SlideShare une entreprise Scribd logo
1  sur  8
1. Resumen

El libro "¿Que es el hombre?" de Martin Buber es dividido en dos partes. La primera que el autor llamó de "Trayectoria de la
interrogación", él escribe sobre cuatro temas que son: I. Las preguntas de Kant, II. De Aristóteles a Kant, III. Hegel y Marx e
iv. Feuerbach y Nietzche. La sefunda que Buber bactizó de "Los intentos de nuestra época", él también dividió en cuatro
grandes temas que son: I. La crisis y su expresión, II. La doctrina de Heidegger, III. La dotrina de Scheler y IV.
Perspectivas.
Martin Buber inicia su obra citando el jasidismo para mostrar que hace mucho tiempo que se escribe sobre el hombre.
Recorre al filósofo frances Melebranche, que ya en 1674 en su obra "De la recherche de la vérité", afirma: "Entre todas las
ciencias humanas la del hombre es la más digna de él. Y, sin embargo, no es tal ciencia , entre todas las que poseemos, ni
la más cultivada ni la más desarrollada. La mayoria de los hombres la descuidan por completo y aun entre aquellos que se
dan a la ciencia, muy pocos hay que se dediquen a ella, y menos todabia quienes la cultiven con éxito".
Kant ha sido quien con mayor agudeza ha señalado la tarea propia de una antropología filosófica. En el manual que
contiene sus cursos de lógica. Según él, se puede delimitar el cmpo de esta filosofía en sentido universal mediante estas
cuatro preguntas: 1. ¿Qué puedo hacer? 2. ¿Qué debo hacer? 3. ¿Qué me cabe esperar? 4. ¿Qué es el hombre?. A la
primera pregunta responde la metafísica, a la segunda la moral, a la tercera la religión y a la cuarta la antropología.
Buber, recuerda que: "Un filósofo de nuestros dias, Martin Heidegger, que se ha ocupado ( en su Kant und das Problem der
Metaphysik, 1929), de esta extraña contradicción, la explica por el caracter indeterminado de la cuestión o pregunta ¿qué
sea el hombre?. Sin embargo luego adelante Martin Buber afirma y explica el por que en su modo de pensar "Heidegger ha
desplazado el acento de las tres interrogaciones kantianas". Y también como que , en su análisis, la obra de Kant es clara
en el siguiente punto: "Y el sentido de la cuarta pregunta, a la que pueden reducirse las tres anteriores, sigue siendo en
Kant este: ¿qué tipo de criatura será esta que puede saber, debe hacer y le cabe esperar?". Para Buber, "Kant no ha
respondido ni siquiera ha intentado responder a la pregunta que direccionó a la antropología: ¿Qué es el hombre?
Desarrolló en sus lecciones una antropología de los siglos XVII y XVIII, tan poco crítica".
El autor cree también ser problemático "saber si una disciplina semejante servirá para suministrar un fundamento a la
filosofía o como Heidegger, a la metafísica". Cree también que a filosofía puede ser ajudada por diversas disciplinas como,
por ejemplo entre otras, la psicología, la estética y la ética. Buber sentencia em seguida: "La antroplogía filosófica no
pretende reducir los problemas filosóficos a la existencia humana ni fundar las disciplinas filosóficas, como si dijéramos,
desde abajo y no desde arriba. Lo que pretende es, sencillamente, conocer al hombre". Y para Buber la genuina
antropología filosófica pretende conocer el hombre en su totalidad, "la totalidad humana".
En el capítulo "De Aristóteles a Kant", Martin Buber distingue para sus lectores dos momentos en la historia del espírito
humano. "... el hombre vive en el mundo como en su casa, en las otras el mundo es la intemperie".
Bernhard Groethuysen (Philisophische Anthropologie,1931), dice com razón, apróposito de Aristóteles, que, com él, el
hombre deja de ser problemático, no es para sí mismo más que "un caso", y que cobra consciencia de sí mismo solo como
"él" y no como "yo". El hombre es comprendido desde el mundo, pero el mundo no es comprendido desde el hombre.
También el mundo de las ideas de Platón es un mundo de los ojos, un mundo de figuras contempladas. Pero es com
Aristóteles com quien esa imagen óptica del universo llega a su clara decantación insuperable, como un mundo de cosas, y
el hombre es también una cosa entre las del mundo, una especie, objetivamente captable, entre otras muchas, y no ya un
forastero, como el hombre de Platón, pues goza de aposento propio en la gran mansión del mundo. El primero que, más de
siete siglos después de Aristóteles, plantea originalmente la genuina cuestión antropológica, y en primera persona, es San
Agustín.
En lugar de las desmoronadas esferas tenemos dos reinos independientes y hóstiles, el de la luz y el de las tinieblas. Ya el
hombre no es una cosa entre las demás, ni puede poseer un lugar en el mundo. Como se compone de cuerpo y alma, se
halla dividido entre los dos reinos, y es a la vez escenario y trofeo de la lucha. Agustín proviene de la escuela maniquea. Al
hombre, ese hombre que él califica de grande profundum, de gran misterio. Esta sorpresa del hombre ante sí mismo, que
Agustín reclama en razón de la experiencia de sí mismo, es muy diferente de aquella otra sorpresa en la que Aristóteles,
siguiendo a Platón, pone el origen de toda filosofia. El hombre aristotélico se sorprende y maravilla también del hombre,
entre otras muchas cosas, pero nada más que como una parte del mundo, que es maravilloso y sorprende en general. El
hombre agustiniano se asombra de aquello que en el hombre no se puede comprender como parte del mundo, como una
cosa entre las cosas, y como aquella otra sorpresa hace mucho que derivó en filosofar metódico, la suya se presenta como
algo muy bonito e inquietante. El esquema de esta imagen del mundo es una cruz cuyo madero vertical es el espacio finito
entre cielo e infierno. En torno a este esquema se construye la imagen medieval del mundo. Dante pobló de vida el interior
de ese mundo, pintando las vidas de hombres y de espíritus, pero sus perfiles conceptuales fueron trazados por Tomás de
Aquino.
En la continuación de su pensamiento Buber dice: " Verdad que en el sistema cósmico del de Aquino el hombre representa
una especie de índole muy particular, puesto que en él, el alma humana, que es el último de los espíritus, se halla unida
sustancialmente com el cuerpo humano, que es la suprema cosa corpórea, de suerte que aparece como el horizonte y línea
divisoria entre la naturaleza espiritual y la corporea".
El autor recuerda todabia que: "Y en la baja edad Media surge un nuevo tomar en serio al hombre como hombre. Estos
pensadores del Renacimiento aseguran que el hombre puede saber, pero les es totalmente ajena todavía la cuestión
Kantiana de ¿qué es lo que puede saber?: puede saberlo todo. Ya hemos visto que la pregunta rigorosamente
antropológica que alude al hombre en su problemática genuina se deja oír en épocas en que parece como si se rescindiera
el pacto primero entre el mundo y el hombre y este se encuentra en ese mundo como un extranjero y un solitario. La imagen
cosmológica del mundo de Aristóteles se quiebra desde dentro, porque el alma experimenta com hondura el problema del
mal y siente en torno a ella un mundo escendido; la imagen teológica del mundo de Santo Tomás se quiebra desde fuera,
porque el mundo se da a conocer como ilimitado. La soledad de Pascal es, en efecto, históricamente posterior a la de San
Agustín; es más completa y más difícil de superar. Y de hecho se produce algo nuevo, que no se había presentado nunca:
se trabaja en la construcción de una nueva imagen del mundo.
Y para finalizar su pensamiento en este capítulo Buber completa: "Es muy posible que el concepto del mundo descubierto
por Einstein, desprendido de lo sensible, de los matemáticos, pueda ser accesible alguna vez a la razón natural humana;
pero ya no será capaz de dar origen a una nueva imagen del mundo, ni siquiera a una imagen paradójica, como en el caso
de Copérnico. El intento mayor de dominar la nueva situación del hombre poscopernicano, tal como nos la trasmite Pascal,
se debe a un hombre destinado también a una muerte temprana, y que entró en escena poco después de la muerte de
Pascal. Considerado desde el ángulo de nuestro problema, el intento de Spinoza significa que se acepta la infinitude
astronómica en forma absoluta y, al mismo tiempo, se le arrebata su carácter inquietante: la extensión, a la que se atribuye
esta infinitud, demostrándola, es uno de los infinitos atributos de la sustancia infinita y uno de los dos de que tenemos
noticia; el otro es el pensamiento. Kat ha sido el primero en comprender la cuestión antropológica en una forma crítica que
ofrecía una respuesta a lo que a Pascal importaba de veras, una respuesta que no iba direccionada metafisicamente al ser
del hombre sino, gnoseológicamente, a su relación com el mundo y que, sin embargo, captó los problemas fundamentales.
La respuesta de Kant a Pascal se puede formular así: lo que te espanta del mundo, lo que se te enfrenta como el misterio
de su espacio y de su tiempo, es el enigma de tu próprio captar el mundo y de tu próprio ser. Tu pregunta ¿Qué es el
hombre? Es, por tanto, un problema auténtico para el que tienes que buscar la solución".
En "Hegel y Marx", Buber inicia afirmando que la proposição antropológica, en el pensamiento de Hegel, sufre um desvio
radical. "... influencia que ha favorecido la desposesión de la persona humana concreta y de la sociedad humana concreta
en favor de la razon del mundo, de sus procesos dialécticos y de sus formaciones objetivas".
El autor prosigue analisando Hegel aun en su juventud, cuando él acoge el delineamiento antropológico de Kant. Trataba
Hegel de avanzar en el problema antropológico más allá de Kant: " En cada hombre están la luz y la vida, él es la propiedad
de la luz; y no es iluminado por una luz a la manera de un cuerpo opaco que muestra un esplandor que le es ajeno, sino
que se enciende com su propia materia ígnea y su llama le es propia." Hegel no habla en este caso, cosa notable, de un
concepto general del hombre sino de "cada hombre", por lo tanto, de la persona real, de la que tiene que arrancar en serio
una antropología filosófica genuina. El Hegel sistemático ya no arranca como el jovem Hegel del hombre mismo, sino de la
razón del mundo; para él, el hombre no es más que el principio en que la razón del mundo llega a su autoconsciencia plena
y, com ello, a su consumación; todas las contradicciones que se dan en la vida y en la historia de los hombres no conducen
a la problemática antropológica sino que se explican por una mera "astucia" de que se vale la idea para llegar a su próprio
colmo mediante la superación de la contradicción.
La cuestión fundamental Kantiana "¿Qué es el hombre? es respondida en forma definitiva, según se pretende, pero, en
verdad, há sido opacada como tal cuestión y hasta cancelada.
Hegel trata de dotar al hombre com una nueva seguridad, trata de edificarle una nueva mansión cósmica. No es posible
edificarla en el espacio copernicano y por eso Hegel la levanta solo en el tiempo, que constituye "la potencia suprema de
todo lo que es". En el sistema de Hegel representa, dentro del pensamiento occidental, la tercera gran tantativa de
seguridad: después de la cosmológica de Aristóteles y la teológica de Santo Tomás, tenemos la logológica de Hegel. El
hombre moderno que, a partir de la revolución copernicana, se sentía invadido por el terror del infinito cuando por la taba en
la soledad a la oscura inmensidad, podrá, ahora, encontrar sosiego. La imagen hegeliana del mundo actúa com una fuerza
irresistible sobre una época en todos los dominios del espíritu, pero la rebelión surge casi de inmediato y, com ella, se
renueva la exigencia de una perspectiva antropológica. En el mundo de Aristóteles, el hombre real de la Antiguidad se sintió
hospedado, y lo mismo le ocurrió al cristiano real com el mundo de Santo Tomás; el mundo de Hegel jamás ha sido el
mundo real del hombre moderno real.
La única excepción la representa una imagen del mundo que se basea en la fe: solo la fuerza de la fe puede experimentar
la perfección como algo asegurado, como algo que nos es garantizado por alguien en quien confiamos, en quien confiamos
que saldrá fiador de lo que todavía no es nuestro mundo. En el sistema de Hegel, el mesianismo se ha secularizado, es
decir, se ha trasladado de la esfera de la fe, en la cual el hombre considera y medita el objeto de su convencimiento.
Cierto que en el círculo de las influencias hegelianas nos encontramos com una manisfestación importante que parece
contradecir lo que venimos diciendo sobre su relación com el futuro. Me refiero a la teoría de la historia de Marx, que se
basea en la dialéctica hegeliana. Lo que Marx pretende ofrecer a los hombres de su tiempo no es una imagen del mundo
sino una imagen de la sociedad, mejor dicho: la imagen del camino a través del cual podrá llegar la sociedad humana a su
perfeccionamiento. En lugar de la idea o de la razón del mundo hegeliana, tenemos las humanas "relaciones de
producción", de cuya transformación resulta la transformación de la sociedad. El mundo del hombre es la sociedad.
Mediante esta reducción se logra, en efecto, una seguridad que las más proletarias, por lo menos durante una época, han
aceptado e incorporado realmente a sus vidas. El pensamiento no posee el poder de estructurar la vida real del hombre,
pero la vida misma sí posee este poder, y el espíritu lo posee cuando reconoce el poder de la vida o vincula su propio
poder, que por su índole y acción es diferente, al poder de la vida.
En esta su visión del poder de la vida social Marx tiene y no tiene razón. Tiene razón porque, en efecto, es la vida social,
como toda vida, la que engendra las fuerzas que podrían renovarla. Pero no tiene razón, por la vida humana, a la que
pertenece la social, se diferencia de todos los demás géneros de vida porque en ella quien decide es una fuerza diferente
de todas las demás fuerzas. Hegel conertó compulsivamente la trajectoria de los astros y el camino de la historia en una
seguridad especulativa. Marx, que se limitó al mundo humano, no le prometió más que una seguridade del futuro que
también es dialéctica pero que opera como una seguridad de hecho.
En la actualidad, la seguridad en el caos ordenado há sufrido un terrible cambio histórico. Ya se acabó el sosiego, ya asomó
un nuevo pánico antropológico y la cuestión acerca de la esencia del hombre se yergue de nuevo ante nosotros com un
tamaño y espanto nunca vistos y no ya revestida com ropaje filosófico sino en la cruda desnudez de la existencia.
En el inicio del capitulo IV, "Feuerbach y Nietzsche", Martin Buber, aun recorre a Hegel y Marx. "Pero com Marx nos
econtramos ya en medio de la rebelión antropopógica contra Hegel. El filosófo que se rebela de esta suerte contra Hegel y
de quien hemos de considerar discípulo a Marx, a pesar de todas las diferencias y hasta oposiciones, es Feuerbach. La
reducción sociológica de Marx há dido precedida por la reducción antropológica de Feuerbach".
"Para comprender debidamente la pugna de Feuerbach com Hegel y la significación que para la antropología tiene esta
pugna, lo mejor es arrancar de la cuestión fundamental: ¿Cuál es el comienzo de la filosofía?". A partir de ese fundamento,
Hegel puede convertir el desarrollo de la razón del mundo en objeto de la filosofía, sustituyendo así el conocer humano.
Este es el punto en que comienza la pugna de Feuerbach. La nueva filosofía - así lo formula en su ensayo programático Los
principios de la filosofía del porvenir (1843) - tiene como comienzo suyo " no el espíritu absoluto, es decir, abstracto, no,
para decirlo en una palabra, la razón en abstracto, sino el ser real y entero del hombre".
Hegel, al asignar su lugar al hombre, sigue el primer relato de la creación, el del primer capítulo del Génesis, la creación de
la naturaleza, en el que el hombre es creado por último y colocado en su lugar en el cosmos, pero de suerte que no solo se
termina la creación sino que también resulta acabada por su sentido, ya que ha surgido la "imagen de Dios"; Feuerbach
sigue el segundo relato de la creación de la historia, donde no hay ningún outro en su centro y dando a cada ser vivo su
verdadero nombre. Pero el postulado de Feuerbach no nos lleva más allá del umbral adonde nos había conducido la cuarta
pregunta de Kant. No es posible una antropología filosófica si no arranca de la cuestión antropológica. Feuerbach no alude
com el hombre que constituye el objeto supremo de la filosofía al hombre como indivíduo; alude al hombre com el hombre,
al enlace de yo y tú.
Marx no ha acogido en su concepto de la sociedad el elemento de la relación real entre el yo y el tú, realmente diferentes, y
por eso ha opuesto a un individualismo ajeno a la realidad un colectivismo no menos irreal. Nietzsche se apoya com mucha
