1. Oyó un ruido espeluznante, como el de una persona
siendo torturada. Sus heridas le picaban como locas pero no
tenía tiempo para rascarse sus múltiples arañazos ni para
mirarse sus aún más nombrosas moraduras. Iba corriendo
por el bosque sin tener ni idea de donde iba. Alguien, o algo,
le perseguía desde hace un rato. Decidió pararse para
descansar cuando sintió el aliento de algo detrás suyo. Se dio
la vuelta cuando, apenas dos milímetros de su cara había una
cara con una sonrisa diabólica. No se lo podía creer...
¡Estaba mirando a la cara de un espantapájaros!
Nada más ver al espantapájaros, se dio la vuelta y
empezó a correr. Pero del camino salieron unas manos de
paja , después unos brazos de paja cubiertos por una
camiseta y finalmente una cara ya conocida. No pudo ni
exclamar un “OH” porque las manos del espantapájaros le
tapaban la cara. Se retorcía y no podía respirar cuando oyó
una voz muy familiar que le decía: “¡Vamos Juan, es hora de
ir al colegio!”. Su madre le estaba llamando. “Uf, suerte que
solo a sido un sueño”. Las “manos” del espantapájaros era su
propia sábana que se le había enredado en la garganta y
estaba corriendo en su propia cama Más tarde, ese mismo
2. día, su madre estaba limpiando su cama cuando se dijo a si
misma: “¿Que hará este trozo de paja aquí?”.
¿FIN?