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         Los Niños de Hoy, Niños Índigo y Cristal, ¿Quiénes son?
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Llegan a la tierra, traen mensajes de conciencia y expansión.
Traen consigo una gran madurez espiritual. Saben adónde van, y hasta algunos de ellos tienen
destellos del lugar de donde provienen.
Traen enseñanzas, proponen cambios. Tienen una gran misión: recordarnos quiénes somos,
para que despertemos nuestro poder interior y nos reconozcamos capaces de generar el
cambio que necesitamos.

Son los Niños de Hoy, los Nuevos Niños, grandes seres espirituales jugando a ser niños.
El amor los impulsa, buscan cambiar la tierra, cambiar al hombre, transformar la realidad.

Quien quiera reconocer a estos niños, pósese en su mirada. La transparencia y pureza de sus
ojos desnuda el alma de quien los mira. Miran fijo, de forma sabia y madura.
Cuando se está frente a un Nuevo Niño, la emoción desborda el corazón, dentro se despierta
una sensación de reverencia y respeto por él.
Igualmente no siempre sucede esto. Muchos adultos están tan inmersos en su mundo de
problemas y preocupaciones que estos niños pasan desapercibidos. Pero aun así ellos actúan,
actúan aún más con esas personas. Si sus miradas no encuentran eco, entonces golpearán sus
puertas, y si nadie corre a abrirles, permanecerán presentes hasta que alguien los invite a
pasar.
Pero la espera a veces se hace larga, se hace eterna, y comienzan a olvidar lo que han venido a
decir.

Los cambios que estos niños proponen pueden llegar a cambiar el mundo, pero necesitan de
nosotros, los adultos. Es tiempo de abrir los ojos, ver al niño que está a nuestro lado y
preguntarnos ¿qué vendrá a decirnos?, ¿cómo empezamos a ofrecerle el espacio que
necesita?, ¿cuál es la educación más certera para este nuevo ser?, ¿cómo encuentro el punto
de equilibrio entre dejarlo expandir su potencial innato, y a la vez ejercer sana y
necesariamente mi rol de padre, maestro, terapeuta o educador?

Muchas teorías hablan de niños Índigo y Cristal. En general las preguntas más frecuentes
sobre este tema son: ¿quiénes son los niños Índigo?, ¿quiénes los niños Cristal?, ¿cuáles son
sus características?, ¿cómo los reconocemos?
Todos estos interrogantes serán respondidos, aclarados y abordados con la conciencia de que
somos seres humanos buscando el equilibrio, y por ello, este tema debe ser tratado sensible y
maduramente.
Teniendo en cuenta que hay mucha información acerca de este tema y también mucha
confusión que desvía el verdadero propósito de reconocer la energía de estos nuevos niños,
intentaré con su ayuda y apertura dilucidar la esencia que presentan estos niños, pero con un
fin: que el adulto pueda utilizar este conocimiento a modo de ayuda y guía de los Nuevos
Niños, en vez de tan solo agrandar el conocimiento racional.

Es por eso que decido tratar este tema desde el punto de vista energético, porque de esta
forma podemos hacer tangible un tema sutil. Entonces aquí, en vez de preguntar: “¿quiénes
son los niños Índigo y Cristal?”, preguntaremos: ¿qué es la energía Índigo? ¿Y qué es la
energía Cristal? ¿Quiénes portan esta energía? ¿Cómo reconocerla en los niños, trabajarla,
encauzarla y potenciarla?

Al abordar este tema desde su cualidad energética lo despersonificamos, y el término Índigo o
Cristal no queda solo reservado para los niños. Son energías que no solo nos hablan de los
niños, sino de todas aquellas personas, sin importar la edad, que han venido con un propósito
bien definido, y la energía que traen los ayudará a llevarlo a cabo.
Finalmente lograremos ver que estas características hablan de un proceso evolutivo global, y
que lo estamos creando que entre todos.

http://www.caminosalser.com/indigocristal/

MÁS INFORMACIÓN:

              Los Niños Índigo o la energía Índigo de los Niños
              Los Niños Cristal o la energía Cristal de los Niños




Este contenido corresponde a una extracto del Curso a Distancia “Los Niños de Hoy” .
Aportado por Nancy Ortiz

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(Por Nancy Ortiz y Guillermo A.) Hay un dicho popular                                   Tengo 28 años y vivo Buenos Aires, Argentina. Soy
que dice “ignorancia es bendición”. Esta expresión nos                                  músico y mi rutina se basa en la vorágine de la vida
dice que aparentemente puede resultarnos más                                            artística como carrera y profesión. A diario trabajo para
aliviador, menos doloroso y con menos responsabilidad                                   que mis canciones colaboren con la evolución. Desde
sobre nuestros hombros, no saber y hacer sistemática y                                  hace tiempo hago meditación, y desde hace más tiempo
mecánicamente lo que siempre hemos hecho sin                                            aun, soy vegetariano. Aprendí Reiki y a medida que pasa
replantearnos nuevas posibilidades. Mucho de lo que                                     el tiempo me siento mejor creciendo en este medio, no
hemos recibido en nuestra educación ha sido dado                                        obstante, tengo la necesidad urgente de conocer
desde este lugar, por supuesto que no todo, pero ahora hablemos de aquello que          personas índigo y cristal, ya que por momentos me siento demasiado solo. Mi carrera
hemos recibido como un dogma: “Esto se hace así… Esto es así… Así son los pasos”,       mantiene un entorno de mucha gente activa alrededor mío, aun así, me siento solo ...
para que nosotros sistemáticamente lo reprodujéramos. Pero, desde ayer a hoy algo
cambió ...                                                                                                                                                          VER MAS ...


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Tengo dos niños de 5 y 3 años. El mayor ya va a una escuela                             directores de escuelas y profesionales dedicados al área
privada "tradicional" y con muchos problemas de conducta.                               de la salud física y psíquica que están replanteándose su
Según las docentes molesta a sus compañeros y nunca se                                  tarea, el sentido de su tarea y hacia donde van a
queda quieto. Él me dice que se aburre porque termina antes                             dirigirla en esta época. La humanidad está en crisis,
que sus compañeros las actividades. Un día estábamos en la                              todo lo que hasta este momento fue considerado
cocina de casa y empezó a contar que él venia del planeta                               concreto y veraz, está resquebrajándose dejando al
número cinco. Que todos los de su planeta habían muerto por                             descubierto lo que está inconcluso y carente de sentido.
una lluvia de meteoritos, pero que él, como estaba con sus                              Los niños son en gran parte los emergentes que dejan al descubierto este principo de
abuelos de visita en el planeta cuatro, se salvó. Cuando le                             hundimiento social. Muchos de los sistemas educativos formales o tradicionales
pregunto por sus abuelos, me dice que ahora éramos su papa y                            quedan obsoletos. Los profesionales que trabajan con niños se preguntan por dónde,
mama que vinimos a este planeta para salvarlo/nos ...                                   cómo y para qué ...
                                                     VER MAS ...                                                                                                    VER MAS ...



            Los Niños de Hoy ¿Son niños más difíciles?                                              El cuidado de la Vida Interior del Niño. Primera Parte
(Índigo y Cristal)                                                                      (Índigo y Cristal)
(por Nancy Ortiz) Muchos padres y educadores se                                         (Por Nancy Ortiz). Hay un lugar interior que todos
sienten desorientados ante la llegada de los Niños de                                   deberíamos conservar, un espacio de paz, de quietud,
Hoy. Pero ¿son acaso niños tan difíciles de comprender?                                 de sentimiento de Estar Bien y conformes, pese a lo que
Todos coincidiremos en que estos Niños proponen                                         afuera suceda. Este espacio interior es nuestro refugio
apertura, sinceridad y renovación, sin embargo esto                                     principalmente en los momentos de incertidumbre, de
¿debiera ser algo que desoriente? ¿Es tan extraño lo que                                angustia o soledad. Todos debiéramos poder encontrar
proponen que ni sus padres encuentran las herramientas                                  con facilidad este espacio, para poder allí refugiarnos
para guiarlos? Entonces ¿Quién los ayudará?                                             en su paz y seguridad en los momentos difíciles. Sin
Habitualmente ante estos niños aparece el sentimiento                                   embargo, lo que a menudo se siente es un gran vacío ...
de "no sé nada": no se sabe ser padre, no se sabe ser


2
maestro, no se sabe ser guía certero ...
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(Índigo y Cristal)                                                                        (Madre Tierra (Gaia) a través de Pepper Lewis). Tengo
Hermanos míos, necesito ayuda con respecto a muchas                                       17 años, y estoy deprimido o enojado la mayor parte del
cosas, les contaré: desde un inicio en mi vida, me di                                     tiempo. A veces creo que sé por qué, pero la mayor
cuenta de que existían cosas maravillosas mucho más                                       parte del tiempo no. La mayoría de la gente no cree que
allá, hablaba y veía ángeles de pequeño. Luego crecí y                                    deba sentirme de esta manera y dicen cosas como,
perdí (u olvidé) esa habilidad, luego sólo podía oír voces                                "espera hasta a estar tan viejo como yo, entonces
en mi cabeza, hasta que comenzó a molestarme,                                             tendrás algo para quejarte". Alguien me dijo recientemente que hay algo diferente y
todavía las escucho, pero las vibraciones son más                                         especial acerca de mí, acerca de mi generación. ¿Es eso cierto? Si es así, ¿cómo? ...
positivas. Me siento mejor, he tenido un despertar de
conciencia nuevamente y echo de menos las habilidades que de pequeño perdí ...                                                                                           VER MAS ...


                                                                            VER MAS ...
                                                                                                      El niño y la educación: La moral natural del Niño
                                                                                          (Índigo y Cristal)
            El doble Origen del Niño. El doble Origen del Hombre                          (Por Nancy Ortiz). La esencia de todo ser humano es
(Índigo y Cristal)                                                                        buena, no hay ser humano que no esté conectado al
(por Nancy Ortiz). Quien penetre por un instante en lo                                    bien. Por supuesto que nuestra biografía puede
más profundo de lo que somos, descubrirá que además                                       determinar ciertas tendencias; es decir, las
de haber adquirido lo manifiesto heredado, hay una                                        experiencias vividas a menudo determinan nuestro
esencia única, que no responde a ningún modelo y que                                      camino, pero más allá de nuestras elecciones hay una
añade algo distinto e individual, es nuestro núcleo                                       parte en nuestro interior que permanece inmutable.
espiritual. Un niño nace, trae su cuerpo nuevo,                                           Hablo de la esencia espiritual, de la parte más sabia y
resultado de la unión de un padre y una madre, y a la                                     verdadera que todos tenemos. Y los niños, por su poco
vez, trae un Espíritu viejo, resultado de sus vivencias                                   tiempo de existencia en la tierra, y por ende por sus tan
anteriores, vivencias que lo han hecho grande, sabio, conocedor, aspirador de un          pocas experiencias de vida, conservan este núcleo puro ...
nuevo tiempo ...
                                                                                                                                                                         VER MAS ...
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(Índigo y Cristal)                                                                        En esta nueva era donde consideramos y reconocemos a los
Emi tiene hoy 8 años, desde siempre fue un niño muy                                       niños con una fuente de sabiduría muy despierta, nos resulta
especial con un carisma que atrae a todos. Es un ser                                      difícil encontrar la forma equilibrada y no dañina, pero a la
muy pero muy sensible, no tolera la violencia física,                                     vez contenedora, de establecer los límites sanos y necesarios.
verbal entre las personas. De pequeño no toleraba los                                     ¿Cómo hacer para decir “No”, y no ser autoritario?, ¿Cómo
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incluso los salones de fiestas infantiles. A medida que                                   injustos?, ¿Cómo poner un límite sin reprimir ni dañar su
fue creciendo, me empezó a contar cómo veía su                                            psiquis, su potencial, su naturaleza de niño? ...
mundo. Por ejemplo me decía "¿mamá por qué las
personas tienen alrededor un arco iris y cada una lo                                                                                             VER MAS ...

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                                                                                          (por Fernanda Caffaro Taboada). Repetidas veces observo que los padres tratan de
       El cuidado de la Vida Interior del Niño. Segunda Parte: Intolerancia,              hacer todo lo que sus niños les piden, sin discernir si eso que piden es saludable o no
poca paciencia, irritabilidad. Hiperactividad                                             para los niños. Madres y padres preguntan todo a sus hijos pequeños: qué quieren
(Índigo y Cristal)                                                                        comer, si quieren bañarse, o si quieren ir a natación o no. ¿Creerán que si acceden a
(por Nancy Ortiz) Si el niño cada vez que está en                                         todo lo que sus hijos les piden, van a ser vistos como más buenos y por lo tanto, más
silencio, cada vez que está quieto, cada vez que llega la                                 queridos? o ¿Creerán que así sus niños se contentarán con lo obtenido y no los
noche y debe ir a dormir, su conciencia se va hacia                                       “molestarán” por un rato? ...
adentro y comienza a registrarse intranquilo; si cuando
comienza a registrar su interior nota que allí no hay un
refugio donde sostener su quietud y silencio, y hay en
cambio un sentir desordenado, inconforme, inseguro,
querrá evitar de todas las maneras posibles sentirse.
Entonces estos niños no se permitirán estar en silencio, no se permitirán estar
quietos, irán de aquí para allá inconformes, queriendo constantemente llevar su
conciencia hacia afuera ...
                                                                            VER MAS ...


Los niños Índigo o la energía Índigo de los niños
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La energía Índigo

Muchos seres que hoy están en la tierra tienen esta energía.
Es una energía fuerte, dirigida, penetrante, capaz, innovadora, revolucionaria, iniciadora,
evolutiva. Es una energía que abre y quiebra, e inicia lo nuevo.
Se manifiesta muchas veces como rebeldía e insatisfacción ante lo preestablecido. Impulsa a
cuestionar las normas que carecen de sentido, a romper viejas estructuras como las familiares,
culturales, religiosas, educativas, etc.

La energía Índigo en jóvenes y adultos

Los seres que se ven impulsados por esta energía no pueden adaptarse a modelos establecidos y
sufren cuando se los quiere encasillar en alguno. Se resisten, desobedecen y se niegan a tener que
adaptarse a un modelo que no responde a sus ideales o carece de sentido.
Estos seres quieren diferenciarse, luchan por no ser iguales a todos.
Están despiertos, muchos conscientemente, es decir saben lo que quieren, a dónde quieren ir y
qué quieren lograr. Aceptan las elecciones de los demás aunque no estén de acuerdo con ellas, pero
continúan firmes en su propósito.
Otros, están despiertos también, pero no son conscientes de la energía que traen. Saben más lo
que no quieren que lo que quieren, y por esta razón muchas veces desperdician su energía e
ímpetu queriendo romper aquello que rechazan, queriendo imponer sus ideas, cambiar a los demás
o a los lugares en donde se encuentran. Desaprovechan su energía y potencial intentando cambiar la
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vida de los otros forzadamente. Resumidamente: estos seres saben lo que no quieren pero no logran
saber lo que quieren, entonces su energía está dispersa o mal encauzada. Muchas veces esto se
manifiesta en enojo o deseo de destruir.
No saben sobre qué bases construir porque aún no logran detenerse y sentir hacia dónde los guía
esta energía.

Los niños Índigo, o la energía Índigo de los niños

Un niño con esta energía exigirá a sus educadores, maestros o padres, no ser visto como uno más del
montón. Deseará tener el espacio y TIEMPO para pensar por sí mismo lo que se le ofrece como
aprendizaje, y si no lo encuentra es muy factible que pierda el interés por aprender, mostrándose
desinteresado o desatando esta fuerza hacia la destrucción del espacio que no le permite sacar
armoniosamente lo que necesita.
Para comprender a estos niños hay que reflexionar en lo siguiente: los adultos cargamos con la
moral, la cultura y las reglas de conducta. Estas son un filtro o un freno de las fuerzas que nos
empujan a hacer y decir. Si un adulto se encuentra en un lugar que no le agrada, hay tres opciones.
Una: se retira; dos, emite su opinión lo más respetuosamente posible. Tres: hace silencio y acepta
el lugar tal cual es. Todas estas formas tienen que ver con códigos de comportamiento social,
códigos que, por supuesto a falta de auto-conciencia, muchas veces necesitamos. Bien, el niño que
tiene esta energía no acepta códigos impuestos de afuera, e incluso muchas veces encuentra placer
en romperlos. Estos niños aceptan los códigos solo si los comprenden y tienen sentido.
Entonces, si no está el tiempo y el espacio para procesar lo que debo aprender, “aquí no tengo nada
que hacer” piensa el niño, y busca la manera de salir de esta situación. Qué formas encontrará,
dependerán de qué tan grotesco y chocante sea el espacio en el cual se encuentre, de qué
posibilidad de diálogo haya en dicho lugar y de qué educación haya recibido en su hogar.

Resumiendo, estos niños necesitan tiempo y espacio para procesar lo aprendido, y si esto no está,
las consecuencias se harán ver.

Otra característica es que estos niños exigirán tener la posibilidad de experimentar y COMPROBAR
esta verdad que se les está presentando tan abstractamente.
Ellos aprenden por participación, desean ser autores o coautores de la vida que viven. Como
educadores debemos encontrar esta fórmula en la educación, y un punto que podrá ayudarnos
cuando resulta difícil llevar a la práctica un conocimiento, es que luego de cualquier actividad
ofrecida siempre haya una instancia de reflexión grupal. Una instancia de participación.

Estos niños cuentan con un alto grado de energía, y si en general llevan una vida sedentaria o de
poco movimiento corporal, a menudo esta energía supera sus cuerpos; los niños parecen
desbordarse, se tornan sobreactivos, ansiosos, impulsivos, con una inconformidad constante que
fácilmente se desvía hacia la rebeldía o agresividad.

Los niños con energía Índigo no aceptan órdenes impuestas, y cuando se encuentran ante personas
autoritarias se muestran desinteresados y cuestionadores. No aceptan un “No porque no”.

Quien quiera llegar verdaderamente al alma de estos niños, deberá ganarse ese privilegio. No es un
simple conquistar su amor, ni calmarlo fácilmente. Deberán escucharlos, verlos, comprenderlos
sinceramente. Deberán sentir genuino interés por ellos.
Estos niños piden un reconocimiento de alma a alma. No se trata de una táctica donde se busque
ganarse al niño para que no cause problemas. Hay que cambiar el sentir de no conocer al niño y
hacer un gran esfuerzo para llegar a él, por sentir que ya se ha estado con este niño y se ha
pactado en algún lugar este encuentro. Es re-conocerlo. Es como si el adulto volviera a ver al niño
nuevamente. Ahora solo hay que recordar cómo era esta relación, vivir el amor que los unía.
Mucho de lo nuevo aparecerá cuando reconozcamos que a este niño ya lo conocemos, que es más
que un niño y que yo soy más que su padre, docente o terapeuta. Una vez que se haga consciente
esto, la relación se transformará y llegaremos al niño desde un nuevo lugar. Se abrirá la intuición y
con ella nuevos canales por donde llegarán ideas, formas, palabras que harán más profunda y
verdadera la relación con el niño.

Estos niños no querrán ser tomados como chiquillos que nada entienden y que nada saben, querrán
una relación simétrica, donde todos se respeten desde el lugar en donde están.

Muchas veces se los trata como desinteresados, vagos o sin motivación; nada más alejado que esto.

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Son niños que tienen un fuerte y vivo deseo de aprender. Quieren conocer el mundo, lo aman, el
amor les quema adentro. Quieren saber qué pueden hacer en él y cómo pueden transformarlo. Pero
cuando el aprendizaje se hace monótono, un simple repetir teorías y fórmulas, estos niños no
encuentran cómo canalizar su amor e interés, y es necesario descargar el fuego afuera.
Si logran unir la experiencia con el aprendizaje, serán niños inteligentes, y cuando
digointeligentes me refiero a que serán rápidos en captar lo importante, y profundamente
interesados.
Pero como adultos dedicados a la educación, ¿sabemos lo que es importante? ¿Nos hemos
preguntado para qué se aprende cada cosa o qué es lo que verdaderamente importa aprender en
cada momento?
Nuevamente volvemos a los adultos. Hay que despertar el discernimiento y rescatar qué quiero
despertar en el niño.

Estos pequeños seres quieren nuevas formas de aprender, y este es el mayor problema que tienen
en la escuela. La escuela con su viejo sistema no les despierta el sentir, solo apela al frío pensar.
Para el niño hay un abismo entre este modo de aprendizaje y lo que él puede llegar a dar.
Quieren adultos creativos, valientes, capaces de renovar sistemas.
No hace falta cambiar la escuela toda, o todos los sistemas de creencias familiares. Olvídese de la
frase que respalda su comodidad o que lo hace sentir impotente: “No hay lugar para nuevas ideas
en esta sociedad”, “la directora de esta escuela no acepta nuevos emprendimientos”, “los padres
me lo cuestionarán”, “tengo miedo de perder el control de mi hijo” o “qué dirán de mí mis
familiares, pensarán que he perdido la razón”. No se trata de perder la razón, se trata de unir la
razón y el corazón, pues de esta manera seremos siempre coherentes, cuidadosos y conscientes.
Usted, de la puerta para adentro de su hogar, de su grado, de su espacio personal, puede ser un ser
vivo y dinámico. ¡Que corra fuego por sus venas! ¡Que haya pasión, que arda su corazón, y que ese
fuego construya lo nuevo!
Salga a la vida a conquistarla, no a entregar su individualidad, su cualidad como hombre único.
No lo haga con usted, no lo haga con el niño.

Este contenido corresponde a un extracto del Curso a Distancia “Los Niños de Hoy” .
Aportado por Nancy Ortiz

[...] Continua en el Curso "Los Niños de hoy con: "El peligro o desafío de la energía Índigo en los
niños" y "El potencial de la energía Índigo en los niños".

http://www.caminosalser.com/483-indigocristal/los-ninos-indigo-o-la-energia-indigo-de-los-ninos/

Los Niños Cristal o la energía Cristal de los Niños
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La energía Cristal

Así como la energía Índigo es una energía fuerte, dirigida, penetrante y revolucionaria, la energía
Cristal es flexible, sensible, redondeada, por lo cual no confronta y choca, sino que busca la forma
más empática de llegar al afuera. No se impone, sino que intenta participar, guiar y aportar a
través de la comprensión y el ejemplo.

Es una energía que no desea romper sino transformar.

