Segunda entrega de la serie Inventario de la Memoria, exclusivo para la revista cultural Arcadia, dirigida por Marianne Ponsford. Archivos fílmico, archivos de televisión, pérdidas y rescates a escala nacional en Colombia.
1. http://www.revistaarcadia.com/periodismo-cultural-revista-arcadia/articulo/memoria-para-
mirar/25176
Memoria para mirar
Claudia Triana, directora de Proimágenes.
Inventario de la memoria 2
En esta segunda entrega de la investigación que realiza
Arcadia sobre el estado de los archivos del país, la
mirada es para los archivos audiovisuales: ¿Qué tan bien
conservados están los archivos del cine nacional?
¿Existen copias de las series más emblemáticas de la
televisión colombiana? ¿Dónde están?
Por: Yeniter Poleo
"'Ahí empieza la película‟, gritó la señora —hija del patriarca paisa que había trabajado en
1925 con don Arturo Acevedo— mientras veía los rollos originales de Bajo el cielo
antioqueño. Luis Ospina trataba con intuición de hallar el orden de la narrativa pero no
sabía por dónde comenzaba. Hasta que ella vio la imagen”. Rito Alberto Torres, subdirector
técnico de la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano (FPFC), me lo cuenta para
2. enfatizar que aquel día (como hoy) se había ido la luz en el edificio y, que del mismo modo,
la descendiente de Gonzalo Mejía (productor/protagonista del filme) había subido los nueve
pisos por las escaleras. Fue el desenlace feliz de una historia de restauración cargada de
preguntas e hipótesis sobre la base de letreros desaparecidos, amenazas de deterioro y
fragmentos sueltos, tal como sucede con el propio relato acerca del patrimonio de imágenes
en movimiento en Colombia. Al igual que con el acervo documental y bibliográfico, fueron
iniciativas individuales las que permitieron salvar los primeros tesoros visuales del país.
“Hernán Salcedo y Jorge Nieto fueron los pioneros. Cuando se quemaron las cinetecas de
México y de Francia, convencieron a la Esso (que tenía el archivo histórico de los
Acevedo) de que „había que cuidar lo nuestro‟”, comenta Myriam Garzón, directora de la
FPFC. Sin embargo, “María, el primer largometraje colombiano, se filmó con una base de
nitrato autocombustible y por eso desapareció”. El cine llegó al país dos años después de su
invención y ya en 1899 se habían filmado las primeras obras. No obstante, de estas queda
nada; el registro más antiguo data de 1915, un fotograma de El drama del 15 de octubre
sobre el asesinato del presidente Uribe Uribe.
Empieza la búsqueda
La Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano nació con carácter privado, sin ánimo de
lucro; heredó aquellos fondos pioneros y los de la Cinemateca Distrital “que tenía una serie
de películas de su propiedad, que constituían el archivo”, rememora Claudia Triana su
entonces directora. Hoy cuando se habla de memoria audiovisual en Colombia esta entidad
es referencia obligada incluso sobre imágenes de TV. Custodia, por ejemplo, parte del
material de Inravisión y de Audiovisuales, una muestra de la intrincada historia que
caracteriza la localización de cualquier registro de la televisión colombiana debido a la
telaraña jurídica de los derechos de autoría, tenencia y emisión. La colección que
administra en realidad pertenece a la Comisión Nacional de Televisión (CNTV), adonde
llamamos para saber cuáles títulos tenía. La respuesta fue: “Ni idea. Eso debe estar en
RTVC, se supone que allí se guarda el archivo”. Después de insistir, Liliana Zabala, de
comunicaciones. me contactó con el departamento de contenidos donde el asesor Harold
Salazar dilucidó algunas inquietudes. “Estamos en revisión en esta oficina. Lo que tenemos
quedó después de la liquidación; hay de las antiguas programadoras si entregaron casetes
como pago de sus deudas. Está una parte en Patrimonio Fílmico, que hace las veces de una
videoteca nacional, y otra en RTVC”. Dijo que tenían algo de Don Chinche y “lo de
Producciones JES”. Antes de ir a RTVC algunas personas con acceso a su archivo
señalaron que había gran cantidad de material pero sin orden y que solo al abrir la lata o la
cinta se descubría el contenido. Al llegar a la videoteca me mostraron el cuarto de tal vez
70 m2, la estantería ordenada e identificada. Sin embargo, en medio de la entrevista se
reveló que esos eran solo materiales nuevos; “abajo en la bodega” es donde está lo más
antiguo. “Allá hay 17 mil unidades, pero determinar la fecha exacta de cada uno no
podemos. Uno lo diferencia por el formato, lo más viejo está en cine, luego ¾, una pulgada
y así”, explica Javier Obregón, videotecario de RTVC. Para corroborar las versiones no
oficiales le pedí que me mostrara la bodega, pero no fue posible. Piedad Salamanca,
3. también videotecaria, apuntó que había una obra locativa que impedía el paso. En
compensación, me mostraron el único archivo pdf con una especie de inventario realizado
por la UNAL en 2005; los títulos, ciertamente, no ayudan mucho: Huerto familiar; Visita
del ilustre señor Pedro, ministro español; Aspectos de la policía.
