Los principales desafíos que enfrenta la liturgia incluyen: (1) asegurar que los fieles comprendan el verdadero significado de la "participación activa"; (2) promover una preparación más cuidadosa de la liturgia y su evaluación para hacerla más fructífera; y (3) desarrollar más la mistagogía litúrgica basada en símbolos en lugar de explicaciones.