2. Protección contra enfermedades
Las vacunas son sustancias que se toman o inyectan para crear defensas en
el organismo y evitar algunas enfermedades infecciosas graves; una vez
dentro estimulan la producción de anticuerpos y, con ello, inicia la defensa ante
microorganismos peligrosos (patógenos).
La diversidad de las que se aplican en la edad adulta puede prevenir distintos
padecimientos. De acuerdo con el Esquema de Vacunación que establece la
Secretaría de Salud en México, las vacunas para adultos son:
3. Vacunas para adultos:
Tétanos, difteria y tos ferina. El tétanos causa
tensión y rigidez dolorosas en los músculos, en
general, en todo el cuerpo, y la difteria puede
ocasionar problemas para respirar, parálisis e
insuficiencia cardiaca. Se recomienda aplicar a
partir de los 15 años de edad, y repetir la dosis
cada 10 años. Igualmente, conviene aplicarla a
mujeres embarazadas de la semana 20 a 32 de
gestación.
Sarampión y rubéola. Se cree que si una persona
tiene sarampión, 90% de las personas que están
en contacto con ella se contagiarán, pues los virus
se propagan por el aire, a menos que estén
protegidos contra éstos. Debe administrarse en
jóvenes mayores de 18 años.
4. Hepatitis y VPH
Hepatitis (A y B). Se recomienda aplicar a
partir de los 18 años de edad. La vacuna contra
la hepatitis A se recomienda una vez en la vida
a personas que no la han padecido, mientras
que la del virus de la hepatitis B se recomienda
sobre todo a personas sometidas a
hemodiálisis, trabajadores de la salud, viajeros,
y en caso de adicciones a drogas o
promiscuidad sexual.
Virus del papiloma humano. La vacuna contra
la infección por VPH debe administrarse a niñas
en 5º grado de primaria o de 11 años de edad
no escolarizadas. Sin embargo, quien está fuera
de ese grupo poblacional también puede recibir
la inmunización si no ha estado expuesto al
microorganismo (no ha tenido relaciones
sexuales).
5. Varicela y neumococo
Varicela. La inmunización contra esta enfermedad
en la que la persona presenta ampollas
extremadamente pruriginosas en todo el cuerpo,
generalmente se aplica a mayores de 19 años y
a personas expuestas al virus, como los
trabajadores de la salud.
Antineumocócica. La enfermedad del neumococo
incluye variedad de infecciones causadas por la
bacteria estreptococo (meningitis y pulmonía, por
ejemplo), y puede prevenirse con esta vacuna
recomendable para toda la población de 65 años y
pacientes de riesgo (que padezcan enfermedades
crónicas como diabetes, insuficiencia renal o algún
tipo de inmunodeficiencia, como VIH/sida).
6. Contra la influenza
Influenza. La aplicación de esta vacuna debe
ser anual y se recomienda en adultos desde
18 a 59 años, aunque es especialmente útil
en mayores de 60 (su sistema de defensas
es más débil). A diferencia de la mayoría de
las vacunas que contienen los
microorganismos (cepas) más comunes y
rara vez se modifican, la formulación de la
que protege contra la influenza cambia cada
año (se eligen los virus con mayores
posibilidades de circular en la siguiente
temporada), de ahí que anualmente se
recomiende recibir nueva dosis.
7. Vacunas para viajeros
La protección que se ofrece a todas las
personas que forman parte de una
comunidad, gracias a las altas tasas de
vacunación, se conoce como inmunidad
colectiva, y es la mejor prueba de que
cuando todos recibimos inmunización
contra enfermedades nos beneficiamos a
nivel individual y también de manera
grupal.
De tal forma que si, al viajar, no portas el
"escudo" adecuado contra afecciones
comunes en otros sitios y vuelves a casa
con microorganismos peligrosos, el riesgo
de que más de una persona resulte
enferma es elevado.
8. Pasaporte seguro
Por ello, las vacunas también se consideran
un pasaporte seguro para recorrer el mundo.
Si viajas al extranjero, es importante verificar
con anticipación los requisitos en cuanto a
inmunización para adultos que exigen los
países a visitar.
Generalmente, las vacunas para viajeros
incluyen la protección contra sarampión,
paperas (inflamación dolorosa de las
glándulas salivales) y rubéola, aunque a
menudo también se recomienda recibir
protección contra la fiebre amarilla si el
destino se encuentra en África o América
Central, así como contra la fiebre tifoidea en
caso de tocar algún punto en Asia, África o
América del Sur.
9. Protección contra “ataques” futuros
Las vacunas preparan al sistema de defensas contra
futuras agresiones de una enfermedad en particular y,
aunque la eficacia de la mayoría es alta, en ocasiones
algunas personas no generan la respuesta adecuada.
Sin embargo, son situaciones excepcionales; lo mejor es
verificar tu esquema de vacunación (la Secretaría de
Salud ha establecido cartillas diferentes según el grupo
de edad y género) e identificar qué hace falta para
completar la vacunación para adultos.
La higiene y una nutrición equilibrada, entre otros factores,
también ayudan a reducir la posibilidad de padecer
enfermedades. Por tanto, cuando visites al médico y
preguntes: "¿Cuáles vacunas necesito?", considera que
llevar vida saludable es indispensable para que cualquier
adulto se proteja a sí mismo (y a su familia) contra
peligrosas afecciones.
10. SyM – Cecilia Jiménez
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