3. A.-------------------------------------------------------Prolapso rectal completo
B.-------------------------------------------------------Prolapso rectal interno
VIII.---------------------------------------------------------------------Sd ulcera solitaria en recto
IX.---------------------------------------------------------------------------------Anexo
X.--------------------------------------------------------------------------------Bibliografia
Anatomía
CANAL ANAL
El canal anal es la porción distal del tracto digestivo. Es un cilindro de 3-4 cm
que se extiende desde el orificio anal hasta la ampolla rectal. Está rodeado
por la musculatura anorrectal formada por dos manguitos concéntricos: el
interno constituido por el esfínter anal interno que corresponde a músculo liso e
inervado por el sistema autónomo y el manguito externo compuesto por
músculo esquelético (esfínter anal externo) e inervado por nervios somáticos
La continencia es incompleta sin la integridad de este sistema muscular.
El canal anal se encuentra dividido en dos por la línea pectínea o dentada,
formada por las glándulas y criptas anales y situada a unos 2 cm. Del margen
anal. Esta línea supone la separación entre la zona cutánea hacia abajo, con
un epitelio escamoso, y la mucosa verdadera del canal anal por encima, con
epitelio columnar. Además la línea pectínea supone el punto de referencia más
importante del canal anal para la percepción del dolor, ya que a partir de 1 cm.
por encima de ella no hay sensibilidad, lo que es de gran importancia en el
tratamiento instrumental de las hemorroides.
Prurito Anal
Esta caracterizado por presentar crisis paroxísticas, de predominio nocturno,
de picor en el ano y en la piel circundante al orificio anal. Es un síntoma
frecuente que afecta al 1-5% de la población general con predominio en los
varones.
Clasificación
El prurito anal puede ser primario (idiopático) o secundario a una causa
identificada; puede llegar a ser muy intenso, ocasionando la aparición de culo
vicioso de picor-lesiones por rascado-picor (con infección sobreañadida o sin
ella). En general, el prurito intenso suele ser de origen psicógeno, mientras que
el moderado es más indicativo de la etiología orgánica.
3
4. Causas secundarias:
• Enfermedades anorrectales: Hemorroides, moluscos anales, prolapso
rectal, síndrome del perineo descendente, incontinencia anal, fístula o
fisura anal, criptitis y papilitis, proctitis, carcinoma anal, adenoma velloso.
• Infecciones e infestaciones: Bacterias (Corynebacterium minutissimum),
virus (Molluscum contagiosum, condiloma acuminado, herpes simple,
herpes zóster), hongos (candidiasis), parasitosis (parásitos intestinales,
Pediculus pubis, sarna), infecciones genitourinarias (herpes anogenital,
gonococia,sífilis secundaria)
• Causas yatrógenas: Antibióticos orales (tetraciclina, eritromicina,
lincomicina), laxantes (parafina), productos locales (ungüentos,
desodorantes, polvos, jabones, supositorios, anestésicos tópicos,
corticosteroides tópicos, lanolina).
• Enfermedades dermatológicas:Psoriasis, eccema atópico, dermatitis
seborreica, liquen plano, vaginitis atrófica.
• Enfermedades sistémicas:Diabetes mellitus, uremia, ictericia colestásica
• Otras causas:
Higiene insuficiente o excesiva, aumento de la temperatura y la humedad (ropa
ajustada, clima caluroso, obesidad, ejercicio físico, ocupación), dieta (café, té,
chocolate, colas, leche, cerveza, vino, cítricos, tomates)culo vicioso de picor-
lesiones por rascado-picor (con infección sobreañadida o sin ella)..
Diagnóstico
En la mayoría de los casos es difícil llegar al diagnóstico, debido a que hay que
descartar todas las causas de prurito mediante una cuidadosa anamnesis y
una exploración clínica general y especial de la región perineal. Además,
deberán realizarse determinaciones analíticas, exámenes microbiológicos de
las heces y del exudado anal y, frecuentemente, el estudio visual y
anatomopatológico de la piel por un dermatólogo.