mayor fuerza de lo que generalmente se cree en la reducción antropológica de Feuerbach. Avanza mucho más que
Feuerbach cuando, en una forma en que no lo había hecho antes ningún pensador, coloca en el centro del estudio del
mundo al hombe, y no como Feuerbach al hombre como ser claro y unívoco sino como ser problemático, dotando así a la
cuestión antropológica de una fuerza y pasión precedentes.
El gran tema de Nietzsche es, propiamente, el problematismo del hombre y este tema le preocupa a lo largo de todos sus
ensayos filosóficos. El hombre,como se expresa Nietzsche finalmente en los apuntesque se han agrupado después de su
muerte bajo el título de La voluntad de poderío, es "como un embrión del hombre del porvenir", del hombre genuino, de la
genuina especie hombre. El hombre de hoy no es "ninguna meta sino un camino, una encrucijada, un puente, una gran
promesa". Esto es lo que, según Nietzsche, distingue al hombre de todos los animales: es un animal que puede
prometer"esto es, que trata una porción del futuro comoalgoque depende de él y por lo que se pone en juego. El hombre há
aprendido a prometer se puede desarrollar la relación contractual particular sobre el deudor, que promete, y el acreedor al
que se le promete. Nietzsche nos ha ofrecido una base positiva de su antropología filosófica. Hasta él, el hombre es para la
filosofía, en cuanto se interesa por lo antropológico, no ya una mera especie sino una categoria. Pero Nietzsche, influido tan
decisivamente por el siglo XVIII que a veces se le podría considerar como un místico de la Ilustración, no reconoce
semejante categoría, semejante problema radical.
El problema del hombre es, para Kant, un problema límite, esto es, el problema de un ser que pertenece a la naturaleza
pero no sólo a ella, un ser instalado en los límites entre la naturaleza y otro reino; para Nietzsche el problema del hombre es
un problema marginal, el problema de un ser que salió del interior de la naturaleza y se deslizó hacia su saledizo, hacia el
alero peligroso del ser natural donde comienza, no ya el éter del espíritu, como para Kant, sino el abismo vertiginoso de la
nada. Nietzsche ha pretendido apasionadamente comprender el hombre a partir del mundo animal; y, sin embargo, no por
ello se ha diluido la problemática específica del hombre, pues, por el contrario, se ha hecho más visible que nunca. El
hombre que conoce un mundo es el hombre con los hombres. Para la filosofía que sigue a Nietzsche el hombre no es ya
una mera especie sino una categoría. La pregunta de Kant "¿Qué es el hombre?" nos ha sido planteada en forma más
acuciosa gracias a los apasionados intentos antropológicos de Nietzsche.
En la segunda parte de su libro, Matin Buber escribe sobre "Los intentos de nuestra época". El primer capítulo es "La crisis y
su expresión". En él, el autor tenta desvendar esta crisis con su brillante análisis. "Es en nuestra época cuando el problema
antropológico ha llegado a su madurez, es decir, que ha sido reconocido y tratado como problema filosófico independiente".
"El primero es, más que nada, de índole sociológica. Consiste en la disolución progresiva de las viejas formas orgánicas de
la convivencia humana directa. Consideramos dentro de ese grupo aquellas comunidades que, cuantitativamente, no son lo
bastante grandes. Así tenemos la familia, el gremio, la comunidad aldeana y urbana. Su disolución progresiva es el precio
que tenemos que pagar por la emancipación política del hombre que tiene lugar com la Revolución Francesa y por el
nacimiento de la sociedad burguesa a que da origem. Podríamos caracterizar el segundo factor como próprio de la historia
del espíritu o, mejor, de la historia del alma".
El hombre, desde hace un siglo, se halla inmerso, com mayor produndidad cada vez, en una crisis que, sin duda, guarda
mucho de común com otras que nos son familiares. El primero há sido el de la técnica. El segundo campo há sido el de la
economía y en tercer campo es el de la acción política. Husserl, el creador del método fenomenológico, com el que se han
llevado a cabo los dos intentos de antropología filosófica de que voy a ocuparme, el de Martin Heidegger y el de Max
Scheler, nunca se ocupó él mismo del problema antropológico en cuanto tal. Los pensadores fenomenólogos de los que voy
a ocuparme, especialmente Heidegger, han adoptado, sin duda, la manera de pensar de Kierkegaard, pero después de
excluir su supuesto fundamental, sin el cual las ideas de Kierkegaard, en especial las que atañen a la relación entre verdad
y existencia, cambian no solo de matiz sino de sentido.
En la primera mitad del siglo XIX Kierkegaard, llamó la atención sobre el hecho de que el pensamiento no puede legitimarse
a sí mismo sino que esta corroboradora legitimación le viene siempre desde la existencia del hombre que piensa. La crítica
que Kierkegaard hace del criatianismo en uso, es una crítica interna; es decir, no mide, como Nietzsche, el cristianismo com
el reseio de un supuesto valor superior. Kierkegaard no reconoce fe alguna que no comprometa. La fe es una relación viva
com lo creído, una relación viva que abraza la vida entera o, de lo contrario, es irreal. Según lo piensa Kierkegaard y, en
general, todo pensador religioso, primordialmente, una relación óntica, es decir, que no sólo afecta a la subjetividad y a la
vida del hombre, sino a un ser objetivo, y, en segundo lugar, una relación que, como toda relación objetiva, ofrece dos lados
de los que no podemos conocer más que uno, el del hombre. Por primera vez en la historia del pensamiento la metafísica
aborda com una fuerza y consecuencia desconocidas lo concreto del hombre vivo.
El capíitulo II, de esta segunda parte, "La doctrina de Heidegger" es fundamental para el desarrollo del pensamiento de
Buber. "El punto de partida mismo de Heidegger tenemos que preguntarnos si se halla justicado antropologicamente esse
desgajar la Existencia de la vida humana real, es decir, si las proporciones que se enuncian sobre la Existencia así
apartada, podrán ser consideradas como proposiciones filosóficas sobre el hombre efectivo, y si no ocurrirá que la "pureza
química" de este concepto de la Existencia hace imposible la confrontación de la teoría con la realidad a que se refiere".
Buber prosigue en su análisis: "Heidegger toma de la realidad de la vida humana ciertas categorías que reconocen su
origen y ejercen su jurisdicción en la relación del individuo com lo quen no es él mismo y las aplica a la Existencia en
sentido estricto, es decir, a ese comportamiento o actitud del individuo con su propio ser". Más adelante él afirma "Las
modificadas categorías de Heidegger nos dan aceso a una maravillosa circunscripción parcial de la vida...". Hemos visto
cómo en la historia del espíritu humano el hombre vuelve de continuo a verse en soledad, es decir, que se encuentra solo
frente a un mundo que se ha hecho extraño e inquietante. Este hombre, tal como se nos apresenta en Agustín, Pascal y
Kierkegaar, busca una figura del ser no incardinada en el mundo, una figura divina del ser com la que él, en su soledad,
puede entrar en tratos; extiende sus brazos, a través del mundo, en pos de esta figura. Esta experiencia se halla al fondo de
la frase de Nietzsche: "Dios há muerto". Ésta es la situación que sirve de base a la filosofía de Heidegger.
Continuando su interpretación de todos estos autores Buber dice: "El hombre puede llegar a su propia Existencia
unicamente si la relación total con su situación se tiñe de carácter existencial, es decir, si todos los modos de sus relaciones
en la vida se hacen esenciales". La teoría de Heidegger es importante como exposición de las relaciones entre diferentes
esencias abstraídas de la vida humana, pero no es válida para la vida humana y para su compreensión antropológica,
aunque para ello nos ofrezca preciosas indicaciones. El autor finaliza: "Pero el hombre de Heidegger ha dado un gran paso
decisivo, desde Kierkegaard, en dirección al abismo, donde ya asoma la nada".
En "La doctrina de Scheler", Martin Buber comienza con una impecable constatación: "Scheler caracteriza com nitidez la
situación antropológica inicial de nuestro tiempo", para logo em seguida destacar a seguinte afimação deste autor: "Somos
la primera época en que el hombre se ha hecho problemático, de manera completa y sin resquicio, ya que, además de no
saber lo que es, sabe, también, que no sabe".
Scheler no trata, como Heidegger, de abstraerse de la concreción del hombre entero, tal como se da, para pasar a
considerar únicamente su Existencia, es decir, su relación com su proprio ser como lo único metafísicamente esencial. Le
interesa la concretización íntegra del hombre.
Buber afirma que todo descubrimiento filosófico consiste en destapar algo oculto por los velos fabricados com hilos de miles
de teorías. Pero hay que ver si Scheler ha empleado com todo rigor el método que preconiza en sus estudios
antropológicos. Scheler deja que en su estudio del hombre real interfiera una metafísica que, aunque ha sido elaborada por
él y tiene un valor proprio, se halla, sin embargo, profundamente influida por Hegel y Niezsche, por mucho que trate
Scheler, de deshacerse de su impronta. Partiendo de aquí es como hay que entender la matafísica de Scheler, que ha
condicionado en alto grado su antropología en su forma última en la que se habla del "fundamento de las cosas". En modo
alguno hay que confundir el supuesto fundamental de la metafísica de Scheler con la teoría de Heidegger acerca del tiempo
como esencia de la Existencia humana y, com ello, de la existencia en general. Sheler llegó a esta metafísica suya tardía
después de un período de catolicismo en que profesó el teísmo. Heidegger también procede de las proximidades del mismo
teísmo cristiano, pero en tanto que él no hace más que distanciarse del teísmo, Scheler rompe abiertamente con este.
Según Scheler el ser protoente, el fundamento del mundo, tiene dos atributos, el espíritu y el ímpetu. Para Scheler radica en
esta dualidad la esencia del ser absoluto. Cuando, en Spinoza, nos volvemos del mundo a aquello que no es mundo,
encontramos el sentimiento de una plenitud inabarcable, sobrecogedora, mientras que en Scheler, al hacer la misma
operación, tropezamos com el sentimiento de una pobrísima abstracción, sí, com la sensación de vacío. Pero todavía en
outro punto importante se distingue Scheler de Spinoza. Al segundo de sus atributos no lo designa, como Spinoza, com un
término estático, como extensión, corporeidad, materialidad, sino com la designación, dinámica de ímpetu. Para la
comprensión de su pensamiento, dice Scheler que el atributo espíritu del fundamento del ser podía ser designado, también,
como deidades dentro de ese fundamento. Sólo que en el pensamiento de Scheler ambos dioses se han convertido en
atributos de un único fundamento del mundo. Esta noción scheleriana de fundamento del mundo nos remite, más allá de las
influencias filosóficas en que se inspira, su origen en la complexión anímica de nuestra época. Las tesis fundamentales de
Scheler, que se pueden compreender muy bien sobre la base de la experiencia que del espíritu, en su pura forma, está
desprovisto do todo poder. La concepción que tiene Scheler del fundamento del mundo requiere, precisamente, una
sobrepotencia original del espíritu, una potencia tan fuerte que es capaz de frenar y desenfrenar todas las fuerzas
dinámicas com las que marcha el mundo. Dice Scheler que ante su tesis de la impotencia original del espíritu se disipa la
idea de una creación de la nada. En el hombre, dice Scheler, se hace patente el atributo espiritual del ente "en la unidad
concentrada de la persona que se recoge en sí misma".
Scheler describe este proceso de modo que el espíritu empienza dirigiendo la voluntad, presentándole las ideas y los
valores que deben ser realizados; la voluntad mata de hambre a los impulsos instintivos, interceptándoles las
representaciones de que habrían menester para llegar a una acción instintiva. Scheler trata de hacernos patente la
peculiaridad del espíritu, como un bien específico del hombre, a diferencia de la inteligencia técnica que el hombre comparte
com los animales, serviéndose del acto de ideacción.
En su primer ensayo antropológico que procede de su período teísta Scheler hace comenzar al verdadero hombre en el
"buscador de Dios". Entre el homo faber y el hombre que comienza a ir más allá de sí mismo y a buscar a Dios, existe una
diferencia esencial. En sus últimos ensayos antropológicos, a los que ya no sirve de base el teísmo sino esa idea de un
Dios en devenir, en lugar del hombre religioso tenemos al filósofo.
El hombre no es, por lo tanto, un ser en reposo, un factum, sino una posible dirección del proceso. Según Scheler, la
determinación fundamental de un ser espiritual es su desprendibilidad existencial de lo orgánico, de la vida, y de todo lo que
pertenece a la vida. Frente a la opinión de Scheler hay que decir que el espíritu es, en su origen, pura potencia, el poder del
hombre para captar el mundo en imagen, en música y en concepto, gracias a una íntima participación en él y a una lucha,
también, com él, como si dijéramos, cuerpo a cuerpo. La impotencia del espíritu, que Scheler considera como original, es
siempre circunstancia acompañante de la desintegración de la comunidad. Scheler considera como la deferencia
fundamental entre el hombre y el animal, sino arrancando de la peculiaridad de sus relaciones com las cosas y los seres.
Finalizando esta excelente obra filosófica, Martin Buber, brinda al lector con el capítulo intitulado "Perspectivas". Al
pensamiento humano se le plantea una tarea nueva con referencia a la vida. Porque exige que el hombre que quiera
conocerce a sí mismo se sobreponga a la tensión de la soledad y a la llaga viva de su problemática para que entre, a pesar
de todo , en una vida renovada con su mundo y se ponga a pensar a partir de esta situación. La crítica del método
individualista suele partir, generalmente, de la tendencia colectivista. El individualismo no ve al hombre más que en relación
consigo mismo, pero el colectivismo no ve al hombre, no ve más que la sociedad. Ambas concepciones de la vida, el
individualismo moderno y el colectivismo moderno, por muy diferentes que sus otras causas puedan ser, son, en lo
esencial, el resultado a la manifestación de una situación humana pareja, sólo que en etapas diferentes.
En el individualismo la persona humana se empeña en afirmar esta situación. La Segunda reacción, el colectivismo, se
produce en lo esencial como consecuencia del fracaso de la primera. La persona humana pretende esta vez sustraer su
destino a la soledad, tratando de sumergirse por completo en uno de los modernos grupos compactos. El colectivismo
moderno es la última barrera que ha levantado el hombre antes de encontrarse consigo mismo.
El encuentro del hombre consigo mismo, solo posible y, al mismo tiempo, inevitable, una vez acabado el reinado de la
imaginación y de la ilusión, no podrá verificarse sino como encuentro del individuo com sus compañeros, y tendrá que
realizar-se así. Por mucho que crea o pretenda creer que se está afirmando como persona en el ser. En el colectivismo, al
renunciar a esa decisión y resolución personal directa, renuncia a sí misma. En ambos casos, es incapaz de irrumpir en el
outro: sólo entre personas auténticas se da una relación auténtica. Estoy hablando de acciones vivas, pero la única manera
de traerlas a la vida es por medio del conocimiento vivo. Su primer paso há de consistir en desbaratar una falsa alternativa
que ha abrumado al pensamiento de nuestra época, la alternativa entre individualismo y colectivismo. Para la ciencia
filosófica del hombre, esta realidad nos ofrece el punto, por un lado, hacia una compreensión nueva de la persona y, por
otro, hacia una comprensión nueva de la comunidad. Su objeto central no lo constituye ni el individuo ni la colectividad sino
el hombre con el hombre.
Y por fin, la ciencia filosófica del hombre, que abarca la antropología y la sociología, tiene que partir de la consideración de
este objeto: el hombre con el hombre. Ahora podemos dirigirnos al individuo y reconocer como el hombre según sus
posibilidades de relación; podemos dirigirnos a la colectividad y reconocerla como el hombre según su plenitud de relación.
Podemos aproximarnos la respuesta de la pregunta "¿Qué es el hombre? Si acertamos a comprenderlo como el ser en
cuya dialógica, en cuyo "estar-dos-en-reciproca-presencia"se realiza y se reconoce cada vez el encuentro del "uno" com el
"otro".

