Este documento analiza la situación cultural en Navarra y propone la necesidad de un cambio. Actualmente, la cultura vasca se ve amenazada por tendencias homogeneizadoras y políticas que marginan el euskera y la cultura popular. Se argumenta que se necesita una alternativa de izquierdas que promueva una cultura libre y popular. Para lograr este cambio, se proponen tres principios: que la política cultural sea euskaldun y de Euskal Herria, que sea popular y accesible para todos, y que se considere a la cultura como un sector estrat
1. CULTURA
1.ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN
La situación cultural que estamos viviendo a día de hoy es preocupante. Son graves
las tendencias homogeneizadoras que se están imponiendo a nivel mundial. Son graves las
políticas acomplejadas y colonizadas que padecemos en Euskal Herria. Y, finalmente, son
gravísimas las políticas españolas, retrógradas, sectarias y aldeanas que estamos sufriendo
en Nafarroa.
La cultura es un bien en sí misma pero, en vez de tomarla como un bien universal, en
Nafarroa se toma como una vergonzosa herencia que hay que ocultar. El euskera, la historia,
el folclore… son elementos culturales que hay que esconder, marginar o asimilar. Impedir el
desarrollo del euskera, marginar la literatura vasca, hacer desaparecer el Olentzero, acabar
con las txoznas… y, como remedio, impulsar el modelo cultural “universal”. Se trata de
abrazar la cultura universal mediante el castellano, ya que no existe aquí otra forma de ser
“universal”.
Además de tomar la cultura como campo de batalla más que como un valor en sí, se
toma como un bien de consumo, a disfrutar, además, por una clase social determinada. Se
marginan ciertas expresiones culturales populares, mientras se potencian otras bendecidas
por la que parece la santísima trinidad del Reyno: Gobierno de Navarra, Caja de Ahorros de
Navarra y Diario de Navarra. Los espacios para desarrollar la cultura son mínimos –ni qué
decir fuera de la comarca de Pamplona y, además de ser escasos, las iniciativas culturales
que se desarrollan en ellos son de pago y no al alcance de cualquier bolsillo precisamente.
Por si todo esto fuera poco, toda crítica o disidencia es marginada. Apenas hay cauces
para discutir y llegar a acuerdos con cualquier administracion. Las críticas, si es posible, se
ocultan y las y los ciudadanos que se atreven a pasar a la acción, son agredidos verbal,
económica o físicamente.
Por suerte, no es poca la ciudadanía que, además de criticar la situación, crea
alternativas mediante sociedades, gazte asanbladas, peñas, grupos de danzas, empresas,
comisiones de fiestas etc. Ellos y ellas –tú son el objetivo de este guión, ya que suya es la
2. labor de completar este trabajo y, lo que es más importante, el llevarlo a cabo.
2. NECESIDAD DE CAMBIO
La cultura es una característica inherente al ser humano, imprescindible para vivir y
desarrollarse. Los modelos culturales que padecemos hoy en día –padecer es el verbo más
correcto nos llevan a la completa asimilación, como pueblo y como individuos. Ante eso, es
imprescindible construir una alternativa de izquierdas y abertzale que sea capar de terminar
con la actual política cultural. En la medida en que somos ciudadanas y ciudadanos que nos
sentimos de izquierdas y abertzales, tenemos una sensibilidad especial para con la cultura, en
general, y para con la vasca, en particular. Por eso, reivindicamos el potencial de cambio que
tiene, ya que la cultura, tal y como la entendemos nosotras y nosotros, no es un producto para
el mero consumo. La cultura es un bien común y personal que nos permite vivir una vida
plena. Todas y todos somos creadores de cultura, y la creamos en nuestras relaciones con
otras lenguas, otros pueblos u otras personas. Hacemos esa cultura mediante la forma en que
miramos al mundo, incluyendo lo que nos enseñan otras lenguas, pueblos o personas en
nuestra visión, sin renunciar a nuestras raíces.
Queremos una cultura libre y popular, porque queremos personas sensibles, libres y
autónomas en un pueblo solidario y libre.
3. PRINCIPIOS PARA EL CAMBIO
Euskaldun.
A raíz de la opresión militar, cultural y lingüística que ha sufrido nuestro pueblo, éste se
encuentra a día de hoy en una situación diglósica. La cultura se crea en castellano y en
euskera, fundamentalmente (aunque debido a la inmigración cada vez se produzca más en
otras lenguas), y está claro que hay que realizar una política que contemple esas dos lenguas.
Eso no quiere decir que ambas necesiten el mismo tratamiento. Nafarroa necesita una política
cultural euskaldun, en dos sentidos además: euskaldun y de Euskal Herria. Es decir, teniendo
en cuenta la situación que vive el euskera en nuestro territorio, la política tiene que priorizar
esta lengua. Por otra parte, tratando de crear una pólitica nacional, hay que potenciar
proyectos que refuercen los lazos que nos unen a los territorios del norte y oeste del país.
