Durante la Segunda Guerra Mundial, los bombarderos de combate desempeñaron un papel crucial en las operaciones militares. Aviones como el B-17 Flying Fortress y el Lancaster británico llevaron a cabo misiones de bombardeo estratégico contra objetivos enemigos en Europa y el Pacífico. Estos bombarderos pesados transportaron grandes cargas de bombas a largas distancias y soportaron fuertes defensas antiaéreas para debilitar la capacidad industrial y militar del enemigo.