Este documento resume la filosofía espírita de la reencarnación. Explica que los espíritus reencarnan múltiples veces para evolucionar espiritualmente, aprendiendo de sus errores pasados. Olvidamos nuestras vidas pasadas para poder progresar sin prejuicios, pero a veces recuerdos e intuiciones nos guían. No todos los espíritus están al mismo nivel evolutivo, y podemos reencarnar en otros mundos a medida que nos purificamos. La reencarnación es una ley divina de progreso const
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“LA REENCARNACIÓN”
Todo el universo está regido por leyes, de las cuales sólo algunas conocemos.
Entre éstas se halla la “Ley de Evolución”, fundamental y conocida desde los
primeros tiempos por el hombre, es la que más ha incidido en los conceptos
científicos. Hoy la Ciencia admite que todo está regido por esta ley y que el
postulado: “nada se pierde, todo se transforma” rige el universo y lo que en él
contiene.
¿Por qué el hombre habría de ser una excepción?, ¿Por qué esa energía
movida por la voluntad, individualizada por el pensar y el sentir que es el Hombre,
permanecería ajeno a la evolución, si él es también parte del universo?.
Demostrada la supervivencia del principio inteligente luego de la muerte
física (corroborado por la mediumnidad, por las investigaciones sobre regresión de la
memoria, experiencias de muertes aparentes o cerebrales, memoria extracerebral,
terapia de vidas pasadas, etc.), se llega a la conclusión que todos los espíritus tienden
hacia la perfección y Dios nos facilita los medios proporcionándonos las pruebas de
la vida corporal. Su justicia nos permite realizar en nuevas existencias lo que no
pudimos hacer o concluir en una primera prueba. Nos ofrece los medios para que
reparemos nuestros errores.
Esto nos revela la justicia divina, ya que no permite que seamos condenados
eternamente por los errores cometidos y de los cuales somos responsables, ¿no
somos todos hijos de Dios? . No obraría Dios con equidad, ni bondad si condenase
para siempre a los que tal vez hayan encontrado obstáculos para su mejoramiento. Si
nosotros, simples seres humanos, cuando nuestros hijos cometen errores acaso, no
los perdonamos, les enseñamos y les brindamos nuevas oportunidades para que se
revindiquen?.
La razón rechaza la unicidad de existencia porque va contra la justicia, la
bondad y la sabiduría de Dios. La idea de la reencarnación, o sea la que consiste en
admitir para el espíritu muchas existencias sucesivas, es la única que corresponde a
la que nos formamos de la justicia divina para con los hombres que se encuentran en
una condición moral inferior, además nos ofrece de esta forma rescatarnos de
nuestros errores con nuevas pruebas.
La certeza de vidas sucesivas es una noción que viene de muy lejos en la
historia de la humanidad. Formaba parte de muchas creencias religiosas, conceptos
sustentados por pensadores y filósofos. Egipcios, hebreos, griegos, caldeos, indos,
galos y primitivos cristianos conocían la pluralidad de existencias (reencarnación)
para las almas de los hombres, pues admitían su inmortalidad y el retorno a la tierra
para cumplimentar su evolución y progreso.
A pesar que la vuelta al nacimiento físico es un recurso auxiliar para la
evolución del hombre, la reencarnación no siempre es un acontecimiento expiatorio.
Al renacer recibimos un cuerpo preparado para servir, para que hagamos nuevas
experiencias que contribuyan a nuestra elevación y por ende debemos cuidarlo como
instrumento que es para nuestro objetivo: La Evolución tanto de orden intelectual
como moral.
Allan Kardec, Codificador del Espiritismo, definió así la ley de
reencarnación: “Nacer, morir, renacer y progresar siempre. Tal es la ley”.
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FILOSOFÍA DE LA REENCARNACIÓN:
La filosofía espírita sostiene que el hombre es un espíritu en estado de
encarnación. El espíritu constituye la entidad real del hombre y aparece a la
existencia en un momento dado por voluntad de Dios, Causa Primera de todas las
cosas, de cuanto Existe y Es.
El espíritu surge virgen de todo conocimiento, pero con todos los atributos y
potencialidades para desarrollarse: Inteligencia, Voluntad y Sensibilidad. La razón
de su existencia es la de alcanzar el conocimiento de sí mismo y de su perfección
natural, al igual que de todas las cosas que le afectan y dentro de las cuales se
desenvuelve. Además tiene como finalidad su existencia, su calidad de ser: la de
evolucionar y progresar hasta alcanzar estado de pureza y noción de la Causa que le
dio origen.