3. Popular
La política cultural tiene que ser popular, es decir, realizada para el pueblo y, a ser posible,
realizada por él. Por encima del modelo cultural elitista que se ha desarrollado durante años,
es preciso que los proyectos culturales sean lo más amplios y plurales posibles: porque le
interesarán a la mayoría del pueblo y porque se incentivará y ayudará ese interés (sin poner
barreras económicas, por ejemplo). Por otra parte, hay que desterrar el modelo cultural
caciquil que se ha llevado a cabo hasta ahora, así como potenciar las expresiones populares
política y económicamente. En ese sentido, hay que tener en cuenta la cada vez mayor
diversidad cultural que tiene nuestra sociedad, buscando la armonía entre esas culturas y
desterrando el sectarismo, el falso cosmopolitismo y el colonialismo.
Prioritaria
La cultura es un sector estratégico en el desarrollo de nuestro pueblo y, por lo tanto, hay que tomarla como
tal. No podemos pensar que la cultura es un mero acto de entretenimiento o de prestigio social. Tendremos
un futuro (y no solo “sentimental”, sino también material) en función de nuestra cultura y, por lo tanto, la
cultura debe de ser eje fundamental en la política de las administraciones. Por una parte, hay que desarrollar
una política integral y coherente. Por otra parte, teniendo en cuenta que la cultura es un sector en riesgo (ya
sea por el impacto de las nuevas tecnologías, por la homogeneización cultural…), las instituciones deben
ayudar la producción cultural con los mecanismos a su alcance.
Equilibrada
Cuando decimos que la política cultural debe de ser integral y coherente, entre otras cosas
queremos decir que tiene que ser equilibrada en todos los sentidos. A nivel lingüístico, dentro
del territorio, entre sectores, etc. En ese sentido, hay que tener en cuenta los desequilibrios
existentes, y, en caso de ser necesario, hacer una discriminación positiva. El caso de la
lengua es evidente, pero no es menos sangrante el desequilibrio y centralismo existente en el
territorio en cuanto a infraestructuras culturales.
4. HERRAMIENTAS PARA EL CAMBIO
Políticas
4. Reivindicamos el hecho de que, además de ser posible, es deseable que la política influya en
la cultura, precisamente porque hay unas decisiones políticas previas a las medidas jurídicas
o económicas a tomar. La importancia que tiene la cultura tiene que tener su reflejo en la labor
diaria.
No se puede esperar una política cultural como es debido de un alcalde que opina que
leer es “perder el tiempo”, tampoco de un consejero monolingüe, etc. Es preciso demostrar
que la cultura es prioridad del gobierno en sus actitudes diarias.
Jurídicas
La cultura es un bien que hay que preservar con todos los medios de los que se dispone. En
ese sentido, hay que aprovechar todos los resquicios que hay en la actual legislación para
proteger y desarrollar la cultura, así como crear nuevas leyes para ello.
El sentido común indica, por ejemplo, que para ayudar económicamente a un medio de
comunicación, hay que tener en cuenta su programación cultural. Aun así, cuando falla el
sentido común, lo lógico sería que la ley ordenara ese tipo de cosas. Así se podría evitar, por
ejemplo, que la emisora Radio María tenga licencia de emisión y Euskalherria Irratia no.
Económicas
La cultura es, en general y por definición, un sector deficitario, y por ello es necesario que las
instituciones apoyen la producción mediante ayudas. Para ello existen dos formas: las ayudas
económicas y los incentivos fiscales. La primera es clara y es, a día de hoy, uno de los pilares
de cualquier política cultural, pero la segunda no se ha utilizado lo suficiente y, cuando se ha
hecho, la cultura ha sido en general tratada como cualquier sector económico, sin tener en
cuenta sus especificidades.
No es lo mismo hacer tornillos que libros, de la misma forma que no es lo mismo
vender en el extranjero libros o tornillos. Así pues, las ayudas a ambas actividades deben de
ser necesariamente distintas.
Profesionales
5. La mayoría de las veces, los principales defensores de la cultura son los profesionales, es
decir, los y las actores, escritores, editores, etc. Ellos y ellas viven en su piel las vicisitudes y
satisfacciones de la cultura y suelen ser, a menudo, quienes tienen los criterios más claros
para ayudarla. Es imprescindible fomentar la relación de los y las profesionales con la
administración, ya sea mediante las asociaciones y foros existentes (mediante todos, y no
sólo mediante los que tienen relación con el gobierno de turno), o mediante la creación de
nuevos.
Educación.
La educación es una herramienta fundamental a la hora de transmitir la cultura y los valores
unidos a ella. Es difícil decir hasta qué punto es la cultura inherente al ser humano, pero se
puede decir sin temor a equivocarse que la creatividad, comprensión, sensibilidad, etc.
también se desarrollan y aprenden. En ese sentido, la educación y la formación son
herramientas culturales imprescindibles, no solo en las escuelas, sino también en los espacios
y programas de formación continua, ya que el proceso de aprendizaje no termina ni se
interrumpe con 17 o 24 años. Es reprobable el hecho de que todos los proyectos educativos
que no están dirigidos a jóvenes en edad escolar, estén dirigidos a sectores en paro o
jubilados. Como la cultura, la educación ha de ser permanente y tomada como un valor
propio, aparte de puntos de vista academicistas y economicistas.
