1. PREGUNTAS Y RESPUESTAS ACERCA DE LA BIBLIA
Dr. Donald T. Moore
¿De dónde vino la Biblia? ¿Por qué contiene tantos libros? ¿Cuáles fueron los criterios
para su selección? ¿Existen los manuscritos originales? Si no, ¿los manuscritos que
disponemos son confiables? ¿Existe una Biblia católica y otra protestante? Si es así, ¿cuál es la
diferencia entre ellas? ¿Cuáles son los libros apócrifos o los deuterocanónicos?
¿Cuáles son los conceptos básicos?
La Biblia es una colección de libros sagrados, una especie de biblioteca santa o una
antología de libros sagrados escritos por diferentes autores a través de muchos siglos, pero
publicados hoy en un solo tomo. El vocablo Biblia se deriva de una palabra plural del griego
que puede ser traducido como "libritos" o "libros". Originalmente la palabra se refería a una
hoja de papiro proveniente del pueblo Byblos del río Nilo en Egipto.
La tabla de contenido de la Biblia señala dos divisiones principales: el Antiguo
Testamento y el Nuevo Testamento. La palabra en común en las dos divisiones es
Testamento, que surge de una palabra en latín (testamentum), que significaba antiguamente
alianza o pacto. En el antiguo latín un testamentum fue un juramento de lealtad que los
soldados juraban a su comandante y al emperador. Traduce la palabra griega (diatheke) que
puede significar cualquier contrato o acuerdo. En la Biblia la palabra testamento no tiene
nada que ver con un documento legal o un legado de los bienes a los herederos cuando uno
muere, sino se trata de libros sagrados que narran el desarrollo y el contenido de dos alianzas o
pactos. En el índice de la Biblia el testamento se refiere a una serie de libros que narran los
eventos e interpretaciones acerca de los dos pactos que Dios formara sucesivamente con sus
pueblos. El primero es antiguo y el segundo se hizo después y es denominado nuevo. Esta
doble división de la Biblia en Antiguo y Nuevo Testamento se desprende de una profecía en
Jeremías 31:31-341[1] que predice un nuevo pacto (heb.: berith) después de más de 600 años
de la aceptación del pacto de Moisés en Monte Sinaí y desde el siglo II d.C. se comenzó a
1[1]Se hace referencia a esta profecía en varias ocasiones en la carta a los Hebreos (8:8, 10:16).
2. referirse a las dos colecciones sagradas como el antiguo pacto y el nuevo pacto que forma
actualmente la división de las Biblias cristianas2[2].
El Antiguo Testamento se refiere al primer pacto o alianza que Dios hizo con su
pueblo cuando sacó a los israelitas de la esclavitud en Egipto para el Siglo XV o XIII a.C.
aunque en una fecha anterior ya había seleccionado a Abraham y a sus descendientes tanto
para ser bendecidos como para servir de bendición a otros (Génesis 12:1-3). La Biblia en
hebreo contiene 39 libros en el Antiguo Testamento. Narran los actos portentosos de Dios en
la historia y las interpretaciones de ellos. En el índice de la Biblia Dios Habla Hoy que
contiene los deuterocanónicos, estos libros se identifican como los Libros Protocanónicos.
La raíz principal de esta palabra es canon3[3], que significa una lista de libros que una
comunidad religiosa reconoce como dignos de ser incluidos entre los libros sagrados, pues son
divinamente inspirados. En este sentido la palabra especifica el criterio por medio del cual la
enseñanza cristiana y el comportamiento han de ser regidos. De manera que se entiende que el
canon de escritura es la lista de libros reconocidos como la regla de fe y práctica. El prefijo
proto significa la más antigua o primera lista. Por lo tanto, los Protocanónicos fueron los
primeros libros de la Biblia aceptados como divinamente inspirados. Esta primera colección
de 39 libros pueden ser divididos en tres grupos generales.
El primer grupo de 17 libros son históricos; comienzan con el libro de Génesis y
terminan con Ester. A través de sus páginas se narra principalmente el desarrollo histórico de
Israel desde sus orígenes hasta aproximadamente 400 a.C. Los primeros cinco libros tienen
dos nombres: el Pentateuco o los libros del Torá. Contienen los libros que tradicionalmente
se han atribuido a la pluma de Moisés, aunque desde el siglo pasado existen varias teorías que
los dividen en documentos y los atribuyen a diferentes fuentes. El segundo grupo consta de los
cinco libros sapienciales o de sabiduría. Comienzan con el libro de Job y terminan con
Cantares. Estos libros de sabiduría contrastan con los libros históricos en que no se preocupan
por el desarrollo histórico del pueblo de Dios como entidad, sino se preocupan por el
individual en cuanto a su comportamiento en la familia y delante de Dios. Presentan
esencialmente una ética religiosa dentro de la sociedad. Hay pasajes que señalan el
comportamiento sabio de los hijos, los padres y las esposas dentro de la familia. El principal
problema religioso-filosófico de preocupación es el del sufrimiento. ¿Por qué sufre el hombre
2[2]
Este uso aparece por primera vez en las obras de Clemente de Alejandría (c. 160) y Tertuliano de Cartago
(c. 200). La única versión de la Biblia que conozco que no sigue esta división dual es La Traducción del
Nuevo Mundo de las Santas Escriturasde los Testigos de Jehová. Con el fin de eliminar este concepto de
antiguo y nuevo pacto substituyó otros títulos para la doble división: las escrituras hebreoarameas y las
griegas cristianas. Los títulos de estas divisiones intentan borrar la idea de que un pacto es nuevo y el otro es
antiguo. La implicación, entonces, es que las dos secciones de escrituras tienen igual valor, peso y vigencia en
la vida cristiana hoy. Ver LaSana Doctrina "¿Usas estas normas para interpretar la Biblia?" II:3 (Abril 1987)
y "¿Eres un cristiano del Antiguo o Nuevo Testamento?" II:1 (Dic.-ene. 1987).
3[3]
En otro contexto canon se refiere a las reglas o leyes de una iglesia.
3. santo? Es cierto, sin embargo, que unos cuantos salmos, sí, manifiestan gratitud a Dios por su
divina providencia durante la historia del pueblo de Dios.
