Este documento es la homilía de una misa de Navidad. Celebra el nacimiento de Jesús en Belén y su significado como la "Gran Noticia" y "Salvador" que trae la vida de Dios a la humanidad. El sacerdote habla sobre la necesidad de preparar nuestros corazones para recibir a Jesús, como María y José lo recibieron, y vivir los valores cristianos de amor, compasión y servicio a los demás.
1. MISA DE NAVIDAD
Moniciones de entrada:
Todos sabemos por experiencia el revuelo que se organiza cuando nace un hijo en la familia:
nerviosismo, alegría, felicitaciones, llamadas, visitas, flores…
Ese acontecimiento se convierte en el centro de nuestra atención; es la “noticia” que
comunicamos y recibimos.
Hoy, día 25 de diciembre, celebramos la “Gran Noticia” del nacimiento de Jesús.
Es verdad que celebramos la Navidad como fiestas “familiares”. Pero es mayor la alegría. “al
reunirse hoy la familia creyente” porque, allá en Belén, nació Jesús el Salvador; nació quien nos
ha traído la Vida de Dios a nosotros.
Si el nacimiento de un miembro de nuestra familia es causa de alegría para todos, hoy
celebramos el nacimiento de Dios; el “Dios-con-nosotros”, esperanza y alegría para todo el
pueblo cristiano, familia de Dios.
El Señor no encontró un lugar demasiado preparado para su nacimiento. La esperanza y el
amor de María y José suplieron las deficiencias del lugar.
Nosotros preparamos nuestro corazón para que Jesús encuentre la misma esperanza y el
mismo calor que encontró en Belén.
Recibamos al sacerdote que trae al Niño Dios puestos en pie…
(Procesión: el sacerdote (con el Niño) y cuatro personas que portan las velas de Adviento
encendidas… llegan hasta el altar y se van colocando las velas en la corona de Adviento… y se
retiran…)
Saludo
(Elevando y mostrando el niño a la asamblea, dice)
“Ha aparecido la gracia de Dios que trae la salvación para todos los hombres”. Que esa gracia y
la paz que los ángeles anuncian en esta día, estén con todos vosotros… (Se coloca al niño en el
lugar preparado para ello).
Las luces que alumbraban nuestro caminar en Adviento y que hemos ido encendido cada
semana, se apagan, porque hoy a brillado la gran luz de Dios en su Hijo Jesús.
Jesús es la única y verdadera luz que alumbra a todo ser humano…
(Se acerca el sacerdote y apaga las velas de Adviento y enciende la luz Blanca…)
Pedimos perdón
Con los pastores celebremos gozosos la presencia del Señor
Jesús nacido en Belén, tú eres el amor del Padre hecho hombre. Perdona la frialdad de
nuestros corazones. SEÑOR, TEN PIEDAD…
Jesús nacido en Belén, tú vienes a dar cumplimiento a las promesas y a colmar nuestras
esperanzas. Perdona nuestras dudas. CRISTO, TEN PIEDAD…
Jesús nacido en Belén, tú vienes para hacerte encontrar por todos los que te buscan. Perdona
nuestras falsas seguridades. SEÑOR, TEN PIEDAD..
2. Gloria:
Como nunca hemos de estallar de alegría y cantar la gloria a Dios, como lo hicieron los ángeles
en la noche de Belén, porque nos ha sido dado la salvación…
Escuchamos la Palabra
Monición a las lecturas
¡Hoy os ha nacido un Salvador!
Esta Buena noticia es un “presente”. “Presente”, quiere decir “regalo”, pero quiere decir
también “ahora”.
Jesús viene hoy para ti, ahora. Abramos, pues, de par en par nuestros ojos, nuestro corazón y
nuestras manos. Dejemos entrar su luz en nosotros.
Lectura del profetas Isaías
¡”Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la
buena nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: “Tu Dios es Rey”! Escucha: tus vigías
gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped a cantar a
coro, ruinas de Jerusalén, que el Señor consuela a su pueblo, recata a Jerusalén: el Señor
desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la
victoria de nuestro Dios.
Palabra del Señor
- Salmo responsorial: Sal 97: Los confines de la tierra…
Monición al Evangelio
El nacimiento de un niño: siempre es motivo de alegría y esperanza. El nacimiento de un niño
pobre y marginado origina compasión y solidaridad. El nacimiento de un niño- Dios es un
misterio y evangelio, es lo mejor que nos podía suceder y lo que nadie se atrevería ni a soñar.
+ Lectura del santo Evangelio según San Juan
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La
palabra en el principio estaba junto a Dios.
Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.
En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la
tiniebla no la recibió.
La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino y en el mundo
estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los
suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Estos
no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria
propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Palabra del Señor
Homilía
3. Celebrar la Navidad es, ante todo, creer, agradecer y disfrutar de la cercanía de Dios. Estas
fiestas sólo puede gustarlas en su verdad más honda quien se atreve a creer que Dios es más
cercano, más comprensivo y más amigo de lo que nosotros nos podemos imaginar.
