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1. PUBLICADO: 22/05/2015
Agricultura de precisión: del azadón
al GPS
Llega al agro colombiano una tecnología revolucionaria que
promete grandes ahorros, mejores rendimientos por hectárea
cultivada y aumento de la rentabilidad.
Quién lo creyera: la solución a los problemas de productividad del campo
colombiano puede estar cercano al espacio sideral. Por mucho tiempo, el agricultor
dedicó parte de su tiempo a la ardua labor de preparación de la tierra, siembra,
cuidado y cosecha de los cultivos, y otra buena parte a las plegarias al santo de
mayor devoción para lograr el balance adecuado entre las lluvias y la temporada
seca.
Además, buena parte de los presupuestos se invirtieron en tecnificación, pues es
clara la relación directa entre la productividad y la reducción de costos por vías de la
menor demanda de mano de obra. No obstante, en ocasiones la compra de
maquinaria resultó desacertada y los tiempos muertos (por baja utilización), dieron
al traste con la rentabilidad.
En referencia a esto, Santiago Franco, gerente de Negocio Agrícola y Energía de
Eduardoño señala que “los sectores público y privado deben realizar un esfuerzo
para incentivar la productividad de la tierra en Colombia con programas de
transferencia tecnológica, modernización de maquinaria y financiación. Una gran
falencia hoy es que los equipos de mecanización que se tienen, en su mayoría, se
2. encuentran obsoletos o sobredimensionados a lo que realmente necesitan los
suelos colombianos, y lo que generan es desaceleración o desmotivación por parte
de los agricultores pequeños y medianos que no alcanzan al final los estándares de
producción que esperaban”.
En la actualidad, esa realidad parece tener un cambio positivo, gracias a la
tecnología satelital y el análisis de suelos, tanto en su composición como en su
morfología, pero también en el estudio de las variables que estacionalmente afectan
la producción. Lo que desde hace un tiempo se ha posicionado como un nuevo
concepto que apunta a una producción más certera: la agricultura de precisión.
Este es un nuevo concepto que se define como “la reunión de varias técnicas y
tecnologías de producción agrícola y que tiende a una gestión inteligente de las
parcelas partiendo de la base de que las condiciones del campo son altamente
variables”, explica Franco de Eduardoño.
Por su parte, el ingeniero agrónomo de la Universidad Nacional de Colombia
Fernando Leyva profundiza: “Esta agricultura de precisión tiene como herramientas
el uso de tecnologías de posicionamiento global satelital (GPS), sensores láser en
tierra para medir el nivel del terreno e imágenes aéreas para evaluar las diferentes
variables de cada determinada parcela. Desde luego, el país debe contar con un
buen sistema de información geográfica”.
Esta información geográfica debidamente procesada determina, por ejemplo, con
mayor precisión la densidad óptima de siembra y la cantidad de fertilizantes por
utilizar en función del área exacta de la parcela, entre otras variables, según el
cultivo, para predecir con mayor exactitud la producción.
Nótese que depende mucho de la disciplina con que el agricultor tome atenta nota
del diario acontecer del cultivo para que pueda constituir una memoria real de su
parcela, pues solo así puede generar la trazabilidad necesaria para una sustentada
toma de decisiones.
“Una de las tendencias mundiales en el sector es por ejemplo la agricultura de
precisión y la siembra directa. Estos serían los primeros pasos en la renovación que
se requiere porque aportan productividad, eficiencia en la aplicación, reducción de
costos y tiempo. Existen casos en Colombia, aunque pocos, de compañías que ya
aplican este tipo de tecnologías logrando llegar a estándares de producción por
hectáreas comparables a los de Brasil, que es una potencia en la región”, reitera
Santiago Franco, gerente de Negocio Agrícola y Energía de Eduardoño.
En Suramérica, países como Argentina y Brasil han avanzado bastante en este
concepto, y la buena noticia es que en Colombia ya se comienza a manejar el tema.
“Por ejemplo hay casos de riego por goteo o microaspersión de fertilizantes que
pueden aumentar la productividad por cinco, y con solo saber cuándo es adecuado
aplicar agroquímicos y en cuánta cantidad, según el cultivo, se puede multiplicar por
tres”, aporta Leyva.
“La microaspersión es una técnica moderna de riego en virtud de la cual se utiliza la
cantidad justa de producto, en este caso el fertilizante, para reducir los
desperdicios”, aclara Leyva.
La importancia de la agricultura de precisión no solamente se justifica desde la
rentabilidad. Como su objeto es optimizar la gestión de una parcela, este concepto
también contiene el punto de vista agronómico porque permite el ajuste de las
prácticas de cultivo a las necesidades de la planta (por ejemplo, la satisfacción de
las necesidades de agroquímicos, agua, etc).
Este término también pasa por lo mediombiental porque permite una reducción del
impacto vinculado a la actividad agrícola como consecuencia de la sobreaspersión
de insumos, lo cual genera ‘estrés’ y agotamiento de la tierra.
“La sobreaspersión sucede cuando por falta de conocimiento, el agricultor utiliza