Las lesiones por prurito puede clasificarse según los criterios del Washington
Hospital Center en:
– Grado I: piel roja e inflamada.
4
5. – Grado II: piel blanquecina liquenificada.
– Grado III: piel liquenificada con estrías, surcos o ulceraciones.
Tratamiento
Es específico siempre que se identifique la causa. Además, tanto en el
secundario como en el idiopático deben tratarse los síntomas con el fin de
romper el círculo vicioso del picor- lesiones por rascado-picor. Para ello se
deben establecer las siguientes recomendaciones terapéuticas:
← – Tranquilizar al paciente.
← – Suspender antibióticos, agentes tópicos o laxantes, así como
cualquier alimento o bebida que pueda desencadenar la sintomatología (té,
café, chocolate, colas, especias, bebidas alcohólicas, cítricos, frutos secos).
← – Evitar el uso de prendas de vestir (en particular ropa interior y de
cama) muy ajustadas o de abrigo para impedir el aumento excesivo de la
temperatura perineal.
← – Mantener cortas las uñas para reducir las lesiones por rascado e
inclusive utilizar guantes de hilo por la noche.
← – Mantener el área perineal limpia y seca mediante baños de asiento
varias veces al día (sobre todo tras la defecación) con agua o con una
solución acuosa de permanganato potásico (1:10.000), seguidos de un
secado cuidadoso de la zona. No debe utilizarse papel higiénico ni agua
jabonosa para limpiar la piel. Es recomendable llevar siempre toallitas
húmedas no alcohólicas para dicho fin.
← – En los casos más intensos de prurito puede utilizarse capsaicina
en pomada o una loción antipruriginosa, antiséptica y astringente, como la
tintura de Castellani, 2 veces al día durante 3-4 semanas.
← – Los pacientes con prurito nocturno intenso pueden beneficiarse de
la aplicación de una pequeña cantidad de crema de hidrocortisona al 1% y
la administración de antihistamínicos orales (clorhidrato de hidroxicina de
10-25 mg). La mayoría de los pacientes responderán a este tratamiento,
aunque la recurrencia de los síntomas es frecuente. En caso de fracaso es
necesario solicitar una segunda opinión al dermatólogo.
ENFERMEDAD HEMORROIDAL
Definición
Las hemorroides son estructuras fisiológicas constituidas por plexos vasculares
arterio- venosos que forman un almohadillado a lo largo del canal anal. La
enfermedad hemorroidal se define como una serie de síntomas y signos (dolor,
5
6. prurito, prolapso, sangrado, etc.) atribuibles al tejido hemorroidal generalmente
secundarios a alteraciones estructurales de éste (dilatación e ingurgitación) y/o
de los tejidos de sostén.
Tipos de Hemorroides
Hemorroides internas
Se sitúan proximalmente a la línea dentada y están cubiertas por mucosa rectal
y mucosa de transición. Se sub-clasifican en cuatro grados dependiendo de la
extensión del prolapso.
Clínica
Las rectorragias y el prolapso son los signos cardinales de la enfermedad
hemorroidal interna. “La hemorragia” puede estar presente en todos los grados
hemorroidales, y apare- ce generalmente en relación con la defecación. La
sangre es roja y brillante, aparece tras la expulsión de heces limpias e
impregna el papel al limpiarse. El “prolapso hemorroidal” es descrito por los
pacientes como la exteriorización de la mucosa intestinal durante la defeca-
ción. En los grados III y IV, se asocian otros síntomas, como malestar perianal,
prurito anal o manchado mucoso.
La presencia de dolor indica, generalmente, la existencia de una trombosis
hemorroidal y/o el atrapamiento en un ano hipertónico de los plexos
hemorroidales.
Diagnóstico
Se establece por inspección anal, rectosigmoidoscopia flexible/rígida y, en el
caso de estar indicada la colonoscopia, ésta debe realizarse antes de iniciar el
tratamiento.
Clasificacíon
Hemorroides de grado I:
Cuando las almohadillas hemorroidales protruyen en el canal anal, pero no
descienden por debajo de la línea dentada durante el esfuerzo defecatorio.