Este Niño nacido en Belén es el punto de la creación donde la verdad, la bondad y la cercanía
cariñosa de Dios hacia sus criaturas aparece de manera más tierna y bella.
Sé muy bien cómo les cuesta hoy a muchas personas encontrarse con Dios. Quisieran creer de
verdad en Él, pero no saben cómo. Desearían poder rezarle, pero ya no les sale nada de su
interior. La Navidad puede ser precisamente la fiesta de los que se sienten lejos de Dios.
En el corazón de estas fiestas en que celebramos al Dios hecho hombre, hay una llamada que
todos, absolutamente todos, podemos escuchar: “Cuando no tengas ya a nadie que te pueda
ayudar, cuando no veas ninguna salida, cuando creas que todo está perdido, confía en Dios. Él
está siempre junto a ti. Él te entiende y te apoya. Él es tu salvación”.
Siempre hay salida. Lo más importante de nuestro ser, lo más decisivo de nuestra existencia,
está siempre en manos de un Dios que nos ama sin fin. Y esta confianza en Dios Salvador ha de
abrirse paso en nuestro corazón, incluso cuando nuestra conciencia nos acuse haciéndonos
perder la paz.
La fidelidad y la bondad de Dios están por encima de todo, incluso de toda fatalidad y todo
pecado. Todo puede ser nuevo si nos abrimos confiadamente a su perdón. En ese Niño nacido
en Belén, Dios nos regala un comienzo nuevo. Para Dios nadie está definitivamente perdido.
Sé que las fiestas de Navidad no son unas fiestas fáciles. El que está solo, siente estos días con
más crudeza su soledad. Los padres que sufren el alejamiento del hijo querido, lo añoran estas
fechas más que nunca. La pareja en que se va apagando el amor, siente aún más su impotencia
para reavivar aquel cariño que un día iluminó sus vidas.
Sé también que estos días es fácil sentir dentro del alma la nostalgia de un mundo más
humano y feliz que los hombres no somos capaces de construir. En el fondo, todos sabemos
que, al margen de otras muchas cosas, no somos más felices porque no somos más buenos.
Pues bien, la Navidad nos recuerda que, a pesar de nuestra aterradora superficialidad y, sobre
todo, de nuestro inconfesable egoísmo, siempre hay en nosotros un rincón secreto en el que
todavía se puede escuchar una llamada a ser mejores y más felices porque contamos con la
comprensión de Dios.
Si los hombres huimos de Dios, en el fondo es para huir de nosotros mismos y de nuestra
superficialidad. NO es de la bondad de Dios de la que queremos escapar, sino de nuestro vacío
y nuestra mediocridad.
Felices los que, en medio del bullicio y aturdimiento de estas fiestas sepan rezar a un Dios
cercano y acogerlo con corazón creyente y agradecido. Para ellos habrá sido Navidad.
Oración de los fieles:
En esta Navidad en la que se ha manifestado la bondad, la alegría y el amor de Dios a la
humanidad, pidamos por todos los hombres y mujeres del mundo. Nuestra respuesta es una
oración en silencio.
1.- Cada vez que en nuestros hogares preparamos, estas fiestas, huyendo del derroche y del
consumo excesivo. Cada vez que compartimos nuestros regalos con los más necesitados. Cada
vez que Jesús es el centro de nuestras celebraciones familiares. ES NAVIDAD. Oremos en
silencio.
4. 2.- Cada vez que los padres se aman con ternura. Cada vez que hacen de su casa un sitio
acogedor, donde los niños son escuchados; los adolescentes, son comprendidos y los ancianos,
son queridos. ES NAVIDAD. Oremos.
3.- Cada vez que las familias se interesan por los problemas que surgen en cualquier lugar del
mundo, por lejano que sea. Cada vez que se vive el respeto a la vida y a las diferentes ideas y
sensibilidades. ES NAVIDAD. Oremos.
4.- Cada vez que acogemos al inmigrante; y le tratamos como a una persona con los mismos
derechos y necesidades que nosotros. ES NAVIDAD. Oremos.
5.- Cada vez que un creyente dialoga con alguien que no tiene fe y descubre en él actitudes de
búsqueda, de compromiso solidario, de respeto a todas las ideas, portador y defensor de la
paz. ES NAVIDAD. Oremos.
6.- Cada vez que en la comunidad cristiana celebramos con gozo la fe, damos razón de nuestra
esperanza; cada vez que esta comunidad nos estimula a visitar a los enfermos, a acoger a los
pobres, a compartir nuestros bienes y nuestro tiempo con los más débiles. ES NAVIDAD.
Oremos.
Señor, estos son todos nuestros deseos, ayúdanos a realizarlos día a día. Por JNS
Presentación de ofrendas
(Cirio pascual y velas pequeñas…) Se apagan las luces de la Iglesia y se hace esta
presentación…
La luz ilumina el camino… Evitamos baches, charcos, obstáculos. La luz nos permite conocer a
las personas, distinguir los objetos. La luz solar nos alumbra y nos da calor. Es vida y alegría.
