Este documento describe los criterios del DSM-IV y CIE-10 para el diagnóstico de la agorafobia y el trastorno de pánico. Define la agorafobia como un miedo a los espacios abiertos que conduce a la evitación de situaciones donde escapar o recibir ayuda es difícil. El trastorno de pánico se caracteriza por crisis recurrentes e inesperadas de ansiedad grave seguidas de preocupación por futuras crisis. Ambos trastornos comparten síntomas como palpitaciones y miedo a perder el control, y su
1. Hay que tener en cuenta que un diagnóstico preciso solamente lo puede hacer un profesional
especializado.
A Título ilustrativo se incluyen un resumen de los criterios que plantea el DSM IVy los del CIE 10 de
la organización mundial de la salud.
DSM IV
Agorafobia literalmente significa miedo a los espacios abiertos. Pero las agorafóbicas, este
trastornos se da más a menuido entre las mujeres que entre los hombres, se caracteriza por la
ansiedad que aparece donde resulta difícil escapar u obtener ayuda. En consecuencia se produce
una evitación casi permanente de muchas situaciones, como estar solo dentro o fuera de casa;
sitios con mucha gente, mezclarse con la gente; viajar en automóvil, autobús, o avión; o encontrarse
en un puente o en un ascensor. Algunas agorafóbicas pueden exponerse a estas situaciones si
están acompañadas. Este trastorno conduce a un deterioro de la capacidad de viajar o de llevar a
cabo las responsabilidades doméstica como ir al supermercado o llevar los niños al médico.
La agorafobia puede o no estar acompañada de:
Crisis de angustia
Que el DSM-IV define como la "Aparición temporal y aislada de miedo o malestar intensos,
acompañada de cuatro (o más) de los siguientes síntomas, que se inician bruscamente y alcanzan
su máxima expresión en los primeros 10 min:
(1) palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca
(2) sudoración
(3) temblores o sacudidas
(4) sensación de ahogo o falta de aliento
(5) sensación de atragantarse
(6) opresión o malestar torácico
(7) náuseas o molestias abdominales
(8) inestabilidad, mareo o desmayo
(9) desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo)
(10) miedo a perder el control o volverse loco
(11) miedo a morir
(12) parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo)
(13) escalofríos o sofocaciones"
Trastorno de angustia (panic disorder)
"La característica esencial del trastorno de angustia es la presencia de crisis de angustia
recidivantes e inesperadas, seguidas de la aparición, durante un período como mínimo de 1 mes, de
preocupaciones persistentes por la posibilidad de padecer nuevas crisis de angustia y por sus
posibles implicaciones o consecuencias, o bien de un cambio comportamental significativo
relacionado con estas crisis (Criterio A)". Hay que distinguirlas de los efectos que produce algunas
substancias como la cafeína o enfermedades médicas como el hipertiroidismo.
Definición del CIE10
F40.0 Agorafobia
El término "agorafobia" se utiliza aquí con un sentido más amplio que el original y que el utilizado
aún en algunos países. Se incluyen en él no sólo los temores a lugares abiertos, sino también otros
relacionados con ellos, como temores a las multitudes y a la dificultad para poder escapar
inmediatamente a un lugar seguro (por lo general el hogar). El término abarca un conjunto de fobias
relacionadas entre si, a veces solapadas, entre ellos temores a salir del hogar, a entrar en tiendas o
2. almacenes, a las multitudes, a los lugares públicos y a viajar solo en trenes, autobuses o aviones.
Aunque la gravedad de la ansiedad y la intensidad de la conducta de evitación son variables, este
es el más incapacitante de los trastornos fóbicos y algunos individuos llegan a quedar
completamente confinados en su casa. A muchos enfermos les aterra pensar en la posibilidad de
poder desmayarse o quedarse solos, sin ayuda, en público. La vivencia de la falta de una salida
inmediata es uno de los rasgos clave de muchas de las situaciones que inducen la agorafobia. La
mayor parte de los afectados son mujeres y el trastorno comienza en general al principio de la vida
adulta. Están presentes a menudo síntomas depresivos y obsesivos y fobias sociales, pero no
predominan en cuadro clínico. En ausencia de un tratamiento efectivo la agorafobia suele
cronificarse, aunque su intensidad puede ser fluctuante.
Pautas para el diagnóstico
Para satisfacer un diagnóstico definitivo se requieren todas las condiciones siguientes:
a) los síntomas, psicológicos o vegetativos, son manifestaciones primarias de ansiedad y no
secundarias a otros síntomas, como por ejemplo ideas delirantes u obsesivas
b) esta ansiedad se limita o predomina en al menos dos de las siguientes situaciones:
multitudes, lugares públicos, viajar lejos de casa o viajar solo y
c) la evitación de la situación fóbica es, o ha sido, una característica destacada.
Diagnóstico diferencial
Debe recordarse que algunos agorafóbicos experimentan muy poca ansiedad, porque son
capaces de evitar sistemáticamente sus situaciones fóbicas. La presencia de otros síntomas
tales como depresión, despersonalización, síntomas obsesivos y fobias sociales no invalida
el diagnóstico, con tal de que no sean predominantes en el cuadro clínico. Sin embargo, si el
enfermo ya estaba claramente deprimido cuando los síntomas fóbicos aparecieron por
primera vez, el diagnóstico más adecuado puede ser episodio depresivo. Esto último es más
frecuente en los casos de comienzo tardío.
La presencia o ausencia de trastorno de pánico (F41.0) en la situación que induce la
agorafobia en la mayoría de los casos puede ser recogida mediante un quinto carácter:
Incluye:
Trastorno de pánico con agorafobia
F41.0 Trastorno de pánico (ansiedad paroxística episódica)
Su característica esencial es la presencia de crisis recurrentes de ansiedad grave (pánico) no
limitadas a ninguna situación o conjunto de circunstancias particulares. Son por tanto
imprevisibles. Como en otros trastornos de ansiedad, los síntomas predominantes varían de
un caso a otro, pero es frecuente la aparición repentina de palpitaciones, dolor precordial,
sensación de asfixia, mareo o vértigo y sensación de irrealidad (despersonalización o
desrealización). Casi constantemente hay un temor secundario a morirse, a perder el control
o a enloquecer. Cada crisis suele durar sólo unos minutos, pero puede durar más.
Tanto la frecuencia como el curso del trastorno, que predomina en mujeres, son bastante
variables. A menudo el miedo y los síntomas vegetativos del ataque van creciendo de tal
manera que los que los padecen terminan por salir, escapar, de donde se encuentran. Si esto
tiene lugar en una situación concreta, por ejemplo, en un autobús o en una multitud, como
consecuencia el enfermo, puede en el futuro tratar de evitar esa situación. Del mismo modo,
frecuentes e imprevisibles ataques de pánico llevan a tener miedo a estar sólo o a ir a sitios
públicos. Un ataque de pánico a menudo se sigue de un miedo persistente a tener otro
ataque de pánico.
3. Pautas para el diagnóstico
En esta clasificación, las crisis de pánico que se presentan en una situación fóbica
consolidada se consideran expresión de la gravedad de la fobia y ésta tiene preferencia para
el diagnóstico. El trastorno de pánico es el diagnóstico principal sólo en ausencia de
cualquiera de las fobias de F40.
Para un diagnóstico definitivo deben de presentarse varios ataques graves de ansiedad
vegetativa al menos durante el período de un mes:
a) en circunstancias en las que no hay un peligro objetivo
b) no deben presentarse sólo en situaciones conocidas o previsibles y
c) en el período entre las crisis el individuo debe además estar relativamente libre de
ansiedad aunque es frecuente la ansiedad anticipatoria leve.
Incluye:
• ataques de pánico
• estados de pánico
Diagnóstico diferencial
Los episodios de pánico deben distinguirse de las crisis de pánico que se presentan en los
trastornos fóbicos claros, como ya se ha mencionado. Las crisis de pánico pueden ser
secundarias a un trastorno depresivo, en especial en varones. Trastorno de pánico no debe
ser el diagnóstico principal si simultáneamente se satisfacen las pautas de trastorno
depresivo.
Contestación a la consulta
No sé que tipo de tratamiento está siguiendo tu marido. Si va mejor es que es adecuado.
La interpretación biologicista del pánico considera que tiene un origen fisiológico, que existe una
predisposición que podría ser genética hacia el pánico. Podría estar toda la vida latente; pero
algunas situaciones puede hacer que aparezca, haciéndose realidad un desequilibrio en los
neurotransmisores. Es posible que pueda hacerse crónico y se produzca un trastorno de angustia.
El tratamiento farmacológico podría volver los neurotransmisores a su sitio; pero continuará la
predisposición y la vulnerabilidad y los ataques podrían volverse a repetir.
La visión psicológica es diferente. No se puede negar que algunas personas sean más vulnerables
que otras a la ansiedad. Pero en el disparo del ataque de pánico juega un papel muy importante una
reacción inadecuada a las señales de ansiedad. La ansiedad, la angustia,el miedo, etc. son estados
que se caracterizan todos por una gran excitación fisiológica, que nos prepara para luchar o para
huir haciendo frente al peligro que la causa. Si las sensaciones asociadas a la excitación fisiológica
nos provocan más miedo o angustia, podemos entrar en un círculo vicioso, porque al esforzarnos
por huir o luchar en contra de esas sensaciones, nuestra excitación inicial se incrementa. De esta
forma luchamos además de contra el origen de nuestro miedo, angustia o ansiedad; también contra
las propias sensaciones de excitación. Esta espiral excitación - miedo o angustia - excitación nos
puede inducir en segundos un ataque de pánico.