Hemorroides de grado II:
Cuando se prolapsan a través del canal anal durante la maniobra de
defecación, pudiéndose ver en el margen anal, pero desaparecen
espontáneamente al cesar el esfuerzo defecatorio.
Hemorroides de grado III:
Cuando el prolapso desciende por debajo del margen anal y sólo desaparece
con maniobras de reducción digital.
6
7. Hemorroides de grado IV:
Cuando el prolapso se mantiene de forma continua por debajo del margen anal
o se reproduce inmediatamente tras su reducción.
Tratamiento
1. Medidas conservadoras.
La mayoría de los síntomas hemorroidales mejoran o desaparecen
consiguiendo una defecación sin esfuerzo y observando unas medidas
higiénicas elementales.
La reducción de la consistencia de las heces debe conseguirse con
alimentos ricos en fibra (verduras, legumbres, frutas), productos
alimentarios enrique- cidos con fibra o asociando entre 3,5 y 10,5 g/día
de Plantago ovata. Si es necesario se añaden laxantes suaves, como la
lactulosa 20-100 g/día. Se debe evitar el esfuerzo defecatorio
prolongado y fomentar la máxima higiene, limpiando el ano
delicadamente con agua y secándolo posteriormente con toallitas
suaves.
Existen multitud de pomadas “supuestamente antihemorroidales” que
mejoran los síntomas del paciente, aunque no modifican el sangrado ni
la evolución de la enfermedad. La mayoría contienen corticos- teroides,
anestésicos y antisépticos. Los anestésicos tópicos (mejoran las
molestias y el prurito) no deben ser usados demasiado tiempo, porque
producen hipersensibilidad y dermatitis de contacto; del mismo modo, el
uso prolongado de corticosteroides puede provocar atrofia cutánea y
sobreinfección. La administración de diosmina oral en pleno brote y a
dosis elevadas (300 mg/4 veces al día) parece mejorar los síntomas.
2. Tratamientos mínimamente invasivos.
Ante el fracaso o la intolerancia a las medidas previas se puede optar
por varios procedimientos que se realizan normalmente de forma
ambulatoria. La ligadura con banda elástica es el procedimiento más
utilizado, con éxito en el 70-80% de los pacientes y más eficaz que la
escleroterapia. Por lo general, tras la aplicación de bandas elásticas, se
produce una sensación de opresión leve en la zona anal y
posteriormente aparece la lesión propia del desprendimiento de la
hemorroide que ocurre sobre el quinto día. Ocasionalmente los
pacientes pueden presentar dolor intenso, infecciones o trombosis de
otras hemorroides. Existen métodos que utilizan láser, infrarrojos o
coagulación bipolar para destruir las hemorroides internas cuya eficacia
es similar a la escleroterapia e inferior a la ligadura.
3. Cirugía. La hemorroidectomía “abierta” es la técnica de elección en las
7
8. hemorroides grado IV, en caso de asociarse a un prolapso mucoso importante
se opta por una hemorroidectomía circular “cerrada”.
Hemorroides externas
Se ubican distalmente a la línea pectínea y están recubiertas por el anodermo y
la piel perianal.
Sospecha clínica
Se caracterizan por la aparición súbita de dolor anal continuo, intensificado con
la defecación, que alcanza su máxima intensidad a los 2-3 días y desaparece
en una semana. Ello es consecuencia de la trombosis del plexo hemorroidal.
Diagnóstico
En la inspección del ano se observa, en el margen anal, uno o varios nódulos
subcutáneos, violáceos-azulados, dolorosos y duros al tacto, recubiertos de
piel edematosa y en ocasiones ulcerada con salida parcial del trombo.
Tratamiento
Además de las medidas conservadoras descritas en el tratamiento de las
hemorroides internas es importante asociar analgésicos/AINE orales
(metamizol magnésico de 0,5-2 g o ibuprofeno de 400-600 mg cada 8 h), baños
de asiento con agua templada y anestésicos tópicos. Entre las primeras 24 y
72 h debe realizarse una exéresis de la hemorroide trombosada con anestesia
local. En caso de que el diagnóstico sea más tardío, o los síntomas sean
mínimos, se puede mantener el tratamiento médico.