2. Comentarios del tema y de la obra

Una de las maneras de buscar la respuesta a la difícil pregunta ¿Qué es el hombre?, propuesta por Martin Buber, es tentar
comparar las definiciones de hombre que los pensadores dieran de los primórdios hasta nuestros dias.
Las definiciones de hombre pueden ser agrupadas sobre los siguientes títulos: I. Definiciones que se valen del confronto
entre hombre y Dios; II. Definiciones que expresan una característica o una capacidad propia del hombre.; III. Definiciones
que expresan la capacidad de autoprojetar-se como propia del hombre.
Las definiciones del primer grupo son de naturaleza religiosa y teológica, pero también pueden ser encontradas en doctrinas
que nada tienen de religioso y teológico. Cualquier definición de ese género basease en la expresión del Génesis: "Y Dios
dise: hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza" (Gén., I, 26). Esta expresión servia frecuentemente de punto de
partida para especulaciones sobre el alma, especialmente sobre suas divisiones: en realidad, ella es la definición explícita
del hombre y, como tal, fue considerada por los teólogos de la Reforma. Por otro lado, Aristóteles, al tratar de la vida
contemplativa, habló de un "elemento divino" del hombre, que, en la misma medida en que excede en el todo que constituye
el hombre, vuelve el hombre virtuoso y bien-aventurado (Et. Nic., X, 6, 1177b 26). Pero ese tipo de definición del hombre en
la tradición filosófica tubo como inspiración constante la Biblia. Verian el hombre como imagen de Dios: Calvino (Institutie, I,
15, 8) e Zwínglio (Deutsche Schrifter, I, 56). Através de las ricas amplificaciones de Jacob Boehme (cf., p. Ex., Aurora oder
die Morgenröthe im Aufgang, VI, I), ese concecto pasó para la filosofia romántica alemana. Spinoza decia que "la esencia
del hombre es constituída por ciertas modificaciones de los atributos de Dios" (Et., II, 10. Corol.). En las lecciones sobre la
"Destrucción del douto", en 1794, Fichte apuntaba como tarea del hombre adecuarse a la unidad y a la inmutabilidad del Yo
absoluto, segun la máxima "actua de tal voluntad una ley eterna para ti" (Über die Bestimmung des Gelehrten, 1794, I). Pero
el Yo absoluto es el principio o la substancia del hombre, y su unidad y su inmutabilidad son apenas la unidad y la
inmutabilidad de Dios, de tal forma que la mejor manera de expresar la doctrina de Fichte a ese respecto es que el hombre,
en su principio ideal, es Dios y deve esforzarse por tornarse tal. Analogamente, para Hegel el hombre es esencialmente
Espíritu y el Espíritu es Dios. Dice: "Concuanto considerado finito por si mismo, el hombre es tambien imagem de Dios y
fuente de la infinidad en si mismo, pues es el fin de si mismo y tiene en si mismo el valor infinito y la destinación para la
eternidad" (Phlosophie der Geschichte, ed. Gloekner, p. 427). Hegel define cristianismo como la posición de la "unidad del
hombre y de Dios" (Ibid., p. 416). En esas definiciones de hombre, la relación del hombre con Dios es vista de forma
positiva.
Pero esa relación puede ser vista de modo negativo o invertido, permaneciendo substancialmente la misma. Feuerbach, por
ejemplo, dice que el hombre se revela y se define en su concepto de Dios. "El ser absoluto, el Dios del hombre, es el ser del
hombre", dice él (Wesen des Christentum, § 1). Aquello que el hombre piensa de Dios es la definición de hombre:
"¿Piensas infinito? Entonces piensas y afirmas la infinidad del poder del pensamiento. ¿Sientes el infinito? Sientes y afirmas
la infinidad del poder del sentimiento" (ibid.). Las tesis de existencia o inexistencia de Dios no influye en esas definiciones
de hombre, que se anclan al confronto entre el hombre y Dios. Así, en Nietzsche, después de la proclamación de que "Dios
murrió", Zaratustra anuncia el "Super hombre", como aquello que está más alla del hombre. "La grandeza del hombre está
en el hecho de que él es puente y no fin: lo que puede hacerlo amar es el hecho de ser él un pasage y un acaso" (Also
sprach Zarathustra, Prol., § 4). En sentido análogo al de Feuerbach y Nietzsche, pero acregado de fracaso al cual el hombre
está destinado, Sartre dise: "Si el hombre posee una comprensión pré-ontológica del ser de Dios, ella no le fuei conferida
por los grandes espectáculos de la naturaleza ni por el poderio de la sociedad: pero Dios, valor y objetivo supremo de la
transcendencia, representa el límite permanente a partir del cual el hombre se anuncia aquello que él es. Ser hombre es
tender para Dios; o, si así prefirieren, el hombre es fundamentalmente deseo de ser Dios" (L'être et le néant, pp. 653-54).
Las definiciones del segundo grupo, expresan una característica o una capacidad atribuida al hombre y son numerosas; la
primera y más famosa es la definición de hombre como "animal racional". Esa definición expresa bien el punto de vista del
Iluminismo griego y el espíritu de las filosofias de Platón y Aristóteles.
Pero no se encuentra explicitamente en Platón, que tendria dicho solamente que el hombre es animal "capaz de ciência"
(Def., 415a), determinación que Aristóteles repite, considerandola como peculiaridad del hombre (Top., V, 4, 133 a 20). Pero
en "Política" Aristóteles afirma que "el hombre es el único animal que posee razón", y que razón sirve para indicarle el útil y
el pernicioso, portanto también el justo y el injusto (Pol., I, 2, 1253a 9; cf. VII, 13, 1382b, 5). Acepta por los estóicos (Sexto
Empírico, Pirr. Hyp., II,26; J. Stobeo, Ecl., II, 132), esa definición volverse clásica y a ella recorren habitualmente los
escritores medievales (cf., por ejemplo, S. Tomás, S, Th., II, 1, q. 71, a. 2; II,2, q. 34, a. 5). Es esa la única definición que
penetró en la cultura común, y los filósofos también se refieren a ella para introduzir variaciones que se reunen como el
sentido específico que den a la palabra razón. Por ejemplo, la definición de Rosmini, "el hombre es un sujeto animal dotado
de la intuición del ser ideal indeterminado" (Antropologia, § 23), expresa la misma cosa que la definición tradicional, porque,
para Rosmini, la "percepción del ser ideal indeterminado" es la razón (Nuovo saggio, § 396). La definición de De Bonald,
famosa por algún tiempo, "el hombre es una inteligencia servida por órganos" (Euvres,1864,I, p. 41; III, p.149), también
nada más es que uma paráfrasi de la definición tradicional, por cuanto en ella el "servicio de los órganos" es equivalente a
la "animalidad".
Es aún más famosa la definición de Pascoal, "el hombre nada más es que un junco, el más débil de la naturaleza, más es
un junco pensante" (Pensées, 347), que también puede ser considerada variante de la definición tradicional, en que la
connotación de la fragilidad natural del hombre tomó el lugar de la "animalidad". Por otro lado, Descartes dispensara la
animalidad y reduciera el hombre a pensamiento, como consciencia inmediata: "Para hablar con precisión, soy apenas una
cosa que piensa, un espíritu, un intelecto o una razón" (Méd., II ). Pero, en la definición tradicional, la animalidad servia, por
um lado, para explicar la óbvia limitación de la actividad pensante del hombre y, por otro, para reconocer en el hombre un
ser terrestre o mundano, que necesita de órganos. En sentido cartesiano, Husserl dise: "Si el hombre es un ser racional
(animal rationale), solo lo es en la medida en que toda su humanidad es una humanidad racional, en la medida en que es
latentemente orientado para la razón o abiertamente orientado para la enteléquia que se reveló el guia, conscientemente y
por necesidad esencial, el deber humano" (Krisis, 1954, § 6). La última y más actualizada versión de la antigua definición
dice que el hombre es un animal simbólico, o sea, un animal que habla (Cassirer, Essay On Man, cap. II). Esa
característica, en verdade, estaba presente en el mismo termino griego que significa razón: logos, que es el discurso
racional o la razón que se hace el discurso. En la filosofia contemporanea, esa definición sirve para expresar el poder
condicionante del lenguaje, del comportamiento sígnico en todas las actividades del hombre. Ese poder dificilmente podria
ser exagerado, y la definición en pauta está, con justicia, entre las más difundidas y aceptas en la filosofía contemporanea.
Contodo, no puede ser comprendida sin llevar en cuenta la característica de la autoprojectabilidad, que el tercer grupo de
definiciones atribuye al hombre.
Una segunda y más específica determinación, que ha servido frecuentemente para definir el hombre, es su naturaleza
política, sociable. Ya mencionada por Platón (Def, 415 a), esta determinación es estrechamente ligada por Aristóteles a la
naturaleza racional del hombre. "Quien no puede hacer parte de una comunidad o quien no necesita de nada, bastandose a
si mismo, no es parte de una ciudad, pero es fiera o Dios" (Pol, I, 2, 1253 a 27). Obviamente, para Aristóteles, es estrecha la
conección entre racionalidad y política, pudiendose decir lo mismo de todos aquellos que, después de él, adoctaren la
misma definición. Hobbes, que combatia esa definición, interpretabala como si significase: "El hombre está apto, desde el
nascimiento, a vivir en sociedad"; afirmaba que, en ese sentido, ella es falsa, porque el hombre solo se torna apto para la
vida social gracias a la educación (De cive, I, 2 e nota). Pero el significado más obvio desa definición es que el hombre no
puede dejar de vivir en sociedad; en ese sentido, ni mismo Hobbes duda de sua fundamental exactitud. No entanto, esa
definición no fue propuesta para determinar la naturaleza del hombre en sua totalidad.
Quien tiene pretensiones de expresar la totalidad del hombre es Bergson: "Si pudiésemos desvestirnos de nuestro orgullo,
si, para definir nuestra especie, nos ativiésemos estrictamente a aquello que la historia y la pré-historia nos apresentan
como característica constante del hombre y de la inteligencia, talvez no disiésemos Homo sapiens, pero Homo faber. En
conclusión, la inteligencia, considerada en aquello que parece ser su tarea original, es la facultad de fabricar objetos
artificiales, particularmente utensílios para hacer utensílios, y de variar indefinidamente la fabricación de ellos" (Évol. créatr.,
8ª ed., 1911, p. 151). En realidad, sin embargo, el proprio Bergson admite que en torno de la inteligencia hay um "halo",
considerado posible el retorno de la inteligencia al instinto, por medio de la intuición: eso deberia significar que el hombre no
es apenas un Homo faber.
El tercer grupo de definiciones, como ya fue mencionado, comprende las que interpretan el hombre como posibilidad de
auto proyección. Casi todas las definiciones del segundo grupo, mismo partiendo de una única determinación del hombre,
considerada própria y fundamental, interpretanla, explícita ou implicitamente, como posibilidad, como capacidad o
disposición. Al defender la definición del hombre como animal racional, Leibniz observa el hecho de los idiotas carecieren
da la razón no es una objeción contra ella: basta que ellos mismo que apenas con su cuerpo, muestren un indicio de
racionalidad (Nouv. Ess., III, 6, 22).
Pero en , realidade, yá en Aristóteles está suficientemente claro que la razón es una posibilidad o capacidad de juicio, no
una determinación necesitante, que solamente a ese título constituye la definición del hombre. El carácter indeterminado del
hombre talvez estiviese disfrasado en la expresión de Demócrito: "El hombre es aquello que todos nosotros sabemos" (Fr.
165, Diels ), pero está claramente expreso en las especulaciones de los neoplatónicos de la Antigüidade y del
Renascimiento sobre la "naturaleza media" o "central" del hombre. Platino yá afirmaba a este propósito: "El lugar del
hombre es en el medio, entre los deuses y los animales ; algunas vezes tiende para unos, algunas vezes para otros;
algunos hombres se asemejan a los dioses; otros, a las fieras; la mayoria se queda en el medio" (Enn; III, 2, 8). Ese
pensamiento fue ilustrado en el siglo IX por Scotus Erigena: "No fue sin razón que el hombre fue denominado oficina de
todas las criaturas: de hecho, todas las criaturas están en él contenidas.
Él entiende como el anjel, raciocina como el hombre, siente como el animal irracional, vive como un germen, se constituye
de alma y cuerpo y no está exento de cosa alguna creada" (De divis. Nat., III, 37). Esos pensamientos son repetidos del
Renascimento por Nicolau de Cusa (De visione Dei, 6; Excitationis, V; De ludo globi, II) y por Marsílio Ficino (Theol. Plat., III,
2), y ambos los transfieren para el alma del hombre; Ficino llama el alma de cópula del mundo pero están expresos de
manera clásica en la oración "De hominis dignitate", de Pico della Mirandola, en que Dios dice: "No te di, Adán, un lugar
determinado, un aspecto proprio ni prerrogativa alguna, porque ese lugar, ese aspecto y esas prerrogativas que vengas a
desear, todo segun tú voluntad y tú discernimiento, debes obtener y conservar. La naturaleza limitada de los otros está
contenida en leyes por mi prescritas. Tú determinarás las tuyas sin seres impedido por barrerras, segun tu arbítrio, a cuyo
poder te confié. - Te puse en el medio del mundo, para que de allá avistases todo lo que en él existe.
No te hice celeste ni terreno, mortal en inmortal, para que, como libre y soberano artífice de ti mismo, te plasmases y
esculpieses en la forma que mejor te aprobase. Poderás degenerar para las cosas inferiores; poderás, segun tu deseo,
regenerarte en las cosas superiores, que son divinas" (De hom. dign., f. 131 r). Con certeza, la ilimitada capacidad de auto
projección del hombre nunca más fou exaltada con tanta elocuencia y con optimismo tan confiante cuanto en esta página de
Pico della Mirandola. Todabia, el concepto iluminista de hombre como razón projetante, limitada e impedida, pero eficaz,
puede ser considerado decorriente del concepto renascientista del hombre.
Kant decia: "Ninguna criatura, la razón es el poder de entender además de los instintos naturales las normas y los fines de
uso de todas sus actividades; ella no conoce limites para seus desígnios. Sin embargo, la razón no actua instintivamente,
pero por tentativas, como el ejercicio y aprendiendo, para llevarse poco a poco y pasar de un grado de conocimiento a otro"
(Idee zu einer allgemeinen Geschichte in Weltbürgerlicher Absicht, 1784, tese II). Kant juzga, portanto, que solamente
através de la historia de la especie humana en la tierra el hombre realiza su naturaleza, que es la libertad de
autoprojectarse con la razón, especialmente de projectar para si una sociedad civilizada fundamentada totalmente en el
derecho. Esas ideas expresan bien el punto de vista del iluminismo, al cual el propio Kant las atribuye. Con mayor clareza
aún, Kant asi describía el carácter de la especie humana: "Para poder atribuir al hombre su lugar en el sistema de la
naturaleza viva y asi caracterizarlo, solo resta decir que él tiene el carácter que él mismo hace, porcuanto sabe
aperfeccionarse segun los fines por él mismo creados; por iso, de animal capaz de raciocinar (animal rationabile), puede
convertirse solo en animal que raciocina (animal rationale)" (Antr., II, e).
En la filosofía contemporanea, ese concepto de hombre fue heredado por el existencialismo y por el instrumentalismo
americano. Por un lado, ellos frisan que el hombre es aquello que él mismo puede y quiere tornarse, y por eso es
constantemente problema para si mismo y solución para ese problema, que proyecta continuamente seu modo de ser o de
vivir y que este proyecto pasa a constituir, en algún grado o medida, su modo de ser o de vivir efectivo. Por otro lado,
ambas corrientes reconocen las limitaciones de esa posibilidad de projectar, que actuan especialmente en el hecho de que,
en cierta medida, cada projecto ya encuentra como datos (como relativamente no modificables) los elementos que utiliza,
que todo lo que él puede proyectar para el futuro ya fue, de cualquier modo o forma, en el pasado, y que, portanto, el
pasado condiciona, en ciertos limites (considerados más o menos amplios), el futuro del hombre. Es en este sentido que
Heidegger dise que el proyecto es el modo de ser fundamental del hombre (Sein und Zeit, § 31) y Sartre dijo de un proyecto
fundamental del mundo (L'être et le néant, p. 540).
En el mismo sentido, John Dewey dijo de la mutabilidad de la naturaleza humana y de los llamados instintos o impulsos
fundamentales (Human Nature and Conduct, pp. 95 ss.; 106 ss.). Heidegger insistió también sobre la limitación de la
posibilidad de proyectar, una vez que todo proyecto incidiría y se achataría en aquello que ya fue, en eso consistiendo la
facticidad del hombre. Sartre insistió en la libertad absoluta de la posibilidad de proyectar y consideró puramente arbitraria o
gratuita la selección de un proyecto cualquier (L'être et le néant, p. 721). Por otro lado, Dewey retomó el concepto iluminista
de racionalidad (que es al mismo tiempo condicionamiento y libertad) de los proyectos humanos, y el existencialismo
positivo dio énfasis a los mismos caracteres de auto- proyección (cf. Abbagnano, Possibilità e libertà, 1956, I, 7; II, 3; etc.).
Por otra parte, hoy parece que hasta los biólogos compartillan de esa concepción. G. G. Simpson dice: "El hombre puede
optar por desenvolver sus capacidades como animal superior y tentar erguirse todavía más, o su selección puede ser otra.
La selección es responsabilidad suya y apenas suya. No existe automatismo que lo lleve sin selección o esfuerzo, ni existe
una tendencia unilateral en la dirección cierta. La evolución no tiene objetivos; el hombre debe dar objetivos a si mismo"
(The Meaning of Evolution, 6ª ed., 1952, p. 310).