Por ejemplo, cuando tenemos miedo se suele respirar rápido para dar a los músculos más oxígeno y
prepararlos así para huir o luchar. Si no se consume ese oxígeno; porque no se huye o lucha de
inmediato, se puede producir una sensación de mareo asociada a una ligera hiperventilación. Si la
pequeña sensación de mareo nos da miedo (quizás porque la interpretamos como que nos vamos a
desmayar, a perder el sentido, a morirnos, ...) respiraremos más rápido todavía con lo que el mareo
4. aumentará. En pocos segundos podemos estar totalmente mareados y con sensaciones de
hormigueo e incluso de tetanización de los músculos y en consecuencia con un miedo totalmente
descontrolado y disparado y unos pensamientos catastróficos de que nos vamos a desmayar o a
morir o ...
Si se aprende a no tener miedo a la pequeña sensación inicial de mareo el ciclo no se producirá. Si
nos entrenamos para respirar de manera correcta cuando tengamos miedo, es decir, dejamos de
respirar como si estuviéramos en una situación de extremo peligro, cortaremos el ciclo. Si
interpretamos las señales corporales de forma adecuada, como ansiedad o miedo normal, y no de
forma catastrófica (pérdida de control, desmayo, enfermedad, muerte, etc.) el problema se
soluciona.
He puesto un ejemplo con sensaciones asociadas a la respiración, que son las más frecuentes, pero
no son las únicas, otras veces son sensaciones de inseguridad, desequilibrio, irrealidad, etc.
La teoría es sencilla. Llevarla a la práctica es un proceso terapéutico complejo, puesto que no basta
con el convencimiento intelectual, hay que tener conciencia vivida (descondicionarse al estímulo
decimos los psicólogos) para que el proceso en espiral de disparo del pánico se corte. Mi
experiencia es que cuando se puede realizar una exposición a los estímulos internos del sujeto y se
pueden interpretar de forma adecuada, los ataques de pánico se dejan de producir en una etapa
muy temprana de la terapia, aunque esta suele ser mucho más larga porque se tiene que perder el
miedo en todas las situaciones que se han evitado.
Con esta visión, aunque exista una predisposición genética a la ansiedad, el sujeto puede aprender
como cae en el ataque de pánico y como puede salir de ese camino que ya no le lleva
necesariamente a la catástrofe.
Espero que estas líneas os sean de utilidad.
Un saludo,
La publicación del Curso Terapéutico de Aceptación I y II nos permite profundizar en algunos
aspectos del tratamiento de los ataques de pánico y de las crisis de ansiedad, porque explica amplia
y asequiblemente los procesos que subyacen en la aparición y el mantenimiento del problema:
• Pinchando aquí llegarás a una página en la que se
presenta el curso.
• Pinchando aquí llegarás a una página en la que se puede
profundizar en cómo se aplica el curso al entendimiento y
tratamiento de los ataques de pánico.
Aunque este curso puede ser de utilidad para cualquier persona, las personas con ataques de
pánico necesitan una terapia, el curso solamente pretende ser una ayuda en su camino.
Hoy día la psicología es una ciencia empíricamente basada, es decir, basada en experimentos que
cualquiera pueda hacer y comprobar que le da los mismos resultados. Es en este marco en el que
nos vamos a mover en esta charla alejándonos de la psicología más especulativa o charlatanería
disfrazada de psicología.
Qué es la ansiedad.
La ansiedad es una emoción que nos surge en situaciones de amenaza o peligro. (miedo, fobia,
angustia, tensión, preocupación,...)
Emoción
Experimento de Schachter: Dos grupos de personas, se da adrenalina a un grupo y un placebo a
otro, sin decirles que es lo que les va a pasar. La mitad de cada grupo se mete en una habitación
con gente eufórica y la otra mitad en una habitación con gente enfadada. Resultado, la emoción que
5. sienten viene definida por la gente que había en la habitación, la intensidad de la emoción depende
de si había recibido, o no, adrenalina.
Consecuencias:
1. · La emoción depende de la evaluación subjetiva, no
objetiva, que hacemos de la situación,
2. · La intensidad depende de la excitación que tengamos y
de la que partamos.
3. · Emociones muy similares son casi iguales: (miedo,
fobia, angustia, tensión, preocupación,...)
Propiedades de las emociones:
· La excitación y las evaluaciones son inconscientes (automáticas). Responden a la ley del
condicionamiento clásico (Perros de Paulov)
• · La reacción corporal es más lenta que el cambio de
situación, luego persisten más allá de las situación.
• · La misma excitación puede dar lugar a emociones
diferentes: el amor y el odio están muy cercanos.
Emoción: Ante una situación determinada, importante. que nos requiere una respuesta, se da una
activación general y simultáneamente hacemos dos evaluaciones, una sobre la situación que ha
aparecido y otra sobre nuestras capacidades para afrontarla. De acuerdo con esas evaluaciones
nos preparamos para actuar de determinada forma y esa preparación es lo que nos genera la
emoción. La activación es común a todas las emociones, la evaluación que hacemos de la situación
y de nuestras fuerzas nos produce la emoción específica.
La ansiedad es una respuesta de nuestro cuerpo para prepararnos para la lucha o para la huida
ante una amenaza o un peligro.
Cuando tenemos que huir de algo que nos amenaza o luchar contra algo que creemos que nos
ataca, necesitamos respuestas potentes e inmediatas. Es entonces cuando las emociones nos
ayudan, surgen como respuestas automáticas, para prepararnos a la acción. La angustia, la
ansiedad o el miedo nos preparan para una huida rápida y efectiva; la ira nos prepara para el ataque
demoledor.
Esta preparación puede dar lugar a diferentes emociones que son muy similares: angustia, miedo,
inquietud, tensión, preocupación,...
Análisis de la ansiedad
Como toda respuesta se puede ver bajo la perspectiva fisiológica, cognitiva y conductual:
Componente fisiológico
Respuestas fisiológicas de Respuesta crónica Respuestas de evitación
preparación de las consecuencias de
la respuesta crónica.
Para ser activo en la huida
o en la lucha
Tensión muscular, para huir Tics, temblores, dolores Movimientos que
o para pegar. (lumbares, cervicales, esconden o disimulan. No
6. jaquecas,) Reacciones poderse estar quieto,
exageradas de susto. movimientos de manos,
Cansancio. tocarse mucho,...
El corazón late rápidamente Taquicardias, Tensión *
para mandar sangre a los arterial alta.
músculos.
La sangre abandona la Problemas de Tensión en el estómago.
digestión y se va a los estreñimiento o de Falta de apetito.
músculos para pegar o diarrea en casos
correr. “Nudo en el extremos favorecen la
estómago” úlcera de estómago o de
duodeno.
La respiración se acelera Mareos si el oxígeno no *
para mandar oxígeno a los se consume a la misma
músculos velocidad.
Para ser pasivo en la
huida o en la lucha
La sangre abandona los (Tierra trágame). Nos agachamos y
músculos: nos quedamos tenemos una postura
fríos y blancos de miedo, encogida.
para quedarnos quietos y
pasar desapercibidos.
La respiración se acorta Sensación de ahogo y Acortamos la respiración.
para que no se note. de angustia. El corazón se tiene que
esforzar más.
Tensión en la garganta para Frecuentes constipados, Nos aclaramos la
quedarnos callados, “nudo faringitis crónica. garganta.
en la garganta.
Tartamudeos, bloqueos,...
Componente cognitivo
Respuestas cognitivas de Respuestas crónicas Respuestas de evitación,
preparación de las consecuencias de
la respuesta crónica.
Atención a las posibles Falta de concentración.
amenazas. Memoria muy afectada.
Planificación de la acción. Preocupación. Tardar en No aceptación de los
Intentos de entender que dormir. Pensamientos pensamientos.
pasa y como corregir el repetitivos y angustiosos. Obsesiones
problema.
No hacer nada. Apatía. Aplazamiento.
Dormirse.
Acciones compulsivas.
Disociación = “Aquello no Estados disociativos. Amnesia.
va conmigo”.
7. Componente conductual
Respuestas conductuales
Solucionar el problema Actuar: conductas asertivas.
Adaptarse y aceptar la situación Relajación.
Evitar el problema. Si se puede, perfecto, si
no aparece la ansiedad crónica.
Conductas problemáticas para no aceptar Comer demasiado.
la sensación de ansiedad.
Beber.
Tomar ansiolíticos, sin
enfrentarse.
Ver TV para no pensar.
Ansiedad sana y ansiedad patológica
Ansiedad y miedos sanos:
1. · Miedos que nos preservan a las alturas, a cruzar una
calle llena de coches, a meter los dedos en un enchufe, a
asomarnos a un precipicio, etc.
2. · Hay miedos aprendidos en la especie, miedos de
ancestrales, como el miedo a las serpientes, a los lobos,
etc.
3. · Miedos de desarrollo (oscuridad, separación, terrores
nocturnos, etc.). son situaciones nuevas a las que nos
vamos enfrentando y que superamos. Inicialmente nos
producen miedo y luego ya no.
Criterios:
1. Sana si nos sirve para solucionar el problema, patológica
si no lo solucionamos y se cronifica.
