2. Los perros en la naturaleza forman jaurías. Eso les permite tener un mayor
éxito en la caza, defensa de sus territorio y cuidado de sus cachorros. Las
jaurías están conformadas por una jerarquía social en el cual existe un líder
que tiene entre otras funciones la de controlar las insubordinaciones y peleas
de sus compañeros, cuidado de las hembras y su fertilización para mantener
los mejores genes para la siguiente generación.
Debido a lo anterior debemos entender que el perro al ingresar a nuestro
grupo familiar nos ve como parte de una jauría y por este motivo debemos
rápidamente mostrarle quienes están sobre él y que es lo que se puede o no
hacer.
3. Durante la convivencia con la madre y los hermanos de camada, el gato
aprende jugando las conductas sociales propias de su especie; cuando el
juego está siendo demasiado agresivo su madre se lo indica mediante un
comportamiento ritual que puede parecer brusco a la vista, pero de
esta manera aprende a inhibir el mordisco y controlar los arañazos.
La madre enseña a cazar a los gatitos, consigue la presa sin matarla y
se la deja a sus cachorros para que desarrollen las estrategias del
cazador, la sorpresa o las técnicas de ataque.
4. En el reino animal se denominan agresivas las conductas que tienen
como finalidad la huida o la destrucción de otro animal considerado
adversario.
La agresión de un animal por otro sólo tiene lugar si el otro se percibe
como rival por la posesión de un objeto del que el agresor ha estado o
podría estar desprovisto. Para que exista agresión de un animal por
otro es necesario que el agresor sea amenazado y esta agresión puede
ser solamente una acción destinada a derrotar al contrario.
Si nos limitamos a este punto de vista, las relaciones de agresividad en
el mundo animal pueden tener tres formas: las conductas de
depredación, que no son de antemano conductas agresivas, algunas
conductas agresivas que no implican un combate, el combate con
resultado mortal.