El documento discute cuatro posturas sobre la importancia de la reputación con los demás. La primera postura es tratar de agradar a todos, pero esto puede causar problemas prácticos y bíblicos. La segunda postura es no preocuparse por la opinión de los demás para pecar libremente, lo cual es condenado. La tercera postura es obedecer solo a Dios aunque el mundo critique, y la cuarta postura es ser sensible a las necesidades de los demás sin poner tropiezos.
27. Pues, ¿busco ahora el favor de los
hombres, o el de Dios? ¿O trato de
agradar a los hombres? Pues si todavía
agradara a los hombres, no sería siervo
de Cristo.
29. Guardaos de hacer vuestra justicia
delante de los hombres,
para ser vistos de ellos;
de otra manera no tendréis recompensa
de vuestro Padre que está en los cielos.
Cuando, pues, des limosna,
no hagas tocar trompeta delante de ti,
como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las
calles,
para ser alabados por los hombres;
de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
30. Segunda postura:
“No me importa lo que otros piensan
de mí. Quiero pecar con gusto, y no me
importa que otros me juzguen.”
40. Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo
que agrada a los gentiles, andando en
lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías,
disipación y abominables idolatrías. A éstos les
parece cosa extraña que vosotros no corráis con
ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os
ultrajan; pero ellos darán cuenta al que está
preparado para juzgar a los vivos y a los
muertos.
42. Yo en muy poco tengo el ser juzgado por
vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me
juzgo a mí mismo. Porque aunque de nada
tengo mala conciencia, no por eso soy
justificado; pero el que me juzga es el Señor. Así
que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta
que venga el Señor, el cual aclarará también lo
oculto de las tinieblas, y manifestará las
intenciones de los corazones; y entonces cada
uno recibirá su alabanza de Dios.
52. Pero mirad que esta libertad vuestra no
venga a ser tropezadero para los débiles.
Porque si alguno te ve a ti, que tienes
conocimiento, sentado a la mesa en un
lugar de ídolos, la conciencia de aquel que
es débil, ¿no será estimulada a comer de lo
sacrificado a los ídolos?
53. Y por el conocimiento tuyo, se perderá el
hermano débil por quien Cristo murió. De
esta manera, pues, pecando contra los
hermanos e hiriendo su débil
conciencia, contra Cristo pecáis. Por lo
cual, si la comida le es a mi hermano
ocasión de caer, no comeré carne
jamás, para no poner tropiezo a mi
hermano.
59. Resumen
No es lo que la gente piensa de
nosotros, sino lo que Dios piensa de
nosotros. Sin embargo, Dios quiere que
seamos sensibles y que no pongamos
tropiezo para otros.