Este poema de Pablo Neruda celebra la capacidad humana de contar y medir las cosas a través de los números. Describe cómo los niños pasan su infancia contando piedras, plantas y otros objetos, y cómo los jóvenes cuentan pétalos, cabellos, colores y años. Explica cómo los seres humanos han contado bueyes, olas, navíos y granos de trigo, y cómo las ciudades se miden en miles y millones. El poema elogia la proliferación de los números y su capacidad para contener otros números