2. La emoción se da en una situación en la que no es
adecuado (pareja, amigos, trabajo,...) El problema surge
cuando las emociones nos ocurren en situaciones en las
que ni la lucha ni la huida son los comportamientos
adecuados. Se convierten entonces en un obstáculo para
nuestro comportamiento. Estamos dando unas
respuestas de activación inadecuadas. Nuestro
pensamiento está acelerado, nuestros músculos tensos,
la respiración agitada, nuestra emoción es negativa, pero
no tenemos que luchar ni huir. Tendríamos que bajar
nuestra tensión muscular, regularizar nuestra respiración,
desactivar el pensamiento y sentir una sensación más
positiva, pero eso no es fácil. El Curso Terapéutico de
Aceptación nos puede ayudar a comprender cómo se
puede hacer.
8. 3. También será patológica si se hace crónica y, por tanto,
tendemos a luchar o evitar en cada momento tanto que
nos causa estrés o mucho sufrimiento.
4. Otro criterio de patología es la intensidad: por ejemplo si
tenemos síntomas de un ataque de pánico: Palpitaciones,
Dolores en el pecho, Mareos o vértigos, Náusea o
problemas estomacales, Sofocos o escalofríos, Falta de
aire o una sensación de asfixia, Hormigueo o
entumecimiento, Estremecimiento o temblores,
Sensación de irrealidad, Terror, Sensación de falta de
control o estarse volviendo loco, Temor a morir,
Transpiración. Quienes padecen de trastornos de pánico
experimentan sensaciones de terror que les llegan
repentina y repetidamente sin previo aviso. Puede en
realidad creer que está sufriendo un ataque al corazón,
que está volviéndose loco o que está al borde de la
muerte. Los ataques pueden ocurrir a cualquier hora aún
durante la noche al estar dormido, aunque no esté
soñando. Producen una auténtica sensación de falta de
control de la propia vida.
5. Cuando no sabemos de donde nos viene.
6. Ansiedad patológica: sería ansiedad que nos queremos
quitar y no somos capaces:
1. Fobias (fobias específicas, fobias sociales,
agorafobia), obsesiones, manías, ansiedad
generalizada, etc.
2. Cuando la ansiedad se convierte en origen de la
ansiedad (crisis de ansiedad). Cuando
interpretamos las sensaciones corporales con
independencia de lo que las originó
(hipocondría).
Miedo a la muerte e hipocondría
· Veamos un ejemplo de donde empieza lo patológico: ejemplo, miedo a la muerte vs hipocondría.
Ante una sensación que no sabemos de donde viene, en un extremo está la tranquilidad completa
que puede ser patológica, en el otro la ansiedad que nos lleva al trastorno psicológico.
Entre los miedos normales está el miedo a la muerte o a la enfermedad. Si no tenemos miedo a la
enfermedad o a la muerte nos pondremos en peligro de forma inútil...
Si hay múltiples sensaciones que interpretamos como enfermedad o peligro de muerte, aunque no
sea lógico, estamos en un extremo patológico.
Control y ansiedad
Si somos capaces de controlar la situación en la que tenemos ansiedad, ya está solucionado el
problema, si no somos capaces tendremos problemas. Si se generaliza el problema puede ser de
sensación de pérdida de control. El problema de la ansiedad es que cuando se quiere controlar y
nos preocupa o nos da miedo reaccionamos con la emoción de ansiedad con lo que entramos en un
círculo vicioso.
Cuando se da la falta de control se puede producir la depresión:
9. La depresión frecuentemente acompaña a los trastornos de ansiedad y, cuando esto sucede,
también debe atenderse. Los sentimientos de tristeza, apatía o desesperanza, cambios en el apetito
o en el sueño así como la dificultad en concentrarse que frecuentemente caracterizan a la depresión
pueden ser tratados con efectividad con medicamentos antidepresivos o, dependiendo de la
severidad del mal, con psicoterapia. Algunas personas responden mejor a una combinación de
medicamentos y psicoterapia. El tratamiento puede ayudar a la mayoría de las personas que sufren
de depresión.
· ¿Control de la ansiedad?
Conductas higiénicas
Asertividad
La asertividad "la habilidad de expresar nuestros deseos de una manera amable, franca, abierta,
directa y adecuada, logrando decir lo que queremos sin atentar contra los demás. Negociando con
ellos su cumplimiento". Está en el tercer vértice del triángulo en el que los otros dos son la pasividad
y la agresividad. Se puede ver un artículo más detallado pinchando aquí.
Además hay que tener en cuenta el lugar, la oportunidad, la intensidad, las características del
interlocutor y el lenguaje no verbal para que la comunicación asertiva sea apropiada.
Se trata de saber pedir, saber negarse, negociar y ser flexible para poder conseguir lo que se
quieres y sobre todo expresar los sentimientos. También en hacer y recibir cumplidos, y hacer y
aceptar quejas. Se emplean técnicas simples como el banco de niebla o asentir en principio, y el
disco rayado.
Respuesta de relajación (meditación)
Frente a la actividad, Benson (1975) define la respuesta de relajación como el resultado de
concentrar la atención en un estímulo suave que no tenga muchos cambios, bastante constante,
dejando que los pensamientos se vayan de nuestra cabeza y manteniendo la atención en el
estímulo.
Con esta definición cualquier actividad como leer un libro, contemplar un paisaje, oír música, etc.
que nos absorbe y dejamos que la cabeza se vacíe, se convierte en una respuesta de relajación.
Cuando pensamos lo hacemos por medio de palabras, imágenes y sensaciones. Cuando como
técnica de relajación elegimos un estímulo como una palabra, una imagen o una sensación estamos
interfiriendo con nuestro medio para pensar. Por eso las técnicas ayudan.
Existen algunas actividades que ayudan a dar la respuesta de relajación, que son las técnicas de
relajación y de meditación. Para la meditación Benson se propone una serie de pasos:
1. Se toma una palabra o una frase corta que tenga un
significado especial. En la meditación trascendental el
mantra es una palabra en sánscrito que carece de
significado para nosotros. Algunos como jam-sa tienen la
ventaja de que se sincronizan mejor con la entrada y
salida de aire de los pulmones.
2. Sentados en una posición confortable. Sin ruidos ni nada
que nos distraiga.
3. Con los ojos cerrados.
4. Lo más relajados posible los músculos.
5. Sincronizada con la respiración suave y lenta se repite la
palabra elegida, junto con la exhalación.
10. 6. Se trata de tener una actitud pasiva, no se tiene que
intentar alcanzar ningún estado, ni preocuparse por si
funciona o no. Se trata solamente de realizar la técnica,
unas veces nos producirá un resultado y otras otro; no
siempre tiene que ser el mismo. Cuando acuden otros
pensamientos a la cabeza, simplemente se toma nota de
ellos y se deja que se vayan, volviendo a la repetición de
la palabra. Si nos distraemos, simplemente volvemos a la
repetición, sin ningún reproche. Si los pensamientos
permanecen machaconamente, sin ningún esfuerzo los
dejamos que coexistan pacíficamente con la repetición de
la palabra. La repetición tiene que estar presente
constantemente.
7. Hacer el ejercicio durante 20 minutos. No utilices
despertador que marque la terminación, puedes abrir los
ojos y mirar el reloj y después seguir.
8. No levantarse inmediatamente. Continuar sentados al
menos un minuto permitiendo que vuelvan otros
pensamientos. Abrir después os ojos y esperar otro
minuto antes de levantarse.
9. Practicar esta técnica dos veces al día.
Pronunciar la palabra interfiere con nuestra pronunciación interna y de esta forma con nuestros
pensamientos, ayuda a dejar la mente vacía de ellos.
Los estudios de Benson muestran algunos de los efectos de la meditación:
1. · Reduce el estrés, los niveles de colesterol en sangre.
2. · La meditación cotidiana deduce la ansiedad y el dolor
crónico.
3. · Mejora la salud general de las personas y su calidad de
vida.
Benson demostró que los efectos de la respuesta de relajación son los contrarios de la preparación
para luchar o para huir, es decir:
1. · Disminuye la tasa cardíaca y la presión arterial en los
que la tienen normal o un poco elevada.
2. · Disminuye la tasa respiratoria y el consumo de oxígeno.
Como vemos la meditación ayuda a dejar el pensamiento que nos prepara para la actividad y
sobretodo para la ansiedad o la ira que nos ayudan a huir o luchar. Existen además otras técnicas
que pueden ayudar, dirigidas a los otros componentes de la actividad como son:
Las respuestas motoras, las conscientes como la tensión muscular y las que son menos conscientes
como la respiración. Basándose en ellas podemos ayudar a que aparezca la respuesta de
relajación.
Técnicas terapéuticas
Aceptación de sensaciones, Desensibilización sistemática, exposición, entrenamiento en asertividad.
Pinchando en los títulos se puede conseguir más información de cada una de las técnicas. Para
mayor detalle y poderlas aplicar guiados por grabaciones en CD de audio se puede realizar el Curso
Terapéutico de Aceptación (para más información sobre él pinchar en este enlace)
Aceptación de sensaciones
11. Las instrucciones que se dan están tomadas de Barry Stevens (Varios, 1978), con modificaciones
que incluyen fundamentalmente un énfasis mucho mayor en la pasividad y en no hacer movimientos
ni evitaciones de las sensaciones que llegan a la conciencia. Las instrucciones concretas que se
dan son las siguientes:
"Posición, tumbado con las rodillas dobladas y con los pies apoyados en el suelo. Las rodillas
pueden ponerse juntas si se está mas cómodo o separadas si se prefiere.
Se trata de centrarse en la sensación mas desagradable que tengamos y entrar en contacto con
ella. Permanece en contacto como si fueras un foco de luz que no empuja ni fuerza nada y que
tampoco deja nada como está. Se trata de hacernos amigos de nuestras sensaciones de ver como
son y como evolucionan por si solas sin intervenir nosotros. Dejando que la sensación evolucione
como quiera, si algo nos duele dejamos que el dolor se desarrolle, crezca o disminuya sin intervenir.