Tabla Diferencial de Hemorroides
Caracteristicas Hemorroides internas Hemorroides externas
anatomicas
Localizacíon Encima de la línea Debajo de la línea
dentada dentada
Plexo venoso Hemorroidal interno Hemorroidal externo
Drenaje venoso Sistema porta Sistema cava
Región externa Mucosa rectal Piel perianal
Fibras Sensitivas Bajo número: no dolor Alto número: dolor
FISURA ANAL
8
9. Concepto y clasificación
La fisura anal es un desgarro longitudinal o úlcera de la piel del canal anal
situado justo por debajo de la línea dentada.
Se clasifican, según el tiempo de evolución, en agudas y crónicas (duración
mayor de 6-8 semanas), y en función de su etiología, en idiopáticas o
secundarias. La mayoría de las fisuras anales son idiopáticas y se localizan en
la línea media posterior (90% de los casos).
Diagnóstico
La fisura anal se sospecha en pacientes que describen un dolor desgarrante
con el paso de las deposiciones y postevacuación, asociado en ocasiones a
pequeños restos de sangre roja en el papel al limpiarse. El prurito y la
secreción anal suelen estar presentes en la fase crónica de la lesión.
El diagnóstico se establece mediante la inspección anal, mientras el paciente
realiza una maniobra de defecación. Dado que el canal anal está hipertónico y
es muy doloroso, la separación de los márgenes anales para observar la lesión
debe hacerse con mucho cui- dado y, frecuentemente, precisa la aplicación
tópica de anestésicos en forma de pomadas o inyectables.
La “fisura anal aguda” se caracteriza por ser un desgarro superficial de bordes
limpios, mientras que la “fisura anal crónica” es la evolución de la aguda, que
se transforma en un desgarro profundo con una úlcera de bordes indurados, en
cuyo lecho pueden apreciarse las fibras blanquecinas del esfínter anal interno
(EAI) y, generalmente, se acompañan de un plie- gue cutáneo indurado en el
extremo distal y una papila hipertrófica en el borde proximal.
Tratamiento
Fisura aguda
Se debe corregir el estreñimiento, facilitar la apertura del canal anal durante la
defecación y disminuir el dolor. Para ello se pauta una dieta rica en fibra,
suplementos de fibra dietética, P. ovata y/o lactulosa y analgésicos orales y/o
anestésico tópico en forma de gel unos minutos antes de defecar. Es
importante que la aplicación tópica no sea traumática; para ello es
recomendable que el paciente impregne digitalmente el ano mientras realiza
maniobras suaves de defecación.
Las cremas tópicas “antinflamatorias” no han demostrado ser más eficaces que
el placebo. Los baños de asiento con agua tibia pueden ayudar a relajar el EAI.
Con estas medidas la mayoría de las fisuras agudas cicatrizan y quedan
asintomáticas. En el caso de que esto no ocurra, se pueden utilizar 2 veces al
día ungüentos de nitroglicerina (0,2%) o de dinitrato de isosorbida 5 veces al
día (1%). Estas sustancias disminuyen la hipertonía del EAI, alivian el dolor y
promueven la curación de la fisura. El efecto secundario más frecuentemente
observado es la cefalea (20-60% de pacientes). La cefalea aparece en las
primeras semanas de tratamiento y no suele durar más de 30 min. En
ocasiones obliga a suspender el tratamiento. No existen estudios a largo plazo
9
10. que analicen la recurrencia de las fisuras después de este tratamiento.