Para lograr lo explicado no le alcanza con una sola existencia física (del
nacimiento a la muerte del cuerpo), el progreso evolutivo va desde la primigenia
ignorancia y la rudimentaria conciencia en las primeras etapas y la adquisición
lentamente, con el trabajo de la inteligencia y de la razón como instrumentos de
juicio, de la distinción entre lo verdadero y lo falso, de lo bueno y lo malo, de lo
provechoso y lo inconveniente. Por lo tanto le serán necesarias muchas existencias
como hombre, cumplimentando experiencias que concurrirán para que su progreso
sea alcanzado.
A la vez incidirá el “Libre Albedrío”, facultad de la que es dueño el ser
humano de elegir y decidir, actitud que puede conducirlo al error por ignorancia o
deliberadamente. Cuando el error es cometido por ignorancia no alcanza las
consecuencias de cuando es cometido “a sabiendas”, en este último caso la falta es
mayor ya que participa la “responsabilidad” de quien infringe la ley natural. Estos
errores provocarán un estancamiento evolutivo, nunca un retroceso y deberá volver a
pasar por pruebas y / o situaciones similares hasta que aprenda el modo correcto de
actuar.
Es a costa de sus esfuerzos, de sus luchas, de sus sufrimientos, etc, que se
redime de su estado de ignorancia e inferioridad y así se eleva gradualmente.
Las pruebas de las reencarnación la dan los propios espíritus, relatándonos sus
experiencias a través de los médiums; las experiencias de hipnosis y sonambulismo,
de regresión de la memoria y de terapia sobre vidas pasadas, permiten rastrear en el
subconsciente del sujeto, varias vidas que en modo correlativo
aparecen en la conciencia del mismo; las reminiscencias de vidas anteriores que
extrañamente aparecen en criaturas, adolescentes y adultos que no hallan explicación
a la luz de los conocimientos materialistas.
La capacidad de los niños prodigio, reveladora de que la habilidad o el
conocimiento manifestado a tan corta edad no es producto de esfuerzo,
adiestramiento y educación en la vida presente, sino el resultado de pretéritas
existencias atesoradas en el subconsciente espiritual y promovidas con antelación de
tiempo merced a un cuerpo físico, cuyas aptitudes y facultades psíquicas permiten su
expresión. Las enfermedades autoinmunes, y las mal denominadas psíquicas o
mentales, y que por sus características prueban que son espirituales, evidencian
obsesiones de espíritus desencarnados sobre otros encarnados, o raíces que nacen en
vidas anteriores.
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La ley de causalidad (karma), no podría manifestarse si no existiera la
reencarnación, la razón de existir de cada ser quedaría truncada si no se diera la
repetida oportunidad de una “nueva vida”, para corregir aquello en que se ha errado.
Después de vivir un tiempo en el espacio el espíritu vuelve a nacer en la
condición humana trayendo consigo la herencia buena o mala de su pasado. La unión
del alma al cuerpo es planeada previamente y tiene como principal determinante las
pruebas y expiaciones por las que el espíritu deberá pasar con el objetivo de su
redención.
El que va a encarnar puede trabajar activamente en ese planeamiento. De
acuerdo al grado evolutivo en que se encuentra un espíritu, éste podrá facilitar o
dificultar el proceso para volver a nacer, los hostiles y desequilibrados demandan
mayor cooperación de los benefactores que se encargan de las tareas del
“renacimiento” en la carne. En cambio los espíritus rebeldes o indiferentes tienen su
encarnación a cargo completamente de los trabajadores divinos, que elegirán las
condiciones bajo las cuales deberán volver a nacer y las experiencias a las que
deberán someterse.
CÓMO SE REENCARNA?
El proceso de encarnación es una serie de operaciones graduales que se inicia
en la concepción y se completa con el nacimiento. La unión del alma con el cuerpo
se efectúa por medio del periespíritu, envoltorio fluídico que sirve de conexión entre
el espíritu y la materia. Mediante mecanismos muy variados y complejos, ya sea por
la acción del mismo reencarnante o por la de los benefactores espirituales, el
periespíritu es reducido, condensado y asimilado a las moléculas materiales.
El periespíritu se transforma en un molde fluidico que actúa sobre el cuerpo
en formación junto a las condiciones hereditarias, la influencia materna y la
actuación de los benefactores que colaboran en el proceso reencarnatorio.