La energía Cristal en jóvenes y adultos

Los seres portadores de esta energía no tienen una mirada crítica del afuera sino una mirada
reflexiva, y por esto muchas veces son silenciosos y parecen pasivos. Pero en realidad hay que saber
que pese al silencio y a la aparente pasividad, dentro de ellos el mundo está sucediendo
activamente. Solamente que, repito, esta energía jamás podría imponerse sobre otros, y por eso a
menudo les es difícil encontrar la manera de exteriorizar su mundo, aunque desde ya, es importante
que encuentren la forma de hacerlo.

 Los seres que portan esta energía suelen mantener una amplia conexión espiritual, aunque muchos
no la demuestran.

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También traen recuerdos muy vivos de planos superiores; algunos son conscientes de ello, y otros
 sin darse cuenta lo viven como anhelos que los hacen soñadores e idealistas “sin los pies en la
tierra”.

A veces se sienten solos, porque no encuentran la pareja, los amigos o familiares con quien
compartir lo que traen.

Puede que muchas veces sean tomados como personas indefensas y de baja autoestima. Pero sí
saben quienes son, y saben defenderse, pero no como lo hace la mayoría. No pueden pelearse, y
menos físicamente, no tienen esa energía. Saben internamente, consciente o inconscientemente,
que al lastimar a otros se lastiman a ellos mismos.

A menudo estos seres tienen la sensación de ser “de otro planeta”, sienten que el mundo físico es
un gran desafío, y esto puede ocasionarles miedos o dificultades en encontrar un espacio donde
sentirse “en casa”. Esto sucede mucho con los jóvenes de hoy, aunque la edad no es un marco para
esta sensación; muchos incluso la pueden sentir en la adultez.
En los jóvenes esta dificultad se ve muchas veces en el momento de ingresar a un trabajo o iniciar
una carrera universitaria, que lejos están de contemplar este mundo interno que llevan. Incluso
pueden tener dificultades cuando el afuera, no comprendiendo su modo de ser, se impone y
pretende obligarlos a insertarse en algún plano que ellos no desean.

Saben lo que quieren, pero muchas veces se sienten tan sensibles que prefieren no luchar contra la
fuerte corriente del mundo. Otros en cambio, aquellos que han logrado creer en sí mismos,
mantienen su fortaleza en el espíritu, y desde este nuevo y poderoso lugar, el mundo no se les
puede negar, se abre a sus indicaciones e intenciones.

Los niños Cristal, o la energía Cristal de los niños

Imagine a este niño en una escuela convencional: 30 o más niños en un aula. Con compañeros que,
por diferentes razones, manifiestan mucha agresividad y se llevan toda la atención del maestro. Un
maestro que, aun imaginándolo con las mejores intenciones, pero con 30 o más niños y un cuarto de
ellos con problemas de conducta, por más buena predisposición que tenga estará desbordado. Y
aquellos niños calladitos, que nunca causan un conflicto, son una bendición para este maestro.
Pero, que estén calladitos no significa que no necesiten nada. Muchas veces sencillamente significa
que no han encontrado la forma de hacerse un lugar, no han encontrado la forma de hacerse
escuchar, y se han resignado.

Un niño con esta energía jamás podrá ganarse un lugar a la fuerza, ni llamar la atención gritando o
de forma agresiva. Su lugar se lo hace en silencio, solo que esta humanidad acostumbrada a
escuchar el problema más urgente y ensordecedor se encarga de lo más sobresaliente en este
aspecto, y lo sutil queda olvidado.

Los niños con energía Cristal a menudo son aquellos que, en los grupos de la escuela o grupos extra
escolares, pareciera que no están, que no quieren o no se animan a participar en las actividades o
los juegos grupales.
Parecen no tener interés, o en realidad no se puede saber si están o no interesados. Pero hay que
saber que aprenden mucho observando. No es que no juegan, juegan adentro. No es que no se
interesen, están vivamente concentrados. No es que no participen, participan internamente de
forma activa.
Repiten adentro todo lo que ven. Esto no significa que esto sea lo ideal, significa que es una forma
que muchas veces encuentran cuando les cuesta abrirse su propio espacio afuera, debido que el
afuera tiene códigos muy distintos a los que ellos tienen y necesitan.

Muchas veces también tienen una mirada supra sensible. Esto se debe a que muchos niños con estas
características tienen sensibilidad a planos no físicos o astrales. Hablo de planos donde reside el
mundo espiritual, y donde también están nuestras emociones, pensamientos, ideas. Desde esta
conexión muchos captan los pensamientos, emociones y vibración de personas o lugares.

Por eso son niños que aman intensamente o rechazan intensamente. Muchas veces las palabras para
ellos están de más, porque innatamente se guían por lo que perciben. Algo que para los adultos

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parece capricho, e insisten a los niños diciéndoles: “Pero ¿por qué no quieres quedarte en este
lugar?” o “¿Por qué rechazas a tal persona?”. La respuesta es: están percibiendo algo que nosotros
no.
También sucede que tienen una relación muy estrecha con personas que tal vez han visto muy poco,
o tienen gran predilección hacia alguna persona en particular. Esto puede deberse a que encuentran
en estas personas algo que resuena con ellos, un parecido, una afinidad energética o álmica, que no
puede describirse con palabras.

El extremo de esta percepción es cuando además de sentir, los niños ven. Por ejemplo, muchos
niños ven el aura de las personas, y lo describen como colores alrededor de los cuerpos o de las
cabezas.
O ven incluso seres desencarnados que están en otros planos sin haberse ido aún. Muchos niños
sufren o bloquean esta capacidad cuando no logran controlarla, y cuando los padres, sin poder
tomarlo con tranquilidad, se asustan y asustan al niño.

Otra característica de estos niños es que tienen un especial amor al mundo, a los humanos, y hasta
incluso los admiran y obedecen sin reclamos. Por eso en general no tienen problemas con los
límites, es más, muchas veces son demasiado obedientes. Bien les vendría imponer su sentir en
algún momento, y generar fortaleza defendiendo sus ideas. Por lo tanto hay que tener cuidado con
la manera en la que nos expresamos ante estos niños, ya que están tan atentos a lo que afuera
sucede, que cualquier palabra de un referente es absorbida, sea positiva o negativa. Es decir,
contribuya a potenciar sus capacidades o las disminuya.

En la escuela, lamentablemente, pueden sufrir maltratos y burlas de niños con otra energía, pero
con ayuda de un maestro consciente se puede trabajar para generar una cohesión grupal y un amor
hacia la diversidad.
También sucede que si en esta aula hay algún niño Índigo con su energía bien encauzada, es muy
posible que le surja defender y hacer respetar a este niño.
Los seres con energía Cristal son un complemento para la energía Índigo. Cuando los Índigos abren
caminos, los seres Cristal ponen las semillas que darán el fruto de lo nuevo. Cada uno cumple con su
propósito.

Este contenido corresponde a un extracto del Curso a Distancia “Los Niños de Hoy” .
Aportado por Nancy Ortiz

Confusión basada en los términos, conceptos y clasificaciones
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Muchos padres nos escriben contándonos anécdotas o experiencias con sus niños; muchos adultos
nos escriben y nos redactan su propia vivencia, su camino por la vida.
La mayoría de las experiencias son maravillosas, y algunas veces también dolorosas, pero siempre
hay por detrás un gran potencial para el crecimiento. Sin embargo, dentro de estas anécdotas que
nos cuentan, muchas veces surge una misma afirmación, que a veces se torna duda. Una duda que
va y vuelve de persona en persona: “¿soy índigo?” “¿soy cristal?” “¿mi hijo es índigo o cristal?”

Por supuesto que estas energías, a veces llamadas "Índigo o Cristal", de una manera u otra forman
parte de todos nosotros. Hay adultos, hay niños, personas de todas las edades sintiéndose
diferentes, sintiéndose ajenos a este mundo y con una búsqueda espiritual muy presente. Estos
seres existen, son seres espirituales respirando en la tierra. Son seres que mal comprendidos pueden
ser llamados enfermos o con ciertos déficits. Y para que el mundo no los mal catalogue se los ha
llamado “Índigo o Cristal”, términos que pueden ayudar a comprenderlos y guiarlos con mayor
conciencia. Pero he aquí la confusión: ¿Qué es lo verdaderamente importante de sentirse
diferente? ¿Qué es lo verdaderamente profundo de pensar o sentirse Índigo o Cristal? Mal
comprendidos, estos términos pueden llevar a más separación entre las personas en lugar de
traer claridad y Unidad.

Muchas veces detrás de estos términos se esconde una búsqueda superficial, una búsqueda que no
proviene del alma sino de la necesidad del ego de "pertenecer" y sentirse superior.
Todos somos importantes, únicos. Todos somos seres espirituales despertando cada día a una nueva
conciencia.
Debido a esta confusión, o a esta forma de abordar los temas Índigo y Cristal, siento necesario
                                                                                                     7
compartir un artículo que pertenece a un curso que ofrezco a distancia.
Espero que les traiga claridad en su camino. Afectuosamente,
Nancy Ortiz

http://www.caminosalser.com/484-indigocristal/los-ninos-cristal-o-la-energia-cristal-de-los-ninos/



Confusión basada en los términos, conceptos y clasificaciones

Es maravilloso saber de estos nuevos niños. Saber de su existencia nos permitirá cuidarlos y estar
alertas a sus necesidades. Sin embargo está sucediendo que la información sobrepasa la capacidad
de la mente y muchas personas comienzan a confundirse en los términos: “Índigo o Cristal”,
dejando de apreciar al niño por el solo hecho de ser niño.
Paso a explicar qué quiero decir con esto.
Índigo y cristal, son términos que nos han ayudado mucho a descubrir a los niños de hoy. Son
términos, que por supuesto, dicen grandes verdades, pero no hay que estancarse en la forma.
Me refiero cuando por ejemplo un padre cataloga a su niño diciendo: “Mi niño es índigo”, “mi hijo
es Cristal”, “¿qué puedo hacer? mi hijo es especial”.
Esto es limitarse al término, a la simple palabra: “Índigo o Cristal”. Sin darse cuenta, lo único que
generan, son bloqueos de la verdadera pureza y fluidez del niño.

El niño de hoy es especial y tiene mucho para darnos, pero no debemos estancarnos en la
clasificación porque esto es lo que nos aleja de la verdadera esencia de lo que significa índigo o
cristal.
Nos aleja porque interiormente pensamos “mi niño es diferente a los demás”. Por lo tanto algo que
debería trabajar para la luz, para aclarar el camino de los seres, confunde, crea separación.
Por ello considero que es solo un término sin importancia cuando es mal utilizado o cuando carga al
niño de responsabilidades que no debería.
Sé de muchos padres que les cuentan a sus niños que son índigo o cristal.
Quizás lo hacen porque quieren ayudarlo, pero el niño no está preparado para entender desde la
mente lo que significa esto.
El niño tan solo Es, y ahí se ve la verdadera magia.
Entonces comunicarle al niño que es índigo o cristal, es contraproducente. Puede generarle mucha
confusión, condicionarlo y bloquearle la magia innata que trae.
¿Por qué puede bloquearlo?
El niño para seguir siendo aceptado, amado y para seguir satisfaciendo a sus padres, creará,
conciente o inconcientemente, situaciones donde les demuestre lo especial que es. Inventará
historias, sueños, hará preguntas planeadas, entre otras cosas; cuando en realidad todo esto no es
necesario, porque el niño está inmerso en una historia, en un cuento de hadas, duendes, luces y
fantasías.
No hay nada que inventar, solo hay que dejarlo salir.

¿Por qué se crea tanta confusión ante estos términos nuevos que aparecen para ayudarnos y aclarar
nuestras dudas?

El niño, y la inmadurez Espiritual del adulto

Todos estamos en un camino de búsqueda, de querer encontrar la Verdad.
Se puede buscar este camino dejándose fluir, dejando que el Universo nos guíe hacia esta Verdad; o
se puede encontrar el camino, iniciándose en alguna técnica espiritual ya sea de meditación o
tantas otras que hay hoy, la cual puede llevarlo a un estado de conciencia superior y de
comprensión mayor. También se puede buscar esta Verdad a través de la lectura de libros, de
información de Internet y de otros medios.
Todo es válido, a cada uno le llega lo que necesita. Cada uno encuentra el camino que lo llevará a
la verdad.
Pero ¿qué sucede si la mente domina esta búsqueda? ¿Si somos herramientas de la mente y no ella
una herramienta nuestra?, ¿si somos víctimas del ego?
La mente y el ego son una parte necesaria del humano, pero siempre debemos observarlas porque
es el alma la que debe guiar nuestras vidas.
La mente y el ego están condicionados por el miedo, siempre buscarán reforzarse por temor a su

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disolución. En cambio el alma siempre Es, y no hay lugar allí para el temor.
Toda búsqueda desde el alma será humilde, toda búsqueda desde el ego y la mente, posiblemente
desviará y sumará más confusión.
Entonces, si la búsqueda parte desde el ego y no desde la humildad, toda técnica que nos lleve a
saber más, toda la información que hallemos, reforzará una parte superficial, una parte que en
profundidad no somos.
Armaremos una falsa identidad, buscando ser seres “especiales”. Vamos a querer que todo lo que
sabemos que existe, hable de nosotros. Vamos a buscar mentalmente las "coincidencias"
presionando el fluir y estancándonos en la forma.
Y si esto sucede con una persona que tiene hijos, esta ansiedad y falsa identidad va a ser trasladada
hacia los niños. Querrán que sean “especiales”, forzando su naturaleza, sin poder apreciar lo que ya
Son siendo niños.

¿Por qué sucede esto?
Muchos padres quieren que sus hijos "sean índigo o cristal". Buscan que las características que
describen a estos seres, sean las que describan a sus hijos.
Desde ya que estas energías de una u otra forma están presentes en los niños de hoy, pero estos
padres suelen perder de vista la razón por la cual necesitan saber el origen de sus niños. Ya no los
impulsa el saber para acompañarlos y comprenderlos, sino que necesitan realizarse en ellos.
Solo desean saberlo para sentirse especiales ellos.
¿Y a quien ayuda a crecer esta mentira?
A nadie. Nadie sale beneficiado.
El niño sufre porque se siente condicionado, y el padre se engaña a si mismo creyendo haber llegado
a la verdad, no pudiendo ver que la Verdad siempre estuvo ante sus ojos.

¿Como se puede dar cuenta si está fluyendo naturalmente con su hijo, o si no lo esta encasillando, y
por ende, condicionando?
Posiblemente no tendrá necesidad de saber qué es su hijo, ni cómo clasificarlo, sino que solo tendrá
la necesidad de que sea feliz, de que crezca plenamente.
Pero aun así, si necesita saber el origen de su niño, en silencio buscará las respuestas, pero las
guardará en su corazón.

Lo especial fluye y sale del alma del niño por si solo. No hace falta presionar, el niño es espiritual
de por si, y esta espiritualidad es diferente en cada niño. Esto lo hace único.
Si la búsqueda es sincera, temas como “Índigo y Cristal” le aportarán crecimiento.
Tenemos que lograr llegar a esta Madurez Espiritual.

Hay mucha información, mucho falso estímulo, y esto puede desequilibrarnos espiritualmente, pero
a la vez, nos puede ayudar a discernir concientemente entre aquello que aporta verdaderamente a
nuestro crecimiento y aquello que no.
Esta Madurez Espiritual proviene de la Paz interior, de no necesitar pertenecer a ningún lugar para
sentirse completo.
Esta madurez llegará a usted, ni siquiera hay que buscarla, pero podrá facilitar su llegada, haciendo
conciente su parte inmadura, su parte egóica que necesita “pertenecer” para sentirse segura.

Sea sincero con usted, camine en paz.
.......

Este artículo pertenece al Curso a Distancia: “Los Niños de Hoy”.
Aportado por: Nancy Ortiz: www.caminosalser.com/nancyortiz
Creadora de la "Propuesta CaminosAlSer para padres y/o familiares de Nuevos Niños", en la sección
"Indigo y Cristal".

http://www.caminosalser.com/485-indigocristal/confusion-basada-en-los-terminos-conceptos-y-
clasificaciones/



http://www.cultivaelespiritu.com.ar/ninos/articulos/indigoocristal.htm diferencia en cuadros


                                                                                                         9
Estas son, según Dan Millman, las siguientes: ley del equilibrio, ley de las elecciones, ley de los
procesos, ley de la presencia, ley de la compasión, ley de la fe, ley de las expectativas, ley de la
integridad, ley de la acción, ley de los ciclos, ley de la rendición y ley de la unidad.




 Autora del libro "The Care and Feeding of Indigo Children” (El Cuidado y la Alimentación de los
Niños Índigo) y de un libro por publicar pronto "The Crystal Children" (Los Niños Cristal), ambos en
la editorial Hay House. Visitar su página Web en ingléswww.TheCrystalChildren.com, con artículos y
una cartelera especial de mensajes para padres, abuelos, educadores y niños Cristal, para que se
apoyen mutuamente.




           NIÑOS ÍNDIGO
               ¿Cuál es el Mensaje?
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GABRIEL SÁNCHEZ



      2002




                  11
Recuerdo mi lugar de origen, había brisas tropicales y un mar abierto; recuerdo mi infancia,
me recuerdo libre...

Ahora vamos hacia el fondo profundo del camino: después de haber girado hay otro mundo
girando dentro de éste, rompiendo el abismo.

                                                                          – Laurie Anderson
Introducción y agradecimientos
      La historia de la humanidad registra la existencia de tribus que descartaban a los niños débiles,
quemaban a los albinos o se sometían a los conquistadores suponiéndolos dioses. Hoy, un acuerdo
relativamente universal nos permite, al menos en el plano teórico, tomar nota de las diferencias sin
caer en extremismos, cotejando opiniones, absteniéndonos de sacralizar o demonizar lo
desconocido.
      Indagar desde la curiosidad y divulgar lo descubierto es una tendencia que nos caracteriza
como especie y crece siglo tras siglo. Esto genera, a su vez, descubrimientos sobre nuestra propia
naturaleza, y brinda respuesta a algunos interrogantes.
      Por mi parte, intenté bajar al papel un tema que casi no presenta antecedentes impresos en
español y que los medios periodísticos tocaron apenas anecdóticamente. La búsqueda que abordan
estas páginas fue planteada a partir de indicios y sin certezas. Durante mi trabajo, descubrí una
verdad tan evidente que pasa inadvertida, como en aquella “carta robada" de Poe*.
      Frente a nuestros ojos hay nuevos niños con virtudes específicas. Sus atributos, más allá del
rótulo que podamos adjudicarles, palpitan en la esencia de lo humano. Para verlos, se requiere una
mirada sin prejuicios, un poco del extrañamiento que aconseja la antropología. Aquello que se
aborda “a lo viajero”, suele abrir las puertas a una aventura llena de revelaciones.
      Por otra parte, y aun más allá del fenómeno puntual que investigué mientras escribía, leía o
entrevistaba, el asombro sobrevino con cada testimonio: todos los niños tienen misterio.
      Como integrantes de nuevas generaciones en la Tierra, los niños siempre traen cambios con
ellos. Sin embargo, el estrépito casi apocalíptico de las últimas décadas significó una implosión
mayor de respuestas, alternativas, y cosmovisiones. Los emisarios de ese caudal están naciendo.
      La naturaleza de esos cambios y sus portadores, desde una de las tantas perspectivas posibles,
es lo que intento volcar en este volumen. Hubo quienes al aportar testimonios para esta
investigación aceptaron identificarse. Esos testigos han sido mencionados con sus respectivos e-
mail, que constan en el propio texto, para facilitar futuras búsquedas.
      Otras personas prefirieron contribuir a mi trabajo aunque sin “entrar en cuadro”, algo que
respeté por razones obvias, en la medida en que había niños de por medio. Pero todas las
colaboraciones resultaron importantes.
      Roberto Crottogini; Flavio Cabobianco y Alba, su madre; Carlos Rocco; María Luisa
Pastorino; Susana Galperin; Molly Hamilton Baillie, así como los niños y padres que
anónimamente enriquecieron este libro con su participación, merecen mi sincero agradecimiento.

                                                                                               – G. S.


*
 Edgar Allan Poe, narrador y poeta norteamericano (1809-1849). En su cuento “La carta robada”,
expone un ejemplo de cómo cierta actitud obstinada pero sin apertura en la búsqueda de algo,
puede a veces ocultarnos su presencia evidente, mucho más inmediata que lo supuesto.