Fisura crónica
Además de las medidas especificadas en la fisura aguda se puede utilizar:
Tratamiento farmacológico
← – Inyección intraesfintérica de toxina botulínica (5-25 U). Esta
técnica, en los esca- sos estudios controlados existentes, consigue la
curación de la úlcera y el alivio sintomático en el 80-100% de los casos a
los 6 meses de su aplicación, y produce una disminución de las presiones
del canal anal transitoria, entre 4 y 8 semanas. Los pacientes que no
responden a la primera inyección o que presentan recidiva pueden recibir
una segunda dosis con una posibilidad de respuesta superior al 60%. Hasta
un 7% de pacientes pueden presentar incontinencia de gases leve y
transitoria. El porcentaje de recidiva a los 4 años tras la cicatrización es
superior al 40%, en relación con la localización anterior de la fisura, mayor
tiempo de evolu- ción o necesidad de dosis repetidas.
← – Pomada con nitroglicerina al 0,2-0,4%, 2 veces al día y siempre
después de cada depo- sición. El porcentaje de curación oscila entre el 40 y
el 60% a las 4-8 semanas. El efecto secundario más frecuente es la
cefalea. Aunque ambos tratamientos (nitroglicerina tópica o toxina
botulínica) pueden ser una buena opción terapéutica como primera línea de
tratamiento, el precio, la necesidad de personal experto y la presencia
infrecuente de incontinencia anal hace que la toxina botulínica no sea la
primera opción. Se recomienda, por tanto, la nitroglicerina como opción
recomendable en primer lugar, dejando como segunda opción la toxina
botulínica para pacientes en los que la nitroglicerina esté contraindicada, no
se tolere o sea ineficaz. Aunque no están comercializadas, tanto la pomada
de diltiazem (0,2%) como la de beta- necol (0,1%), aplicadas 3 veces al día,
han demostrado que producen la cicatrización de la fisura en el 60-75% de
pacientes sin producir efectos secundarios. benigna
Tratamiento quirúrgico
Cuando fracasa el tratamiento médico debe indicarse el quirúrgico.
Actualmente se considera la esfinterotomía lateral del EAI como el tratamiento
más seguro y eficaz (superior al 90%). Antes de realizar el tratamiento
quirúrgico es recomendable observar la existencia de hipertonía del canal anal
mediante la realización de una manometría. El efecto secundario más
importante es la presencia de incontinencia anal leve (fundamentalmente de
gases), que puede ser de hasta el 30-45% en el postoperatorio inmediato y del
6-30% a largo plazo, siendo más frecuente en mujeres, sobre todo en
multíparas. Por ello, el tratamiento médico en pacientes de alto riesgo de
incontinencia poscirugía debe ser completo.
← ABSCESOS ANORRECTALES
← Concepto
10
11. Los abscesos anorrectales son infecciones localizadas en los espacios
adyacentes al ano y/o el recto. La infección se puede iniciar desde: fisura,
hemorroides prolapsadas, lesiones superficiales de la piel o lesiones
traumáticas. Sin embargo, en la mayoría de pacientes el origen es
criptoglandular. Son entre 2 y 3 veces más frecuentes en varones, con un pico
de incidencia entre la tercera y cuarta década. En determinadas enfermedades
específicas como en la enfermedad de Crohn, la tuberculosis, enfermedades
malignas o inmunodepresión se pueden observar con frecuencia estas
infecciones localizadas. Se clasifican según la localización en: perianal,
interesfinteriano, isquiorrectal y supraesfinteriano.
Clínica
El absceso anorrectal perianal o submucoso se caracteriza por la presencia de
dolor constan- te, de pocos días de evolución, en la zona perianal que aumenta
al andar y al sentarse. En general, no hay otros síntomas, pero también puede
cursar con fiebre y cuadro séptico. La inspección y palpación del ano y de la
región perianal evidencian una zona hiperémica, indurada muy dolorosa a la
presión. Los abscesos más profundos tienen un curso insidioso con molestias
en el recto, el hipogastrio y, en ocasiones, la espalda. Es difícil localizarlos a la
palpación. Para conocer la ubicación perfecta y su extensión se requieren
técnicas complementarias, como la ecografía anal y rectal, la tomografía
computarizada (TC) o la resonancia magnética (RM), si bien en ocasiones es
imprescindible valorar al paciente en quirófano con anestesia general.