3. Conclusión

¿Que es el hombre? Efectivamente es una pregunta que inquieta los pensadores desde a muy tiempo. Diferentes
entendimientos ya fueron colocados por estés estudiosos, pero, la antropología hace con que estés que buscan esta
respuesta lleguen al menos a uno consenso, que se puede llamar de universal: la importancia indiscutible del tema.
Estés pensadores ofrecen una serie de imagines del hombre, imagines que frecuentemente suscitaran grandes interés
como los abajo:



          Hombre económico: Marx
          Hombre instintivo: Freud
          Hombre angustiado: Kierkegaad
          Hombre utópico: Bloch
          Hombre ex-intente: Heidegger
          Hombre fallibel: Ricoeur
          Hombre hermenéutico: Gadamer
          Hombre problemático: Marcel
          Hombre cultural: Gehlen
          Hombre religioso: Luckmann



Hasta que Kant, no puso en duda la posibilidad de una investigación metafísica de las cosas, no había aparecido una
sospecha sobre la legitimidad de un estudio del hombre de carácter filosófico. Hoy después del empujón dado por el autor
de la Crítica de la Razón Pura, en la especulación sobre la "cosa en si", esa legitimidad no es nas tenida como dada. Antes,
muchos se preguntan si la investigación filosófica del hombre no es superflua; se no bastan las disciplinas científicas, las
varias antropologías experimentales para hacernos conocer quien es lo hombre. Pero, dada la legitimidad y la necesidad de
una antropología filosófica no fue hasta ahora dicha la última palabra sobre la su posibilidad; antes ella permanece por ser
demostrada.
Su posibilidad, como fue visto, fue contestada desde cuando Kant dio valor teórico solamente para las ciencias matemáticas
y físicas. Este dogma kantiano encuentra hasta ahora apoyo de numerosos estudiosos, los cuais sustentan que no se
puede dar otra forma al saber que no sea o científico y ninguna otra forma de la verdad que no aquella descubierta por el
ciencia.
El problema del método de la antropología filosófica fue lo centro de muchas discusiones en este siglo. Surgirán entonces
variadas propuestas. Hussel indicó el método fenomenológico, Heidegger y en general todos los existencialistas seguirán
no y usaran el método hermenéutico; Fabro lo método de la introspección; Barbotin, de la comprensión; Boros, lo método
fenomenológico-transcendental; Marcel, la reflexión transcendental; Polanyi, lo método de la validad; Lévi-Strauss, el
método estructural.
Mondin dice: "Para poder afrontar, por lo tanto, objetivamente el problema de el hombre, es necesario librarse antes de todo
el estés presupuestos, que fueron destilados dentro de nosotros por lo nuestro ambiente, por las nuestras inclinación, por la
nuestra cultura". Richard Dawkins decía: por los nuestros "memes".
San Tomás nosotros advertía: "Conocer la alma es algo extremamente difícil y sólo se llega allá a través de uno raciocinio
que procede de los objetivos y se conduje para los actos, y de los actos para las facultad".

Contenu connexe

Tendances

Giovanni pico della mirándola
Giovanni pico della mirándolaGiovanni pico della mirándola
Giovanni pico della mirándolarule_91
 
Las Cinco Vías Demonstraciòn de la Existencia de Dios Santo Tomás
Las  Cinco  Vías Demonstraciòn  de la  Existencia  de  Dios   Santo  TomásLas  Cinco  Vías Demonstraciòn  de la  Existencia  de  Dios   Santo  Tomás
Las Cinco Vías Demonstraciòn de la Existencia de Dios Santo TomásClínica de Asma y Alergia
 
Idealismo trascendental
Idealismo trascendentalIdealismo trascendental
Idealismo trascendentalrafael felix
 
Socrates Y La Sofistica
Socrates Y La SofisticaSocrates Y La Sofistica
Socrates Y La Sofisticaflu
 
Cuadro comparativo edades filosofía 10° colcastro 2014
Cuadro comparativo edades filosofía 10° colcastro 2014Cuadro comparativo edades filosofía 10° colcastro 2014
Cuadro comparativo edades filosofía 10° colcastro 2014CARLOS HUMBERTO PEDRAZA BLANCO
 
Introducción a la teologia fundamental
Introducción a la teologia fundamentalIntroducción a la teologia fundamental
Introducción a la teologia fundamentalNelson Antonio Acevedo
 
El Existencialismo
El ExistencialismoEl Existencialismo
El Existencialismolubarragan
 
Antropologia Filosofica
Antropologia FilosoficaAntropologia Filosofica
Antropologia Filosoficarafael felix
 
Nietzsche. Vida y Pensamiento
Nietzsche. Vida y PensamientoNietzsche. Vida y Pensamiento
Nietzsche. Vida y PensamientoYolanda Vega
 
Platon teoria de las ideas
Platon  teoria de las ideasPlaton  teoria de las ideas
Platon teoria de las ideaslicorsa
 
Problemas filosoficos
Problemas filosoficosProblemas filosoficos
Problemas filosoficosAndres Jara
 
Presentacion Power Point
Presentacion Power PointPresentacion Power Point
Presentacion Power Pointerikss703
 
Agustín de Hipona
Agustín de HiponaAgustín de Hipona
Agustín de Hiponaminervagigia
 

Tendances (20)

Giovanni pico della mirándola
Giovanni pico della mirándolaGiovanni pico della mirándola
Giovanni pico della mirándola
 
Las Cinco Vías Demonstraciòn de la Existencia de Dios Santo Tomás
Las  Cinco  Vías Demonstraciòn  de la  Existencia  de  Dios   Santo  TomásLas  Cinco  Vías Demonstraciòn  de la  Existencia  de  Dios   Santo  Tomás
Las Cinco Vías Demonstraciòn de la Existencia de Dios Santo Tomás
 
Idealismo trascendental
Idealismo trascendentalIdealismo trascendental
Idealismo trascendental
 
Metafisica1
Metafisica1Metafisica1
Metafisica1
 
Socrates Y La Sofistica
Socrates Y La SofisticaSocrates Y La Sofistica
Socrates Y La Sofistica
 
Cuadro comparativo edades filosofía 10° colcastro 2014
Cuadro comparativo edades filosofía 10° colcastro 2014Cuadro comparativo edades filosofía 10° colcastro 2014
Cuadro comparativo edades filosofía 10° colcastro 2014
 
Platon
PlatonPlaton
Platon
 
El hombre como problema
El hombre como problemaEl hombre como problema
El hombre como problema
 
Introducción a la teologia fundamental
Introducción a la teologia fundamentalIntroducción a la teologia fundamental
Introducción a la teologia fundamental
 
El Existencialismo
El ExistencialismoEl Existencialismo
El Existencialismo
 
Platón presentación
Platón presentaciónPlatón presentación
Platón presentación
 
Antropologia Filosofica
Antropologia FilosoficaAntropologia Filosofica
Antropologia Filosofica
 
Cuadro sinoptico de teologia m.e.
Cuadro sinoptico de teologia m.e.Cuadro sinoptico de teologia m.e.
Cuadro sinoptico de teologia m.e.
 
Nietzsche. Vida y Pensamiento
Nietzsche. Vida y PensamientoNietzsche. Vida y Pensamiento
Nietzsche. Vida y Pensamiento
 
Platon teoria de las ideas
Platon  teoria de las ideasPlaton  teoria de las ideas
Platon teoria de las ideas
 
Kant
KantKant
Kant
 
Cosmologia y cosmogonía
Cosmologia y cosmogoníaCosmologia y cosmogonía
Cosmologia y cosmogonía
 
Problemas filosoficos
Problemas filosoficosProblemas filosoficos
Problemas filosoficos
 
Presentacion Power Point
Presentacion Power PointPresentacion Power Point
Presentacion Power Point
 
Agustín de Hipona
Agustín de HiponaAgustín de Hipona
Agustín de Hipona
 

En vedette

Filosofía de Levinas
Filosofía de LevinasFilosofía de Levinas
Filosofía de LevinasZulay Garzón
 
Antropologia cristiana
Antropologia cristianaAntropologia cristiana
Antropologia cristianaAndres Ocampo
 
TEORÍA DIALÓGICA DE LA EDUCACIÓN
TEORÍA DIALÓGICA DE LA EDUCACIÓNTEORÍA DIALÓGICA DE LA EDUCACIÓN
TEORÍA DIALÓGICA DE LA EDUCACIÓNMCarorivero
 
Emmanuel Levinas, etica, diálogo, el otro, el rostro
Emmanuel Levinas, etica, diálogo, el otro, el rostroEmmanuel Levinas, etica, diálogo, el otro, el rostro
Emmanuel Levinas, etica, diálogo, el otro, el rostroGerardo Viau Mollinedo
 
Adorno television y cultura de masas
Adorno   television y cultura de masasAdorno   television y cultura de masas
Adorno television y cultura de masasleizaly
 
Sintesis De La Biblia
Sintesis De La BibliaSintesis De La Biblia
Sintesis De La Bibliaantso
 
Martin Buber y la filosofia del dialogo
Martin Buber y la filosofia del dialogoMartin Buber y la filosofia del dialogo
Martin Buber y la filosofia del dialogoGerardo Viau Mollinedo
 
Emmanuel lévinas copia
Emmanuel lévinas copiaEmmanuel lévinas copia
Emmanuel lévinas copiaDoris Lopera
 
Teología bíblica y sistemática
Teología bíblica y sistemáticaTeología bíblica y sistemática
Teología bíblica y sistemáticaRafael Suarez
 
T5 panorama filosofia edad medieval por moy
T5 panorama filosofia edad medieval por moyT5 panorama filosofia edad medieval por moy
T5 panorama filosofia edad medieval por moyMoysés
 
Filosofia contemporanea
Filosofia contemporaneaFilosofia contemporanea
Filosofia contemporaneaYese Ariza
 

En vedette (20)

Filosofía de Levinas
Filosofía de LevinasFilosofía de Levinas
Filosofía de Levinas
 
Introduccion a la teologia 1
Introduccion a la teologia 1Introduccion a la teologia 1
Introduccion a la teologia 1
 
Relato del pecado original
Relato del pecado originalRelato del pecado original
Relato del pecado original
 
Las consignas
Las consignasLas consignas
Las consignas
 
Entre nosotros - Emmanuel Levinas
Entre nosotros - Emmanuel LevinasEntre nosotros - Emmanuel Levinas
Entre nosotros - Emmanuel Levinas
 