Al ser una sensación desagradable tendemos de manera automática a intentar que disminuya y
desaparezca, ahora hay que dejarla que crezca, si esa es su evolución natural. Contactar
ligeramente, que sean las sensaciones las que guíen nuestra conciencia no intentemos sentir lo que
queremos sino lo que el cuerpo nos dice. Vamos a observar la sensación, ver sus características,
que parte del cuerpo está involucrada, si es aguda, sorda, si siempre es igual o va cambiando con el
tiempo, etc. Lo mas importante es observar sin intervenir. Si alguna otra sensación se hace mas
fuerte que la que hemos contactado nos vamos a ella. Vamos a dejar que todas las sensaciones
desagradables lleguen a nuestra conciencia.
Evitar los movimientos conscientes puesto que generalmente intentan hacer desaparecer las
sensaciones desagradables. Vamos a trabajar desde la pasividad. Si algún movimiento involuntario
surge dejarlo que ocurra también pasivamente.
La pareja ha de estar muy atenta a su propio cuerpo relajando las tensiones que aparezcan y atenta
también a lo que le pasa al compañero, debe estar presente pero sin intervenir en el proceso. De
vez en cuando el que está trabajando le informará de lo que siente, de como va y lo que está
pasando con la sensación con la que está. El que ayuda debe de animarle a seguir con las
sensaciones a mantenerlas sin intentar eliminarlas.
Si alguno no encuentra ninguna sensación desagradable, que empiece a sentir las sensaciones que
tiene en la cabeza y luego en el cuello y recorra todo el cuerpo dejando que las sensaciones llenen
su conciencia sin intervenir."
Exposición:
La ansiedad es una respuesta sujeta a la ley de la habituación. Si se mantiene el estímulo un tiempo
suficiente la respuesta desaparece. Es una respuesta muy elemental y responde a la ley del
condicionamiento clásico (el paradigma se explica como en los perros de Paulov).
Se emplea la exposición en la imaginación, en vivo, la implosión y la exposición graduada, que es la
más empleada.
Desensibilización sistemática:
Exposición al estímulo temido en la imaginación y en un estado de relajación.
De acuerdo con Wolpe (1981) el papel de la relajación en la desensibilización sistemática es
producir un cambio en el funcionamiento del sistema nervioso autónomo que inhiba la ansiedad. En
numerosos experimentos se ha probado que la relajación progresiva reduce la actividad autonómica
si estamos ante el estímulo que nos produce ansiedad sin que esta aparezca, conseguiremos el
objetivo terapéutico.
Los experimentos controlados y contrastados científicamente han demostrado que estas técnicas
son el tratamiento psicológico adecuado para los trastornos de ansiedad, otros métodos son menos
eficaces o ineficaces en absoluto.
12. El paciente tiene que entender que la lucha contra la ansiedad, con los sentimientos y pensamientos
que lleva asociados su tremendo esfuerzo, está marcando la dirección de su vida, en lugar de sus
aspiraciones, objetivos y valores que le llevarían a ser más feliz. Cuando el paciente se ha colocado
en posición de luchar por sus valores, pese a sus problemas, ha aceptado la filosofía de la técnica
básica de la desensibilización, que consiste en enfrentarse a las situaciones temidas sin dar las
conductas de evitación. De todas formas, la terapia de aceptación y compromiso establece técnicas
adicionales para asegurar que el paciente ha comprendido la filosofía de la exposición y que
colabora voluntaria y plenamente en ella.
Sabemos que cuando se hace la exposición al estímulo temido sin dar respuestas de evitación o de
huida, se produce un proceso de habituación y, con el tiempo y la perseverancia, la ansiedad se
hace tolerable y disminuye hasta llegar a desaparecer. Sin embargo, la Terapia de Aceptación y
Compromiso avisa que plantear de entrada este proceso al paciente puede llevarle a considerarlo
como el truquillo que estaba buscando para solucionar el problema en lugar de un cambio profundo
en su filosofía para enfrentar la vida. Por eso hay que dejar bien claro que no se trata de un método
para controlar la ansiedad, sino una forma de potenciar un fenómeno que ocurre como resultado de
la ley fisiológica: la de la habituación, y que lo funciona sin intervención voluntaria nuestra.
El afrontamiento de la ansiedad en la terapia cognitivo conductual
Cuando Van Riper propuso su terapia, la técnica de afrontamiento de la ansiedad que había
demostrado de forma más fehaciente su eficacia se llamaba desensibilización sistemática y de ella
tomó su nombre la fase que aquí describimos. Sin embargo, en el proceso de avance de la terapia
cognitivo conductual se han ido matizando los elementos que hacían que esa técnica funcionase y
se ha demostrado que lo fundamental es la exposición a los estímulos temidos. Por eso se
actualmente se utiliza menos la palabra desensibilización y más la de exposición. En el presente
trabajo se han utilizado ambos términos de manera indistinta y generalmente como equivalentes,
porque la descripción de la fase y las técnicas que hace Van Riper tienen actualmente una vigencia
total y se ha preferido conservar el término que él empleó.
Según Marks (1991) existe una autopista para el manejo de la ansiedad que es la exposición
(desensibilización) a la situación temida y otras carreteras secundarias como son la relajación, la
tensión muscular en algunos casos, la respiración, etc. Por tanto, el objetivo principal en esta fase
es que el tartamudo realice una exposición terapéutica a las conductas identificadas en la fase
anterior que están implícitas en su forma de tartamudear, porque aunque han nacido para evitar el
tartamudeo, como no lo consiguen se han convertido ellas mismas en fuente de ansiedad. Por
supuesto también tiene que exponerse a tartamudear en las situaciones que teme. No quiere decir
que tartamudee a propósito, sino que se arriesgue a que ocurra sin hacer nada por evitarlo.
El proceso de exposición o desensibilización consiste en que la persona se exponga al estímulo
temido sin que dé las conductas de evitación, huida o lucha. Cuando se hace así de forma
sistemática, se da la habituación, junto con la extinción de las conductas de evitación, entonces la
ansiedad disminuye y se afrontan las situaciones con tranquilidad creciente.
Hay muchos ejemplos en la vida cotidiana que nos dan una idea de cómo es este proceso. Uno de
ellos, porque es muy común, es cuando aprende a nadar alguien que tiene miedo al agua. Puede
estudiar muchos manuales, estudiar muchos estilos, pero si finalmente no se va exponiendo al
agua, mojándose y metiéndose en la piscina, yendo paulatinamente hacia donde le cubre y teme
más poderse ahogar, no conseguirá nada. Al principio, cuando vaya avanzando lo pasará mal, pero
finalmente, con tiempo y perseverancia, conseguirá disfrutar del baño. Existe otro método para
perder el miedo a nadar y es tirarse a la piscina directamente donde cubre, de esta forma se
consigue rápidamente perder el miedo, pero siempre y cuando se haga con un cierto conocimiento
de nadar y un socorrista cerca que den las suficientes garantías de que no va a pasar nada.
Aunque hay distintas visiones sobre el mecanismo que funciona en el proceso de exposición o
desensibilización, la teoría más aceptada es que se da un fenómeno de habituación por el que nos
acostumbramos a la ansiedad y dejamos de sentir las sensaciones asociadas a ella, al no dar
respuestas de evitación. Otra visión es que la excitación que está en la base de la ansiedad
desaparece porque pierde su funcionalidad al no luchar ni huir. Otra visión más, se basa en la
extinción de la ansiedad como conducta de preparación para las acciones de evitar, al no
realizarlas. Otra visión adicional es que la desensibilización y la exposición están basadas en el
13. contracondicionamiento, que consiste en lograr que aparezca una nueva respuesta en lugar de la
ansiedad en las situaciones temidas. En realidad todas las visiones son complementarias y dan
cumplida cuenta del proceso que se sigue.
Una metáfora proveniente de la Terapia de Aceptación y Compromiso compara a la ansiedad con un
monstruo que vive y se alimenta de adrenalina. Cuando algo nos avisa que hay un peligro, como
entrar en una escalera mucho más empinada de lo esperado, realizamos una descarga automática
de adrenalina y el monstruo que estaba dormido se despierta y logra que de forma automática nos
agarremos a la barandilla y nos ayuda a no caernos. Nos damos cuenta de que tenemos el
monstruo dentro y que se ha quedado, porque mientras digiere la adrenalina está fuerte ya que
todavía le queda alimento para vivir. Cuando pasa el tiempo sin que veamos un nuevo peligro el
cuerpo recupera su nivel normal de adrenalina y el monstruo se hiberna, porque no tiene suficiente
alimento. Cuando es el propio monstruo el que nos da miedo y lo queremos echar del cuerpo, y
luchamos para que desaparezca de inmediato, volvemos a hacer otra descarga de adrenalina para
poder hacer el esfuerzo de luchar contra él. El monstruo, encantado porque tiene más alimento,
crece y se hace más amenazador, nos dice que va a comernos el cerebro, que nos va a dañar el
corazón, y la garganta nos la va a paralizar para siempre. Si aceptamos al monstruo en nuestro
cuerpo y no hacemos nada para que se vaya, dejaremos de darle alimento y el monstruo morirá de
inanición. Siempre viviremos el riesgo de que no se vaya, porque no estamos haciendo nada para
conseguirlo. Tendremos que acostumbrarnos a escucharle decir "¿y si no me voy y te da un ataque
al corazón o te vuelves loco, o se te bloquea la garganta para siempre?" y, tendremos que no hacer
nada de lo que implícitamente dice, "¡lucha!, ¡huye!" pese al miedo que sentimos. En el tartamudeo
atisbar una palabra difícil o una sensación de que no se va a poder hablar, dispara la adrenalina y
se comienza la lucha para evitar o salir del bloqueo. Cuando se ha salido, la propia excitación avisa
de que se está en una situación peligrosa y dice que hay que seguir la lucha. Aprender a no hacerlo
es el objetivo de la desensibilización en el tartamudeo.