Según las necesidades de expiación o de pruebas, el cuerpo en formación
podrá presentar deficiencias o cualidades que serán “oportunidades” de redención o
recuperación del equilibrio.
Desde el momento de la concepción el espíritu siente las consecuencias de su
nueva condición, comienza a sentirse turbado, una especie de entorpecimiento de sus
sentidos y abatimiento que lo envuelve gradualmente e intensificándose hasta el
término de la vida intrauterina. Sus facultades se van velando, la memoria
desaparece y la conciencia queda adormecida, este fenómeno se debe a la
constricción del periespíritu y al límite impuesto por el cuerpo, lo que determina que
su existencia en el plano espiritual y la conciencia de vidas precedentes vuelvan al
inconsciente.
El olvido del pasado no es absoluto, durante el sueño liberado parcialmente
de su cuerpo, el espíritu puede tener conciencia de su pasado, al igual que cuando se
realizan hipnosis y terapias de regresión.
En muchas personas el pasado se manifiesta en forma de impresiones y en pocas
bajo la forma de recuerdos, algunos nítidos, otros no tanto. Las reminiscencias del
pasado pueden manifestarse con tendencias instintivas, simpatías inexplicables y
súbitas, ideas innatas, etc. Esto sucede porque el movimiento vibratorio registrado
por el periespíritu y amortiguado por el cuerpo, es débil tanto en intensidad como en
duración como para tener recuerdos de nuestra vida pretérita en el estado de vigilia.
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La oclusión de la memoria espiritual tampoco es definitiva, cuando se regresa al
mundo espiritual se vuelve a tener conciencia del pasado.
¿POR QUÉ OLVIDAMOS NUESTRAS EXISTENCIAS ANTERIORES?
Este mecanismo que permite al hombre olvidar sus experiencias anteriores al
nacimiento es prueba irrefutable de la Sabiduría Divina. El conocimiento total de la
vida pasada, en otras encarnaciones o en el plano espiritual, presentaría
inconvenientes para la reforma de los individuos y para el progreso de la humanidad.
En su vida de relación el hombre tendrá que convivir con antiguos
adversarios con el objetivo de la reconciliación. Si los reconociese le sería
dificultoso establecer con ellos vínculos afectivos, necesarios para el entendimiento
mutuo. En la calidad de “ofensor” podría sentirse humillado, y en calidad de
“ofendido”, afligido o encolerizado.
Además el conocimiento de por ejemplo, un pasado fastuoso podría avivar el
orgullo; mientras que un pasado de miseria o de errores terribles podría causar
humillación y tal vez el remordimiento podría paralizar todas las buenas iniciativas.
Para que el hombre progrese espiritualmente y cumpla el programa de trabajo
que asumió al reencarnarse, no le es necesario el recuerdo de las experiencias
anteriores.
El espíritu recibe la “advertencia” para no reincidir en el error bajo la forma
de intuiciones e impresiones provenientes de las lecciones del pasado impresas en la
conciencia, así como de las buenas resoluciones que tomó para su mejoría interior.
En algunos casos las tendencias instintivas, el tipo de vicisitudes y pruebas
que sufre puede también esclarecer al hombre acerca de su pasado. La observación
de sus malas inclinaciones y de las dificultades que atraviesa le permitirá saber qué
fue, qué hizo y qué necesitará hacer para corregirse.
Cada uno lleva para la otra vida y trae al nacer la simiente del pasado, hoy
somos el resultado de las experiencias vividas en el pasado, como mañana seremos
el producto de nuestras acciones de hoy.
¿EN LA EVOLUCIÓN, NOS ENCONTRAMOS TODOS A IGUAL
NIVEL?
No todas las almas tienen la misma edad, ni todas han subido con el mismo
ritmo sus niveles evolutivos. Unas han recorrido mucho más que otras y ya se
encuentran próximas al apogeo de sus progresos terrestres; otras recién comienzan
su ciclo de evolución, éstas son las almas más jóvenes, las que tienen menos tiempo
de emanadas del Foco Eterno. Una vez dentro de la humanidad ocuparán lugar entre
los pueblos salvajes o entre las razas bárbaras que pueblan los continentes atrasados,
y cuando penetran en nuestra civilización se reconocen fácilmente por su torpeza, su
falta de habilidad, su incapacidad para todas las cosas y principalmente por sus
pasiones violentas.