Antropologia cristiana
Antropologia cristianaAntropologia cristiana
Antropologia cristiana
 
Reseña de educar en la alteridad
Reseña de  educar en la alteridadReseña de  educar en la alteridad
Reseña de educar en la alteridad
 
La Caida Humana - Pecado Original
La Caida Humana - Pecado OriginalLa Caida Humana - Pecado Original
La Caida Humana - Pecado Original
 
Introduccion a la teologia 2
Introduccion a la teologia 2Introduccion a la teologia 2
Introduccion a la teologia 2
 
TEORÍA DIALÓGICA DE LA EDUCACIÓN
TEORÍA DIALÓGICA DE LA EDUCACIÓNTEORÍA DIALÓGICA DE LA EDUCACIÓN
TEORÍA DIALÓGICA DE LA EDUCACIÓN
 
Emmanuel Levinas, etica, diálogo, el otro, el rostro
Emmanuel Levinas, etica, diálogo, el otro, el rostroEmmanuel Levinas, etica, diálogo, el otro, el rostro
Emmanuel Levinas, etica, diálogo, el otro, el rostro
 
La muerte del otro
La muerte del otroLa muerte del otro
La muerte del otro
 
Adorno television y cultura de masas
Adorno   television y cultura de masasAdorno   television y cultura de masas
Adorno television y cultura de masas
 
Sintesis De La Biblia
Sintesis De La BibliaSintesis De La Biblia
Sintesis De La Biblia
 
Martin Buber y la filosofia del dialogo
Martin Buber y la filosofia del dialogoMartin Buber y la filosofia del dialogo
Martin Buber y la filosofia del dialogo
 
Emmanuel lévinas copia
Emmanuel lévinas copiaEmmanuel lévinas copia
Emmanuel lévinas copia
 
Teología bíblica y sistemática
Teología bíblica y sistemáticaTeología bíblica y sistemática
Teología bíblica y sistemática
 
Introduccion a la Teologia 3
Introduccion a la Teologia 3Introduccion a la Teologia 3
Introduccion a la Teologia 3
 
T5 panorama filosofia edad medieval por moy
T5 panorama filosofia edad medieval por moyT5 panorama filosofia edad medieval por moy
T5 panorama filosofia edad medieval por moy
 
Filosofia contemporanea
Filosofia contemporaneaFilosofia contemporanea
Filosofia contemporanea
 

Similaire à Buber resumen

Problema antropológico (parte 2)
Problema antropológico (parte 2)Problema antropológico (parte 2)
Problema antropológico (parte 2)joertos
 
Introducción a la antropología fundamental
Introducción a la antropología fundamentalIntroducción a la antropología fundamental
Introducción a la antropología fundamentalfaropaideia
 
U iii max scheler -jean-paul sartre -josé ortega y gasset - friedrich nietzs...
U iii  max scheler -jean-paul sartre -josé ortega y gasset - friedrich nietzs...U iii  max scheler -jean-paul sartre -josé ortega y gasset - friedrich nietzs...
U iii max scheler -jean-paul sartre -josé ortega y gasset - friedrich nietzs...rammsteinruben
 
Neurologia cuantica 2
Neurologia cuantica 2Neurologia cuantica 2
Neurologia cuantica 2Xavi Gasset
 
Del_sentimiento_tragico_de_la_vida-Unamuno_Miguel.pdf
Del_sentimiento_tragico_de_la_vida-Unamuno_Miguel.pdfDel_sentimiento_tragico_de_la_vida-Unamuno_Miguel.pdf
Del_sentimiento_tragico_de_la_vida-Unamuno_Miguel.pdfNoElasQM
 
Antologia y comentario de textos filosoficos. ilustración
Antologia y comentario de textos filosoficos. ilustraciónAntologia y comentario de textos filosoficos. ilustración
Antologia y comentario de textos filosoficos. ilustraciónMaximiliano Benavides Beltrán
 
El gran volatinero Friedrich Wilhelm Nietzsche
El gran volatinero Friedrich Wilhelm NietzscheEl gran volatinero Friedrich Wilhelm Nietzsche
El gran volatinero Friedrich Wilhelm NietzscheFilomatic
 
El idealismo trascendental
El idealismo trascendental El idealismo trascendental
El idealismo trascendental Ana Estela
 
La Dignidad Humana en Kant: valor interno & valor absoluto
La Dignidad Humana en Kant: valor interno & valor absolutoLa Dignidad Humana en Kant: valor interno & valor absoluto
La Dignidad Humana en Kant: valor interno & valor absolutoAntonio Pele
 
Foucault que es la ilustracion
Foucault   que es la ilustracionFoucault   que es la ilustracion
Foucault que es la ilustracionHAV
 
Matrix filosofia y cine
Matrix filosofia y cineMatrix filosofia y cine
Matrix filosofia y cineMaluisse Glez
 

Similaire à Buber resumen (20)

DE ARISTOTELES A KANT.pptx
DE ARISTOTELES A KANT.pptxDE ARISTOTELES A KANT.pptx
DE ARISTOTELES A KANT.pptx
 
C:\Fakepath\1 Las Preguntas De Kant
C:\Fakepath\1 Las Preguntas De KantC:\Fakepath\1 Las Preguntas De Kant
C:\Fakepath\1 Las Preguntas De Kant
 
Las preguntas de Kant
Las preguntas de KantLas preguntas de Kant
Las preguntas de Kant
 
C:\Fakepath\1 Las Preguntas De Kant
C:\Fakepath\1 Las Preguntas De KantC:\Fakepath\1 Las Preguntas De Kant
C:\Fakepath\1 Las Preguntas De Kant
 
C:\Fakepath\1 Las Preguntas De Kant
C:\Fakepath\1 Las Preguntas De KantC:\Fakepath\1 Las Preguntas De Kant
C:\Fakepath\1 Las Preguntas De Kant
 
Primera part1
Primera part1Primera part1
Primera part1
 
Problema antropológico (parte 2)
Problema antropológico (parte 2)Problema antropológico (parte 2)
Problema antropológico (parte 2)
 
Introducción a la antropología fundamental
Introducción a la antropología fundamentalIntroducción a la antropología fundamental
Introducción a la antropología fundamental
 
U iii max scheler -jean-paul sartre -josé ortega y gasset - friedrich nietzs...
U iii  max scheler -jean-paul sartre -josé ortega y gasset - friedrich nietzs...U iii  max scheler -jean-paul sartre -josé ortega y gasset - friedrich nietzs...
U iii max scheler -jean-paul sartre -josé ortega y gasset - friedrich nietzs...
 
Neurologia cuantica 2
Neurologia cuantica 2Neurologia cuantica 2
Neurologia cuantica 2
 
Del_sentimiento_tragico_de_la_vida-Unamuno_Miguel.pdf
Del_sentimiento_tragico_de_la_vida-Unamuno_Miguel.pdfDel_sentimiento_tragico_de_la_vida-Unamuno_Miguel.pdf
Del_sentimiento_tragico_de_la_vida-Unamuno_Miguel.pdf
 
Antologia y comentario de textos filosoficos. ilustración
Antologia y comentario de textos filosoficos. ilustraciónAntologia y comentario de textos filosoficos. ilustración
Antologia y comentario de textos filosoficos. ilustración
 
El gran volatinero Friedrich Wilhelm Nietzsche
El gran volatinero Friedrich Wilhelm NietzscheEl gran volatinero Friedrich Wilhelm Nietzsche
El gran volatinero Friedrich Wilhelm Nietzsche
 
Segunda unidad 2
Segunda unidad 2Segunda unidad 2
Segunda unidad 2
 
El idealismo trascendental
El idealismo trascendental El idealismo trascendental
El idealismo trascendental
 
La Dignidad Humana en Kant: valor interno & valor absoluto
La Dignidad Humana en Kant: valor interno & valor absolutoLa Dignidad Humana en Kant: valor interno & valor absoluto
La Dignidad Humana en Kant: valor interno & valor absoluto
 
Foucault que es la ilustracion
Foucault   que es la ilustracionFoucault   que es la ilustracion
Foucault que es la ilustracion
 
EPOCA MEDIEVAL 2013
EPOCA  MEDIEVAL 2013EPOCA  MEDIEVAL 2013
EPOCA MEDIEVAL 2013
 
Examen De Ortega
Examen De OrtegaExamen De Ortega
Examen De Ortega
 
Matrix filosofia y cine
Matrix filosofia y cineMatrix filosofia y cine
Matrix filosofia y cine
 