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CAPÍTULO 1

                        Definición de "lo índigo"
                                      El período azul

     Desde hace más de una década, se escucha por parte de adultos que frecuentan círculos
espirituales o adhieren a la perspectiva de un plan evolutivo, observaciones con relación a nuevos
niños, diferentes, más evolucionados.
     Los comentarios acerca de bebés y niños recién llegados a la vida con una luminosidad distinta
en los ojos que, a medida que crecen, muestran facultades ampliadas para adaptarse rápidamente al
vértigo de la tecnología, se multiplican en forma geométrica.
     Casi todos los adultos de hoy conocen, saben de, o han escuchado hablar a alguien que tiene un
hijo con características sorprendentes; que incorpora conocimientos en forma instantánea, que
anticipa episodios por venir, que parece comunicarse con un código implícito, insondable,
trascendiendo los lenguajes infantiles habituales.
     Si bien todavía no puede hablarse de un fenómeno masivo, la cantidad de casos aislados –pero
con características similares– que se presentan en distintos puntos del planeta, indican una
constancia: lo que parece extraordinario en algunos niños tiende a tornarse natural en la mayoría.
     No sólo muchos padres lo han advertido: también maestros y pediatras perciben que las nuevas
generaciones “vienen con algo distinto”; más preparadas para el particular tiempo que les toca, con
cierto conocimiento de otras realidades, con una mentalidad más elástica y una reveladora
capacidad de interactuar mediante nuevas pautas ante el mundo y sus semejantes.
     Quien planteó por primera vez la calificación índigo aplicada a un grupo de niños fue Nancy
Ann Tappe –parapsicóloga, conferencista e investigadora en esa materia– en su libro
Understanding Your Life Through Color (Comprendiendo tu vida a través del color), publicado en
los Estados Unidos en 1982.
     Tappe explica que los seres humanos irradiamos “capas áuricas” con determinados colores. Y
que sólo algunas personas podrían ver dichas auras; no obstante, en esas capas, según los colores en
juego, se definirían rasgos de personalidad y otros aspectos inherentes al individuo.
     La autora identificó las características de los grupos por colores y luego las desarrolló. De una
manera análoga a la astrología, que clasifica rasgos de personalidad o tendencia en grupos de
acuerdo con nuestra ubicación cósmica al momento de nacer, también en el color de las auras
estarían inscriptos, desde los primeros instantes de nuestras vidas, ciertos rasgos similares que son
muy notorios cuando sabemos cómo buscarlos. Ella misma declara haber visto las auras de los ni-
ños en esa intensidad cromática, cuya definición en el diccionario ronda el “añil, colorante natural
azul oscuro obtenido de varias plantas del género Indigófera”.
     Sin embargo, el color índigo es sólo una de las características de estos niños a quienes se les
han asignado diversas maneras de identificación o denominaciones: Niños estelares, Niños
especiales, Niños de luz, Niños de la Nueva Era, Nuevos niños, Niños mágicos, Niños nazarenos o
acuarianos, Dark blue children, Millenium children, entre otras.
     La aparición de esta “nueva generación” comenzó a ser registrada por distintos observadores
desde 1970. A partir de la década de los noventa se han incrementado testimonios acerca de la
presencia de niños índigo en todo el mundo. Según estimaciones de esos mismos observa dores, el




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80% de los niños actuales cobijaría las capacidades asignadas a un niño índigo, aunque en muchos
casos, en forma latente.
     En ese contexto, los investigadores recomiendan a padres y educadores proponerse una nueva
mirada. La amplitud y comprensión necesarias para reconocer a nuevos niños que traen cualidades
tan particulares al mundo, finalmente abarca mucho más que a un grupo determinado. Los atributos
que llegan con ellos inciden en la humanidad en su conjunto, impulsando una evolución de la
especie, una apertura a lo espiritual, una reformulación global de los valores, en la medida en que
ellos son los adultos del futuro.
     Las voces que sostienen y divulgan su presencia, aseguran, en el marco de la idea de la
reencarnación, que estos nuevos niños no acarrean aprendizajes pendientes o residuales de vidas
anteriores y que algunos vendrán sin ningún karma.
     El investigador norteamericano Lee Carroll, autor del libro Índigo Children (no traducido aún
al español) es el primero en desarrollar, partiendo del aura y adentrándose luego en otros territorios,
la caracterología de los niños índigo. Carroll destaca en ellos un “elevado coeficiente intelectual” –a
partir de los tests por él realizados– combinado con una “enorme capacidad creativa”, teóricamente
respaldada, a su vez, por una mayor utilización del hemisferio derecho del cerebro.
     Paralelamente, la especialista norteamericana en temas espirituales, Jan Tober –coautora del
libro de Carroll– agrega que poseen conocimientos sorprendentes, saberes que podrían parecer
descabellados frente a nuestro sistema de pensamiento y paradigmas dominantes, propios de
personas nacidas en décadas anteriores.

       "A la mayoría les encanta manejar computadoras, aprenden a usarlas sin ayuda,
       resolviendo incluso, si se les permite, los inconvenientes operativos con que muchas veces
       tropezamos los adultos", asegura Tober.


    El siguiente testimonio ejemplifica la estrategia mental de un niño índigo: en clase de
matemáticas la maestra escribe los números 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, en la pizarra y pregunta:
¿cuál de esos números es divisible por dos? La respuesta del niño en cuestión es todos.
    Este episodio real –que el cine expuso en la película “Mentes que brillan", dirigida por Jodie
Foster– da la pauta de cómo encaran ellos el conocimiento: desde una perspectiva libre de ataduras
metódicas, de pasos intermedios o redundancia logística.

       Otras características que definen a los niños índigo según los relevamientos existentes:

      Abordan los procesos ejecutivos de la tecnología y el pensamiento en general con destreza
intuitiva: van a lo esencial.
     Tienen una gran energía y son incansables (algunos duermen muy pocas horas) procurándose
tiempo extra para incorporar conocimientos, según aseguran quienes los tratan con frecuencia.
     Se muestran comprensivos cuando reciben explicaciones y se rebelan ante el simple
autoritarismo proveniente de sus padres, de sus educadores o de la sociedad en general.
     Rechazan la carne de cualquier animal y los alimentos excesivamente elaborados.
     Comprenden más rápidamente que otros niños de su edad las trampas del consumismo y de
las modas.

      Frecuentemente se diagnostica a los niños índigo como hiperactivos. Aunque
institucionalmente ni la medicina ni la psicología se han propuesto decodificar los indicios en forma


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manifiesta y sistemática, existen, sí, diagnósticos realizados por parte de la psiquiatría común, que
parecen guardar una íntima relación con las aptitudes atribuidas a los niños índigo.
     Así, al hablar de niños especiales, hiperactivos, con particularidades como las que venimos
comentando, surgen en el panorama psiquiátrico, dos siglas: ADD (Attention Deficit Disorder) o
trastorno de deficiencia de atención y ADHD (Attention Deficit Hyperactive Disorder) o trastorno
de deficiencia de atención con hiperactividad.
     ADD y ADHD suelen acompañar el desarrollo evolutivo de los niños índigo, ocasionándoles
dificultades, particularmente en el ámbito escolar formal, donde impera la linealidad metodológica
(regla de oro para el actual modelo educativo) que a ellos tanto les cuesta seguir.
     Lo cierto es que, aun en el marco de este síndrome, los niños índigo sí prestan atención, pero
sólo a aquello que les interesa, a partir de lo cual son capaces de saltearse instancias metodológicas
convencionales y profundizar con agilidad autodidacta. Así, cuando una motivación los impulsa, es
frecuente que tomen sólo una parte del problema y lleguen a resolverlo con la plenitud orgánica de
un todo, alcanzando en sus conclusiones notables grados de sutileza y claridad.
     La conciencia cósmica, la telepatía, la capacidad de sanación, la inquietud por trascender el
plano netamente denso o material de la existencia, son dones que habitualmente operan a la par de
sus abordajes mentales frente a distintos temas.
     Grupos de científicos, terapeutas, médicos, biólogos y escritores se interesan cada día más en la
cuestión de los niños índigo. Gente que vocacionalmente inclina su lupa hacia los fenómenos
inexplicados en los canales y métodos habituales, repara expectante sobre el potencial cambio
evolutivo disparado por los “nuevos niños” en particular.
     A los testimonios personales y observaciones de orden psíquico se sumaron elementos de
análisis surgidos en el campo de la investigación genética, más precisamente con relación al ADN*.
Esto trascendió, incluso, el interés de padres y educadores, generando una comunidad de
observadores que se incrementa día a día, según comprobamos en publicaciones especializadas,
foros de discusión en la web e intercambio de información entre particulares de distintas partes del
mundo.
     Sin embargo, y afortunadamente, el fenómeno aún no ha sido descubierto ni explotado por los
medios de comunicación masivos, ávidos de audiencia a cualquier costo.
     Tal situación propicia una búsqueda con ventajas y dificultades: por un lado estamos ante la
posibilidad de transitar un camino poco contaminado por excesos especulativos, propios del
sensacionalismo. Por otra parte, podría decirse que “la verdad cuida a la verdad”: en el propio
fenómeno de los niños índigo subyace un aporte humanístico que desarticula el lenguaje mediático
por excelencia, ligado a la magia efectista, a la prestidigitación, al truco más que a la reflexión
profunda acerca de nuestra evolución como especie.
     En cuanto a las dificultades, comprobé que no eran demasiadas las fuentes fidedignas en un
principio; fue necesario rastrear mucho para acceder a información genuina, con autores
identificables.
     Como suele suceder en una investigación adaptada a estos tiempos, la dirección inicial que
tomé en mi pesquisa transitó los canales de la World Wide Web. Internet mediante, el primer
indicio proviene del diario chileno La Estrella que en su versión digital del 10 de noviembre de
2001 ponía en pantalla un artículo titulado “Los niños índigo: Una nueva raza viene a salvar el
mundo” firmado por Angélica Meneses. A continuación, reproduzco algunos de los tramos de ese
texto, verificables en versión completa por la página web del periódico en cuestión:

*
 Abreviatura del Ácido DesoxirriboNucleico. Dícese del ácido nucleico que forma el componente principal
de los cromosomas y soporta el material de la herencia.


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No son extraterrestres ni mutantes que pueden deshacer metales o atravesar paredes: son nuestros hijos, los
pequeños de hoy, nacidos con una mejor dotación genética y, sobre todo, con bellas cualidades psicológicas,
emocionales e intelectuales.
Una expresión muy escuchada en la actualidad es que “los niños de hoy nacen sabiendo”.
Abuelos sorprendidos de nietos que recién caminan, pero que operan a la perfección el
equipo de video y hasta el computador; mamás asombradas de las respuestas de sus hijos,
que apenas balbuceando dejan frases para el bronce, y educadoras en los jardines infantiles
que deben responder a las preguntas más insólitas, no son fenómenos aislados. Aunque
usted no lo crea, esto tiene una razón científica: una nueva raza está llegando al mundo, una
evolución de la humanidad seguramente destinada a mejorar las condiciones de nuestra so-
ciedad. Son los llamados “niños índigo”.

Pero, ¿quiénes son estos nuevos niños? ¿Cómo reconocerlos? Y más delicado aún, ¿cómo
tratarlos, cómo educarlos para que sean los hombres índigo que mañana manejarán el
mundo? Comencemos por definirlos: se los llama índigo por el color de su aura, que es azul.
El aura es el campo energético que rodea a cada persona, y hay individuos hipersensitivos
que pueden verla. También se puede captar en fotografías especiales. El aura registra las
bondades y maldades de cada uno, sus miedos y angustias, sus características emocionales.
Y en estos niños, coincide en un marcado color azul.

Dado que no es posible para todos ver el aura, ¿qué otras formas hay de reconocer a un niño
índigo? Hay un modo científico, que de paso prueba que esto no es una teoría de esotéricos
y metafísicos, sino una realidad probada empíricamente: el ADN. Los niños índigo tienen un
potencial de cambio, explicado por la doctora venezolana María Dolores Paoli, especialista
en Psicoespiritualidad (un nuevo concepto referido a la psicología transpersonal, donde se
unen el conocimiento del Ego con el conocimiento del alma) quien afirma que el cambio que
aportan estos chicos se manifiesta en la activación de cuatro códigos más en el ADN. Según
investigaciones realizadas en la UCLA de Estados Unidos de Norteamérica, estos niños
serían, incluso, inmunes al Cáncer y al SIDA.

Los índigo tienen la capacidad de escuchar todo tipo de sonidos, incluso su propio fluido
sanguíneo, y tienen una fuerte sensibilidad táctil. También hay algunos rasgos físicos,
aunque no se dan en todos los casos: son de ojos grandes, delgados, comen poco, son zurdos
o ambidiestros y pueden presentar ligeramente abultado el lóbulo frontal. No son un
fenómeno exclusivo de nuestra época. Los ha habido anteriormente, sólo que en forma
aislada: la gran diferencia con nuestros días es que los índigo son ahora muy numerosos.
Algunos famosos personajes fueron niños índigo. A todos ellos se los calificó como rebeldes,
hiperactivos, desordenados y hasta malos alumnos. Lo que pasaba era que estaban
pensando en otra cosa. Entre otros nombres, podemos citar a Newton, Luis Pasteur,
Leonardo Da Vinci, Galileo, Charlie Chaplin, John Lennon, Vincent van Gogh, John D.



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Rockefeller, Ludwig van Beethoven, Pablo Picasso, Wolfgang Amadeus Mozart, Steven
     Spielberg, John Fitzgerald Kennedy y Benjamin Franklin.
     Según María Dolores Paoli, en 1999 estos nuevos niños ya representaban el 80% de la
     población infantil del mundo, de diez años hacia abajo. Es decir, no son nada escasos, de
     modo que es muy posible que todos conozcamos más de alguno, o incluso tengamos uno en
     casa.



     Por mi parte, nunca había escuchado hablar de Psicoespiritualidad, y la posible inmunidad ante
el cáncer o el SIDA me sonó arriesgada. Pero, a la luz del comienzo de esta investigación, y, ante la
lectura de semejantes afirmaciones, decidí profundizar en la búsqueda de testimonios que, a partir
de ahora, debería incluir, además, varias campanas de opinión provenientes del ámbito científico.
Ya, con menos asombro, ciertos pasajes del texto me hicieron recordar algunas historias cada día
más frecuentes y cercanas acerca de niños que anticipan acontecimientos, que escuchan a la
distancia, que escriben con ambas manos desde muy corta edad, que interpretan y dominan el
lenguaje de las computadoras aún antes que sus hermanos mayores. Paralelamente, se hace
imprescindible, de acuerdo con esta instancia, tomar contacto con el tema de las auras, ya que es a
partir de ellas que los niños índigo son identificados con ese color.


Auras

     Es invierno de 2001 en la ciudad de Buenos Aires, domingo por la tarde; la familia Roganti
sale de un cine céntrico donde exhiben filmes de Disney. Después de la película, la joven pareja y
su hijo repiten el clásico circuito porteño paseando por la gran calle de las librerías, exultante de
ofertas, pizzerías, puestos callejeros, olor a incienso. Una librería Megastore, con varias plantas,
recientemente inaugurada, les llama la atención y entran.
     Nacho –que apenas habla, pero camina a la velocidad que le permiten sus cuatro añitos–
avanza férreamente agarrado de la mano de su madre, Adriana, quien a su vez, en la otra mano,
sujeta un volante que acaba de tomar de un mostrador, cuya lectura la deja intrigada: “conozca lo
que dice su aura; su personalidad y sus estados de ánimo”, le propone el folleto.
     Mientras su marido deambula entre las mesas de libros y objetos, Adriana –tentada por la
curiosidad– se adelanta con el pequeño Nacho y enfila al misterioso gabinete: una habitación del
local comercial donde se ofrece la “lectura de auras”. Al entrar, encuentra una computadora
conectada a una pequeña caja metálica en la que, para acceder a la experiencia, debe apoyarse la
mano; una cámara de video montada sobre el monitor registra al consultante. Nacho, literalmente,
“le gana de mano”: apoya sus deditos en la caja y se instala en la butaca. El encargado asume que se
inicia la consulta y activa el programa en la computadora. Inmediatamente, los colores irradiados
por la imagen fija –que hasta entonces poblaba la pantalla a modo de muestra– comienzan a di-
solverse y a proyectar estelas que cobran tonalidades cambiantes para definirse, finalmente, en un
azul luminoso en torno a la figura del niño.
     El operador e intérprete de la sesión le explica a Adriana las características del estudio, tras lo
cual imprime un resultado, que le entrega, con el siguiente texto:




18
El color azul suele predominar áuricamente en la zona de la cabeza, proyectándose con más
   intensidad desde la coronilla. Pertenece al 5° chakra –el chakra laríngeo– y su energía, bien
   canalizada, ayuda a impulsar la expresión, la expansión manifiesta de las ideas y
   sensaciones percibidas desde el exterior, precisamente porque este tipo de aura coincide con
   quienes tienen cierta tendencia introspectiva.

   El azul da cuenta de una intensa espiritualidad y la búsqueda de un orden nuevo. Es un color ligado a la
   necesidad de cambio, que sus portadores procuran mediante una curiosidad muy fuerte, aunque casi siempre
   discreta, silenciosa. Son personas generalmente reservadas y críticas. Presentan una falta de seguridad ante las
   cuestiones prácticas y materiales de la existencia. Pero esto lo complementan con una profunda certeza interior;
   tienen una noción universal e integradora del mundo, son solidarios y sensibles a todo lo vivo.

     Adriana queda absorta ante el diagnóstico. Recuerda las frecuentes anginas de su hijo, curadas,
por lo general –tal como le hizo notar una psicopedagoga– tras alguna confesión angustiante que el
pequeño tenía “atragantada”. Repasa mentalmente la cantidad de episodios en que el niño escondía
ciertas audacias y descubrimientos propios mientras, por otro lado, se achicaba ante cuestiones
menores, meramente prácticas, como la hora del baño. Siente que todo lo que ha escuchado coin-
cide, esencialmente, con la naturaleza más íntima de su hijo, aún muy pequeño, ya dueño de una
personalidad incipiente.
     –Es increíble –dice conmovida, en voz alta, olvidando las presencias y el lugar; habla para sí
misma.
     –No, má, tienes que creer –la corrige su pequeño hijo desde la butaca, con total naturalidad,
como si todo fuera apenas un juego de palabras. El fenómeno índigo debe su nombre al color
proyectado por el aura de estos niños, no sólo registrable mediante las cámaras Kirlian, sino
también captado por ciertas personas especialmente dotadas. Sin embargo, las percepciones, dones,
virtudes, métodos, vivencias, expresiones de los niños índigo van mucho más allá de este síntoma
energético que, en sí mismo, ha funcionado como indicio y como un modo de designarlos.
     El tema del aura, tan controvertido como fascinante, presenta diferentes lecturas y, por cierto,
diferentes interpretaciones.
     Los testimonios de dos especialistas consultadas en esta investigación ofrecen datos y
elementos que abordan desde distintas ópticas la presencia del fenómeno.

     María Luisa Pastorino, médica psiquiatra recibida en la Universidad de Buenos Aires,
homeópata, autora de artículos y textos varios acerca de las terapias vibracionales, brinda un repaso
histórico valioso para introducirnos en la relación del aura con la naturaleza humana. En su libro La
medicina floral de Edward Bach se remonta históricamente:


   “Desde antiguo se sabe que todos los seres vivos emiten o están inmersos en un campo
   energético. Personas sensibles o que hoy llamaríamos con propiedades paranormales,
   pudieron observarlo. Ha sido representado en la iconografía de la antigüedad, tanto en
   Oriente como en Occidente, atribuyéndole cualidades espirituales. Se lo denominó de muy
   diversas maneras: aura, atmósfera psíquica, ropaje del alma, esfera de la vida, fuerza
   magnética, fuerza vital, cuerpo etérico, doble etérico. Paracelso habló de él. Hahnemann lo
   llamó fuerza vital y basó en ella su medicina homeopática. Mesmer realizaba curaciones
   actuando sobre el campo energético y llegó a afirmar que „todo en el universo está unido por
   medio de un fluido en el que están inmersos todos los cuerpos‟. En 1845, el barón Karl von


                                                                                                                      19
Reichenbach, industrial y científico alemán, realizó un estudio sistemático sobre el mismo;
     señaló que esa energía era una propiedad universal de la materia y la denominó Od, esta-
     bleciendo que había un Od positivo y un Od negativo.

     Fue el médico inglés Walter Kilner, jefe del departamento de electroterapia del Hospital
Santo Tomás, de Londres, el primero que demostró la existencia de este fenómeno.
     Kilner, conocedor de las descripciones de ocultistas y videntes, que había leído a Leadbeater,
ocultista de nota que perteneció a la Sociedad Teosófica Inglesa, sin dejarse atrapar por prejuicios, y
con verdadero espíritu científico, decidió buscar un método para hacer visible el aura o doble
etérico. Lo encontró, luego de una prolija investigación, impregnando una lente con una substancia
química, que permitió hacer visible al ojo humano la luz ultravioleta. Al observar a una persona,
con una lente así preparada, el aura se hacía visible como una línea interna que delimitaba el cuerpo
y otra más externa, de una luz casi vaporosa que se extendía hacia el exterior. El aura, el ropaje del
alma, la fuerza vital, era una realidad física. Las ciencias positivas con su lentitud y morosidad
habituales, habían confirmado una vez más lo que la intuición del hombre venía afirmando desde
hacía siglos. Llegó Kilner a perfeccionar su técnica de tal manera que logró hacer diagnósticos
observando a sus pacientes con este método.
     En 1911 publica su libro “La atmósfera humana” y pese a que sus investigaciones fueron
estrictamente científicas y sin relación con el fenómeno oculto, fue criticado y rechazado por la
profesión médica, como había ocurrido con sus antecesores. (...)

     En 1939, el fotógrafo ruso Semyon Davidovich Kirlian descubrió que colocando un ser vivo
o parte de él bajo la acción de un campo de alto voltaje se hacía visible el aura y se podía observar la
relación entre las alteraciones de la misma y las del interior del cuerpo. Esta nueva técnica abrió el
campo a otras investigaciones, entre ellas la localización de los puntos de energía sobre los que
actúa una medicina milenaria: la acupuntura.
     Para quien se lo proponga, hoy existen, en distintas ciudades de América y Europa, locales
destinados a “ver” el aura mediante cámaras específicas y pantallas computarizadas. En algunos
casos, incluso, se entregan gráficos explicativos donde consta la interpretación de los especialistas
que manejan estos sistemas. No fue fácil, sin embargo, encontrar gente que pudiera dar testimonio
de haber presenciado auras sin mediación tecnológica.

    Alba de Cabobianco, psicóloga graduada en la Universidad de Buenos Aires, fue la primera
persona entrevistada que me comentó su propia experiencia con relación al aura. A lo largo de aquel
encuentro, en su casa, en marzo de 2002, Alba me decía:

     “Vi auras por primera vez durante el parto de Flavio, mi hijo, que nació cuando yo tenía treinta y seis años. Para
     mí, tras doce años de ejercicio de psicoanálisis tradicional y sin ninguna formación esotérica, esto era
     desconcertante. Por entonces estaba más ligada, si se quiere, al existencialismo que a la espiritualidad.
     Notaba un resplandor que aparecía espontáneamente alrededor de las personas. En el caso
     de Flavio, me perturbaba mucho la velocidad de esa vibración, muy rápida, muy intensa.

     Los siguientes siete años me dediqué a investigar nuevas formas de curación, orientales y
     occidentales. Tomé contacto, por ejemplo, con la noción de los chakras, a los que se les
     adjudican colores equivalentes a vibraciones: una visión de la energía del ser humano. Los
     textos relativos a este tema coinciden en que el color sería una expresión de determinado
     modo vibracional, y que los colores más limpios y más sutiles corresponderían a vibraciones


20
más altas. Cada centro energético tiene un color que predomina. El „coronario‟, es decir el
   que está en la zona superior de la cabeza, tiene colores que giran alrededor del azul y el
   violeta. A diferencia de otros colores, el índigo o azul, hasta donde yo tenía estudiado, no era
   un color que se manifestara con frecuencia en el aura.”

