1. EL MITO DE EROS Y PSIQUE
Psique era una princesa de una belleza tan extraordinaria que la misma diosa
Afrodita estaba celosa de ella.
Psique era tan bella que seguía virgen porque su belleza sobrehumana
asustaba a sus pretendientes. Afrodita ordenó a su hijo Eros, el dios del
amor, que castigara a la atrevida mortal. Por eso, algún tiempo después, un
oráculo mandó al padre de Psique, bajo la amenaza de una terrible
calamidad, que llevara a su hija a una roca solitaria donde sería devorada por
un monstruo.
2. Pero el dios Eros, cuando vio a la muchacha que tenía que morir en la boca
del monstruo que la esperaba abajo, quedó tan impresionado por su belleza
que tropezó y se pinchó con una de sus propias flechas -esas flechas que
utilizaba de manera tan eficaz para llevar el amor súbito tanto a los mortales
como a los dioses.
Así fue como Eros se enamoró de la persona que su madre le había mandado
eliminar. Temblando, pero resignada, Psique estaba esperando en su roca
solitaria la ejecución del oráculo, cuando de repente se sintió suavemente
elevada por los vientos; era Céfiro, el viento del Oeste, que la llevó a un valle
donde quedó dormida, sobre un verde césped.
3. Al despertar, Psique descubrió ante si un magnífico palacio de oro y mármol
que comenzó a explorar. Las puertas se abrían y voces incorpóreas la guiaban
y se presentaban como sus esclavas.
Cuando cayó la noche y Psique estaba a punto de dormirse, un misterioso ser
la abrazó en la oscuridad, explicándole que él era el esposo para el cual
estaba destinada. Ella no conseguía ver sus rasgos, pero su voz era dulce y su
conversación llena de ternura. Su matrimonio se consumó, pero antes de que
volviera la aurora, el extraño visitante desapareció, haciéndole prometer
primero a Psique que jamás intentaría ver su rostro.
Psique no estaba descontenta con su nueva vida. No le faltaba de nada
excepto su encantador esposo, que sólo iba a visitarla en la oscuridad de la
noche. Sin embargo, fue presa de la nostalgia y una noche pidió a su marido
que la dejase visitar a sus hermanas. Eros accedió a cambio de lo que le había
hecho prometer a Psique.
Visitó entonces a sus dos hermanas que, devoradas por la envidia,
sembraron en su corazón las semillas de la sospecha, diciéndole que su
esposo debía ser un horrible monstruo para esconderse así de ella. La
criticaron tanto que una noche Psique, a pesar de su promesa, se levantó de
la cama que compartía con su esposo, con disimulo encendió una lámpara y
la sostuvo encima del misterioso rostro.
En vez de un espantoso monstruo, contempló al joven más hermoso del
mundo -el propio Eros-. A los pies de la cama estaban su arco y sus flechas.
En su conmoción y su gozo, Psique tropezó y se pinchó con una de las
flechas, y por eso acabó por enamorarse profundamente del joven dios que
antes había aceptado por haberse enamorado él de ella. Pero su movimiento
hizo que una gota de aceite caliente cayera sobre el hombro desnudo del
dios. Él se despertó enseguida, regañó a Psique por su falta de palabra e
inmediatamente desapareció.
4. El palacio desapareció también, y la pobre Psique se encontró en la roca
solitaria otra vez, en una espantosa soledad. Al principio pensó en suicidarse
y se tiró a un río que había cerca de allí, pero las aguas la llevaron
suavemente a la otra orilla.
En su desesperación, Psique pidió ayuda a los dioses, quienes le dijeron que
tendría que pedirle perdón a Venus, la madre de Cupido, a quien sin saberlo
había ofendido.
Venus la despreció, sin embargo le dio una oportunidad; tendría que pasar
tres duras pruebas, que eran más que imposibles de realizar, pero que
Psique logró cumplir con la ayuda de la naturaleza, que la quiso ayudar.
Venus la acusó de hechicera; y deseando vencerla, la sometió a una última
prueba aún más difícil. Debería bajar al Averno y llenar un cofre con una
parte de la belleza de Proserpina, deidad de vida, muerte y resurrección y
base de un mito de la primavera.
Sabiendo que eso era más que imposible, Psique decidió suicidarse
arrojándose desde lo alto de una torre. Pero antes de caer al vacío escuchó
una voz que le prometió guiarla durante su travesía; pero con la condición
que una vez que se llenara el cofre con la belleza de Proserpina no debería
abrirlo jamás.
Psique hizo todo lo que le aconsejó la extraña voz, pero un deseo vehemente
de curiosidad la obligó a abrir el cofre.
Cuando la caja se abrió, un sueño mortal la invadió y se desplomó sobre el
camino como fulminada por un rayo.
5. Cupido, que la había estado buscando, la encontró, pudo volver a encerrar el
sueño en el cofre y después la despertó con un beso.