Como en todo proceso de habituación es imprescindible que los sucesos se repitan durante mucho
tiempo para que se dé. Todos sabemos que los hombres somos capaces de habituarnos a las
condiciones de vida más difíciles, solamente necesitamos tiempo y querer hacerlo, es decir,
exponernos a ellas sin huir.
Formas de realizar la desensibilización
En la terapia cognitivo conductual se distinguen diversas formas de hacer la exposición.
Exposición en la imaginación, es decir, imaginando las situaciones que producen ansiedad y
manteniéndolas en la mente de manera constante hasta que se produce un cambio en la sensación.
Este tipo de exposición se hace muy a menudo de forma paulatina, empezando por aquellas
situaciones que producen poca ansiedad, y se unen las imágenes a la relajación. Cuando se hace
de tal manera que es posible llegar a imaginar la situación mientras se está relajado y se asocian las
imágenes y pensamientos a sentimientos de relajación, en lugar de a la ansiedad; se conoce como
desensibilización sistemática. Es el primer método que se demostró empíricamente que era eficaz
con los miedos ya en los años sesenta del siglo veinte. Pero, como señala Van Riper, no es muy
eficaz para desensibilizar a los tartamudos a su habla porque es muy difícil imaginar con detalle las
conductas motoras asociadas a su tartamudeo ya que las han intentado ignorar durante toda su
vida. Sin embargo está indicado en muchas otras situaciones.
· La desensibilización sistemática tiene como ventaja que no es dolorosa. Otra ventaja de las
exposiciones en la imaginación es que se puede controlar el tiempo que dura de forma que se
puede hacer lo suficientemente largo para que se produzca la extinción.
Exposición en vivo, significa que la exposición y la habituación se hacen en la propia situación real.
Un problema presentado por la exposición en vivo es que, en general, no se puede controlar la
duración de la situación y tampoco la constancia del estímulo, necesarios para que se dé la
habituación con una cierta rapidez. Por eso es importante, en esta fase los ejercicios en las
sesiones individuales y la terapia de grupo en las que se puede prolongar la situación y conseguir
que el oyente persista en la conducta a la que se tiene que habituar el tartamudo hasta que se
consiga la habituación.
14. Generalmente se intenta hacer la exposición de forma gradual, es decir, se van enfrentando las
situaciones por orden de dificultad, empezando por las más fáciles. En este caso se conoce el
proceso como desensibilización. Se va luego aumentando la dificultad hasta alcanzar las situaciones
que producen los niveles mayores de ansiedad. Por la misma razón que se ha argumentado sobre
la exposición en vivo, la graduación es posible en la consulta o en las sesiones de terapia de grupo,
pero en la realidad las situaciones se presentan de forma aleatoria y pueden aparecer de pronto
situaciones muy difíciles para las que todavía no se está preparado; pero que se tienen que afrontar
obligatoriamente. En ese caso es preciso tener claro que aunque se evite o se salga de la situación
como se pueda, no se puede interpretar como un fracaso o un retroceso, sino que es preciso
considerar que esas situaciones se podrán enfrentar en un futuro. Muchas veces es preciso atacar
directamente las situaciones de más alta ansiedad de forma directa, sin empezar con otras más
fáciles.
Cuando la exposición se realiza sobre el estímulo más temido y se potencia la aparición inicial de
sentimientos de ansiedad muy fuertes se está empleando una modalidad de exposición que se
conoce como inundación.
Emplear estas técnicas de forma eficiente y rápida implica una preparación técnica y personal muy
exigente para el terapeuta y hay que tener mucha confianza en ellas porque el paciente se enfrenta
a un sufrimiento importante.
La desensibilización en el tartamudeo
Como es muy difícil que el tartamudo se imagine su propio tartamudeo y las respuestas que da, las
exposiciones a su forma de hablar se tienen que hacer en vivo, es decir, actuando.
Entre las situaciones que se tienen que desensibilizar se encuentran miedos de palabras, de ciertos
sonidos, de ciertos oyentes, de ciertas condiciones de comunicación, tales como premura de tiempo,
algunas actuaciones de los oyentes, como no mirar o ponerse nervioso, o acabar las frases, etc. por
ejemplo, el empezar la palabra por p, el sonido del teléfono pueden ser estímulos que disparen su
ansiedad.
El teléfono es un elemento generalmente problemático. Las características de este medio de
comunicación dificultan su uso a los tartamudos, si se dan silencios el oyente puede interrumpir o
colgar sin saber que el otro está bloqueado sin poder hablar. El tartamudo tampoco ve la reacción
del oyente y por ello está más inclinado a proyectar sus miedos a las reacciones del interlocutor y el
temor a que le rechacen se incrementa. Además, la comunicación está basada solamente en el
canal verbal y no se pueden utilizar gestos, etc. que ayudan en la comunicación. Como ejemplo de
exposición hay que tener en cuenta que da buenos y sorprendentes resultados llamar por teléfono a
desconocidos miles de veces, exponiéndose a bloquearse.
La exposición en la imaginación a los peores temores que los tartamudos tienen de las reacciones y
pensamientos de los oyentes es una técnica que tiene un efecto importante en la reducción de la
ansiedad. El rechazo del interlocutor muchas veces está solamente en su pensamiento, porque
cuando se pasa la adolescencia es más rara la interpelación directa o las risas exageradas del otro.
Es el propio tartamudo el que interpreta distintos indicios como muestras del peor rechazo que le
pueden hacer. Por eso la exposición a la imagen de los indicios que ve junto con el pensamiento de
que se es rechazado realmente, tiene efectos muy positivos en la reducción de la ansiedad del
tartamudo.
Como plantea la Terapia de Aceptación y Compromiso, no se trata solamente de hacer una
exposición pasiva, de quedarnos paralizados, se trata también de ampliar nuestro repertorio de
respuestas, es decir, atrevernos a conducirnos como creemos que es más adecuado para la
situación. En el tartamudeo se da la condición, común a otros muchos problemas, de que hay que
hacer algo porque, está claro que, si no, no se pronunciará, de aquí la propuesta de Van Riper de ir
cambiando la forma de tartamudear para avanzar hacia una forma que implique mucho menos
esfuerzo y que, por lo tanto, será más fluida y sencilla que la actual.
Como desensibilizar.
15. En el proceso de desensibilización se trata de que la ansiedad disminuya, y se compruebe y se
sienta esa disminución. Por eso es importante empezar enseñando al tartamudo a distinguir su nivel
de ansiedad, reconociendo la emocionalidad negativa que tiene en cada momento, para poder
realizar la exposición de forma gradual y mantener la situación el tiempo necesario hasta que la
ansiedad baje y se vaya dando la habituación. El habla es un barómetro tan bueno como otro
cualquiera de los sentimientos del paciente. Algunos se han referido a la ratio "no-ah", al tono,
intensidad y variaciones de calidad mostradas por el tartamudo en sus momentos de fluidez como
índices de su nivel de ansiedad.
Los tartamudos afirman que, a lo largo de toda su vida, no han tenido más remedio que enfrentarse
a las situaciones temidas. Lo hacen todos los días y no les ha servido para nada. Pero la exposición
terapéutica es algo más, ya que consiste, efectivamente, acudir a las temidas, pero dejando,
además, de dar las respuestas de evitación, aplazamiento, etc. Se trata, no solamente buscar y
acudir a las situaciones temidas, sino hacerlo de una forma diferente, yendo a dar el mensaje como
sea, aunque sea quedándose parado en un bloqueo. Cuando no se hace terapia se va a una
situación temida con la intención de salir corriendo, de no hablar, si no es estrictamente necesario,
de pasar totalmente desapercibido, de acabar cuanto antes, etc. Cuando se hace terapia se va con
intención de hablar, de que se note que se tartamudea, de decir todo lo necesario, aunque sea
tartamudeando, de no salir corriendo, etc. En la exposición terapéutica se busca el riesgo de forma
controlada.
Efectivamente, el enfrentamiento tal y como lo ha estado haciendo el tartamudo hasta el momento
no da ningún resultado. Ha estado en las situaciones en las que ha tenido miedo a hablar miles de
veces, pero siempre intentando no tartamudear y salir de ellas lo más rápidamente posible. Para ello
ha estado realizando todas las conductas de evitación, aplazamiento, comienzo, etc. en sus intentos
desesperados de controlar su habla y su ansiedad y ha maniobrado para que la situación dure lo
menos posible. En la modificación de estos aspectos reside el cambio que convierte en terapéutica
la exposición. Para que la exposición sea terapéutica tiene que dejar de realizar esas respuestas y
se tiene que enfrentar a la situación sin intentar escapar de ella, asumiendo todo el riesgo que tiene
de bloquearse, e ir atreviéndose a no emplear muletillas, ni cambiar palabras, a acabar las frases,
etc. etc.
Ante este planteamiento es clara la ventaja que tiene hacer la exposición de forma escalonada, de
tal manera que se vaya teniendo la experiencia de los resultados que se obtienen cuando se asume
el riesgo.
