Un breve poemario sobre los parnasos y parnasillos de la poesía actual. Una crítica sin nombres propios, porque no tiene dedicatorias personales. Una reflexión de hartazgo. Un juego como otro cualquiera.
3. La geografía de los parnasos yermos Luis Antonio González Pérez
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4. La geografía de los parnasos yermos Luis Antonio González Pérez
Luis Antonio González Pérez: (Telde,
Gran Canaria, 1983) Reside en Madrid
desde 2003. Con diecisiete años publicó
su primer poemario doble titulado ¿Me
escuchas? / Sabiendo que me pudo
el amar con prólogo del poeta canario
Luis Natera Mayor. En 2004 Sobre tu
silencio y a pesar del ruido sería su
siguiente obra en ver la luz, esta vez en
Fotografía: Victoria Albalá la colección “La Columna Quemada” de
poesía, de Ediciones Qneras, dirigida y
auspiciada por Diego Ropero Regidor. En abril del 2005 editaría Huer-
ga y Fierro su poemario Abril, tres de la mañana; apuntes para un
poema con prólogo del poeta Eugenio Padorno. Luego vendría Tra-
zos Desnudos en la colección El árbol espiral de LF-Ediciones, con
prólogo del catedrático José Montero Padilla. Su anterior poemario
publicado Confieso el Vacío en 2008 fue editado por Anroart Edicio-
nes con introducción del filólogo y escritor Fermín Domínguez Santa-
na. Prontuario se publicó en la colección Baños del Carmen de Edi-
ciones Vitruvio en 2010. Una Isla Imposible se editó en 2011 por
Anroart Ediciones con introducción del escritor y periodista Sabas Mar-
tín, traducida la obra al inglés y al alemán, con ilustraciones de Andrés
Delgado, a cargo de Anroart Ediciones. En 2012 se ha publicado So-
mos Materia Desechable (Ediciones Vitruvio).
Ha sido galardonado con el Premio Gran Canaria de Poesía de la Real
Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria, de la que es
miembro desde 2001. En 2004 y 2006 fue premiado por la Fundación
CEU.
Su obra ha sido incluida en la Antología de Poesía Canaria en Viva Voz
de 2001 -2002, en la selección literaria de Escritos a Padrón, en la
publicación Madrid en Los Poetas Canarios (ediciones Puentepalo,
2010) , en el número 28 de la revista Hamaca de Lona y otras obras
colectivas de poetas canarios e hispanoamericanos
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La geografía
de los parnasos yermos
Luis Antonio González Pérez
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Al absoluto hartazgo,
razón última y primera de estas líneas
sin dedicatorias personales.
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La geografía
de los parnasos yermos
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I
Hay una hoja afilada
tras cada verso destronado,
un margen vencido
o el resorte salvador la conciencia.
A veces reina el mañana
con la corte de hienas
agazapada a pie de los rastrojos,
y la batalla perdida del anonimato.
Entre mi juicio
y el tribunal del poema impreso,
prefiero sin duda la hoja en blanco.
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II
Si abro el alma con guadaña
o la acaricio con pétalos
sé que importa poco.
Naufragando o desembarcando en la costa,
la marea que surco
no es nueva ni trae alimento.
Yermos , la arena que piso
y vacío el oleaje,
veo inútil describir el transcurso,
que las preguntas que son propias,
no son respuestas útiles
para nadie.
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III
El mundo no reclamó nuestra existencia,
ni firmaremos como mártires
o profetas, más allá de nuestras sombras
y el ego masturbado.
Encerrar entre las páginas
a un lector perdido
o mil malacostumbrados
a su dosis de éxtasis y negación impresa
es abrir la carpa
de un antiguo circo de rarezas y esperpento.
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14. La geografía de los parnasos yermos Luis Antonio González Pérez
IV
El crimen que cometimos a manos llenas,
creyendo de veras
que la abolición del silencio
valía nuestras páginas.
Que retorcernos el cuello,
la voz y el pronombre, tenía peso,
y no la inconsistencia
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V
Hay más sangre derramada
por nombres propios
y falsos credos impostados,
que por ideas mayúsculas
o sostenidas preguntas en el tiempo.
Líneas y hiel sobre el escritorio,
frustrado el trazo y la mano,
riendo como el malo
de una película muda.
Sin duda hay quien bebe tempestades
y sólo recoge aplausos
o alabanzas del miedo, hambrientos de carroña.
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VI
A poeta flaco y malherido
todo son garrapatas herederas,
plañideras al lecho del que llueven padrinazgos,
cartas ilegibles, inéditos secuestrados,
más viudas que lechos fecundados,
hijos que noches en potencia,
honores en lo que se distingue
tan sólo a quien entrega,
proclamación de los delfines
sin haber puesto aun las dos monedas
sobre los ojos cansados.
El muerto al hoyo
y los poetas a succionar el maná del homenaje,
a vivir “fundacionados” o fundidos en defensa.
La memoria subastada
entre los mismos cuatro de siempre.
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VII
Cada rey de hojalata
o semidiós convertido en omnipresente,
visita cortes de cartón piedra,
parnasillos de andar por casa.
No hay escondrijos en la geografía
patética, excusa imperfecta,
o amor imposible, que curado de espanto,
no sirva para un coito
inter-cultos de vanagloria
y oxidado laurel en la corona.
Entre cortijos, señoríos y reinos de taifa
no pasan los siglos por la poesía.