Es por esa razón que el espíritu va encarnando sucesivamente en los medios
más diversos, en todas las condiciones sociales. Pasando alternativamente por vidas
de pobreza y de riqueza, por experiencias de renuncia y trabajo es que irá
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comprendiendo que los bienes materiales son transitorios y desarrollará más los
valores espirituales.
¿REENCARNAMOS SIEMPRE EN LA TIERRA?
Vivimos las reencarnaciones en diferentes mundos. Las que aquí pasamos no
son las primeras ni las últimas, son de las más materiales y de las distantes de la
perfección; tengamos en cuenta que nuestro planeta es de “Pruebas y Expiaciones”.
El cuerpo, envoltorio del espíritu, va disminuyendo o sea se hace menos
grosero, menos pesado y compacto a medida que el espíritu se purifica.
En ciertos planetas más adelantados que la Tierra, la materia es más liviana y
fina y menos sujeta a vicisitudes. En un grado más elevado es diáfana y casi fluídica,
va desmaterializándose gradualmente y acaba por confundirse con el periespíritu,
que a su vez también se vuelve más etéreo hasta la depuración completa, que es la
condición de los espíritus puros.
La encarnación en los mundos inferiores es similar a como ocurre en la
Tierra. En los mundos superiores, donde sólo impera el sentimiento de Amor y
Fraternidad, por estar sus habitantes libres de las pasiones groseras, gozan los
espíritus de encarnaciones mucho más felices y sin temor a la muerte.
La duración de la vida en los diferentes mundos guarda proporción con el
grado de superioridad física y moral de cada uno. Cuanto menos material es un
cuerpo, menos sujeto está a las vicisitudes que lo desorganizan. Cuanto más puro el
espíritu, menos pasiones lo dominan y esto es una gracia de la Providencia que de
este modo abrevia los sufrimientos.
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¿QUÉ PENSABAN...?
-“En verdad, en verdad, te digo: ninguno puede ver el reino de Dios si no
nace de nuevo.”
(Jesús – “Juan 3:3 a 12”)
-“La doctrina de la reencarnación, esto es, aquella que consiste en admitir
para el hombre muchas existencias sucesivas, es la única que responde a la idea que
nos formamos de la justicia de Dios para con hombres de una condición moral
inferior, la única que puede explicarnos el porvenir y fundamentar nuestras
esperanzas, puesto que nos ofrece el medio de rescatar nuestras faltas mediante
nuevas pruebas. La razón nos lo indica y los espíritus así lo enseñan.”
(Allan Kardec –“El Libro de los Espíritus”)
-“El alma del hombre es como el agua: viene del cielo, se eleva hacia el
cielo y vuelve después a la tierra, en un eterno ciclo.”
(Goethe)
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-“Sabed, por tanto, que del silencio más inmenso regresaré... . No olvidéis
que volveré junto a vosotros... . Unos momentos más, un instante de reposo en el
viento, y otra mujer me concebirá.”
(Kahlil Gibran)
-“Siempre había tenido la sensación de que mi vida, tal como la viví, era una
historia sin principio ni final. Me sentía como un fragmento histórico, un pasaje
aislado, al que no precede ni sigue ningún texto.
Podía imaginarme perfectamente que tal vez había vivido en siglos
anteriores y me había hecho preguntas que todavía no era capaz de responder; que
tenía que volver a nacer porque no había cumplido la tarea que se me había
asignado.”
(Carl Jung)
-“¡Hace tanto tiempo! Y todavía sigo siendo la misma Margaret. Lo único
que envejecen son nuestras vidas. Donde estamos, los siglos sólo son como
segundos, y después de vivir mil vidas, nuestros ojos empiezan a abrirse.”
(Eugene O’Neill)
-“De modo que la idea de la reencarnación explica de forma muy
reconfortante la realidad, permitiendo con ello que el pensamiento hindú venza
aquellas dificultades que dejan paralizados a los pensadores europeos.”
(Albert Schweitzer)
-“...Y su dolor no remitía. Finalmente dio a luz a otro niño, y fue grande la
alegría del padre, que exclamaba:”¡Un varón!”, aquel día sólo él sintió ese júbilo.
La madre, postrada y abatida, estaba pálida, exánime... .
Lanzó de repente un grito de angustia, pensando en el ausente, no en el
recién nacido... . “¡Yace mi niño en la tumba y no estoy a su lado!”. Oye de nuevo
la amada voz del difunto en boca del bebé que ahora tiene en sus brazos: “Soy yo,
¡pero no lo digas!”, susurra mirándola a los ojos.”