La experiencia más revolucionaria del manejo de la ansiedad es cuando, primero en la consulta,
dejan de hacer cualquier esfuerzo adicional al propio del habla para salir del bloqueo y comprueban
que se produce el desbloqueo por sí mismo, que la sensación de fluidez por la que tanto han
luchado llega sola finalmente cuando se deja la lucha. Para ello es preciso atreverse a no hacer
absolutamente nada extra cuando se está en el bloqueo y por supuesto darse todo el tiempo
necesario para que ocurra. Como metáfora que explica este hecho, sirve de muestra cuando nos
movemos teniendo puesto el cinturón de seguridad de un coche. Si hacemos el esfuerzo justo con la
velocidad adecuada, nos podemos mover libremente, pero si vamos deprisa el cinturón nos bloquea
y quedamos bloqueados. Para salir del bloqueo hay que dejar de hacer fuerza y ejercer solamente
la justa para movernos, sin correr. Si para salir hacemos más fuerza de la debida, tirando hacia
delante el cinturón nos retendrá aún con mayor empeño.
Los componentes de la ansiedad.
Una metáfora que explica el significado de la exposición, es la de hacerse amigo de la ansiedad.
Para hacerse amigo de una persona hay que cultivar su amistad, es decir, dedicarla tiempo,
conocerla, no rechazarla, dejarla que llegue a nosotros y que se muestre tal y como es, con todas
sus capacidades, para ello tenemos que dejarle la libertad de realizar sus deseos y que campe por
sus respetos, que pueda mostrarse plenamente como es, sin ponerle cortapisas en su acción,
conocer que quiere hacernos, que es realmente capaz de realizar y dejárselo hacer. Como elemento
muy importante del conocimiento de los amigos está saber lo que dicen que hacen y distinguirlo de
aquello que hacen realmente, los hay que son un poco faroleros y cumplen aquello de que "del
dicho al hecho hay mucho trecho". La ansiedad es catastrofista, pero sus negras predicciones no
siempre se cumplen.
16. La ansiedad como toda respuesta humana se puede contemplar desde los distintos ángulos que se
consideran clásicamente en psicología, el cognitivo, el conductual y el emocional. Hay que aclarar
que no se trata de componentes independientes, sino de distintos puntos de vista del mismo
fenómeno. Por eso, si se comienza estudiando las cogniciones, es decir, los pensamientos, se verá
que se asocian a emociones y sensaciones y que ambos, pensamientos y emociones, tienen la
misión de favorecer la emisión de las conductas. Si se observa el proceso desde la conducta se ve
que se tiene que dar una preparación emocional y cognitiva para realizarla y si se hace desde el
punto de vista emocional se comprueba que las emociones son preparaciones para actuar (Frijda,
1986) que conllevan asociados pensamientos y sensaciones.
El componente cognitivo: Los pensamientos automáticos
El componente cognitivo de la ansiedad en el tartamudeo lo constituyen los pensamientos de que se
aproxima la catástrofe y que es necesario hacer cualquier cosa para evitarla.
La cualidad de estos pensamientos es que no son ni explícitos ni nítidos ni completos. Esta falta de
claridad se debe, en parte, al proceso de automatización que empleamos los humanos cuando
pensamos. Ya que cuando hemos tenido un pensamiento muchas veces, cada vez vamos
resumiendo más y más su contenido, para ir ahorrando tiempo y energía. En este proceso llegamos
a dejarlo en una frase, un sonido o una imagen que producen el mismo efecto que el pensamiento
completo y cumple su función de prepararnos a actuar; finalmente puede llegar a automatizarse del
todo y no nos damos cuenta de que lo hemos pensado, salvo por la sensación que nos aparece sin
que hayamos sido conscientes de ningún pensamiento.
Para desactivar los pensamientos automáticos, es preciso primeramente identificarlos. Normalmente
basta fijarse en la sensación que producen y preguntarse que nos quiere decir, la respuesta va
siendo el pensamiento original. Para realizar este proceso se pueden seguir las indicaciones de
Bandler y Grinder (1980) que intentan concretar, eliminando palabras ambiguas (algo, esto, etc.),
cuantificadores universales (siempre, todo, nunca, etc.), construcciones de frases no claras o
incompletas...
Cuando se ha obtenido el pensamiento completo se puede hacer un primer análisis de contenido
para saber si es lógico o no y si responde o no a la realidad actual. Beck (1975) fue el descubridor
de la importancia de los pensamientos automáticos y creó la terapia cognitiva, que tiene como base
el análisis lógico de los pensamientos automáticos. Beck, realiza un análisis de su contenido,
partiendo del punto de vista de que la patología se desarrolla debido a los pensamientos ilógicos o
erróneos y que basta cambiarlos por otros verdaderos y lógicos para que se dé la mejora.
En la práctica clínica se encuentran casos en los que el pensamiento automático es ilógico y se
puede cambiar acudiendo solamente al análisis de su contenido, son esquemas automatizados que
se mantienen exclusivamente por su característica de ser inconscientes y basta hacerlos explícitos
para que se desactiven; pero por desgracia no todos los pensamientos automáticos que queremos
cambiar son ilógicos y, aunque lo fuesen, muchas veces somos conscientes de que no tienen
sentido, pero no por ello desaparecen.
La Terapia de Aceptación y Compromiso considera los pensamientos como conductas asociadas a
nuestro comportamiento cotidiano y señala con acierto que están también sujetos a las leyes del
condicionamiento. Por eso los pensamientos irracionales pueden mantenerse por sus contingencias
de reforzamiento, es decir, porque nos sirven para evitar o están reforzados por nuestra conducta, y
se mantienen por ello y no solo por su lógica interna.
Hayes et al (1999) señalan también otro fenómeno que mantiene y da fuerza a pensamientos que
son dañinos para la persona y es la creencia en la literalidad del lenguaje. Tomar el lenguaje en
sentido literal significa que no se distingue la diferencia entre el contenido del pensamiento y la
realidad que refleja, es decir, cuando reaccionamos a un pensamiento como si fuera un hecho real
que ha ocurrido. En casos concretos es fácil distinguirlo, si hablamos de una silla, por muy bien
descrita que esté, no podemos sentarnos en ella. El rechazo que muchas veces siente el tartamudo
en la comunicación es un buen ejemplo de cómo funciona la literalidad del lenguaje. En una
conversación puede surgir un pensamiento de que hablando como se esta haciendo no se va a
poder mantener la conversación y el otro se va a aburrir y a sentir pena cuando observa los atascos
y la lucha para hablar. Si se actúa como si fuera cierto, es decir, creyendo que no se puede seguir
17. con la comunicación y que el otro se está aburriendo y sintiendo pena, lo más probable es que se
abandone la conversación lo más rápidamente posible, y se hace realidad el pensamiento que hasta
ese momento era sólo un conjunto de palabras, porque ocurre el fin de la comunicación debido al
tartamudeo.
Para desactivar la literalidad del lenguaje hay que distinguir dos partes en el pensamiento
emocional. Una parte es una predicción catastrofista del futuro que nos espera, que nos suele dar
mucho miedo, en el ejemplo, es que el otro va a aburrirse o a sentir pena. Esta parte puede ser
razonable y probable, pero no es un hecho y nadie asegura que el otro esté sintiéndose mal. La
segunda parte del pensamiento nos dice como debemos comportarnos para evitar el sufrimiento
ante el hecho cierto del rechazo, en el ejemplo, cortar la conversación e irnos. Cuando seguimos
estas indicaciones es cuando estamos creyendo en su literalidad y cuando lo convertimos en
realidad.
Por eso el pensamiento de que se va a producir un atasco genera por sí mismo ansiedad, aunque
se tenga en la soledad del dormitorio, porque reaccionamos al pensamiento como si lo que nos dice
hubiera ocurrido ya o fuera a ocurrir de inmediato.
En la Terapia de Aceptación y Compromiso se emplea la metáfora del autobús para describir la
función de los pensamientos:
En la vida vamos conduciendo un autobús por la carretera que lleva hacia nuestras metas y con el
motor de nuestros valores. Llevamos unos pasajeros revoltosos, que son nuestros pensamientos,
sentimientos y emociones. Todos ellos son catastrofistas: "si sigues ese camino vas a sufrir mucho",
"te vas a estrellar", "vas a tener un accidente", "te vas a atascar", "se van a reír de ti". Y además nos
dicen implícitamente: "tuerce ya", "haz lo que sea para evitarlo".
Tenemos varias alternativas:
1. Discutir y decirle que se calle. Como ya se ha
mencionado, no se puede dejar de pensar en algo, es
decir, no podemos callar el pensamiento, y, además,
podemos perder de vista nuestra carretera y tener un
accidente o chocar.
2. Hacerle caso y torcer. Pero no llegaremos nunca a donde
queremos ir.
3. Escuchar su amenaza pacientemente y no hacerle caso a
las acciones que nos propone para evitarla, es decir, no
torcer. No podemos dejar de escucharle porque chilla
mucho, pero se trata de seguir conduciendo por la
carretera por la que queremos ir. De esta forma nos
habituaremos a la ansiedad que nos provoca su
amenaza. Finalmente, si durante mucho rato no le
hacemos caso, el pasajero molesto se sentará tranquilo
en el fondo del autobús, aunque de vez en cuando
volverá a darnos la lata.