     Resulta interesante, hasta aquí, la palabra de dos personas cuya formación se remite a saberes
no esotéricos. El abordaje que María Luisa Pastorino y Alba dedican al tema auras tiene distintos
puntos de partida; en el primer caso es netamente profesional; en el segundo, emerge enmarcado
por una experiencia personal. Sin embargo, ambas miradas coinciden en un punto de partida crítico.
Esto hace que luego, al cobrar peso propio, la cuestión del aura suene mucho más genuina en sus
voces.
     En Internet existen profusión de sitios y ofertas que abarcan la cuestión del aura promoviendo
conferencias, consultas personales, e incluso asesoramientos accesibles sin moverse de la propia
casa, vía red. Uno de los cursos ofrecidos (cursos@holistica.com.mx) coordinado por Maya Toyber
Campeche, residente en México, invita a participar de sus conferencias e introduce su especialidad
al respecto asegurando que:

   La cámara Kirlian no tiene nada de maravilloso, simplemente hace fotografías del “efecto
   corona”, que es un fenómeno eléctrico normal y corriente sin ninguna relación con auras.
   Verlas desde tu conciencia y usando tu intuición es diferente.

    En la misma página web se desarrolla una definición de auras en tanto

   conjunto de fuerzas electromagnéticas de densidades variables que salen de los cuerpos
   físicos vitales, etéreos, mentales, emocionales y espirituales.

     El campo áurico, según indican los expertos, sobresale del cuerpo con un promedio de un
metro a partir de la última superficie de la piel.
     Así se extiende por encima de la cabeza, y más allá de los pies, hundiéndose en el suelo.
Además de los seres humanos, tendrían su propia aura, o campo energético –incluyendo al reino
mineral, vegetal y animal– cada una de las presencias que nos rodean.
     Hay más documentos en Internet que desarrollan el tema. Algunos conceptos se reiteran, otros
se reformulan. A modo de síntesis, extracto aquí algunos fragmentos que habrán de completar el
panorama:

    Albert Einstein nos explicaba que la materia no existe, sino que es una ilusión creada por la
velocidad de la vibración de diversas formas de energía. Las cosas que percibimos con nuestros
sentidos, cuya vibración es muy lenta, tienen una energía que vibra al mismo ritmo.
    Todo lo que vibra en el plano físico se nos aparece en forma de materia sólida. La ciencia nos
ha demostrado que un objeto reducido a la más pequeña de sus partículas, está formado por millo-
nes de chispas de energía. Esto indica que hay todo un mundo vibrando a una frecuencia
determinada. El estudio del aura tiene como objeto práctico ayudar a la persona a entender los
procesos de cambios en que se encuentra y cómo se van desarrollando.
    El aura se ve de varias formas, generalmente emulando capas de color que bordean el cuerpo;
bandas circulares alrededor del mismo, como éter flotando sin forma definida, a modo de flamas de
colores que se extienden y desvanecen.



                                                                                                      21
 Debido a que el aura es un plasma etérico, se puede visualizar de muchas maneras. Hay
personas que tienen la habilidad de percibir el aura de manera natural, con sus ojos físicos abiertos,
gracias a los receptores en forma de conos dentro del ojo que son los encargados de la visión de
color. Otra forma de percibirla es con el ojo interno (coloquialmente llamado “tercer ojo”). Esto se
logra con entrenamiento, ejercicios, práctica y continuo trabajo personal del individuo.


Niños que escriben en el ciberespacio

     Tras haber recorrido una docena de páginas web, saltado de link en link, y advertido que
empiezan a repetirse notas y autores, eslóganes, titulares, lanzo un mensaje en botella al
ciberespacio virtual titulado “presentación y consultas”: algo así como ¿Hay algún niño Índigo allí?
     En él explico mi situación y mi búsqueda, pretendiendo llegar a algún protagonista cierto y
exponiendo mi sondeo. Procuro conectarme con gente dispuesta a aportar información, testimonios
personales, perspectivas científicas o alternativas.

     Recibo, entre las primeras respuestas:

De : "Almendra *" <almond0304@hotmail.com> Fecha: Mon, 28 jan 2002

      Mi nombre es Irene, miembro de la comunidad. Me da mucho gusto que te tomes el tiempo
      para encontrarnos y escribir sobre nosotros. Soy mexicana, y al igual trato de relacionarme
      con mis hermanos índigo. Puedes escribirme y contactarme cuando gustes, estoy en la mejor
      disposición de colaborar contigo.


De : "María Paloma Pérez Alonso" <maria_paloma35@hotmail.com> Fecha : Sun, 10 Feb 2002

      Me llamo María Paloma, tengo 40 años.

      Hace un tiempo “casualmente”, escuché una conferencia sobre los niños índigo, y me quedé
      bastante perpleja, parecía que estuvieran relatando mi forma de ser y comportamiento.

      No tengo total seguridad de serlo, pero escuchando a la conferenciante supe que en esencia
      yo fui una de esas niñas de las que se hablaba. Si quieres escribirme y preguntar, estoy
      dispuesta a informarte. Un abrazo.

                                                                                      María Paloma.



De : "Molly Hamilton Baillie" <molly_indigodoll@hotmail.com> Fecha : Tue, 12 Feb 2002

      Me llamo Molly Hamilton Baillie, tengo 24 años y soy índigo. Una señora que ve auras me
      dijo, a los trece años, que la mía era azulada, aunque entonces no entendí la importancia que
      eso ahora tiene en mi vida.


22
He creado una organización internacional llamada “Rainbow Plaza” con la finalidad de
     estrechar lazos entre seres humanos para que el planeta sea uno y ejercitemos la armonía, el
     respeto, la tolerancia.

     Fui catalogada como una rebelde sin causa. Mis padres tuvieron dificultades para criarme;
     soy hiperactiva y me aburro con facilidad, salvo que el tema me interese, como los idiomas,
     por ejemplo. Soy británico-argentina y vivo en Buenos Aires.

     Me estreso con facilidad, amo la lealtad, no fumo, bebo sólo agua y jugos naturales, no me
     gusta la carne.

     He desarrollado ciertas facultades que no puedo controlar a voluntad, y he tenido sueños
     netamente premonitorios. Puedo percibir cuando una catástrofe se avecina porque siento en
     mi interior un torbellino previo.

     Practico yoga, tai-chi, meditación, autocontrol, concentración, escribo cuentos y canciones y
     participo en concursos. Estudio filosofía y ya casi soy licenciada en historia, a pesar de que el
     sistema tradicional de la universidad me costó enormemente; no me gusta la forma
     mecanicista de estudiar, la escuela fue la peor marca de mi vida.

     Estoy a tu disposición para que me preguntes lo que quieras, e incluso participar de tus
     investigaciones, no tengo problema en dar la cara.

     Contáctame.



    Decido agradecer a Irene y a María Paloma, con quienes mantengo el contacto. El testimonio
de Molly, notablemente coincidente con la caracterología índigo, merece algunas preguntas. Le
envío, entonces, un cuestionario puntual que ella responde pocos días después:

De: "Gabriel Sánchez"

Para: molly_indigodoll@hotmail.com Fecha: Mon, 18 Feb 2002



     –¿Cuándo concebiste la posibilidad de haber sido una niña índigo?
     –Comencé a sospecharlo en junio del año pasado, al ver un programa sobre las profecías
mayas, donde se predecía la llegada de los niños índigo en “la última etapa del tiempo del no-
tiempo”. Expusieron las características y me reconocí coincidente en casi todo. En realidad nunca
había oído de este tipo de niños, pero siempre consideré que cualquier ser humano puede despertar
sus facultades mentales, mover objetos, leer el pensamiento, etc. Por lo que no me sorprendía
cuando me pasaban cosas extrañas.



                                                                                                   23
En diciembre de este año después de ver un programa de televisión titulado “Infinito” en vivo,
donde se explayaron más sobre los niños índigo, busqué en Internet e hice una carpeta sobre ello,
con todo el material disponible para corroborarlo.

      –¿Cómo lo comprobaste?
      –En diciembre de 2001 llegué a la conclusión de que yo era una índigo, al unir lo que estaba
encontrando ahora con una serie de recuerdos que se remontan a mi infancia y siguen en mi
adolescencia:
      Ingresé adelantada a la escuela, a los cuatro años, pero no podía adaptarme a los compañeros,
no era indisciplinada, sino que definitivamente no podía prestar atención. Me atraían las revistas
acerca del sistema solar, los planetas, las galaxias, lo vinculado a la posible existencia de otras vidas
en el universo.
      Me derivaron a un gabinete psicopedagógico y allí concluyeron que en realidad, pese a ser
menor al resto de mis compañeros, estaba aburrida, y sólo me interesaba por lo que a mí me parecía
importante. Si no prestaba atención –decían los especialistas– era porque sencillamente no quería.
      Lo curioso era que cuando el ciclo lectivo terminaba, yo siempre recibía medalla de oro como
mejor alumna, sin haber hecho el menor esfuerzo. Sólo me dedicaba a la literatura y a las ciencias
sociales, también me gustaban los insectos, me llamaban la atención, pero me daban miedo algunos.
      Más tarde, cuando tenía trece años, viviendo en la provincia de Jujuy, una señora llamada
Teresita, seguidora de lanza del Vasto, que podía leer el pensamiento y ver las auras de la gente, un
día de pascua en la iglesia, se paró ante mí y se quedó mirándome pero de un modo especial, como
si algo “fuera de mí” existiera. Yo no entendía, porque no me miraba a mí exactamente, sino a mi
contorno. Luego me abrazó, y le dijo a mi familia: “a esta chiquita se le lee en sus ojos lo que va a
ser y hacer...”
      Después, ella y los suyos, otros seguidores de lanza del Vasto, que usaban una especie de
uniforme azul, les dijeron a mis padres que Teresita había visto algo bueno en mi aura, y que yo
debería incorporarme a ellos, a su culto, pues “ya tenía su uniforme”.

     –¿Sabes que existe una característica genética de los niños índigo que los hace resistentes a
gran cantidad de enfermedades? ¿Tienes información acerca del tema ADN en este sentido?
     –Hace unos veinte días supe de eso viendo otro programa de los mayas donde hablaban de
“cuatro cordones más” activados del ADN. La verdad es que yo, como historiadora, no tenía ni la
menor idea de la composición del ADN, de manera que ahora me estoy interesando por la genética
y planeo hacerme un análisis para terminar de corroborar mis aciertos.
     Sí te puedo decir que cuando nací, no tomaba leche materna. Fui la única que rechazó el pecho
de mi madre, mis otras dos hermanas fueron “mamonas”. En mi caso no quería tomarla, y los
médicos le dijeron a mamá que ello me traería problemas de salud, debilidad, fragilidad en los
huesos, etc.
     Pero fui resistente a todo, a pesar de haberme pescado, también, todo: rubéola, hepatitis de
sesenta días, varicela, papera, fiebres, sin ninguna consecuencia. Por ejemplo, tuve rubéola antes de
cumplir un año, nadie se había dado cuenta, contagié a mi mamá y ella que estaba embarazada
perdió al bebé. Yo salí totalmente “ilesa”.
     Cuando tuve hepatitis, estaba fuerte, y pasé en cama veinte días sólo por precaución, según
indicaban los médicos. No me dolía nada. Y lo más curioso es que tenía un apetito feroz.




24
–¿Conociste a otros niños índigo personalmente? ¿Se te parecen? ¿Puedes ver su aura?
    –Francamente no conozco a ninguno. Me veo más parecida a los animales, a quienes en
algunas ocasiones sí les veo un contorno de luz, lo mismo que a las plantas. Por lo general, eso me
ocurre cuando, paseando por mi jardín, rezo: allí puedo ver la luz de las plantas.

     –¿Has tenido experiencias de telepatía o algo que te haya llamado la atención, que consideres
fuera de lo normal?
     –Después de que nací, estando yo en la cuna, en los primeros días sucedieron cosas
sobrenaturales, como ruidos fuera de lo común y cositas que volaban; objetos pequeños, trabas de
cabello, elementos de cosméticos. Mi madre asustada las aplastaba contra el piso. Consultó con
psíquicos y le dijeron que era normal que esas cosas sucedieran cuando se estuviera en presencia de
personas con mucha energía, pero especialmente en bebés, cuando esas energías recién llegadas en
un ser fluyen en forma muy caótica.
     Desde el tercer mes, hablé, y un experto en lenguas le dijo a mi padre, que yo decía palabras en
sánscrito y algunas en arameo. En cuanto a las experiencias que yo recuerde, sí, las tuve en varias
oportunidades, pero nunca de manera voluntaria. Cuando intenté ver lo que pensaba alguien, no
pude. En cambio, en forma espontánea, y siempre cuando miro a las personas por la nuca, he
llegado a percibir muchísimo. Incluso, a veces, síntomas físicos; a sentir en carne propia el dolor de
aquel a quien miro.
     Penas, dolores, alegrías ajenos han acabado por estresarme. Por ese motivo hago ejercicios en
distintos momentos del día, para controlar este tipo de cosas, estoy aprendiendo a autobloquearme
frente a estas situaciones. También he soñado lo que después hago en el día, y puedo sentir con
unos meses de anticipación si las tragedias se avecinan, el pecho se me cierra. No entiendo lo que
sucede, hasta que ocurre lo que sospecho. Estos presagios abarcan a personas muy conocidas o no
tanto. Por ejemplo puedo predecir en mi interior si a alguien del vecindario le ocurrirá algo. Pero esa
facultad no me gusta. Es que no he aprendido a manejarla.




Club de los Niños Índigo


    A los tres y cuatro años estos niños entienden sobre computadoras de una forma que un adulto
    de 65 años no podrá hacerlo. Son niños que vienen a este mundo con cierta visualización
    mental orientada y anticipada hacia la tecnología, pero una tecnología que nosotros ni
    siquiera hemos llegado a soñar. Creo que estos niños están abriendo un portal, y nosotros
    llegaremos a un punto en el cual nada tendrá que trabajarse, excepto en nuestras cabezas.
                                                                 – NANCY ANN TAPPE (Parapsicóloga)




   David Kortzel vive en Chicago, Illinois, Estados Unidos. Además de taxista es un jugador
empedernido de ajedrez y un pésimo internauta. No obstante, aprendió a arreglárselas para poder
competir, vía Internet, con desconocidos, donde se llevó algunas sorpresas. Uno de sus más duros


                                                                                                    25
adversarios, con quien llevaban un nivel sumamente parejo, rehuía, sin embargo, el diálogo, la
evaluación casi ritual que se da en ese ámbito; la conversación tras el juego es una costumbre más o
menos habitual, según la cual los contendientes comentan la partida, se dan cita para otra, o
intercambian información sobre la actualidad ajedrecística.
     En el caso de David, su contrincante fantasma contestaba escuetamente. Apenas cosas como:
“OK, otra partida” y nada más. Sin embargo, ese mismo jugador sin rostro, cuando ganaba, se
tomaba el trabajo de elaborar y enviarle distintas opciones de la partida completa, saliendo de una
jugada determinada, según las cuales David hubiese resultado ganador, de hacer las movidas
correctas. A esto, el silencioso contrincante, agregaba el envío de nuevos programas en versiones
comprimidas, trucos, antecedentes que registraban sus partidas y otro tipo de material que daba
cuenta de un auténtico experto.
     El gesto era toda una cortesía, pero implicaba, además, una tarea previa verdaderamente
compleja que exige, por otra parte, un concienzudo conocimiento del software adecuado.
     Así pasó el tiempo, y siguieron los combates en el éter virtual hasta que un viernes de enero de
2000, David se encontró, en una revista especializada con lo increíble: la dirección mail del jugador
sin voz, con quien había mantenido cantidad de partidas y de quien había recibido lecciones
avanzadas sobre el manejo de su computadora, así como valioso material para distintas aplicaciones
ajedrecísticas, pertenecía a Maiuko Ikkei, una niña japonesa de siete años. La pequeña especialista
había sido entrevistada como un ejemplo de lo accesible que puede ser el uso de ciertos programas.
Pero lo cierto es que ella no sólo manejaba bien esos programas en cuestión. Poseía un excelente
nivel de juego y se había dedicado a desarrollar por su cuenta soluciones informáticas que
sorprendieron a los propios programadores, jugadores y lectores de la revista, según el debate que se
instaló en los foros de jugadores a partir de aquel artículo.
     El contacto con el ajedrez, siendo aún muy pequeña, había llevado a Maiuko a desplegar, a
partir de esa lógica y esas mismas necesidades específicas, otras herramientas informáticas que le
revelaron una vocación investigativa en torno a las múltiples posibilidades que puede ofrecer una
computadora personal.
     Supe de esta historia chateando con David, cuando buscaba información sobre niños con
características especiales. Nunca pude tomar contacto con Maiuko, pues la dirección había sido
aparentemente saturada de mensajes y ya no funcionaba. No supe, por tanto, si se trataba o no de
una niña índigo, pero tuve la impresión de que, a la luz de las estadísticas, los niños –mayoría
absoluta en la red– que se revelan anónimamente mediante conocimientos puros, sin mediar
diálogo, voces ni imágenes, están esparcidos por el éter virtual y habrán de darnos, en los próximos
tiempos, más de una sorpresa; ya sea para enseñarnos o para sonsacarnos, desde su “no edad” el
diálogo a un mismo nivel, el juego justo, sin trampas ni ventajas. Ese que a veces, por ser ellos ni-
ños, les negamos.
     Al margen de tomar contacto con este episodio, donde se refleja lo mucho que puede suceder
en el ciberespacio, mi búsqueda en Internet no resultó tan fructífera en lo que hace a encontrar
vivencias u opiniones personales narradas por los propios niños índigo. Encontré, sí, muchos
testimonios firmados por adultos índigo.
     Se repiten ciertos nombres cuyos textos están en casi todas las páginas vinculadas. Uno de
ellos es el de José Manuel Piedrafita Moreno, quien publicó en septiembre de 2001 Educar en la
Nueva Vibración: una suerte de manual para padres de niños índigo. En la propia solapa del
volumen, este autor español asegura: “se llaman índigo los niños que no se parecen a los demás en
su manera de comportarse”.
     Propone, a partir de allí, repensar actitudes y concepciones por parte de padres y educadores:



26
“Para poder ofrecerles un ambiente donde desarrollar todas sus posibilidades. Nuestras
   estructuras sociales, educativas y mentales no están preparadas aún para acogerlos y
   comprenderlos. Este manual –sostiene el autor– os presenta quienes son, os ayuda a detectar
   si vuestro niño es índigo y os acompaña en cada momento de la vida que compartís con él,
   para establecer un modo de vida armonioso, equilibrado, facilitando la afloración de sus
   dones.”


     Piedrafita Moreno es, junto con María Dolores Paoli, uno de los fundadores de la página de
Internet http://www.geocities.com/elclubdelosninosindigo.
     Entre los textos surgidos de estos sitios, pueden bajarse descripciones psicofísicas, donde se
repiten los rasgos y atributos presentados en los artículos periodísticos.
     Las páginas de bienvenida invitan a los potenciales niños índigo a incorporarse con sus
testimonios, citándolos a participar en las conferencias que dictan los fundadores de los sitios.
Existen también páginas en alemán, inglés y español con nombres similares.
     Uno de los sitios que encuentro en el panorama virtual se distingue de otros al ofrecer –valga el
juego de palabras– una ubicación tangible y real, a la cual los interesados en compartir experiencias
y realizar consultas pueden recurrir, al margen de la Internet.
     La sede institucional de este sitio existe en Ecuador, y su página de presentación
(http://conates.tripod.com.ve/ninos_indigo/id25.html) comunica lo siguiente:

   La Fundación INDIGO es una institución sin fines de lucro, de apoyo a la niñez y la juventud, inscripta en el
   Ministerio de Bienestar Social. Somos conscientes de la necesidad de emprender acciones para la niñez y la
   juventud del país y más específicamente para niños y jóvenes índigo y sus padres. La Fundación esta
   desarrollando y ofreciendo una serie de acciones enmarcadas en:



      - investigar e informar;

      - reunir niños y jóvenes índigo y apoyarlos;

      - reunir y apoyar a los padres de familia y educadores;

      - conformar una red interactiva de apoyo e intercambio a nivel local, nacional e
      internacional;

      - desarrollar materiales impresos y audio-visuales de difusión.



   ¿Quiénes somos?: Somos un equipo de madres de familia, educadores y profesionales.
   Estamos convencidos de que si los niños y jóvenes son atendidos, entendidos y apoyados –
   ahora– de manera correcta y cariñosa, en sus aspiraciones, ética, sueños, habilidades, ta-
   lentos, visiones, podrán llevar a cabo con más facilidad sus misiones de conformar el mundo
   del mañana, un mundo justo, equilibrado e íntegro.




                                                                                                                   27
Nuestra misión: Ofrecer a los niños y jóvenes apoyo, espacios, encuentros, sistemas
     alternativos y herramientas necesarios para su desarrollo personal, bienestar y
     comprensión.



     ¿Qué nos distingue?: La Fundación INDIGO da la bienvenida a todos los niños y jóvenes sin distinción de raza,
     sexo, idioma, religión, opinión, política, posición económica.



        - Ofrecemos un nuevo enfoque hacia la generación que está llegando.

        - Prestamos un servicio que escucha y responde a los requerimientos de los niños y
        jóvenes.

        -Contamos con un equipo de profesionales especializados y un acercamiento holístico.

        - Co-construimos soluciones prácticas.

        - Nos apoyamos en una profunda formación ética y de valores.



     ¿Dónde ubicarnos?:

     Sede Quito-ECUADOR: Tamayo N23-44 (632) y Veintimilla, Oficina 2°

     Tel.: (593-2) 2 525-478, 2 525-498, 2 500-970, 09 9 722-523 Fax: (593-2) 2 509 509


     Surge de la búsqueda, según compruebo a medida que avanzo en mi investigación, una
curiosidad: la gran mayoría de aquellos que han tomado contacto con el tema, acaban
sospechándose adultos índigo (ex niños índigo) o bien padres de un niño que reúne esos caracteres.
     La sensación de verse reflejado –a sí mismo o a sus hijos– en las descripciones, parece ser
habitual en los lectores que llegan a esta información. Según surge más adelante, incluso los
escritores, docentes y ensayistas que participan del mercado editorial y virtual de la web encabezan
su testimonio asumiéndose “adultos índigo”.
     Hay factores señalados en la Indiguez que, podría decirse, abarcan a todos los niños de la
humanidad. Sin embargo, otros aspectos más específicos recortan y delimitan la caracterología con
bastante precisión, en particular el relativo a un ADN “mejorado”. Dedico más adelante un capítulo
completo a este tema, cuyo tratamiento merece la palabra de especialistas.
     Una consecuencia que acompaña al fenómeno índigo, y que la red virtual difunde a su manera,
es el cambio de enfoque por parte del adulto. Se pone así de manifiesto la posibilidad de un cambio
en relación con nuestra mirada sobre los niños, al mismo tiempo que cambia el paradigma
educativo y pedagógico, permitiendo que nuevas características de la raza humana comiencen a
aflorar.