Los 17 libros proféticos que comienzan con el libro de Isaías y terminan con
Malaquías es el tercer grupo. Los libros proféticos más largos preceden en orden a los más
cortos, y es a base de su tamaño que se clasifican como profetas mayores y menores. Esta
clasificación no tiene que ver directamente con la importancia del libro o del profeta en la
historia del pueblo de Dios. La mayoría de estos libros llevan los nombres de los profetas que
emitían los oráculos de Dios durante diferentes épocas de la historia de la redención. ¿A qué se
refieren las palabras profetas, proféticos, y profecía? Normalmente la primera idea que nos
viene a la mente es que tienen que ver con la predicción del porvenir, una predicción
antemano del futuro. Sin embargo, cuando leímos estos libros descubrimos que eso no es
predominantemente su contenido, sino principalmente contienen un mensaje divino de
actualidad de arrepentimiento para el pueblo de Dios y de allí el significado principal de
estas palabras. Por ejemplo, los profetas advierten a los comerciantes engañosos a vender sus
productos con la medida correcta. Los acaudalados debían ser justos en su trato con los pobres
y dejar de venderlos por un par de zapatos; las mujeres ricas deben de arrepentirse por dormir
en camas de marfil mientras los pobres no tienen con qué comer. Los idólatras tienen que
abandonar la idolatría y adorar únicamente al Señor. Los religiosos no deben de observar los
días paganos especiales, sino preocuparse por el bienestar espiritual del pueblo y obedecer el
pacto.
Aunque el sentido principal de la palabra profecía es el de un mensaje de Dios para el
arrepentimiento, segundariamente conlleva una idea en cuanto a vaticinios sobre el futuro. Las
predicciones para el futuro tienen que ver principalmente con dos temas, el Mesías y el Día del
Señor (Yavé, Jehová). Con frecuencia el Día del Señor se describe en dos términos; para el
pueblo fiel a Dios se trata de un día de recompensa y de luz, pero para el pueblo infiel se trata
de un día de castigo, de condenación y de oscuridad. Un profeta (Amós 5:18-20) lo describe
en los siguientes términos: un día un agricultor sale de su casa para laborar la tierra de su finca.
Comienza a trabajar. Luego levanta sus ojos y ve que a lo lejos se le acerca un león. Se echa a
correr para su casa, y muy apenitas logra entrar. Cierre la puerta antes de que le alcance el
león, y exhausto y sin respiración, extienda su mano para apoyarse en la pared de la casa --
pero una serpiente sale de la pared y le muerde! El mensaje es claro, no hay forma de escapar,
el castigo es inevitable.
El segundo tema principal del futuro en los libros proféticos se trata de las profecías
sobre la esperanza mesiánica4[4]. Estas predicen los antecesores del Mesías y especifican
4[4]
Ver "Las profecías y los profetas" en La Sana Doctrina, II:7 (Nov.-dic. 1987).
4. detalles acerca de su nacimiento, su misión múltiple, su naturaleza y su muerte siglos antes de
su cumplimiento.
La versión Dios Habla Hoy que contiene los Libros Deuterocanónicos tiene una lista
de nueve títulos que se clasifican esencialmente como históricos y sapienciales. Son los libros
de Tobit (Tobías), Judit, 1 y 2 Macabeos, Eclesiástico, Sabiduría, y Baruc y partes de los libros
de Ester (griego) y Daniel. Otro nombre para estos es apócrifo que quiere decir "escondido" o
"misterioso". Evidentemente es una referencia a que tienen un origen desconocido o
dudoso5[5]. Fueron escritos por judíos durante los tres siglos antes del nacimiento de Jesús en
Belén. Circularon durante el período intertestamentario como libros espirituales y
devocionales y tenían más influencia en Egipto y el extranjero que en Palestina.
¿Por qué algunas Biblias tienen 39 libros en el Antiguo Testamento y otras
tienen 46?
La primera traducción de la Biblia hebrea a otro idioma se hizo en Alejandría en Egipto entre
250-150 a.C. La colonia judía veía que sus hijos estaban perdiendo su idioma hebreo. Por eso,
no podían estudiar la Biblia con facilidad en ese idioma, por lo tanto decidieron traducirla al
griego. La versión griega lleva el nombre de Septuaginta o la Versión de los Setenta debido a
la tradición de que setenta hombres cooperaron en su traducción. Incluía los libros
protocanónicos y los libros apócrifos o deuterocanónicos. Los judíos que vivían afuera de la
Palestina la usaban hasta los primeros siglos después de Cristo cuando se convirtió en la
versión adoptada por los cristianos del Imperio Romano.
Con la destrucción de Jerusalén y el templo por el ejército Romano en el año 70 d.C.
los judíos palestinos se dieron cuenta de la necesidad de determinar sus libros canónicos. Ya
no podrían contar con el templo para fomentar y servir de unidad para el pueblo.
Seleccionaron los 39 libros sagrados en una reunión en Jamnia cerca de Jope en la costa al este
de Jerusalén en 90 d.C. y así rechazaron todos los otros libros de la Septuaginta.
Durante el primer siglo d.C. los 27 libros del Nuevo Testamento fueron escritos y con
el tiempo fueron aceptados como el canon del Nuevo Testamento. Transcurrieron varios siglos
5[5]
San Jerónimo usó este término en latín (apocryphus) para designar los libros aptos para la lectura en la
iglesia para inculcar lecciones éticas pero no aptos para establecer doctrinas. A veces hoy se usa esta
designación para referir a 15 libros y documentos. En ese caso se incluye como apócrifos los seudoepígrafos
que incluyen a 3 Macabeos, 3 y 4 Esdras, La Oración de Manasés, la Epístola de Jeremías, Enoc, Jubileos y la
Ascensión de Isaías.
5. de uso de la Biblia en varias traducciones en varios idiomas. Al final del siglo IV y a
principios del siglo V las iglesias se dieron cuenta de que debido a los cambios en el idioma
latín que hablaba la gente, hacía falta una nueva traducción al nuevo latín, el idioma principal
de Europa en esa época. Hacía falta algún religioso capacitado a traducir del koiné griego del
Nuevo Testamento y del hebreo del Antiguo Testamento. Lo más difícil era encontrar un
cristiano con los conocimientos del idioma hebreo. El único capacitado con los tres idiomas
fue San Jerónimo, pues lo había aprendido de un tutor convertido al cristianismo en Siria. El
monje Jerónimo (346/7-420 d.C.), el encargado de un monasterio en Belén en Palestina,
efectuó esa traducción del Hebreo. Después de más de 15 años de labor entre 390 y 406 logró
terminar la traducción de los 39 libros. Pero cuando se le pidió incluir los libros
Deuterocanónicos también, no fue a su agrado, porque no eran parte del canon en hebreo. Por
eso no los aceptaba como libros canónicos. No obstante, decidió incluir traducciones del
antiguo latín ya existentes, aunque tradujo Tobit (Tobías) y Judit del arameo y así terminó su
obra. Se puso por nombre a esta versión la Vulgata, ya que se trataba de una en la lengua
vernácula del pueblo. Esta traducción se convirtió en la Biblia más usada por la Iglesia
Católica Romana en Europa durante los próximos mil años.