La alzó con suavidad y levantó vuelo llevándola con él hasta el monte del
Olimpo, donde Júpiter, dios del firmamento los unió oficialmente en
matrimonio para siempre.
Fuentes:
http://clasesmarian.blogspot.com/2010/11/el-mito-de-cupido-y-psique.html
http://www.sabersinfin.com/articulos-2/psicologia/1355-el-mito-de-eros-y-psique.html
http://arescronida.files.wordpress.com/2012/06/selkies.png
http://diviniti.es/historia-de-la-sexualidad/
http://spacioars.blogspot.com/2010/07/eros-y-psique-mitologia-griega.html
6. EL MITO DE PANDORA
En aquellos tiempos en los que todavía reinaba Cronos en el universo, los
hombres vivían una época dorada: la diosa Justicia estaba todavía en la
Tierra y ayudaba a ser justos.
Tiempo después, Cronos fue derrotado por Zeus. Los dioses abandonaron a
los hombres. Al ver las desgracias de la humanidad, un titán llamado
Prometeo se apiadó de ellos. Con mucho esfuerzo juntó todos los males
esparcidos por la Tierra y los metió en una gran tinaja que tapó
cuidadosamente.
Después se la entregó a Epimeteo.
-Nunca permitas que nada ni nadie abra esta tinaja y jamás aceptes ningún
regalo de Zeus- le dijo.
Luego se dirigió a los demás hombres:
-Sacrificad un buey blanco en honor a Zeus. Colocad a un lado los huesos y la
grasa del animal y, al otro, lo mejor de la carne y la piel.
Los hombres obedecieron. Al rato, el gran dios descendió y se hizo presente.
-Elige la mejor parte, Zeus- dijeron los hombres, temerosos.
El gran dios eligió la primera, sabiendo que no era la mejor. Los hombres,
lejos de informarle de su error, se abalanzaron ansiosamente sobre la otra
parte. Zeus montó en cólera.
-¡Puesto que la codicia os impide ser humildes y generosos, desde hoy
vuestra vida continuará sin fuego!- le gritó indignado, y retiró el fuego de la
Tierra.
7. Luego se dirigió a Prometeo:
-¡Ten cuidado, Prometeo, no juegues con mi paciencia ni me desobedezcas!
Zeus abandonó la Tierra rumbo al Olimpo.
Aquel invierno fue muy crudo, y los pueblos de la Tierra, sin el calor de las
hogueras, morían de frío.
Prometeo sintió pena por ellos. Consciente de los peligros que corría, robó el
fuego a Zeus y lo llevó de nuevo a la Tierra.
8. Cuando el dios supo lo sucedido, tomó medidas ejemplares. Se dirigió hacia
la fragua de Hefesto, y le encargó que crease a la mujer.
Hefesto modeló barro con sus manos y le dio apariencia de diosa. Luego
horneó la figura y llamó a otros dioses para que la dotaran de cualidades.
Cuando hubieron terminado su tarea, la figura de barro cobró apariencia
real.
-Has hecho un buen trabajo, Hefesto, gracias- le dijo Zeus-. Tu creación se
llamará Pandora.
Zeus y la mujer descendieron a la Tierra y fueron a la casa de Epimeteo.
-Toma, Epimeteo. En premio a tu fidelidad, quiero ofrecerte este presente-
dijo Zeus, y señaló a Pandora.
Epimeteo vio por primera vez a una mujer y se enamoró de ella al instante,
aceptando complacido el regalo.
-Vivirás conmigo, Pandora- le dijo Epimeteo-, pero hay algo que debes saber:
nunca entres en aquella habitación.
A medida que transcurría el tiempo, la curiosidad de Pandora iba en
aumento. Un día no aguantó más y aprovechando que Epimeteo estaba
ausente se dirigió a la habitación prohibida y entró. El lugar estaba vacío.
Sólo había una enorme tinaja cerrada que ocupaba el centro. Epimeteo llegó
al lugar, pero ya era tarde: Pandora había abierto la tinaja.
9. -¡Qué has hecho insensata!- gritó el hombre, aterrado.
De la tinaja salieron los males y se esparcieron nuevamente entre los
hombres. Pandora quiso reparar su error y la tapó, pero tan sólo quedó
atrapado un mal: la esperanza.
10. Como castigo por su desobediencia, Prometeo fue encadenado a una gran
piedra. Durante cuatrocientos años, un águila descendía diariamente al lugar
y le roía el hígado, que volvía a crecerle durante la noche para que al
amanecer las aves hicieran interminablemente su trabajo. Tal fue el precio
que tuvo que pagar por desafiar los designios de Zeus.
Fuentes:
http://ecosdeladistancia.wordpress.com/2010/06/22/prometeo-y-pandora-mitologia-griega/
http://niiteixeira.blogspot.com/2011/05/o-mito-da-caixa-de-pandora.html
http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Martinez-prometeo.jpg?uselang=es
http://api.ning.com/files/UDlz*Aq8sehDLV5Sg8x*54cSr7AvzhACn9pznJDgUHfmXRMRpJ-
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