Donde hay vida hay alegría…
La oscuridad es símbolo del mal, del caos…
En este mundo oscuro y tenebroso brilló una luz. Jesucristo…
(Se trae procesionalmente el Ciro encendido… Y cuando llega al altar se dice:)
Jesucristo se presenta como luz. “Yo soy la luz del mundo” Es la luz que ilumina a todo hombre
que viene a este mundo. Todo en Jesús es luz: sus palabras, sus obras, su vida. Él es la Luz..
(Desde atrás procesionalmente vienen cuatro o cinco personas con las velas apagadas y
cuando llegan al altar las encienden del cirio pascual… Y se dice:)
La misión de los seguidores de Jesús es ser luz. Él nos dirá: “Vosotros sois la luz del mundo”.
Todo cristiano tiene que sentirse llamado a sacar a la calle su fe, viviendo con mayor
coherencia. El mejor anuncio de que Jesús ha nacido es que seamos testigos de la misericordia
y del amor de Dios.
Padrenuestro
A mí se me ocurre que algunas veces, cuando rezamos, le mentimos a Dios.
Le llamamos “Padre nuestro”, y esto implica que los etíopes, los indios, los palestinos, los
5. bolivianos… todos son mis hermanos, y con ellos debo compartir lo que tengo.
Y cuando le pedimos a Dios el pan de cada día, confesamos que el pan que nos da no es sólo
para mi, es pan nuestro y por tanto no puedo consentir que nadie se muera de hambre.
Nos damos la paz
¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz!. Que la paz del
Niño Dios llegue al corazón de todos los hombres y mujeres de la tierra.
Comunión:
Este es Jesús, el hijo de José y de María, el hijo de Dios y hermano de los hombres,
que en este día llama a la puerta de tu posada.
No le cierres la puerta, no le niegues calor, ábrele de par en par tu corazón…
Dichosos, los invitados…
Oración de Comunión
Bienvenido, Señor, a este mundo
a todos los corazones de los pobres,
a las familias que no te conocen,
a los que no han oído nunca hablar de ti,
a los que están distraídos con otros dioses,
a todos los enfermos que hoy sienten dolor,
a los que tienen la familia rota,
a los que no tienen hoy nada que comer,
a los que el paro les tiene agobiados,
a los jubilados que se sienten sin misión
y a todos los seres humanos de cualquier lugar,
bienvenido a nuestro mundo Jesús.
Haznos más hermanos, más niños, más sencillos,
más cercanos y más humanos,
más fraternos y más justos,
más divinos y más humanos,
en este día de Navidad, llénanos de tu amor…
Bendición y despedida
Llevamos con nosotros el amor de Dios que se nos ha manifestado en Jesús, el salvador que
nos ha nacido. Que sepamos derramar ese amor en mil detalles de convivencia feliz para con
los que nos rodean.
– El Dios que, por la encarnación de su Hijo, reconcilió lo humano y lo divino, llene nuestros
corazones de su paz. Amén.
– Nos haga testigos en medio del mundo de la luz que ha prendido en las tinieblas. Amén.
– Y nos admita a todos nosotros entre los miembros de la Iglesia del cielo. Amén.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre
nosotros y nos acompañe siempre. Amén.
6. bolivianos… todos son mis hermanos, y con ellos debo compartir lo que tengo.
Y cuando le pedimos a Dios el pan de cada día, confesamos que el pan que nos da no es sólo
para mi, es pan nuestro y por tanto no puedo consentir que nadie se muera de hambre.
Nos damos la paz
¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz!. Que la paz del
Niño Dios llegue al corazón de todos los hombres y mujeres de la tierra.
Comunión:
Este es Jesús, el hijo de José y de María, el hijo de Dios y hermano de los hombres,
que en este día llama a la puerta de tu posada.
No le cierres la puerta, no le niegues calor, ábrele de par en par tu corazón…
Dichosos, los invitados…
Oración de Comunión
Bienvenido, Señor, a este mundo
a todos los corazones de los pobres,
a las familias que no te conocen,
a los que no han oído nunca hablar de ti,
a los que están distraídos con otros dioses,
a todos los enfermos que hoy sienten dolor,
a los que tienen la familia rota,
a los que no tienen hoy nada que comer,
a los que el paro les tiene agobiados,
a los jubilados que se sienten sin misión
y a todos los seres humanos de cualquier lugar,
bienvenido a nuestro mundo Jesús.
Haznos más hermanos, más niños, más sencillos,
más cercanos y más humanos,
más fraternos y más justos,
más divinos y más humanos,
en este día de Navidad, llénanos de tu amor…
Bendición y despedida
Llevamos con nosotros el amor de Dios que se nos ha manifestado en Jesús, el salvador que
nos ha nacido. Que sepamos derramar ese amor en mil detalles de convivencia feliz para con
los que nos rodean.
– El Dios que, por la encarnación de su Hijo, reconcilió lo humano y lo divino, llene nuestros
corazones de su paz. Amén.
– Nos haga testigos en medio del mundo de la luz que ha prendido en las tinieblas. Amén.
– Y nos admita a todos nosotros entre los miembros de la Iglesia del cielo. Amén.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre
nosotros y nos acompañe siempre. Amén.