1. Lenguaje e ideología
La función del lenguaje
La función del lenguaje tiene una interrogante la cual es ¿Por qué se habla? Para
responder a esta pregunta comenzaremos por definir los seis factores constitutivos
de toda comunicación: 1) el emisor, esto es, el que habla o escribe. 2) el receptor u
oyente. 3) el referente, que es aquello de que se habla. 4) el código, sistema de
reglas común el emisor y el receptor, sin el cual el mensaje no sería comprendido.
5) el contacto que permite mantener física y psíquicamente la comunicación, y 6) el
mensaje mismo, lo que se pronuncia o escribe. Estos seis factores tienen una
función diferente lo que hace que la pregunta ¿Por qué se habla? Pueda ser
respondida de seis maneras.
La función referencial
¿Por qué se habla? Para informar, explicar, precisar, enseñar, en suma, para hacer
conocer algo. Es la función en la que se piensa primero. Se caracteriza por el hecho
de que el mensaje puede ser puesto de forma interrogativa: “él ha bebido” puede
transformarse en “¿él ha bebido?” también se puede preguntar si el mensaje es
verdadero o falso ¿es verdad que él ha bebido?. Este criterio solo se aplica a la
función referencial.
La función expresiva
Se habla para informar pero también se habla para expresar. El mensaje está
centrado en el emisor, como en un grito de alegría, de sorpresa, se llama a esta
función expresiva o emotiva. Desde el punto de vista lingüístico los símbolos más
nítidos de la función expresiva solo la interjección (“¡oh!”,” ¡oh!”) Las entonaciones
y las diferencias (no fonológicas) entre breves y largas; por ejemplo entre “si” y “si
¡¡¡…” el mensaje tiene a su propio emisor.
2. La función incitativa
También se puede hablar para hacer actuar, es el caso de la orden del concejo, de
ruego de rechazo, de la prohibición etc. El mensaje se centra en el receptor y su
función e incitación. Jakobson dese “colativa” pero el término no funciona bien el
francés, el incitativo no puede ser verdadero puesto que no puede ser falso.
La función poética
Se da que la finalidad del mensaje sea el mensaje mismo en tanto que realidad
material independientemente de su sentido. Esto lo encontramos en la función
poética que no se limita a la poesía el sentido estricto y que se podía llamar también
retorica cuando la manera de decir se impone sobre el contenido. El discurso
poético es pues intraducible puesto que traducirlo equivale a sustituir un significante
por otro, tenemos la figura retórica que se denomina oxímoron y que se encuentra
en versos celebres tales como estos:
Oscura claridad que cae de las estrellas
la tierra es azul como una naranja
La poesía me dice algo pero yo no sé bien que en el extremo es pura música
Oh estaciones, oh castillos
¿qué alma no tiene defectos?
La función poética lo responde a la pregunta: ¿verdadero o falso?, ni tampoco
¿sincero o mentiroso?, si no a la pregunta ¿bello o feo?
La función fática
Es posible que el mensaje tenga la finalidad que establece el contacto, o
mantenerlo, o cortarlo. Es el caso de formular como: “hola ¿me entiendes?, “hable
más fuerte”, “¡cállese!” Jakobson denomina a esta función “fática” del griego phemi
decir para subrayar que lo se habla para decir algo que en sentido estricto se habla
3. por hablar. El único significado de la cortesía es que no se quiere ser mal educado,
que se acepta la comunicación que “se habla”.
La función metalingüística
El mensaje se apoye en el código que lo hace intangible. Se encuentra entonces la
función metalingüística. El metalenguaje no es necesariamente un lenguaje
científico, un algebra lógica. Nosotros lo practicamos a diario, cada bes que
hablamos de nuestro propio lenguaje. En suma la función metalingüística se
manifiesta en preguntas como: “¿Qué quiere usted decir?” es la definición y en las
denominaciones, el aprendizaje de una lengua recurre masivamente a esta función.
Señalemos que entre todos los demás sistemas de comunicación desde las
disposiciones del tránsito hasta la música solo el lenguaje permite hablar de sí
mismo.