Patrimonio mental
La televisión es otra historia. “A la TV le ha ido muy mal en el campo intelectual”, afirma
el investigador Omar Rincón, “una forma de creerse inteligente es despreciarla y, al
contrario, hay un gran cine pero nadie lo ha visto, no hace parte del patrimonio mental
colombiano. Industrialmente la televisión ha sido contundente, no tiene el respeto de nadie
pero ha construido nuestra memoria en imágenes: lo del Palacio de Justicia, el edificio de
Avianca incendiándose, Armero. También la ficción: cada generación recuerda con
bastante afecto, independientemente de la calidad, con qué programas creció, las novelas,
las historias que la marcaron”. Germán Rey, especialista en TV, destaca el impacto del
contenido televisivo: “Se conectó con la gente como ningún otro medio. La telenovela
mostró el Caribe que no conocíamos, los acentos, las mujeres, las regiones. La comedia.
¿De qué nos reíamos en cada época? Don Chinche, Dejémonos de vainas, El siguiente
programa, son tres tipos de humor”. Las imágenes iniciales de la TV en realidad están en
cine. Hay registros de la primera emisión y noticieros solo porque fueron filmados; todo se
hacía en vivo. De las telenovelas pioneras (En nombre del amor, Extraño destino y el 0597
está ocupado) solo quedan fotografías. No se había inventado el videotape; cuando sucedió,
las cintas eran demasiado costosas y por ello se les grababa encima, una y otra vez. Ese
recuerdo, de los casetes reutilizados, es lamento común entre quienes me hablaron del
pasado televisivo. Por eso hay vacíos notorios en los archivos; por eso, por las malas
condiciones con que se guardaron y por la dispersión (de autores, productores,
programadoras y sus respectivos derechos) que causó la privatización de la TV.
Pistas cruzadas
El destino de las cintas (como las fechas, los programas, el personal) es un rompecabezas.
Tras la pista de Punch, la periodista María Teresa Ronderos dijo que tal vez el material
podía estar en Cablenoticias “porque ocupan la misma sede” y me regaló su libro Punch,
una experiencia en televisión, un magnífico documento: “Como no fue un bestseller aún
tengo ejemplares”. El jefe de archivo de Cablenoticias, Enrique Arévalo, respondió que no
había allí nada antiguo, que quizás en Televideo: “Estuvieron aquí antes que nosotros”.
Carolina Barrera, jefa de programación de Cenpro hasta 2000, recuerda “la cintoteca, donde
estaban todos los betacam con capítulos terminados y sin editar”. Tiene la impresión de que
los casetes quedaron en la Fundación Social; allí me confirmaron que sí, pero que “por
4. políticas internas no se suministra ningún tipo de información”. Pocos datos dieron en RTI,
por ejemplo, sobre el recordado Don Chinche; aunque Luis Sarmiento del área de procesos
aseguró que toda la serie está en buen estado, no tenía claro en cuál formato o cuántos
casetes ocupa. Programar TV ha capitalizado su acervo: no solo tiene ocho mil horas de
imágenes de archivo, sino que las comercializa. “RCN tiene dos archivos, uno de
producción y otro de noticias”, me explica Guillermo Garavito, jefe del segundo. En sus
recuerdos tiene el dato de que a la productora Prego “se le dañó un disco y se corrompió la
información desde 1992 hacia atrás”. Martha Helena Restrepo, directora del archivo de
Caracol TV, describe las inversiones en el pasado: “Clásicos como La mala hierba,
Escalona, Gallito Ramírez (restaurados y digitalizados) se emiten por el Canal Época y por
la Señal Internacional. Las matrices digitales han servido para la producción de DVD o
venta de contenidos para emisión en otros países”. Para Germán Rey hay voluntades
aisladas. “En TV el desastre es total. No es la pérdida de unos casetes, sino de lo que hemos
sido. De muchos temas sobre los que escribí en los ochenta no existe material que diga que
yo no estoy completamente loco”. Javier Obregón señala que la Franja Retro de Señal
Colombia transmite Dejémonos de vainas o Romeo y Buseta, que pertenecen a la CNTV
por dación de pago. También custodian material del que no pueden disponer “hasta que
aparezcan las personas propietarias”.