En el siglo XVI estalló la Reforma Protestante en Europa. En parte fue influído por el
Renacimiento con su gran interés en los idiomas antiguos y clásicos. Unánime pero
independientemente los grandes reformadores Martín Lutero, Ulrico Zwinglio y Juan Calvino
concluyeron que el canon judío del los 39 libros protocanónicos era toda la escritura
divinamente inspirada y así excluían los libros deuterocanónicos de las Sagradas Escrituras.
A mediados del siglo en el norte de Italia en el pueblito de Trento el papa convocó el
Concilio de Trento para poner en marcha una Contrareforma Católica. En esa somnolienta
aldea el Concilio hizo dos decisiones claves en cuanto a la Biblia para los católicos. Primero,
determinó que la Vulgata en latín fuera la Biblia oficial de la Iglesia Católica Romana. Eso
quería decir que una traducción de los textos en hebreo, arameo y griego fuera la Biblia para el
uso católico tanto en la iglesia como para la traducción a otros idiomas. Por eso no fue hasta el
siglo XX que aparecieron Biblias aprobadas por la Iglesia Católica traducidas de los idiomas
originales. La segunda decisión del Concilio de Trento en cuanto a la Biblia fue su aceptación
oficial de los siete libros deuterocanónicos como libros divinamente inspirados. Desde
mediados del siglo XVI todo católico romano ha venido bajo la obligación de su iglesia de
aceptar los 46 libros en el Antiguo Testamento como divinamente inspirados6[6]. Cabe
señalar que esta es la diferencia básica entre las Biblias frecuentemente denominadas católicas
y protestantes7[7].
6[6]
El Concilio Vaticano I (1870 d.C.) reafirmó estas decisiones.
7[7]
Otras diferencias menores en las Biblias Católicas incluyen el orden de los libros del Antiguo Testamento,
la enumeración de los salmos, la forma de escribir muchos nombres y las notas explicatorias.
6. ¿Cómo fue preparado y transmitido el Antiguo Testamento?
Los 39 libros del canon judío fueron todos escritos en hebreo durante un período de
aproximadamente 1,000 años, desde 1400 a.C. hasta 400 a.C. por cerca de 30 autores
diferentes. Existen unas porciones cortas en tres de los libros escritos en arameo, un idioma
muy parecido al hebreo.
La transmisión de estos libros hasta el día de hoy es muy interesante. Por siglos ciertos
judíos, a veces llamados escribas, se dedicaban a copiar a mano con sumo cuidado el
contenido de estos libros sagrados. No obstante, para el siglo IX a.C. existieron manuscritos
con variantes. Los eruditos judíos decidieron confeccionar un texto unificado de los diferentes
manuscritos. Así con gran cuidado y erudición prepararon el texto masorético y destruyeron
todos los otros manuscritos conocidos hasta ese momento. Así que desde el siglo X hasta el
siglo XX sólo existían copias en hebreo del texto masorético de esos 39 libros.
En 1947 ocurrió un descubrimiento de gran importancia que haría posible examinar
manuscritos bíblicos que databan desde el siglo II a.C. Un joven pastor de animales descubrió
unos antiguos Rollos o Pergaminos del Mar Muerto en una cueva cerca de Qumrán del Mar
Muerto y Jerusalén. Estos y otros descubiertos en doce cuevas adicionales durante los
próximos años consisten de pergaminos o fragmentos de 800 documentos diferentes y 127 de
ellos textos bíblicos. La mayoría de los pergaminos están en hebreo, aunque otros en griego o
arameo. Unas cuantas copias de libros bíblicos fueron esencialmente completas, pero la
mayoría fragmentaria. Se encontraron 38 de los 39 libros canónicos8[8] de la Biblia hebrea.
Ester, un libro canónico que narra eventos en Persia en vez de la Palestina, fue el único que no
se encontró en Qumrán. Una comparación con los Rollos del Mar Muerto y el texto
masorético ha podido constatar el hecho de que este texto era muy confiable y que existían
8[8]
Los hallazgos en Qumrán no incluyen una lista de los libros que formaba el canon de esa secta judía, pero
entre los pergaminos aparecieron varios comentarios sobre la Biblia hebrea. Este hecho nos permite afirmar
con confianza de que su canon incluía el Pentateuco, los Profetas y los Salmos, Daniel y probablemente Job.
No hay ninguna evidencia que indique que dicha comunidad aceptaba Tobit (Tobías) o Baruc aunque
aparecieron fragmentos de ellos y de Jubileo.
7. menos variantes entre los dos textos hebreos9[9] que entre estos y la versión griega de la
Septuaginta10[10].
¿Cómo se clasifican los libros canónicos del Nuevo Testamento?
En el Nuevo Testamento hay 27 libros en las Biblias cristianas11[11]. El criterio
principal para la selección de este número fue si el autor era un apóstol. Los libros se clasifican
en cuatro grupos, principalmente de acuerdo a su género literario. Los cuatro evangelios
forman el primer grupo, el cual se puede dividir en dos. La palabra evangelio surge del griego
y quiere decir "buenas noticias o nuevas". No se tratan de biografías de Jesús en los términos
de hoy. Son esencialmente tratados que tienen el fin de persuadir a otros de que Jesús era el
Mesías profetizado. Los primeros tres son sinópticos, un término que sugiere que tienen un
enfoque parecido -- desde el mismo punto de vista. Narran esencialmente los mismos
acontecimientos de la vida de Jesús, su pasión y resurrección, pero varían de acuerdo al
interés, propósito y experiencia de cada evangelista o apóstol y de acuerdo a los intereses de
los destinatarios de estos evangelios. Algunos eruditos opinan que Marcos fuera el primer
evangelio escrito y que los otros dos lo utilizaron como modelo. Otros afirman que las
semejanzas se relacionan mejor con un documento original de las palabras de Jesús que fuera
usado en la preparación de los tres. El evangelio según San Juan se clasifica como el cuarto
evangelio. Su contenido, vocabulario y enfoque es muy diferente a los sinópticos. Solamente
uno de los siete milagros de Jesús antes de su muerte, la pesca milagrosa, aparece también en
los sinópticos. Todos los evangelios dedican aproximadamente la mitad de sus narraciones de
la pasión, la crucifixión y la resurrección de Jesús.
9[9]
Por ejemplo, en los 66 capítulos del pergamino de Qumran sobre Isaías, solamente se encontraron 13
pequeñas variantes. Las variantes más importantes aparecen en los libros de Jeremías y Samuel, los cuales
contienen algunos párrafos enteros nunca antes vistos. Por ejemplo, en 1 Samuel 11 donde narra acerca del
nuevo Rey Saúl quien conduce a su pueblo en la batalla en contra de los amonitas, el texto de Qumran incluye
un párrafo que describe la opresión de los israelitas a manos del rey amonita Nahash; no se menciona a éste
en el texto tradicional. En un caso en Jeremías se omiten las palabras proféticas de 9:7.
