El documento habla sobre el tercer domingo de Cuaresma según el ciclo B. Resume las lecturas del día que incluyen pasajes del Éxodo, Corintios y el Evangelio de Juan. Explica que Jesús limpió el templo para mostrar que Dios habita en nuestros corazones más que en edificios. También discute que debemos seguir a Cristo y amarnos los unos a los otros como él nos amó.
HOMILÍA DEL DOMINGO 2º DE NAVIDAD. DIA 3 DE ENERO DEL 2016
Relexión del domingo 3º de cuaresma. ciclo b. parròquia Nostra Senyora del Remei. es Molinar
1. Parròquia Nostra
Senyora de
del Remei
Es Molinar
Tercer Domingo Cuaresma. Ciclo B
La Palabra de Dios nos dice…
Lectura del Libro del Éxodo 20, 1-3. 7-8. 1217
El Señor pronunció las siguientes palabras: Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de
Egipto, de la esclavitud. No tendrás otros dioses frente a mí. No pronunciarás el
nombre del Señor, tu Dios, en falso. Porque no deja el Señor impune a quien
pronuncie su nombre en falso. Fíjate en el sábado para santificarlo. Honra a tu padre
y a tu madre: así se prolongarán tus días en la tierra, que el Señor, tu Dios, te va a dar.
No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás testimonio falso contra tu
prójimo. No codiciarás los bienes de tu prójimo: no codiciarás la mujer de tu prójimo,
ni su esclavo, ni su esclava, ni un buey, ni un asno, ni nada que sea de él.
Salmo responsorial 18
Señor, tú tienes palabras
de vida eterna.
2. Lectura de la 1ª carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 1, 22-25
Hermanos: Los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría. Pero
nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad
para los griegos; pero para
los llamados a Cristo judíos o
griegos-: fuerza de Dios y
sabiduría de Dios. Pues lo
necio de Dios es más sabio
que los hombres; y lo débil de
Dios es más fuerte que los
hombres.
Lectura del santo Evangelio
según San Juan 2, 1325
En aquel tiempo se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y
encontró en el templo a los vendedores de
bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas
sentados; y, haciendo un azote de cordeles,
los echó a todos del templo, ovejas y bueyes;
y a los cambistas les esparció las monedas y
les volcó las mesas; y a los que vendían
palomas les dijo: Quitad esto de aquí: no
convirtáis en un mercado la casa de mi
Padre. Sus discípulos se acordaron de lo que
está escrito: «el celo de tu casa me devora».
Entonces intervinieron los judíos y le
preguntaron: ¿Qué signos nos muestras
3. para obrar así? Jesús contestó: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Los
judíos replicaron: Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a
levantar en tres días? Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó de
entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la
Escritura y a la Palabra que había dicho Jesús. Mientras estaba en Jerusalén por las
fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero
Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el
testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada
hombre.
Pistas para la reflexión
La Cuaresma nos enseña a seguir a Cristo, que es nuestro camino, nuestro
programa y nuestra ley. Una de las tres preguntas fundamentales del ser humano,
según Kant, ¿qué podemos hacer?. Las otras serían ¿qué podemos saber? y ¿qué
podemos esperar?
A la pregunta ¿qué podemos hacer?, los cristianos respondemos: mirar a Cristo y
seguirle, hemos de hacer lo que él hizo, adaptándolo a nuestra realidad, y no
podemos hacer lo que repugnaría a Cristo. Por eso no podemos dejar de
contemplarle.
Y la normativa de Cristo, no está escrita, es un espíritu de vida, o mejor, es el
Espíritu de Cristo metido en nuestra vida, es la vida de Cristo asimilada. Por eso la
ley no nos viene de arriba ni de fuera, sino que está interiorizada, escrita en las
entrañas, el Espíritu de Cristo derramado en nuestros corazones. Basta seguir el
corazón. Es también, podríamos decir, la ley del amor, el mandamiento de Cristo
“que os améis como como yo os amo. Al fin y al cabo, Jesús no hizo otra cosa que
amar hasta el fin.
Esta ley del amor resume y completa todas las leyes antiguas: amar con todo el
corazón a Dios y al prójimo. No hay más. Dios y el prójimo, sabemos, se identifican.
4. Por eso la ley de Cristo, la ley-Cristo, no pesa, es descanso del alma; no agobia,
alegra el corazón; no es complicada, instruye al ignorante; no es oscura, da luz a
los ojos; no es amarga, más dulce que la miel; no es barata, más preciosa que el oro.
El templo, decimos, es lugar de encuentro con Dios. El templo era en Israel uno de
los pilares de su religión. Larga historia había hecho de la tienda del encuentro un
Templo grandioso, centro de devoción, pero centro también del poder religioso.
Los samaritanos tenían otro templo, en Garizín, y una mujer pregunto a Jesús sobre
el valor de los templos: ¿dónde hay que dar culto, dónde está más Dios en Jerusalén
o en Garizín? La respuesta de Jesús fue radical: ni en Jerusalén ni en Garizín. Dios
no habita en casa de piedra. Dios es espíritu y habita en el corazón, donde hay
libertad y verdad. Dios es amor y habita en los que aman y en los que se aman. Los
templos de piedra terminan destruyéndose y son fríos, están muertos. Dios es fuego
y prefiere los templos vivos.
Todo creyente en Cristo se convierte también en templo. “¿No sabéis que sois
templos de Dios y que el Espíritu Santo habita en vosotros?” (1Cor 3,16). Dios hace
su morada en el que escucha su palabra y lo ama (Jn 14,23). Admirables
consecuencias: yo estoy siempre habitado por Dios, puedo abrirme en cada instante
a su presencia, puedo estar en oración permanente, debo respetar siempre mi
5. cuerpo. El culto que Dios quiere es el de mi amor y mi entrega, una existencia
entregada como la de Jesucristo.
También los hermanos son templos de Dios, debo respetarlos y servirlos como a
Dios mismo. No puedo permitir que estos templos sean profanados de ningún
modo o sean destruidos. Sabemos que, por desgracia, hay muchos mercaderes y
violadores de templos humanos, muchos
responsables de su destrucción. ¡Cuántos templos
arruinados por el hambre o la guerra!
Entenderíamos bien que Jesucristo siguiera con el
látigo levantado, que no es otro que el látigo de su
amor. También los cristianos podemos y debemos
repetir este gesto misericordioso de Jesús.
Ayer el Templo fue convertido en un mercado, hoy
el mercado (sociedad actual: capitalismo,
comunismo, consumismo, culto al cuerpo, cultos al
placer…) es convertido en templo (religión), y son
incalculables las víctimas que en él se ofrecen.
La ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado
por Jesucristo.
En la Nueva Alianza, Jesús resucitado será la Nueva Ley que nos muestra el
camino, y el Nuevo Templo donde encontramos a Dios.
CUESTIONES:
¿Estoy preparado para empezar la operación limpieza de mi interior?
¿Qué debo limpiar?
Momento de Oración
Señor, dame fuerzas y luz para llevar a término esta limpieza que tanto necesito.