(Víctor Hugo)
-“Creo que cuando alguien muere su alma regresa a la tierra, engalanada
con algún nuevo disfraz humano; otra madre le trae al mundo. Con miembros más
robustos y un cerebro más brillante la vieja alma emprende de nuevo su camino.”
(John Masefield)
-“El secreto del mundo es que todas las cosas subsisten y no mueren, tan
sólo se retiran y desaparecen de nuestra vista para regresar más tarde. Nada
muere; los hombres fingen estar muertos y tienen que aguantar la parodia de sus
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funerales y afligidas necrológicas, y ahí están, de pie, mirando por la ventana, sanos
y salvos, con un nuevo y extraño disfraz.”
(Ralph Waldo Emerson)
-“Hasta donde me alcanza la memoria, inconscientemente me he remitido a
las experiencias de un estado previo de la existencia (...). Viví en Judea hace 800
años, pero nunca supe que Cristo estaba entre mis contemporáneos. Las mismas
estrellas que me miraban cuando era un pastor en Asiria me miran ahora como
ciudadano de Nueva Inglaterra.”
(Henry David Thoreau)
-“Aunque pueda que no sea un rey en mi vida futura, mucho mejor para mí,
seguiré llevando una vida activa y además no sufriré tanta ingratitud.”
(Federico El Grande)
-“Mi doctrina es: vive de tal modo que llegues a desear vivir otra vez, éste es
tu deber, ¡por qué vivirás de todas formas!.”
(Nietzsche)
-“Sé que soy inmortal. No hay duda de que he muerto unas diez mil veces en el
pasado. Me río de lo que llamáis extinción y conozco la amplitud del tiempo.”
(Walt Whitman)
-“Una prueba fehaciente de que los hombres conocen la mayoría de las cosas
antes de nacer es el hecho de que cuando son simples niños llegan a entender
innumerables fenómenos con tal rapidez que es evidente que no los están
comprendiendo por primera vez, sino que los recuerdan, los traen a la memoria... .”
(Cicerón)
-“Qué interesante sería escribir la historia de las experiencias en esta vida de
un hombre que se suicidó en su vida anterior; cómo tropieza ahora con las mismas
exigencias que se le habían presentado anteriormente, hasta que llega a comprender
que debe satisfacerlas... . Los hechos de una vida previa alcanzan la vida presente.”
(Tolstoi)
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-“Estoy seguro de que he estado aquí, tal como estoy ahora, mil veces antes, y
espero regresar otras mil veces más.”
(Goethe)
-“Tú que eres joven y te crees olvidado de los dioses, sabe que si te vuelves
peor te reunirás con las almas inferiores, y que si te haces mejor te reunirás con las
superiores, y que en la sucesión de vidas y muertes te tocará padecer lo que te
corresponda a manos de tus iguales. Esta es la justicia del cielo.”
(Platón)
-“Como creo en la teoría del renacimiento, vivo con la esperanza de que, si no
en esta vida, en alguna otra podré abrazar con amor a toda la humanidad.”
(Mohandas K. Gandhi)
-“Léeme, oh lector, si en mí encuentras deleite, porque raras veces regresaré
de nuevo a este mundo.”
(Leonardo Da Vinci)
-“No es más sorprendente haber nacido dos veces que una sola: en la
naturaleza todo es resurrección.”
(Voltaire)
-“Apercibiéndome de que existo en este mundo, estoy convencido de que, en
una forma u otra, existiré siempre; y a pesar de todos los inconvenientes que
conlleva la vida humana, no pondré reparos a una nueva edición de la mía,
esperando, sin embargo, que las erratas de la última puedan ser corregidas.”
(Benjamín Franklin)
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(Bibliografía: “El libro de los Espíritus”, Allan Kardec; “La Reencarnación”, Mario Esusy;
“La reencarnación en Glasgow”, Luis Di Cristóforo Postiglioni; “La Reencarnación, sus
fundamentos Morales, Filosóficos y Científicos”, Comité para el estudio y la investigación
de la Reencarnación; “El Evangelio según el Espiritismo”, Allan Kardec; “Nuestro Hogar,
una Colonia Espiritual”, F. C. Xavier – André Luiz; “Fundamentos de la reencarnación”,
Natalio Ceccarini.)