10[10]
Hoy la Septuaginta sigue siendo la versión oficial de la Iglesia Ortodoxa Griega, pero la mayoría de los
eruditos de esa iglesia siguen al padre Atanasio y otros que colocaban los libros deuterocanónicos en un nivel
de autoridad inferior a los protocanónicos.
11[11]
Evidentemente durante la primera mitad del segundo siglo d.C. se comenzó a hacer dos colecciones de
escritos cristianos, la de los cuatro evangelios y la de las cartas paulinas. El padre griego Orígenes (185-254
d.C.) menciona 27 libros en el Nuevo Testamento, 21 reconocidos plenamente y 6 dudosos. El obispo
Atanasio de Alejandría en 367 d.C. fue el primer escritor que hoy conocimos que hizo una lista de los 27
libros canónicos sin diferenciar entre ellos. Aunque la Iglesia Ortodoxa Griega acepta los 27 libros en esta
lista, no incluye lecturas del libro de Apocalipsis en su misal.
8. La segunda clasificación de los libros del Nuevo Testamento es historia. Solamente
uno de los libros es histórico, los Hechos de los Apóstoles, el cual es la continuación de la
narración del evangelio de San Lucas, y posiblemente en un tiempo los dos formaron un solo
libro. Comienza su narración con Jesús resucitado dando una comisión misionera y con su
ascensión. Narra principalmente los acontecimientos más importantes de dos apóstoles, Simón
Pedro y Pablo. La primera mitad del libro presenta a Pedro como líder apostólico de la
comunidad de fe en Jerusalén y la segunda mitad a Pablo como el líder misionero en la
extensión del evangelio al mundo gentil. A mediados del libro los dos apóstoles se encuentran
juntos en un concilio en Jerusalén y coinciden en que los gentiles no tienen que obedecer la ley
de Moisés para recibir la salvación. Culmina la historia de la iglesia primitiva en este libro
histórico con Pablo encarcelado mientras él continúa diseminando el mensaje misionero en la
ciudad capital del Imperio Romano.
El tercer grupo neotestamentario se clasifica como epístolas o cartas. Hay 21 en este
grupo que subdivide entre cartas paulinas y generales (católicas o universales).
Tradicionalmente las primeras catorce se han atribuídas a la pluma del apóstol Pablo y las
restantes siete a otros apóstoles. La mayoría de las paulinas llevan el nombre de los habitantes
de los pueblos o provincias donde habían iglesias cristianas aunque cuatro fueron dirigidas a
líderes cristianos y tres de ellas se llaman cartas pastorales. Las cartas generales en vez de
tener un solo destinatario se circulaban entre varias iglesias. Por eso la designación católica,
universal o general. Recibieron el nombre del autor.
El cuarto grupo se compone del libro de Apocalipsis, que tiene un estilo y un
simbolismo único en el Nuevo Testamento. Es muy probable que fuera el último libro
canónico, el Apocalipsis, y que se escribió al finalizar el siglo I d.C. Se usó una especie de
clave secreto para comunicar un mensaje de esperanza, seguridad y victoria para el cristiano
sufriendo persecución. El mensaje central es uno que anuncia la victoria de Cristo, de Dios y
de su pueblo.
Los 27 libros del Nuevo Testamento fueron escritos en su mayoría por los apóstoles
durante el primer siglo d.C. y todas las Biblias hoy tienen los mismos 27. Probablemente el
primer libro, la carta de 1 Tesalonicenses, fuera escrito para el año 51 o 52 d.C. y el último
para 96 d.C. Aproximadamente 9 o 10 autores los escribieron, se han atribuido cinco a Juan,
catorce a Pablo, dos a Lucas y dos a Pedro. Todos fueron escritos en el koiné griego, que se
trata de un griego más simple que el clásico y que se usaba en el comercio internacional de la
época. De manera que el Nuevo Testamento fue escrito en el lenguaje que se hablaba en todo
el Imperio Romano, el idioma universal de su época.
¿Cuáles son los códices más antiguos?
9. Igual que en el caso del Antiguo Testamento, no disponemos de ninguno de los
manuscritos originales de los libros del Nuevo Testamento. Sin embargo, existen muchos
manuscritos muy antiguos, y cuando se encuadernaban las hojas para formar un solo volumen,
se llamaba códice. Los dos códices más antiguos casi completos datan desde el siglo IV. Uno,
el Vaticano (Vaticanus), se encuentra en la biblioteca del Vaticano en Roma y el otro, el
Sinaítico (Sinaíticus), en el Museo Británico de Historia de Londres.
La historia del descubrimiento del segundo es muy interesante. Como su nombre
sugiere se relaciona con el Monte Sinaí. El siglo pasado C. von Tischendorf, un noble alemán
y coleccionista de antiguos manuscritos, estaba de visita en el monasterio Santa Catalina de la
Iglesia Católica Ortodoxa. Como de costumbre estaba pendiente el encuentro de antiguos
manuscritos. Un día en la oficina del abad o supervisor del monasterio notaba que de vez en
cuando éste sacaba hojas de un manuscrito del safacón y las quemaba con el fin de calentar las
manos. Luego continuaba escribiendo. Al ver las hojas sospechaba de que eran de un
manuscrito antiquísimo. Pidió permiso a examinar el documento en su habitación y se
convenció de que efectivamente se trataba de un manuscrito de gran valor. Regresó a la
oficina del abad y pidió permiso a llevarlo consigo a su país para examinarlo con más cuidado.
Al principio se le negó, pero cuando prometió fielmente a devolvérselo, recibió permiso.
Efectivamente se trataba de un texto en griego completo del Nuevo Testamento y casi
completo del Antiguo Testamento del siglo IV d.C. No obstante su promesa, nunca se lo
devolvió al monasterio, sino se lo regaló al zar de Rusia. Posterior a la Revolución
Bolchevique en 1917 el Museo Histórico en Londres lo compró.
¿Los títulos, subtítulos y las divisiones en versículos y capítulos
forman parte del texto sagrado? No, puesto que no formaban parte del texto original.
Se hizo la división en capítulos en el siglo XIII y en versos tres siglos más tarde mientras los
redactores de cada versión de la Biblia han incorporado los títulos y subtítulos como mejor les
parezca según sus propios criterios. Asimismo añaden las introducciones explicatorias a los
libros, las notas al calce y los apéndices.