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18. La geografía de los parnasos yermos Luis Antonio González Pérez
VIII
Como los bares,
hay poetas en todas las esquinas.
Bien pagados por un jurado amigo
o mal penetrados por un amor no consumado,
subsisten como sucursales fantasmas
de un banco intervenido y en quebranto.
Como en todas las profesiones,
en esta, que se acerca a las más antiguas,
los hay jóvenes ambiciosos,
viejas glorias de barra y copa hueca,
creativos del disfraz y la impostura,
resueltos en ecosistemas imposibles,
burócratas del verso de pago,
putas, rameras, y otros personales literarios.
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19. La geografía de los parnasos yermos Luis Antonio González Pérez
IX
Se acusa al joven de falta de crítica,
y al crítico se le tacha de no beber de su inocencia.
A quien afirma se le cuestiona por respirar sentencias,
y al que tan sólo versa preguntas
se le señala su falta de compromiso.
Los comprometidos son adjetivados de panfletarios,
y a los que no moverían un dedo,
si no es en primera persona,
se le niega la social razón de la palabra.
A quienes las inventan les rezan exorcismos,
y a los que son pulcros con su uso
le cae la loza de la academia.
En la veintena te pesan en la balanza de los termina-
les,
y al medio siglo, te ponen letras doradas
o te plantan malvas en las manos.
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20. La geografía de los parnasos yermos Luis Antonio González Pérez
X
En la frecuencia de los presentes imperfectos
suenan voces de mano alzada
puños pesados y toscos en las gargantas,
teatrillos de variedades
en los que todo aquello que tintinea
o rime con oscuro y funesto
se transforme en un desnudo impúdico
o una filia literaria.
Si hay un tú desnudo o un yo en los huesos,
si subimos a los altares de la belleza
a un ridículo amor de monologuista,
o fumamos esperpentos de pago,
podemos llegar a la apoteosis de un aplauso
o al inconsistente vaho
que dejan las palmadas en la espalda.
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21. La geografía de los parnasos yermos Luis Antonio González Pérez
XI
Tamizados los discursos del dictador por el tiempo,
toda patria poética, toda falange ciega,
es un ejército de chacales,
una manada que, a ritmo de codos,
avanza dejando seca la tierra que habitan.
Caudillos, padres de la gloria,
padrinos de un elenco de púberes crecidos
a la sombra de un olmo tornado a sabina.
Polluelos que al salir del nido
se creen imperiales,
y se precipitan sobre los cadáveres
como aves de carroña.
La libertad del protegido
termina donde comienza la sed de venganza.
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22. La geografía de los parnasos yermos Luis Antonio González Pérez
XII
Cuando el alma pierde el peso preciso
y se vende al peso el segundo de gloria,
cuando se desconoce todo lo escrito,
y la innovación tiene tintes de post-ismo,
post-vanguardia, post-it y lista de la compra,
un grito en un semáforo en verde
puede ser una genialidad majadera;
un antifaz, la vergüenza convertida en exceso;
un subrayador o una bengala
la única luz que habita en esos versos;
una performance en serie,
o una improvisación equivocada,
el mejor paseo por un escritorio abandonado,
suplido fácilmente,
por la indigna segregación caduca
que algunos creen genialidades.
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23. La geografía de los parnasos yermos Luis Antonio González Pérez
XIII
Eran pocos y la subvención parió camadas,
premios por cada calle,
poetas por cada cien habitantes, o quizás por menos,
tertulias por cada café, y son muchos en España.
Se leía poco, quizás sólo se leía lo bueno,
y nacieron como las malas hierbas,
o como las epidemias,
las editoriales donde la matemática más torpe
convencía a cualquiera
de que un libro publicado
multiplicado por cien que se regalan
son mil libro cobrados al Estado.
Contra la ilusión maltrecha, contratos de a degüello,
pagos infinitos, en el tiempo,
porque en el arte, mejor por amor,
que escribir por euros.
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24. La geografía de los parnasos yermos Luis Antonio González Pérez
XIV
Encantados de haberse conocido
y poder devolverse con los años
las miserias de cuando sus nombres
no hacían eco ni fuegos de artificio,
pero sobraban confesiones
y noches de sombras chinescas.
Agradecidos de su agradecimiento
hoy reclaman en cheques en blanco
su compromiso – con ellos mismos-,
su dedicación –a su ego y su bolsillo-,
su aportación –a los comunes vicios-,
y la salvación –no en mi nombre-,
de una humanidad que, lejos de pedirles nada,
los detesta como vacas sagradas famélicas
consumidas por lacayos
y un sinfín peroratas inconexas.
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25. La geografía de los parnasos yermos Luis Antonio González Pérez
Epílogo
No todo es caos en este silencio acompasado.
El abismo agota su oscuridad
y emerge luz de entre los ecos,
como crepita el insomnio
o la soledad recostada al borde de la mesa.
Puedo dejar de escribir, y tan sólo sería uno más
acallando preguntas, salvando espacios en blancos
que no mancharan mis hastíos y reproches.
Puedo seguir escribiendo para que no me sobreviva
ni tenga más cadencia, más peso muerto,
ninguna batalla perdida de antemano.
Para que nadie crea que en mis manos está lo que importa,
para todos puedan creer que no hay nada en mis manos.
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26. La geografía de los parnasos yermos Luis Antonio González Pérez
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27. La geografía de los parnasos yermos Luis Antonio González Pérez
La geografía
de los parnasos yermos
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