Medios de comunicación
Decir que la incidencia de los medios de comunicación en la sociedad es cada vez mayor es
una perogrullada, pero también una realidad. En las últimas décadas, la influencia de las
televisiones, revistas y medios de comunicación digitales ha ido creciendo, y no parece que la
tendencia vaya remitir. Así pues, es necesario que los medios de comunicación se conviertan
en herramienta cultural ya que, teniendo en cuenta su incidencia, es completamente irreal
diseñar hoy en día políticas culturales al margen de ellos. Si no lo hacen ellos mismos, es
necesario que las administraciones los empujen a ello, ya sea mediante cuotas, ayudas, etc.
En ese sentido hay que valorar muy negativamente el papel de lo medios públicos y privados.
Aunque todos están ayudados con dinero público, lo cierto es que a los públicos no se les
puede exigir lo mismo que a los privados.
6. Nuevas tecnologías
Hasta ahora, la actitud demostrada por las instituciones en este tema tan crucial, se puede
decir que ha sido anecdótica: cursillos para parados y jubilados, informatización y
digitalización de unos pocos servicios y poco más. Se aprecia la carencia de una política
general y de un departamento que trabaje el tema de forma específica.
Hay que calibrar el impacto que las nuevas tecnologías tiene y van a tener sobre la
cultura. Es palpable el hecho de que este impacto crece día a día, y que muchos sectores
ligados a la cultura ya están sintiendo –y padeciendo, en muchos casos la influencia de estas
tecnologías. Están cambiando las formas de producción, pero también las de disfrute. Muchas
de estas formas son más democráticas que las leyes del mercado y, en la medida en la que
han roto estas leyes, debería de ser labor de las instituciones identificar estas situaciones y
ver cuales han de apoyar sin temor, por ejemplo, el software libre.
Es preciso, además, impulsar otras medidas, así como la digitalización de muchos
materiales, o los planes para acercar a las nuevas tecnologías a las empresas ligadas a la
cultura.
5.SECTORES
Literatura y sector del libro
Si la marginación de la literatura es evidente, la de la literatura vasca es aun más patente. Es
necesario poner en marcha mecanismos para incentivar la producción de dicha literatura.
El sector del libro es otro de los sectores que han sido abandonados a su suerte. Hace tiempo
que se propuso la creación de la Mesa del Libro pero, pese a los esfuerzos realizados, la
administración ha marginado este proyecto. Es necesario impulsar la Mesa y ayudar al sector.
En cuanto a ayudas económicas, es imprescindible mimar la edición en euskera, sea
mediante compras, ayudas, o incentivos.
Música
En cuanto al sector de la música, se debe de impulsar la música creada o producida aquí. Hoy
7. en día, por razones políticas, hay una considerable marginación, y debiera de ser
responsabilidad de la administración potenciar la producción con los medios de los que ella
dispone: cuotas en los medios y festivales, etc.
Por otra parte, teniendo en cuenta el impacto que han tenido las nuevas tecnologías en
el sector, han de tomarse medidas para mantener su presencia en el territorio y, a ser posible,
incrementarla. Los incentivos pueden ayudar en ese sentido.
Finalmente, cabe destacar la penosa situación de las infraestructuras en toda Nafarroa.
Apenas hay lugares públicos para organizar conciertos o recitales, más allá de las casas de
cultura, pabellones deportivos y los auditorios de Barañain y Javier. Habría que fomentar la
creación de infraestructuras de una forma equilibrada en todo Nafarroa.
Artes escénicas
Hay un gran problema de infraestructuras en este caso también. A esto hay que sumarle el
hecho de que no hay, aparte de los Festivales de Navarra (y los propios festivales…), ningún
escaparate para impulsar las artes escénicas. El dinero se gasta, por lo general, comprando
glamour y en actuaciones claramente elitistas, con muy poca salvedades (la ENT de Iruñea, y
a fuerza de mucho bregar).
Sería fácil, además de necesario, abrir escaparates en este ámbito. Las
infraestructuras que mencionábamos en el anterior apartado deberían de valer también para
éste.
Artes plásticas
El sector de las artes plásticas es uno de los sectores que alimentan el antes mencionado
elitismo. Es uno de los sectores que se situa más ajeno a la sociedad y la única noticia que
ésta recibe respecto a él es cuando salta la noticia de una nueva adquisición por parte de las
instituciones. Hasta las noticias que deberían de ser más alegres (es el caso del Museo
Oteiza) son tristes aquí.
Al margen de las infraestructuras necesarias en el territorio, sería beneficioso