¿Cuáles son los argumentos a favor y en contra de los libros apócrifos
o deuterocanónicos? Los principales argumentos a favor son en primer término que
formaron parte de la Septuaginta, la primera Biblia que los cristianos gentiles seguían como
la versión más importante por siglos tanto en griego como para las traducciones al latín y otros
idiomas. Segundo, los libros deuterocanónicos fueron oficialmente incorporados dentro del
canon por los Concilios de Trento y del Vaticano I de la Iglesia Católica Romana. Tercero, el
canon judío de los 39 libros es un canon defectuoso, pues fue determinado por religiosos que
rechazaban a Jesús como el Mesías.
10. Los argumentos en contra su aceptación como libros divinamente inspirados incluyen
los siguientes. En primer término, no formaron parte de la Biblia hebrea aceptada como
canónica por los judíos en el primer siglo después de Cristo. En segundo término, Jesús no los
usó y no los citó. En tercer término, contienen enseñanzas que no son consistentes con la
instrucción de los libros canónicos, como la doctrina de las oraciones por los muertos (2 Mac.
12:43) y la intercesión de los santos.
A pesar de esto a lo largo de la historia del cristianismo han tenido un valor
devocional, ético e histórico. La lectura puede resultar edificante si no se usa para establecer
doctrinas. Se puede leer y exponer sus lecciones en la iglesia siempre y cuando esas
enseñanzas coinciden con las doctrinas de las escrituras canónicas. También sirven de fuentes
primarias para el estudio de la historia del período intertestamentario y para ilustrar la
providencia de Dios sobre su pueblo. Por eso hasta a mediados del siglo XVII fueron incluidos
en las versiones de los grandes reformadores protestantes.
¿Es la Biblia un libro puramente humano, escrito por un hombre?
¿Es la Biblia igual a los demás libros? En algunos sectores suele decir que ella es como
cualquier libro hecho de papel en el cual el hombre escribe. En nada difiere de ellos, pues el
papel aguanta todo lo que le pongan. Pero, la Biblia es un libro único. No fue escrito por un
hombre como alegan algunos que desconocen la historia de su desarrollo, su trasmisión y
conservación, sino eran cerca de 40 autores a lo largo de un período de más de 1,000 años.
También esa crítica a la Biblia sugiere que cualquier hombre pudo haberla escrita, pero no fue
así. Otros tratan de quitar su cualidad única diciendo que fuera escrita por hombres. Y ese
hecho lo convierte en un libro puramente humano. Sin embargo, los autores no eran personas
comunes y corrientes, tampoco eran seres humanos sin escrúpulos o con intereses particulares,
sino eran santos hombres de Dios (2 Pe. 1:21) bajo las órdenes de Dios. En ese sentido todos
los libros bíblicos fueron escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo de Dios (2 Ti. 3:16-
17).
Además la Biblia es única en el sentido de que se trata de una antología o colección de
libros. ¿Cuántos otros libros que tú conoces fueron escritos por cerca de 40 autores durante un
período extenso de más de mil años? Cabe señalar también que esta obra es singular en el
occidente por su influencia en las grandes obras de las artes y las letras y por el mensaje sin
par del evangelio de Jesucristo. Concluimos, pues, que la Biblia es y a la vez contiene la
Palabra de Dios.
¿Qué hay de cierto en cuanto a los llamados libros perdidos de la Biblia?
11. En el Antiguo Testamento existen referencias y a veces citas a ciertos libros que existían al
mismo tiempo de la composición de los libros canónicos. Incluyen, por ejemplo, los libros de
Jaser (Jos. 10:12-14; 2 Sam. 1:18-27), de las batallas de Jehová (Núm. 21:14), de los hechos
de Salomón (1 Rey. 11:41), de las crónicas de los reyes de Israel (1 Rey. 14:29) y de los reyes
de Judá (1 Rey. 14:29). No existen hoy, pero en el caso del libro de Jaser se conservan trozos
en las citas bíblicas. Evidentemente los últimos dos fueron anales de las cortes reales o
resúmenes proféticos de ellas. Nunca fueron aceptados como parte del canon. En ese sentido
nunca formaron parte de las Sagradas Escrituras, y, por ende, no son libros perdidos de la
Biblia. Eran nada más que recursos extrabíblicos a los cuales los escritores sagrados se hacían
referencia.
Además en el día de hoy existen otros libros apócrifos y seudoepígrafos del Antiguo y
Nuevo Testamento, traducciones de los cuales se publican a veces en tomos que erróneamente
se califican como libros perdidos. Lo cierto es que el cristianismo nunca los consideró
inspirados por Dios.
¿Es cierto que la Iglesia Católica Romana escribió, escogió y confeccionó los
libros de la Biblia?
¿Se trata de un libro católico o de creación católica? Es esencial señalar que toda la
comunidad cristiana jugaba un papel en la selección de los libros canónicos. Nunca se limitó
a la Iglesia Católica Romana o a sus concilios, como algunos alegan. Estaban envueltos
cristianos en los tres continentes de Europa, Africa y Asia. Por lo tanto, los cristianos de
muchas nacionalidades aportaron algo y muchos de ellos nunca adoraron a Dios por medio de
los ritos latinos y tampoco reconocían al Obispo o Papa de Roma como su máximo pontífice.
Además del criterio de ser apostólico, se usaban otros criterios para determinar los libros
sagrados, tal como los que respondían a las necesidades espirituales del pueblo cristiano en las
iglesias locales y les ayudaban a crecer en la gracia de Dios. Es mucho más acertado afirmar
que todo el pueblo de Dios seleccionó y preservó los libros que componen la Biblia que darle
crédito a una denominación o secta en particular.
En realidad, la Iglesia Católica Romana como la conocemos hoy no existía cuando se
concluyó la selección de los libros del canon. De hecho en 325 d.C. el Concilio de Nicea
reconoció la igualdad de autoridad de tres obispos, los de Roma, de Antioquía de Siria y de
Alejandría de Egipto. El Concilio de Constantinopla (380 d.C.) le concedió la igualdad de
autoridad con ellos al obispo de Constantinopla y más tarde el Concilio de Calcedonia (451
d.C.) la extendió a un quinto obispo, el de Jerusalén. De manera que durante los primeros
cinco siglos existían en diferentes momentos hasta cinco obispos con potestades equivalentes.
Cabe señalar que algunos teólogos, pastores y obispos bajo la jurisdicción de cada uno de esos
cinco obispos de igual autoridad contribuyeron a la selección de los libros sagrados de la
12. Biblia. Por lo tanto, recalcamos que es mucho más acertado decir que todo el pueblo
cristiano determinó cuales libros eran divinamente inspirados y es una equivocación darle
crédito únicamente a la Iglesia Católica Romana.