Cuando se analizan los pensamientos asociados a la ansiedad en los tartamudos se pueden
distinguir los dos componentes mencionados. Por una parte el pensamiento adelanta para el sujeto
una catástrofe que es posible, e incluso probable que se dé. Por ejemplo "te vas a bloquear", "vas a
parecer impresentable", etc. Existe otro componente, a veces no tan claramente expresado, que le
propone hacer algo, o dejar de hacerlo, para evitar el desastre, por ejemplo, "busca otra palabra",
"esfuérzate al máximo", "date prisa", etc. o "cállate", "no vayas", "vete", etc. En el proceso de
automatización se suele obviar, por considerarla lógica, y de deducción obligada, una de las partes y
por ello es más difícil hacerla explícita, es decir, si se le pregunta por la sensación que tiene puede
decir "voy a parecer impresentable"; pero también está pensando en evitarlo a toda costa; o puede
sentir "tengo que esforzarme a lo bruto" e implícitamente está pensando que va a hacer el ridículo.
Una de las reacciones del sujeto ante este tipo de pensamientos, encarnados en una sensación, es
evitarlos, echarlos de la cabeza y del cuerpo, intentar distraerse en otras cosas. Otra reacción lógica
es discutir la realidad del contenido, diciéndose que es mentira que no se va a dar tal catástrofe, que
18. no siempre ocurre, que no tiene por qué; pero con esta discusión no se va la ansiedad ni las
sensaciones y la lucha tiene que continuar.
La lucha y el intento de control de los pensamientos asociados a la ansiedad producen la reacción
paradójica de aumentar su probabilidad, de forma que cuanto más queremos echarlos más
aparecen; cuando no queremos pensar en ellos, ahí están; cuando decimos "¡qué bien! hace dos
horas que no pienso en ello", el pensamiento se hace presente (Wegner, 1994, ver también
Wenzlaff, 2000).
El afrontamiento de estos pensamientos se puede hacer a través de la exposición; que se realiza,
lógicamente en la imaginación. Se trata de escuchar su predicción, pero sin hacerles caso en la
acción que nos sugiere. Tenemos que aceptar la posibilidad de que la catástrofe que predicen sea
cierta, arriesgándonos a no hacer nada para evitarla. De esta forma llegaremos a la habituación y el
pensamiento dejará de producirnos ansiedad. Entonces se convierte en un pensamiento menos
importante, pierde su literalidad, porque lo que predice no se cumple siempre, y podremos continuar
nuestra vida pensando, además, en otras cosas más rentables y menos ansiógenas.
Las sensaciones físicas
Asociadas a la ansiedad aparecen sensaciones físicas concretas, por ejemplo presión en el pecho,
tensión en manos o piernas, bola en el estómago, nudo en la garganta, etc. En el caso del
tartamudeo muchas de ellas son parte de la reacción que se tiene para esforzarse en hablar. Son
sensaciones desagradables y por eso tendemos a ignorarlas y a intentar quitárnoslas. Aparecen
entonces cadenas de respuestas. Por ejemplo, si sentimos un nudo en el estómago podemos
tensarlo y cortar la respiración para dejar de sentirlo. Se establece de esta forma una serie de
sensaciones físicas que por una parte son reacciones ante la ansiedad, pero por otra son
ansiógenas en sí mismas, por eso puede ser muy importante desensibilizarlas. La técnica de
aceptación de sensaciones (García Higuera, 1992) nos será de gran utilidad para este fin. La
experiencia de cómo nos habituamos a una sensación física desagradable puede ser un buen
elemento para comenzar a tener la confianza necesaria para realizar las exposiciones.
En el Anexo se expone con detalle un conjunto de instrucciones que se pueden dar en un ejercicio
para enseñar el proceso de aceptación de sensaciones.
Sensaciones emocionales
Asociadas a la ansiedad existe también otro tipo de sensaciones con un componente físico, que se
encarnan en el cuerpo, pero de una forma más indefinida, más difusa y más general. Son
sensaciones globales que nos dan una idea de nuestro estado general y en este sentido están por
debajo o por encima de las sensaciones físicas mencionadas en el apartado anterior. Están
relacionadas con la actitud como preparación a la acción (Bull, 1951). Se pueden tratar, desde un
punto de vista experiencial por medio del focusing (Gendling, 1983).
El focusing es una técnica que auxilia en la aclaración, aceptación y modificación de estas
sensaciones. Tiene un componente de exposición a la sensación potenciando que se la acepte y,
además, propone que se interprete lo que quiere decirnos. Utilizando esta técnica podemos
relacionarnos con este tipo de sensación con dos características sin dar ninguna conducta de
evitación, y analizando los pensamientos que están detrás, pero siempre sin discusión y dejando
que la sensación evolucione, es decir, descubrimos también el pensamiento automático que está
debajo de ella. Este proceso nos llevará a entender nuestros sentimientos y también habituarnos a
ellos sin tener que hacer nada para quitárnoslos.
El libro de Gendling (1983) describe claramente la técnica en forma de autoayuda. Aquí se resumen
los pasos que la componen:
Cuando estamos ante un problema y ya hemos pensado en él y hemos intentado resolverlo, con
éxito o no, nos deja una sensación general, que Gendlin llama sensación sentida.
19. 1. El primer paso es hacer un lugar para sentir, dejando a
un lado los pensamientos y la racionalidad dándonos
cuenta de lo que sentimos.
2. Se trata de identificar la sensación que está por encima
(o por debajo) de todas las sensaciones físicas, las
engloba a todas y las uniformiza marcándonos un
sentimiento único. Es como la sensación que va más allá
que las sensaciones físicas concretas que tenemos, es
más general que ellas, con menos ubicación corporal,
aunque muchas veces se sienta en el centro del cuerpo,
otras se siente en la cabeza, y la mayoría en ningún lugar
determinado.
3. Una vez sentida, se trata de conseguir un medio para
anclarla, para relacionarnos con ella, puede ser una
palabra, una frase, una imagen, un sonido, etc. Cuando
no se nos ocurre dejamos nuestra mente libre y pronto
acudirá a ella lo que nos evoca la sensación. Lo
probamos y chequeamos, y poco a poco podremos irlo
concretando y enfocando con más detalle.
4. Después se la deja resonar, es decir, repetimos y
mantenemos aquello que la evoca y la dejamos
evolucionar hasta que cambie la sensación libremente.
5. Esperamos a que se produzca el cambio, que lo hará
indefectiblemente. Lo notaremos en un cambio de la
sensación sentida. Puede tardar unos minutos o mucho
más tiempo, es cuestión de paciencia.
6. Identificamos nuestra nueva sensación sentida y nos
relacionamos de nuevo con ella.
7. Antes de resonar de nuevo, paramos y nos tomamos
conciencia de los cambios que han ocurrido y que
significan las variaciones que hemos experimentado.
Es un ejercicio muy útil para saber qué emociones y qué sentimientos ha despertado una situación
pasada, de bloqueo o traumática, o simplemente la sensación que se tiene casi constantemente
cuando se va a hablar o simplemente a pensar en ello. También se puede aplicar para identificar y
aceptar las emociones que despiertan en nosotros una situación que tenemos que enfrentar en el
futuro. Este tipo de sensaciones se tratarán con más detalle en el apartado de la ansiedad
anticipatoria.
Algunas ideas acerca de cómo llevar a cabo la exposición
Hay que volver a resaltar la importancia de que el tartamudo paulatinamente vaya dejando de
realizar las conductas de evitación, aplazamiento, etc. durante la exposición, porque son las que
mantienen la ansiedad. Muchas veces le es muy difícil dejar de hacerlo, en ese caso la exposición
sigue siendo válida, siempre que continúe enfrentándose al estímulo temido. La habituación tardará
más en darse, el proceso será más doloroso y se dará solamente con relación a las respuestas de
evitación que se dejen de hacer; podremos vivir sin ellas, porque el cuerpo aprenderá finalmente
que se va a seguir adelante con la situación temida con la eliminación de la evitación.
En los que evitan más crónicamente las situaciones y palabras que le dan miedo da buen resultado
la inundación. Se le insiste en recoger palabras tartamudeadas y se le pide que tartamudee en todas
ellas durante una hora, primero simulando el tartamudeo y luego haciéndolo realmente. Cuando se
simula, normalmente, ocurre que cuando empiezan lo pueden hacer de forma falseada, pero de
inmediato entra en juego la ansiedad, las respuestas se hacen involuntarias y el tartamudeo se
vuelve genuino. Van Riper propone que después de hacer esta exposición reciba un refuerzo, por
eso se tiene que hacer antes de comer, ir a la cama o recibir la aprobación del terapeuta.
20. Sobre la duración de una sesión de exposición, para que sea efectiva, es muy conveniente que la
ansiedad disminuya antes de finalizar la sesión, para ello se necesitará un mínimo de 45 minutos y
es aconsejable dedicar al ejercicio hasta una hora y media. Hay que tener en cuenta que el proceso
de habituación nos enseña que dos horas seguidas es mucho mejor que una hora dos días y con
mayor diferencia si las horas se hacen más separadas en el tiempo. Para asegurar que el proceso
sea terapéutico, como se ha dicho, es preciso que en la sesión baje la ansiedad. Si no baja, es que
se están dando conductas de evitación no controladas, porque el fenómeno de la habituación es una
ley psicológica general.
Van Riper propone aproximaciones más ligeras:
Una consiste en recoger todas las palabras tartamudeadas durante un periodo, luego se las mezcla
con otras en las que no ha tartamudeado y se le hace leerlas en público por un altavoz. Cuando va a
llegar a la palabra temida se quita el volumen durante 5 segundos, luego puede tartamudearla sin
miedo.