28
“Los niños de hoy”, según dan cuenta los testimonios sumados en mediciones y encuestas, son
mentalmente más flexibles, intuitivos, perceptivos y, por cierto, más desconcertantes para sus
mayores.
     Quizás, hilando fino, encontremos que la mirada de niños y adultos no cambia en forma
aislada, unilateral. Resulta lógico pensar que las perspectivas y accesos entre generaciones se
modifiquen mutuamente, produciendo una suerte de simbiosis cultural. En este caso particular, da la
impresión de asistir a un momento en el cual la humanidad toda estuviera preparando un nuevo
giro, tomando posición como un feto en el vientre materno, o rotando, a punto de parirse a sí
misma. Con piernas, brazos, mentes y corazones abiertos a algo nuevo cuya gestación depende de
padres e hijos por igual, aunque estos últimos sean los “mensajeros” del cambio.




                                                                                                29
Cuando has ido más allá de los opuestos mentales  niños nueva era
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Cuando has ido más allá de los opuestos mentales niños nueva era

  • 1. "CUANDO HAS IDO MÁS ALLÁ DE LOS OPUESTOS MENTALES, te vuelves como un profundo lago. La situación externa de tu vida, y lo que ocurra allí, es la superficie del lago". Eckhart Tolle,Practicando el Poder del Ahora Búsqueda de Profesionales y Facilitadores buscar Los Niños de Hoy, Niños Índigo y Cristal, ¿Quiénes son? Compartir [enviar por email] [imprimir] Llegan a la tierra, traen mensajes de conciencia y expansión. Traen consigo una gran madurez espiritual. Saben adónde van, y hasta algunos de ellos tienen destellos del lugar de donde provienen. Traen enseñanzas, proponen cambios. Tienen una gran misión: recordarnos quiénes somos, para que despertemos nuestro poder interior y nos reconozcamos capaces de generar el cambio que necesitamos. Son los Niños de Hoy, los Nuevos Niños, grandes seres espirituales jugando a ser niños. El amor los impulsa, buscan cambiar la tierra, cambiar al hombre, transformar la realidad. Quien quiera reconocer a estos niños, pósese en su mirada. La transparencia y pureza de sus ojos desnuda el alma de quien los mira. Miran fijo, de forma sabia y madura. Cuando se está frente a un Nuevo Niño, la emoción desborda el corazón, dentro se despierta una sensación de reverencia y respeto por él. Igualmente no siempre sucede esto. Muchos adultos están tan inmersos en su mundo de problemas y preocupaciones que estos niños pasan desapercibidos. Pero aun así ellos actúan, actúan aún más con esas personas. Si sus miradas no encuentran eco, entonces golpearán sus puertas, y si nadie corre a abrirles, permanecerán presentes hasta que alguien los invite a pasar. Pero la espera a veces se hace larga, se hace eterna, y comienzan a olvidar lo que han venido a decir. Los cambios que estos niños proponen pueden llegar a cambiar el mundo, pero necesitan de nosotros, los adultos. Es tiempo de abrir los ojos, ver al niño que está a nuestro lado y preguntarnos ¿qué vendrá a decirnos?, ¿cómo empezamos a ofrecerle el espacio que necesita?, ¿cuál es la educación más certera para este nuevo ser?, ¿cómo encuentro el punto de equilibrio entre dejarlo expandir su potencial innato, y a la vez ejercer sana y necesariamente mi rol de padre, maestro, terapeuta o educador? Muchas teorías hablan de niños Índigo y Cristal. En general las preguntas más frecuentes sobre este tema son: ¿quiénes son los niños Índigo?, ¿quiénes los niños Cristal?, ¿cuáles son sus características?, ¿cómo los reconocemos? Todos estos interrogantes serán respondidos, aclarados y abordados con la conciencia de que somos seres humanos buscando el equilibrio, y por ello, este tema debe ser tratado sensible y maduramente. Teniendo en cuenta que hay mucha información acerca de este tema y también mucha confusión que desvía el verdadero propósito de reconocer la energía de estos nuevos niños, intentaré con su ayuda y apertura dilucidar la esencia que presentan estos niños, pero con un fin: que el adulto pueda utilizar este conocimiento a modo de ayuda y guía de los Nuevos Niños, en vez de tan solo agrandar el conocimiento racional. Es por eso que decido tratar este tema desde el punto de vista energético, porque de esta forma podemos hacer tangible un tema sutil. Entonces aquí, en vez de preguntar: “¿quiénes
  • 2. son los niños Índigo y Cristal?”, preguntaremos: ¿qué es la energía Índigo? ¿Y qué es la energía Cristal? ¿Quiénes portan esta energía? ¿Cómo reconocerla en los niños, trabajarla, encauzarla y potenciarla? Al abordar este tema desde su cualidad energética lo despersonificamos, y el término Índigo o Cristal no queda solo reservado para los niños. Son energías que no solo nos hablan de los niños, sino de todas aquellas personas, sin importar la edad, que han venido con un propósito bien definido, y la energía que traen los ayudará a llevarlo a cabo. Finalmente lograremos ver que estas características hablan de un proceso evolutivo global, y que lo estamos creando que entre todos. http://www.caminosalser.com/indigocristal/ MÁS INFORMACIÓN:  Los Niños Índigo o la energía Índigo de los Niños  Los Niños Cristal o la energía Cristal de los Niños Este contenido corresponde a una extracto del Curso a Distancia “Los Niños de Hoy” . Aportado por Nancy Ortiz Compartir [enviar por email] [imprimir] | Volver a la home principal | MÁS CONTENIDOS DE ESTA SECCION: Despertarnos para despertar. ¿Educar a los niños? Anécdotas de Jóvenes y Adultos de Hoy (Nº 36) (Índigo y Cristal) (Índigo y Cristal) (Por Nancy Ortiz y Guillermo A.) Hay un dicho popular Tengo 28 años y vivo Buenos Aires, Argentina. Soy que dice “ignorancia es bendición”. Esta expresión nos músico y mi rutina se basa en la vorágine de la vida dice que aparentemente puede resultarnos más artística como carrera y profesión. A diario trabajo para aliviador, menos doloroso y con menos responsabilidad que mis canciones colaboren con la evolución. Desde sobre nuestros hombros, no saber y hacer sistemática y hace tiempo hago meditación, y desde hace más tiempo mecánicamente lo que siempre hemos hecho sin aun, soy vegetariano. Aprendí Reiki y a medida que pasa replantearnos nuevas posibilidades. Mucho de lo que el tiempo me siento mejor creciendo en este medio, no hemos recibido en nuestra educación ha sido dado obstante, tengo la necesidad urgente de conocer desde este lugar, por supuesto que no todo, pero ahora hablemos de aquello que personas índigo y cristal, ya que por momentos me siento demasiado solo. Mi carrera hemos recibido como un dogma: “Esto se hace así… Esto es así… Así son los pasos”, mantiene un entorno de mucha gente activa alrededor mío, aun así, me siento solo ... para que nosotros sistemáticamente lo reprodujéramos. Pero, desde ayer a hoy algo cambió ... VER MAS ... VER MAS ... Los Niños de Hoy: Buscando nuevos enfoques de la educación y la salud Anécdotas de Niños y Adultos de Hoy (Nº 39) (Índigo y Cristal) (Índigo y Cristal) (Por Nancy Ortiz) Hoy en día son muchos los docentes, Tengo dos niños de 5 y 3 años. El mayor ya va a una escuela directores de escuelas y profesionales dedicados al área privada "tradicional" y con muchos problemas de conducta. de la salud física y psíquica que están replanteándose su Según las docentes molesta a sus compañeros y nunca se tarea, el sentido de su tarea y hacia donde van a queda quieto. Él me dice que se aburre porque termina antes dirigirla en esta época. La humanidad está en crisis, que sus compañeros las actividades. Un día estábamos en la todo lo que hasta este momento fue considerado cocina de casa y empezó a contar que él venia del planeta concreto y veraz, está resquebrajándose dejando al número cinco. Que todos los de su planeta habían muerto por descubierto lo que está inconcluso y carente de sentido. una lluvia de meteoritos, pero que él, como estaba con sus Los niños son en gran parte los emergentes que dejan al descubierto este principo de abuelos de visita en el planeta cuatro, se salvó. Cuando le hundimiento social. Muchos de los sistemas educativos formales o tradicionales pregunto por sus abuelos, me dice que ahora éramos su papa y quedan obsoletos. Los profesionales que trabajan con niños se preguntan por dónde, mama que vinimos a este planeta para salvarlo/nos ... cómo y para qué ... VER MAS ... VER MAS ... Los Niños de Hoy ¿Son niños más difíciles? El cuidado de la Vida Interior del Niño. Primera Parte (Índigo y Cristal) (Índigo y Cristal) (por Nancy Ortiz) Muchos padres y educadores se (Por Nancy Ortiz). Hay un lugar interior que todos sienten desorientados ante la llegada de los Niños de deberíamos conservar, un espacio de paz, de quietud, Hoy. Pero ¿son acaso niños tan difíciles de comprender? de sentimiento de Estar Bien y conformes, pese a lo que Todos coincidiremos en que estos Niños proponen afuera suceda. Este espacio interior es nuestro refugio apertura, sinceridad y renovación, sin embargo esto principalmente en los momentos de incertidumbre, de ¿debiera ser algo que desoriente? ¿Es tan extraño lo que angustia o soledad. Todos debiéramos poder encontrar proponen que ni sus padres encuentran las herramientas con facilidad este espacio, para poder allí refugiarnos para guiarlos? Entonces ¿Quién los ayudará? en su paz y seguridad en los momentos difíciles. Sin Habitualmente ante estos niños aparece el sentimiento embargo, lo que a menudo se siente es un gran vacío ... de "no sé nada": no se sabe ser padre, no se sabe ser 2
  • 3. maestro, no se sabe ser guía certero ... VER MAS ... VER MAS ... Madurez En La Adolescencia: El Papel De La Próxima Generación Anécdotas de Niños, Jóvenes y Adultos de Hoy (Nº 38) (Índigo y Cristal) (Índigo y Cristal) (Madre Tierra (Gaia) a través de Pepper Lewis). Tengo Hermanos míos, necesito ayuda con respecto a muchas 17 años, y estoy deprimido o enojado la mayor parte del cosas, les contaré: desde un inicio en mi vida, me di tiempo. A veces creo que sé por qué, pero la mayor cuenta de que existían cosas maravillosas mucho más parte del tiempo no. La mayoría de la gente no cree que allá, hablaba y veía ángeles de pequeño. Luego crecí y deba sentirme de esta manera y dicen cosas como, perdí (u olvidé) esa habilidad, luego sólo podía oír voces "espera hasta a estar tan viejo como yo, entonces en mi cabeza, hasta que comenzó a molestarme, tendrás algo para quejarte". Alguien me dijo recientemente que hay algo diferente y todavía las escucho, pero las vibraciones son más especial acerca de mí, acerca de mi generación. ¿Es eso cierto? Si es así, ¿cómo? ... positivas. Me siento mejor, he tenido un despertar de conciencia nuevamente y echo de menos las habilidades que de pequeño perdí ... VER MAS ... VER MAS ... El niño y la educación: La moral natural del Niño (Índigo y Cristal) El doble Origen del Niño. El doble Origen del Hombre (Por Nancy Ortiz). La esencia de todo ser humano es (Índigo y Cristal) buena, no hay ser humano que no esté conectado al (por Nancy Ortiz). Quien penetre por un instante en lo bien. Por supuesto que nuestra biografía puede más profundo de lo que somos, descubrirá que además determinar ciertas tendencias; es decir, las de haber adquirido lo manifiesto heredado, hay una experiencias vividas a menudo determinan nuestro esencia única, que no responde a ningún modelo y que camino, pero más allá de nuestras elecciones hay una añade algo distinto e individual, es nuestro núcleo parte en nuestro interior que permanece inmutable. espiritual. Un niño nace, trae su cuerpo nuevo, Hablo de la esencia espiritual, de la parte más sabia y resultado de la unión de un padre y una madre, y a la verdadera que todos tenemos. Y los niños, por su poco vez, trae un Espíritu viejo, resultado de sus vivencias tiempo de existencia en la tierra, y por ende por sus tan anteriores, vivencias que lo han hecho grande, sabio, conocedor, aspirador de un pocas experiencias de vida, conservan este núcleo puro ... nuevo tiempo ... VER MAS ... VER MAS ... Los Niños de Hoy: Límites Sanos y Necesarios Anécdotas de Niños y Jóvenes de Hoy (Nº 37) (Índigo y Cristal) (Índigo y Cristal) En esta nueva era donde consideramos y reconocemos a los Emi tiene hoy 8 años, desde siempre fue un niño muy niños con una fuente de sabiduría muy despierta, nos resulta especial con un carisma que atrae a todos. Es un ser difícil encontrar la forma equilibrada y no dañina, pero a la muy pero muy sensible, no tolera la violencia física, vez contenedora, de establecer los límites sanos y necesarios. verbal entre las personas. De pequeño no toleraba los ¿Cómo hacer para decir “No”, y no ser autoritario?, ¿Cómo lugares concurridos por muchas personas, los cines e hacer para darnos cuenta de que estamos siendo justos o incluso los salones de fiestas infantiles. A medida que injustos?, ¿Cómo poner un límite sin reprimir ni dañar su fue creciendo, me empezó a contar cómo veía su psiquis, su potencial, su naturaleza de niño? ... mundo. Por ejemplo me decía "¿mamá por qué las personas tienen alrededor un arco iris y cada una lo VER MAS ... puede tener de distintos colores?" ... VER MAS ... Límites-Guía para los niños de hoy (Índigo y Cristal) (por Fernanda Caffaro Taboada). Repetidas veces observo que los padres tratan de El cuidado de la Vida Interior del Niño. Segunda Parte: Intolerancia, hacer todo lo que sus niños les piden, sin discernir si eso que piden es saludable o no poca paciencia, irritabilidad. Hiperactividad para los niños. Madres y padres preguntan todo a sus hijos pequeños: qué quieren (Índigo y Cristal) comer, si quieren bañarse, o si quieren ir a natación o no. ¿Creerán que si acceden a (por Nancy Ortiz) Si el niño cada vez que está en todo lo que sus hijos les piden, van a ser vistos como más buenos y por lo tanto, más silencio, cada vez que está quieto, cada vez que llega la queridos? o ¿Creerán que así sus niños se contentarán con lo obtenido y no los noche y debe ir a dormir, su conciencia se va hacia “molestarán” por un rato? ... adentro y comienza a registrarse intranquilo; si cuando comienza a registrar su interior nota que allí no hay un refugio donde sostener su quietud y silencio, y hay en cambio un sentir desordenado, inconforme, inseguro, querrá evitar de todas las maneras posibles sentirse. Entonces estos niños no se permitirán estar en silencio, no se permitirán estar quietos, irán de aquí para allá inconformes, queriendo constantemente llevar su conciencia hacia afuera ... VER MAS ... Los niños Índigo o la energía Índigo de los niños Compartir [enviar por email] [imprimir] La energía Índigo Muchos seres que hoy están en la tierra tienen esta energía. Es una energía fuerte, dirigida, penetrante, capaz, innovadora, revolucionaria, iniciadora, evolutiva. Es una energía que abre y quiebra, e inicia lo nuevo. Se manifiesta muchas veces como rebeldía e insatisfacción ante lo preestablecido. Impulsa a cuestionar las normas que carecen de sentido, a romper viejas estructuras como las familiares, culturales, religiosas, educativas, etc. La energía Índigo en jóvenes y adultos Los seres que se ven impulsados por esta energía no pueden adaptarse a modelos establecidos y sufren cuando se los quiere encasillar en alguno. Se resisten, desobedecen y se niegan a tener que adaptarse a un modelo que no responde a sus ideales o carece de sentido. Estos seres quieren diferenciarse, luchan por no ser iguales a todos. Están despiertos, muchos conscientemente, es decir saben lo que quieren, a dónde quieren ir y qué quieren lograr. Aceptan las elecciones de los demás aunque no estén de acuerdo con ellas, pero continúan firmes en su propósito. Otros, están despiertos también, pero no son conscientes de la energía que traen. Saben más lo que no quieren que lo que quieren, y por esta razón muchas veces desperdician su energía e ímpetu queriendo romper aquello que rechazan, queriendo imponer sus ideas, cambiar a los demás o a los lugares en donde se encuentran. Desaprovechan su energía y potencial intentando cambiar la 3
  • 4. vida de los otros forzadamente. Resumidamente: estos seres saben lo que no quieren pero no logran saber lo que quieren, entonces su energía está dispersa o mal encauzada. Muchas veces esto se manifiesta en enojo o deseo de destruir. No saben sobre qué bases construir porque aún no logran detenerse y sentir hacia dónde los guía esta energía. Los niños Índigo, o la energía Índigo de los niños Un niño con esta energía exigirá a sus educadores, maestros o padres, no ser visto como uno más del montón. Deseará tener el espacio y TIEMPO para pensar por sí mismo lo que se le ofrece como aprendizaje, y si no lo encuentra es muy factible que pierda el interés por aprender, mostrándose desinteresado o desatando esta fuerza hacia la destrucción del espacio que no le permite sacar armoniosamente lo que necesita. Para comprender a estos niños hay que reflexionar en lo siguiente: los adultos cargamos con la moral, la cultura y las reglas de conducta. Estas son un filtro o un freno de las fuerzas que nos empujan a hacer y decir. Si un adulto se encuentra en un lugar que no le agrada, hay tres opciones. Una: se retira; dos, emite su opinión lo más respetuosamente posible. Tres: hace silencio y acepta el lugar tal cual es. Todas estas formas tienen que ver con códigos de comportamiento social, códigos que, por supuesto a falta de auto-conciencia, muchas veces necesitamos. Bien, el niño que tiene esta energía no acepta códigos impuestos de afuera, e incluso muchas veces encuentra placer en romperlos. Estos niños aceptan los códigos solo si los comprenden y tienen sentido. Entonces, si no está el tiempo y el espacio para procesar lo que debo aprender, “aquí no tengo nada que hacer” piensa el niño, y busca la manera de salir de esta situación. Qué formas encontrará, dependerán de qué tan grotesco y chocante sea el espacio en el cual se encuentre, de qué posibilidad de diálogo haya en dicho lugar y de qué educación haya recibido en su hogar. Resumiendo, estos niños necesitan tiempo y espacio para procesar lo aprendido, y si esto no está, las consecuencias se harán ver. Otra característica es que estos niños exigirán tener la posibilidad de experimentar y COMPROBAR esta verdad que se les está presentando tan abstractamente. Ellos aprenden por participación, desean ser autores o coautores de la vida que viven. Como educadores debemos encontrar esta fórmula en la educación, y un punto que podrá ayudarnos cuando resulta difícil llevar a la práctica un conocimiento, es que luego de cualquier actividad ofrecida siempre haya una instancia de reflexión grupal. Una instancia de participación. Estos niños cuentan con un alto grado de energía, y si en general llevan una vida sedentaria o de poco movimiento corporal, a menudo esta energía supera sus cuerpos; los niños parecen desbordarse, se tornan sobreactivos, ansiosos, impulsivos, con una inconformidad constante que fácilmente se desvía hacia la rebeldía o agresividad. Los niños con energía Índigo no aceptan órdenes impuestas, y cuando se encuentran ante personas autoritarias se muestran desinteresados y cuestionadores. No aceptan un “No porque no”. Quien quiera llegar verdaderamente al alma de estos niños, deberá ganarse ese privilegio. No es un simple conquistar su amor, ni calmarlo fácilmente. Deberán escucharlos, verlos, comprenderlos sinceramente. Deberán sentir genuino interés por ellos. Estos niños piden un reconocimiento de alma a alma. No se trata de una táctica donde se busque ganarse al niño para que no cause problemas. Hay que cambiar el sentir de no conocer al niño y hacer un gran esfuerzo para llegar a él, por sentir que ya se ha estado con este niño y se ha pactado en algún lugar este encuentro. Es re-conocerlo. Es como si el adulto volviera a ver al niño nuevamente. Ahora solo hay que recordar cómo era esta relación, vivir el amor que los unía. Mucho de lo nuevo aparecerá cuando reconozcamos que a este niño ya lo conocemos, que es más que un niño y que yo soy más que su padre, docente o terapeuta. Una vez que se haga consciente esto, la relación se transformará y llegaremos al niño desde un nuevo lugar. Se abrirá la intuición y con ella nuevos canales por donde llegarán ideas, formas, palabras que harán más profunda y verdadera la relación con el niño. Estos niños no querrán ser tomados como chiquillos que nada entienden y que nada saben, querrán una relación simétrica, donde todos se respeten desde el lugar en donde están. Muchas veces se los trata como desinteresados, vagos o sin motivación; nada más alejado que esto. 4
  • 5. Son niños que tienen un fuerte y vivo deseo de aprender. Quieren conocer el mundo, lo aman, el amor les quema adentro. Quieren saber qué pueden hacer en él y cómo pueden transformarlo. Pero cuando el aprendizaje se hace monótono, un simple repetir teorías y fórmulas, estos niños no encuentran cómo canalizar su amor e interés, y es necesario descargar el fuego afuera. Si logran unir la experiencia con el aprendizaje, serán niños inteligentes, y cuando digointeligentes me refiero a que serán rápidos en captar lo importante, y profundamente interesados. Pero como adultos dedicados a la educación, ¿sabemos lo que es importante? ¿Nos hemos preguntado para qué se aprende cada cosa o qué es lo que verdaderamente importa aprender en cada momento? Nuevamente volvemos a los adultos. Hay que despertar el discernimiento y rescatar qué quiero despertar en el niño. Estos pequeños seres quieren nuevas formas de aprender, y este es el mayor problema que tienen en la escuela. La escuela con su viejo sistema no les despierta el sentir, solo apela al frío pensar. Para el niño hay un abismo entre este modo de aprendizaje y lo que él puede llegar a dar. Quieren adultos creativos, valientes, capaces de renovar sistemas. No hace falta cambiar la escuela toda, o todos los sistemas de creencias familiares. Olvídese de la frase que respalda su comodidad o que lo hace sentir impotente: “No hay lugar para nuevas ideas en esta sociedad”, “la directora de esta escuela no acepta nuevos emprendimientos”, “los padres me lo cuestionarán”, “tengo miedo de perder el control de mi hijo” o “qué dirán de mí mis familiares, pensarán que he perdido la razón”. No se trata de perder la razón, se trata de unir la razón y el corazón, pues de esta manera seremos siempre coherentes, cuidadosos y conscientes. Usted, de la puerta para adentro de su hogar, de su grado, de su espacio personal, puede ser un ser vivo y dinámico. ¡Que corra fuego por sus venas! ¡Que haya pasión, que arda su corazón, y que ese fuego construya lo nuevo! Salga a la vida a conquistarla, no a entregar su individualidad, su cualidad como hombre único. No lo haga con usted, no lo haga con el niño. Este contenido corresponde a un extracto del Curso a Distancia “Los Niños de Hoy” . Aportado por Nancy Ortiz [...] Continua en el Curso "Los Niños de hoy con: "El peligro o desafío de la energía Índigo en los niños" y "El potencial de la energía Índigo en los niños". http://www.caminosalser.com/483-indigocristal/los-ninos-indigo-o-la-energia-indigo-de-los-ninos/ Los Niños Cristal o la energía Cristal de los Niños Compartir [enviar por email] [imprimir] La energía Cristal Así como la energía Índigo es una energía fuerte, dirigida, penetrante y revolucionaria, la energía Cristal es flexible, sensible, redondeada, por lo cual no confronta y choca, sino que busca la forma más empática de llegar al afuera. No se impone, sino que intenta participar, guiar y aportar a través de la comprensión y el ejemplo. Es una energía que no desea romper sino transformar. La energía Cristal en jóvenes y adultos Los seres portadores de esta energía no tienen una mirada crítica del afuera sino una mirada reflexiva, y por esto muchas veces son silenciosos y parecen pasivos. Pero en realidad hay que saber que pese al silencio y a la aparente pasividad, dentro de ellos el mundo está sucediendo activamente. Solamente que, repito, esta energía jamás podría imponerse sobre otros, y por eso a menudo les es difícil encontrar la manera de exteriorizar su mundo, aunque desde ya, es importante que encuentren la forma de hacerlo. Los seres que portan esta energía suelen mantener una amplia conexión espiritual, aunque muchos no la demuestran. 5