Además antes de la existencia de iglesia cristiana alguna, el pueblo de Dios del antiguo
pacto comenzó el proceso de escribir y formular un canon, y eso aplica tanto para el canon de
los judíos de Palestina como el de los de Alejandría. Cabe señalar también que el papel
histórico de los primeros concilios era uno de promulgar públicamente el consenso ya
existente entre las iglesias locales principales en vez de dictarles. Asimismo es incorrecto decir
que su conservación se debe exclusivamente a la Iglesia Romana, aunque es cierto que sus
monásticos jugaban un papel importantísimo, aunque no exclusivo, debido a sus bibliotecas
guardadas y copiadas dentro de las fortalezas. No obstante, subrayamos una vez más que no
era patrimonio exclusivo de los Católico Romanos.
¿Es cierto que los textos originales sagrados judíos y cristianos han sido
corrompidos y cambiados?
Una alegación de esta naturaleza tiene que ser evidenciada por documentos históricos.
¿Cuándo, según se alega, o en cuál fecha cambiaron o modificaron los textos? No lo hicieron
entre los siglos II a.C. y el siglo XX d.C., pues la evidencia de los pergaminos del Mar Muerto
hace claro que los manuscritos del Antiguo Testamento fueron fielmente copiados a mano. De
hecho la evidencia por la fidelidad en los manuscritos es mucho mayor que para las grandes
obras de literatura y filosofía de la Grecia clásica. Tampoco existe evidencia en los
manuscritos del Nuevo Testamento para su corrupción, aunque existen variantes de menor
importancia en los textos que en nada cambia la doctrina cristiana.
Con frecuencia la alegación de un texto corrupto es un mecanismo para abrir paso para
una nueva revelación o nuevas revelaciones que no coinciden con la Biblia. Por ejemplo, la
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días o los mormones12[12] presentan
únicamente citas de sus líderes y del Libro de Mormón para evidenciar y constatar sus
acusaciones. En cuanto a la confiabilidad del Libro de Mormón varios testigos mormones
retractaron sus testimonios y explicaron las cuestionables condiciones vigentes poco antes de
dar sus firmas. Tal vez basta el testimonio del libro de José Smith para los que ya tienen fe en
su veracidad, pero ¿dónde está la evidencia en los documentos? No han proporcionado
evidencia alguna de la corrupción de la Biblia, porque sencillamente no existe. Aunque José
Smith comenzó a preparar una revisión de la Biblia, nunca la terminó y hasta el día de hoy los
12[12]
Ver "El testimonio de los mormones y el nuestro", II:6, (Sept.-oct. 1987) de La Sana Doctrina.
13. mormones con sede en Salt Lake City no la usan13[13]. ¡Así que los mismos mormones no
aceptan los cambios que su propio profeta incorporó! ¿Dudan entonces de él?
En realidad es el Libro de Mormón que ha sido corrompido. Hoy no es idéntico a lo
que era en su primera publicación de 1830, ya que las alteraciones en las ediciones revisadas
de 1921 y 1981 son significativas por su cambio doctrinal. De hecho en total más de 4,000
cambios han sido incorporados desde la primera edición.
En el caso de El Corán y sus alegaciones de corrupción de la ley judía y del evangelio
de Jesús14[14] podemos señalar lo siguiente. Los musulmanes, los seguidores del profeta
Mahoma, diseminen ese libro que creen dictado por el Angel Gabriel. No obstante, faltan
evidencias históricas en él para apoyar y sustentar sus alegaciones. No señala ningún
documento fidedigno que data de los primeros cinco siglos.
Cabe señalar que tanto las nuevas revelaciones de los mormones como los del Islam
se encuentran condenadas por el apóstol Pablo cuando afirma categóricamente que toda
revelación que difiere de sus enseñanzas apostólicas y que fuera revelada por un ángel que
sean anatema o condenadas (Gál. 1:8-9). Tal es el caso también de Samael Aun Weor del
gnosticismo contemporáneo con las revelaciones del quinto ángel del Apocalipsis.
Una técnica similar usó Allan Kardec, el codificador del espiritismo, al insistir en la
imperfección de la ley de Cristo15[15]. ¿Qué podemos decir en cuanto a las alegaciones
similares hechas por los líderes de los movimientos de la Nueva Era? Alegan que la iglesia
hizo cambios para apoyar su rechazo de la reencarnación. ¿Incorporaron cambios en el texto
sagrado los Concilios de Nicea (325 d.C.) y de Constantinopla (553 d.C.)? ¿Eliminaron las
enseñanzas bíblicas que sostenían la reencarnación? La evidencia histórica señala lo contrario.
No apoya en lo absoluto esas alegaciones infundadas.
13[13]
Aunque incluyen la revisión de los primeros 8 capítulos de Génesis en La Perla de Gran Precio, uno de
sus principales libros sagrados, José Smith hizo muchos otros cambios en la Biblia del Rey Jacobo. La Iglesia
Reorganizada de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días con sede en Independence, Mo., publicó su
revisión y se llama Inspired Version: The Holy Scriptures, Containing the Old and New Testaments: An
Inspired Revision of the Authorized Version, by Joseph Smith, Junior.
14[14]
Ver "Mahoma, el Corán y la fe islámica", VI:5 (Sept.-oct., 1991) de LaSana Doctrina.
15[15]
Ver "El espiritismo y el cristiano", La Sana Doctrina I:1, (Enero-feb. 1986).
14. Otras personas arguyen que los cambios en los textos ocurrieron en la transmisión de
la tradición oral antes de ser escrita. Normalmente estas personas no entienden el mecanismo
antiguo de la trasmisión oral de pueblos donde se retienen datos en la memoria por largos
períodos en forma confiable. Este hecho se ha demostrado entre los pueblos primitivos de hoy.
Además solamente una parte de los Antiguo y Nuevo Testamentos fue al principio trasmitido
oralmente -- no así la vasta mayoría de los libros del Nuevo Testamento. Y se pregunta,
¿dejaría un Dios soberano, santo, misericordioso y de amor cambios significativos en el
evangelio verdadero de las Sagradas Escrituras?
¿Es la Biblia solamente uno entre varios libros sagrados inspirados por
Dios?
Algunos reclaman autoridad para otros libros sagrados. Insisten en que otras escrituras
reveladas tienen el mismo o mayor valor de inspiración divina que la Biblia.
Existen decenas de libros en el mundo que diversas sectas y religiones creen
inspirados. Por ejemplo, para el musulmán El Corán, para el hindú los cuatro Vedas, los
Upanishads, el Bhagavad Gita y los Puranas, para algunos budistas el canon pali y para
otras sectas hay libros adicionales.