Otro método es hacer repetir la palabra tartamudeada hasta que la dice sin tartamudear de 3 a 5
veces.
También ayuda comenzar hablando bajo y subir luego la intensidad.
Un ejemplo de exposición en la imaginación
A continuación se pone un ejemplo de las instrucciones que se pueden dar para hacer una
exposición en la imaginación. Hay que tener en cuenta que es difícil hacerlo solo, porque el miedo y
las conductas de evitación son muy fuertes y que la ayuda terapéutica puede ser fundamental para
el éxito de las exposiciones.
Supongamos una situación temida en la que el tartamudo teme que un cliente, al ver su tartamudeo,
pensará, o ya ha pensado que es un impresentable. Si solamente pensar en esa posibilidad, le pone
nervioso, es la ocasión para hacer una exposición en la imaginación. Para ello, se busca un lugar
tranquilo en el que se tenga la seguridad de que no se va a ser interrumpido durante mucho tiempo,
recuérdese lo dicho sobre la duración mínima y recomendada de las exposiciones (mínimo 45min y
recomendado hora y media). Colocado cómodo y lo más relajado posible se define con detalle la
situación: quien es el cliente X, en que lugar se estaba, que tartamudeo se hace, y se define con
todo detalle lo que ha podido pensar el cliente: por ejemplo, "este es un impresentable", si es posible
se rememora o imagina el gesto que ha hecho o que ha estado a punto de hacer. No se trata de
determinar el pensamiento que ha ocurrido, porque no se sabe. Tampoco se trata de discutir si ha
pensado realmente eso o no. Es probable que ni se le haya pasado por la imaginación y que
solamente sean miedos y estén en la mente del tartamudo, pero son, justamente, a los que hay que
enfrentarse.
Hay una metáfora que explica claramente qué son esas discusiones y nuestro papel en ellas.
Cuando surge un pensamiento malo que nos causa miedo, tendemos a discutirlo sacando
pensamientos buenos y alternativos para contrarrestarle y echarle de nuestra cabeza, estableciendo
una lucha contra él con toda nuestra energía. Convertimos de esta forma nuestra cabeza en un ring
de la lucha libre americana que ponen en la TV. Dos equipos de luchadores, uno de ellos malo, y el
otro bueno, se enfrentan en el cuadrilátero. Aparentemente se hacen daño, pero en realidad no es
así. Además, cuando uno de los contendientes parece vencido, reacciona con renovadas fuerzas o
salta al ring otro de su equipo y continúa la lucha. En los pensamientos hay un equipo malo, que
está diciendo lo terrible que te va a pasar si no haces nada, el equipo bueno son los pensamientos
que discuten con él y salen a acallar a los malos. La lucha puede continuar incesantemente. Nos
identificamos con el equipo bueno, que es quien nos va a salvar, pero también somos el equipo
malo. El problema es que sobre todo somos el ring, que es quien recibes todos los golpes y sobre el
que se dejan caer con todo su tremendo peso los luchadores desde alturas importantes. La verdad
es que los luchadores no se hacen daño entre ellos. Pero ¿qué hacemos si no sacamos al equipo
bueno? El equipo malo estará en el ring, le darán por ganador, y nos hará mucho daño; pero
realmente, al no tener con quien luchar, se tendrá que ir. Antes fanfarroneará y tendremos que
escuchar todas sus amenazas y fantasías y sus retos para que salga el equipo bueno; pero si este
no sale, tendrá que irse y cuando desaparezca el ring no habrá recibido ningún golpe importante,
aunque haya pasado mucho miedo.
21. Una vez definido con todo detalle el contenido del pensamiento malo, se mantiene la imagen de la
situación que describe, por muy desagradable que sea, mientras se repite constantemente la frase
que refleje exactamente lo que se teme que el cliente X haya pensado, por ejemplo, "X piensa que
soy un impresentable".
Para mejorar la concentración, se puede sincronizar la pronunciación de la frase con la respiración,
de forma que se piensa cuando entra el aire y dice en voz alta cuando sale. Se aceptan las
sensaciones que aparezcan (ver ejercicio del anexo), dejándolas que crezcan y que aumenten en
toda su potencia, sin oponerse a ello, es decir, sin moverse, ni tensarse y sin acelerar la respiración.
Si la sensación baja y se hace más llevadera, no por ello se cambia el pensamiento ni la imagen, se
sigue así hasta que se produzca la extinción y se sienta relajado.
Siempre que la situación elegida produzca ansiedad, es fácil concentrarse en ella. Cuando va
transcurriendo el tiempo puede ser cada vez más difícil concentrarse, cuando se da cuenta de que
se ha distraído se vuelve de nuevo a la imagen y la frase, sin reproches, sabiendo que es normal en
el proceso de exposición. La distracción puede llevar al extremo de dormirse, también se tiene que
considerar una reacción norma. Las distracciones, generalmente, son indicios de que se va
produciendo la habituación a la ansiedad, cuando tenemos miedo a algo, es muy difícil quitárnoslo
de la cabeza.
Momentos ideales para hacer este tipo de trabajo terapéutico son, o bien cuando se acaba de dar el
problema o bien cuando se prevé que se va a enfrentar en un futuro próximo y se está preocupado
por ello. La preocupación, tanto previa como posterior, indican que el pensamiento está presente y
con fuerza.
Es muy importante no abandonar, aunque las sensaciones sean muy fuertes. El apoyo de alguien
con confianza y conocimiento de la técnica es muy importante en las primeras veces que se hace.
Para que la exposición sea efectiva es preciso que se dé una disminución de la ansiedad, si se
abandona antes se está reforzando las conductas de evitación y se está perdiendo una oportunidad
de sentir la habituación en un tiempo corto.
Se recomienda la consulta en el caso de que no se haya sido capaz de soportar las sensaciones
que se producen o cuando no se ha producido la extinción en un tiempo más que prudencial. En
ambos casos el análisis por un experto de lo que se está haciendo es determinante para el éxito.
Intención paradójica como inundación
La intención paradójica es una técnica proveniente de otras orientaciones de la psicología. Consiste
en indicar al paciente que en lugar de evitar la situación que realice conscientemente todas las
conductas para que aquello ocurra. Desde el punto de vista cognitivo conductual es una inundación,
porque se enfrenta al estímulo sin realizar las conductas de evitación.
En el caso del tartamudeo se le plantea la intención paradójica a través de una instrucción en la que
se le pide que tartamudee conscientemente mas allá de cómo lo hace normalmente, de esta forma
conseguirá tartamudear menos de lo ordenado. En esta forma de inundación el tartamudo aprende a
desconfiar de las expectativas del terapeuta y de las suyas también.
Quebrar el ciclo de ansiedad…
La Bioquímica del MIEDO
La respuesta de “luchar o hurir” es una función primitiva y importante de auto protección.
Cuando se presenta ago que amenaza a nuestra seguridad, nuestro cerebro libera una
cascada de hormonas que invade el cuerpo preparándolo para luchar o huir para
sobrevivir. Estos son las hormonas de estrés, como adrenalina y cortisol. Entre otras cosas,
estos mensajeros bioquímicas, redirecciona sangre de tus centros cerebrales de lógica y
razón (haciéndolo difícil de pensar y razonar) y de nuestros órganos internos como el
estomago (entregándonos una sensación de tensión y de mariposas), hacia nuestros
22. extremidades para mas poder físico. Nuestra respiración aumenta involuntariamente y el
corazón trabaja mas rápido.
Esto funciona magnifico cuando estamos atacados por un predador o un malintencionado,
Pero nuestro cuerpo no sabe la diferencia entre una amenaza de un predador y un
pensamiento de miedo sobre nuestras finanzas, nuestro trabajo, o esa presentación. El
cuerpo puede mal interpretar una amenaza y sobre reacciona - o sobre protegernos en
maneras no apropiadas. Nos deja con pánico, pensamientos que pasan rápido y un corazón
corriendo....fuera de control.
El miedo o ansiedad es como un circuito que se repite otra y otra vez dentro de nosotros, compuesto de pensamientos,
emociones y sentimientos. Nuestra mente, cerebro y cuerpo están involucrados. Este circuito se parece mucho a un
circuito eléctrico que va desde el cerebro al cuerpo, y igual que un circuito eléctrico puede ser interrumpido y
redireccionado.....para siempre
EFT es un herramienta poderosa para desconectar miedo porque funciona con la conexión
mente/cuerpo.
TOCA LA PUERTA AL PODER DE TU MENTE
Haga calmar la Tormenta Adentro
¿En que manera seria tu vida diferente si pudieras "desconectar" y liberar te del ciclo del miedo, sin importar cuanto
tiempo ha sido presente en tu vida? Estos significa serás libre de las experiencias de reacciones físicas Y libre de
pensamientos de miedo, anticipando.....el miedo del miedo. Porque si tienes o no un fobia o miedo de hablar en
publico o ataques de pánico, conoces el miedo del miedo....no perdona ni deja en paz.
EFT funciona rápido y realiza un cambio drástico interrumpiendo el circuito cerebro/cuerpo y
quebrando el ciclo de pensamientos, emociones y sensaciones físicas que gatilla fobias,
ansiedad y ataques de pánico. Se llama Técnicas de Liberación Emocional, porque te libera
de miedo y pensamientos hostigosas. No se trata de aprender como controlar el miedo o con
poder muscular para los pensamientos....Es libertad.
¿Suena demasiado bueno para ser verdad? No es un milagro, pero una técnica poderosa que
puedes aprender y usar. ¡Déjenos mostrar como puedes estar en control y LUCIR con tu real
potencial!