  • 6. También traen recuerdos muy vivos de planos superiores; algunos son conscientes de ello, y otros sin darse cuenta lo viven como anhelos que los hacen soñadores e idealistas “sin los pies en la tierra”. A veces se sienten solos, porque no encuentran la pareja, los amigos o familiares con quien compartir lo que traen. Puede que muchas veces sean tomados como personas indefensas y de baja autoestima. Pero sí saben quienes son, y saben defenderse, pero no como lo hace la mayoría. No pueden pelearse, y menos físicamente, no tienen esa energía. Saben internamente, consciente o inconscientemente, que al lastimar a otros se lastiman a ellos mismos. A menudo estos seres tienen la sensación de ser “de otro planeta”, sienten que el mundo físico es un gran desafío, y esto puede ocasionarles miedos o dificultades en encontrar un espacio donde sentirse “en casa”. Esto sucede mucho con los jóvenes de hoy, aunque la edad no es un marco para esta sensación; muchos incluso la pueden sentir en la adultez. En los jóvenes esta dificultad se ve muchas veces en el momento de ingresar a un trabajo o iniciar una carrera universitaria, que lejos están de contemplar este mundo interno que llevan. Incluso pueden tener dificultades cuando el afuera, no comprendiendo su modo de ser, se impone y pretende obligarlos a insertarse en algún plano que ellos no desean. Saben lo que quieren, pero muchas veces se sienten tan sensibles que prefieren no luchar contra la fuerte corriente del mundo. Otros en cambio, aquellos que han logrado creer en sí mismos, mantienen su fortaleza en el espíritu, y desde este nuevo y poderoso lugar, el mundo no se les puede negar, se abre a sus indicaciones e intenciones. Los niños Cristal, o la energía Cristal de los niños Imagine a este niño en una escuela convencional: 30 o más niños en un aula. Con compañeros que, por diferentes razones, manifiestan mucha agresividad y se llevan toda la atención del maestro. Un maestro que, aun imaginándolo con las mejores intenciones, pero con 30 o más niños y un cuarto de ellos con problemas de conducta, por más buena predisposición que tenga estará desbordado. Y aquellos niños calladitos, que nunca causan un conflicto, son una bendición para este maestro. Pero, que estén calladitos no significa que no necesiten nada. Muchas veces sencillamente significa que no han encontrado la forma de hacerse un lugar, no han encontrado la forma de hacerse escuchar, y se han resignado. Un niño con esta energía jamás podrá ganarse un lugar a la fuerza, ni llamar la atención gritando o de forma agresiva. Su lugar se lo hace en silencio, solo que esta humanidad acostumbrada a escuchar el problema más urgente y ensordecedor se encarga de lo más sobresaliente en este aspecto, y lo sutil queda olvidado. Los niños con energía Cristal a menudo son aquellos que, en los grupos de la escuela o grupos extra escolares, pareciera que no están, que no quieren o no se animan a participar en las actividades o los juegos grupales. Parecen no tener interés, o en realidad no se puede saber si están o no interesados. Pero hay que saber que aprenden mucho observando. No es que no juegan, juegan adentro. No es que no se interesen, están vivamente concentrados. No es que no participen, participan internamente de forma activa. Repiten adentro todo lo que ven. Esto no significa que esto sea lo ideal, significa que es una forma que muchas veces encuentran cuando les cuesta abrirse su propio espacio afuera, debido que el afuera tiene códigos muy distintos a los que ellos tienen y necesitan. Muchas veces también tienen una mirada supra sensible. Esto se debe a que muchos niños con estas características tienen sensibilidad a planos no físicos o astrales. Hablo de planos donde reside el mundo espiritual, y donde también están nuestras emociones, pensamientos, ideas. Desde esta conexión muchos captan los pensamientos, emociones y vibración de personas o lugares. Por eso son niños que aman intensamente o rechazan intensamente. Muchas veces las palabras para ellos están de más, porque innatamente se guían por lo que perciben. Algo que para los adultos 6
  • 7. parece capricho, e insisten a los niños diciéndoles: “Pero ¿por qué no quieres quedarte en este lugar?” o “¿Por qué rechazas a tal persona?”. La respuesta es: están percibiendo algo que nosotros no. También sucede que tienen una relación muy estrecha con personas que tal vez han visto muy poco, o tienen gran predilección hacia alguna persona en particular. Esto puede deberse a que encuentran en estas personas algo que resuena con ellos, un parecido, una afinidad energética o álmica, que no puede describirse con palabras. El extremo de esta percepción es cuando además de sentir, los niños ven. Por ejemplo, muchos niños ven el aura de las personas, y lo describen como colores alrededor de los cuerpos o de las cabezas. O ven incluso seres desencarnados que están en otros planos sin haberse ido aún. Muchos niños sufren o bloquean esta capacidad cuando no logran controlarla, y cuando los padres, sin poder tomarlo con tranquilidad, se asustan y asustan al niño. Otra característica de estos niños es que tienen un especial amor al mundo, a los humanos, y hasta incluso los admiran y obedecen sin reclamos. Por eso en general no tienen problemas con los límites, es más, muchas veces son demasiado obedientes. Bien les vendría imponer su sentir en algún momento, y generar fortaleza defendiendo sus ideas. Por lo tanto hay que tener cuidado con la manera en la que nos expresamos ante estos niños, ya que están tan atentos a lo que afuera sucede, que cualquier palabra de un referente es absorbida, sea positiva o negativa. Es decir, contribuya a potenciar sus capacidades o las disminuya. En la escuela, lamentablemente, pueden sufrir maltratos y burlas de niños con otra energía, pero con ayuda de un maestro consciente se puede trabajar para generar una cohesión grupal y un amor hacia la diversidad. También sucede que si en esta aula hay algún niño Índigo con su energía bien encauzada, es muy posible que le surja defender y hacer respetar a este niño. Los seres con energía Cristal son un complemento para la energía Índigo. Cuando los Índigos abren caminos, los seres Cristal ponen las semillas que darán el fruto de lo nuevo. Cada uno cumple con su propósito. Este contenido corresponde a un extracto del Curso a Distancia “Los Niños de Hoy” . Aportado por Nancy Ortiz Confusión basada en los términos, conceptos y clasificaciones Compartir [enviar por email] [imprimir] Muchos padres nos escriben contándonos anécdotas o experiencias con sus niños; muchos adultos nos escriben y nos redactan su propia vivencia, su camino por la vida. La mayoría de las experiencias son maravillosas, y algunas veces también dolorosas, pero siempre hay por detrás un gran potencial para el crecimiento. Sin embargo, dentro de estas anécdotas que nos cuentan, muchas veces surge una misma afirmación, que a veces se torna duda. Una duda que va y vuelve de persona en persona: “¿soy índigo?” “¿soy cristal?” “¿mi hijo es índigo o cristal?” Por supuesto que estas energías, a veces llamadas "Índigo o Cristal", de una manera u otra forman parte de todos nosotros. Hay adultos, hay niños, personas de todas las edades sintiéndose diferentes, sintiéndose ajenos a este mundo y con una búsqueda espiritual muy presente. Estos seres existen, son seres espirituales respirando en la tierra. Son seres que mal comprendidos pueden ser llamados enfermos o con ciertos déficits. Y para que el mundo no los mal catalogue se los ha llamado “Índigo o Cristal”, términos que pueden ayudar a comprenderlos y guiarlos con mayor conciencia. Pero he aquí la confusión: ¿Qué es lo verdaderamente importante de sentirse diferente? ¿Qué es lo verdaderamente profundo de pensar o sentirse Índigo o Cristal? Mal comprendidos, estos términos pueden llevar a más separación entre las personas en lugar de traer claridad y Unidad. Muchas veces detrás de estos términos se esconde una búsqueda superficial, una búsqueda que no proviene del alma sino de la necesidad del ego de "pertenecer" y sentirse superior. Todos somos importantes, únicos. Todos somos seres espirituales despertando cada día a una nueva conciencia. Debido a esta confusión, o a esta forma de abordar los temas Índigo y Cristal, siento necesario 7
  • 8. compartir un artículo que pertenece a un curso que ofrezco a distancia. Espero que les traiga claridad en su camino. Afectuosamente, Nancy Ortiz http://www.caminosalser.com/484-indigocristal/los-ninos-cristal-o-la-energia-cristal-de-los-ninos/ Confusión basada en los términos, conceptos y clasificaciones Es maravilloso saber de estos nuevos niños. Saber de su existencia nos permitirá cuidarlos y estar alertas a sus necesidades. Sin embargo está sucediendo que la información sobrepasa la capacidad de la mente y muchas personas comienzan a confundirse en los términos: “Índigo o Cristal”, dejando de apreciar al niño por el solo hecho de ser niño. Paso a explicar qué quiero decir con esto. Índigo y cristal, son términos que nos han ayudado mucho a descubrir a los niños de hoy. Son términos, que por supuesto, dicen grandes verdades, pero no hay que estancarse en la forma. Me refiero cuando por ejemplo un padre cataloga a su niño diciendo: “Mi niño es índigo”, “mi hijo es Cristal”, “¿qué puedo hacer? mi hijo es especial”. Esto es limitarse al término, a la simple palabra: “Índigo o Cristal”. Sin darse cuenta, lo único que generan, son bloqueos de la verdadera pureza y fluidez del niño. El niño de hoy es especial y tiene mucho para darnos, pero no debemos estancarnos en la clasificación porque esto es lo que nos aleja de la verdadera esencia de lo que significa índigo o cristal. Nos aleja porque interiormente pensamos “mi niño es diferente a los demás”. Por lo tanto algo que debería trabajar para la luz, para aclarar el camino de los seres, confunde, crea separación. Por ello considero que es solo un término sin importancia cuando es mal utilizado o cuando carga al niño de responsabilidades que no debería. Sé de muchos padres que les cuentan a sus niños que son índigo o cristal. Quizás lo hacen porque quieren ayudarlo, pero el niño no está preparado para entender desde la mente lo que significa esto. El niño tan solo Es, y ahí se ve la verdadera magia. Entonces comunicarle al niño que es índigo o cristal, es contraproducente. Puede generarle mucha confusión, condicionarlo y bloquearle la magia innata que trae. ¿Por qué puede bloquearlo? El niño para seguir siendo aceptado, amado y para seguir satisfaciendo a sus padres, creará, conciente o inconcientemente, situaciones donde les demuestre lo especial que es. Inventará historias, sueños, hará preguntas planeadas, entre otras cosas; cuando en realidad todo esto no es necesario, porque el niño está inmerso en una historia, en un cuento de hadas, duendes, luces y fantasías. No hay nada que inventar, solo hay que dejarlo salir. ¿Por qué se crea tanta confusión ante estos términos nuevos que aparecen para ayudarnos y aclarar nuestras dudas? El niño, y la inmadurez Espiritual del adulto Todos estamos en un camino de búsqueda, de querer encontrar la Verdad. Se puede buscar este camino dejándose fluir, dejando que el Universo nos guíe hacia esta Verdad; o se puede encontrar el camino, iniciándose en alguna técnica espiritual ya sea de meditación o tantas otras que hay hoy, la cual puede llevarlo a un estado de conciencia superior y de comprensión mayor. También se puede buscar esta Verdad a través de la lectura de libros, de información de Internet y de otros medios. Todo es válido, a cada uno le llega lo que necesita. Cada uno encuentra el camino que lo llevará a la verdad. Pero ¿qué sucede si la mente domina esta búsqueda? ¿Si somos herramientas de la mente y no ella una herramienta nuestra?, ¿si somos víctimas del ego? La mente y el ego son una parte necesaria del humano, pero siempre debemos observarlas porque es el alma la que debe guiar nuestras vidas. La mente y el ego están condicionados por el miedo, siempre buscarán reforzarse por temor a su 8
  • 9. disolución. En cambio el alma siempre Es, y no hay lugar allí para el temor. Toda búsqueda desde el alma será humilde, toda búsqueda desde el ego y la mente, posiblemente desviará y sumará más confusión. Entonces, si la búsqueda parte desde el ego y no desde la humildad, toda técnica que nos lleve a saber más, toda la información que hallemos, reforzará una parte superficial, una parte que en profundidad no somos. Armaremos una falsa identidad, buscando ser seres “especiales”. Vamos a querer que todo lo que sabemos que existe, hable de nosotros. Vamos a buscar mentalmente las "coincidencias" presionando el fluir y estancándonos en la forma. Y si esto sucede con una persona que tiene hijos, esta ansiedad y falsa identidad va a ser trasladada hacia los niños. Querrán que sean “especiales”, forzando su naturaleza, sin poder apreciar lo que ya Son siendo niños. ¿Por qué sucede esto? Muchos padres quieren que sus hijos "sean índigo o cristal". Buscan que las características que describen a estos seres, sean las que describan a sus hijos. Desde ya que estas energías de una u otra forma están presentes en los niños de hoy, pero estos padres suelen perder de vista la razón por la cual necesitan saber el origen de sus niños. Ya no los impulsa el saber para acompañarlos y comprenderlos, sino que necesitan realizarse en ellos. Solo desean saberlo para sentirse especiales ellos. ¿Y a quien ayuda a crecer esta mentira? A nadie. Nadie sale beneficiado. El niño sufre porque se siente condicionado, y el padre se engaña a si mismo creyendo haber llegado a la verdad, no pudiendo ver que la Verdad siempre estuvo ante sus ojos. ¿Como se puede dar cuenta si está fluyendo naturalmente con su hijo, o si no lo esta encasillando, y por ende, condicionando? Posiblemente no tendrá necesidad de saber qué es su hijo, ni cómo clasificarlo, sino que solo tendrá la necesidad de que sea feliz, de que crezca plenamente. Pero aun así, si necesita saber el origen de su niño, en silencio buscará las respuestas, pero las guardará en su corazón. Lo especial fluye y sale del alma del niño por si solo. No hace falta presionar, el niño es espiritual de por si, y esta espiritualidad es diferente en cada niño. Esto lo hace único. Si la búsqueda es sincera, temas como “Índigo y Cristal” le aportarán crecimiento. Tenemos que lograr llegar a esta Madurez Espiritual. Hay mucha información, mucho falso estímulo, y esto puede desequilibrarnos espiritualmente, pero a la vez, nos puede ayudar a discernir concientemente entre aquello que aporta verdaderamente a nuestro crecimiento y aquello que no. Esta Madurez Espiritual proviene de la Paz interior, de no necesitar pertenecer a ningún lugar para sentirse completo. Esta madurez llegará a usted, ni siquiera hay que buscarla, pero podrá facilitar su llegada, haciendo conciente su parte inmadura, su parte egóica que necesita “pertenecer” para sentirse segura. Sea sincero con usted, camine en paz. ....... Este artículo pertenece al Curso a Distancia: “Los Niños de Hoy”. Aportado por: Nancy Ortiz: www.caminosalser.com/nancyortiz Creadora de la "Propuesta CaminosAlSer para padres y/o familiares de Nuevos Niños", en la sección "Indigo y Cristal". http://www.caminosalser.com/485-indigocristal/confusion-basada-en-los-terminos-conceptos-y- clasificaciones/ http://www.cultivaelespiritu.com.ar/ninos/articulos/indigoocristal.htm diferencia en cuadros 9
  • 10. Estas son, según Dan Millman, las siguientes: ley del equilibrio, ley de las elecciones, ley de los procesos, ley de la presencia, ley de la compasión, ley de la fe, ley de las expectativas, ley de la integridad, ley de la acción, ley de los ciclos, ley de la rendición y ley de la unidad. Autora del libro "The Care and Feeding of Indigo Children” (El Cuidado y la Alimentación de los Niños Índigo) y de un libro por publicar pronto "The Crystal Children" (Los Niños Cristal), ambos en la editorial Hay House. Visitar su página Web en ingléswww.TheCrystalChildren.com, con artículos y una cartelera especial de mensajes para padres, abuelos, educadores y niños Cristal, para que se apoyen mutuamente. NIÑOS ÍNDIGO ¿Cuál es el Mensaje? 10
  • 11. GABRIEL SÁNCHEZ 2002 11
  • 12. Recuerdo mi lugar de origen, había brisas tropicales y un mar abierto; recuerdo mi infancia, me recuerdo libre... Ahora vamos hacia el fondo profundo del camino: después de haber girado hay otro mundo girando dentro de éste, rompiendo el abismo. – Laurie Anderson
  • 13. Introducción y agradecimientos La historia de la humanidad registra la existencia de tribus que descartaban a los niños débiles, quemaban a los albinos o se sometían a los conquistadores suponiéndolos dioses. Hoy, un acuerdo relativamente universal nos permite, al menos en el plano teórico, tomar nota de las diferencias sin caer en extremismos, cotejando opiniones, absteniéndonos de sacralizar o demonizar lo desconocido. Indagar desde la curiosidad y divulgar lo descubierto es una tendencia que nos caracteriza como especie y crece siglo tras siglo. Esto genera, a su vez, descubrimientos sobre nuestra propia naturaleza, y brinda respuesta a algunos interrogantes. Por mi parte, intenté bajar al papel un tema que casi no presenta antecedentes impresos en español y que los medios periodísticos tocaron apenas anecdóticamente. La búsqueda que abordan estas páginas fue planteada a partir de indicios y sin certezas. Durante mi trabajo, descubrí una verdad tan evidente que pasa inadvertida, como en aquella “carta robada" de Poe*. Frente a nuestros ojos hay nuevos niños con virtudes específicas. Sus atributos, más allá del rótulo que podamos adjudicarles, palpitan en la esencia de lo humano. Para verlos, se requiere una mirada sin prejuicios, un poco del extrañamiento que aconseja la antropología. Aquello que se aborda “a lo viajero”, suele abrir las puertas a una aventura llena de revelaciones. Por otra parte, y aun más allá del fenómeno puntual que investigué mientras escribía, leía o entrevistaba, el asombro sobrevino con cada testimonio: todos los niños tienen misterio. Como integrantes de nuevas generaciones en la Tierra, los niños siempre traen cambios con ellos. Sin embargo, el estrépito casi apocalíptico de las últimas décadas significó una implosión mayor de respuestas, alternativas, y cosmovisiones. Los emisarios de ese caudal están naciendo. La naturaleza de esos cambios y sus portadores, desde una de las tantas perspectivas posibles, es lo que intento volcar en este volumen. Hubo quienes al aportar testimonios para esta investigación aceptaron identificarse. Esos testigos han sido mencionados con sus respectivos e- mail, que constan en el propio texto, para facilitar futuras búsquedas. Otras personas prefirieron contribuir a mi trabajo aunque sin “entrar en cuadro”, algo que respeté por razones obvias, en la medida en que había niños de por medio. Pero todas las colaboraciones resultaron importantes. Roberto Crottogini; Flavio Cabobianco y Alba, su madre; Carlos Rocco; María Luisa Pastorino; Susana Galperin; Molly Hamilton Baillie, así como los niños y padres que anónimamente enriquecieron este libro con su participación, merecen mi sincero agradecimiento. – G. S. * Edgar Allan Poe, narrador y poeta norteamericano (1809-1849). En su cuento “La carta robada”, expone un ejemplo de cómo cierta actitud obstinada pero sin apertura en la búsqueda de algo, puede a veces ocultarnos su presencia evidente, mucho más inmediata que lo supuesto. 13
  • 14. CAPÍTULO 1 Definición de "lo índigo" El período azul Desde hace más de una década, se escucha por parte de adultos que frecuentan círculos espirituales o adhieren a la perspectiva de un plan evolutivo, observaciones con relación a nuevos niños, diferentes, más evolucionados. Los comentarios acerca de bebés y niños recién llegados a la vida con una luminosidad distinta en los ojos que, a medida que crecen, muestran facultades ampliadas para adaptarse rápidamente al vértigo de la tecnología, se multiplican en forma geométrica. Casi todos los adultos de hoy conocen, saben de, o han escuchado hablar a alguien que tiene un hijo con características sorprendentes; que incorpora conocimientos en forma instantánea, que anticipa episodios por venir, que parece comunicarse con un código implícito, insondable, trascendiendo los lenguajes infantiles habituales. Si bien todavía no puede hablarse de un fenómeno masivo, la cantidad de casos aislados –pero con características similares– que se presentan en distintos puntos del planeta, indican una constancia: lo que parece extraordinario en algunos niños tiende a tornarse natural en la mayoría. No sólo muchos padres lo han advertido: también maestros y pediatras perciben que las nuevas generaciones “vienen con algo distinto”; más preparadas para el particular tiempo que les toca, con cierto conocimiento de otras realidades, con una mentalidad más elástica y una reveladora capacidad de interactuar mediante nuevas pautas ante el mundo y sus semejantes. Quien planteó por primera vez la calificación índigo aplicada a un grupo de niños fue Nancy Ann Tappe –parapsicóloga, conferencista e investigadora en esa materia– en su libro Understanding Your Life Through Color (Comprendiendo tu vida a través del color), publicado en los Estados Unidos en 1982. Tappe explica que los seres humanos irradiamos “capas áuricas” con determinados colores. Y que sólo algunas personas podrían ver dichas auras; no obstante, en esas capas, según los colores en juego, se definirían rasgos de personalidad y otros aspectos inherentes al individuo. La autora identificó las características de los grupos por colores y luego las desarrolló. De una manera análoga a la astrología, que clasifica rasgos de personalidad o tendencia en grupos de acuerdo con nuestra ubicación cósmica al momento de nacer, también en el color de las auras estarían inscriptos, desde los primeros instantes de nuestras vidas, ciertos rasgos similares que son muy notorios cuando sabemos cómo buscarlos. Ella misma declara haber visto las auras de los ni- ños en esa intensidad cromática, cuya definición en el diccionario ronda el “añil, colorante natural azul oscuro obtenido de varias plantas del género Indigófera”. Sin embargo, el color índigo es sólo una de las características de estos niños a quienes se les han asignado diversas maneras de identificación o denominaciones: Niños estelares, Niños especiales, Niños de luz, Niños de la Nueva Era, Nuevos niños, Niños mágicos, Niños nazarenos o acuarianos, Dark blue children, Millenium children, entre otras. La aparición de esta “nueva generación” comenzó a ser registrada por distintos observadores desde 1970. A partir de la década de los noventa se han incrementado testimonios acerca de la presencia de niños índigo en todo el mundo. Según estimaciones de esos mismos observa dores, el 14