Las iglesias cristianas escuchan la voz de Dios a través de la Biblia, donde la claridad
del mensaje es evidente. Solamente ella es la voz divina inspirada de autoridad, puesto que es
la única fuente primaria para aprender de la vida, enseñanza y obra históricas de Jesús de
Nazaret, el Mesías, quien como Dios encarnado ha sido el único Salvador que ha dado su vida
en rescate por los pecados del hombre. No solamente los otros libros niegan y contradicen
enseñanzas fundamentales bíblicas sino que en su mayoría dependen de interpretaciones de
una mitología más bien que la revelación de Dios en la historia. No obstante, muchas
religiones y sectas quieren incorporar a Cristo dentro de su sistema más bien que someterse a
su autoridad soberana. Además una comparación de las doctrinas bíblicas tal como la libertad
individual, el significado del sufrimiento, el significado de la historia y la revelación de la
naturaleza de Dios con las enseñanzas de los otros libros sagrados demuestra su superioridad
como bien se señala en el libro de Hebreos en cuanto al judaísmo. Lo mismo se puede señalar
en cuanto a las consecuencias de una fe bíblica -- tanto las actitudes y conducta personales
como colectivas en términos de los adelantos y avances dentro de las sociedades -- contrastada
con los frutos de las religiones. De otro lado no olvidemos de la gracia común de Dios
existente en la naturaleza y la conciencia de todo ser humano.
15. ¿Es cierto que Cristo transmitió oralmente a algunos iniciados una secreta
enseñanza esotérica que nunca se puso por escrito?
Esta es la afirmación del esoterismo que también se denomina el ocultismo y que incluye
movimientos tales como el rosacrucismo y la teosofía. Una vez más no proveen
documentación histórica confiable para comprobar sus alegaciones. Evidentemente durante su
vida Jesús no aceptaba un conocimiento secreto aparte del texto bíblico (comp. Mt. 11:29, Mt.
15:1-9), ya que dependía de la palabra escrita (Mt. 4:1-11) y apelaba con frecuencia a ella. En
un momento crítico de su vida insistió en que él había hecho todo en público y negó
rotundamente que enseñaba doctrinas en secreto (Jn. 18:20-21). No ocultó nada. Por lo tanto,
es mucho más sabio seguir lo que se puede evidenciar en cuanto a las enseñanzas de Jesús que
suponer que alguien, alguna sociedad u organización tenga sus enseñanzas secretas que sus
discípulos o iniciados hayan trasmitido oralmente hasta hoy.
De hecho del círculo más íntimo de los apóstoles de Jesús tenemos por escrito las
enseñanzas de Pedro en sus cartas y en el evangelio de Marcos y las de Juan en su evangelio,
sus tres cartas y su Apocalipsis. Asimismo de los apóstoles tenemos escritos de Mateo, Pablo
y Santiago además del historiador contemporáneo Lucas. También tenemos las enseñanzas de
dos de los hermanos más allegados al Señor. Con todas estas enseñanzas públicas y
apostólicas, no había ninguna necesidad de transmitir secretas enseñanzas de Jesús -- y en
especial cuando con frecuencia las doctrinas esotéricas contradicen y niegan la revelación
escrita.
¿Existe la necesidad de un solo tribunal supremo para interpretar la
Biblia?
La Iglesia Católica Romana ha sostenido la necesidad de uno. De hecho insisten en que el
papa como el único infalible tiene ese derecho, pero además recae en manos de la oficina
eclesiástica el derecho de determinar la interpretación oficial cuando la iglesia o algún concilio
no haya declarado la explicación correcta. De un lado, esto puede ser beneficioso, pues como
tribunal supremo ayuda a mantener la uniformidad y unidad de esa iglesia. De otro lado, es
dañino, porque coloca el mensaje y la interpretación de la palabra de Dios en manos del
clérigo de una sola denominación. Y si los laicos no pueden interpretarla, implica que no la
pueden entender y si no la entienden, entonces, ¿por qué leerla? Y si no la leen, ¿por qué
diseminarla?
La sociedad teocrática de los Testigos de Jehová y su cuerpo gobernante hacen lo
mismo. Insisten en que la Sociedad Atalaya es el siervo fiel en los últimos tiempos (Mt. 24:45)
y que sus publicaciones dan a conocer las interpretaciones correctas para alimentar
espiritualmente a la muchedumbre.
16. Pero ya que las Sagradas Escrituras se dieron para enseñanza, corrección e instrucción
(2 Ti. 3:16-17), deben estar disponibles para la lectura de todos. Hoy el Espíritu Santo es el
maestro por excelencia para su pueblo (Jn. 14:26), y ya que inspiró el mensaje original y la
preservó de corrupción a lo largo de la historia, este mismo Espíritu de la verdad es el mejor
capacitado para dar a conocer su mensaje a su pueblo hoy (1 Pe. 1:19-21). Y cuando su
pueblo lee la Biblia con comprensión, inevitablemente la interpreta. No obstante, existen
ciertas normas para ayudar en su entendimiento16[16].
¿Es cierto que la lectura de la Biblia vuelve loco al que la lee?
No al contrario es saludable su lectura. Mejora la calidad de la vida. Trae más felicidad y paz.
Ayuda a uno a reconciliarse con Dios y tener la seguridad de esa vida eterna. Le aconseja a
amar y a perdonar al prójimo. Le ayuda con su relación familiar. Trae prosperidad al creyente
cuando éste busca primeramente el reino de Dios y hace la voluntad divina (Mt. 5:33).
Transforma vidas sin sentido dándoles significado y propósito. Cambia la vida del adicto y del
criminal convirtiéndola en algo fructífero. Por eso y otras razones más grandes hombres de la
historia como Alfonso el Sabio, Soren Kierkegaard, Abraham Lincoln, Rubén Darío y Juan
XXIII la han leído y han recomendado su lectura.
Si es así como sugieren muchos grandes hombres de la historia, uno pregunta, ¿cómo
surgió la idea de que la lectura de la Biblia puede volver a uno loco? Sospecho de que se
desarrolló como un elemento en una campaña en contra de la diseminación de la Biblia. El
siglo pasado y aun durante la primera parte de este Siglo XX era un libro ilegal en algunos
países hispanos, prohibido tanto por el estado como por la Iglesia Católica. Esta amenaza de la
locura les serviría como un mecanismo de control o un cuco para infundir miedo y evitar su
busqueda de paz espiritual afuera del catolicismo.
Hoy otros dicen que la Biblia es un libro anticuado y retrógrado, un producto de una
cultura de antaño para el día de ayer. ¿Es cierto que la Biblia lleva a uno para atrás en vez de
para adelante? Depende como se lee, como se interpreta y como se practica, pero un libro que
enseña a amar y perdonar, decir la verdad, no robar y no matar en un mundo con tanto odio,
mentira y criminalidad, no puede ser retrógrado
16[16]
Ver "¿Usas estas normas para interpretar la Biblia?", II:3 (Abril 1987) de la Sana Doctrina.
17. .
¿Por qué algunas traducciones de la Biblia omiten frases, palabras o versos
mientras que otras los retienen?
