1. Las Ciencias Naturales y su contribución en el desarrollo de pensamiento
científico en los niños
2. Las ciencias naturales abarcan todas las disciplinas científicas que se dedican al estudio de la
naturaleza. Se encargan de los aspectos físicos de la realidad, a diferencias de las ciencias
sociales que estudian los factores humanos.
Pueden mencionarse cinco grandes ciencias naturales: la biología, la física, la química,
la geología y la astronomía. La biología estudia el origen, la evolución y las propiedades de los
seres vivos. Por lo tanto se encarga de los fenómenos vinculados a los organismos vivos.
La medicina, la zoología y la botánica forman parte de la biología.
La contribución de las ciencias naturales para la adquisición y desarrollo de las habilidades
intelectuales de los niños es de gran ayuda para el niño ya que le dará conocimientos
científicos acerca de los fenómenos naturales. Además, le fomentara hábitos de higiene para
la protección de la salud, así concientizarse de la importancia del medio ambiente y su
cuidado.
3. También ha contribuido en los espacios educativos ha incentivado en los niños/as el
asombro, la experimentación, el descubrimiento, el deseo de aprender, la sensibilidad para
sorprenderse ante las maravillas que le rodean y el respeto por el ambiente.
Favorecer el desarrollo del pensamiento científico en la edad preescolar, implica ayudar a los
niños/as a comprender los fenómenos que les rodea. La repetición de información impide la
posibilidad de imaginar, explorar, crear nuevas opciones, curiosear, resolver o problemas
cotidianos, preguntar, probar, tomar decisiones; acciones propias de la actitud científica.
La construcción del pensamiento científico se da mediante el desarrollo de la curiosidad, la
investigación y la formulación de hipótesis, partiendo de las diversas interrogantes que
plantean los hechos y fenómenos del medio.
4. El propósito de enseñar ciencias es desarrollar la capacidad del niño para entender la
naturaleza y su entorno. El objetivo de enseñar ciencias es formar seres humanos con
una visión integral, promoviendo el desarrollo de habilidades de pensamiento científico
en los niños; como el cuestionar y reflexionar sobre los fenómenos naturales que
suceden a nuestro alrededor, mediante la investigación de las causas que los generan;
esto le permitirá al niño desarrollar una actitud científica y convertirse en un ser
reflexivo, crítico y analítico.
La ciencia es un conjunto de técnicas y métodos que permiten organizar el
conocimiento sobre la estructura de hechos objetivos y accesibles a distintos
observadores. El pensamiento, por su parte, es el producto de la mente, aquello traído a
la existencia por medio de la actividad intelectual.
El pensamiento científico se relaciona con la capacidad para ser autónomo y con la
resolución de problema de la vida cotidiana. Una visión lógica desarrollada ayuda a los
niños a encontrar relaciones entre los hechos, las ideas o las causas y los efectos.
El pensamiento científico no solo es positivo en el ámbito académico, sino que
ofrece múltiples ventajas en la vida diaria y en la formación del niño como persona.
5. Con el desarrollo del pensamiento científico, el niño/a:
Mejora su capacidad de razonamiento y su habilidad para pasar de nociones básicas a
complejas.
Aprende a resolver problemas en situaciones reales.
Practica la construcción de su propio aprendizaje.
Ejercita su capacidad deductiva y aprende a crear estrategias y soluciones propias.
Mejora su relación con el entorno físico y su percepción de los espacios y las formas.
6. Para estimular el pensamiento científico en los niños/as, es necesario que el maestro/a:
Despierta su curiosidad. Invítale a que investigue, intente comprender cómo funcionan los
objetos que utiliza cada día y realice pequeñas pruebas de acierto. Es importante, sobre todo
cuando el niño es pequeño, que le permitas manipular los materiales, los juguetes, las
prendas de vestir… y a través del tacto y la vista los comparará, establecerá relaciones
geométricas entre forma y tamaño y asimilará sus características y funciones.
Si no surge naturalmente, hazle preguntas. Si no es un niño curioso, puedes despertar su
interés planteándole cuestiones sobre el mundo que le rodea y animándole a que trate de
encontrar una explicación para aquello que no entiende.
Deja que lo intente. Siempre que sus prácticas sean seguras y bajo tu supervisión, dale
espacio para que trate de solucionar de manera autónoma, según su propio criterio, los
problemas que le surgen respecto al manejo de un objeto o situación.
Dirige sutilmente su aprendizaje. Si ves que le cuesta resolver un problema o afrontar una
situación, no le des la respuesta. Trata de que la deduzca suministrándole algunas pistas o
haciéndole las preguntas correctas para que él mismo encuentre la solución.
Utiliza el juego y la imaginación. Proponle retos o problemas cotidianos para que intente
resolverlos, ve un poco más allá y pídele que invente objetos del futuro o inicia un relato y
anímale a que lo termine pensando qué podría sucederles a los protagonistas y cómo
reaccionarían.