4. Cuando te nombro, Madre, recobro de improviso la fúlgida fragancia de la primavera.
5. Cuando te digo luz, estrella o luna, se levanta en la noche la aurora que me trae la alegría de un nuevo amanecer.
6. Tú abriste el corazón a la promesa y floreció en tu seno la Palabra, que acampó para siempre en nuestros páramos.
7. María, dinos siempre esa Palabra de luz para el sendero de la vida y tiéndenos tu mano cariñosa a tantos hijos tuyos desvalidos. “ María, según tu Palabra” Miguel Combarros