Buber resumen

  • 1. 1. Resumen El libro "¿Que es el hombre?" de Martin Buber es dividido en dos partes. La primera que el autor llamó de "Trayectoria de la interrogación", él escribe sobre cuatro temas que son: I. Las preguntas de Kant, II. De Aristóteles a Kant, III. Hegel y Marx e iv. Feuerbach y Nietzche. La sefunda que Buber bactizó de "Los intentos de nuestra época", él también dividió en cuatro grandes temas que son: I. La crisis y su expresión, II. La doctrina de Heidegger, III. La dotrina de Scheler y IV. Perspectivas. Martin Buber inicia su obra citando el jasidismo para mostrar que hace mucho tiempo que se escribe sobre el hombre. Recorre al filósofo frances Melebranche, que ya en 1674 en su obra "De la recherche de la vérité", afirma: "Entre todas las ciencias humanas la del hombre es la más digna de él. Y, sin embargo, no es tal ciencia , entre todas las que poseemos, ni la más cultivada ni la más desarrollada. La mayoria de los hombres la descuidan por completo y aun entre aquellos que se dan a la ciencia, muy pocos hay que se dediquen a ella, y menos todabia quienes la cultiven con éxito". Kant ha sido quien con mayor agudeza ha señalado la tarea propia de una antropología filosófica. En el manual que contiene sus cursos de lógica. Según él, se puede delimitar el cmpo de esta filosofía en sentido universal mediante estas cuatro preguntas: 1. ¿Qué puedo hacer? 2. ¿Qué debo hacer? 3. ¿Qué me cabe esperar? 4. ¿Qué es el hombre?. A la primera pregunta responde la metafísica, a la segunda la moral, a la tercera la religión y a la cuarta la antropología. Buber, recuerda que: "Un filósofo de nuestros dias, Martin Heidegger, que se ha ocupado ( en su Kant und das Problem der Metaphysik, 1929), de esta extraña contradicción, la explica por el caracter indeterminado de la cuestión o pregunta ¿qué sea el hombre?. Sin embargo luego adelante Martin Buber afirma y explica el por que en su modo de pensar "Heidegger ha desplazado el acento de las tres interrogaciones kantianas". Y también como que , en su análisis, la obra de Kant es clara en el siguiente punto: "Y el sentido de la cuarta pregunta, a la que pueden reducirse las tres anteriores, sigue siendo en Kant este: ¿qué tipo de criatura será esta que puede saber, debe hacer y le cabe esperar?". Para Buber, "Kant no ha respondido ni siquiera ha intentado responder a la pregunta que direccionó a la antropología: ¿Qué es el hombre? Desarrolló en sus lecciones una antropología de los siglos XVII y XVIII, tan poco crítica". El autor cree también ser problemático "saber si una disciplina semejante servirá para suministrar un fundamento a la filosofía o como Heidegger, a la metafísica". Cree también que a filosofía puede ser ajudada por diversas disciplinas como, por ejemplo entre otras, la psicología, la estética y la ética. Buber sentencia em seguida: "La antroplogía filosófica no pretende reducir los problemas filosóficos a la existencia humana ni fundar las disciplinas filosóficas, como si dijéramos, desde abajo y no desde arriba. Lo que pretende es, sencillamente, conocer al hombre". Y para Buber la genuina antropología filosófica pretende conocer el hombre en su totalidad, "la totalidad humana". En el capítulo "De Aristóteles a Kant", Martin Buber distingue para sus lectores dos momentos en la historia del espírito humano. "... el hombre vive en el mundo como en su casa, en las otras el mundo es la intemperie". Bernhard Groethuysen (Philisophische Anthropologie,1931), dice com razón, apróposito de Aristóteles, que, com él, el hombre deja de ser problemático, no es para sí mismo más que "un caso", y que cobra consciencia de sí mismo solo como "él" y no como "yo". El hombre es comprendido desde el mundo, pero el mundo no es comprendido desde el hombre. También el mundo de las ideas de Platón es un mundo de los ojos, un mundo de figuras contempladas. Pero es com Aristóteles com quien esa imagen óptica del universo llega a su clara decantación insuperable, como un mundo de cosas, y el hombre es también una cosa entre las del mundo, una especie, objetivamente captable, entre otras muchas, y no ya un forastero, como el hombre de Platón, pues goza de aposento propio en la gran mansión del mundo. El primero que, más de siete siglos después de Aristóteles, plantea originalmente la genuina cuestión antropológica, y en primera persona, es San Agustín. En lugar de las desmoronadas esferas tenemos dos reinos independientes y hóstiles, el de la luz y el de las tinieblas. Ya el hombre no es una cosa entre las demás, ni puede poseer un lugar en el mundo. Como se compone de cuerpo y alma, se halla dividido entre los dos reinos, y es a la vez escenario y trofeo de la lucha. Agustín proviene de la escuela maniquea. Al hombre, ese hombre que él califica de grande profundum, de gran misterio. Esta sorpresa del hombre ante sí mismo, que Agustín reclama en razón de la experiencia de sí mismo, es muy diferente de aquella otra sorpresa en la que Aristóteles, siguiendo a Platón, pone el origen de toda filosofia. El hombre aristotélico se sorprende y maravilla también del hombre, entre otras muchas cosas, pero nada más que como una parte del mundo, que es maravilloso y sorprende en general. El hombre agustiniano se asombra de aquello que en el hombre no se puede comprender como parte del mundo, como una cosa entre las cosas, y como aquella otra sorpresa hace mucho que derivó en filosofar metódico, la suya se presenta como algo muy bonito e inquietante. El esquema de esta imagen del mundo es una cruz cuyo madero vertical es el espacio finito entre cielo e infierno. En torno a este esquema se construye la imagen medieval del mundo. Dante pobló de vida el interior de ese mundo, pintando las vidas de hombres y de espíritus, pero sus perfiles conceptuales fueron trazados por Tomás de Aquino. En la continuación de su pensamiento Buber dice: " Verdad que en el sistema cósmico del de Aquino el hombre representa una especie de índole muy particular, puesto que en él, el alma humana, que es el último de los espíritus, se halla unida sustancialmente com el cuerpo humano, que es la suprema cosa corpórea, de suerte que aparece como el horizonte y línea divisoria entre la naturaleza espiritual y la corporea". El autor recuerda todabia que: "Y en la baja edad Media surge un nuevo tomar en serio al hombre como hombre. Estos pensadores del Renacimiento aseguran que el hombre puede saber, pero les es totalmente ajena todavía la cuestión Kantiana de ¿qué es lo que puede saber?: puede saberlo todo. Ya hemos visto que la pregunta rigorosamente antropológica que alude al hombre en su problemática genuina se deja oír en épocas en que parece como si se rescindiera el pacto primero entre el mundo y el hombre y este se encuentra en ese mundo como un extranjero y un solitario. La imagen cosmológica del mundo de Aristóteles se quiebra desde dentro, porque el alma experimenta com hondura el problema del mal y siente en torno a ella un mundo escendido; la imagen teológica del mundo de Santo Tomás se quiebra desde fuera, porque el mundo se da a conocer como ilimitado. La soledad de Pascal es, en efecto, históricamente posterior a la de San Agustín; es más completa y más difícil de superar. Y de hecho se produce algo nuevo, que no se había presentado nunca: se trabaja en la construcción de una nueva imagen del mundo. Y para finalizar su pensamiento en este capítulo Buber completa: "Es muy posible que el concepto del mundo descubierto
  • 2. por Einstein, desprendido de lo sensible, de los matemáticos, pueda ser accesible alguna vez a la razón natural humana; pero ya no será capaz de dar origen a una nueva imagen del mundo, ni siquiera a una imagen paradójica, como en el caso de Copérnico. El intento mayor de dominar la nueva situación del hombre poscopernicano, tal como nos la trasmite Pascal, se debe a un hombre destinado también a una muerte temprana, y que entró en escena poco después de la muerte de Pascal. Considerado desde el ángulo de nuestro problema, el intento de Spinoza significa que se acepta la infinitude astronómica en forma absoluta y, al mismo tiempo, se le arrebata su carácter inquietante: la extensión, a la que se atribuye esta infinitud, demostrándola, es uno de los infinitos atributos de la sustancia infinita y uno de los dos de que tenemos noticia; el otro es el pensamiento. Kat ha sido el primero en comprender la cuestión antropológica en una forma crítica que ofrecía una respuesta a lo que a Pascal importaba de veras, una respuesta que no iba direccionada metafisicamente al ser del hombre sino, gnoseológicamente, a su relación com el mundo y que, sin embargo, captó los problemas fundamentales. La respuesta de Kant a Pascal se puede formular así: lo que te espanta del mundo, lo que se te enfrenta como el misterio de su espacio y de su tiempo, es el enigma de tu próprio captar el mundo y de tu próprio ser. Tu pregunta ¿Qué es el hombre? Es, por tanto, un problema auténtico para el que tienes que buscar la solución". En "Hegel y Marx", Buber inicia afirmando que la proposição antropológica, en el pensamiento de Hegel, sufre um desvio radical. "... influencia que ha favorecido la desposesión de la persona humana concreta y de la sociedad humana concreta en favor de la razon del mundo, de sus procesos dialécticos y de sus formaciones objetivas". El autor prosigue analisando Hegel aun en su juventud, cuando él acoge el delineamiento antropológico de Kant. Trataba Hegel de avanzar en el problema antropológico más allá de Kant: " En cada hombre están la luz y la vida, él es la propiedad de la luz; y no es iluminado por una luz a la manera de un cuerpo opaco que muestra un esplandor que le es ajeno, sino que se enciende com su propia materia ígnea y su llama le es propia." Hegel no habla en este caso, cosa notable, de un concepto general del hombre sino de "cada hombre", por lo tanto, de la persona real, de la que tiene que arrancar en serio una antropología filosófica genuina. El Hegel sistemático ya no arranca como el jovem Hegel del hombre mismo, sino de la razón del mundo; para él, el hombre no es más que el principio en que la razón del mundo llega a su autoconsciencia plena y, com ello, a su consumación; todas las contradicciones que se dan en la vida y en la historia de los hombres no conducen a la problemática antropológica sino que se explican por una mera "astucia" de que se vale la idea para llegar a su próprio colmo mediante la superación de la contradicción. La cuestión fundamental Kantiana "¿Qué es el hombre? es respondida en forma definitiva, según se pretende, pero, en verdad, há sido opacada como tal cuestión y hasta cancelada. Hegel trata de dotar al hombre com una nueva seguridad, trata de edificarle una nueva mansión cósmica. No es posible edificarla en el espacio copernicano y por eso Hegel la levanta solo en el tiempo, que constituye "la potencia suprema de todo lo que es". En el sistema de Hegel representa, dentro del pensamiento occidental, la tercera gran tantativa de seguridad: después de la cosmológica de Aristóteles y la teológica de Santo Tomás, tenemos la logológica de Hegel. El hombre moderno que, a partir de la revolución copernicana, se sentía invadido por el terror del infinito cuando por la taba en la soledad a la oscura inmensidad, podrá, ahora, encontrar sosiego. La imagen hegeliana del mundo actúa com una fuerza irresistible sobre una época en todos los dominios del espíritu, pero la rebelión surge casi de inmediato y, com ella, se renueva la exigencia de una perspectiva antropológica. En el mundo de Aristóteles, el hombre real de la Antiguidad se sintió hospedado, y lo mismo le ocurrió al cristiano real com el mundo de Santo Tomás; el mundo de Hegel jamás ha sido el mundo real del hombre moderno real. La única excepción la representa una imagen del mundo que se basea en la fe: solo la fuerza de la fe puede experimentar la perfección como algo asegurado, como algo que nos es garantizado por alguien en quien confiamos, en quien confiamos que saldrá fiador de lo que todavía no es nuestro mundo. En el sistema de Hegel, el mesianismo se ha secularizado, es decir, se ha trasladado de la esfera de la fe, en la cual el hombre considera y medita el objeto de su convencimiento. Cierto que en el círculo de las influencias hegelianas nos encontramos com una manisfestación importante que parece contradecir lo que venimos diciendo sobre su relación com el futuro. Me refiero a la teoría de la historia de Marx, que se basea en la dialéctica hegeliana. Lo que Marx pretende ofrecer a los hombres de su tiempo no es una imagen del mundo sino una imagen de la sociedad, mejor dicho: la imagen del camino a través del cual podrá llegar la sociedad humana a su perfeccionamiento. En lugar de la idea o de la razón del mundo hegeliana, tenemos las humanas "relaciones de producción", de cuya transformación resulta la transformación de la sociedad. El mundo del hombre es la sociedad. Mediante esta reducción se logra, en efecto, una seguridad que las más proletarias, por lo menos durante una época, han aceptado e incorporado realmente a sus vidas. El pensamiento no posee el poder de estructurar la vida real del hombre, pero la vida misma sí posee este poder, y el espíritu lo posee cuando reconoce el poder de la vida o vincula su propio poder, que por su índole y acción es diferente, al poder de la vida. En esta su visión del poder de la vida social Marx tiene y no tiene razón. Tiene razón porque, en efecto, es la vida social, como toda vida, la que engendra las fuerzas que podrían renovarla. Pero no tiene razón, por la vida humana, a la que pertenece la social, se diferencia de todos los demás géneros de vida porque en ella quien decide es una fuerza diferente de todas las demás fuerzas. Hegel conertó compulsivamente la trajectoria de los astros y el camino de la historia en una seguridad especulativa. Marx, que se limitó al mundo humano, no le prometió más que una seguridade del futuro que también es dialéctica pero que opera como una seguridad de hecho. En la actualidad, la seguridad en el caos ordenado há sufrido un terrible cambio histórico. Ya se acabó el sosiego, ya asomó un nuevo pánico antropológico y la cuestión acerca de la esencia del hombre se yergue de nuevo ante nosotros com un tamaño y espanto nunca vistos y no ya revestida com ropaje filosófico sino en la cruda desnudez de la existencia. En el inicio del capitulo IV, "Feuerbach y Nietzsche", Martin Buber, aun recorre a Hegel y Marx. "Pero com Marx nos econtramos ya en medio de la rebelión antropopógica contra Hegel. El filosófo que se rebela de esta suerte contra Hegel y de quien hemos de considerar discípulo a Marx, a pesar de todas las diferencias y hasta oposiciones, es Feuerbach. La reducción sociológica de Marx há dido precedida por la reducción antropológica de Feuerbach". "Para comprender debidamente la pugna de Feuerbach com Hegel y la significación que para la antropología tiene esta pugna, lo mejor es arrancar de la cuestión fundamental: ¿Cuál es el comienzo de la filosofía?". A partir de ese fundamento, Hegel puede convertir el desarrollo de la razón del mundo en objeto de la filosofía, sustituyendo así el conocer humano. Este es el punto en que comienza la pugna de Feuerbach. La nueva filosofía - así lo formula en su ensayo programático Los principios de la filosofía del porvenir (1843) - tiene como comienzo suyo " no el espíritu absoluto, es decir, abstracto, no,