  • 15. 80% de los niños actuales cobijaría las capacidades asignadas a un niño índigo, aunque en muchos casos, en forma latente. En ese contexto, los investigadores recomiendan a padres y educadores proponerse una nueva mirada. La amplitud y comprensión necesarias para reconocer a nuevos niños que traen cualidades tan particulares al mundo, finalmente abarca mucho más que a un grupo determinado. Los atributos que llegan con ellos inciden en la humanidad en su conjunto, impulsando una evolución de la especie, una apertura a lo espiritual, una reformulación global de los valores, en la medida en que ellos son los adultos del futuro. Las voces que sostienen y divulgan su presencia, aseguran, en el marco de la idea de la reencarnación, que estos nuevos niños no acarrean aprendizajes pendientes o residuales de vidas anteriores y que algunos vendrán sin ningún karma. El investigador norteamericano Lee Carroll, autor del libro Índigo Children (no traducido aún al español) es el primero en desarrollar, partiendo del aura y adentrándose luego en otros territorios, la caracterología de los niños índigo. Carroll destaca en ellos un “elevado coeficiente intelectual” –a partir de los tests por él realizados– combinado con una “enorme capacidad creativa”, teóricamente respaldada, a su vez, por una mayor utilización del hemisferio derecho del cerebro. Paralelamente, la especialista norteamericana en temas espirituales, Jan Tober –coautora del libro de Carroll– agrega que poseen conocimientos sorprendentes, saberes que podrían parecer descabellados frente a nuestro sistema de pensamiento y paradigmas dominantes, propios de personas nacidas en décadas anteriores. "A la mayoría les encanta manejar computadoras, aprenden a usarlas sin ayuda, resolviendo incluso, si se les permite, los inconvenientes operativos con que muchas veces tropezamos los adultos", asegura Tober. El siguiente testimonio ejemplifica la estrategia mental de un niño índigo: en clase de matemáticas la maestra escribe los números 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, en la pizarra y pregunta: ¿cuál de esos números es divisible por dos? La respuesta del niño en cuestión es todos. Este episodio real –que el cine expuso en la película “Mentes que brillan", dirigida por Jodie Foster– da la pauta de cómo encaran ellos el conocimiento: desde una perspectiva libre de ataduras metódicas, de pasos intermedios o redundancia logística. Otras características que definen a los niños índigo según los relevamientos existentes:  Abordan los procesos ejecutivos de la tecnología y el pensamiento en general con destreza intuitiva: van a lo esencial.  Tienen una gran energía y son incansables (algunos duermen muy pocas horas) procurándose tiempo extra para incorporar conocimientos, según aseguran quienes los tratan con frecuencia.  Se muestran comprensivos cuando reciben explicaciones y se rebelan ante el simple autoritarismo proveniente de sus padres, de sus educadores o de la sociedad en general.  Rechazan la carne de cualquier animal y los alimentos excesivamente elaborados.  Comprenden más rápidamente que otros niños de su edad las trampas del consumismo y de las modas. Frecuentemente se diagnostica a los niños índigo como hiperactivos. Aunque institucionalmente ni la medicina ni la psicología se han propuesto decodificar los indicios en forma 15
  • 16. manifiesta y sistemática, existen, sí, diagnósticos realizados por parte de la psiquiatría común, que parecen guardar una íntima relación con las aptitudes atribuidas a los niños índigo. Así, al hablar de niños especiales, hiperactivos, con particularidades como las que venimos comentando, surgen en el panorama psiquiátrico, dos siglas: ADD (Attention Deficit Disorder) o trastorno de deficiencia de atención y ADHD (Attention Deficit Hyperactive Disorder) o trastorno de deficiencia de atención con hiperactividad. ADD y ADHD suelen acompañar el desarrollo evolutivo de los niños índigo, ocasionándoles dificultades, particularmente en el ámbito escolar formal, donde impera la linealidad metodológica (regla de oro para el actual modelo educativo) que a ellos tanto les cuesta seguir. Lo cierto es que, aun en el marco de este síndrome, los niños índigo sí prestan atención, pero sólo a aquello que les interesa, a partir de lo cual son capaces de saltearse instancias metodológicas convencionales y profundizar con agilidad autodidacta. Así, cuando una motivación los impulsa, es frecuente que tomen sólo una parte del problema y lleguen a resolverlo con la plenitud orgánica de un todo, alcanzando en sus conclusiones notables grados de sutileza y claridad. La conciencia cósmica, la telepatía, la capacidad de sanación, la inquietud por trascender el plano netamente denso o material de la existencia, son dones que habitualmente operan a la par de sus abordajes mentales frente a distintos temas. Grupos de científicos, terapeutas, médicos, biólogos y escritores se interesan cada día más en la cuestión de los niños índigo. Gente que vocacionalmente inclina su lupa hacia los fenómenos inexplicados en los canales y métodos habituales, repara expectante sobre el potencial cambio evolutivo disparado por los “nuevos niños” en particular. A los testimonios personales y observaciones de orden psíquico se sumaron elementos de análisis surgidos en el campo de la investigación genética, más precisamente con relación al ADN*. Esto trascendió, incluso, el interés de padres y educadores, generando una comunidad de observadores que se incrementa día a día, según comprobamos en publicaciones especializadas, foros de discusión en la web e intercambio de información entre particulares de distintas partes del mundo. Sin embargo, y afortunadamente, el fenómeno aún no ha sido descubierto ni explotado por los medios de comunicación masivos, ávidos de audiencia a cualquier costo. Tal situación propicia una búsqueda con ventajas y dificultades: por un lado estamos ante la posibilidad de transitar un camino poco contaminado por excesos especulativos, propios del sensacionalismo. Por otra parte, podría decirse que “la verdad cuida a la verdad”: en el propio fenómeno de los niños índigo subyace un aporte humanístico que desarticula el lenguaje mediático por excelencia, ligado a la magia efectista, a la prestidigitación, al truco más que a la reflexión profunda acerca de nuestra evolución como especie. En cuanto a las dificultades, comprobé que no eran demasiadas las fuentes fidedignas en un principio; fue necesario rastrear mucho para acceder a información genuina, con autores identificables. Como suele suceder en una investigación adaptada a estos tiempos, la dirección inicial que tomé en mi pesquisa transitó los canales de la World Wide Web. Internet mediante, el primer indicio proviene del diario chileno La Estrella que en su versión digital del 10 de noviembre de 2001 ponía en pantalla un artículo titulado “Los niños índigo: Una nueva raza viene a salvar el mundo” firmado por Angélica Meneses. A continuación, reproduzco algunos de los tramos de ese texto, verificables en versión completa por la página web del periódico en cuestión: * Abreviatura del Ácido DesoxirriboNucleico. Dícese del ácido nucleico que forma el componente principal de los cromosomas y soporta el material de la herencia. 16
  • 17. No son extraterrestres ni mutantes que pueden deshacer metales o atravesar paredes: son nuestros hijos, los pequeños de hoy, nacidos con una mejor dotación genética y, sobre todo, con bellas cualidades psicológicas, emocionales e intelectuales. Una expresión muy escuchada en la actualidad es que “los niños de hoy nacen sabiendo”. Abuelos sorprendidos de nietos que recién caminan, pero que operan a la perfección el equipo de video y hasta el computador; mamás asombradas de las respuestas de sus hijos, que apenas balbuceando dejan frases para el bronce, y educadoras en los jardines infantiles que deben responder a las preguntas más insólitas, no son fenómenos aislados. Aunque usted no lo crea, esto tiene una razón científica: una nueva raza está llegando al mundo, una evolución de la humanidad seguramente destinada a mejorar las condiciones de nuestra so- ciedad. Son los llamados “niños índigo”. Pero, ¿quiénes son estos nuevos niños? ¿Cómo reconocerlos? Y más delicado aún, ¿cómo tratarlos, cómo educarlos para que sean los hombres índigo que mañana manejarán el mundo? Comencemos por definirlos: se los llama índigo por el color de su aura, que es azul. El aura es el campo energético que rodea a cada persona, y hay individuos hipersensitivos que pueden verla. También se puede captar en fotografías especiales. El aura registra las bondades y maldades de cada uno, sus miedos y angustias, sus características emocionales. Y en estos niños, coincide en un marcado color azul. Dado que no es posible para todos ver el aura, ¿qué otras formas hay de reconocer a un niño índigo? Hay un modo científico, que de paso prueba que esto no es una teoría de esotéricos y metafísicos, sino una realidad probada empíricamente: el ADN. Los niños índigo tienen un potencial de cambio, explicado por la doctora venezolana María Dolores Paoli, especialista en Psicoespiritualidad (un nuevo concepto referido a la psicología transpersonal, donde se unen el conocimiento del Ego con el conocimiento del alma) quien afirma que el cambio que aportan estos chicos se manifiesta en la activación de cuatro códigos más en el ADN. Según investigaciones realizadas en la UCLA de Estados Unidos de Norteamérica, estos niños serían, incluso, inmunes al Cáncer y al SIDA. Los índigo tienen la capacidad de escuchar todo tipo de sonidos, incluso su propio fluido sanguíneo, y tienen una fuerte sensibilidad táctil. También hay algunos rasgos físicos, aunque no se dan en todos los casos: son de ojos grandes, delgados, comen poco, son zurdos o ambidiestros y pueden presentar ligeramente abultado el lóbulo frontal. No son un fenómeno exclusivo de nuestra época. Los ha habido anteriormente, sólo que en forma aislada: la gran diferencia con nuestros días es que los índigo son ahora muy numerosos. Algunos famosos personajes fueron niños índigo. A todos ellos se los calificó como rebeldes, hiperactivos, desordenados y hasta malos alumnos. Lo que pasaba era que estaban pensando en otra cosa. Entre otros nombres, podemos citar a Newton, Luis Pasteur, Leonardo Da Vinci, Galileo, Charlie Chaplin, John Lennon, Vincent van Gogh, John D. 17
  • 18. Rockefeller, Ludwig van Beethoven, Pablo Picasso, Wolfgang Amadeus Mozart, Steven Spielberg, John Fitzgerald Kennedy y Benjamin Franklin. Según María Dolores Paoli, en 1999 estos nuevos niños ya representaban el 80% de la población infantil del mundo, de diez años hacia abajo. Es decir, no son nada escasos, de modo que es muy posible que todos conozcamos más de alguno, o incluso tengamos uno en casa. Por mi parte, nunca había escuchado hablar de Psicoespiritualidad, y la posible inmunidad ante el cáncer o el SIDA me sonó arriesgada. Pero, a la luz del comienzo de esta investigación, y, ante la lectura de semejantes afirmaciones, decidí profundizar en la búsqueda de testimonios que, a partir de ahora, debería incluir, además, varias campanas de opinión provenientes del ámbito científico. Ya, con menos asombro, ciertos pasajes del texto me hicieron recordar algunas historias cada día más frecuentes y cercanas acerca de niños que anticipan acontecimientos, que escuchan a la distancia, que escriben con ambas manos desde muy corta edad, que interpretan y dominan el lenguaje de las computadoras aún antes que sus hermanos mayores. Paralelamente, se hace imprescindible, de acuerdo con esta instancia, tomar contacto con el tema de las auras, ya que es a partir de ellas que los niños índigo son identificados con ese color. Auras Es invierno de 2001 en la ciudad de Buenos Aires, domingo por la tarde; la familia Roganti sale de un cine céntrico donde exhiben filmes de Disney. Después de la película, la joven pareja y su hijo repiten el clásico circuito porteño paseando por la gran calle de las librerías, exultante de ofertas, pizzerías, puestos callejeros, olor a incienso. Una librería Megastore, con varias plantas, recientemente inaugurada, les llama la atención y entran. Nacho –que apenas habla, pero camina a la velocidad que le permiten sus cuatro añitos– avanza férreamente agarrado de la mano de su madre, Adriana, quien a su vez, en la otra mano, sujeta un volante que acaba de tomar de un mostrador, cuya lectura la deja intrigada: “conozca lo que dice su aura; su personalidad y sus estados de ánimo”, le propone el folleto. Mientras su marido deambula entre las mesas de libros y objetos, Adriana –tentada por la curiosidad– se adelanta con el pequeño Nacho y enfila al misterioso gabinete: una habitación del local comercial donde se ofrece la “lectura de auras”. Al entrar, encuentra una computadora conectada a una pequeña caja metálica en la que, para acceder a la experiencia, debe apoyarse la mano; una cámara de video montada sobre el monitor registra al consultante. Nacho, literalmente, “le gana de mano”: apoya sus deditos en la caja y se instala en la butaca. El encargado asume que se inicia la consulta y activa el programa en la computadora. Inmediatamente, los colores irradiados por la imagen fija –que hasta entonces poblaba la pantalla a modo de muestra– comienzan a di- solverse y a proyectar estelas que cobran tonalidades cambiantes para definirse, finalmente, en un azul luminoso en torno a la figura del niño. El operador e intérprete de la sesión le explica a Adriana las características del estudio, tras lo cual imprime un resultado, que le entrega, con el siguiente texto: 18
  • 19. El color azul suele predominar áuricamente en la zona de la cabeza, proyectándose con más intensidad desde la coronilla. Pertenece al 5° chakra –el chakra laríngeo– y su energía, bien canalizada, ayuda a impulsar la expresión, la expansión manifiesta de las ideas y sensaciones percibidas desde el exterior, precisamente porque este tipo de aura coincide con quienes tienen cierta tendencia introspectiva. El azul da cuenta de una intensa espiritualidad y la búsqueda de un orden nuevo. Es un color ligado a la necesidad de cambio, que sus portadores procuran mediante una curiosidad muy fuerte, aunque casi siempre discreta, silenciosa. Son personas generalmente reservadas y críticas. Presentan una falta de seguridad ante las cuestiones prácticas y materiales de la existencia. Pero esto lo complementan con una profunda certeza interior; tienen una noción universal e integradora del mundo, son solidarios y sensibles a todo lo vivo. Adriana queda absorta ante el diagnóstico. Recuerda las frecuentes anginas de su hijo, curadas, por lo general –tal como le hizo notar una psicopedagoga– tras alguna confesión angustiante que el pequeño tenía “atragantada”. Repasa mentalmente la cantidad de episodios en que el niño escondía ciertas audacias y descubrimientos propios mientras, por otro lado, se achicaba ante cuestiones menores, meramente prácticas, como la hora del baño. Siente que todo lo que ha escuchado coin- cide, esencialmente, con la naturaleza más íntima de su hijo, aún muy pequeño, ya dueño de una personalidad incipiente. –Es increíble –dice conmovida, en voz alta, olvidando las presencias y el lugar; habla para sí misma. –No, má, tienes que creer –la corrige su pequeño hijo desde la butaca, con total naturalidad, como si todo fuera apenas un juego de palabras. El fenómeno índigo debe su nombre al color proyectado por el aura de estos niños, no sólo registrable mediante las cámaras Kirlian, sino también captado por ciertas personas especialmente dotadas. Sin embargo, las percepciones, dones, virtudes, métodos, vivencias, expresiones de los niños índigo van mucho más allá de este síntoma energético que, en sí mismo, ha funcionado como indicio y como un modo de designarlos. El tema del aura, tan controvertido como fascinante, presenta diferentes lecturas y, por cierto, diferentes interpretaciones. Los testimonios de dos especialistas consultadas en esta investigación ofrecen datos y elementos que abordan desde distintas ópticas la presencia del fenómeno. María Luisa Pastorino, médica psiquiatra recibida en la Universidad de Buenos Aires, homeópata, autora de artículos y textos varios acerca de las terapias vibracionales, brinda un repaso histórico valioso para introducirnos en la relación del aura con la naturaleza humana. En su libro La medicina floral de Edward Bach se remonta históricamente: “Desde antiguo se sabe que todos los seres vivos emiten o están inmersos en un campo energético. Personas sensibles o que hoy llamaríamos con propiedades paranormales, pudieron observarlo. Ha sido representado en la iconografía de la antigüedad, tanto en Oriente como en Occidente, atribuyéndole cualidades espirituales. Se lo denominó de muy diversas maneras: aura, atmósfera psíquica, ropaje del alma, esfera de la vida, fuerza magnética, fuerza vital, cuerpo etérico, doble etérico. Paracelso habló de él. Hahnemann lo llamó fuerza vital y basó en ella su medicina homeopática. Mesmer realizaba curaciones actuando sobre el campo energético y llegó a afirmar que „todo en el universo está unido por medio de un fluido en el que están inmersos todos los cuerpos‟. En 1845, el barón Karl von 19
  • 20. Reichenbach, industrial y científico alemán, realizó un estudio sistemático sobre el mismo; señaló que esa energía era una propiedad universal de la materia y la denominó Od, esta- bleciendo que había un Od positivo y un Od negativo. Fue el médico inglés Walter Kilner, jefe del departamento de electroterapia del Hospital Santo Tomás, de Londres, el primero que demostró la existencia de este fenómeno. Kilner, conocedor de las descripciones de ocultistas y videntes, que había leído a Leadbeater, ocultista de nota que perteneció a la Sociedad Teosófica Inglesa, sin dejarse atrapar por prejuicios, y con verdadero espíritu científico, decidió buscar un método para hacer visible el aura o doble etérico. Lo encontró, luego de una prolija investigación, impregnando una lente con una substancia química, que permitió hacer visible al ojo humano la luz ultravioleta. Al observar a una persona, con una lente así preparada, el aura se hacía visible como una línea interna que delimitaba el cuerpo y otra más externa, de una luz casi vaporosa que se extendía hacia el exterior. El aura, el ropaje del alma, la fuerza vital, era una realidad física. Las ciencias positivas con su lentitud y morosidad habituales, habían confirmado una vez más lo que la intuición del hombre venía afirmando desde hacía siglos. Llegó Kilner a perfeccionar su técnica de tal manera que logró hacer diagnósticos observando a sus pacientes con este método. En 1911 publica su libro “La atmósfera humana” y pese a que sus investigaciones fueron estrictamente científicas y sin relación con el fenómeno oculto, fue criticado y rechazado por la profesión médica, como había ocurrido con sus antecesores. (...) En 1939, el fotógrafo ruso Semyon Davidovich Kirlian descubrió que colocando un ser vivo o parte de él bajo la acción de un campo de alto voltaje se hacía visible el aura y se podía observar la relación entre las alteraciones de la misma y las del interior del cuerpo. Esta nueva técnica abrió el campo a otras investigaciones, entre ellas la localización de los puntos de energía sobre los que actúa una medicina milenaria: la acupuntura. Para quien se lo proponga, hoy existen, en distintas ciudades de América y Europa, locales destinados a “ver” el aura mediante cámaras específicas y pantallas computarizadas. En algunos casos, incluso, se entregan gráficos explicativos donde consta la interpretación de los especialistas que manejan estos sistemas. No fue fácil, sin embargo, encontrar gente que pudiera dar testimonio de haber presenciado auras sin mediación tecnológica. Alba de Cabobianco, psicóloga graduada en la Universidad de Buenos Aires, fue la primera persona entrevistada que me comentó su propia experiencia con relación al aura. A lo largo de aquel encuentro, en su casa, en marzo de 2002, Alba me decía: “Vi auras por primera vez durante el parto de Flavio, mi hijo, que nació cuando yo tenía treinta y seis años. Para mí, tras doce años de ejercicio de psicoanálisis tradicional y sin ninguna formación esotérica, esto era desconcertante. Por entonces estaba más ligada, si se quiere, al existencialismo que a la espiritualidad. Notaba un resplandor que aparecía espontáneamente alrededor de las personas. En el caso de Flavio, me perturbaba mucho la velocidad de esa vibración, muy rápida, muy intensa. Los siguientes siete años me dediqué a investigar nuevas formas de curación, orientales y occidentales. Tomé contacto, por ejemplo, con la noción de los chakras, a los que se les adjudican colores equivalentes a vibraciones: una visión de la energía del ser humano. Los textos relativos a este tema coinciden en que el color sería una expresión de determinado modo vibracional, y que los colores más limpios y más sutiles corresponderían a vibraciones 20
