El documento analiza la situación del empleo en España, señalando que a pesar de la recuperación económica, el desempleo sigue siendo alto. El paro estructural, que afecta al 16% del desempleo total, es difícil de reducir a corto plazo debido a la falta de cualificaciones de los desempleados. Además, los recortes en formación profesional y educación son contraproducentes, pues es necesario mejorar las habilidades de los trabajadores para que puedan competir en un mundo globalizado.
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No hay brotes verdes para el empleo.
Manfred Nolte
Es evidente la fragmentación que sufre la economía española. De un lado lo que
se refiere a los agregados económicos y monetarios. De otro el capítulo referido
al empleo. La última encuesta de población activa(EPA) al cierre del primer
trimestre de este año confirma el divorcio entre LOS dos mundos, que parece no
tener una explicación coherente. Pero la realidad es que existen algunas razones
que nos ponen en la pista de esta grave desavenencia. Veamos.
Con tres registros consecutivos de crecimiento trimestral en el PIB puede darse
por cerrada técnicamente la caída libre de la crisis, lo que llamamos recesión. La
reforma financiera apoyada en la inyección de fondos con procedencia de
Bruselas y la intervención del Estado mediante un abanico de medidas que
abarcan desde la nacionalización de determinadas Cajas hasta la creación del
Banco malo han frenado la caída en barrena de la solvencia de una parte del
sector que amenazaba con arrastrar a la economía entera del País hasta el
abismo. Atrás quedan los dramáticos episodios de Julio de 2012 cuando España
rozó la quiebra y el impago exterior al negarse los inversores institucionales a
refinanciar la nueva deuda pública emitida por el Tesoro.
La propia virulencia de la crisis con el resultado de una masiva destrucción de
puestos de trabajo y la reforma del mercado propiciaron después una notable
disminución de los costes laborales unitarios en relación a la media de la
eurozona, del orden de 18 puntos porcentuales entre 2008 y 2013, lo que ha
permitido a la economía española recuperar la competitividad perdida entre
1999 y 2008.
Es a partir de este registro cuando se desarrolla el tradicional circulo virtuoso de
la recuperación: mejoría sustancial de las cuentas exteriores, recuperación de la
confianza internacional, atracción de las inversiones extranjeras y despegue
final de la deprimida demanda interna, atenazada por la crisis y por la amenaza
de deflación. El milagro inicial ya se ha producido en las cuentas exteriores. De
un déficit de 105.000MM€ (10% PIB) en 2007 la economía española ha pasado
a registrar a un superávit de 7.000MM€ (0,7% PIB) en 2013. Por otra parte, el
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superávit comercial de bienes y servicios es de 28.000MM€ lo que representa
en 2013 el 2,8% del PIB. Las exportaciones españolas han ganado cuota de
mercado mundial, y representan el 35% de nuestro PIB –mayor porcentaje que
el de Alemania- constituyéndose en el tractor indiscutible de la incipiente
recuperación.
El déficit presupuestario se ha contraído hasta niveles del 6,62% del PIB en
2013 desde el 11,1% alcanzado en 2009, apenas unas décimas por encima de los
comprometido con Bruselas según el ‘Procedimiento de déficit excesivo’. Y lo
que es más importante, a finales de 2013, el déficit primario, excluyendo el pago
de intereses se sitúa en algo menos del 2 por ciento del PIB.
Aunque las exportaciones siguen siendo el principal dinamizador de la
economía, la demanda interna comienza a contribuir con una aportación
positiva a la creación de riqueza. También es previsible que el sector
inmobiliario haya tocado ya fondo tanto en la caída de sus precios como en la
atonía del numero de operaciones registradas. El crédito bancario ofrece
tímidos signos de reactivación. Fitch y Moody’s han subido un escalón la
calificación de la deuda pública. El tipo del bono a 10 años está en mínimos a
niveles de 2005 y el ‘Indicador de sentimiento económico’ cotiza en máximos
desde 2007.
Todos estos datos, de signo moderadamente optimista, contrastan con los
regresivos datos presentados por el Instituto Nacional de Estadística? Si bien el
número de parados disminuye en el primer trimestre del año en 2.300 personas
y se sitúa en 5.933.300, ello no es atribuible a la mejoría del mercado sino a que
la población activa disminuye en 187.000 personas. La ocupación baja en
184.600 personas este trimestre, hasta un total de 16.950.600. El empleo se ha
reducido en 79.600 personas en los últimos 12 meses y la tasa de paro en el
primer trimestre repuntó dos decimas hasta el 25,9%.La encuesta muestra
además otros signos desalentadores, como el aumento del paro juvenil, la
destrucción de trabajo estable o el enquistamiento progresivo del paro de larga
duración.
¿Cómo se concilia este panorama dual de la economía española, o, si se quiere,
cuales son las razones del enquistamiento del paro a pesar de nuestro despegue
moderado?
Comencemos señalando que las hipótesis de vuelta del mercado laboral a los
niveles de 2007 apuntan en varios medios especializados al año 2025. Las
recientes promesas gubernamentales recogidas en el nuevo cuadro
macroeconómico no desmienten estas conjeturas. A partir de ahí el diagnóstico
nos remite a lo que el Fondo Monetario Internacional ha conceptuado como
‘paro estructural’. El eufemismo afecta a 16 de los 26 puntos porcentuales del
paro padecido en España y se traduce como irrecuperable a corto plazo. Y ¿a
qué se debe este factor de no servible causante de la permanencia en el tiempo
de esta lacra social? Aun a riesgo de errar en un intento de simplificación la
clave está en el escaso stock de cultura y habilidades del colectivo de
desempleados en un mundo competitivo y globalizado, aspecto que no es
adecuadamente abordado por las políticas activas practicadas por los gobiernos
de turno en la protección y recuperación de este grupo social. Más de la mitad
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Fuente:BBVA Research
de los desempleados lo son de larga duración con los riesgos de exclusión
definitiva que ello implica y una proporción similar no cuenta con estudios
superiores a la ESO. Un reciente estudio de FEDEA pormenoriza tanto las
debilidades registradas como las propuestas de réplica en los planes del
Gobierno (http://bit.ly/1mDDSGq).
La reforma laboral con ser necesaria no ha sido suficiente. En fechas recientes
Thomas Piketty ha alertado de la progresiva reducción de las rentas salariales
en la riqueza mundial y las desigualdades que ello acarrea. La más dramática de
ellas, se traduce en paro y exclusión. En un escenario de globalización la mano
de obra poco cualificada será marginada y en gran medida su trabajo
automatizado y sustituido por un robot. No queda otro camino que intensificar
el stock de conocimiento y habilidades de los trabajadores si queremos que
tengan una posición activa en la sociedad. En este contexto, los drásticos
recortes en el presupuesto para la formación, limitando las políticas activas casi
exclusivamente a las bonificaciones son claramente contraproducentes. Lo
mismo es aplicable a las rebajas en educación o a las dotaciones a I+D+i que,
representando la elaboración de una oferta competitiva en el tiempo, abren el
camino a una producción exitosa en el futuro cercano.