Este poema de Miguel Hernández expresa la tristeza del narrador al pasar cerca de la casa y el cementerio de su amor fallecido, ya que aún puede percibir su aroma y la fuerza de sus huesos. El poeta nació en 1910 y murió en 1942, y este poema muestra cómo su amor perdido continúa afectándolo a pesar del paso del tiempo.