  • 21. más altas. Cada centro energético tiene un color que predomina. El „coronario‟, es decir el que está en la zona superior de la cabeza, tiene colores que giran alrededor del azul y el violeta. A diferencia de otros colores, el índigo o azul, hasta donde yo tenía estudiado, no era un color que se manifestara con frecuencia en el aura.” Resulta interesante, hasta aquí, la palabra de dos personas cuya formación se remite a saberes no esotéricos. El abordaje que María Luisa Pastorino y Alba dedican al tema auras tiene distintos puntos de partida; en el primer caso es netamente profesional; en el segundo, emerge enmarcado por una experiencia personal. Sin embargo, ambas miradas coinciden en un punto de partida crítico. Esto hace que luego, al cobrar peso propio, la cuestión del aura suene mucho más genuina en sus voces. En Internet existen profusión de sitios y ofertas que abarcan la cuestión del aura promoviendo conferencias, consultas personales, e incluso asesoramientos accesibles sin moverse de la propia casa, vía red. Uno de los cursos ofrecidos (cursos@holistica.com.mx) coordinado por Maya Toyber Campeche, residente en México, invita a participar de sus conferencias e introduce su especialidad al respecto asegurando que: La cámara Kirlian no tiene nada de maravilloso, simplemente hace fotografías del “efecto corona”, que es un fenómeno eléctrico normal y corriente sin ninguna relación con auras. Verlas desde tu conciencia y usando tu intuición es diferente. En la misma página web se desarrolla una definición de auras en tanto conjunto de fuerzas electromagnéticas de densidades variables que salen de los cuerpos físicos vitales, etéreos, mentales, emocionales y espirituales. El campo áurico, según indican los expertos, sobresale del cuerpo con un promedio de un metro a partir de la última superficie de la piel. Así se extiende por encima de la cabeza, y más allá de los pies, hundiéndose en el suelo. Además de los seres humanos, tendrían su propia aura, o campo energético –incluyendo al reino mineral, vegetal y animal– cada una de las presencias que nos rodean. Hay más documentos en Internet que desarrollan el tema. Algunos conceptos se reiteran, otros se reformulan. A modo de síntesis, extracto aquí algunos fragmentos que habrán de completar el panorama:  Albert Einstein nos explicaba que la materia no existe, sino que es una ilusión creada por la velocidad de la vibración de diversas formas de energía. Las cosas que percibimos con nuestros sentidos, cuya vibración es muy lenta, tienen una energía que vibra al mismo ritmo.  Todo lo que vibra en el plano físico se nos aparece en forma de materia sólida. La ciencia nos ha demostrado que un objeto reducido a la más pequeña de sus partículas, está formado por millo- nes de chispas de energía. Esto indica que hay todo un mundo vibrando a una frecuencia determinada. El estudio del aura tiene como objeto práctico ayudar a la persona a entender los procesos de cambios en que se encuentra y cómo se van desarrollando.  El aura se ve de varias formas, generalmente emulando capas de color que bordean el cuerpo; bandas circulares alrededor del mismo, como éter flotando sin forma definida, a modo de flamas de colores que se extienden y desvanecen. 21
  • 22.  Debido a que el aura es un plasma etérico, se puede visualizar de muchas maneras. Hay personas que tienen la habilidad de percibir el aura de manera natural, con sus ojos físicos abiertos, gracias a los receptores en forma de conos dentro del ojo que son los encargados de la visión de color. Otra forma de percibirla es con el ojo interno (coloquialmente llamado “tercer ojo”). Esto se logra con entrenamiento, ejercicios, práctica y continuo trabajo personal del individuo. Niños que escriben en el ciberespacio Tras haber recorrido una docena de páginas web, saltado de link en link, y advertido que empiezan a repetirse notas y autores, eslóganes, titulares, lanzo un mensaje en botella al ciberespacio virtual titulado “presentación y consultas”: algo así como ¿Hay algún niño Índigo allí? En él explico mi situación y mi búsqueda, pretendiendo llegar a algún protagonista cierto y exponiendo mi sondeo. Procuro conectarme con gente dispuesta a aportar información, testimonios personales, perspectivas científicas o alternativas. Recibo, entre las primeras respuestas: De : "Almendra *" <almond0304@hotmail.com> Fecha: Mon, 28 jan 2002 Mi nombre es Irene, miembro de la comunidad. Me da mucho gusto que te tomes el tiempo para encontrarnos y escribir sobre nosotros. Soy mexicana, y al igual trato de relacionarme con mis hermanos índigo. Puedes escribirme y contactarme cuando gustes, estoy en la mejor disposición de colaborar contigo. De : "María Paloma Pérez Alonso" <maria_paloma35@hotmail.com> Fecha : Sun, 10 Feb 2002 Me llamo María Paloma, tengo 40 años. Hace un tiempo “casualmente”, escuché una conferencia sobre los niños índigo, y me quedé bastante perpleja, parecía que estuvieran relatando mi forma de ser y comportamiento. No tengo total seguridad de serlo, pero escuchando a la conferenciante supe que en esencia yo fui una de esas niñas de las que se hablaba. Si quieres escribirme y preguntar, estoy dispuesta a informarte. Un abrazo. María Paloma. De : "Molly Hamilton Baillie" <molly_indigodoll@hotmail.com> Fecha : Tue, 12 Feb 2002 Me llamo Molly Hamilton Baillie, tengo 24 años y soy índigo. Una señora que ve auras me dijo, a los trece años, que la mía era azulada, aunque entonces no entendí la importancia que eso ahora tiene en mi vida. 22
  • 23. He creado una organización internacional llamada “Rainbow Plaza” con la finalidad de estrechar lazos entre seres humanos para que el planeta sea uno y ejercitemos la armonía, el respeto, la tolerancia. Fui catalogada como una rebelde sin causa. Mis padres tuvieron dificultades para criarme; soy hiperactiva y me aburro con facilidad, salvo que el tema me interese, como los idiomas, por ejemplo. Soy británico-argentina y vivo en Buenos Aires. Me estreso con facilidad, amo la lealtad, no fumo, bebo sólo agua y jugos naturales, no me gusta la carne. He desarrollado ciertas facultades que no puedo controlar a voluntad, y he tenido sueños netamente premonitorios. Puedo percibir cuando una catástrofe se avecina porque siento en mi interior un torbellino previo. Practico yoga, tai-chi, meditación, autocontrol, concentración, escribo cuentos y canciones y participo en concursos. Estudio filosofía y ya casi soy licenciada en historia, a pesar de que el sistema tradicional de la universidad me costó enormemente; no me gusta la forma mecanicista de estudiar, la escuela fue la peor marca de mi vida. Estoy a tu disposición para que me preguntes lo que quieras, e incluso participar de tus investigaciones, no tengo problema en dar la cara. Contáctame. Decido agradecer a Irene y a María Paloma, con quienes mantengo el contacto. El testimonio de Molly, notablemente coincidente con la caracterología índigo, merece algunas preguntas. Le envío, entonces, un cuestionario puntual que ella responde pocos días después: De: "Gabriel Sánchez" Para: molly_indigodoll@hotmail.com Fecha: Mon, 18 Feb 2002 –¿Cuándo concebiste la posibilidad de haber sido una niña índigo? –Comencé a sospecharlo en junio del año pasado, al ver un programa sobre las profecías mayas, donde se predecía la llegada de los niños índigo en “la última etapa del tiempo del no- tiempo”. Expusieron las características y me reconocí coincidente en casi todo. En realidad nunca había oído de este tipo de niños, pero siempre consideré que cualquier ser humano puede despertar sus facultades mentales, mover objetos, leer el pensamiento, etc. Por lo que no me sorprendía cuando me pasaban cosas extrañas. 23
  • 24. En diciembre de este año después de ver un programa de televisión titulado “Infinito” en vivo, donde se explayaron más sobre los niños índigo, busqué en Internet e hice una carpeta sobre ello, con todo el material disponible para corroborarlo. –¿Cómo lo comprobaste? –En diciembre de 2001 llegué a la conclusión de que yo era una índigo, al unir lo que estaba encontrando ahora con una serie de recuerdos que se remontan a mi infancia y siguen en mi adolescencia: Ingresé adelantada a la escuela, a los cuatro años, pero no podía adaptarme a los compañeros, no era indisciplinada, sino que definitivamente no podía prestar atención. Me atraían las revistas acerca del sistema solar, los planetas, las galaxias, lo vinculado a la posible existencia de otras vidas en el universo. Me derivaron a un gabinete psicopedagógico y allí concluyeron que en realidad, pese a ser menor al resto de mis compañeros, estaba aburrida, y sólo me interesaba por lo que a mí me parecía importante. Si no prestaba atención –decían los especialistas– era porque sencillamente no quería. Lo curioso era que cuando el ciclo lectivo terminaba, yo siempre recibía medalla de oro como mejor alumna, sin haber hecho el menor esfuerzo. Sólo me dedicaba a la literatura y a las ciencias sociales, también me gustaban los insectos, me llamaban la atención, pero me daban miedo algunos. Más tarde, cuando tenía trece años, viviendo en la provincia de Jujuy, una señora llamada Teresita, seguidora de lanza del Vasto, que podía leer el pensamiento y ver las auras de la gente, un día de pascua en la iglesia, se paró ante mí y se quedó mirándome pero de un modo especial, como si algo “fuera de mí” existiera. Yo no entendía, porque no me miraba a mí exactamente, sino a mi contorno. Luego me abrazó, y le dijo a mi familia: “a esta chiquita se le lee en sus ojos lo que va a ser y hacer...” Después, ella y los suyos, otros seguidores de lanza del Vasto, que usaban una especie de uniforme azul, les dijeron a mis padres que Teresita había visto algo bueno en mi aura, y que yo debería incorporarme a ellos, a su culto, pues “ya tenía su uniforme”. –¿Sabes que existe una característica genética de los niños índigo que los hace resistentes a gran cantidad de enfermedades? ¿Tienes información acerca del tema ADN en este sentido? –Hace unos veinte días supe de eso viendo otro programa de los mayas donde hablaban de “cuatro cordones más” activados del ADN. La verdad es que yo, como historiadora, no tenía ni la menor idea de la composición del ADN, de manera que ahora me estoy interesando por la genética y planeo hacerme un análisis para terminar de corroborar mis aciertos. Sí te puedo decir que cuando nací, no tomaba leche materna. Fui la única que rechazó el pecho de mi madre, mis otras dos hermanas fueron “mamonas”. En mi caso no quería tomarla, y los médicos le dijeron a mamá que ello me traería problemas de salud, debilidad, fragilidad en los huesos, etc. Pero fui resistente a todo, a pesar de haberme pescado, también, todo: rubéola, hepatitis de sesenta días, varicela, papera, fiebres, sin ninguna consecuencia. Por ejemplo, tuve rubéola antes de cumplir un año, nadie se había dado cuenta, contagié a mi mamá y ella que estaba embarazada perdió al bebé. Yo salí totalmente “ilesa”. Cuando tuve hepatitis, estaba fuerte, y pasé en cama veinte días sólo por precaución, según indicaban los médicos. No me dolía nada. Y lo más curioso es que tenía un apetito feroz. 24
  • 25. –¿Conociste a otros niños índigo personalmente? ¿Se te parecen? ¿Puedes ver su aura? –Francamente no conozco a ninguno. Me veo más parecida a los animales, a quienes en algunas ocasiones sí les veo un contorno de luz, lo mismo que a las plantas. Por lo general, eso me ocurre cuando, paseando por mi jardín, rezo: allí puedo ver la luz de las plantas. –¿Has tenido experiencias de telepatía o algo que te haya llamado la atención, que consideres fuera de lo normal? –Después de que nací, estando yo en la cuna, en los primeros días sucedieron cosas sobrenaturales, como ruidos fuera de lo común y cositas que volaban; objetos pequeños, trabas de cabello, elementos de cosméticos. Mi madre asustada las aplastaba contra el piso. Consultó con psíquicos y le dijeron que era normal que esas cosas sucedieran cuando se estuviera en presencia de personas con mucha energía, pero especialmente en bebés, cuando esas energías recién llegadas en un ser fluyen en forma muy caótica. Desde el tercer mes, hablé, y un experto en lenguas le dijo a mi padre, que yo decía palabras en sánscrito y algunas en arameo. En cuanto a las experiencias que yo recuerde, sí, las tuve en varias oportunidades, pero nunca de manera voluntaria. Cuando intenté ver lo que pensaba alguien, no pude. En cambio, en forma espontánea, y siempre cuando miro a las personas por la nuca, he llegado a percibir muchísimo. Incluso, a veces, síntomas físicos; a sentir en carne propia el dolor de aquel a quien miro. Penas, dolores, alegrías ajenos han acabado por estresarme. Por ese motivo hago ejercicios en distintos momentos del día, para controlar este tipo de cosas, estoy aprendiendo a autobloquearme frente a estas situaciones. También he soñado lo que después hago en el día, y puedo sentir con unos meses de anticipación si las tragedias se avecinan, el pecho se me cierra. No entiendo lo que sucede, hasta que ocurre lo que sospecho. Estos presagios abarcan a personas muy conocidas o no tanto. Por ejemplo puedo predecir en mi interior si a alguien del vecindario le ocurrirá algo. Pero esa facultad no me gusta. Es que no he aprendido a manejarla. Club de los Niños Índigo A los tres y cuatro años estos niños entienden sobre computadoras de una forma que un adulto de 65 años no podrá hacerlo. Son niños que vienen a este mundo con cierta visualización mental orientada y anticipada hacia la tecnología, pero una tecnología que nosotros ni siquiera hemos llegado a soñar. Creo que estos niños están abriendo un portal, y nosotros llegaremos a un punto en el cual nada tendrá que trabajarse, excepto en nuestras cabezas. – NANCY ANN TAPPE (Parapsicóloga) David Kortzel vive en Chicago, Illinois, Estados Unidos. Además de taxista es un jugador empedernido de ajedrez y un pésimo internauta. No obstante, aprendió a arreglárselas para poder competir, vía Internet, con desconocidos, donde se llevó algunas sorpresas. Uno de sus más duros 25
  • 26. adversarios, con quien llevaban un nivel sumamente parejo, rehuía, sin embargo, el diálogo, la evaluación casi ritual que se da en ese ámbito; la conversación tras el juego es una costumbre más o menos habitual, según la cual los contendientes comentan la partida, se dan cita para otra, o intercambian información sobre la actualidad ajedrecística. En el caso de David, su contrincante fantasma contestaba escuetamente. Apenas cosas como: “OK, otra partida” y nada más. Sin embargo, ese mismo jugador sin rostro, cuando ganaba, se tomaba el trabajo de elaborar y enviarle distintas opciones de la partida completa, saliendo de una jugada determinada, según las cuales David hubiese resultado ganador, de hacer las movidas correctas. A esto, el silencioso contrincante, agregaba el envío de nuevos programas en versiones comprimidas, trucos, antecedentes que registraban sus partidas y otro tipo de material que daba cuenta de un auténtico experto. El gesto era toda una cortesía, pero implicaba, además, una tarea previa verdaderamente compleja que exige, por otra parte, un concienzudo conocimiento del software adecuado. Así pasó el tiempo, y siguieron los combates en el éter virtual hasta que un viernes de enero de 2000, David se encontró, en una revista especializada con lo increíble: la dirección mail del jugador sin voz, con quien había mantenido cantidad de partidas y de quien había recibido lecciones avanzadas sobre el manejo de su computadora, así como valioso material para distintas aplicaciones ajedrecísticas, pertenecía a Maiuko Ikkei, una niña japonesa de siete años. La pequeña especialista había sido entrevistada como un ejemplo de lo accesible que puede ser el uso de ciertos programas. Pero lo cierto es que ella no sólo manejaba bien esos programas en cuestión. Poseía un excelente nivel de juego y se había dedicado a desarrollar por su cuenta soluciones informáticas que sorprendieron a los propios programadores, jugadores y lectores de la revista, según el debate que se instaló en los foros de jugadores a partir de aquel artículo. El contacto con el ajedrez, siendo aún muy pequeña, había llevado a Maiuko a desplegar, a partir de esa lógica y esas mismas necesidades específicas, otras herramientas informáticas que le revelaron una vocación investigativa en torno a las múltiples posibilidades que puede ofrecer una computadora personal. Supe de esta historia chateando con David, cuando buscaba información sobre niños con características especiales. Nunca pude tomar contacto con Maiuko, pues la dirección había sido aparentemente saturada de mensajes y ya no funcionaba. No supe, por tanto, si se trataba o no de una niña índigo, pero tuve la impresión de que, a la luz de las estadísticas, los niños –mayoría absoluta en la red– que se revelan anónimamente mediante conocimientos puros, sin mediar diálogo, voces ni imágenes, están esparcidos por el éter virtual y habrán de darnos, en los próximos tiempos, más de una sorpresa; ya sea para enseñarnos o para sonsacarnos, desde su “no edad” el diálogo a un mismo nivel, el juego justo, sin trampas ni ventajas. Ese que a veces, por ser ellos ni- ños, les negamos. Al margen de tomar contacto con este episodio, donde se refleja lo mucho que puede suceder en el ciberespacio, mi búsqueda en Internet no resultó tan fructífera en lo que hace a encontrar vivencias u opiniones personales narradas por los propios niños índigo. Encontré, sí, muchos testimonios firmados por adultos índigo. Se repiten ciertos nombres cuyos textos están en casi todas las páginas vinculadas. Uno de ellos es el de José Manuel Piedrafita Moreno, quien publicó en septiembre de 2001 Educar en la Nueva Vibración: una suerte de manual para padres de niños índigo. En la propia solapa del volumen, este autor español asegura: “se llaman índigo los niños que no se parecen a los demás en su manera de comportarse”. Propone, a partir de allí, repensar actitudes y concepciones por parte de padres y educadores: 26
  • 27. “Para poder ofrecerles un ambiente donde desarrollar todas sus posibilidades. Nuestras estructuras sociales, educativas y mentales no están preparadas aún para acogerlos y comprenderlos. Este manual –sostiene el autor– os presenta quienes son, os ayuda a detectar si vuestro niño es índigo y os acompaña en cada momento de la vida que compartís con él, para establecer un modo de vida armonioso, equilibrado, facilitando la afloración de sus dones.” Piedrafita Moreno es, junto con María Dolores Paoli, uno de los fundadores de la página de Internet http://www.geocities.com/elclubdelosninosindigo. Entre los textos surgidos de estos sitios, pueden bajarse descripciones psicofísicas, donde se repiten los rasgos y atributos presentados en los artículos periodísticos. Las páginas de bienvenida invitan a los potenciales niños índigo a incorporarse con sus testimonios, citándolos a participar en las conferencias que dictan los fundadores de los sitios. Existen también páginas en alemán, inglés y español con nombres similares. Uno de los sitios que encuentro en el panorama virtual se distingue de otros al ofrecer –valga el juego de palabras– una ubicación tangible y real, a la cual los interesados en compartir experiencias y realizar consultas pueden recurrir, al margen de la Internet. La sede institucional de este sitio existe en Ecuador, y su página de presentación (http://conates.tripod.com.ve/ninos_indigo/id25.html) comunica lo siguiente: La Fundación INDIGO es una institución sin fines de lucro, de apoyo a la niñez y la juventud, inscripta en el Ministerio de Bienestar Social. Somos conscientes de la necesidad de emprender acciones para la niñez y la juventud del país y más específicamente para niños y jóvenes índigo y sus padres. La Fundación esta desarrollando y ofreciendo una serie de acciones enmarcadas en: - investigar e informar; - reunir niños y jóvenes índigo y apoyarlos; - reunir y apoyar a los padres de familia y educadores; - conformar una red interactiva de apoyo e intercambio a nivel local, nacional e internacional; - desarrollar materiales impresos y audio-visuales de difusión. ¿Quiénes somos?: Somos un equipo de madres de familia, educadores y profesionales. Estamos convencidos de que si los niños y jóvenes son atendidos, entendidos y apoyados – ahora– de manera correcta y cariñosa, en sus aspiraciones, ética, sueños, habilidades, ta- lentos, visiones, podrán llevar a cabo con más facilidad sus misiones de conformar el mundo del mañana, un mundo justo, equilibrado e íntegro. 27
  • 28. Nuestra misión: Ofrecer a los niños y jóvenes apoyo, espacios, encuentros, sistemas alternativos y herramientas necesarios para su desarrollo personal, bienestar y comprensión. ¿Qué nos distingue?: La Fundación INDIGO da la bienvenida a todos los niños y jóvenes sin distinción de raza, sexo, idioma, religión, opinión, política, posición económica. - Ofrecemos un nuevo enfoque hacia la generación que está llegando. - Prestamos un servicio que escucha y responde a los requerimientos de los niños y jóvenes. -Contamos con un equipo de profesionales especializados y un acercamiento holístico. - Co-construimos soluciones prácticas. - Nos apoyamos en una profunda formación ética y de valores. ¿Dónde ubicarnos?: Sede Quito-ECUADOR: Tamayo N23-44 (632) y Veintimilla, Oficina 2° Tel.: (593-2) 2 525-478, 2 525-498, 2 500-970, 09 9 722-523 Fax: (593-2) 2 509 509 Surge de la búsqueda, según compruebo a medida que avanzo en mi investigación, una curiosidad: la gran mayoría de aquellos que han tomado contacto con el tema, acaban sospechándose adultos índigo (ex niños índigo) o bien padres de un niño que reúne esos caracteres. La sensación de verse reflejado –a sí mismo o a sus hijos– en las descripciones, parece ser habitual en los lectores que llegan a esta información. Según surge más adelante, incluso los escritores, docentes y ensayistas que participan del mercado editorial y virtual de la web encabezan su testimonio asumiéndose “adultos índigo”. Hay factores señalados en la Indiguez que, podría decirse, abarcan a todos los niños de la humanidad. Sin embargo, otros aspectos más específicos recortan y delimitan la caracterología con bastante precisión, en particular el relativo a un ADN “mejorado”. Dedico más adelante un capítulo completo a este tema, cuyo tratamiento merece la palabra de especialistas. Una consecuencia que acompaña al fenómeno índigo, y que la red virtual difunde a su manera, es el cambio de enfoque por parte del adulto. Se pone así de manifiesto la posibilidad de un cambio en relación con nuestra mirada sobre los niños, al mismo tiempo que cambia el paradigma educativo y pedagógico, permitiendo que nuevas características de la raza humana comiencen a aflorar. 28
  • 29. “Los niños de hoy”, según dan cuenta los testimonios sumados en mediciones y encuestas, son mentalmente más flexibles, intuitivos, perceptivos y, por cierto, más desconcertantes para sus mayores. Quizás, hilando fino, encontremos que la mirada de niños y adultos no cambia en forma aislada, unilateral. Resulta lógico pensar que las perspectivas y accesos entre generaciones se modifiquen mutuamente, produciendo una suerte de simbiosis cultural. En este caso particular, da la impresión de asistir a un momento en el cual la humanidad toda estuviera preparando un nuevo giro, tomando posición como un feto en el vientre materno, o rotando, a punto de parirse a sí misma. Con piernas, brazos, mentes y corazones abiertos a algo nuevo cuya gestación depende de padres e hijos por igual, aunque estos últimos sean los “mensajeros” del cambio. 29