Puntos a favor
Conservar es menos costoso que restaurar. En América Latina es mayor la segunda
práctica, cuando sucede, y eso pasa en Colombia. “Desde que la película sale del
laboratorio empieza su ciclo de deterioro”, afirma Claudia Triana y eso se aplica también al
video, cuyo rescate está supeditado además al constante cambio tecnológico y por ende a la
obsolescencia de los formatos. Manos delicadas, inventiva y pasión han sido comunes entre
quienes han recuperado parte de la memoria audiovisual. De eso tiene buen registro Marina
Arango, coordinadora de Cinematografía de Mincultura, quien habla del Sipac (Sistema de
Información del Patrimonio Audiovisual Colombiano), las becas de Gestión de Archivos y
la Preservación del Patrimonio Audiovisual de la TV pública. El primero, un inventario
sobre quiénes tenían material, ejecutado por la FPFC; el segundo, estímulo a instituciones o
particulares con cruzadas de recuperación: Arango me muestra un Excel con los 41
proyectos ganadores desde 2006 y recita de memoria las anécdotas de cada uno. Por
ejemplo, el Proyecto Conservación Audiovisual de la Memoria Indígena del Cauca; la base
de datos del programa Rostros y Rastros de Univalle; o la migración a disco duro del
archivo audiovisual de Popayán. El tercero, más demorado, ha implicado la formación de
quienes están al frente de las videotecas en las televisoras públicas. En Telecaribe crearon
un software para sistematizar su archivo y tienen a buen resguardo su producción original
como la serie Trópicos, me cuenta su videotecaria Rocío Díaz. Por una solución
informática similar, Telepacífico obtuvo un premio en España. “Se conservan en buenas
condiciones Qué hay para hacer y Punto de encuentro, emitidos desde los noventa”, relata
Elsy Velasco. En la Cinemateca del Caribe “hay imágenes de Barranquilla, pero también de
Soledad, Puerto Colombia, Cartagena, Sincelejo, Santa Marta y otros municipios”, refiere
5. Deyana Acosta, su directora. De la mano de esa entidad existe desde 1998 el Centro de
Documentación Audiovisual del Caribe, también sin ánimo de lucro. Sin embargo, opina:
“No existe conciencia colectiva en el Caribe sobre el valor patrimonial de una obra
audiovisual”. Son esfuerzos que pueden resumirse en una frase de Arango: “Aquí todos
somos místicos”.
ESCOLTAS DE LA IMAGEN FIJA
A diferencia del cine y de la TV no existe dentro del Ministerio de Cultura una dirección que se
ocupe en exclusiva del patrimonio fotográfico. Sin embargo, este acervo ha tenido sus
particulares escoltas de la memoria, algunos apoyados por el Estado desde tiempos de Colcultura.
“La Biblioteca Nacional posee la mayor parte del archivo de Nereo López Mesa”, comenta Sandra
Angulo, coordinadora de Conservación. La institución tiene cerca de 9000 imágenes digitales del
archivo de Manuel H, “algunas reproducciones de Leo Matiz y Fernell Franco”. El Archivo
Fotográfico y Fílmico del Valle del Cauca recolectó 20 mil imágenes puerta por puerta, en una
labor tesonera de la fallecida Isabel Moreno. Existen iniciativas individuales de impacto colectivo
(como la Fototeca Histórica de Cartagena y las fotografías que desde 1971 recopila Ricardo
Quintero para la Fundación Caucana de Patrimonio Intelectual). El Banco de la República ha sido
motor de exposiciones y libros con escenas del ayer de varias regiones, y también mediante la Luis
Angel Arango que posee imágenes antropológicas de Reichel Dolmatoff y Gregorio Hernández de
Alba. Las universidades han sido clave como la Tecnológica del Chocó que creó el Archivo
Fotográfico y Fílmico regional, con 14 mil documentos; en Santander, la UIS y la de Bucaramanga;
en Manizales con el Archivo Digital de Fotografía Histórica de la Universidad de Caldas; y en
Medellín quizás el de mayor dimensión en América Latina, el fondo de casi un millón y medio de
fotografías y negativos de la Biblioteca Piloto, con colecciones de Melitón Rodríguez, Gabriel
Carvajal y la FAES (Fundación Antioqueña de Estudios Sociales).
CUESTIÓN DE NOMBRE
“El Archivo Nacional Audiovisual debería tener el mismo estatus que el Archivo General de la
Nación o la Biblioteca Nacional”, plantea Rito Alberto Torres. Pero el Archivo Nacional Audiovisual
no existe. Todavía. Cuando se creó RTVC, la directiva de Patrimonio Fílmico les propuso iniciar su
construcción y la nueva entidad decidió aportar sus fondos de imágenes y un campo de fútbol de
9046 metros cuadrados. Aunque aún no se define el nombre final (se le ha llamado también
Centro Nacional de Soportes Audiovisuales o nueva sede de la FPFC), sobre la carrera 45 con calle
26 en Bogotá ya se erigieron los tres primeros módulos de almacenamiento. Aunque Germán Rey
clama por una “videoteca nacional”, este proyecto parece estar encaminado hacia ese norte y con
la beca que el Ministerio de Cultura le ha otorgado a RTVC (para el inventario de su bodega de
materiales históricos), puede que la recuperación del archivo televisivo equipare los logros en lo
fílmico. Sin embargo, ante los reiterados anuncios sobre liquidación de la CNTV surge la pregunta
sobre cómo se evitarán nuevas pérdidas de documentos audiovisuales.
*Periodista, experta en Comunicación y Arte