Esta omisión de ciertos pasajes en las traducciones más recientes ocurren tanto en versiones en
inglés como en español. Se debe principalmente a los conocimientos actuales basados en los
últimos descubrimientos textuales de los manuscritos en el griego y el hebreo. Algunos
ejemplos son Marcos 16:9-20, Juan 5:4, 7:53 al 8:11 y 1 Juan 5:7.
Por ejemplo, la Reina Valera (1960) incluye cada uno de estos textos completos sin
ninguna nota aclaratoria mientras la Reina Valera Actualizada no. En el caso de Marcos 16:9-
20, esta última versión escribe el texto entre corchetes, pero con la misma letra y al final de los
otros versos del capítulo, aunque una nota al pie de la página señala que algunos manuscritos
antiguos no lo incluyen. En el caso de Juan 5:4 señala lo mismo en cuanto a su ausencia en los
antiguos manuscritos, pero incluye una traducción en la nota al pie de la página. Juan 7:53 al
8:11 está escrito entre corchetes con una nota explicatoria al pie de la página que dice que ha
seguido la tradición de algunos manuscritos antiguos al hacerlo. A la vez señala la práctica de
otros manuscritos a colocar este pasaje después de Lucas 21:38 o 24:53 o de Juan 8:36. En el
caso de 1 Juan 5:7 hace el mismo señalamiento en cuanto a los manuscritos antiguos e incluye
una traducción en la nota con una explicación adicional al efecto de que la autenticidad de la
doctrina de la Trinidad no depende de este verso. Luego, da citas de varios versos en el Nuevo
Testamento que apoyan dicha doctrina.
La Biblia de Jerusalén, una versión católica considerada por muchos como una
traducción excelente, incluye Marcos 16:9-20 como parte del texto sagrado y en una nota al
pie de la página dice que los versos son inspirados y canónicos, aunque no se puede probar
que pertenecieren a la redacción de Marcos. Incluye Juan 5:4 y 7:53 al 8:11 de la misma
manera de la Reina Valera (1960), con la excepción de que añade una nota al segundo texto
sobre la mujer adúltera afirmando que dicha narración es inspirada y canónica aunque
antiguamente no formaba parte de Juan, sino tal vez de Lucas. En el caso de 1 Juan 5:7 coloca
una parte del texto y después de las palabras "dan testimonio" señala una nota al pie de la
página donde explica únicamente que los manuscritos de la Vulgata añaden la frase sobre el
Padre, el Verbo y el Espíritu Santo que son uno.
La necesidad de tener a la mano una traducción al día con la crítica textual que haya
comparado los manuscritos más antiguos y, por ende, probablemente más auténticos es
esencial hoy, pues entre otras razones circula la versión de los Testigos de Jehová en el país.
En La Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras en cuanto a Marcos 16
18. aparece tanto una conclusión larga como una corta17[17]. Además escribe estas conclusiones
con una letra diferente al de los otros textos y contiene una explicación especificando los
manuscritos antiguos donde aparecen cada cual. En el caso de Juan 7 y 8 omite los versos del
texto sagrado, pero coloca la traducción entera en una nota al pie de la página que especifica
cuales manuscritos antiguos lo tienen. En el caso de 1 Juan 5:7-8 omite la parte del texto que
no aparece en los manuscritos antiguos sobre la Trinidad sin explicación alguna.
Por supuesto hay otros variantes en los antiguos manuscritos, y puesto que no
disponemos de ningún manuscrito original, es imprescindible no fundamentar ninguna
doctrina esencial en estos textos que no aparecen en los manuscritos más confiables y
fidedignos. Desde luego, la omisión de estos textos no afecta la veracidad de doctrina cristiana
alguna.
¿Existe una sola traducción aceptable en el español?¿Existen criterios que
nos ayuden seleccionar las mejores traducciones?
Los Adventistas del Séptimo Día usan la traducción de Reina y Valera de 1909 y rechazan la
de 1960, ya que ésta sustituyó el día de reposo por el sábado. Algunos pentecostales también
han rechazado esta versión. Por lo tanto, la Reina Valera 1960 no sirve para ellos. Otros
insisten en el uso exclusivo de La Traducción del Nuevo Mundo de los Testigos de Jehová,
ya que usa el nombre de Jehová en el Nuevo Testamento y es una publicación del Watchtower
(Atalaya). Para algunos sólo quieren usar la Reina Valera (1960), por su valor tradicional y su
bella expresión. Para otros la Biblia Católica es la única que sirve y otras personas no quieren
una que use el lenguaje del diario vivir tal como Dios Habla Hoy y la Versión
Latinoamericana.
Hay por lo menos cinco criterios importantes para la selección de una versión de la
Biblia. (1) ¿Se comunica bien el mensaje de los textos más parecidos a los originales? ¿Se
trata de una traducción de los mejores textos de los idiomas originales? ¿Se entiende bien y
con facilidad su vocabulario? ¿Está el vocabulario al nivel del lector? (2) ¿El estilo o el
formato del texto sagrado facilita su interpretación? ¿Hace más comprensible las ideas
centrales dentro de las pequeñas unidades del texto? ¿Está claro donde comienza y termina un
párrafo? ¿Se dividen los capítulos en párrafos y estrofas? Este tipo de formato o estilo ayuda
en la interpretación del versículo dentro de su contexto literario. Por eso, no es tan fácil sacarlo
fuera del contexto. En cambio, cuando cada verso se parece un párrafo, incrementa la
17[17]
El Nuevo Testamento en griego también contiene las dos conclusiones. [The Greek New Testament de
las Sociedades Bíblicas. Ver además Bruce M. Metzger's A Textual Commentary on the Greek New
Testament: A Companion Volume to the UNITED BIBLIA SOCIETIES' GREEK NEW TESTAMENT
(Tercera Edición). Londres: United Biblia Societies, 1971. pág. 122-128.]
19. posibilidad de una mala interpretación. 3) ¿Contiene mapas? Los mapas también son
importantes para la comprensión de la historia de la redención. (4) ¿Es esencialmente la
misma traducción que la iglesia de uno usa, de manera que no se pierda el hilo del
pensamiento? Si la versión no varía mucho, facilita su uso en la comunidad cristiana. Debe ser
lo suficiente similar para que uno no se pierde en la lectura de los versículos durante los
estudios bíblicos y los sermones.
Cabe señalar que a mi juicio todas las traducciones tienen méritos y ninguna debe ser
condenada o quemada. La voz soberana de Dios se deja oír -- a pesar de las peores
imperfecciones de las traducciones, aun en los casos cuando se ha intentado bajar o callar su
voz doctrinal. No obstante, existen traducciones que reunen mejor que otras los criterios
mencionados. Entre ellas están la Reina Valera Actualizada y Dios Habla Hoy.