del momento mismo de la identificación de sí como sujeto personal. El que se reconozca la condición de la diversidad, es un aspecto clave en la propuesta de cultivo educativo en la óptica de la responsabilidad más que del respeto de lo otro y del otro, comenzando por la comunicación en casa, en el aula en internet o en el diálogo intercultural.
  • 9. La escuela entonces ha de recibir hoy el encargo de ir más allá de lo puramente formativo de ciudadanos y trabajadores para entrar a generar dispositivos pedagógicos que faciliten el aumento de la capacidad de los individuos para ser sujetos autónomos con conciencia de la heteronomía de su propia individualidad. Se trata de abordar una serie de conceptos, conocimientos, normas e imaginarios, centrados en la formación de una personalidad centrada en la ética de la alteridad. Esto presupone deconstruir incluso la misma institución educativa para intentar un proyecto de refundación de la institución educativa, desde la salvaguardia de la autonomía y de la heteronomía que da el saber en el espacio y el tiempo de la escuela. En otro libro, Pedagogía de la Indignación, se encuentra algunos de esos pasajes bellísimos sobre sueño y utopía: “Sin sueño y sin utopía, sin denuncia y sin anuncio, lo único que queda es el entrenamiento técnico al que la educación es reducida” (Freire, 2000, p.124, como se citó enGadotti, 2007, p.13) “El sueño de un mundo mejor nace de las entrañas de su contrario. Por eso corremos el riesgo tanto de idealizarnos un mundo mejor, desligándonos del nuestro real, como de quedar demasiado ‘adheridos’ al mundo real, sumergiéndonos en el inmovilismo fatalista”. Para Paulo Freire “una de las tareas más importantes de la practica educativo-crítica consiste en propiciar las condiciones para que los estudiantes ensayen la experiencia profunda de asumirse en el marco de sus relaciones comunes con otros estudiantes y maestros. Asumirse como ser social e histórico, como ser pensante, comunicador, transformador, creador, realizador de sueños, capaz de sentir rabia porque también es capaz de amar” (Freire, 1997, p. 46, como se citó en Gadotti, 2007, p. 16). El educador es un “realizador de sueños”, para él, el pensamiento utópico va muy ligado a la reflexión pedagógica en la medida en que el educador, al reflexionar sobre como su accionar produce cambios, a través de su acción hace realidad, en efecto, una utopía. La educación como un instrumento eficaz de transformación es, en esencia, utópica.Ana María Araujo Freire compiló un libro con diferentes escritos de Paulo Freire, titulado Pedagogía de la tolerancia. En este libro Freire habla de la “tolerancia auténtica” como la capacidad de convivir con aquellos que difieren de nosotros: “concibo la tolerancia como virtud de la convivencia humana. Por ese mismo motivo, pienso que la cualidad básica que debemos forjar se aprende por la asunción de su significado ético – la cualidad de convivir con el otro. Con el otro – no con el inferior (…). Lo que la tolerancia auténtica me exige es que respete al otro, sus sueños, sus ideas, sus opciones, sus gustos, que no lo niegue sólo porque piensa diferente. La tolerancia legítima termina por enseñarme que, al experimentarla, aprendo junto al otro” (Freire, 2004, p. 24, como se citó en Gadotti, 2007,
  • 10. p. 24). Tolerancia y solidaridad no son una cualidad del ser humano; es inherente a su naturaleza. Es lo que lo distingue de los otros animales. Referencias Campana, S. (2007). “El lenguaje de la esperanza.” Ponencia presentada en las III Jornadas Diálogos entre Literatura, Estética y Teología: Lenguajes de Dios para el siglo XXI, Facultad de Filosofía y Letras. Buenos Aires: Universidad Católica Argentina. Recuperado de http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/ponencias/ellenguaje- de-la-esperanza.pdf. Díaz, C. (2004). El Humanismo Hebreo De Martin Buber. Madrid:Fundación Emmanuel Mounier. Recuperado de http://www.alfayomega.es/estatico/anteriores/alfayomega394/desdelafe/libros.html. Gadotti, M. (2007). La Escuela y el Maestro Paulo Freire y la pasión de enseñar. (1a. Ed.) São Paulo: Publisher Brasil. Recuperado de http://www.google.es/#hl=es419&output=search&sclient=psy.2.EhlubQ9Aykk&pbx=1&ba v=on.2,or.r_gc.r_pw.r_qf.&fp=597498b9b2c995c2&bpcl=37189454&biw=1280&bih=611. Hans, K. (1979). ¿Existe Dios? Madrid: Cristiandad. Recuperado de http://es.scribd.com/doc/50330360/H-Kung-Si-a-Dios-Alternativa-al-ateismo. Mondragón González, A. (1995). Ernst Bloch: El peregrino de la esperanza. Revista Estudios Políticos, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Recuperado de http://www.accessmylibrary.com/article-1G1-155284366/ernst-bloch-el-peregrino.html. Rodríguez, I. Martin Buber: El Filósofo Del Diálogo. Recuperado de http://www.uv.es/~tyrum/artpersonalismo3.htm. Serna Sánchez, J. Emmanuel Lévinas: Una Propuesta Educativa Válida Para El Mundo Contemporáneo. Toledo, L. (2005). Otra Educación Posible Para Un Mundo Distinto. Pueblos. Revista de Información y Debate. Recuperado de http://www.revistapueblos.org/spip.php?article1168. Vargas, A. (2012). Estanislao Zuleta - Educación y Filosofía. Recuperado de http://es.scribd.com/doc/79622258/Estanislao-Zuleta.