Tratamiento
Se debe realizar lo antes posible un drenaje quirúrgico tanto si los abscesos
fluctúan como si no. En el caso de que se sospeche la existencia de una
enfermedad de Crohn, los estudios complementarios se realizarán siempre tras
el drenaje.
FÍSTULAS ANORRECTALES
Concepto
La fístula es un trayecto tubular fibroso con tejido de granulación que está
abierto por un orificio (primario o interno), en el canal anal o en el recto, y se
comunica con la piel perianal por uno o varios orificios (secundarios). La
mayoría de las fístulas anorrectales son la evolu- ción a la cronicidad de un
absceso, de manera que tienen el mismo origen etiológico.
Clasificación
Según las trayectorias seguidas en relación con los esfínteres anales, las
fístulas anorrectales se clasifican en cuatro grupos: interesfintéricas,
transesfintéricas, supraesfintéricas y extraesfintéricas.
Clínica
Se manifiestan como supuración perineal de pus, sangre, moco y, en
ocasiones, mate- ria fecal. El dolor aparece cuando cesa el drenaje por
11
12. obstrucción del orificio secundario.
Siempre suele haber una historia reciente de drenaje espontáneo o quirúrgico
de un absceso. Además, en las fístulas secundarias suelen existir síntomas
propios de la enfermedad causal. En la inspección se puede observar el orificio
secundario y, en ocasiones, al apretar la piel circundante, salen gotas de pus.
El orificio primario o interno se observa mediante anuscopia o rectoscopia. Al
tacto se puede, en ocasiones, palpar un trayecto indurado y doloroso. Aunque
la exploración bajo anestesia se considera el método diagnóstico óptimo, la
ecografía endoanal (con o sin peróxido de hidrógeno inyectado en el tracto
fistuloso), la RM y la TC son técnicas que permiten hacer un diagnóstico
morfológico con excelente sensibilidad y especificidad.
Tratamiento
Las fístulas bajas (las que no afectan al esfínter externo ni al músculo
puborrectal) se tratan quirúrgicamente mediante fistulectomía. Cuando el
trayecto es complejo o alto y la cirugía puede lesionar los esfínteres, quedando
como secuela una incontinencia fecal, se deben realizar técnicas quirúrgicas
específicas (setón, colgajo de avance mucoso, etc.). Si existe enfermedad de
Crohn hay que administrar el tratamiento específico de ésta y programar, si no
hay respuesta, el tratamiento quirúrgico menos agresivo posible. El sellado de
la fístula con cola de fibrina puede ser viable en pacientes con alto riesgo de
incontinencia o quirúrgico, aunque su recidiva a largo plazo es alta.
PROLAPSO RECTAL
Prolapso rectal completo
Definición
Es la protrusión de todas las capas de la pared rectal a través del canal anal.
Debe distinguirse del prolapso mucoso, en el que sólo protruye la mucosa, y
del prolapso rectal interno, en el que la porción superior del recto y/o el sigma
se prolapsan dentro de la ampolla rectal sin alcanzar el orificio anal.
Clínica
Los síntomas son debidos al prolapso per se e incluyen malestar perianal,
sensación de evacuación incompleta, tenesmo y manchado de contenido fecal
con moco y, en ocasiones, sangre. Por lo general, se asocia a debilidad
esfinteriana (fundamentalmente del EAI) y de los músculos del suelo pélvico, y
en el 26-80% de los casos a incontinencia anal.
Diagnóstico
Inspección visual del periné en reposo y tras un esfuerzo defecatorio para
observar la protrusión del recto con una mucosa muy enrojecida.
Tratamiento
En los niños el tratamiento inicial debe ser siempre conservador mediante la
12
13. reducción manual del prolapso y la aplicación de medidas correctoras del
esfuerzo defecatorio. En los adultos, además de medidas conservadoras, el
tratamiento se basa en la aplicación de diferentes técnicas quirúrgicas que
persiguen la fijación del recto (rectopexia). Estas técnicas se pueden realizar
por vía transabdominal, abierta o laparoscópica, o por vía perineal.
