Este documento describe la evolución del arte italiano en el Trecento, con un enfoque en los principales artistas de las escuelas sienesas y florentinas. Detalla las obras y logros de pintores como Duccio di Buoninsegna, los hermanos Ambrogio y Pietro Lorenzetti, Simone Martini, Cimabue y Giotto. Resalta cómo Giotto superó a Cimabue y llevó la pintura a nuevos niveles de realismo y narrativa con sus famosos frescos en la basílica de San Francisco
24. • ¡Oh, vanagloria de la grandeza humana!
¡Cuán poco dura tu verdor sobre la cumbre,
Si no se sigue una época de decadencia!
Se creyó Cimabue reinar en el campo de la
pintura
Y ahora es Giotto el que tiene la fama,
De modo que la fama de aquél se ha
oscurecido.
Canto XI, 94-96, de su «Purgatorio», Dante