  • 3. para decirlo en una palabra, la razón en abstracto, sino el ser real y entero del hombre". Hegel, al asignar su lugar al hombre, sigue el primer relato de la creación, el del primer capítulo del Génesis, la creación de la naturaleza, en el que el hombre es creado por último y colocado en su lugar en el cosmos, pero de suerte que no solo se termina la creación sino que también resulta acabada por su sentido, ya que ha surgido la "imagen de Dios"; Feuerbach sigue el segundo relato de la creación de la historia, donde no hay ningún outro en su centro y dando a cada ser vivo su verdadero nombre. Pero el postulado de Feuerbach no nos lleva más allá del umbral adonde nos había conducido la cuarta pregunta de Kant. No es posible una antropología filosófica si no arranca de la cuestión antropológica. Feuerbach no alude com el hombre que constituye el objeto supremo de la filosofía al hombre como indivíduo; alude al hombre com el hombre, al enlace de yo y tú. Marx no ha acogido en su concepto de la sociedad el elemento de la relación real entre el yo y el tú, realmente diferentes, y por eso ha opuesto a un individualismo ajeno a la realidad un colectivismo no menos irreal. Nietzsche se apoya com mucha mayor fuerza de lo que generalmente se cree en la reducción antropológica de Feuerbach. Avanza mucho más que Feuerbach cuando, en una forma en que no lo había hecho antes ningún pensador, coloca en el centro del estudio del mundo al hombe, y no como Feuerbach al hombre como ser claro y unívoco sino como ser problemático, dotando así a la cuestión antropológica de una fuerza y pasión precedentes. El gran tema de Nietzsche es, propiamente, el problematismo del hombre y este tema le preocupa a lo largo de todos sus ensayos filosóficos. El hombre,como se expresa Nietzsche finalmente en los apuntesque se han agrupado después de su muerte bajo el título de La voluntad de poderío, es "como un embrión del hombre del porvenir", del hombre genuino, de la genuina especie hombre. El hombre de hoy no es "ninguna meta sino un camino, una encrucijada, un puente, una gran promesa". Esto es lo que, según Nietzsche, distingue al hombre de todos los animales: es un animal que puede prometer"esto es, que trata una porción del futuro comoalgoque depende de él y por lo que se pone en juego. El hombre há aprendido a prometer se puede desarrollar la relación contractual particular sobre el deudor, que promete, y el acreedor al que se le promete. Nietzsche nos ha ofrecido una base positiva de su antropología filosófica. Hasta él, el hombre es para la filosofía, en cuanto se interesa por lo antropológico, no ya una mera especie sino una categoria. Pero Nietzsche, influido tan decisivamente por el siglo XVIII que a veces se le podría considerar como un místico de la Ilustración, no reconoce semejante categoría, semejante problema radical. El problema del hombre es, para Kant, un problema límite, esto es, el problema de un ser que pertenece a la naturaleza pero no sólo a ella, un ser instalado en los límites entre la naturaleza y otro reino; para Nietzsche el problema del hombre es un problema marginal, el problema de un ser que salió del interior de la naturaleza y se deslizó hacia su saledizo, hacia el alero peligroso del ser natural donde comienza, no ya el éter del espíritu, como para Kant, sino el abismo vertiginoso de la nada. Nietzsche ha pretendido apasionadamente comprender el hombre a partir del mundo animal; y, sin embargo, no por ello se ha diluido la problemática específica del hombre, pues, por el contrario, se ha hecho más visible que nunca. El hombre que conoce un mundo es el hombre con los hombres. Para la filosofía que sigue a Nietzsche el hombre no es ya una mera especie sino una categoría. La pregunta de Kant "¿Qué es el hombre?" nos ha sido planteada en forma más acuciosa gracias a los apasionados intentos antropológicos de Nietzsche. En la segunda parte de su libro, Matin Buber escribe sobre "Los intentos de nuestra época". El primer capítulo es "La crisis y su expresión". En él, el autor tenta desvendar esta crisis con su brillante análisis. "Es en nuestra época cuando el problema antropológico ha llegado a su madurez, es decir, que ha sido reconocido y tratado como problema filosófico independiente". "El primero es, más que nada, de índole sociológica. Consiste en la disolución progresiva de las viejas formas orgánicas de la convivencia humana directa. Consideramos dentro de ese grupo aquellas comunidades que, cuantitativamente, no son lo bastante grandes. Así tenemos la familia, el gremio, la comunidad aldeana y urbana. Su disolución progresiva es el precio que tenemos que pagar por la emancipación política del hombre que tiene lugar com la Revolución Francesa y por el nacimiento de la sociedad burguesa a que da origem. Podríamos caracterizar el segundo factor como próprio de la historia del espíritu o, mejor, de la historia del alma". El hombre, desde hace un siglo, se halla inmerso, com mayor produndidad cada vez, en una crisis que, sin duda, guarda mucho de común com otras que nos son familiares. El primero há sido el de la técnica. El segundo campo há sido el de la economía y en tercer campo es el de la acción política. Husserl, el creador del método fenomenológico, com el que se han llevado a cabo los dos intentos de antropología filosófica de que voy a ocuparme, el de Martin Heidegger y el de Max Scheler, nunca se ocupó él mismo del problema antropológico en cuanto tal. Los pensadores fenomenólogos de los que voy a ocuparme, especialmente Heidegger, han adoptado, sin duda, la manera de pensar de Kierkegaard, pero después de excluir su supuesto fundamental, sin el cual las ideas de Kierkegaard, en especial las que atañen a la relación entre verdad y existencia, cambian no solo de matiz sino de sentido. En la primera mitad del siglo XIX Kierkegaard, llamó la atención sobre el hecho de que el pensamiento no puede legitimarse a sí mismo sino que esta corroboradora legitimación le viene siempre desde la existencia del hombre que piensa. La crítica que Kierkegaard hace del criatianismo en uso, es una crítica interna; es decir, no mide, como Nietzsche, el cristianismo com el reseio de un supuesto valor superior. Kierkegaard no reconoce fe alguna que no comprometa. La fe es una relación viva com lo creído, una relación viva que abraza la vida entera o, de lo contrario, es irreal. Según lo piensa Kierkegaard y, en general, todo pensador religioso, primordialmente, una relación óntica, es decir, que no sólo afecta a la subjetividad y a la vida del hombre, sino a un ser objetivo, y, en segundo lugar, una relación que, como toda relación objetiva, ofrece dos lados de los que no podemos conocer más que uno, el del hombre. Por primera vez en la historia del pensamiento la metafísica aborda com una fuerza y consecuencia desconocidas lo concreto del hombre vivo. El capíitulo II, de esta segunda parte, "La doctrina de Heidegger" es fundamental para el desarrollo del pensamiento de Buber. "El punto de partida mismo de Heidegger tenemos que preguntarnos si se halla justicado antropologicamente esse desgajar la Existencia de la vida humana real, es decir, si las proporciones que se enuncian sobre la Existencia así apartada, podrán ser consideradas como proposiciones filosóficas sobre el hombre efectivo, y si no ocurrirá que la "pureza química" de este concepto de la Existencia hace imposible la confrontación de la teoría con la realidad a que se refiere". Buber prosigue en su análisis: "Heidegger toma de la realidad de la vida humana ciertas categorías que reconocen su origen y ejercen su jurisdicción en la relación del individuo com lo quen no es él mismo y las aplica a la Existencia en sentido estricto, es decir, a ese comportamiento o actitud del individuo con su propio ser". Más adelante él afirma "Las modificadas categorías de Heidegger nos dan aceso a una maravillosa circunscripción parcial de la vida...". Hemos visto
  • 4. cómo en la historia del espíritu humano el hombre vuelve de continuo a verse en soledad, es decir, que se encuentra solo frente a un mundo que se ha hecho extraño e inquietante. Este hombre, tal como se nos apresenta en Agustín, Pascal y Kierkegaar, busca una figura del ser no incardinada en el mundo, una figura divina del ser com la que él, en su soledad, puede entrar en tratos; extiende sus brazos, a través del mundo, en pos de esta figura. Esta experiencia se halla al fondo de la frase de Nietzsche: "Dios há muerto". Ésta es la situación que sirve de base a la filosofía de Heidegger. Continuando su interpretación de todos estos autores Buber dice: "El hombre puede llegar a su propia Existencia unicamente si la relación total con su situación se tiñe de carácter existencial, es decir, si todos los modos de sus relaciones en la vida se hacen esenciales". La teoría de Heidegger es importante como exposición de las relaciones entre diferentes esencias abstraídas de la vida humana, pero no es válida para la vida humana y para su compreensión antropológica, aunque para ello nos ofrezca preciosas indicaciones. El autor finaliza: "Pero el hombre de Heidegger ha dado un gran paso decisivo, desde Kierkegaard, en dirección al abismo, donde ya asoma la nada". En "La doctrina de Scheler", Martin Buber comienza con una impecable constatación: "Scheler caracteriza com nitidez la situación antropológica inicial de nuestro tiempo", para logo em seguida destacar a seguinte afimação deste autor: "Somos la primera época en que el hombre se ha hecho problemático, de manera completa y sin resquicio, ya que, además de no saber lo que es, sabe, también, que no sabe". Scheler no trata, como Heidegger, de abstraerse de la concreción del hombre entero, tal como se da, para pasar a considerar únicamente su Existencia, es decir, su relación com su proprio ser como lo único metafísicamente esencial. Le interesa la concretización íntegra del hombre. Buber afirma que todo descubrimiento filosófico consiste en destapar algo oculto por los velos fabricados com hilos de miles de teorías. Pero hay que ver si Scheler ha empleado com todo rigor el método que preconiza en sus estudios antropológicos. Scheler deja que en su estudio del hombre real interfiera una metafísica que, aunque ha sido elaborada por él y tiene un valor proprio, se halla, sin embargo, profundamente influida por Hegel y Niezsche, por mucho que trate Scheler, de deshacerse de su impronta. Partiendo de aquí es como hay que entender la matafísica de Scheler, que ha condicionado en alto grado su antropología en su forma última en la que se habla del "fundamento de las cosas". En modo alguno hay que confundir el supuesto fundamental de la metafísica de Scheler con la teoría de Heidegger acerca del tiempo como esencia de la Existencia humana y, com ello, de la existencia en general. Sheler llegó a esta metafísica suya tardía después de un período de catolicismo en que profesó el teísmo. Heidegger también procede de las proximidades del mismo teísmo cristiano, pero en tanto que él no hace más que distanciarse del teísmo, Scheler rompe abiertamente con este. Según Scheler el ser protoente, el fundamento del mundo, tiene dos atributos, el espíritu y el ímpetu. Para Scheler radica en esta dualidad la esencia del ser absoluto. Cuando, en Spinoza, nos volvemos del mundo a aquello que no es mundo, encontramos el sentimiento de una plenitud inabarcable, sobrecogedora, mientras que en Scheler, al hacer la misma operación, tropezamos com el sentimiento de una pobrísima abstracción, sí, com la sensación de vacío. Pero todavía en outro punto importante se distingue Scheler de Spinoza. Al segundo de sus atributos no lo designa, como Spinoza, com un término estático, como extensión, corporeidad, materialidad, sino com la designación, dinámica de ímpetu. Para la comprensión de su pensamiento, dice Scheler que el atributo espíritu del fundamento del ser podía ser designado, también, como deidades dentro de ese fundamento. Sólo que en el pensamiento de Scheler ambos dioses se han convertido en atributos de un único fundamento del mundo. Esta noción scheleriana de fundamento del mundo nos remite, más allá de las influencias filosóficas en que se inspira, su origen en la complexión anímica de nuestra época. Las tesis fundamentales de Scheler, que se pueden compreender muy bien sobre la base de la experiencia que del espíritu, en su pura forma, está desprovisto do todo poder. La concepción que tiene Scheler del fundamento del mundo requiere, precisamente, una sobrepotencia original del espíritu, una potencia tan fuerte que es capaz de frenar y desenfrenar todas las fuerzas dinámicas com las que marcha el mundo. Dice Scheler que ante su tesis de la impotencia original del espíritu se disipa la idea de una creación de la nada. En el hombre, dice Scheler, se hace patente el atributo espiritual del ente "en la unidad concentrada de la persona que se recoge en sí misma". Scheler describe este proceso de modo que el espíritu empienza dirigiendo la voluntad, presentándole las ideas y los valores que deben ser realizados; la voluntad mata de hambre a los impulsos instintivos, interceptándoles las representaciones de que habrían menester para llegar a una acción instintiva. Scheler trata de hacernos patente la peculiaridad del espíritu, como un bien específico del hombre, a diferencia de la inteligencia técnica que el hombre comparte com los animales, serviéndose del acto de ideacción. En su primer ensayo antropológico que procede de su período teísta Scheler hace comenzar al verdadero hombre en el "buscador de Dios". Entre el homo faber y el hombre que comienza a ir más allá de sí mismo y a buscar a Dios, existe una diferencia esencial. En sus últimos ensayos antropológicos, a los que ya no sirve de base el teísmo sino esa idea de un Dios en devenir, en lugar del hombre religioso tenemos al filósofo. El hombre no es, por lo tanto, un ser en reposo, un factum, sino una posible dirección del proceso. Según Scheler, la determinación fundamental de un ser espiritual es su desprendibilidad existencial de lo orgánico, de la vida, y de todo lo que pertenece a la vida. Frente a la opinión de Scheler hay que decir que el espíritu es, en su origen, pura potencia, el poder del hombre para captar el mundo en imagen, en música y en concepto, gracias a una íntima participación en él y a una lucha, también, com él, como si dijéramos, cuerpo a cuerpo. La impotencia del espíritu, que Scheler considera como original, es siempre circunstancia acompañante de la desintegración de la comunidad. Scheler considera como la deferencia fundamental entre el hombre y el animal, sino arrancando de la peculiaridad de sus relaciones com las cosas y los seres. Finalizando esta excelente obra filosófica, Martin Buber, brinda al lector con el capítulo intitulado "Perspectivas". Al pensamiento humano se le plantea una tarea nueva con referencia a la vida. Porque exige que el hombre que quiera conocerce a sí mismo se sobreponga a la tensión de la soledad y a la llaga viva de su problemática para que entre, a pesar de todo , en una vida renovada con su mundo y se ponga a pensar a partir de esta situación. La crítica del método individualista suele partir, generalmente, de la tendencia colectivista. El individualismo no ve al hombre más que en relación consigo mismo, pero el colectivismo no ve al hombre, no ve más que la sociedad. Ambas concepciones de la vida, el individualismo moderno y el colectivismo moderno, por muy diferentes que sus otras causas puedan ser, son, en lo esencial, el resultado a la manifestación de una situación humana pareja, sólo que en etapas diferentes. En el individualismo la persona humana se empeña en afirmar esta situación. La Segunda reacción, el colectivismo, se produce en lo esencial como consecuencia del fracaso de la primera. La persona humana pretende esta vez sustraer su
  • 5. destino a la soledad, tratando de sumergirse por completo en uno de los modernos grupos compactos. El colectivismo moderno es la última barrera que ha levantado el hombre antes de encontrarse consigo mismo. El encuentro del hombre consigo mismo, solo posible y, al mismo tiempo, inevitable, una vez acabado el reinado de la imaginación y de la ilusión, no podrá verificarse sino como encuentro del individuo com sus compañeros, y tendrá que realizar-se así. Por mucho que crea o pretenda creer que se está afirmando como persona en el ser. En el colectivismo, al renunciar a esa decisión y resolución personal directa, renuncia a sí misma. En ambos casos, es incapaz de irrumpir en el outro: sólo entre personas auténticas se da una relación auténtica. Estoy hablando de acciones vivas, pero la única manera de traerlas a la vida es por medio del conocimiento vivo. Su primer paso há de consistir en desbaratar una falsa alternativa que ha abrumado al pensamiento de nuestra época, la alternativa entre individualismo y colectivismo. Para la ciencia filosófica del hombre, esta realidad nos ofrece el punto, por un lado, hacia una compreensión nueva de la persona y, por otro, hacia una comprensión nueva de la comunidad. Su objeto central no lo constituye ni el individuo ni la colectividad sino el hombre con el hombre. Y por fin, la ciencia filosófica del hombre, que abarca la antropología y la sociología, tiene que partir de la consideración de este objeto: el hombre con el hombre. Ahora podemos dirigirnos al individuo y reconocer como el hombre según sus posibilidades de relación; podemos dirigirnos a la colectividad y reconocerla como el hombre según su plenitud de relación. Podemos aproximarnos la respuesta de la pregunta "¿Qué es el hombre? Si acertamos a comprenderlo como el ser en cuya dialógica, en cuyo "estar-dos-en-reciproca-presencia"se realiza y se reconoce cada vez el encuentro del "uno" com el "otro". 