No existen evidencias sobre qué técnica ofrece los mejores resultados. La
decisión sobre la técnica quirúrgica elegida debe ser individualizada.
Prolapso rectal interno (intususcepción)
Diagnóstico
Es más complejo y exige la utilización del rectoscopio para observar la
protrusión en el momento del esfuerzo defecatorio o la realización de
defecografía. Predomina en las mujeres, y el síntoma más frecuente es la
sensación de evacuación incompleta; además, pueden presentar tenesmo,
pesadez rectal, sensación de llenado pélvico y dolor en pelvis, espalda o
muslos.
Tratamiento
No está plenamente establecido, y mientras algunos autores recomiendan la
cirugía precoz (rectopexia) con el fin de que no avance el prolapso y protruya
hacia el canal anal, otros mantie- nen el tratamiento conservador con medidas
higiénico-dietéticas y farmacológicas para comba- tir los síntomas hasta que
aparece incontinencia, momento en el que se indica la cirugía.
SÍNDROME DE LA ÚLCERA SOLITARIA DEL RECTO
Definición
Consiste en la presencia de una o varias úlceras en el recto asociadas a
rectorragias, defecación dificultosa, esfuerzo excesivo en la fase expulsiva de
la defecación, eliminación de moco y dolor en la región perineal. Es una
afección crónica benigna que aparece sobre todo en adultos jóvenes, con
preferencia del sexo femenino.
Diagnóstico
Mediante rectoscopia se observan una o varias úlceras, por lo general, en la
pared anterior del recto, a unos 4-10 cm del margen anal externo, rodeadas de
una mucosa eritema- tosa. El diagnóstico debe establecerse mediante biopsia
de la úlcera para descartar carcinoma, enfermedad de Crohn, proctitis y
linfogranuloma venéreo. En la mayoría de los casos existe prolapso mucoso
rectal y en el 60% de los pacientes, prolapso rectal completo.
Tratamiento
Inicialmente debe ser siempre conservador, se dirige a evitar el esfuerzo
defecatorio mediante supositorios de glicerina, laxantes de masa y medidas
educadoras. En ausencia de respuesta, o cuando existe prolapso rectal
13
14. asociado, debe planificarse la cirugía. Es fre- cuente la existencia de recidivas.
ANEXO I
Algoritmo de actuación de hemorroides
14
16. • Acheson AG, Scholefield JH. Management of haemorrhoids. BMJ.
2008;336(7640):380-3. PubMed PMID: 18276714.
• Alonso-Coello P, Castillejo MM. Office evaluation and treatment of
hemorrhoids. J Fam Pract. 2003;52(5):366-74. PubMed PMID: 12737769.
Texto completo
• Hervas A, Adolfo; Forcén Alonso. Guía clínica de Hemorroides. Fisterra:
http://www.fisterra.com/guias-clinicas/hemorroides/
• Grupo de trabajo para guía de práctica clínica de rectorragias.
Enfermedades más frecuentes asociadas a rectorragia en AP. Hemorroides.
Guía Práctica clínica de Rectorragias. [Internet]. Barcelona: Asociación
Española de Gastroenterología, Sociedad Española de Medicina de Familia y
Comunitaria, Centro Cochrane Iberoamericano; 2002 [acceso 25/02/2011].
Disponible en: http://www.guiasgastro.net/cgi-
in/wdbcgi.exe/gastro/guia_completa.portada?pident=1
• Marcello PW. Diseases of the anorectum. En: Feldman M, Friedman L,
Brandt L editores. Sleisenger & Fordtran’s Gastrointestinal and Liver
disease. Pathophysiology/Diagnosis/Management. Filadelfia: Elsevier
Saunders; 2010. pp. 2257-76.
• Mínguez Pérez M, Mora Miguel F, Sanchiz Soler V, Benages Martínez A.
Enfermedades rectoanales benignas. Medicine. 2000;08(7):344-54.
• Nelson R. Operative procedures for fissure in ano. Cochrane Database Syst
Rev. 2005; Issue 2. Art No. CD002199.
16