2. Comentarios del tema y de la obra Una de las maneras de buscar la respuesta a la difícil pregunta ¿Qué es el hombre?, propuesta por Martin Buber, es tentar comparar las definiciones de hombre que los pensadores dieran de los primórdios hasta nuestros dias. Las definiciones de hombre pueden ser agrupadas sobre los siguientes títulos: I. Definiciones que se valen del confronto entre hombre y Dios; II. Definiciones que expresan una característica o una capacidad propia del hombre.; III. Definiciones que expresan la capacidad de autoprojetar-se como propia del hombre. Las definiciones del primer grupo son de naturaleza religiosa y teológica, pero también pueden ser encontradas en doctrinas que nada tienen de religioso y teológico. Cualquier definición de ese género basease en la expresión del Génesis: "Y Dios dise: hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza" (Gén., I, 26). Esta expresión servia frecuentemente de punto de partida para especulaciones sobre el alma, especialmente sobre suas divisiones: en realidad, ella es la definición explícita del hombre y, como tal, fue considerada por los teólogos de la Reforma. Por otro lado, Aristóteles, al tratar de la vida contemplativa, habló de un "elemento divino" del hombre, que, en la misma medida en que excede en el todo que constituye el hombre, vuelve el hombre virtuoso y bien-aventurado (Et. Nic., X, 6, 1177b 26). Pero ese tipo de definición del hombre en la tradición filosófica tubo como inspiración constante la Biblia. Verian el hombre como imagen de Dios: Calvino (Institutie, I, 15, 8) e Zwínglio (Deutsche Schrifter, I, 56). Através de las ricas amplificaciones de Jacob Boehme (cf., p. Ex., Aurora oder die Morgenröthe im Aufgang, VI, I), ese concecto pasó para la filosofia romántica alemana. Spinoza decia que "la esencia del hombre es constituída por ciertas modificaciones de los atributos de Dios" (Et., II, 10. Corol.). En las lecciones sobre la "Destrucción del douto", en 1794, Fichte apuntaba como tarea del hombre adecuarse a la unidad y a la inmutabilidad del Yo absoluto, segun la máxima "actua de tal voluntad una ley eterna para ti" (Über die Bestimmung des Gelehrten, 1794, I). Pero el Yo absoluto es el principio o la substancia del hombre, y su unidad y su inmutabilidad son apenas la unidad y la inmutabilidad de Dios, de tal forma que la mejor manera de expresar la doctrina de Fichte a ese respecto es que el hombre, en su principio ideal, es Dios y deve esforzarse por tornarse tal. Analogamente, para Hegel el hombre es esencialmente Espíritu y el Espíritu es Dios. Dice: "Concuanto considerado finito por si mismo, el hombre es tambien imagem de Dios y fuente de la infinidad en si mismo, pues es el fin de si mismo y tiene en si mismo el valor infinito y la destinación para la eternidad" (Phlosophie der Geschichte, ed. Gloekner, p. 427). Hegel define cristianismo como la posición de la "unidad del hombre y de Dios" (Ibid., p. 416). En esas definiciones de hombre, la relación del hombre con Dios es vista de forma positiva. Pero esa relación puede ser vista de modo negativo o invertido, permaneciendo substancialmente la misma. Feuerbach, por ejemplo, dice que el hombre se revela y se define en su concepto de Dios. "El ser absoluto, el Dios del hombre, es el ser del hombre", dice él (Wesen des Christentum, § 1). Aquello que el hombre piensa de Dios es la definición de hombre: "¿Piensas infinito? Entonces piensas y afirmas la infinidad del poder del pensamiento. ¿Sientes el infinito? Sientes y afirmas la infinidad del poder del sentimiento" (ibid.). Las tesis de existencia o inexistencia de Dios no influye en esas definiciones de hombre, que se anclan al confronto entre el hombre y Dios. Así, en Nietzsche, después de la proclamación de que "Dios murrió", Zaratustra anuncia el "Super hombre", como aquello que está más alla del hombre. "La grandeza del hombre está en el hecho de que él es puente y no fin: lo que puede hacerlo amar es el hecho de ser él un pasage y un acaso" (Also sprach Zarathustra, Prol., § 4). En sentido análogo al de Feuerbach y Nietzsche, pero acregado de fracaso al cual el hombre está destinado, Sartre dise: "Si el hombre posee una comprensión pré-ontológica del ser de Dios, ella no le fuei conferida por los grandes espectáculos de la naturaleza ni por el poderio de la sociedad: pero Dios, valor y objetivo supremo de la transcendencia, representa el límite permanente a partir del cual el hombre se anuncia aquello que él es. Ser hombre es tender para Dios; o, si así prefirieren, el hombre es fundamentalmente deseo de ser Dios" (L'être et le néant, pp. 653-54). Las definiciones del segundo grupo, expresan una característica o una capacidad atribuida al hombre y son numerosas; la primera y más famosa es la definición de hombre como "animal racional". Esa definición expresa bien el punto de vista del Iluminismo griego y el espíritu de las filosofias de Platón y Aristóteles. Pero no se encuentra explicitamente en Platón, que tendria dicho solamente que el hombre es animal "capaz de ciência" (Def., 415a), determinación que Aristóteles repite, considerandola como peculiaridad del hombre (Top., V, 4, 133 a 20). Pero en "Política" Aristóteles afirma que "el hombre es el único animal que posee razón", y que razón sirve para indicarle el útil y el pernicioso, portanto también el justo y el injusto (Pol., I, 2, 1253a 9; cf. VII, 13, 1382b, 5). Acepta por los estóicos (Sexto Empírico, Pirr. Hyp., II,26; J. Stobeo, Ecl., II, 132), esa definición volverse clásica y a ella recorren habitualmente los escritores medievales (cf., por ejemplo, S. Tomás, S, Th., II, 1, q. 71, a. 2; II,2, q. 34, a. 5). Es esa la única definición que penetró en la cultura común, y los filósofos también se refieren a ella para introduzir variaciones que se reunen como el
  • 6. sentido específico que den a la palabra razón. Por ejemplo, la definición de Rosmini, "el hombre es un sujeto animal dotado de la intuición del ser ideal indeterminado" (Antropologia, § 23), expresa la misma cosa que la definición tradicional, porque, para Rosmini, la "percepción del ser ideal indeterminado" es la razón (Nuovo saggio, § 396). La definición de De Bonald, famosa por algún tiempo, "el hombre es una inteligencia servida por órganos" (Euvres,1864,I, p. 41; III, p.149), también nada más es que uma paráfrasi de la definición tradicional, por cuanto en ella el "servicio de los órganos" es equivalente a la "animalidad". Es aún más famosa la definición de Pascoal, "el hombre nada más es que un junco, el más débil de la naturaleza, más es un junco pensante" (Pensées, 347), que también puede ser considerada variante de la definición tradicional, en que la connotación de la fragilidad natural del hombre tomó el lugar de la "animalidad". Por otro lado, Descartes dispensara la animalidad y reduciera el hombre a pensamiento, como consciencia inmediata: "Para hablar con precisión, soy apenas una cosa que piensa, un espíritu, un intelecto o una razón" (Méd., II ). Pero, en la definición tradicional, la animalidad servia, por um lado, para explicar la óbvia limitación de la actividad pensante del hombre y, por otro, para reconocer en el hombre un ser terrestre o mundano, que necesita de órganos. En sentido cartesiano, Husserl dise: "Si el hombre es un ser racional (animal rationale), solo lo es en la medida en que toda su humanidad es una humanidad racional, en la medida en que es latentemente orientado para la razón o abiertamente orientado para la enteléquia que se reveló el guia, conscientemente y por necesidad esencial, el deber humano" (Krisis, 1954, § 6). La última y más actualizada versión de la antigua definición dice que el hombre es un animal simbólico, o sea, un animal que habla (Cassirer, Essay On Man, cap. II). Esa característica, en verdade, estaba presente en el mismo termino griego que significa razón: logos, que es el discurso racional o la razón que se hace el discurso. En la filosofia contemporanea, esa definición sirve para expresar el poder condicionante del lenguaje, del comportamiento sígnico en todas las actividades del hombre. Ese poder dificilmente podria ser exagerado, y la definición en pauta está, con justicia, entre las más difundidas y aceptas en la filosofía contemporanea. Contodo, no puede ser comprendida sin llevar en cuenta la característica de la autoprojectabilidad, que el tercer grupo de definiciones atribuye al hombre. Una segunda y más específica determinación, que ha servido frecuentemente para definir el hombre, es su naturaleza política, sociable. Ya mencionada por Platón (Def, 415 a), esta determinación es estrechamente ligada por Aristóteles a la naturaleza racional del hombre. "Quien no puede hacer parte de una comunidad o quien no necesita de nada, bastandose a si mismo, no es parte de una ciudad, pero es fiera o Dios" (Pol, I, 2, 1253 a 27). Obviamente, para Aristóteles, es estrecha la conección entre racionalidad y política, pudiendose decir lo mismo de todos aquellos que, después de él, adoctaren la misma definición. Hobbes, que combatia esa definición, interpretabala como si significase: "El hombre está apto, desde el nascimiento, a vivir en sociedad"; afirmaba que, en ese sentido, ella es falsa, porque el hombre solo se torna apto para la vida social gracias a la educación (De cive, I, 2 e nota). Pero el significado más obvio desa definición es que el hombre no puede dejar de vivir en sociedad; en ese sentido, ni mismo Hobbes duda de sua fundamental exactitud. No entanto, esa definición no fue propuesta para determinar la naturaleza del hombre en sua totalidad. Quien tiene pretensiones de expresar la totalidad del hombre es Bergson: "Si pudiésemos desvestirnos de nuestro orgullo, si, para definir nuestra especie, nos ativiésemos estrictamente a aquello que la historia y la pré-historia nos apresentan como característica constante del hombre y de la inteligencia, talvez no disiésemos Homo sapiens, pero Homo faber. En conclusión, la inteligencia, considerada en aquello que parece ser su tarea original, es la facultad de fabricar objetos artificiales, particularmente utensílios para hacer utensílios, y de variar indefinidamente la fabricación de ellos" (Évol. créatr., 8ª ed., 1911, p. 151). En realidad, sin embargo, el proprio Bergson admite que en torno de la inteligencia hay um "halo", considerado posible el retorno de la inteligencia al instinto, por medio de la intuición: eso deberia significar que el hombre no es apenas un Homo faber. El tercer grupo de definiciones, como ya fue mencionado, comprende las que interpretan el hombre como posibilidad de auto proyección. Casi todas las definiciones del segundo grupo, mismo partiendo de una única determinación del hombre, considerada própria y fundamental, interpretanla, explícita ou implicitamente, como posibilidad, como capacidad o disposición. Al defender la definición del hombre como animal racional, Leibniz observa el hecho de los idiotas carecieren da la razón no es una objeción contra ella: basta que ellos mismo que apenas con su cuerpo, muestren un indicio de racionalidad (Nouv. Ess., III, 6, 22). Pero en , realidade, yá en Aristóteles está suficientemente claro que la razón es una posibilidad o capacidad de juicio, no una determinación necesitante, que solamente a ese título constituye la definición del hombre. El carácter indeterminado del hombre talvez estiviese disfrasado en la expresión de Demócrito: "El hombre es aquello que todos nosotros sabemos" (Fr. 165, Diels ), pero está claramente expreso en las especulaciones de los neoplatónicos de la Antigüidade y del Renascimiento sobre la "naturaleza media" o "central" del hombre. Platino yá afirmaba a este propósito: "El lugar del hombre es en el medio, entre los deuses y los animales ; algunas vezes tiende para unos, algunas vezes para otros; algunos hombres se asemejan a los dioses; otros, a las fieras; la mayoria se queda en el medio" (Enn; III, 2, 8). Ese pensamiento fue ilustrado en el siglo IX por Scotus Erigena: "No fue sin razón que el hombre fue denominado oficina de todas las criaturas: de hecho, todas las criaturas están en él contenidas. Él entiende como el anjel, raciocina como el hombre, siente como el animal irracional, vive como un germen, se constituye de alma y cuerpo y no está exento de cosa alguna creada" (De divis. Nat., III, 37). Esos pensamientos son repetidos del Renascimento por Nicolau de Cusa (De visione Dei, 6; Excitationis, V; De ludo globi, II) y por Marsílio Ficino (Theol. Plat., III, 2), y ambos los transfieren para el alma del hombre; Ficino llama el alma de cópula del mundo pero están expresos de manera clásica en la oración "De hominis dignitate", de Pico della Mirandola, en que Dios dice: "No te di, Adán, un lugar determinado, un aspecto proprio ni prerrogativa alguna, porque ese lugar, ese aspecto y esas prerrogativas que vengas a desear, todo segun tú voluntad y tú discernimiento, debes obtener y conservar. La naturaleza limitada de los otros está contenida en leyes por mi prescritas. Tú determinarás las tuyas sin seres impedido por barrerras, segun tu arbítrio, a cuyo poder te confié. - Te puse en el medio del mundo, para que de allá avistases todo lo que en él existe. No te hice celeste ni terreno, mortal en inmortal, para que, como libre y soberano artífice de ti mismo, te plasmases y esculpieses en la forma que mejor te aprobase. Poderás degenerar para las cosas inferiores; poderás, segun tu deseo, regenerarte en las cosas superiores, que son divinas" (De hom. dign., f. 131 r). Con certeza, la ilimitada capacidad de auto projección del hombre nunca más fou exaltada con tanta elocuencia y con optimismo tan confiante cuanto en esta página de Pico della Mirandola. Todabia, el concepto iluminista de hombre como razón projetante, limitada e impedida, pero eficaz,
  • 7. puede ser considerado decorriente del concepto renascientista del hombre. Kant decia: "Ninguna criatura, la razón es el poder de entender además de los instintos naturales las normas y los fines de uso de todas sus actividades; ella no conoce limites para seus desígnios. Sin embargo, la razón no actua instintivamente, pero por tentativas, como el ejercicio y aprendiendo, para llevarse poco a poco y pasar de un grado de conocimiento a otro" (Idee zu einer allgemeinen Geschichte in Weltbürgerlicher Absicht, 1784, tese II). Kant juzga, portanto, que solamente através de la historia de la especie humana en la tierra el hombre realiza su naturaleza, que es la libertad de autoprojectarse con la razón, especialmente de projectar para si una sociedad civilizada fundamentada totalmente en el derecho. Esas ideas expresan bien el punto de vista del iluminismo, al cual el propio Kant las atribuye. Con mayor clareza aún, Kant asi describía el carácter de la especie humana: "Para poder atribuir al hombre su lugar en el sistema de la naturaleza viva y asi caracterizarlo, solo resta decir que él tiene el carácter que él mismo hace, porcuanto sabe aperfeccionarse segun los fines por él mismo creados; por iso, de animal capaz de raciocinar (animal rationabile), puede convertirse solo en animal que raciocina (animal rationale)" (Antr., II, e). En la filosofía contemporanea, ese concepto de hombre fue heredado por el existencialismo y por el instrumentalismo americano. Por un lado, ellos frisan que el hombre es aquello que él mismo puede y quiere tornarse, y por eso es constantemente problema para si mismo y solución para ese problema, que proyecta continuamente seu modo de ser o de vivir y que este proyecto pasa a constituir, en algún grado o medida, su modo de ser o de vivir efectivo. Por otro lado, ambas corrientes reconocen las limitaciones de esa posibilidad de projectar, que actuan especialmente en el hecho de que, en cierta medida, cada projecto ya encuentra como datos (como relativamente no modificables) los elementos que utiliza, que todo lo que él puede proyectar para el futuro ya fue, de cualquier modo o forma, en el pasado, y que, portanto, el pasado condiciona, en ciertos limites (considerados más o menos amplios), el futuro del hombre. Es en este sentido que Heidegger dise que el proyecto es el modo de ser fundamental del hombre (Sein und Zeit, § 31) y Sartre dijo de un proyecto fundamental del mundo (L'être et le néant, p. 540). En el mismo sentido, John Dewey dijo de la mutabilidad de la naturaleza humana y de los llamados instintos o impulsos fundamentales (Human Nature and Conduct, pp. 95 ss.; 106 ss.). Heidegger insistió también sobre la limitación de la posibilidad de proyectar, una vez que todo proyecto incidiría y se achataría en aquello que ya fue, en eso consistiendo la facticidad del hombre. Sartre insistió en la libertad absoluta de la posibilidad de proyectar y consideró puramente arbitraria o gratuita la selección de un proyecto cualquier (L'être et le néant, p. 721). Por otro lado, Dewey retomó el concepto iluminista de racionalidad (que es al mismo tiempo condicionamiento y libertad) de los proyectos humanos, y el existencialismo positivo dio énfasis a los mismos caracteres de auto- proyección (cf. Abbagnano, Possibilità e libertà, 1956, I, 7; II, 3; etc.). Por otra parte, hoy parece que hasta los biólogos compartillan de esa concepción. G. G. Simpson dice: "El hombre puede optar por desenvolver sus capacidades como animal superior y tentar erguirse todavía más, o su selección puede ser otra. La selección es responsabilidad suya y apenas suya. No existe automatismo que lo lleve sin selección o esfuerzo, ni existe una tendencia unilateral en la dirección cierta. La evolución no tiene objetivos; el hombre debe dar objetivos a si mismo" (The Meaning of Evolution, 6ª ed., 1952, p. 310). 3. Conclusión ¿Que es el hombre? Efectivamente es una pregunta que inquieta los pensadores desde a muy tiempo. Diferentes entendimientos ya fueron colocados por estés estudiosos, pero, la antropología hace con que estés que buscan esta respuesta lleguen al menos a uno consenso, que se puede llamar de universal: la importancia indiscutible del tema. Estés pensadores ofrecen una serie de imagines del hombre, imagines que frecuentemente suscitaran grandes interés como los abajo: Hombre económico: Marx Hombre instintivo: Freud Hombre angustiado: Kierkegaad Hombre utópico: Bloch Hombre ex-intente: Heidegger Hombre fallibel: Ricoeur Hombre hermenéutico: Gadamer Hombre problemático: Marcel Hombre cultural: Gehlen Hombre religioso: Luckmann Hasta que Kant, no puso en duda la posibilidad de una investigación metafísica de las cosas, no había aparecido una sospecha sobre la legitimidad de un estudio del hombre de carácter filosófico. Hoy después del empujón dado por el autor de la Crítica de la Razón Pura, en la especulación sobre la "cosa en si", esa legitimidad no es nas tenida como dada. Antes, muchos se preguntan si la investigación filosófica del hombre no es superflua; se no bastan las disciplinas científicas, las varias antropologías experimentales para hacernos conocer quien es lo hombre. Pero, dada la legitimidad y la necesidad de una antropología filosófica no fue hasta ahora dicha la última palabra sobre la su posibilidad; antes ella permanece por ser demostrada. Su posibilidad, como fue visto, fue contestada desde cuando Kant dio valor teórico solamente para las ciencias matemáticas y físicas. Este dogma kantiano encuentra hasta ahora apoyo de numerosos estudiosos, los cuais sustentan que no se
  • 8. puede dar otra forma al saber que no sea o científico y ninguna otra forma de la verdad que no aquella descubierta por el ciencia. El problema del método de la antropología filosófica fue lo centro de muchas discusiones en este siglo. Surgirán entonces variadas propuestas. Hussel indicó el método fenomenológico, Heidegger y en general todos los existencialistas seguirán no y usaran el método hermenéutico; Fabro lo método de la introspección; Barbotin, de la comprensión; Boros, lo método fenomenológico-transcendental; Marcel, la reflexión transcendental; Polanyi, lo método de la validad; Lévi-Strauss, el método estructural. Mondin dice: "Para poder afrontar, por lo tanto, objetivamente el problema de el hombre, es necesario librarse antes de todo el estés presupuestos, que fueron destilados dentro de nosotros por lo nuestro ambiente, por las nuestras inclinación, por la nuestra cultura". Richard Dawkins decía: por los nuestros "memes". San Tomás nosotros advertía: "Conocer la alma es algo extremamente difícil y sólo se llega allá a través de uno raciocinio que procede de los objetivos y se conduje para los actos, y de los actos para las facultad".